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Scripta Nova. Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales.
Universidad de Barcelona [ISSN 1138-9788]
Nº 80, 15 de enero de 2001.
Werner Rammert
Universidad Técnica de Berlín
La tecnología: sus formas y las diferencias de los medios. Hacia una teoría social
pragmática de la tecnificación (Resumen)
Relations that constitute technology and media that make differences. Toward a
social pragmatic theory of technicisation (Abstract)
Profundizar más aún el significado de tecnología produciría un debate sin fin. Creo que
una aproximación más sensible sería indagar cómo se ha utilizado el concepto de
tecnología en la historia del pensamiento.(3) Con una tosca perspectiva genealógica se
puede reconocer una finalidad oculta. La tecnología ha sido siempre definida
diferenciándola de algo. Primero, distinguida de la naturaleza y la vida, luego de la
cultura, y actualmente en relación con la sociedad. En cada caso se asumen diferentes
esferas ontológicas o cualidades sustanciales. Estas presuposiciones tuvieron que ser
confrontadas con más y mayores problemas, como cualquier pensamiento ontológico
o sustancial. Pero incluso, si se usan meramente para una diferenciación análítica, las
presuposiciones parecen ser inadecuadas para captar el carácter de las tecnologías
contemporáneas y la emergencia de tecnoestructuras en la sociedad.(4) La primera
línea de mi argumentación comienza con una crítica ejemplar respecto a la elaboración
de diferencias y fines sustanciales, reclamando una aproximación relacional de la
tecnología.
¿Qué produce las diferencias entre las tecnologías? Primero, la forma en que se
conceptualizan las relaciones. Si se imita el estilo de manipulación del símbolo
humano, se construirán las máquinas de conocimiento de la Inteligencia Artificial
clásica; si se sigue la estrategia de funcionamiento del cerebro, se diseñarán programas
de procesamiento paralelos y ordenadores neuronales; si se imaginan interacciones
sociales y una mente que funciona de manera societal, se construirán los sistemas
multiagentes de la Inteligencia Artificial Distribuida. Segundo, las diferencias proceden
del proyecto de tecnología particular o la manera cómo son construidos y
desarrollados los modelos tecnológicos. Por ejemplo, los sistemas informáticos difieren
en que los ingenieros o programadores prefieren algunas técnicas o tradiciones de
diseño. Tercero, las culturas del usuario o la manera como se usa el ordenador hacen
la diferencia. Hacer hacking, pintar, explorar, calcular o comunicarse con la máquina,
cada estilo de domesticar o cultivar el ordenador remodela la tecnología mediante la
práctica experimental.(5)
Pero más allá de estos tipos de formulación tecnológica hay diferentes materiales que
forman la tecnología. Esto significa que no hay regreso a la sustancialidad en el sentido
ontológico. La materia se analiza respecto a sus funciones mediadoras en relación con
diferentes prácticas. Las tecnologías son consideradas como formas particulares de
control práctico sobre relaciones de input-output, inscritas en los medios de la
actividad humana, artefactos físicos y signos. Podemos aprender de una teoría general
de los medios(6) que éstos - o la forma en que son acoplados sus elementos - también
producen una diferencia. En mi última parte, argumentaré a favor de una
consideración distinta de los medios en la teoría de la tecnología, esto significa
particularmente sustituir la relación forma-medios por la relación entre el medio y los
fines.
La diferencia entre naturaleza y tecnología tiene una larga tradición. Desde el tiempo
de los griegos la tecnología estaba separada de la naturaleza en cuanto a que la
tecnología necesita la intervención humana competente para existir, mientras que la
naturaleza se organiza espontáneamente. Por esta vía, se separó del reino terrenal de
la naturaleza un mundo artificial de objetos.(7) Pero cuánto más comprendemos que
nuestra visión de la naturaleza también está constituida por intervención experimental
y con la ayuda de artefactos, más se desvanece la diferencia definitoria. Cuanto más
definimos la tierra por los límites terrenales de crecimiento, más conciencia tenemos
de la naturaleza construida de nuestra imagen de la naturaleza. Caemos en la
circularidad de una definición sustancial.
¿Podemos decir algo más acerca de la relación que constituye la tecnología? Quizás
podemos tomar algunas ideas del filósofo norteamericano de la tecnología Don Ihde
que, como estudioso de la fenomenología y bajo la influencia del pragmatismo, leyó a
Martin Heidegger (17). En su libro "Technology and the Lifeworld" (1990), el autor se
centra en las relaciones tecnología-hombre y la circunscripción cultural de las
tecnologías. Siguiendo una ontología relativista traza una distinción entre "las
experiencias perceptuales y corporales directas de otros y el ambiente inmediato" y las
"experiencias tecnológicamente mediadas" (18). Y sugiere - como propuse arriba - la
búsqueda de diferentes grados de mediación en nuestro mundo tecnológicamente
texturizado.
La posición que concibe la tecnología como instrumento para transformar algo puede
calificarse de cartesianismo y de tener un sesgo subjetivista: se supone que un yo o un
sujeto puede usar una cosa como un instrumento para efectuar algo en el mundo
exterior. ¿Pero es razonable hablar de un sujeto, si los instrumentos tecnológicos
cambian el estatus de la subjetividad? ¿Quién es el sujeto en una planta atómica? Los
límites claros entre sujeto y objeto se perturban. "La técnica es una simbiosis de
artefacto y usuario dentro de una acción humana" (19). La relación material entre los
humanos y el mundo debería concebirse como una relación simbiótica y mediada en
lugar de una relación dividida e instrumental.
Una tercera falacia concierne a las relaciones hermenéuticas. En este caso, deben
evitarse las falacias del funcionalismo y el intencionalismo. Un seguidor del
funcionalismo no ve ninguna dificultad para detectar los significados o sentidos de una
tecnología. Uno podría decir: la función constituye la forma tecnológica, o con el
mundo de la filosofía de la Bauhaus: la forma sigue a la función. Un pensador
intencionalista buscaría el objetivo particular para el cual el artefacto tecnológico fue
diseñado. Pero es un asunto difícil si no imposible reducir un artefacto a una función
general o interpretar un significado particular. ¿Deberíamos indagar la visión del
inventor, o deberíamos revisar los planes de la ingeniería o del mercado de
producción? Daniel Dennett (1989) - reflexionando sobre la interpretación de textos,
gente y otros artefactos - destruye cualquier esperanza de encontrar una
interpretación definitiva y final de una función tecnológica. Tenemos que buscar con él
una solución pragmática a estos problemas.
John Dewey ha desarrollado una filosofía de la praxis, que niega cosas tales como
funciones e intenciones y que rechaza la división rígida sujeto-objeto.(23) La tecnología
y su uso no pueden ser separados uno del otro. La tecnología está definida como una
"habilidad productiva activa" (Hickman 1990:18). Ella comprende todos los medios que
son usados en los procesos concretos de experiencia para controlar los cambios que
interfieren entre el comienzo y el fin de un proceso. La tecnología no tiene ninguna
existencia y función fuera de su uso. Es lo que me gustaría llamar las relaciones de uso
que crean el objeto manejado como una herramienta y el gesto manipulante como
práctica técnica.(24) Un objeto técnico difiere de otro no-técnico en tanto que la
tecnología incluye una interrelación preestrucutrada entre objetos y operaciones como
un rasgo que se autodefine. La tecnología es esta relación, que creo poder llamar
"interobjetividad". Esta interrelación es revelada en la práctica técnica y en sus
relaciones de uso. No está basada en propiedades de las cosas relacionadas ni en la
intención de la actividad humana. Ni la relación entre las corrientes de aire en ascenso
y la forma de las alas, ni la voluntad de convertirlas en instrumentos de vuelo
conforman la tecnología del aeroplano. El arte de volar sólo aparece en la interrelación
o el intercambio entre experiencias productivas activas, como investigar, observar y
experimentar, y las relaciones entre objetos que son producidas como esquemas de
diseños, combinaciones de materiales y reglas para pilotar.
Andrew Pickering ha encontrado una metáfora para describir este proceso: "el rodillo
de la praxis" (1995). Con esta metáfora indica que los objetos y sus respectivas
relaciones son transformados por las prácticas de investigación y búsqueda. Pero
también las intenciones del experimentador humano se disuelven en una secuencia de
pasos y procesos mediante un arreglo o acomodo de las intenciones, cuando entran en
contacto con la resistencia de los objetos y la estructura de sus relaciones. Esta
concepción pragmática difiere de la noción materialista de que las propiedades físicas
objetivas o las leyes de la naturaleza limitan los proyectos tecnológicos y el rango de
las posibilidades tecnológicas. La experiencia de limitación es dependiente de la
interrelación particular entre los objetos y de la intención específica de quienes se les
aproximan. Los experimentos no fallan y las tecnologías no funcionan no porque
algunas condiciones materiales estén incompletas o sean insatisfactorias. Las
tecnologías que funcionan tienen que ser producidas activamente mediante la
investigación de diferentes constelaciones entre objetos, adaptando las intenciones
tecnológicas. El conocimiento de la fórmula correcta, de la organización funcional
efectiva y de las propiedades físicas no es suficiente para construir una tecnología. La
experiencia práctica es necesaria. En su estudio sobre la reconstrucción de los
mecanismos de laser experimental, Harry M. Collins (1992) demostró que la
experiencia materializada, por al menos un miembro del equipo original, y sus
formulaciones, fueron necesarios para reconstruir el mecanismo de manera exitosa en
otros lugares. Para conseguir la construcción objetivada de una tecnología final en
funcionamiento, se necesita más que planos para su construcción y más que una
mezcla de materiales. Se necesita la experiencia de cómo afinar las relaciones entre
objetos y proyectos, y la experiencia acerca de lo que es posible y lo que puede ser
realizado, en qué manera y con cuál efecto. Como en una "danza de agenciamientos"
(Pickering 1995:21) aparecen las relaciones eficientes de interobjetividad. Luego ellas
son fijadas en una fórmula e interpretadas en un esquema simplificado de causas y
efectos.
Hasta ahora no respondí la pregunta acerca del material con el cual se construyen
estas relaciones. Usualmente, uno concibe la tecnología como "hard ware" hecho de
objetos físicos. Intencionalmente mantuve esta pregunta abierta. No quería estrechar
el concepto amplio y procesual de tecnología. Después de revisar las relaciones
constitutivas que he presentado, puedo finalmente ir a las cuestiones relacionadas con
los materiales que forman parte de la tecnología y sus diferencias.
Caractericé la tecnología como una cierta forma de práctica. Entonces es obvio que se
necesita materia que pueda ser transformada. Incluso en el marco de una perspectiva
instrumental de la tecnología es importante, ya sea un instrumento hecho de madera,
metal o plástico. Podemos aprender de la teoría de los medios (ver Heider 1929 y
McLuhan 1968) que el material debería tener dos rasgos particulares. Debe ser
permeable y maleable, de manera que pueda moldearse fácilmente. Debe ser fuerte y
duradero, de manera que la forma o el contorno sea claramente discernible y repetible
constantemente en cualquier momento y en cualquier lugar. Es a la capacidad de los
materiales para funcionar como mediadores en los procesos técnicos, no sus
diferencias materiales triviales, a lo que quiero referirme. Un medio puede definirse
como un material que suavemente presta o proporciona sus características materiales
para darle forma, que minimiza su resistencia por un lado, y proporciona a los
contornos sus expresiones visibles y distintivas sin perturbarlas con sus propios rasgos.
La arena de grano fino permite construir paredes o inscribir signos, pero estos
artefactos no muestran ninguna dureza o durabilidad. Por lo tanto la arena es un mal
mediador para construir edificios en comparación con el cemento, o para inscribir
signos en comparación con la cera o el papel o incluso el monitor electrónico de la
computadora.
La categoría de medios se usa aquí muy ampliamente. No está restringida a los medios
de comunicación. Hablamos de un medio cuando un material está tan finamente
graneado y laxamente acoplado, que desaparece en el fondo de nuestra experiencia, y
también cuando el material hace posible la construcción de relaciones fuertemente
acopladas entre elementos, como piedra o signos. El carácter de medio no es un rasgo
sustancial, sino que depende del contexto de uso, si un material controla una función
mediadora. Podemos ahora preguntar con precisión por las diferencias que establecen
los medios en nuestro contexto de práctica técnica y tecnificación. Siguiendo una
corriente amplia de pensamiento(30), relacionaré tres tipos de materiales: Primero,
cuerpos humanos, incluyendo la acción y percepción, usualmente vistas como el
material del cual esta hecho el mundo social o interactivo; Segundo, cosas físicas,
incluyendo los materiales físicos y biológicos, elementos y procesos que constituyen la
interobjetividad o el mundo natural; Tercero, signos simbólicos, incluyendo letras,
números e iconos, el material con el que está construida la intersubjetividad o el
mundo cultural.
Los cuerpos humanos pueden ser usados como medios para inscribir una forma
técnica cuando pueden manejarse para que se comporten de manera fija y repetitiva
de acuerdo con un esquema efectivo. Los movimientos pueden ser esquematizados y
practicados. Las sensaciones pueden ser codificadas y ritualizadas. Mientras más
finamente puedan dividirse los actos en unidades más pequeñas y más fuertemente
puedan acoplarse, más tecnificados se hacen. Los ejercicios militares, los métodos
taylorísticos para simplicar los movimientos de trabajo y las rutinas para el manejo de
máquinas se pueden contar en este tipo de tecnología de acción. Ella se basa en
repeticiones y entrenamiento del cuerpo para eliminar la conciencia. Los cuerpos
actuantes relajan su función mediadora si emerge la conciencia. Ahora podemos ver
mejor la ambivalencia de tecnologías que son hechas con cuerpos humanos. Son
tecnologías imperfectas porque las acciones humanas no pueden ser fijadas y
acopladas con la misma fiabilidad que las cosas físicas, pero son al mismo tiempo,
altamente flexibles si las situaciones son cambiantes y surgen problemas. El tipo de
tecnificación que utiliza el medio de la acción humana puede llamarse "habituación". (31)
Las cosas físicas y los procesos son el material más exitoso como medio para construir
formas técnicas duraderas y transferibles. Mediante operaciones mecánicas, pueden
imitarse las rutinas de trabajo y las funciones de comunicación separadas en pequeñas
unidades. Pueden descubrirse y aislarse nuevos efectos de relaciones interobjetales.
Estos hechos técnicos constituyen el inmenso contenido del archivo tecnológico.
Pueden combinarse y ensamblarse para constituir complejos sistemas tecnológicos
más grandes, por ejemplo, un sistema de maquinaria de producción de automóviles
está compuesto por energía, trabajo, transporte y máquinas controladoras; o la red de
suministro eléctrico consiste en turbinas, dinamos, transformadores y cables. Estas
tecnologías materiales abarcan desde simples herramientas hasta máquinas
ensambladas, desde sistemas tecnológicos cerrados hasta redes tecnológicas abiertas.
(32) Esta tecnología de tipo hardware predomina en la discusión teórica, porque está
obviamente presente, como recurso y como restricción de acción. La materialidad
física significa una ganancia en durabilidad y sustituibilidad calculable - piénsese en los
miles de partes compatibles de las que está hecho un automóvil-, pero también implica
una pérdida en flexibilidad y reversibilidad -piénsese en la dificultad de cambiar la línea
de producción o incluso toda la trayectoria de los automóviles de motores de
combustión interna. Este tipo de tecnificación que utiliza el medio de operaciones y
procesos físicos puede llamarse "mecanización".
Los signos son materiales especiales. Constituyen un tercer campo entre los otros dos
mundos.(33) La materialidad y la práctica humana se requiere cuando surgen los
signos. Pero los sistemas de signos, como el alfabeto y la aritmética pueden separarse
completamente de los contextos conductuales y físicos de los cuales emergieron.
Pueden manipularse con precisión siguiendo reglas de procedimiento. Las técnicas de
cálculo, las fórmulas químicas y los programas informáticos pertenecen a esta
categoría de tecnología de tipo simbólico o de software. El carácter formal de los
algoritmos nos capacita para transformar los sistemas de signos y reglas en "máquinas
triviales". En combinación con una computadora ellos abren la puerta a la simulación
de cualquier tecnología dada.(34) Usar signos como medio de tecnificación significa la
mayor precisión de acoplamiento sin desgaste, en comparación con las máquinas
físicas. Pero exige también mayores esfuerzos para hacer que los inputs y outputs sean
compatibles con el ambiente. Este tipo de significación que usa el medio de signos
puede llamarse "algoritmización".(35)
Primero, desarrollé el concepto de tecnología como una forma particular que produce
una diferencia. La forma tecnológica esquematiza, acopla y fija objetos, símbolos y
agentes de manera que un efecto útil puede ser anticipado repetidamente y
controlado intencionalmente. La tecnología no se define más mediante las distinciones
esenciales respecto a la naturaleza, la cultura o la sociedad. La forma tecnológica se
define cruzando estas líneas de distinción. Diferencia la forma tecnificada de la no
tecnificada. Establece la distinción entre la forma estrechamente acoplada y la
ligeramente acoplada. Acentúa la diferencia entre la experiencia mediada y la directa.
Este concepto gradual de tecnificación se presta más que otros a estudios empíricos.
Permite, especialmente, analizar los procesos de devenir tecnológico o de pérdida del
carácter tecnológico. Uno puede usarlo para identificar diferentes grados de
tecnificación y sus implicaciones sociales.
Segundo, precisé tres relaciones que constituyen tecnologías: las relaciones de uso, las
relaciones causales entre objetos y las relaciones evaluativas del archivo. Las
relaciones de uso definen el sentido de la tecnología, independientemente de la visión
del inventor o el diseño del productor. Este concepto pragmático nos ayuda a eludir
falsas generalizaciones de los tipos tecnológicos modernos u occidentales. Lo que
experimentamos es siempre tecnología en uso o tecnología en situación. Las relaciones
causales o las relaciones fijas entre el input y el output anticipado se refieren a las
interrelaciones de objetos, lo que llamé interobjetividad. Esta relación limita una
noción idealista o inclusive la noción de constructivismo radical de que "todo vale" o
que la tecnología puede ser modelada de forma enteramente social. Pero también
califica la noción de causas materiales, tomando la materialidad como la resistencia
emergente oportuna contra ciertas prácticas de intervención humana. Las relaciones
evaluativas del archivo tecnológico son el mecanismo para establecer el nivel de
desarrollo dentro de los campos tecnológicos. Nos permiten explicar la renovación
tecnológica sin suponer alguna cualidad sustancial o criterios de eficiencia neutral. Este
concepto relacional y pragmático de la tecnología nos permite capturar la contingencia
y ambivalencia de las tecnologías sin eliminarlas con rigor. Porque este concepto es
sensible a diferentes prácticas culturales y situaciones locales.
Más allá de la forma en que la tecnología es esquematizada y más allá de las relaciones
que definen la tecnología, yo identifiqué una diferencia de medios. Se establece una
diferencia, si los cuerpos humanos o la materia física o los signos simbólicos son los
medios en que las formas se constituyen o se inscriben. Esta relación medios-forma
parece abrir más oportunidades para analizar las nuevas tecnologías de la información
y la biotecnología que el concepto tradicional medios-fines. Con su ayuda pueden
combinarse el clásico concepto mecánico de transformación y el concepto cibernético
de comunicación. Puede ser de mucha utilidad cuando empezamos a analizar las
tecnoestructuras de la futura sociedad del conocimiento y la red, y a preguntar dónde
están situados los agenciamientos técnicos y humanos y cómo está distribuida nuestra
vida social tecnológicamente mediada.
Notas
1.
Para una perspectiva más amplia en relación con el concepto de tecnología ver
Mitcham (1978) y Hannay/McGinn (1981); ver también Ropohl (1979: 31 f.) que
restringe la definición de tecnología a los artefactos materiales, su producción humano
y su propósito de uso.
6. Ver Heider 1926, Innis 1973, McLuhan 1964 y Luhmann 1997, p. 190.
7.El pensamiento aristotélico es una corriente principal; para el énfasis actual en
relación con la "artificialidad" y los problemas para sostener esta separación véase
Simon 1981 y Bunge 1985
8. Para la confrontación entre mecanización y vida orgánica ver Giedion 1948. Hay una
continuidad en la crítica izquierdista de la mecanización capitalista desde los
pronunciamientos marxistas acerca de la contradicción entre trabajo vivo y trabajo
muerto, a través de la distinción entre tecnologías vivas apropiadas y tecnologías
mecánicas destructivas (Mumford 1967), hasta las preocupaciones posmodernas
acerca de la pérdida del cuerpo y los sentidos. Pero hay también una continuidad en la
crítica conservadora de la tecnología moderna en relación con esta oposición, por
ejemplo, véase Jünger 1949 y el último Heidegger 1962
11.En relación con la tecnocracia como tema en el pensamiento político Winner 1977,
p. 135.
24.Para una buena descripción fenomenológica del gesto técnico ver Flusser 1991.
27.Para las artes ver Groys 1992, y para el concepto de tecnología en el archivo Groys
1997. La idea del "archivo" es desarrollada por Foucault 1973 y Derrida 1975.
32.Para esta tipología ver Tushman/Rosenkoph 1992. Finalmente sigo el concepto más
amplio de sistemas tecnológicos que incluye a los operadores humanos y a los
artefactos simbólicos (ver Hughes 1987 y Perrow 1984), pero mi concepto analítico
difiere de los suyos en tanto que yo enfatizo los medios que producen diferencias.
34.Ver los trabajos del inventor de la máquina "universal" e "inteligente" (Turing 1937;
1950) y para las relaciones entre acciones humanas tipo máquina y operaciones
computables ver Collins 1990.
35.Ver Bettina Heintz (1993, p. 234) quien destaca la importancia de la algoritmización
para una teoría social de la tecnología.
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