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REINADO DEL CORAZÓN DE JESÚS EN LA VIDA LABORAL

CÓMO HONRAR AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

1.- Las empresas consagradas al Sagrado Corazón deben unirse mediante


oración diaria, pidiendo al Espíritu Santo la docilidad a la voluntad de Dios y
a las enseñanzas de la Iglesia, quien recibió de Nuestro Señor el evangelizar
y custodiar la Fe.

2.- Participar de la Santa Misa el domingo y días de precepto, frecuentar si


se está en disposición el sacramento de la confesión.

3.- Ofrecer su trabajo, esfuerzos cotidianos y enfermedades por la


reparación de los pecados y la conversión de los pecadores.

4.- Evitar toda práctica de doctrinas, supersticiones y acciones contrarias a


nuestra Fe.

5.- Rezar por el eterno descanso de los fieles difuntos.

CEREMONIA DE ENTRONIZACIÓN DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS EN LA


EMPRESA

Elíjase un día apropiado para la entronización y un lugar adecuado para


llevar a cabo la ceremonia, si la entronización es realizada por un Presbítero
o Diácono, se pedirá que bendiga la empresa, si no es posible, se
recomienda que se elija a un guía para llevar a cabo la entronización.

Guía: En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Propietarios y trabajadores de esta empresa (mencionar el nombre) nos


sentimos muy honrados Sagrado Corazón de Jesús en recibirte como el Rey
y Señor de nuestro centro de trabajo y de nuestras vidas.

Entronización de la Imagen

El Gerente coloca la imagen del Sagrado Corazón de Jesús en el lugar de


honor para rendir homenaje al Reinado de Amor de Jesucristo.

Guía: digamos juntos el CREDO:

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Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un solo Señor, Jesucristo,


Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.

Creo en el Espíritu Santo,


Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.

Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.


Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

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LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS

De la primera carta de San Pablo a los Corintios

Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no


tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.
Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda
la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas,
si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara
mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.

El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no


se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita,
no tiene en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se
regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta.

El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas


terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y
nuestras profecías, limitadas. Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo
que es imperfecto.

Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba
como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de
niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos
cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré
como Dios me conoce a mí. En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe,
la esperanza y el amor, pero la más grande de todas es el amor.

Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

El Gerente hace la fórmula de Consagración:

CONSAGRACIÓN

¡Oh Sacratísimo Corazón de Jesús!, que manifestaste a Santa Margarita


María el deseo de reinar sobre las familias cristianas; venimos a proclamar tu
absoluto dominio sobre la nuestra. De hoy en adelante queremos vivir en tu
vida, queremos que en nuestra familia y empresa florezcan las virtudes por
las cuales prometiste la paz en la tierra, y queremos desterrar de nosotros el

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espíritu mundano. Tú has de reinar en nuestros entendimientos por la sencillez
de nuestra fe, y en nuestros corazones por el amor que arderá para Ti solo,
procurando nosotros mantener viva esta llama con la frecuente recepción
de la Eucaristía.

Dígnate, oh Corazón Divino, presidir nuestras reuniones, bendecir nuestras


empresas espirituales y temporales, apartar de nosotros los vanos cuidados,
santificar nuestras alegrías, consolar nuestras penas. Si alguna vez alguien
entre nosotros tuviese la desgracia de ofenderte, recuérdale oh Corazón de
Jesús, que eres bueno y misericordioso con los pecadores arrepentidos. Y
cuando suene la hora de la separación, cuando venga la muerte a traer
duelo en medio de nosotros, todos, así los que se vayan como los que se
queden, estaremos conformes con tus eternos decretos. Nos consolaremos
pensando que ha de venir un día en que toda la familia reunida en el Cielo
podrá cantar eternamente tus glorias y tus beneficios.

Dígnese el Corazón Inmaculado de María, dígnese el glorioso Patriarca San


José presentarte esta consagración y recordárnosla todos los días de nuestra
vida. Amén.

Ahora propietarios y trabajadores en signo de aceptación de tener a Jesús


como Dios y Señor, maestro, guía y protector dicen juntos:

Yo (Cada uno decir su nombre completo) ofrezco y consagro al Sagrado


Corazón de Nuestro Señor Jesucristo: mi persona, mi vida, mis acciones,
penas y sufrimientos y no quiero servirme de ninguna parte de mi ser más
que para amarle, honrarle y glorificarle.

Esta es mi voluntad irrevocable, pertenecerle en absoluto y hacerlo todo por


su amor, renunciando de corazón a cuanto pueda desagradarle.

Os elijo, ¡oh Sagrado Corazón de Jesús!, por el único objeto de mi amor, el


protector de mi vida, el áncora de mi salvación, el remedio de mi fragilidad
e inconstancia, para que seas el reparador de todos mis defectos y mi
seguro asilo en la hora de mi muerte.

Sed, pues, ¡oh bondadosísimo Corazón! Mi justificación con Dios Vuestro


Padre y apartad de mí el rigor de su justa indignación. ¡Oh Corazón amoroso!
En Vos únicamente espero y confío; porque todo lo temo de mi debilidad y
malicia, mas todo lo espero de Vuestra misericordia.

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Aleja, pues, de mí cuanto se os resista y os desagrade, y haced que Vuestro
purísimo amor se imprima tan profundamente en mi corazón, que jamás
pueda olvidaros ni separarme de Vos.

Os suplico, por Vuestra misma bondad, escribas mi nombre en Vos mismo,


puesto que toda mi dicha y mi gloria quiero cifrarla en vivir y morir como
esclava(o) Vuestra(o). Amén.

Oración Final

Guía: ¡Oh Dios!, que, en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados,
te has dignado prodigarnos misericordiosamente los infinitos tesoros de tu
amor, concédenos que al ofrecerle el devoto obsequio de consagrar
nuestra familia y entronizar en nuestro hogar su sagrada imagen, cumplamos
el deber de darle digna reparación, amén.

Guía: Sagrado Corazón de Jesús en Vos confío.

Todos: Jesús manso y humilde de corazón, haced mi corazón semejante al


Vuestro.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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