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ACTIVISMO ARTISTICO DE

LOS 80´S
Historia III

 Acosta, Nahuel
 Flores, Andrés
 Gelati, Silvina
 León, Noelia
 Succar, Verónica
Activismo artístico
El activismo artístico surge en el contexto de la politización de las vanguardias
europeas de que surgieron entre la primera y segunda guerra mundial. Estos
Movimientos artísticos cuestionaban a las instituciones.
Nosotros vamos a hablar del activismo artístico que surgió por los años 1980
en Latinoamérica, escenario donde se dieron grandes tensiones culturales y políticas.
En los 80s el activismo artístico latinoamericano no esta tan interesado en la
ruptura total entre el arte y las instituciones, sino que se inclina a crear una tensión que
tiene más que ver con su desacuerdo hacia la diferenciación “dentro o afuera” de la
institución que no considera un criterio de valor, sino un fin.
Estos grupos eligen desarrollarse en los extramuros de las instituciones a modo
de rechazo a la relación que estas guardan con la burguesia. En otras
oportunidades es la institución la que rechaza su acción social y política. Y en algunas
oportunidades recurren a las instituciones artísticas, culturales o sociales como como
recurso táctico o medida de protección ante las represiones militares.
Además estas experiencias artísticas priorizaban la libertad de las prácticas.
Preferían abordar cuestiones sociales y políticas presentarse en público y trabajar
estrechamente con la comunidad.
Este movimiento piensa en el arte como resultado no exclusivamente de la
tradición europea ya que busca la diversidad de tradiciones culturales o sociales
sobre el arte, la cultura o la creatividad.
Recurren a las instituciones artísticas, culturales o sociales para obtener
recursos materiales o simbólicos o como una medida de protección ante las
represiones militares.
La toma de decisiones de producción está sujeta al vínculo entre las formas
estéticas y las formas sociales y políticas.
Los mensajes que estos artistas querían comunicar podían ser claros o no
dependiendo desde donde se buscaba ser legible. En ocasiones el encubrimiento de
su condición artística es vital para potenciar su eficacia comunicativa y para facilitar su
socialización.
Uno de los objetivos de sus prácticas es eliminar la distancia impuesta por
cierta inmovilidad que posee la mera observación, para pasar a potenciar la
inmediatez eliminando la distancia obra-sujeto, con prácticas colaborativas que
persiguen que una comunidad asuma la producción mediante la cooperación social
La diversidad de sus prácticas va desde lo especializado (bellas artes, teatro,
etc.) a no especializadas y populares (serigrafías, fotocopias, volantes, etc.).

Teatro de la crueldad de Artaud:


Es un tipo de teatro propuesto por el francés Antonine
Artaud cuyo objetivo era sorprender e impresionar a los
espectadores mediante situaciones impactantes e
inesperadas.
Su obra consistía en acciones cuyo elemento
performatico se desarrollaba hasta el extremo de que el público
dejaba de ser simple espectador.
Artaud sostenía que el teatro debería afectar a la
audiencia tanto como fuera posible. Para ello, utilizaba una
mezcla de formas de luz, sonido y ejecuciones extrañas y
perturbadoras. En una ocasión, durante la producción que hizo
acerca de una plaga, utilizó sonidos tan reales que provocó
náuseas y vómitos de los presentes en la mitad del espectáculo.
Según Artaud, “El Teatro de la Crueldad
ha sido creado para restablecer en este género
una concepción de la vida apasionada y
convulsiva. Esta crueldad, que será sangrienta en
el momento preciso, pero no de manera
sistemática, puede ser identificada con una
especie de pureza moral severa que no teme
pagar a la vida el precio que sea necesario”.

Grupo Cucaño- Colectivo rosarino


("Los cantos de Maldorar"
1981). Durante una misa en la iglesia
Nuestra Señora del Carmen. Fue una
intervención de agitación.
Irrumpieron en la iglesia y un
miembro apunto hacia el sacerdote
con un larga vistas, otro recorrió el
templo en sillas de ruedas pidiendo
limosnas a gritos, otro hacia
confesión pública sobre sus
frecuentes masturbaciones y
finalmente otro sujeto comulgo y al
recibir la hostia, vomito sobre el
sacerdote.
Este grupo eliminó la distancia
entre la escena clásica de actor y
espectador. Llevaron a cabo una
modalidad provocadora y ocultada en
el espacio urbano. Realizaban estas
intervenciones fueron usadas para producir preguntas y con función. Siempre en
contra de algún sistema que la sociedad impartía.
CADA (Colectivo Acciones de Arte)
El Colectivo de Acciones de Arte (CADA) es un grupo de artistas activistas
chilenos que utilizaron el performance o las acciones para retar la dictadura de
Pinochet en Chile entre 1979 y 1985. En su trabajo incorporan estrategias teatrales y
de performance como elementos esenciales de sus 'acciones de arte', mientras
cuestionan las prácticas y las instituciones políticas, concibiendo el arte como una
práctica social necesaria y erradicando la distancia tradicional entre el artista y el
espectador.
Desarrollaron
intervenciones urbanas
rupturistas y transgresoras, y
generaron revuelo mediático.
Algunas de las acciones de
CADA poseen una enorme
relevancia histórica, ya que
llegaron a trascender el ámbito
artístico para entrar a formar
parte del imaginario colectivo
latinoamericano, como la
acción No + (1983-1989) que
fue quizás la más significativa
al dejar que otros actores
completaran un mensaje, que ha sido apropiado por cientos de organizaciones y
movimientos hasta el día de hoy. Ese mismo año también se presentó Inversión de
escena, consistente en la puesta de un lienzo blanco con el que fue clausurada la
entrada al Museo Nacional de Bellas Artes. En 1981 lanzaron 400.000 panfletos
poéticos desde seis avionetas sobre Santiago, en referencia al bombardeo de la Casa
de Gobierno (La Moneda), que marcó la caída del gobierno democrático de Salvador
Allende y el inicio de la dictadura de Augusto Pinochet.
EL SILUETAZO
El 21 de septiembre de
1983, en el marco de la III Marcha
de la Resistencia, los
organizadores improvisaron un
taller al aire libre en Plaza de
Mayo, usando plantillas
comenzaron a delinear -junto a
cientos de manifestantes-, siluetas
humanas sobre papeles, que luego
pegaron sobre las paredes de los
edificios, los carteles y los árboles.
Esta acción surgida de la
escuela de Bellas Artes, por los
artistas visuales Rodolfo
Aguerreberry, Julio Flores y Guillermo Kexel, a partir de la incomodidad de los ámbitos
tradicionales, vincularon el arte con una demanda social colectiva: la aparición con
vida de miles de desaparecidos durante la última dictadura militar.
Es por eso que se decidieron por la silueta vacía, a tamaño natural, inspirados
en la obra de un artista polaco, que representaba en un papel, una pequeña silueta
que multiplicó, por los días en que funcionó el campo de exterminio de Auschwitz,
donde inscribía el número de víctimas –asesinadas en cada jornada.
Una vez colgadas las figuras, la gente las hizo propias y escribía algo más. Los
participantes iban aportando a esta acción artística colectiva que abrió el camino de
ida y vuelta entre el arte y los derechos humanos. La silueta quedó instalada en el
imaginario social y colectivo, fue otro emblema de la lucha por los derechos humanos,
por la búsqueda de los cuerpos, de los nombres y de los nietos.

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