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Democratización del poder

En Bolivia, quizá lo más importante que se hizo en el país, sino desde la fundación
de la República, por lo menos en las últimas décadas, es el actual proceso de
democratización. Su importancia no se debe a su presunto carácter violento y rápido
de sus orígenes, que más bien han sido los signos de los acontecimientos
marcantes de nuestra historia pasada, sino por el contrario a sus efectos inducidos,
silenciosos y durables, en la cultura del país, en los comportamientos de la
población y en la lógica política. Ciertamente, la expresión “democracia” o, mejor,
“democrático”, ya fue usada en el XIX, y con más intensidad en el discurso político
del XX, pero es recién ahora que se convierte en una demanda de densidad
sociológica y cargada de ricas determinaciones.
Estabilidad política es la permanencia y el acatamiento de las reglas de constitución
y de funcionamiento del sistema político, lo que tiene un enorme significado desde
el punto de vista de la cultura política. La estabilidad permite pensar en horizontes
temporales de largo plazo, y por tanto, cambiar nuestra perspectiva.
Dada la existencia de distintos sentidos de democracia, y la necesidad de ponerse
de acuerdo sobre alguno de ellos, será útil diferenciar los distintos niveles de uso
definiendo aquel que sea el más apropiado e históricamente fundado. Desde el
punto de vista del razonamiento lógico, aunque el último desde el punto de vista
histórico, diríamos que el primer nivel es la idea básica de democracia; el segundo
nivel desde sus distintos arreglos institucionales de esta idea básica, y por último,
las distintas concepciones de democracia. La idea básica alude al principio de la
democracia que los ciudadanos como ciudadanos pueden compartir
independientemente de sus atributos sociales y sus preferencias, mientras que el
segundo nivel implica distintos arreglos o armados institucionales y percepciones y
variaciones evaluativas diferentes, en el marco del mismo principio básico. Por
ejemplo, se puede diferir entre presidencialismo o parlamentarismo y estar sin
embargo de acuerdo con los mismos principios de la democracia; igualmente, la
izquierda y la derecha pueden diferir en la medida en que la primera pone más el
acento en la igualdad que en la libertad, y la segunda a la inversa, pero ambas
pueden ser democráticas porque están de acuerdo con los principios de la
democracia.
La democracia son el resultado de experiencias históricas catastróficas, vinculadas
a regímenes políticos y formas de funcionamiento de la sociedad, que representaron
altos costos en vidas y en dignidad humana en las últimas décadas. En América
Latina, el factor más inmediato han sido los costos humanos del autoritarismo en
los años setenta y ochenta, que hicieron emerger, en primer lugar, la convicción
colectiva de la necesidad de impedir nuevas experiencias autoritarias, y, luego, de
optar por la democracia. Las recientes guerras de exterminio y de limpieza étnica
en distintas partes del mundo, han puesto una vez más de relieve la importancia y
la urgencia de la democracia como forma de convivencia entre distintos, y la
necesidad de eliminar la violencia para resolver los conflictos.
La democratización hacia el poder se constituye en algo polisémico, en permanente
debate y reconstrucción filosófica y la cual adquiere predominancia bajo elementos
cohesionadores. Por tanto, la discusión sobre la democracia o los calificativos con
los cuales se le identifican suelen ubicarse en el escenario de una disputa de corte
estructural entre principios articuladores diversos y que se tensionan por la
adquisición de poder y por restauración de ciertos elementos político ideológicos
para dotarla de cierto sentido. Estas consideraciones cristalizan generalmente en
situaciones de crisis política o en modelos hegemónicos que alientan la apertura de
procesos de redefinición discursiva sobre la democracia, pues en momentos de
estabilidad institucional, las oligarquías políticas minimizan las contradicciones y
esterilizan las críticas de aquellos sectores más reaccionarios, que puedan revertir
el predominio de las élites.

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