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Alumna: Beatriz Mesa Martín

DNI: 51201018-M
Asignatura: Modernismo y Vanguardias
Fecha de entrega: 8 de mayo de 2020

Comentario literario:
Análisis de Castilla (1912), José Martínez Ruíz (Azorín).

Curso: 2019-2020

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José Martínez Ruiz, más conocido por su seudónimo, Azorín, nació en Monóvar
(Alicante) en 1873. Cursó los primeros estudios en Yecla, y después Derecho en las
universidades de Valencia, Granada, Salamanca y Madrid. A partir de 1896 vivió en la
capital madrileña donde se dedicó al periodismo y formó junto a Baroja y Maetzu el
«grupo de los tres». Su ideología por entonces estaba próxima al anarquismo y tradujo
algunas obras de importantes anarquistas europeos, sin embargo, Azorín fue
evolucionando hacia posiciones más conformistas y conservadoras; apoyó a Primo de
Rivera y se amoldó al nacionalismo vencedor en la guerra civil. Perteneció a la
Academia de la Lengua dese 1934. Murió en Madrid en 1967.

En cuanto a trayectoria literaria, Azorín escribió novela, teatro y abundantes


ensayos, estos últimos lo hicieron muy conocido. Al margen del interés temático de sus
obras, destaca en ellas su estilo, en el que la descripción minuciosa y detallismo ocupan
el primer lugar. Su uso de la frase breve y concisa, con un léxico amplio y rico. 1
La
primera etapa de su producción literaria, hasta 1900 aproximadamente, comprende una
serie de ensayos, críticos e inconformistas, fruto de la tendencia anarquizante que
mantuvo; alguno de los ensayos de este periodo son Anarquistas literarios (1895),
Charivari (1897), La evolución de la crítica (1899), entre otros muchos. En la segunda
etapa, escribió novelas y ensayos. Estos muestran ya su evolución ideológica y tratan
temas españoles y literarios, que son los que mayor interés conservan y los que más
fama le dieron: Los pueblos (1905), España (1909), Castilla (1912), La ruta de don
Quijote (1905), etcétera. En cuanto a sus novelas, la trilogía sobre el personaje de
Azorín es la más interesante. Comprende La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y
Las confesiones de un pequeño filósofo (1904). Son obras en las que la acción es
mínima y lo que interesa es la descripción de lugares, personas y objetos, así como los
diálogos entre los personajes. Contiene muchos elementos autobiográficos y el
protagonista puede considerarse identificado con el autor. Años después Azorín volvió
al género novelesco, con dos obras en la misma línea que las anteriores Don Juan
(1922) y Doña Inés (1925). Después de la guerra, volvió a escribir novelas, aunque
mucho menos interesantes que las primeras como El escritor (1941) y María Fontán

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Con numerosos arcaísmos y muy preciso, convierte a sus obras en un modelo de estilo descriptivo.

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(1943) y continuó también su labor ensayística. Azorín intentó escribir un teatro 2. Su
estilo no se prestaba al lenguaje teatral y sus obras han quedado en un solo recuerdo.
Algunos de sus títulos son Judit (1926), Old Spain (1926), Lo invisible (1927) y
Cervantes o La casa encantada (1931).

La obra que vamos a tratar, Castilla fue publicada en 1912 en Madrid, se le


considera ensayo-cuento periodístico en el cual, se medita sobre el paisaje en busca de
la expresión del espíritu nacional. En cuanto a la relación de esta con el contexto
histórico podemos objetar que la obra retrata de manera casi insuperable la imagen de la
época. Azorín, como sabemos, pertenecía a la Generación del 98, lo que hace aún más
sencillo analizar el motivo de la creación de la obra, ya que dicha Generación se fraguó
en una España en crisis por la pérdida de las últimas colonias, lo que provoca en los
escritores una necesidad de publicar obras donde exponen sus ideas sobre la sociedad
española y la necesidad de reformarla, así como renovar la literatura y la cultura. Todos
los autores muestran así, un entrañable amor a España, sin embargo, ninguno acepta su
tradición por principio. Esto les lleva a buscar una imagen que refleje la auténtica alma
de España que no es la que expresan la de las grandes gestas de los Austrias. ¿Dónde
hallar, entonces, la España auténtica? Para ello, los estudiosos del 98 escogen Castilla
como símbolo auténtico del alma española. Castilla (1912) se trata de una meditación
sobre un espacio y un tiempo, los de Castilla, se revela el tema Europa-España, típico
del 98, marca el principio del libro, después una voz narrativa nos describirá, los
albergues, las ventas, las fosas, posadas, las catedrales, las ciudades de la época o algo
tan típico como los toros.

En cuanto a las características del movimiento literario, podemos apreciar que el


movimiento modernista se caracterizaba por la búsqueda de la evasión mediante lo
fantástico y la sensualidad, sus obras tienen un tono cosmopolita, utilización de lenguaje
cuidado y poético. El Modernismo se vio influenciado por dos movimientos franceses
de la segunda mitad del siglo XIX: el Parnasianismo, pero, sobre todo, el Simbolismo.

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Un teatro muy diferente al que triunfaba en los años 20 o 30, pero su esfuerzo no consiguió el éxito.

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El fragmento escogido para analizar, se encuentra en el artículo titulado Ventas,
posadas y fondas 3:

"Seguimos nuestro viaje a través de España, y encontramos por andurriales y


cotarros, ásperos y solitarios, otras ventas y paradores. Si unas están constituidas en la
altura luminosa de las puertas, otros se agrupan en angosturas; gollizos y cañadas hoscas
y fuera de camino. Muchas de estas ventas han sido ha largo tiempo abandonadas; están
cercanas a caminos y travesías que han sido hechos inútiles por carreteras nuevas y
ferrocarriles. De estas ventas solo quedan unas paredes tostadas por el sol, calcinadas:
los techos se han hundido y se muestra roto el vigamen y podridos y carcomidos los
cañizos. A algunas de estas ventas va unida una leyenda trágica; se habla de un crimen
terrible, espantoso; uno de esos crímenes que se comentan a lo largo del tiempo, años y
años, en un pueblo; crímenes cometidos con un hacha que hiende el cráneo con una
piedra que machaca el cerebro. El tiempo va pasando, se va esfumando, perdiendo en el
olvido el horrible drama, y ahora, al pasar junto a estas ruinas de las ventas, aquel
recuerdo vago y sangriento se una a estos techos desprendidos, a estas vigas rotas y
carcomidas, a estas ventanas vacías, sin maderas".

Dicho fragmento se encuentra situado en el artículo tercero de la obra. En él,


acompañamos al narrador durante un viaje por los viejos pasajes de España, siendo
testigos de la decadencia en la que se encuentran las ventas, posadas y fondas de la
época. En el artículo previo se nos relata la construcción del primer ferrocarril español y
en el artículo posterior hallamos la estrecha relación que siempre ha existido entre
España y la tauromaquia.

En relación a la determinación de los temas que podemos desarrollar en Castilla


(1912) debemos justificar que el tema protagonista de la obra es el tiempo, no solo en
este libro, sino en todas las novelas, ensayos y obras de Azorín. El autor muestra una
consciencia dolorosa del tiempo, de la fugacidad de este. Toda su obra está impregnada
de la nostalgia, el recuerdo de todo lo que desapareció para no volver4 . Otro de los
temas es España, como argumentamos antes, se trata de un eje fundamental en la
Generación del 98 enfocado, por supuesto, en Castilla, pues no debemos olvidar que
dicho reino llevó cabo la unificación española y se puso a la cabeza de la monarquía.
3
Véase Azorín (1996): p.48
4
Se aprecia en frases como «Del pasado dichoso solo podemos conservar el recuerdo».

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Así, cuando Azorín y los demás autores de dicha generación nombran a Castilla
haciendo referencia a esa España castiza de la época, en busca de acabar con los males
que pasa España, lograr encontrar la verdadera historia de la patria, la tradición, la
verdadera alma de España. Pero frente a este paisaje de Castilla, se manifiesta que todo
no es belleza, también aparece la angustia por la decadencia, la pobreza, la miseria, el
atraso y el dolor que se vivió. Por último, otro de los temas que trata el autor alicantino
son los clásicos, esos clásicos olvidados, dándole vida "nueva" en sus obras, como
apreciamos en la obra que nos ocupa, donde en el artículo Las nubes, aparece una
continuación de La Celestina o en Lo fatal donde se continúa el III tratado del Lazarillo
de Tormes.

La estructura se puede fragmentar en estructura externa y estructura interna. La


estructura externa de la obra se compone por 14 artículos; cuatro de ellos previamente
publicados y el resto inéditos. Respecto a la unidad del libro se pueden agrupar en
diferentes conjuntos. El primero está compuesto por cuatro artículos que presentan la
estructura de un libro de viajes. El segundo conjunto compuesto por Una ciudad y un
balcón, La catedral y El mar. El tercero y último, consta con cuatro artículos Las
nubes, Lo fatal, La fregona del vaso, Cerrera, cerrera. Por otro lado, en relación a la
estructura interna podemos observar que la obra en su completo no posee dicha
característica, ya que cada artículo posee su propia estructura interna. No obstante,
comentemos el apartado al que pertenece nuestro fragmento 5. En primer lugar, se hace
una referencia al Duque de Rivas en El Ventero describió una de las clásicas ventas
españolas. Es entonces, cuando comenzamos un viaje acompañados de la voz narrativa
por las ventas de la época, nos comenta que están repartidas por toda España, es
entonces cuando el autor muestra una reflexión sobre el tiempo, sobre cómo las
entrañables ventas han desaparecido de España, nos relata detalladamente el estado de
estos comercios, en ruinas, olvidados y destruidos.

Quizás la figura más importante de la obra se trata de como en muchas otras, del
narrador, el cual le da vida a la obra, sobre todo, porque en la nuestra, siendo artículos
de ensayos, se convierte en la estrella. Nuestro narrador se presenta en 1ª persona, se

5
Véase Ventas, posadas y fondas en Azorín (1996): p.48

5
trata de un narrador testigo, ya que es testigo de todo el viaje que vamos haciendo,
descubriendo la España deseada. Los personajes están ausentes en todo el libro, sin
embargo, Las nubes, Lo fatal, entre otros sí que gozan de protagonistas, unos
protagonistas que ya conocemos.

En Las nubes, como señalamos antes, se finaliza la obra de Fernando de Rojas,


La Celestina a la que le atribuye un final, en ella, reaparece Calisto, el joven
obsesionado de la muchacha Melibea, con la que, según el desenlace de Azorín, se casó.
En esta versión del autor de la Generación del 98, tienen una hija, llamada como su
abuela, Alisa, una joven bella, con ojos verdes, el rostro alargado y muy inteligente.
Viven en una casa felizmente. Da la sensación de que las nubes ocupan el lugar de un
personaje más. Finalmente, también aparece un muchacho, lo vemos de la misma
manera que vimos a Calisto un día, corriendo tras un halcón, y al encontrarse con Alisa,
enamorándose de ella.

En Lo fatal se continúa el III tratado de El Lazarillo de Tormes. Volvemos a


apreciar la figura del amo que Lázaro tuvo en ese tratado, el escudero, pero ahora,
Azorín le da la posición de hidalgo y el cual posee una gran fortuna. Además, vemos al
protagonista de la obra, Lázaro al que su ex amo regresa a visitar, Lázaro se encuentra
casado y holgadamente establecido.

En cuanto al enfoque del espacio nos encontramos en España, concretamente en


Castilla, por lo tanto, se trata de un espacio real. No obstante, en el ensayo titulado Lo
fatal nos encontramos en Toledo.

El tiempo es externo, ya que estamos recordando el pasado, además podemos


apreciar una analepsis a la hora de escribir, ya que el autor se traslada a esa Castilla
histórica tan anhelada, a ese eterno retorno. En cuanto a la duración de la narración, es
complicado estimarla debido a su formato de artículos, lo único cierto es que cuando
recopiló todos los artículos que forman este libro, Azorín gozaba de 39 años de edad, en
1912.

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En relación al lenguaje, este atiende a un lenguaje poético que deja a una de las
obras más importantes de Azorín, como si de un poema se tratase. En dicha obra
podemos apreciar arcaísmos que, de alguna manera tienen la misión de recuperar el
tiempo y de reconstruir el pasado: "yanta" que significa comida, "sobrado" ocupando el
lugar de desván, entre muchos otros. Existe una adjetivación perfecta, en la que el autor
detalla con minuciosidad cada elemento descrito. Por último, Azorín como muchos
otros autores es un genio de los símbolos y en su obra maestra, no iba a ser menos. El
escritor les da simbolismo a las nubes, al cielo y al horizonte, como conducto del
tiempo, del cambio. Utiliza elementos del paisaje para evocar al recuerdo y al pasado,
tema fundamental. Los olores y los sonidos, que le traen recuerdos, las flores que nacen
y mueren; simbolizan lo pasajero de la belleza, pero, sobre todo, el paso del tiempo y su
imparable avance viene marcado por el sonido de las campanas.

La obra publicada en 1912 por Azorín forma parte de la labor periodística del
autor. Se trata de un libro escrito con sencillez y precisión, la visión del detalle es
exquisita. Constituye, además, a una revolución desde el punto de vista sintáctico el
hecho de producir párrafos completos en ausencia de la subordinada. Castilla trata
tópicos de la literatura como el paso del tiempo, el poder de este es el núcleo de la
creación del autor. El autor promulga un cambio para la sociedad española que se basa
en la reforma de la cultura, haciendo referencia a esa diferencia entre España y Europa.
Otro aspecto de admirar es la tremenda intertextualidad que utiliza la figura de Azorín,
puesto que encontramos una diversa cantidad de referencias literarias y de citas de otros
textos, escritores, obras, autores medievales como el Arcipreste de Hita, el Mio Cid,
Lope, Góngora, Duque de Rivas, Larra, Mesoneros, entre muchos otros, quizás lo haga
domo instrumento de apoyo, o quizás para resaltar esas obras clásicas que algún día
quedaron olvidadas en los estantes de las bibliotecas, esas obras que como las ventas,
las posadas o las fondas6, esas obras que como todo, pasan por el tiempo, en vez del
tiempo por ellas, hasta llegar a desaparecer, será entonces, cuando desaparezcan, cuando
habremos perdido un grandísimo giño de la cultura española, como hemos dejado
perder todo, como los pueblos abandonados de la serranía celtibérica de nuestro país.
Admiro ese amor de los autores del 98 por el pasado, por lo abandonado, por lo

6
Referencia al artículo de la obra Castilla (1912) de donde hemos extraído el fragmento utilizado para el
comentario.

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olvidado. Algún día, también recordaremos a España desierta que estamos dejando y
destruyendo como la que Azorín recuerda en sus textos.

BIOGRAFÍA

AZORÍN (1996) Castilla. Madrid: Edaf

IBIDEM (2014) Castilla. Madrid: Austral

ALMAGRO FERNÁNDEZ, Melchor (1948) En torno al 98. Madrid: Jordan.

GÓMEZ REA, Javier (1991) Guía escolar: literatura. Barcelona: VOX.

GARCÍA LÓPEZ, José (2009) Historia de la literatura española. España: Vicens Vives.

GRANJEL, Luis (1971) La generación literaria del 98: Anaya

MAINER, José Carlos (1983) Historia de la literatura española: el siglo XX. Barcelona:

Ariel.

ZUMÁRRAGA, Verónica (2012) Azorín cien artículos de Azorín en La Prensa. Madrid:

Universidad de Alicante: servicio de publicaciones.

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