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I'll fight for you

Posted originally on the Archive of Our Own at http://archiveofourown.org/works/29001093.

Rating: Teen And Up Audiences


Archive Warning: Graphic Depictions Of Violence
Category: F/F, F/M, M/M
Fandom: Marvel Cinematic Universe, The Avengers (Marvel Movies), Agent
Carter (Marvel Short Film), Iron Man (Movies), Captain America
(Movies), The Avengers (Marvel) - All Media Types
Relationship: Edwin Jarvis/Howard Stark, Peggy Carter/Angie Martinelli, Howard
Stark & Maria Stark & Tony Stark, Pepper Potts/Tony Stark, James
"Rhodey" Rhodes & Tony Stark
Character: Howard Stark, Edwin Jarvis, Howling Commandos, Maria Stark, Peggy
Carter, Angie Martinelli, Obadiah Stane, Ezekiel Stane, Tony Stark,
James "Rhodey" Rhodes, Pepper Potts
Additional Tags: Fluff and Angst, Fluff and Smut, Angst, Implied/Referenced Rape/Non-
con, Post-Traumatic Stress Disorder - PTSD
Language: Español
Stats: Published: 2021-01-26 Updated: 2022-01-23 Chapters: 24/? Words:
86999

I'll fight for you


by kawaiigame12

Summary

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Me pregunto, ¿en qué nos podemos convertir?


Incluso sabiendo los secretos y actos crueles que ha hecho alguno de los dos.

¿Qué podemos ser cuando llegue el momento?


Se que haríamos lo que sea por el otro, dar todo nuestro amor o incluso, acabar con todos
con los que se interpongan en la seguridad y bienestar del otro.

Y también sabemos que haríamos todo esto antes mencionado por él.

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( Edwin Jarvis x Howard Stark )

Notes
¡Hola!

Como ven este es un fic de Edwin Jarvis x Howard Stark.


Si no te gusta o no te interesa este Ship, tienes todo el permiso de no leerlo y si es lo
contrario bienvenido.

El fanfic se irá desarrollando por años, cada capítulo que diga un año en específico es la
época en la que se desarrolla.

Pds. Algunos capítulos tendrán algunos temas fuertes, pero siempre se pondrá advertencia,
se recomiendo discreción.

Pds. Cada capítulo tiene una banda sonora, así que pondré al inicio el nombre de cada uno.
[ 01 ]

01.

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

1971

Capítulo 1: Cuido de ti

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

OST del capítulo:

Daughter - Witches

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

Amanecía y el ya estaba despierto como siempre, a la misma hora, bien reluciente con su traje. Fue
a la cocina y empezó a preparar todo.

Estaba tan inmerso a su trabajo que el llanto del bebé lo hizo saltar casi dejando caer el biberon de
sus manos. Suspiro aliviado de que la leche recién servida no se le haya caído de las manos.
Lo envolvió en una pequeña toalla y fue hacia las escaleras. Se detuvo frente a la puerta del infante
y volteo a ver la puerta a unos metros de la otra habitación.

Parpadeó un momento pero luego volvió a sus pensamientos y en lo que iba a hacer.

Fue recibido por otro leve llanto del bebé quien estaba sentado en su cuna, pidiendo a gritos
atención.

—Buenos días joven Tony. Despertamos con el pie izquierdo tal parece—decía mientras cargaba
al bebé y este se aferraba a el como si lo fueran alejar.

Obviamente notó algo bastante preocupante, pero no sería la primera vez. Tony tenía fiebre, pero
era una leve temperatura pero podías sentir que estaba mas cálido de lo normal.

Se dispuso a cambiarlo y a ponerlo más cómodo para darle su leche junto a la medicina que busco
en el cuarto.

Edwin Jarvis bostezo largamente mientras alimentaba al bebé en sus brazos. Miró a la puerta como
esperando que la madre del pequeño apareciera pero no lo hacía, obviamente porque María fue
hacer unos viajes de negocios y de visita a sus familiares.

Era, la tercera vez que lo hacía. La fundación para los huérfanos era un trabajo digno pero no
quiere decir que no era cansado.

María estuvo en casa hasta que Tony fuera un poco más grande. Pero el bebé apenas tenía un año,
aún necesitaba a su madre.

Y a su padre.

—Temprano como siempre.

Lo invocó, que sorpresa.


Apenas se volteó para ver al señor de la casa. No dijo nada.

—Irrespetuoso. Ni el buenos días—decía Howard mientras avanzanba hacia su mayordomo quien


tenía a su hijo en brazos.

—No hace mucho que usted tomó una siesta de su rutina de inventos en la madrugada. Lo se, la
cafetera estaba tibia cuando lo use—Jarvis pronunció por lo bajo lo desagradable del café. A otras
personas le gustaba, pero el era más del té.

Algo británico.

Howard no dijo nada sobre la acusación y se apoyó en la pared, mientras miraba a su hijo
alimentarse de aquel biberón. Miró a un lado y vio el jarabe.

—¿de nuevo? —preguntó mientras miraba la medicina en sus manos. Frunció el ceño levemente
mientras leía las cosas que tenía el medicamento.

—así es. Después que se lo toma vuelve a estar como nuevo, no se preocupe.

Jarvis ayudo a que Tony eructara y después de eso lo iba a regresar a la cuna. Pero el pequeño se
rehusó llorando levemente. Alguien no quería soltarse de los abrazos.

—Se que me estima mucho joven Tony, pero necesito hacer cosas en la casa ahora—el bebé siguió
llorando en otro intento de dejarlo en la cuna.

Howard aún seguía mirando la medicina y dijo para sorpresa de Jarvis—Dámelo. No importa lo
que hagas va empezar a llorar.

El Stark miró a su mayordomo que se quedó quieto, a espalda de el sin hacer un movimiento de
querer darle al niño.

Howard respiro despacio, era muy temprano para esto. Dejó la medicina a un lado y se acercó al
hombre más alto.
—Edw-

—No, por favor. No—Jarvis finalmente se volteó para llevarle al bebé.

Howard recibió a su hijo y este lo miró entre sus lágrimas, luego el bebé miró al mayordomo. Hubo
silencio, donde Howard le prestaba atención a su bebé y no a la tensión en el cuarto.

Jarvis entre cerro su mirada por el momento padre e hijo. Tony estaba calmado mientras jugaba
con los dedos de las manos de su padre. Respiro hondo para luego empezar a retirarse.

—Voy abajo señor. Iré a hacer unas cos-

—Tony se a puesto enfermizo desde que María se ausenta demasiado en la casa. Lo note cuando
empecé a librarme del trabajo—anunció de la nada mientras seguía viendo al niño. Arregló un
poco su cabello castaño que estaba desordenado.

Jarvis se detuvo en la puerta. ¿Cómo él está seguro de eso?

Howard lo miró cuando no recibió respuesta—Pienso llevarlo más tarde al médico. Estos jarabes
ya no me agradan.

Con eso el Stark, con su bebé en brazos salió de la habitación. Quería ir a la terraza, aire fresco no
le molestaría a Tony.

Jarvis se quedó ahí, varado como estatua de porcelana mientras veía a su señor irse escaleras abajo.
La tarde llegó y Howard Stark llegó a pediatría con su bebé en brazos. Era nuevo en esto no tenía
ni la remota idea de lo que hacía. Ya tenía la atención de algunas personas pero con una mirada era
suficiente, no quería ser molestado.

Escuchó sonidos de su hijo, este arrugaba su saco y miraba a todos lados con intranquilidad. Si,
había mucha gente, Tony no estaba acostumbrado.

Fue a la recepción a pedir la cita, por lo menos era el tercero. No quería estar tanto tiempo aquí.

Se sentó lejos de las demás madres, que cosa, era el único padre en la sala. Se acomodó mas sus
lentes de sol, aunque el plan de Tony era distinto. Se quedó ahí mientras su hijo le quito sus gafas.

—No los dañes son mis favoritos—le dijo sin mucha emoción. Después lo miro de reojo, Tony
babeaba las gafas. Howard hizo un suspiro de cansancio—No son un chupete enano. Se usan así.

Howard limpio la baba de las gafas y se lo puso al niño. El pequeño empezó a reír por tener las
gafas en su rostro pero siendo estos grandes se caían un poco. Pero el bebé seguía riendo.
—Jmm, quizás pueda conseguirte alguno. Te dan estilo.

Recibió otra risa del bebé. Howard sonrió de lado, no era muy común que tuviera tanto contacto
con su hijo gracias a su intenso trabajo en la empresa y sus... Inventos. Pero desde que María pudo
lograr la fundación ha estado más tiempo con su hijo los últimos meses.

Tony se acostumbró lentamente a su presencia por lo menos ya no le hacía berrinche cuando quería
estar con Peggy o con...

Bajo su mirada al recordar el nombre.

—¿Anthony Stark? —llamó la ayudante del pediatra bastante intrigada al pronunciar el nombre.
Pensando que era alguna broma, pero cuando vio aproximarse al Stark supo que no era ninguna
broma.

—Buenas tardes—saludo Howard mientras entraba al consultorio.

El consultorio tenía esas típicas decoraciones para bebé e infantes, supongo para distraer a los
pequeños. Cosa que funcionaba porque Tony estaba interesado en la jirafa en la pared que servía
para medir altura.

—Tendrás un peluche cuando regresemos niño—le pronunció muy a lo bajo mientras esperaba que
el doctor dejara sus papeleo de los otros pacientes.

—Anthony Edward Stark—pronunció el doctor de cabello oscuro y algo robusto mirando el


archivo del bebé en sus manos, después miro a Howard Stark—Bien, Sr. Stark, ¿en que puedo
ayudarlo a usted y al pequeño?

Bien, aquí vamos.

—Es algo que me viene inquietando desde hace semanas, quizás ya va un mes. Pero no se si sea
grave...

—No se preocupe para eso estamos Sr. Stark. ¿Y bien? ¿Qué es eso que lo inquieta?
—Tony... Últimamente se ha enfermado constantemente. Por ejemplo, él un tiempo estuvo bien, lo
recuerdo, pero cuando comenzó el mes empezó a enfermarse. A veces una semana esta bien y al
siguiente vuelve a tener fiebre, incluso tos leve—explicaba mientras veía a su bebé bastante
entretenido con las gafas—Hoy por ejemplo despertó con leve fiebre... Doctor, no soy experto en
estos temas. Pero se brevemente que es normal que los bebés se enfermen, pero me inquieta si lo de
mi hijo es normal.

El Doctor analizó todo lo contado y se levantó de su lugar mientras sujetaba su estetoscopio—


puede no ser algo grave. Pero, no todos los bebés son iguales. Venga, llévelo aquí quiero hacer una
revisión.

Howard llevo a su hijo hasta la camilla junto a la pared era suave pero tenía esa extraña hoja en
ella que asusto a su hijo brevemente cuando la escuchó crujir. El doctor se iba acercar pero Tony
hizo su dramático berrinche.

El doctor miró con ceja alzada al padre.

—No le gusta los extraño—se sintió levemente avergonzado. Pero no lo iba a demostrar. Agarro la
mano de su hijo para intentar calmarlo—El doctor solo quiere ayudar. Guarda calma niño.

Tony solo lo miró y el doctor siguió su trabajo.

—Su palpitar es normal—Luego de escuchar los latidos el doctor empezó a examinar al pequeño,
sus pecho, vientre a ver si encontraba algo fuera de lo normal. Nada. Fue a su espalda y alzó su
camisita celeste—Oh.

Howard miraba la espalda de su hijo, habían un tipo de ronchas. ¿Cuándo? ¿Desde cuándo Tony
tenía eso? Estaba seguro que cuando lo vistió no los tenía.

—Eso no lo tenía cuando salimos de casa...—confesó mientras su pulso empezaba a acelerarse,


¿Qué estaba viendo?

—Debe ser algún tipo de alergia—El doctor acomodo la ropa del pequeño y Howard lo cargo
mirando a su bebé ya con los nervios en la sangre. Después de que el doctor hiciera algunas cosas
fue hacia su mesa mientras le pedía unos papeles a su ayudante—Bien, serán exámenes generales,
más otros exámenes para asegurarnos si tiene algún tipo de alergia hacia algún alimento o otro
factor. Tenga, lo lleva a la recepción y ahí le darán todo. Cuando los exámenes terminen venga de
nuevo para revisar el resultado.

Howard se estaba mareando por la información, eran demasiados exámenes para un bebé. Mientras
veía esos papeles de tantos colores e información, sostenía como reflejo la pequeña mano de su
hijo.

—Sr. Stark, tengo una pregunta para usted.

El hombre lo miró—dígame.

—¿cuándo fue la última cita general que tuvo Anthony? Se supone que hay un plan de citas, son
importantes, para los meses del infante.

Howard quedó en silencio, de eso se encargaba Jarvis y los primeros meses se encargo María pero
no tenía idea de cuando fue la última.

Apemas reviso que en el folder de las citas de Tony tenía una fecha anotada en Mayo.

Pero ya era 1 de Julio.

—Solo recuerdo que fue en Enero... —negó levemente y miró al doctor—por si acaso entre los que
llevó a mi hijo a las citas, no hay alguien llamado Edwin Jarvis.

La ayudante miró al doctor algo preocupada, este se encargo de mirar los archivos.

—si, fue quien llevó al niño en Enero. De ahí en adelante tenía una cita el próximo 10 de Junio,
pero nunca llegó.

¿Cómo? Jarvis nada se le escapa, siempre era puntual con fechas y horario. ¿Porqué?

—Supongo que el hombre es un conocido de usted, pero... Debo decir que es importante que tanto
usted o la madre del pequeño, sean responsables al momento de las citas. Son importantes por ser
los primeros años de la vida del infante. Se que no soy nadie para decir la importancia de las
responsabilidades de cada padre con sus hijos, pero esto es serio—el doctor apoyo sus codos sobre
la mesa—siento que hay algo que no me está diciendo.

Howard guardó silencio brevemente y sonrió de lado para ocultar como verdaderamente se sentía.

—Usted es muy analizador, ¿se lo han dicho?

El doctor apenas le mostró una leve sonrisa cordial. Pero sin quitar su mirada de profesional.

—Bien... Yo, estos son los primeros meses en que eh estado en mas contacto con mi hijo. Los
primeros meses cuando era un recién nacido se encargo mi esposa y mayordomo. Pero luego
cuando Tony cumplió el año, mi esposa pudo lograr su cometido con la fundación de los
Huérfanos. Se que ha escuchado de ello está en todas partes, no quería mi ayuda asi que fue un
buen logró para ella. Pero, por eso se ha ausentado más en la casa. No fue hace mucho que yo me
relaje en mi trabajo para estar más pendiente al niño.

—Ya veo, si eh escuchado de la fundación, envío muchas felicitaciones. Pero la cuestión


importante, su esposa aún estaba en lactancia con el bebé, ¿cierto?

Howard junto levemente el entrecejo—si, ella seguía con eso. Cuando regresa siempre lo alimenta,
cuando puede...

—¿Cuántas veces?

—am, no podría decirle. No lo recuerdo muy bien.

Howard intentaba mantenerse relajado pero la mirada del doctor lo alertaba más de lo normal y
mucho más con lo que vio en la espalda de Tony.

—La lactancia es también importante en los primeros años de un bebé. La madre provee los
nutrientes necesarios para un sano crecimiento en el bebé, que ayuda a las defensas entre otras
cosas. Esta bien la leche en biberones, pero aun así el bebé necesita la leche de su madre. Es cierto
que las madres dejan de amamantar hasta cuando el bebé este lo suficientemente grande para poder
alimentarse de otras cosas, pero siempre es necesario que no se haga una pausa cuando el bebé esta
en sus primeros meses. ¿Cuántos meses tiene el bebé?
—Creo que tiene, 1 año y el mes...

—Aun sigue estando pequeño para dejar la lactancia. Es recomendable que la lactancia siga hasta
los dos años y más.

Howard no sabía que responder a eso, no sabía que era importante la lactancia en los bebés. María
ha estado ocupada...

Oh, maldición.

—De acuerdo, eso lo dejaré a usted. Para que lo converse con su esposa. La salud del bebé es
importante. Se que son personas importantes, ocupadas, pero no pueden alejarse de las
responsabilidades... Como padres—pronunció mirando al pequeño jugando con la corbata de su
padre.

Howard asintió brevemente, no iba discutir en pleno consultorio con este hombre sobre la
responsabilidad de su hijo, tragandose su orgullo le dijo—Lo haré. Gracias por todo Doctor.

—No hay problema. Pero en caso de que algo pase, llévelo aquí de inmediato.

Howard asintió al aviso y salió del consultorio. Dejó los papeles al consultorio, hicieron algunas
cosas y listo, la cita para los exámenes era el fin de semana.

Salió del hospital para ir a su auto, pero vio a alguien ahí.

Se acercó y saludo a su amiga—¿Peg?

—Hey Howard... —su cara mostró confusión—¿Porqué Tony lleva puesto tus gafas?

Howard miró al niño, curioso no se los quito desde que salieron del centro. Sonrió de lado mientras
miraba a su amiga—Lo hace ver genial.
El niño solo respondió con una risa que podría derretir a cualquiera.

Peggy sonrió divertida por ello, pero Howard le envío una cara por eso, no daría más
explicaciones.

—¿Viniste hasta aquí en Taxi o...?

—me dejaron, ven entra al auto, yo manejo.

Howard hizo una cara—Es mi auto.

—Solo entra Howie.

—No me llames así—le reprochó mientras entraba al auto junto a su bebé.


—Cuando Jarv, me dijo que estabas en el hospital pensé que fue otro inventó tuyo que salió
volando como siempre es tu estilo. Pero cuando dijo que era para llevar a Tony me alarme—Peggy
miraba a su amigo en el retrovisor. Podía ver su mirada cansada que solo se enfocaba en su bebé—
¿Qué es lo que sucede?

—todavía no lo se. Debo esperar para los exámenes—Howard miro la espalda del bebé entre la
camisa, seguía la alergia pero era menos masiva que cuando estuvieron en el consultorio—Quizás
el que María lo dejara de amamantarlo lo ha puesto así. No lo se.

Peggy miró de nuevo por el retrovisor y suspiro—Howard, no te preocupes. Los bebés siempre
tienen alergias cuando son pequeños.

El silencio fue su respuesta y la mujer se extraño por ello.

—¿Howard? Incluso si estuviera Tony me contarías sobre algún inventó nuevo... Pero tu silencio
me está poniendo nerviosa... Me pone nerviosa, ¿Cómo siguen las cosas? Sabes a lo que me
refiero.

Howard sonrió levemente y después negó, rehusado a ocultar su verdadero estado a su amiga. La
más cercana.

—No quiero hablar sobre él. Pero, debería darle las gracias por cuidar a Tony. Está haciendo lo
mejor posible, pero cuidar a un bebé es más complicado de lo que parece—Howard miró a su hijo,
dormía calmadamente gracias al arrullo que hacía el auto sobre la carretera.

Lo acomodo más entre sus brazos y miró hacia la ventana.


—Hay noches, que Jarvis está tan cansado que... No escucha los llantos de Tony. Siempre lo
encuentro dormido en su habitación o incómodo en el sofá de la sala... Siempre, le pongo una
manta hace frío en la noche.

Peggy guardo silencio, Howard siempre tenía ese carácter de que no le importaba muchas cosas,
pero realmente si le importa.

—Me quedó con Tony hasta que se calme... A veces llora por su fiebre, tos... O por algo. Jarvis
piensa que mi mirada de desvelo es por inventar cosas, te lo juro no eh hecho nada el último mes...
Yo...

—Howard, lo que haces no es algo de porque sentirte mal. Y realmente me alegró que estés más
tiempo con Tony, te necesita—llegaron a la entrada de la mansión y pudo finalmente mirar a su
amigo—Debes hablar con María sobre lo que sucede con Tony.

—Claro que lo haré, ella me llamó ayer vendrá el fin de semana—Howard salió con cuidado del
auto para no despertar al niño. Peggy también y se puso a su lado. El Stark miró interrogante a su
amiga.

—Habla con él—le dijo sin rodeos.

Howard desvío su mirada por lo dicho.

—Debes hacerlo Howard, no esperes hasta que sea tarde... —Peggy volteo hacia la mansión y
frunció el ceño—es extraño, Jarvis debería haber salido hace un rato. Siempre escucha cuando
llega el auto.

—debe estar dormido... Ya te lo dije. A estado más cansado... —Howard iba yendo a la entrada y
miro a su amiga—¿te quedarás o...?

Un leve sonrojo, algo inusual, se mostró en el rostro de Peggy Carter—No, quedé con Angie,
para... Amm, una-

—No necesitas explicarme nada, no te preocupes—le dijo mientras una sonrisa divertida se
mostraba en su rostro—te prestó el auto.
Peggy iba agradecerle pero.

—Solo espero no la lleven a algún lugar lejos para hacer un buen ejercicio.

Peggy le miró con esa mirada de que te iba ahorcar, estaba acostumbrado. Pero sabía que no iba
hacer nada porque el tenía a su hijo en brazos.

—Eres un dolor de cabeza aveces Howard. Gracias, y cuidate, nos vemos mañana.

Howard se despidió de su amiga a lo lejos mientras veía el auto alejarse. Después de eso entró a la
mansión, la cual estaba muy silenciosa. Algo raro.

Fue a la cocina para buscar a Jarvis, pero sorpresa, en la cocina no había nadie.

Okay, algo no estaba bien aquí. ¿Qué...?

—Sr. Stark.

—¡woah! Oh, carajo—Maldijo Howard entre dientes por el grito que hizo por el susto que le dio su
jardinero. Gracias a eso Tony se despertó de golpe y eso provocó que empezará a llorar—hey, hey,
no ahora. Vamos tranquilo niño...

Junto a su hijo más a su cuerpo, este se abrazo literalmente a su cuello mientras seguía llorando. Ya
estaba acostumbrado a escuchar el llanto del niño cerca de su oreja.

Mientras, miró a su jardinero que tenía una cara de culpa y temor al mismo tiempo.

—lo lamento Sr. Stark, no quise molestarlo a usted y al joven Stark—decía el hombre mientras su
cuerpo mostraba que estaba nervioso.

Howard suspiro, no, no iba a regañar a nadie ahora—No importa. Solo avisa antes. Bien, ¿dónde
está el Sr. Jarvis?

—Eso es lo que le vengo a avisar señor. Tuvo que salir de emergencia, me dejó esto para usted.

Howard recibió la carta en sus manos, como podía porque aun tenía a Tony en sus brazos. Por lo
menos había dejado de llorar.

—Descuide no lo leí. Pero me dijo que volvería lo más pronto posible.

El Stark leyó la carta, con una expresión seria que ponía nervioso al jardinero. Howard dobló la
carta y miró al jardinero con una pequeña sonrisa.

—Gracias, termina tu trabajo de hoy y después puedes ir a casa.

—gracias Sr. Stark. Me retiró, que tenga una buena tarde—el hombre se fue dejando al señor en la
cocina solo.

Howard cambio su mirada y suspiro con dolor. Solo busco algo para Tony y el, antes de ir al piso
de arriba.

Dejó la carta a un lado, queriendo alejarse totalmente de el.

"Sr. Stark, primeramente lo siento por mi repentina ausencia. Me llamaron desde Virginia.

Ana estuvo en un accidente en estos días junto a su esposo y lastimosamente no pudieron


sobrevivir.

Voy en camino a su funeral, regresaré mañana lo más temprano posible.


Att. Edwin Jarvis"

Su mente estaba en blanco, sin algún pensamiento que lo dejará escapar del sentimiento vacío en
su pecho y mente.

Pero, fue salvado por su hijo que empezó a tocar su rostro. Sonrió levemente con su niño en
brazos.

—Solo somos tu y yo esta noche... —"pero que diferencia haría eso de otros días".
Howard decidió llevar a su hijo a su propia habitación. El niño veía alrededor del cuarto los colores
cálidos que tenía. Su padre lo llevó cargando hasta la ventana, donde tenían una buena vista de los
terrenos de la mansión.

Era un lugar tranquilo gracias al cielo. Las otras casas o mansiones estaban un poco más lejos.

—Bien, hora de dormir. Espero tengas sueños porque yo lo tengo.

Siempre costaba dormir a Tony, aun tenía esa pequeña energía como siempre antes de irse al
mundo de los sueños. Ya sabía las reglas.

Cargarlo servía, pero cuando iba a ponerlo en la cuna, reina de drama aparecía. Ugh, eso lo heredó
perfectamente de el.

Asi que esperaba hasta que el niño finalmente durmiera en la cuna en este caso en la cama, para
luego apagar la lámpara que estaba en la mesita de noche.

Otra regla, no apagar la luz antes porque Tony se asusta y empieza otro llanto.

¿Porqué los bebés deben llorar tanto?

—¿Y bien? ¿No vas a dormir esta noche?

Tony lo miró con esa carita tan... Agh, tierna. Howard nunca iba a decir eso en voz alta. Nunca,
ante nadie.
—Me pregunto, como hace Jarvis para dormirte tan rápido. Siempre tarda como 15 minutos.
Maldito mago—susurró lo último en voz baja.

Solo recibió sonidos incoherentes de su hijo como respuesta.

—Entiendo que tiene sus trucos, pero compartirlos no haría daño.

Luego de un buen rato, Tony finalmente dormía y Howard apagó la luz. Cerró sus ojos mientras
tenía una mano para asegurarse de la distancia de su hijo y no aplastarlo. No, no, eso sería malo en
mucha maneras.

Aun así, pudo dormirse.


Sabía que había pasado un largo rato hasta que escuchó algo. Un eco de un...

Tony.

Despertó de golpe apenas mirando en su reloj que eran las 3 a.m.

Su hijo lloraba con intensidad y tosia, pero era una tos muy diferente a las anteriores, mas ronca,
muy áspera también.

Y luego, terror.

Tony estaba mostrando signos de que se estaba ahogando.

—¡mierda!

Lo cargo y se sentó en el borde de la cama, mientras le palmaba la espalda. Es como si Tony no


pudiera expulsar algo de su garganta y eso lo estaba ahogando. Pensó rápido y mejor lo puso boca
abajo mientras seguía golpeando con leve fuerza en la espalda de su hijo.

Solo escucho el ruido de como su hijo expulsaba algo. Miró el piso, había algo blanco pero entre
ese líquido había algo oscuro. Eso lo dejó frío, su... ¿Tony acaba de vomitar eso? Dios.

El niño ahora parecía respirar con dificultad y no espero ningún momento para alistarse e irse a
emergencias.

Por suerte tenia otro auto del que le presto a Peggy.

Llegando al hospital y a la sala de emergencias grito en alto, pidiendo auxilio, para que ayudarán a
su hijo. Tony se veía pálido, respiraba lento.
Se lo llevaron rápidamente a otra sala e iba a seguir a la enfermera, pero no se lo permitieron debía
esperar.

—¡no, quiero estar con él! Déjeme por favor, por favor—su voz se entrecortaba mientras
forcejeaba para soltarse de la enfermera.

—Sabemos que está preocupado, pero debe dejar que el doctor haga su trabajo. Por favor, debe
esperar...

Howard se soltó mientras daba pasos atrás, sus manos temblaban, respiraba con dificultad. Estaba
aterrado. Tenía miedo.

Oh Dios, ¿Porqué? ¿Porqué cuando estaba pasando más tiempo con su hijo debe pasar esto?

Se sentó en los asientos de la sala de espera y sintió esa agonía ese miedo de perder alguien que no
había sentido desde hace tanto tiempo en el. Lloro desconsoladamente, en silencio, en esa sala fría
y solitaria.
Habían pasado horas, ya había amanecido y el estaba ahí, con unas bolsas debajos de sus ojos por
el sueño y lágrimas que aún estaban frescas en su rostro.

Estaba frente a la sala de incubadoras para bebés y en una estaba su hijo. Tenía un aparato
respiratorio en su nariz y dormia, pero respiraba todavía con dificultad.

Escuchó pasos pero no quiso voltearse a mirar. Podría reconocer esas pisadas donde sea, firmes,
pero no tan ruidosos.

—Peggy me llamó, ya venía en camino. Vine aquí lo más rápido posible cuando me aviso de
todo... —Edwin se acercó un poco más y miró hacia donde estaba el pequeño. Su corazón se
estrujo al verlo ahí, tan vulnerable a todo.

—Ya está mejor, pero debe quedarse en hospital unos días hasta que se recupere por completo—
hablo Howard tan automático que hizo que Jarvis quedara estático.

El británico cerró sus ojos fue acercándose hasta quedar al lado del Stark, solo unos centímetros lo
separaban de hombro a hombro.

—Howard...

Con eso, las lágrimas volvieron y Howard no pudo evitarlo, no podía evitar sentirse tan patético,
tan vulnerable, tan culpable. Solo lo podía mostrar a su lado.
—Edwin, ¿Qué clase de padre soy? Yo... Casi pierdo a mi hijo hoy, si solo yo... Hubiese estado
más pendiente a sus citas médicas, de todo... Dios, soy un imbécil—Howard posó sus manos sobre
su rostro mientras seguía llorando—Soy un asco de padre.

—Howard, escúchame. No te mentiré, que me molesta que no estuviste sus primeros meses... Pero,
sigues aquí... Es mejor estar aquí ahora, al ser un padre ausente toda su vida.

Howard levantó su mirada, para ver a su hijo ahí, en esa... Cosa.

—Cuidaste de él, cuando yo me sentía cansado de seguir. Lo cuidaste... Hiciste todo lo que padre
hace para su hijo. Observar su bienestar... Y también... —Edwin respiro hondo y volvió a mirar a
Tony—cuidaste de mi. Gracias.

Howard abrió los ojos por el agradecimiento, sorprendido de escucharlo de él.

—Estará bien. Cuidaremos de él...

Sus manos estaban cerca y Edwin lentamente poso su mano esbelta sobre la mano de Howard
quien tembló al contacto.

—Lo cuidaré. A ti... Cuidare de ti...

Howard sollozo levemente, pero no contestó.

Pero nunca apartó a Edwin.


[ 02 ]
Chapter Summary

Se levantó de golpe y agarro el cuchillo debajo de su almohada para atacar, pero su


muñeca fue sujetado antes de. Entonces cuando la lámpara de querosene fue encendida
miró a la persona frente a el quien lo soltó suavemente después de que lo reconocieran.

Chapter Notes

^__^

02

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

1943

Capítulo 2:

Ambos en silencio

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

OST del capítulo:

Daughter - Candles

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂
La noche era fría en la base, incluso entre esa manta que le habían ofrecido no podía alcanzar el
calor pero era eso o nada. La tienda tampoco era protector ante las brisas frescas de la noche que
solo te enviaban un escalofrío por toda la espalda.

Eso sucedía cuando la base estaba en un campo muy abierto donde todo lo que rodeaba era casi
bosque denso.

Ugh, ¿Porqué aceptó en primer lugar venir aquí? Debía estar en Nueva York, en la base en Jersey
haciendo otras cosas, mejorando las armas de los comandos Aulladores. Pero en vez de eso el
estaba aquí porque el Coronel Phillips quería que lo ayudase en "cosas" que disque era enseñar a
los reclutas el uso de armas. Claro aceptó sin pensarlo, al principio fue eso y de repente estaba
entrenando en medio de la base junto a otros soldados.

El no era un soldado.

"Desde lo ocurrido el año pasado, no podemos arriesgarnos. Aprenderá a defenderse, la agente


Carter estuvo de acuerdo"

Si, claro, imbécil. Pero conociendo a su amiga...

Se dio la vuelta en su cama, fría cual témpano enredándose más entre la sábanas delgada que tenía.
¿Cómo dormían los otros soldados? O quizás no podían hacerlo. Quizás ni tenían sábanas o una
cama con un colchón pasable.

Eso no estaba bien...

Aclaró sus pensamientos, debía dormir, había estado ocupado el día anterior con los reclutas y el
entrenamiento. Para decir también que Rogers lo estaba ayudando pero... Era algo difícil por el
limitado tiempo que tenía el capitán.

Sintió un brisa más fuerte y tembló, provocando que se hiciera casi una bola en su cama para poder
agarrar calor.
El realmente no había escuchado que alguien había entrado a la tienda y por eso entró mas frío,
tampoco escuchó los pasos, ni la presencia de la otra persona, hasta que este empezó a pincharle la
espalda, hombros, rostro.

¡OKAY!

Se levantó de golpe y agarro el cuchillo debajo de su almohada para atacar, pero su muñeca fue
sujetado antes de. Entonces cuando la lámpara de querosene fue encendida miró a la persona frente
a el quien lo soltó suavemente después de que lo reconocieran.

—¿Ed-Edwin? —quiso ocultar la alegría de verlo pero le fue imposible y sonrió en grande—
Bastardo, ¿Qué haces aquí?

Howard se levantó a abrazarlo y el británico aceptó con gusto aquel abrazo del ingeniero.

—Además de no ser apuñalado por ti—decía mientras se separaba. Vaya, Howard había olvidado
ese acento británico del más alto, pero luego de escuchar realmente lo que dijo hizo una mueca
avergonzado por el acto. Edwin le sonrió amablemente para que no se preocupará por eso—Vine
porque se supone que hoy es especial.

Howard alzó una ceja confundido—¿Cómo?

Edwin mostró una sonrisa divertida, como incrédulo de que Howard ofreciera esa pregunta—Um,
¿tu cumpleaños? Feliz cumpleaños Howard.

El mencionado quedó tieso recordando lentamente en que día estaban y si, era su cumpleaños. Hoy
cumplía 19 años. ¿Ya había pasado tanto tiempo desde que conoció a Edwin?

—No me creerás, pero estuve tan ocupado que olvidé que hoy es mi cumpleaños.

—si, lo acabo de ver—Edwin se dirigió a la salida de la tienda para extrañesa de Howard. El


británico se quedó al pie de la entrada y miró al ingeniero—¿no vienes?

Howard quedó con una cara confusa por la pregunta y preguntó mientras señalaba hacia donde
estaba la salida—¿te refieres ir afuera? ¿Ahora? ¿Contigo??

Edwin sonrió de lado—Si, ir afuera, en este instante, conmigo. A menos... —se fue acercando
hasta una distancia respetable con el ingeniero—¿Qué tengas alguna fiesta esperando en Nueva
York organizada por tu padre?

Howard pensó un momento en esa posibilidad, pero conociendo a su padre, no, no lo era.

Antes de responder, abrió la boca como si se tratara de un pez por unos segundos, cosa que fue
motivo para regañarse internamente, se alzó de hombros para finalmente hablar—N-No creo, mi
padre ha estado ocupado con la compañía. Y con... con cosas de la guerra, igual que yo. Lo veo
imposible.

Edwin hizo un gesto de compresión y asintió—Entonces no hay ningún problema. Vamos, ponte
tus zapatos y chaqueta, hace frío.

—¡oye! —llamó casi entre dientes—¿por lo menos me dirás a dónde vamos?

—Solo se paciente Stark—le dijo Edwin antes de salir de la tienda.

Howard se quedó ahí pensando en la nada como un idiota y sacudió su cabeza para dejar sus
pensamientos confusos. Se puso los zapatos, que eran esos típicos que traían los soldados (en un
millón de años pensó que usaría esas cosas), se puso su chaqueta y antes de salir agarró su cuchillo.
Luego apagó la lámpara.

Afuera lo esperaba Edwin pacientemente y se fueron en silencio.


—Por lo que llevo entendiendo el Coronel Phillips te engaño, entre comillas, para que empezarás a
entrenar. No lo veo como algo malo si lo veo en mi perspectiva.

—Tu perspectiva tal vez no tiene los dolores del cuerpo por cada entrenamiento y el tener que
soportar, incluso pelear con soldados idiotas en la base.

Edwin empezó a reír por lo último.

Iban caminando ya más de media hora y Howard cada minuto se ponía más impaciente, pero el
británico solo le contestaba "guarda calma niño mimado". No lo era, solo que le gustaba tener las
cosas rápido y poder trabajar de inmediato momentos después.

El bosque estaba silencioso, aunque si eres lo bastante curioso podrías escuchar algunos insectos o
ranas en los arroyos. Pero nada más de eso. Hasta el cielo estrellado acompañado por la luna estaba
silencioso. Bueno era mejor, casi no tenían que usar sus linternas y así no llamar la atención si se
da el caso.

Howard miró adelante nuevamente donde iba Jarvis bastante a la delantera, a donde diablos lo
estaba llevando. Pero no importaba cuanta veces preguntará Edwin no le diría, ¿qué sorpresa será?

Apartando algunas ramas de su camino y buscando conversación comentó—Curioso, pensé que


todavía te encontrabas del otro lado del Atlántico. ¿Cómo pudiste...?
—Ser Teniente tiene sus privilegios—le contestó mientras se daba la vuelta y caminaba de espaldas
—Y conocer a Howard Stark también los tiene—mostró una media sonrisa antes de darse la vuelta
y seguir caminando con normalidad.

Howard bufó por el gesto que vio en el británico y hizo unos ademanes con sus manos mientras
decía—siendo sincero había olvidado que ahora eres Teniente. ¿Cómo es?

—No tan emocionante como estar en el campo de batalla esperando que te disparen en la cabeza.

Eso le sacó una leve risa a Howard, jmm, Edwin aún conservaba su sentido del humor, eso es
bueno.

—Ya casi llegamos—anunció Edwin.

—Espero valga la pena Edwin, o enserio te voy a golpear en la cara por sacarme a mitad de la
noche, en mi cumpleaños, por nada.

El mencionado rio levemente—No, no creo que lo hagas. Ven, es por aquí.

Pasaron por otros arbustos y apenas lo podía escuchar, el sutil y suave sonido del agua correr.
Cuando apartó la última rama ahí estaba un hermoso lago, brillando bajo la luz de la luna y en la
orilla algunas luciérnagas bailaban alrededor provocando que el lugar se viera casi mágico. Irreal y
majestuoso.

Howard se fue acercando lentamente hasta estar a una distancia prolongada del lago, respirando el
aire puro del lugar. Unas luciérnagas volaron cerca de su rostro, alzó su mano para tocarlas claro
que no pudo porque se iban lejos al momento de intentar hacerlo. Sonrió levemente mientras aún
admiraba el lugar, era hermoso como el lago imitaba a un espejo, porque reflejaba el cielo
estrellado y la luna. No era mucho de las cosas de fantasía pero se veía, casi mágico.

Después se giro para ver a Edwin quien solo estaba ahí, varado como estatua, mirando solamente.

Mordió levemente su lengua, sin saber que decir, pero con un orden en su cabeza finalmente pudo
preguntar—¿Cómo... Cómo sabias de este lugar?
—Mm, lo vi en un mapa. No entrare en detalles.

—Entiendo...

Guardaron silencio mientras se veían desde la distancia en que estaban, Edwin estaba a unos
metros de Howard sin saber que más decir. Pero parecía que no era problema porque el Stark se
dispuso a sentarse mientras seguía viendo el paisaje. Edwin hizo lo mismo y se quedó a la misma
distancia, sin alterarla ni nada.

Te sentías como si de repente, no hubiera guerra, peleas. Nada de eso. Solo esa burbuja de paz, en
esa noche, donde la brisa siempre hacía presencia desordenando más su cabello de lo que ya estaba.
Las luciérnagas bailando sobre ellos, sin temor, solo ofreciendo su brillo de una forma invidiable
por alguna razón.

—Oye... —Howard se volteó ver a Edwin. Este puso su cuerpo mas adelante, mientras cruzaba sus
brazos por el frío—¿Cómo están los chicos?

—¿Ellos? La última vez que los vi fue en Jersey, después me llevaron aquí. Quizás estén en alguna
loca misión, destruyendo al enemigo en su modo épico como siempre es su estilo.

Edwin bufo una leve risa—Junto al hombre frisbee.

—Edwin, ¿enserio lo seguirás llamando así? —preguntó divertido.

—Mis disculpas, pero aún me cuesta pensar que ese hombre este exterminado al enemigo usando
un frisbee para pelear.

—Eres un idiota y ¡auch! ¿Te recuerdo quien hizo ese escudo?

—Se que tienes la capacidad de haber hecho algo mejor, pero si un escudo fue tu mejor opción...

—¡doble auch! —Edwin se rio y Howard le pego como juego en el brazo estirandose para
alcanzarlo—Idiota.
Los dos rieron y nuevamente guardaron otro silencio prolongado. No es que no tuvieran mucho
que conversar es solo que, les agradaba el silencio, en ambas partes realmente. Howard por su
parte volvió a mirar la naturaleza pero después de un tiempo su mirada calmada se fue poniendo
tensa, esto lo notó Edwin al ver como Howard literalmente abrazaba sus piernas para verse más
pequeño de lo que ya era.

Edwin se levantó lentamente y camino despacio hasta sentarse al lado del Stark, este lo miro sin
romper el silencio de ambos. El británico le enseño un gesto suave.

—¿Como sigue, tu...?

—Mi cicatriz ya se curó completamente—contestó y en eso posó su mano sobre su hombro. Era un
reflejo, lo hacía desde que ocurrió, era un tipo de cosa que hacía cuando recordaba lo del año
pasado—Quedará por siempre.

—Lamento que sea así Howard.

Howard negó, Edwin era un pan de Dios cuando se lo proponía. Le sonrió para calmarlo—Oye, ya
estoy bien. Es más ya no me dan esos dolores de los cuales debo tomar pastillas y eso.

Edwin hizo una cara al respecto y Howard sonrió de lado graciosamente. El británico negó
levemente por ello.

—¿y tú? ¿Como sigue tu herida?

El teniente se puso a pensar y después posó su mano sobre su pecho, un poco abajo de su hombro
izquierdo—sabes que esto no fue nada, comparado a lo que te pasó Howard.

—Solo preguntaba, pero es enserio... ¿Estás mejor?

—Si, Howard, estoy bien, solo quedará una pequeña cicatriz. Estoy agredecido que preguntes—le
ofreció una sonrisa amplia y sincera.
Howard vio esa sonrisa y después miró a otro lado para decir en casi un suspiro—Bien. Me alegra
que estés bien.

Edwin junto el entre cejo levemente, el quería hablar un tema con Howard pero no quería ser tan
imprudente al sacar ese tema en la conversación. Por eso, se fijo en el cuchillo que tenía Howard
sujetado en su cinturón. Abrió levemente los ojos, aún lo tenía.

—Pensé que te conseguirías otro...

Howard lo miro interrogante, pero después entendió a lo que se refería cuando siguió la mirada del
otro. El cuchillo. Lo sacó de donde estaba y lo mostró, como el filo brillaba por la luz de la luna. El
mango de esta estaba algo desgastada, lo que sería el cuero. Era obvio que estaba viejo.

—Quise guardarlo... Como recuerdo. Hasta Peggy me quería convencer de buscar otro... —
Howard rio levemente—dijo que este se veía feo. Horrible.

—No tanto si lo mantienes, puedes cambiarle algunas cosas, ¿no? —ideó Edwin y Howard hizo
una cara de que no sería mala idea.

—Tal vez lo haga, no ahora por supuesto. Apenas y puedo dormir tranquilo en la tienda.

—¿Porqué el coronel Phillips no te ofreció un lugar más cómodo para dormir?

—Yo lo quise así... Si iba a estar entre idiotas, no quiero buscarle tantas excusas para que intenten
irritarme. Si solo supieran que puedo volarles la cabeza sin siquiera equivocarme... —Howard
chasquo sus dientes y negó—Lo siento por eso no debí decirlo-

—No te preocupes, siendo yo también me gustaría que les diera su lección. Hablando de lección,
me dijiste que te peleaste... ¿Qué pasó?

—Como dije buscan toda forma de irritarme... Lo golpeé y bueno, modo Stark impulsivo apareció.

Edwin le mostró una sonrisa de compresión. Howard agradecía que no lo dijera nada al respecto.
—y, ¿cómo quedó el otro? ¿Ah?

—Tsk, ¿con quién crees que hablas Jarvis? ¿Ah? ¿Ah? Dímelo.

Mientras reía el otro contestó—Okay comprendo, comprendo, no seas un idiota arrogante.

—Sabes como soy.

—Si, creo que si—contesto el otro mientras lo miraba a los ojos. Howard mantuvo su sonrisa y
luego está se desvaneció preocupando a Edwin—¿Howard?

—No es nada. Soy yo pensando en demasiadas cosas, no es importante-

—Yo pienso que si lo es Howard—interrumpió mientras su mirada se ponía seria. Howard lo


observó con ojos abiertos y después apartó su mirada. Edwin suspiro y preguntó—¿haz hablado
con alguien sobre lo que pasó?

—Solo con Peg, bueno es la única a la que le importa. Los demás actúan como si ya lo hubiese
olvidado. Como si hubiese olvidado como pase un infierno el año pasado...

El creciente enojo apareció en Howard y se levantó de golpe del suelo alarmando a Edwin. El
Stark parecía que quería destruir lo que sea en ese momento, su mirada lo delataba y sus puños
cerrados también.

—Actúan como si no hubiera sido algo tan... Está bien, ¡es la maldita guerra y todo el mundo está
viviendo un infierno allá afuera! —Howard pisoteo el suelo con fuerza mientras su voz se elevaba
—Pero yo solo soy el chico que hace reparaciones e inventa cosas y eso es lo que más le importa a
ellos, incluso mi padre no le dio importancia mi regreso... Es un mal nacido como todo el mundo.

—Howard... —Edwin se levantó para estar al nivel de Howard y hablar lo más calmado posible
pero esto también lo estaba enojando—Se que esto es una maldita mierda, que tu viviste un
infierno el año pasado, pero tienes a la agente Carter para hablar y... Me tienes a mi.
Howard lo observó, con una mirada dura mientras, si eras bastante observador como Edwin podías
ver ese brillo de las lágrimas y del enojo e impotencia en sus ojos.

—¿por cuánto tiempo? ¿Por cuánto tiempo estarás? Te recuerdo que eres un Teniente en esta gran
Guerra.

—Pero yo no soy como otros Tenientes. Ni siquiera fui como otros soldados, hice cosas el año
pasado que nadie hubiese creído que fuera posible para un hombre, un hombre como yo que no es
un soldado con un suero en su sangre. Yo soy un hombre que hizo miles de cosas horribles el año
pasado para solo sobrevivir, me ensucie las manos. Era un hombre frío y despiadado, hasta que...
Hasta que...

Howard lo miró expectante para que continuará, pero Edwin parecía no encontrar las palabras
como si estuviera inseguro, algo cortante cuestionó—¿"Hasta que", que Edwin? ¿Ah?

El británico lo miró un momento y contestó serio—hasta que te conocí.

Howard quedó estático por lo dicho pero después la confusión invadió su mente, negó lentamente
mientras daba un paso atrás sin dejar de mirar al británico frente a el.

—¿Qué... Qué significa eso?

Edwin mostró una mirada de sorpresa era como si no lo hubiese pensando, el lenguaje en su cuerpo
se veía nerviosa e insegura. Todo lo contrario a como es el, desde que lo conoce. Pero claro antes
era muy diferente a como es ahora. El mismo lo dijo era frío y despiadado, pero así fue el mundo
con el y respondió de la misma manera.

Edwin abrió su boca un par de veces y de manera insegura le contestó—No lo sé...

Por alguna razón eso le envió un extraño sentimiento en el pecho de Howard, un sentimiento para
nada agradable como si sintiera disolución por la respuesta de Edwin.

—¿no lo sabes? —preguntó casi en un tono vacío.


Edwin no contestó aquella pregunta, estaba confundido.

Molestia se mostró en la mirada del Stark por no tener una respuesta a esa incógnita que lo
confundía y estresaba.

—¿Porqué me trajiste aquí?

—Yo... Sentí que necesitabas un lugar tranquilo y-

—¡No! —interrumpió. Junto el entre cejo—¿Porqué me trajiste aquí? ¿Porqué? ¿Por mi


cumpleaños?... ¿Porqué en medio de la noche? Sin decirle a nadie, ¿por qué solo tu y yo? Edwin no
soy un maldito idiota para no comprender lo que esto podría... Significar. Si es que realmente eso
significa, dímelo Edwin, ¿Qué significa todo esto?

El mencionado tenía la mirada en el suelo, los segundos pasaban, segundos que para Howard eran
una tortura porque el sentimiento en su pecho, ese nudo que lo ahogaba lentamente, lo sofocaba y
no sabía si odiar lo que estaba sintiendo. Y rezaba, por Dios, incluso si no era tan devoto como
otros, que no sea una locura.

Edwin finalmente lo miró y suspiro lentamente—No lo sé Howard, es lo único en que dudo y no


puedo pensar claramente. Pero... Antes que digas algo, solo quiero decirte que, en parte de porque
hice todo esto, es porque te apreció como mi amigo más cercano y por todo lo que tuvimos que
vivir el año pasado cuando Hydra te secuestró. Cuando peleamos. Cuando hicimos de todo por
sobrevivir. Cuando hicimos cosas que nunca pensamos hacer y nuestras manos quedaron
manchadas en sangre... Que fue una batalla que peleamos juntos. Yo nunca voy a olvidar todo lo
sucedió en esos largos días.

Howard estaba sinceramente atónito por todo lo dicho, pero era cierto, el tampoco olvidaría todo
eso. Nunca lo iba olvidar, se quedaría impregnado en su piel hasta su último día.

Sonrió amargamente—Yo tampoco lo olvidaré Edwin. Yo tampoco.

El británico mostró una expresión de empatia pero a la vez se combinaba con el dolor. Howard lo
miró y después dijo.

—Y... Tú también eres un amigo cercano para mi. Y si algo ocurre no dudes en contar conmigo.
—Claro que si, ni siquiera pensaría en otra persona en que confiar, para que cuide de mi...—Edwin
se acercó, y Howard se congeló por la cercanía que no era para tanto pero solo era un medio metro
de distancia en como se encontraban ahora. El británico obvio lo noto pero lo ignoro—Y tu
también puedes contar conmigo con lo que sea. No importa lo que sea.

Howard sonrió levemente—Gracias Edwin... Gracias.

El mencionado también sonrió, pero ambos guardaron silencio.

Ambos lo sabían, su silencio era provocado por la confusión que tenían sobre lo que pasaba. Lo
que no entendían, más lo que si era claro, su amistad. Pero no lo otro.

O quizás para ellos, esta guardado muy en su interior y si lo entendían solo que aun no lo pensaban
con claridad para confesarlo verdaderamente.
[ 03 ]
Chapter Summary

—¿Infección... Severa? —repitió lentamente Howard. El se aferro a la tela de su


pantalón mientras intentaba digerir lo que escucho.

Chapter Notes

Espero subir, todos los capítulos hasta donde los tengo en Wattpad xd

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03

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

1971

Capítulo 3: Cuando llueve


▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

OST del capítulo:

Sleeping at last - Neptune

▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂▂

El llanto de su hijo se oía, tan desesperado que le hacía pitar los oídos. Tenía que ir con él, tenía
que ir con su hijo, tenía que-

Howard despertó en medio de la noche mientras podía escuchar el llanto de Tony en su habitación,
miró a su lado y estaba solo en la cama. Se levantó de la cama rápidamente para ir al cuarto de su
bebé, se encontró a María con el cabello al igual de desordenado que su hijo. Su esposa con la cara
aun soñolienta y frustrada por no saber como calmar a su bebé finalmente lo miró.

—Howard, cariño. Debiste despertarte con los llantos de Tony, ¿no?, lo lamento. Eh intentado
calmarlo los últimos quince minutos—María meseo a su bebé para poder calmarlo, pero el rostro
enrojecido de su bebé gracias al llanto no desaparecía. La mujer no sabía que hacer.

Howard rasco levemente su cabello y fue hacia su esposa para ayudarla.

—¿Le diste su medicina?

La mujer asintió—Pero no ha dejado de llorar.

—A veces es así... —comentó mientras acariciaba la cabeza de su hijo. El pequeño lo miró entre
lágrimas y extendió sus brazos para ir con él. Howard dudo un momento y busco el permiso de
María.

—Bueno quiere ir contigo—Le dijo amablemente mientras le hacia una suave sonrisa.
Howard apenas tuvo un leve sonrojo y cargo al bebé que se aferro de inmediato a el.

—¿Qué sucede enano? ¿Porqué no has dejado de llorar? No es divertido estar a mitad de la noche
despierto. Eso molesta.

—¡Howard! —regañó María. Pero con una sonrisa que se le escapo porque sabía que su pareja
estaba bromeando. Howard curvo sus labios sabiendo que María lo había descubierto.

Mientras daba vueltas por la habitación, ya con el sueño ido empezó a recordar lo que paso hace
casi exactamente un mes. Tony estaba mejor ahora, pero esa infección dejaría secuelas eso fue lo
que dijeron.

—¿Infección... Severa? —repitió lentamente Howard. El se aferro a la tela de su pantalón mientras


intentaba digerir lo que escucho.

La doctora de turno asintió seriamente—Los síntomas son los mismos, es común para los bebés en
sus primeros meses y primer año de vida... —La mujer reviso los archivos del pequeño y mostró
una mirada mas seria—Pero es la primera vez que vemos un caso tan grave como este.
Eso dejo con la boca seca a Howard, ¿la primera vez? Entonces—Dígame que mi hijo se va a
recuperar.

Apenas esta conociendo a su hijo, no va a perderlo ahora por su maldito descuido. No, eso jamás,
por favor.

—El niño se está recuperando lentamente, lo trajo a tiempo Sr. Stark y pudimos controlar la
situación lo más rápido posible. Tendrá que quedarse unos días, es verdad, pero estará en constante
observación.

Eso fue como un respiro para Howard, si no se hubiera levantado a tiempo o algo parecido, hubiera
sido muy tarde.

—Pero debo decir que quizás el niño, no tenga una buena salud de aquí en adelante... —continuó la
doctora siendo directa, era su trabajo no podía ocultar estas cosas.

—¿Cómo dijo? —preguntó casi tropezando en sus palabras.

—No podemos estar seguro si el pequeño se podrá recuperar del todo después de esto,
seguramente dejará secuelas que afectarán su salud, para explicarlo más a fondo—La mujer sacó
otro papel de exámenes médicos que le hicieron al bebé después de que se recuperó y los leyó—El
sistema immunologico del joven Anthony Edward Stark fue decayendo... Tal vez la razón del
porque no se noto es porque no daba signos de eso, solo apenas este mes pasado, que usted dijo que
el bebé iba enfermando regularmente lo que era extraño. Tampoco podemos confirmar desde
cuando la situación se fue agravando, más por las citas que no fue.

Howard cerró su mano mientras sentía sus uñas aruñar su palma. Maldición, maldición, ¿Porqué no
se fijo en esas cosas? Mierda.

—Aunque, igualmente no lo hubiéramos detectado, no tenemos una tecnología tan alta todavía en
el mundo de la medicina. Disculpe por eso. Además como dije es el primer caso en que un bebé
llega tan grave con una infección que es sumamente común, claro hay complicaciones, pero nunca
algo así—Nuevamente leyó los archivos—¿un vómito oscuro, jm?

Howard la observó y solo asintió.


—Bien, lo analizamos y podemos confirmar que no es sangre. Parece que fue una flema que su hijo
tuvo que expulsar, como último recurso.

El guardo silencio, aún recordaba esa cosa en el piso. Tembló con solo recordar que Tony vomitó
eso.

La doctora lo observó con empatia, ni ella quisiera que a sus hijos le pasara algo similar. Apoyo la
mano sobre el hombro del Stark.

—haremos lo posible para la recuperación del pequeño, y ver su salud. No se preocupe.

Por lo que veía su hijo estaba normal, pero seguían algo constante sus llantos incontrolables de la
madrugada y una que otra tos que lo ponía nervioso. Pero después de unos segundos se calmaba.
Tony había dejado de llorar y parecía que no quería dormir, debía hacerlo porque eran como las
2:30 de la madrugada. Suspiro lentamente y luego puso a su hijo frente suyo para decirle que debía
dormir pero el pequeño siempre tenía otros planes porque empezó a tocar su rostro cosa que le
empezó a hacer cosquillas.

—¡No! —no pudo evitar una leve risa porque su hijo puso su pequeña mano sobre su ojo, lo cerro a
tiempo. Ahora tocaba su nariz—Tony... Niño. María auxilio...

María se había quedado dormida en la silla, pero se levantó lentamente por los llamados de su
esposo quien era atacado por las manitas de su hijo. Se quedó observando eso, con una mirada para
fotografear.

—¡María, mira a tu pequeño diablillo por favor!

—También es tuyo, Howard—contestó María mientras lo miraba. Su esposo hizo una media mueca
por ello, pero luego esa mueca se quito porque su hijo puso su mano sobre su boca.

María empezó a reír, tapando su boca para intentar no hacerlo tan alto porque habían empleados en
la casa aun durmiendo.

—¡María!

—Ay, ya voy. Que llorón.

—Al fin... ¿Cómo que llorón?

María le observó con esa media sonrisa de cuando se divertía en molestarlo y el solo rodó los ojos.

Tony miró a su mamá y empezó a hacer lo mismo que estaba haciendo con su padre. María
empezó a reír.

—Es oficial este niño no querrá volver a dormir. Tuvo energía de la nada- pf—Tony otra vez le
puso la manita sobre su boca—¡Dios!

Tony empezó a reír.

—ah, ¿Quieres reír verdad? —le decía Howard mientras lo empezaba alzar en el aire. El pequeño
solo reía más. Esto era divertido, ¿porque no hacía esto mas seguido?

—¡Howard cuidado lo dejas caer! —le chilló María nerviosa de ver como Howard lanzaba
levemente hacia arriba a Tony. Pero este reía como si nada.

Howard la observo aun con el niño en brazos. María conoció esos ojos de travesura.

—No... Howie, no. ¡Noo! —chilló a lo último cuando su esposo la atrapó de la cintura y empezó a
dar vueltas, mientras cargaba a Tony con el otro brazo—¡Me voy a marear! ¡Howard!

Los dos empezaron a reír, junto a leve risas del bebé Tony.

Y de pronto, un fuerte trueno se escucho. De reflejo Howard se detuvo y abrazo a los dos pensando
que era otra cosa hasta que escucho la tormentosa lluvia caer.

Y ahí, Tony empezó a llorar por el susto.

Los padres primerizos se alarmaron e hicieron lo posible para calmar a su bebé de un año.

—Ya, ya, mi bebé. No te preocupes estamos contigo—le decía suavemente María a su pequeño,
después le dio un beso en su frente.

Tony estaba fuertemente aferrado a Howard. Eso le tomaba de sorpresa a María, antes ni siquiera
se dejaba ahora era completamente diferente, dependía demasiado de su padre ahora. Estaba feliz
por ello.

Howard solo miraba a Tony, este tenía pegada su carita contra su pecho y podía sentir la humedad
de las lágrimas atreves de la tela de su camisa. Solo lo abrazo más, pero sin decir nada, para que el
pequeño se calmara. Siempre hacia esto cuando estuvo más en casa.

—Es curioso...

Howard miró a María—¿Qué cosa?

—De todo el tiempo que ha pasado desde que nació Tony, esta es la primera vez que estamos los
tres juntos.

Howard observaba las facciones de María, con una amable sonrisa, rostro calmado y con toques de
madre por estar viendo a su bebé en brazos de su compañero. Su cabello castaño caía casi en
cascada sobre su rostro, pero no la ocultaba. Si... María, era hermosa.

Ella siempre lo era. Desde que la conoció hace años.

Desvío su mirada intentando no pensar otras cosas que sucedieron antes de conocerla.

María le dio un beso en su mejilla, se quedó algo tieso por el contacto, había pasado un tiempo que
no tenían un momento tan privado así. María le sonrió.

—Lo lamento, has estado cansado desde que me ausente tanto...—en la voz de María había culpa y
un leve quiebre en sus palabras. La angustia la comía por dentro desde que su bebé se enfermo,
todo por ser descuidada.

Howard se relajo y le habló calmado—No te preocupes por eso. Se que es importante lo que haces.

María apoyo su cabeza sobre el hombro de Howard mientras jugaba con Tony, este usaba su mano
para jugar un poco. Sonrió un poco, viendo como su niño estaba tan cómodo en brazos de su
padre.

—Me alegra... —su compañero le envió una mirada interrogante—el saber que estaba en lo
correcto. De que serias un buen padre.
Eso lo tomó de sorpresa y sólo desvío su mirada. María sonrió sabiendo que su esposo es algo
tímido.

En otro lado, sin que nadie lo supiera, además de el y el pasillo silencioso, oscuro, se encontraba
Edwin observando por la abertura de la puerta media abierta de la habitación. Observaba esa
escena, de familia. Padre, madre e hijo. Trago su invidia y se alejo para darles su privacidad.

Si se hubiera levantado un poco antes.


Tony intentaba atrapar las burbujas que pasaban cerca de su mano y estás explotaban si llegaba a
tocarlos, el pequeño disfrutando su baño empezaba a reír.

—¿Te diviertes enano? —preguntó Howard mientras buscaba la toalla del pequeño—Bien hora de
salir.

El pequeño solo se quedó mirando alrededor mientras su padre lo envolvía con una toalla que tenía
estampados de un conocido escudo. Peggy le pareció buena idea regalarle algunas cosas de capitán
América al niño.

Tony balbuceo palabras incomprensibles mientras miraba a otro lado, buscando a alguien.

—Mamá fue a merendar con tía Peggy regresa más ahora—contestó Howard como si eso fuera lo
que estaba preguntando el niño. Empezó a vestir al pequeño.

Nuevamente el bebé balbuceo mientras señalaba la puerta del baño. Howard alzó una ceja sin
saber que quería su hijo.

—Mamá regresa ahora niño, no seas impaciente—comentó ya con el infante en brazos, oliendo a
esas típicas colonias de bebé.

Tony hizo una mueca con su boca y Howard sabía que significaba eso.

—Tony no empieces con tus berrinches-

El niño empezó a llorar levemente. Ay, ¿ahora que?

Howard iba bajando las escaleras y Tony seguía con su berrinche, intento darle algún juguete pero
no funcionó. Ya le estaba dando dolor de cabeza, Tony al final se durmió como a las 3:00 a.m.
Y el no durmió muy bien porque al intentar dormir a Tony, María y el se quedaron dormidos en el
piso. El enano se durmió sobre su pecho y su esposa uso su brazo como almohada. Aún la tenía
algo entumecida.

—Tony, ¿ahora que? Ya te di tu vitamina del mediodía... Espero no sea algún cólico... —el padre
primerizo empezó a pensar todas las posibilidades del porque del berrinche de su hijo.

Tony seguía haciendo hipos por su llanto hasta que giró su mirada y ahí cambió de humor. Howard
escuchó los balbuceos y miró a su hijo que había cambiado de humor a una más entusiasta. Miró a
donde miraba su diablillo y ahí estaba Edwin recién llegado de las compras. No vestía un típico
traje de saco y elegante corbata, sino algo más suelto. Una camisa manga larga, crema y unos
pantalones negros.

El bebé hizo mas ruido mientras extendía sus brazos, Edwin escucho el balbuceo y dejo el recibo
de las compras a un lado para ver a los dos en el lobby.

Hubo un extraño silencio entre ellos, descartando los balbuceos de Tony. Estuvieron así unos
segundos hasta que Tony empezó a hacer berrinche porque quería ir con Jarvis.

—Parece que alguien quiere ir contigo—decía Howard intentando estar calmado mientras se
dirigía a la cocina donde Edwin dejaba las cosas a un lado.

El mayordomo sonrió un poco y Howard le dio el bebé que gustoso abrazo el cuello de Edwin.
Este rio levemente porque las manitas de Tony le dieron cosquillas en su cuello.

—Solo me fui una hora joven Tony—le decía mientras lo miraba, el niño como respuesta le tocó la
cara—Bien, yo también lo extrañé.

—Lo tienes mimado, por eso esta así—comentó Howard mientras iba hacia las compras y sacaba
un jugo de caja para tomarlo.

—Esos son para Tony—le avisó sin decir nada sobre lo que dijo sobre tener mimado a Tony. No
podía culparse, es que Tony es una ternura. Lo podría decir en voz alta si es necesario.

Howard lo miró mientras bebía el liquido dulce del zumo. Jarvis rodó los ojos y fue hacia otro lado
mientras tenía al nene en brazos. Le hizo algunos mimos que resultaron en risas. Howard
observaba esto desde donde estaba apoyado, que era sobre la isla de la cocina.

Tony entre risas miró a su padre y extendió sus brazos. Howard alzó una ceja, no llevaba 5 minutos
con Jarvis. El británico lo miró mientras buscaba en su mirada si quería al niño de nuevo en brazos.
Este no hizo tanta excusa al respecto. Tony en brazos de papá empezó a tocar su rostro como lo
hizo en la madrugada, Howard ya se estaba acostumbrando. Jarvis iba a hacer su trabajo en guardar
las cosas pero escucho el típico berrinche y miro interrogante al bebé. Este extendió sus brazos.

Jarvis confundido lo recibió en brazos. Y Tony de nuevo hizo lo mismo de querer ir con su padre.
Repitieron el proceso una vez más y pararon cuando Tony quería volver a brazos de Jarvis. El
pequeño solo reía.

Los dos adultos se quedaron analizando la situación.

—No somos un juego pequeño diablillo—Howard peñisco la mejilla de Tony.

—Señor, no le haga eso, puede llorar.

Al contrario reía por su travesura, pequeño, pero muy listo.

Era hora de merendar, padre e hijo se encontraban en la terraza disfrutando de la tarde. El cielo
estaba naranjoso por el atardecer próximo, mientras Howard se encargaba de darle su papilla a su
bebé. Los doctores le indicaron que tenía que alimentarse bien para una estable salud, además de
las pastillas y vitaminas que debía tomar a ciertas horas.

Esta vez Tony terminó todo y Howard limpio el resto que había quedado en el rostro del niño.
El bebé hizo unos balbuceos mientras miraba a su padre que lo tenía en brazos. Howard solo lo
observó le tocaba sus mejillas, eso hacía que el bebé se pusiera a reír un poco. El Stark estaba
relajado, su hijo mejoraba y pensaba de vez en cuando que la doctora exagero en lo que respecta su
salud en adelante.

Solo había que darle tiempo.

Mientras, Jarvis quién había terminado algunos trabajos en la cocina miró a padre e hijo en la
terraza disfrutando del agradable ambiente. Era una escena bastante agradable para el. Howard
había estado muy asustado ese día, no lo había visto así desde hace tanto tiempo. No lo había visto
llorar así por alguien más.

La última vez que lloró así fue por... El.

Sacudió su mente para olvidar esos recuerdos del pasado y se concentró nuevamente en ellos. Tan
relajados, animados. Escuchando una ocasional risa de Tony cuando Howard hacía algo para
hacerlo reír.

Una idea le había pasado por la mente y fue a buscar la cámara instantánea que se encontraba en la
sala. Regresó con esta hacia la terraza, y con algo de silencio se fue acercando hasta tener un buen
momento para la foto.

Howard dejó lo que hacía cuando el flash desapareció y miró a Edwin interrogante por unos
segundos hasta que vio lo que tenía el británico en mano. Meneando su cabeza le cuestionó con la
mirada que hacía. Jarvis solo miró a un lado y se alzó de hombros.

—Yo solo... Pensé que sería un buen recuerdo—El mayordomo se acercó hasta el Stark para darle
la foto que había tomado de los dos.

Howard miró un momento a Edwin y luego aceptó la foto para poder apreciarla mejor. Había
salido bien, un buen contraste con los colores del atardecer y las sombras. El estaba de perfil con
una sonrisa en sus labios y Tony lo miraba mientras también sonreía.

Ahora que lo pensaba bien, era la primera foto que tenía con Tony, solos. Sintió un agradable
sentimiento en el pecho por ello. Miró a Edwin quien se había quedado en un silencio respetable
mientras esperaba su respuesta o palabras ante la foto.
—Gracias... Jarvis—en el último segundo dudo si decir su apellido, pero lo pensó nuevamente
antes de hablar. Su voz sonó mas suave de lo usual, algo que no hacía comúnmente ahora con el
británico.

Edwin solo asintió educado su cabeza—No hay problema... —el quería decir algo más y Howard
lo sabía porque tenía esa mirada de que estaba debatiendo sobre algo, pero no podía sacarlo.

Antes que nada un trueno a la lejanía interrumpió los pensamientos de Jarvis. Ellos miraron a lo
lejos y venían algunas nubes grises, pronto lloverá. Y ese pronto se acercó muy rápido porque
empezaron a caer chispas, de algunas nubes perdidas, además la brisa empezó a soplar mas fuerte.
Tony se asusto y se aferró a su padre.

Ellos se adentraron a la casa y Howard de inmediato busco una toalla en la cocina para secar las
leves gotas en su rostro y en el de Tony.

Habían pasado unos minutos hasta que empezó a llover un poco más fuerte y Edwin se encargo de
cerrar las ventanas y puertas para que no entrará la brisa fría de la lluvia.

—Creo que María llegará algo tarde si la lluvia sigue—comento Howard mientras veía el clima a
través de la ventana.

Edwin cerró la última ventana, viendo a través de ella el exterior y como las gotas chocaban contra
el vidrio—Seguramente.

Howard lo miró mientras ponía mas cómodo a Tony en sus brazos, cada día el niño crecía y pesaba
un poco más.

El británico decidió hacer té mientras el silencio se adueñaba del lugar. Howard por mientras iba a
la sala, dejó la foto en la mesa y después se sentó en el sofá. Miró a su hijo, parecía que le pesaba
los párpados y siempre pasaba su manito sobre uno de ellos, hora de la siesta. Siendo sincero el
necesitaba uno también. Se acostó sobre el sofá, Tony rápidamente se acostó sobre su pecho y el
solo se encargo de darle suaves masajes sobre su espalda.

En poco tiempo el bebé se había dormido, podía escuchar sus suaves respiraciones. El empezó a
cerrar sus ojos también y quedó dormido.
Edwin ajeno a lo que pasaba había servido el té, pero cuando fue yendo a la sala presenció que su
jefe dormía junto al niño en el sofá. Dejó la bandeja donde tenía el té en la mesa y fue a buscar una
sabana para ellos.

Cuando se los puso, no despertaron, dormían plácidamente su siesta. Miró a Howard, podía ver
algunas arrugas en su rostro además del cansancio de criar a su bebé. No había cambiado tanto,
pese a la edad, seguía siendo una persona que prácticamente no podrías ignorar. Observó a otro
lado cuando ese pensamiento pasó por su mente, decidió guardar el té para la señora y cuando iba
retirarse, la voz de Howard lo detuvo.

—Edwin...

Trago saliva al escuchar como el Stark decía su nombre de pila, se volteo lentamente para luego
dejar la bandeja nuevamente en la mesa.

—Dígame Señ-

—Nada de eso... —Howard bostezo y lo miró. Una expresión suave, eso es lo que veía Edwin.

—¿pasa algo? —preguntó mientras se acercaba un poco más.

Howard miró hacia el suelo y otros puntos varias veces hasta que finalmente preguntó—Bueno...
¿Cómo sigues?

Sabía que significaba esa pregunta, pero guardo silencio.

—Se que ha pasado un mes...

Edwin suspiro pesadamente—Pues así es.

—Lamento lo que pasó... Ella era una adorable mujer—Howard mostró una pequeña sonrisa.
Edwin bajó su mirada y asintió—Lo era... Pero ya pasó, no puedo lamentarme por siempre.

El rostro de Howard cambió y busco la mirada de Edwin. Siempre desviada a un lado cuando no
quería hablar directamente como estaba realmente.

—¿Porqué...?

El alzó su mirada desconcertado ante la pregunta.

—Pudiste haber ido con ella.

Edwin lo miró, se fue acercando y se puso de cuclillas a una distancia bastante cercana pero aún
respetando esa distancia.

—Ella era mi amiga. La apreciaba, ella era buena. Anna era una excelente mujer para ser una
compañera... Pero no. No conmigo.

—Pero-

—No podía—Edwin lo miró a los ojos.

Howard abrió su boca pero, no pudo decir nada ante la mirada que ofrecía el británico la cual decía
más de una sola palabra. Miró a otro lado un momento y después miró a Edwin, hasta que se fijo
en algo.

—Tu mano... ¿Qué pasó?

La mano de Edwin tenía una marca de quemadura. Este miró su mano.

—Me queme mientras cocinaba, no es nada. En unos días se curará-


Howard extendió su mano sin pensarlo realmente y alcanzó la del británico.

—Es raro que tengas estos accidentes, nunca te pasa. Espero te hayas puesto el spray para
quemaduras—le decía mientras tocaba con cuidado con su pulgar la quemadura, tenía ya unos
tonos entre rojizos y morado.

No obtuvo respuesta después de varios segundos, frunció el ceño y lo miró. Edwin solo miraba la
dirección hacia su mano sostenida por el Stark. Howard analizó tarde e intentó soltarse, pero
Edwin lo sujeto con firmeza pero no fuerte.

Howard sintió como todo se detenía en esos segundos. Por inercia sujeto mas a su bebé, pero no al
punto de lastimarlo, Tony seguía durmiendo como un ángel sobre su pecho. Esperaba no
despertarlo.

Edwin miró su mano junto a la de Howard.

—Se curará.

Fue lo que dijo antes de volverlo a mirar con las mil palabras en sus ojos claros, pero sin saber
compartirlos y expresarlos en la situación en que estaban en el presente. Howard estaba igual
mientras escuchaba la lluvia en el exterior, haciendo interrupción en el silencio que tenían.

Y tampoco sabía que palabras compartir, por la situación del momento.


Edwin se despertó cuando escuchó el auto, abrió lentamente sus ojos y observó su alrededor.
Después despertó de golpe cuando escucho los típicos tacones de la señora Stark. Miró a Howard,
seguía dormido, al igual que Tony. Se soltó lentamente de la mano de Howard y se levantó. Fue
literalmente trotando a la entrada de la casa, no sin antes verse en el espejo. María Stark nunca lo
había visto de forma tan civil, oh no. Grandioso.

Intentó arreglar su cabello despeinado y entró a su faceta de mayordomo. Abrió la puerta y María
entró casi corriendo porque aun seguía lloviendo, siendo tan tarde.

—Dios, casi me quedo a dormir donde Peggy. La lluvia no quería dejarme ir—María mientras
cerraba el paraguas finalmente observó a Jarvis—Oh, que extraño verte sin un traje. No me
malinterpretes Jarvis, se ve bien.

—Gracias madam, y bueno, me avergüenza decirlo pero me quede dormido en la mesa de la cocina
después de volver del supermercado. Lamento eso, no volverá a repetirse—sabía que mentir era
malo, pero a la vez era cierto. Muchas veces el jardinero lo encontraba dormido en la mesa en una
posición muy incómoda.

—No te preocupes por eso Jarvis, somos humanos, caemos en las tentaciones de ir a dormir.

Edwin analizó esa palabra, "tentación" pero cuando escucho la oración completa, dejó de pensar
en ello y se dedico a ayudar a su jefa.

—La casa está muy silenciosa... —la mujer miró el interior de la casa. Jarvis guardo silencio medio
nervioso. María alzó una ceja y fue hasta la sala.
Se encontró que su esposo yacía en el sofá, durmiendo junto a su querido hijo. Fue la escena más
tierna que nunca se pensó encontrar. Tocó su pecho, enternecida por el momento.

—Parece que mis queridos perdieron batalla contra el sueño el día de hoy—María acarició
suavemente los cabellos de Tony dormido sobre el pecho de su padre. Después fue con su esposo,
para luego plantarle un beso en su frente con cariño.

Edwin no ignoro la acidez en su cuello, pero debía controlarse. Era normal que una esposa le diera
su amor a su esposo y compañero. Su compañero de vida. Sin darse cuenta sus uñas ya aruñaban su
palma de la mano mientras esperaba en silencio alguna orden de su señora.

—Ahora los despertare, le dolera la espalda el día de mañana—María iba dirigirse a las escaleras,
pero vio la foto en la mesa. Sonrió—Que hermosa foto, supongo lo tomó usted, ¿verdad Sr. Jarvis
—el mayordomo asintió a la pregunta y María no quito su sonrisa—Lo guardaré entre sus cosas.
Se puede perder si no se guarda en un lugar seguro.

Jarvis sintió la urgencia de llevarse la foto de las manos de María, pero no lo hizo, solo observó
como ella se llevaba la foto entre sus manos. La mujer iba en el primer escalón y le fue diciendo.

—Vigilalo por mi un momento Jarvis, ¿Puede hacer eso por mi, no?

"No me lo tiene que decir para hacerlo" —Por supuesto, Sra. Stark.

María asintió y fue retirándose.

Edwin relajo sus hombros cuando finalmente se fue y observó a Howard aún dormido plácidamente
con su niño en brazos.

Las palabras se le quedaban en la boca, como siempre. Las palabras que deseaba decir eran
borradas de su mente mientras la lluvia seguía cayendo.
Chapter End Notes

Espero les guste ✨ ❤️


[ 04 ]
Chapter Summary

—No siento una buena vibra de él. Es todo.

—¿vibra dices? —repitió en pregunta el Stark.

—Me desconcierta la forma en que se comporta cuando está alrededor tuyo. Parece
actuar como un niño santo cuando no lo es.

Chapter Notes

Este es el primer capitulo con advertencia, los de más adelante también los tendrá.

See the end of the chapter for more notes

04

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1971

Capítulo 4: Una mala vibra

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Advertencia: Acoso y abuso.

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OST del capítulo:

Daughter - I can't live here anymore

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—Y supongo que con eso terminamos. Mañana haré lo siguiente en el horario y visitaré la empresa
por mientras. Supongo que todo estuvo en orden mientras no estuve. ¿No es así, Stane?

Se escuchó un bufido en la habitación y Obadiah se levantó del asiento donde estaba—¿Cómo


crees que soy Howard? Vamos me conoces, dejaste la empresa en buenas manos mientras te
ausentaste. Aunque no debo llevarme todo el crédito, ¿verdad Ezequiel?

El joven adulto, Ezequiel Stane lo observó y sonrió altanero—Claro que si papá. Lo que digas. Y
recordé algo, esta reunión me ha dejado hambriento. Iré a ver que hay.

Obadiah hizo apenas una mueca por el comportamiento de su hijo y Howard mientras arreglaba los
documentos de las últimos protocolos en la empresa solo atinó alzar una ceja.

—Supongo Jarvis debe de tener el almuerzo hecho. No seas tímido—comentó Howard.

Ezequiel lo miró y sonrió educado—Es usted muy amable Sr. Stark. Muchas gracias. Iré a saludar
al Sr. Jarvis, bueno me retiró.
El muchacho se fue y lo primero que hizo Stane fue quejarse en voz baja. Howard guardo los
documentos en su escritorio mientras le decía a Stane.

—Veo que tu hijo esta muy emocionado en ser practicante para co-CEO en la empresa o incluso
uno de sus tantos ingenieros.

Obadiah se volteo a mirarlo con una sonrisa que Howard podía ver que era super forzada—Claro
que lo está. Solo que tiene tantas cosas en la cabeza que no se concentra como debería. Es joven, tu
entiendes eso.

Howard guardo silencio un momento y luego asintió—Supongo que si puedo entenderlo. Estaba en
todas partes, haciendo tantas cosas y-

—¿ves? Es super normal. Cuando tenga más los pies en la tierra, empezará a enfocarse en su
deber.

Howard quién iba saliendo de la oficina nuevamente asintió sin decir nada más. Dejó que Obadiah
saliera primero y fueron conversando por el pasillo.

—Tu aura de jefe hace falta en la empresa amigo. La superioridad, eso hace falta.

—Sabes muy bien porque me ausente Obadiah. Y no lo digo como excusa.

—Eh, si. Tu Anthony estuvo muy mal, ¿no es así? —Stane hizo una media mueca lejos de la
mirada de Howard.

—Así es...

—¡Pero ya está mejor y por eso regresas! —le dijo con gran energía que hizo que Howard lo
observará con un extraña expresión—Ay amigo, no puedo expresar que extrañe tu presencia acaso,
¿ah?
—No podría decirte Obadiah.

—Pues ya lo dije. Como dije tu aura de superioridad, de Stark. Hace falta, que bien que finalmente
tu esposa regresó ¿no? Ya puede ella encargarse del niño.

Howard junto el entre cejo un momento, mirando la expresión risueña de su compañero, luego
pasó una expresión neutral.

—Mis visitas y trabajos en la empresa serán más constantes, pero debo recordarte que habrán
lapsos de tiempo en el que me quedaré a cuidar a Tony.

Obadiah hizo una cara cuando escucho la información dada por el Stark y lo volteó a mirar con
perplejidad.

—¿Porqué? Tu esposa ya está aquí, no entiendo por que deberías.

Silencio y Howard contestó—¿Te recuerdo que María también debe dirigir su fundación?

Obadiah abrió los ojos por el recordatorio y luego su rostro volvió a ser neutral. Volteo su mirada
mientras se encogía de hombros.

—Cierto, la fundación de los niños huérfanos... —Stane apenas hizo un ruido entre sus dientes y su
lengua, volteo a mirar a Howard—¿Porqué dejaste que lo hiciera?

Ahora era turno de Howard de quedar desconcertado miró a Stane mientras detenía su paso—
¿Disculpa? No entiendo el punto de tu pregunta.

—Ósea, me refiero a que bueno... —Obadiah rasco su cuello y después explicó—¿Sabes que es un
trabajo difícil, no? Hay que organizar tantas cosas como en las industrias Starks. Su objetivo, las
donaciones, publicidades. El que la gente le llame la atención...

—Pues seguramente María ya lo tiene planeado. Mi esposa está muy capacitada para estos temas y
trabajos. Yo la apoyo en esto y es el arreglo que tenemos—le contestó seriamente.
—¡Jmp!... Entiendo. El apoyo es bastante importante en el matrimonio.

—Así es... —contestó algo vago pero sin quitar tanto el tono serio. Aveces su compañero hacia
comentarios fuera de lugar, pero bueno así era él.

—Bueno está bien. Supongo que debo acostumbrarme a esto mientras haces tu trabajo de padre
primerizo y el apoyo al deseo de tu esposa... —hubo un tono extraño en lo último que pudo notar el
Stark.

Howard se quedó varado un momento en el pasillo hasta después auto decidir en seguirle el paso a
Obadiah.

Jarvis limpiaba unos vasos mientras miraba de vez en vez al hijo único de Stane comiendo
placentero en el comedor. No iba a ignorar los pensamientos que tenía de aquel muchacho, no
parecía importarle nada, sabía que le deba cero interés a la empresa o algunos mandatos de su
padre.

Muy inmaduro para la edad que tiene. Casi 23 años, según tiene de recuerdo.
—Hey, Sr. Jarvis.

El británico le dio la atención al chico—dígame joven Stane.

Ezequiel empezó a reír—Joven Stane. ¡Ha! Ni siquiera la servidumbre en casa me llama así, como
sea. Quería pedirte si podías darme un coctel o algo de vodka.

Edwin se mordió levemente su mejilla y contestó educado—Siento decepcionarlo. Pero no estoy


seguro que al Sr. Stark le guste que abra su estantería de licor sin su permiso.

—¡Pff! ¿Enserio? ¿Acaso no tienen uno para visitas?

—No, no lo hay. Nuevamente disculpe la decepción— por supuesto que estaba diciendo mentiras,
claro que había, pero no deseaba darle bebida alcohólica a un chico que piensa que cada lugar es su
casa. Además esa estantería de alcohol no se ha abierto desde que Tony nació.

—¡ay, vamos! no creo que al Sr. Stark le moleste que tomé un poco de su alcohol. Vamos puede
comprar tantas como quiera cuando él quiera, ¿no?

Edwin esta vez no oculto tanto su mueca por el comportamiento altanero del chico—No lo dudo
Joven Stane. Pero como dije no es buena idea.

Ezequiel lo miro con desgano, una mirada no muy educada de su parte. El chico dejo el plato sucio
a un lado y Jarvis solo observó esto con indiferencia.

Ezequiel se fue retirando lentamente mientras mormuraba—Eso pasa cuando le das a la


servidumbre una libertad que no deberían tener en su trabajo. Se creen sus jefes.

Juraba que iba a-

—¡Ezequiel! Es hora de irnos muchacho —llamó Obadiah ya apareciendo en la cocina—Oh, hola


Sr. Jarvis.
—Sr. Stane—saludo mientras agarraba el plato sucio del chico para lavarlo.

Howard apareciendo unos segundos después observó un momento a los Stane y luego al
mayordomo. Pudo percatarse de que tenía lo hombros tensos significado que algo lo estaba
molestando y que estaba haciendo todo lo posible para guardar la calma.

—Muy bien me despido amigo. Nos vemos mañana—decía Stane mientras se despedía de Howard
con un apretón de manos.

Howard apenas hizo una gesto con su cabeza.

—Será un placer verlo en acción en la empresa Sr. Stark—dijo Ezequiel con una media sonrisa
mirando al mayor.

—Solo hago cosas en mi oficina y a veces veo los protocolos, no creo que sea impresionante.

Ezequiel solo amplio su sonrisa mientras cerraba sus ojos. Después los abrió para todavía mantener
el contacto visual.

—Igualmente será un placer tenerlo presente en la empresa, será... Una buena experiencia. Hasta
luego Sr. Howard Stark —así el chico se despidió siguiendo a su padre.

Hubo un breve silencio hasta que finalmente se fueron los Stane y Howard escucho murmullos
provenientes del británico.

—¿ahora que?

—Nada—respondió secamente el mayordomo. Howard hizo una cara y puso sus manos dentro de
sus bolsillos.

Edwin iba a salir si no fuera porque Howard se puso en el camino. El más alto volteó su mirada
para no tener que ver la mirada del Stark.
—¿Edwin, qué pasó? —preguntó seriamente.

Edwin chasqueó sus dientes escuchando el tono que uso Howard al pronunciar su nombre—Ese
chico. Ezequiel, no tiene la mínima esencia de decoro o aunque sea amabilidad. Eso es lo que pasó.

—Es un chico-

—un chico demasiado engreído, aprovechando su estatus para recordárselos a sus sirvientes en su
hogar, eso es lo que seguramente pasa allá—Edwin terminó de asear todo y se cruzó de brazos.

Howard rodó los ojos—Exageras Edwin.

—No exagero.

El Stark le ofreció la mirada, Edwin estaba apoyado contra la isla de la cocina y después miró al
Stark.

—No siento una buena vibra de él. Es todo.

—¿vibra dices? —repitió en pregunta el Stark.

—Me desconcierta la forma en que se comporta cuando está alrededor tuyo. Parece actuar como un
niño santo cuando no lo es.

—Probablemente quiere intentar impresionarme, sabes como son los jóvenes. No soy ciego
también lo eh visto, no te pongas nervioso por eso.

Edwin lo miró un momento y después se relajó—Quizás tengas razón.

Howard se alzó de hombros y fue a un lado de Edwin a buscar una manzana para saciar un poco el
hambre antes del almuerzo, seguramente ya María vendría con el pequeño del médico junto a
Angie. Esperaba que hubieran buenos resultados en los exámenes y que haya una mejora sobre su
hijo.

Mientras Howard estaba sumergidos en sus propios pensamientos, Edwin solo analizaba al Stark.
Solo observaba.

Muy detenidamente.

—Jarv, ¿sigues aquí?

—dígame—respondió fingiendo muy bien su estado.

Howard lo observó un momento y negó levemente—Nada, solo avísame cuando lleguen las damas
y Tony. Iré a darme una ducha, hace calor.

Howard se desabrocho algunos botones de su camisa mientras se retiraba.

—No se preocupe lo haré—comento Edwin. Nunca despegó su vista del Stark.

Reza el ave María Edwin.


—¿Qué te dijo el doctor entonces? —preguntó mientras cargaba a su hijo, quien ya estaba
durmiendose. No iba a decirlo en voz alta, pero extraño a Tony todo el día. Está tan acostumbrado
a tener a Tony en todos lados que se le olvidó el como estar solo.

Esperaba sobrevivir para mañana. Solo serían unas horas, hasta la tarde. El podría.

—Que Tony esta mejorando muy saludable, para impresión de él—le contesto María mientras
cepillaba su largo cabello castaño—Debiste ver a Angie celebró tan en alto que todos nos miraron
extraño. Pero es Angie.

Howard bufo, tanto por lo sucedido con Angie y por el estado de Tony—Sabía que exageraban.
Solo Tony necesitaba tiempo para mejorarse de lo que le pasó. Tiene sangre fuerte en sus venas.

—Lo dices porque es un Stark—María se sentó en el borde de la cama mientras observaba a su


esposo de pie aun con el bebé.

—No me olvido de ti María. Heredó más facciones tuyas que las mías. Y se que habrá heredado
uno que otro carácter tuyo.

María le sonrió divertida y luego se levantó—Bueno, a este pequeño debemos llevarlo a su


habitación. Ven, permitem-

—No le veo problema que duerma aquí—le dijo de inmediato sin intención de soltar al pequeño.

María frunció el ceño, algo confundida, pero después sonrió gentil—Esta bien. Pero no lo aplastes.
—No te preocupes. Tony no va amanecer como una tortilla.

—Ssh, Howard, el bebé duerme.

Se escuchó una leve risa de Howard antes de acostarse con cuidado por tener a Tony en brazos. El
pequeño apenas hizo unos ruiditos cuando lo acostó sobre la cama. María apagó las luces y le
deseo buenas noches tanto a el como a su hijo.

Howard se quedó despierto un rato más, mirando como su compañera ya había encontrado el
morfeo y Tony también. Viendo a Tony y a María al mismo tiempo, el pequeño había heredado
esas pestañas de su madre. El cabello castaño. Piel morena. Pero había unos cuantos genes suyos en
el pequeño como su cabello era ondulado como el suyo y no liso como el de María. Tenían la
misma nariz. Y los mimos ojos.

Howard sonrió un poco y cerró sus ojos para irse a dormir finalmente.

Y entre sus pensamientos aún despiertos, agredecio a María por cumplirle su deseo. Pero a la vez
uno tan egoísta de su parte.
Hacía calor.

Y Howard se desabrocho algunos botones de su camisa, se echó algo de fresco con su mano hacia
su cuello. Después lo miró y sonrió complaciente, casi de una manera provocadora.

—¿Necesita algo Teniente? —preguntó con un leve cantorreo.

Abrió los ojos con el calor en toda la cara y cuerpo. Edwin se sentó en su cama de manera
apresurada como si alguien viniera a apuñalarlo. Una manera muy dramática de despertarse.

¿Y ese sueño? ¿Porqué soñó eso? ¿Porqué ahora?

—Dios, no tengo 20 años para estar soñando estas cosas—se quejó Edwin mientras pasaba su
mano sobre su frente. Sudaba como si hubiera corrido una maratón.

Aún eran las 3:00 a.m y hacía mucha calor. Abrió las ventanas de su habitación y la brisa fría
acarició su rostro de manera relajante. Entre cerró su mirada mientras veía le cielo nocturno.

Los recuerdos siendo un huérfano en el orfanato pasaron por su mente por unos momentos. Nunca
fue el mejor lugar de todos y siempre quiso escapar. Nadie lo quería ahí, ni siquiera las monjas.

Siempre quiso vivir su vida y no estar atrapado en cuatro paredes. Parece que está en la misma
situación pero era con circunstancias diferentes.

Bueno, no quiere decir que no vivió una por un tiempo.


Tony estaba chillando y no quería soltarse de Howard. El pobre hombre estaba que no sabía que
hacer mientras tenía una cara por el escándalo que hacía su primogénito.

Parece que con el ajetreo de que estuvo alistándose le advirtió a Tony de que iba a irse a trabajar o
algo parecido. Suspiró frustrado aún con el bebé en brazos porque no quería irse con María y ella
le decía con dulces palabras que regresaría más tarde, pero era un bebé que sólo comprendía que su
papá estaba a punto de irse a alguna parte.

Howard negó levemente y le dio la cara a su hijo—No llores niño. Solo me iré unas horas, no
deberías ser tan dramático al respecto.

Escuchó como su esposa aclaró su garganta para llamarle la atención. María alzaba una ceja
supongo por lo que había dicho.

—Sabes que no lo digo por esa manera María.

—Howard—mofo media molesta, pero negó e intentó nuevamente llevarse a Tony hacia sus brazos
—Vamos bebé tu papá necesita trabajar, llegará tarde si no lo dejas ir. El vendrá ahora, no te
preocupes mi cielo.
Tony la miro un momento con ese puchero en sus labios pero se volteo nuevamente sin querer irse
a los brazos de su mamá. María tuvo un pinchazo en su pecho por lo sucedido, no sabía que pasaba,
era extraño. Antes si se dejaba aún tenía unos meses pero nunca hacía estos tipos de berrinche.
Incluso el día de ayer ocurrió algo parecido en el médico porque se llevó a Tony aún medio
dormido y cuando despertó tardo mucho en calmarlo.

Howard miró la aflicción de María y tampoco sabía que hacer. No podía llevarse a Tony a la
empresa, tenía que hacer cosas y no podía estar pendiente al niño.

Justamente, para salvación de ambos padres llegó Edwin quien venía del jardín.

—¡Ed-! —Howard se mordió la lengua nunca llamaba al británico por su nombre en presencia de
otros—¡Jarvis! Que bien amigo, necesitamos algo de ayuda.

El mayordomo inclinó su mirada algo confundido, le dio por mirar el reloj de la sala y se percató la
hora. Howard debió haberse ido hace 15 minutos, aún seguía aquí.

—¿En que puedo ayudar, Sr. Stark? —tuvo como respuesta como Howard señalaba al pequeño en
brazos y Jarvis solo hizo un "oh" con su boca al comprender.

Se dirigió hasta ellos y con voz suave se dirigió al joven bebé.

—Joven Tony, venga conmigo, su padre necesita irse. Llegará tarde si no se lo permite—el bebé lo
miró y apenas hizo unos ruidos. Jarvis sujeto al bebé y sin ningún berrinche para sorpresa de María
fue hacia los brazos del británico—Eso es. Su padre volverá en unas horas. ¿No es así?

Howard mientras acomodaba su ropaje miró a los dos—Claro que si. Cielos voy tarde. Hasta luego
Mari. Nos vemos ahora mocoso.

El Stark le revolvió el cabello a su hijo y este sonrió por el gesto. El pequeño se quedó mirando
como se iba su padre por la entrada de la casa.

María guardo silencio unos segundos viendo de reojo a Jarvis con su bebé en brazos, sacudió
levemente su cabeza.
—Gracias Jarvis, eres nuestro héroe.

Edwin la observó un momento y después asintió respetuoso—No es problema madam. Ahora


joven Tony, creo que debería entrenerse un poco mientras su padre esta trabajando. Supongo sus
juguetes servirán un rato.

—Solo hasta que le de hambre nuevamente—bromeó María.

Howard al llegar a la empresa dos secretarias lo recibieron con gran gratitud, el caramente saludo
de vuelta. Los otros empleados se detenía en lo que hacían para saludarlo de igual manera cuando
iba dirigiéndose a su respectiva oficina.

Iba decir que no era necesario hacer todo eso, bueno unos saludos no estaban mal, pero creo que
era algo muy-

—¡Howard! Amigo mío, bienvenido de vuelta a tu imperio—llegó Obadiah a saludar a su amigo


con un buen apretón de manos.

Obadiah, suspiró para sus adentros, no podía dudar que el hombre le pidió a cada empleado
saludarlo cuando llegase. Siempre exagerado como siempre.

—Hola Obadiah. No era necesario esto—susurro entre dientes lo último porque no quería romper
la sonrisa de gratitud que tenía para no incomodar al personal.

—Pues tenía que, no me mires así y tampoco me reclames. Ahora vamos tenemos mucho que
hacer.

—Y puedo ayudar con eso—apareció Ezequiel al otro extremo de Howard sorprendiendolo un


poco porque no se percato de su presencia tan rápido.
—Finalmente está haciendo tus tareas con gran empeño muchacho, ya era hora—comentó Obadiah
hacia su hijo.

El muchacho curvo sus labios mientras tenía una mirada en sus ojos que Howard no pudo leer bien.

—No se de que hablas padre. Muy bien, ¿comenzamos Sr. Stark? Será un gran placer ayudarlo el
día de hoy.

—Gracias niño, pero creo que estoy bien por mi cuenta. Pero si necesito tu ayuda te llamaré, tienes
un gran camino por delante—se despidió mientras iba hacer sus deberes en la empresa. No
extrañaba tanto hacer sus responsabilidades, se había acostumbrado a estar en casa.

Pero bueno, no se pueden ignorar esas otras responsabilidades.

Mientras, Ezequiel se mordió el labio intentando aguantar su enojo miró de reojo a su padre,
guardando toda la calma posible.

—No era necesario ese comentario Padre—escupió enojado, pero sus facciones eran demasiados
neutras que podría ponerte de los nervios.

Obadiah alzó una ceja por el comportamiento de su hijo.

—Mejor controla eso tono, idiota. Tienes mucho trabajo, vamos, muévete y no seas peso muerto.

Obadiah se retiró y Ezequiel solo lo observó irse unos momentos. Volteo su mirada y miró al Stark
quien conversaba con algunos de los ingenieros de la empresa.

Un brillo en sus ojos apareció y se retiro mientras ocultaba su media sonrisa.


Vaya había perdido de mucho en la empresa, habían cosas que aprovar, reuniones importantes que
asistir. Planos que debía terminar.

¿Como iba a hacer todo esto?

No era la primera vez que tenía tanto trabajo en los hombros, pero estaba esa pisca de
preocupación porque debía pensar como organizar su horario para tener tiempo en casa. Porque
seguramente llegaría super cansado y no tendría tiempo para pasar con su hijo.

Se peñisco el puente de su nariz—Esto sera más difícil de lo que pensé.

Dejó lo que hacía al escuchar la puerta de la oficina abrirse, elevó su mirada. Ezequiel estaba en la
entrada.

—Oh, lo siento, no quería interrumpir. Debi tocar antes, supongo.

—Lo dejaré pasar. Pero debes tocar antes de entrar o hablar con mi secretaria antes de hacer algo—
le aviso mientras seguía mirando sus documentos.
—Oh si, la vi, pero no quise conversar. Después no hago lo que debo hacer —el chico mostró unos
papeles en sus manos.

Howard apenas alzó la mirada un poco y después volvió a lo suyo—No era necesario que tu lo
llevarás hasta acá. Tengo personas encargada de ello, lo digo porque se que tienes tus propios
trabajos-

—Pero si no es ningún problema Sr. Stark—el chico tenía una sonrisa en su rostro. El puso los
papeles en el escritorio del Stark tomándolo de sorpresa, nuevamente.

El chico era silencioso.

—Muy bien, gracias Ezequiel.

—Veo que tiene unos problemas, no quiero ser descortés.

—No lo eres chico. Estoy viendo algunas cosas aquí.

—¿Puedo ayudar?

Howard leyó los documentos y asintió vagamente—Si, supongo, por favor, en esta parte es donde
quiero-

—Oh, esa fue la reunión de hace un mes.

Todo el cuerpo de Howard se tenso, porque ahora tenía a Ezequiel justo a su lado. Inclinado casi
rozando su hombro con el suyo. Sintió algo, extraño.

Ezequiel le explicó algunas cosas de lo que estaba preguntando y el intentaba prestar atención
mientras todos sus nervios le advertían del ambiente pesado en que se encontraba. Hacia lo que
podía en escuchar, pero apenas podía escuchar la voz del Stane a su lado prácticamente, era como
si estuviera bajo el agua.
Hubo un roze, que le dio un golpe en el estómago.

—Muchas gracias Ezequiel, pero pudiste solo señalarme y decirlo, ¿entiendes no? —"quítate de
encima" pensó. Intentó no hacer contacto visual con el chico.

El chico lo miró de reojo y sonrió apenado—lamento eso, son costumbres mías. Así discuto las
cosas. Pero bueno ya le pude ayudar ¿no es así?

Un roze con la mano en su espalda lo puso estático, miró de reojo al Stane sin mostrar algo en sus
gestos.

—Si, lo hiciste niño—respondió solamente.

Ezequiel finalmente se alejó y Howard pudo respirar con normalidad otra vez, pero el sentimiento
en su estómago no se iba.

—Supongo que tendrá que ponerse al día con la empresa...

Howard no quería contestar, pero viendo el silencio del muchacho tuvo que hacerlo—Pues no
tengo opción, como dije podré por mi cuenta.

Ezequiel que ahora miraba alguna cosas de la oficina solo lo observó de reojo. Tenía una media
sonrisa en sus labios. Howard acomodó los papeles en un folder, esto sin mirar al muchacho, sintió
otra vez el ambiente pesado pero con más intensidad.

—Chico, ¿hay algo en que pueda ayudarte? —"Solo dí que no y vete" pensó con el pulso a mil por
hora. Era inquietante el porque se sentía de esta manera, ¿Porqué lo sentía?

El muchacho carcajeo levemente—Se que tal vez lo esté interrumpiendo, solo me dio curiosidad
algunas cosas...

Howard alzó una ceja al respecto.


—Es que quería saber, cosas que uste hizo en el pasado.

—¿Sobre la empresa? —preguntó primero pensando en esa misma pregunta que todo el mundo le
hace cuando quiere hablar con el—Podría decírtelo pero-

—No me refería a la empresa. Me refería a rumores que escuché de usted en la época de los 40.

El Stark quedó perplejo al no entender a que se refería con ello. No pudo analizar más porque la
siguiente pregunta lo dejó frío.

—Sobre que usted tuvo sexo con alguien de su mismo género—la mirada de Ezequiel mostró una
malicia tan maligna que le hizo helar cada vello de su cuerpo.

¿Cómo? Nadie sabía. Se supone que nadie sabía que solo Peggy.

Guardo calma porque no iba sucumbir ante un niño y mostró su máscara—¿Discúlpame? Ezequiel
Stane si piensas que son preguntas prudentes, mejor retirese ahora o-

—¿o que? —respondió sin importancia, mientras veía en sus uñas como si tuviera algo que quitar
—¿me despedirá? Ni siquiera trabajo aquí, solo me trajeron contra mi voluntad.

—Entonces eso es algo que deberías hablar con tu padre y no hacer conversaciones como estas
para desahogarte, voy a repetirlo. Retírate ahora-

—Y si después de eso, ¿de repente surgen los rumores? Si salgo de aquí, me dejará libre para
hablar—El joven Stane miró con una sonrisa altanera al Stark.

¿Qué mierda?

—¡Basta! Ya me cansé de tu comportamiento, vete ahora-


El agarre fue rápido y fuerte, chasqueo los dientes por el repentino dolor en su muñeca. El agarre
fue más fuerte y la cercanía amenazante del joven también. Se congeló por completo al tenerlo tan
peligrosamente cerca.

—Le propongo esto, Howard Stark. Realmente no me importa si de repente no me acepta en su


empresa, si mi reputación es perjudicada. A la gente le importará más que uno de los hombres más
poderosos del país en realidad fue en el pasado la perra de alguien—Ezequiel apretó más el agarre
en la muñeca del mayor. Howard respingo un poco por ello. El chico sonrió complacido por el acto
—Oh, puedo escuchar las noticias ahora de tan solo imaginarlo.

—Maldito bas-

—Yo guardaré silencio, en cambio si usted y yo. Bueno, no debo decir la palabra para que
entienda el contexto—Ezequiel sonrió mientras una leve risa se opacaba en su garganta—Solo será
eso y no diré nada.

Howard hervía en cólera pero ese sentimiento de atrapado crecía en su estómago. Entre dientes
cuestionó—¿Acaso crees que haría algo así?-

—Estoy muy seguro que si, Howard Stark... Jmm, porque también hay otra cosa que yo sé, ¿No es
así, hijo bastardo?

La cara en blanco de Howard Stark fue una gran satisfacción para Ezequiel. Carcajeo levemente
mientras disfrutaba de la vulnerabilidad de uno de los hombres más respetados.

Howard frunció el ceño en cólera —¿Cómo- ¡ugh!

El agarre se hizo aún mas fuerte, Howard intentó soltarse pero no pudo porque Ezequiel de alguna
forma era más fuerte. El joven Stane miró seriamente al Stark—No me ponga a prueba, yo se lo
muy capaz que soy cuando decido algo—El rostro de Ezequiel se mostraba también frío y cínico.

Las palabras se le atoraban a Howard. El agarre seguía, pero no fue todo también sintió una mano
sobre su cadera que lo hizo temblar asustado. Estaba asustado, de lo que podría hacer este tipo.

—Le ofrezco dos días, solamente. Hasta entonces, debe pensarlo con mucho cuidado.
Ezequiel acercó su rostro y Howard pensó rápido gracias al cielo para apartar su rostro pero el
muchacho pudo chocar sus labios con su mejilla.

—Mmm, decepcionante. Pero es algo—Ezequiel nuevamente rio.

Finalmente soltó al Stark, de una manera muy brusca y se dio la vuelta como si nada hubiese
ocurrido. Antes de salir se giro un poco para ver al mayor.

—Que tenga una buena tarde Sr. Stark y no se olvide de la propuesta. Piénselo muy bien...

Ezequiel se fue y la oficina quedó en silencio.

Howard se sintió asfixiado, sentía como si algo con veneno lo hubiera tocado. Aún sentía el agarre
en esos lugares donde lo sujeto. Se sentía totalmente asqueado y odiaba ese sentimiento.

¿Porqué? ¿Porqué dejó que eso sucediera?

¿Cómo incluso ese chico sabe de su pasado? ¡No tenía sentido!

Debía irse.

Intentó arreglar todo, pero no podía sus manos temblaban e gruño por lo bajo. Dejó todo eso ahí sin
darle importancia, agarro su saco y se retiro de la oficina. Observó un momento ppr donde iba
pasar como si Ezequiel le fuera a saltar encima o aparecer por detras con un cuchillo.

Chocó con alguien y se dio la vuelta de inmediato alarmado.

Era uno de los empleados en la zona—¿Sr. Stark? Buenas tardes... ¿Señor, se encuentra bie-

—Estoy por retirarme, lamento el choque estaba distraído.


—No se preocupe, tenga una buena tarde jefe—el hombre se despidió y Howard se quedó ahí unos
segundos antes de partir.

Ya estaba a punto de salir cuando se encontró con Obadiah. Mil pensamientos pasaron por su
mente, pero no sabía como expresarlas.

—Fue un excelente día Howard, se que hay mucho que hacer pero no te preocupes. Tu amigo está
aquí para ayudar.

—Lo tomaré en cuenta— "¿Porqué no le dices algo? ¡Hazlo!" pero estaba esa pizca de duda en su
pecho y no podía hacerlo.

—Me saludas a tu esposa y al niño, ya deben extrañarte ¿no?

—Eso espero. Me voy Obadiah, no termines tarde— se dio la vuelta mientras escuchaba como se
despedía Stane atrás. "¿Porqué no dijiste algo?" El asco crecía cada vez más.

—Descanse, Sr. Stark. Nos vemos pronto en la empresa.

Howard paró en seco y miro de reojo a Ezequiel, como un demonio tan tranquilo sin tener una
pizca de remordimiento de lo que sucedió hace unos minutos. Este le sonrió de lado y el acidez en
la garganta de Howard creció. Apretó el puño y solo asintió antes de irse.

Ezequiel sonrió un poco más mientras veía al Stark irse.


Howard manejó tan nervioso hasta su hogar que casi se choca por accidente en uno de los
semáforos. Respiro hondo y salió del auto mientras se sentía, extraño, vacío.

Se sentía así, pero el asco seguía ahí. Como si alguien tuviera una plancha cerca de su mano
izquierda y en su cadera. Quiso vomitar, se apresuró a entrar en la casa esperando que tal vez
alguien lo recibiese pero no encontró a nadie.

¿Dónde estaba María?

¿Jarvis?

¿Tony...?

Camino más apresurado, llegando a la sala donde estaba la televisión encendida y su niño en el
suelo jugando con sus juguetes. Tony giró su rostro y su carita mostró alegría al ver su papá
finalmente después de un largo día.

No espero más y alzó a Tony en sus brazos. Lo apego a su cuerpo como si se lo fueran a quitar.

Una lágrima bajo por su mejilla, mientras temblaba con el bebé en brazos. Tony dejó de abrazar el
cuello de su padre e intentó mirarlo, con su manita tocó la lágrima que se deslizaba por su rostro
curioso, porque su papá se veía extraño, claro que no entendía porque. Howard lo miró y de alguna
forma se sintió agredecido, por ver a su hijo el día de hoy.

—¿Sr. Stark, es usted? Mis disculpas, no escuché cuando llegó estaba en la cocina limpiando el
plato de Tony—Edwin apareció un momento después y se quedó mirando al Stark de pie con su
hijo en brazos. Frunció el ceño, viendo los gestos del cuerpo de Howard quien estaba de espaldas
—¿Señor?

—Si, no te preocupes. Voy a llevarme a Tony arriba. Voy a ducharme.

—Oh, de acuerdo. La sra. Stark está en su oficina, solo me pidió que vigilará al pequeño.

—Está bien, dile que ya llegué. Avisas cuando la cena esté—Howard se fue rápidamente por las
escaleras.

Edwin quedó extrañado por el comportamiento.

Abrió los ojos al ver algo.

La muñeca de Howard, estaba rojiza, con una marca que se veía reciente.

—¿Howard...? —cuestionó con la preocupación latente en su voz.

Chapter End Notes

Es la primera vez que uso el personaje de Ezequiel Stane, fue interesante usarlo y más
por ser un Stane, porque estos tienen como su amistad tóxica que debe acabar entre los
Stark.
[ 05 ]
Chapter Summary

Para ser sincero, Howard también quería aclarar las cosas con Edwin desde lo de
anoche que obviamente tiene cosas entre líneas que pueden entenderse de muchas
maneras, no dejo de pensarlo y sinceramente sentía que debía hablarse. Se sentó en su
cama analizando que hacer, si hacer lo correcto o hacer lo incorrecto.

Chapter Notes

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05

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1942

Capítulo 5: Orgulloso de estarlo

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OST del capítulo:

Daughter - Hope

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Howard iba en silencio en el auto, cruzado de brazos, mientras veía hacia afuera de la ventana. Su
padre estaba a su lado, viendo documentos de la empresa.

Un hombre de casi 60 años, mirada dura. Era inclusive más alto que el. Había creado la empresa
Stark hace unos años y últimamente está más ocupado por la guerra. El también se ocupa de eso,
pero no tanto como lo hace su padre, por eso es que fue a la base y ayudó en el proyecto
renacimiento cuando le llegó la oportunidad, parece que confiaban en el que en su padre, o eso fue
lo que le entendió al Dr. Eskirne. Nunca le contó de esto a su padre.

Prefiere guardar silencio a otra cosa.

Le dio otro vistazo a su padre, quien solo se ocupaba de firmar cosas en esos documentos. ¿Algún
día será así para el? si es que llega tan esperado día.

—Pensé que ibas a hacer algún preparativo—le mencionó su padre de repente sacándolo de sus
pensamientos. Tenía un tono de desinterés que Howard pudo escuchar a lo lejos.

Howard apenas hizo un gesto por lo dicho y contestó—No le veía importante hacer algo-

—Bien—interrumpió su padre, y Howard dictó hacer una mueca por ello, molesto, como siempre
su padre lo interrumpe para no escucharlo.

Suspiro levemente—¿Te quedarás a cenar?

—Hay cosas importantes que hacer en la empresa.

—Si me dejarás ayudar, no tendrías que-

—Esta a mi cargo. No te metas Howard, la empresa es algo en lo que debo encargarme. Sigues
joven para algo así.

Howard frunció el ceño—Tengo 19 años ahora padre, ya se lo capaz que soy. ¿O olvidaste todo lo
que pase el año pasado?

Su padre bufo y carcajeo levemente para el coraje de Howard.

—Sobrevivir en plena batalla. Es lo que tenías que hacer, eres un Stark. No retrocedemos ante el
peligro niño.

Howard mantuvo silencio antes de que querer explotar, por lo que mejor aruño la palma de sus
manos para liberar su rabia. Llegaron a la mansión y su padre ni siquiera se despidió cuando salió
del auto. Solo observó como la elegante carroza se fue.

Entró a la mansión, siendo recibido por cierta cerbidumbre, después pasó por la gran terraza que se
encontraba y ahí estaba unos jardineros haciendo su trabajo. Uno de ellos se percató de su
presencia y se levantó de su lugar quitando levemente la tierra de encima.

—Joven Howard, que gusto verlo de nuevo por aquí en casa—era un señor de tez morena, cabello
oscuro ya con tonos blancos por la vejez bajo esos típicos sombreros de paja para el sol. Era un
señor que ya tenía bastante años trabajando para los Starks.

Howard sonrió de lado por ello—Gracias Erick... La casa se ve igual, linda por su jardín —apenas
se inclino para tocar algunas de algunas flores.

—Jm, no es nada. Tengo ayuda extra—Justo el hombre señaló atrás donde estaba unos de sus
jóvenes hijos. Este salto, desprevenido que su padre lo fuera a presentar a uno de los Stark.

—Buenos días señor-

—Solo dime Howard no es molestia, solo que cuando esté mi padre dime joven—Howard le guiño
el ojo para que entendiera. El chico asintió y siguió con lo suyo. Howard no era muy duro con la
servidumbre, en cambio su padre si lo era, mucho para su desagrado. El joven Stark literalmente
fue criado por todos aquí y no podría verse tratando mal a estas personas.
—Oí que no haría nada para su cumpleaños—comentó Erick mientras se quitaba sus guantes y se
sentaba en el borde que tenía la terraza—¿Sucedió algo?

Howard solo siguió observando las flores y contestó—No, solo no lo vi necesario. Este año.

El señor Erick observó a Howard unos momentos, como: " Me estás ocultando algo". Howard solo
dictó a mirar a un lado sin poder comentar otra cosa.

El señor Eric solo suspiro y sonrió—Está bien, es su decisión.

Howard sonrió levemente. En eso llega una empleada de la casa, saludando con respeto al joven
Stark.

—Disculpe, por interrumpir. Pero alguien dejó esto en la mañana—la muchacha mostró unas cartas
y Howard alzó una ceja por ello.

—Déjalas en mi dormitorio, iré primero a comer—la empleada asintió a la orden y se retiro,


mientras Howard de nuevo se dirigió al jardinero—Hey, Erick, ¿Susie hizo otros de sus caldos?
porque muero de hambre.

—Creo que si, pero vaya a la cocina, ella se encuentra ahí.

—Gracias Erick, nos vemos-

—Howard.

El muchacho se volteo a verlo, el señor Erick le mostró una mirada suave.

—Estamos agredecidos que haya vuelto a salvo. Y feliz cumpleaños también.

Howard quedó estático por sus palabras, tanto que el Señor Erick se preocupó llamándolo
nuevamente. El Stark reaccionó y negó lentamente mientras ocultaba su mirada.
—Gracias Erick... Voy a comer.

Eric miró preocupado al joven Stark y su hijo a su lado solo mostró una mirada curiosa.

Mientras Howard no podía creer que las personas que no son ni siquiera su sangre se preocupan
más por el que su mismo padre.

Howard ya había comido y no tenía más nada que hacer, así que fue a su habitación a tomar a una
siesta. Cuando llegó a su cama miro las cartas que le había anunciado una de las empleadas, ¿serán
de la base?

Iba a verlas, pero el teléfono cerca de su mesa empezó a sonar y prefirió contestar antes que leerla.

—Diga, Howard Stark al habla.


—Hey.

A Howard casi le da un ataque cuando proceso la voz en su cabeza.

—¿¡Edwin!? ¿Cómo carajos conseguiste mi número? ¡El número de mi casa!

—Oh, la srta. Carter me hizo el favor de dármelo—dijo como si nada. Howard tuvo un tick en el
ojo.

—¿Peggy? Pero... —¿Porqué Peggy le traicionaría de esta manera? Tonta agente—¡Bien! Eso no
importa, ¿qué deseas? No te fue suficiente lo de anoche.

—Eso es lo que quiero hablar contigo, pero no por teléfono, siento que es algo que no . ser hablado
sin vernos a la cara.

El Stark sintió que tenía un nudo en la garganta al saber que Edwin quería hablar con el frente a
frente, de todas las situaciones...

—Edwin, no... No se si sea buena idea... No deseo problemas para ninguno de los dos.

—No deseo ignorar este tema Howard, anoche fue todo muy confuso, pero creo que ahora tengo
algo más concreto en mi mente. Por favor, no quiero ignorar que nada paso.

Para ser sincero, Howard también quería aclarar las cosas con Edwin desde lo de anoche que
obviamente tiene cosas entre líneas que pueden entenderse de muchas maneras, no dejo de pensarlo
y sinceramente sentía que debía hablarse. Se sentó en su cama analizando que hacer, si hacer lo
correcto o hacer lo incorrecto.

—Howard... ¿Howard, sigues ahí?

—En el centro, en 15 minutos.


—Ahí estaré.

Hacer lo incorrecto para otros era la opción correcta para él.

Howard nunca había usado la salida trasera de su casa, nunca en su vida pensó en escapar como
otros tipos que iban hacer sus salidas a fiestas o "cosas". Sabía que si hacía eso, era Stark muerto si
su padre lo descubría. Quizás por eso no tiene tantas amistades.

Trepó la reja de la entrada y cayó al otro lado, arregló la ropa que se puso, que era las más civil que
pudo encontrar entre su ropa de alta costura. El mejor disfraz para que no sepan que eres Howard
Stark. Arreglo su boina y empezó a caminar.

Llegó a la parte de la ciudad, todo con la cabiz baja solo para estar más seguro y no lamentarse.
Alguien lo empujó y casi cae al suelo, miro arriba molesto.
—Mira por donde vas rata.

Era un tipo con traje costoso acompañado de otros tipos. Gente rica, como el, claro que el era más
rico. La cosa es que, ahora no lo estaba aparentando. Se mordió la lengua y siguió con su propio
camino. Pensó internamente si esto lo sufrían los muchachos en la base, antes de ser soldados. Ser
despreciados por la clase alta.

Llegó al centro y no demoró mucho en encontrar a Edwin Jarvis, quien estaba bajo un árbol
esparando en silencio.

Mientras se acercaba los nervios iban subiendo por columna vertebral.

—¡Yo! —saludo rápidamente sin pensarlo quisiera.

Edwin al mirarlo literalmente vio como un brillo en sus ojos por solo verlo a el.

Howard basta, ya estás imaginando cosas.

Igualmente eso lo puso nervioso y la confianza que había armado se desvaneció rápidamente.

—Buen día, Howard.

—ah... Si, buen día. Um.

Edwin carcajeo, una risa que le dio algo en el estómago y lo puso más nervioso o algo rojo—No te
preocupes, no te voy a comer o algo parecido.

—Ah, claro, ahora eres un caníbal—siguió con la broma para intentar relajarse. Edwin rio ante el
chiste.

El británico alzó una ceja después de mirarlo bien, Howard le ofreció una mirada y después
comprendió.

—ah, la ropa. No quería llamar la atención.

—Es entendible. Ven, acompañame, creo que al este del parque hay un lugar más vacío—Edwin
empezó a caminar y Howard solo pensó en las palabras "más vacío".

Caminaron un largo rato en silencio hasta llegar a un lugar con menos gente, para el Stark fue
como una eternidad, realmente se sentía nervioso. Por lo menos eso lo hizo pensar lo que había
pasado anoche. Al principio lo pensó pero no le dio tanta importancia cuando soltó parte de su
frustración de las reacciones tan indeferentes de los demás y después cuestionó sobre el porque
Edwin lo había llevado ahí. ¿Con que intenciones?

¿Acaso eran esas intenciones que el estaba pensando? Intenciones que no deberían estar ahí porque
es, ante todos incorrecto, malo. Pero en el fondo deseo que fuera algo así para el terror de el en
aceptar que estaba pensando eso.

Anoche después se preguntó desde cuándo se sentía así. Después de lo sucedido el año pasado, el y
Edwin se comunicaban por cartas, porque Howard no quería perder contacto con su amigo y el
británico tampoco. Ninguno de los dos parecía perder el interés en el otro y Howard se sentía bien
hablar con alguien tan amigablemente que solo hablar de manera profesional y vacía.

Era obvio, más nunca lo había analizado de esa manera.

—Howard—llamó por segunda vez Edwin y el mencionado reaccionó con un pequeño salto por la
sorpresa.

—Oh, si. Estaba en mis pensamientos... Lo siento.

—no te preocupes, ya estamos en un lugar más seguro.

—Seguro—repitió Howard.

Edwin frunció levemente el ceño. Estaba nervioso hasta los cojones y ese silencio que tuvieron en
el transcurso hasta acá era como estar cerca a algo bastante peligroso pero a la vez tan
emocionante. Sabía que Howard estuvo pensando sobre lo que pasaba, no era ciego.

—Sé que, en tus pensamientos están las cosas que están pasando entre nosotros. Yo también estoy
así—Howard lo miro medio asustado. No estés asi, pensó Edwin en sus adentros, pero era
razonable—Yo también estoy asustado.

—Tú asustado. Edwin Jarvis asustado—repitió Howard incrédulo mientras una sonrisa se le
escapaba.

Edwin se animo al verlo sonreír—Los sentimientos son más complicados que tirar explosivos al
enemigo Howard.

—Supongo... Supongo que tienes razón—Howard se sentó en las bancas y Edwin lo miró
solamente. Howard suspiró y después analizó lo que dijo Edwin—Sentimientos. Dijiste
sentimientos.

—Lo hice. Porque es el tema principal aquí... Entre nosotros. ¿O me equivoco?

Howard hizo un ruido con su garganta. Edwin lo tomó como un no.

—Somos hombres Edwin. Si alguien lo descubre estaríamos muertos.

Edwin lo observó con sus ojos claros con un brillo que decía todo y Howard solo presenció que
Edwin se arrodilló frente a él como si se tratase de un caballero en armadura. Toda su espalda se
erizó al tenerlo así.

—Yo prefiero morir, estando orgulloso de saber que siento por ti. Estaría orgulloso de hasta
protegerte con toda la capacidad que poseo. Estaría orgulloso de amarte Howard Stark.

Quedó estático ante la última confesión. ¿Amar?

—¿amarte? ¿Has dicho amarte? —repitió como si no lo creyera. Esto está avanzando rápido, pero
era mejor esto a estar balbuceando como adolescentes, buen punto para Edwin. Estúpido británico
con palabras sueltas.

Edwin pareció pensar unos segundos y después sonrió más—Si. Así es. Lo eh dicho.

Howard tembló levemente y después empezó a reír—Lo haz dicho. Lo haz confesado y siento que
puedo decir lo mismo. Estaría orgulloso de morir sabiendo que te amo—El Stark posó su mano
sobre la de Edwin que estaba sobre la banca.

Edwin quiso sonreír, pero fue algo torpe, pero después mantuvo esa sonrisa de lado que siempre
mostraba. Como casi una mueca pero que Howard reconocía que no era así. El británico miró a
unos lados para la confusión de Howard.

—¿Qué pasa?

—Solo vigilaba el terreno.

—¿el terreno?-

Howard fue callado rápido con los labios de Edwin sobre los suyos. Esto era mejor. Aceptó el beso
lentamente y con algo de temor. No era la primera vez que besaba, pero era la primera vez que
besaba a un hombre. Al principio todo fue lento, luego el beso fue intensificando cada vez más
hasta que Edwin se atrevió a pasar su lengua sobre sus labios. El beso inocente se transformó a uno
más caliente y a Howard le faltaba el aire ya, pero no iba detenerse. Casi tenía a Edwin encima,
acorralandolo con su largo cuerpo. Se separaron cuando ya el aire hacía falta, sus respiraciones
eran pesadas pero satisfactorias. Howard sonrió con gracia. Estaba loco, ambos lo estaban el de
aceptar estar juntos.

—Quién lo diría... Eres un apasionado y caliente ocultado en esa máscara de calmado.

Edwin cerró sus ojos mientras se ponía más rojo de lo que estaba—No me hagas pensar cosas
Howard.

El mencionado rio—¿ahh? ¿Por qué sería eso, Teniente?


—Porque te juró que no sabría detenerme—respondió con una voz que puso nervioso a Howard.
Pero eran nervios de los buenos. Edwin se alejo para darle el espacio al otro. Se puso de pie—
Vamos, conozco un lugar donde podríamos divertirnos.

—pervertido.

—¡No es eso!

Howard rio mientras se ponía de pie. Los dos se fueron de ahí, quisieron estar más juntos pero ya
había gente y debían guardar la distancia para el pésame de ellos. Howard iba ser sincero, quedó
algo picado por el beso anterior, necesitaba más. Y Edwin estaba igual.

Los dos necesitaban más. Pero aún no.

La música resonaba con fuerza, mas fuerte de lo que acostumbra Howard porque las fiestas a las
que siempre participa las melodías son demasiadas tranquila. Sabía que la mayoría de aquí eran
soldados, o trabajadores en las fábricas o cualquier lugar que les de algo de dólares.

El lugar era pequeño, pero lleno de vida.

Milagrosamente nadie lo ha reconocido, gracias a Dios. Vio a Edwin tomarse literalmente otro
jarrón de cerveza. Nunca lo había visto tomar cerveza, es más no sabía que le gustaba la cerveza.

Ya era super tarde, no sabe que hora exactamente pero era tarde. Estaba oscuro afuera. Ya en este
momento no le importaba por que estaba algo ebrio y Edwin pues él si estaba más pasado que el.
Pero eso si le hacía divertido, Edwin en voz baja entre su borrachera le decía cosas tan cursis que
quería reír pero no podía hacerle eso al orgullo del tranquilo Edwin Jarvis.

Le dolían los pies, habían bailado demasiado. No una forma sospechosa, pero ese tipo de baile
donde todos se unen y solo hacen pasos bastante exagerados mientras cantan canciones de algo de
al regresar de la guerra estar con la más bella mujer. Canciones inventadas. Edwin aprovechaba de
poner su mano sobre su cadera sin fingir ninguna de sus intenciones, a veces eso ponía nervioso a
Howard pero se dejaba llevar.

—Heeyy.

Howard enserio no aguantaba la risa no podía con un Edwin borracho y contento. Lo miró con una
mirada soñadora, joder o estaba borracho o estaba más enamorado que otra cosa.

—Dime Ed...

—¿Tendrías a mis hijos?

Howard quedó en el aire. Primero por la pregunta y por la idea de tener hijos, idea que no se le
ocurriría en ningún momento porque primero, no lo había pensado, segundo ¿el, Howard Stark,
teniendo familia? Um, no se.

Pero como estaba algo ebrio como que no lo pensó tanto para no matarse.
—Ed, soy hombre. No puedo tener hijos... Yo no- ¡Hahaha! —esta vez no pudo evitar reír en alto.
De igual manera no lo iban a escuchar porque había demasiado ruido.

Edwin hizo una cara de: " oh, es cierto, diablos".

—ahh... Que mal. Tenía un nombre en mente...

Howard bebía otro sorbo de cerveza e hiso un ruido de interesado—¿Y...?

—Ant-Anthony... Creo que ese nombre está bien. ¿No?

Howard lo pensó y lo repitió varias veces en su mente.

—Pues está bien... Si.

Edwin le sonrió y empezó a reír por la borrachera. Howard no pudo evitar reír con el.

—¿A dónde vamos? —preguntó Edwin medio adormilado por la borrachera que seguramente le
dará un fuerte dolor de cabeza en la mañana. Solo quería celebrar, porque hey, en su vida pensó
estar con alguien (sin importar que género) y que fuera el gran heredero, chico de América,
Howard Stark. Aunque eso era lo menos importante, estaba con Howard, eso es lo importante.

Debería estar loco para no celebrarlo.

Howard apoyó más a Edwin sobre su hombro incluso sabiendo que este era unos centímetros más
alto y algo pesado. Pero tal parece los entrenamientos están dando resultados.

—A mi mansión torpe, son no se que hora de la madrugada y me fui sin decir nada—"Espero que
a mi padre no le diera de casualidad llegar a la casa hoy" —además, que no se donde te hospedas
y menos te vas acordar en el estado en que estás. Vamos, es por aquí.

—Okay, okay. Entiendo—Edwin posó su rostro sobre el espacio entre el cuello y hombro del más
bajo. Howard tenía la cara roja, pero gracias a la oscuridad de la calle no se notaba.

Fue fácil entrar a la mansión, Edwin aún estando más allá que acá pudo subir el muro de la
mansión fácilmente pero no aterrizó de buena manera. Howard se encargaría de curarlo ahora en la
habitación. Viendo por aquí y por allá para no encontrarse con alguien, finalmente llegaron a la
habitación.

Literalmente Edwin se tiró a la cama llevándose consigo a Howard. Este no pudo evitar reír por el
acto.

—Estás realmente borracho Ed.

—y tú estás calientito—Dijo Edwin mientras lo abrazaba. Howard sonrió.

El no estaba acostumbrado a tanto contacto pero con Edwin se sentía cómodo, bien, bastante bien.

—Hey, Edwin. Tengo una pregunta...

—¿Mm?
—¿Te imaginaste alguna vez estar con alguien de tu mismo género?

Edwin abrió un poco sus ojos y abrazo más a Howard—No, nunca lo pensé. Nunca me dio
importancia si iba a estar con alguien hasta ahora... ¿Y tú?

—No. tampoco... Aunque, sentía el presentimiento que no era igual a todos. O eso creo...

—Ya veo. Pues, tal vez yo era así, solo que no le di importancia... —Edwin bostezo por el sueño y
se acurruco más con Howard.

Howard se quedó ahí pensado un momento y solo dijo—ya veo.

Los dos se durmieron un momento después.

Chapter End Notes

Los adoro u_u


Son bn soft los dos aiuda
[ 06 ]
Chapter Summary

Howard frunció levemente el ceño mientras miraba las cartas, eran tres en total. Con
las dos de arriba, son en total cinco. Esto ya estaba raro y no le estaba gustando el
extraño sentimiento en su estómago.

Chapter Notes

Este capítulo viene con advertencia, se recomienda discreción.

06

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1942

Capítulo 6: Horrible verdad

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Advertencia:

El siguiente contenido tiene leves menciones de temas de violación y agresión agravada.

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OST del capítulo:

Daughter - Flaws
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Howard despertó cuando la luz del sol fue llegando a sus párpados y empezó a molestar, abrió
lentamente sus ojos parpadeando para acostumbrarse a la luz. Miró su ventana apenas ocultada por
las cortinas, admiró un momento la luz de la mañana y cuando sintió el agarre en su cintura el
ambiente cambió.

Quedó tieso de arriba a abajo mientras un leve dolor de cabeza comenzaba a llegar. Todo los
recuerdos de ayer fueron como golpes seguidos en su mente. La cara se le puso roja tomate era
demasiado para un muchacho de solo 19 años.

—Mmmhh.

—¿Ed? —llamó mientras lo miraba de reojo. ¿Durmieron así toda la noche? Literalmente
abrazados. Que cliché.

—Ugh, mi cabeza—se quejó el británico mientras le daba su espacio a Howard e intentaba


ocultarse bajo las sábanas—¿cuánto bebí anoche?

—Como nunca lo eh visto en mi vida. Y pensé que tomaba bastante cerveza—Howard empezó a
reír por los recuerdos y Edwin sacó su cabeza bajo las mantas.

—Dime que no hice algo torpe mientras estaba borracho contigo—la cara de Edwin estaba llena en
vergüenza, nunca en su vida había tomado más de cuatro vasos o botellas de algo alcohólico. Se
llevó la celebración mucho a su cabeza.

Howard sonrió de lado.

—Nah, no te preocupes Edwin—Howard se levantó de la cama y empezó a despojarse de las ropas


que tenía porque ya olían a suciedad y fue directo a su baño mientras ya se iba quitando su camisa.
Edwin solo observó—Solo me preguntaste si podía tener tus hijos.
La cara de Edwin fue inolvidable y quedó mudo. Howard quiso reír pero se aguanto y fue al baño.

Mientras el soldado se ocultó más entre sábanas—¿Qué carajos te pasa Jarvis? Está vergüenza me
seguirá hasta mis últimos días.

Pasaron unos largos minutos donde Edwin solo esuchaba la regadera de la bañera, hasta que
Howard salió con una toalla en su cintura y una en su cabeza. Obvio, debió admirar a su ahora
pareja como es debido como un regalo divino del cielo. Howard se volteo y vio la cicatriz de su
espalda que aún tenía gotas de agua por el reciente baño.

Howard se estaba secando el cabello cuando sintió la mano caliente en su espalda desnuda. El
cosquilleo eléctrico fue por todo su cuerpo. La mano de Edwin fue ascendiendo hasta que llegó
aquella cicatriz en su espalda, una que se extendía desde su hombro derecho hasta casi llegar al
otro lado de su hombro izquierdo.

Ya había cicatrizado por completo, solo sería una marca que quedaría para siempre ahí y que le
haría recordar lo que pasó el año pasado.

—¿Ellos te hicieron esto? —preguntó Edwin ahora abrazando su cintura.

Howard guardo calma mientras seguía secando su cabello—No. ¿Nunca te lo dije?

—Creo que no tuve el placer de escuchar esa historia.

—Ya veo—Howard dejó la toalla del cabello a un lado—Cuando caí del avión, no me di cuenta,
solo sentí dolor al caer. Cuando estuve en mi sentidos otra vez tenía esta herida abierta en mi
espalda. Creo que una rama de algún árbol fue el responsable.

—Lo siento Howard-

—Hey—Howard alzó su mirada para verlo—No fue tu culpa. Fue antes de conocerte.
Edwin guardo silencio y solo asintió.

—Bien, debo vestirme, podrías-

El agarre en su cintura fue mas firme y su cuerpo quedó pegado al de Edwin. Sin poder evitarlo
Howard soltó un leve suspiro.

—Oye, recuerda que estás en mi-

Un beso interrumpió el final de su oración, uno donde la lengua del contrario invadió sin aviso.
Howard estaba indefenso en cierta manera, solo una toalla ocultaba su desnudez y empezaba a
sentir calor en su piel incluso habiendo salido del baño hace unos minutos. Edwin empezó a tantear
el terreno pasando sus manos sobre el cuerpo del más bajo. Solo escucho como el Stark hizo un
ruido en su garganta cuando empezó a tocarlo.

—¿Señor? El desayuno está listo—llegó la voz de una empleada y la pareja regreso al mundo real.

Edwin gruñó levemente por la interrupción porque desde ayer había quedado con el sentimiento de
querer a Howard pero se contuvo y ahora cuando llegó el momento llega alguien inesperadamente.

Howard respiro hondo e intentó responder con la voz más tranquila que pudo encontrar—Gracias,
bajo en un segundo.

Hubo unos segundos de silencio.

—Edwin, necesito vestirme—le dijo mientras le mostraba una media sonrisa.

—Ehh... ¡Si! Claro, claro...

Howard fue hacia su guardaropa, mientras Edwin miraba a otro lado para no tentarse. Sus
pensamientos se opacaron cuando ropa cayó sobre su cabeza.

—Iré abajo y diré que tengo un invitado. Ponte esto, supongo que solo está mi servidumbre.
Edwin sujeto la ropa mientras lo miraba, Howard lo observó también. Luego de eso se sonrojo
porque pudo entender las verdaderas intenciones del hombre, Edwin sonrió al enterarse.

De pronto Howard estaba acorralado contra la pared, mientras intentaba alejarse, pero obvio no
podía. Su cara estaba roja hasta las orejas que pensarías que tiene fiebre.

—Te ves interesante con ese estado.

Howard hizo una cara—Ve a darte un baño ya, apestas a alcohol todavía.

Edwin abrió los ojos y empezó a olfatearse. Hizo una cara al respecto.

—pero descuida, no me desagrado el beso—Howard pudo escapar de Edwin y este solo se rindió
para poder cambiarse.

Howard bajo cauteloso al siguiente piso, para luego pasar por la sala vacía e ir a la cocina donde se
encontró a Susie haciendo el desayuno.

—Buenaas—saludo con una sonrisa.

La cocinera se sobresalto y miró al muchacho, posó sus manos a cada lado de su cintura mientras
miraba a Howard con el ceño fruncido. Este solo hizo una cara nerviosa al respecto.

—y te diste aparecer, se puede saber a donde te fuiste toda la noche. ¿Mm? —hizo un gesto con lo
último que pronunció sus labios cerrados.

—Emm, es una larga historia y-

—Tu aliento todavía apesta a cerveza, o ya veo, saliste de fiesta como niño de 15 años.

—Oye, tengo-

—19, ya se hijo. No preocupes a esta mujer así.

Howard se encogió de hombros. Susie lo siguió mirando y negó lentamente, la señora se acercó
para acariciar su rostro de una forma bastante maternal.

—Bien, muchacho. El desayuno está casi listo para usted. No se preocupe su padre no apareció
tampoco, debería vivir en su empresa permanentemente. Dios.

—Sabes que con eso te puede pagar, ¿no?

—Tampoco me quejo de eso, la plata hace buenos vestidos—la mujera señaló su vestido verde
caña com adornos. Como Erick y Susie eran mexicanos, su ropa era algo diferente a otras
servidumbre. Solo algunas empleadas tenían el típico vestido blanco y negro.

Howard sonrió mientras esperaba el desayuno, pero después hizo una leve mueca. Llamó la
atención de Susie cuando aclaro su garganta.
—Dime que no te resfriaste.

—¡No! Nada de eso.

—¿entonces? Habla claro niño.

—Creo que debes hacer otro desayuno—confesó rápidamente para después mostrar una
pequeñísima sonrisa.

—¿Una invitada? —Susie estaba acostumbrándose a las compañías que solía traer el joven Stark y
eso que comenzó cuando tenía solo 17.

—Nada de eso, es un amigo. Anoche nos reunimos con otros conocidos nos pasamos de copa y
bueno. Lo traje aquí para que descansará-

—Y realmente agradezco la hospitalidad que me ha ofrecido Howard, anoche exageré con la


bebidas, mis sinceras disculpas—Jarvis apareció mientras daba una entrada tan elegante que
Howard intentó no babear porque Edwin se veía bien con la ropa que le prestó.

—Vaya, vaya. ¿Qué tenemos aquí? Un muchacho bastante pulcro. ¿A que si? Tu acento, eres de
Inglaterra o algo parecido.

—Mi ciudad natal, así es. Es un gusto soy Edwin Jarvis, ¿con quién tengo el placer?

—Bueno, soy Susie la cocinera de este niño de 19 años.

—Susie—dijo entre dientes Howard.

—Ay por favor, deja que te moleste frente a tu apuesto amigo. Es bueno que tengas amistades, ya
era hora.
Howard oculto como pudo su cara de vergüenza. Susie carcajeo mientras se volteaba y empezaba a
hacer otra porción del desayuno, Edwin se sentó a un lado considerable de Howard. El británico le
guiño el ojo y Howard oculto su sonrojo.

Después de un larga charla, entre vergüenza por parte de Howard por cosas que Susie decía cuando
era un niño y la admiración de sus empleadas con el Teniente. Cosa que sorprendió a Susie porque
no parecía parte del ejército. Mientras Howard tenía lo que sería sus primeros celos por su pareja
porque, Dios, que empleadas más metiches.

—Jmm.. —refunfuño Howard.

Edwin intentó no reír.

Esta vez una empleada se acercó otra vez y Howard esperaba que no fuera una triste intención para
acercarse al británico, pero no fue el caso.

—Señor, esto estaba en la entrada. El joven Enrique los encontró—la muchacha le entregó otras
cartas. Misteriosas cartas.

—¿Enrique? —preguntó porque no le sonaba ese nombre en su mente.

—el hijo del Sr. Erick—le informó la muchacha.

Oh, diablos, nunca le preguntó su nombre.

—Oh cierto, error mío al no recordar. ¿Qué tienen estas cartas?

Edwin había dejado de hablar un momento con la Señora Susie para mirar hacia donde estaba
Howard, frunció el ceño por ver las cartas.

—No lo se Señor. Pero son para usted, como las de ayer... —la empleada estaba consternada
también. Nunca veía a alguien cerca de la entrada de la mansión. Menos sus compañeros y
compañeras de trabajo.
Howard frunció levemente el ceño mientras miraba las cartas, eran tres en total. Con las dos de
arriba, son en total cinco. Esto ya estaba raro y no le estaba gustando el extraño sentimiento en su
estómago. Se levantó de su asiento, agradeció a la empleada y está se retiro.

—Teniente, necesito que me acompañe. Susie, si aparece mi padre dile que estoy en mi estudio—
la mujer asintió. Se fue retirando junto a Edwin—Quiero que vayas a mi habitación, hay unas
cartas en mi mueble. Ve.

Edwin asintió sin protesta y fue hacia la habitación de Howard, encontró las cartas, todas a nombre
de él. Empezó también a tener un sentimiento no amigable al respecto. Encontró a Howard
nuevamente para ir al estudio de este.

Era un estudio que adquirió tiempo después de sus 17 años, después de graduarse de la universidad.
El estudio de su padre se encontraba más al extremo.

Edwin admiro el estudio, tenía unos toques de Howard y otros que no sabría decirlo. Había algo
pintoresco en el tapizado de la pared que tenía algunos adornos de flores. Eran rosas.

—¿Qué crees que haya en estas cartas?

Edwin lo miró—Sería mejor abrirlos para averiguarlo... Pero siento que no quieres hacerlo.

—Es como un sentido, no lo se—Howard respiro hondo y abrió una carta al azar. Esta tenía fecha
del 13 de agosto. Dos días antes de su cumpleaños.

Abrió los demás. Iban en orden, una era del 31 de julio, el otro del 6 de agosto, uno el 10 de
agosto, el siguiente que era el 13 de agosto y el último que era la fecha de su cumpleaños 15 de
agosto. Howard sacudió lentamente su cabeza mientras veía las fechas, no había sacado
completamente las cartas, pero todas tenían la misma caligrafía.

Alzó su mirada hacia Edwin.

—Esta persona tenía mucha insistencia en hablarte, ¿eh?


—Tal parece, pero las cartas se recogieron ayer. Las tres primeras son viejas, mis empleados no son
despistados. La persona que puso esto en la entrada o estuvo indeciso o nervioso y dejó todo junto.
Ahora está mañana con estás cartas. ¿Quién es esta persona?

—No lo sabrás, sino ves las cartas.

Howard sintió una gota de sudor bajar por su cuello. Miró la primera carta con la fecha más vieja.
La agarro y la sacó.

"31 de Julio de 1942

No sabes quien soy, eso es normal sabiendo con quien creciste lastimosamente.

Realmente no se como expresar mis palabras en esta carta.

Pero estoy harta de estar callada.


Me importa una mierda estar cerca de la muerte, pero tu maldito padre-

No, así, no.

Pero ya te di una idea "

Howard quedó confundido con esta carta, no tenía alguna coherencia ni siquiera el nombre de la
persona estaba. Solo sabía que tenía una letra imprenta bastante interesante.

Edwin leyó la carta—Es obvio que no pensó con profundidad las palabras que deseo compartir.

—Maldición, la cosa es que habla de mi padre. ¿Qué tiene que ver eso? ¿Alguna venganza?

—Sabes que si es así, tu vida peligra, ¿no? —Edwin entrecerro su mirada, peligrosa y fría. Si
Howard corría peligro no iba dudar en sacar su arma para matar.

—No creo que sea eso... —dijo Howard bastante confuso. Edwin lo miró. El Stark busco la otra
carta y empezó a leer.

"6 de Agosto de 1942

Llegó el mes, en unos cuantos días se acerca tu cumpleaños.

¿No?
Son 19 años.

Vaya, en tiempos como estos es interesante que lograrás llegar a esta edad. Incluso sabiendo lo
que te pasó el año pasado.

¿Porqué tu padre no hizo nada al respecto?

Interesante, cuanto menos.

No llegó al tema, siempre me desvío.

Pero cuando ordene mis pensamientos lo haré.

Pds.
Tu padre es un maldito desgraciado, es un mentiroso."

Howard estaba gruñendo por leer las cartas, cada vez confusa. Podría ir directamente a la última
pero no lo hacía, debía leer en orden.

"10 de Agosto de 1942

Se acerca el día, me percate que en ninguna carta anterior eh puesto mi nombre. Que torpe.

En la importante lo haré.

Te comento, ¿recuerdas a tu madre?

¿Cómo era ella?


¿Era dulce contigo?

Quizás ni la recuerdas, eras pequeño. Un infante un

Oh, todavía no puedo decir eso.

Aléjate de tu padre.
Es peligroso"

—¿Mi madre? ¿Qué tiene que ver mi madre en todo esto?

—¿qué paso con tu madre? Si me permites saberlo, por supuesto—Edwin estaba apoyado contra el
escritorio mientras leía las cartas al tiempo que lo hacía su pareja.

La mirada de Howard se oscureció —No lo se. Mi padre dijo que se largo cuando tuve 3 años. No
la recuerdo bien. Solo recuerdo el jardín, las flores y tal vez su silueta. Pero padre me decía que
todo eso era mentiras de ella, que nunca me quiso...

Edwin pensó un momento y lo miró—¿Y... Creíste en todo eso?

—Nunca. Recuerdo amor en sus abrazos, no creo que... Se fuera por las cosas que dijo mi padre—
Edwin guardó silencio mientras intentaba hacer teorías y que esperaba sólo fueran eso, teorías. La
situación se estaba poniendo seria.

Esta no era su día planeado para Howard.

Howard siguió con la otra carta.

"13 de Agosto de 1942

No entiendes, no podrás entenderlo por que no lo sabes...

Y eso me hace sentir impotente a esta situación, tantos años, tanto dolor, tantas mentiras.

Tu padre caerá en el infierno y ruego que no seas como él. Debes ser como tu madre, Elena era
hermosa, buena con todos.

Mi hermana era una gran mujer.


Hasta que llegó tu padre. Elena no quería casarse con él y aun así, la obligó o nos dejaría en la
calle.

Solo tenía 23 años.

23 años y...

No puedo"

¿Qué?

Howard no podía pensar, no sabía como procesar lo que había acabado de leer.

¿Su madre fue obligada?

Su padre obligó a su madre a casarse con él. ¿Porqué?

¿Porqué hizo tal cosa?

—Howard...

—No, necesito saber que pasó yo- necesito leer la última carta.

Edwin mostró un rostro alarmado.

Howard empezó a leer la última carta.

"15 de Agosto de 1942

Mi nombre es Celine Jhon, hermana menor de tu madre Elena Jhon.

Las dos crecimos en una parte alejada de Wisconsin. Vivíamos bien, mi padre falleció al servicio.
Solo eramos nuestra madre, tu abuela Rosa, tu mamá y yo.

Mi hermana le encantaba pintar, siempre hacía linda decoraciones en las habitaciones.


Compraba la pintura con el dinero que se ganaba en el puesto de verduras que tenía en el pueblo.

Todo estaba bien, hasta que un día tu madre y yo estábamos trabajando en el puesto de verduras
cuando apareció él.

Tu padre Alan Stark, junto a un grupo de otros hombres. Pero eso es lo menos importante además
de asquerosas miradas que aún recuerdo.

Tu padre, se fijo en mi hermana. Elena era bastante hermosa y tenía muchos pretendientes. Pero
Alan Stark decidió sin su permiso que fuera su esposa como si nada, solo la vio un momento, la
analizó como si fuera algún trofeo en estante.

Obviamente ella se negó, Alan Stark enojado por ello la forzó pero ella no se dejó y la ayude a
escapar.

En casa, después de la horrible experiencia pensamos que se había acabado pero no fue así, él nos
siguió. Interrumpió en nuestra casa, derribando por completo la puerta.

Recuerdo que estaba temblando de miedo. Elena también. Mi madre se puso entre nosotras para
poder protegernos de alguna forma aún sabiendo su edad.

Pero esto a Alan Stark no le importó, amenazó a mi hermana que si no se iba con él quedaríamos
en la calle o algo peor que no nos quiso decir. Sabíamos que Alan Stark era un hombre que estaba
siendo reconocido por el mundo gracias a su fábrica, teníamos todas las de perder.

Alan ya estaba envejeciendo y no tenía ninguna esposa, el tiempo le iba cayendo. Y por eso fue
buscando a alguien para ser su esposa. No importará quien fuera mientras sea de joven piel. Lo
que él necesitaba era un heredero.

Y mi hermana Elena, no tuvo opción. No pudo decir que no. Tu padre no las arrancó de las
manos.

Íbamos a llamar a la policía, pero Alan dijo que nadie iba a creerles a unas mujeres de tercera
clase.

Ahí fue, no pudimos hacer nada y se llevaron a mi hermana. Tiempo después pudimos enterarnos
de la noticia de la nueva esposa del Stark. Elena Stark. Su cara en esa foto, ella intentaba estar
contenta pero hacía esa mirada porque tenía miedo.

Como pude, fui a Nueva York. Pude localizarla, quise salvarla pero fue tarde y la horrible verdad
se puso frente a mis ojos.

Tú.

Eres un bastardo. El hijo de un maldito desgraciado.

Tu madre, Elena, no pudo hacer nada y ese hombre la obligó.

Eres el producto de una maldita violación.

Pero entre todo eso, mi hermana siguió luchando e intentó acusar a Alan Stark a las autoridades,
pero antes de eso, mi hermana me envió una carta. Su última carta.
Escribiré lo que dijo.

Celine, siento que, Alan sabe lo que estoy haciendo.


Hermana, mi dulce hermana menor.
Se que odias a mi querido Howard, porque es un fruto de algo que no quiero recordar, pero es
un bebé, no tiene la culpa, ninguna. Se que mi hijo no será como él, lo amaré y lo cuidaré.
Junto a ustedes.
Debemos escapar.
No tengo tiempo.
Nos iremos en su cumpleaños.

Mi Howard vivirá una vida plena y segura.

Y eso, fue lo último que obtuve de ella. Ella dijo que nos encontraría en el puerto en tres días, pero
nunca apareció.

Entonces salió en los periódicos que ella había abandonado a la familia Stark... Se que no fue así.

Tu padre le hizo algo a mi hermana.

Yo se que tu padre mató a mi hermana.


Y se que no debí decirte esto un día como hoy... Pero la verdad debe saberse.

Att.
Celine Jhon"

Dejó caer la carta mientras el sentimiento ahogado en el crecía en cada momento, negó lentamente
mientras retrocedía de esa carta en el piso. Edwin empezó a preguntarle que pasaba pero Howard
estaba en shock sin poder pronunciar palabra alguna.

Edwin recogió la carta y leyó rápidamente, su reacción fue indescriptible. Miró a Howard.

—Howard-

—no, no. ¡NO! ¡YO NO SOY EL PRODUCTO DE UNA MALDITA VIOLACIÓN! no soy
ningún bastardo, no, no lo soy, no—Howard empezó a repetir lo mismo una y otra vez mientras
sostenía su cabeza con sus manos.
—Howard, Howard—Edwin intentó calmarlo pero no pudo, porque Howard lo alejó.

—Debe haber alguna explicación, mi madre—Howard alzó su mirada, estaba llorando—mi madre
no está muerta. Mi madre no fue asesinada, no. ¡NO VOY A CREER ESTA MIERDA!

Howard salió del estudio rápidamente abriendo la puerta con gran brusquedad que sonó en toda la
mansión. Edwin lo siguió.

Unos momentos momentos después llegaron a una gran puerta de madera, Howard con una patada
forzó la entrada sorprendiendo a Edwin repentinamente por la fuerza del ajeno. Era el estudio de
Alan Stark y Edwin pudo saberlo por el olor a tabaco infestado en la habitación. La decoración era
fría comparada con el estudio cálido de Howard. Este último empezó a rebuscar entre todas las
cosas del estudio.

—¿¡Edwin vas a ayudarme o no!? —le grito mientras su mirada mostraba miles de cosas.
Desesperación, miedo, furia. En una sola.

Edwin no perdió tiempo y también empezó a buscar. Howard literalmente vacío las literas dejando
los libros esparcidos em el suelo mientras intentaba buscar algo entre ellos. Edwin busco en las
gavetas del mueble de licores, busco adentro entre las paredes de ella. Encontró algo, como una
abertura porque sintió una astilla en su dedo.

Hizo más fuerza y sacó esa parte suelta de la madera. Era un agujero. Metió su mano y lo encontró.
Papeles, los leyó rápidamente y la verdad cayó en la boca de su estómago.

—Howard... —llamó y este paro su propia búsqueda quedando tieso por el tono de voz de Edwin.

Se volteó lentamente y miró la documentación en mano. Se acercó lentamente, sus pies se movían
con pesadez y Edwin se le acercó para que fuera más fácil. Howard sostuvo los papeles.

Su padre manipuló todo.

Desde el informe que le había mandado a las redes de televisión y el verdadero paradero de su
madre.
Había un lugar, al este de unos de los terrenos de su padre. Era desconocido para el. Entonces pasó
las páginas. Fotos de una mujer sentada en una silla, amarrada, amordazada.

Era su madre.

Su padre, su enfermo padre tenía fotos de su madre en ese estado.

El último documento mostraba de que falleció su madre Elena.

Sobredosis.

Howard dejó caer los documentos mientras se desplomaba en el suelo, Edwin nunca se alejo,
nunca lo dejó. Lo abrazo mientras lo calmaba poniendo su mano sobre su espalda, no iba a
comentar nada no era el momento.

Howard grito.

Las lágrimas se derramaban sin control. Mientras se preguntaba internamente. ¿¡Por qué!?

Y entre su dolor. La rabia creció. La mirada de Howard se oscureció lleno de ira entre sus lágrimas.

Su padre le mintió todo este tiempo.

Lo engaño.

Y lo peor, es que es un asesino.

Asesino a su madre y lo pagará caro.


[ 07 ]
Chapter Summary

—Mi padre va a pagar lo que hizo —contestó con rencor en su voz.

—Pero... —Edwin se puso serio y agarro el brazo del hombre—Howard no hagas


alguna locura. ¿De acuerdo? Por favor.

Chapter Notes

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07

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1942

Capítulo 7:
Estoy aquí y te prometo que no te dejaré

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OST del capítulo:

Ben Howard - In Dreams


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Edwin aún tenía en brazos a Howard quien todavía estaba sumergido en su mente, todavía en
shock por lo que acababa de pasar.

Una gran mentira que estuvo escondida por casi toda su vida.

Se sentía horrible, sentía un gran asco de si mismo, asco y odio latente que crecía a cada segundo
hacia su padre. Ni siquiera debería llamarlo de esa manera, Alan Stark es un maldito hijo de perra.

—¿Howard? —llamó preocupado Edwin, ya había pasado casi media hora en que el mas bajo no
decía palabra alguna.

Howard le hizo un gesto que quería soltarse un poco de su brazos y Edwin acato a eso. El Stark
siguió mirando el suelo mientras estaba en silencio y Jarvis solo esperaba, no quería presionarlo a
hablar.

—No se que pensar Edwin... —dijo finalmente, lo miró con las lágrimas en sus ojos—Siempre
pensé que mi madre iba a volver algún día. Lo que no sabía es que nunca podría porque mi padre
no se lo permitió.

Edwin mostró una mirada diciendo que se sentía mal por todo lo que estaba pasando Howard, estas
cosas son las que uno menos quiere para alguien.

—Alan Stark me la quitó de las manos. Me quito a mi madre—Howard nuevamente lloró.

—lamento lo que estás pasando ahora mismo, pero sabes que estoy aquí.
Howard siguió mirando el suelo mientras las lágrimas gruesas seguían el camino por sus mejillas.
Elevó su mirada levemente y le sonrió agradecido. Después miró su alrededor, encontrando los
documentos que había escondido su padre. Se levantó lentamente con ayuda de Edwin y fue a
agarrar las hojas para mirarlos nuevamente, sin ignorar las ganas de vomitar por ver las fotos de su
madre.

Arrugó levemente aquellas hojas y empezó a retirarse del estudio. Edwin le siguió no mucho
después.

—¿Howard?

—Mi padre va a pagar lo que hizo —contestó con rencor en su voz.

—Pero... —Edwin se puso serio y agarro el brazo del hombre—Howard no hagas alguna locura.
¿De acuerdo? Por favor.

—No voy a dejar a ese criminal libre-

—Yo también pienso lo mismo, pero debemos ir con las autoridades, mira Howard, tienes pruebas,
hay pruebas—le decía mientras señalaba los papeles—Lo que sea que tengas en mente, puede ser
malo.

—Para mi no es malo darle un puñetazo en la cara a mi padre.

—¿Discúlpame?

Edwin elevó su mirada y se regaño a si mismo por no escuchar los pasos ajenos, al frente estaba el
padre de Howard. El hombre tenía la mirada fruncida, fulminando a Howard aunque esté no se
intimidaba con ella.

Alan Stark miró la dirección hacia su estudio y ya con ver como estaba la puerta de esta, el enojo
se mostró en su rostro.

—¿¡Pero que coño!? ¡Howard! ¡Explícame esta mierda de una buena vez!
—¿Yo explicar? —cuestionó entre dientes—Vete al mismo infierno maldito hijo de perra.

Alan Stark guardó silencio, elevó su mirada para ver al otro hombre alto que estaba junto a
Howard. Después observó lo que tenía Howard en manos. Los ojos de Alan se mantuvieron
estoicos.

—Comprendo.

Howard chasqueo los dientes por la respuesta tan vacía que hizo.

—¿¡Comprender!? ¡Maldito desgraciado! YA VI LO QUE LE HICISTE A MI MADRE. ¡Me


mentiste todo estos años! Diciendo que mi madre se largó y me dejó. Cuando la verdad era que tu
fuiste la razón de la que ella nunca regresó.

Alan solo mostraba indiferencia.

Howard estaba perdiendo la paciencia.

—Tuve que poner las cosas en su lugar—empezó a decir Alan sin ninguna emoción, luego su cara
mostró una mueca cuando continuó—y eso fue lo que hice, puse en su lugar a tu estúpida madre.
Una mujer no iba a votar todos mi logros a la basura.

La furia en Howard no tuvo barreras y se soltó de Edwin para lanzarse hacia su padre. Howard fue
el primero en golpearlo en el rostro cuando cayeron al piso.

El Teniente de inmediato se alarmó y fue hacia ellos para detener la pelea. Entre la disputa llegó el
Sr. Erick quien había esuchado ya los gritos desde el jardín.

—¡Eres un maldito desgraciado! ¿¡Porqué tuviste que hacerle eso a mi madre!? ¿¡Por qué a ella!?

Alan Stark, quien tenía ya la nariz rota por los golpe que le estaba haciendo su hijo sonrió—
Cuando quieras un legado esa es una manera de hacerlo.
Con eso el coraje y enojo nublaron a Howard.

Esta vez Alan se pudo soltar para empezar a golpear a Howard, le dio un buen golpe en la cara que
lo hizo caer a un lado. Iba a darle otro golpe pero Edwin lo sujeto desde atrás.

—¡Esto no te conviene!

—¡Créame¡ ¡Si me conviene! —Edwin con toda la fuerza que tenía no dejaba que el hombre se
liberará.

Erick fue hacia Howard para ayudarlo a levantarlo y en eso Alan se soltó de Edwin.

Este se dio la vuelta y golpeó a Edwin en el rostro, pero este mantuvo el equilibrio para entonces
regresarle otro golpe. Lo que no contó es que después de eso este sacará una daga en donde Edwin
tuvo que esquivar como pudo en el limitado espacio que había en el pasillo.

En una pudo cortarle en el brazo y grito ante la herida.

Howard lo escuchó.

—¡Edwin!

—¡Howard, no! —Erick no pudo hacer nada y Howard se soltó de sus brazos.

Alan se volteó.

.
Edwin se congeló.

Erick abrió los ojos espantados.

Alan solo mantuvo su mirada fría y calculadora.

Howard observó un momento esos ojos fríos, después bajó su mirada donde podía ver apenas parte
de la hoja de la daga que sobresalía de su vientre. La sangre empezó a salir rápidamente y Alan
quitó el cuchillo de una vez sin ninguna delicadeza mientras veía a Howard desángrandose.

Howard retrocedió unos pasos y tocó ese lugar para después elevar su mano, que estaba roja
gracias a la sangre. Su vista se nublaba rápidamente.

━━━━━━

Oh it's a big old place for me, yeah it's a big old world indeed
Everyone is killing me and everything conspires

━━━━━━

—Howard... ¡Howard! —gritó Edwin para dirigirse hacia él.


Pero Alan se volteó listo para apuñalarlo, Edwin sintió su cuerpo tensarse en segundos.

Pero justo pudo escuchar el disparo y ver que este diera en la mano del Stark. Se volteó
rápidamente mientras Alan caía de rodillas por su mano ensangrentada, al final del pasillo estaba la
agente Carter y a su lado estaba Steve Rogers.

No hubo mucho tiempo para analizar cuando recordó a Howard.

—No, no, no. ¡No! —fue hacia él quien estaba sobre Erick quien intentaba parar la sangre.

Howard gruñia por el dolor.

Se escuchó la risa burlesca de Alan Stark—Parece que ahora si podrás ver a tu madre, Howard. Ya
no te sientas mal.

Howard apenas abrió unos de sus ojos para ver a su padre quien de inmediato fue acorralado contra
el piso por Steve Rogers quien le golpeó en el rostro y eso fue suficiente para dejarlo inconsciente.

Una lágrima bajo por su mejilla, mientras en su mente solo pasaron estas palabras:

"Lo siento mamá"

Edwin lo cargo en sus brazos y Carter lo ayudó a llevarlos al hospital mientras Rogers se encargaba
de todo en la casa de los Starks. Pudo ver los documentos que habían quedado tirados en el suelo,
los vio y su mirada se contrajo al leer todo.

—Te espera algo peor que el infierno, Alan Stark—fue lo que dijo el Capitán.
━━━━━━

Oh in dreams I have watched it spin


Seen a violent crack of atoms were all that comes in
Oh in dreams I have lain in sin
Just to be the cracked and the cared for

━━━━━━
Llegaron al hospital y al ver la gravedad del asunto las enfermeras de turno ayudaron a Edwin a
poner a Howard en una camilla.

La agente Carter fue quien lo detuvo para que los doctores hicieran su trabajo.

Las manos de Edwin temblaban, estaban manchadas por la sangre de su amado, se sintió horrible y
dejó caer sus lágrimas sin ninguna pena en la sala médica ante la mirada de todos los enfermeros,
soldados y heridos en el sitio. Estuvo ahí y no hizo nada para detenerlo, no hizo nada para evitar
esto.

Mientras la agente Carter intentaba calmarlo lo más que podía, pero ella también estaba asustada
por su amigo.

No podían hacer más nada que esperar hasta que pudieran decirle que iba a ser de Howard Stark.

━━━━━━

Where to, where to begin?

I live alone, I live a lonely life without you

And I may be troubled but I'm gracious in defeat


Oh I may be troubled but I'm gracious in defeat
━━━━━━

Al cabo de unas horas el doctor llegó hacia ellos diciendo que todo estaba bajo control, Howard
había perdido algo de sangre pero estaba estable en este momento. No había peligro de que hubiera
algún órgano perforado porque la daga en si era corta así que no llegó a causar más daño de la que
debía, pero aún así el joven Stark tenía que guardar reposo por un largo rato.

Edwin estaba agradecido de que Howard estuviera bien y que su vida no peligrara.

Lo más difícil vendría después.


.

Dos días después del incidente, comenzó el juicio de Alan Stark siendo culpado por lo cargos del
asesinato y abuso sexual de su difunta esposa, además de la agresión a arma blanca hacia su propio
hijo.

Por supuesto que estuvo ahí y dijo todo lo que tenía que decir. Para buscar más pista se hizo una
ronda en los terrenos secretos que tenía Alan Stark, donde supuestamente estaba el cuerpo de Elena
"Stark" Jhon. Hasta se busco a su hermana del cual nadie sabe paradero, lo único existente de ella
eran esas cartas que había dejado.

Así que se enfocaron en buscar el cuerpo de Elena. Lo que lastimosamente encontraron, solo eran
rastro de su cuerpo pero fue suficiente, más la pruebas de los documentos para declarar culpable a
Alan Stark. El hombre se iba a pudrir en la cárcel.

Recuerda que cuando se lo llevaron el hombre lo miró un momento y después la transformó a una
de odio junto con asco. Para Edwin fue suficiente esa mirada, de que Alan Stark sabía lo de el con
Howard, pero viéndolo dudaba qué diría algo, pero nunca estaba la duda. Sin embargo lo dejo
pasar por ahora, había algo más importante y eso era su pareja.

Una semana más tarde, recibió cartas de sus superiores que debía regresar pronto a Inglaterra, sus
días feriados habían acabado. Suspiró frustrado mientras leía esas cartas. Le dieron una semana
para regresar y en dos días probablemente Howard le darían de alta.

Hablando de él.

Howard despertó justo esa semana, pero con poca energía, Jarvis no estaba pero fue Peggy que le
dijo todo lo sucedido en esos días.
Según Peggy la reacción de Howard fue silenciosa, algo que preocupó mucho a su amiga. El
Teniente no tenía que pensarlo mucho para saber que seguía afectado por lo sucedido y que lo
seguirá estando por un largo tiempo.

Escuchó sonidos a su lado y ahí estaba, su Howard despertandose con pereza de su camilla.

—Hey... —saludó suavemente Edwin mientras dejaba esas cartas a un lado.

Howard lo miró con sus ojos aún adormilado—Hola...

Edwin sonrió porque finalmente podía escuchar su voz después de los sucesos, podía ver otra vez
esos ojos marrones que tenía.

—¿Cómo te sientes?

Howard miró el techo un momento y después lo miró—Con ganas de que me beses.

Abrió los ojos por la petición, miró hacia la puerta de la habitación donde estaban pidiendo que
nadie entrará. Después miró a Howard con una media sonrisa antes de inclinarse y juntar sus labios
en un suave toque, mostrando como lo extraño. Se separaron unos segundos después y Howard le
sonrió, para después llorar.

—lo lamento, no quería-

—No pasa nada—le dijo suavemente Edwin mientras acariciaba su rostro, sus dedos limpiaron las
lágrimas de su pareja—Está bien.

Howard cerró sus ojos para apreciar más el contacto en su rostro y después los abrió para mirarlo.

—Extrañe ver esos ojos tuyos Ed... Diablos eso sonó tan cursi—Howard rio levemente y Edwin
sintió algo cálido mientras veía que Howard intentaba sonreír un poco.
—No me molesta que seas cursi, sabiendo como me viste estando borracho.

Howard lo miró con ceja alzada sin borrar esa sonrisa—Somos unos sin remedios que les gusta ser
cursi nos guste o no.

Edwin sonrió por el comentario.

Howard mantuvo su sonrisa y después frunció el ceño—No le pregunté a Peg, porque aún seguía
cansando... Pero dime, que nadie se entero de lo que pasó. Realmente no... No quiero —Howard
paro de hablar porque no quería tener algun ataque en ese momento.

Edwin lo observó un momento, respiro hondo para mirar con sinceridad a su pareja.

—No completamente todo. La gente solo piensa que encarcelaron a tu padre por agredirte con un
arma blanca... No saben lo demás. Salvo, la agente Carter, el Capitán Rogers, el Coronel Philips y
yo.

Howard frunció el ceño algo confuso—¿Rogers? O cierto... Estaba cuando todo pasó.

—Bueno le dio una buena golpiza a Alan en la cara.

—Recuerdáme que debo agradecerle.

Edwin sonrió—Está bien.

Howard sonrió y miró las cartas en la mesa, guardo silencio antes de preguntar—¿Debes regresar
pronto?

Edwin mostró disgusto ante eso, asintió con amargura—Así es. Creo que eso es lo malo de ser
Teniente.

—Entiendo... Recuerda escribirme. No lo olvides, ¿de acuerdo? Porque aunque esté así, si te pasa
algo o haces algo estúpido, soy capaz de irme en el primer viaje a Inglaterra para salvar tu estúpido
trasero—mientras decía eso los dos empezaron a reír.

Edwin lo miró un momento mientras seguía sonriendo, busco la mano del otro quien no dudo en
entralazar sus dedos para sentir la calidez del otro. Luego un momento Edwin empezó a llorar en
silencio repentinamente y Howard se alarmó.

—¿Ed...? Edwin, hey-

—Lo siento...

—¿Qué? —expresó confundido.

Las lágrimas del británico se hicieron más abundantes, mientras intentaba a hablar.

—Pude evitar la pelea, pude evitar que él te hiciera esto. Pero no... No lo hice, es más me quede
varado como un inútil hasta que llegaron Carter y Rogers. No te protegí como debía, lo lamento...

—Edwin sabes que no es-

—Pude perderte ese día, cuando ya habíamos aclarado todo... Incluso sabiendo lo que podría pasar
si se enteran... —Edwin pasó su mano sobre su rostro llevándose algunas lágrimas—Me asuste...
Me asusté al pensar que podría perderte.

Howard como pudo se sentó en la cama y suavemente sujeto entre sus manos el rostro de Edwin.

—Pero sigo aquí Edwin, sigo aquí... No haz hecho nada malo, que solo amarme y preocuparte por
alguien como yo...

Edwin posó unas de sus manos sobre la de Howard—Tu sabes que haría todo por ti.

—Lo sé... Mi propio ángel guardián—Howard lo besó, lento y suave.


Después de eso se abrazaron. Edwin no iba permitir que hieran a Howard otra vez y si lo hacen de
nuevo juraba que esa persona sufrirá las consecuencias por meterse con la persona que más ama.

Fue el día de alta de Howard y junto a la agente Carter lo llevaron a casa. Por un momento veía a
Howard bastante tenso sobre la idea de regresar a casa, pero con una mirada suave le dijo que nada
malo iba a pasar. Eso fue suficiente para calmar al Stark que cuando llegó a su hogar la
servidumbre lo recibió con mucho gratitud y además de que estaban felices de que su joven señor
estuviera bien.

El Sr. Erick fue quien lo abrazo, con cuidado por supuesto, a Howard porque lo extraño mucho y
estuvo muy preocupado. Después de eso Susie también lo abrazo con amor y en el fondo Howard
estaba agradecido de verlos de nuevo.

Ese mismo día el capitán Rogers junto a su amigo Bucky Barnes visitaron la casa porque querían
saber como seguía el Stark.

En ese momento Howard presenció los primeros celos de su pareja, por estos sucesos cuando los
dos soldados llegaron.
—Que bien que esté a salvo de nuevo, Sr. Stark—le dijo Barnes.

Howard hizo una leve cara—Eh, gracias por la preocupación Sargento Barnes. Pero... ¿Puedes
bajarme?

Bucky tenía abrazado al más bajo y literalmente lo tenía alejado algunos centímetros del piso.
Edwin estaba literalmente temblando de la rabia, mientras intentaba disimular con una sonrisa en
su cara.

Después de que Bucky bajará al hombre fue turno de Steve aunque este fue menos dramático que
el otro ya que solo lo abrazo del hombro.

—Me alegro que te encuentres mejor Howard... Lamento mucho todo lo que ha sucedido.

Howard hizo una mirada al respecto pero solo asintió—Está bien Rogers. Antes que se me olvidé
gracias por lo del... Bueno tu sabes.

—No fue nada. Aunque, debo admitir que me resistí—la mirada de Steve se volvió levemente fría
pero después se transformó a la típica del rostro del buen Capitán América—pero igual, no fue
nada.

Howard quedó anonadado por unos segundos pero luego sonrió agradecido.

Edwin rodó levemente los ojos, pero admitía que también agradecía lo que hizo.

La cena empezó y estaban conversando sobre temas para distraer a Howard, a veces Bucky
abrazaba de los hombros al Stark para los celos de Edwin que intentaba comer sin asesinar con la
mirada al sargento porque si Barnes fuera menos cariñoso como el capitán quizás no lo haría, pero
es que era demasiado meloso. Howard reía entre dientes por el comportamiento de su pareja a su
lado.

Le susurró para decirle—Descuida, es a ti a quien quiero Ed.

Edwin se sonrojó al respecto e intento ocultar su mirada de los demás que estaban distraídos
cenando.

Después de un rato ya el capitán y sargento tenían que retirarse para sus deberes de mañana, pronto
se irían de nuevo a la base en Inglaterra y Jarvis les dijo que lo esperarán porque también debía
regresar pronto. Ellos se irían en unos días, Edwin esperaba que fuera suficiente días para el y
Howard.

Peggy fue quien se quedó y los miró como si los dos estuvieran en la oficina del director de alguna
escuela o frente a algún coronel por alguna cosa que hayan hecho.

Después de un momento la mujer empezó a reír levemente—Deberían ver sus caras. Parece como
si temieran que les golpeará en la cara.

—Se que lo harías Peg—comentó Howard con una cara de reproche por lo que Peggy siguió
riendo.

La mujer volvió a su rostro neutral y observó a ambos hombres—No deberían de dudar que no se
nada.

Edwin abrió los ojos pero después un momento—¿es por eso que me diste el número de teléfono?

—Quizás—Peggy guiño el ojo mientras bebía un poco de su bebida.

—En el momento pensé que me habías traicionado, ¿pero sabes que?, gracias Peg—Howard le
envío una amable sonrisa a su amiga. Peggy le sonrió de vuelta pero después se puso seria.

—Pero aún así, deben tener cuidado, mucho cuidado. No quiero que algún inútil les haga daño a
ambos, ¿está bien?

—Lo tendremos en cuenta Agente Carter—le dijo cordial el Teniente.

—Y ahora dirigiéndome a ti, Edwin Jarvis... Que celoso eres.


Edwin se puso rojo como tomate al respecto y evitó la mirada de los dos con el ceño fruncido sin
que su sonrojo se fuera. Howard empezó a reír en alto, pero no tanto por la herida que seguía
curándose. Peggy siguió molestando a Edwin por sus celos hacia el Capitán Rogers y al sargento
Barnes por un rato, luego conversaron otras cosas antes de que la agente se tuviera que retirar.
Howard le dijo que podía quedarse pero ella rechazó la oferta amablemente y después se retiró.

Howard miró a Edwin y este lo miró a el, con una ceja alzada.

—¿Sucede algo?

Howard negó—No. Vamos a dormir.

Era temprano, como a las 8, pero Howard parecía cansando así que estaba bien. Howard le dijo a
Susie que se iban a dormir y que Edwin se quedaría esa noche, ella no tuvo ninguna queja porque
le agradaba mucho el Teniente, le dijo que la habitación para invitados estaba listo.

Edwin solo agradeció, luego miro a Howard. Este parece que le dijo que fuera a la habitación de
invitados y que esperará. Acató a ello y fue a la habitación prestada, se cambió y se puso la pijama
que le prestaron. Los minutos pasaron hasta que dieron las 8:30.

En eso fue que llegó Howard.

—Lo siento, debía asegurarme que no hubiera nadie cerca.

—Está bien, no te preocupes.

Los dos se miraron y Edwin unos segundos después le dio espacio en la cama. Apagaron las luces
del cuarto y Howard solo se quedó en brazos de Edwin.

—Hace frío—fue su excusa.

—Claro—respondió Edwin con una media sonrisa.


Mantuvieron el cómodo silencio entre los dos, en donde Edwin se encargaba de darle uno que otro
beso en la cabeza de Howard y este solo sonreía un poco ante los gestos de su pareja.

—Ed...

—Dime.

—¿Vendrás de vez en cuando?

—Lo haré. No pienso dejarte solo.

Howard se levantó un poco, teniendo cuidado para mirarlo a los ojos. Edwin miró esos ojos
oscuros entre la luz que apenas se adentraba al cuarto.

—No pienso dejarte, nunca. Te lo prometo.

—Es una promesa entonces—dijo Howard antes de besarlo.

El beso se prolongó hasta que Howard suspiró entre los labios de Edwin. Howard estaba ansioso
por más contacto, pero el Teniente lo detuvo cuando debían respirar otra vez.

—Aún te estás curando, no creo que sea...

Howard bajo la mirada, aunque realmente quisiera aún no podía, además su herida ya le estaba
enviando algunas punzadas por que se estaban moviendo, no tan brusco, pero fue suficiente para
darle algunos dolores.

—De acuerdo—dijo con reproche. Edwin sonrió con ternura por el puchero de su pareja.

Le recompenso con un beso bastante profundo que casi deja sin aire en el momento a Howard.
—Sabes, lo haces difícil—le contó momentos después del beso.

Edwin rio un poco antes de que los dos finalmente fueran a dormir.

"Prometo nunca dejarte"

Chapter End Notes

Protect them v":


[ 08 ]
Chapter Summary

Habían pasado algunas horas y no podía dormir. Cerraba los ojos y sentía que él
estaba ahí, justo para hacerle algo o hacerle daño a María. Los nervios no lo dejaban
dormir, sus pensamientos no lo dejaban dormir.

¿Porqué no podía hablarlo?

Chapter Notes

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08

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1971

Capítulo 8: Yo te protejo

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Advertencia:
El siguiente contenido tiene temas de abuso psicológico, agresión y de acoso sexual.

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OST del capitulo:

Sleeping at Last - I´ll keep you safe

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Howard pasaba la toalla por su cuerpo con un semblante vacío que era dirigido al piso, dejó la
toalla a un lado y se dirigió a la habitación, donde Tony estaba en el piso jugando con uno de los
zapatos de María que había encontrado debajo de la cama.

El Stark mayor no le prestó tanta atención y empezó a ponerse ropa, ropa más cubierta, tenía un
sentimiento en la boca del estómago de no querer sentirse expuesto, aunque la mayoría de su ropa
no era tan descubierta no quería sentir ese sentimiento. Cuando iba a ponerse su suéter manga
larga se miró un momento en el espejo. Justo en la cicatriz que estaba en su vientre.

Esos ojos frívolos de su padre volvieron a su memoria, el punzante dolor en su vientre gracias a la
daga que le insertó sin ningún arrepentimiento o dudes.

Todo su cuerpo quedó estático por tan solo recordarlo. Su padre murió hace años en la cárcel, así
que... ¿Cómo pudo saber Ezequiel sobre su verdadero origen? O... ¿Su padre le habrá dicho a
alguien? No, no podría ser ¿o si?

Apretó la mandíbula y se puso rápidamente el suéter, se volteó para ir hacia su hijo que estaba
gateando justo hacia el. Lo recogió con cuidado, el pequeño rio cuando le beso su mejilla. Unos
cuantos balbuceos fueron su respuesta y sonrió ante ello.

Se preguntaba a veces si su madre hacía estas mismas cosas con el cuando era un bebé o tal vez no
lo hizo en un principio por, eso.

Su hijo por accidente pasó su mano sobre su muñeca, la cual fue la que el joven Stane sujeto esa
misma tarde y eso le provocó que hiciera un ruido con su lengua porque aún ardía, solamente fue
un roce pero aún así le dolió. Su hijo lo miró estupefacto, le balbuceo unas cosas.

—E-Estoy bien... E-estoy bien—le dijo para tranquilizarlo.

Tony solo lo miraba.

Justo tocaron la puerta y rápidamente apego a Tony a su cuerpo por instinto.


—Sr. Stark, la cena está lista. Madam ya los espera—le avisó Edwin desde el otro lado de la
puerta.

El corazón de Howard palpitaba con rapidez pero luego de unos segundos pudo calmarse. Cargó
mejor a Tony quien no reaccionó a lo que pasó unos segundos, solo se le veía confundido.

—Si, ya bajo. Gracias.

Del otro lado Jarvis quedó extrañado, era una respuesta normal, no había nada de que alarmarse,
pero lo sentía, había algo extraño en el tono de voz de Howard y lo estaba poniendo nervioso. Iba a
abrir la puerta, ya tenía casi su mano en la manilla, pero al último segundo retrocedió su mano y se
fue a la planta baja para servir todo.

A Jarvis ya no le cabían dudas de que algo le pasaba a Howard. En toda la cena el hombre no soltó
a su hijo aún habiendo una silla especial para el bebé. María solo lo vio como algo tierno, pero
Edwin podía ver otra cosa, Howard estaba extraño. Lo veía desde la cocina, se veía tenso, además,
¿Porqué estaba usando ropa tan conservadora? Con eso no podía ver lo que le pareció ver cuando
llegó. Lo rojizo en su muñeca.

¿Se habrá quemado al intentar tomar algo de café en la empresa? Howard solía a veces ser algo
torpe sin intención, lo recuerda. ¿O se habrá golpeado?

Eso hizo pensar a Edwin.

¿Alguien habrá golpeado a Howard? ¿En la empresa? No sabría si eso tiene sentido o algo.

Como sea, la cena finalizó y los Starks fueron a sus respectivas habitaciones, mientras Edwin aún
se preguntaba que estaba pasando.
Howard estaba de lado en la cama, mientras María se estaba soltando su cabello para irse a acostar.
El Stark solo sintió el peso en la cama y se escondió de hombros mientras sentía la cercanía de su
esposa.

Abrió los ojos al momento de sentirla.

Se volteó lentamente hasta darle la cara a su esposa y ahí María le ofreció un beso en sus labios.
Supo de inmediato que quería, intentó seguir el prolongado beso pero después de unos momentos,
el sentimiento en su estómago empezó a crecer haciéndolo sentir muy incómodo.

—Mari... —llamó mientras la mujer besaba su cuello. Escalofríos.


Nunca había sentido esto cuando estaba con María. Estaba mal, ¿por qué se sentía así? Era su
esposa, pero aún así...

—Espera... María, un momento—le dijo mientras la alejaba suave y lento para la confusión de ella.

María se le quedó mirando aún en confusión y después parece que comprendió, claro algo que no
era lo que estaba en mente de Howard por supuesto.

—Oh, debes estar cansando, por hoy... Cuanto lo lamento-

—¡No! —apretó los labios por su reacción y después continuó—Bueno, si estoy algo cansando.
Habían muchas cosas que hacer por haberme ausentado tanto.

—Debí pensarlo, no quería molestar querido.

—Ya te dije, no te preocupes por eso—esta vez Howard la miró. Recibió una dulce sonrisa de
parte de ella.

—Está bien, está bien. De acuerdo, te dejó descansar, hasta mañana querido—María le dio otro
beso antes de voltearse y dormir.

Howard quedó pensativo un momento y cerró sus ojos.

Habían pasado algunas horas y no podía dormir. Cerraba los ojos y sentía que él estaba ahí, justo
para hacerle algo o hacerle daño a María. Los nervios no lo dejaban dormir, sus pensamientos no lo
dejaban dormir.

¿Porqué no podía hablarlo?

Sentía un ruido en su cabeza, se sentía asfixiado, los ojos le picaban por la impotencia. Intentó
cambiar la posición que tenía pero al momento de acostarse de lado, lo hizo sobre su muñeca aún
lastimada y se quejó por ello. Sujetó esa parte de su cuerpo mientras bajaba un poco la manga para
verlo, ahora no estaba rojizo estaba algo morado y dolía.

Se levantó de la cama y fue al baño, busco el kit de auxilios que había. Encontró una crema y
empezó a juntarse, sintiendo de inmediato el frío de esta luego de un momento calor en la zona
avisando que estaba haciendo efecto. Era como un horrible calambre.

La escena regresó a su mente nuevamente, del Stane sujetando con fuerza su muñeca.

—Fuera de mi mente, vete —dijo en voz baja, sus rodillas tocaron el piso, mientras sus manos
sostenían el mármol del lava manos, miraba el piso con el terror en sus ojos. Con voz desesperante
y baja continuó—Vete.

No pudo dormir esa noche.


Al otro día María le preguntó si estaba bien por que tenía una mirada muy cansada y mintió
diciendo que solo había dormido mal. No era la mejor mentira pero bastó para calmarla.

Mientras Edwin si lo miraba interrogante, pero evadía esa mirada siempre que podía.

El desayuno fue silencioso, mientras escuchaba a su esposa alimentar a Tony. Primero lo


amamanto más temprano en la mañana y ahora estaba comiendo alguna papilla de frutas. El
mientras, apenas hacía bocados de su desayuno.

No se terminó su desayuno y Edwin lo miró extrañado pero como hizo más temprano la evadió.

Cuando llegó el momento de irse al trabajo, el sentimiento en su estómago empezó a invadirlo. Se


excusó diciendo que iría al baño, pero solo fue para intentar calmar la ansiedad que estaba
sufriendo. Después de unos minutos se fue de la casa, esperando no encontrarse con Ezequiel.

Pero pensó que sería imposible evitarlo.

.
Sorpresa, Ezequiel no estaba en la empresa.

Quedó algo en blanco al respecto, según Obadiah dijo que no sabía que estaba haciendo su hijo que
aún no llegaba. No dijo nada al respecto y prefirió ir a su oficina a hacer sus debidos deberes si es
que su cerebro lo dejaba.

Había pasado ya un buen rato y estaba terminando su deber de ese día, ya pronto sería su hora de
salida. Se levantó para llevar el folder con los archivos a los estantes para futuras reuniones, en eso
se dio por revisar los otros para ver si estaba todo en orden.

Para estar más calmado había encendido la radio para escuchar música, por suerte encontró aquella
emisora donde pasaban música de su "época" para estar más calmado. Ugh, a veces se le olvidaba
que estaba algo viejo y que ahora le tocaba decir, "en mis tiempos" como viejo cascarrabias.

Siguió con lo suyo revisando los documentos.

Hasta que una mano chocó contra las gavetas de madera en donde estaban los archivos con gran
fuerza asustándolo, pero antes de poder aunque sea dar un leve grito una mano tapó su boca
ahogando el sonido en su garganta. Fue volteado con brusquedad y tuvo otra vez cara a cara a
Ezequiel.

—Buenas tardes, Sr. Stark—saludó el joven con una sonrisa en su rostro.

Howard quedó mudo al instante.

El joven Stane pareció ronronear con solo verlo.


—¿Qué sucede, el ratón te comió la lengua? —Ezequiel no obtuvo respuesta—Ya veo. Que mal,
debe doler, ¿no?

Ezequiel iba sostener el mentón de Howard pero este alejó rápidamente de la mano, el muchacho
chasqueo los dientes y a la fuerza lo sujeto.

—Espero aún recuerde nuestra conversación, el acuerdo ¿lo recuerda verdad? Me sentiría mal si no
lo hiciera.

Howard forzaba la mano del contrario para escapar de ella pero entre más lo intentaba el agarre se
hacía más fuerte, si seguía así podría dejarle alguna marca. Maldito.

—No recuerdo haber acordado algo contigo, Ezequiel Stane—le escupió con rencor en su voz.

El muchacho solo lo miró en silencio.

—Vaya tono que me diste—Ezequiel acorralo a Howard más contra los estante, este se quejo al
instante y también intentaba alejar su rostro del ajeno—Este día ya ah acabado Howard. Solo
queda mañana, espero lo piense bien.

Howard lo miró con odio. Ezequiel solo le sonrió antes de empujarlo más contra los estantes
golpeando más su espalda. El muchacho se fue y el quedó en silencio, hasta que se dejó caer al
piso.

No podía hacer esto.

Pero no quería que nadie supiera que era en verdad. Pero tampoco quería ser usado de esa manera.
Se había quedado hasta tarde en la empresa, porque estuvo sentando en el piso reflexionando que
debía hacer.

Su secretaria vino, obvio no entró, pero le preguntó si iba a quedarse tan tarde y el contestó que no
se preocupará por el, que ella podía retirarse sin problemas (internamente se preguntó si ella no
escuchó nada en la tarde pero escuchando el tono de voz que uso parece que no) . El teléfono de la
oficina sonó dos veces, era la línea de la casa seguramente era su esposa o incluso Edwin, porque
no avisó que iba a llegar tarde.

No contestó.

Llevaba horas pensando, sabía que debía hacer esto o realmente algo malo iba a suceder y el no
quería, no iba permitir que eso sucediera. No iba a dejar que alguien lo fuera a manipular de esta
manera.

Agarró el teléfono y marcó el número, esperaba que estuviera en casa.

—Buenas noches, habla Margaret Carter—contestó la inglesa para alivio de Howard.

—Peg...
—¿Howard? —Peggy notó de inmediato que algo no estaba bien con solo escuchar la voz de su
amigo.

Howard quedó sin palabras, en vez de decir algo, algunas lágrimas empezaron a asomarse en sus
ojos.

—¿Howard, qué sucede? ¿Howie?

—Necesito tu ayuda. Él lo sabe y si no hago lo que me está pidiendo, él... —no, así no debía
explicar, pero las palabras se mezclaban en su mente.

—¿Estás teniendo un ataque de pánico? —cuestionó ya alertada la agente, pero luego se mantuvo
al margen de la situación y le habló calmadamente— Howie, escúchame y respira, de acuerdo.
Solo respira. Lento, a tu ritmo.

Howard lo hizo, respiro hondo, estuvo así por unos minutos hasta que quedó sentando en el piso
apoyando su espalda contra su escritorio.

—Estoy... Mejor. Gracias Peggy—dijo mientras quitaba alguna lágrima que escapó sin el poder
evitarlo.

—Muy bien. Ahora, ¿Qué es lo que pasa? Primeramente, ¿Dónde estás?

—En la empresa.

—Howie, es tarde... ¿Porqué?

—Lo sé, pero no encontré el valor de irme... De irme solo—Howard miró la entrada de su oficina,
literalmente tenía miedo de que alguien entrará para hacerle daño sin importar si fuera Ezequiel o
otra persona.

Peggy guardó silencio y luego siguió preguntando—¿por qué no quieres irte solo? ¿Alguien...
Quiere hacerte algo?

Howard sintió el nudo en su garganta pero si pudo contestar a eso—Si.

—¿Quién?

—Ezequiel Stane.

Peggy quedó estupefacta a la respuesta—El hijo de Obadiah Stane, pero, ¿Porqué...?

—Él sabe... Sabe todo Peg, no se como lo sabe. No se de quien obtuvo esa información. De mi, de
que soy realmente, rumores que había callado fácilmente con mi dinero... Sabe que estuve con
alguien de mi mismo género.

—¿Cómo diablos...? —Peggy guardó silencio por unos segundos cuando reflexionó—Dime que no
te hizo algo...

—Me lastimó la muñeca ayer... —Howard miro esa parte seguía estando morada— Y hoy vino,
me golpeó contra los gabinetes de mi oficina...

—Dios, Howard...

—La cosa aquí que si no hago lo que él quiere que haga... Dirá todo. Peggy sabes que no quiero
que nadie sepa lo que pasó, ni con mi madre, ni con Edwin. No podría...

—¿Pero que es lo qué quiere él de ti?

Howard abrió sus ojos en espanto por tan solo pensar en decirlo pero tenía que hacerlo para que
Peggy supiera la gravedad de la situación.

—Quiere que yo... Tenga- que tengamos... —No siguió más.


—Es suficiente, ya comprendí—fue lo que dijo Peggy con una voz que podía sentir el enojó
próximo, Howard guardó silencio. La agente frunció el ceño—Howard iré a buscarte, ¿está bien?
Espera un poco. Cualquier cosa que suceda, por favor, pelea, yo estaré ahí lo más pronto posible.

Howard sintió un alivio en el pecho al saber que ella vendría, asintió varias veces olvidando que
ella no podía verlo.

—Si, si... Eso haré. Gracias Peggy.

No sucedió nada cuando Peggy llegó, pero lo que si sucedió es que la mujer fue directo a el para
abrazarlo y eso era lo que necesitaba Howard incluso si no quería decirlo en voz alta.

Protección.

El viajé fue en silencio, Peggy le había traído algunos dulces, no discutió al respecto y comió lo
que pudo. Ahora que recordaba no había llegado a la cena por lo que tenía mucha hambre.

—Hay que decirle a Edwin—fue lo que le dijo Peggy cuando estuvieron frente al semáforo.

Howard la miró—Yo no sé, si... Pueda.

—No pienso dejarte solo. No podemos dejar pasar esto, además de averiguar como él supo de esto.
Tu padre fue aislado por lo mismo hace años, así que no entiendo como pudo enterarse. Son
archivos que están guardados donde solo pocos tienen acceso.
—¿Habrá algún infiltrado? —pregunto seriamente mientras miraba ya los últimos dulces.

—No puedo estar segura. Pero si es así, hay que tener cuidado. No sabemos que más puede saber
este infiltrado.

Howard no dijo nada y mordió otro dulce.

Llegaron a casa y Edwin fue el primero en aparecer. Tal parece María ya se había ido a dormir,
porque no la veía en ninguna parte.

—Le dije que te quedaste hasta tarde para adelantar el trabajo, ella y el pequeño duermen—fue lo
que dijo Edwin cuando salió más de la entrada de la casa—llamé dos veces, Stark, ¿Qué es lo que
estabas hacie-?

Peggy viendo esto se puso frente a Howard para confusión de Jarvis. Este después de un momento
de fijarse bien, observó cómo estaba Howard.

—¿Howard? —preguntó ya algo más en alerta. Miró a ambos—¿Qué sucede?

—Hablemos esto en un lugar más privado y seguro—fue lo que dijo Carter.

Edwin no objeto tanto al respecto y asintió mientras dejaba que entrarán primero. Fueron a la
oficina y ahí comenzó todo la explicación.
Para hacer las cosas breves, Peggy le contó todo a Edwin y este se puso furioso al saber que el hijo
de Stane le puso una mano encima a Howard. Tuvo que controlarse por la mirada fulminante que
le estaba ofreciendo Carter.

Para la seguridad de Howard, esté se quedaría en casa aunque este dijo que podía ser algo extraño
y podría alertar a Ezequiel sabiendo que le ofreció dos días. Peggy contestó que si tenía el
atrevimiento de acercarse a su amigo le abriría un nuevo agujero. En eso Edwin dijo que el haría
algo más que solo eso. Obvio Howard no lo escucho porque lo dijo super bajo.

Discutieron que debían hacer respecto al posible infiltrado que le contó todo a Stane, por que
posiblemente, no trabajo solo. Estaba la teoría de que fuera el mismo Obadiah Stane, Howard ante
esa teoría quedó algo consternado.

—Pero el no parece, que sepa lo que está haciendo Ezequiel—mencionó Howard.

Edwin lo observó con el ceño fruncido ante lo dicho—¿Eso crees?

Howard lo miró—No lo se, solo siento que no está involucrado.

—Igualmente, iré a averiguar que sucede... Pero si Ezequiel Stane está teniendo ayuda extra,
tenemos un mayor enemigo que él—fue lo que decía Peggy mientras agarraba su chaleco que se
había puesto por la fresca noche—Howard.
Este lo miró y solo asintió—Está bien. Me quedaré en casa. No iré a ningún lado.

Peggy asintió seriamente para luego cambiar su mirada a una más suave, se acercó a Howard
nuevamente para abrazarlo.

—No te preocupes Howie. Ya estás bien aquí—ella posó su mano sobre la mejilla de él de una
forma cariñosa. No era mentira que quería bastante a Howard como uno de sus más preciados
amigos, casi un hermano.

Howard sonrió, pero siendo el Stark que es—No me llames Howie.

Peggy rodo los ojos divertida, lo abrazo una vez más antes de despedirse.

Howard sintió un leve peso en los hombros, se cruzó de brazos y se sentó en uno de los sofás que
había en su oficina. Edwin lo miró en silencio, este sintió la mirada y lo miró.

El británico suspiró—¿Porqué no dijiste algo antes?

Howard no contestó y sólo miró hacia abajo.

—No te estoy reclamando, solo que... Te pasó eso y solo guardaste silencio. ¿Qué hubiera pasado
si hubiera acabado mucho... -

—¿Peor? —terminó la pregunta mientras su voz se quebraba—Tengo casi 50 años y un niño está
acosandome... Suena ridículo, no lo sé, Ed, creo que era difícil.

—Oye, no importa la edad que tengas. Acoso es Acoso, no importa de donde se vea. Ese tipo te
hizo daño y agradezco que no haya pasado algo mucho peor como dices—Edwin se acercó hasta
sentarse—Pero, como dije, pudiste decirlo. No guardarte esto. Puedes confiar en Peggy, en María o
en mi.

Howard guardó silencio y después lo miró—Creo que si debí hacerlo... Es solo que. Confió en
ustedes, lo sé. Pero me asusté, Ezequiel consiguió algo que no me había pasado hace años y es
tener miedo. Quise decirlo pero no pude. Lo-
—No digas la palabra, no es tu culpa. ¿Okay? Es la de él, por hacerte pasar esto—Edwin iba hacer
el gesto de abrazarlo pero se detuvo cuando lo pensó bien. El se levantó y lo miró—Vamos, hay
que verte esa muñeca. ¿Tú espalda no te duele cierto?

Howard negó—No. No te preocupes—el se levantó para irse a la entrada de la oficina. Después lo


miró un momento—Gracias.

Edwin solo sonrió un poco y salieron de la oficina para que pudiera revisar la muñeca del otro.

Howard tenía un esguince, Edwin no ocultó su enojo al imaginarse el como Ezequiel Stane le hizo
esto. Le puso un vendaje y eso fue todo eso, si necesitaba algo más el estaba aquí para ayudarlo.

El Stark llegó a la habitación y su esposa dormía plácidamente en la cama. Se cambió y se acostó


para dormir lo poco que quedaba de noche.
Al amanecer, su esposa solo lo despertó un poco para preguntarle si iba al trabajo. Ella se veía
preocupada y consternada del porqué aun estaba en cama, no era su intención preocuparla tanto,
además ella no estaba al tanto de lo que estaba pasando. Se sentía mal en esa parte.

Le dijo que solo estaba algo enfermo y que no se preocupará.

María solo guardo silencio mientras se le veía pensativa. De todos modos, no dijo más nada al
respecto pero si le aviso que justo la habían llamado para atender cosas en la fundación, así que
por eso ella se tuvo que retirar temprano no si antes atender como debía a su pequeño bebé que
tenía hambre. Howard no se dio cuenta cuando ella salió y trajo al bebé consigo, realmente estaba
bastante cansado.

Howard solo escuchaba la melodía que hacía María mientras amamantaba a Tony. Tenía tanto
sueño que el canto lo terminó arrullando. También a su pequeño hijo. María puso a su bebé en la
cama junto a Howard para que durmieran más plácidamente antes de irse, sin antes avisarle a
Jarvis que ya se iba.

Un rato después, Jarvis fue arriba a llamar a Howard. No contestó al segundo toque por lo que
entró algo preocupado solo para encontrarse de que Howard seguía medio dormido en la cama,
estaba sentando en esta mientras tenía a Tony trepando sobre su padre buscando que lo alzará en
brazos.

Howard lo miró en esa mirada aún adormilada—Buenos días... —el bostezo y en eso cargo a su
bebé—Lo siento, me quedé dormido.

Edwin observó a ambos, un momento y después negó para sonreía un poco—Está bien. Solo venía
avisar que el desayuno está listo.

—Oh, si ya bajamos. Solo déjame ducharme y eso—Howard se levanto de la cama con el bebé en
brazos—También debo bañar a este pequeño monstruo.

Edwin asintió mientras intentaba no mirarlo como torpe porque Howard tenía todo su cabello
hecho un desorden y Tony estaba igual. Realmente el pequeño heredó el cabello ondulado de su
padre.

Minutos después Howard se encontraba comiendo su desayuno junto a Tony, Dios que hambre
tenía.

—Te vas atorar—le advirtió Edwin por la manera que estaba comiendo.

Howard empezó a toser cuando se atoro con un pedazo de pan tostado. Edwin negó levemente.

No pasó mucho en la mañana, solo Howard pasando tiempo con Tony que estaba bastante feliz de
estar con su papá todo el día. Edwin veía de lejos con una pequeña sonrisa.

El mayordomo se dispuso a ir a hacer cosas en el jardín para ayudar al jardinero, Enrique.

Howard en ese momento estaba viendo la televisión junto a Tony hasta que este empezó a hacer un
pequeño berrinche.

—¿Qué pasa? ¿Hambre? —Dejó al bebé en el piso junto a sus juguetes—Ya te traigo algo.

El pequeño hizo uno leves pucheros mientras miraba los juguetes a su lado.

Howard ya iba agarrar los bocadillos de la nevera, cuando escucho un sonido. Se volteo
lentamente preguntándose que pudo ser eso, pero antes de algo más sintió el pinchazo frío en su
cuello.

—¡No!... No, no—Howard tocó su cuello donde fue la inyección. Cayó al piso cuando la fuerza en
sus piernas se desvaneció. Se volteo para finalmente mirar a su agresor—¿Porqué...?

—¿Me creíste estúpido Howard? —cuestionó con mirada cínica el Stane que estaba de pie frente a
el— Cuando vi a la agente Carter llegar a la empresa, supe de inmediato que algo estabas
tramando. Oh, Howard, Howard. No soy tan torpe.

Howard intentó alejarse, gritar, pero el efecto de la inyección ya estaba haciendo efecto. Edwin
estaba afuera, necesitaba ayuda. Ayuda.

—Parece que poco te importa tu dignidad. No te preocupes. Será rápido, o eso espero—Ezequiel
empezó a reír un poco.

—Aléjate de mi... Lunático.

—Oh, no querrás usar esos apodos cuando tengo otra jeringa en mi mano—mostró el artefacto
donde la aguja brillo gracias a la luz del sol—y que tu pequeño bebé está en la otra sala. Me
pregunto que efecto tendrá.

Los ojos de Howard se llenaron de terror.

—No, no, no te acerques a mi hijo. Te lo pido... Por... Favor—la vista se le nublaba.

Ezequiel solo sonrió como el desquiciado que es—Bien dicho. Vamos, te llevaré a un sitio más
cómodo para los dos.

Ya iba a sostener al Stark y este apena pudo forcejear ante eso, pero el efecto de la droga ya le
había quitado fuerzas. Ezequiel ya estaba listo para cargarlo cuando alguien se le abalanzó encima.

—¡Déjelo en paz! —Era Enrique, el jardinero justo iba a buscar a su señor para preguntarle algo
cuando vio a Ezequiel.
—¡Quítate de encima! —pero el Stane siendo más joven lo golpeo con fuerza.

Enrique choco contra los estantes de la cocina y todo ese sonido estruendoso asusto al pequeño en
la sala que empezó a chillar. Ezequiel se enojo ante todo el escándalo.

—Hijo de puta—gruñó Ezequiel antes de acercarse a Enrique aún adolorido por el golpe. El Stane
le inyectó la dosis y el jardinero grito levemente por el sentimiento en su brazo.

—Enrique... —soltó con debilidad Howard viendo como el otro ya estaba teniendo los efecto de la
droga.

—Bien, joder. Ahora si podemos irnos querido Howard, no puedo esperar a ver esas caras de puta
en celo—Ezequiel agarro de forma brusca a Howard.

—¡No!

—Deja de quejarte de algo inevitable.

—Suéltalo.

Ezequiel no pudo analizar mucho por que un golpe llegó a su rostro. Howard quedó liberado de las
manos del Stane otra vez y pudo alzar su mirada al tiempo que empezaba la pelea.

Edwin le dio otro golpe a Ezequiel el cual le provocó que empezará a sangrar por la nariz. Gracias
a la experiencia el británico esquivaba bien los inútiles golpes del ajeno.

—Maldito bastardo —insultó Ezequiel.

—Aquí el bastardo eres tú —Edwin le dio otro golpe y después le pateó la cara dejándolo
finalmente inconsciente. Edwin no fue torpe y busco algo para sujetar al Stane si llegaba a
despertar otra vez.
Se alejo mientras respiraba agitado, hace mucho que no se movía de esta manera, le faltaba un
poco el oxígeno. Se volteó lentamente y Howard estaba tirado en el piso mientras la capa de sudor
estaba en su frente. Apenas escuchaba algunos gemidos del otro por el llanto y el susto que había
pasado.

—Howard. Mírame ya pasó, ya pasó—Edwin abrazo al Stark quien no objeto ante la cercanía.

—Mi hijo Ed... Quiero-

Edwin entendió lo dejo un momento y busco al bebé también preocupado porque no sabía si Stane
le había hecho daño, pero gracias al cielo solo estaba llorando por el susto. Tony se calmo en sus
brazos y lo llevó hasta su padre que como pudo se sentó para apoyarse contra la nevera. Howard
recibió a su hijo y se sintió aliviado que estuviera bien.

Mientras, Edwin fue hacia Enrique para ver si estaba bien. Como Howard, estaba sufriendo los
efectos de la droga pero estaba bien.

Volvió hacia Howard, quien lo miró entre su visión borrosa por los efectos y sus lágrimas.

Edwin lo observó y no pudo evitar abrazarlo, junto al pequeño en el medio que solo estaba
confundido ante toda la situación.

—Ya estás bien. Terminó. Ya acabó—le decía mientras acariciaba su espalda. Howard solo oculto
su rostro contra el pecho del otro.

Los dos se miraron.

Enrique volteó su mirada porque no quería ver algo que no debía.

Howard abrió los ojos y Edwin se alejo de su rostro ante lo que hizo, para evitar su mirada lo
abrazo.

Solo fue roce, en sus labios, uno que revivió esos sentimientos que quisieron opacar pero seguían
ahí.
—Todo está bien... Yo te protejo. Estoy aquí.

Howard solo sonrió un poco y descanso en el hombro de Edwin.

Esto acabó.

Chapter End Notes

Con este capitulo, pues se puede decir esta saga.


Se viene como un interludio, un capitulo medio etc.
Y después se viene los capítulos hasta llegar donde estoy en wattpad.
Espero les esté gustando, quise hacer este fic porque no hay muchos fics de Edwin
Jarvis x Howard Stark xd

Bueno, dejen kudos, un comentario y gracias por leer :3


[ interludio 1 ]
Chapter Summary

Interludio 1

Chapter Notes

See the end of the chapter for notes

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[ Interludio 1 ]

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Ezequiel no se inmutó al momento cuando encendieron las luces blancas, solo mantuvo su cara
fruncida y mueca en sus labios. Apenas tenía una bandita sobre su nariz que aún seguía curándose
del golpe que le hicieron.

Se rasco el mentón como pudo porque tenía sus manos encadenadas, el metal frío ya molestaba y
aruñaba sus muñecas.

Su mirada se dirigió a la puerta metálica que se abrió dejando pasar a la agente Peggy Carter.

—Buenas tardes—saludo la mujer cordialmente mientras veía su reloj, se sentó en el otro asiento al
otro lado de la mesa.

Ezequiel hizo una cara.

—¿Qué? ¿Vamos a jugar al policía bueno y malo? ¿Dónde está el otro? —preguntaba mientras
miraba aquel vidrio donde veía su reflejo pero no veía lo que sucedía del otro lado.

—Si quiere, lo puedo llamar. Pero le aseguro que su nariz no será lo único que romperá si me
atrevo a invitarlo.

En ese momento Stane cambio su cara de arrogancia a uno más serio.

—¿Ese imbécil está aquí?

—Ese imbécil, joven Stane—le decía mientras abría sus documentos—Fue un Teniente de gran
reconocimiento en la filas del ejército británico, grandes títulos y capaz de matar a un batallón por
su cuenta. Si, ese imbécil está aquí y para nada está contento de que usted haya herido a unos de
sus más cercanos.

Ezequiel chasqueo los dientes, pensaba que ese maldito inglés era un mayordomo de pacotilla
cualquiera pero la realidad es que ese tipo pudo golpearle la cara y dejarlo inconsciente sin ningún
esfuerzo.

—Ezequiel Stane, esta acusado bajo los cargos de acoso sexual, allanamiento al hogar de los
Stark, agredir a uno de sus empleados y no solo eso, sino también el manejo de sustancias ilícitas.
Tantas cosas para alguien tan joven. Antes que se me olvide tu padre no va ayudarte, aunque
también está bajo vigilancia, extraño que no quisieras compartirle esto.

Ezequiel mostró indiferencia, era obvio que su padre iba evadir todo esto, bueno de todos modos
no lo involucró, nunca se lo comento. ¿Quién quisiera un hijo con preferencias sexuales diferentes?

Peggy cerró el folder y cruzó sus manos bajo su mentón.

—¿Cómo pudiste enterarte de toda esa información acerca de Howard Stark?

—¿De qué habla? —respondió muy ingrato— ¿acaso pensaron que todo eso se lo iban a guardar
para siempre? ¿De que ese Stark es solo el resultado de una-

No terminó su pregunta porque Peggy lo estrelló contra la mesa con fuerza, este paso sus manos
sobre su rostro adolorido.
Peggy respiro hondo—Continuando. Esa información está guardada en un lugar super secreto. Solo
pocos tienen acceso. Nadie más.

—ugh, maldición, hija de perra—se quejaba Ezequiel mientras intentaba mirarla.

—¿Cómo fue que llegaste a eso? Enserio hiciste un viaje hasta Washington solo para eso. Con una
finalidad tan nefasta y asquerosa—Peggy lo miró con furia en sus ojos cafés.

—¿Un viaje a donde? —repitió Ezequiel para la sorpresa de Peggy quién alzó una ceja—No se de
que hablas bruja, no tengo ni puta idea-

—Dile otro insulto como ese y te aseguro que tu nariz no será lo único que va estar roto—hablo
Edwin Jarvis mientras entraba a la sala blanca.

Ezequiel se pudo decir que se puso pálido. Antes había visto a este hombre, era de mirada relajada,
actitud que era imposible pensar que podría matar a una mosca. Pero ahora era una persona super
distinta, mirada estoica, quijada tensa y porte fuerte.

Edwin golpeo la mesa con la mano abierta haciendo brincar un poco a Stane—Fuera los insultos y
explica de nuevo, ¿Quién te ayudó?

El Stane torció una leve mueca mientras sudaba frío desde su cuello.

Estaba ante dos policías malos, que podrían romperle la cara si lo quisieran.

Suspiro.

—No fui a Washington. Alguien me entregó esto, junto a un contacto para conseguir la droga.
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Una mujer mezclaba el azúcar en su té de limón, después sorbio un poco de este. Un mesero se le
acercó preguntando si quería algún postre para acompañar a lo que ella dijo que quería algunos
biñuelos.

Un momento después, un hombre llegó hacia su mesa y ella no se inmutó ante su llegada.

—Te dije. ¿No es así? —dijo ella mientras recibía su postre.

—Solo quería jugar—se defendió divertido el hombre.

—Estás poniendo la misión en riesgo.

—yo no fui quien lo vio en persona.

—Pero fuiste tu quien envió a ese agente ante él —bebió el resto de su té—Estarán sospechando.
Eso es un hecho.

—tsk, pues no sabrán de donde, ni de quien. Tengo todo bajo control hermanita—El agarro uno de
los dulces y ella se quejo al respecto.

—Espero que si. Quiero mi deseo cumplido, ¿de acuerdo?

—Lo sé—respondió él antes de retirarse—lo sé.

La mujer solo mofo un poco antes de ver entre su cartera la foto del pequeño Stark en brazos de su
madre, una foto sacada del titular de algún periódico.

Su sonrisa color carmín se extendió un poco y siguió con su postre.

Chapter End Notes

comenzamos con lo que se puede decir, siguiente saga


[ 09 ]
Chapter Summary

—Aún tienes efectos de la droga, respira profundo Howard.

—Tu fuiste quien me beso estando en este estado.

09

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1971

Capítulo 9:
No, no eres el único

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OST del capítulo:


Sigur Rós - Takk...

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Howard estaba en su oficina haciendo su trabajo, estaba bastante concentrado, pero después de un
momento se fijo en su papeles. Los veía algo borrosos para saber que lo estaba haciendo con tanta
dedicación.

Pensó un momento.

—Que extraño, no recuerdo que estaba haciendo exactamente—se dijo así mismo mientras veía
esas hojas en sus manos. Sentía, que olvidaba algo.
Hubo unos toques a la puerta y dejó que pasará la persona, quien fue nada menos que Edwin quien
traía una bandeja con algunos aperitivos junto al té.

—Es hora de la merienda—le aviso mientras lo dejaba en la mesa de estar en el centro de la


habitación.

Howard lo miró un momento y asintió, para luego levantarse e ir a comer lo que trajo su
mayordomo. Su mayordomo.

—¿Sucede algo? —preguntó Edwin mientras veía que su amo estaba con un pedazo de dulce en su
boca sin acabar, parecía perdido en sus pensamientos.

—No... Es solo que—Tocó su rostro mientras su rostro se fruncía—Siento que estoy olvidando
algo.

¿Qué era eso que estaba olvidando? ¿Y por qué era tan importante que debía de recordarlo?

Edwin agudizó su mirada, con movimientos rápidos y sutiles se acercó al Stark apartando aquel
dulce de su boca para sorpresa del otro hombre.

—¿Edwin?-

—Si está olvidando, podría permitir que se lo recuerde—dijo mientras levantaba el mentón del
ajeno de forma suave.

El Stark quedó estático ante el contacto, después se alarmó cuando vio que el británico se estaba
acercando más de la cuenta.

—Espera, Edwin, ¿Qué haces? María o alguien puede entrar- Espera Edwin-

—¿Qué sucede Howard? ¿Porqué no deseas sucumbir? No intentes ocultarlo, sientes lo mismo que
yo.
Howard abrió los ojos al descubrirse debajo del más alto sobre el sofá. Los nervios pasaron por su
cuello mientras sentía el aliento de Edwin en el cuando se acercó. Suspiro sin poder evitarlo y tapo
su boca sorprendido.

—¿Ves? —le ronroneo Edwin. Howard frunció el ceño molesto ante la fanfarronada del otro.

—Sigues siendo el mismo calenturiento de siempre Edwin Jarvis—Comentó mientras pasaba sus
brazos sobre la espalda fuerte del inglés. Ese sentimiento seguía siendo el mismo, suspiro
nuevamente ante otro contacto de su aliento en su cuello.

—Solo lo soy contigo... Mi amado compañero—Edwin cerró sus ojos para acercarse a su rostro.

Howard fue cerrando sus ojos mientras sucumbía al deseo que llevaba guardado por años.

El llanto de su bebé fue lo que despertó de ese sueño fantasioso.

Se levantó de golpe cuando el golpe de la realidad llegó de lleno a su cabeza.

¿¡Pero que diablos estaba soñando!?

—Querido, ¿voy yo o vas tú ? —preguntó María adormilada a su lado, aún acostada pero
consciente de que su bebé los llamaba.

Howard hizo una mueca de susto pero después se tranquilizó—No te preocupes, iré yo. Sigue
durmiendo.
María apenas hizo un sonido de estar acuerdo antes de volver a dormir profundamente.

Howard llegó hasta la habitación de su bebé, encendió la luz y cargo al pequeño Tony que lloraba
por el hambre de la madrugada. Vio los biberones con leche a un lado, que estaban en una vasija
con agua para mantenerlos frescos y que su hijo no se quemará.

Ya con el niño en brazos alimentándose.

Volvió a la realidad.

—"Ese sueño, no tengo duda de que estoy soñando eso desde lo ocurrido hace unas semanas..." —
¿Porqué sucedía esto ahora?

¡No es ningún niño de secundaria para estar soñando cosas tan cursis!

Puso a su bebé en su hombro para empezar a sacarle los gases y volverlo a dormir.

Pero se preguntaba si realmente Edwin lo hizo porque, aún se guarda estos sentimientos. ¿Cuánto
había pasado desde aquel tiempo? Donde eran jóvenes y lo único que tenían en mente era ellos
estando juntos sin importarles que consecuencias podría traer sabiendo lo peligroso de su relación
siendo hombres.

—Incluso a esta edad, sigo sin saber que hacer contigo Edwin—escucho los balbuceos de su bebé
que ya estaba completamente dormido y sonrió mientras le ofrecía un beso en la frente de su
pequeño retoño. Lo puso nuevamente en su cuna y observó como el bebé dormía tranquilo—
Espero que no tengas tantos problemas en el amor como tu padre cuando seas grande. Aunque para
eso, aún queda bastante tiempo.

No crezcas tan rápido Anthony.


Semanas atrás...

María tenía algunas lágrimas en su rostro mientras estaba al lado de la cama. Howard pasó una
mano sobre su rostro rojo por el llanto.

—Ya te dije, estoy bien. El doctor dijo que ya no habría que preocuparse por la dosis en mi
sistema... —estaba acostado, aun se sentía débil y algo extraño pero mientras siga las instrucciones
que le dijo el doctor pronto estaría bien.

—Lo sé, lo sé—la mujer apartó sus lágrimas con un pañuelo—Pero, pudiste decirme que ese tipo,
Ezequiel Stane, te estaba haciendo esto... —la mirada de María Stark se puso seria y molesta—
Nunca le voy a perdonar lo que hizo. Si no fuera poco tienes un torcedura en tu muñeca gracias a
ese animal.

—Mari, tranquila. Además... El bebé está aquí sabes que puede aprender esas palabras.
Tony literalmente se asomó bajo las sábanas cuando lo invocaron, María fue hacia su bebé y se
alegro que su pequeño estuviera bien. Agradecía que ese hombre no lo hubiese hecho daño alguno.

—¿Cómo se encuentra Enrique? Debe estar pasando los mismos síntomas que yo, ¿no? —Howard
hizo un esfuerzo para sentarse. María le dijo que no se esforzara tanto—Descuida, estoy bien.

—El doctor dijo lo mismo, mientras haya descanso y no mucho esfuerzo estará bien, ambos estarán
bien. Después tendrán que ir al médico para revisar que la droga no haya dejado secuelas de algún
tipo—María acomodó a su bebé en su regazo. Después bajó su mirada y Howard se preocupo.

—¿María?

—No es nada. Agradezco que ustedes estén bien, incluso sabiendo que pasaron un muy mal rato.
Debí quedarme...

—No, lo que menos hubiera querido es que él te hiciera algo. Nunca me lo perdonaría.

María sonrió como la mujer enamorada de su esposo que era y lo abrazo para sentir la seguridad
del otro. el pequeño solo miraba curioso la situación y después inocente aparto a su madre, bueno
le dio un pequeño empujoncito con su mano de bebé en su pecho.

—¡uy! —expresó sorprendida María por el acto de su hijo.

—Anthony—regaño Howard. El bebé lo miró curioso sin saber el porqué del regaño.

—Debe de estar cansado, debió ser mucho estrés.

Alguien entró a la habitación y ese era Jarvis que traía una vasija con agua junto algunos trapos.
Después de fijarse bien de su entorno se quedó de piedra.

—Mis disculpas, no sabía que estaba aún aquí mi señora—internamente Edwin se regaño sabiendo
que era obvio que la señora se iba a preocupar por su compañero.
—No, está bien Jarvis—la dama se levantó con el bebé en brazos y fue hacia el—Debo
agradecerle, de que haya protegido a mi señor y mi amado hijo.

Edwin abrió los ojos sorprendido por las gracias que le ofrecía su señora, miró a un lado—No se
preocupe.

María sonrió ampliamente y después dijo super alegre—¡pero debo decirlo! No sabía que usted era
un ex-teniente del ejército, ¿Porqué nunca no los dijo Jarvis? No sabía que tenía a un gran guardián
viviendo bajo nuestra casa.

—"Es que los únicos que debían saberlo era Howard, Peggy y Enrique"—pensó mientras
intentaba no ponerse nervioso—Es algo que pasó hace mucho tiempo. Además, no son recuerdos
tan gratos...

Howard miro de reojo como la mirada de Edwin se oscureció levemente como si estuviera
recordando algo y ese algo sabía que era. Mordió su lengua para dejar de lado esos recuerdos
amargos.

—oh... —la señora Stark se puso pensativa—Debí suponerlo. La guerra no fue una época
agradable, ¿verdad?

Edwin abrió la boca en un ameno de responder pero no encontró palabras. María dijo que no se
preocupará en ofrecer explicaciones y dijo que iba a bañar a Tony para la hora de dormir,
realmente fue un día estresante para los Stark con la llegada del médico privado y esos oficiales.

Nunca pensó que Ezequiel Stane tendría esa mentalidad así, nunca se lo va a perdonar.

Volviendo, ahora los hombres se encontraban solos. Hubo silencio hasta que Howard aclaró su
garganta trayendo de vuelta la atención de Edwin.

El mayordomo se acercó hasta sentarse donde estuvo la señora y pasar con agua los trapos que
había traído.

—¿Qué estás haciendo?


—El doctor dijo que podrías sufrir algo de fiebre—dijo mientras seguía lo que hacía.

—¿Fiebre? —se sorprendió cuando Edwin posó su mano sobre su frente—"eh..."

—Si y efectivamente tienes fiebre en este momento—su mirada se frunció, si hubiera llegado antes
Howard no estaría sufriendo estos efectos. Después se dio cuenta del silencio y que Howard no
decía nada.

La mirada de Howard estaba algo perdida y apartó su mano rápidamente para luego ponerle el
trapo mojado. Howard apenas hizo un pequeño ruido, aún tenía efectos de la droga y solo podía
pensar que era agradable el sentimiento cercano de Edwin.

—"Qué estoy pensando... Tranquilo... "

Edwin se alarmó viendo que Howard estaba respirando más rápido de lo normal—¿Qué sucede?
¿Porqué de repente estás agitado? Ho-

Howard cayó sobre su pecho y Edwin se quedó quieto ante el contacto.

—Hueles bien Ed...

Edwin entendió, como un click en su cabeza se puso serio.

—Aún tienes efectos de la droga, respira profundo Howard—dijo mientras alejaba al hombre de
forma respetuosa.

—Tu fuiste quien me beso estando en este estado.

Howard abrió los ojos perplejo ante lo que dijo sin pensar, la droga era el culpable, ¿no es así?
Estaba diciendo cosas sin sentido y se sentía aún cansando, raro.

—Debe descansar.
—¿te vas? —Preguntó mientras las sábanas eran apartadas un poco para que no sufriera tanto la
calor de la fiebre.

Pero su pregunta no obtuvo respuesta, pero si miro que Edwin estaba rojo al respecto de lo dicho
anteriormente. Howard entre lo adormilado que estaba aún recordaba ese roce en sus labios y
aunque fuera algo que no debía ser, quería ser nuevamente besado otra vez. Otra vez.

Otra vez.

Edwin recibió un golpe en la cabeza, aunque no fuera su forma de actuar se quejo al respecto de
manera alterada.

—¿¡Ese golpe porqué fue Carter!?

—¿¡Cómo que porque!? —cuestionó del mismo tono la agente.


—¿podrían calmarse?

Los dos ingleses miraron a la muchacha de cabello rojizo entre castaño, Angie. La mujer estaba
con una cara de que si volvían a pelear se verían con ella.

Todo se calmo cuando Peggy se abrazo a ella como niña regañada.

—Te creía más seria Peggy—comentó Angie negando levemente.

—Lo soy, pero es que no puedo ponerme enserio cuando—señaló a Edwin quien estaba limpiando
unos biberones pertenecientes a Tony—¡Hiciste eso sabiendo que podría tener consecuencias!
¿Qué te pasa por la cabeza Edwin Jarvis?

—Si así ibas a reaccionar mejor no te hubiera dicho —comentó Edwin ya guardando los biberones
en su debido lugar—¡Lo hice sin pensar! ¿Cuántas veces debo de decirlo?

—Recuerda que Howard es casado ahora, Ed—dijo seriamente Peggy y el mencionado se detuvo
un momento en lo que hacía ante lo dicho—quería que ustedes hablaran al respecto, se que pasaron
muchas cosas. Pero una conversación era lo que necesitaban y hablarlo como adultos que son...
Pero tu, lo besaste y ahora complicaste todo. No solo eso, Enrique los vio.

Edwin hizo una mueca al recordar que Enrique dijo que no iba decir nada sobre lo sucedido pero:

"No le voy a perdonar si nuevamente hiere sentimentalmente a Howard, es mi señor, pero le tengo
un gran aprecio por todo lo que ha pasado, ¿de acuerdo?"

En ese momento le arrojó los trapos mojado para su fiebre en la cara y este le reclamo porque no
podía ser algo más comprensivo con el. No dijo nada y se retiro de la habitación donde estaba el
hombre hispano.

—Ya, ya, querida. No debes ponerte así, mira de alguna manera esto tendrá algún remedio—Angie
sujeto suavemente la mano de su pareja—No te preocupes.
Peggy guardo silencio mientras aún gruñía en voz baja sobre el comportamiento tan impulsivo del
otro británico. Mientras Angie se dedicaba a calmarla.

Jarvis los observó otro momento, después se dio la vuelta mientras seguía haciendo sus deberes en
la cocina. El recuerdo de el besando a Howard siempre invadía su mente, como una forma de
torturarlo una y otra vez. No podía evitarlo, ese solo recuerdo hacía que su pecho tuviera un
sentimiento y no le gustaba porque eso le decía que deseaba más cuando eso no era correcto.

Tocó sus labios— "No es correcto porque él es casado, si solo... Si solo no estuviera con ella,
quizás... "

—Peggy, ¿Porqué te ves de tan mal humor? —preguntó Howard llegando a la cocina con su niño
en brazos. Aún estaba algo desarreglado como por ejemplo, que no se peinó y el junto a su hijo se
parecían bastante por ese cabello desordenado.

Igual no había problema porque era sábado.

Peggy disimulo un poco su molestia viendo al Stark—Mmm... Angie no quería darme cariño en la
mañana.

Angie enrojeció—" ¿¡Qué yo que!?"

Howard hizo una cara—No era necesario tanta información Carter.

—¿¡Por qué dices esas cosas Peggy!?

Peggy solo le sonrió cómplice y Angie se puso más roja al respecto. Uy, su novia era atrevida
cuando lo deseaba.

Howard se sentó en la isla de la cocina y su hijo empezó a balbucear queriendo ir con su tía
Margaret que muy gustosa se llevó al bebé en brazos mientras daban vueltas y le hacía mimos.
Howard le advirtió que si hacía vomitar a Tony no sería culpa suya, Peggy dijo que estaba
exagerando. Hace mucho que Tony estaba mejor, desde ese entonces que enfermo gravemente ya
no hubieron más incidentes y su salud mejoró bastante para sorpresa de los doctores quienes
pensaron que eso dejaría secuelas.

Ahora las tías estaban jugando con su sobrino en la sala junto a sus juguetes, pero antes de, Peggy
miró fulminante a Jarvis para nervios de este.

Howard estaba desayunando en silencio mientras Edwin estaba más nervioso que otra cosa.
¿Porqué hizo tal cosa aquella vez? Todo iba bien y debió hacer eso.

—"Realmente, quiero golpearme..."

Escuchó algunas risas, vio de lejos que paso lo que advirtió Howard, Tony vomitó por marearse y
Peggy debía cambiarse. Las risas eran provenientes de Angie y dijo que se tranquilizara mientras
ella se ocupaba del pequeño castaño. Es cierto, ellas se estaban quedando un rato mientras pasaba
el mal rato que les dejó el incidente de Stane. Ya habían pasado semanas desde entonces, pero
Edwin podía ver que aún Howard se tensaba al respecto.

Frunció el ceño recordando cuando interrogaron a Ezequiel, si les brindó información pero eso no
quita que casi no tenían nada si él dijo que la información se le ofreció un tercero. ¿Quién es esta
persona que sabe del secreto del Stark?

Es peligroso que siga suelto quien sabe que otras cosas puede saber de todos. No sólo de Howard.

Alzó la mirada nuevamente donde veía a Peggy con una nueva camisa y Tony con ropas limpias.
Howard ahora estaba con ellas, no se dio cuenta cuando terminó de desayunar.

Contrajo la mirada.

Es extraño, ser evitado por Howard.


¡Qué calor!

Howard se despertó algo frustrado sintiendo calor, también vio que María no estaba usando la
manta. Realmente hacía calor esa noche. Gruñó medio frustrado.

—"Veré si Tony no la está pasando tan mal como nosotros" —se levantó con cuidado de la cama
para ir a la habitación de su bebé, cuando entró su hijo estaba sudando un poco. Busco el control
del aire acondicionado y lo bajó un poco para que su hijo no sufriera tanto calor pero tampoco
quería congelarlo. El pequeño parece que se tranquilizó y se relajo al respecto.

Aunque todavía sentía calor, bendita noche. Ellos también tenían el aire acondicionado encendido
y aún así tenían calor, quizás ya se averió.

—"Ugh, que molestia..." —se dijo mentalmente antes de salir e ir a la planta baja. Iría algo para
beber.

El lunes volvería a trabajar, solo esperaba no recibir miradas extrañas de sus empleados. Quizás
debería ir temprano y evitar incómodas reuniones. Obadiah tampoco estaba trabajando porque
estaba siendo custodiado por la policía.

Llegó hasta la nevera y se sirvió su vaso de agua. Mientras tomaba su agua escuchó unos sonidos,
frunció el ceño algo curioso. Dejó el vaso a un lado y fue siguiendo la voz, llegó hasta el pasillo
donde se encontraba las habitaciones de la servidumbre la cual no tenían tanta.
Ya ellos no están.

El único que estaba era Enrique y Edwin.

Pasó de largo la habitación de Enrique quien se estaba quedando unos días más gracias a que
todavía estaba siendo supervisado por el médico y llegó hasta la puerta de la habitación de Edwin.
Pego su oreja a la puerta y estaba escuchando unos balbuceos.

Se preocupo, no era común esto. Hace tiempo que Edwin no tenía pesadillas.

Entró cauteloso y observó de reojo la habitación que apenas era alumbrado por la luz filtrada por la
ventana. Se fijo en la cama y vio el montículo de mantas que se movía inquieto. Se acercó a paso
decidido y calmado hasta sentarse en el borde de la cama.

—Oye, eh... Ed, despierta. Solo es un mal sueño... Edwin—empezó a tocar su hombro en un
intento de despertarlo. Pero no funcionaba así que intentó con algo más de insistencia—Edwin,
despierta, oye-

Todo fue rápido y solo supo que ahora estaba debajo de Edwin. Se quedó congelado de arriba a
abajo. Intentó llamarlo pero antes de otra cosa, fue interrumpido por los labios del contrario.

Oh no, no, no, no.

¿Era un sueño, no es así?

Edwin movió sus labios y la electricidad que pasó por su espalda le indico que esto no era un
jodido sueño. Estaba literalmente atrapado, intentaba forcejear pero entre más el beso seguía el
cosquilleo en su vientre crecía.

—"su lengua..." —pensó cuando el otro empezó a explorar su boca con su lengua y el intentaba
seguir el ritmo—Ed... ¿¡Ah!?
Edwin había abierto su camisa, ¿cuándo? Eso fue muy rápido, sus manos estaban calientes, tenía
que pararlo.

—Edwin despierta maldición—le siseo intentando no elevar tanto su voz, palmo con algo de
fuerza su rostro para despertarlo.

Edwin abrió completamente sus ojos finalmente despierto con sus cincos sentidos. Cuando
descubrió en la posición en que estaba se alejo rápidamente como si se estuviera quemando con
fuego.

—¡Howard! Lo lamento, no quería—las palabras se le enredaban.

Howard se sentó en la cama aun en shock sobre lo sucedido hace unos segundos. Edwin seguía
medio dormido mientras le hacía eso. Si no lo hubiera parado antes de que sucediera algo.

Edwin estaba impactado, ¿pero que coño estaba pasando? Maldición, por favor que no sea
frustración sexual.

—Vine porque, pensé que estabas teniendo una pesadilla—Howard lo miró molesto con algo rojo
en sus mejillas—Pero parece que era todo lo contrario.

—No, no, espera. Déjame te explique—dijo algo desesperado ante la mirada acusadora del Stark
—Si estaba teniendo una pesadilla.

Howard lo miró con ceja alzada.

—soñaba que... No estabas en ninguna parte, mejor dicho nadie. Entonces finalmente pude verte y
bueno, yo... —aclaró su garganta para no intentar mencionar eso.

—Oh...

—si, pero creo que después me confundí entre la realidad y sueño... Porque—Edwin lo observó y
después abrió sus ojos como platos. Apartó la mirada con un leve sonrojo. Howard lo miró raro por
su comportamiento pero después se acordó, su camisa seguía abierta.
Se volteó un poco mientras ponía los botones en su lugar correspondiente mientras sentía su cara
caliente. Parecía niño de secundaria que horror.

El silencio de siempre que ahora los estaba invadiendo como algo común ahora volvió como
siempre. Era molesto, para ambos. Edwin suspiro.

—Yo, lamento lo que hice esa vez y hace un momento. No quería ponerte incómodo de alguna
manera... —Espero alguna respuesta pero solo podía observar la espalda del otro mientras le hacia
la ley del hielo. Edwin hizo una mueca al respecto.

—¿Lamentas haberme dado un beso o el haberme besado?

—¿Qué?

—Nada, me voy. No interrumpo más tu sueño-

—Oye—Edwin sostuvo la mano de Howard antes que se fuera, este se volteo al momento del tacto
—¿A qué te refieres con esa pregunta?

Howard contrajo su mirada y volvió a sentarse en la cama mientras hacía un suspiro de


exasperación.

—Porque no eres el único que ha tenido sueños extraños desde entonces...

Edwin quedó perplejo, pero luego sintió algo de culpa—No quería que sucediera. Fue un
momento, en que sentí que... Y bueno yo—nuevamente suspiró—No quería ocasionarte problemas.
Sabiendo que, tienes una vida diferente.

Howard apretó los dientes, si tenía una vida, tenía una familia de la cual preocuparse pero, ¿por
qué debía suceder esto?

—Lo sé. Amo a mi hijo, y le agradezco a mi compañera por hacerme padre—miro a Edwin con el
ceño fruncido—Pero aún yo...

Edwin lo miro y comprendió, esto era más complicado de lo que pensaba.

—Pero no puedo y aún así, no puedo detener estos sentimientos que aún siento por ti—Howard
sujeto el cuello de la camisa de Edwin. Sentía las lágrimas de rabia en la comisura de sus ojos—
Por eso te pregunte, si solo te lamentas de darme un beso o solo haberme besado ese momento. Si
lo se ahora, podré saber que soy el único con este pecado.

Edwin sujeto la mano de Howard, suavemente como siempre lo ha hecho.

—lamento decepcionarte. Pero no eres el único con ese pecado.


[ 10 ]
Chapter Summary

—Lo que dije es enserio—le dictó Edwin buscando su mirada.

—Ed...

—¿No podrías... Darme una oportunidad? ¿Otra vez?

—Edwin sabes que no puedo...

Chapter Notes

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10

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1971

Capítulo 10:
Mientras las cosas están tensas aquí, el peligro se acerca

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OST del capítulo:

Elora Cash - You're somebody else

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—Ma-má, Maaa... Vamos Tony, se que puedes—le decía María cariñosa con el bebé en su regazo.

El bebé abrió su boquilla y María se ilusionó de que el pequeño diría algo, pero solo fueron
balbuceos como siempre.

—Bueno, todo a su ritmo supongo, pero ya tienes un año con tres meses, no se si preocuparme... —
María no era nueva en tener bebés alrededor, pero aún seguía siendo mamá primeriza y no todos
los bebés eran iguales. Su familiares en Italia llamaron para saber de ella, de su familia o de Tony.

Ya había escuchado que la bebé de una prima ya aprendió hablar, bueno decir algunas cosas, tenía
casi la misma edad que Tony. No era una competencia, pero se preocupaba si había algo malo.

—¿Querida? ¿Estás en la piscina? —llamó Howard acercándose a la piscina que tenían detrás de la
casa.

Era un día caluroso, California lo era, así que María pensó que sería buena idea ir a la piscina y
empezar algunos ejercicios para que su bebé aprendiera a nadar en un futuro. Tony estuvo algo
asustado por la profundidad del agua y eso que para María era la parte menos honda, pero no lo
culpaba. Después de un rato el pequeño se relajo un poco y pudo patalear un poco.

Estaban tomando un pequeño descanso ahora.

—¡Hola cariño! Si estamos aquí, intento que Tony diga alguna palabra, pero creo que todavía no se
atreve.
—Bueno, aún no es tiempo, cuando menos te lo esperes. Dirá papá —Howard le saco la lengua
cuando María le golpeo un poco en su pierna por la modestia del otro.

—Sé que dirá mamá, estoy segura—dijo mientras le hacía mimos a su bebé.

—Bueno... —Howard acercó una silla sentarse al lado de su esposa y para estar bajo la sombra de
la sombrilla, porque diablos que calor—Todo depende del pequeño diablillo de aquí.

El pequeño Tony empezó a reír porque su padre empezó revolver su cabello que estaba algo
mojado por el agua de la piscina. María sonrió por el momento y después lo miró.

—¿Sucede algo? —Howard trataba de guardar calma.

María negó—No en si, por lo que veo, ya estás mejor. La compañía de las chicas fue bueno.

—Peg es algo sobre protectora—mencionó. Cuando la agente se fue le dijo seriamente que si
sucedía algo que lo llamará inmediatamente.

—Si, puedo verlo. Es una buena amiga, lo sé, agradezco su compañía junto a la de Angie.

Howard la miró, ella le hizo un gesto de si pasaba algo, pero el negó. Solo se acomodó sobre la
silla mientras miraba el patio, no había tanto que hacer. Su experiencia las últimas semanas en la
empresa fueron algo, extrañas, nadie sabía que había pasado exactamente, pero sabían que los
Stane tenían problemas. Pero a pesar de todo eso, fue soportable.

—Oye, Howard, querido...

—Dime.

Hubo un leve silencio. Howard hizo una mirada de extrañeza y miró a su compañera esperando lo
que ella quería decirle, solo miró que tenía sus mejillas algo sonrojadas, en el tiempo que la
conocía eso significaba que estaba avergonzada de lo que iba a decirle.
—¿María?

—Yo... Amm... Bueno—María miró a su hijo en brazos y suspiró para decirle rápidamente—¿Qué
tal si tenemos otro?

Howard sintió que se atoraba con su saliva, después empezó a analizar lo que su esposa le había
propuesto.

—¿Quieres otro bebé?

María sonrió apenada—Sé que dijiste que con uno sería suficiente para ti... Pero lo eh pensado, no
sería tan malo darle algo de compañía a Tony en un futuro. No es sencillo ser hijo único...

—Pregúntale eso a Peggy con su hermana. Me decía que siempre le robaba sus pedazos de pasteles
del refri y era una pelea que era interesante de ver antes.

María empezó a reír y después continuó cuando se calmo rápido—Bueno, podrían pasar esas
cosas. Pero si sería muy bonito, tenemos una casa muy grande, demasiado espacio, para pocas
personas. Sería muy hermoso ver más de un niño corriendo por aquí y por allá, aunque si que sería
un caos, recuerdo que mi madre nos regañaba a mis y a mis hermanas...

Mientras Howard la escuchaba algo en su estómago hacía que formará algo de culpa, no ya lo era,
un sentimiento muy amargo en su interior crecía mientras oía a María decir esas cosas sobre tener
más niños. Nunca lo pensó, si, quería un hijo, quería sentar cabeza después de todo lo sucedido.
Nunca pensó en tener más de uno. Amaba a Tony y le preocupa mucho si algo le pasará.

—Pero, aún puedo darte tiempo querido, sigo siendo joven y la fábrica aun seguirá funcionando
por un tiempo.

El Stark hizo una cara por tal comentario—¿Enserio dijiste fábrica? ¡Hahaha!

—Es una forma de decirlo Howie, ¡deja de reírte, me pegas la risa! —inevitablemente María
empezó a reír también. Tony miraba a sus padres curiosos, pero la risa también se le pegó—¡uhhh!
Mi bebé hermoso ríe también, te gusta la idea de ser hermano mayor, ¿qué tal? ¿Mmh?
Tony recibió mucho besos de su mamá y este solo estaba contento por el cariño de su mamá.
Mientras Howard se quitó algunas lágrimas que se habían formado por la risa, miró a ambos.

—Mari, sabes, que te quiero, pero no me casé contigo por ser una fábrica de... No quiero ni
decirlo... Quizás lo piense, pero por ahora, hay que darle tiempo a Tony. Necesita toda nuestra
atención hasta que sea algo más grande—mientras decía eso Howard acarició la mejilla de su hijo.

María asintió de acuerdo—Por supuesto. Es el príncipe de la casa. Todavía...

—Si, todavía.

Tony solo miraba a sus padres con una sonrisa. María se levantó con el pequeño en brazos, casi era
hora del almuerzo y debían darse un baño, así que con un beso hacia su esposo se adentro a la casa.
Howard se quedó un rato ahí frente a la piscina y después se fue adentro de la casa porque la calor
era insoportable ese día, cuando ya cruzaba el portal de la terraza, una mano sujeto la suya.

Era Edwin de todas las personas.

—¿Qué haces Ed? —le siseo Howard molesto por el contacto repentino—Mi esposa está arriba.

—Por eso-

—No voy a hacerle infiel por ti—Howard se soltó bruscamente de su mano para dirigirse a su
oficina.

Edwin hizo un leve gruñido y siendo terco lo siguió.

—Howard, Howard, ¡Howard maldición! Espera un segundo, ¿si? —le pidió mientras bloqueaba
su camino a la oficina.

Howard lo miró seriamente, pero después su máscara cayó lentamente—Ed, por favor. No quiero
lidiar con esto... Tengo una familia. Lo que pasó esa noche, no debe repetirse. Tampoco el tema.
¿Lo entiendes? No se puede Edwin.

—Enserio dices eso, ¿cuándo sabes lo que sientes? ¿Lo que yo siento... Aún?

—Edwin, eso fue hace tiempo. Éramos jóvenes y-

—Y nos amábamos, prometimos estar juntos-

—¿me hablas de promesas? Que hipócrita de tu parte Edwin Jarvis, hazte un lado-

—¡Howard! No quería dejarte... Yo, yo solo... —Edwin intentaba articular sus palabras, pero era
difícil, pero tenía que hacerlo—Yo no estaba listo para adoptar.

Edwin levantó su mirada para ver la mirada fruncida del otro, habían miles de sentimientos en sus
ojos pero sabía que ninguno de ellos era bueno. Howard lo empujó fuertemente hacia la pared que
sorprendió un poco los reflejos de Jarvis, a veces olvidaba que por alguna razón el Stark era más
fuerte que el.

—Esa mierda me lo pudiste decir antes de que... —Howard se giro sobre sus talones y lo miró con
un odio que quebró a Edwin—¡de irte!

Edwin abrió la boca pero Howard ya se había adentrado a su habitación cerrando casi de un
portazo la puerta. La frustración era algo que odiaba y en este preciso instante odiaba todo esto.
Stane estaba dormido en la cama que tenía en su celda, aunque eso no podría llamarlo cama, era un
colchón tan delgado que era un martirio el dolor en su espalda. Se giró entre sus sueños, antes de
que alguien bruscamente lo empujara al piso.

—¿pero qué carajos? —se giró sobre el piso y miró al maldito que lo empujó. Lo que no espero fue
ver a una mujer, que ocultaba su rostro entre sus gafas y una malla sobre su boca. Además de un
sombrero.

—Encantada de conocerlo, Ezequiel Stane y no, no lo estoy ayudando a salir, eso me importa una
mierda en este momento.

Stane iba a levantarse pero antes de poder hacerlo la mujer sacó un arma bajo su chaqueta larga. El
artefacto brillaba entre la poca luz en la celda, también brillaban esos guantes de cuero que llevaba
puesto. Se limitó a quedarse en el piso.

—Buen chico, ahora... Tengo unas preguntas.

—Adelante.

—¿Porqué con Howard Stark? Pudo ser otros más, ¿no es así?

Ezequiel frunció el ceño, no tenía un respuestas bastante concreta. Pero era algo que no quería
explicar porque tenía el derecho de no hacerlo, más si era una persona desconocida que no sabía de
donde había salido.
La mujer hizo un gesto—Bueno, no te culpo. Howard Stark sigue siendo atractivo, pese a su edad.
Incluso pudo conseguir a una esposa bastante joven.

—Escuché que estaba a finales de los 30 o algo así.

—Si, si... Jmm. Bueno, la otra pregunta. ¿Cómo es el niño?

—¿Qué? —contestó super perplejo.

La mujer le apuntó con el arma cerca de su rostro—Sólo contesta maldito frustrado.

—¡Joder! Está bien... Es algo moreno, tiene el cabello igual al padre y creo que tiene amm, ¿un
año? No estoy seguro nunca lo veía tantas veces. ¿Podrías alejar esa cosa?

—Bien... —la mujer se aparto para caminar hacia la ventana que tenía la celda—Supongo que es
suficiente. Mi otra pregunta, es muy importante.

Ezequiel trago saliva, ¿quién mierda era esta mujer? ¿Qué quería? ¿Cómo se adentro a las celdas
sin ser vista?

—¿Está el ex-Teniente Edwin Jarvis con él?

Ahora si quedó más confundido de lo que estaba. La mujer pasó a su lado nuevamente mientras
esperaba la respuesta, mientras aún tenía es maldita arma como amenaza en su mano. Con algo de
titubeó, el joven Stane pudo contestarle.

—Si...está con los Stark. Él está ahí.

La mujer mantuvo silencio, guardo su arma un rato después y antes de salir de la celda, Ezequiel
pudo escuchar sus palabras que lo dejaron algo frío.

—Será difícil deshacerse de ese maldito hijo de puta. Es interesante que aún vivan juntos.
La celda fue cerrada y Ezequiel solo se sentó atónito por todo lo sucedido.

Edwin estaba bebiendo algo de licor, era como las dos de la mañana y él estaba ahí, bebiendo.
Pero no al punto de ponerse ebrio, no quería que algo pasará sin el estar al 100% consciente de sus
estupideces.

No tenía sueño, sus pensamientos eran demasiado para poder aunque sea descansar por un par de
horas.

Bebió lentamente otro trago de licor que le quemo un poco la garganta. Hizo una mueca, nunca se
acostumbró al alcohol, desde su primera cita con Howard nunca volvió a beber más de la cuenta.
Odiaba el licor, pero bueno, la hipocresía.
—Si que soy un maldito hipócrita.

Otra vez bebió algo de licor, hasta que escuchó unos pasos, se volteó rápidamente en alerta.

—¿pero que...? ¿Edwin, que diablos estás haciendo a estás horas? —cuestionó Howard quién tenía
en sus brazos a un Tony bien despierto. Después se percató de la botella de whisky a un lado—
Esto debe ser una maldita broma.

Edwin solo miró a otro lado mientras Howard alejaba todas las cosas que tengan que ver con el
alcohol de la isla de la cocina.

—ah sido, casi un jodido año, sin ver una maldita botella de-

—Deja de maldecir o eso serán las primeras palabras de Tony, sino paras.

Howard lo miró incrédulo, después continuó sin hacer algún escándalo—Entiendo. Pero yo no soy
el que está bebiendo a estas malditas horas de la noche.

—No tenía sueño, solo quería beber un poco.

—Hay otras maneras de conciliar el sueño... Oh esperen, ¿quién me decía eso?

—Si estás enojado, ¿Porqué no lo dices de una vez Howard? —Edwin cerró de un golpe su boca.
Maldición, maldición—No, no, contestes eso, estaba-

—¿y qué quieres que te diga Ed? ¿Ah? —Howard puso a su bebé en su respectiva sillita, fue a la
alacena para buscarle algo de comer mientras seguía discutiendo—¿qué quieres que te diga? De
qué aún no entiendo porque nunca me hablaste al respecto de lo que me dijiste en la mañana, de
que te fuiste después de la pelea que tuvimos cuando te dije que quería adoptar a un niño en el
orfanato... Que... Que me lastimaste, la persona a quien mas creí, me dijo "No quiero hijos" de
una forma tan... Horrible.
Edwin se sentía super culpable, no había un sentimiento en si para confesar todo lo que siente y
todo lo que hizo a Howard.

Mientras Howard quien estaba alimentando a su hijo con la papilla, suspiro un momento.

—Pudiste decirlo, pudimos hablar esa mañana. Pero te fuiste, no dejaste nada, ni siquiera a donde
irías...—Howard lo volteó a ver, estaba intentando como podía las lágrimas—Enserio pudimos
haberlo conversado. Pero decidiste irte por años quien sabe a donde.

Jarvis se sentó apresurado en el comedor—Lo sé. Se que pudimos haberlo hablado, pero como dije
me asuste, Dios mío Howard, eran los 50, aún la homosexualidad seguía siendo de algo que no
podías hablarlo, no como ahora que hay más defensores... Si íbamos a tener un niño, criarlo... Iba a
ser imposible esconderlo. Eres Howard Stark, las miradas llegarían de inmediato, podían habernos
descubierto... No deseaba que al infante que fuéramos a criar tuviera que crecer en un ambiente no
apto para él o ella.

Howard lo miró en silencio mientras seguía manteniendo como podía su máscara de seriedad, no
iba a romperse ahí y llorar. No lo haría.

—Edwin, yo también sabía eso... Pero si seguías a mi lado, créeme era lo que menos me iba a
importar. Quería formar una familia contigo... Pero tal parece que yo solo pensaba eso—Howard
miró a un lado y siguió hablando—Pero entiendo que estuvieras asustado de tener un niño... O
niña.

Edwin guardó silencio, miró al pequeño que ya se estaba llenado con la comida. Miró la mesa unos
momentos, antes de mirarlo a él.

—Nunca debí dejarte Howard... Te lo prometí y rompí esa promesa.

No pudo ignorar el semblante de dolor que pudo ver en Howard, ocultado en uno fruncido porque
así era él.

—Por eso volví... —Edwin respiró hondo—sé que me tomo de sorpresa cuando me enteré que te
casaste y que... Ibas a tener un hijo. Antes que digas algo, estoy feliz por ti, ¿si? Realmente lo
estoy.
Edwin miro al pequeño a un lado, este pareció percatarse de su mirada, el pequeño lo miró curioso.

—También me tomó de sorpresa que lo llamarías Anthony.

Howard esta vez si lo miro perplejo—Espera... ¿Te acuerdas de eso?

—Algo... Medio borroso, pero si recuerdo el nombre que te había dicho...—Edwin miró con una
media sonrisa al Stark.

Este miró a otro lado—Fácilmente lo pude nombrar con otro nombre diferente o que María eligiera
el nombre.

—Si, tenías esa opción. Pero no lo hiciste.

Howard abrió su boca pero la cerró y lo miró molesto—¿Estás jugando conmigo?

—No. No lo estoy... Un poco.

—Eres un idiota.

—Siento que esta noche me haz insultado como nunca antes.

—Bueno, te lo mereces.

—¿eso crees? —Edwin le sonrió de lado, Howard mordió su labio por la mirada que recibía.

—Si, lo creo perfectamente. Haz sido un idiota todos estos días intentando hablar conmigo sobre
esto cuando te eh dicho que no.

—Siempre te haces el difícil, no es como si no estuviera acostumbrado. Incluso Enrique intentó


detenerme cuando te encontraba libre, lo logró dos veces.
Hizo una cara al respecto por haber escuchado la historia, después sonrió un poco—Bueno. Le
subiré la paga por su ayuda.

—¿Es enserio?—cuestionó incrédulo el británico.

—Muy enserio, se lo merece. Es más debería de comprarle algo mañana.

Edwin puso una cara al respecto, bendito jardinero.

—Me odia.

—¿y eso porque será? —se burló Howard mientras lo miraba. Edwin lo miró con una mueca en la
cara.

—Está celoso.

—Lo dudo.

—¿Porqué no estarlo? Yo lo estoy cada vez que estás con alguien más y te veo cada vez más lejos
de mí.

Howard lo miro estupefacto, viendo los ojos claros de Edwin sin ver algo que le dijera que lo dicho
fue en broma. Se sintió nervioso y negó lentamente, mientras recogía a su bebé para llevarlo
nuevamente a dormir.

—Mejor vete a dormir Edwin, habló enserio.

El británico de nuevo le opuso el paso, casi acorralándolo con la superficie de la mesa. Howard
mientras sostenía su bebé, volteo su mirada, sintiendo los nervios en su espalda, esos malditos
nervios que no eran correctos porque si sucedía algo, no sabría como parar. Los sueños han sido
insoportables y no, no quería recordar ninguno de esos sueños ahora viendo en la posición en que
estaba.
—Lo que dije es enserio—le dictó Edwin buscando su mirada.

—Ed...

—¿No podrías... Darme una oportunidad? ¿Otra vez?

—Edwin sabes que no puedo...

—¿La amas tanto?

Howard lo miró molesto, demasiado molesto—No vuelvas a preguntarme eso otra vez.

Empujó al hombre como pudo y se fue de la cocina. Mientras Edwin hizo una mueca, otra
maldición en voz baja y se limitó a limpiar lo que había dejado sucio el pequeño Tony.
—¡Por favor déjeme ir! ¡No!-

El disparo llegó a la cabeza del hombre, el cuerpo cayó al piso como trapos y el responsable de
ello fue un tipo de piel blanca con un cabello liso color castaño, mientras a su lado habían guardias
con ropas oscuras. Estaba sentando en su silla, con un semblante que le había importado poco
matar a ese hombre que era uno de los "nuevos" científicos de la base.

—¿Y bien? ¿Alguna duda más?

Se lo pregunto a los científicos que habían secuestrado, entre ellos habían cuatro hombres y tres
mujeres, todos asustados por el hombre al frente. Todo fue tan rápido, estaban en su trabajo y a
cada uno lo secuestraron como animales.

—Pues parece que no, el mensaje es super claro. Si intentan escapar, se mueren. Si desobedecen,
mueren. Si intentan pedir ayuda de algún maldito modo, mueren... —el tipo se levantó de su
asiento y se acercó a los científicos, quienes temblaron por que tenía el arma en sus manos—Se
que en sus malditas y patéticas mente están con el único pensamiento de que no quieren morir. Eso
está bien, tienen prioridades, no como el imbécil aquí en el piso...

El sonrió al ver el miedo en ellos, era regocijante el tener el poder, de que otros te teman porque
eres más fuerte. Justo mientras pensaba eso, escucho los pasos.

—Te gusta siempre ser tan dramático hermano—su hermana se quito sus gafas y la tela que cubría
su boca. Se mostró una mujer de cabello castaño, mirada fina y con un lunar encima de su ceja
derecha.

—Ay hermanita, ¿Porqué arruinas siempre todo? —reprochó su hermano.

—Porque soy tu hermana mayor. Muy bien, damas, caballeros, lamento llegar tarde a esta
pacífica... —Ella se percató del cuerpo de uno de los científicos y después continuó como si no lo
hubiera visto—reunión. Seré la encargada en guiarlos sobre el proyecto que tenemos en mente, es
más deberían estar orgullosos por ser parte de este avance tecnológico. Si se logró antes en la
segunda guerra mundial, se podrá de nuevo y con sus grandes mentes—Ella acarició la mejilla de
uno de los científicos—Vamos a lograrlo. Ahora, los llevarán a sus respectivos aposentos. Mis
queridos. Por favor.

Los guardias en el lugar agarraron a cada uno de ellos para llevárselos, mientras otros se
encargaban del cuerpo en el piso dejando el rastro de sangre mientras lo arrastraban.

—¿Eres imbécil o te haces? —le cuestionó severamente su hermana.

—¡oh, por favor! Estaba gritando como loco, me canso y pues acabe con su sufrimiento de una
manera rápida. Vamos Ria, no te enojes conmigo.

—Eso lo veremos cuando planeemos como llevarnos los datos y al niño. Hay que pensarlo bien, el
ex - Teniente está ahí.

Su hermano quedó estupefacto cuando escuchó eso—Oye, oye, ¿ese imbécil sigue ahí? Ósea
¿vivo?

—Parece que el deseo de nuestro padre, se va a cumplir—Ria escogió la foto y la pego al muro.
Era una foto del soldado Edwin Jarvis en los años 40, en ella tenía una mirada tan estoica que
podría fácilmente apuñalar tu alma o fácilmente seria la última cara que verías antes de que te
rompa el cuello—Parece que los rumores eran ciertos, está con el Stark.

—Pobre de la esposa. No sabe que le hacen cuerno en su propia casa.

—Es lo que menos me interesa. Vamos Caden, si queremos salir ilesos de Edwin Jarvis debemos
planear todo con sumo cuidado. Ese hijo de perra pagará por todo lo que le hizo a mi padre en el
pasado y el como eso provocó que lo expulsaran de Hydra.

—Realmente, Papá tenía esperanzas en ti. Con respecto al legado Hydra—le dijo mientras también
le ayudaba a poner la foto del pequeño Stark—Serás una buena madre para el pequeñito. Sé que si.

Ria le sonrió a su hermano y miró los objetivos. Era el momento de comenzar todo.
Chapter End Notes

Sorry la tardanza :,v


[ 11 ]
Chapter Summary

Y supongo que aquí es donde comenzó su vida de enamorados en secreto.

Chapter Notes

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11

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1946

Capítulo 11: Nosotros

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Advertencia:

Capítulo con contenido Lemon


[ +18 ]
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OST del capítulo:

Cigarettes After Sex - Apocalypse

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Los niños del orfanato solo gritaban para incentivar más la pelea, dos niños de los grandes estaban
peleando en el patio trasero del lugar. En esa pelea estaba un joven Edwin con la nariz sangrando
mientras peleaba con ese niño, solo porque este le molesto cuando regresó de nuevo al orfanato
cuando una familia lo adoptó solo para trabajar pero cuando se dieron cuenta que no alcanzaba el
dinero decidieron regresarlo.

La pelea seguía, el chico le ofreció un golpe en el rostro pero le regresó con más fuerza haciéndolo
caer al suelo.

Pero en eso llegó la gobernanta con algunas de las otras hermanas, donde empezaron a hacer orden
mandando a los demás niños a otro lado.

—¡Edwin Jarvis!

La pelea acabó y el miró con ceño fruncido a la mujer mayor, sabría que iba a tener un castigo no
merecido por todo esto.

Siempre fue así cuando llegó ahí a sus 7 años, veía algunos niños irse, otros llegar y otros que
nunca fueron adoptados, como el. Sus padres murieron por enfermedades y llegó aquí.

Cuando cumplió 17 años, sabía que pronto debía irse, nadie iba a adoptar un adulto joven. Así que
busco trabajo, una fábrica, donde acababan todos esos huérfanos que nunca llegaron a una familia.
A sus 18 años, junto con otros, inclusive con el chico con quien se peleó años atrás se fueron.

Pensó que su vida iba a ser así hasta el final, pero luego ocurrió la guerra.

El entró porque, si no hacía nada, igualmente moriría si los bombardeos llegaban. Un destino
horrible.

Bueno, por ese entonces pensó eso.

Después conoció a Howard.

Abrió sus ojos para ver el sol ascendiendo a la distancia después de esa sesión de recordar su vida.

La brisa del mar era como una cachetada fría en su rostro, herido, con algunos cortes. Mantuvo su
mano en el barandal del barco, fuerte, el simple tacto le hacia recordar que aún estaba vivo y que
podía sentir las cosas, que aún podía oler, pensar. Sentir el dolor de sus heridas que seguían
curandose lentamente. Su brazo izquierdo quedó fracturado en batalla, por lo que tenía un yeso, un
maldito se abalanzó hacia el, tan fuerte que le hizo esa fractura. Si no fuera por su tropa, hubiera
muerto.

Y al fin, todos ellos iban de regreso a sus respectivos hogares.

Pronto, llegarían a Nueva York.


Howard apenas había salido de una junta que lo dejó super exhausto, era sobre la empresa, donde
tenían que discutir el como harían para el futuro de esta y que siguiera adelante después de esta
gran guerra. Por lo menos tenían un gran fondo gracias al gobierno.

—Eh, Howard, quita esa cara amigo. Todo saldrá bien.

—No me preocupa la empresa, Stane. Solo me encuentro cansando es todo—Howard posó sus
dedos sobre el puente de su nariz. Habían muchas cosas que estaba pensando últimamente. Mejor
dicho, ah estado pensando en alguien últimamente.

—Jumm, créeme, yo también. Dios, los bebés lloran demasiado.

—¿Así? ¿Cómo es? —preguntó Howard divertido. Hace un año que el hijo de Stane nació y este
siempre tenía la misma queja de todos los días. ¿Enserio los bebés lloran tanto?
—Un dolor de cabeza. No entiendo que hace mi mujer, ellas saben de estas cosas, no se porque se
le hace complicado.

Howard frunció levemente el ceño—¿Podrías ayudarla... No? Es tu hijo al fin al cabo.

—¿Qué? —expresó como si fuera algo inaudito, Howard solo lo observó en silencio—Yo no soy
de tener bebés en brazos, y lo sabes.

—Pero, ¿Porqué tuviste un-?

—Amigo. El legado es importante. Muy importante y uf, agradezco que haya sido niño, hubiera
sido un problema si nacía niña.

Howard no quiso mostrar su inconformidad con la palabra "legado" y solo se enfocó en lo otro que
dijo el hombre.

—¿Qué tiene de malo una niña?

—Amigo, es que... Sabes que es complicado la crianza de una niña, cosas de mujeres y uf, cuando
se casen, despídete de tu apellido.

El joven Stark solo hizo un gesto de haber entendido, pero en realidad, no quería hablar más sobre
el respecto. Seguía sin entender el problema. Salieron de la empresa y solo se despidió de su
compañero cuando se fue en su auto, segundos después también se fue cuando llegó el chófer a
recogerlo.

.
Llegó a casa, saludo a su servidumbre como siempre, fue a la cocina a buscarse algo de comer
porque había llegado muy hambriento, lo primero que lo extraño era no ver a Susie, pero después
le vino a la mente de que tal vez la señora se fue a hacer compras o algo parecido. Siguió
mordiendo sus burundagas por un momento, hasta que su hambre se opaco. Mientras iba pasando
por la sala se iba quitando su saco que era super molesto, odiaba estar en traje.

—Hola Howie —saludo la tipica voz británica de su amiga.

—Hola Peg. Te eh dicho que no me llames así—lanzó su maletin a un lado donde tenían un
montón de documentos de cosas empresariales. Se fue quitando la corbata—Oye Peg, se sincera,
¿crees que fue buena idea de que Stane tuviera un hijo?

Volteó su mirada y se quedó como estatua, como si todo movimiento de su cuerpo se hubiera ido
por ese momento, porque al voltearse, ahí estaba él. Edwin.

El ex soldado sonrió enternecido mientras lo miraba, mientras sentía algo de gracia porque el
hombre no se percató de su presencia y además, ¿Obadiah Stane tuvo un hijo?

—¿... Ed...? Eres... —la voz se le quebraba al Stark.

Edwin nuevamente sonrió—Hola querido.

Howard había estado desesperado a finales del año pasado, desde que se acabó la guerra, cuando
los nazis al fin decidieron firmar el acta de rendición entre otros acontecimientos, había perdido
contacto con Edwin en los últimos meses. Fueron muchas las veces en que Peggy tuvo que
detenerlo en buscarlo, pero no quería quedarse y hacer nada. Desde lo que pasó con el Capitán
Rogers y el Sargento Barnes, el creciente miedo en su pecho crecía y crecía, provocando que
imaginará los peores escenarios donde su pareja podría estar en peligro o ya estar muerto. Era lo
peor imaginarse eso.

Pero sus miedos se acabaron, estaba ahí, vivo, claro herido, pero estaba vivo.

No espero a otro segundo, fue hacia sus brazos rápidamente tomando de sorpresa a su pareja.
Peggy sonrió feliz por la reacción y ambiente entre los dos.
—Maldición. Te dije que si no enviabas alguna carta, iba a buscarte y golpearte—Howard tenía su
rostro pegado sobre el pecho de Edwin, no quería que lo viera llorar.

—Perdón, creo que algunas cartas se perdieron en los viajes—Terminado la frase lo abrazo como
pudo con su brazo bueno—Ya estoy aquí. Estoy bien.

Howard alzó su mirada y le sonrió, realmente no tenía más palabras solo podía apreciar que el
estaba ahí. Como pudo lo beso.

Justo después Edwin se burló de su altura.

Le piso el pie.
Y supongo que aquí es donde comenzó su vida de enamorados en secreto.

Después de unos meses de recuperación, donde los dos casi no se podían quitar las manos de
encima pero por preocupación solo llegaban a acaricias y listo, porque Edwin tenia algunas
costillas fracturadas, además de la férula en su brazo.

Sumale las amenazas de Peggy Carter.

Howard no quería que por su culpa, Edwin no se recuperará al 100%.

En ese tiempo, Howard le enseñó a su pareja la empresa. Era algo importante y conociéndolo,
Edwin le preguntó si todo estaba en orden respecto a "eso" que no quiere mencionar porque podría
ir de inmediato a la cárcel a hacerle pagar a ese imbécil de Alan Stark.

—Falleció hace un año, tuvo un ataque al corazón.

Edwin miró consternado a su pareja, nunca se espero esa noticia. O mejor dicho, no espero que
Alan Stark muriera de esa forma—Oh...

—Si. No lo mencioné en las cartas, no creí que fuera importante. Solo pagué el funeral. Pero solo
eso.

Edwin solo asintió sabía que el tema moría ahí, ya no había que preocuparse por ese hombre,
nunca más. Luego de eso siguieron el recorrido.

Howard le mencionó que podría ayudarlo con la empresa, ya no sería solo el trabajo de él solo en
casa.
—¿Estás confiado que lograremos hacer eso? —le mostró una sonrisa que solo Howard puede leer.
Una sonrisa perversa que mostraba que intenciones tenía.

—Existen los milagros Ed, no seas pesimistas. Además nada de eso, aún tienes que curarte, vamos.
Hay que seguir.

Edwin apenas hizo una mueca pero siguió las órdenes de su pareja.

Conocer a Obadiah fue algo tenso, gracioso, umm... No había palabras específicas, pero la cosa es
que a Ed, no le agrado ni un poco porque nunca quito su rostro estoico, Howard hizo una mala cara
por el comportamiento de su novio. Stane estaba como un perro con la cola entre las patas, el
británico era un poco más bajo que el pero podía sentir que este tipo podría golpearle la cara en
algún momento si decía algo mal.

Un momento después, Edwin recibió un jalón de orejas cuando el y Howard estuvieron solos un
momento.

Las mañanas a escondidas de la pareja era un solo caos, Howard, de un milagro aprendió a hacer
unos empanadas en su ausencia. Incluso el Stark estaba sorprendido porque estuvo muy ocupado
por la guerra, pero tuvo el espacio para aprender a hacer un bocadillo de su cocinera.

—Ed, no, ¡basta! Vamos a despertar a todo el mundo.

Edwin solo empezó a reír mientras abrazaba su cintura y veía a su pareja cocinar. Las risas nunca
faltaban, una que otra broma, darse cosquillas o esas "cosquillas" solo por encima pero bastante
provocativas. Y una que otra cosa cursi porque eran una pareja sin remedio a lo cursi.

—¡maldición! Las empanadas... ¡Ed! —regaño cuando el pobre desayuno estaba quemado. Apago
el mechero y empezó a pegarle a su novio—¿¡Porqué... No... Te... Quedas... Tranquilo!?

Edwin solo podía reír mientras era golpeado por su pareja.

Howard no espero que el otro hombre lo cargará como si fuera un saco de patatas para llevarlo a la
habitación más cercana, mientras hacía eso, el intentaba soltarse.

—Ouh, ouh, ouh. Que dolor—dijo en forma sarcástica. Howard le envió una mala cara. Edwin
sonrió y lo arrojó a la cama.

Edwin ni siquiera lo dejó decir aunque sea un comentario por que se lanzó a el para devorarlo,
literalmente con su boca. Howard enredó sus brazos alrededor del cuello del más alto, mientras
seguía besando a su pareja, sintiendo como la intensidad subía.

—¿¡Qué es esto!?

Los dos se detuvieron y se asustaron pensando que la maldita puerta quedó abierta pero no, estaba
cerrada. Los dos suspiraron en alivio, pero Susie seguía afuera cuestionando que había pasado en la
cocina. Bien aquí acababa la sesión, Howard tuvo que salir diciendo que por accidente se le quemó
la empanada, por culpa de alguien. Los dos recibieron un severo regaño de la señora, suficiente
para que los demás fueran chismear el asunto.
—Hey Peg, ¿Dónde era que vamos?

—Es una cafetería —contestó ella relajada.

Howard se quedó pensativo, tenía una cocinera en casa que le hacía deliciosos desayunos,
almuerzo, comida de 10/10. No entendía porque de pronto ahora iban a una "cafetería" tan común,
cuando tenía el restaurante personal, cinco estrella en casa.

—Es aquí. Por favor comportense—les pidió seriamente la agente.

Howard alzó su mano para hacer el ameno de promesa—Claro, lo que tu digas jefa.

—A la orden, Srta. Carter.

La mujer sonrió complacida y entraron a la cafetería, buscaron un lugar vacío para los tres. A los
pocos segundos, llegó la muchacha que iba atenderlos.

—Buenas, ¿En que...? —El protocolo de pedir la orden quedo inconcluso cuando la dama se
percató de la presencia de Peggy—¿Mi inglesa favorita?

—Hola Angie, querida. Traje unos amigos, no te molesta, ¿verdad?

La muchacha los miró, los analizó, mirada de arriba hacia abajo. Se acercó a la británica.

—Unos de tus amigos se parece a Howard Stark—le susurró.

Peggy empezó a carcajear y la chica a su lado solo hizo un gesto de no entender. Después se
escuchó como Howard aclaraba su garganta y tuvo la atención de la muchacha.

Le sonrió cordialmente mientras hacía el gesto con su boina—Muy buenas, Howard Stark. No lo
digas en alto, estoy en discreto el día de hoy, ¿si?

—¡Oh! —Angie tapó su boca impactada—Es un gusto conocerlo. Es... Um...

—No te preocupes Angie. No muerde—le dijo Peggy mientras " disimuladamente" le guiñaba un
ojo. Angie mostró un leve sonrojo.

Howard y Edwin compartieron mirada al respecto porque obviamente lo notaron, pero eran buenos
actuando.

Angie hizo un puchero con sus labios, para pasar su leve vergüenza saco su libreta para escribir—
Ya veo. Bueno, ¿qué pedirán?

—Trae el espacial de tostadas con queso, les gustará.

—Listo. Ahora regreso Inglesa y... amigos de la Inglesa—ella se retiro y Howard espero unos
minutos más para preguntar.
—Oye Romea, ¿qué fue eso? —pregunto mientras reía un poco.

—Cállate Howie—se acercó para susurrarle—Ya no eres el único no hetero en esta amistad.

—Pues felicitaciones, Peg—Howard sonrió alegre por su amiga—Enserio, felicitaciones.

Su amiga sonrió agradecida.

Lo sucedido con Rogers fue un golpe muy duro para Peggy, por un momento pensó que dejaría las
filas después de la desaparición del capitán, pero conociendo a su amiga como siempre es, una
temeraria mujer, siguió luchando en la guerra. Intentó buscar a Rogers pero no lo encontró, nada de
la nave que describió Carter y el Coronel Phillips. Ni siquiera rastros de pedazos o algo.

Rogers había desaparecido en el bastó océano azul.

—Entonces... ¿Cuando será oficial? —pregunto Edwin risueño para molestar a la mujer. Howard
lo miró reído por el comentario.

—Jumm, que chismoso saliste.

—¿Yo? —cuestionó de forma inocente.

Los tres rieron mientras esperaban la comida y que Peggy empezará de nuevo a coquetear con la
dama Angie.
Un mes después de eso, se hizo oficial la relación de Peggy con Angie. Tenían todo su apoyo, de
igual modo ya eran iguales, eso fue algo que tomó de sorpresa a la muchacha porque nunca se
imagino que Howard Stark fuera gay.

Tenía que creerlo, porque Howard estaba muy enamorado y sabía que Edwin era el indicado.

Los meses pasaban, donde finalmente el invierno llegó, junto a las festividades y para que todos
celebraran como debía ser, Howard les ofreció esos días especiales a todos sus trabajadores, la
mayoría de ellos eran americanos o emigrantes, no todos celebraban navidad o noche buena, pero
si tenían sus costumbres. Todos agradecieron que el Stark les diera sus merecidas vacaciones.

Erick dijo que les traería algo cuando regresarán. Enrique dijo que podían traer algunas bocadillos
de su país lo que no fue mala idea y Howard junto con Edwin iban a esperar ansiosos.

Susie preguntó si Edwin no iba a ir algún lado por estas fiestas, pero le contestó que no, se
encontraba bien donde estaba. Susie podía ser algo vieja, pero no ciega, algo había entre esos dos,
pero le resultaba una locura y algo peligroso. No preguntó por esa vez y les deseo buenas fiestas a
los muchachos.

Ahora tenían la casa para ellos dos, estaban en la habitación, donde pudo ver que la nieve no tardo
en caer y Jarvis al ver la temporada sintió una leve punzada. Howard se dio cuenta, acarició su
mejilla para tener su atención donde Edwin lo miró como si tratase de un perro vagabundo sacado
recientemente de las calles en una tempestad de nieve, frío y asustado.

—¿Qué sucede Ed? ¿Porqué tienes esa mirada?

—No me gusta el invierno. La nieve y el frío me traen malos recuerdos... Del orfanato.

Howard lo miró en silencio, lo atrajo hacia el para que Edwin se acomodara sobre su pecho. El ex
soldado suspiro en alivio al sentir el calor de su pareja y escuchar el papiltar de su corazón.

—Eran días duros, rogaba que me sacaran de ahí. A esas monjas no les agradaba... Habían chicos
grandes que solo buscaban molestarme y siempre terminaba en pelea.

—Siento que esos niños grandes recibieron una buena paliza del pequeño Edwin, ¿no? —Howard
peñisco suavemente la mejilla de su pareja.

Edwin mostró una sonrisa al respecto, cerró sus ojos y los abrió al tiempo que su mirada se perdía
en el techo. Howard se alarmó un momento.

—Miraba por la ventana. Y deseaba tener una vida, una donde no tendría que meterme en
problemas o donde pudiera estar en paz... —Edwin miró a Howard, su Howard, esos ojos cafés que
lo atraían, que lo enamoraba cada vez más—Al fin pude encontrarlo.

Howard abrió la boca sorprendido por sus palabras, pero después sonrió agradecido, feliz—Yo al
fin pude encontrar a alguien como tú.

Los dos se besaron, dulcemente, compartieron besos en su rostros. Dulces, lentos. Los dos
compartieron miradas en silencio.

—Quieres...

Howard comprendio el mensaje, le era una broma que de todo el tiempo juntos todavían no
hubieran compartido una noche. Lo veían algo arriesgado viendo tanta gente en un solo lugar, solo
podían dormir, tampoco es que les complicará, pero siempre hubo el límite de respeto.
—Si, si quiero.

Edwin entre cerro su mirada, donde Howard pudo ver el destello deseo—Está bien.

Eran inexpertos en esta nueva experiencia, pero tampoco eran idiotas en lo que se trataba las
relaciones íntimas. Howard se sintió tan cautivado por como Edwin lo trató tan gentilmente al
momento de despojarse las ropas.

Sintió escalofríos cuando los labios de su pareja tocaron su cuello, pecho, caderas y también se
estremeció cuando hubo mordiscos traviesos que dejarían marcas.

Edwin quería que fuera lento, especial, pero cada caricia tenía como resultado los suspiros de
Howard que hacía que perdiera levemente el control. Quería tenerlo, quería hacerlo ahora. Estaba
desesperado de tocar el cuerpo de su pareja que desde el primer momento que lo vio semi desnudo
ese día después de su cumpleaños, deseo con fuerzas poseerlo. De hacerlo suyo.

Beso aquella cicatriz, la cual Howard hizo un respingo al respecto.

—Ed...

—Sshh... No lo tocaré si no lo deseas—Jarvis sabía que la cicatriz psicológica en Howard no se


curaba del todo, por eso si él no deseaba ser tocado ahí lo respetaría.

Howard guardó silencio y asintió—No. Está bien. Puedes continuar.

Edwin se levantó un poco desde donde estaba. Las piernas de Howard a cada lado de su cadera,
mientras veía sus pectorales, su cuerpo medio desnudar, no le había quitado por completo la
camisa pero se veía realmente sexy en ese estado. La camisa abierta, donde se veía que en su
cuerpo había mordidas o algunos chupetes que no iban a desaparecer pronto.

Y ver el rostro sonrojado de Howard, encendía más su deseo.


—¿Qué? —preguntó Howard por como Edwin se le quedó mirando en silencio. Se sentía nervioso,
pero esa mirada que le ofrecía Edwin era como, "te comeré y no dejare ningún sitio sin probar" eso
realmente lo ponía al límite.

—Nada, solo veo, que si existe un Dios. Hizo un buen trabajo en dejarte tan excitantes atributos.

Howard solo pudo ponerse mas rojo de lo que estaba, pero igual sonrió orgulloso, claro que es
sexy.

—¿ah si? No me sorprendería. Los Stark somos muy guapos.

—y ahí está la arrogancia de siempre Howard. De mi Howard.

Edwin lo besó de nuevo, sus lenguas se tocaban, danzaban de una forma tan exquisita que si no
fuera porque le faltara el aire lo harían por mucho tiempo.

Continuaron mientras Howard sentía los dedos en su entrada, lloriqueo levemente porque era
extraño, un sentimiento muy raro, pero bastante agradable. Así fue siendo mientras Edwin se
mantenía ocupado en ese lugar. Howard arqueo su espalda al sentir el placer cuando su pareja tocó
el lugar exacto. Eso provocó que aruñara los brazos de Edwin.

Ahora si venía el momento, Howard solo pudo ver entre su mareo por el placer cuando Edwin se
puso el preservativo. Como se posicionó entre sus piernas, tembló ante el contacto.

Abrió sus ojos.

—¡ah!

Edwin había entrado de una sola estocada y eso le envió muchas descarga de todo. Dolor era una
de las principales, el placer si apareció segundos después cuando Edwin empezó a moverse con
más vehemencia. El último, sería una combinación de felicidad con el amor que sentía por su
novio.

—¿Estás... Bien? —preguntó Edwin mientras seguía moviéndose, sus suspiros eran casi como
gruñidos.

Howard lo miró mientras sentía el placer y asintió como pudo—Seh... ¡Si!

Abrazo a Edwin y este lo tomo de sus caderas para continuar con más rapidez incluso con mas
rudeza. Entre un arrebato de placer Edwin salió de su novio para voltearlo y que quedara boca
abajo. Howard si se apeno por esta posición, pero no pudo decir nada cuando Edwin entró
nuevamente en el haciéndolo gritar.

Las estocadas fueron más fuertes y frenéticas, eso hizo que Howard no pudiera mantenerse con sus
brazos se desplomara sobre la cama, gimiendo muy fuerte.

¿Así era como sentía hacerlo con un chico?

No, así se sentía hacerlo con Edwin.

Mientras este, solo podía pensar en como se estaba sintiendo tan bien, perfecto, gracias a Howard,
como debía ser. Perfecto. Miró las cicatriz en la espalda brillante de Howard gracias al sudor del
acto, algunas gotas de su propio sudor que se deslizaba por su rostro caían a esa perfecta espalda y
delgada cintura. Beso esa cicatriz y Howard tuvo un escalofrío en todo su cuerpo.

Ambos acabaron al mismo tiempo y cayeron rendidos en la cama. Luego de un momento


empezaron a reír por todo lo sucedido, felices y con un cosquilleo en ellos que les decía que debían
hacerlo de nuevo.

—No me rompas. Soy categoría frágil y cara.

—Lo siento, pero esto pasa por casi un año de abstinencia.

Howard se quedó callado y se alarmó—¡Espera!-

Fue interrumpido por un beso y a partir de ahí lo hicieron como tres veces antes de quedarse
dormido hasta muy tarde en la mañana.
Desde ese día, se puede decir en resumen que eran conejos, si antes no podían quitarse las manos
de encima, ahora menos.

Tenían muchos lugares donde hacerlo.

En algún pasillo.

En la sala.

Una vez lo hicieron en el comedor, pero Howard pidió que no se repitiera tanto en ese lugar, la
madera de la mesa molestaba un poco.

A lo que Edwin no sabía si era broma porque no le molesto cuando lo hicieron en el taller. Howard
había estado sobre su mesa de trabajo, chillando por lo bien que se sentía, pero sin sentirse
incómodo de la mesa, que era de metal.

Meh, da igual, tenía sus sesiones ahí.


.

Howard intentó por primera vez hacer un blowjob, fue complicado, Edwin era grande y sentía que
no podía respirar. Pero tuvo el resultado que quería, que Edwin se viniera dentro su boca y parte de
su rostro.

Es obvio el como terminó eso después.

Un resultado de tres rondas, donde Howard sentía que perdía el movimiento en sus piernas. Edwin
pues, estaba creyendo que este británico se hacía el inocente por fuera porque, Dios y lamenta
mencionarlo en esto.

Coje de una forma que lo hace rogar por más cuando realmente debía tomar un descanso de un día
o dos.

Es un maldito calenturiento eso si.

Los dos lo eran, pero Edwin se lleva el premio mayor.

No eran los únicos ocupados entre ellos, un día quisieron visitar a sus amigas que vivían en un
lindo apartamento dentro de la ciudad.
Solo pudieron escuchar algo caerse y esperaban que lo otro que escucharon no haya sido un grito
ahogado.

Si lo fue. Interrumpieron a Peggy y a Angie en pleno acto, recibieron un buenos coscorrones en la


cabeza por no haber avisado que vendrían.

—No son las únicas ocupadas, ¿saben?—dijo Howard medio gruñón por el chichón en su cabeza.

Peggy quien tenía un suéter bastante suelto, mientras cruzaba sus brazos—Pues yo soy lo bastante
lista para llamar antes.

Howard le sacó la lengua y Peggy igual.

—Lamento interrumpir, no volverá a suceder—le informó Edwin a Angie.

Angie rio nerviosa, ella tenía puesto una camisa perteneciente a su novia que le quedaba algo
grande y esta no podía ocultar ese tremendo chupeton en su cuello. Edwin por respeto no la miraba
de frente. Le recordaba a como se comportaba Howard cuando iban a algún lado y este trabajaba
para que las marcas de la noche anterior no se notarán.

—No se preocupe Jarvis, ¿desea unas galletas? las hornee en la mañana.

Edwin asintió agradecido. Ellos se alejaron mientras sus parejas seguían discutiendo.
Lo estaban haciendo otra vez, ya se volvía una exquisita costumbre. Ya pronto llegarían al climax
y Howard de un movimiento quedo sobre Edwin. El británico pensaba seriamente si Howard tenía
super fuerza porque a veces le sorprendía el como podía voltearlo tan fácilmente.

Howard tiraba su cabeza hacia atrás por el placer, como podía sentir que ya estaba cerca. Edwin
sujetó sus caderas y movió las suyas también, con fuerza haciendo casi delirar a su pareja cada vez
que tocaba su punto de placer.

Llegaron al orgasmo, todo estuvo bien hasta que Howard sintió algo.

Aún estando en el post climax, no captaba que era—Siento algo... ¿Qué?

Howard se levantó un poco y los dos pudieron verlo, el condón se había rotó. El Stark podía sentir
el líquido caliente dentro suyo y también el como se deslizaba por sus muslos.

—Joder—se expresó Edwin realmente culpable como si fuera el fin del mundo—maldita cosa
barata.

Howard empezó a reír mientras desmontaba a Edwin, haciendo que el semen se deslizara más. Fue
un sentimiento bastante bueno, Howard mordió sus labios para no volver a montar a su soldado.

—Vamos Ed, no te preocupes. No es como si fuera quedar embarazado o algo.


Edwin lo miró con una cara extraña y Howard frunció el ceño.

—Ed.

—¡Pero si no eh dicho nada!

Howard lo miró unos momentos pero luego su sonrisa de siempre volvió, beso el puente de la nariz
de su novio.

—No te preocupes Ed, además tampoco es que me disgustara. Solo me sentí sorprendido es todo—
Los dos se acostaron y se cubrieron con las mantas, mientras Howard seguía hablando. Era una
característica que le encantaba a Edwin, podía escucharlo por horas—Y como dije, no es que fuera
a esperar un niño algo así, iría en contra la naturaleza. De por si soy demasiado bello para este
mundo, ¿cómo lidiarian con otro?

—Howard.

—Dime cariño.

Edwin lo pensó un momento, estaban bien como estaban, pero, ¿Howard no pensó que no tendrían
ningún descendiente por estar con él?... Hijos... El pensarlo solo le daba una mala y nerviosa
sensación. Mejor haría esa pregunta para después.

—¿La próxima podemos hacerlo sin... ?

Howard tuvo la cara roja por la petición, bueno le acaba de decir que no se sintió mal, asi que—
Claro.

—Bien—Edwin sonrió complacido y Howard le ofreció un puchero, bendito monstruo de sexo.

Apagaron las luces dispuestos ya a dormir. Edwin fue el primero en quedarse dormido.
Mientras Howard se quedó un momento pensando, eran hombres, así que era imposible tener hijos,
es algo super obvio.

Nunca pensó tener hijos, no hasta ahora, ¿como sería?

Tener a un pequeño entre tus brazos, cuidarlo y llenarlo de amor. Darle todo lo que el nunca tuvo.

Hacer todo eso junto con Edwin.

Pero era imposible. Eran una pareja homosexual, ¿Cómo podrían incluso adoptar uno? Estaban
escondidos antes las miradas de todos. No solo eso, muchos preguntaban si el iba a casarse algún
día con alguna mujer y traer nuevos Starks a la generación siguiente. Eso lo ponía estresado.

Esperen un momento, que fue lo que...

¿Adoptar?

Howard sintió que se le encendió el foco, si, podían hacer eso. Podían adoptar a algún pequeño o
pequeños, sería hermoso.

Estaba pensando en tener una familia con Edwin, la palabra familia era tan descabellada pero a la
vez empezaba a darle curiosidad.

La cosa era esto, ¿cómo hacer posible eso? Bien, era alguien importante, podría hacerlo. Hacer lo
que quisiera incluso. Pero primero iría a hablarlo con su amiga fiel, Peggy.

Y después planear lo que haría.

Cerró sus ojos mientras una sonrisa adornaba sus labios. Nunca había estado tan feliz por una idea
suya, los inventos en su taller no se podían comparar ahora.

Una familia. Eso era lo que quería ahora.


Chapter End Notes

ª
[ 12 ]
Chapter Summary

—Howard, enserio haz pensando bien lo que planeas hacer—le dijo seriamente Peggy
cuando Howard le dijo sobre el asunto de la adopción. Esto realmente era impactante,
cuando Howard le dijo que quería decirle algo pensó en todas las cosas menos en esto
—Por lo que me acuerdo, nunca te han gustado los niños.

—Las cosas cambian querida. Quiero sentar cabeza, junto con Edwin. Es lo que deseo
y quiero.

Chapter Notes

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12

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1947

Capítulo 12:
El deseo de la familia es cada vez mayor...

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OST del Capítulo:

Koethe - Take it Slowly

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El año nuevo había pasado, desde que Howard empezó a salir mas por la fama que iba ganando por
ser un Stark desde joven, era costumbre hacer fiesta, así que fue una sorpresa para la prensa
cuando declaró que no haría nada para fin de año, solo fue a una fiesta que le invitaron para
navidad pero eso fue todo. Dijo que quería pasarlo con sus conocidos y eso fue todo, ninguna
explicación más.

Bueno, en parte era cierto, pasó navidad con Peggy, Angie, los comandos Aulladores que vinieron
de visita y por supuesto, con su atractivo novio Edwin Jarvis.

Realmente Howard no sabía como iba ser todo en la celebración de año nuevo, pero fue mejor de
lo que esperaron. Hubo mucha diversión y uno que otro desastre por parte de los Aulladores.

Howard regaño a los busca pleitos de Monty y Dum Dum, que hicieron un juego de disparar latas y
destruyeron una que otra ventana. Además de que Monty peleó con Edwin para ver quién era el
Teniente británico más fuerte entre los dos.

¿Acaso tiene que decir quien ganó?

Claro que regaño un poco a Edwin, el hombre se había pasado un poco de copa pero no llegó a
embriagarse como aquella vez cuando se formalizaron pero si hizo un desastre en el patio. A Erick
le dará algo cuando regrese.

Monty al otro día estaba quejándose por el golpe en su quijada. Jones y Dum solo pudieron
burlarse. Dernier y Jim fueron los únicos que lo atendieron porque bueno. Jim se fue un rato
después de eso, tenía que ver a su mujer que parece que le iba a dar noticias.

Las noticias fueron que estaba embarazada.

Y con eso, Howard recordó, bueno no recordó sino que lo convenció más en su deseo para año
nuevo. Crear una familia, ser una familia.
No sabía si era algo loco el solo imaginar ver a algunos niños corriendo por la casa siendo
regañados por Edwin y siendo mal criados por el porque el les daría todo cuanto pudiera. De igual
forma es rico.

Quería que fuera una "sorpresa" entre comillas, porque debe conversarlo con Edwin por supuesto,
pero primero iría con su buena mejor amiga.

Había pasado dos semanas desde año nuevo y su servidumbre había regresado. Como Erick y
Enrique prometieron trajeron algo de sus tierras. Susie lo abrazó diciendo que lo extraño
muchísimo y también a Edwin que se sintió algo tímido al respecto, no estaba acostumbrado a
abrazos de otras personas que no sean Howard.

—Será complicado no pasar las noches juntos.

—Pervertido.

—¡No me refiero a eso!

Howard rio al respecto por haber hecho una broma igual como aquella vez. Edwin solo hizo una
mueca antes de arrojarlo a la cama y besarlo. No va especificar que pasó después, solo que
tuvieron que ser super silenciosos.
A la mañana, Howard pensó que sería buena idea ir a hablar con Peggy. Se alistó y dejó a Edwin
durmiendo, no si antes darle un beso en su cabeza.

Susie quién estaba haciendo el desayuno lo vio retirarse—Niño, no se te olvide tu desayuno, madre
Santa, parece que andas con un apuro.

—ah, si, disculpa—Howard agarró su desayuno envuelto y agarró un pan para morderlo—Oye, el
joven Jarvis sigue durmiendo, podría decirle que me retire al trabajo más temprano.

—Por supuesto niño, no te preocupes...

Howard alzó una ceja ante el silencio que ahora le daba la mujer—¿pasa algo?

—Nada, no te preocupes nene.

El joven Stark solo sonrió mientras tenía el pan en la boca—¡Nos vemos ahora!
—Howard, enserio haz pensando bien lo que planeas hacer—le dijo seriamente Peggy cuando
Howard le dijo sobre el asunto de la adopción. Esto realmente era impactante, cuando Howard le
dijo que quería decirle algo pensó en todas las cosas menos en esto—Por lo que me acuerdo, nunca
te han gustado los niños.

—Las cosas cambian querida. Quiero sentar cabeza, junto con Edwin. Es lo que deseo y quiero.

Peggy lo observó por momentos, sin quitar su rostro acusador que mientras pasaba los segundos a
Howard no le estaba agradando.

—Howard, escúchame bien y ponme atención cuidadosamente, ¿Tienes alguna idea a lo que te vas
enfrentar? Un niño no es algo que puedas escoger como si fuera algún nuevo proyecto guardado en
tu taller y solo ir. No, un niño es más serio que eso. Ver su bienestar, cuidarlo, quererlo, darle todas
esas cosas. La atención requerida.

—Peggy te juro que eso haré, ya no soy el mismo de antes. Cuando conocí a Edwin sabes que dejé
de ver a chicas y tu te preguntabas por que ese cambio tan repentino. Sé que adoptar un infante no
es juego, voy a ser lo más responsable posible.

Peggy se mantuvo sorprendida por todas las palabras de Howard, desde el tiempo que lo lleva
conociendo nunca pensó verlo más serio que cuando hacía sus inventos o ayudaba en las misiones
de Rogers y el comando para combatir a Hydra. Howard hablaba muy enserio y no podía estar mas
orgullosa de ello.

Pero había un punto, ese punto era un problema bastante grande para Howard. Eso era, que él no
estaba casado con alguna muchacha, ningún orfanato dejaría que una pareja homosexual pudiera
adoptar niños, sería algo sumamente incorrecto y vulgar para otros.

—Pero Howard... ¿Cómo vas hacer para adoptar a un niño? No estás casado, no estás con una
mujer. Estás con un hombre, ¿sabes en lo que te estás arriesgando Howard? ¿En lo que se pueden
arriesgar ambos?

Howard abrió la boca y después la cerró, pensó por varios momentos, si ese era la única
problemática, el único obstáculo en poder tener la familia que deseaba. Tenía abogados, podía
contratar o comunicarse con otro si los suyos no querían o lograban ayudarlo. Pero, ¿será
suficiente? Frunció el ceño mientras en sus ojos se mostraba que no quería dejarse para atrás,
estaba 100% decidido a hacer esto.

—¿y qué tal si somos la primera pareja homosexual en adoptar? O si, ¿ser yo el tutor, guardián,
padre del pequeño? ¿Ah? Eh visto otros hacerlo.

—Howard, ¿qué-

—Escucha, por toda mi vida crecí rodeado por personas que no eran de lazos sanguíneos, todos
ellos cuidaban de mi cuando el bastardo de mi padre solo me buscaba para enseñarme a usar un
arma... Ellos me enseñaron que no necesitaba mi verdadera sangre para tener una familia. Mirate,
eres una de mis mejores amigas, casi una hermana, sabes que te apoyaría en todo. Edwin es el
amor de mi vida, mi compañero. Quizás hagamos algunos años en anónimato, hasta que el
pequeño sea más grande. Peg, no es imposible.

Peggy no estaba aún convencida, pero era cierto, Howard haría lo que fuera por ella y viceversa.
Así se apoyaron en la guerra.

Mostró un porte firme, poso una mano sobre el hombro de Howard.

—Bien, te ayudaré en todo lo que pueda Howie.

Esta vez no iba a molestarse por el apodo, por lo que mejor abrazo a su amiga mientras agradecía
su ayuda.

—¿Uh? ¿Qué pasa? —preguntó Angie llegando a la cocina donde dónde amvos estaban, ya ella
estaba lista para trabajar—Siento un ambiente muy alegre.

—Mm, quizás por que Howard esta esperando...—Peggy hizo énfasis con sus dedos con la última
palabra mientras reía levemente.

Howard se sonrojó y miro con reproche a su amiga.


Angie carajo un poco y puso sus manos sobre su cadera—¿Cómo no? Si apuesto que tú y Edwin lo
hacen como deporte.

—¡HEYYY! ¿De cuándo a cuándo hablamos de mi vida sexual?

—pensé que era algo normal al son de hoy, Howie—dijo Peggy y después sonrió de lado.

—jaja, que graciosa.

Howard ya casi iba saliendo del trabajo y como siempre solo podía escuchar como Stane se
quejaba a cada rato porque no había dormido bien todos esos días por su pequeño problema en
casa. En eso le dijo:

—oh vamos, sé que los bebés lloran mucho, pero ellos saben que alguien vendrá por ellos. No debe
ser tan malo. ¿Verdad?

En ese momento Obadiah lo miró con una rara expresión de la cual el no se percató, Howard estaba
muy entretenido en su mundo imaginando escenarios de una familia.

Obadiah se fue en su respectivo auto manejado por su chófer y el bueno, tuvo una idea, en vez de ir
directamente a casa iría a otro lado primeramente.

Howard había averiguado algunos de los orfanatos en Nueva York y justamente estaba frente a
uno. Como pudo oculto su rostro, para no ser reconocido por alguien no deseado, sería un
escándalo si algún fotógrafo lo ve y en la mañana ver su fotografía en primera plana frente a un
orfanato.

Entró al lugar, lo primero que escucho fue un montón de niños, algunos iban en fila, fijo la hora en
su reloj. Eran las tres de la tarde, quizás era la hora de la merienda o algo parecido.

Avanzó unos pasos mientras vea los carteles en las paredes de información de como ayudar a
adoptar o fotos de niños en ellos. Sabía muy bien por causa de la guerra, muchos niños quedaron
huérfanos e incluso bebés, después de que se manifestarán enfermedades en ciertas áreas.

Iba seguir caminando cuando sintió algo en su pantalón, bajo su mirada. Era un pequeño, de
cabello algo largo color castaño, podía darle una edad de 4 años.

—¡Caden!—llamó una mujer que trabajaba en el sitio, cargo al pequeño y le habló—No te vayas
así por favor, vienen a verte, a ti y a tu hermana—después se fijo en Howard—Buenos tardes,
¿viene para alguna entrevista?

Howard se puso algo nervioso, no se preparo para preguntas o algo—No... Bueno, yo, es que.

—ah, entiendo. Si tiene preguntas, puede ir con la gobernanta. Mire, esta justo ahí—la mujer
señaló adelante donde veía una mujer de quizás unos 30 años bajando las escaleras mientras
hablaba con una pareja—Diga todas sus dudas que ella con gusto responderá. Bien me retiro.

La mujer se fue mientras llevaba al pequeño en brazos, en eso, en un salón salió un niña de 5 años
con el cabello igual que su hermano recibiendo a la mujer. Después la siguió para que la llevarán
con las personas que iban adoptarlos.

Howard miró esto y sonrió al ver que los pequeño iban a ser adoptados juntos. Justo después fue
con la tal, gobernanta.

—Um, buenas tardes.

La mujer se giro para verlo—Buenas, ¿en qué puedo ayudarlo?

—Estoy seguro que podrá responder... A mis dudas—dijo lentamente mientras miraba como una de
las que trabajaba ahí llevaba un bebé en brazos.

La gobernanta observó esto y sonrió—Por supuesto, espero que si. Por mientras, ¿Qué tal si
caminamos? Y me dice todo. Me gusta que las conversaciones sean así, ¿algún problema?

—Por supuesto que no, adelante.

Mientras iban caminando, Howard veía la cantidad de niños, ya había contado más de 100. Se
estaba preguntando si el lugar era lo suficientemente grande para tantos niños, como bebés y los
que ya eran más grandes.
—Es una pena. La mayoría de ellos son embarazos no controlados o por consecuencias de la
guerra. Perdieron mucho.

—eh escuchado al respecto—comentó Howard mientras hacía una mirada de empatia mientras
veía los niños corriendo a su lado.

—Y dígame, Sr. Stark, ¿Cuál es el motivo de su visita?

Howard hizo una mueca pero después sonrió de lado como siempre es su marca—¿tan malo soy
para estar encubierto?

—Si se hubiera puesto una chaqueta menos llamativa, seguramente. Además, tengo un buen ojo.

Howard rio de manera suave—Bueno, por lo menos no me han dicho que soy parecido a Howard
Stark. Créame lo eh escuchado.

—Puedo creerlo. Me es algo complicado de creer que alguien como usted venga a un orfanato... —
la mujer lo observó seriamente—Por lo que se, usted no tiene ninguna pareja al día de hoy. Pero ah
estado lejos de las prensas.

—No es mentira.

—Viendo esos cambios, quiere decir que usted...

—Deseo adoptar algún pequeño, esta en lo correcto.

—Sr. Stark, primeramente hay muchas cosas que pasar para adoptar a un menor. Son muchas fases
que usted deberá acatar ahora y en adelante en la vida de ese menor. De tener una familia amorosa
que lo ayude en su infancia y que sea un adulto independiente en un futuro.

—Estoy al tanto.
La mujer nuevamente lo miró con seriedad, Howard no se iba dejar intimidar por esta mujer.

—Y para ser más precisas, son fases que deberá acatar, tanto usted y su esposa. Por como usted me
confesó no tiene ninguna pareja.

—Mmh, disculpe creo que esta algo confundida en lo que dije que es verdad. Yo si tengo a alguien
—Bien, debería ser cuidadoso con sus palabras o sino todo se iría al drenaje.

Avanzaron más en el tour y llegaron a otra parte del edificio. Howard se percató de que la
estructura se veía... Vieja.

—¿Así que usted tiene ya una pareja?—ella se detuvo para empezar a preguntar—¿Desde cuándo
están juntos? ¿piensan adoptar y después tener alguno propio?

—Estamos juntos desde hace casi 6 años, se nos dificultó por la guerra. Pero siempre estábamos
comunicados y en nuestros tiempos libres podíamos vernos.

—Entiendo. En cuanto mi última pregunta...

Howard guardo silencio y seriamente contestó—No se puede.

—Oh, ¿es ella estéril? Siempre es una pena cuando una mujer lo es, ¿qué puede hacer de su vida
sin ti tener hijos?

—Si seguramente es una pena, pero no quiere decir que por ser así no pueda vivir una vida normal,
hay muchas formas. Pero...

—¿Pero?

—Nunca mencioné que fuera "ella".

En ese tenso y pesado silencio, se escuchó el timbre y nuevamente muchos niños iban de aquí a
allá. La mujeres encargadas llevaban a los pequeños a sus respectivos lugares y los grandes ya
sabían el camino.

La gobernanta tenía la mirada contraída al escuchar la confesión del Stark.

—¿Cómo es posible que alguien como usted esté...? No puedo permitir que un niño viva así, que
dirán de él o ella. No vivirá una buena vida eso es seguro. Es abomi-

—Podemos hablar de algo para llevar este asunto a un mejor término.

—¡Esto no es algo que se negocia Stark! —espetó la mujer sintiéndose insultada por semejante
palabras—Un niño no es algo a lo que usted pueda usarlo para su propio fin-

—¿Le han llegado advertencias sobre el estado del edificio, no es así?

La mujer quedó paralizada ante eso—No se... No se de que habla.

Howard paso su mano sobre las paredes, después miro su mano y siguió hablando—La humedad
es un gran problema. Más si estos edificios son muy viejos y hechos con materiales de hace años
que se les creía fuertes. Pero al día de hoy. Ya no lo son. Es peligroso, sabiendo que aquí deben
haber más de 500 niños, más los niños que pueden llegar en una semana. Eh visto la cantidad de
puertas. Este lugar se vuelve más pequeño cada día, ¿no?

La mujer mordió su labio, su mano temblaba. Era cierto, ya habían muchas advertencias desde
entonces y si no hacían algo, todos estos niños, vivirían en las calles. Otros orfanatos estaban al
límite de pequeños.

—Puedo ayudar, si usted me ayuda.

—¿Qué?

Howard suspiro—Escúcheme. No me hubiera gustado hacer este tipo de conversación de este


modo, entiendo que la vida de un niño es importante. No algo que compras como accesorio.
Créame, crecí estando en un situación no favorable incluso teniendo todo.
La mujer abrió los ojos, recordó la noticia de hace unos años sobre los Stark. El padre de Howard
cometió el delito de casi asesinar a su hijo en un descontrol de ira.

—Lamento escuchar eso... Pero.

—No se preocupe por la cantidad señorita. Estará bien...—Howard contrajo la mirada y miró los
niños que seguían pasando. Uno se les quedaron mirando. ¿Cuánto de esos deseaban ser llevado a
una familia? Recibir amor... Suspiro—Solo deseo darle a uno de estos niños una oportunidad. En
cambio dejaré el dinero necesario para que arreglen todo cuanto antes. Veo que aún tiene buen
terreno. Se puedo hacer otro edificio. Puedo ayudar en eso... Si no lo desea, entenderé y me
retiraré. Haré que nunca vine aquí en primer lugar.

La mujer pensó un momento y después se fijo en la mirada del Stark, era seria, no veía algún truco
en ellos. Este hombre estaba siendo sincero incluso sabiendo que con quien estaba era alguien de
su mismo género.

Además que estaba entre la espada contra la pared, los fondos no ayudaban completamente y si no
aceptaba esta oportunidad, no habría otra a comparación.

—De acuerdo, inclusive si usted es... Bien, haré lo que pueda.

Howard puso la sonrisa más grande en su rostro que nunca pudo tener y en impulso abrazo la
mujer hasta alzarla.

—¡Muchas gracias! Enserio se lo agradezco—Bajó de inmediato a la mujer y la miró, su sonrisa


adornaba su rostro—Se lo prometo, ayudaré al orfanato.

—Si y agradezco eso. Haré lo posible para que esto sea secreto, seguramente no querrá que nadie
sepa de su relación.

—No, no aún. El mundo aún no está preparado para escuchar que el gran Howard Stark tiene una
pareja de su mismo sexo. Pero espero algún día se cumpla.

La mujer lo observó, podía ver en los ojos del hombre, una persona realmente enamorada y que
quería ver a futuro los frutos de ese amor. Aún le era descabellada la idea de que dos hombres
quieran criar a un niño, pero bueno, muchas cosas vendrán y esta no es unos de los únicos cambios.

—Antes que nada, ummm... Podemos.

La mujer comprendió y sonrió, está era una de las tantas cosas que estaba acostumbrada cuando
venían parejas cuando quieren adoptar pequeños—Venga por aquí.

Howard asintió y la siguió.

—Por cierto, no pregunté su nombre.

—Me llamó Lucía, Sr. Stark.

—Un gusto—dijo alegre el Stark.

—Esta sala corresponde a los infantes menores de 2 años. La semana pasada, encontraron a un
pobre pequeño en un basurero. Si no fuera por, quien lo diría, un vagabundo, ese niño hubiera
muerto de hipotermia o hambre.

Howard frunció el ceño ante tal historia, ¿Cómo es posible que dejaran a un bebé en un estado
como ese? Ni siquiera para dejarlo en escaleras del orfanato.
Llegaron a la sala que dijo la mujer y observó las cunas. Habían muchos bebés en ellos, niñas y
niños. Sintió que su corazón se aceleraba.

—podemos calcular que los bebés de aquí deben tener quizás los 5 meses de edad. Mis queridas
ayudaba mucho en cuidarlos, mientras alguien llegué y decida darle la vida que merecen, eso es
todo lo que-

Un llanto se escuchó fuerte en una de las cunas.

—Parece que a ese pequeño requiere atención inmediata.

—Lamento eso, ya es hora de que duerman. Deme un momento para calmarlo-

Lucía guardo silencio cuando Howard fue hacia el bebé que estaba llorando. Un pequeño de
cabello negro, ojos azules como relámpago, lloraba como María Magdalena. Cuidadosamente lo
alzó en sus brazos, había visto como la esposa de Obadiah cargaba a su niño así que intentó imitar
la posición de sus brazos.

—Aja, exacto, ponga su brazo así—explicó Lucía al llegar a guiarlo más en lo que hacía—No muy
fuerte, recuerde que son bastante delicados.

—Y-ya me di cuenta. Es... Bastante pequeño—miró al pequeño que ya dejaba de llorar, porque
ahora estaba en brazos de alguien. El bebé lo miraba, con esos ojos abiertos y el solo pudo sentir
que los suyos se iban humedeciendo mientras veía esa carita de ese pequeño—Hey pequeñín. ¿Ya
estás más tranquilo? ¿No es así?

—¿Es mago acaso? El niño se calmo al instante en sus brazos o quizás esté niño solo necesitaba
ser dramático.

—jum, eso va conmigo. Suelo ser muy dramático a veces—Howard aprecio más al niño en brazos
quien lentamente estaba cerrando sus ojitos para irse al mundo de los sueños—No se que hice,
pero este pequeño ya se está durmiendo.

Lucía sonrió al respecto. Ayudó al hombre a dejarlo en la cuna y que no volviera a despertar.
—Espero pronto venga para hacer los documentos correspondientes Sr. Stark.

—Por supuesto. Pero antes debo hablar con mi pareja, no le conté nada al respecto, pero no quiero
hacer una decisión antes de-

—Espere, pensé que ambos ya deseaban un hijo—Lucía mostró una mirada estupefacta al respecto.

—No lo hemos hablado, pero... Sé que me apoyará. Hemos pasado por muchas cosas. Estaremos
juntos en esto, creo y confío en él.

Lucía guardo silencio—Bien. esperaré. Esperaremos Sr. Stark.

—Muchas gracias nuevamente, por todo, srta. Lucía. Nos vemos pronto.

Howard le dio un último vistazo al bebé que había cargado unos segundos atrás. Sintió un gran
sentimiento en su corazón que no pudo compararlo a otra cosa. Quizás levemente a como se sentía
cuando estaba con Edwin, pero era diferente. ¿El Amor parental? Seguramente.

Era hora de regresar a casa y decirle a Edwin.

Lucía observó como se iba el hombre, había algo en su pecho. Sabía que no era correcto, no
completamente, pero, estaba por adoptar un niño aquí. Nunca se lo imagino de Howard Stark.

Chapter End Notes


[ 13 ]
Chapter Summary

—Yo... Tengo miedo, si, de que algo pueda suceder. Lo que menos quiero, es que
Howard sea lastimado por mi culpa... Lo amo demasiado para que algo malo suceda.
No quiero que nadie se meta en nuestros asuntos.

Chapter Notes

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13

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1947

Capítulo 13: Fueron promesas

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OST del capítulo:

Daughter - Youth

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Edwin seguía dormido después de que Howard se fue, despertó lentamente, con una gran pereza
realmente, él era alguien muy matutino pero está vez las sábanas eran más cómodas ese día.

Estiró sus brazos ya sentando en la cama, observó a su lado y vio el lugar desocupado en la cama.
Miró el reloj en la mesita, ya eran las 9:15, Howard se habrá retirado hace rato y posiblemente no
lo despertó para que siguiera durmiendo.

Lentamente se levantó, agarro su pantalones y camisa del piso para ponerselos rápidamente. Ya
algo vestido salió de la habitación de Howard mirando a ambos lados para ver si no venía nadie.
Su cuarto respectivo se encontraba más o menos al final, así que rápido como gacela corrió hasta
su habitación y fue a cambiarse.

—Buenos días, lamento despertarme tan tarde Susie. Pude haberle ayudado—comentó Jarvis al
momento de llegar a la cocina.

—Ay, no te preocupes jovencito. Todo está bien. Miré que el joven Howard me aviso que seguía
dormido, así que aquí tiene su desayuno.

—Muchas gracias. Supongo que Howard ya se fue al trabajo—Edwin le dio su primera mordida al
pan en su boca.
—Ah si, ya se fue hace rato. Iba más apurado de lo normal incluso viendo que era temprano... —
Susie siguió cocinando el almuerzo de ahora, busco una cuchara aparte para probar como iba—
Quizás venga más temprano.

Edwin la miró curioso mientras tenía algo de cereal en su boca, mastico lentamente y después
preguntó—¿Usted lo cree?

—Conozco a ese muchacho desde que usaba pañales, Teniente.

Eso provocó una risa en Edwin, porque recuerda cuando Susie le mostró unas fotos del pequeño
Howard y este se quejo avergonzado del porque hacia eso.

—Bueno, no será malo, ¿verdad? —Edwin siguió comiendo mientras Susie lo miraba con ceja
alzada porque el muchacho no entendía el mensaje.

—Quizás traiga una sorpresa... Para usted.

Edwin se atoró con su té al momento de que iba tomándolo, tosio un poco y después la miró
mientras desimulaba—Disculpe, ¿Cómo dijo?

—Podré tener unos 55 años niño, pero aún veo bien. Como ver lo que hay entre ustedes.
Agradezcan que las paredes son gruesas.

Edwin se sonrojo al respecto—Dígame que-

—Ush, claro que no. Agradecida por el de arriba por no escuchar nada que me deje un nuevo
trauma para el futuro. Pero tienen cara, de aquí se les ve—Susie silbo mientras hacía un ameno
ante eso—También lo observe con la Srta. Carter y la muchacha... Si, Marinelli. Ella.

Edwin tomó sorbos de su té mientras aún analizaba que quizás no solo Susie sepa que Howard y el
están juntos. Siendo más que amigos después de la guerra. Susie miró de reojo como el británico
estaba algo en blanco, bueno no por siempre en esta casa iban a guardar el secreto. Muchos
conocen a su joven señor desde hace bastante tiempo.
—Y... ¿Se quedarán juntos?

—¿eh?

—Me refiero a ustedes dos querido. Aunque me es... Bueno, no quiero decirlo de forma tan dura,
pero debo decir que para mi no es normal... Pero aún así se ve bien juntos. Howard a cambiado
mucho desde entonces, desde pequeño a sido muy reacio a nueva amistades, incluso cuando nos
presentó a Carter pensamos que era una de sus "amigas", pero resultó todo lo contrario—Susie
dejó la estufa un momento y miró al ex-soldado—Al igual que tú.

Edwin por un momento se imagino a ese joven Howard Stark, antes de que lo conociera cuando
estalló la guerra. Una persona diferente, pero el se enamoro al instante de esa persona.

—No sé que decir... —Edwin dejo su taza media vacía a un lado—Deseo quedarme con Howard.
Es lo que quiero.

—¿Incluso entre las dificultades? ... Porque mijo, eh visto muchas cosas horribles que le han hecho
a las personas que son como ustedes. No sé que pasaría si alguien los descubre, Howard es alguien
importante, desgraciadamente por su... Por Alan Stark.

—Yo... Tengo miedo, si, de que algo pueda suceder. Lo que menos quiero, es que Howard sea
lastimado por mi culpa... Lo amo demasiado para que algo malo suceda. No quiero que nadie se
meta en nuestros asuntos—Edwin frunció el ceño algo enojado con solo imaginarse que alguien
destruya lo que son solo por lo mismo, por ser homosexuales.

—Tienes que hablar con Howard sobre eso. Encontrar posibles soluciones o algo parecido...—
Susie se apoyo en la isla de la cocina y lo miró seriamente—Pero no puedes vivir siempre con
miedo, Edwin Jarvis.

El hombre frunció el ceño ante el comentario, sintió algo en su pecho que no pudo explicar pero no
tenía palabras para decir algo y solo pudo asentir antes de terminar de comer.

—Una pregunta.
—Dime niño.

—¿Alguien más sabe? Ya sabe ammm...

—¿Qué tu y Howard están juntos?

—Si, así es-

—¿Escuché, lo que escuché?

Oh no, Howard va a matarlo.

Edwin se volteó temeroso, por primera vez en su vida, para poder ver a los recién llegados a la
cocina. Erick estaba con los ojos en blancos con lo que escucho y Enrique con la boca media
abierta.

Este último miro a un lado nervioso y dijo—Bueno... Yo me voy-

—Nada de eso tu, siéntate es que. Que caras tienes, ¿sabías algo? —Cuestionó Erick a su hijo.

Edwin miró sorprendido al chico.

Enrique se mantuvo en silencio y después suspiro—Solo estaba suponiendo... Pensé que estaba
pensando tonterías... O que veía cosas.

—¡Pero si lo manteníamos en secreto! —soltó Edwin mientras se levantaba de su lugar.

—Pues son muy malos—comentó sin pensar Enrique hasta que miro la cara molesta del teniente—
¡Digo!

—¡ven aquí! ¡Dime que cosas haz visto!


Enrique se soltó de su padre y huyó del enojado británico.

—No me hagas decir cosas de mi jefecito Howard. ¡Espérate! ¡Ay! ¡No!

—¡Ven aquí!

Los mayores se quedaron solos en la cocina mientras veían que el escándalo se alejaba de ellos.
Erick suspiro brevemente y miró a su compañera de trabajo.

—¿Me dirás o...?

Susie rodo los ojos—Deja que haga café otra vez.


—Juró que no diré nada—rogó el joven mientras era sostenido del cuello de la camisa.

—Más te vale. Porque sino, la pagarás por boca suelta.

—¡Dije que no lo hice por intención!

—Pues aprende a guardar cosas.

Edwin le embarro la cara con nieve y este solo podía lloriquear por el mal trato del otro joven.
Mientras la servidumbre no sabía como expresarse ante lo que veían.
Ya la tarde había caído, había sido un día bastante movido desde la mañana, pero resultó bien.
Mientras Edwin pidió a los que ahora sabían que intenten guardar el secreto, probablemente
Howard no se enoje porque los que lo saben son las personas que lo han visto desde siempre,
excepto Enrique, pero sabía que Howard le caía bien el chico. No era una amenaza del cual
debería preocuparse, no como esos torpes de los comandos Aulladores.

Estaba ayudando a Susie en hacer la cena, en eso veía el reloj. Ya era algo tarde, Howard siempre
llegaba a las 6:00 p.m ya iba siendo ya las 6:32 p.m. Frunció el ceño mientras pensaba y no
intentaba ponerse nervioso.

—Oye, no te preocupes, debe ser que algo surgió. No te preocupes niño, tu príncipe llegará en
cualquier momento —comentó Susie mientras ya servía algunos platos para sus compañeros en la
servidumbre.

—Umm... —expresó algo sonrojado por lo de "tú príncipe" —¿Quizás fue a hacer algo?

Susie pensó un momento, su joven señor era alguien bastante impulsivo, esta vez lo decía por la
parte buena, siempre era alguien que te podía sorprender de muchas formas.

—Quizás... Va a comprarte o a sorprenderte con algo. Te lo digo, Howard es alguien impredecible.

Edwin sonrió un poco ante eso—Sé que lo es... Aunque a veces lo hace demasiado.

Jarvis sirvió los otros platos mientras dejaba pensativa a la cocinera.

Justo después, Jarvis pudo escuchar el auto estacionarse frente a la casa. Sonrió sabiendo que
Howard finalmente había llegado, fue a la entrada para recibirlo.

Cruzó sus brazos mientras lo veía bajarse del auto—Llegas tarde.

—Oh... —Howard miró su reloj—Una hora tarde, no es para exagerar.


Edwin le envió una cara de pocos amigos. Howard sonrió apenado.

—Ay lo lamento, Teniente. Se me fue la hora... ¿Qué? ¿Me extrañaste? —preguntó mientras le
enviaba esas sonrisas traviesas a su pareja.

—Yo-

—Dije que eran obvios.

Howard y Edwin guardaron silencio mientras miraban a Enrique. El chico comía un pedazo de pan
mientras los miraba.

Edwin frunció el ceño molesto—Enrique.

—Susie dice que la cena está servida... ¡Ay! —Enrique pudo esquivar un golpe—¡Jaja! Lento.
Uy... ¡No me das!

—Largo—gruño Edwin.

Howard se mantuvo en silencio un largo rato, hasta que—emm, ¿Qué diablos fue eso?

Edwin suspiro rendido mientras le decía a Howard que le explicaría ahora.

.
Howard en toda la noche estuvo rojo como tomate, porque Susie lo molestaba del porque no había
dicho nada o Erick diciéndole a los dos que fueran silencioso en sus cosas. ¡Agh, no quería hablar
de eso!

Mientras tenía que regañar a Edwin porque estaba peleando con Enrique en la mesa.

Después de una gran conversación amena fueron a dormir. La cena no fue realmente mala, no se
sintió incómodo, claro al principio se sintió bastante tímido porque ahora a los que conocía más
sabían de lo suyo con Edwin, pero todo estaba bien.

Excepto que... Howard debía dar la noticia a su pareja.

Ya ambos se habían preparado para ir a dormir, Howard solo pensaba las palabras correctas del
como decir la noticia.

—Que noche. ¿No lo crees mi amado? —preguntó Edwin mientras abrazaba a Howard detrás
suyo. Empezó a besar su mejilla y cuello—Bueno, por lo menos podemos estar más libre junto a
ellos.

—Mientras no te andes peleando con Enrique... Oh—Edwin estaba siendo algo intenso en el
momento tampoco le disgusta, pero —Espera, Ed. ¡Ed!

—¿Qué? ¿Qué sucede? —preguntó Edwin mientras se sentaba en la cama—¿estás cansado?

—Bueno, algo... Pero no es eso. Tengo algo que decirte Edwin, es importante.

—Si es acerca de ellos, no te preocupes no-

—No, no es sobre ellos. Confío en ellos, han estado para mi por mucho tiempo. Pero eso no es lo
que quiero hablarte.
—Entonces... ¿Qué es? —preguntó mientras acariciaba el rostro de su pareja.

Howard sonrió por la acaricia—Ed, quería preguntarte. ¿Qué piensas sobre... Extendernos?

—¿Extendernos? —preguntó sin entender a lo que se refería el otro. Le vino una idea—¿Quieres
invitar a Peg y a Angie a vivir aquí?

Howard analizó un momento—No sería mala idea, tendríamos más ayuda.

—¿Ayuda? ¿Ayuda sobre qué?

—Para cuidar a un futuro integrante entre nosotros Ed. Estoy esperando una bendición, tara~

Edwin hizo una cara y Howard empezó a reír.

—¿Qué tu qué?

—Perdón, tenía que hacerlo...—Howard rio un momento más para impaciencia de Edwin. El Stark
guardo calma y miro a su pareja con calma—¿Qué tal si adoptamos un niño Ed? Deseo adoptar un
niño.

Edwin lo miró, sin ninguna reacción. Howard en el momento se sintió algo mal por no recibir
respuesta rápida pero después pensó que quizás estaba en shock.

—Está bien, sé que es algo descabellado. Pero mira, podemos hacerlo. Se que podemos. ¿No sería
magnífico? Un pequeño, un bebé entre nosotros. Llevaría tu apellido o el mio, el de los dos, que
importa. Sería nuestro y lo cuidariamos. El lugar es adecuado Ed, quizás podamos mudarnos, pero-

—¿Te haz vuelto loco?

Howard paró de hablar y miro con desconcierto a su novio—¿eh?


Edwin se levantó de la cama de una manera brusca que alertó a Howard. El británico pasó su mano
sobre su cabello mientras pensaba todo lo que había dicho su pareja. Si, se lo había preguntado,
pero la solo idea no lo hacía sentir bien y por eso nunca le dio mas cartas al asunto sobre los niños,
la idea solo era ilógica en su mente y en sus vidas.

Lo miró nuevamente y le cuestionó—¿Qué si te haz vuelto loco? Howard, ¿Cómo siquiera quieres
adoptar un niño? ¡Dime! Es una total tontería, es imposible, es-

—No es imposible Edwin—Howard se levantó para mirarlo directo a los ojos—Busque el como
para hacerlo. No es imposible para los dos-

—¿Búscate el modo? Oye, repite eso. ¿A qué te refieres?

—Yo... —Howard mordió su labio un momento y continuó—Fui a un orfanato.

—¿¡Qué tu hiciste que!? ¡Howard! ¿¡Qué carajos estabas pensando!?

—Edwin, ¡no te alteres por favor! Está bien, no te dije, pero quería averiguar antes de decirte sin
hacer algo. Hablé con la gobernanta, ella está de acuerdo y no dirá nad-

—¿¡Le dijiste!? ¡Pero que! Maldición—Edwin salió de la habitación haciendo mucho ruido que
alertaria a toda la casa.

—¡Edwin! ¡Edwin! —llamó Howard sin caso alguno.

Fue a seguirlo hasta casi estar llegando a la sala.

—Arreglé algunas cosas con ella.

—Ohhh, y me pregunto que será, ¿cuánto dinero por un niño Howard? ¡Eso es una locura! ¡No
sólo eso! —Edwin se volteo mostrando su molestia—Le dijiste a una total desconocida que estás
en una relación con un hombre. ¡UN HOMBRE, HOWARD STARK!
—¿¡y piensas que viviré escondido toda mi vida Edwin Jarvis!? Sé que al adoptar un niño subirán
sospechas, pero eso no-

—¡Esto ya no es acerca de eso! ¡Es sobre tú y yo, Howard! ¿Qué harán cuándo descubran que el
chico estrella de Estados Unidos es un homosexual? ¿¡AH!? Vas a perder credibilidad y los
millones que posees en el banco.

—¿¡y ahora eso a ti te importa Jarvis!? Por lo que a mi me concierne, yo se todo eso desde que
aceptamos quedar juntos. Me importa una mierda eso, yo solo-

—¿deseas un niño?... ¿Es acaso un capricho tuyo ahora?

Howard abrió los ojos ante esa pregunta, junto los dientes mientras sentía el enojo—¿Cómo
dijiste? ¿¡UN CAPRICHO!? ¡ES UN NIÑO!

—Aja, claro. Un legado, Howard, eso es.

—No dijiste eso. Sabes que eso no me importa.

—¿¡Entonces qué!? ¿¡Por qué deseas un niño!? ¿¡Cuál sería el motivo!?

—¡Una familia! Eso quiero Edwin, pensé que estaba siendo claro hasta que me interrumpiste, tu y
yo, siendo padres. Criando a alguien y darle la oportunidad del amor que merece como todos esos
niños, ¿no desearías eso también? Se que no quieres que otro niño pase lo mismo que tu y-

—No menciones eso, tú no sabes lo que sufrí esos días.

—Lo sabría más, pero apenas y me dices algo al respecto de todo eso. No te lo preguntó porque sé
que fue duro para ti.

—Y es mejor que se quede así Howard.

—Pero Edwin-
—¡No, Howard! Es mejor que te quites esa idea de la cabeza ahora. Estamos bien como vamos.
Los más cercanos ya saben de nosotros, debería ser suficiente para ti. Buenas noches.

—Edwin. ¡Edwin Jarvis está conversación no ah acabado a aquí! El solo saber que no deseas que
nos descubran no es todo, ¿¡Por qué no quieres que adopte Edwin!? ¡DÍMELO! ¡EDWIN!

Howard ahogó un gritó cuando la mano de Edwin lo sujetó del brazo fuertemente, algo que nunca
antes había pasado. Edwin le envío una mirada furiosa.

—¡Porque yo no quiero ningún maldito niño en nuestras vidas Howard!

El silencio se apoderó del lugar y Edwin se dio cuenta tarde del error en sus palabras. Lo podía ver
en la mirada de Howard, que estaba en blanco pero muy afectado por las duras palabras que habían
salido de su boca. Tampoco se hicieron esperar las lágrimas que amenazaban por salir en esos
orbes marrones.

—Suéltalo ya. Edwin Jarvis.

El miró al chico que tenía una pala en sus manos, sostenida de forma amenazante para que supiera
que no tenía dudas en usarlo.

Lentamente soltó a Howard, quien fue jalado lentamente por Enrique hasta dejarlo detrás suyo. El
muchacho miró a su joven señor preocupado, viendo si había otro daño en él, pero sólo parecía en
shock. Junto el entre cejo por el estado en que ahora estaba. Miró nuevamente al hombre frente a
el.

Apenas pudo escuchar algunos gritos, adopción, que sepan el secreto, pero si pudo ver lo último.
Agradeció el haber traído la pala consigo.

Un momento después, llegaron Erick y Susie, asustados por todo el escándalo.

—¿Qué pasó? —Preguntó Erick viendo el estado de su joven Señor. Howard seguía en shock y eso
no era bueno, miró a Jarvis que seguía en silencio mirando a Enrique quien seguía en alerta con la
pala en mano.
Edwin miró un momento a Enrique y después miró a Howard, no, no. ¿Qué hizo?

—Howard, lo lamento yo... No quise—intento acercarse, pero el solo acto hizo que Howard
tuviera una reacción negativa, la cual fue que se alejará y se abrazara a si mismo mientras
temblaba.

Edwin reconocía ese estado, tenía un ataque de ansiedad y el fue el culpable de provocarlo.

—Teniente. Le pido que vaya a su habitación y se quedé ahí, hasta mañana. Enrique baja la pala,
ahora... —Ordenó Erick mientras veía con seriedad a su hijo que seguía aún en alerta por el
soldado.

Enrique miró de reojo a su padre y después miraba al soldado. Se alejo mientras llevaba a Howard
consigo, hasta cuando llegó con su padre fue que bajó la pala.

Los dos hombres llevaron a Howard a otra habitación, Enrique se encargo de buscar los
medicamentos para calmarlo.

Mientras Susie se quedó de pie mirando al otro muchacho.

Jarvis podía ver la decepción en sus ojos y luego recordó lo que dijo en la mañana.

" Lo que menos quiero, es que Howard sea lastimado por mi culpa... "

Sintió como las lágrimas de coraje se asomaban en sus ojos y miró nuevamente a la mujer. Ella
sólo lo miró con lástima antes de retirarse.

Edwin se quedó solo en la sala mientras empezaba a llorar por los errores que acababa de hacer y
romper las promesas en sus palabras. Solo por el miedo y el miedo de tener niños.
Howard se levantó de la cama cuando amaneció, miró la ventana de la habitación donde se
encontraba. Una de las tantas que había. El cielo estaba grisáceo para ser tan temprano en la
mañana.

Se levantó de la cama y sintió el ardor en su brazo. Dolía, el recordar lo que sucedió anoche. Todo
fue un desastre. Cayó nuevamente sentado en la cama mientras empezaba a llorar.

¿Porqué tuvo que ser así? Pensó que Edwin lo apoyaría en esto, pero fue todo lo contrario.

Acaso, ¿Acaso, Edwin tenía razón? ¿Era un capricho solamente?

Quería una familia, porque... No quería repetir esas mismas cosas que hizo su padre en el pasado.
No quería ser igual. Quería hacer todo diferente, para alguien que lo merecía. El deseaba con todo
el corazón tener una familia, junto a Edwin... Pero ahora.

Escucho los toques en la puerta y levanto la vista, sabía quién era. Sacudió un poco su nariz y
habló—Entre.

—Hola mijo—saludo Susie, quien traía algo de comer. No tan pesado, unas galletas, una taza de
chocolate.

Howard la miró y le sonrió como pudo. La mujer mayor se acercó al chico, dejó lo que llevaba a
un lado para después sentarse junto al muchacho.

—Oh mi niño, mírate... Lamento mucho todo lo que pasó anoche.

Howard no pudo más y empezó a llorar nuevamente, abrazo a la mujer. Mientras dejaba todo salir.

—Ya sé, ya sé. Es cruel cuando te niegan tener un hijo... Te nieguen un deseo así.

—Solo quería ser padre, que Edwin también... Pero veo que yo era el único con ese tal deseo
Susie... Pensé que...

Susie lo calmó mientras dejaba que el muchacho dejara salir todo.

Pasado un rato, Howard comía lentamente. Había bebido otra pastilla para tranquilizarse. Susie
revisaba su brazo, solo había unas marcas que hicieron que Howard tuviera un nudo en la garganta.
En todo lo que conocía a Edwin nunca le había hecho algo así, sabe que tuvo oportunidades cuando
se conocieron, pero nunca llegó a esto.

—Por suerte, no quedará por siempre. Con buen tratamiento, se borrará. Ahora, ¿qué tal si
descansas hasta que sea el-

—¿Dónde está?

—¿eh?

—Edwin, ¿Dónde está?


Susie pensó un momento—Howard, no creo.

—Deseo verlo. Dime, ¿está en nu... La habitación?

—Yo, eso creo. No lo vi más después de lo de anoche.

Howard pensó un momento, se levantó y Susie lo siguió. La mujer no lo dejó ningún segundo y no
lo haría si lo pedía. Llegaron a la puerta de dicha habitación y Howard tocó la puerta.

—Ed... Soy yo, Howard. Yo, yo no sé que estarás pensando ahora pero, lo que hiciste anoche... Yo,
me siento mal, ¿okay? Pero, no estoy enojado por ello. Estabas alterado y yo también... Necesito
que lo hablemos... Por favor...—No recibió respuesta, suspiro mientras cerraba sus ojos—Edwin,
cariño. Por favor, respondeme. No estoy enojado. ¿Edwin?

Howard sintió que algo no estaba bien, sin pensarlo abrió la puerta para adentrarse a la habitación.
Observó el lugar, estaba todo ordenado para su tranquilidad. Teniendo ese mal sentimiento fue al
armario, lo abrió rápidamente y descubrió que no había ninguna ropa de Edwin. Busco en los
cajones, donde se guardaban los zapatos. Nada, no había nada de Edwin.

Busco en la mesa algo que pudiera decirle algo, en alguna parte de la habitación.

—¿Howard? Muchacho, cuidado, tu brazo aún-

—¡Edwin se fue! —gritó Howard al tiempo que salía corriendo. Solo llevaba consigo una chaqueta
suya y unos zapatos—¡Erick! ¡Enrique!

Llegó corriendo hacia la cocina donde llegaron sus empleados. Enrique miro el estado de su joven
señor.

—¿Qué sucede señor? Debería estar descansando-

—No importa eso, ¿saben a dónde se fue Edwin?


Erick y Enrique le enviaron unas miradas de confusión al Stark. Este empezó a temer más de lo
que pudo haber hecho Edwin.

—No, prometió nunca... ¡Enrique por favor conduce el auto por mi!

Howard le lanzó las llaves al chico, Enrique solo pudo mirar a los mayores a su lado y se fue
corriendo al estacionamiento para traer el auto.

—Erick llama a Carter, dile que averigüe por su cuenta donde puede estar. Por favor —Howard se
fue, dejando al señor pensando, pero esté igualmente asintió al pedido.

Ya en el auto, Enrique preguntó:

—¿Tiene alguna idea de donde pudo haber ido? —preguntó Enrique mientras encendía el auto.

Howard negó mientras se sentaba atrás, pensaba rápidamente. ¿A dónde pudo haber ido?

Lo único que venía a su mente era la estación y el puerto.

—El tren ya salió hace una hora, ¡ve al puerto! ¡Ya!

.
Howard salió rápidamente del auto cuando llegaron al puerto, miró a todas partes tratando de
buscar a su pareja, en algún traje con alguna maleta, darle un puñetazo en la cara por la idea de
solo irse.

—¡Por aquí! Quizás tengan algo en el registro—le dijo Enrique mientras lo llevaba a tal lugar.

El encargado del registro estaba detrás de la vitrina anotando, escribiendo las últimas cosas cuando
llegaron Howard y Enrique.

—Disculpe, en su registro, ¿alguien llamado Edwin Jarvis firmó?-

—Oigan, oigan. Yo no puedo darle eso a cualquiera, no son policías para ello—interrumpió el
hombre de barba a los dos jóvenes—Vayan a otro lado si no tienen nada más que hac-

—No entiende, necesito saber si alguien firmó con ese nombre—pidió Howard desesperado.

—Le daremos algo a cambio si es lo que quiere, pero es importante, es alguien cercano a nosotros
—Enrique miró a Howard y este le envió una mirada de agradecimiento por esas palabras.

El encargado solo hizo una mirada, mientras pensaba si decirles o no. Negó levemente y empezó a
revisar en su libreta—Edwin Jarvis... Edwin... Lo siento. No hay nada aquí.

Howard mostró desconcierto, ¿Cómo? Entonces, ¿A dónde pudo haber ido?

—Quizás fue a un hotel o algo parecido—le fue diciendo Enrique para tratar de calmarlo.

Howard negó—¿Llevándose todo consigo? No lo creo, esto es diferente, puedo sentirlo.

—Hey, en unos 5 minutos saldrá un navío hacia las costas Canadienses. Siempre llevan gente sin
haber hecho registro—El encargado miró discretamente a unos lados—váyanse, quizás puedan
alcanzarlo. No me deben nada.
Howard asintió—Muchas gracias. ¡Vamos!

Los dos muchachos corrieron hasta el otro extremo del puerto, los minutos pasaban y en eso
Edwin ya iba subiendo al barco a cambio de trabajar hasta llegar a Canadá. No durmió en toda la
noche y en su rostro se veía, en esas bolsas debajo de sus ojos. Uno de los encargados en la nave le
indicó junto a otros que venían consigo que ya los llevarían a donde tenían que ir para hacer el
trabajo.

Edwin solo prestaba atención, sin saber que Howard lo buscaba.

El Stark miraba a todas partes, intentando buscar al castaño, pero no había nada para reconocerlo.

En eso se escuchó el sonido del barco, listo para partir. Howard sintió un tipo de corazonada por
ello y corrió hasta la nave que iba saliendo del puerto, era el barco que les indico el encargado.

Edwin sintió algo, giro su mirada hacia atrás donde ya el puerto empezaba a alejarse. No podía ver
a nadie por la distancia, pero sintió algo, algo en su pecho doler. Intentando ignorarlo se volteó
dispuesto a empezar su trabajo.

Howard lo sentía, lo sabía, Edwin se había ido en ese barco, sin decirle nada. Se fue después de lo
sucedido anoche.

Rompió su promesa de nunca dejarlo.

—Howard... —llamó Enrique mientras lo alejaba de ahí. El Stark lo miró. Tuvo pena por verlo así
—Vámonos a casa.

Howard apenas hizo un gesto y después asintió, mientras era llevado por Enrique hasta el auto. El
solo miraba por la ventana, el cielo seguía gris y en poco tiempo empezó a nevar. Lastimosamente
no pudo detener la lágrima que rodó por su mejilla.

Lastimosamente no pudo detener a tiempo a Edwin.


Chapter End Notes

Este capítulo fue muy sad, sorry por eso


[ Interludio 2 ]
Chapter Summary

Interludio 2

Chapter Notes

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[ Interludio 2 ]

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Era un día más y Lucía estaba en sus deberes como siempre hasta que la llamó una de sus
trabajadoras, diciendo que alguien venía a verla. En ese momento se puso a pensar quien podría
ser, hasta que la respuesta fue obvia sonrió el tan solo recordarlo.

Llegó hasta su oficina y observó que no estaba el Stark, sino una mujer, de cabello oscuro, quien
llevaba un hermoso traje también.

—Buen día—saludó Lucía mientras se sentaba en su escritorio, mirando con curiosidad a la mujer
—¿En qué puedo ayudarla?

Peggy se quitó las gafas oscuras y buscó entre su cartera lo que venía a entregarle a la gobernanta,
un sobre que se lo dio en sus manos. Lucía quedó anonadada por ver el sobre en sus manos, grueso,
pesado. Miró con extrañesa a la mujer frente a ella.

—¿Qué es est-
—El Sr. Stark le manda a decir que no rompe sus promesas. También me mencionó que a partir de
la otra semana vendrá el equipo para empezar el trabajo con el nuevo edificio...—Peggy suspiro y
miró a la mujer—Hubiera deseado que las cosas fueran diferentes. Pero no fue así. Que tenga un
buen día, me retiro.

Lucía solo quedó en silencio por toda la información y con cuidado abrió el paquete en sus manos.
Ahogó un jadeo en ver la cantidad de dinero, sintió sus lágrimas de emoción por ver ese dinero,
pero luego se cuestionó que había pasado.

¿Qué sucedió?

—¡No, espere! —llamó Lucía a Peggy—¿Acaso él ya no...?

Peggy suspiro y se volteó—No, y lo lamento mucho. Espero que no se de una mala idea o-

—No, no es eso. Él se veía tan emocionado de tener un niño, no entiendo que...

La agente mostró lástima en su rostro, se volteó para ver a la dama—Él lo estaba. Lastimosamente,
su compañero no estaba de acuerdo.

Lucía solo pudo hacer un gesto por ello—Oh... Cuanto lo siento.

—Yo igual. Adiós Srta. Lucía.

Peggy se retiró y Lucía solo se puso a recordar el día que vino el Stark, ahora esto... No podía
imaginarse que estaba pasando con ese hombre.
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—¿Enserio deseas mudar la empresa a California?

Howard miró a Stane, su mirada se veía apagada, pero también determinada.

—Habló enserio Stane, Nueva York está siendo más pequeño, necesitamos más espacio para los
productos que hacemos y que haremos. No te preocupes Stane, tengo planes.

Obadiah no supo que decir pero realmente no quería discutirle al Stark, es mas, este sería un gran
momento para demostrarle a Howard que era bueno en su puesto como segundo al mando de la
empresa.

Tenía que aprovechar mientras Howard no tuviera ningún niño que arruinara sus planes. Su hijo
sería el siguiente líder en la siguiente generación.
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—¿No desean venir conmigo a California? —preguntó Howard a Erick y a Susie. Estaban en el
jardín, conversando sobre los nuevos planes que tenía su señor.

—Joven señor, usted sabe que lo acompañaría hasta donde sea. Le debo mucho a usted y lo
aprecio. Por supuesto que iré—contestó Erick sincero mientras dejaba las flores un momento—
Pero es una lástima dejar este jardín.

—Ay, por favor. Alguien más vendrá a ver tus flores Erick—comentó Susie, su compañero apenas
hizo una mueca. Susie miró a su joven señor—Claro que si mijo, si no voy, ¿Quién te hará tus
empanadas favoritas?

Howard sonrió y agradeció sus respuestas. Ellos aceptaron ir, otros no, pero para ellos tenía
solución, habían familias en Nueva York que necesitaban servidumbre así que los dejó ahí, no
dejaría a esas personas sin trabajo. También encontró sitio para Peggy y Angie, ellas deseaban
alejarse del ajetreo de Nueva York, así que estaba bien tenerlas de vecinas.

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Howard estaba en la cocina tomando algo de café. La tarde caía, la primavera había llegado hace
meses, así que hacía mas fresco.

—Te ves cansando.

—Hola Enrique, ¿Cómo van tus cosas? —Howard bebió su café y miro al muchacho.

—Mi padre no se decide si llevar las semillas de girasoles o las de Pamelas—Le decia mientras se
servía su café.

Los dos rieron por ello, Erick le gustaba bastante la jardinería y Enrique sabía de ello. El chico
hispano miró a su jefe, suspiro sabiendo que la pregunta que haría sería muy privada.

—Enserio... ¿Desea irse? ¿Qué tal si él?-

—Si él decidió irse. ¿Porqué yo no? —miró con seriedad a Enrique, trago el nudo en su garganta
mientras intentaba no ponerse mal de tan solo pensar en el británico. Como se mencionó, la
primavera había llegado hace meses.

Hace meses que no saben de Edwin Jarvis, intentaron buscarlo, pero no había rastro de él. Jarvis
era bueno ocultándose, eso significa que él no deseaba ser encontrado, entonces que así sea.
Incluso si eso lo rompe en pedazos. Edwin se fue sin dejar algún rastro.

—De acuerdo... —fue lo que comentó Enrique—Pero si lo vuelvo a ver le juró que le daré un
golpe en toda su carota de inglés.

Howard miró a Enrique un momento y empezó a reír, una lágrima apenas se asomó en la comisura
de su ojo pero no pasó más de ahí.

Siendo así, en un mes se fueron de Nueva York, dejando todo atrás.

Howard espero dejar todo atrás e intentar acomodar nuevamente su vida, pero era una mentira en la
que se engañaria por varios años.

Chapter End Notes


[ 14 ]
Chapter Summary

—No vengo a hacerles daño—les dijo rápidamente, un gruñido de dolor provino de su


boca, miró su hombro, la sangre había manchando gran parte de su camisa celeste—
Por favor, necesitó curarme de esto. Me buscan a mí.

14

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1971

Capítulo 14: Edwin Jarvis es el primer objetivo

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Advertencia:

Este capítulo contiene algunas escenas de violencia.


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OST del capítulo:

Wookid - Run Boy Run

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—Es el día mis queridos, sean buenos y no fallen o juró que los mataré de la manera mas horrible
posible si no logran su cometido. ¿¡ENTIENDEN!? —cuestionó en alto Ria mirando a sus
soldados.

—¡Si Madam!

—Así me gusta. Caden te dejó al mando del equipo, sigue el plan, ¿está bien mi querido hermano?

Caden puso su arma en su cinturón, ya recargado y listo para usar—Claro que si hermanita. ¡EN
MARCHA!

Ria sonrió al ver la tropa irse y se fue a su respectivo destino, la casa Stark.
—Tony, por favor solo me iré un momento.

Recibió un fuerte llanto del bebé que estaba muy desesperado en no soltarse de su padre que de
imprevisto tenía que ir a la empresa, pero regresaría en menos de una hora, solo era algo que había
olvidado en su oficina pero que era urgente recoger.

Lastimosamente para su mala suerte, aunque no le gustará aceptarlo por su orgullo, deseaba que
Edwin estuviera aquí, siempre encontraba la forma de calmar a su hijo cuando su esposa no estaba,
pero en este momento el hombre se encontraba haciendo las compras de la casa como cada mes
que hace, que organizado, Dios. También su esposa no estaba, tuvo que irse a su deberes en la
fundación.

Enrique a su lado intentaba como podía tener al niño Stark en brazos—Intentó que el chamaco me
haga caso, pero ni se ve que quiera.

—¡Aghhh! ¿Porqué esto debe pasarme? —si no fuera porque a Obadiah lo siguen custodiando las
autoridades, esto sería parte de su trabajo, pero desde el incidente con Ezequiel que realmente no
quiere recordar no a pisado ni un solo escalón de la empresa siquiera. Y sinceramente, lo prefiere
así, sabía o mejor tiene un presentimiento de que Obadiah siempre le a interesado su empresa desde
que lo conoció.
—Vamos pequeño jefecito, su padre regresará antes que lo que canta un gallo. No haga drama de
telenovela.

—Enrique.

—Discúlpeme, se me sale el acento de vencidad.

Suspiró cansado sin querer discutir—No te preocupes. ¡Tony! Necesito hacer esto rápido, sé que lo
entiendes, pese a tu corta edad creo que entiendes algunas cosas más que otros bebés.

Enrique hizo una cara preocupada—uy, señor, espero no esté diciendo-

—Enrique por el amor a uno, no habló de eso.

—ay, disculpe la malinterpretación—comentó apenado.

Sabía muy bien que las últimas semanas, Jarvis a estado insistente en querer hablar con su señor
pero el en ocasiones a podido evitar esas oportunidades, pero sabe que ese tonto británico es muy
terco y que posiblemente haya podido cometer alguna tontería con su jefe.

Ha, todavía recuerda cuando apareció, literalmente agarró una maseta y se lo arrojó pero este pudo
esquivarlo muy rápido, como gacela. Apuesto que en las casi tres décadas que estuvo quien sabe
donde aprendió cosas que lo hizo más ágil y fuerte, de igual forma su enojo no se pudo librar más
porque Howard permitió que trabajará para él.

¡Ugh! Todavía no entiende ese acto de su jefe y casi hermano, amigo, porque así lo consideraba.
Antes de que la Srta. María apareciera en la vida de su señor, Howard siempre mantuvo su perfil
frío y ya no se mostraba esa alegría que lo caracterizaba, todo fue así que lo volvió un hombre muy
serio. Su padre lamentaba mucho verlo así e igual Susie. Uy, si estuvieran aquí, sabe muy bien que
mandarían a volar a Edwin.

—¿Qué hago ahora Enrique? No deseo ir mañana, sería mas trabajo acumulado.

—¿No puede llevarse al pequeño consigo, Señor?


—De ninguna manera, nunca eh llevado a Tony a la empresa, sería demasiado para él. Sabes muy
bien como es con los extraños y lugares desconocidos—Tony había dejado de llorar, pero seguía
teniendo esa carita de que si intentaba dejarlo en brazos de su amigo este haría un berrinche de
nuevo. Suspiró estresado.

Y así María quería tener más niños, ¿Cómo podría lidiar con otro bebé más? En su juventud quizás
deseaba dos cuanto mucho, si con Tony era así, no sabría que hacer con otros más. Aún no hablaba
más serio el tema con María, pero sabía que debía hablarlo y pronto.

—¿Qué podemos hacer contigo Tony? —preguntó Howard mirando al bebé de un año en brazos.
Algo de repente surgió en su mente iluminando su rostro.

—¿Qué se le ideó jefecito? Me comparte el chisme.

—¡Tony, hijo! Ahora que recuerdo, nunca te consigue unas gafas como las mías o el peluche que
te prometí cuando fuimos al médico.

Enrique frunció el ceño ante la idea—Señor, no creo que eso funcione. Quizás ni sepa que está
hablando, si ya hace muuuucho que fue eso... ¿Cómo se acordará de-

Los balbuceos del bebé que mostraron entusiasmo le dijeron otra cosa. Howard sonrió victorioso y
Enrique suspiró, era de esperarse las cosas extrañas de los Stark.

—Entonces, me dejas ir y te compró todo eso, ¿qué tal?

El pequeño Tony apareció analizarlo y luego sonrió mientras asentía. En ese momento se fue a
brazos de su niñero parcial y Howard suspiró de ganar esta batalla de cosas de padres. Aunque la
victoria a ojos de Enrique fue para Tony quien literalmente manipuló a su padre para tener algo
nuevo, uy este chamaco iba ser tremendo de grande.

—Bien, Enrique me retiró, si Tony tiene hambre las cosas están en alacena y se desea dormir una
siesta, ponerlo en la cuna hasta que duerma será suficiente.

—Cuide a los bebés de mi prima por un tiempo señor, será pan comido.
—Gracias, me voy, ahora regreso por ti niño—Howard se fue mientras Tony lo despedía con la
mano.

Mientras en el supermercado, Edwin ya estaba agarrando los alimentos y otras cosas para la casa.
Se veía bastante interesado en una mermelada de uva, pero realmente su mente divaga en los
acontecimientos de hace unas semanas.

Finalmente pudo hablar al respecto de su desacuerdo cuando Howard quiso adoptar un niño, se
arrepentía mucho de su comportamiento tan atroz de aquella época, era joven y aún temía sobre el
secreto que tenía con Howard. ¿Y un niño entre ellos? Para ese entonces, lo veía imposible, algo
tan descabellado...
Suspiró, aveces quisiera regresar el tiempo y golpear su joven yo por ser tan idiota.

Fue un idiota en lastimar de esa manera a la persona que más amaba, lo dejó por tanto tiempo que
este incluso avanzó para hacer su familia. No iba a mentir que lo intento con su amiga Ana, pero
era sincero no deseaba usarla de esa manera, su amor era aún leal a Howard incluso si este se había
casado con... María Carbonell.

Aún recuerda la pregunta que le hizo, "¿la amas tanto?" sabía que eso era una pregunta muy
imprudente y a la vez insultante para Howard, si se habían casado era por algo, ¿no? Se querían o
eso cree, ese tipo de amor. Aún no sabe como ellos se conocieron, tampoco se cuestionó que ella
era sumamente joven para Howard, pero veía que el Stark no tenía malas intenciones y la
respetaba como debía.

Pero aún seguía esa duda, nunca veía a Howard en algún momento con ella de forma... Umm,
¿cariñosa? No se refería a ese modo íntimo, sino ese modo como se aprecian las parejas casadas
(descarta esa escena que vio cuando estuvieron con Tony esa noche, intentando dormirlo, eso era
más familiar).

Se preguntaba aún muchas cosas entre Howard y María. Aunque fuera un maldito aprovechado,
deseaba que algo le hiciera ver como son las cosas.

Si le pregunta a Carter seguramente le cortará la cabeza.

Miró nuevamente la mermelada en sus manso, hizo una cara al ver el precio.

—¿Porqué las cosas siempre suben de precio? —dejó la mermelada en su lugar, era mejor hacer el
uno, además no sería malo sería saludable para Tony.

En eso al girarse, chocó con una señora, provocando que las cosas de su canasta se cayeran al
suelo. Agradeció que nada de eso fuera vidrio o hubiese sido un gran problema.

—discúlpeme Madam, cuanto lo siento.

—Oh, no se preocupe, se veía distraído, yo... Ug, me encargo—la señora iba a inclinarse pero
Jarvis no iba permitir eso.

—Oh, no, no, dejé que lo haga yo.

—Muchas gracias muchacho—la señora le sonrió y Jarvis se inclinó en el piso para empezar a
recoger las cosas de la señora.

Mientras hacía eso, alguien al final de ese pasillo, ya estaba listo para disparar. Para su distracción
la señora elevó su mirada y observó algo en sus manos de ese hombre con ropas negras como si
fuera parte de algún ejército.

—Pero, ¿qué está haciendo ese hombre?

Edwin por su vida, se elevó unos centímetros—¿Cómo dic-

Se escucho el disparo en ese preciso momento que estaba preguntando, la bala iba dirigida su
cabeza pero llegó hasta su hombro.

—¡Aghh! —Edwin sujetó su hombro ahora herido y ensangrentado.

—¡Ah, Dios! —gritó histérica la señora al ver la sangre y al hombre herido.

Edwin alzó su mirada y pudo ver al hombre que iba disparar otra vez. Agachó su cabeza ante el
disparo que chocó contra los productos y agarró a la señora para alejarla del peligro de las balas
que siguieron después, de pronto todo era un caos en el super. Muchos que habían escuchado el
sonido de las balas empezaron a huir por su vidas pensando que era un atentado.

—¡Huya de aquí! —le gritó Edwin a la señora que asustada solo acató a lo que dijo.

Jarvis corrió por los otros pasillos que iban vaciandose por la gente que huía. Se conocía de arriba
a abajo esta estructura, la sangre seguía corriendo de su hombro y debía llegar a la farmacia para
poder curarse por mientras.
Pero debía escapar de los que lo perseguían.

¿¡Qué estaba pasando!?

Cuando cruzó el otro pasillo encaró a unos de esos tipos, no era el mismo de antes pero estuvo a
punto de dispararle pero Edwin gracias al cielo fue más rápido.

Agarró la muñeca del otro hombre esquivando el disparo, de un rápido movimiento rompió el
brazo de ese sujeto y después le quito el arma para dispararle en la cabeza.

En el momento de verlo en el piso, su cara palideceo, ese emblema.

El emblema en su hombro, una carabela rodeado de tentáculos de pulpos.

—No... —se dijo así mismo, pero un disparo que rozó su brazo bueno lo despertó de su trance—
¡Maldición!

Huyó rápidamente para ir a la farmacia, debía curarse. Se encontró con otro tipo, el hombre
empezó a disparar pero antes de que lo hiciera se deslizó por el piso pateando sus pies pies. Cuando
esté cayó al suelo, le disparó dos veces en el pecho.

Se levantó y finalmente llegó a la farmacia, como pudo saltó la barra y cayó al otro lado. Después
eso miró a las personas ahí, estaban los farmacéuticos viéndolo con ojos de terror.

—No vengo a hacerles daño—les dijo rápidamente, un gruñido de dolor provino de su boca, miró
su hombro, la sangre había manchando gran parte de su camisa celeste—Por favor, necesitó
curarme de esto. Me buscan a mí.

Los farmacéuticos no hicieron movimiento alguno en el momento, pero el único, fue un joven
valiente que fue a arrastrarse a uno de los pasillos del lugar. Logró agarrar como pudo algunas
vendas, agua oxigenada, alcohol y pastillas para el dolor. También agarró unas pinzas no tan
grandes.

—Dámelas, rápido—tenía que apresurarse lo estarán buscando por todo el sitio.


—¿Qué? Piensa hacérselo usted mismo, pero es un herida de bala-

—créame... Estoy acostumbrado. Serví al ejército, fuerzas armadas de Inglaterra y de la guerra en...
Indochina—Lo último lo dijo con pesar, estuvo en otras guerrillas también, pero no era importante
ahora. Jarvis rasgó parte de su camisa para ponerlas en su boca. Con las pinzas en mano la dirigió a
su herida para buscar la bala incrustada.

Los testigos ahí hicieron caras de horror al verlo.

Edwin finalmente pudo sacar la maldita bala de su hombro entre gruñidos de dolor apersiguados
por la tela en su boca. Con el agua oxigenada limpio el área y con las vendas solo la cubrió, era lo
poco que podía hacer. Luego tomó dos pastillas para aguantar más.

—Espere, ¿no piensa salir o si? ¡Lo mataran!

—Los mataran a ustedes por mi culpa si me quedó. Váyanse cuando alguien venga a rescatarlos.

Con eso dicho salió del escondite, aún su hombro ardía, pero las pastillas darían pronto efecto. Vio
la munición en el arma, era suficiente pero no sabía si lo era para quienes lo buscaban.

El lugar era un desierto ahora, muchas cosas estaban en el piso, quizás de las personas que habían
venido con tranquilidad a comprar como siempre.

¿Porqué Hydra lo buscaba? ¿Acaso no habían desaparecido después del sacrificio del Capitán
Rogers?

No entendía nada.

Pasó por un pasillo mientras seguía apuntando hacia adelante.

Solo podía escuchar sus pasos, no podía escuchar nada más.


—Probando... Uno, dos, uno, dos.

Jarvis se detuvo mientras escuchaba la voz que hablaba mediante los comunicadores del mercado,
era la voz de un hombre, joven a su interpretación.

—Se que me escucha, Teniente Edwin Jarvis. Escuché atentamente, no dejaré que salga vivo de
este lugar a nombre de mi padre, usted pagará por lo que hizo. Hail Hydra.

¿Perdón?

—Esto debe ser una jodida broma—corrió rápidamente por los pasillos. Logró escucharlos. Se
detuvo y disparó en dirección a las alecenas, cuando lo hizo escucho el alarido de dolor de uno de
ellos. Con eso, empujó con todas su fuerzas la gran alacena haciendo que todos los productos de
latas se cayeran del otro lado.

Otros gritos se escucharon, pero no les prestó atención al recibir disparos a lo lejos, otro por casi
roza su costado. Corrió en dirección opuesta.

En el camino se encontró con dos hombres.

—Te tenemos maldito.

—De aquí no escapas.

Edwin frunció el ceño. Los segundos pasaron y de inmediato con una patada le quitó el arma a un
de ellos, el otro intentó dispararle pero uso al que estaba sin armas como escudo. Empujó el cuerpo
inerte al otro, y con la distracción pudo dispararle en la cabeza.

La salida estaba cerca, así que siguió corriendo incluso entre las balas que rozaban su cuerpo. Una
de esas balas rozó su brazo nuevamente haciéndolo caer, pero se levantó rápidamente antes de que
lo mataran.

Cuando iba llegando a la entrada, alguien se le abalanzó.


—¿¡Así que intentas escapar!? ¡Cobarde! Pensé que eras mejor, ¡sabía que era puras tonterías que
matabas un batallón entero! —Le decía Caden mientras le hacía una llave al británico.

Edwin gruñó sintiendo la presión en su cuello. Divisó a su lado el arma que se le había caído,
estaba muy lejos para su alcancé. Así que buscó otra manera, no era lo más listo pero estaba en
aprietos. Mordió el brazo ajeno y a causa de eso la presión se aligero un poco.

Como pudo se soltó de él, el otro se levantó maldiciendo por su brazo adolorido.

—¡Maldito bastardo! —Caden sacó su cuchilla.

La pelea entre ellos empezó, Edwin esquivaba rápido los ataques de la daga. Caden se estaba
hastiando, había entrenado por muchos años para este día pero el maldito era como un gato. En
una oportunidad Edwin pudo aprovecharse de Caden lo agarró del brazo y lo elevó al aire
haciéndolo caer al piso con fuerza.

Agarró el cuchillo e iba a apuñalarlo pero una bala que choco con la misma daga lo obligó a
soltarlo. Gruñó, agarro el arma del piso y le disparo en el abdomen al tipo.

Los soldados llegaron hasta su lider y este se levantó furioso por recibir esa ayuda que no quería.
Su hermana no estará contenta hasta que maten al desgraciado Teniente.

—¡Vayan por él! —ordenó mientras tenía su mano en su vientre donde la sangre empezaba a salir.

.
Edwin no tuvo mucho tiempo para ir a buscar el auto que dejó estacionado, habían personas aún
huyendo y eso lo dejaba más estresado, demasiado civiles. No podía arriesgar sus vidas.

Llegó hasta un auto de color oscuro, destrozó la ventana y entró mientras sonaban las alarmas.
Buscó con la mirada algo para encender el auto sin la necesidad de las llaves, un destornillador en
las gavetas fue su salvación entre su búsqueda. Arrancó el auto y rápidamente cuando llegó a la
calle, los disparos también.

Aceleró, con toda la potencia que le ofrecía el auto.

Los vehículos oscuros que perseguían al carro bajo color marrón oscuro fueron rodeados por
motociclista y estos avanzaron rápidos hasta llegar a donde Edwin.

Gracias a sus instintos bajo la cabeza a tiempo antes de que los disparos perforaran su cabeza.
Movió bruscamente el volante para chocar al motociclista a su lado resultando en un gran choque
que hizo volar tanto a la moto y el conductor a la vereda con brusquedad.

Caden gruñó al ver eso y su enojo se incrementó cuando un disparo llegó al otro motociclista al
otro lado del objetivo, maldita sea, todo lo que habían estado pleneando se iba al drenaje. Edwin
Jarvis era más duro de matar que un jodido insecto.

—¡Vamos o lo perderemos por el puente! —le ordenó al soldado que manejaba.

Edwin podía perderlos en el puente, pero eso implicaría alejarse de su verdadero destino. Si Hydra
estaba de vuelta, eso quiere decir que irían a la casa.

—No les voy a permitir eso—dijo entre dientes mientras esquivaba los otros autos que seguían las
normas de velocidad.

En eso, las patrullas que iban con una gran paciencia por el puente solo pudieron hacer una
reacción alterada al ver el auto oscuro manejar con velocidad y luego de eso, otros también
aparecieron persiguiendo a ese auto.

—A todas las unidades, tenemos una persecución en el puente. Se necesita apoyo inmediata—el
policía recibió confirmación sobre la información antes que fueran a seguirlos.

Caden fríamente solo miró por el retrovisor cuando la patrulla empezó a seguirlos, indiferente
ordenó—Deshagansé de ellos.

Uno de los soldados sentando atrás se encargo, abrió las compuertas del vehículo para eliminar a
los policías.

Los hombres en la patrulla se alertaron cuando vieron que el tipo lanzó algo a la calle y cuando se
dieron cuenta que era fue tarde. Muchos autos se detuvieron al instante y otros se chocaron ante la
explosión.

Edwin solo hizo un respingo al escuchar la fuerte conmoción atrás.

Oh no. No.

—Malditos, bastardos, mal nacidos—empezó a decir todos los insultos que se sabía. Se soltó de su
cinturón y empezó a manejar en el lado derecho del puente, maldición lo que planeaba hacer. ¡Era
una locura!

—¡Lo tengo a la vista! —gritó Caden mientras sacaba parte de su cuerpo fuera de la ventana. Sacó
el arma en sus manos y empezó a disparar.

Edwin sintió el saltó en el auto cuando una de las balas dieron en las llantas provocando que que el
vehículo perdiera control por la calle. El auto chocó a otros en el camino antes de hacer un gran
estruendo contra el muro del puente.

Los vehículos negros se detuvieron cerca del auto, Caden empezó a disparar sin esperar ningún
segundo más. Luego se acercó al auto junto al equipo.

No había nadie.

—Hijo de... —se asomó por debajo del puente. Las aguas estaban rápidas, si el estúpido se lanzó
las corrientes lo ahogarian.
Pero no era del todo seguro.

Agarró la radio en su cinturón, mientras ignoraba los sonidos de la ambulancia y las patrullas a lo
lejos—Ria, tenemos un problema.
[ 15 ]
Chapter Summary

Si solo, hubieran hablado esa mañana, si solo él no se hubiera ido así. Su corazón aún
se sentía herido por ello.

Chapter Notes

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15

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1971

Capítulo 15: No está


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OST del capítulo:

Mountains - Message to Bears

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Howard ya había recogido las cosas que había dejado y ya se despedía de su secretaria, al verla
mejor, algo estaba diferente. Oh vaya, su vientre, podía ver que tenía varios meses de embarazo.
Recuerda cuando ella le dijo que se iba ausentar unos días por sentirse mal, cuando pasaron otros
días su esposo que también trabajaba en el mismo piso le pidió permiso por ella unos días más
porque su esposa le anunció que estaba embarazada.

—No salga tarde Srta. Potts. Debe guardar más reposo.

La mujer rubia claro negó mientras sonreía educadamente—En unos momentos me iré Señor, no se
preocupe. Y mi esposo me dice lo mismo, pero que este esperando este bebé no significa que no
pueda seguir trabajando.

Howard rio—De seguro será un niño muy tranquilo. No como el mio, es demasiado dramático a
veces...—bromeaba obviamente.

La mujer rio nuevamente—quizás, aunque pienso que será una hermosa niña. Ya falta poco para
conocerla. Que tenga buena tarde señor.

Howard asintió y se retiro de la oficina, muchos lo miraron con respeto mientras se retiraba. Ya
había pasado bastante desde que se ausentó por lo que pasó con los Stane, algunos aún no creían
que esos tipos tenían malas intenciones con el Stark, era impensable el solo hecho de esa traición
viendo que el hombre trabajó por años con su jefe.
Pero bueno, algunos ocultan un puñal detrás de su espalda.

Howard les dijo seriamente que no se hablaría al respecto, nunca. No quería recordar el como se
sintió en ese momento, tan débil y absurdo, era un golpe fuerte a su orgullo.

Era un golpe fuerte a memorias que no quiere recordar. Los recuerdos de su madre venían y no
quería imaginarse lo que tuvo que vivir en ese tiempo.

Suspiró para liberar tensión y llegó hasta el auto, dejó los papeles en la parte de atrás y encendió el
auto para dirigirse a otro lugar que debía ir.

Había un mercado cerca de la empresa por lo menos, no era el mismo que iba Jarvis pero no quería
ir tan lejos.

Después de unos minutos llegó, buscó algo para pasar desapercibido en la parte de atrás que era un
solo desorden, ugh, debe arreglar eso. Encontró una chaqueta negra y unas gafas naranjas.

Entró con prisa, no deseaba demorarse, fue hasta el sitio de niños, que fue algo difícil de encontrar,
no estaba acostumbrado. Por suerte encontró las gafas, la cosa era que debía encontrar el peluche.

Realmente había muchas variedades que a Tony le gustaría cualquiera sin siquiera dudar, a veces
se sorprendía de la inteligencia del niño, es una marca Stark por supuesto pero, se preguntaba si era
bueno a futuro. Miró nuevamente los peluches ¿Y si compra todos?

No, no. No seas impulsivo Stark.

Finalmente agarró uno que se parecía a un oso amarillo, pero tenía algunas cosas que le hacían
recordar a su viejo amigo. ¿Que hubiera pasado si Steve Rogers siguiera vivo? ¿Peggy se habría
ido con él? ¿Pero que hubiera pasado con Angie?

Es sincero de que ellas dos se veían muy bien juntas, además contentas. Ellas estaban felices...
Como estaban. Ellas dos.
Suspiró, no era momento de pensar tonterías. Todavía tenía en mente los sucesos con Jarvis hace
semanas y sabe que Enrique está al tanto, porque evitó algunos encuentros pero Edwin era terco
como mula aveces.

Si solo, hubieran hablado esa mañana, si solo él no se hubiera ido así. Su corazón aún se sentía
herido por ello.

Cuando el hombre regresó no supo como reaccionar todo fue tan repentino, pero el enojo fue
primordial y actuó de manera fría con el hombre a principios cuando empezó a trabajar para el.
Hasta el mismo se preguntó una vez porque dejo que se quedara, ¿Porqué accedió a eso? Será
porque... No, no podía. Estaba casado. Quería a María.

La quería bastante...

¿Qué era esa duda en su pecho? No, no, no. No podía pensar en eso, alejó esos absurdos
pensamientos y para distraerse miró el peluche en mano, en eso también vio el otro en el
mostrador. Era igual, pero era marrón con unas cosas diferentes. Decidió llevarse los dos, a su hijo
le encantará de igual forma, su pequeño debía merecer todo lo bueno que pudiera ofrecerle.

Ya con todo pagado se fue a su auto, ya había pasado media hora. No quería tardar tanto, pero
bueno, ya era hora de ir a casa. María llegaría en dos horas y Edwin posiblemente ya estaría
haciendo la cena.

Esperaba que Enrique no tuviera problemas con su hijo, ese niño tiene una actitud muy tenaz a
veces.

Cuando iba de camino de regreso, observó las patrullas y la ambulancia en el lado contrario de la
carretera, iban rápidamente al puente que se encontraba al oeste. Por ese momento, sintió algo en
su pecho, un extraño presentimiento, uno que no era muy grato. Observó a las personas en la
vereda parece que ellos sabían algo.

Pero insistió en no pensar sobre ello y seguir por su camino.

Para entretenerse puso algo de música, encontró la emisora y se relajo al instante mientras
tarareaba. Miró por el retrovisor los regalos de su hijo. Sonrió en solo pensar ver su cara animada
viendo sus nuevos obsequios y que seguramente María lo regañaria por mimar tanto al niño.

Si, el sabe que Tony lo manipuló de alguna manera.

Le echará la culpa a Edwin por ese comportamiento.

Finalmente llegó a casa, dejó sus documentos a un lado y sostuvo mejor los regalos de su hijo.

—Enrique ya llegué. ¡Tony, mira lo que tu padre bondadoso te trajo! Espero seas agradecido al
respecto—mientras lo decía camino a la sala, pero no encontró a nadie ahí, vio la hora, quizás
Enrique llevó al niño a tomar una siesta—Seguramente están arriba.

Miró por un momento la cocina, no había rastro de Edwin. Tampoco vio el auto estacionado
afuera, así que, quizás ya venía en camino o estaba aún en el super.
Subió las escaleras, fue por el pasillo y vio la puerta entre abierta de la habitación de Tony. Si,
Enrique fue a llevarlo a dormir.

Camino hasta ahí y abrió la puerta, mientras decía—Enrique gracias por...

Lo primero que vio fue a Enrique en el piso con un charco de sangre bajo su cabeza y vio una
extraña mujer con su hijo en brazos, está hacia una leve canción de cuna con su voz, una voz rusa.

Sus sentidos se accionaron rápidamente e intentó ir hacia su hijo pero antes de algo, unos hombres
lo sujetaron. Forcejeo lo que más pudo, a uno le golpeo el rostro provocando que le rompiera un
diente, abrió los ojos pensando que había golpeado menos fuerte porque el no lo era, por la
distracción recibió un golpe en el estómago y luego con un forzoso empujón cayó al piso mientras
era acorralado por uno de esos tipos. Hizo fuerza, casi pudo levantarse para sorpresa del soldado
que lo sujetaba pero con una patada del otro tipo lo dejó inmóvil y adolorido.

—¡agh! ¿¡QUIÉNES SON!?

—Callado, Stark—Ria apuntó con su arma al Stark en el piso—Despertarás al niño.

Howard respiraba agitado, ¿Quién carajos eran? ¿Cómo supieron su ubicación? Nadie tenía la
dirección de su hogar que solo sus allegados y autoridades. ¿Qué mierda pasaba?

—Maldita mujer suelta a mi hijo, o juro qué-

Ria apuntó el arma hacia el bebé y Howard quedó frío. La mujer sonrió por la reacción.

—Oh, así que el perro puede callarse...—Ella carcajeo levemente—Vaya, ¿está criatura en verdad
la creaste tu? Porque, es tan bello, que se me hace difícil creer que es tu hijo.

Howard seguía forcejeando pero era inútil, lo tenían bien sujeto.

—¿Qué deseas? ¿dinero? Si es así, mi caja está abajo, pero por por favor... No le hagas nada a mi
hijo, por favor—entraba en pánico no podía soltarse y esa mujer no alejaba el arma de su bebé.
¡Para esto por favor! —Te lo pido.
—Es el mejor día de mi vida, Howard Stark me ruega, por la vida de su hijo. Debes amarlo
mucho...—Ella nuevamente mostró una sonrisa—Apuesto que estás haciendo todo esto por las
atrocidades que hizo tu padre hace años, ¿no es así?

Howard mostró furia en sus ojos con la mención—¡Cállate! Eso no tiene nada que ver-

—Pues no me calló. Estoy en mi derecho a hablar... Tu arruinaste la vida de mi padre. Pero gracias
a mi, Hydra renacerá y no solo eso... Tu niño, tu precioso bebé, será un gran legado para ello.

Howard abrió los ojos al escuchar la palabra " Hydra" después de tantos años, pero lo que hizo que
quedará estático fue que esa mujer dijo que su hijo sería el legado de ella.

—¿Qué quieres? —preguntó secamente, el tal solo ver a su hijo en brazos de ella le daba
repugnancia. Si solo pudiera soltarse.

—Tú hijo, Stark. Este pequeño amor, será mío ahora. Lo criaré como mío para llenar mi vacío y se
volverá un gran líder en Hydra. Debo agradecerte, con la inteligencia que obviamente heredó, será
fácil para Hydra dominar lo que quiso realmente. Todo. Absolutamente todo.

No, el no podía permitir eso. ¡No dejaría que usarán a su hijo de esa forma tan horrible! ¡No
alejaran a su hijo de el!

—¡No te lo voy a permitir! ¡Suelta a mi hijo en este instante! ¡Maldita zorr-

Un dolor llegó a su costado, el dolor fue instantáneo. Uno de los hombre lo apuñaló y retiró la
daga. La sangre empezó a manchar el piso. Gruñó severamente al sentir el ardor en esa zona, no lo
hizo profundo pero dolió como el demonio.

—Vuelve a insultarme y te mataré, agradece que tu no eres un objetivo.

En eso escuchó la radio de su cinturón, como pudo con el bebé aún dormido en brazos atendió.
—Ria, tenemos un problema.

La mujer frunció el ceño con las palabras de su hermano, además de escuchar las patrullas de fondo
en la zona donde él se encuentra—¿Qué pasó?

—Debes irte de ahí, el maldito Teniente sigue vivo. Si no te vas, te matará.

—¡Eres un idiota!

¿Teniente? Howard abrió sus ojos al saber de quien se trataba.

Hablaban de Edwin.

—Vámonos, la misión está comprometida. Fue un gusto Stark.

No, no.

—¡No te iras con mi-

Un servero golpe en su rostro lo deja noqueado y la oscuridad se hace presente en su mente.


___________________

El eco resonaba en su cabeza, una voz que se oía lejos pero a cada segundo se oía más cerca.

Lentamente abrió los ojos y entre su vista algo borrosa pudo distinguir a Enrique, quien tenía una
herida en su cabeza. La sangre seca estaba por casi toda la longitud de su rostro.

—¡Howard! Despierta, por favor—le pidió desesperado el hombre, le dolía su cabeza, pero cuando
despertó y vio a su amigo en el piso con rastros de sangre se alarmó.

—Enri..que—pronunció mientras intentaba levantarse. Un fuerte mareo gracias al golpe en su


rostro le quito fuerzas, pero Enrique lo ayudó para levantarse.

El hombre de cabello oscuro miró preocupado al Stark. Howard aún seguía mareado, pero poco a
poco los recuerdos vinieron a su mente cuando se percató donde estaba.

La habitación de Tony, siendo apenas iluminada por el atardecer.

Tony...

Su hijo. ¡Su hijo!

—¡TONY!

Howard se dirigió a la cuna de su hijo, pero no había nada, solo un sitio vacío sin su bebé. El hueco
en su estómago se hizo presente mientras sentía un nudo en su garganta. Su mano se dirigió a su
boca mientras empezaba a temblar. No, no.

Se llevaron a su hijo, su Tony.

━━━━━━

And we could run away


Before the light of day
You know we always could
The mountains say, the mountains say

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—¡Howard! —se escucharon gritos del piso de abajo y luego esas voces se acercaron.

—¡Howard! Sucedió algo en... el—Peggy dejó de hablar cuando vio el estado de Enrique y el
estado de Howard a espaldas de ellos. Angie llegó a su lado poco después y posó ambas manos
sobre su boca asustada.
—¡Cariño! ¿Qué sucedió...? —María dejó de hablar cuando vio el estado de la habitación de su
bebé. Todo estaba deshecho, habían cosas tiradas y no solo eso, pudo ver las manchas de sangre.
Ahogó un grito al ver todo eso, mucho más cuando vio el estado del jardinero Enrique. Pero el que
más le alertó fue el hecho de que Howard aún no le daba palabra alguna, este se encontraba aún
mirando la cuna.

Lentamente se fue acercando mientras sentía que sus piernas flaqueaban.

En la cuna, no estaba su pequeño. Su mirada está en blanco sin saber como reaccionar. Mira
lentamente a su esposo, quien tiene su mirada perdida en la cuna. Mientras sentía la agonía en su
pecho agarró de un puñado parte de la tela de la chaqueta que lleva puesta Howard. Jalonea para
que este lo vea, pero no hay respuesta.

—Howard... Howard, dime, por favor, ¿Dónde está mi bebé? ¿Dónde está mi Tony?

No hay respuesta.

━━━━━━

And we could run away


Before the light of day

━━━━━━
María siente más desesperación por no tener ninguna reacción de su esposo. Sujeta más las ropas
entre sus manos, con lágrimas ya en sus ojos cuestiona de nuevo.

—¡Howard! ¿¡Dónde está mi bebé!? ¿¡Dónde está nuestro hijo!?

Entre el alboroto, Edwin apenas llegaba a la residencia, casi tumbando la puerta de la entrada, su
estado es bastante deplorable. Sus ropas están empapadas y sus heridas manchan su vestimenta, la
herida en su hombro se empeoró por tanto movimiento. Al no ver a nadie en la sala se alarma y
sube las escaleras rápidamente, listo para pelear incluso estando tan herido.

—¡Howard! ¡Tony! —el británico se detiene al ver lo que pasaba a mitad de la entrada de la
habitación de Tony. Corre sin más tiempo, para solo percatarse que había llegado muy tarde.

Howard finalmente le da la mirada a su esposa, el golpe en su mejilla se hace mas notorio como el
sangrado seco que era de su nariz y labio.

—Lo lamento. Se lo llevaron... Se llevaron.. —Howard empieza a llorar cubriendo su rostro con su
mano. No pudo terminar la frase, se siente destrozado en cuerpo y alma. Nunca pensó que esto
ocurriría y que el le hiciera un daño así a su compañera.

María queda estática, luego retrocede unos pasos incrédula de lo que dijo su esposo.

—No, no... Mi niño—María hizo un leve sollozo antes de llorar fuertemente mientras caía de
rodillas al piso—¡Tony! No... ¿¡Porqué...!?

Se habían llevado su pequeño bebé y ella no sabía porque, se llevaron a su razón de ahora, parte de
ella. ¿¡Por qué se llevaron a su pequeño!?

Howard sólo pudo arrodillarse de igual forma, mientras el dolor, la agonía en su pecho lo invadía.
Pudo haber hecho algo, pero no hubo nada que pudiera hacer. Ahora sentía desesperación en su
pecho al preguntarse de manera tortuosa que podrían hacer con su hijo, esto no podía estar
pasando.

Ni las heridas que se ganó hace unas horas se igualaban a esto. Le habían quitado esa parte de él y
la de su esposa María.

Les dieron donde más le dolía.

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You know we always could


The mountains say, the mountains say

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___________________

Edwin gruño antes las saturaciones.

—Hago lo que puedo Jarvis—le dijo casi en un suspiro Peggy. Sus manos se encontraban algo
manchadas en sangre, pues parece que la herida de Edwin se había abierto mucho más de lo que
estaba.

Angie estaba encargándose de Enrique, quien solo tuvo suerte de que ese corte en la cabeza no lo
matará.

Edwin como pudo elevó su mirada para ver a Howard sentado en el sofá, con su rostro ocultado
entre sus manos. Cuando sintió que Peggy terminó con el último punto de cocido, se levantó sin
siquiera pensar en las consecuencias del dolor que podría tener.

—¡Jarvis!—intentó Peggy llamar su atención y regañarlo por su forma impulsiva.

—Ellos venían por mi Howard, quise llegar lo antes posible... Yo... Yo intenté llegar, sabía que
vendrían por mi—Su voz se perdía, por supuesto que a el le carcomia el dolor de saber que se
llevaron al inocente de Tony y que ahora Howard sufriera por ellos junto a su esposa. Nuevamente
ocasionaba dolor en la vida de Howard.

María que estaba en otro sofá sentada, sin dejar todavía de llorar escucho al mayordomo hablar. En
su dolor de no saber donde estaba su hijo ahora, no se cuestionó porque Jarvis llegó tan herido,
tampoco se preguntó porque no llamaba a Howard de manera respetuosa como siempre lo hace. No
importaba eso ahora, sino que las palabras ahora dichas por el, le decían algo que esperaba que
fuera un mal juego.
—¿Qué quieres decir?

Edwin le dio su atención a la mujer.

María se levantó, dando pasos hacia el hombre mientras le mostraba su rostro aún lleno de
lágrimas—¿Acaso por ti...? ¿¡Acaso por ti se llevaron a mi hijo!?

Ella nunca se cuestionó porque su esposo contrato al hombre, pensó que era alguien de confianza,
dispuesto a servir aunque ella no necesitará algo así. Pero ahora se arrepentía.

—¿¡Es por tu culpa que mi hijo no esté aquí!? ¡Contéstame maldita sea!

Edwin no sabía como explicarle a la mujer sobre todo esto, pero en sus palabras no podía
contradecir que tenía la razón. Por su culpa se llevaron al niño o eso cree porque, ¿Si fueron a
eliminarlo, por qué llevarse al bebé de los Stark?

—María, por favor, necesitó que te calmes... —se escuchó la voz de Howard, después de tanto
tiempo, al fin había hablado. Peggy había tratado sus heridas y por suerte no eran una amenaza a su
vida.

La mujer castaña alterada miró enojada a su esposo—¿¡Qué me calme!? ¡Howard! Se llevaron a


nuestro hijo y todo por culpa de él-

—María, te pido que me escuches. No es culpa de Edwin de que todo esto sucediera, ellos ya nos
tenían de enemigos desde hace mucho tiempo—Howard se acercó a su mujer, mientras la calma en
su exterior hacia cuestionar a todos, hasta a Edwin. El Stark continuó—Ellos eran una
organización que se formó en la época de la guerra, se hicieron conocer como Hydra. Su líder
intentó hacer un genocidio hace años pero el Capitán Rogers logró eliminarlo a tiempo y su
sacrificio fue salvar a Nueva York de un ataque masivo. Se les creyó muertos por mucho tiempo
hasta ahora...

—No entiendo... —fue lo que dijo María mientras su voz se oía aún quebrada. Howard de
consuelo, posó su mano en su mejilla, ella mostró gratitud ante ello pero su dolor no se quitaba de
sus gestos—¿Qué tiene que ver esto con...?

—Porque en una ocasión, tanto yo como Edwin, nos enfrentamos a ellos. Nos deshicimos de
alguien llegado al líder de ellos... Lo creíamos muerto... —Howard le dio una mirada de reojo al
hombre británico y después miró a su esposa—O eso creíamos. Hasta que vi que su hija me dijo
que lo hacía por venganza.

—¿Hija? Entonces son dos... Su hijo, fue quien me atacó cuando estaba en el mercado... Sabían
muy bien nuestros pasos y ubicaciones—informó Edwin sintiéndose algo sorprendido por escuchar
que había otra persona tras todo esto.

—¿pero por qué te buscaban Jarvis? —preguntó aún confundida María. Era demasiada información
para ella.

—Por la misma razón... Que dijo Howard... No logró comprender. No recuerdo que él dijera que
tenía hijos—Dijo Jarvis mientras empezaba a divagar en sus recuerdos. Fue hace tanto tiempo pero
lo recuerda muy bien, nunca lo olvidará, porque lo prometió.

—Será... —empezó hablar Peggy—que cráneo rojo fue quien le hizo algo y en venganza, quiera
acabar con ustedes... ¿Pero luego de tantos años? Fue la segunda Guerra mundial, no tiene sentido.
Tampoco el que se llevarán a Tony.

—Esa mujer, según pude comprender quería que Tony fuera su legado, el legado de Hydra—Contó
Howard mientras veía las reacciones estupefactas de todos. Al el también le provocaba un nudo en
la garganta el tan solo pensar que harían eso con su pequeño.

—¿¡Qué!? No quiero que transformen a mi hijo en un títere para su conveniencia—comentó con


mucha angustia y temor María, su niño no merecía eso. Con otra vez lágrimas en sus ojos preguntó
—Pero sigo sin entender, si esos hermanos querían venganza, ¿cuál es la razón de ello? ¿Qué
hicieron para enojarlos tanto y que tratarán de matarte Jarvis? ¿Por qué llevarse mi hijo para ese fin
tan horrible?

Todos guardaron silencio. Enrique solo sabía parte de la historia porque su padre y Howard le
contaron breves cosas, pero en si, nunca supo exactamente que ocurrió en 1941.

—Yo...—empezó a contar Jarvis—Ocurrió cuando mataron a todo el batallón que formaba parte,
fue Hydra. Cegado por la ira... Yo, busque la forma de dar con esta gente despiadada con
tecnología extraña... Y empecé a matar a todos los que me pudiera encontrar con el emblema de
ese cráneo.
—En ese mismo lapso de tiempo, me secuestraron—prosiguió Howard—De una cosa a otra di con
Jarvis. Los dos hicimos lo posible para no acabar muertos... Dimos con quien fue responsable de
todo esto. Eliminamos su base, junto a sus hombres.

—Una cifra que podría llegar a más de 900 hombres, quizás llegando a los 1000—Continuó Peggy
—sin contar los que pudo acabar el Teniente Edwin Jarvis antes de todo ese suceso.

Edwin frunció el ceño sin mirarla, no habían hablado de esto hacia tanto tiempo que era extraño el
solo hacerlo pero si necesitaban buscar a Tony, donde sea que se lo llevaron. Debían, buscar cada
pedazo en esa historia y hacer hipótesis de donde podrían estar ahora.

—Edwin...

El mencionado lo miró, a Howard quien tenía una sonrisa pequeña, pero amarga y llena de dolor.

—¿Recordamos como nos conocimos, idiota arrogante? Porque ellos tienen a mi hijo ahora y
buscaré la forma, la última si es posible para acabar con esos bastardos por intentar lastimar a mi
familia.

Edwin no puede evitar sonreír un poco por ese apodo que se ganó hace años. Dejando eso de lado,
por supuesto que recuerda todo eso, todo. Lo que tuvo que hacer, lo que tuvieron que hacer.

Ahora ellos volvieron para hacerle daño a las personas que eran especiales para él. Prometió que si
alguien le hacía daño a Howard, se las verían con él y ahora que se llevaron a Tony, no tendría
piedad alguna.

—No te preocupes, iremos por esos hijos de perras.

Chapter End Notes

Lamento la tardanza en actualizar por acá v":


[ 16 ]
Chapter Summary

Pero fue tarde, el auto se fue y su amigo no estaba.

Chapter Notes

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16

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1941

Capítulo 16: El secuestro y la crueldad de la guerra

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OST del capítulo:

Numbers - Daughter

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Así fue como comenzó...

—¡Vamos Howard únete a nosotros! —pidió en alto el Sargento Barnes ya bastante ebrio por
beber una exagerada cantidad de cerveza. En eso abrazaba de los hombros al joven Stark, que por
primera vez, no se encontraba para nada borracho, casi no había tomado bebida.

Incómodo ante el contacto, se suelta de él inmediatamente, sin prever que este cayera al suelo
como un torpe por su borrachera.

—Déjame pensar Sargento... No—Howard pasó a su lado, Barnes apenas hizo un gesto y siguió
bebiendo en el suelo.

—¡Que gruñón Stark! —le dijo Dum, en las mismas condiciones que el Sargento—Vamos,
regresamos de una excelente misión ¿y así nos recibes amigo?

Howard hizo una cara ante la palabra " amigo", no que él sepa, estas personas solo eran, por decirlo
compañeros de batalla y el, bueno el que arregla todo. Siempre lo buscaban para eso y ahora ellos
querían beber, cuando el no tenía ni las ganas de hacerlo.

—Ustedes llegan y debo restaurar por no se cuantas vez, sus armas. De las cuales especifique su
uso—El hombre quedó en silencio con un semblante algo incómodo y Howard solo sonrió de lado,
se puso de espalda mientras rodaba los ojos.

Evitó a todos lo de los comandos Aulladores, le era irritante la gente escandalosa. Si, le gustaba las
fiestas, pero no entendía este tipo de fiesta. ¿Qué le ven?

Soldados tenían que ser.

—Pareces de muy buen humor, Stark—le habló Carter quien, gracias al cielo era la única cuerda
por alrededor.
Lastimosamente, Rogers estaba haciendo sus deberes como capitán anunciando todo lo que vieron
en los sitios que eran de Hydra. Hace meses sucedió lo del rescate de todo el batallón que salvó,
pensó que todo se le iba a subir a la cabeza por tener tanta atención, su sorpresa fue que todo
resultó lo contrario.

Era un buen chico.

—Carter, realmente agradezco tu presencia esta noche, al menos para poder hablar con alguien con
quien esté en sus cinco cabales.

En ese momento se escuchó un ruido sordo, vieron como Jim cayó al suelo como si fuera saco de
patatas mientras se había quedado dormido por tanta cerveza que había tomado.

—Ugh, ni yo eh pasado borracheras así.

—¿Seguro de eso, Stark? —preguntó con una sonrisa la agente.

—Muy seguro de que aún puedo recordar con nitidez una morena coqueta, pero no es el punto.
Deseo retirarme a mi apartamento, por lo menos un lugar más cómodo que estar rodeados de
tiendas de campaña donde todos huelen a que no se han bañado en días o meses.

—Es la guerra Howard, no hay tiempo ni para comer.

—Yo he comido excelente... O valgame, no has comido. Te invito a cenar, no te preocupes, pagó
todo yo y-

—No intentes seducirme Stark.

Howard mostró falsa ofensa en su rostro mientras ponía su mano en su pecho—¿Yo? ¿Cómo
crees? Solo quiero que mi amiga... No conviva en un ambiente, como esté.

Los dos vieron a Monty levantarse de su sitio, salir de la tienda esquivándolos, para luego
vomitar.

Peggy miró esto como suficiente excusa—Trató. Sé que Steve se tardará, buen chico, pero a veces
me preocupa que tenga demasiadas cosas encima.

—No te preocupes Carter. Tú chico no se irá a ningún lado, vamos.

Peggy asintió, después reaccionó—¿Dijiste "tú chico" osea...? Él no es mi chi-

—No me ocultes que tienes un crush con él, Peg. Se te ve a leguas—Empezó a reír, pero luego
recibió un golpe—auh, mi hombro amiga.

Peggy sonrió divertida—Andando Stark.

Howard no puede quejarse más y se van.


—Supongo que no haz podido ver a tu padre con todo el ajetreo.

—¡Ha! Mejor así, el hombre ni siquiera lo veo cuando estoy en casa... —Howard bebió el
champagne que tenía—Nada fuera de lo ordinario.

—¿Y ellos? ¿Cómo están? Disculpa por no visitarlos con anterioridad... Han sido duras semanas—
La mujer apenada comió de la cena.

Howard sonrió mientras recordaba a todos en casa, estaba bastante lejos ahora en una época como
está—Descuida ellos lo saben. Saben que la gran agente Peggy Carter es una mujer muy ocupada
pero siempre saca el tiempo para ellos.

—Recuerdo cuando fui a tu casa la primera vez—Peggy empezó a reír por el recuerdo—Susie
pensó que era una de tus queridas invitadas. Recuerdo tu rostro pálido y en ese momento juró que
pude haberte golpeado.

Howard carraspeo algo miedoso por la actitud y el recuerdo de esa ocasión. Recuerda que cuando
conoció a Carter se ganó un buen puñetazo en la cara—Si, malentendidos querida, nada de que
preocuparse.

Peggy sonrió de lado y después se quedó mirándolo. Howard mientras comía alzó una ceja
mientras la veía.

—¿Qué? —preguntó con la boca llena.

Peggy rodó los ojos—Come primero Stark, asqueroso.

El mencionado intento no reír tanto, Peggy lo miró media molesta.


—Ahora si, ¿Qué sucede?

—¿Los extrañas no?

Howard bajo la mirada, mientras apenas se veía un pequeña sonrisa—Si, Carter... Sus familiares,
huyeron a México o a otros sitios en Estados Unidos. Los persiguen Carter... Y mi padre en lo
único que piensa es tenerlos ahí como esclavos, mientras deben preocuparse por las familias que
están lejos. Ya ha pasado un año y no han podido irse. La guerra les preocupa y asusta.

—¿No puedes hacer nada? También eres como... Su jefe.

—Yo nunca me eh considerado eso, así con ellos no...—Respiro hondo, no era de ser sincero con
sus palabras, pero con su amiga, la única que tenía si podía ser así—Los quiero Carter.

—Vaya, los rumores del orgulloso Stark parecen disparates ahora que te conozco mejor.

—¿Quién dijo que no son verdad? —preguntó con una sonrisa ladina. Peggy no dijo nada ante esa
sonrisa que solo era una máscara.

Después de la cena, finalmente decidieron irse del restaurante. Ya iban en camino al apartamento
de Howard, según el explicó era bastante grande para que no se sintiera incómoda. Peggy
realmente necesitaba descansar, quería dormir en una cama de algodón por un largo tiempo para
reponer sus fuerzas.

Al fin había llegado, el lugar era bastante cálido, todo lo contrario a la mansión en Estados Unidos.
Howard dijo que siempre ha querido redecorar pero la idea no le gustó a su padre quien de
inmediato le alzó la voz del porque le interesaba algo que las mujeres debían enfocarse.

Peggy hizo una cara.

—Lo sé, lo sé. Desde que te conocí se que las mujeres bonitas, no solo están para ser caras bonitas
—Howard reviso los libros que tenía en su pequeño librero, sabía que iba estar semanas ahí y
quería llevar algo para leer—También sirven para darte un buen golpe en la cara.
—Te dije que lo siento, Howie.

—Mi ojo morado de tres semanas me dijo lo contrario y... No me llames Howie, suena raro—le
dijo mientras la señalaba con el libro.

Peggy lo miró sin gestos—Howie.

—Carter. Por favor.

—Howie, Howie, Howie—así fue repitiendo varias veces para la poca paciencia de Howard.

—¡Que molesta! —Con ese comentario Peggy empezó a reír. Howard le hizo una cara al respecto.

Mientras los jóvenes diálogaban, en otro edificio, justamente en la azotea había una persona con un
francotirador, listo para disparar hacia la agente Carter.

—¡Ya, Peg! ¡Dame eso!

—¡No, quiero ver!

Los dos peleaban por el libro favorito de Howard, que eran cosas de historias feudales. Howard
ocultó ese libro a vista de su padre y cuando era un niño, Susie lo leía por el. Pero no contó que
había una foto de el, cuando era todavía un bebé, con una ropita que era muy bonita.

—¡Déjame ver al bebé Howie!

—¡Te dije que no me llames así! —pidió muy apenado por ese apodo. En toda su vida, hasta los 18
que tenía, nadie lo llamó así. Tenía que ser Peg.

Peggy se tropezó y casi se cae al piso. Justo antes, el tipo en la azotea ya tenía el blanco fijo en la
cabeza de Carter, pero antes de ella tropezó con el mueble y el disparo solo dio en un cuadro del
apartamento.
—¡Oh mierda! —grito Howard alertado por el disparo.

—¡Pecho a tierra Stark! —mandó Peggy jalando al hombre al piso—Por lo que más quieras, no
alzes la maldita cabeza.

—¡No estoy loco!

—¡Entonces andando!

Los dos se arrastraron rápidamente por el apartamento mientras las balas del francotirador seguían.
Al salir, Peggy dijo que debían ir por las escaleras. Cuando llegaron abajo, Peggy sacó su arma,
mirando a ambos lado para ver si no había nadie.

—Maldición, desde hace tiempo nos siguen y no nos dimos cuenta—dijo Howard bastante
frustrado por la situación. El corazón sentía que se le salía del pecho.

—Dudo que haya sido desde ese momento, creo que siguieron tus pasos desde hace bastante
tiempo.

Howard quiso jalar su cabello—Grandioso.

Salieron del edificio y dijeron que debían ir a la base lo más rápido posible. Justo cuando Peggy
fue a la calle, Howard pudo ver el hombre de traje del otro lado de la calle sacar un arma y antes de
algo se abalanzó a Peggy.

—¡Maldición, joder! —Howard tenía un dolor en su hombro, la bala no lo atravesó pero si lo rozó
bastante. Su hombro empezó a sangrar levemente—Oh, Dios...

—¡Vas a estar bien Howard! Mírame, saldremos de aquí. Sube al auto, ¡ya! —En ese momento,
Howard se levantó para ir a su auto, mientras Peggy empezó el intercambio de disparos con el otro
sujeto. De repente habían más, de uno salieron tres más. Pudo darle a uno en el pecho y a los otros
con suerte en alguna parte de su cuerpo pero igual no se rendía. Ya en el auto, gritó—¡Vamos,
vamos!
Howard no perdió tiempo y arrancó a toda velocidad. Peggy seguía disparando y paró de hacerlo
para adentrarse al auto y recargar.

—Otras usan cartera para maquillaje, yo para esto—Peggy sacó mas munición y recargo su arma.

Howard mientras intentaba no estar nervioso y distraía su mente del dolor en su hombro, movió un
poco su cabeza para decirle—Pues, que bien que lo hiciste, enserio.

—Debemos llegar a la base, tendremos apoyo allá-

Un disparo quebró el vidrio de la parte de atrás del auto, Howard rechino los dientes, a cambio de
Peggy el nunca ah estado en plena batalla, solo escucha historias, pero nada más.

Esto lo aterraba.

—¡Joder!

—¡Sigue Stark!

—¡Eso hago mierda!

Escucharon el sonido, giraron su mirada y vieron el carro negro acercarse a velocidad. Howard de
reflejo giró el volante a la izquierda, lo que ocasionó que este chocará con la parte trasera del auto.
El vehículo por la magnitud de fuerza en la que fue golpeado rodó un par de veces hasta que
finalmente se detuvo.

El sonido blanco en Peggy fue lo que la recibió cuando fue despertando. Antes de que algo peor
pasará, ella y Howard saltaron del auto pero la caída fue horrible. Como pudo, entre sus heridas, se
puso boca abajo y enfocó su vista de mejor manera. Justo a unos 20 metros, estaba el auto ya en
llamas y a otra distancia Howard yacía en el piso, inconsciente.

Se iba levantar para ir hacia él, pero entre las llamas y partes que habían salido disparadas del auto,
aparecieron los sujetos. Tuvo que hacerse la desmayada, escuchó voces. Eran alemanes.

Paso un minuto y cuando enfocó su mirada vio que el mismo auto se acercó, y ahora a Howard lo
ponían en una camilla. Como pudo se levantó, sujeto su arma para disparar y matar a uno de esos
sujetos. Estos alertas por ellos, se apresuraron. Uno empezó a disparar de igual modo.

Peggy corrió a unos autos para ocultarse de los disparos, se levantó y disparo al tipo que se había
quedado para finalmente acabar con él.

Pero fue tarde, el auto se fue y su amigo no estaba.

Un mes antes, Londres, base militar.


—¡Vamos amigo! ¡Muéstrale a ese imbécil lo que se merece!

—¡Acaba con él!

El hombre rubio se abalanzó hacia el otro que como podía retuvo la fuerza contraria con sus manos
y le dio una paliza en la cara, haciéndolo caer al suelo.

—¡Eres un desgraciado Edwin Jarvis!

El chico mencionado frunció el ceño mientras lo miraba donde estaba en el suelo, golpeado por el
y lleno de tierra.

—Me largo. No puedo con tanta tontería junta—Jarvis estaba harto, siempre buscaban algo para
molestarlo, maldito el día en que quedó con toda este gente en la misma unidad.

El tipo se paró y fue hacía el nuevamente tumbandolo al suelo, donde le dio una buena paliza a la
cara. Edwin presa del enojo por ese golpe y por la necedad de ese hombre con su rodilla golpeó su
abdomen. Se lo quito de encima y empezaron los golpes, uno más agresivo que el otro. La pelea
parecía empatada, hasta que Edwin con otro golpe dejó algo confundido al otro. Siguió
golpeándolo importandole poco que este empezaba a sangrar y ya pedía que se detuviera.

Los otros soldados que habían incitado la pelea, se detuvieron y sabían que esto ya era más grave
de lo que pensaban. Dos hombres fueron a sujetar a Edwin, pero este los golpeó haciendo fuerzas
con sus brazos, a uno lo golpeó en el rostro.

Viendo esto, más soldados fueron a sujetar a Edwin, pero este aún presa de la adrenalina y querer
seguir la pelea, golpeaba a sus compañeros sin clemencia alguna.

Ya todos pensaban que no podían hacer nada con ese tipo que parecía un demonio encarnado,
hasta que se escuchó un balazo al aire que dejó estáticos a todos y logró hacer que Edwin
reaccionará.

Todos se alejaron de la escena, menos dos que estaban con el muchacho que apenas se encontraba
sentado, bastante golpeado y con algunos rastros de sangre.
Edwin se paró, pero con la mirada en el piso. Bravo, que estupidez más grande hizo.

El responsable del disparo y que todos guardaron calma finalmente habló—¿Qué veo? Unos
animales que solo saben matarse entre si.

—No fuimos nosotros.

—Edwin casi mata Ackley.

—Si, pedía que se detuviera, pero no lo hacía.

—Intentamos detenerlo.

—Pero el animal, nos agradecía cada vez que nos acercábamos a él.

Edwin gruñó, malditos bastardos mentirosos.

El hombre, que era un Sargento, los vio fijamente a todos hasta que llegó a ver a Edwin que parecía
que quería matar a todos con la mirada—Soldado, pie al frente. Nombre y dime que ocurrió. En
verdad.

Edwin respiro hondo, acató a la orden, poniéndose firme empezó—Soy Edwin Jarvis, Señor.
Unidad 245. Era la hora de cena, cuando terminé mis alimentos, el soldado Ackley Mignon estaba
intentando de manera inútil a incentivarme a alguna pelea sin sentido, incluso entre mis palabras de
negación no entendió y me agredió.

—Y te defendiste.

—Así es señor—respondió sincero Edwin.

—¡Hijo de puta eso no es cierto!


—¡Cállate!

—Ya nos delató imbécil.

—Cierren la maldita boca.

—¡SILENCIO! —Todos guardaron silencio ante la orden del Sargento de ojos ámbar. Este
nuevamente miró al soldado Edwin—Bien. Acompañeme Jarvis, deseo que traiga sus cosas.

¿Qué? ¡Le dijo la verdad! Mostró seriedad en cada palabra, ¿por qué? Maldita sea. En el orfanato,
ahora aquí, esto era una-

—No será expulsado si es lo que piensa. Será cambiado de Unidad, una donde no todos sean unos
bastardos de compañeros. Me dan lástima señores, todos ustedes—Se dirigió al estúpido en el
suelo, que gruñia por el dolor—Que bien que llegué. O te habrían matado por idiota y si me daría
más lástima. Como sea, nos retiramos. Soldado Jarvis, andando.

—Si, Señor.

—Realmente estoy arrepentido de no haberlo sacado de ahí con anterioridad, es un dolor de cabeza
cuando estás rodeado de incompetentes—el Sargento suspiró—Que dilema, ¿no?

Jarvis no sabía que responder realmente, pero lo intento pero antes de hacerlo el hombre lo miró.

—Se ve bastante joven, tal vez era el más joven de esa unidad. ¿Verdad?
—Tengo 19 años, señor.

El Sargento hizo gesto de sorpresa—Oh vaya, si solo eres un niño.

Edwin frunció el ceño ante eso—Con todo el respeto señor, no me considero un niño.

—Jmmm, tienes razón. Que niño puede ser un niño ahora, entre está guerra. Cada uno de ellos
ahora debe prepararse para matar o morir.

—Es algo muy frío, el decirlo de esa manera.

—Pues que le puedo decir, soldado Jarvis. El mundo es sádico y tenemos que acostumbrarnos.

Edwin gravo esas palabras en sus mente.

Justo después, llegaron a otra tienda, el Sargento lo presentó como el nuevo integrante en la
unidad. Habían más adultos, quizás tenían entre 25 o los 30 cuanto mucho. Los de su anterior
unidad la mayoría tenía 20 a 23.

No quiso saludar a nadie después que el Sargento se fue, se acomodó en la cama que le había
tocado y en eso, los tipos lo saludaron. Los observó, no quería de nuevo una pelea y los ignoró.
Estos se miraron algo consternado por el comportamiento del ahora más joven de su equipo.

—Oye, no te preocupes. No te haremos nada.

—No somos simios, amigo.

Edwin ya había ordenado su cama, miró de reojo a los sujetos. Todos los miraban como si fuera
algo que no podría defenderse, eso lo estaba hartando.

—Entiendo—fue lo que dijo antes de acostarse para descansar, le dolía la cara.


—Tenemos algo de hielo para ese golpe.

Edwin se levantó un poco, uno de ellos se acercó para darle un hielo envuelto en un trapo. Miró al
soldado y luego lo recibió, agradeció para irse acostar nuevamente con el hielo ahora en su rostro.

Su sorpresa fue que, estos tipos no eran tan malos. No veía malicia en ellos, pudo hacerse amigos
de ellos también. Algunos tenían familia, otros solo a sus padres o hermanos.

—Cuando esto acabé, buscaré a la chica más bonita, para hacerle mi esposa y madre de mis hijos
—contaba uno, con mirada soñadora, pero escuchó leves risas de sus compañeros—¡Habló enserio!

—Está bien, está bien. No te mortifiques por eso. Nos tenemos que apoyar todos aquí, la cosa es
que...

Los otros soldados empezaron nuevamente a reír y el otro empezó a mirarlos mal. Edwin quién
comía un pedazo de pan los miraba con una media sonrisa.
—¡Es que eres tan feo, que me pregunto que chica quedaría perdido por ti!

Todos empezaron a reír.

—¡Que cruel eres!

Las risas seguían y Edwin también era uno de ellos que reía. Luego de eso, uno de ellos le
preguntó al joven de todos.

—¿Y tú, Edwin? ¿También deseas alguna chica en un futuro?

Edwin los miró, realmente no lo sabía, nunca se había quedado pensando en un posible futuro
como ese. Hijos, una mujer, nada de eso. Siempre se enfocó en tratar de no meterse en problemas
en el orfanato.

—Yo...

Antes de que pudiera seguir hablando, un soldado de rango alto entró y les aviso a todos en voz
alta—¡Señores, firmes ya! ¡El coronel desea hablarles!

Justamente entró el coronel y a su lado el Sargento que había traído a Jarvis anteriormente. Todos
los soldados se pusieron firmes en modo de respeto.

El coronel, que parecía un hombre de unos 45 años, los observó a todos—Seré directo caballeros,
ustedes junto a otro batallón, fueron escogido para ir al frente como primera fila de soldados. Por
el Sargento Aron, nos llega el aviso que el área donde pasarán estará libre y al alba del tercer día
estarán listo para la batalla. Alisten sus cosas cabelleros, se van temprano al amanecer.

El coronel se retiró, mientras el Sargento miró por un momento al soldado Jarvis antes de retirarse.

—No se preocupe Joven Jarvis, demuestre la fuerza que yo vi cuando peleó con esos idiotas.
Jarvis abrió sus ojos ante eso—Pero, solo fue un impulso de rabia, es algo muy irresponsable de mi
parte.

—La guerra lo espera Jarvis. Allá afuera no lo van a recibir con abrazos, lo recibirán con crueldad
y maldad. Usted debe hacer lo mismo, sabe la frase, pelear fuego con fuego.

Edwin pensó un momento y asintió mientras sonreía algo más aliviado y más comprensivo al
respecto, la guerra era cruel—Entiendo... Gracias Señor por las palabras.

—Me agradas Jarvis. Prepárese, mañana será... Un importante día.

El Sargento se fue y Edwin agradecía que ese hombre le diera algunos consejos, como siempre
espero de los adultos, nunca lo obtuvo en ese entonces y siempre cuando pensaba que lo iban a
adoptar solo era para trabajo pesado. Siempre tenía celos de esos niños que si eran biológicos,
tenían a sus madres para los abrazos y a sus padres para jugar algún deporte. El solo se dedicaba a
mirar.
—¿Nervioso?

—No, solo... —Edwin estaba luchando con el arma en sus manos, aprendió de todo esto en tan
pocos meses en la base. Pero hoy iría a la batalla por primera vez. Algunos de sus otros
compañeros ya habían ido con anterioridad, como le dijo el Sargento Aron, la guerra es solo un
sitio de crueldad.

—Ya va, no te preocupes. Solo preocupate de que no te llegué una bala en el culo.

—O en la cara. Es más, que usen las armas en si para atacarte. Auh, uno me golpeo en el hombro,
no se como pude sobrevivir a eso. Creo que Dios estaba conmigo ese día.

—Dios... —repitió Edwin ya rendido con el arma. Parecía atascado, no podía quitar bien la
munición.

—¿Paso algo Edwin? ¿No eres creyente?

—Crecí en un orfanato, junto a monjas... Nunca presté tanta atención.. . —recuerda en más de una
ocasión cuando el cuestionó porque debía creer en algo que según el no podía ver. Recibió una
cachetada en la cara y le dijeron que era una falta de respeto en solo hacer esa pregunta. Frunció el
ceño en recordarlo y se levantó de donde estaba para llevar sus cosas al camión que los
transportaria a su destino. Sus compañeros no dijeron nada, Jarvis era muy frío a veces.

Justo en ese momento, el Sargento Aron pasaba.

—¡Señor! —saludó alegre Edwin al verlo, se sentía tranquilo de que el también los acompañaría.

—Joven Jarvis, buenos días. Veo que está entusiasmado.

—Algo así... —Puso sus cosas en el camión, después miró su arma.


—¿sucede algo?

—Mi arma, creo que está atascada.

—Déjame ver—El hombre revisó el arma y vio el problema—Mmm, el seguro está oxidado. Vaya,
que poca responsabilidad ante entregar armas de tan horrible calidad. Ten, puedes usar la mía,
puedo conseguir otra ahora.

—Pero señor-

—No te preocupes niño. Lo que menos deseo que por culpa de daños de fabricación o poca
revisión, sean el causante de tu muerte.

Edwin sonrió y guardó el arma agradecido por la amabilidad del Sargento.

Unos instantes después, ya avisaban que debían irse, todos fueron a sus respectivos lugares. Edwin
se sentó en el borde de la salida del camión, porque quería sentir el fresco al pasar, estaba siendo
algo de frío

Fue un largo viaje, quizás de horas, cuando se dio cuenta había amanecido nuevamente. Según,
todavía faltaba un día más. Descansaron un par de horas para comer y en eso, en secreto el
Sargento Aron pasó un pequeño porción de su comida que era mejor que la enlatada que le habían
dado. Aunque no fuera correcto, lo aceptó, odiaba esa comida.

.
—Me duele la espalda.

—A mi, el trasero. Au, maldito asiento.

Los otros empezaron a reír. Era de madrugada pero aún faltaba para llegar, como dijo el coronel
llegarían al frente al amanecer. Edwin estaba algo soñoliento todavía, pero se fue despertando
cuando escuchó los motores de un avión a la distancia.

—Es uno de lo nuestro, seguramente.

—¿Estás seguro?

Edwin empezó a despertarse más, para ver mejor los aviones. Estos tenían un color oscuro y negro,
además de tener un emblema extraño. Frunció el ceño sintiendo algo mal aquí.

—No creo que sean de los nuestros... —fue lo que dijo Edwin para terror de todos.

Justo así, los aviones empezaron a disparar, dándole a los primeros camiones que iban a la cabeza.
Pero esos ataques eran sumamente más letales que de cualquier avión que hayan visto, con dos
grandes disparos de un color azul destruyeron esas camionetas dando como consecuencia que estás
explotaran de inmediato, matando a los conductores y soldados que iban en ellos. Si algunos
sobrevivían, su muerte iba ser minutos después.

—¡Maldición! —Uno de los soldados de los camiones de atrás sobrevivientes se dirigió al soldado
que conducía por la abertura que dividía la parte de atrás del camión y el frontal—Por el amor que
tienes a tu vida, ¡Esquiva todo eso!

—¡Eso hago!

Los aviones se alejaron después del primer ataque, los camiones que iban de frente eran devorados
por el fuego y algunos soldados que apenas pudieron sobrevivir, sus cuerpos eran quemados por el
fuego abrasador.
Edwin contrajo la mirada por eso, en unos segundos asesinaron a casi la mitad del batallón. Por
reflejo agarró más el arma en su mano.

Mientras los aviones daban la vuelta recibieron un mensaje.

—No destruyan el último camión, intenten hacerle poco daño.

—Si señor.

Nuevamente los aviones enemigos atacaron, pero esta vez en vez del ataque letal anterior, fueron
disparos, pero de igual un tono celeste, para confusión de los soldados británicos.

Edwin sintió todo tan rápido que no pudo analizar cuando el camión fue golpeado por esos ataques
y cayó de lado. Los camiones al frente no corrieron la misma suerte y habían explotado con tan
solo dos ataques.

Tosió un poco, estaba atrapado bajo unas partes del camión, que eran los asientos. Aterrado
empezó a gritar, solo veía algunos de sus compañeros ahí, pero estaban muertos. Gritó por ayuda
entre el terror que sentía, pero viendo que nadie venía como pudo con todas sus fuerzas levantó la
cosa que obstaculizaba sus movimientos. Finalmente libre salió de ese lugar, tropezando y
ensuciandose con la tierra.

—Mierda, mierda...

—¡Edwin! Hijo de- ¡que bien que sigues vivo! —era uno de sus compañeros, estaba herido en el
rostro pero por lo demás se veía bien—¡Vamos, hay que largarnos de aquí!

—Los demás... —fue lo que artículo mientras se levantaba siendo víctima del miedo. Podía sentir
todo su cuerpo temblar, le habían dicho incontables veces que la guerra era cruel. Pero esto era
despiadado—El Sargento... Todos.

El soldado lo sujeto de los hombros—¡Debes tranquilizarte! ¿¡Si!? Tenemos que salir vivos de
aquí y avisarle a la base. Esto fue una trampa.
Edwin mientras tenía unas cuantas lágrimas asomando en sus ojos asintió como pudo. Agarraron lo
poco que tenían y empezaron a correr del lado contrario. No llegarían hoy, ni mañana. Entre el
camino se encontraron a otros soldados sobrevivientes.

Edwin volteó su mirada, cuando escuchó de nuevo el ruido de esos aviones, ¿Cómo era posible que
fuera tan rápidos? ¿Qué tecnología era esta? Pudo ver el brillo que tenían, nuevamente iban a
atacar.

—¡Vienen de nuevo! —gritó avisándole a los pocos compañeros que tenía.

El soldado mayor que lo había guiado, sujeto su hombro y lo arrojó lejos de ahí. Edwin cayó como
en una trinchera improvisada que se había formado por los ataques. El muchacho se golpeo la
cabeza, dejándolo algo aturdido.

Escuchó el eco de los ataques, el eco de los gritos de ellos. Después, nada más, había caído
inconsciente.

Chapter End Notes

Eh estado llena de tareas. Bajones super feos. Pero traerles estos capítulos me elevan
el ánimo xd
[ 17 ]
Chapter Summary

Debería pelear y no huir como cobarde. Porque si huía como cobarde y no hace nada
al respecto por sus compañeros muertos, sería una de las cosas en lo que se iba
arrepentir por toda su vida.

17

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1941

Capítulo 17: el Soldado Británico y el Joven Ingeniero Stark

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OST del capítulo:

The space Between - Koethe

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Los soldados se comunicaron entre ellos las órdenes mientras se adentraban a aquel bosque.
Algunos se separaron para apresurar su búsqueda antes de que su líder se enfurezca si no lo
encontraban.

Justamente uno pasó a lado de unos arbustos, donde se encontraba Jarvis escondido. Tenía su mano
sobre su boca para opacar cualquier sonido de nerviosismo y miedo.

¿Qué era lo que querían?

Estuvo un tiempo inconsciente donde fue el ataque, cuando se despertó no se quiso mover y no
tenía idea de cuanto había pasado, si algunas horas o unos minutos. Pero lo que pasó fue que
justamente llegaron camionetas, todos repletos de soldados enemigos, con esas máscaras de gas
que le transmitía un miedo por toda su espalda.

Pudo enfrentarlos, pero no tenía tanta munición para hacer una locura como esa, además que estaba
en un campo demasiado abierto. Sin entender porque decidió escapar de ahí, haciéndose notar de
inmediato que seguía vivo, corrió hacía el bosque que se encontraba cerca. Ahora el estaba ahí
después de haber corrido un rato, estaba cansado y demasiado aterrado.

Estos tipos pudieron matar a todo el batallón con solo dos aviones, con tecnología diferente a la
que haya visto. Además, podía ver esa cosa en ellos, ese emblema que le daba un mal sabor en la
boca.

Giró su rostro levemente para observarlo, este revisaba entre otros arbustos con el arma que llevaba
en mano para apartar algunas ramas y encontrarlo. Podía perfectamente ver aquel emblema en su
hombro, un cráneo, junto algunos tentáculos.

No entendía quienes eran, si estaban junto a las fuerzas armadas enemigas o con los nazis. Pero
tenían un parecido.

Los dos aniquilaban todo a su paso.


Todos sus compañeros que había conocido en poco tiempo habían muerto, todos tenían familia o
algo porque regresar, pero el no. El no tenía derecho a regresar, si moría, probablemente recibiría
lástima porque no tenía ningún relativo.

Pero estarían vivos lamentándose por su muerte.

Su muerte, ¿deseaba su muerte? Si lo hacía... Entonces... ¿Por qué estaba huyendo? Debería
entregarse y que lo maten de inmediato, pero aquí estaba escondido, con el miedo encima como si
fuera un niño.

El pequeño niño que siempre era indeferente e indefenso a su ambiente, pudo escapar y huir.
Incluso si significaba que el moriría de hambre, frío, allá afuera, sin nadie, siempre solo. Sin
embargo, el nunca hizo eso, siempre estuvo luchando de alguna manera. Contra el trato de esas
monjas, los de esos niños grandes y de la vida misma.

Luchar.

Miró el suelo mientras sentía que todo era claro como el agua o cuando el cielo no tiene nube
alguna y es un infinito color celeste. Debería luchar, el sigue aquí y estaba vez, en vez de luchar
solo por el, podría luchar por aquellos que no pudieron.

Debería pelear y no huir como cobarde. Porque si huía como cobarde y no hace nada al respecto
por sus compañeros muertos, sería una de las cosas en lo que se iba arrepentir por toda su vida.

Justamente entre sus pensamientos, lograron hayarlo y el soldado rodeó su cuello con el brazo
opacando el aire. Ahogó un grito por el movimiento mientras este de jalones lo sacó de su
escondite.

Si no se liberaba ahora, perdería la pelea. No perderá esto.

Si aún vive. Irá a vengar a todos esos malditos que mataron a sus camaradas.

—¡Quítate...! —sujetó el revolver, apuntó hacia arriba—¡De encima!


El disparo fue certero en la cabeza del soldado enemigo y los demás compañeros de este quedaron
estupefactos por el acto. Intercambiaron nuevamente palabras y parecía que esta vez irían a
matarlo.

Edwin se quitó un poco la sangre que sapilco en su rostro. Apuntó con su arma y el eco de los
disparos resonó por el bosque.

Edwin revisaba los cuerpos, encontró balas para su revolver y otras cosas más que podrían serle
útiles. Pero no pudo conseguir alguna pista de la base de esta gente, era una gran cantidad y
probablemente haya más. Se levantó y acomodó la bolsa que tenía ahora. Miró hacia un lado.

Todos los cuerpos estaban dispersados por el lugar. En total probablemente eran una docena o un
poco más.

Revisó sus manos, estaban cubiertas de sangre y algunos raspones por los golpes que tuvo que dar.
Los cerró en puño y se retiro mientras podía escuchar más soldados en la lejanía, porque se
alertaron por las balas perdidas. Por ahora era mejor buscar un lugar más seguro y hacer un plan.

No morirá de manera estúpida.

Matará a estos malditos.


Presente

Howard despertaba lentamente de su inconsciencia, arrugó el ceño y abrió sus ojos lentamente. Su
mirada encontró un techo, metálico, además de eso el ruido de los motores. ¿Dónde diablos?

Fue jaloneado por el cuello de la camisa y recibió una fuerte cachetada. Cayó al suelo otra vez
mientras sentía el ardor crecer en su rostro.

—Vaya, vaya, finalmente el Stark, decide estar con nosotros—era uno de los que dirigía en el
avión y en la misión. Un hombre robusto, con barba y con una cara "simpática".

Hijo de perra, fue lo que le vino a la mente a Howard cuando lo miró desde donde estaba.

Recordó todo, estaba con Peggy hasta que estos idiotas aparecieron. Parece que lograron su
cometido porque, aún seguía vivo. Ya sabe por donde viene la historia. ¿Le habrán hecho algo a su
amiga? Esperaba que no, sabía que Peg era alguien fuerte pero aún así le preocupaba. Si le habían
hecho algo.
Frunció el ceño y de mal humor empezó a decir:

—Maldita sea, me hubiera gustado quedarme dormido. Tenía una bella mujer castaña en mis
sueños pero desperté y ahora, veo tu estúpida cara.

—Muy gracioso Stark. Supongo que no te pagan por tus chistes... Descuida, recibirás un buen pago
cuando nos ayudes.

Howard bufo e intento no reír. Negó levemente, mientras sentía el miedo crecer—¿Qué quieren?

—La fórmula del super soldado—dijo sin más el soldado Hydra.

—Oh—mostró fingida sorpresa el joven Stark y después mostró una mueca—¿Qué tal si les
recuerdo que pasó? Ustedes enviaron un espía a nuestras bases, mataron al Dr. Erskine y con eso,
todo lo que se sabía del suero se fue al carajo.

El otro hombre lo miró y luego empezó a reír—Ay, joven Stark, prodigio desde los 15 años. No
nos creas estúpido maldito niño.

Howard recibió otro golpe en el rostro, pero esta vez a puño cerrado. El no podía defenderse estaba
atado y restringido a cualquier movimiento. Gruñó mientras sentía su labio arder, seguramente
sangraba por el golpe que recibió.

—Tienes un gran cerebro Stark, además sé que lo ayudaste.

—En lo mecánico, pero sin el suero, lo que sería la cápsula no serviría. Sería un fracaso total.

—Pues tu. Junto a nuestro Señor se encargarán de que no lo sea, cráneo rojo estará feliz por nuestro
plan.

Howard los miró seriamente.

—Vete a la mierda primero, hijo de perra.


El soldado Hydra solo miró antes de darle un patada en el estómago, Howard se quejo por el
severo golpe.

—Niño estúpido.

Howard solo lo pudo mirar con odio. Tenía que escapar de este lugar, no será y nunca será un
objeto para propósitos ajenos.

Había pasado un tiempo, uno muy largo, donde solo veía a los estúpidos soldados jugando barajas
mientras esperaban la llegada a su base. Howard todo el tiempo se mantuvo sentado, mirándolos
con odio pero siendo muy ignorado. Mejor.

Parece que estos idiotas no saben lo que es limpiar un avión porque encontró un pedazo afilado de
algo, como un hierro, quizás parte rota de algún rifle o otra cosa. Gracias a eso, ya tenía sus
ataduras casi sueltas.

El próximo problema, sabe que están en los cielos, muchos metros lejos de tierra, si había algún
paracaídas podría salvarse. ¿Otro problema, cómo llegar a esos paracaídas? Este avión era
diferente a cualquier otro que haya visto, era un poco grande. Desconocía sus dimensiones pero
podía darse una idea.

Vio que la compuerta donde estaba la cabina fue abierta por el mismo sujeto que le ofreció los
golpes de hace rato.

—Joven Stark, eh de avisarle que pronto llegaremos a la base. Nuestro señor nos compartió que
esta muy emocionado de conocerlo. Así que por favor—el hombre sujeto el rostro de Howard y
este gruñó intentando alejarse, sin éxito—Guarde sus modales. No querrá hacer algún error que
podría perjudicarlo.
Howard junto el entre cejo más molesto que antes y le escupió la cara. El otro se alejo asqueado
por lo que hizo el otro, enojado lo golpeó nuevamente y lo pateó.

—¡Maldito imbécil! —grito mientras le hacía otro golpe al más joven.

Howard grito con otro golpe dado en su costado. El hombre de Hydra iba darle otro golpe pero en
ese momento el avión fue atacado por disparos. La nave se estremeció fuertemente, provocando
que todos cayeran sin delicadeza en ciertos sitios del avión, llegando a tener severos golpes.

—¡Nos atacan! —grito el soldado Hydra que salía de la cabina para avisar a su oficial al mando.

—¿¡Cómo es posible!? ¡este lugar estaba limpio!

Otro golpe y todos quedaron algo aturdidos, pero este fue el momento para que Howard soltara sus
amarres por completo. El hombre a cargo vio como se libero e intentó agarrarlo antes de que
escapará pero Howard fue rápido y lo atacó con el pedazo de hierro que tenía.

—¡Ahhhh! —Grito al tener incrustado el pedazo de hierro en su mano.

Howard abrió sus ojos cuando se dio cuenta de lo que hizo, pudo sentir la sangre ajena en su propia
mano. No era mucha, eran apenas algunas gotas. Pero aún así, su instinto le dijo:

"Escapa"

Salió corriendo en dirección opuesta, abrió una compuerta y fue por unos pasillos largos, en el
camino se encontró con otros soldados Hydra. Uno lo atrapó pero le mordió la mano para que lo
soltara. Siguió corriendo siendo perseguido por esos malditos y encontró otra compuerta, la abrió,
luego la bloqueó con la cerradura que tenía.

Los soldados empezaron a golpear la puerta para abrirla y el solo podía quedarse viendo mientras
pensaba lo más rápido posible. Miró su alrededor, un paracaídas... era eso o nada. Lo agarró,
mientras se lo ponía hubo otro golpe al avión, justamente donde casi estaba.

Tuvo que sujetarse en cierta parte del lugar mientras sentía que era absorbido por las ráfagas que
provenían de ese agujero en la nave. Podía escuchar como esta ya iba cayendo en picada. Los
soldados que intentaron abrir la puerta se alejaron, pero hubo otro ataque y escuchó gritos.

Ese mismo ataque hizo que el se soltara de donde estaba agarrado. Grito aterrado por lo que
sucedió e intento abrir el paracaídas pero no fue posible. Ya estaba muy cerca del suelo, justamente
casi encima de los árboles. Apenas el paracaídas pudo abrirse pero al contacto con ramas, la tela
fue rasgada. Cayó más rápido gracias a eso.

En eso, justamente sintió algo, cuando chocó contra el primer árbol. Algunas ramas chocaron con
su rostro y luego cayó sobre arbustos que salvaron su vida.

Todo le daba vueltas, incluso le costó mantener la vista enfocada. Se levantó como pudo de esos
arbustos que empezaban a picar y tal vez unas de esas ramas quedaron dentro de su ropa, porque
estaba sintiendo mucho picor.

Demasiado picor.

Empezó a avanzar pero cuando dio el tercer paso, ese picor se volvió ardor y el ardor se volvió en
un dolor indescriptible.

—ah... ¡Ah! Mierda... —empezó a respirar con dificultad mientras el dolor crecía a cada instante.
Ya más asustado dirigió su mano hacia donde sentía ese dolor agonizante. El gesto en su rostro fue
suficiente para decir que esto no estaba bien.

Dirigió su mano a su campo de visión y esta estaba llena de sangre.

—Oh, maldición... —expresó mientras su voz se quebraba y algunas lágrimas de dolor caían sobre
su rostro—Mierda...

No podía ver la magnitud de la herida, pero podía sentir la sangre caliente deslizarse en cada
segundo. Intento caminar más, pero el dolor era insoportable. Se apoyo contra un árbol, grito
mientras sentía ese dolor. También sentía otros golpes pero nada comparado a esa herida en su
espalda.

Miró el cielo, oscurecía y podía ver que pronto lloveria por las nubes que empezaban a reunirse.
Debía buscar algún refugio y luchar por seguir con vida al siguiente día.
.

Ese eco.

Ese sonido blanco quedó en su tímpano por varios segundos. Miró hacia donde había sido
disparado, el tronco tenía un perfecto agujero de la bala que fue disparada a unos metros de donde
estaba.

—¡Stark! ¿Creíste que ibas a escapar? —era el sujeto, el mismo del avión. Tenía sangre
deslizándose por su cabeza y su mano herida ensangrentado de un fuerte color carmesí. El hombre
Hydra levantó su rifle nuevamente para disparar y Howard bajo la cabeza para esquivar aquel
disparo—¡pagarás por lo que me hiciste, hijo de perra!

Howard por unos instante se tropezó en su andar pero luego agarro el ritmo para empezar a correr.
Su herida ardía. Su herida sangraba y aún así estaba encontrando las fuerzas para huir de esto.

Esto, que el nunca pidió.

Los disparos seguían, pero como podía los esquivaba.

Ahora, para mal momento, la lluvia empezó a caer para convertirse en un aguacero bastante fuerte,
donde rayos se veían a lo lejos y alumbraban el camino que debía correr Howard.

Pero aún así, un mal paso lo hizo caer por un barranco. Su rostro quedó lleno de lodo, miró atrás
unos segundos antes de levantarse para seguir corriendo. Miró atrás otra vez, lo había perdido, pero
aún así se escondió entre unos arbustos. Controló su respiración como pudo. Los truenos sonaron
fuertemente y el apenas podía reaccionar asustado pensando que era algún disparo del rifle.

Otro trueno, junto a un relámpago y vio una sombra proyectarse hacia un árbol. De ahí se asomo el
soldado Hydra que seguía buscándolo. Tapo su boca para no hacer algun ruido. Podía escabullirse,
habían muchos arbustos. Mordiendo su lengua, camino entre los arbustos, aguantando el dolor que
provocaba pasar por algunas ramas pequeñas que tocaban su espalda herida.
—Se que estás por aquí... Eh visto el gran rastro de sangre que has dejado, no vivirás mucho—el
hombre rio un poco mientras veía a todas partes sin dejar de apuntar con el arma—Vamos, sal de
donde sea que estés. Lo haré rápido. Será lo mejor.

Howard se escondió entre otros arbustos y se quedó ahí unos segundos para agarrar fuerzas. Debía
continuar. Parecía que jugaba al pilla, pilla con este maldito loco.

Loco que parecía adivinar por donde iba por que entre mas se alejaba de su camino, este caminaba
la misma dirección a donde estaba escondiéndose. La lluvia, la poca iluminación por la ahora
noche, no iban por siempre ayudarlo.

Siguió arrastrándose teniendo cuidado de no perder de vista al sujeto que al fin parecía dirigirse a
otro lado por fin. Era su oportunidad, podía salir en silencio y luego correr lejos sin que él lo note.
Así fue como hizo, camino lento, aún estando a espaldas de él. Camino unos metros más,
acercándose casi a un claro del bosque pero estaba oscuro no iba a haber problemas. Pero cuando
ya estaba todo solucionado al fin, tuvo que tropezarse con algo y hacer mucho ruido.

El soldada Hydra giró su mirada donde escucho el sonido.

Howard maldiciendo a todos lados entre dientes vio con que se tropezó para insultarlo por todo lo
que le quedaba de vida ahora.

Pero, su sorpresa fue grande al ver el cuerpo. Un cuerpo inerte de un soldado Hydra.

—¡Déjame en paz!

Howard y el sujeto Hydra que lo perseguía miraron al otro lado olvidando su situación actual. Era
un soldado de Hydra también, este no tenía esa máscara de gas común de ellos y se podía ver
perfectamente el terror en sus ojos, junto a heridas de golpes.

—¡Señor, ayúdeme! ¡Agh! —el hombre dejó de caminar y cayó al suelo duramente. Se pudo ver
con que fue acabado, un machete en su espalda.

—Pero... ¿Qué carajos...? —dijo el otro mientras apuntaba con el rifle.


Howard retrocedió todo lo que pudo hasta llegar a otros arbustos.

—¡Muéstrate! ¡Da la cara, maldito! —no hubo alguna señal y el hombre ya alarmado empezó a
disparar.

Howard cerró sus ojos mientras escuchaba los disparos, luego abrió sus ojos lentamente,
justamente para ver la pelea ante el.

Otro hombre apareció, un poco más bajo que el hombre de Hydra. Este se le habían acabado las
balas y en el momento de recargar el otro desconocido aprovecho para atacar. El sujeto extraño
atacó las piernas del otro, con disparos certeros, que destrozaron parte de esa carne.

El hombre de Hydra recibió un golpe en su rostro antes de poder gritar más por el dolor en su
pierna. Después otro y luego otro.

—Maldito desgra-

—Silencio—el desconocido agarró las hebras de cabello del otro—Ahora, mírame maldita sea.
¡MÍRAME!

El otro tuvo que hacer caso con impotencia, ¿Quién era este lunático?

—Bien... —él sacó un mapa de su bolsillo—Dime la ubicación, de tu base.

—¿Estás loco? ¿Eres imbécil? Como si fuera a decirte eso fácilmente—este iba morder algo en su
boca pero justamente fue detenido cuando un revolver se introdujo en su boca.

—Ya estoy al tanto de este sucio truco de ustedes, ahora, ¿Dime dónde está?

El sujeto frunció el ceño, agarro algo de su chaqueta, una daga. Pero el disparo se escuchó como
eco en el bosque siendo apenas opacado por la lluvia que caía. Howard mostró horror al presenciar
todo eso.
—Idiota... —El insulto parecía no ser para el soldado de Hydra, sino como para él mismo. Sin más
empezó a revisar el cuerpo para ver que podía encontrar.

Howard se quedó ahí en su escondite por unos segundos más, empezó a observarlo, no era un Nazi,
tampoco uno de los tipos de Hydra... Observó mejor el uniforme, sucio, cubierto de manchas que
podía ser sangre seca. Era un soldado de Inglaterra. Con inercia salió del escondite que le había
proporcionado los arbustos para empezar dar algunos pasos, hasta que el otro alzó el arma hacia su
dirección.

—Quieto.

El se detuvo al escuchar la voz del otro. Una voz típica de los británicos.

—Un paso más. Y te disparo—el levantó su mirada para ver al hombre que había salido de los
arbustos.

—No soy de ellos. Soy norteamericano.

El de ojos claros lo observó un poco y sonrió de medio lado—Si, por supuesto. Hay gente de ellos
que son de esos sitios y muchos más.

—Te estoy diciendo la maldita verdad—Howard empezó a avanzar lentamente, pero el otro se
levantó rápidamente para apuntar y disparar a unos metros de sus pies—Maldita sea. ¿¡Estás loco!?

—Te dije que si dabas un paso, te disparaba. No es mi culpa que no sepas escuchar.

—El que no sabe escuchar eres tú, idiota arrogante.

El alzó la ceja, bajo su arma un momento—Discúlpame, ¿idiota arrogante? ¿Cuándo yo-

Una bala rozó el brazo del británico, Howard bajó al suelo al momento de presenciarlo. Venían
otros que sobrevivieron de la caída de la nave, pero era una muy poca cantidad y estaban heridos.
—Parecen ratas de alcantarilla —mencionó el británico antes de disparar al enemigo. Le dio a uno
en la cabeza y otro venía a golpearlo con el fusil que tenía en mano.

Lo contuvo con fuerza, para luego golpearlo y dispararle. Pero le costó su última munición. El otro
soldado Hydra que quedaba aprovechó eso para empezar a golpearlo. Howard tenía que hacer algo,
podía ver que le estaba costando la pelea. Por eso, pudo ver la daga que había tenido el lider de la
misión en su mano, se acercó arrastrándose por el lodo y lo sujeto. Vio nuevamente la pelea y
parecía que el otro soldado de Inglaterra perdía la batalla.

—Joder—expresó antes de ir hacia el enemigo e incrustarle la daga en el hombro a espaldas de


este, pero no fue lo suficientemente fuerte y este lo tumbó al suelo.

Howard quedó en el suelo sin saber que hacer viendo como el soldado Hydra se quitaba la daga
del hombro e iba a atacarlo, pero justamente recibió un fuerte golpe del fusil en su cabeza. Cayó al
suelo sin permitirse protegerse de los golpes agresivos del contrario hacia su cabeza.

Hubo silencio luego de la muerte cruda que tuvo que presenciar a unos centímetros de él. Solo
podía mirar como la sangre salía de la cabeza deformada de ese sujeto.

Tuvo muchas ganas de vomitar por esa escena, que tuvo que tocar su estómago para intentar no
dejar todo ahí. Enfocado todavía en eso, no sintió la presencia del ajeno que tocó su hombro en
otro intento de llamarlo. Howard gracias a la experiencia traumatica que vivió retrocedió sin poder
evitarlo, cayendo de espalda recibiendo más dolor en su herida abierta.

El británico frunció el ceño y sin importar mucho el estado del otro que empezó a forcejear cuando
fue a revisar sus heridas. Vio la gran herida en su espalda. La herida recorría de hombro a hombro,
era profunda y la sangre seguía saliendo.

—Joder—Este sujeto al norteamericano de un brazo—Venga, necesitó que te levantes. No puedo


curarte aquí, es una zona muy peligrosa.

Howard sin mucha fuerza no pudo negarse—¿No piensas dispararme, verdad?

—Dame cinco minutos y veré que te respondo—le dijo mientras se alejaban de la zona.
—Eres gracioso... Para estar loco.

—Muchas gracias. ¿Quién eres?

—How-Howard... Stark.

Mostró extrañeza en su mirada y preguntó—No eres... ¿No eres ese ingeniero famoso de Estados
Unidos?

Howard rio débilmente—Creo que me eh ganado uno de esos títulos...

—Ya veo... Mi nombre es... Edwin... Jarvis.

Llegaron a otros árboles, no se alejaron completamente, pero era un lugar neutro. La oscuridad los
ayudaba. Howard estaba muy débil de captar todo a su alrededor, pero pudo escuchar el nombre del
soldado. Era un muchacho de tez blanca, ojos bastante claros y cabello castaño.

—muerde esto. No podemos arriesgarnos a causar ruido, de lo contrario ambos estaremos muertos
—Edwin le puso un pedazo de cuero entre los dientes del otro. Howard frunció un poco el ceño al
tener esa cosa en su boca.

Edwin rasgo más la camisa de Howard para ver con más claridad la herida. Luego de eso busco un
frasco, justamente de Whisky y sin avisó empezó a echarlo sobre la espalda del moreno, quien
sujeto su brazo fuertemente por el dolor. Edwin ignoró los posibles aruñasos para seguir con lo que
hacía.

—¡Aghh! —el gritó era opacado por el cuero, pero el dolor era indescriptible, como sentir que su
espalda era nuevamente rasgada.

Edwin tenía que ser rápido, busco hilo y aguja para empezar a coser.

—Maldita sea, no debí usar esa última morfina—dijo Edwin cuando empezaba coser la herida del
Stark. Este apenas lo escuchó, pero cada puntada lo hacía marearse y ver luces ante sus ojos—
Vamos, mirada abierta. No cierres los ojos.
Era fácil decirlo.

Los minutos parecían horas, Howard solo pedía que esto acabará y luego dormir un mes entero.
Pero quizás sería imposible. Edwin terminó de saturar la herida, no era suficiente, pero esperaba
que con eso dejará de sangrar. Lo que le faltaba, un herido a su cargo.

—¿Sigues aquí?

—Si... Si—Howard se quitó el cuero de su boca y tosió un poco. Como pudo se sentó y apoyó sus
brazos sobre sus rodillas.

—¿Qué sucedió contigo...? —preguntó un rato después el soldado.

Howard levantó la mirada lentamente, habían golpes por las caídas en ella, los que le otorgaron
también y además de algunos raspones.

—Un infierno... —contestó con voz media ronca y débil.

Edwin entre cerro sus ojos analizando la respuesta, observó el cielo. La lluvia iba seguir quizás
hasta la madrugada.

—Debemos ir a buscar un lugar para refugiarnos... Vamos, levántate.

El le ofreció su mano al Stark y este lo miró un momento. Luego aceptó la ayuda para poder estar
en pie y seguir al soldado, quien ahora parecía ser su compañero en todo esto. Caminaron unos
metros más, hasta que llegaron de nuevo al claro donde yacían los cuerpos de los soldados de
Hydra. Unos pasos más y estaba al lado del cuerpo del hombre que estuvo a punto de matarlo hace
minutos.

Su boca formó una línea tensa e intentó no mirar más ese cuerpo, donde su cabeza estaba cubierta
de sangre por el disparo que le había atravesado la boca. Pero su mente siempre jugaba con el y
miró de nuevo, lo odiaba, odiaba a este maldito y a los otros que lo llevaron hasta aquí.
En eso se enfocó en el otro tipo que con la cabeza destrozada a golpes que recibió de Jarvis, a un
lado del cuerpo estaba la daga que uso para herirlo.

Se arrodilló como pudo, gruñendo por los dolores y agarró el arma blanca. Tenía un mango algo
desgastado pero el filo estaba perfecto.

—Hey, Sr. Stark... No te quedes atrás—le aviso Edwin a unos metros de distancia. Howard lo
observó.

La lluvia seguía, las gotas de agua se deslizaba por su rostro, toda su ropa estaba mojada y apenas
limpiaba la tierra junto a la sangre. Sabía que esto no acababa aún, de alguna manera debía seguir
viviendo. No quería mostrar miedo, pero estaba aterrado y a la vez molesto. Sujeto fuertemente la
daga y habló finalmente con apenas una voz temblorosa algo perceptible.

—Vale. Soldado Jarvis.


[ 18 ]
Chapter Summary

—¿Y te recuerdo a ti como te pusiste de histérico cuando dije que me iban a llevar a
una base?

El otro se mantuvo en silencio.

—Oye, debería importarme muy poco el como estás aquí solo y sin ningún escuadrón
a tu lado. Debería importarme el poder sobrevivir y regresar a casa. Lo malo es que
soy alguien muy curioso... Ahora me toca a mi preguntar, ¿Qué pasó contigo?

Chapter Notes

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18

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1941

Capítulo 18: Fue una decisión nuestra

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OST del capítulo:

Backbone - Kaleo

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Howard estaba boca abajo, una manta apenas cubría su cuerpo del frío. Veía las llamas de la
fogata, podía sentir lo tibia que estaba, pero el piso era muy frío, demasiado frío como para poder
dormir un poco.

—Debes dormir.

Jarvis pasó a un lado del Stark, con unas pequeñas cubetas con agua recogida de la lluvia. Ya había
hervido otras anteriormente, pero nunca estaba mal tener más. Tuvieron suerte de encontrar un
pueblo abandonado gracias a los ataques de la guerra, incluso teniendo un techo donde descansar y
cubrirse de la lluvia que persistía en la noche, no era suficiente. Jarvis no pudo encontrar nada útil
para su herida, los puntos sirven pero el dolor, persistía como si estuviera bajo una lluvia de fuego
o algo parecido.

Edwin dejando a un lado las cubetas miró al Stark, cuando vio que no le respondió ni una palabra.
Se veía pálido y eso no era buena señal. ¿Por qué se metió en esto? Es probable que el hombre ni
siquiera resista de aquí a mañana.

—¿Dónde... Estamos?

Jarvis lo miró algo extrañado pero unos segundos después contestó—Am, no estoy seguro. Solo sé
que estamos cerca, si se puede decir, de unos de los frentes.

—Hubo un ataque, en el avión donde me llevaban... Probablemente sea ese. ¿Cómo llegó allá?

Edwin analizó un momento—No tengo idea y si lo tuviera no podría permitirte ir.

Howard hizo una línea con su boca—¿Por qué?

—Tu herida. Necesitas un medicamento, algo así, para que no se infecte o...

—Me mate... Creo que entiendo—Howard respiro hondo y cerró un poco sus ojos. Estaba cansado,
muy cansado—¿Qué... se puede hacer?

El soldado lo pensó otro momento, buscó entre su bolsa el mapa que Howard había visto
anteriormente. Edwin le señaló un sitio—Nosotros estamos aquí. Hace unos días pase por una base
que, parecía abandonada, justamente a unos kilómetros de aquí. Estaba abandonado pero, seguían
una que otras cosas ahí. Posiblemente allá algún medicamento en ese sitio.

—"Posiblemente..." —Howard nuevamente cerró sus ojos, solo necesitaba unos minutos de
descanso, unos pocos—Está bien. No tenemos otra opción.

—Bien. Nos iremos cuando amanezca...

Howard asintió entre algo dormido y unos segundos después el cansancio le ganó.

___________________
Recibió un golpe en el vientre y luego uno en el rostro que lo hizo caer al suelo. El enemigo
aprovecho para empezar a ahorcarlo. Estaba resistiendo como podía hasta que finalmente pudo
darle un rodillazo para quitárselo de encima, sacó el machete que se había encontrado y
rápidamente atacó al hombre con eso.

Este ahora moribundo por la gran herida le pudo decir—Ellos... Te van a encontrar.

Edwin paso su mano sobre su labio herido y le dijo—No. Yo los encontraré a ustedes.

Luego de eso le dio el último ataque de gracia. Se retiro de ahí, mientras caminaba irregular por la
herida que tenía en su pierna derecha. Se sentó en la base de un árbol y miró por encima la herida.
Estaba sangrando, pero se podría ver peor.

Busco los suplementos en su bolso, pero se dio cuenta que era la última que tenía.

—Maldición... —susurró entre dientes mirando la medicina en mano. Negó y se inyectó sin más,
hubo leves quejas pero ya estaba.

Si llegaba a tener una herida mortal más adelante, que sea cuando acabe el trabajo.

Con eso terminado, busco lo que pudo conseguir a donde se infiltró. Un mapa de la zona, era todo
lo que tenía y era lo que necesitaba. Si la base estaba en algún sitio, debía tener la ubicación
exacta. Dejo el mapa un lado y poso su cabeza sobre el tronco del árbol.

Estaba exhausto, no ah dormido bien en 6 días apenas podía descansar algunos escaso 5 minutos o
menos. Sus ojos se iban cerrando solos por el cansancio y segundos después sucumbió al sueño
que pesaba en sus párpados.

Era un leve descanso de 5 minutos. 3 minutos, 2...


___________________

Los gritos, las explosiones, eran cercanos y el solo podía correr aterrorizado ignorando los pedidos
de ayuda que pedían sus compañeros. Tropezó por piedras y gracias a eso los enemigos se
acercaron, lo agarraron sin dejarle algún tipo de salida, pedía que no lo mataran.

Pero ellos dispararon.


___________________

Edwin despertó de esa pesadilla abrumado. Se sentó lentamente mientras dejaba que su mente se
acostumbrara a la realidad otra vez. Podía ver un poco del amanecer por las ventanas y las cortinas
desgastadas.

—¿Estás...?

Edwin miró al Stark, parece que se había despertado antes que el. De como se veía ayer, hoy se
veía algo mejor. Algo.

En cuanto a la pregunta. No iba a responder.

—Si estás listo. Vamos, debemos darnos prisas.

Howard frunció levemente el ceño, pero no quería discutir, sentía algo de fuerzas pero no la
suficientes como para estar discutiendo con la única persona a su lado.

No hubo mucho que decir, dejaron el sitio y ahora se percató del estado del lugar, probablemente
era un poblado de clase baja, muy baja, no podía imaginarse como era la tranquilidad del sitio
antes de que todo se fuera al carajo. Trató de no pensar más en ello y siguió caminando, a paso
lento detrás del soldado.

—¿Puedes caminar más rápido? —Edwin sabía que debían caminar más a prisa para ahorrar más
tiempo, pero como el otro estaba herido de esa manera no podía tomar ese ritmo.

—Voy a intentarlo. Pero no prometo nada, no todos los días tienes literalmente la espalda cocida.
—Fue lo mejor que pude hacer.

—¿Enseñan algo de enfermería en los entrenamientos?

Edwin recordó que entre sus compañeros uno de ellos era el médico de la tropa, le había dicho
tales cosas, pero era a él quien más la enseñaban sobre eso.

—Algo.

No hubo otro comentario de Stark. Perfecto, no quería hablar.

Mientras, Howard pensaba porque este sujeto era tan cortos de palabras. El mismo se ah dicho que
es demasiado hablador y en esta situación necesitaba algo más de conversación, tanto silencio lo
ponía nervioso. El pensando en eso sintió algo en su pie.

—¡Oh! Mierda... ¿Qué fue eso? —Observó cual era el problema—Debes estar jodiendome.

Jarvis se volteo y miró que los zapatos que fueron finos alguna vez, estaban casi hecho un desastre.
Probablemente no resistirían todo el viaje que debían dar a pie.

—Veremos que conseguimos por camino. Quizás te encontremos un nuevo calzado.

Howard lo miró confundido—¿Dónde?

—Alguno de ellos—fue lo que respondió Jarvis sin más dejándolo nervioso. Bravo, usará algo de
algún muerto.

.
Y así fue, encontraron algunas de las víctimas del soldado. Howard se sentía...

—Me siento incómodo con esto puesto... —Los zapatos milagrosamente fueron de su talla o quizás
un poco grande. Pero la camisa si era algo grande de las mangas y tuvo que doblarlas un poco.

—No hay sangre seca que pueda infectar tu herida, si es lo que te preocupa—Le dijo el soldado
Jarvis mientras apartaba unas hojas de ramas para vigilar el camino que seguía.

—No, no es eso... Es que-

—Andando. Debe haber un río por esta dirección, si es así vamos bien.

Howard hizo un ademán con sus brazos sintiéndose ofendido por como el otro lo ignoro. Ush,
Soldados. Por eso ninguno les agradaba.

Con un medio berrinche siguió al soldado. Berrinche que no fue ignorado por Edwin.

—Pareces... Animado.

Howard alzó una ceja por tal comentario—¿A si? Lo siento, no me di cuenta.

—Si. Es que andas... gracioso...

Ahora si quiere hablar, este tipo era raro.

—No sabía que tenía cara de circo.


—Lo digo porque anoche te vi pálido como un muerto, Stark.

—Pues... Si, estaba casi muriendo... Pensé—Howard suspiró mientras posaba su mano sobre un
árbol—Pensé que ahí era todo.

Edwin lo miró de reojo y suspiró, sin mirarlo mientras seguía caminando le dijo—Oye. Lamento lo
que hice. Ayer en la noche. No te reconocí.

Siendo sinceros, Howard olvidó ese momento por que estaba débil. Abrió los ojos con sorpresa por
la disculpa, bueno no era un tonto por lo menos. Era algo.

—Aceptó las disculpas soldado. Pero no aceptó disculpas porque no me reconociste.

—Oh... ¿Por qué?—Edwin enfatizó su pregunta.

—Tu mismo dijiste que era ese "ingeniero famoso americano"—Howard hizo la seña con los
dedos.

—Lo dije porque eh escuchado, pero nunca vi tu rostro en alguna parte.

Howard posó su mano sobre su pecho—¿cómo puede ser? Siempre estoy en portada. Salgo
excelente en blanco y negro.

—Los periódicos no me gustan.

—Oh, eres alguien del pasado entonces.

—No soy tan viejo. Probablemente soy un año mayor que tú.

—¿Qué?
Edwin solo dejó salir una pequeña risa, el tipo era alguien bastante egocéntrico pero no lo hacía tan
abusado. Además era dramático.

Siguieron, el viaje por media hora hasta que Howard pidió un leve descanso. Su espalda lo estaba
literalmente matando. El día estaba soleado todo lo contrario a anoche. Howard ya no se molesto
en llenarse mas de suciedad, quería sentarse un momento.

Edwin lo había revisado.

—La herida no parece que esté mal, pero no hay mucho cambio de ayer. ¿Seguro que no sientes
dolor?

—Descuida, mamá gallina. Aún puedo. Sólo unos minutos... Es todo.

—No hace falta sobrenombres.

Howard sonrió de lado pero luego hizo una pequeña mueca por el dolor. Habían otros dolores en
otras partes de su cuerpo, pero su espalda era el lugar más intenso.

Edwin frunció el ceño, era muy orgulloso para decir la verdad. Aunque el, también lo era.

—¿Qué fue lo que pasó...? Realmente, me refiero.

Howard lo miro y se levantó lentamente—Soy el ingeniero famoso de América. Quien ayudó a


crear al soldado perfecto. Quizás puedas darte una idea.

—Tuvieron que ver... ¿Con eso?

—Seh... —retomaron el ritmo y mientras seguían hablando de eso, que sabía muy bien que no
debía porque era confidencial pero a la mierda—Fue un día muy movido también.

—Comprendo. ¿Cómo sobreviviste a la caída de ese avión? Apenas escuché los ataques a lo lejos y
cuando el avión cayó a tierra.
—No puedo decir suerte. Sería muy conveniente.

—Si. Aunque, se puede decir que tuviste mucha ahí. Si te tenían secuestrado para eso, ¿Por qué
después te querían matar...?

—Yo que se. Tal vez se le fue algún tornillo, se golpeó la cabeza... Le apuñale la mano con un
pedazo de hierro.

—ah.

—Creo que en ese momento quería solo desquiciarse, olvidando sus órdenes. Llevarme a no se que
base... Con no se quien.

Howard siguió avanzando pero sintió que no era acompañado, miró a un extremo y fue sujetado del
hombre al momento de hacerlo. Sintió fuerza en ese instante.

—¡Hey!-

—¿Base?... ¿¡Base a donde!?

—¿¡Pero qué!? Yo que voy a saber, Nunca me lo quisieron compartir... ¡Sueltáme! —Howard
apartó de un manotazo a Jarvis y luego mostró el cuchillo de caza que había agarrado de ese loco
soldado Hydra.

Jarvis levantó sus manos mientras veía el arma—Está bien, está bien. Cálmate.

Howard frunció el ceño, moviendo más al frente el cuchillo empezó a decirle—¿Pides que yo me
calme? ¡Tú fuiste el que se puso como loco! No se que pasa contigo, pero no es normal. Como no
lo es el que estés solo matando soldados de Hydra de aquí y allá. ¿Qué es lo que sucede contigo?

Edwin mordió su lengua mientras veía al Stark. El otro tenía un rostro de enojo pero también veía
temor en ellos, como también veía que la mano que sostenía el cuchillo de caza temblaba. Iba abrir
la boca, pero pudo escucharlos a tiempo.

—Maldición, ocultáte.

Fueron detrás de unos arbustos frondosos. Eran tres soldados, quizás escucharon la discusión. Se
dieron órdenes entre ellos. Howard trago saliva por solo verlos.

—Eh, yo me encargo. No salgas—Después de decirle eso, Edwin lo dejo.

Howard estaba quieto, petrificado. Era como volver ayer. Cuando ese imbécil lo perseguía con un
fusil en mano.

Apenas vio cuando Edwin se encargo de uno de ellos en sigilo, ahorcándolo y luego fue con el
otro. Ahora solo quedaba uno. Edwin se oculto en otro lado y cuando el soldado enemigo se
percató de sus compañeros muertos se puso en alerta pero fue tarde porque el británico lo
sorprendió por la espalda.

—Listo. Puedes salir.

Howard no salió.

Edwin extrañado miró el lugar donde se suponía que el Stark seguía escondido. Avanzó unos leves
pasos—Ya pasó. Puedes salir.

Esta vez, Howard se armo de valor y si salió del escondite—Sentí que se me salía el corazón. ¿De
dónde salen-

—¡Stark, atrás!

El Stark apenas sintió el peso encima. El soldado lo acorralo, sintió como este le ahorcaba pero
justamente este recibió un disparo del revólver de Jarvis. Por eso, gracias al impacto cayeron de
espalda donde había un pequeño barranco y muy cerca se podía escuchar el zumbido de la
corriente de un río.
—Oh, joder... —expresó Howard por el dolor de la caída y en su herida.

Escuchó los pasos acercase e intento levantarse para poder alejarse pero el soldado Hydra se le
puso encima para empezar ahorcarlo. Intentaba zafarse, pero no lo lograba, así que busco su arma.

La cuchilla.

Lo apuñaló en el costado y este aflojó el agarré, gracias a eso se pudo liberar por unos segundos
pero el soldado Hydra ahora estaba furioso por la herida infligida. Howard aterrado intentaba
soltarse, hasta que finalmente llegó Edwin para dispararle un par de veces al enemigo.

—Joder... —expresó Howard mientras se levantaba y se alejaba del cuerpo.

Edwin bajó su arma para ver si el otro no tenía otra herida mortal, por lo menos parecía todo en
orden o eso creía hasta que escuchó un ruido muy conocido de los motores de motocicletas.

—¡Hay que irnos de aquí! ¡Vamos!

Howard apenas pudo reaccionar pero fue jalado por Edwin para dirigirse al río que estaba ya más
cerca de ellos. Justo cuando llegaron vieron el puente, uno bastante viejo y oxidado, donde quizás
alguna vez solo pasaba camiones de carga no tan pesada. Lo otro malo, el río tenía corrientes
fuertes gracias por la tormenta de anoche.

—Tendremos que cruzar, no hay opción—Dijo Edwin mientras miraba atrás ansioso. El había
cruzado el puente anteriormente, pero con mucho más cuidado. En esta situación, un paso en falso
podría ser fatal.

Howard temió, el no sabía nadar muy bien y ahora tenían que cruzar un puente que es posible que
no pase el examen de seguridad.

Pero era eso o iban a morir fusilados—¡Entonces vamos!


Los dos fueron hacia el puente y corrieron lo más rápido posible mientras escuchaban como el
puente hacia ruidos no muy alentadores. Justamente cuando iban a la mitad, ellos los alcanzaron.
Gracias a eso corrieron más rápido incluso sabiendo el peligro que podía provocar. Un peligro que
no pensaron los de las motos porque aún así ellos cruzaron, pero en el momento de hacerlo, el
puente empezó a seder.

—¡Oh no! ¡No, no, no!

—¡Ya queda poco, no mires atrás Stark!

El puente iba cayendo y saltaron justamente antes que cediera juntos a los soldados Hydra que no
tuvieron escapatoria.

Howard cayó sentando en el suelo viendo como las corrientes se llevaban las partes del puente río
abajo.

—Bueno, eso salió mejor de lo que esperaba... —comentó Edwin mientras intentaba mantener el
aliento.

Howard lo pensó un momento y después lo miró molesto—¿Perfecto? Quizás si no te hubieras


puesto como un loco hace un rato, habríamos pasado sin arriesgar nuestras vida.

—¿Discúlpame? ¿Te recuerdo el porqué vinimos?

—¿Y te recuerdo a ti como te pusiste de histérico cuando dije que me iban a llevar a una base?

El otro se mantuvo en silencio.

—Oye, debería importarme muy poco el como estás aquí solo y sin ningún escuadrón a tu lado.
Debería importarme el poder sobrevivir y regresar a casa. Lo malo es que soy alguien muy
curioso... Ahora me toca a mi preguntar, ¿Qué pasó contigo?

Edwin lo observó y sin poder mantener la mirada, la posó en el suelo. Suspiro con pesadez.
—Bien, te voy a contar... Pero primero y lo más importante, busquemos esa maldita medicina para
ti. ¿Okay?

Howard asintió en acuerdo y siguieron.

___________________

Al fin llegaron y como dijo Jarvis, había algunas cosas aquí. Municiones, armas, comida y lo más
importante, suplementos médicos. Howard después de que fue inyectado, sintió alivio al no tener
tanto dolor encima.

Había pasado un rato, donde Howard no podía estar más agradecido de comer comida enlatada.
Probablemente el manjar de Dioses.

—¿Mejor?
—Con tres latas vacías, si, supongo que si—contestó mientras apartaba la lata vacía y se enfocó en
la fogata pequeña, miró de reojo al soldado—¿Y bien?

Edwin seguía comiendo, poco, pero en comparado a días anteriores, a comido mucho mejor.
Suspiro—No se cuantos días llevo aquí, quizás llevo más de un mes. Solo se que no me iré hasta
acabar con ellos.

—¿Por qué?

—Masacraron todo mi batallón. Casi mil hombres. Íbamos al frente, según el camino estaba libre,
que era seguro... —Edwin cerró sus ojos, podía escucharlos aún—Entonces ellos aparecieron y en
un solo chasquido. Fue un genocidio. Yo... Yo no tengo idea de como sobreviví. Estaba aterrado,
ellos me buscaban... Entonces, una rabia creció en mi y... Empecé a matarlos a todos. Solo eh
podido conseguir este mapa, eh buscado en esta zona, pero no encuentro donde pueden estar.

—¿no los has seguido? —pregunto Howard mientras miraba el mapa, habían algunas " x"
marcadas, posiblemente donde Jarvis no encontró nada.

—Si, lo eh hecho. Pero parecen que tienen muchas bases pequeñas en varias zonas. Eh tenido que
esquivarlos y en otras ocasiones, acabarlos.

—Espera un segundo. Me estás diciendo, que tú solo, un solo hombre, ¿ah acabado con tropas
enteras de ciertas bases?—La voz de Howard delataba lo muy incrédulo e impactado que estaba.

Edwin lo observó, no había como algo en su mirada que delatara asco, culpa o algo parecido, pero
si se veía cansado—Eran ellos o yo. No había opción.

Howard parpadeo un par de veces aun procesando lo dicho—Es que aún me resulta increíble.

—¿Por qué?

—porque solo conozco a un tipo tan loco como para hacer tal locura.
—¿Hablas de tu capitán que usa un Frisbee?

Silencio.

—¿Dijiste Frisbee?

Edwin solo le ofreció una mirada.

—Eres raro.

—Jmm... Eh escuchado peores cosas.

Howard no comentó nada al respecto y se fijo nuevamente en el mapa.

—La base nueva esta a unos kilómetros, podría llevarte, pero no acercarme. Si vas solo, puede ser
pel-

—Ya no deseo ir—interrumpió con voz firme el Stark mientras seguía viendo el mapa.

Jarvis hizo una cara—Disculpa. ¿¡Qué!?

Howard dejó de mirar el mapa para mirarlo, sin quitar la seriedad de su rostro.

—Howard Stark, con mucho respeto, esto es una locura. No puede arriesgarse de esta manera-

—Oh. ¿Entonces tu vida tampoco se pone en riesgo haciendo todo esto?

—¡Es algo que yo decidí!


—Entonces, también es mi decisión. Me ayudaste a curarme, te arriesgaste a venir conmigo para
buscar medicamentos, pudimos haber acabado muy mal en ese puente.

—No me debes nada solo por eso, Stark.

—Como tu tampoco a esos hombres que perdieron la vida. La decisión de matarlos y vengar a tus
compañeros fue tuya, como la decisión que tengo de ayudarte es mía. Incluso si es la cosa más loca
que voy hacer en mi maldita vida. ¿De acuerdo?

Jarvis guardo silencio varios segundos hasta que finalmente le dijo—Eres un imbécil.

—Bien, hay algo que tenemos en parecido. Idiota arrogante.

—Aún no entiendo ese apodo-

—Como sea—interrumpió e ignoro la mala cara de Jarvis—Veamos, haz estado casi un mes aquí y
no has encontrado ni una sola pista donde están esos bastardos, ¿me equivoco?

Jarvis lo observó y negó—No lo haces.

Howard siguió observado el mapa, se apreciaba la cantidad de ríos en la zona, también áreas de
bosque, siguió mirando hasta que notó algo. Había algo en el borde del papel del mapa, lo siguió
mirando hasta que se percató.

—A este mapa le falta un pedazo.

Jarvis quedó en el aire por ello—¿Qué dijiste?

—Aquí—Howard señaló el borde del mapa, no era algo a la vista, pero si lo mirabas
detenidamente habían rastros de como fue cortado—Sea como sea que lo hicieron. Lograron que
no se notará a la vista. No puede ser simplemente coincidencia. Además, lo hicieron en un lugar
donde no se cortaron los nombres y coordenadas.
—Eh estado dando vueltas con un mapa que ni siquiera estaba completo—Soltó con frustración
Edwin.

—Antes de que nos encontráramos. ¿A dónde ibas?

—Iba a dirigirme al Este, hasta que vi el avión caer desde donde estaba.

Howard pensó un momento y miró al otro, como si ya supieran el último pedazo del rompecabezas
—Posiblemente...

—El avión iba a ese sitio... Al norte. Lugares montañosos.

—¿Una base en las montañas? —cuestionó bastante impresionado.

—Creo que esa es la idea. Ser un sitio que menos esperas... —Edwin agarró el mapa, podían usae
el río como guía—Probablemente las lluvias nos compliquen pero podemos seguir el tramo del río.

—Es la única opción... —Howard suspiro, parece que ya tenían un camino donde ir. Un
sentimiento no agradable lo invadía, pero ya lo decidió. No hay vuelta atrás.

—Vamos a descansar y mañana nos iremos... —Edwin guardó el mapa. Miró por un momento la
fogata al frente, por lo menos el lugar, aunque abandonado era bastante cálido. Observó al Stark al
lado, este parecía tener la mente ocupada. Edwin no tenía idea de que estaba haciendo al tener al
Stark con el... Probablemente lo descubriría después.

Observó el sitio un momento, justamente unas cajas donde se encontraban ciertas armas. Se levantó
para dirigirse ahí, agarro una pistola, junto a las municiones. Luego de eso se lo llevó al Stark que
quedó algo perplejo por ello.

—Sé que tienes tu cuchilla. Pero, esto no está de más... ¿Sabes como usarla, no?

Howard agarró el arma y la recargo. Miró nuevamente al soldado.


—Bien, es suficiente. Hora de dormir. Nos espera unos largos días.

—Claro... —Probablemente... Debería estar yendo a la base, estar a salvo. Lejos de todo esto, de la
fría guerra.

Pero estaba aquí, porque, aunque no entendía, sentía la necesidad de estar a lado de este tipo. No
dejarlo hacer todo esto solo.

Es por una causa.

Chapter End Notes

It's back◇
[ 19 ]
Chapter Summary

—¿Qué…? No. Yo… —Howard tomó aire—No quería ser una carga, es todo.
Quieres terminar con esto y no quiero alentar tu misión. Pero debí decirte algo, lo
lamento.

—Tampoco es que quiera que te desangres y que yo no me interese sobre ello. Si


estamos aquí, debemos trabajar como un equipo.

¿Un equipo?

Howard sonrió por la idea y asintió—Trató.

Chapter Notes

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19

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1941

Capítulo 19: Sostenidos de las manos

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OST del Capítulo:

Hoppípolla - Sigur Rós

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Estaba cansado, solo sentía su cuerpo avanzar, pero todo su cuerpo se sentía pesado,
probablemente caminar muchas horas sea malo para la herida de su espalda. Ardía, pero no era
intenso gracias a los medicamentos, pero no podía depender por siempre de ellos.

—Stark, ¿Stark, te encuentras bien?

Howard observó al soldado, suspiró un poco y sonrió de lado.

—Si, si, si, solo me falta el aire —Cada vez que subían la montaña, el aire se hacía pesado y
costaba mantener cada vez el ritmo.

—Lamento no alentar un poco, incluso si estamos yendo a un paso considerable.

—No, no. Recuerda, que lo entiendo. ¿Pero, te digo algo?

Jarvis se detuvo para prestarle atención.

—Que tengo hambre, dime que queda alguna reserva. No quiero comerme un conejo o algo
parecido.

—Solo unas dos latas de frijoles.

—Eso no puede ser bueno, ¿verdad?

—Al ritmo que vamos y que todavía no encontramos nada. Pues… no sabría decirte.

Howard suspiró rendido, tenía hambre pero tampoco quería acabar las pocas reservas que había.
Bueno toca cazar algún animalito para poder comer. Si solo tuvieran el río cerca pero ya lo han
dejado muy atrás y probablemente estén a una altura donde no pueden bajar al dichoso río.
¿Cuánto tiempo han estado en este viaje?

Entre períodos de descanso, parece que han pasado dos días cuanto mucho.

—Vamos a descansar aquí.

El Stark alzó la mirada confuso y miró al soldado—¿Aquí? Pero… ¿no te parece un área muy
abierto?

Jarvis observó el lugar y luego dijo—Aprovechemos la neblina. Parece que pronto va a oscurecer.
Comeremos lo que tenemos.

—¿No es arriesgado?

El soldado le sonrió ligeramente—Ligeramente lo es. Pero no podemos combatir con el estómago


vacío.

Jarvis se sentó sobre una piedra y Howard se sentó sobre la tierra. Hasta este punto le importaba
poco que estuviera sucio como algún otro soldado. Jarvis abrió las latas y le ofreció a Howard la
lata que ya había abierto.

Mientras el Stark comía empezó a analizar algo.

No han visto ningún soldado Hydra desde entonces. La última vez fue cuando ese grupo los estaba
persiguiendo y el puente hacia la base que fueron, colapsó.

—Nuestra teoría de que no sabían realmente la base real. ¿Será cierta?

Jarvis trago un poco de su comida y puso una mirada pensativa—Eso parece…

—Dios. No se que es peor, ser un soldado cuidando una tal base o ser un soldado que sabe que sus
compañeros solo son un señuelo.
—Primeramente, ¿lo sabrán?

Howard guardó silencio—Buen punto.

Siguieron comiendo en silencio mientras recuperaban las fuerzas de haber caminado tanto tiempo.
Mientras Jarvis pensaba sobre algo, ese algo era respecto a Howard Stark. Tenía una duda que
rondaba en su cabeza cuando ya iban algo avanzados en el camino.

¿Qué hará el Stark después de todo esto?

Lo más seguro es que regresaría a América y seguiría dando su apoyo al ejército. Quizás.

—¿Te sucede algo? —preguntó Howard al ver que este había parado de comer y miraba ningún
punto fijo.

Edwin lo observó sintiéndose atrapado y algo avergonzado, ¿Por qué? No sé.

—Es que…

—¿Es, qué?

—Si me permite, usted se irá a América, después de todo esto. ¿No?

Howard miró curioso al soldado y luego asintió—He, si. Tengo algunas personas y supongo que
Peggy estará haciendo todo lo posible para saber donde carajos estoy.

—¿Es tu pareja?

—¿¡Qué!? —soltó medio alterado y luego negó rápidamente mientras reía—No, ella es como mi
mejor amiga. La conocí cuando empecé a aportar en el ejército. Ella también es de Inglaterra,
como tú. Además, ella ya tiene ojos sobre Rogers.
—Oh, el chico Frisbee.

Howard paró de comer—¿Seguirás diciendo eso enserio?

Jarvis comió otra porción de su comida y sin más dijo nuevamente—Frisbee. Hombre Frisbee.

—… Eres detestable.

Jarvis carcajeó levemente y para Howard fue la primera vez que lo oyó reír.

—Auch. Eso me dolió, Sr. Stark.

Howard le sacó la lengua y Jarvis solo sonrió divertido.

—¿Y qué hay de ti?

Jarvis alzó una ceja por la pregunta.

—¿Qué harás después de todo esto? Será divertido hacer un informe sobre todo lo que pasó.

—Créeme que lo será. Esa parte todavía no la pienso bien, supongo que está en manos de mis
superiores. Todo mi batallón falleció, ¿Y yo fui el único que pudo sobrevivir? Es algo que será
"interesante" de discutir.

—Pero serás el que acabará con todos esos imbéciles.

—Lo sé. Igualmente eso no previene que cosas buenas o malas pueden pasar a futuro, Sr. Stark.
Además si no puedo seguir en el ejército, supongo que no se…
Howard comprendió—¿No tienes otro lugar a donde ir…?

Edwin abrió la boca pero la cerró sin saber que decir a esa realidad suya.

—¡Tengo una idea!—Dijo con entusiasta alegría—Puedes venir conmigo a América y puedes
unirte a los comandos Aulladores.

Perplejo Jarvis cuestionó—¿Disculpa? ¿A los Comandos Aulladores?

—¡Así es! —respondió emocionado Howard por la idea—Rogers y a los demás no les va
importar. Son gente buena. Aunque sean pesados y no pueda hacer ninguna conversación de más
de 5 minutos con ellos, pero hey, probablemente tengas más suerte que yo.

—Bueno… —pensó el soldado.

—Esa es mi propuesta amigo. Tómala o déjala.

Jarvis lo pensó otro momento y rio levemente—Muy bien. Supongo que no hay más nada que eso.

Howard mostró una mirada curiosa.

—¿No hay nada más?

Jarvis no lo miró. Howard comprendió y lo dejaron hasta ahí. Iban a descansar por unas horas, para
luego volver a tomar la ruta. Jarvis se estaba poniendo nervioso al no encontrar nada.

Y a Howard le costaba cada vez fingir que no le dolía la espalda. La herida lo estaba mortificando
a cada momento, tenía que pensar otras cosas para aguantar. Solo debe aguantar un poco más.
___________________

—Stark… Stark. ¡Stark despierta!

Howard quedó perplejo mientras se despertaba y todos sus sentidos volvían en si. No pudo
preguntar que pasaba porque Jarvis lo jaló hasta que se ocultaron tras unos arbustos.

—Los escuché por poco.

Howard miró entre los huecos que dejaba las hojas del arbusto y pudo verlos. Un grupo de
soldados subiendo por el sendero, casi a unos metros de donde estaban. Seguramente si no se
hubieran movido a tiempo, hubiese sido su fin.

Jarvis trago saliva mientras los veía, pero algo llamó su atención, sentía algo en su mano, era
caliente. Observó su mano y estaba manchada de tintes rojos.

Llevó su mirada rápidamente hacia la espalda del Stark, habían manchas de sangre.

—Carajo, ¡Stark, estás sangrando! —le siseo en modo de regaño. Pero en susurros para que no
fuera escuchado.

Howard se puso tenso al escuchar que estaba sangrando nuevamente.


—Los puntos se soltaron. ¿Acaso no estaba sintiendo nada?

—Yo… —respondió nervioso el Stark. Por primera vez se sentía como una estúpida carga.

Jarvis no quiso pelear—Bien, mantente quieto y déjame ver que puedo hacer.

—Si, está bien—Howard tuvo que aguantar los leves alaridos de dolor que salían de su boca. No
estaba seguro si esos soldados Hydra seguían por ahí.

—De acuerdo, terminé. Bien, esto dolerá un poco.

Howard lo miró de reojo con el ceño fruncido.

Jarvis ignoró la mirada e inyectó la morfina. Howard tapó su boca con sus manos por el repentino
pinchazo.

—Podrías ser mas delicado la próxima vez —Lloriqueo Howard mientras llevaba su mano cerca de
su hombro. Ay, que dolor tan-

—Usted también pudo avisarme sobre el estado en que se encontraba. Hemos caminado por
muchas horas y nuestros descansos han sido pocos y… —Jarvis negó levemente y miró a otro lado
sintiéndose culpable—No debería yo ser quien le llamé la atención. También es mi culpa.

—¿Qué…? No. Yo… —Howard tomó aire—No quería ser una carga, es todo. Quieres terminar
con esto y no quiero alentar tu misión. Pero debí decirte algo, lo lamento.

—Tampoco es que quiera que te desangres y que yo no me interese sobre ello. Si estamos aquí,
debemos trabajar como un equipo.

¿Un equipo?

Howard sonrió por la idea y asintió—Trató.


—De acuerdo. Ahora, debemos ver hacía donde se fueron esos soldados.

El Stark no protestó y lentamente se levantó para no sentir tanto dolor. Pero se iba desvaneciendo
por el medicamento.

Siguieron las huellas que dejaron los soldados. Parecía que llevaban cargas de armamentos o algo
parecido. Lo que les sorprendió es que casi iban más arriba, ya los árboles quedaban atrás para
estar entre piedras. Pero aún así había un camino. Era un camino hecho por ellos.

—Huele a…

—Si, también lo huelo—le contestó Jarvis.

Había cierto olor en el aire, entre casi metálico y algo de pólvora. Era seguro que estaban cerca.

Y así fue al dar la vuelta vieron la gigantesca fábrica antes sus ojos. Habían soldados por todas
partes y una estación para los aviones. Howard se tenso por ver todo eso.

—Esto se volvió de misión imposible a misión super suicida.

—Calma. Debe haber alguna forma... —Jarvis observó detenidamente el lugar—Ahí. Se


encuentran unas cloacas, podemos entrar desde ahí.

Howard lo pensó un momento y suspiró intentando ver las posibilidades—¿Y luego de ahí que?
Jarvis, solo somos dos. Una base era algo, pero deben haber más de 100 personas allí. ¿Cómo lo
haremos?

—Prometiste estar conmigo en esto. ¿No?

Howard lo observó y tomó aire.


—Ellos se han llevado más gente. Incluso más de los que fueron tus compañeros... Tampoco
quiero rendirme solo así... pero no voy a mentirte que pienso que probablemente los dos no
saldremos vivos de esto.

—Y aún así. ¿Estás conmigo?

Howard sonrió de lado y avanzó primero sin decir nada, pero Jarvis lo captó y lo siguió.

—¿Se le ocurrió algo?

—Si. Soy de ideas locas, primer aviso.

—Bueno. Lo escuchó.

—Fábrica es igual a algún centro de operaciones.

—Y si alteramos el funcionamiento de esta.

—Tendrás una noche iluminada por los fuegos artificiales.

—Suena impresionante.

Unos soldados Hydra hacían su vigilancia nocturna, iluminaban el sitio con sus linternas. Si veían
algo sospechoso abrirían fuego de inmediato.
—¿Tienes algún plan chico de la Gran Bretaña?

Jarvis carcajeó con sarcasmo por el sobrenombre. Y si, tenía un plan.

—¿Puede arrastrarse?

Howard captó la idea y asintió.

Jarvis indicó el momento cuando debían avanzar. Howard mantuvo el ritmo para sorpresa del
británico. Se escondieron nuevamente tras arbustos y luego corrieron hacia las cloacas esquivando
las luces de patrullaje.

—Eso fue lo más loco que eh hecho. ¿Viste como los esquivamos como si nada?

—Bien hecho, Stark. Tuviste la cabeza fría en todo momento.

Howard bufó—¿Qué te puedo decir?

Jarvis no pudo evitar sonreír un poco. Ayudó a Howard a entrar a la cloaca y luego entró también.
Estaba algo oscuro, pero podían ver por donde iban gracias a la linterna, este lugar tenía un hedor
muy horrible. Howard tuvo que taparse la nariz para no vomitar.

—Joder... ¿Pero que tiran aquí? —Howard saltó levemente cuando una rata pasó frente a ellos—
Tenía casi el tamaño de una pelota de fútbol.

—he visto más grandes.

Howard lo miró incrédulo. Jarvis no le prestó atención estaba buscando un lugar para subir o algo
parecido, para salir de este asqueroso lugar. Le recordaba a ciertos olores en el orfanato.

—Adelante, creo que veo escaleras—indicó mientras señalaba hacia adelante.


—Espero lleven a algún lado...—Jarvis miró hacia arriba, estaba oscuro no podía ver nada. Hasta
que alguien ofreció la de la linterna—Muchas gracias. Muy bien, iré primero, no se alejé.

—Claro que no. Soy loco, no demente.

—Solo decía.

—Tsk.

Jarvis sonrió nuevamente por el comportamiento del Stark. Subió completamente y parece que
estaban en un sitio repletos de tuberías, el pasillo era angosto. Ayudó a Howard a subir, pero
cuando este llegó arriba sintió un fuerte dolor en su herida.

—Hey, hey, ¿Qué sucede?

—No es nada... —Jarvis le envió una mirada—Creo que el efecto de la medicina se está acabando.
Tenemos que apresurarnos.

Edwin mostró un leve gesto de preocupación pero solo afirmó con la cabeza para ayudarlo a
levantarse y continuar.

Abrieron una puerta metálica cuando pasaron el pasillo de tuberías. El calor era perceptible en el
área, pero no habían encontrado ningún soldado en el tiempo que estuvieron rondando por ahí.

—Oye... no me gusta que no hayamos visto ningún soldado o a nadie literalmente.

—A mi tampoco... —Edwin se asomó para ver el siguiente pasillo. Nada, vacío.

El soldado avanzó primero y luego lo hizo Howard.

Mientras avanzaban, en otro lugar eran observados detenidamente. Los soldados Hydra sólo
esperaban órdenes detrás de él.
—Déjenlos espiar un poco... —mencionó el hombre mientras mostraba una sonrisa maliciosa.

—Oye. ¡Hey! ¿Qué haces?

Jarvis llamaba al Stark que entraba en una habitación y este no le estaba haciendo caso. Howard se
asomó un poco en la habitación y empezó a ver que había. Jarvis tuvo que seguirlo de mala gana
porque no quería que el otro se hiciera daño de algún modo.

Con ayuda de la linterna Howard pudo revisar las cajas, que tenía algunos archivos muy extraños.
Con curiosidad abrió uno y sus ojos se abrieron en horror.

—¿Qué estás haciendo?

—Dios. Tienes que leer esto.

Jarvis leyó el archivo que le pasó el Stark y lo primero que leyó o lo que pudo entender fue,
experimentos del suero de super soldado. Siguió viendo para entender que intentaron hacer, lo
descubrió al ver esas fotos gráficas de soldados que no pasaron las pruebas y tuvieron reacciones
agresivas de los intentos de la fórmula.

—Que demonios...

—Lo que me dijo ese soldado, no era mentira. Han intentado hacerlo tantas veces.
—Son soldados aliados. Experimentaron en soldados aliados...

Jarvis soltó esos archivos por el asco. Howard se levantó alarmado y con el miedo en los huesos.
Era una habitación completa de archivos. ¿Cuántas personas no lo lograron? ¿A cuántas personas
usaron para esta aberración?

—Tenemos que destruir este lugar, ya.

—¿Y si hay gente aquí? Si los hay, debemos salvarlos.

—¿Y qué si no los hay? Ya viste esos archivos, también pudieron llevarse gente de mi batallón.
Pero los mataron a todos.

—Tú no sabes si realmente no hay nadie aquí.

—Yo no se si-

—No les voy a dar la espalda a personas que estén capturadas aquí, Jarvis.

—¡Es arriesgado!

Entre su discusión las alarmas sonaron por toda la fábrica. Ellos sin pensarlo un poco salieron de
esa habitación y empezaron a correr. Cuando cruzaron un pasillo casi se encuentran con un grupo
de soldados de cual tuvieron que evadir corriendo a otra dirección.

Bajaron por unas escaleras y antes de ir a otra puerta, Edwin fue golpeado en la cabeza.

—¡Jarvis! —gritó Howard antes de que también fuera golpeado.


___________________

—Vamos. Despierte... vamos.

Howard empezó a abrir los ojos lentamente y lo primero que sintió fue un hormigueo en sus
muñecas. Intento calmarla pero no pudo.

Fue entonces que se dio cuenta que estaba sujetado. Sus piernas y brazos estaban inmóviles,
solamente se encontraba de forma vertical gracias a la cosa donde lo tenían sujeto.

—Ay que bueno tenerlo con nosotros Stark. Por un momento pensamos que lo íbamos a perder.
Empezó a sangrar.

Howard hizo un gesto de no entender. ¿Sangrar? ¿Cuando empezó a sangrar? su herida fue cocida
de nuevo por Jarvis.

—Oh, parece que no lo recuerda. Pues su herida empezó a sangrar otra vez, es todo.
Howard mostró una mirada dura—¿Quién eres? ¿Dónde está el soldado Jarvis?

—Oh, él está allá—señaló el hombre evadiendo la otra respuesta. Jarvis se encontraba encadenado
a unos metros.

Howard sintió frío en su cuello al verlo así.

—Ni siquiera es un super soldado y acabo con una gran parte de mi gente. Impresionante.

Mientras lo decía Jarvis empezó a despertar con quejidos por el dolor que venía a su cabeza. Este
alzó su mirada y encontró la mirada de Howard. Este se encontraba asustado en donde estaba
sujetado.

Jarvis no lo pensó e intento ir hacia él, pero las cadenas no se lo permitieron—¡Mierda!

—Oh si, realmente una mierda. ¿Verdad, cadete Jarvis?

El joven quedó tieso al escuchar la voz y alzó su mirada hacia el sujeto quien le habló—...Sargento
Aron...

—Así es. Es gratificante verlo de nuevo soldado. Sabía que había algo bueno en usted.

Edwin negó levemente, ¿Qué es esto?

—Usted...

—Si, yo. Yo fui quien elimino a tu gente, aunque estos imbéciles por poco y me matan. Mira esto
—El hombre tenía una cicatriz cerca de su mandíbula—Mate a esos imbéciles. Ni para pilotos
servían.

Edwin todavía no salía de su shock mientras lo miraba—¿Por qué... usted? ¿Por qué hizo todo esto?

El hombre se alzó de hombros—No se. Quería averiguar.


Howard miró al sujeto sin entender, que ocurría con este tipo.

—Fue aburrido estar ahí. Pero bueno, Red skull me quería ahí. Espiar según él.

—Usted... ¡Eres un-!

Jarvis no termino su oración porque fue golpeado en su vientre por la patada del otro.

—Ay por favor, Jarvis. ¿Por qué haces esto? ¿Por esa gente que no vio tu valía? Si fueran listos,
para estos momentos tendrías tu propio ejército. Pero siempre te menospreciaron. Como una
basura en la esquina, que desgracia.

Jarvis lo observó sin quitar su odio.

Aron hizo una mueca—Te veía mejor potencial. Pero, no todo es malo. Me trajiste al Stark.
Herido, pero vivo. Es suficiente.

—Pudrete—Insultó Howard.

Aron hizo unos gesto de negación hasta llegar a sujetar el rostro del otro, que con asco intentó
alejarse.

—Sin insultos muchacho. O verás de lo que soy capaz de hacer, cuando me enojó. Muy bien,
lleven al soldado Jarvis a la sala de experimentos. Tengo una buena vibra esta vez...

Howard se alarmó ante eso.

Aron quedó impresionado por la mirada del Stark—Oww, ¿acaso te preocupa? ¿Qué clase de
conexión tienen muchachos?

Los dos guardaron silencio sin entender a que se refería. Aron sonrió malicioso y tuvo otra idea.
—Mejor otra cosa. Lleven al Stark.

Los soldados Hydra quedaron confundidos.

—Pero, señor, ¿El Stark no iba ser quien nos ayudaría a hacer el suero? ¿Qué tal si-?

Ese soldado no termino su pregunta porque fue asesinado por Aron.

—¡Desquisiado!—Howard recibió un golpe y una línea roja se deslizaba sobre su labio. Se dio
cuenta en ese momento al sentir que su cabeza daba vueltas, ya había recibidos golpes, esto era
diferente.

—Vaya. Creo eh sido descubierto—Aron cambio su semblante a uno serio e hizo un gesto para
que los soldados se lo llevarán. Howard intento soltarse en vano pero no pudo.

—¡No! ¡Déjenlo en paz!

Aron miró a Jarvis en el suelo quien intentaba soltarse de las cadenas. Le sonrió y fue detrás de sus
soldados quienes llevaban al Stark.

—¡Stark! ¡Maldita sea!

Jarvis debía encontrar la forma de salir de esto o a Stark lo iban a matar.

Debía encontrar la forma y ya pronto la tendría, dolería un poco, porque no había ni aceite para
suavizar el agarre de las cadenas.
.

Howard miraba la luz de los focos sobre él, después miro al sujeto que estaba a su lado
preparando lo que sea que iban a inyectarle antes del suero que creo el tal Sargento Aron.

Miró a otro lado y solo vio como pequeñas pantallas y las super computadoras que tenían.

Los tipos hablaron en alemán pero Howard tuvo el presentimiento de que ellos ya iban a empezar
muy pronto. Se le acababa el tiempo y busco algo que pudiera ayudarlo. Con la poca distancia que
tenía buscó entre sus pantalones, camisa.

¿Realmente era su fin? No, no iba a rendirse.

Aron entro y se sentó a unos metros de la sala—Muy bien, empiecen. Quiero ver el espectáculo.

Howard como podía hacia giros con su muñeca para liberarse. Dolía, pero su espalda lo estaba
matando también. Si no era el suero se iba morir desangrándose.

—¿Cómo pudiste crear el suero?—preguntó Howard. Aron quedó interesado en su pregunta.

—Entre errores y victorias, no quería que ese enano que tiene Red skull fuera el victorioso para
crear ese suero. ¿No recuerdas los archivos?

Howard frunció el ceño cuando escuchó eso.

—Si, los estaba viendo. Pero no vi por donde entraron, si son buenos. Eran buenos.
—Mataste a demasiados soldados...

—Los soldados se hicieron para sacrificarse.

El Stark lo miró furioso.

—Que corazón tienes... chico de hierro.

Howard sintió la aguja en su brazo repentinamente. Cerró sus ojos por el dolor y se quejo.

—Niño. No seas dramático, aún no empieza la verdadera fiesta.

Así es, todavía no empieza.

Ya la máscara unida a un tubo estaba literalmente sobre el rostro de Howard quien quedó asqueado
por el olor en ella, fue entonces cuando la luz de la sala se apagó.

Se escuchó un disparo y la super computadora empezó a lanzar chispas. Aron se levantó eufórico
por lo que sucedía.

—¿Cómo carajos pudiste incluso?

La luz roja de emergencia se encendió y Jarvis estaba ahí de pie. Sus muñecas estaban rojas,
sangraban un poco porque tuvo que hacer mucho esfuerzo para liberarse.

—Es que estoy algo loco—Jarvis le disparo al hombre antes de que pudiera hacer algo—Esto fue
por mi batallón.

Los doctores intentaron defenderse pero Edwin le disparo a uno de ellos y el otro fue apuñalado
rápidamente.
Jarvis no perdió tiempo y se acercó a la camilla.

—¿Cómo te encuentras?

—Tus muñecas... Jarvis, que...

—Estaré bien—mintió. No estaba seguro si estaría bien. Sangrar por las muñecas nunca es buena
señal. Terminó de liberar a Howard—Terminemos con esto.

Jarvis se volteó y Aron aprovechó para ir a apuñalarlo. El británico sostuvo el arma que ya lo había
herido sobre la piel de su pecho, dejando una larga línea roja. Hacía fuerza pero el hombre era más
fuerte.

Aron se pensaba victorioso hasta que Howard se abalanzó sobre él con la daga que había traído
Jarvis. Justamente era la que ya había tenido Howard.

Pudo apuñalarlo en la espalda causando daño, pero no era suficiente para este super soldado.

—¡Quítate de encima!

Howard cayó al suelo, justo sobre su herida. Aron iba a herirlo, pero Edwin lo sujeto por el cuello
con el tubo de la máscara que iban a ponerle al Stark.

Hubo mucho forcejeo, pero Edwin pudo controlar a situación y pudo golpear al hombre varias
veces contra los aparatos. Howard enojado para este punto nuevamente se levantó con la daga en
mano y apuñaló el vientre del otro.

Lo dejaron en el suelo al fin y este moribundo veía a ambos.

— Este no es el final, no se acaba, porque siempre hay legados.

—Se acabó—reitero Howard que pudo entenderlo—Se te regresa todo lo que hiciste.
Howard se fue primero y Edwin se quedó mirando al hombre a quien le había dado confianza,
disparó nuevamente. Ahora había algo más importante, debían terminar lo que iban a hacer.
Salieron de la sala dejando atrás al hombre de Hydra.

—¿¡A dónde carajos vamos!?

—¡En alguna parte debe estar la sala de operaciones de la fábrica!

—¿No había ningún prisionero por ahí Jarvis?

—Creo que era el único. Lo lamento.

Howard mordió su lengua y siguió corriendo junto al soldado.

Aparecieron soldados y pudieron enfrentarlos con la poca fuerza que tenían. Howard ayudaba a
herirlos y Jarvis terminaba el trabajo.

Howard iba a ignorar la sangre que tenía en sus manos, no debía afligirse por eso.

Abrían cada puerta metálica que podían, pero aún así no encontraban la dichosa sala. Para estos
momentos Howard estaba intentando pensar otras ideas para destruir este sitio.

Cuando subieron otras escaleras, vieron que ya no había más puertas, si no era otro lugar era aquí.
Jarvis tuvo un presentimiento con una gran puerta roja y con ayuda de Howard la abrieron con
brusquedad.

Los soldados ahí no pudieron pensar porque Jarvis empezó a disparar y una de las balas cayó sobre
los paneles. Howard apuñaló a uno que también se encontraba cerca a los paneles y sin pensarlo,
elevó cada cosa que veía. Apretaba todo interruptor. Con trabajo apenas entendía ciertas palabras.

Uno de los soldados intento sujetarlo pero Jarvis lo ayudó a liberarse de ese idiota. El británico le
disparo al último soldado que se encontraba ahí.
Ambos vieron como todo se volvía un caos. Debían salir de ahí cuanto antes.

—Ya está. Pronto tendrás tus fuegos artificiales, Jarvis.

Jarvis miró al Stark y luego miró las válvulas volverse locas porque ya no había control. Ya estaba
hecho y este lugar se haría añicos. Salieron de ese lugar rápidamente. Mientras huían escuchaban
las explosiones en la fábrica. Los dos llegaron a otro sector de la fábrica, el fuego no tardo en
aparecer y la estructura empezó a caer. Debían encontrar alguna salida.

La cual Howard pudo verla a unos metros.

—¡Ahí! Solo debemos subir esos escalones.

Unos escombros casi caen sobre ellos, así que no perdieron más tiempo. Otros soldados intentaron
atraparlos pero en vano.

Cuando Jarvis iba pasando sobre el pequeño pasillo elevado, un escombro destruyó la mitad del
camino antes de que Howard pudiera pasar. La altura era algo alta y Howard no podía darse la
libertad de caerse.

—¡Salta! ¡yo voy a atraparte!

Howard miró a Jarvis y este le mando una mirada de que podía confiar en él.

No lo pensó mucho y saltó. Jarvis pudo sujetarlo a tiempo. Siguieron corriendo hasta salir al fin de
la estructura, la cual ya era invadida por el fuego. Entonces hubo otra explosión que fue color azul,
no entendieron que fue eso pero era suficiente para salir de ahí, porque también venían otros
soldados a su captura.

Se adentraron al bosque, corrieron varios metros hasta encontrar una pared rocosa.

—Debemos trepar. Así los perderemos.


Howard solo pudo asentir y siguió a Jarvis cuando empezó a escalar la superficie rocosa.

Nunca se dieron cuenta cuando empezó a llover, pero con dificultad Jarvis pudo llegar a la cima.
Extendió su mano para que Howard pudiera llegar.

Pero antes de eso una bala llegó al hombro de Edwin perdiendo fuerza para sujetar a Howard,
quien apenas pudo agarrarse de las piedras. No basto y fue deslizándose hasta perder el equilibrio.

—¡Howard! —gritó Edwin al ver caer al Stark.

Todo fue borroso cuando cayó al suelo, el dolor en su herida fue subiendo de intensidad. La lluvia
caía sobre su rostro e intentó levantarse. Pero una fuerza lo tumbó de nuevo al suelo, un soldado
intentaba apuñalarlo.

—¡Sueltálo! —gritó Jarvis cuando pudo llegar hasta Howard. Agarró al soldado de la cabeza y
pudo dispararle. Lastimosamente fue su última bala.

Howard respiró hondo cuando se sintió liberado.

—Vamos Howard, aún debemos seguir —Jarvis iba a sujetar a Howard pero un soldado enemigo
no se lo permitió.

El soldado pudo acorralarlo contra la pared de piedras, empezó a golpearlo y Jarvis no podía
defenderse.

Howard sacó su daga y corrió hasta el sujeto. Lo agarro del cabello y entre los forcejeo del
soldado Hydra, pudo cortar su cuello. La sangre salpicó sobre Howard y soltó de inmediato el
cuerpo cuando este empezó a ahogarse con la sangre. Alzó la daga pensando que este iba a
levantarse pero no fue así.

Edwin solo observó el cuerpo que yacía inmóvil y luego al Stark...


—Hey...

Howard lo miró y bajo la daga lentamente. Fue hasta Edwin para sentarse a su lado.

—Estamos a salvo... ya no los escucho...

El otro lo miró. Podría ser la lluvia, pero podía ver las lágrimas de Howard.

No sabe porque lo hizo, pero su mano se dirigió a la mano del otro. Howard no objetó y la sostuvo
con fuerza. La mano del ajeno era cálida, era confiable, podía sentirse seguro, después de todo lo
que ha pasado.

—¿Todo terminó?

Edwin asintió y en eso el amanecer atravesó los árboles. La lluvia dejaba de caer lentamente.
Howard lloró más, era demasiado.

—Está bien... —Edwin pensó un momento y siguió con algo de titubeo—E-Estoy aquí.

Howard apoyó su cabeza sobre el hombro de Edwin. Sus ojos pesaban... tenía sueño, mucho sueño.

Edwin también, miró sus manos, la sangre seguía saliendo y se sentía débil. Pero noto la mano de
Howard con la suya. Cerró sus ojos pensando en el sentimiento que le ofrecía, esa calidez de sus
manos juntas.

.
Edwin se despertó cuando escuchó voces. Levantó la mirada, de entre los árboles alguien se
acercaba. Howard estaba acostado sobre sus piernas. La sangre había manchado por completo la
camisa del Stark.

Asustado levantó la daga de Howard. No tenía fuerzas, si iba a morir que sería con la oportunidad
de que Howard tuviera más tiempo.

Pero no eran soldados de Hydra.

Quien apareció fue una mujer de cabello castaño y a su lado el Capitán Rogers. Confundido cerró
sus ojos pensando que la perdida de sangre le estaba haciendo una mala jugada.

—Tranquilo... soy amiga de Howard. Me llamó Margaret Carter. Bueno me conocen por Peggy.

La mujer se fue acercando y Edwin bajo la daga. Recuerda que Howard mencionó a "Peggy".

—Encontramos a Howard Stark. Que vengan los paramedicos, tenemos dos heridos. Repito,
tenemos dos heridos—anunciaba Steve por el radio.

Peggy se acercó a Howard para intentar despertarlo, pero este no lo hacía.

—Tiene poco pulso...—habló Peggy en un hilo de voz, asustando a Edwin.

—¿Qué...?

Peggy lo miró al ver su reacción.

Los médicos llegaron, pusieron a Howard en una camilla y Edwin tuvo ayuda de Steve para poder
caminar hasta donde estaba el escuadrón.
Edwin recuerda subir a la camioneta y ver a Howard sobre la camilla, donde los médicos hacían su
trabajo para mantenerlo con vida.

Luego de eso no recuerda mucho. Los días que estuvo despierto, junto a las heridas ya estaban
cobrando factura.

Edwin veía las vendas en cada lado de su muñeca, le dijeron que por solo un poco más, pudo
haberse cortado las venas. Bueno en el momento Edwin no lo pensó, a Stark se lo habían llevado e
iban a usarlo como rata de laboratorio.

Ya había hecho el informe y los soldados de alto rango lo miraban sin poder creerlo. No podían
meter a su cabeza que un solo soldado pudo acabar con tantos enemigos.

Incluso cuando mencionó que Stark lo ayudó tampoco pudieron creerlo. ¿Qué tenía que él lo
hubiese ayudado? Stark tenía mejor madera de soldado que estos ineptos que al parecer no
quisieron buscar todo un batallón desaparecido.

"No podían arriesgarse" eso escuchó.

La vida de sus compañeros no iba depender de estos idiotas.

Alguien entró a la tienda y fue la agente Carter.

—Agente Carter. Es un placer.

—El mío igual... No se cuanto te debo. Howard es mi amigo y que se pudieran encontrar en todo el
caos fue...
—No se preocupe. Nos tuvimos el uno al otro allá.

Peggy lo observó—Me dijo que intentaste dispararle.

Edwin se quedó tieso por el recuerdo—Eso fue... —Analizó lo que dijo la agente—Espera...

Peggy sonrió de lado por la reacción—Howard desea hablar contigo. Despertó no hace mucho y lo
primero que preguntó fue por ti.

Edwin siguió a la mujer hasta donde tenían a Howard.

Peggy podía ver que Edwin parecía un niño cuando tenía algo de pena al ver a alguien. Lo empujó
dentro de la tienda sin que este pudiera protestar.

Howard y el médico que lo estaban atendiendo lo miraron. Edwin se quedó tieso como roca sin
saber que hacer.

—Los caballeros necesitan una conversación a solas. Gracias por su trabajo.

El médico asintió y se retiró con una rápida despedida. Peggy lo siguió y los hombres quedaron
solos.

—¿Cómo te encuentras?- —ambos preguntaron al mismo tiempo y cortaron la pregunta. Luego se


rieron por ello.

—¿Cómo me encuentro yo? Mejor dicho, ¿Cómo te encuentras tú? Cuando nos encontraron no
tenías mucho pulso.

—Algo así me mencionaron cuando desperté—Howard tenía unas ojeras bajo sus ojos, como si no
hubiera dormido bien. Él se había quedado dormido toda la semana.
Edwin quedó perplejo porque no sintió que había pasado una semana.

—¿Y qué más te dijeron?

—Se complico un poco al momento de ver mi herida. Dijeron que había perdido mucha sangre y
que probablemente tengo una costilla fracturada así que... me quedaré en Inglaterra un poco más,
cuando este mejor... regreso a América.

—Y eso... ¿Está bien, no?

Howard sonrió ligeramente—Pues... si. Así es. Me preocupaba que despertará y no verlo ahí,
Edwin.

El mencionado abrió los ojos.

—No te hagas el sorprendido, recuerdo muy bien que escuché que me llamabas por mi nombre
cuando caí del barranco.

—Perdón, por no mantener las formalidad, Sr. St-

—Howard.

—Howard. Me alegra que estés mucho mejor ahora...

—Hablamos de mi, pero no aún de ti. ¿Cómo sigues?

—Los médicos me regañaron cuando mencioné que esto lo hice yo mismo—dijo mientras
levantaba su mano y se veía las vendas—De lo demás, es superficial. Se sorprendieron al ver que
todo lo que hice me ayudo para no matarme.

Howard intento sonreír un poco, pero no lo logró.


—Lo siento, si no hubiera sido por mi curiosidad, eso no-

—Oye, está bien... ya estamos bien.

Los dos se sonrieron mutuamente. Sin notar que sus manos estaban casi cerca una de la otra. Pero
antes de poder decir algo más, dos soldados y Peggy entraron con escándalo a la tienda.

Howard y Edwin quedaron con los ojos abiertos por la intromisión a su conversación.

—¡Howard! ¿¡Cómo te sientes!? Peggy nos informó que ya habías despertado y corrimos hasta acá
para verte—Decía Bucky acercándose a Howard que sintió que invadía su espacio. Peggy negó por
la actitud de Bucky.

Edwin se alejó un poco, pero se molesto un poco por la cercanía de ese soldado a Howard. Estaban
teniendo una charla, muchas gracias, desconocido.

—Dios Buck, dale espacio—Steve jaló a Bucky de la camisa y este hizo una mueca por el acto.
Steve vio a Howard y sonrió—Finalmente está con nosotros, Sr. Stark.

—Será difícil que se deshagan de mi muchachos.

Ellos empezaron a conversar pero Howard siempre buscaba con la mirada a Edwin quien siempre
estaba ahí para darle un pequeño saludó. Howard respondía de la misma forma.

Después de eso, Howard le dio su dirección de correo a Edwin. Así mantendría contacto.

Chapter End Notes

Lamento mucho la espera TT_TT


[ interludio 3 ]
Chapter Summary

Interludio 3

Chapter Notes

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Interludio 3

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___________________

"¡Hey, Edwin!
Lo siento si no soy formal en una carta, no es lo mío. Menos con amigos.

¿Y bien? Que novedad me traes. Acá no tengo muchos, hubo lágrimas y eso.

Que sentimental, ¿no?

Me duele la espalda, pero los medicamentos hacen su trabajo. Espero. O los demandare.

Hey, a escondidas me traje la daga del soldado loco. ¿recuerdas no? Bueno ese mismo.
Siempre lo tengo conmigo.

Esta parte seré algo serio, ¿no te ha costado dormir? A mi un poco. Me quedó desvelado y
como no puedo ir a mi taller solo observó la ventana.

Espero que las cosas estén mejor contigo.

Att. Howard Stark. "


___________________

"Bueno, si no hay formalidades está bien, no hay problema con ello.

¿Qué tal Howard? Me alegra que te encuentres mejor. Pero con lo que dices de las noches de
insomnio, si me esta pasando.

Pero el ejército me tiene algo ocupado. Pero también me quedo mirando el cielo como si algo
fuera a salir de ella, no se, alguna cosa rara.

Y, ¿cuándo te llevaste esa daga contigo? Tienes unas manos muy escurridizas.

Tampoco tengo mucho que informar, por ahora me tienen en papeleos y eso. Pero no se si sere yo,
pero, ese nuevo Coronel planea algo.

Supongo que lo veré en el futuro, aún no tengo el placer de conversar con él.

Mis heridas ya están mejor. Pero debo cuidarme las muñecas es todo.

Me despido.

Att. Edwin Jarvis"

___________________
"Woah. ¿Te importa si elogió tu letra? claro que no.

Es bastante elegante. Si, es lindo.

Hasta ahora pude escribirte, ya estoy mejorando de mi espalda y al fin estoy trabajando en la
empresa. Hubo un "brindis" por mi regreso, pero vi muchas miradas hipócritas. Mi día a
día. No te preocupes.

Ah, por accidente casi hiero a unos de los muchachos de los comandos Aulladores. No fue mi
intención, se me acercó de la nada y casi lo corto con mi daga.

Me llevaron a otro lugar para calmarme. Si... bueno eso fue lo que pasó.

Le di un arma nuevo para pedir disculpas.

Pero bueno, hasta aquí te escribo, pude sacar algo de tiempo para poder escribirte.

Att. Howard Stark"

___________________

"Gracias por el elogió. Lo apreció.

Oye, lo que pasó con tu compañero no es tu culpa es una simple reacción. Pasaste por mucho,
Howard. Pero sabes que estoy aquí para conversar.
Creo que ahora ambos estamos con las manos llenas. Finalmente el Coronel habló conmigo,
tuvimos una pequeña reunión y...

Me subió de rango, ahora soy Teniente.

¿Qué debo hacer? Nunca pensé que me subirían de rango.

Pronto tendré un equipo y estoy algo nervioso al respecto. Si, estoy siendo sincero.

Ayúdame Stark.

Att. Edwin Jarvis"

___________________

"¿TE SUBIERON DE RANGO?

Perdón las mayúsculas, mi única manera de transmitir mi sorpresa.

¿Qué hacer? Pues no lo sé. No soy soldado. Pero debe ser un honor, Steve sólo era un soldado
más y ¡boom!, ahora es Capitán.

No te preocupes, se que podrás lograrlo, no conozco a alguien mejor. Estoy siendo sincero,
Ed.

¿Puedo decirte así no?


Si, supongo.

Harás un buen trabajo. Pero espero te escogan buenos soldados que te apoyen y estén ahí.

¿Cuándo vienes a América? No hay té, primer aviso.

Es mentira.
Gracias por lo que sucedió conmigo y este tipo acá. ¿Cuál era su nombre? Jimmy, Jim. Algo
así.

Att. Howard Stark"

___________________

"Hola.

¿Cuánto ha pasado de la última carta? Un mes, dos meses...

No te enojes conmigo, me mandaron al frente y por lo menos vine ileso. Mis soldados están todos
bien. Tuve un buen equipo por lo menos.

De nuevo lo siento por escribirte hasta ahora. Tengo unos días libre pero pronto regresaré a la
batalla.

Y sobre ir a América, dime algún día. Buscaré la forma para poder cruzar el océano.

Si no hay té. No voy.

Solo bromeo. ¿Qué dulces hay? Me gustan los de chocolate... no se porque escribí eso.

Att. Edwin Jarvis"

___________________
"HEY EDWIN.

De nuevo mayúsculas, no se porque escribí así.

A mi me gustan los de mora, los de chocolate también. Hay unos aperitivos que hace mi ama
de casa que son deliciosos. Creo que los llaman... enpanadas . Creo que se escribe así.

Creo.

¿Fuiste al frente? ¿Estás bien, no? Espero que si. Bueno dijiste que estás bien. Pero no se
cuando te llegue esta carta.

Bueno, si hay un día en que puedes venir, el 15 de agosto. Ese día es mi cumpleaños, este
chico cumple 19 años. Cruza el océano por mi Ed. Bromeó.

Que bien que me escribiste. Me estaba aburriendo y no tenía tiempo a escribirte tampoco. Así
que también lo siento.

El Coronel Philips desea hablar conmigo desde hace semanas.

¿Oye que hobbys tienes? El mío es el ignorar viejos mandones. Espero no ser asi de mayor.

Ven a mi cumpleaños, eres mi salvación.

Att. Howard Stark "

___________________

"¡Hey Howard! Creo que ya se como ir a América para tu cumpleaños, debo arreglar algunas
cosas acá.
La misión anterior fue, sorpresiva. Los Nazis pelean con hambre, pero pegan fuerte.

Pero estoy bien. No te preocupes. Estoy bien. Creo que ya escribí eso dos veces.

¿Qué hobbys tengo? No lo sé... no lo había pensado. Golpear al enemigo no lo considero un


hobby.

Ayúdame con eso. Soy nuevo en la sociedad.

Y... lo que sea que escribiste ahí, suena como una interesante comida.

Nos vemos en tu cumpleaños Howard.

Att. Edwin Jarvis"

___________________

Howard sonrió ligeramente mientras leía la carta. Peggy lo observaba desde lejos, como su amigo
dejaba de hacer de todo en su escritorio para mirar la carta que le enviaba Jarvis.

Era, tierno, ver como la expresión de su amigo cambiaba a una más relajada cuando lo veía leer
esas cartas.

—Si que son buenos amigos ese tal Jarvis Edwin y Stark, ¿verdad? —mencionó Bucky quien
pasaba por ahí.

Peggy solo atinó a alzar una ceja.


Continuó con lo suyo.

Chapter End Notes

Pronto subiré los demás capítulos aquí


[ 20 ]
Chapter Summary

—Oigan... —Los dos voltearon a ver a Monty—Debemos bajar. Creo que estamos en
más serios problemas.

Edwin y Jim se miraron sin entender a que se refería, pero ya preocupados fueron
bajando las escaleras.

Cuando iban llegando a la sala se escuchó a Peggy—Dime que no es cierto Howard,


¿Cuándo hiciste eso...?

Howard rasco su cabeza y le contestó—Lo tenía antes de que Tony cumpliera el año...

Chapter Notes

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20

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1970

Capítulo 20: El deseo de Ria

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OST del Capítulo:

Who are you, really - Mikky Ekko

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Howard veía su taller, estaba hecho un desastre. Buscó entre algunas cajas, planos que nunca
terminó o otros que apenas tenía una idea pero lo demás no surgía.

Encontraba todo eso. Menos algo.

Y eso también es un gran problema.

Se escuchó un silbido y se volteó a ver quien estaba ahora en su taller.

—Woah. Esto si que es un gran desorden... —Habló Dum-Dum al ver el taller.

Howard bufó—Debes verlo cuando he bebido 4 tazas de café a mitad de la noche.

—No me lo quiero imaginar, Sr. Stark.

Se echo a reír levemente y fue hasta el soldado retirado para darle un abrazo. No veía a este tipo
desde hace casi 20 años y aprecia verlo en este momento.

—¿Cómo has estado?

Dum hizo un gesto—Eh estado mejor. Cosas aquí y allá... —Luego su mirada cambió a una mas
seria—Vinimos lo más rápido posible. Peggy nos contó todo. Lo lamento amigo, no se que decirte.
Howard lo observó y respiró hondo para no derramar alguna lágrima—Gracias. Vamos a ir con los
demás.

—Claro. Oye, no sabía que Edwin vivía contigo...

El Stark hizo una mueca y Dum comprendió que no debía preguntar más de la cuenta.

—Es una larga historia.

Por otro lado, Edwin veía la habitación de Tony. Ver que no estaba el bebé en su cuna o en el
suelo jugando con sus juguetes lo inquietaba, ¿Qué cosas le harían esos tipos?

—Yo tampoco se que como reaccionaria si algo le sucede a mis hijos—Las palabras de Jim
hicieron reaccionar a Edwin que se alteró un poco por la intromisión—Puedo ver que tienes una
gran conexión con el pequeño Stark.

Edwin suspiró—Más de lo que crees... —recogió una pequeña manta del suelo, con un diseño del
escudo del Capitán América. Ver el escudo le recordó a Steve Rogers, el super soldado.

El suero. El bendito suero. ¿Porqué esa tontería traía más problemas?

—Entonces esos tipos querían matarte...

—Me ven como amaneza... mate a bastante de su gente y pensé que mate a su supuesto padre. Pero
parece que no fue así.

—El dichoso Sargento Aron, ¿Cómo pudo incluso sobrevivir a esa explosión? Recuerdo cuando
fuimos a inspeccionar la estructura, solo quedaban rastros de lo que fue esa fábrica.

Edwin solo miraba el piso pensando que pudo haber ocurrido para que se salvara.

—Oigan... —Los dos voltearon a ver a Monty—Debemos bajar. Creo que estamos en más serios
problemas.
Edwin y Jim se miraron sin entender a que se refería, pero ya preocupados fueron bajando las
escaleras.

Cuando iban llegando a la sala se escuchó a Peggy—Dime que no es cierto Howard, ¿Cuándo
hiciste eso...?

Howard rasco su cabeza y le contestó—Lo tenía antes de que Tony cumpliera el año...

—¿Qué está sucediendo?—preguntó Edwin entrando a la conversación.

Peggy le dio la mirada a Howard para que respondiera.

—Pude hacer la fórmula del suero.

Tenía que ser una broma, todos reaccionaron de manera asustada. Edwin miró consternado a
Howard.

—¿¡Qué!?

—Si, lo sé, no lo mencioné-

—¡Cuando ellos te secuestraron era lo primero que querían que hicieras! ¿¡y ahora lo haces!?

Howard hizo un ruido de frustración y luego con la voz alzada le dijo a Edwin—¡Si! ¡Hice el
maldito suero! Me costó años hacerlo, hasta que finalmente saqué la fórmula. ¡Si, está bien, otro
factor de que esos imbéciles vinieran aquí! Merezco la culpa. Se llevaron a mi hijo por mi culpa.

Edwin quedó sin palabras y no podía decirle algo a Howard. Este le quito la mirada y se sentó en
el sofá.

Como no había tiempo para estar peleando, Peggy prosiguió incluso con el tenso ambiente.
—Entonces, ¿pudiste hacer el suero? ¿Luego que?

—Solo lo hice, no fue porque alguien me lo pidió. Solo... solo me deje llevar.

Peggy hizo una mueca y prosiguió—¿Y estás seguro de que funciona?

—No es el mismo que alguna vez hizo el Dr. Erskine. Pero se que funciona, obviamente. El
dilema, nunca lo probé, las fórmulas están escritas, más no hechas.

—¿Cuánto tiempo se tardarían en entender tu diagrama? —preguntó Dum.

Howard pensó un momento—No lo se. Tendría que ser tan brillantes como yo o Erskine. Pero eso
seria un "tal vez" y no podemos confiarnos de eso.

—¿Dónde podríamos empezar? —Preguntó Monty.

Edwin pensó ciertos lugares—...¿Nunca más regresaron a la fábrica?

Jim negó—No amigo, ni siquiera para ver si creció un árbol. Creo que sería un buen comienzo.

—Entonces empecemos ahí. Pero necesito que alguien se quede con María.

Peggy quería ir con su grupo, como en los viejos tiempos, pero no podían arriesgarse—Yo me
quedaré con ella. Junto con Enrique. No debes preocuparte, déjalo en mis manos.

—Gracias Peg, significa mucho.

—Howie somos amigos, todo sea para que puedas salvar a Tony de esos malditos enfermos.
Howard se mordió la lengua para reprocharle el sobrenombre pero en vez de eso la abrazó. Peggy
correspondió el abrazo y luego de unos segundos se separaron.

Con una mirada el equipo supo que tenía que actuar, descansarian esa noche y partirian de
inmediato a Europa.

Edwin quiso decirle algo a Howard, pero sabía que debía darle su espacio para ir con su esposa.
Sin más remedio preparo sus pertenencias para el viaje.

Howard tocó la puerta y entró lentamente a la habitación, su esposa yacía en la cama dormida. Se
acercó y pudo ver rastros de lágrimas en sus mejillas. Sus ojos hinchados por el llanto.

Quería dejarla dormir un poco más y dejarla lejos de la realidad de ahora, pero no podía permitirse
eso, sería egoísta. Sacudió el hombro de su mujer suavemente hasta que ella despertó.

María abrió los ojos un poco y miró a Howard, le sonrió un poco—Hey Howard.

—Hola cariño, ¿Cómo sigues?

María suspiró lento y contestó—Creo que mejor. Pero... quiero a mi hijo... lo quiero aquí
conmigo...
Howard se sentó en la cama e intento tranquilizar a su esposa, ella se acostó sobre él.

—Lo sé. Yo también quiero a Tony aquí—intentó como pudo mostrar tranquilidad en su voz, pero
si, extrañaba a su hijo y no podía evitar esas lágrimas que se asomaban en sus ojos—Y prometo
traerlo de vuelta.

María frunció el ceño y lo miró—Irás... también.

Howard asintió—Si querida. Debo hacerlo, Tony es nuestro hijo. Todo lo que pasó esta bajo
responsabilidad mía.

—Pero no fue tu culpa, solo es la estúpida venganza de esos idiotas.

—Como lo conté junto con Jarvis, le hicimos algo a su padre... tiene que ver conmigo querida.
Estaré bien, te lo prometo.

María posó ambas manos sobre el rostro de su esposo y aunque estuviera asustada, acepto lo que
vendría—Está bien... pero prométeme, que estarás bien. Que ustedes estarán bien.

—Lo prometo.

María abrazo a su esposo y este la rodeó con sus brazos, tenía miedo. Mucho miedo.
—¿mi señora?

—¡ESE INEPTO!—Grito furiosa Ria por la estupidez que hizo su hermano. Idiota tenía que ser—
Ahora intentará buscarnos, no se tiene que ser idiota para llegar a esa conclusión... pero supongo
que tenemos tiempo, ¿pudiste encontrarlo?

Su soldado le mostró las hojas donde estaba las fórmulas.

—Yo sabía que los había hecho. Howard Stark es un hombre del futuro, su inteligencia es una
virtud honrada, pero a la vez una maldición. Pero no para nosotros—agarró las hojas y los acercó a
su pecho. Su padre Aron estaría muy orgulloso de ella.

En eso se escuchó un llanto y Ria se volteo a ver su otro soldado quien entendió la indirecta. Unos
segundos después un fuerte llanto se escuchó en la sala y Ria se mostró irritada.

—¿Ahora qué le hiciste animal?

El soldado tenía en brazos a Tony quien intentaba alejarse de ese desconocido que lo tenía en
brazos. El hombre estaba nervioso, no sabía que hacer con un bebé que lloraba incontrolablemente
en sus brazos. Tony fue puesto por mientras en el sofá de la oficina, Ria se encargo de que esas
almohadas fueran suaves. Y si el niño se caía por culpa de esos idiotas lo pagarían caro.

—Mi señora, le juró, no hice nada. Solo lo cargué-

—Dámelo—Pidió sin dejarlo hablar. Algo que odiaba Ria eran las excusas.
Él le dio el bebé a su jefa y este todavía seguía llorando, pero su llanto se fue apaciguando, cuando
vio a esa mujer que nunca antes había visto. Tony estaba muy confundido y asustado.

—¿Qué sucede cariño? ¿El hombre feo te hizo algo? Es un torpe, no le hagas caso.

El soldado hizo una cara por ese comentario a su persona. No es feo, se considera alguien apuesto.

—Dime lo que sea que pasa pequeño Tony.

El bebé hizo una mueca con sus labios, un signo de que quería llorar.

—Ow, no me hagas esa cara, cariño. Me lastimas—Ria hizo un gesto de herida y Tony se
confundió al verla así. La mujer obtuvo una idea—Ya sé, te tengo una sorpresa. Te lo hubiese
mostrado antes, pero seguías dormido. Eres una piedra, ni el viaje en auto te despertó.

Ria se retiró y le dijo a sus soldados en alemán que le avisaran de la llegada de su hermano.

Tony miraba su alrededor, era grisáceo y se oían ruidos fuertes que lo asustaban.

La mujer finalmente abrió una puerta y señaló con gran orgullo—¡Tú habitación mi bello! Lo hice
especialmente para ti.

La habitación era todo lo contrario a las corredores grisáceos donde caminaron, esta estaba pintada
de un tono rojo que no era incómodo para la vista. En una esquina había muchos juguetes y
peluches. En las paredes habían carteles para ayudar a los niños a aprender las letras. Una cuna de
color negro con sus respectivo entretenimiento para que Tony se durmiera. Curiosamente había
uno en forma de pulpo rojo.

—¿Te gusta?

Tony la miró curiosa.

—Diré que eso es un si, ¡y mira! Te compre un lindo peluche.


Peluche y con eso los ojo de Tony se iluminaron. El peluche era... un pulpo, rojo, pero con una
extraña expresión, literalmente estaba así: °0°

Sin objetar el niño lo sostuvo y lo sujeto contra si mismo, lo tocaba con curiosidad. Ria sonrió en
triunfo. Pensó que sería más complicado ganarse al niño. Pero era un bebé y esa era la ventaja.

Ria se sentó en una silla mecedora en la habitación junto con el bebé—¿Sabes Tony? Siento que
esto es el comienzo de una buena relación entre tu y yo. Dominaremos el mundo, juntos. Hydra,
será tu lema.

El pequeño solo respondió en balbuceos y Ria sonrió.

—Tu me darás, eso, que no puedo tener por mi cuenta... serás mi pequeño, ahora.

Ria acarició el cabello ondulado del pequeño y este solo sonrió un poco.

Tony no sabía quien era esa mujer.

No era Mami.

No era Papi.

No era Peg.

No era An.

No era Enri.

No era Javis.

Quizás era una nueva amiga. Se acostó sobre ella mientras sostenía el peluche y lentamente se
quedaba dormido sobre el regazo de esa mujer.

—Oh mi cielo, aun no puedes dormirte. Tengo algo más para ti... ¿quieres un dulce? Quizás este
algo amargo, pero te ayudará a que tu salud... mejore—Ria mostró la pequeña esferita entre sus
dedos y una sonrisa siniestra apareció entre sus labios, totalmente ignorada por el pequeño.
Tony pensó que era una mora y lo comio sin problemas, hizo una leve mueca porque si estaba algo
amargo.

Ria pensó que tendría alguna reacción pero no fue así. Quizás el niño estaba mejor de lo que pensó.

Esperaba que esos científicos no fueran un desperdicio. Por eso siempre custodiaba lo que hacían,
si tenían alguna fórmula incorrecta que en vez de ayudar sería todo lo contrario, podría estar en el
momento para arreglarlo, todo debía salir perfecto.

Como el de su nuevo bebé y el legado que ahora presentaba. Si solo su padre estuviera aquí, estaría
contento de ver a su nieto.

Un nieto que traería triunfo y gloria, nada más.

Escuchó un ruido de su radio y supo que su estúpido hermano había llegado a la base.

—Vamos Tony, tenemos que ver al idiota de tu tío Caden. Aprenderás a como se castiga una
persona cuando no hace las cosas bien.

Tony solo escuchaba atento y salieron de la habitación, la puerta hizo un ruido de eco al cerrarse.

Chapter End Notes

Lamento la tardanza :"D


[ 21 ]
Chapter Summary

—Dime... ¿En cuántas guerras has estado?

—En varias... soy más diferente que cuando me conocieron. Más... calculador—hizo
un movimiento con una daga que tenia en mano. Después la puso en su respectiva
funda.

Dum sudo un poco—Ya veo. Dime... ¿Porqué vives con el Stark todavía? Pensé que
tenías alguna esposa o algo parecido.

El inglés lo observó algo severo por eso, Dum salto levemente por la mirada hacia su
persona.

21

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1970

Capítulo 21: Un descubrimiento

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OST del Capítulo:

Fly (Duskus Remix)

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—Esto me trae recuerdos... —susurró Howard al ver la daga de hace tiempo en sus manos. Siempre
lo guardo en su oficina, nunca lo tiró. No tenía o no encontró el valor para tirarlo. Cerró sus ojos y
las abrió lentamente, preparándose mentalmente para lo que vendría. Puso la daga en su cinturón,
se puso una chaqueta y asi ocultó las armas.

Hubo unos toques a la puerta y permitió el pase.

—Los chicos están listos, ¿y tú?—Preguntó Peggy mientras entraba a la oficina.

—Quiero, pensar que lo estoy, para no traer más preocupaciones.

La mujer se acercó y posó su mano sobre el hombro—Se que no estaré ahí con ustedes, pero te
ofrezco todas las fuerzas para que puedas encontrar a tu hijo.

Howard sonrió agradecido. La abrazo fuertemente después de eso.

—No digas nada, porque se que regresarás aquí con Tony, los muchachos y Edwin.

El hombre hizo un gesto por la mención del nombre. Suspiró para alejarse del abrazo de Peggy.

—Hora de irse... ¿Dónde están los muchachos?

—Están en la entrada. Esperan que estés listo, chico estrella.


Howard solo hizo un gesto divertido antes de seguir a la mujer. Antes de dirigirse a la salida de la
Mansión, vio a su mujer, María le dio la mirada. Parece que se había hecho un té.

—¿María?—Ella sólo le mostró una pequeña sonrisa. Peggy le hizo un gesto de que esperaría
afuera y Howard se quedó a solas con su esposa—Todavía es tarde, pensé que seguirías dormida.

—Y que te fueras así, ¿Sin decirme nada antes?—Cuestionó la mujer, algo dolida. Howard guardo
silencio sin saber que decir. María sostuvo el rostro de su esposo—No me hagas eso Howard. Por
favor... tu preocupación es tanto mía como tuya. Eres mi esposo Howard.

El Stark la observó detenidamente y solo mostró una suave mirada, combinado con un leve destello
de culpa.

—Perdona, pero creo que se me hacía fácil el dejarte dormir... lo lamento María. Pero como te lo
prometí, buscaré a Tony y regresaré con él a salvo.

—Se que lo harán...—María sonrió mientras algunas lágrimas bajaban por su rostro. Howard solo
le ofreció un beso casto y la abrazó.

Edwin recargó su otro arma, veía la cantidad de municiones y también veía las otras armas que
poseía.
—¿Estás tenso?

Apenas hizo algo en el arma y luego observó a Dum a su lado, este tenía una cara media nerviosa.
Edwin lo observó detenidamente.

—Me refiero a la misión, no has estado en acción desde hace años, ¿No?

—Realmente, desde hace 5 años.

Dum mostró desconcierto, luego lo observó detenidamente. Edwin todavía se curaba de los golpes
que le ofrecieron esos agentes de Hydra en el supermercado.

—Dime... ¿En cuántas guerras has estado?

—En varias... soy más diferente que cuando me conocieron. Más... calculador—hizo un
movimiento con una daga que tenia en mano. Después la puso en su respectiva funda.

Dum sudo un poco—Ya veo. Dime... ¿Porqué vives con el Stark todavía? Pensé que tenías alguna
esposa o algo parecido.

El inglés lo observó algo severo por eso, Dum salto levemente por la mirada hacia su persona. Creo
que no debió decir eso.

—¿Qué hacen? —Cuestionó Monty acercándose a ellos, puso su mano en su cadera—Ya debemos
tener las cosas en la camioneta. ¿Qué esperan?

—Ya voy, solo mantenía una conversación con Dum—Jarvis se retiró del garaje y los otros dos
hombres se quedaron ahí.

Monty miró indiferente a su viejo compañero—No comentes mucho idiota.


Dum mostró molestia—¡Solo fue una pregunta! Tenía curiosidad-

—No es de tu inconveniencia saber la vida o el historial de otros. No eras tan cercano a él, ni antes
ni ahora. Así que, enfocate en la misión para salvar al niño Stark. ¿De acuerdo?

Dum solo chasqueo la lengua y se retiró. Monty suspiró algo cansado para luego ir a la misma
dirección.

Ya todos estaban en el camión, Edwin solo esperaba afuera de esta misma, mientras miraba al
piso. Sintió una presencia a su lado y era Jim, este le ofreció una cantimplora. Lo miró
interrogante.

—Algo de Whiskey, no sienta mal un poco para estos momentos.

—Gracias—fue lo que dijo antes de agarrar la cantimplora y beber un poco. El líquido llegó hasta
su estómago como un sentimiento caliente en ella—Va ser una odisea.

—Jm, también lo creo...—Jim también bebió del licor—Pero bueno, tenemos que salvar al niño de
esos enfermos.

Edwin lo observó, él tenía una mirada seria y le preguntó—Esto te molesta.

—Como dije, si fuera mi situación... si mis hijos les pasará algo, haría un infierno solo por
buscarlos... —Jim ladeo una sonrisa y lo observó—Se que hierves en furia. ¿No es así?

Hubo silencio por parte del británico y ex-teniente, mostró una pequeña sonrisa mientras sus ojos
mostraban su enojo—No tienes idea.

—¡Jarvis!

El mencionado miró al frente donde vio a Carter, ella ofreció una mirada donde le decía que tenía
que hablar con él. Edwin suspiró, le dijo a Jim que en un momento regresaba, finalmente cerca de
la mujer inglesa espero lo que sea que fuera a decirle.
—¿Cómo te encuentras?

Jarvis suspiró pesadamente—Nervioso. Furioso... con incertidumbre. Creo que serían los que más
podría destacar.

Peggy puso sus manos sobre los hombros de Jarvis para darle un gesto de apoyo—Todo saldrá
bien.

—No se puede asegurar... pero te prometo ahora, pase lo que pase, Howard y Tony regresarán a
casa.

Peggy mantuvo silencio y luego lo miró seriamente—No hagas una locura Edwin Jarvis.

Este le sonrió—Mírame.

La mujer lo soltó para poner sus manos a cada lado de su cadera mientras pensaba las palabras de
Jarvis.

—No lo hagas. Eres importante Ed... para todos, para Howard.

Edwin miró a otro lado—Howard tiene su familia. Yo no lo soy.

Peggy lo observó con una mirada que Edwin no pudo describir.

—No tienes idea de lo importante que eres todavía Edwin Jarvis. Muy bien, tomó tu promesa de
que Howard y Tony volverán a salvo, pero a cambio otra promesa.

—Te escuchó.

—Habla con Howard, cuando puedas por supuesto. Necesitan arreglar las cosas.
—Peggy, él está-

—Lo sé, pero lo que alguna vez se vio se puede reconocer.

Edwin abrió los ojos y guardo silencio. Peggy palmo su hombro. Luego de un momento vio a
Howard salir de la Mansión junto a su esposa, Enrique y Angie más atrás. Entendió que ya era
hora, se despidió rápidamente de Peggy para irse a la camioneta.

Howard observó eso de reojo pero no daría comentarios ahora, miró a María una última vez, la
abrazo. Luego miró a Enrique, Angie y a Peggy.

—Cuento con ustedes chicos.

—¡No se preocupe jefe! Vamos a estar bien —le respondió animadamente Enrique.

—Así es, estamos preparados—Angie alzó su pulgar.

—Así es, cuídate Howie—Peggy alzó el puño y Howard regreso el gesto, ya se iba a retirar pero
María sostuvo su brazo.

—Es... yo.

—Estaremos bien. No te preocupes—Howard beso su frente y se soltó lentamente de ella. María


derramó otra lágrima pero mostró decisión en sus ojos para no preocupar más a su querido
compañero.

El grupo se fue y la misión iba a comenzar. La otra parte de los comando estarían esperando en
cierto sector para irse del país. Howard esperaba que todo saliera bien de esto, solo esperaba.

—"Tony... ¿Qué te estarán haciendo?..."


Hubo otro fuerte golpe en su rostro y Caden cayó al piso mientras escupía sangre de su boca.
Recibió otro golpe en el estómago y se quedó tirado ahí. Fue entonces cuando su hermana mayor le
gritó al niño:

—¿¡Ves Tony!? Así se castiga cuando las personas no hacen lo que deben hacer. ¿No es así Caden?

Su hermano la miró con odio inyectado en sus ojos. Ria solamente mostró malicia en su rostro.

Mientras, con Tony, este estaba muy confundido y desconcertado, no entendía que hacía esa mujer
con el tipo en el piso. Sujeto levemente la chaqueta del soldado que lo sostenía. Este no hizo
ningún acto y mantuvo indiferencia.

Tony estaba asustado.


—Bien, me cansé, vete de mi vista Caden, luego hablamos.

Caden intentó levantarse pero cayó otra vez al suelo, si no iba a curarse ahora, sería grave. Por
suerte agarró fuerzas de no sabe donde y se fue, insultando cosas en ruso. Ria solo rodó los ojos y
fue con su niño.

—Ay mi cielo, ¿Por qué tienes esa cara tan fea?

Tony hizo un leve puchero y Ria sonrió por ello.

—No, no, no. No llores pequeñín —le decía mientras lo ponía en sus brazos—Mírame, se lo
merecía, tenía una misión y fracasó. Eso es lo que pasa y así es como se castiga.

Tony sólo la observó y Ria solo sonrió.

—Muy bien, hora de darte algo de comer. Mientras, te traje otro dulce, como el de ayer... a que se
ve apetitoso ¿No crees?

El pequeño se lo comió y otra vez el sentimiento amargo pero igual se lo mordisqueo hasta
tragarlo.

.
Ria había dejado a Tony en su habitación después de comer, al cuidado de otros soldados, quienes
no tenían ni idea de como cuidar un bebé, pero este era muy curioso y veía las cosas que llevaban,
que eran sus armas. Por supuesto le quitaron las balas y el niño solo tocaba con mucha curiosidad.
El niño sería un futuro asesino no hay duda.

Siguiendo con Ria, fue a la sala de experimentos donde estaban los científicos haciendo su trabajo,
descifrando la fórmula de Howard Stark. Sonrió para si, esto sería grandioso, tendría en su poder
tanto a su pequeño y la fórmula del super soldado completada.

—¿¡Cómo les va mi querido equipo!?

Los científicos saltaron asustados al ver que de nuevo ella había regresado. Ria empezó a ver todo
lo que tenían hecho, mostró una sonrisa torcida.

—¿Entonces... nadie piensa responderme?

Uno de los científicos, por decirle el más valiente le contestó—Aún estamos analizando y
descifrando la fórmula. Nos parece algo inigualable e increíble... pero, aún nos tomará tiempo el
poder tenerlo finalizado.

Ria guardo silencio y se levantó de hombros—Bien, se los dejó pasar porque debo darle créditos al
maldito de Stark. Pero, no quiero retrasos con este proceso... personas importantes quieren tenerla
y esos nos ayudaría bastante. Ahora, ¡Prosigan!

Los científicos sólo asintieron y siguieron con lo suyo. Uno que era un poco más viejo que los
demás fue sorprendido por la mujer detrás suyo, el frío sudor bajo desde su nuca hasta su espalda
por la repentina aparición.

—¿Hiciste lo que te pedí querido?

El hombre contrajo su mirada al escuchar la pregunta y suspiró mientras buscaba aquel frasco con
otras esferas, esta vez de distintos colores. La mujer le pidió que hiciera de otros sabores para no
aburrir al niño.
—¡Uhhhh! Entonces, ¿Qué tienen?

—Sólo un poco más de aquella fórmula que usted me compartió, pero nada más. Los sabores son
entre Fresas y frambuesas, juntos con otros sabores dulces... hice... todo lo que usted me pidió.

—¡Y estoy muy agradecida dulzura! Quita esa cara, la aborrezco. Con esto, Tony estará más
preparado para cuando el suero... esté listo—Le contaba admirando el frasco.

Ria salió de la sala y el científico se sintió miserable al saber lo que estaba haciendo.
Edwin miraba por la ventana del helicóptero las nubes del amanecer, el nudo en su estómago aún
se mantenía y era exasperante.

—Oye...

Brinco levemente y miró a Howard quien estaba ahí de pie mirándolo. Edwin bajo la mirada y
después lo observó.

—¿Qué pasa?

Howard lo observó detenidamente por un rato —Llegamos en una hora.

—Pues hay que estar preparado.

—Edwin, si no fuera porque no te conociera, diría que tienes sueño. Pero no, ¿Qué estás pensando?

Edwin suspiró, era obvio que no podría engañar a Howard Stark—¿Qué pienso? Pienso en que voy
a buscar a Tony, y los sacaré a él junto a ti, vivos.

—A cambio de que algo te pasé... ¿No es así Edwin?

—Howard... cualquier cosa puede pasar cuando pisemos tierra. Es algo inevitable.

Howard respiro hondo, porque no quería gritar no quería reclamarle en voz alta, pero Edwin Jarvis
a veces era un torpe.

—Tenemos un equipo aquí y todos vamos a regresar, eso te incluye a ti, Jarv. No importa que.
Somos, un, equipo.

Jarvis iba decir algo pero guardó silencio.


Los dos fueron salvados por el silencio gracias a los demás que avisaron que pronto iban a
descender. Howard le dio otra mirada de advertencia y fue a su lugar. Edwin se mordió el labio y
sólo se puso el cinturón.

Jones bajó los binoculares después de dar una pequeña observación al lugar.

—No veo nada... que parezca interesante.

El equipo estaba ocultado entre los arbustos, ya habían avanzado rápido unos kilómetros. Ya
estaban a una hora de lo que fue esa fábrica.

—¡Ha! No me hagas reír Jones, mientras menos lo esperemos esos malditos estarán ahí para-

—Monty eres un pesimista de mierda—le comunicó Jim. El otro le iba a responder pero Edwin
interrumpió.

—¡Silencio! —les gritó Edwin severo—Concéntrese, iremos a paso apresurado, cuando nos
acerquemos, Jim, Monty, los quiero conmigo para observar el terreno y entonces avisaremos para
avanzar.

—Me parece un plan—mencionó Dum.

Edwin antes de seguir miró a Howard y este apenas le dio una mirada de reojo. Fue suficiente y
siguieron con el plan. Era un día de verano en estas tierras, por lo que el ambiente y la vegetación
era espesa, perfecta para ocultarse.

Después de una hora finalmente llegaron, Edwin fue al frente siendo seguidos de los otros dos
hombres. Cada uno con su arma en mano, preparados para lo que sea. Jarvis silbo. Jim comprendió
y saco sus binoculares, fueron unos segundos hasta que finalmente dijó:

—Nada.

—¿Estás seguro?—cuestionó muy incrédulo Monty.

—Si—contestó simplemente.

Edwin fue quien avanzó un poco más sin bajar su arma y miró el lugar, ahí estaba o lo que quedaba
de esa fábrica. Ahora era como un cerro, donde apenas se veían ciertas partes que hacían recordar
lo que alguna vez ese lugar. Algunas paredes, máquinas destruidas y ahora había un río pequeño.

—Maldita sea. Avisa a los demás.

Jim asintió y sacó su radio.

Poco después los demás llegaron y Howard bajo la mirada por lo que veía, esto no era lo que
esperaba.

—Bien, no hay de otra debemos ver si encontramos algo—Howard empezó a bajar el sendero y los
demás también.

Otros tediosos minutos pasaron y a Howard se le acababa la paciencia, pero no se detendría en


buscar. A veces quería hacer ese tic cuando pasaba su mano sobre su hombro recordando aquella
cicatriz que tenía en su espalda, pero para no hacerlo, solo agarraba más fuerte el arma.

Por otro lado, Jones junto con Edwin quitaban algunos bloques de pared para intentar encontrar
algo.
—¿Cuan...? ¡Uf, esto pesa! Este lugar... ¿Cómo era? Antes de, ya sabes.

Edwin miró a Jones después de levantar ese último bloque—Quizás era de cuatro a cinco pisos, no
recuerdo bien, en el último momento tuvimos que ser rápidos. Explotar el lugar y salir.

—Los encontramos a 40 metros de aquí, corren rápido. Sin contar que ustedes estaban heridos.

—Stark más que yo... —Edwin quitaba otros escombros y solo encontró una placa de alguna
máquina que ya no existía. Esto no estaba dando resultado.

—Le salvaste la vida... Sé que nunca hablamos mucho con Stark por ese entonces y que estaba
bastante afectado... pero fue bueno que estuvieras ahí amigo.

Edwin no contestó porque realmente no sabía que decir.

En eso escucharon un grito. Todos alzaron sus armas.

Jim fue quien gritó—¡Maldita sea! ¡Necesitamos ayuda! ¡Dernier cayó por un hoyo!

—Joder—Insulto Edwin entre dientes.

Todos fueron hasta Jim quien estaba cerca de un cráter sosteniendo al otro, era profundo por lo que
Dernier apenas tenía algo de que sostenerse. Howard se apresuró y agarró unos de los brazos del
francés hasta que finalmente lo pusieron en un lugar seguro.

—¿Estás bien?—Preguntó Howard.

—Si... estoy bien. Me sorprendió...—Le contestó con un fuerte acento que demostraba su
procedencia. Finalmente aprendió la lengua después de unos años.

—Que brazo Stark—Le elogió Jim a quien le faltaba aire, no estaba en sus mejores años, pero aun
sabía dar acción.
Howard solo le sonrió, entonces se enfocó en el cráter.

—Alguien estuvo aquí...

—Vaya, esta profundo, ¿Qué habrá allá abajo?—Preguntó Jones mientras tiraba una piedrita.

—Jarvis... —Llamó Howard y este lo miró—¿Recuerdas donde estábamos cuando estuvieron


haciéndonos experimentos y eso?

—No realmente, pero recuerdo que estaba algo oscuro.

—Creo que ya se que fueron a buscar estos malditos.

Edwin comprendió—El suero que hizo Aron.

—Mierda—expresó Monty.

—Vale, sogas amigos, vamos a bajar—Dum atrapó las sogas que le lanzó Darnier.

Ahora todos abajo en ese cráter miraron el camino que al parecer dejo alguna máquina excavadora.
Este lugar estaba húmedo por las aguas que corrían todavía en la tierra.

—Tiene algo de tiempo... pero estuvieron aquí—Decía Dernier mirando el lugar—También usaron
explosivos.

Howard hizo una mueca por ello. Iba dar otro paso, hasta que un brazo lo agarró. Tierra y ciertos
escombros cayeron a solo unos metros de el.

—¡Mierda!
Edwin dejo salir el aire de sus pulmones cuando vio que pudo agarrarlo a tiempo—Tranquilo, estás
bien.

Mientras los demás se observaron por ese leve acto, pero Dernier habló nuevamente
desconcentrandolos.

—Es normal, todavía el agua corre bajo la tierra, no estamos en el lugar más seguro de todos—
Explicó Dernier.

—Y ahora lo explica—susurró Monty.

—Carajo—expresó Jones— tenemos que darnos prisas si no queremos morir atrapados aquí.

Apresuraron el paso, casi trotando hasta que finalmente llegaron a su destino. Howard se puso
pálido y Edwin solo se tenso al ver finalmente este sitio.

Era aquella sala donde Howard casi fue una rata de experimentos. Había cosas rotas y otras casi
intactas.

Y otras cosas que parecían que faltaban. Howard evadió esa camilla y miró las cajas que eran en su
tiempo las super computadoras. Aún estaba ese agujero de bala que hizo Edwin... y algo
preocupante, faltaba unas de esas cajas. Fruncio el ceño mientras veía esto.

—Oigan miren, alguien cavó aquí... y encontraron lo que buscaban—Dum se arrodillo en esa
excavación cúbica en el suelo—¿Piensan lo que yo?

—El suero, probablemente —escupió Edwin en tan solo recordar.

Howard se estaba sintiendo afixiado en este maldito lugar, ahí estaba esa camilla y ese tubo donde
tenia la máscara que casi le ponían encima.

—Hey Stark, tu mencionaste que te inyectaron con algo... ¿Nunca supiste que fue?—preguntó
Dum mientras se levantaba.
—No... Nunca supe que fue... —camino hasta la camilla y contrajo la mirada—apenas olí algo
extraño cuando intentaron ponerme esa máscara... Pero me mareo solo por segundos.

—Oye... oye, no hay la posibilidad, una chiquita... ¿de que pudiste oler ese suero?—preguntó
Monty pensando las nuevas interrogantes.

Howard guardó silencio. Edwin lo miró.

—Yo... no lo sé. Si fuera así, apenas fue una minoría... no creo que haya tenido algún efecto...

Ahí, Edwin supo anclar el último cable suelto.

—Secuestraron a Tony, meses después del incidente cuando se enfermó. Cuando llegó al hospital
y se recuperó...—empezó a hablar Edwin.

—No me gusta lo que estás tratando de decir Edwin...—Decía casi tropezando sus palabras. Todos
estaban en silencio.

Edwin finalmente continuó—La inyección, el gas... Aron ya lo tenía listo. Aron, ya tenía el suero
en sí mismo... solo era hacer otros super soldados, pero interrumpimos... su primer sujeto... fuiste
tú, Howard. El suero del super soldado está en tu sangre Howard.

Nada, ni nadie podría hacerle olvidar la cara que puso Howard cuando Edwin dijo eso.
Caden, quien tenía su ojo morado y un parche sobre su nariz miraba a su hermana quien bailaba
con el niño en brazos. Este reía ingenuamente porque parece que le divertía. Rodó los ojos. Aún le
dolía la costilla.

Fue entonces cuando Ria le prestó atención—Ya empecé con los dulces... no debe hacerle nada...
solo aumentar el suero en su sangre.

—¿Cómo aseguramos eso? Ni siquiera estás segura si en verdad Stark tenía el suero en su-

—Los informes viejos de Papá, declaraba que ya tenía el suero, era una carta que casi iba a enviar
a Red Skull, pero no fue posible. Iban a tener su legión de super soldados si no hubiese sido por el
estúpido de Howard Stark y el desgraciado de Edwin Jarvis.

Caden tenía una cara de no entender y le preguntó a su hermana—¿Cuándo tu-?

—Fui a la vieja fábrica hermanito, ahí lo encontré... mi deseo de tener a Tony no solo era por que
es un niño hermoso, sino por la sangre que lleva.

Caden estaba con la boca abierta y luego bufo—Eres una diabla hermana.

—Una diabla, muy lista... ¿verdad mi amor?—Ria besó la mejilla de Tony quien solo rió por el
gesto. Tuvo una idea—Ten.

Caden hizo una cara—No.

—Eres un tío muy gruñón. Vamos, tienes que cargarlo aunque sea una vez.

Caden mostró indiferencia.

Tony lo miró y le sacó la lengua. El hombre se sintio ofendido.

—Pequeño de mier-

—¡No insultos! Es listo, idiota.

Su hermano la fulminó con la mirada—¡Cómo sea! Me iré a dormir, me duele el cuerpo gracias a
una puta que tengo de hermana.

—¡Vete al carajo! Fue tu culpa. Agradece que estamos muy escondidos.

Caden se volteó para sacarle el dedo del medio y luego salió de la habitación de su " sobrino".

—¡Uish! No le hagas caso Tony, es solo un idiota. Vamos, te contaré algún cuento e irás a dormir.
Te diré sobre las hazañas de tu abuelo Aron.
Howard estaba sentado sobre una roca mientras miraba el horizonte, ya estaba anocheciendo y
ciertas estrellas se miraban en el cielo.

—¿Howard?

Este lo miró de reojo y Edwin estaba ahí, con un rostro lleno de preocupación.

—Hey Ed...

El hombre se acercó y se sento a un lado.

—Te vas a ensuciar.

—Me importa poco... lo que me importa, es en como estás.

Howard lo observó y se alzó de hombros—No lo sé... tengo la mente desordenada... soy un...
bueno, algo cercano a un super soldado. Porque estoy seguro que no puedo detener un auto con
mis manos o cargarte... Mmm, comer más de lo normal.

Edwin lo miró con ceja alzada. Howard sonrió un poco.


—¿Qué?

—Lo estás tomando mucho mejor de lo que pensé.

—Edwin, no me interesa si soy o no soy, un medio super soldado, me interesa que ahora entiendo
porque Tony estaba como estaba. Quizás aún su adn se estaba acomodando a los genes de super
soldado y casi no lo resiste... además que por eso, es porque fue secuestrado. Eso creo.

—No lo sabías Howard, pudo haber sido cualquier cosa... y como dices, quizás me precipite pero,
no es seguro si en verdad tienes el suero en tus genes.

Howard se mantuvo en silencio y miró el cielo—No tenemos todavía una pista donde puedan estar.

—Lo sé... —Edwin abrió los ojos.

—Escupelo Edwin, no tenemos tiempo.

—¡La otra base!

—Pero Ed, cuando estuvimos ahí ya estaba abandonado-

—¡Así es! Quizás pueda haber algo ahí... ahora que lo pienso debimos ir ahí primero, bueno,
detalles.

—Ya, ya, ya. Mañana en la mañana iremos a ese lugar... debemos descansar, ha sido un día largo.

El otro mostró una mirada suave—Está bien.

Howard apenas le dio una pequeña sonrisa, pequeña y se levantó siendo seguido por Edwin. Este
quiso abrir su boca, pero era cobarde para hablar.
Se enfocó en que debían seguir y averiguar donde estaban esos idiotas.

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