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VIOLENCIA

CONTRAINSURGENTE

TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS CRUELES, INHUMANOS


O DEGRADANTES COMETIDOS CONTRA COMBATIENTES DE
LAS FARC-EP EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO

INFORME SOBRE VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS


ATRIBUIBLES AL ESTADO

CORPORACIÓN SOLIDARIDAD JURÍDICA


2020
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS CRUELES,


INHUMANOS O DEGRADANTES COMETIDAS
CONTRA COMBATIENTES DE LAS FARC-EP EN EL
MARCO DEL CONFLICTO ARMADO

INFORME SOBRE VIOLACIONES A LOS DERE-


CHOS HUMANOS ATRIBUIBLES AL ESTADO

Corporación Solidaridad Jurídica.


Bogotá, diciembre de 2020.

Foto Portada e imágenes pg. 9, pg. 79, pg. 269, pg. 283
y pg. 309: Sala Oscura de Tortura: obra colectiva de
Gontran Guanaes Netto, Julio Le Parc, Alejandro
Marco, Jose Gamarra, 1973 – Arte y Política.

ISBN: 978-958-56850-3-1
ABREVIATURAS

Acuerdo Final de Paz AFP


Comando Operativo de Remisiones de Especial Seguridad CORES
Convención Americana de Derechos humanos CADH
Convención
Convención de las Naciones Unidas Contra la Tortura
contra la Tortura
Convención
Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura
CIPST
Corte Interamericana de Derecho Humanos Corte IDH o Corte
Corte Penal Internacional CPI o Corte
Departamento Administrativo de Seguridad DAS
Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL DIJIN
Derecho Internacional de los Derechos humanos DIDH
Derecho Internacional Humanitario DIH
Derecho Penal Internacional DPI
Estatuto de Roma ER
Fuerzas Militares FFMM
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia FARC-EP
Grupo de Reacción Inmediata GRI
Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC
Jurisdicción Especial para la Paz JEP
Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos PIDCP
Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de
SIVJRNR
No Repetición
Sección de Investigación Criminal SIJIN
Tribunal Europeo de Derecho Humanos TEDH o Tribunal
Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia TPIY o Tribunal
Tribunal Penal Internacional para Ruanda TPIR o Tribunal
Los Grupos de Acción Unificada por la Libertad Personal GAULA
CONTENIDO

AGRADECIMIENTOS 10

CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS 12

PRÓLOGO 16

PRESENTACIÓN 24

POEMA Wislawa Szymborska 28

CAPÍTULO I. CONTEXTO HISTÓRICO


EL USO DEL SISTEMA PENAL COMO PARTE DE LA
ESTRATEGIA CONTRAINSURGENTE EN COLOMBIA 31

Introducción 32

1- Violencia armada y defensa del Estado 35

2- Anticomunismo y contrainsurgencia 37

3- La narcotización del conflicto y la redefinición de la estrategia


contrainsurgente 40

4- La construcción del sistema penal contrainsurgente en Colombia 43

5- Paramilitarismo y endurecimiento de las técnicas penales 46

6- El control de la insurgencia en Colombia 51

• Torturas y tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes 52

• Ejecuciones extrajudiciales 61
• Desapariciones forzadas 64
• Detenciones y procesos penales en contra de presuntos miembros
de grupos insurgentes 65
• Responsabilidad del Estado por la comisión de actos ilícitos en el
marco del conflicto armado 69
• La prisión y el uso de estrategias antisubversivas en el conflicto
armado 70
7- Conclusiones 76
CAPÍTULO II. EXPOSICIÓN DE LOS CASOS REPRESENTATIVOS 81
1- Fichas de los casos representativos 83
CAPÍTULO III. PATRONES DE MACROCRIMINALIDAD 221
1- Marco normativo sobre patrones de macrocriminalidad 222
2- Patrones de macrocriminalidad identificados 224
3- Descripción de los patrones 226
• La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes
ejercidos en la captura contra guerrilleros integrantes de las FARC-
EP, como método para obtener información, con la finalidad de
lograr una ventaja militar o como método de castigo o venganza. 226
• La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes
ejercidos durante la privación de la libertad contra guerrilleros
integrantes de las FARC-EP, como método de castigo por su
condición de insurgente o como venganza por hechos relacionados
con el conflicto armado. 232
4. Funcionamiento del aparato criminal 238

CAPÍTULO IV. LA PROHIBICIÓN DE TORTURA Y OTROS TRATOS


O PENAS CRUELES, INHUMANOS O DEGRADANTES 245
1- La tortura 246
• Marco normativo internacional 246
• La prohibición de la tortura como norma jus cogens 252

• Artículo 3° común a los Convenios de Ginebra de 1949. 253
• La tortura como crimen de lesa humanidad 255
• La tortura como crimen de guerra 256
• Elementos constitutivos de tortura 257
• Elementos constitutivos de tortura según el DIDH 257

• Elementos constitutivos de tortura según el Derecho Penal
Internacional 260
2- Tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes 264
• Jurisprudencia sobre otras formas de afectación a la integridad
personal 266
CAPÍTULO V. RESPONSABILIDAD DEL ESTADO 271
1- Responsabilidad patrimonial extracontractual del estado 272
2- Posición de garante 275

3- Responsabilidad por cadena de mando 278
CAPÍTULO VI. LOS RESPONSABLES 285
1- Propuesta de tipificación de los crímenes internacionales 286
• Crimen de guerra de tortura. (E.R. Artículo 8. 2). a). ii). -1) 287

• Crimen de guerra de tratos inhumanos. (E.R. Artículo 8. 2). a). ii). -2.) 288
• Crimen de lesa humanidad de tortura. (E.R. Artículo. 7. 1). f).) 288
2- Cargos internacionales para los presuntos responsables 289
• Cargo primero. Crimen de guerra de tortura 289

• Cargo segundo. Crimen de guerra de tratos inhumanos 290
• Cargo tercero. Crimen de lesa humanidad de tortura 290
Petición para la SRVR 291
BIBLIOGRAFÍA 294
POEMA Mario Benedetti 304
AGRADECIMIENTOS

E
ste informe es el resultado de una labor analítica e investigativa realiza-
da por la Corporación Solidaridad Jurídica, la cual contó con el apoyo
técnico del ICTJ y con la colaboración del Grupo de Prisiones de la Uni-
versidad de los Andes, quienes aportaron en el contenido del contexto general,
denominado, “Uso del sistema penal como parte de la estrategia contrainsur-
gente”.

Queremos agradecer particularmente a Gabriel Rojas Andrade y al equipo ju-


rídico del ICTJ por su valiosa y rigurosa colaboración. Así mismo, al profesor
Manuel Iturralde y al Grupo de Prisiones de la Universidad de los Andes, ya
que, por su acompañamiento en todo el proceso de elaboración del informe, se
pudo consolidar, estructurar y exponer de forma adecuada los resultados de la
investigación.

A ellos, nuestros más sinceros agradecimientos por su férrea labor investigativa


y analítica en la construcción del presente informe.

Queremos extender los agradecimientos a la profesora Miriam Torres Parra


por el gran apoyo en la elaboración de la metodología de investigación y por su
valioso tiempo y compromiso.

A Jaime Alberto Parra Rodríguez –Mauricio Jaramillo– (miembro del Conse-


jo Político Nacional del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común

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VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

[FARC] y delegado por dicha instancia para la implementación del Sistema


Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición –SIVJRNR–) por su
incondicional apoyo y acompañamiento en la elaboración del informe de pri-
sioneros políticos de las FARC-EP.

Por último, a cada uno de los exprisioneros y exprisioneras políticas de las


FARC-EP que participaron en la elaboración del informe, por su fortaleza en
los procesos de rememoración de los hechos de tortura y otros tratos crueles,
inhumanos y degradante que los marcaron profundamente, tanto física como
psicológicamente. A ellos damos las gracias por los resultados del informe y
esperamos que pueda realizarse un análisis extenso de las conductas que cons-
tituyen graves crímenes internacionales, para que las mismas no queden en la
impunidad.

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CONSIDERACIONES
METODOLÓGICAS

Contexto histórico

Para la realización del presente informe se utilizaron diferentes estrategias me-


todológicas. En primer lugar, se realizó un rastreo documental que permitiera
identificar los principales rasgos de la política contrainsurgente en el país, parti-
cularmente desde la perspectiva del sistema penal. Dicho rastreo incluyó textos
académicos, documentos gubernamentales, normas y sentencias judiciales que
permitieran diagnosticar las formas en que el Estado ha enfrentado el problema
de la subversión. En el marco de lo anterior, además de los textos académicos,
se lograron identificar más de treinta normas entre Actos Legislativos, Decretos
Legislativos, Decretos y Leyes, y un centenar de decisiones jurisprudenciales na-
cionales e internacionales.

La segunda estrategia utilizada fue la recolección de datos cuantitativos dis-


ponibles sobre la lucha contrainsurgente. Estos fueron obtenidos a través de la
realización de peticiones de información sobre resultados y extralimitaciones
del Estado en la lucha contrainsurgente. Aunque varias de las entidades reque-
ridas manifestaron no tener información al respecto (algo que sucedió con la
Defensoría del Pueblo y la Procuraduría General de la Nación), otras (como la
Fiscalía General de la Nación y el Consejo de Estado) dieron pronta respuesta
y aportaron algunos de los datos que aparecen en el presente informe. A estos
datos se sumaron los recolectados en diferentes informes de Organizaciones no

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VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Gubernamentales, centros de investigación, y el propio gobierno nacional, que


estaban disponibles para el acceso público, o que fueron obtenidos con el apoyo
de la Corporación Solidaridad Jurídica.

La tercera y última estrategia fue un estudio de caso con los miembros de las
FARC-EP que hayan estado recluidos en la cárcel La Modelo de la ciudad de
Bogotá. La decisión de escoger a personas que hayan estado detenidas en dicha
cárcel obedeció, en primer lugar, a la particular problemática vivida dentro de
dicha cárcel en razón del conflicto armado1 y, en segundo lugar, ya que es una
de las cárceles más representativas y con mayor población reclusa del país. Se
realizaron quince entrevistas a través de un cuestionario semiestructurado, el
cual fue diseñado por los investigadores del presente informe y miembros de
la Corporación Solidaridad Jurídica, quienes además realizaron las entrevistas.
Dichas entrevistas fueron realizadas entre el 22 de septiembre de 2019 y el 20 de
noviembre del mismo año. Así mismo, se tomó en cuenta una entrevista sobre
el tema que había sido obtenidas por miembros de la Corporación Solidaridad
Jurídica en el mes de mayo de 2019. Finalmente, se entrevistó a tres funcionarios
del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario –INPEC–, quienes presencia-
ron los hechos acaecidos en la Modelo en el periodo analizado (1998-2002) por
ser miembros del cuerpo de custodia y vigilancia de dicho establecimiento en
esa época.

Las entrevistas

Como se expuso en párrafos anteriores, se elaboró y aplicó una entrevista se-


miestructurada, mediante la cual se recogió la información relatada por cada
una de las 17 víctimas objeto del presente informe.

Estas entrevistas se realizaron entre los meses de junio a diciembre de 2019 en


las ciudades de Bogotá, Valledupar, Popayán y Florencia.

Las entrevistas abordaron los siguientes temas:

i. La historia de su vida antes de ingresar a la guerrilla de las FARC-EP;


ii. Su historia dentro de la organización insurgente y sus principales anécdotas;
iii. Los hechos que rodearon el momento de su captura;
iv. Su judicialización y privación de la libertad;

1-  Ariza e Iturralde, “‘You don’t respect me, but I’m worthy of respect’”; Ariza e Iturralde, “The Bullet
in the Glass: War, Death, and the Meaning of Penitentiary Experience in Colombia”.

13
i. Y, por último, su vida durante el tiempo de privación de la libertad en el
Sistema Penitenciario y Carcelario.

ii. Las fichas

Después de la depuración de la información, esta se organizó a través de fi-


chas que fueron elaboradas para sistematizar la información recolectada en las
entrevistas.

Las fichas de los casos están estructuradas en 5 partes. La primera parte con-
tiene los datos sobre los hechos al momento de su captura. En la segunda parte
se identifica el modus operandi en los hechos objeto del ilícito internacional. La
tercera parte trata sobre los hechos por los que atraviesa durante la privación
de la libertad. La cuarta y última parte, retoma la identificación de los modus
operandi y la ubicación donde se encuentra el archivo en físico correspondiente
a cada ficha.

Patrones de macrocriminalidad

Se rastreó la normatividad respecto a los patrones de macrocriminalidad y su


desarrollo en el tiempo, y con base en las orientaciones del ICTJ, se construyó la
estructura que se usó para la identificación de los patrones en los hechos recogi-
dos. El método de investigación utilizado fue el inductivo, donde se partió de la
información tanto del contexto, como de las fichas, para llegar a un análisis que
dio como resultado los patrones identificados.

Marco jurídico de la prohibición de tortura y otros tratos o penas crueles,


inhumanas o degradantes y la responsabilidad del Estado

En una primera parte, se hizo una revisión de los instrumentos normativos in-
ternacionales sobre la prohibición de la tortura y otros tratos o penas, crueles,
inhumanas o degradantes. Luego, se seleccionaron aquellos que habían sido
ratificados por Colombia para exponerlos como fuente obligatoria de cumpli-
miento por parte del Estado colombiano.

Posterior a esto, se seleccionó la jurisprudencia más relevante de la Corte Intera-


mericana de Derechos humanos frente a la interpretación de los tratados y con-
venciones internacionales referentes a la prohibición de la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes a la luz del Derecho Internacional de
los Derechos humanos. Asimismo, se identificó la jurisprudencia de la Corte

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VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Penal Internacional y de los Tribunales AdHoc para Yugoslavia y Ruanda en la


interpretación del Derecho Internacional Humanitario respecto a los crímenes
internacionales de guerra y lesa humanidad por hechos de tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanas o degradantes.

Y, finalmente, se realizó la distinción entre los que se considera tortura y los que
se consideran tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, de acuerdo con
los instrumentos y la jurisprudencia de las cortes internacionales.

Ahora bien, en la segunda parte se trabajó sobre la responsabilidad del Estado


frente al cumplimiento de las obligaciones internacionales en materia de lucha
contra la impunidad y protección de los derechos humanos. Aquí se aborda la
responsabilidad extracontractual del Estado, la posición de garante y la respon-
sabilidad por cadena de mando.

Responsables

Una vez se expusieron los relatos de las víctimas, se identificaron los patrones de
macrocriminalidad y se desarrolló el marco jurídico de la tortura y otros tratos
o penas crueles, inhumanos o degradantes, de la misma manera, se desarrolló lo
referente a la responsabilidad del Estado, lo que llevó a la identificación de los
máximos responsables y aquellos que tuvieron una participación determinante
en la comisión de estos crímenes internacionales. La parte referente a la respon-
sabilidad individual ha sido omitida en el presente informe impreso, ya que la
información original fue entregada directamente a la SRVR.

Petición

Finalmente, el informe concluye con una petición dirigida a los magistrados de


la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación
de Hechos y Conductas referente a que se investigue, juzgue y sancione los ilíci-
tos internacionales expuestos y se repare a las víctimas.

15
PRÓLOGO

T
res años y medio después de la firma del Acuerdo de Paz que puso fin a 52
años de conflicto armado entre las FARC EP y el Estado colombiano, aún
quedan en prisiones colombianas al menos doscientas personas priva-
das de la libertad, a pesar de haber sido acreditadas como antiguos insurgentes
integrantes de las FARC-EP, y por lo tanto, ser personas acreedoras, bien de la
amnistía establecida en el Acuerdo de Paz y en la ley 1820 de 2016, o bien de
medidas de excarcelación establecidas en la anterior ley, en el Acuerdo de Paz y
en distintas normas complementarias acordadas posteriormente.

Me ha encargado la Corporación Solidaridad Jurídica que redacte una introduc-


ción a su reciente trabajo: “TORTURA Y OTROS TRATOS O PENAS CRUE-
LES, INHUMANOS O DEGRADANTES COMETIDAS CONTRA COMBA-
TIENTES DE LAS FARC-EP EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO”.
Agradezco el ofrecimiento y lo considero una necesidad en estos tiempos para
poder clarificar algunas confusiones y equívocos que aparecen abriéndose paso
en estos difíciles tiempos para Colombia, sumida en el desprecio e incumpli-
miento a buena parte del Acuerdo de Paz, en dificultades y retrasos estructurales
en la implementación y en el mal gobierno, todo ello en un contexto de dolor y
problemas añadidos ocasionados por una pandemia mundial.

A lo largo del conflicto colombiano se fue generando una matriz de opinión


pública que distorsionó la visión del conflicto. Perniciosa y difícil de erradicar,
ha dificultado la consolidación de la paz impidiendo la victoria en el plebiscito

16
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

de octubre de 2016. También facilitó la victoria electoral de los adversarios de la


paz en las presidenciales de 2018. Esta matriz de opinión imperante fue creada
durante años por distintas herramientas de propaganda de guerra, con el apoyo
de unos medios de comunicación que en su inmensa mayoría han difundido una
versión del conflicto funcional a los intereses de los consejos de administración
de las empresas propietarias de estos. Esta matriz trasladaba automáticamente
todas las responsabilidades por los graves problemas de Colombia a las organi-
zaciones insurgentes, en especial a las FARC EP, mostrando los levantamientos
campesinos como la causa del conflicto en lugar de como una consecuencia de
la clamorosa desigualdad social que impera en el campo colombiano.

Valga como ejemplo de esta distorsión de la realidad la opinión extendida de que


la insurgencia colombiana no era más que un cartel de la droga, cuando lo cierto
que el concepto de “narcoterrorismo” surge a raíz de las actividades terroristas
del cartel de Medellín de los años 80 y 90 del pasado siglo. Ese concepto fue
creado primero por un embajador de los Estados Unidos en Colombia, experto
en comunicación de guerra, a final del siglo XX⁾¹ y después desarrollado por el
uribismo hasta convertirlo en una matriz de opinión contra la insurgencia, ma-
triz que, si bien en absoluto se ajusta a la realidad, ha sido consolidada por parte
del establecimiento colombiano, siempre interesado en ocultar el vínculo entre
los negocios de los terratenientes, los ganaderos, el narcotráfico y los paramili-
tares. Hoy cualquier observador objetivo deduciría lo contrario, que las FARC
EP constituían una barrera a la extensión de los cultivos ilícitos en las zonas que
controlaban militarmente. Recuérdese que en el año 2018, año y medio después
de la firma del Acuerdo de Paz y gracias a los programas de erradicación de
cultivos contemplados en dicho acuerdo, quedaban unas 50.000 hectáreas de
hoja de coca en Colombia. Sin embargo hoy, desaparecidas las FARC EP, los
EEUU afirman que los cultivos de uso ilícito se han extendido en el país hasta
alcanzarse más de 200.000 hectáreas de hoja de coca. Es una evidencia que el
actual gobierno ha frenado los programas de sustitución voluntaria de cultivos
a la vez que la violencia se ha centrado en los líderes de los programas de erra-
dicación, muchos de ellos antiguos integrantes de las FARC EP en proceso de
reincorporación.

Esta percepción social distorsionada sobre las causas reales de los problemas del
país, también ha creado una tremenda asimetría a la hora de mostrar la realidad
de las víctimas y de los victimarios, de forma que en el imaginario social co-
lectivo colombiano no existe una percepción de que el mayor victimario en el
conflicto armado colombiano -con diferencia-, según se acredita con los da-
tos en poder del Estado generados por la Unidad de Víctimas- han sido los

17
grupos paramilitares, colaboradores y en muchos casos auxiliadores de la fuerza
pública. Sin embargo, la opinión pública urbana, la mayoritaria en el país, si-
gue creyendo que el principal victimario del conflicto ha sido la insurgencia,
desconociendo que no solo esa realidad no es cierta, sino que la insurgencia
campesina surge a su vez como consecuencia de un proceso de victimización al
campesinado colombiano durante décadas.

Por todo ello este trabajo es muy necesario, para mostrar otra visión de las con-
secuencias del conflicto y de la victimización también sufrida por los y las com-
batientes insurgentes y sus familias. No pretendo decir que esta visión sea más
objetiva o más pegada a la realidad que otras. Cada quien deberá valorarlo. Pero
desde luego sí puedo afirmar que es una visión que muestra una realidad hasta
ahora ignorada, una realidad molesta que no ha querido ser reconocida, porque
de reconocerse muchos de los hasta ahora considerados héroes aparecerán más
bien como villanos, como responsables de tratos inhumanos, crueles, degradan-
tes y torturas. En todo caso, sí se trata de una realidad que sistemáticamente ha
sido ocultado a la opinión pública colombiana.

Este trabajo se divide en cinco ejes temáticos. Uno primero sobre la configu-
ración de un derecho penal del enemigo que fue desarrollándose a lo largo de
los años del conflicto, a través de distintas políticas contrainsurgentes, políticas
anticomunistas y políticas de “narcotización” del conflicto.

Un segundo eje sobre la macro criminalidad de un Estado que desplegó de for-


ma permanente prácticas contrarias a los derechos humanos, prácticas realiza-
das contra la población civil que, solo por padecer la desigualdad, se identificaba
por el Estado como enemiga del injusto orden socio económico existente, y tam-
bién prácticas contra los integrantes de los grupos insurgentes y sus familiares
y simpatizantes -en especial contra todo lo que podía aparecer vinculado a las
FARC EP- colectivos que obviamente estaban protegidos por el Derecho Inter-
nacional Humanitario aplicable en cualquier conflicto armado interno, algo que
ha sido ignorado sistemáticamente como se explica en este trabajo de la Corpo-
ración Solidaridad Jurídica.

El tercer eje hace referencia a las normas de prevención de la tortura y los


tratos inhumanos crueles y degradantes, normas que existe en la legislación
colombiana tras haber sido asumidas como propias por el país diversas normas
de derecho internacional a través de la firma de distintos convenios y tratados
sobre la materia. Un cuarto eje sobre responsabilidad del Estado por estas ac-
tuaciones proscritas por el derecho internacional, y un quinto y último eje sobre

18
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

la identificación de los responsables de estas prácticas y la clasificación de las


distintas conductas identificadas como contrarias a la ley humanitaria.

Necesariamente el trabajo nos recuerda los casos atroces y emblemáticos de la


práctica criminal conjunta del paramilitarismo y agentes del Estado, como fue
la masacre de Mapiripán en el año 1997. Durante siete días de julio fueron ma-
sacrados sistemáticamente por los grupos paramilitares -con la permisividad y
colaboración del ejército, como ha declarado la justicia colombiana- los campe-
sinos y habitantes de esta localidad, en un arrebato de paranoia asesina que llevó
a las AUC a considerar prácticamente a toda la población como auxiliadores
de la guerrilla, provocándose además un inmenso desplazamiento. Sin duda es
uno de los casos evidentes de colaboración o actuación complementaria entre
la fuerza pública y los grupos paramilitares que fueron trasladados a Mapiripán
desde el otro extremo del país por vía aérea, hasta aterrizar en una pista con-
trolada por el ejército, institución que después facilitó su acceso a la localidad,
posteriormente cerrada también por el ejército para que durante una semana los
paramilitares cometieran en absoluta impunidad los graves crímenes contra la
humanidad que perpetraron.

Como es sabido, está masacre no ha sido la única llevada a cabo por grupos
paramilitares con la connivencia de agentes del Estado, sino una más de esa
larga y dolorosa lista de crímenes contra la humanidad, como las masacres de
población civil ocurridas en Trujillo, en Riofrío, en Bolívar, en La Rochela, en El
Salado, en la Comuna 13, en El Aro…siempre mediante acción combinada entre
agentes del Estado y grupos paramilitares.

Este trabajo aparece en un momento muy pertinente, cuando la Jurisdicción


Especial para la Paz (JEP) creada por el Acuerdo de Paz está teniendo que estu-
diar medidas cautelares de protección a los y las ex combatientes de las FARC,
quienes tras dejar las armas se han acogido mayoritariamente al proceso de paz.
A pesar de ello, los antiguos insurgentes en proceso de reincorporación, están
siendo asesinados constantemente sin que las autoridades cumplan su obliga-
ción de impedirlo ni hayan puesto en marcha las instituciones contempladas
en el Acuerdo de Paz para evitar esta previsible actuación criminal, incluso
advertida en el texto acordado.

A final de mayo de 2020 son prácticamente doscientos los antiguos insurgentes


y familiares directos asesinados. La indolencia y pasividad del Estado está acer-
cándose peligrosamente a convertir un inicialmente exitoso proceso de paz, en
uno más de los innumerables procesos de paz fallidos de la historia de Colombia.

19
Lamentablemente ha sido algo permanente la falta de respeto al Acuerdo de Paz,
y en concreto a los textos aprobados en el Teatro Colón y posteriormente trasla-
dados a la Constitución colombiana y desarrollados a través de distintas normas
legales. El “santanderismo” colombiano está a punto de dañar irreparablemente
un Acuerdo de Paz construido con minuciosidad durante cuatro intensos años
de trabajo que dieron lugar a un texto, -el aprobado finalmente en noviembre de
2016 tras modificarse el inicialmente acordado en agosto de ese año-, que fue
saludado por los especialistas en resolución de conflictos de todo el mundo y
por la academia especializada como el modelo más acabado hasta el momento.
En especial respecto al sistema de justicia para la paz que contenía, innovador en
cuanto a situar la justicia restaurativa en su eje central y capaz así de garantizar
los derechos a la verdad, a la justicia, a la reparación, la no repetición y a la vez
construir la paz en el posconflicto, mediante la construcción del denominado
Ius post bellum.

Resulta sorprendente el generalizado irrespeto que hemos vivido al principio


jurídico básico en cualquier acuerdo o relación contractual: pacta sunt servan-
da. Absolutamente irresponsable la facilidad con la que una pléyade de autopro-
clamados especialistas en justicia para la paz afirma que el acuerdo “quedó mal
redactado”, confundiendo el difícil equilibrio interno de un proceso negociador
que consiguió acabar con una cruenta guerra de cincuenta años con un sim-
ple trabajo académico de un investigador -que no necesita reflejar un resultado
satisfactorio para diversos intervinientes- o con un proceso legislativo de di-
seño de una norma procesal. Mas doloroso resulta aun cuando las sucesivas y
oportunistas ocurrencias proceden de sectores que en muchos casos tuvieron la
ocasión durante distintos gobiernos de haber hecho la paz con sus propuestas,
pero en la práctica fueron incapaces de ello. Hoy, cada “idea brillante” de estos
ocurrentes sectores, en la medida en que altere o pretenda alterar lo acordado, es
una muesca más en el árbol de la degradación del Acuerdo de Paz.

Las distintas modificaciones al Acuerdo de Paz efectuadas mediante la ley 1922


de 18 de julio de 2018 de Procedimiento de la Jurisdicción Especial para la Paz,
amenazan con distorsionar hasta dejar sin efecto lo acordado en La Habana. La
introducción unilateral del denominado “sistema dialógico” -que no fue “olvi-
dado” en la Habana sino expresamente desestimado tras arduas discusiones- ha
provocado un desequilibrio entre las partes sometidas a este sistema de justicia,
en la medida en que a fecha de hoy unas víctimas tienen medios eficaces para
difundir plenamente su victimización, incluso de forma excesivamente protago-
nista, y otras no tanto. Existiendo incluso colectivos de víctimas que hoy todavía
carecen de la más mínima oportunidad de hacerlo, como se constata leyendo

20
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

este trabajo que tengo la oportunidad de prologar. A nadie se le escapa que,


como principio general, es más fácil crear una matriz de victimización y difun-
dirla para aquellos sectores económicamente más poderosos o que cuentan con
más apoyo en los medios de comunicación de mayor alcance y difusión. Por eso,
la justicia restaurativa para la paz no podía descansar sobre un principio dialó-
gico que, entre otros inconvenientes como la posible dilatación procesal en una
jurisdicción temporalmente limitada, puede acabar eliminando poco a poco la
igualdad de armas procesales entre las partes sometidas a la JEP.

Otra muestra más de estas modificaciones unilaterales e inaceptables a la JEP


son los intentos de modificar el régimen sancionador previsto en el Acuerdo de
Paz, la configuración de las denominadas sanciones propias -ahora conocidas
como TOAR-, las previstas para quiénes reconocen verdad en la fase establecida
ante la Sala de Reconocimiento. No deja de sorprender que la Jurisdicción Espe-
cial para la Paz se haya atrevido a declarar que las sanciones contempladas en el
texto del acuerdo no son “números clausus”¹ y que pueden incorporarse nuevas
sanciones no contempladas en el Acuerdo de Paz, en el Acto Legislativo 001 de
2017² o en la Ley Estatutaria que las trasladó al ordenamiento interno colombia-
no. El artículo Transitorio 13 del anterior Acto Legislativo es claro al señalar que
las sanciones “en todos los casos” serán las expresamente recogidas en esa norma
constitucional, que a su vez recoge exclusivamente las sanciones diseñadas en el
texto del Acuerdo de Paz. ¿Está tratando la JEP de inaplicar las sanciones pro-
pias que se acordaron para crear discrecionalmente unas diferentes?

Tal dislate jurídico, en caso de ser cierto, no solamente incumpliría la nor-


ma constitucional colombiana y vulneraria el principio pacta sunt servanda
respecto al régimen sancionador establecido en el Acuerdo de Paz, sino que
sería contrario al Principio de Legalidad, componente esencial del sistema san-
cionador en un Estado de derecho, enunciado -desde los tiempos de la ilustra-
ción por César Beccaria y posteriormente por Von Feuerbach entre otros-como
“nullum crimen, nulla poena sine praevia lege”: no hay sanción sin ley previa
que la determine, no hay delito sin ley que lo determine y no hay posible aplica-
ción analógica en el derecho penal, mucho menos de la sanción. Esto significa
que el poder judicial nunca puede crear normas penales, sino que la ley penal
y sancionadora ha de ser precisa y escrita, conforme al principio de taxatividad
y siempre ha de operar la reserva legal de pena, descartándose otros medios de
formación de legislación sancionatoria y en especial de las sanciones, siendo
inaceptable su creación por resoluciones judiciales.

21
La realidad es que la tarea cotidiana de la Jurisdicción Especial para la Paz se está
centrando, en una proporción muy elevada, sobre las responsabilidades ya re-
conocidas por los antiguos combatientes insurgentes y también ya examinadas
hasta la saciedad por los tribunales colombianos durante el conflicto. Mientras,
cuesta avanzar respecto al examen de las responsabilidades derivadas del con-
flicto que no fueron las más perseguidas en su momento por la justicia colom-
biana a lo largo de los últimos cincuenta años, las derivadas de las actuaciones
de los grupos paramilitares y de los agentes del Estado. Prácticamente nada se
ha avanzado respecto al examen de las responsabilidades de terceros, siendo lo
cierto que el marco del posible examen de estas responsabilidades fue limitado
en su momento, -también arbitrariamente y en contra del contenido del Acuer-
do de Paz- por la justicia ordinaria colombiana, a través de distintas resoluciones
de las altas Cortes.

No perdamos de vista que el sistema judicial colombiano ha tenido un compo-


nente contrainsurgente -más o menos incisivo o atenuado en cada época, pero
de forma estructural y permanente- entre 1967 y al menos hasta el 2010, moti-
vo por el cual fue necesario crear una nueva jurisdicción para abordar las res-
ponsabilidades del conflicto. A fecha de hoy, a la vista de algunas actuaciones,
parece que es difícil pretender que está nueva jurisdicción no esté alcanzada o
influenciada por ese ambiente judicial y social contrainsurgente previo, lo cual
no impide reconocer cabalmente también los esfuerzos hechos por los integran-
tes de la JEP para desempeñar la tarea que les fue encomendada por el Acuerdo
de Paz, a pesar de las actuaciones ya citadas críticamente, que a nuestro parecer
y como se ha explicado, constituirían incumplimientos respecto a lo acordado
en el acuerdo del Teatro Colón y por lo tanto deben ser evitados.

Este trabajo también nos recuerda una trágica realidad muchas veces minusva-
lorada, que hoy no puede volver a repetirse en Colombia. Hechos que responden
a planes criminales que no podrían haberse llevado a cabo sin la planificación
e intervención sostenida de distintos actores, pero entre ellos también agentes
del Estado. El exterminio de la Unión Patriótica (UP), nacida en los acuerdos de
La Uribe de 1984, así como la tortura y tratos inhumanos crueles y degradantes
infringidos de forma sistemática a líderes políticos, sindicales, populares, y por
supuesto, a insurgentes tras su captura y en especial durante el tiempo de reclu-
sión en las cárceles. El texto describe, no de forma exhaustiva pero si mediante
una amplia enumeración de una serie de casos debidamente documentados, dis-
tintos supuestos que describen diferentes formas de tortura empleadas de for-
ma sistemática por agentes del Estado, entre las cuales se describen algunas de
especial crueldad que de ser investigadas y en caso de acreditarse su veracidad,

22
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

sometidas a la Justicia Especial para la Paz, como serían las amputaciones ar-
bitrarias e innecesarias de órganos por operadores sanitarios al servicio de la
fuerza pública. Los datos aportados nos muestran una realidad que debe abrirse
a la verdad plena, detallada y exhaustiva. Entre 1988 y el año 2003 se documen-
taron más de doce mil ejecuciones extrajudiciales, y ascienden a 3.259 los casos
que han sido documentadas como “falsos positivos” entre los años 2002 y 2011.
A esto hay que añadir los 60.630 desaparecidos forzosos datados entre 1970 y el
año 2015, y las masacres y desapariciones forzosas ocurridas dentro de las cárce-
les, en recintos donde el Estado tenía una evidente obligación de hacer guardar
el orden y la seguridad de las personas internas. Recuérdese lo ocurrido entre los
años 1999 y 2003 en la cárcel Modelo de Bogotá, donde incluso los paramilitares
que gobernaban de facto la prisión habilitaron espacios para la tortura. Como
epílogo de ese proceso de degradación de la actuación de numerosos servidores
públicos, este trabajo también menciona lo relativo al Departamento Adminis-
trativo de Seguridad (DAS), la policía de investigación que acabó convirtién-
dose en policía política y que tuvo que ser disuelto por orden judicial en el año
2012, tras ser definida como una auténtica organización criminal.

Sin duda esta exhaustiva investigación será un grito más en el clamor de la


sociedad colombiana reclamando un Nunca Más.

Enrique SANTIAGO ROMERO

Asesor jurídico de la Mesa de conversaciones de paz de La Habana.


Integrante de la Comisión Jurídica redactora del acuerdo de creación de la
Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).

23
PRESENTACIÓN

E
l presente informe explica cómo el Estado colombiano, desde la segunda
mitad del siglo XX, ha consolidado una política contrainsurgente basada
en una estrategia estatal antisubversiva y soterrada. Dicha estrategia em-
plea el sistema penal y la Fuerza Pública para “neutralizar” a lo que se considera
“adversario” bajo la lógica del “enemigo interno”. Para tal efecto, agentes del Es-
tado han usado diferentes prácticas como la tortura y otros tratos o penas cru-
eles, inhumanos o degradantes contra guerrilleros de las extintas FARC-EP. En
este orden de ideas, de acuerdo con los patrones de macrocriminalidad que se
identifican en el documento, se puede evidenciar la configuración de crímenes
de guerra y de lesa humanidad contemplados en el corpus iuris del Derecho In-
ternacional y que fueron cometidos por agentes del Estado.

Los casos expuestos demuestran situaciones que afectaron grave y sistemática-


mente los derechos humanos de combatientes guerrilleros de las extintas FARC-
EP en el marco del conflicto armado colombiano, tanto en su captura como en
su privación de la libertad en el Sistema Nacional Penitenciario y Carcelario.
Los crímenes internacionales, que se presentan por medio de las versiones de
las víctimas, se refieren a tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanas o de-
gradantes. Estos crímenes internacionales atentan contra la humanidad y gozan
de una especial prohibición como norma ius cogens de imperativo cumplimien-
to universal y que no pueden quedar impunes bajo la complicidad estatal o al
menos bajo su inoperancia.

24
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

La Jurisdicción Especial para la Paz tiene un desafío sin precedentes a la hora de


cumplir las obligaciones internacionales en materia de lucha contra la impuni-
dad1 para investigar, juzgar y sancionar a los máximos responsables2 de crímenes
internacionales. Para este fin, el Acuerdo Final de Paz estableció una serie de
principios que orientarían e irradiarían el funcionamiento de la administración
de la justicia transicional por parte de la Jurisdicción Especial para la Paz. Uno
de estos principios es el de la simetría3, consistente en el tratamiento equitativo,
equilibrado y simultaneo entre quienes participaron en el conflicto armado in-
terno, principio que no solamente se refiere a las concesiones de beneficios, sino
también a la selección de individuos que serán procesados por esta justicia, en el
sentido de lograr la investigación y juzgamiento de todas las partes involucradas
en el conflicto armado para que este no se repita.

Es importante señalar que, en la presente publicación fue suprimida la infor-


mación respecto a los máximos responsables y participes determinantes en

1-  Conjunto de principios actualizado para la protección y la promoción de los Derechos Humanos me-
diante la lucha contra la impunidad Doc. ONU E/CN.4/2005/102/Add.1; Resolución sobre impunidad,
número 2005/81 de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (por medio de la cual toma
nota del Conjunto actualizado de principios como directrices que ayuden a los Estados a desarrollar me-
didas eficaces para luchar contra la impunidad, reconoce la aplicación regional y nacional de los Princip-
ios y adopta otras disposiciones al respecto) Doc. ONU E/CN.4/RES/2005/81; Resolución sobre el derecho
a la verdad, número 2005/66 de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas (en la cual toma
nota con reconocimiento del Conjunto actualizado de principios y adopta otras disposiciones al respecto)
Doc. ONU E/CN.4/RES/2005/66.
2-  En palabras de la Corte: “El juzgamiento y la sanción pueden dirigirse a los máximos responsables.
Aunado a lo anterior, (iii) se ha admitido la posibilidad de adoptar criterios de priorización y selección en
la investigación y juzgamiento, con el fin de cumplir objetivos tales como desvelar estructuras y patrones
de macrocriminalidad.”, Corte Constitucional, sentencia C-007 de 2018, M.P. Diana Fajardo Rivera,
párr. 394. Inciso quinto, artículo transitorio 12, artículo 1.; Para estos efectos, la SRVR entiende que la
categoría de máximo responsable no corresponde necesariamente, ni exclusivamente a aquellas personas
que ocupan un alto mando o un estatus de líder en el grupo armado. Esta categoría involucra el análisis
del rol especifico y el grado de participación de la persona en la comisión de un delito, entre otros. Al re-
specto, se puede consultar la sentencia C-579 de 2013. En esta providencia la Corte señaló : “(…) De esta
manera, el concepto de máximo responsable no se identifica con el de jefe del grupo o bloque, como se ha
entendido incorrectamente, sino con criterios relacionados con un nexo con el plan o política de violencia
organizada, para lo cual se han utilizado diversos criterios” (..) “En conclusión, a partir de los criterios
internacionales anteriormente expresados se puede señalar que el máximo responsable es aquella persona
que tiene un rol esencial en la organización criminal para la comisión de cada delito, es decir, que haya:
dirigido, tenido el control o financiado la comisión de los delitos”. Por su parte, la Directiva 02 de 2015
de la Fiscalía General de la Nación precisa que el concepto de máximos responsables incluye “aquellas
personas que, independientemente de la posición que ocupaban en la estructura delictiva, han cometido
o tienen responsabilidad directa en la comisión de delitos particularmente graves”.
3-  La obligación de brindar un tratamiento simétrico y equitativo, pero diferenciado a los miembros de
la Fuerza Pública surge del Acuerdo. Este mandato también está incorporado en la Constitución en los
artículos transitorios 17 y 21 del Título transitorio incorporado por el Acto Legislativo 01 de 2017.

25
conductas graves y representativas, así como la identificación de las víctimas con
el ánimo de garantizar el debido proceso en la investigación y la protección de la
identidad de las víctimas.

La comunidad internacional y nacional estará expectante y confrontará y


evaluará las actuaciones desplegadas por parte del componente de justicia del
SIVJRNR. En el evento en que solo sea investigada, juzgada y sancionada una
de las partes que estuvo en conflicto y que fue firmante del Acuerdo Final de
Paz, sería un proceso de justicia asimétrico y por lo tanto insuficiente para la su-
peración del conflicto, pues se estaría aplicando una justicia en lógica de vence-
dores y vencidos.

Si este fuera el caso, habría razones objetivas para que se activaría el principio
de complementariedad contemplado en el Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional (CPI)4, en cuyo caso la CPI tendría competencia para investigar,
juzgar y sancionar a los principales responsables de crímenes internaciona-
les cometidos después de la firma del Estatuto de Roma por parte del Estado
Colombiano. En igual sentido, por medio del principio de subsidiariedad del
Sistema Interamericano de Derechos humanos, se activaría la competencia de la
Corte Interamericana de Derechos humanos5.

El presente informe pretende que la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Re-


sponsabilidad y de Determinación de Hechos y Conductas abra un caso para
que la JEP investigue, juzgue y sancione a aquellos que tuvieron una partici-
pación determinante en las situaciones fácticas que se exponen en los casos rep-
resentativos y se repare a las víctimas directas e indirectas con base en el enfoque
restaurativo y el contenido de las sanciones propias de la Jurisdicción.

4-  Estatuto de Roma. Artículo 17. Cuestiones de admisibilidad.


5-  Cfr. Caso Comunidades del Jiguamiandó y del Curvaradó. Medidas Provisionales. Resolución de la
Corte de 22 de mayo de 2013, Considerando 52. “[…] en el Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos dicho principio presupone que corresponde en primera instancia a los Estados respetar y garantizar
tales derechos en el ámbito de su jurisdicción. De no ser así, los órganos internacionales podrán intervenir
de forma complementaria, en el marco de su competencia, para asegurar y supervisar el cumplimien-
to de dichas obligaciones. Por lo tanto, el principio de subsidiariedad determina el ámbito y los límites
de la intervención de los órganos internacionales cuando los Estados no han cumplido adecuadamente
con los deberes de respeto y garantía de los Derechos Humanos. De este modo, los órganos del Sistema
Interamericano pueden intervenir en los asuntos relacionados con el cumplimiento de los compromisos
contraídos por los Estados Partes de la Convención Americana sólo cuando éstos no hayan cumplido
dichas obligaciones, o no lo hayan hecho adecuadamente. A contrario sensu, corresponde a la Comisión
Interamericana y a este Tribunal abstenerse de intervenir en dichos asuntos cuando los Estados actúen de
conformidad con sus obligaciones de respeto y garantía de los Derechos Humanos”.

26
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

El informe será ampliado con una posterior entrega que incluirá nuevos casos
representativos y, adicionalmente, se encargará de demostrar los patrones de
macrocriminalidad que configuran el crimen de guerra de desaparición forzada
durante la captura de combatientes guerrilleros de las extintas FARC-EP.

El informe se estructura en cinco partes: la primera parte presenta un contexto


histórico sobre el uso del sistema penal como parte de la estrategia contrain-
surgente y expone casos representativos que ilustran los patrones que incluy-
en torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes contra guerrilleros que
fueron combatientes de las FARC-EP. En esta parte se abordan los hechos y la
normatividad que demuestra cómo el sistema penal colombiano ha hecho parte
fundamental de la estrategia contrainsurgente en Colombia. Todo ello en rel-
ación con: la violencia armada, la política anticomunista y contrainsurgente, la
narcotización del conflicto armado y la redefinición de la estrategia contrainsur-
gente, el paramilitarismo, el endurecimiento de las técnicas penales y el control
de la insurgencia. En la exposición de los casos representativos se comprueba el
planteamiento inicial del contexto respecto de la violación del Derecho Interna-
cional Humanitario y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos por
parte de agentes del Estado. En la segunda parte se presentan los patrones de
macrocriminalidad identificados que permiten situar la conducta de agentes del
Estado en los casos representativos presentados, así como el funcionamiento del
aparato criminal. En la tercera parte se analiza, desde una perspectiva jurídico–
teórica, la prohibición de la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes en el marco jurídico internacional, recogiendo convenios, tratados,
jurisprudencia, entre otros elementos normativos. La cuarta parte se encarga
de plantear una aproximación respecto de la responsabilidad del Estado en rel-
ación con el derecho interno y la normativa internacional, haciendo énfasis en
la responsabilidad por posición de garante y por cadena de mando. En la quinta
parte se hace una identificación e individualización de los presuntos respons-
ables, junto con una propuesta de calificación de los crímenes internacionales
cometidos. Finalmente, se realiza una petición a la Jurisdicción Especial para la
Paz en el marco de su competencia de investigación, juzgamiento y sanción de
graves violaciones a los derechos humanos e infracciones al Derecho Internacio-
nal Humanitario, para que estos casos no queden en la impunidad.

Corporación Solidaridad Jurídica

27
TORTURAS

Nada ha cambiado.
El cuerpo es doloroso,
necesita comer, respirar y dormir,
tiene piel fina y, debajo, sangre,
tiene buenas reservas de dientes y de uñas,
huesos quebradizos, articulaciones dúctiles.
Para las torturas todo se tiene en cuenta.

Nada ha cambiado.
El cuerpo tiembla como temblaba
antes y después de la fundación de Roma,
en el siglo veinte antes y después de Cristo,
las torturas son como fueron, aunque la tierra ha menguado
y diríase que todo sucede a la vuelta de la esquina.

Nada ha cambiado.
Salvo el número de habitantes por metro cuadrado,
a las viejas culpas se suman nuevas,
reales, imputadas, momentáneas y nulas,
pero el grito del cuerpo que las avala
era, es y será un grito de inocencia
según el baremo y escala seculares.
Nada ha cambiado.
Quizás los modales, las ceremonias y las danzas,
pero el gesto de brazos protegiendo una cabeza
sigue siendo el mismo.
El cuerpo se retuerce, forcejea para liberarse,
cae postrado, dobla las rodillas,
lividece, se hincha, babea y sangra.

Nada ha cambiado.
Salvo el curso de los ríos,
la línea de los bosques, costas, desiertos y glaciares.
Por esos parajes el alma yerra,
desaparece, vuelve, se acerca y se aleja,
ajena a sí misma e inasequible,
ora segura, ora insegura de su existencia,
mientras el cuerpo es, es y sigue siendo,
y no tiene donde cobijarse.

ij
(Por Wislawa Szymborska)
CAPÍTULO I.
CONTEXTO HISTÓRICO

EL USO DEL SISTEMA PENAL COMO PARTE DE LA


ESTRATEGIA CONTRAINSURGENTE EN COLOMBIA
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

INTRODUCCIÓN

E
l 14 de julio de 1997 comenzó la semana más oscura para los cerca de diez
mil habitantes de Mapiripán, en el departamento del Meta. Miembros de
las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), pertenecientes a las Auto-
defensas Unidas de Córdoba y Urabá (AUCC), llegaron al municipio con el fin
de reprimir a los supuestos colaboradores de las Fuerzas Armadas Revolucio-
narias de Colombia (FARC-EP). A pesar de que las brigadas del Ejército Nacio-
nal que operaban en la zona tenían conocimiento, no sólo de la movilización
de tropas por parte de las AUC sino también de lo que sucedía en Mapiripán,
decidieron no intervenir militarmente para detener a las fuerzas paraestatales.
Esta acción militar de lucha contrainsurgente derivó en una de las masacres más
brutales del conflicto armado colombiano. Durante el tiempo que duró la ocu-
pación paramilitar del municipio, que se extendió hasta el 20 de julio de 1997,
civiles señalados de ser colaboradores de la guerrilla fueron ejecutados, mien-
tras que centenares de personas fueron desplazadas forzadamente1.

Lo sucedido con la incursión paramilitar en el municipio de Mapiripán hizo


parte, no sólo de la estrategia emprendida por los grupos paramilitares para
luchar contra la insurgencia, además de extender su poder y dominio territorial,
amedrentar a la población civil y apropiarse de tierras campesinas2, sino de la
estrategia estatal de lucha antisubversiva. El uso combinado del poder militar
del Estado y de los grupos paramilitares en contra de la población civil y las
personas acusadas de pertenecer a los grupos guerrilleros, así como contra los
miembros activos de los grupos insurgentes, fue un rasgo visible en la masacre

1-  Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, “La masacre de Mapiripán”, 175-185.
2-  Cfr. “El secreto de Mapiripán”.

32
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

de Mapiripán, pero también en otras de las masacres más representativas del


conflicto colombiano, como las realizadas en Trujillo, Riofrío, Bolívar, La Ro-
chela, El Salado, la Comuna 13 y el Aro, entre otras.

Estos eventos de reconocida brutalidad en el uso de la fuerza por parte del Esta-
do y los grupos paramilitares, que han sido ampliamente documentados3 y reco-
nocidos por la jurisprudencia nacional e internacional4, muestran sólo una parte
de las numerosas y graves vulneraciones de derechos humanos que tuvieron
lugar en la lucha estatal contrainsurgente. Una gran cantidad de las vulneracio-
nes de derechos que tuvieron lugar como resultado de la lucha antisubversiva se
manifiestan no sólo en numerosos casos, cuya documentación sigue en proceso,
sino que son resultado de un diseño estructural que permitía al Estado colom-
biano la ampliación y abuso de sus poderes para combatir la insurgencia a través
de mecanismos aparentemente legales.

Además de las acciones abiertamente ilícitas de agentes estatales, muchas veces


en colaboración con grupos ilegales, el diseño del sistema policial, penal, proce-
sal penal y carcelario le permitió al Estado durante décadas utilizar su aparato
punitivo como una herramienta para hacer la guerra contra las guerrillas. El uso
de detenciones ilegales5, torturas6 o la ampliación de poderes de los funcionarios
de policía e investigación penal7, entre otros factores, permitieron al Estado crear

3-  Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, “La masacre de Mapiripán”; Banco de
Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, “Deuda con la Humanidad”; Banco de Datos de
Derechos Humanos y Violencia Política, “Comuna 13, la otra versión”; Banco de Datos de Derechos
Humanos y Violencia Política, “Deuda con la Humanidad 2”; Centro Nacional de Memoria Históri-
ca, La Rochela; Centro Nacional de Memoria Histórica, La masacre del Salado; Centro Nacional de
Memoria Histórica, La masacre del Tigre; Centro Nacional de Memoria Histórica, Silenciar la democ-
racia.
4-  Entre otros, se encuentran los casos con radicados 50001-23-31-000-1999-40139-01(34252) y
50001-23-31-000-1999-00384-01(31203) del Consejo de Estado; la Sentencia SU-1184 de la Corte
Constitucional, MP. Eduardo Montealegre Lynett; la Sentencia 35113 del 5 de junio de 2014 emitida
por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, los casos de la masacre de Mapiripán; la masacre de
la Rochela; la masacre de Santo Domingo, la masacre de Ituango, en los que el Estado colombiano fue
condenado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
5-  Por ejemplo, entre muchos otros casos, durante la incursión militar en la Comuna 13 de Medellín,
además de los numerosos muertos, heridos y desaparecidos, se registró la detención arbitraria de
55 personas. Cfr. Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, “Comuna 13, la otra
versión”, 14. Sobre detenciones ilegales puede verse también Centro de Estudios en Derecho y Socie-
dad (DeJusticia), Que nos llamen inocentes, donde se documentan y narran las historias de personas
detenidas arbitrariamente en el Carmen de Bolívar.
6-  Coalición Colombiana Contra la Tortura, Tortura y tratos o penas crueles, inhumanos o degra-
dantes en Colombia.
7-  Sobre este aspecto se profundizará más adelante.

33
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

dos sistemas penales independientes: uno para enfrentar los delitos ordinarios
y otro para someter a la insurgencia. Estos dos sistemas terminaron por con-
verger8 para crear un aparato penal que, con la excusa del conflicto armado, fue
paulatinamente minando la legitimidad en un Estado de Derecho en el que el
ejercicio del poder punitivo debería tener límites constitucionales claros9.

Las obligaciones internacionales adquiridas por el Estado colombiano frente al


respeto de los derechos humanos en general y a los límites en las formas de
hacer la guerra en particular, fueron abiertamente evadidas por distintos go-
biernos desde la segunda mitad del siglo XX. Así mismo, los derechos constitu-
cionales que protegen a todos los ciudadanos frente a posibles abusos durante
procedimientos policiales e investigaciones penales en su contra (que pueden
incluir detenciones) fueron violados en numerosas ocasiones, no sólo en casos
concretos10, sino por medio de un diseño normativo cuestionable que permitía
ejecutar estrategias de represión bajo la apariencia de legalidad11.

El presente documento presentará la siguiente hipótesis: a partir la segunda mi-


tad del siglo XX el Estado colombiano consolidó una estrategia antisubversiva
que se centró en la lógica de la eliminación del enemigo interno. Bajo dicha ló-
gica, el Estado colombiano acudió a mecanismos legales y extralegales para con-
trolar, perseguir e incapacitar a personas, grupos y movimientos sociales seña-
lados de estar vinculados a organizaciones subversivas. Dicha doctrina facilitó
y legitimó la restricción y violación sistemática de las garantías y derechos fun-
damentales, tanto de población civil, como de miembros de grupos subversivos.

Con el fin de probar esta hipótesis, en este texto se documenta la forma en que
la política criminal del Estado colombiano se estructuró para enfrentar la sub-
versión, particularmente entre 1992 y 2018. Con tal fin, el escrito se enfoca en
mostrar los discursos políticos que buscaron justificar las intervenciones del sis-
tema punitivo y los mecanismos normativos a los que se acudió para utilizar el
derecho penal como herramienta de guerra contra los grupos guerrilleros. Así
mismo, el informe dará cuenta de la forma en que los organismos del Estado,

8-  Esto es ampliamente mostrado por Iturralde y Aponte Cardona. Al respecto Cfr. Aponte Cardona,
Guerra y derecho penal del enemigo; Iturralde, Castigo, liberalismo autoritario y justicia penal de
excepción; Iturralde, “Emergency penality and authoritarian liberalism”.
9-  Cfr. Sotomayor Acosta y Tamayo Arboleda, “La nueva ‘cuestión penal’ y los retos de una ciencia
penal garantista”; Zaffaroni, Alagia y Slokar, Derecho penal, 3-18.
10- Los casos de desapariciones y detenciones ilegales son ejemplo de esto. Al respecto véase la sección
sexta del texto.
11-  Este asunto será analizado en detalle más adelante.

34
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

con base en dichos discursos y normatividad, usaron el derecho penal como un


arma de guerra. De igual forma, se hará énfasis en cómo la detención de perso-
nas señaladas de pertenecer a grupos guerrilleros, o de colaborar con ellos, fue
una de las principales herramientas de dicha estrategia, que resultó en la grave
violación de los derechos humanos, tanto de personas pertenecientes a grupos
guerrilleros, como de civiles.

El presente documento se estructura en siete partes. En primer lugar, se ana-


liza el uso del sistema penal como arma en la lucha contrainsurgente y como
herramienta para consolidar la defensa del territorio y la institucionalidad. En
segundo lugar, se muestran las estrategias de control, a través del poder punitivo
del Estado, de la oposición política que se consolidaron con el surgimiento de
las guerrillas en el país, dentro del contexto internacional de la Guerra Fría y de
la preocupación de regímenes liberales y capitalistas por derrotar al enemigo
comunista. En tercer lugar, se muestran los cambios generados por el fenómeno
del narcotráfico en las formas estatales de gobierno del conflicto armado con
las guerrillas en el país. En cuarto término, se muestra la forma en que en Co-
lombia se estructuró un sistema penal dirigido a reprimir la insurgencia. Este
sistema penal de excepción se caracteriza por el uso privilegiado de la privación
de la libertad como mecanismo de sanción, por el aumento de las facultades de
los organismos de seguridad del Estado para restringir de forma generalizada
y arbitraria los derechos fundamentales de quienes fuesen sospechosos de ser
subversivos o de colaborar con ellos. En quinto lugar, se analiza la compleja
relación entre el Estado y el paramilitarismo para hacer frente a la subversión, y
los múltiples retos que ello implica para interpretar el papel que jugó el primero
en la violación de derechos humanos durante el conflicto y para delimitar las
vulneraciones de derechos y garantías que se realizaron en contra de los com-
batientes y la población civil. En sexto lugar, se muestra cómo la combinación
de las estrategias de lucha antisubversiva mencionadas fue puesta en acción
para generar formas ilegales de combatir la insurgencia, caracterizadas por la
maximización del uso de la fuerza, el uso indiscriminado e indiferenciado de la
acción penal y militar, y el apoyo en mecanismos paraestatales de exterminio.
Finalmente, se ofrecen unas conclusiones sobre lo consignado en el documento.

1. Violencia armada y defensa del Estado

Una de las narrativas centrales que explicó y legitimó el surgimiento de los Esta-
dos europeos fue la de la soberanía. Desde los textos de Hobbes, la idea de que
la construcción del Estado depende de su capacidad de controlar el territorio
del país y administrar de forma exclusiva el uso de la fuerza se convirtió en un

35
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

lugar común para justificar la existencia de un aparato burocrático de gobierno12.


Estos discursos eran reforzados por la concepción contractualista que fue clave
para la legitimación de los Estados modernos. La creencia de que el Estado es
el resultado de un mecanismo de asociación pacífica consensual usado por los
seres humanos con la finalidad de mejorar la convivencia, protegerse de la vio-
lencia irrestricta y administrar los asuntos públicos, es un aspecto crucial de la
idea liberal de soberanía.

En estas concepciones primigenias sobre lo que es, debe ser y debe hacer el Es-
tado, la defensa de este aparece como condición de su existencia. La institucio-
nalidad debe ser protegida a través de los mecanismos violentos de los cuales
dispone el Estado: las fuerzas militares y de policía, y el aparato de justicia penal.
El problema, como bien lo muestran Aponte Cardona y Jakobs en sus análi-
sis sobre las narrativas Hobbesianas del Estado13, es que las ideas iniciales del
contractualismo, que suponían la voluntad individual de hacer parte del Estado
como mecanismo de garantía del bien común, dividieron a la población en dos
segmentos: los ciudadanos y los enemigos de la organización estatal. Esto tuvo
como consecuencia que las oposiciones flagrantes a la organización, es decir,
aquellas que amenazaban la ficción estatal -de forma material o simbólica-, se
concibieran como elementos que debían ser completamente erradicados a través
de los mecanismos dispuestos por el sistema punitivo del Estado y, de ser nece-
sario, a través de la fuerza militar.

Aunque han transcurrido siglos desde la aparición de estos discursos de la so-


beranía y de las narrativas de exterminación jurídica o militar de los enemigos
del Estado, varios autores en Colombia han enfatizado la forma en que estos
discursos han influenciado la reacción del Estado colombiano contra los grupos
organizados que simbólica o físicamente han puesto en cuestión la exclusividad
del aparato estatal para administrar la vida en comunidad. Desde el siglo XIX
el aparato penal del Estado, y la fuerza militar que lo respalda, se han utilizado
como mecanismos de gobierno de la oposición política. La Ley 61 de 1888 o Ley
de los Caballos, expedida en plena época de la Regeneración, permitía al Esta-
do reprimir las infracciones contra el Estado y las conspiraciones para atentar
contra el orden público. Como lo ha mostrado Adarve Calle14, desde esta época
podía identificarse una preocupación por establecer cualquier ofensa contra el

12-  Hobbes, El leviatán, capítulos 17 al 30.


13- Cfr. Aponte Cardona, Guerra y derecho penal del enemigo; Jakobs, “Derecho penal del ciudadano
y derecho penal del enemigo”.
14-  Véase, Adarve Calle, “La Ley de los Caballos de 1888”.

36
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Estado, aunque fuera meramente ideológica, como un atentado contra las bases
mismas de la convivencia social. Como argumenta la autora, la preocupación
por la consolidación de un Estado capaz de gobernar la violencia conducía al
otorgamiento de amplias potestades para ejercer la fuerza en contra de cualquier
brote etiquetado de revolucionario15.

A pesar de que la Ley de los Caballos ya establecía una forma de enfrentar la


oposición política y los desórdenes rural y urbano, este tipo de estrategias no se
consolidaron hasta la llegada del Decreto 707 de 1927, conocido comúnmente
como decreto de Alta Policía. En dicho decreto podían identificarse los rasgos
de una narración anticomunista que sería luego replicada por la Corte Suprema
de Justicia en sentencia del 13 de noviembre de 1928, en la que afirmaba que el
“peligro comunista” era un hecho innegable cuyas “doctrinas no se ocultan ni
disfrazan, sino que son pregonadas como un nuevo evangelio que ha de derribar
la autoridad constituida y destruir el régimen de la familia y de la propiedad y
borrar en el alma humana la dulce, gloriosa y consoladora noción de la patria”16.
Precisamente, estos discursos, y su materialización jurídica, fueron los que pro-
piciaron, material y simbólicamente, la ejecución de la Masacre de las Banane-
ras, sucedida en diciembre de 1928. Esta represión de los grupos organizados
que reclamaban derechos, unida a las narraciones anticomunistas y los arreglos
normativos que facultaban al Estado para usar el derecho penal y la fuerza física
en el combate del enemigo interno, formaban parte de un proyecto de control
de la oposición política que se resume en lo que Vega Cantor ha definido como
la contrainsurgencia nativa17. Dicha contrainsurgencia estaba articulada con una
percepción negativa de los movimientos políticos que defendían derechos o de-
safiaban la ideología estatal. La represión de los trabajadores que tuvo lugar en
la masacre de las bananeras fue sólo el comienzo de una estrategia militar que
se desarrollaría con el combate contra las FARC-EP a partir de los años sesenta,
como se verá más adelante.

2. Anticomunismo y contrainsurgencia

Mientras que en Colombia se presentaba esta contrainsurgencia nativa, orga-


nizada en torno a mecanismos arbitrarios y excesivos de uso de la fuerza, una
visión similar se extendió por todo toda Latinoamérica, especialmente en el

15-  Cfr. Adarve Calle, “La Ley de los Caballos de 1888”.


16-  Corte Suprema de Justicia de Colombia, “Fallo de exequibilidad del decreto 707 de Alta Policía”,
197.
17-  Vega Cantor, Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado.

37
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

cono sur. Las dictaduras militares en Argentina, Chile, Uruguay y Brasil fue-
ron reflejo de la organización de los discursos de eliminación física y jurídica
de la oposición política. El despliegue de herramientas jurídicas que ampliaban
el poder penal del Estado y de prácticas por fuera de la legalidad ejemplifican
las políticas de los Estados latinoamericanos, bajo la doctrina de la Seguridad
Nacional, para enfrentar la disidencia política. El surgimiento de grupos gue-
rrilleros en diversas partes del continente era para los Estados latinoamericanos
la confirmación de la necesidad de reprimir y suprimir la diferencia política
para que no derivara en violencia insurgente, así como una razón para expandir
su discrecionalidad en la implementación de herramientas de lucha contra los
enemigos políticos.

La “cuestión guerrillera” que se propagó como problema de gobierno por todo el


continente desde mediados del siglo XX fue solucionada principalmente a tra-
vés de la combinación de la represión penal e ilegal. Así, los Estados latinoame-
ricanos adoptaron como suya la vieja narrativa de la necesidad de controlar la
violencia, el territorio y la población como requisito para consolidar la organiza-
ción política de la región. Al igual que el Leviatán de las narrativas hobbesianas,
la apuesta latinoamericana fue por la consolidación de una organización estatal
capaz de suprimir cualquier brote de oposición en contra de las instituciones o
acciones de gobierno, independientemente de si esta se basaba en la demanda de
satisfacción de derechos o en la acción armada de grupos rebeldes.

En Colombia, que a diferencia de otros países de la región no sufrió de dicta-


duras militares en sentido estricto18, la organización de los esquemas combina-
dos de represión penal e ilegal fue en principio más sutil, aunque su impacto y
alcance se han hecho visibles en las últimas décadas, con la intensificación del
conflicto armado y el fortalecimiento del aparato represivo y punitivo del Es-
tado. Después del surgimiento de la contrainsurgencia nativa durante los años
20 del siglo anterior, y la represión que tuvo lugar en la época de la Violencia, el
comienzo de la lucha contra las FARC-EP marcaría una nueva etapa en las estra-
tegias de gobierno de lucha contra la subversión en el país, en las que las viejas
formas de represión irían transformándose con el tiempo.

Las primeras formas de represión estatal en contra de los movimientos sociales


que derivaron en la creación de las FARC-EP tuvieron lugar en las incursiones

18-  Desde comienzos del siglo XX, Colombia ha sido gobernada, de forma casi ininterrumpida, bajo
un régimen constitucional y democrático que consagra, al menos formalmente, la separación de los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial, y donde las fuerzas militares se someten al orden constitucio-
nal y legal.

38
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

militares y bombardeos realizados desde finales de los años 50 y comienzos de


los años 60, principalmente en el departamento del Tolima, lo que llevó a la
constitución definitiva de las FARC-EP en 1964. La defensa de la intervención
militar como una obligación del Estado para la construcción de una ciudadanía
pacífica fue el primer mecanismo para justificar la represión física de los movi-
mientos campesinos que formaron las primeras células del movimiento revolu-
cionario más longevo del país. Dicha intervención estuvo complementada por
los discursos sobre la necesidad de que la población civil se involucrara activa-
mente en la cooperación con las fuerzas militares y por los arreglos normativos
que permitían ampliar los poderes de estas y del gobierno central en las llama-
das zonas de rehabilitación19.

La creación de espacios diferenciados, como las zonas de rehabilitación, en las


que se otorgaba a las fuerzas militares potestades excepcionales para ejercer la
fuerza y limitar derechos fundamentales, ha sido un mecanismo común en el
conflicto colombiano. Así mismo, la constitución de zonas especiales para el
ejercicio de la violencia estatal manifestaba una estrategia central del Estado
colombiano en medio del conflicto con las FARC-EP: el uso permanente de la
excepción como mecanismo de gobierno.

La convergencia del problema de la soberanía con la ideología de la excepción


permitió al establecimiento colombiano evitar las dictaduras que proliferaban
en otros países de Latinoamérica. En términos simples, la regla general en Co-
lombia era la de una democracia, pero restringida, tanto por los pactos políti-
cos del Frente Nacional20, como por el uso permanente del Estado de Sitio. La
coexistencia de mecanismos democráticos y autoritarios facilitó la legitimidad
de las medidas antisubversivas adoptadas por los gobiernos desde la década
del sesenta y la definición de la “cuestión guerrillera”. Las políticas locales de la
contrainsurgencia nativa, la represión militar de la oposición política y el uso
permanente del Estado de Sitio, todo ello en detrimento de los derechos hu-
manos, se legitimaron y apoyaron en las doctrinas y estrategias internacionales
anticomunistas, como la de la Seguridad Nacional. La combinación de dichos
discursos y tecnologías de control moldeó la lucha antisubversiva en Colombia
desde finales de los años sesenta.

19-  Las zonas de rehabilitación fueron espacios del territorio en los que, debido a los problemas de
orden público, se ampliaron los poderes de las fuerzas militares mediante el uso de medidas de Estado
de Sitio. Al respecto, véase más adelante en detalle.
20-  González González, Poder y violencia en Colombia, 317-369.

39
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Aunque la incidencia de Estados Unidos en la ideología anticomunista colom-


biana se remonta a los años 40 del siglo XX, las décadas del 50 y el 60 fueron de-
finitivas en la configuración de la relación entre Estados Unidos y Colombia en
cuanto a la cuestión subversiva. Durante los años 50, el presidente Eisenhower
determinó que el apoyo económico a Latinoamérica y, en especial, a Colom-
bia, estaba condicionado al apoyo de los países de la región en la lucha contra
el comunismo, del que los grupos revolucionarios subversivos eran su máxima
expresión21.

A finales de los años 50 la cuestión subversiva en Colombia ya aparecía en los


informes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) estadounidense22. En 1960
se firmó el Acta de Bogotá que permitió la cooperación internacional para el de-
sarrollo de la región y que, para Colombia, significó el fortalecimiento del apoyo
estadounidense en la lucha antisubversiva, al punto que las brigadas enviadas a
las zonas de rehabilitación estuvieron no sólo respaldadas por financiación es-
tadounidense, sino también asesoradas por el entonces agente de la CIA Gabriel
Kaplan23.

En ese mismo año, el entonces presidente de Colombia, Alberto Lleras Camar-


go, realizó una misión a Estados Unidos para pedir apoyo para erradicar la sub-
versión del país. El miedo generalizado a los brotes comunistas en la región y la
reciente imagen de las guerrillas comunistas cubanas entrando triunfantes a La
Habana abonó el camino para que los viejos mecanismos de control desplega-
dos desde la Ley de los Caballos encontraran apoyo internacional –y una nueva
justificación- para fortalecer la lucha contrainsurgente. Sin embargo, la consti-
tución de la alianza antisubversiva entre Colombia y Estados Unidos, centrada
en el apoyo financiero y militar, fue rápidamente modificada por la injerencia
del fenómeno del narcotráfico y la guerra internacional de los Estados Unidos
contra las drogas.

3. La narcotización del conflicto y la redefinición de la estrategia


contrainsurgente

La cooperación económica y militar que se había dado entre Colombia y Esta-


dos Unidos en torno a la lucha antisubversiva, dio un giro radical con el final de
la Guerra Fría. Derrotado el comunismo con la caía da la Unión Soviética y el

21-  Vega Cantor, Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado.
22-  Rempe M., “The Origin of Internal Security in Colombia”.
23-  Vega Cantor, Injerencia de los Estados Unidos, contrainsurgencia y terrorismo de Estado.

40
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

muro de Berlín, la lucha contra las drogas, que se convirtió en la nueva cruzada
mundial de Estados Unidos, apuntaba con fuerza a Colombia. El surgimiento y
consolidación de los grandes carteles de la droga en el país, durante la década
de los ochenta, y su incidencia en el tráfico mundial de drogas, fueron clave
en el direccionamiento de la cooperación financiera y militar entre Colombia y
Estados Unidos24.

Sin embargo, el mayor impacto de la guerra contra las drogas en el manejo del
problema subversivo se dio a partir de la década de los noventa, con la caída de
los grandes carteles colombianos de la droga (el de Medellín y el de Cali) y la
consecuente “narcotización del conflicto armado”25. El proceso de narcotización
del conflicto armado se dio de manera paulatina en la medida en que diferen-
tes grupos guerrilleros y paramilitares utilizaron actividades relacionadas con el
tráfico de drogas como una forma de financiación. Lo anterior derivó en que la
lucha contrainsurgente dejase de ser, al menos exclusivamente, un problema de
lucha contra el enemigo comunista, sino un asunto de control del mercado y la
violencia generados por el tráfico de drogas ilegales.

A finales de los años noventa, el problema de la narcotización del conflicto ar-


mado llevó a la suscripción del acuerdo de cooperación entre Colombia y Es-
tados Unidos, conocido comúnmente como “Plan Colombia”. A pesar de que el
Plan Colombia estaba dirigido primordialmente a la lucha contra el narcotráfi-
co, la narcotización del conflicto durante los años noventa lo convertía de facto
en una herramienta antisubversiva. Parte central del Plan Colombia fue un pro-
yecto de defensa nacional que incluía la modernización de las fuerzas policiales
y militares26.

La enorme inversión en las fuerzas de seguridad del Estado que se derivó del
Plan Colombia sirvió de factor disuasivo de negociación del Estado colombiano
en el proceso de paz con las FARC-EP, iniciado por el gobierno Pastrana (1998-
2002). Sin embargo, el 25 de febrero de 2002, el presidente Pastaran ordena la
retoma de la zona de distensión, llevando al fracaso el proceso de paz y a la pos-
terior elección del gobierno Uribe (2002-2010), cuya política de Seguridad De-
mocrática se basaba en la derrota militar de la subversión y sus colaboradores.

24- Cfr. Rosen y Zepeda Martínez, “La guerra contra las drogas y la cooperación internacional”; Tick-
ner, “Tensiones y consecuencias indeseables de la política exterior estadounidense en Colombia”;
García Pinzón, Cooperación y seguridad en la guerra contra las drogas.
25-  Iturralde, Castigo, liberalismo autoritario y justicia penal de excepción, 83-84.
26-  García Pinzón, Cooperación y seguridad en la guerra contra las drogas, 138-159; Iturralde, Casti-
go, liberalismo autoritario y justicia penal de excepción, 186-202.

41
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Los atentados del 11 de septiembre de 2001 en contra de los Estados Unidos


propiciaron el inicio de la “guerra contra el terrorismo”, liderada por este país a
escala global. Esto tuvo un gran impacto en la política criminal y antisubversiva
en Colombia. Estado Unidos hizo del terrorismo una prioridad de su política
de cooperación internacional. Los recursos financieros y militares que Estados
Unidos le dio a Colombia en este periodo se enfocaron en el narcotráfico y el
terrorismo. De hecho, se relacionaron ambos fenómenos con el argumento de
que el narcotráfico financia actividades terroristas y que varios de estos grupos
también participan activamente en el tráfico de drogas27.

Consciente de este contexto, el gobierno de Uribe Vélez le declaró la guerra sin


cuartel a la subversión y comenzó a hablar de las FARC-EP como un grupo nar-
coterrorista. El discurso gubernamental de que el problema de la insurgencia ya
no era, al menos exclusivamente, un problema de grupos de izquierda levanta-
dos en armas contra el Estado, sino el de un grupo terrorista involucrado en el
tráfico de drogas, redefinió la lucha contrainsurgente en el país, la cual comenzó
a ser construida como una “amenaza terrorista”28.

Durante el gobierno Uribe se puso en acción la continuación del Plan Colombia


a través de las acciones militares ligadas al denominado “Plan Patriota”, en el
que más de 10.000 miembros de las Fuerzas Militares fueron enviados al sur del
país a controlar la zona fronteriza con Ecuador, que trajo consigo graves reper-
cusiones para las poblaciones que habitaban dichos territorios, tanto en cuanto
la vulneración de derechos humanos, como los costos ambientales y morales de
la intensificación del conflicto armado29. A través del uso del Estado de Conmo-
ción Interior de la Constitución de 1991 (que reemplazó al Estado de Sitio de la
Constitución de 1886), la Seguridad Democrática, como en los comienzos de la
lucha contrainsurgente en la época del Frente Nacional, puso en acción herra-
mientas que diferenciaban los espacios del país para ampliar las potestades del
Ejército Nacional30 y combinarlas con el uso de la justicia penal bajo la lógica del
enemigo interno.

Durante los primeros años del gobierno Uribe Vélez se realizaron capturas ma-
sivas y asesinatos de población civil dirigidos, presuntamente, a la persecución

27-  Iturralde, Castigo, liberalismo autoritario y justicia penal de excepción, 234-244.


28-  Ibíd.
29-  Faivre D’Arcier Florez, “Del Plan Colombia al Plan Patriota”.
30-  Durante el gobierno de Uribe Vélez se recurrió nuevamente a las llamadas “Zonas Especiales de
Orden Público” a través del Decreto Legislativo 2002 de 2002.

42
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

de insurgentes y sus colaboradores. Estas acciones derivaron, por un lado, en


el incremento en la detención masiva y arbitraria de civiles31, cuyos números se
elevaron radicalmente. En el lapso de seis años, entre 1996 y 2002, se realizaron
2.869 detenciones arbitrarias, mientras que en los dos primeros años del gobier-
no de Uribe Vélez este número alcanzó las 6.33232. Por otro lado, se generalizó
una práctica comúnmente conocida como “falsos positivos”, en los que personas
civiles fueron asesinadas por miembros del Estado (principalmente de las Fuer-
zas Armadas) para hacerlos pasar como guerrilleros muertos en combate33.

4. La construcción del sistema penal contrainsurgente en Colombia

El contexto descrito propició la estructuración de un sistema de gobierno de la


insurgencia a través de la combinación del sistema penal y la fuerza militar, que
operaban bajo la misma lógica de derrota del enemigo interno. El sistema penal
creado para el gobierno de la insurgencia se caracterizó por su dureza y la restric-
ción de los derechos fundamentales de aquellos perseguidos por presuntamente
hacer parte de grupos subversivos o de colaborar con ellos. El aumento de penas
y la creación de tipos penales, la constitución de jurisdicciones especializadas, la
restricción de beneficios penales, la flexibilización de las estructuras procesales,
el aumento del poder de la policía y el Ejército Nacional en la persecución y
detención de subversivos / narcotraficantes / terroristas / delincuentes, la am-
pliación de potestades de los organismos de investigación penal, y la creación
de beneficios por colaboración con la justicia, se constituyeron en herramientas
centrales del sistema penal creado para reprimir a los grupos guerrilleros34.

Durante los años 50, siempre bajo Estado de Sitio, se creó una jurisdicción es-
pecial para perseguir a los enemigos del Estado, a través del Decreto Legislativo
54 de 1954, y se ampliaron los poderes del Ejército Nacional para la realización
de capturas de civiles sospechosos, a través de Decreto Legislativo 12 de 1959.
Estas potestades fueron ampliadas aún más a través de los Decretos Legislativos
4 de 1960 y 7 de 1961. Todas estas normas de excepción continuaron con la

31- Durante el gobierno Uribe se ejecutaron capturas masivas y selectivas de personas. Cfr. CINEP
y Justicia y Paz, Comuna 13: la otra versión; Iturralde, Castigo, liberalismo autoritario y justicia pe-
nal de excepción, 229-304. Así mismo, se intentó una reforma constitucional, Acto Legislativo 02 de
2003, conocido como el Estatuto Antiterrorista, para autorizar a las fuerzas de seguridad del Estado a
realizar detenciones y allanamientos sin órdenes judiciales. Dicho acto fue declarado inconstitucional
por la Corte Constitucional.
32-  Observatorio de Derechos Humanos y derecho humanitario, Libertad, 75
33-  Para datos detallados sobre falsos positivos, ver la sección 7.
34-  Cfr. Pérez Toro, Vanegas Yepes y Álvarez Martínez, Estado de derecho y sistema penal.

43
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

expedición del Decreto Legislativo 1290 de 1965, que le dio a la Justicia Penal
Militar la competencia de juzgar a personas acusadas del delito de rebelión, el
cual fue gradualmente desdibujándose al relacionarlo con otras conductas como
el concierto para delinquir o el terrorismo, que desconocen el contenido político
del delito de rebelión35. Estas competencias serían refrendadas a través de los
Decretos Legislativos 1661 y 1665 de 1969.

La justicia penal de excepción que se configuró durante las décadas del cincuen-
ta y sesenta del siglo pasado continuaron hasta la promulgación de la Consti-
tución de 1991, que reformó los estados de excepción (entre ellos el estado de
Sitio, que pasó a llamarse Estado de Conmoción Interior) con el fin de limitar su
duración y los poderes del Ejecutivo.

Diversas normas siguieron el camino abierto por las anteriormente mencio-


nadas, bien manteniendo y expandiendo las jurisdicciones especializadas, am-
pliando los poderes de las fuerzas militares para recolectar pruebas, detener y
juzgar ciudadanos, o limitando los derechos fundamentales a la huelga, la li-
bertad, la presunción de inocencia, el habeas corpus, entre otros. Los Decretos
Legislativos 2.578 de 1976, 1.923 de 1978, 1.042 de 1984, 1.056 de 1984, 1.058 de
1984, 1.071 de 1984, 468 de 1987, 1.203 de 1987, 1.204 de 1987, 1.667 de 1987,
2.045 de 1987, 180 de 1988, 182 de 1988, 1.194 de 1989, 1.191 de 1989, 099 de
1990, 2700 de 1991, 1.155 de 1991, 1.810 de 1992, 1.496 de 1993, 1.371 de 1995,
717 de 1995, 1.901 de 1995, 2.001 de 2002, 2.929 de 2002, todos expedidos
bajo Estados de Sitio o Conmoción Interior, sirvieron como instrumentos para
moldear los rasgos generales del sistema penal dispuesto para hacer frente a la
insurrección y, posteriormente, al narcotráfico, la subversión y el terrorismo de
forma conjunta.

Muchas de las técnicas de gobierno introducidas durante los estados de excep-


ción fueron incorporadas a la legislación permanente del país, a través de las
reformas penales y procesales penales de final de siglo.

En este proceso de normalización de la excepción36 los poderes excepcionales


creados para combatir los enemigos políticos del gobierno nacional se convirtie-
ron en la regla general del sistema punitivo del país para juzgar y sancionar este
tipo de delitos que persiste hoy en día. Los poderes extraordinarios conferidos

35-  Sobre el asunto se pronunció Jaime Pardo Leal en una entrevista concedida al periodista Carlos
Arango, en la Universidad Autónoma de Colombia en Octubre de 2007, sobre el delito político en
Colombia.
36-  Iturralde, Castigo, liberalismo autoritario y justicia penal de excepción.

44
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

a la Justicia Penal Militar para juzgar civiles fueron trasladados a la jurisdic-


ción ordinaria37, que sin embargo mantuvo una justicia penal de excepción con
la creación de la Justicia Regional, más conocida como Justicia sin Rostro, por
caracterizarse por el ocultamiento de la identidad de jueces, fiscales y testigos
para derrotar al enemigo interno de turno. La Justicia Regional daría paso a la
Jurisdicción Penal Especializada, que aún hoy existe, a través de las Leyes 504 de
1999, 600 de 2000 y 906 de 2004.

Aunque las potestades para realizar capturas sin orden judicial de personas sos-
pechosas de participar en actividades ligadas a la insurgencia, el terrorismo y el
narcotráfico fueron restringidas, siguen vigentes a través de la permisión excep-
cional de capturas sin orden judicial en aquellos eventos en los que se demuestre
la imposibilidad de acudir previamente ante un Juez de Control de Garantías
para obtenerla, que contiene la Ley 906 de 2004.

De otra parte, los incrementos de penas para los delitos relacionados con la in-
surgencia, el terrorismo y el narcotráfico no sólo fueron incorporados a la legis-
lación ordinaria a través de las Leyes 365 de 1997 y 599 de 2000, sino que fueron
extremados con las Leyes 732 de 2002 y 890 de 2004. La restricción de beneficios
penales que apareció durante la época de la excepción, fueron incorporadas de
forma permanente al Código Penal a través de las Leyes 733 de 2002, 1142 de
2007, y han sido endurecidos posteriormente con las leyes 1153 de 2011 y 1409
de 2014.

Además de estas medidas, otros mecanismos sirvieron para dar forma al aparato
penal del Estado dirigido a la persecución y derrota de la insurgencia. Una pri-
mera estrategia fue la disposición de mecanismos jurídicos abiertamente ilega-
les pero que lograban cumplir una función represora por un periodo de tiempo.
Varios de los Decretos Legislativos, Decretos y Leyes expedidos durante los años
ochenta y noventa del siglo pasado y el comienzo del presente siglo violaban
abiertamente la Constitución, pero produjeron efectos mientras eran declarados
inconstitucionales.

Los Decretos Legislativos 180 de 1988 y 264 de 1993, los Decretos 1.370 de 1995
y 3.929 de 2008, las Leyes 15 de 1992 y 684 de 2001, y el Acto Legislativo 002
de 2003, que otorgaban amplios poderes a los aparatos represivos del Estado,

37-  Esto, a raíz de un fallo de la Corte Suprema de Justicia, que declaró que la atribución de funciones
de investigación y juzgamiento de civiles por parte de las fuerzas militares era violatoria de la Consti-
tución.

45
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

mientras restringían de forma drástica derechos y garantías constitucionales,


fueron total o parcialmente declarados contrarios a la Constitución. Una segun-
da estrategia, que permitía burlar los controles del sistema jurídico, era la decla-
ración de espacios del territorio donde las competencias de los órganos y fuerzas
del Estado eran más amplias. Las zonas de rehabilitación existentes durante la
época del Frente Nacional fueron posteriormente retomadas en los años noven-
ta del siglo XX y primeros años del siglo XXI a través de los Decretos Legisla-
tivos 1.590 de 1995, 1.901 de 1995, 717 de 1995, 2.002 de 2002 y 2.929 de 2002.

Este sistema punitivo, construido para enfrentar la subversión y posteriormente


también el narcotráfico y el terrorismo, se caracteriza no sólo por privilegiar el
encierro como mecanismo de control social, a través del incremento de penas y
la reducción de las posibilidades de los procesados y condenados para recuperar
su libertad, sino por constituirse en un sistema que limita las garantías constitu-
cionales y legales de aquellos perseguidos penalmente.

En últimas, el sistema de gobierno jurídico de la insurgencia se caracteriza por


la creación de un sistema de justicia paralelo, menos garantista y más opresi-
vo, comúnmente definido como justicia penal del enemigo38. Esta justicia penal
del enemigo aparece como una forma paralela de gestionar poblaciones que se
oponen –material o simbólicamente- al Estado. El presupuesto básico de este
régimen jurídico diferenciado, o de excepción, es la idea de que no es posible
desplegar mecanismos jurídicos civilizados, ordinarios, típicos del Estado libe-
ral, para perseguir grupos peligrosos que se oponen al ordenamiento legalmente
constituido. En este sentido, la insurgencia, con su proyecto de derrocar el orden
institucional, es el enemigo principal cuyo control se realiza a través de un sis-
tema que, antes que perseguir la prevención de conductas –como se arguye lo
hace el sistema penal- se dirige a disminuir –o exterminar- el poder del enemigo
político o, incluso, al enemigo mismo39.

5. Paramilitarismo y endurecimiento de las técnicas penales

La construcción del sistema penal como arma para combatir la insurgencia


ha construido su legitimidad a partir de una observancia formal de los re-
quisitos legales para decretar la legislación de excepción y para transformarla
en legislación ordinaria y permanente, a pesar de la clara erosión de las garantías

38- Véase Aponte Cardona, Guerra y derecho penal del enemigo; Jakobs, “Derecho penal del ciudada-
no y derecho penal del enemigo.”
39-  Cfr. Aponte Cardona, Guerra y derecho penal del enemigo.

46
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

y derechos de aquellos señalados como enemigos internos por formar parte de


los grupos insurgentes o por colaborar con estos.

Además de este conjunto de estrategias, el Estado colombiano, o sectores re-


presentativos de este, también ha acudido a estrategias abiertamente ilegales de
control de la insurgencia. La larga historia de persecución ilícita de la subversión
comenzó a través de mecanismos ideológicos y legales, y se expandió a partir de
los años ochenta del siglo XX, contribuyendo de esta forma a la consolidación y
expansión del paramilitarismo.

Desde los años veinte del siglo pasado, en Colombia se ha ido gestando una
fuerte ideología en contra de los grupos de izquierda en general y, más especí-
ficamente, en contra de los movimientos políticos de corte comunista, que se
extendió posteriormente a los grupos insurgentes, entendidos como manifes-
taciones armadas de estas tendencias políticas. La idea de la contrainsurgencia
caracteriza las formas tempranas de rechazo ideológico de los movimientos de
izquierda. Durante el siglo XX se gestaron diversos instrumentos jurídicos para
reprimir legalmente los movimientos ligados a diferentes formas de protesta so-
cial, con la excusa de la necesidad de preservar el orden público. Junto a estas
medidas, se desplegó un discurso estigmatizador de los movimientos sociales,
particularmente de trabajadores, estudiantiles y campesinos, y un apoyo institu-
cional a la conformación de grupos de autodefensa ciudadana para controlar las
movilizaciones sociales tachadas de tener una ideología de izquierda que ponía
en peligro el ordenamiento.

A comienzos del siglo XX, la preocupación por enfrentar las movilizaciones so-
ciales se plasmó en la Ley 69 de 1928, comúnmente conocida como Ley Heroica.
Dicha Ley no sólo amplió las potestades del gobierno nacional para perseguir
y detener a los manifestantes, sino que confirió la competencia del juzgamiento
de ciertos delitos a Jueces dependientes de la Policía Nacional. Ignacio Rengifo,
ministro de Guerra al final de los años veinte del pasado siglo, ante la demora en
la implementación de la Ley Heroica afirmó que:

…es necesario y urgente, aparte de conveniente, la organización


de juntas de defensa social, en todas las poblaciones y territorios
de su jurisdicción, para oponer la prensa a la prensa, la tribuna a
la tribuna y la manifestación pública a las manifestaciones. Sírvase
entenderse con los jefes conservadores de prestigio que no se hallen
en servicio activo, e insinuarle de acuerdo con los amigos leales, que
convoquen los ciudadanos conservadores y hagan organizaciones

47
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

militares sobre el papel, a fin de que estén listos para, llegado el


caso, recibir armas que se les suministrarán con la intervención de
usted y mediante las seguridades que usted juzgue prudentes, de
acuerdo con los respectivos comandantes de guarniciones a quie-
nes al efecto este despacho ha dado las órdenes correspondientes.
Es convenientísimo que usted, por medio de sus agentes, redoble
la vigilancia o informe de cuanto ocurra al Ministro de Gobierno40.

El impulso de la ideología de la autodefensa ciudadana como respuesta al de-


safío de los movimientos sociales que surgió en las primeras décadas del siglo
XX, sería retomada como estrategia de lucha contrainsurgente durante los años
sesenta a través de los Decretos Legislativos 3398 de 1965 y Ley 48 de 1968, que
autorizaron la creación de fuerzas civiles de autodefensa. Las alocuciones públi-
cas de Alberto Lleras Camargo sugerían la necesidad de que la población civil
cooperara de forma activa con las fuerzas militares41 y la visita de William Yar-
borough -comandante del Special Warfare Center de Fort Bragg en Carolina del
Norte- sería clave para conseguir el apoyo estadounidense en la conformación
de grupos de defensa civil. Estos eventos contribuyeron a consolidar la percep-
ción de que la autodefensa ciudadana formaba parte de la legalidad del país.

Este proceso se consolidaría durante los años ochenta del siglo pasado con el
surgimiento de los grupos paramilitares. Durante los años ochenta no sólo sur-
gieron un sinnúmero de pequeñas agrupaciones paramilitares42, sino que tam-
bién tuvo lugar uno de los eventos más representativos de la acción paramilitar
en connivencia con el Estado: el exterminio de la Unión Patriótica. Después
de las negociaciones de paz entre el gobierno nacional y las FARC-EP en el
año 1984, a través de los Acuerdos de la Uribe, se creó el movimiento políti-
co Unión Patriótica. Dicho movimiento fue sistemáticamente perseguido por
agentes del Estado y paramilitares hasta el punto de que fue reconocido como
un genocidio político43.

40- “Texto de la circular del ministro de guerra dr. Ignacio Rengifo a todas las autoridades seccionales”
41-  Velásquez Rivera, “Historia del paramilitarismo en Colombia”.
42-  Entre estos, se encontraban los grupos: Muerte a Secuestradores, el Escuadrón de la Muerte,
Muerte a Abigeos, Castigo a Firmantes o Intermediarios Estafadores (CAFIES), Prolimpieza del Val-
le del Magdalena, Movimiento Anticomunista Colombiano, el Escuadrón Machete, Mano Negra los
Criollos y Black Flag, entre otros. Sobre el tema, ampliamente, Velásquez Rivera, “Historia del para-
militarismo en Colombia”.
43-  Cepeda, “Genocidio Político”.

48
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

El problema del paramilitarismo como estrategia estatal y paraestatal de guerra


en contra de la insurgencia trajo consigo el uso del exterminio y el terror como
herramientas de guerra. Después del surgimiento de los grupos paramilitares,
se produjeron dos instrumentos jurídicos que buscaron dar cierta legitimidad a
las organizaciones paraestatales de seguridad.

En un primer momento se expidió el Acuerdo Gubernativo 222 de 1983 y, pos-


teriormente, el Decreto 356 de 1994. Estos instrumentos jurídicos legalizaron
una práctica que se consolidaba cada vez más en el país. A partir de los años
ochenta, y junto al exterminio de la UP, los paramilitares realizarían decenas de
masacres por todo el territorio nacional, estando demostrado el apoyo estatal,
por acción o por omisión, en varias de ellas44.

El fenómeno del paramilitarismo puso de presente dos aspectos centrales de la


responsabilidad estatal por violaciones de derechos humanos relacionadas con
la lucha contrainsurgente. En primer lugar, el problema de definir dónde termi-
na la responsabilidad paramilitar y dónde comienza la estatal, o si son una sola,
es una cuestión de difícil interpretación en un conflicto con la complejidad del
colombiano. En segundo lugar, el problema del paramilitarismo hizo visible un
asunto que venía sucediendo desde antes, y que fue exacerbado con su aparición:
la persecución de la población civil. Así como el Estado había señalado a parte
de la población civil como colaboradora del proyecto insurgente, los paramilita-
res trataron como blancos militares a todos los civiles que no se adhirieran a su
causa o que, por diferentes razones, tuvieran contacto con grupos guerrilleros.
Este involucramiento de la población civil en el conflicto armado por parte de
los grupos paramilitares trajo consigo, además, la dificultad de establecer cuán-
do los excesos de las fuerzas estatales y paraestatales se dirigían en contra de
miembros activos de grupos insurgentes, y cuándo se dirigía en contra de civiles
señalados de cooperar con aquellos.

Está ampliamente acreditado cómo la acción de los grupos paramilitares se dio


con apoyo de las autoridades estatales. En algunos casos dicho apoyo era activo,
como en los eventos de la Comuna 13 en Medellín, donde miembros del Esta-
do llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas con la
colaboración de grupos paramilitares. En otros casos, sin embargo, teniendo en
cuenta la amplitud del fenómeno paramilitar, y su paulatino involucramiento

44-  Algunas de las más representativas se encuentran documentadas en decisiones de la Corte Inter-
americana de Derechos Humanos que hallaron responsable al Estado colombiano, como en los casos
de la masacre de Mapiripán, la masacre de la Rochela, la masacre de Santo Domingo y la masacre de
Ituango.

49
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

con el narcotráfico, es también presumible que algunas actuaciones estuvieron


por fuera del acuerdo contrainsurgente entre el Estado y los grupos de autode-
fensa, lo que hace difusa la responsabilidad estatal. También se dieron numero-
sos casos de apoyo estatal al paramilitarismo por medio de conductas omisivas,
como lo sucedido en la masacre de Mapiripán en la que las fuerzas militares, a
pesar de conocer lo que estaba sucediendo en el municipio durante la ocupación
paramilitar, que duró casi una semana, decidió no intervenir y permitir que la
masacre y las desapariciones forzadas ocurrieran. También existieron eventos
en los que se dieron contribuciones activas y omisivas del Estado, como ocurrió
por ejemplo en El Aro, en el municipio de Ituango, en Antioquia, en donde,
además de que se ha sugerido la participación del entonces gobernador de An-
tioquia poniendo bienes de la gobernación a disposición de los grupos para-
militares, también se omitió cualquier tipo de intervención45. Estas situaciones
evidencian la dificultad en diferenciar los eventos que se trataron de una acción
ilegal de grupos al margen de la ley, de aquéllos que se trataron de acciones
conjuntas entre el Estado y los grupos paramilitares. Adicionalmente, la perse-
cución de la población civil hace difícil diferenciarla de las acciones en contra
los miembros de las FARC-EP, tanto aquellas realizadas por el Estado como las
adelantadas por los grupos paramilitares o por estos y agentes estatales.

A lo anterior se suma que el problema de la diferenciación entre los civiles y


los insurgentes complejiza la definición de la responsabilidad estatal, incluso
cuando se actúa dentro de la legalidad. Una misma acción puede ser legítima o
ilegítima según se ejecute en contra de un miembro de un grupo subversivo o
en contra de un civil. Aún más, la flagrante vulneración de los derechos de los
civiles en el conflicto hace perder de vista que el Estado también puede vulnerar
derechos fundamentales de personas pertenecientes a grupos insurgentes.

El recurso a la justicia penal de excepción, teniendo en cuenta su alto grado de


discrecionalidad a nivel jurídico y probatorio, hace que los atropellos en contra
de miembros de los grupos insurgentes y de la población civil, aunque sean fre-
cuentes, sean difíciles de identificar pues están cubiertos por la presunción de
legalidad. La sola idea de sospecha, sobre la que en últimas reposa la detención
legal y las medidas cautelares contra la libertad, encuentran en el derecho penal
del enemigo un terreno fértil para ampliar las potestades, y abusos, de un Estado
que, desde el inicio del conflicto, ha entregado las competencias de persecución
penal de las guerrillas a la legislación penal de excepción y a la jurisdicción es-
pecializada, cuya finalidad es diezmar al enemigo político.

45-  Comisión Colombiana de Juristas, Las responsabilidades en la masacre de El Aro.

50
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Y es esta idea institucionalizada de sospecha frente a aquél que es etiquetado


como enemigo, y que invierte el principio de presunción de inocencia, la que
contribuyó a la acción violenta de los grupos paramilitares con la complacencia
o complicidad del Estado. Así, la justicia penal de excepción y el paramilitaris-
mo constituyen dos caras de una misma forma de intervención coactiva que,
aunque diferenciable en sus niveles de brutalidad, respondía a las mismas lógi-
cas de persecución e intimidación de la población civil y la insurgencia.

Adicional a lo anterior, no puede perderse de vista que además de los derechos


constitucionales y legales con que cuentan los insurgentes, el protocolo II adi-
cional a los Convenios de Ginebra ha impuesto diversos límites a las formas de
hacer la guerra en el marco de los conflictos armados internos. Según el pro-
tocolo, éste aplica en aquellos eventos en los que existan actos prolongados de
guerra que se “desarrollen en el territorio de una Alta Parte contratante entre
sus fuerzas armadas y fuerzas armadas disidentes o grupos armados organiza-
dos que, bajo la dirección de un mando responsable, ejerzan sobre una parte
de dicho territorio un control tal que les permita realizar operaciones militares
sostenidas y concertadas y aplicar el presente Protocolo”. Dicho protocolo es de
evidente aplicación en el contexto colombiano, en el que, a pesar de existir mu-
chas veces lo que ha sido denominado como un conflicto de baja intensidad en
el que, aunque las acciones violentas escasean por momentos o se concentran en
determinadas zonas del país, se mantuvo una guerra entre el Estado y la subver-
sión por más de cincuenta años46.

Dicho protocolo impone obligaciones específicas al Estado no sólo en cuanto al


no involucramiento de la población civil, sino también el trato humano a com-
batientes, la legalidad de las detenciones, la prohibición de la guerra sin cuartel u
otras acciones proscritas de la práctica de la guerra en el marco de los conflictos
armados internos.

6. El control de la insurgencia en Colombia

El análisis de las vulneraciones de derechos fundamentales en el contexto de la


lucha contrainsurgente, como se afirmó, plantea el desafío de distinguir civiles y
miembros de los grupos subversivos. Aunque ciertamente los miembros de los
grupos insurgentes han sido objeto de la justicia penal de excepción, la crimina-
lización indiscriminada de distintas personas y grupos tildados de subversivos

46-  Gallego García, “La protección de la población civil contra los efectos de las hostilidades en los
conflictos armados internos”.

51
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

es un rasgo central de las formas legales e ilegales de enfrentar la subversión en


el país. En este contexto, las cifras de violaciones a los derechos humanos en re-
lación con la lucha contrainsurgente deben ser vistas de forma integral. Es decir
que todos aquellos actos violatorios de los derechos fundamentales, tanto de la
población civil como de la población combatiente, pueden ser vistos como parte
de una misma estrategia contrainsurgente.

Sin embargo, las formas de recolectar este tipo de información plantean difi-
cultades para entender el fenómeno de forma compleja. De una parte, es más
que probable que exista un subregistro de los abusos y violación de derechos y
garantías por parte de agentes estatales en contra de miembros de las guerrillas
o de personas señaladas de colaborar con estas.

A lo anterior se suma que muchos de los eventos de vulneraciones de derechos


durante el conflicto armado son aún desconocidos y se encuentran, en el mejor
de los casos, en fase de reconstrucción por parte de entidades estatales y no es-
tatales. A pesar de lo anterior, existen datos que dan una idea de la extensión de
las vulneraciones de derechos como resultado de la estrategia contrainsurgente
en el país. Los reportes sobre torturas, masacres, detenciones, ejecuciones, entre
otras, muestran la magnitud del problema.

Torturas y tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes

En cuanto a las torturas, el Banco de Datos sobre Derechos Humanos y Violencia


Política del Centro de Investigación y Educación Popular (CINEP) muestra que
entre 1988 y 2003 se presentaron al menos 1339 casos de tortura (ver Tabla 1).

52
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Tabla 1. Casos de Tortura en Colombia entre 1988-2003. Fuente: Banco de Datos de


Derechos humanos y Violencia Política, “Deuda con la Humanidad”, 496.

Entre los años 1998 y 2003, el informe alternativo presentado al Comité contra
la Tortura de la Organización de Naciones Unidas (ONU) reporta 1593 casos
de tortura y, entre 2003 y 2008, se registraron 899 eventos, la mayoría de ellos
ejecutada por miembros del Estado y miembros de grupos paramilitares (ver
Gráfico 1). La diferencia de las cifras reportadas, según la fuente, es muestra
del subregistro que se da en este tipo de casos. Este subregistro no es atribuible
a una indebida recolección de información por parte del Banco de Datos sobre
Derechos Humanos y Violencia Política, sino a la atomicidad de esta. El infor-
me del comité alternativo toma en cuenta no sólo los datos de dicho banco,
sino denuncias presentadas ante otros entes del Estado u Organizaciones No
Gubernamentales.

53
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

200

200

160

140

120

100

80

60
40

20

Gráfico 1. Casos de Tortura en Colombia entre 1998-2008. Fuente: Coalición Co-


lombiana Contra la Tortura, Informe alternativo al 4° informe periódico del Estado
Colombiano al Comité contra la Tortura, 9.

Por otro lado, entre 2010 y 2014 se registraron 349 casos de tortura, la mayoría
perpetradas por la Fuerza Pública y grupos paramilitares (ver Gráficos 2 y 3).
No obstante, la información disponible no establece quienes fueron víctimas de
las torturas o si éstas se produjeron por su supuesta pertenencia a un grupo sub-
versivo. A pesar de esto, dado que la mayoría de los casos de tortura son atribui-
dos a miembros del Estado, es razonable pensar que un número significativo de
estos se produjo en contra de personas señaladas de pertenecer o colaborar con
grupos insurgentes. También es razonable establecer que un número importante
de dichos casos se produjo en condiciones de detención o retención de este tipo
de sospechosos, lo cual fue favorecido por la legislación penal de excepción, que
daba amplias atribuciones a las fuerzas militares para incomunicar e interrogar a
sospechosos de subversión por largos periodos47, lo que se prestaba para abusos.

47- Observatorio de Derechos Humanos y derecho humanitario, Libertad, 91-118.

54
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0

Gráfico 2. Casos de Tortura en Colombia entre 2010-2014. Fuente: Coalición Colom-


biana Contra la Tortura, Tortura y tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes
en Colombia, 14.

Paramilitares

No definido

Grupos de intolerancia social

Fuerza pública

Paramilitares en connivencia o
aquiescencia de la fuerza pública

FARC-EP

EPL

0 20 40 60 80 100 120 140

Gráfico 3. Perpetradores de casos de tortura en Colombia entre 2010-2014. Fuente:


Coalición Colombiana Contra la Tortura, Tortura y tratos o penas crueles, inhumanos
o degradantes en Colombia, 15.

55
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Además de los casos de tortura documentados de forma amplia en los informes


anteriores, en el curso de la realización del presente informe se realizaron dieci-
siete entrevistas a personas que se reconocen como miembros de las FARC-EP
en las que detallaron los vejámenes a los que fueron sometidas por parte de
agentes estatales, no sólo en cuanto al sufrimiento de torturas, sino también de
tratos crueles, inhumanos y degradantes. En los relatos de los entrevistados son
comunes tres tipos de narraciones; en primer lugar, las torturas ejecutadas por
actores no estatales que actuaban en connivencia con el Estado; en segundo lu-
gar, las realizadas por agentes estatales durante el proceso de captura y retención
o al interior de los establecimientos carcelarios; y, en tercer lugar, aquellas con-
ductas que, aunque su catalogación como tortura puede ser dudosa, representan
por lo menos tratos crueles, inhumanos o degradantes, perpetrados por agentes
estatales durante el procedimiento de captura y retención o al interior de los
establecimientos de reclusión.

Una muestra de los dos primeros grupos de casos puede encontrarse en la entre-
vista del 23 de septiembre de 2019 realizada a H. M48, quien narra que fue secuestra-
do por personas cuya relación con el Estado desconoce. Una vez fue secuestrado,

tenía las manos amarradas hacia atrás envueltas en cinta, entonces


con un lazo me colgaron, no sé si a un árbol, una rama de algo,
pero me jalaban los brazos hacia arriba, parecía que me iban a des-
prender el omoplato y los hombros, fue una tortura fuerte, no me
golpearon, me hicieron tortura dolorosa, supremamente dolorosa.
Luego me hicieron un ejercicio que se llama el escorpión, yo estaba
operado de una hernia, en ese ejercicio del tal escorpión me rasga-
ron la hernia (…) el día del secuestro en Venezuela eso fue a muy
tempranas horas, por ahí a la media hora de haberme secuestrado
tenía las manos maniatadas hacia atrás y de ahí me colgaron hacia
arriba, dolor fuerte el peso de uno colgado de los brazos hacia atrás
y luego un ejercicio que le dijeron a uno de ellos que me hiciera,
diciéndole hágale el escorpión a ver si es verraquito, era tocarme
la cabeza con los talones haciendo un arco conmigo por la espalda,
eso fue lo que me rasgó una hernia que tenía operada, quizá me
lastimo la columna también.

Posterior a su retención por individuos desconocidos,

48-  Se usan iniciales para preservar la identidad de los entrevistados.

56
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

…me trasbordaron, hasta que me entregaron como a eso de las cin-


co de las tarde cerca de Bucaramanga, sé que muy cerca porque del
lugar en donde me recogió una camioneta Hilux blanca, que había
ahí, se me identificaron que eran agentes del DAS, ahí me habían
quitado ya la capucha, ya me la habían quitado, más o menos hacía
tres horas, después de quitarme la capucha y antes de quitarme la
cinta con la que me tenían maniatado de pies y manos, me jalaron
la cabeza hacia atrás y me introdujeron un líquido rosado, un lí-
quido rojizo manchoso en la boca y eso me hizo perder fuerza en
el cuerpo, o sea es otra forma de tortura, más porque yo tenía el
problema en el corazón y les advertía a ellos que tenía un problema
fuerte en el corazón y dijeron que un perro más que se muriera no
importaba y me zamparon un poco de líquido. Eso me dejó total-
mente bloqueado; no perdí el conocimiento, pero no tenía ningún
movimiento; el cuerpo se me desgonzó totalmente. En ese estado
me recibió la camioneta blanca cuando se me identificaron que eran
agentes del DAS. Cuando me bajaron antes de empezarme a tortu-
rar me dijeron que les consiguiera seiscientos millones de pesos.
Concreto, me dijo un tipo con acento venezolano, me dijo, “mira
chico, consíguenos seiscientos millones de pesos y te vas para el
coño y no has visto nada”. Yo le dije que no tenía esa plata, entonces
me dijo que me tenía otra propuesta, que le entregara a Noble o que
le entregara a Arcecio. Que si yo le entregaba a alguno de ellos que
me dejaban ir. Incluso me dijo el tipo, “le ayudo a sacar papeles aquí
en Venezuela, pero ayúdeme a capturar a Noble.

Según lo narra J.B. en la entrevista concedida el 24 de septiembre de 2019, algo


similar sucedió con su captura, pero esta vez todo fue perpetrado por agentes
del Estado. El entrevistado señala que,

me desnudaron de pies a manos y me colgaron como cuando cuel-


gan un marrano, con la cabeza hacia abajo totalmente desnudo me
amarraron de los pies; ahí llegó un policía bajito y me dijo, “bueno
hermano, comenzó la terapia. Habla o habla”. Me dijo, “aquí los más
hombres han hablado”; me pone una toalla en la cabeza y comienza
a ensayar boxeo conmigo ahí amarrado. Calculo que la toalla la co-
locaban para que no quedara marcado, después de eso el hijueputa
trae unas agujas y comienza a metérmelas por la cabeza.

57
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Además de la violencia física y psicológica a la que eran sometidos los miembros


de las FARC-EP, varios de los entrevistados manifiestan que durante la captura o
durante su estadía en prisión se le negaba sistemáticamente el acceso al servicio
de salud como forma de aumentar sus padecimientos. Según señala M.S. en la
entrevista realizada el 29 de septiembre de 2019, después de ser herido y cap-
turado en combate, le fue inicialmente negada la atención médica y luego am-
putada una extremidad sin que se le advirtiera nada al respecto, lo que no sólo
le causó un padecimiento extremo, sino que le generó sufrimiento psicológico:

Lo que recuerdo es que me desvisten y me duermen por completo y


me llevan al quirófano. Uno sin saber nada, quién lo oriente a uno,
pues yo dije a la de Dios. Me llevaron y me despierto como a las
ocho de la noche y cuando me veo sin el pie, la verdad me dio duro,
por qué no me dijeron, porque no me reconstruían el pie, no tenía
como esa explicación, yo me preguntaba por qué me quitaron el
pie, si la esquirla fue abajo, bien abajo, en la planta del pie, fue una
perforación.

Un caso similar es el narrado por A. C. en entrevista concedida el 22 de sep-


tiembre de 2019. Según A. C., un policía llamado “Camilo” sacó una pistola, se
la puso en la cabeza y le dijo que lo iba a matar; le gritaba “guerrillero hijueputa
dónde está Sigifredo” (quien era el comandante de esa Unidad); le decía que le
iban a cortar la pierna, que estaba herida. A. C. relata que después de las ame-
nazas llegó un comandante de la Policía y solicitó que se le prestara atención
médica. Dicha atención médica consistió en que le amarraran una pañoleta en la
pierna de tal forma que la herida le dolía mucho más. Posteriormente, al sacarlo
de la montaña, lo montaron en una especie de hamaca, lo dejaron caer con el fin
de que se golpeara en la pierna herida, le pegaban con los pies, le decían que si
no hablaba lo matarían.

Una situación similar puede apreciarse en la información aportada el 6 de oc-


tubre de 2019 por T.P., quien narra que durante su captura no se sentía bien,
debido a que no le dieron comida por tres días, además de estar recién operado
y haber perdido sangre. Durante el procedimiento lo maltrataron de tal forma
que finalmente terminó desmayándose.

La narrativa de J.B. en la entrevista concedida el 24 de septiembre de 2019


precisa la forma en que tales malos tratos se prolongaban durante la reclusión
penitenciaria:

58
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Comenzando por la salud, nula, los tratos crueles e inhumanos, las


palizas, el calabozo. Se usaba mucho que cuando había desorden en
algún patio se quitaba la energía, el agua, localizar a algunos líderes
y darles calabozo, aislarlos, el trato de la guardia de a uno decirles,
“comandante, estoy enfermo” y le decían, “córtese y eche sangre,
hijueputa. Cuando le veamos sangre lo llevamos a sanidad si no, no”
Así, como cosas de ese estilo.

La situación de las mujeres capturadas y recluidas era doblemente problemática,


pues a los malos tratos que se derivaban de su situación de presuntas militantes
de los grupos subversivos, se sumaban formas específicas de tortura y malos tra-
tos por ser mujeres. Estas, además de ser hostigadas verbalmente, eran privadas
de elementos necesarios para la higiene femenina durante los procedimientos
de captura o encarcelamiento, o eran amedrentadas a través de la amenaza de
violencia sexual en su contra.

En cuanto al primer aspecto, las mujeres eran sometidas a tratamientos simi-


lares a los hombres en cuanto al abuso físico y verbal, como lo narra M. C. en
entrevista concedida el 26 de septiembre de 2019, quien relata que luego de ser
herida y capturada en combate, le hicieron una hamaca con trapos para tras-
ladarla al helicóptero. Afirma que durante el traslado los soldados simulaban
tropezarse, dejándola caer sobre sus heridas. Relata que su brazo pendía “de una
telita”, que los huesos estaban por fuera y que, no obstante, la dejaron caer en
múltiples ocasiones, lo cual le ocasionaba un dolor indescriptible.

En cuanto al segundo aspecto, las mujeres eran sometidas a malos tratos espe-
cíficos por su condición de género. Como lo narra R.C en entrevista realizada el
23 de agosto de 2019, las formas de intimidación a que era sometida por miem-
bros del Estado eran diversas:

los tratos verbales eran “perra, malparida”; “esta hijueputa” yo no sé


qué; “se la vamos a tirar a los paramilitares para que se la culeen”;
“le vamos a meter sesenta años de cárcel”; “se va a pudrir en la cár-
cel”; “nunca va a salir de allá”; eso, más o menos.

A estos casos hay que sumar otros menos evidentes. Por ejemplo, el desmante-
lamiento de los patios para prisioneros políticos en el país resulta problemático
desde el punto de vista del sometimiento a penas crueles o inhumanas. Como
lo muestra un informe de varias organizaciones de apoyo a los prisioneros po-
líticos, la convivencia de estos con otros perfiles de reclusos al interior de las

59
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

cárceles es compleja. Por esta razón se crearon patios diferenciados para alber-
garlos, para minimizar los conflictos con la guardia y otros internos. Sin embar-
go, el desmantelamiento de estos patios, muchas veces como forma de repre-
salia, los obliga a convivir en ambientes, ya de por sí hostiles, que resultan más
riesgosos para personas señaladas de pertenecer a grupos guerrilleros49:

A manera de ejemplo, el primer centro de reclusión construido bajo


el nuevo modelo de prisiones estadounidense fue el Establecimien-
to Penitenciario de Mediana y Alta Seguridad de Valledupar –EP-
CAMSVAL- “La Tramacúa”, adulado desde su inauguración por
el ex presidente Andrés Pastrana como “el ejemplo de eficiencia y
seguridad para América Latina”, mientras la población reclusa que
allí habita lo ha calificado y denunciado como “El Guantánamo de
Colombia”, debido a las condiciones de reclusión atentatorias a la
dignidad humana y las prácticas normalizadas de torturas y tratos
crueles contra los reclusos. En esta penitenciaria la población reclu-
sa ha sido obligada a vivir durante 14 años en hacinamiento crítico,
bajo omisión de atención médica, sin sistema de ventilación, sin ac-
ceso permanente al agua en medio de una temperatura que alcanza
a llegar a los 40 °C, con el agravante de que el líquido vital colectado
por los reclusos no alcanza para cubrir las necesidades sanitarias,
generando un ambiente contaminado que ha ocasionado la propa-
gación de plagas causantes de la extensión de la contaminación a los
alimentos que consumen, lo que sin lugar a dudas produce enfer-
medades de todo tipo, así mismo, los reclusos han padecido tortura
física, requisas degradantes extensivas a sus familiares y ruptura de
la unidad familiar50.

Aunque las agresiones y torturas sufridas en las cárceles por personas señaladas
de ser miembros de grupos subversivos no son causadas exclusivamente por la
guardia, se puede afirmar que el Estado es responsable de todas ellas, por acción
o por omisión. Esto porque, dada la especial relación de sujeción que se esta-
blece entre el Estado y las personas privadas de la libertad, éste asume como un
deber impostergable la garantía de su integridad personal, sin importar quién
pueda atentar contra ella.

49- Familiares de Personas Privadas de la Libertad, Hombres y Mujeres Privados de la Libertad, Comi-


té de Solidaridad con los Presos Políticos, Situación carcelaria en Colombia, 8-9.
50-  Coalición “Larga Vida a las Mariposas”, Tortura y tratos crueles en prisiones colombianas, 6.

60
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Otros aspectos problemáticos de la privación de la libertad en prisión son, en


primer lugar, las condiciones infrahumanas de reclusión en todo el país, que
implican una violación masiva y sistemática de los derechos fundamentales de
todas las personas privadas de la libertad51 y que a su vez implican un someti-
miento a tratos crueles, inhumanos o degradantes52.

En segundo lugar, la llegada de la llamada “nueva cultura penitenciaria”, copiada


del modelo penitenciario estadounidense, que implicó un endurecimiento de
la seguridad en los penales y, con ello, el incremento del uso de la fuerza y de
prácticas de cuestionable legalidad, como el aislamiento, la reducción de horas
al aire libre y la reducción de la interacción entre los prisioneros53.

Ejecuciones extrajudiciales

Otra de las vulneraciones habituales de los derechos humanos como resultado


de la estrategia contrainsurgente son las ejecuciones extrajudiciales. Especial-
mente durante la última década esta práctica es difícil de registrar por su estre-
cha relación con los denominados “falsos positivos”, presentados por el Estado
como bajas legítimas producidas en combate.

En cualquier caso, más allá de cómo se clasifiquen estas prácticas, todas ellas
consisten en asesinatos deliberadamente cometidos por funcionarios del Esta-
do –o personas que actúan en connivencia con estos- en contra de población
civil o de combatientes por fuera de las hostilidades. La detención o retención
previa de estas personas suele favorecer este tipo de prácticas, pues los agentes
estatales pueden de esta forma incomunicarlas, lo que facilita su ejecución y la
impunidad.

Según las cifras del Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política,
entre 1988 y 2003 se presentaron 12.398 ejecuciones extrajudiciales (ver Tabla
2). Aunque estas cifras no discriminan el tipo de víctima, es razonable pensar
que muchos de estas prácticas se realizaron en contra de personas señaladas
por los organismos de seguridad del Estado por presuntamente ser miembros o
colaboradores de grupos insurgentes.

51-  Corte Constitucional. Sentencia T-153 de 1998.; Corte Constitucional. Sentencia T-388 de 2013;
Corte Constitucional, Sentencia T-762 de 2015.
52-  Tamayo Arboleda y Sotomayor Acosta, “¿Penas sin humillaciones? “.
53-  Ariza, “Reformando el infierno”; De Dardel y Söderström, The rise and fall of Supermax.

61
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Tabla 2. Ejecuciones extrajudiciales en Colombia entre 1988-2003. Fuente: Banco de


Datos de Derechos Humanos y Violencia Política, “Deuda con la Humanidad”, 495.

En cuanto a los “falsos positivos”, esta práctica sigue bajo investigación y su al-
cance aún está por establecerse. Según un informe del Banco de Datos de Dere-
chos Humanos y Violencia Política, el número de falsos positivos entre los años
1984 y 2011 ascendía a 1.741 casos. Estas cifras muestran como la práctica se
incrementó durante el gobierno de Uribe Vélez, y cómo el departamento más
afectado es el de Antioquia (ver Tabla 3).

62
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Tabla 3. Falsos Positivos en Colombia entre 1984-2011. Fuente: Banco de Datos de


Derechos Humanos y Violencia Política, “Deuda con la Humanidad 2”, 326.

Aun así, las cifras de dicho informe son incompletas. La Jurisdicción Especial
Para la Paz, en el Auto 005 de 2018, retoma estas cifras, pero las complementa
con datos de otras fuentes. Así, según la Jurisdicción Especial Para la Paz, los
1.741 “falsos positivos” reportados por el Banco de Datos de Derechos Huma-
nos y Violencia Política deben ser complementados con la información aportada
por la Fiscalía General de la Nación, que reporta 2.248 casos entre 1988 y 2014.

Por otro lado, un informe de Verdad Abierta reporta la existencia de 5.700 de-
nuncias y la apertura de 3.430 indagaciones en la Fiscalía por hechos relacio-
nados con “falsos positivos”54. Además de lo anterior, un estimado de “falsos
positivos” entre 2002 y 2011 realizado por ex miembros del Ejército Nacional
afirma que este tipo de casos puede ascender a 3.25955.

54-  “Falsos Positivos”.


55-  Rojas Bolaños y Benavides Silva, Ejecuciones extrajudiciales en Colombia, 64-66.

63
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Desapariciones forzadas

Según el Centro de Memoria Histórica, en Colombia hay 60.630 casos reporta-


dos de desaparición forzada entre 1970 y 2015 (ver Gráfico 4)56.

Gráfico 1. Tendencia de la desaparición forzada en Colombia


6000

5000

1970-2015
4000

3000

2000

1000

0
1970
1971
1972
1973
1974
1975
1976
1977
1978
1979
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
2000
2001

2007

2010
2011
2012
2013
2014
2015
1999

2002
2003
2004
2005
2006
2008
2009

Gráfico 4. Casos de desaparición forzada en Colombia entre 1970 y 2015. Fuente:


Centro de Memoria Histórica, Hasta encontrarlos, 77.

De los casos reportados, no están disponibles datos concretos del perfil de


las víctimas y los posibles perpetradores. Sin embargo, de los 29.285 casos en
los que se cuenta con información, se presume, con base en evidencia, que en
16.152 de ellos la desaparición fue perpetrada por agentes del Estado y/o por
paramilitares, lo que significa que al menos en un 55,1% de los casos estuvieron
involucrados agentes del Estado o paramilitares. Así mismo, hay que considerar
que, en 4.686 casos (que representan un 15,9%), se desconoce el perpetrador, y
en 2.598 casos, que representan un 8,9%, las desapariciones fueron perpetradas
por grupos desmovilizados con afiliación diversa. Así, la cifra inicial del 55,1%
de desapariciones forzadas perpetradas por agentes estatales y/o paramilitares,
puede ser aún más alta (ver Gráfico 5).

56-  Centro de Memoria Histórica, Hasta encontrarlos, 76-77.

64
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

222
2.598 0.8%
8.9%
4.686
15.9%
13.562
2.368 46.1%
8%

5.849
19.9%

Grupos paramilitares-Agente de Estado Agentes de Estado


Grupo posdesmovilización Guerrillas
Grupos paramilitares-Agente de Estado Agentes de Estado
Grupo armado no identi cado Grupos paramilitares
Grupo posdesmovilización Guerrillas
Gráfico 5. Perpetradores de casos de desaparición forzada en Colombia entre 1970 y
2015. Fuente: Centro de Memoria Histórica, Hasta encontrarlos, 83.

Detenciones y procesos penales en contra de presuntos miembros


de grupos insurgentes

De acuerdo con información de la Fiscalía General de la Nación, entre 1985


y 2016 se capturaron un total de 10.616 personas por su participación como
presuntos miembros de las FARC-EP. Por su parte, el INPEC sólo proporciona
registros de la población encarcelada actualmente por delitos relacionados con
la subversión. Para enero de 2020, el INPEC registra las personas encarceladas
por delitos relacionados con el conflicto armado hasta 2018, reportando un total
de 5.777 personas encarceladas por el delito de rebelión, de las cuales 4.665 (el
81%) se encuentran sindicadas y 1.112 (el 19%) se encuentran condenadas57 (ver
Tabla 4). El alto porcentaje de sindicados por el delito de rebelión y conexos es
desproporcionado si se considera que la detención preventiva debe ser la excep-
ción y no la regla, y que el porcentaje de la población reclusa en general que está
detenida preventivamente es del 30%.

57-  Instituto Penitenciario y Carcelario INPEC. Respuesta a derecho de petición, 2020EE0010417, 23


de enero 2020.

65
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Año de captura Número de personas


1998 7
1999 2
2000 9
2001 31
2002 64
2003 114
2004 126
2005 199
2006 556
2007 815
2008 655
2009 627
2010 324
2011 375
2012 382
2013 310
2014 293
2015 244
2016 177
2017 294
2018 173
Total Condenados 1.112
Total Sindicados 4.665

Tabla 4. Número de personas sindicadas y condenadas por el delito de rebelión y


conexos. Fuente: INPEC. Respuesta a derecho de petición, 2020EE0010417, 23
de enero 2020.

De las personas condenadas por el delito de rebelión y conexos, el 29% purga


penas de entre 2 y 5 años (318 personas); el 30%, 5 a 10 años de prisión (330
personas). El 16% (181 personas), registra penas mayores de 40 años (ver Ta-
bla 5). Lo anterior indica que un buen número de personas condenadas por
el delito de rebelión también lo están por otros delitos usualmente conexos a
éste, como concierto para delinquir, terrorismo, homicidio, secuestro, extorsión,
porte ilegal de armas y estupefacientes.

66
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Tiempo de
condena por delito Número de
de rebelión y personas
conexos

1 a 2 años 20

2 a 5 años 318

5 a 10 años 330

10 a 15 años 81

15 a 20 años 60

20 a 25 años 38

25 a 30 años 47

30 a 35 años 37

35 a 40 años 132

Más de 40 años 49

Tabla 5. Tiempos de condena por delito de rebelión y conexos. Fuente: INPEC. Res-
puesta a derecho de petición, 2020EE0010417, 23 de enero de 2020.

En efecto, de las 5.777 personas que se encuentran encarceladas por el delito de


rebelión, 2.567 (el 44%) se encuentran sindicadas o condenadas por un segundo
delito. De estos, los delitos más comunes son el homicidio y el concierto para
delinquir (cada uno con un 34% del total), seguidos de los delitos de terroris-
mo (30%), secuestro (23%), hurto (11%), extorsión (10%) y tráfico y porte de
estupefacientes (5%) (ver Tabla 6).

67
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Número de
Segundo delito por el que se acusa / condena
personas
Homicidio 868
Concierto para delinquir 863
Actos de Terrorismo / Terrorismo 763
Secuestro simple / Secuestro extorsivo 601
Hurto 290
Extorsión 265
Trafico y Porte de estupefacientes 132
Lavado de activos 37
Aborto 4
Acceso carnal violento en persona protegida 2

Tabla 6. Delitos conexos al de rebelión por los que se acusa o condena con más fre-
cuencia. Fuente: INPEC. Respuesta a derecho de petición, 2020EE0010417, 23 de ene-
ro de 2020.

Otro de los problemas de medir el funcionamiento del sistema penal con respec-
to a la estrategia contrainsurgente del Estado es la falta de sistematización y ar-
monización de los datos recogidos por distintas entidades, además de la falta de
investigación cualitativa que haga seguimiento de procesos e identifique prácti-
cas problemáticas con respecto a la garantía de derechos humanos. Un primer
indicio del protagonismo del sistema penal para combatir la insurgencia es que,
según información de la Fiscalía General de la Nación58, de las 10.616 capturas
realizadas en contra de presuntos miembros de las FARC-EP entre 1985 y 2016,
en 8.370 casos se impuso la detención preventiva como medida de aseguramien-
to. Esto quiere decir que en el 78,8% de capturas en contra de presuntos miem-
bros de las FARC-EP se encarceló preventivamente a los capturados.

Aunque esto no implica un procedimiento ilícito, la inmensa discrecionali-


dad que se otorgaba a fiscales, y ahora a jueces de control de garantías, en la
imposición de la medida de aseguramiento, sugiere que el diseño legal de la

58-  Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario INPEC. Respuesta a petición con número de radica-
do 20199430005921, 23 de enero de 2020.

68
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

persecución penal de la insurgencia, siguiendo la lógica del derecho penal de


enemigo, privilegia la privación de la libertad de las personas procesadas por
pertenecer a grupos insurgentes, debido a su supuesta peligrosidad.

Estas cifras son aún más problemáticas si se tiene en cuenta que en sólo 4.450
de estos casos terminaron en sentencia condenatoria. Es decir que, de los 8.370
privados de la libertad de forma preventiva, 3.920 (46,8%) fueron absueltos. No
obstante, de las 10.616 capturas, solo 111 fueron declaradas ilegales. Todos estos
casos de absolución y detenciones ilegales forman parte de lo que comúnmente
se conoce “falsos positivos judiciales”, en los que personas que no estaban invo-
lucrados en actividades subversivas o contra las cuáles no existían suficientes
pruebas, eran detenidas, procesadas y encarceladas para mostrar la eficiencia del
sistema penal en la lucha antisubversiva.

Al comparar esta cifra con el 46,8% de absoluciones, se puede concluir que, a


pesar de que el ordenamiento legal colombiano ha legitimado la justicia penal
de excepción, al aprobar la legalidad de su actuar, ésta restringe de forma seria
las garantías y derechos constitucionales de los procesados (por ejemplo, al pri-
vilegiar la privación de la libertad como forma de asegurar el avance del proceso
penal), particularmente la presunción de inocencia.

Responsabilidad del Estado por la comisión de actos ilícitos


en el marco del conflicto armado

Otra forma de entender el impacto de las privaciones injustas de la libertad den-


tro del marco de la justicia penal de excepción y el derecho penal de enemigo, así
como de la estrategia contrainsurgente del Estado, es a través del análisis de las
sentencias que responsabilizan al Estado colombiano por la comisión de actos
ilícitos en el marco del conflicto armado.

Hasta la fecha, el Consejo de Estado ha emitido 132 sentencias por hechos rela-
cionados con la falla en el servicio en el marco del conflicto armado. De acuerdo
a la información aportada por el Consejo de Estado, la mayoría de los casos (45,
es decir el 34%) están ligados a falsos positivos judiciales, en que se dio la priva-
ción injusta de la libertad de personas investigadas por su presunta relación con
grupos guerrilleros. Estas personas fueron liberadas después de que las investi-
gaciones precluyeran o de que fueran absueltos por falta de pruebas.

Esta información corrobora la tesis de que el sistema penal de excepción,


bajo la lógica del derecho penal del enemigo, privilegia la incapacitación y

69
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

restricción abusiva de derechos de personas que son consideradas peligrosas


por presuntamente pertenecer a grupos subversivos, a pesar de que no se cuente
con pruebas sólidas en contra de ellas.

45

29

19

9 29 10
6
3 3

Lesiones a Ejecuciones Toma, asalto Secuestros, Ataques de Privación Uso Alteraciones otros
personas extrajudiciales y/o ataque homicidios, las AUC injusta de la desmedido durante
privadas de guerrillero torturas libertad por de la fuerza operaciones
la libertad cometidas por preclusión de la contra militares y/o
las FARC investigación o civiles actos
absolución relacionados con
el conflicto
armado

Gráfico 9. Sentencias contra el Estado Colombiano por las acciones u omisio-


nes en la lucha contra insurgente, emitidas por el Consejo de Estado. Fuente:
Relatoría del Consejo de Estado.

6.6. La prisión y el uso de estrategias antisubversivas en el conflicto armado

El conflicto armado, con sus discursos y prácticas, se trasladó también a las pri-
siones colombianas, particularmente a partir de los noventa. El fortalecimiento
del aparato punitivo del Estado, que incluyó al sistema penal y al penitenciario,
llevó a la expansión de las cárceles y de su uso como estrategia de control e inca-
pacitación de personas señaladas de pertenecer o colaborar con organizaciones
subversivas. A su vez, la consolidación y expansión del paramilitarismo en este
mismo periodo, incidió en su mayor presencia en las cárceles, lo que llevó a en-
frentamientos armados y luchas de poder con los guerrilleros detenidos en los
mismos centros de reclusión, reproduciendo las dinámicas del conflicto armado
dentro de las prisiones en Colombia.

En este contexto, las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas


entre 1999 y 2003 en la cárcel la Modelo de Bogotá se volvieron un caso paradig-
mático, pero no aislado, de la lucha a muerte entre guerrilleros y paramilitares
por el control de las prisiones, todo esto con el conocimiento, la omisión y en

70
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

algunos casos con la participación activa de miembros de la guardia penitenciaria,


directivas del INPEC y de otras autoridades del Estado colombiano. Varios li-
bros59, artículos académicos60, artículos de prensa y documentos de la Fiscalía
General de la Nación61 dan cuenta de los homicidios, desapariciones forzadas,
extorsiones, secuestros y delitos sexuales cometidos en contra de delincuentes
comunes y combatientes encarcelados, así como de civiles que participaban en
tales delitos o que investigaban estos hechos.

A pesar de que guerrilleros y paramilitares eran separados en patios distintos


para garantizar su seguridad y el orden de los establecimientos (por ejemplo, en
la Modelo los guerrilleros eran ubicados en el ala norte y los miembros de las
AUC en el ala sur de la cárcel), la falta de control estatal al interior de las cár-
celes, unida al favorecimiento o apoyo de guardias y directivas de las prisiones
a determinados grupos organizados de poder entre los prisioneros, llevaron a
altos niveles de violencia y a la violación masiva de derechos humanos.

En el caso de la Modelo, para obtener el control de la cárcel, desde la comandan-


cia de las AUC se ordenó iniciar una ofensiva en contra de los guerrilleros de las
FARC-EP y de los delincuentes comunes que ostentaban el control del ala norte,
para lo cual se perpetraron varias masacres.

La primera masacre se produjo el 8 de diciembre de 1999 en el patio 5, dejan-


do 11 personas muertas y 7 heridas. Luego, el 27 de abril de 2000 en el patio 4
murieron 26 personas y 15 resultaron heridas, lo cual dio lugar al control de
las AUC de toda el ala sur del establecimiento carcelario. Posteriormente, los
integrantes de las AUC libraron una ofensiva en contra de los miembros de las
FARC-EP para tomar el control del ala norte del establecimiento, produciéndose
una masacre entre el 2 y 3 de julio de 2001, la cual dejó un total de 10 personas
muertas y 23 heridas. De acuerdo con relatos de antiguos guardias del INPEC,
la gran mayoría de las personas muertas o heridas en estas masacres fueron
miembros de la delincuencia común o insurgentes de menor rango, pues no se
presentaba comúnmente el asesinato de alguno de los líderes de los grupos que
controlaban los patios.

59-  Alfredo Molano, Penas y Cadenas. Véase también: Joan Canderipo, El cementerio de los hombres
vivos.
60- Ariza e Iturralde, “The Bullet in the Glass: War, Death, and the Meaning of Penitentiary Experience
in Colombia””.
61-  Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acu-
sación a Juan Carlos Cadavid, José William Parra Arroyave, Alber Narváez Mejía y William Gacherná
Castro”, 12 de junio de 2018.

71
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Todas estas graves violaciones a los derechos humanos perduraron hasta 2003,
año en el cual el Gobierno Nacional y el INPEC adelantaron un operativo sor-
presa que obligó a los miembros de las guerrillas, las autodefensas y sus aliados
a salir de los patios con el fin de trasladar a líderes y miembros de dichos grupos
a diferentes cárceles del país62.

Junto con estas masacres, en la cárcel Modelo se cometieron desapariciones for-


zadas y homicidios selectivos, en su mayoría en contra de delincuentes comunes
que compartían espacio con los insurgentes. No obstante, no se conoce el núme-
ro exacto de subversivos asesinados. Si bien los registros de la época evidencian
importantes inconsistencias, la Fiscalía General de la Nación concluyó que se
habían producido aproximadamente 101 homicidios entre los años 1998 y 2003,
así como la desaparición forzada de un número indeterminado de personas, de
las cuales la Fiscalía ha corroborado la desaparición de por lo menos tres63.

En el mismo sentido, se cometieron numerosas extorsiones y secuestros en el


interior de la cárcel, los cuales buscaban cobrar por servicios básicos dentro del
establecimiento carcelario, así como cobrar por el ingreso de elementos prohi-
bidos en la cárcel como aparatos de comunicación, armas, explosivos, drogas y
alcohol64. De acuerdo con la Fiscalía, el control del suministro de estos bienes en
el establecimiento representaba un negocio rentable que alimentaba las finan-
zas de los grupos armados organizados, lo cual representó posteriormente una
verdadera lucha por controlar en qué patio eran ubicados los nuevos internos
adinerados, los cuales eran fácilmente extorsionados a cambio de recibir unas
mejores condiciones de reclusión.

De acuerdo con relatos de guardias del INPEC que custodiaban la Modelo en


esos años, los secuestros y retenciones se producían en su mayoría dentro de la
cárcel en contra de personas que controlaban negocios de alimentación o bienes
básicos llamados “caspetes”, personas que contraían deudas con los caciques de
los patios o que presentaban comportamientos problemáticos o delictivos den-
tro de los patios65.

62-  Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acu-
sación”. 4-6.
63-  La Fiscalía General de la Nación ha comprobado la desaparición de Joaquín Leonardo Gallego,
Janner Torres y Luis Norberto Osorio. Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251.
“Calificación del sumario y acusación”, 105-107.
64-  Entrevista con tres miembros del cuerpo de custodia y vigilancia de la cárcel la Modelo. 12 de
Diciembre de 2019, Bogotá.
65-  Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acu-

72
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Los guardias entrevistados relatan cómo incluso algunos de ellos fueron secues-
trados dentro de la cárcel con el objetivo de presionar a las autoridades a no rea-
lizar traslados, no desintegrar las estructuras criminales o no realizar requisas
dentro de los patios.

La tortura dentro de la cárcel la Modelo fue utilizada de forma sistemática por


todos los insurgentes en disputa del control de la prisión. La Fiscalía General
de la Nación y los relatos de antiguos guardias dan cuenta del uso de varios
métodos de tortura, especialmente por parte de miembros de las AUC, siendo
notorio el uso de electrocuciones como método para torturar personas en los
patios 3, 4 y 5 de la Modelo. Las personas que, por ejemplo, contraían deudas
con las estructuras criminales que controlaban los paramilitares, eran obligadas
a dormir en una pileta de agua fría durante varias noches, en la que intermiten-
temente eran electrocutados con cables que conectaban con la luz de las celdas.

Posteriormente se implementaron en el patio 1 del ala norte varias celdas con


una cortina de agua electrificada, las cuales eran utilizadas por las AUC como
lugares de secuestro para los castigados o los que se negaban a pagar extorsio-
nes66. También se relatan golpizas y lesiones personales cometidas con tablas,
cuchillos y objetos contundentes por parte de los grupos organizados de poder,
así como la construcción de un túnel de castigo en el patio 5 en las que se tortu-
raba a personas colgándolas o encerrándolas desnudos en espacios con puntillas
y chinches67.

Los documentos de entidades oficiales no relatan la comisión de tratos crueles o


el uso del aislamiento solitario como método de tortura o sanción, pero es claro
que los excombatientes de las FARC-EP fueron objeto de tratos crueles, inhu-
manos y degradantes durante su estadía en la cárcel Modelo.

sación”, 12 de junio de 2018, 87-99.


66-  Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acu-
sación” 12 de junio de 2018. P. 100 – 105. Los relatos de antiguos guardias del INPEC dan cuenta de la
misma práctica. Entrevista con miembros del cuerpo de custodia y vigilancia de la cárcel la Modelo.
12 de Diciembre de 2019. Bogotá.
67-  En declaración ante la Fiscalía de Mario Jaimes Mejía del 17 de marzo de 2015 se afirma que: “Era
un túnel donde era sin luz, sin nada y había cantidades de chinches allá, demasiados chinches. (…)
Desde que nosotros cogimos el poder desde el 8 de diciembre (…) en el patio 5 había tres túneles así“.
Igualmente, Jorge Augusto Bernal el 29 de noviembre de 2016 indicó: “(...) La gente que no pagaba
impuesto, por un camarote, por el consumo de droga o gente que muchas veces se enteraban que tenía
plata y si no pagaba la extorsión, lo apretaban, se dice que lo metían al tanque y le metían electricidad,
que le ponían una cobija y les daban bate o tabla, que los empelotaban y los colgaban (…)” Fiscalía
Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acusación” 12 de
junio de 2018. P. 100 – 105.

73
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

Otros delitos relacionados con la cárcel Modelo fueron cometidos por fuera de
prisión, incluida la colaboración de personas fuera de la cárcel para ingresar
armas, elementos prohibidos o la participación en la fuga de por lo menos 20
presos a través de un túnel68. Entre estos delitos, es famoso el caso de la entonces
periodista de judiciales de El Tiempo Jineth Bedoya, la cual fue secuestrada en
la entrada de la cárcel Modelo y posteriormente abusada sexualmente en una
camioneta por tres miembros de las AUC69.

Muchas de estas graves violaciones a los derechos humanos fueron cometidas


con el conocimiento, omisión y en algunos casos, con participación directa de
miembros del cuerpo de custodia y vigilancia y de las directivas de la Mode-
lo y el INPEC. La relación entre algunos de éstos y los miembros de las AUC
era bastante estrecha, al punto que varios testimonios recogidos por la Fiscalía
muestran cómo el director de la cárcel la Modelo de la época, el Capitán William
Gacharná Castro, facilitaba las reuniones entre miembros de las estructuras cri-
minales en el pabellón de alta seguridad del establecimiento, daba aviso de las
requisas que se realizarían en la cárcel e informaba a los líderes de los patios de
la capacidad económica y delitos de los nuevos internos, con el fin de cobrar
extorsiones y ubicar a los nuevos detenidos70.

Por los hechos y delitos descritos se encuentran acusadas cuatro personas que
eran funcionarios del INPEC durante la comisión de los hechos: Juan Carlos Ca-
david Vélez, José William Parra Arroyave, William Gacharná y Alber Narváez
Mejía Castro71.

Es notable resaltar que las investigaciones en contra de las directivas del INPEC
de la época no han avanzado consistentemente. El director general de la épo-
ca, General (r) Fabio Campo Silva, pudo o debió haber conocido los hechos

68-  Archivo de El Tiempo. “Fuga Masiva de Topos en la Modelo”. 22 de mayo de 1998.


69- Por estos hechos fueron condenados Mario Jaimes Mejía, alias “El panadero”; Jesús Emiro Pereira,
alias “huevopisca” y Alejandro Cárdenas Orozco, alias “J.J”. Además, se ha señalado la posible partic-
ipación en este delito del General (r) de la Policía Leonardo Gallego, sin que se haya avanzado en tal
investigación en 20 años. En la actualidad el caso se encuentra en juicio ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos.
70-  Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación del sumario y acu-
sación” 12 de junio de 2018. P. 257-283.
71-  A los tres primeros la Fiscalía los acusó por los delitos de concierto para delinquir agravado, en
concurso homogéneo y heterogéneo y sucesivo, con homicidio agravado y homicidio agravado en gra-
do de tentativa, a título de presuntos coautores. El último fue acusado por estos mismos delitos más el
de desaparición forzada. Fiscalía Delegada ante los Jueces de Circuito Especializado 251. “Calificación
del sumario y acusación” 12 de junio de 2018. P. 341-342.

74
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

delictivos que se cometieron al interior del establecimiento la Modelo. No obs-


tante, a pesar de que se abrió investigación en su contra por los hechos descritos,
nunca fue formalmente acusado.

Otras directivas del INPEC no han sido formalmente acusadas por la Fiscalía a
pesar de que conocieron e incluso pudieron haber participado de estos hechos.
Un guardia de la época afirmó en entrevista que “(El general) Ricardo Emilio
Cifuentes venía como director del INPEC a las 4:00am en ruana a pasarle revista
a los paramilitares y Alias Pereira (de parte de Carlos Castaño) se los formaba y
le daba parte. Él no formaba a los guardias, pero sí formaba a los paracos como
subordinados de él”72.

No en todos los casos la relación entre la guardia penitenciaria y los miembros


de grupos armados, especialmente de las AUC, era de complicidad o participa-
ción. De acuerdo con los relatos de los guardias del INPEC entrevistados, mu-
chos de los miembros del cuerpo de custodia y vigilancia del INPEC que custo-
diaban la cárcel fueron extorsionados o amenazados con el objetivo de permitir
el ingreso de armas y elementos prohibidos al establecimiento. Varios de ellos
fueron amenazados de muerte y, en varios casos, los dragoneantes y guardias
del INPEC que obstaculizaron el accionar de los grupos armados dentro de la
cárcel, particularmente de las AUC, fueron asesinados o secuestrados dentro de
las mismas celdas de la prisión.

Uno de los guardias entrevistados afirmó que dos dragoneantes del INPEC fue-
ron asesinados porque se negaban a seguir las órdenes de los miembros de las
AUC o porque hacían requisas y confiscaban armas y otros elementos prohibi-
dos que se ingresaban al establecimiento. De acuerdo con la declaración de uno
de los guardias de la época, los encargados de la custodia y vigilancia se encon-
traba en abierta desventaja para mantener el orden estatal: “A un dragoneante
que sólo tiene un bastón para hacer cumplir la ley del Estado, le queda muy difícil
contra un fusil AK-47, una Jericho, una Mini Ingram”73.

Todos estos relatos y documentos dan cuenta de cómo la omisión o participa-


ción de autoridades penitenciarias tuvo como consecuencia el fortalecimiento
de estructuras criminales al interior de cárceles como la Modelo, permitiendo
así la reproducción de las dinámicas y prácticas del conflicto armado dentro de
las prisiones de Colombia.

72-  Entrevista con antiguos miembros de la guardia de custodia y vigilancia de la cárcel la Modelo. 12
de diciembre de 2019. Bogotá.
73-Entrevista con antiguos miembros de la guardia de custodia y vigilancia de la cárcel la Modelo. 12
de diciembre de 2019. Bogotá.

75
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

7. Conclusiones

A pesar de la escasez y dispersión de datos disponibles sobre los abusos y viola-


ciones de derechos humanos por parte de agentes estatales en contra de perso-
nas detenidas por su presunta vinculación con grupos subversivos, el presente
informe ha podido extraer las siguientes conclusiones:

1. Desde la segunda mitad del siglo XX en Colombia se consolidó una estra-


tegia estatal antisubversiva que se centró en la lógica de la eliminación del
enemigo interno. Bajo dicha lógica, el Estado colombiano acudió a me-
canismos legales y extralegales para controlar, perseguir e incapacitar a
personas, grupos y movimientos sociales señalados de estar vinculados a
organizaciones subversivas. Dicha doctrina de eliminación del enemigo in-
terno facilitó y legitimó la restricción y violación sistemática de las garantías
y derechos fundamentales tanto de población civil como de miembros de
grupos subversivos.

2. Como parte de los mecanismos legales de la lucha antisubversiva, el Estado


colombiano creó una justicia penal de excepción que, bajo los preceptos del
derecho penal del enemigo, renunció a principios constitucionales garan-
tistas con el fin de utilizar el derecho y el sistema jurídico como armas para
derrotar al enemigo interno. Dicha justicia se caracterizó por el endureci-
miento de las penas y del procedimiento penal, así como por la restricción
de derechos y garantías del procesado y por el debilitamiento del derecho a
la presunción de inocencia. A pesar de que la justicia penal de excepción fue
creada bajo estados de excepción, y por lo tanto se suponía para tiempos de
crisis, esta se hizo permanente, no solo por su uso reiterado, sino también
por su transformación en legislación penal ordinaria, lo que hace que per-
sista aun hoy en día.

3. La estrategia antisubversiva, combinada con la doctrina del derecho penal


de enemigo y el uso reiterado de la justicia penal de excepción, que además
se normalizó, han dado como resultado la violación sistemática de los de-
rechos humanos de personas señaladas, usualmente por los organismos de
seguridad del Estado o por grupos paramilitares, de ser miembros o cola-
boradores de organizaciones subversivas. Tales violaciones han afectado de
manera desproporcionada a la población civil, pero también a la población
combatiente.

76
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

4. La tipificación penal de las conductas ha mostrado ser un escenario parti-


cularmente problemático. El delito de rebelión, creado para lidiar con los
levantamientos políticos en contra del Estado, ha sido combinado por las
imputaciones realizadas por terrorismo y concierto para delinquir. Estos
delitos, además de ser considerados “comunes”, desnaturalizando el carác-
ter político de la insurrección, sirven para incrementar la dureza con que
el sistema punitivo reacciona en contra de los presuntos miembros de las
FARC-EP.

5. El anterior patrón de comportamiento del Estado colombiano, a través de


sus políticas antisubversivas y de sus prácticas militares, policivas y penales,
ha propiciado los abusos y violaciones sistemáticos de los derechos huma-
nos de las personas detenidas por agentes estatales bajo la sospecha de ser
miembros o colaboradores de grupos subversivos. La doctrina del enemigo
interno debilita el derecho a la presunción de inocencia y otras garantías
fundamentales de estos detenidos, pues los agentes estatales, muchas veces
sin pruebas, los señalan de ser miembros de dichos grupos y los tratan como
enemigos peligrosos que deben ser anulados. Esto explica en buena medida
la generalización de prácticas ilegales, por parte de agentes estatales, como
la tortura, los tratos crueles, inhumanos o degradantes, la privación arbitra-
ria de la libertad, los montajes judiciales, las ejecuciones extrajudiciales y la
desaparición forzada, que pueden combinarse en casos concretos.

6. El marco legal creó un contexto propicio para dichas violaciones pues auto-
rizó medidas como las funciones de investigación y juzgamiento de civiles a
las fuerzas militares; las detenciones sin orden judicial; la detención admi-
nistrativa (en manos de fuerzas de policía o militares), sin acceso a un juez
o a un abogado defensor, por periodos prolongados de tiempo; los testigos,
fiscales y jueces sin rostro; la detención preventiva en establecimientos de
reclusión sin pruebas y por periodos prolongados de tiempo.

7. A partir de la década de los noventa, las prisiones colombianas se convir-


tieron en una extensión del conflicto armado colombiano. Dentro de sus
muros se enfrentaron detenidos pertenecientes a grupos subversivos y pa-
ramilitares y se produjeron homicidios, secuestros, extorsiones, torturas y
desapariciones forzadas, todo bajo el conocimiento, omisión y en algunos
casos participación de agentes estatales. De esta forma, y bajo la lógica ami-
go/enemigo del conflicto armado, los agentes estatales participaron, por ac-
ción o por omisión, en la violación de los derechos humanos de las personas
privadas de la libertad, cuya seguridad e integridad personal está a cargo

77
El Uso del Sistema Penal Como Parte de la Estrategia Contrainsurgente en Colombia

del Estado. Además, se suman los tratos crueles, inhumanos y degradantes


a los que son sometidos los presuntos miembros de grupos guerrilleros du-
rante su estadía en prisión.

8. Lo anterior evidencia que las cifras y eventos documentados en este informe


sobre violaciones de los derechos humanos de personas señaladas de ser
miembros de grupos subversivos, particularmente aquellas que son captura-
das y procesadas por el sistema penal, no son casos aislados sino la manifes-
tación de una práctica estatal sistemática. Dicha práctica se compone de pa-
trones de conducta que se prolongaron en el tiempo, involucraron a diversos
actores estatales e hicieron parte integral de una estrategia antisubversiva
que se plasmó en políticas públicas, normatividad e instituciones estatales.

78
CAPÍTULO II.
EXPOSICIÓN DE LOS CASOS
REPRESENTATIVOS
Exposición de los Casos Representativos

A
continuación, se expondrán los hechos que constituyen tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes que sufrieron los ex
integrantes de las FARC-EP al momento de ser capturados y privados
de la libertad en el Sistema penitenciario y carcelario del país; estos casos se ex-
pondrán a través de fichas que han sido elaboradas para tal fin.

Las fichas de los casos están estructuradas en 4 partes. La primera contiene los
datos sobre los hechos al momento de su captura; en la segunda parte se identi-
fica el modus operandi de los hechos que constituyen graves crímenes; la tercera
parte trata sobre los hechos que sufrió la persona durante la privación de la
libertad; la cuarta parte retoma la identificación del modus operandi y la ubica-
ción del archivo en físico correspondiente a cada ficha.

82
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

1. FICHAS DE LOS CASOS REPRESENTATIVOS

Caso Nº1 / Víctima 1

Durante La Captura

1. Vereda Chimbe
del municipio
de Albán del
Departamento de
Cundinamarca.

Tortura y otros 2. Carretera en zona


tratos o penas rural entre Albán y
Ilícito Lugar de los
crueles, Facatativá.
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes 3. Estación de policía
principal DIJIN o
SIJIN Bogotá 1995.

4. Salto del
Tequendama /
Soacha.

Fecha de los
Mayo de 1995 Responsable [Reservado]
Hechos

83
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Relata La víctima que en el mes de mayo de 1995 fue capturado por
miembros de la Policía – SIJÍN mientas departía con uno de sus
compañeros de las FARC-EP. Los hechos ocurrieron en una vereda
llamada Chimbe (Cundinamarca). Señala que, estaba sentado con-
versando con su compañero cuando vio aproximarse unos motori-
zados de la Policía (entre cinco o seis motos y dos carros). En ese
momento, le dijo a su compañero que intentara salir del sitio y que
él lo cubriría. El compañero logró huir, mientras el entrevistado fue
capturado.

La víctima narra que fue embestido por uno de los motorizados, lo


cual generó que se chocara con la pared, en ese momento le dijeron:
“quieto hijueputa, quieto, quieto o se muere”.

Relata que en el carro en el que se trasportaban los policías, lleva-


ban a un exguerrillero desmovilizado llamado Adalber, quien era la
persona que les daba las indicaciones. Señala que Adalber dice: “ese
no es Adán, ese es XXXX el que quedó reemplazante de finanzas”.
Posteriormente, los miembros de la Policía lo someten, lo tiran al
suelo y lo amarran con una cuerda.

Señala que lo subieron a una de las camionetas que conducían los


policías y lo llevaron a una zona rural entre Albán y Facatativá. Allí
lo bajaron del vehículo, lo tiraron al suelo y le propinaron unas pa-
tadas. A la par de lo anterior, le preguntaron sobre un dinero pro-
ducto de una actividad de la insurgencia en la zona, amenazándolo
constantemente de muerte. El entrevistado narra que se abstuvo
de contestar, por lo cual la reacción de la Policía fue apuntarle con
un fusil en la cara. Una vez realizada esta conducta, procedieron a
sacar las balas del fusil y a descargar la fuerza del artefacto sobre
su rostro. La Víctima señala que no era consciente de que le ha-
bían sacado las balas al fusil, por lo cual creía que en cada descarga
una bala lo impactaría provocando su muerte. Señala además que,
mientras se daban estos hechos, uno de los policías decía que el
capturado ya estaba muerto y que era mejor rematarlo. Respecto a
la situación la víctima manifestó lo siguiente:

Eso era como una Toyota “care sapo”, una camioneta.


Atrás se me hizo un policía. Y dos más a cada lado.

84
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Partimos de ahí, íbamos para Faca. Me bajaron entre


Albán y Faca. Me metieron por una carretera y me ba-
jaron. Me bajaron al piso y uno de los policías me puso
la metra en la cara y me dijo: “habla o se muere”. Le
dije, ¿qué quiere que le hable hermano? Ellos estaban
buscando una plata de un trabajo económico que ha-
bíamos hecho esos días y decían que yo había recibido
la plata; yo no había participado en eso. Entonces ellos
subieron la metra, pero le sacaban el tiro, y comenza-
ron a martillármela en la cara. Cada que la martillaban
(yo no me daba cuenta en qué momento pegaban el
tiro) era una vaina más bien psicológica. Me dieron pa-
tadas ahí en el piso y el man decía: “hable hijueputa o
si no se muere; hable o se muere”. Había otro que decía,
no ese ya se murió, a ese man toca matarlo.

Señala la víctima que estos hechos duraron entre treinta y cuarenta


y cinco minutos. Posteriormente fue conducido a Facatativá y, lue-
go, a la sede de la DIJÍN en Bogotá. Narra que, en el trayecto, los
policías le decían que no se hiciera matar y adicionalmente, con tal
de obtener la información, le ofrecían altas sumas de dinero, casas,
carros y protección para él y su familia. No obstante, ante la nega-
tiva de dar una respuesta, recibía golpes por parte de los policías.

Manifiesta que, mientras se encontraba en los calabozos de la DI-


JÍN en Bogotá, fue trasladado a la una de la mañana hacía un lugar
llamado por los policías como “La Palomera”. Según el entrevistado,
el decir de los policías era que “allí si iba a cantar bonito”. Estando
en ese sitio, lo desnudaron, lo amarraron boca abajo, lo envolvieron
en una toalla y empezaron a golpearlo, según el relato de la vícti-
ma, “como cuando golpean un saco de boxeo”. Posteriormente, le
incrustaron agujas en la cabeza. Al respecto la víctima manifestó lo
siguiente:

Me desnudaron de pies a manos y me colgaron como


cuando cuelgan un marrano, con la cabeza hacia abajo
totalmente desnudo. Me amarraron de los pies. Ahí lle-
go un policía bajito y me dijo: bueno hermano, comen-
zó la terapia, -habla o habla”-, me dijo: “aquí los más

85
Exposición de los Casos Representativos

Hechos hombres han hablado”. Me pone una toalla en la cabeza


y comienza a ensayar boxeo conmigo ahí amarrado.
Calculo que la toalla la colocaban para que no quedara
marcado. Después de eso, el hijueputa trae unas agujas
y comienza a metérmelas por la cabeza.

Manifiesta que, mientras sufría estos golpes y lesiones, le exigían


que revelara el nuevo plan de combate del Frente 22, las caletas de
dinero producto de las retenciones y el paradero de algunos jefes de
la guerrilla que se encontraban en Bogotá. Señala que los policías le
manifestaban que todavía no habían hecho el registro de su captura,
por lo cual, lo podían matar.

Después de esto, el policía que lo estaba interrogando sacó una car-


tera que contenía varios elementos, entre ellos un alicate y le dijo
que: "le iba a sacar los dientes uno por uno". La víctima señala que,
en su momento, pensó que esas manifestaciones eran para inti-
midarlo y que los artefactos eran para producirle temor, como en
efecto sucedió, no obstante, menciona que el interrogador le agarró
una mano y le extrajo dos uñas con el alicate, lo que hizo que se
desmayara del dolor en varias oportunidades. Señala que lo hacían
despertar con agua y nuevamente procedían a extraerle las uñas.

Señala que, como esto no les funcionó, ya que él no les decía nada,
lo bajaron, lo sentaron y procedieron a envolver en su cabeza la toa-
lla con la cual lo habían cubierto para golpearlo. Se la pusieron en la
cabeza, un policía se le sentó en las piernas y, él otro, por detrás le
presionó la toalla contra la cara. Le inclinaron la cabeza hacía atrás
mientras le echaban agua mezclada con jabón por la nariz, esto su-
cedía mientras los policías le seguían preguntando sobre las caletas
de dinero. Finalmente, la víctima menciona que les decía que lo ma-
taran, pues no quería seguir sufriendo lo que le estaban haciendo.
Luego de esto fue llevado a un tanque de agua donde le pusieron
una bolsa de plástico en la cara. Lo sumergían en el tanque hasta
que la bolsa quedaba sin oxígeno, lo que le producía asfixia. Se-
ñala que estos actos duraron hasta las seis de la mañana, cuando
amaneció.

86
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Relata la víctima que algunos de los simpatizantes de la organiza-


ción, sus familiares y miembros de la Cruz Roja que vieron cuando
se lo llevaron en los vehículos, , emprendieron su búsqueda en los
diferentes puestos de policía de Bogotá para dar con su paradero;
sin embargo, en todos los lugares donde lo preguntaron les decían
que no sabían de su paradero. Resalta la víctima que él se había
dado cuenta que había sido preguntado en la sede de la DIJIN don-
de él se encontraba y los policías lo habían negado.

Menciona la víctima que pasó el día después de los hechos de tor-


tura tirado en el calabozo y señala que, al día siguiente en horas de
la noche, entre las siete u ocho de la noche fue abordado por los
policías que le traían una muda de ropa, lo montaron a un carro y
lo llevaron para el Salto del Tequendama. Allí le dijeron que ese era
el lugar donde se perdían los que no hablaban. Relata que fue ama-
rrado de la cintura a un lazo y fue llevado a un peñasco del Salto del
Tequendama. Allí, el hombre que lo sujetaba con el lazo lo lanzaba
hacía el abismo y al mismo tiempo lo jalaba para que no cayera,
mientras le insistía que hablara sobre las caletas de dinero y sobre
uno de sus comandantes.

Manifiesta la víctima que estuvo entre dos o tres horas en el Salto


del Tequendama y luego de esto fue llevado nuevamente a la SIJIN¹
en Bogotá. Dice que a una de las sedes grandes de la policía y no re-
cuerda exactamente el lugar de la estación, pues resalta que siempre
fue llevado con una capucha, pero considera con seguridad que era
en una estación de policía de la DIJIN o la SIJIN.

Señala que nuevamente fue llevado a la ‘Palomera’ y el mismo hom-


bre que lo había torturado en días pasados lo volvió a colgar boca
abajo. Manifiesta la víctima que el interrogador sacó un tabaco y lo
prendió. Cuando el tabaco se ponía al rojo vivo se lo apagaba en el
cuerpo. Indica que el sujeto empezó a quemarlo por todo el cuerpo,
le quemó los testículos y los pies, asimismo, la víctima manifiesta
que tiene cicatrices en el cuerpo que evidencian dichas quemaduras.
Sobre el particular narró:

1-En la entrevista la víctima manifestó en la primera parte que era llevado a la DIJIN y posteriormente
que fue llevado a la SIJIN, la víctima confunde estos dos cuerpos de inteligencia de la policía.

87
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Lo vi con un tabaco prendido y este hijueputa comen-


zó a quemarme, me quemó los testículos. Aún tengo
las cicatrices de esas torturas. Comenzó a quemarme
los pies y los testículos. Me decía esta noche lo capo,
lo capo a punta de candela, me decía, chupaba el ta-
baco lo ponía al rojo puro y me lo apagaba. Yo decía
estos manes me van a matar y resulta que al parecer a
mí ya me habían preguntado ahí pero ellos me habían
negado.

Señala que al día siguiente sus familiares y personas de la Cruz Roja


llegaron nuevamente al sitio donde lo tenían, pues indica que ha-
bían realizado una búsqueda e investigación a las placas de los vehí-
culos que lo habían llevado desde el sitio de la captura y, las investi-
gaciones concluyeron que los vehículos estaban adscritos a la SIJIN
como incautados a narcotraficantes y estaban relacionados con ese
lugar en particular. La víctima señala que un capitán de la policía
le dio otra muda de ropa y le dijo que lo venían a buscar. Cuando
por fin lo sacaron ante sus familiares, él les mostró las uñas que le
habían arrancado y que conservaba. Les pidió a sus familiares que
lo llevaran de inmediato a un hospital.

Ese día le hicieron firmar un acta de buen trato. Los policías le dije-
ron que la firmara o su padre se moriría , que ellos conocían lo que
hacía y en dónde vivía. En consecuencia, la víctima firmó. Posterior
a esto, lo llevaron a una clínica para que lo atendieran, ya que tenía
los testículos hinchados por las quemaduras que sufrió por parte
de sus captores. Finalmente fue atendido, sin embargo, en la actua-
lidad, la víctima no recuerda a qué clínica fue llevado. Posterior a
esto fue remitido a la cárcel La Modelo de Bogotá.

88
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus
1. La víctima luego de ser capturada es llevada a una carrete-
Operandi ra desolada (en la vía que conduce de Albán a Facatativá),
con el objeto de realizarle un interrogatorio.
“Prácticas 2. La víctima es golpeada en el suelo y, simultáneamente, es
específicas y amenazada de muerte mientras en reiteradas oportunida-
necesarias de des le detonan un fusil descargado en la cara. Lo anterior
modo, tiempo, con el objetivo de constreñirla para que dé información
lugar que se sobre caletas de dinero y lugar de ubicación de sus com-
configuran pañeros y mandos del Frente.
en función 3. Al negarse a contestar, la víctima es encapuchada y tras-
de un patrón, ladada hacia la sede de la SIJIN o DIJIN en Bogotá. En el
plan, política, trayecto le ofrecen dinero, casas, carros y protección para
o práctica él y su familia. Al mantenerse en la postura de no contes-
criminal, para tar, recibe golpes por parte de los policías.
perpetrar un 4. Una vez en la sede de la Policía, proceden a llevarlo a un
delito y obtener lugar adecuado para realizar fuertes métodos de interro-
el éxito en su gatorio; lo cuelgan boca abajo, empiezan a golpearlo y le
comisión”². incrustan agujas en la cabeza. Simultáneamente, lo inte-
rrogan sobre el plan de combate del frente al que pertene-
cía y sobre caletas de dinero respecto de las cuales tuviera
conocimiento.
5. Al seguir con la negativa de contestar, proceden a endure-
cer el método de interrogatorio. Le exponen una serie de
artefactos a través de los cuales, infringiendo dolor, ha-
rían que entregara la información requerida. En cumpli-
miento de lo anterior, proceden a descubrir un alicate y,
con el mismo, le arrancan dos uñas de la mano izquierda.
6. Ante la renuencia de la víctima para dar información pro-
ceden a realizar otro método de interrogatorio. Esta vez lo
sientan en una silla y le envuelven la cabeza con una toalla
(tapando completamente su rostro); un policía se le sienta
en las piernas y otro, le presiona la toalla contra la cara
y le inclina la cabeza hacia atrás mientras le vierte agua
mezclada con detergente en polvo por la nariz. Esto suce-
de mientras los policías le siguen preguntando sobre las
caletas de dinero y sobre sus compañeros y comandantes.

2- ICTJ. Guía para enfoque de investigación de crímenes de sistema en la presentación de informes


ante la Sala de reconocimiento de la JEP. Pág. 12.

89
Exposición de los Casos Representativos

Modus 7. Cuando el método falla, dado que la víctima no podía ha-


Operandi blar, proceden a cubrir su cabeza con una bolsa de plás-
tico y, paso seguido, lo sumergen en un tanque con agua.
Lo anterior produce asfixia y pérdida del conocimiento.
8. Cuando la víctima no resiste más el interrogatorio, es
conducida a un calabozo hasta el otro día.
9. En el momento en que se recupera, proceden nuevamente
con el interrogatorio, pero esta vez, en un lugar distinto y
con un método diferente. La víctima es transportada al
Salto del Tequendama; la amarran de la cintura y la llevan
a un peñasco donde la amenazan con arrojarla al vacío si
no da toda la información sobre las caletas de dinero y sus
comandantes. Los interrogadores proceden a empujarla al
vacío y a halarla nuevamente mientras le insistían con las
mismas preguntas que habían realizado desde la captura.
10. Al no conseguir respuesta, la víctima es llevada nueva-
mente al lugar de su reclusión y proceden a quemarlo con
un tabaco encendido en sus testículos y pies.
11. Todo lo anterior ocurre mientras los agentes del Estado se
niegan a dar información respecto de la víctima a familia-
res, organizaciones y cercanos.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 1

Tortura y otros
Cárcel La Modelo
tratos o penas
Ilícito Lugar de los (1995 – 2001)
crueles,
Internacional Hechos (Patio 9 de
inhumanos o
guerrilleros)
degradantes

Fecha de los
Entre 1995 y 2001 Responsable [Reservado]
Hechos

90
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos La víctima fue trasladada al Patio 9 de la Cárcel La Modelo, este era


un patio reconocido por la presencia de la guerrilla de las FARC-
EP. La víctima señala que estuvo 5 años privado de la libertad en la
cárcel La Modelo y que fueron los años más complicados de su vida,
pues sufrió la guerra dentro del penal contra los grupos parami-
litares, quienes también estaban recluidos en este establecimiento
penitenciario.

Señala que cuando llegó a la cárcel, esta estaba dominada por el


mundo del hampa Inició con un grupo pequeño de sus compañe-
ros de la guerrilla a poner el orden dentro de su patio, para evitar
las extorsiones y vejámenes que ocurrían y eran permitidos por los
directivos del penal. Señala que también convivían con un grupo
pequeño de integrantes del ELN:

Esos cinco años fueron complicados porque, llegamos


a un mundo nuevo en donde nadie respetaba a nadie,
el dominio de la cárcel la tenía en ese tiempo el ham-
pa, la delincuencia común, en donde llegaba su novia
o su hija, y si al cacique le gustaba, a uno lo metían a
una celda y se le llevaban la mujer y se la culeaban, así
de sencillo. Era un desorden tremendo, nosotros co-
menzamos a organizarnos en la cárcel y comenzamos
a ponerle orden a eso, a esa clase de problemas […]
nosotros comenzamos a hacer organización y a hacer
vida de reglamento fariano, de guerrilla dentro de la
cárcel, la disciplina.

Señala que, después de un año de estar privado de la libertad, lle-


garon más de sus compañeros de la guerrilla y empezaron a orga-
nizarse de mejor manera Indica que compraron las celdas, ya que
inicialmente dormían en los pasillos. El hacinamiento era de 1700
o 1800 prisioneros para un patio de 750. Menciona que el patio a
donde llegó era dirigido por el hampa con la aquiescencia de los
guardianes del INPEC, donde se cometían todos los delitos que se
pudieran imaginar dentro de prisión,

Era el atraco dentro de la cárcel, lo que era la violación


de derechos humanos, tanto de la guardia como de

91
Exposición de los Casos Representativos

Hechos los mismos presos, comenzando por la salud nula, los


tratos crueles e inhumanos, las palizas, el calabozo, se
usaba mucho. Cuando había desorden en algún patio
se quitaba la energía y el agua para localizar a algunos
líderes y darles calabozo, aislarlos, el trato de la guardia
de a uno decirle comandante estoy enfermo y le decían
“córtese y eche sangre hijueputa”, cuando le veamos
sangre lo llevamos a sanidad si no, no, así como cosas
de ese estilo.

Manifiesta que, en el año 1998, a la cárcel La Modelo se trasladó la


guerra con los paramilitares. La víctima señala que fueron tiempos
difíciles , indica que era más fácil ingresar un arma que cualquier
otra cosa, pues la corrupción al interior del penal permitía que se
cometieran cualquier tipo de vejámenes, para aquella época el pa-
ramilitarismo se había tomado el ala sur del penal y las guerrillas
funcionaban en el ala norte, indica que habían dos jefes paramilita-
res, uno llamado Ángel Custodio Gaitán Mahecha, mano derecho
de Víctor Carranza, el esmeraldero y jefe del Bloque Capital de las
AUC, asimismo, un jefe paramilitar del llano, conocido como ‘Ar-
cángel’.

En ese mismo año ocurrió la primera toma guerrillera a una base


militar, que fue la de Patascoy. En la acción unos militares fueron
retenidos y la organización guerrillera propuso una lista de canjea-
bles, la cual encabezaba la víctima junto a otros de sus compañeros.
En ese momento arreció el conflicto interno en la cárcel. Menciona
la víctima que Carlos Castaño empezó a ofrecer dinero por cada
guerrillero muerto de la lista de canjeables, señala que los guardia-
nes del INPEC eran los encargados de ingresar todo el arsenal bé-
lico que se dispuso por los paramilitares atrincherados en el ala sur
de penal para acabar con sus vidas. Lo cierto era que a la cárcel se
podía entrar cualquier tipo de arma en tanto se tuviera dinero. Al
respecto, la víctima narra lo siguiente:

Entonces qué hicieron: sacaron a todos los paramilita-


res que vivían en los patios nuestros del ala norte para
el ala sur, para el patio uno y se organizaron allá. En el
año 98 fue cuando ocurrió la primera toma guerrillera

92
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos a una base militar que fue la toma de Patascoy, como


consecuencia de esa toma la organización nuestra sacó
una lista de canjeables. Cuando comenzó a sonar lo del
canje, que se canjeaban soldados por guerrilleros y sa-
lió la primera lista de canjeables y esa lista yo la enca-
bezaba con un compañero, Yesid Arteta, con Chucho,
varios, había varios guerrilleros ahí.

Entonces el paramilitarismo, en cabeza de Carlos Cas-


taño, manda a ofrecer un dinero a las cárceles por gue-
rrillero muerto. Por cada guerrillero muerto de esa lis-
ta de canjeables veinte millones por cabeza y la orden
que le dio a Gaitán Mahecha y a Miguel Arroyave al
paramilitarismo en la cárcel era que [había]plata si ma-
taban guerrilleros.

Un día nos mataron a un compañero, cruzando para el


almacén en el patio cuatro y ahí se prendió la mecha,
porque ellos ya entraron pistolas, entraron armas, te-
nían la plata y nosotros teníamos amigos en los patios y
nos decían pilas que están dando tanto por usted, pilas
que esto, pilas que lo otro y los van a matar y algunos
de la guardia también se prestaban porque los que en-
traban las armas a la cárcel era la guardia, eso indiscu-
tiblemente.

Señala que hubo momentos difíciles, el paramilitarismo se había


tomado el penal con fusiles que le pertenecían a la guardia del
INPEC. En su momento eso salió a la luz pública, pero fácilmente
fue ocultado por los medios de comunicación; no obstante, el co-
lectivo de prisioneros de la guerrilla de las FARC-EP le mandó a
decir al Mono Jojoy que les colaborara con armas, pues sería una
masacre si no tenían con qué defenderse de los paramilitares. En
ese momento Jojoy les envía 50 pistolas con el dinero para entrarlas
a La Modelo. La víctima señala que tuvieron varios enfrentamien-
tos con los paramilitares que duraban días, donde muchos de sus
compañeros murieron bajo la mirada aquiescente del INPEC. Al
respecto la víctima narra:

93
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Ya cuando esa vaina se puso fea, nosotros le mandamos


una carta al camarada Jorge, al Mono y el Mono en esa
época nos mandó cincuenta pistolas, con la plata para
entrarlas. Recuerdo que eran unas pistolas argentinas,
de marca Bershka. Nosotros comenzamos a entrarlas
para defendernos, entonces se dividió la cárcel en dos
partes: de la puerta blindada para allá los paracos y de
la puerta blindada para acá la guerrilla, el que pasaba
se moría. Ellos nos llevaban ventaja porque tenían un
poco de plata y se movía la complicidad de la guardia,
pero nosotros teníamos ya un grado de organización.
Entonces, se vienen las primeras peleas tratando de
sacarnos, hay masacres de veinte, quince personas, así
eran las estadísticas de La Modelo. En una requisa que
hicieron a los paracos les cogieron unos fusiles y, adi-
vine que, los fusiles que cogieron todos tenía el serial y
aparecían como armamento de la guardia de La Mode-
lo. Eso fue un escándalo, pero después lo taparon, nos
estaban dando bala los paramilitares con los fusiles de
la guardia, nosotros teníamos la ventaja de que tenía-
mos explosivos, habíamos entrado explosivos y con eso
los devolvíamos. Fueron peleas de dos a tres días.

Señala que al interior de la cárcel crearon la Mesa Nacional Carcela-


ria, el Comité de Derechos humanos y un periódico que se llamaba
“Luchador Canero”, hicieron una huelga entre el año de 1997 y 1998
por las reivindicaciones de los derechos de los prisioneros, sin em-
bargo, el INPEC aliado con el paramilitarismo quería desmontar
todo lo que habían construido.

Indica que, en el año 2000, en una Semana Santa, ocurrió una ma-
sacre: asesinaron a 43 prisioneros que colaboraban con las FARC-
EP “a bala, a piedra y a martillo”. Señala que para ese entonces la
guardia del INPEC sacó a todos los jefes guerrilleros y los trasladó.
Menciona que primero estuvo en los calabozos de la DIJIN como 3
meses y luego fue enviado a la cárcel La Picota. Al respecto señaló
lo siguiente:

94
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Bueno ahí se pasó de pelea en pelea hasta el año 2000.


Yo creo que en los años 2000 se da la pelea de Sema-
na Santa, una pelea que dejo 43 muertos dentro de la
cárcel Modelo, donde el paramilitarismo masacró 43
internos en el patio 4, porque eran amigos de nosotros,
mataron 43 personas a piedra a martillo a lo que fuera.
Pero vea la curiosidad, se viene el operativo a los 3 días
en cabeza del Coronel Leonardo Gallego y no sacaron
a ningún paramilitar, que fueron los que masacraron a
la gente, sino que sacaron a toda la dirección de FARC-
EP que había dentro de la cárcel, sacaron a Yesid Arte-
ta, sacaron a Chucho, sacaron a Omar, a Nacho, me sa-
caron a mí y como a dos presos sociales, pero ninguno
de los que mató a la gente fue trasladado. El operativo
lo hizo el coronel Leonardo Gallego, metieron ejército,
defensa civil, policía y nos sacaron a nosotros.

Yo estuve dos meses en la DIJIN en el año 2000, me


trasladaron para los calabozos de la DIJIN, a los dos
meses me sacaron de ahí en una tanqueta, me metieron
al patio de alta seguridad en donde estaba todo lo de la
mafia en esa época.

Señala la víctima que fue trasladado a la cárcel La Picota y fue re-


cluido en el patio de los narcotraficantes, donde estaba todo el Car-
tel del Valle del Cauca. Señala que hasta ese sitio llegaron panfletos
de las AUC amenazando a los narcotraficantes por permitirle a él
vivir en ese patio.

A ese patio llegó Ángel Custodio Gaitán Mahecha, mano derecha


de Víctor Carranza y sindicado en ese momento de conformar gru-
pos paramilitares; manifiesta la víctima que dicho sujeto manejaba
la Cárcel La Picota como si fuera el mismo director. Señala que en
una oportunidad ordenó el secuestro y asesinato de su compañera
y sus hijas, sin embargo, sus familiares se salvaron ya que fueron
confundidas por otras personas, las cuales fueron retenidas y pos-
teriormente liberadas ante el error cometido. Al respecto la víctima
manifestó:

95
Exposición de los Casos Representativos

Hechos
Pero en esos mismos días habían sacado al famoso Po-
peye, sicario de boca del cartel de Medellín y a Ángel
Gaitán Mahecha para la sede del DAS en Bogotá. Creo
que así se llamaba eso. Resulta que ese volante lo ha-
bían hecho desde ahí, porque Ángel Gaitán iba a lle-
gar a la Picota. Total, un domingo, recuerdo que Fabio
Ochoa les había regalado un abrigo a todas las mujeres,
a todas las que llegaban ahí, de diciembre, yo tenía a la
compañera en ese tiempo con las dos niñas mías. Mi
compañera ese día llevó el chalecito que le regaló don
Fabio, se lo llevó puesto con otra señora que visitaba a
un narco, iban casi igual de vestidas y con dos niñas,
al salir la mujer del mafioso se para afuera de la Pico-
ta, llega un taxi, la encañonan se la llevan con niñas y
todo, pensando que era la compañera mía y las niñas
mías, cuenta la señora en esos días, porque a ella la tu-
vieron que soltar, que se equivocaron.

Indica que al interior del penal su vida corría riesgo, ya que le ha-
bían informado que Gaitán Mahecha había ordenado a la policía
-quienes eran los que custodiaban el patio-, sacarlo de la celda para
posteriormente ser asesinado. Pasaba momentos de incertidumbre
y zozobra dentro del penal, ya que este jefe paramilitar fungía como
director de facto de la cárcel. Al respecto la víctima señaló:

El problema de Ángel era prácticamente conmigo, por


la guerra de la modelo y porque nosotros en la Modelo
no teníamos plata y eso, pero de guerra sí sabíamos y
nos parábamos duro y no nos pudieron sacar sin utili-
zar a la ley. El que se prestó para eso fue el coronel Ga-
llego, yo salgo a hablar con el hombre como a cerrar la
página, yo le dije don Ángel yo vengo aquí a hablar con
usted, al otro ladito estaba Popeye porque llegó con él.
Me dice: yo soy Ángel Gaitán Mahecha. Me dice: en
mi nómina yo tengo a la Policía de Bogotá, al INPEC,
yo manejo la nómina de Bogotá y me metió una pal-
mada en la cara ese hijueputa y me dijo estas palabras,
dijo: y esa periodista hijueputa que era la moza de los

96
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos guerrilleros en la modelo, ahí se la mandamos más


rota que una caneca, se refería al hecho de la periodista
Jineth Bedoya.

La víctima manifiesta que después de estos hechos, era una realidad


que tenía las horas contadas en el penal, que estaba a la espera que
los policías lo sacaran del patio para ser asesinado por Ángel Mahe-
cha. En una oportunidad que tuvo, logró evadir a las autoridades y
acabar con la vida de Ángel Custodio Gaitán Mahecha, para poner-
le fin al hostigamiento que vivía constantemente por parte de éste
y sus colaboradores, por esta razón, fue trasladado a la Cárcel de
Valledupar, no sin antes, sufrir primero un intento de asesinato por
medio de veneno que le echaron a su comida.

Luego, fue trasladado a la Cárcel de Valledupar donde duró 8 me-


ses, de ahí fue enviado para la Cárcel de Popayán y de ahí nueva-
mente para La Picota, donde permaneció tres meses en aislamiento,
hasta el momento en el que abrieron la Cárcel de Cómbita. Acto
seguido, fue trasladado a la Cárcel de La Dorada, (Caldas) a vivir
con el paramilitarismo. Señala la víctima lo siguiente:

En Cómbita estoy hasta el año 2004, en el patio quin-


to, ahí llegamos, nos revolvieron con los paramilitares.
También, tuvimos problemas en el patio quinto, hubo
apuñalados, nos tuvieron que abrir de patios, dejar a los
paramilitares en el cuarto, a nosotros en el quinto. En
el 2004 había un general, creo que, del Ejército, Emilio
Cifuentes, ya un viejo él. Cuando en octubre de 2004
me resultó con el cuento de que yo tenía que firmar
un acuerdo de paz con los paramilitares en la cárcel
y llegó Caracol y RCN, me dijo: si no firma, si no nos
ayuda, se va para la Dorada para que viva en el centro
del paramilitarismo Le dije: no firmo, yo no estoy auto-
rizado para hacer acuerdos de paz. También manifestó
que teníamos que cantar el himno del INPEC, que vivir
como hermanitos. Me echó la carreta, le dije: yo no me
presto para eso, no firmo, efectivamente no firme, efec-
tivamente me trasladó para La Dorada en Caldas. Por
cuestiones de seguridad yo pedí el pasillo de seguridad,

97
Exposición de los Casos Representativos

Hechos la UTE, que llaman unidad de tratamiento especial, ahí


estuve en Dorada, siguieron los problemas, las amena-
zas de los paracos, que ahora si me iban a matar, todos
los días me botaban mierda al calabozo, con miados.

Señala que duró más de cinco años en los calabozos, donde solo in-
gresaban a personas que requerían atención especializada en salud
mental. Finalmente logró que lo sacaran por medio de una tutela.
Al respecto señala lo siguiente:

Ahí gano una tutela para que me dieran patio, metí tutela, me gano
la tutela y en vez de darme patio volvieron y me regresaron a Valle-
dupar. Me trasladaron a Valledupar, me llevaron para Palanquero,
me subieron a un avión hércules y para Valledupar en avión. Llego
a Valledupar y entonces voy con un capitán de apellido Rojas del
INPEC, me dijo: como que está picado a loco ¿no? lo voy a mandar
para donde tiene que pararse duro y me mandó para el patio cuarto,
lo que llaman en una cárcel el patio olla, donde están los psiquiá-
tricos, los fumos, de todo lo peor. Me metieron allá. Llegué a allá
me robaron todo: la ropa, todo. Me dieron una pantaloneta y unas
chanclas. Me dijo un man: póngase eso y deme lo suyo. Me tocó de-
jarme robar. El que va llegando, va perdiendo y como veinte manes.

Modus 1. En prisión la víctima es constantemente aislada en luga-


Operandi res en donde se restringía por completo la comunicación
con familiares, cercanos o abogados.
2. Al igual que en la captura, en múltiples ocasiones la víc-
tima fue objeto de interrogatorios acompañados de es-
trujones con el fin de obtener información sobre el fren-
te guerrillero al que pertenecía.
3. En varias oportunidades hubo situaciones complejas de
seguridad y enfrentamientos con paramilitares reclui-
dos en prisión.
4. La víctima señala que, en su estancia en las diversas pri-
siones, sobre todo en la Picota, fue constantemente ame-
nazado de muerte por parte de paramilitares. En una

98
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus
oportunidad, incluso, llegaron a realizar una tentativa
Operandi de homicidio envenenando su comida.
5. La víctima fue sometida a condiciones insalubres en la
celda. Fue obligada por varios meses a convivir con una
persona que requería atención especializada en salud
mental y que se bañaba con excremento.
6. Casi durante toda su estadía en reclusión estuvo en con-
diciones de hacinamiento en su celda.
7. A la víctima se le restringió el acceso a elementos para
el descanso.
8. La víctima señala que no tuvo una adecuada atención en
salud por parte del INPEC.
9. La víctima fue objeto del uso desmedido de la fuerza por
parte de los guardianes del INPEC.
10. De forma constante le era suministrada comida dañada,
cruda y en malas condiciones de salubridad.
11. La víctima no gozó del derecho a la privacidad en las
visitas con la familia cuando estuvo recluido en la Cárcel
La Modelo.
12. En múltiples ocasiones los guardias del INPEC destro-
zaron sus pertenencias y útiles personales.
13. Fue sometido a fuertes golpizas por parte de los guardia-
nes del INPEC.
14. La víctima fue sometida a un proceso de dispersión en el
cual pasó por alrededor de cuatro prisiones.

99
Exposición de los Casos Representativos

Caso Nº2 / Víctima 2

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los Manizales /


Tortura
Internacional Hechos Caldas

Fecha de los 27 de septiembre


Responsable [Reservado]
Hechos de 2000

Hechos Refiere el entrevistado que regresaba de la zona de distensión del


Caguán y se dirigía hacia el lugar de influencia del Frente 47 de las
FARC-EP. Manifiesta que, entre las 11am y el medio día del 27 de
septiembre de 2000, fue capturado en el municipio de Pensilvania,
Caldas, por la Policía Nacional, cuando se trasladaba en un taxi jun-
to con un compañero de la guerrilla llamado Isaías. Señala que fue
abordado por la policía cuando descendían del taxi que los trans-
portaba por la plaza del municipio.

Señala que la policía tenía montado un operativo en la plaza del


municipio de Pensilvania para capturarlos, indica además que,
cuando se bajaron del taxi, los policías los capturaron y les comuni-
caron que los debían acompañar hasta la estación de policía.

Manifiesta el entrevistado que cuando llegaron a la estación de po-


licía los aislaron. Además, sostiene que, mientras permanecía de-
tenido en una de las habitaciones de la Estación, escuchó una con-
versación por radio teléfono del policía que estaba encargado en la

100
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos habitación contigua hablando con su superior en Manizales. Señala


que escuchó cuando del otro lado de la conversación el superior
le preguntó al policía si alguien sabía de la captura de XXX (el en-
trevistado), a lo que el policía le manifestó que al único que le iba
a comunicar era al alcalde, para lo cual el superior por medio del
radio teléfono le ordenó que mejor se lo entregara a “los primos”.
Señala que, “los primos” a los cuales se refería el superior en la con-
versación eran los paramilitares. Al respecto dijo lo siguiente: “en-
tonces al tipo le preguntan sobre eso, entonces yo escucho cuando a
él le dicen -entrégueselo a los primos, los primos eran los paras, ahí
había una base de paras, yo cuando escucho eso dije -ahora sí nos
llevó el verraco- entonces yo me quedo ahí, ¿jueputa qué hacer?”.

El policía se acerca nuevamente y le pregunta si alguien sabía de su


captura, a lo cual él responde que sí, le mintió al policía diciéndole
que había un comando que lo iba a recibir en la plaza y que ellos
vieron la captura y que en ese momento ya el Secretariado estaba
enterado de su captura. Al respecto señaló:

sí, eso ya es cosa que yo me invento, yo le digo: ahí


había un comando enfusilado que era el que me iba a
recibir para llevarme al campamento, ellos vieron mi
captura, estoy seguro. En este momento el Secretariado
tiene que saber que yo estoy capturado, el tipo se quita
la gorra, la estrella contra el suelo y va y coge otra vez
el radio, no hermano ya no se puede hacer eso, ya los
manes saben que él está capturado. Yo escucho que allá
le dicen – ah bueno lástima hombre, toca que los eche
para acá, para Manizales. Entonces ahí mismo cogen y
nos montan....

La víctima manifiesta que fue llevada a Manizales. Señala que entre


Pensilvania y Manizales hay unas tres horas de trayecto. Narra que
llegaron a Manizales en horas de la noche, donde los metieron en
los calabozos y los separaron. Manifiesta que vio cómo sacaron a
su compañero de la celda y luego, cuando lo regresaron, lo notó
diferente, algo ‘afligido’.

101
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Señala que entre las siete u ocho de la noche lo sacaron a él y lo


llevaron hacia un baño de la estación de policía y allí iniciaron su
interrogatorio. Manifiesta que en el baño había dos personas ves-
tidas de civil, quienes le empezaron a decir que tenía que dar la
información acerca del Frente 47 de las FARC-EP o si no se mori-
ría ahí. Allí comenzaron a darle algunos estrujones ante la negativa
de responder las preguntas. Resalta que las preguntas que le hicie-
ron eran sobre ¿cuántos hombres tenía al frente? ¿Cuál era el plan
para seguir? ¿Dónde había caletas de dinero, armas, municiones,
explosivos? ¿Quién era toda la plana de comandancia del frente?
Sobre eso (…)”.

Los interrogadores le manifiestan que en ese lugar “hablaba por-


que hablaba”. Señala que fue sometido a más de tres horas de in-
terrogatorio donde fue expuesto a estrujones y amenazas contra
su vida. Posteriormente lo regresan a la celda y desde allí ve cómo
su compañero es nuevamente sacado hacia el baño para continuar
con el interrogatorio. Indica que solo lo volvió a ver de reojo al día
siguiente.

A las diez de la mañana del día siguiente lo sacan nuevamente de la


celda y le dicen que lo van a presentar ante los medios de comunica-
ción (es de aclarar que ya casi completaba las 24 horas de capturado
y todavía las autoridades no le habían informado los motivos de su
captura). Al respecto, el entrevistado señala lo siguiente:

Me dicen que me van a presentar a los medios de co-


municación, entonces me sacan, toda una vaina bien
preparada. Me sacan allá por detrás, me tiraron a la ca-
lle, organizaron pues todo un operativo, sacaron una
toalla del bolso y me la pusieron acá (señala el hom-
bro) y me hicieron caminar allá. Dieron una vuelta
para entrarme por el frente del comando…ya entra un
periodista, entonces a hacerme el interrogatorio…ah
perdón…ahí se da algo, yo no sé si me atrevo casi que
ha asegurar, ellos me dan agua cuando me van a meter
al calabozo…cuando yo trato como medio de dormir,
porque uno no duerme en esas condiciones, cuando
yo salgo yo me noto muy mareado, pues no digamos

102
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos pues que es por lo de falta de alimento, por que el cuer-


po de uno estaba adaptado, yo me siento como muy
mareado, la vista borrosa, yo digo algo está pasando.
Bueno, comienza la entrevista a los medios. La verdad
ni recuerdo qué fue lo que yo dije, inclusive en el in-
forme que yo mando al frente, al bloque, precisamen-
te explico eso, que para mi opinión me tuvieron que
haber dado algo, porque yo perdía como la capacidad
de razonar. Era por ratos, me presentan a los medios,
luego me meten nuevamente al calabozo y sigue, pues
uno pierde la noción del tiempo ahí, lo cierto es que
nos siguen llevando al interrogatorio.

En el segundo interrogatorio que le realizan, manifiesta que un


policía hizo de bueno y otro de malo. El bueno le ofrecía dinero,
sacarlo del país a él y a su familia y protección para que le diera
información sobre la posición del Frente, los campamentos, las ca-
letas de dinero, armas y explosivos. El malo lo amenazaba; sin em-
bargo, manifiesta que se mantuvo en no contestar a las preguntas y
en decirles que no tenía esa información. En ese momento ve cómo
sacan una bolsa de plástico, le echan agua, jabón y se la ponen en
la cabeza. Manifiesta que la asfixia lo desconectó, y cuando logra
reaccionar ve a los interrogadores que lo estaban reanimando. Des-
pués de estos hechos señala que lo envían nuevamente al calabozo.
Indica que él venía recibiendo en la guerrilla un tratamiento para
el paludismo, por lo que el sometimiento a este tipo de tortura lo
descompuso totalmente. Al respecto, manifiesta lo siguiente:

En un momento, yo no sé qué horas serían, cogieron


una bolsa, la mojaron, le echaron jabón y me la pusie-
ron, pues eso es una vaina que impide la respiración
y más en la situación en la que yo estaba…y es más,
de anotar que yo venía con paludismo, venía con un
paludismo muy grave desde el Caguán, que casual-
mente cuando salí me estaban haciendo tratamiento,
y entonces cuando me pusieron eso, yo me desconecté,
no supe más nada. Cuando volví pues ellos me estaban
tratando de reanimar, me mandaron para el calabozo.
No sé a qué horas volvieron y me sacaron, me llevaron,

103
Exposición de los Casos Representativos

Hechos - ¿entonces va a hablar? -Ahí si ya me hablaron más


duro: vas a hablar gran hijueputa o ahora si te vamos
a matar.

Referente al sometimiento con la bolsa con jabón que le introduje-


ron en la cabeza, la víctima manifiesta que:

Pues estábamos ahí en todo el proceso del interrogato-


rio y me coge, entonces me pone la mano en el hombro
y me estruja y me dice, vamos a ver si no vas a hablar,
y es cuando traen la bolsa, entonces la mojan, le echan
un poquito de jabón Fab y me la ponen, yo de una vez
me desconecto, cuando yo vuelvo a reaccionar estoy
tirado ahí, me tienen ahí, me están reanimando.

Después de esto, nuevamente lo sacan del calabozo y continúan con


el interrogatorio, esta vez con palabras más fuertes y con estrujones
constantes. Allí lo mantienen un rato más y luego lo sacan nueva-
mente para el calabozo. Desde allí ve cómo sacan a su compañero
del calabozo para interrogarlo nuevamente y luego ve cómo lo traen
botando sangre por la boca y diciendo, “ya no aguanto más”. En
este punto se da cuenta que seguir por la vía del silencio no estaba
dando ningún resultado, pues empeoraba las condiciones para él
y para su compañero, por lo cual decide darles información a los
interrogadores, pero con la salvedad de que la información fuera
de público conocimiento, información que no le haría daño a la
organización:

Yo digo, voy a darles información de carácter público,


¿Quién no sabía eso? Entonces el área de operación es
está. ¿Cuántos frentes lo conforman? ah, lo conforman
tantos frentes, la ubicación de esos frentes, tal frente
en tal lado, direcciones de esos frentes, el comodante
fulano, ¿Quién no iba a saber eso? Que tal cosa, no,
eso si no se, ya no es de conocimiento mío, bueno, y
comenzamos, yo le di ese manejo, entonces yo vi que
el uno le hizo señas al otro, como quien se dice, ya esto
está cuajando.

104
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Después de esto, los interrogatorios se vuelven más tranquilos, sin


estrujones, sin maltrato verbal y sin el procedimiento de la bolsa de
agua con jabón. Es en ese momento que lo visita el comandante de
policía de Caldas. Al respecto señaló:

Ya después de eso tengo entendido que, como el co-


mandante de la policía, o el general…me parece que es
de apellido Guerrero…fue lo que yo le alcance a leer.
Entonces ya fue y se puso a hablar: mire comandante,
usted está en condiciones de canjearse. Le dije: eso no
lo determino yo, eso lo determinan los superiores, yo
no puedo determinar nada, yo soy un prisionero. Me
dijo: hermano trabajemos, vea que se pueden hacer co-
sas. Yo le digo, pues aquí ¿qué trato puedo yo hacer con
usted?, ninguno, yo no tengo nada que entregar. ¿Pero
siendo usted un jefe? Yo le digo: yo no tengo nada que
entregar, ya le dije. Me dice – bueno hagamos una cosa,
quiere tomar gaseosa, quiere tomar agüita- hasta ese
momento no me han dado agua, nada, ya llevábamos
un día, una noche.

Finalmente es trasladado a la cárcel ese mismo día. Relata que los


policías le pusieron las esposas, lo más apretado que podían aguan-
tar sus manos: “nos pusieron nuevamente las esposas, nos las apre-
taron, pero al máximo, nos montaron en un carrito y llegamos a La
Blanca, cuando llegamos a la Blanca, las manos ya iban hinchadas,
negras ya, pues con esas esposas apretadas a todo dar aquí atrás”.

Modus 1. La víctima fue capturada por agentes de la Policía Na-


Operandi cional en el municipio de Pensilvania (Caldas). Poste-
riormente, fue conducido a una estación de policía.
2. Al llegar a la estación de policía, escuchó una conversa-
ción por radio teléfono en la cual, un superior de uno
de los agentes le preguntó al policía si había informado
a alguien más de la captura. El policía respondió que iba
a informar al Alcalde del municipio a lo que el superior
respondió que lo mejor era “entregarlo a Los Primos”.

105
Exposición de los Casos Representativos

Modus Según el relato de la víctima “Los Primos” era un grupo


Operandi paramilitar asentado en la zona.
3. Posteriormente, uno de los agentes de policía preguntó a
la víctima si alguien más estuvo enterado de su captura,
a lo cual la víctima respondió que sí.
4. La víctima fue trasladada a la ciudad de Manizales (Cal-
das) y conducida a los calabozos de una estación de po-
licía de esa ciudad.
5. Allí le realizaron un primer interrogatorio acompaña-
do de amenazas contra su vida y golpes. Dicho interro-
gatorio se hizo con el fin de obtener información sobre
sus mandos, sus compañeros, material de intendencia y
dinero.
6. Posteriormente, es llevado ante medios de comunica-
ción en un estado de inconciencia relativa ya que ma-
nifiesta que no recuerda las declaraciones que dio. En
ese momento, las autoridades no le habían informado
los motivos de su captura.
7. Ante la negativa de contestar las preguntas del primer in-
terrogatorio, los captores proceden a realizar un segun-
do interrogatorio. En el mismo llevaron a cabo la técnica
del “policía bueno y el policía malo”. El “policía bueno”
realizó ofrecimiento de dinero, colaboración para que
saliera del país, ofrecimiento de protección para él y sus
familiares. El “policía malo” se encargó de amenazarlo y
darle tratos humillantes.
8. Al no dar resultado este interrogatorio, proceden a cu-
brir su cabeza y rostro con una bolsa humedecida con
una mezcla de agua y detergente. Cerraron la misma
con fuerza hasta bloquear las vías respiratorias, lo cual le
produjo asfixia y pérdida del conocimiento.
9. Cuando es trasladado a la prisión, le aprietan las esposas
de manera que logran taponar la circulación de sus ma-
nos, provocándole intenso dolor.

106
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 2

1. Cárcel La Blanca
de Manizales
(Establecimiento
Penitenciario
de Mediana
Seguridad y
Carcelario EPMSC
Tortura y otros
de Manizales.
tratos o penas
Ilícito Lugar de los 2. Establecimiento
crueles,
Internacional Hechos Penitenciario de
inhumanos o
Calarcá.
degradantes
3. Cárcel de La
Dorada Caldas,
Establecimiento
Penitenciario de
Alta y Mediana
Seguridad EPAMS
de la Dorada.

Fecha de los
2000 al 2008 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos En el año 2000, después de ser capturado, es trasladado a la Cárcel


La Blanca de Manizales (Establecimiento Penitenciario de Mediana
Seguridad y Carcelario EPMSC de Manizales). Allí encontró a vie-
jos conocidos de la guerrilla y conformaron una célula dentro de la
penitenciaría. Juntos compraron un espacio dentro del penal para
mejorar las condiciones en que vivían.

Manifiesta que por esa época hubo un problema entre el director de


la cárcel y los internos, al cancelarles a éstos una visita de los fami-
liares para un día festivo, resalta que:

107
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Ahí paso un hecho, que es lo que pasa ahí, que se da


un amotinamiento, porque un lunes festivo, entonces
el director se había comprometido a dar visitas a los
internos, entonces resulta que el director, les mamó ga-
llo a los internos, no les dio la visita, entonces eso hizo
que la gente se enojara, porque vino toda la visita con
sus comidas y todo lo que entra a la cárcel, los útiles de
aseo, y no dejaron entrar a la gente, entonces los presos
se enojaron.

De acuerdo con esto, hubo un amotinamiento por parte de los pre-


sos y se retuvieron a unos guardias del INPEC, los presos pedían
mejores condiciones de vida, de salud, de alimentación, entre otras
cosas. Señala que tuvo un altercado con el director de la Cárcel
quien lo llamó y le recriminó que esos hechos habían sucedido por
su culpa, por lo que le aseguró que lo domaría. El entrevistado in-
dica lo siguiente:

De todas formas, se da la negociación, se entregan esos


guardias. Dos días después me manda a llamar el di-
rector al despacho y me dice – acabás de llegar y ya
estás poniendo problema – pero te voy a domar, así me
dice el tipo, creo que era un Novoa si mal no estoy. Me
dice – te voy a domar – yo estoy enseñado a manejar
tigres de tigres, te voy a domar, así me cueste lo que me
cueste, pero te voy a domar.

Al día siguiente, llega una comisión de Bogotá, eran militares ves-


tidos de civil. Refiere que los guardias lo sacan del patio y lo llevan
para una habitación del penal. Menciona que era como un ‘salon-
cito’, en donde estaban dos personas vestidas de civil quienes co-
menzaron a estrujarlo para que diera información del Frente 47, él
se rehusa, lo empujan nuevamente tirándolo al piso. Frente a esto
indica lo siguiente: “volvió otra vez y me pegaron mi empujón, en-
tonces ya traté como de manotearme con uno de ellos y la guardia
intervino, me echaron para el patio”.

A los pocos días es trasladado a la cárcel La Cuarenta de Pereira, sin


embargo, los caciques de la cárcel no lo reciben. Al día siguiente, el

108
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos INPEC lo traslada a la Cárcel Distrital de Ibagué. El entrevistado


señala lo siguiente:

Nos meten a lo que es jaula de recesiones. Entonces de


una forma mal intencionada la guardia del INPEC que
nos recibe nos iba a tirar a una jaula en donde estaban
todos los malandros. La intención era que nos robaran
todo…En ese momento se da un cambio de guardia,
entonces yo me le arrimo a un guardia que vi como
más formal y le pregunto cómo es toda esa situación.
Me dice, vea hermano como lleguen allá les van a robar
todo, a no ser que usted se agarre con todos esos locos,
pero es muy difícil pelear con una pilonera, y lo que
quieren es que los dañen, eso lo sé yo.

Manifiesta que les dio cien mil pesos a los guardias del INPEC para
que no los metieran a la jaula y no ser objeto de hurtos, de acuerdo
a esto es enviado a una jaula que estaba sola, pero a la intemperie.
Señala que cayó un aguacero y estuvo mojado toda la noche, por lo
cual, lo llevan junto con otros prisioneros a otro sitio. Al respecto
señaló:

Al otro día, bien mojados entonces, que nos van a ubi-


car en un sitio de máquinas. Por allá nos metieron a un
sitio donde había un poco de máquinas arrumadas, de
esas máquinas de escribir…nos llevaban la alimenta-
ción, nos llevaban en unas cocas, pero nada de baño…
Por la noche la ratonera no nos dejaba dormir, ama-
necimos ahí. Por la mañana entonces volvieron y nos
sacaron para la jaula, por la noche otra vez nos llevaron
allá y ese día si permitieron que nos bañáramos.

Al llegar a la cárcel Picaleña de Ibagué (Complejo Carcelario y Pe-


nitenciario de Ibagué COIBA), se encuentra con un número sig-
nificante de prisioneros de las FARC-EP. Quien dirigía el patio era
un exguerrillero, sin embargo, señala el entrevistado que ya había
perdido los ideales, pues estaba a la merced del tráfico de drogas y
armas al interior del penal con la ayuda de los guardias del INPEC,
resalta que en dicha cárcel se podía conseguir hasta fusiles.

109
Exposición de los Casos Representativos

Hechos En una oportunidad, relata el entrevistado que se intentó fugar por


medio del cambiazo, pero fue descubierto por una guardiana cuan-
do se disponía a salir de la cárcel, por esta razón fue trasladado de
cárcel, señala que, “bueno a los días es que se da lo de la tentativa
de fuga, es como voy a dar a la penitenciaría de Calarcá, cuando me
descubren que yo soy, me amarran, me ponen varias esposas en ca-
dena y me amarran a una cama, allí estoy como uno dos o tres días,
estoy aislado sin derecho a baño”.

Señala el entrevistado que, en la penitenciaria de Calarcá lo inten-


tan asesinar. Al respecto manifestó:

Ahí es cuando salgo para Calarcá, entonces llego a


Calarcá y me meten al Patio la Bella, creo que era que
se llamaba o se llama…un patio de meros pillos de lo
más descompuesto. Bueno trato de abrirme espacio ahí
como tal, entonces, estando ahí, yo creo que tenía por
ahí unos quince días de estar ahí…viene un guardia
– ese que le llaman XXX – entonces yo arrimo, me
dice vea hermano, y me hace pegar a la reja, me dice
vea hermano en diez – quince minutos lo van a sacar,
lo van a sacar para locutorios, si usted sale es hombre
muerto, te van a aplicar lo mismo que le han aplicado a
otros, yo no sé nada.

Menciona que a los cinco minutos llegan los guardias para sacarlo
a los locutorios, ante lo cual se niega a salir y comienza a gritar e
insinuar que lo van a sacar a los locutorios para matarlo. Se genera
una confusión al interior del pasillo y al final no logran sacarlo de
la celda, indica que, “ la cosa queda así. Dos, tres horas después lle-
gan un par de dragoneantes y me dicen, como así, ¿de dónde saco
usted que lo iban a matar? Usted formando bochinches…yo no les
contesto nada, simplemente los escucho y los miro de arriba abajo,
uno me golpea la reja así con el palo, o sea estaban muy airados, en-
tonces la cosa queda así”. Manifiesta que, en esa oportunidad lo iban
a matar con un revolver calibre 32, según se lo dice un paramilitar
que estaba en ese patio.

110
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Posteriormente tiene un altercado con el cacique del patio, un pa-


ramilitar al que llamaban “FUNES”, éste junto con otros sujetos, lo
amenazan y al final le toca salir del patio. En ninguno de los patios
es recibido por lo cual es enviado al calabozo. Señala que:

Entonces la guardia me dice, entonces que va a hacer,


le dije, eso lo tienen es que resolver ustedes, porque si a
mí me cierran puertas en todo lado, entonces lo tienen
que resolver ustedes, o me sacan en remisión o ustedes
verán que van a hacer. Un teniente Quintero me dijo,
ah entonces ¿me lo llevo para la casa? Le dije, ese es
su problema si me lleva para la casa, pero ustedes me
tienen que resolver, entonces me dijo – camine – y ahí
es donde voy a dar a los calabozos. Me echan para los
calabozos que quedaban allá en la parte de atrás, en-
tonces los calabozos dos cuarticos y una planchita con
brea encima, lo que quiere decir que cuando calenta-
ba adentro, la temperatura adentro debe ser una cosa
tremenda…en cada planchita dormían dos, pero como
era doble, era para seis internos y nos metían hasta
veinte, veinte en un espaciecito, un cuartico así.

Estuvo varios meses ahí, señalando que,

Yo estuve un poco de meses ahí. Entonces ahí veinte


personas y teníamos que hacer turnos para dormir, a
veces se daban las peleas de cuchillo ahí, entonces cada
quien se subía en la planchita para hacer el espacio ahí
para que pelearan y luego yo hacía de enfermero cu-
rándolos, y cuando no, era la gaseada más verraca ahí,
eso nos tiraban gas por la ventanita y privados, y así lo
sacaban a uno arrastrado para fuera y le tiraban unos
chorros de agua para devolverlo a uno.

Posteriormente, es enviado en remisión a audiencias en Manizales.


Cuando regresa a la Cárcel, en los locutorios se encuentra con unos
paramilitares que le manifiestan que se ha salvado de varios inten-
tos que tenían para matarlo. Uno de ellos le saca una granada, se la
muestra y le dice, de ésta si no se va a salvar. Señala el entrevistado

111
Exposición de los Casos Representativos

Hechos que los paramilitares le dicen, “te has salvado más de una vez, por-
que te hemos hecho varios intentos y no hemos podido, pero ahora
sí no te vas a salvar. Me dicen, la vez pasada te salvaste, te íbamos
a dejar aquí con un revólver calibre 32, aquí te íbamos a matar, te
salvaste. El para mismo es el que me dice, me dice, pero ahora si
no te vas a salvar, saca una granada y me dice, vea la que te espera”.

Luego de esto manifiesta que, el sujeto que porta la granada se aco-


barda y no la acciona. Algún tiempo después refiere que pone en
conocimiento a la directora de la Cárcel, Aracelly, sobre los sucesos
por los que ha pasado. Ella se ríe y le dice que no se preocupe, a los
ocho días es trasladado para la Cárcel de Itagüí, a una penitenciaría
de máxima seguridad donde duraría algunos meses. Allí se reen-
cuentra y conoce a otros comandantes de las FARC-EP privados de
la libertad, manifiesta que se pudieron organizar y se estructuraron
en colectivo. Esto les permite leer y tener una biblioteca. Para esa
fecha se da la retoma del Caguán por el fracaso del proceso de paz,
luego, un día de forma inesperada llegan los guardias y varios de los
prisioneros de FARC-EP son trasladados a la Cárcel de La Dorada
en Caldas. Señala que:

Ahí fue cuando fuimos a la Dorada, llegamos a la Do-


rada en una situación muy compleja, porque nos saca-
ron con lo que teníamos encima, llegamos fue todos
a los calabozos […] Una penitenciaría sin agua, una
comida supremamente horrible, detestable, los cerdos
de las casas campesinas yo creo que se alimentaban
mejor, como no había agua, los servicios sanitarios,
mejor dicho, repletos, demorábamos hasta cinco días
sin bañarnos. Estábamos revueltos, paras y guerrilla.

Refiere que, en dicha cárcel no le permitían estudiar porque lo con-


sideraban de alta peligrosidad, mientras los demás internos salían
a validar el bachillerato. Frente a esto indica que: “Entonces orien-
tamos a todos los combatientes, todo mundo salir masivamente a
estudiar para validar bachillerato, a mí nunca me permitían salir
por razón de seguridad, nunca me dejaban salir a estudiar, entonces
mi parte de descuento me mandaban era un cuaderno, y escriba lo

112
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos que usted quiera, lea un libro lo que sea, haga un resumen, ese era
mi descuento, pero no me permitían salir a estudiar”.

Manifiesta que al interior del penal se dieron muchas luchas a través


de los colectivos internos de guerrilleros para mejorar las condicio-
nes en que vivían, por lo que en muchas ocasiones hicieron actos
de desobediencia por los cuales eran remitidos a los calabozos 10
o 15 días. A partir de esto, la guardia del INPEC empieza a tomar
represalias en contra de él, indica que:

Entonces comenzó a haber como esa represión contra


mí…me dañaban inclusive a veces la encomienda o
me decía el guardia, sencillamente esto no entra, esto
no entra, o sea me tenían era marcado […] entonces,
también hubo una política contrainsurgente cuando
nosotros nos poníamos a hacer ejercicio, inmediata-
mente por el altavoz el director se emberracaba y de
una vez nos amenazaba con meternos la volante para
que no hiciéramos ejercicio, que por que eso no era
permitido, que nosotros hiciéramos ejercicio. Cuando
nos poníamos a estudiar, entonces como estudiábamos
donde estaba el área de las duchas, entonces ahí sí po-
nían el agua para que nosotros no nos reuniremos allá.
Luego cuando me sacan a mí…entonces cogen a todos
los combatientes y los dispersan por todos los patios,
regaron a la gente, creo que hubieron aporreados […]”,
manifiesta que luego de estos actos, es trasladado a
otro patio, “allí me asignan una celda, habiendo en ese
pabellón cantidad de celdas vacías, me asignan a una
celda donde hay un loco, un loco que no me dejaba
dormir, entonces era una forma también de hacerme
la vida imposible, un loquito que cogía y llenaba todos
unos tarros de materia fecal y cogía a media noche y
se ponía a bañarse en mierda ¿Cómo la ven? Bueno,
entonces yo comienzo a plantear que me den cambio
de celda, me dicen que no, que tengo que permanecer
ahí con ese loco, al loco le decían Chachao”.

113
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Manifiesta que estuvo entre el año 2003 y 2008 recluido en la cárcel
de la Dorada, hasta que es trasladado para la cárcel de Palogordo, en
Girón- Santander. Allí le informan que es trasladado debido a que
tenía un plan de fuga de la Cárcel La Dorada, señala el entrevistado
que dicha afirmación era falsa. Posteriormente vuelven y lo tras-
ladan a la Cárcel de San Isidro, en Popayán. Refiere que todos los
traslados eran represalias que adoptaba el INPEC por los actos de
desobediencia que hacía con los colectivos de FARC-EP al interior
de las penitenciarias.

Modus 1. La víctima fue conducida al Establecimiento Peniten-


Operandi ciario de Mediana Seguridad y Carcelario - EPMSC de
Manizales.
2. La víctima fue constantemente aislada en un calabozo
en donde no podía tener contacto con nadie. Incluso,
llegó a estar tres días aislado sin acceso al baño.
3. En una oportunidad, militares vestidos de civil le reali-
zaron un interrogatorio acompañado de estrujones con
el fin de obtener información sobre el frente guerrillero
al que pertenecía.
4. En días posteriores lo trasladaron al Establecimiento Pe-
nitenciario de Mediana Seguridad y Carcelario de Perei-
ra, sin embargo, los “caciques” del establecimiento no lo
quisieron recibir.
5. Posteriormente, el INPEC lo traslada a la Cárcel Distrital
(Ibagué). En dicho lugar, la orden era llevarlo a “La Jaula
de Recesiones”, espacio reconocido por alojar personas
con hábitos violentos y conductas delincuenciales frente
a las cuales, el INPEC reconocía la ingobernabilidad. Lo
anterior como método de castigo por su condición de
guerrillero.
6. Con tal de poder preservar su vida, integridad, seguri-
dad y pertenencias, la víctima acuerda con un agente del
INPEC un pago y, es conducida a una celda a la intem-
perie, razón por la cual estuvo sometida a la lluvia du-
rante toda una noche.

114
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 7. Luego de esto, la víctima tiene conocimiento de que no


Operandi es aceptado por “el cacique” de la prisión, razón por la
cual es trasladado al Complejo Carcelario y Penitencia-
rio de Ibagué COIBA.
8. Posterior a un intento de fuga es trasladado al Estableci-
miento Penitenciario de Calarcá.
9. En dicho Establecimiento, es llamado por un guardia del
INPEC que le manifiesta que lo sacarán de la celda para
asesinarlo. Ante ello, la víctima se negó a salir, por lo
cual, se generó una discusión con la guardia.
10. Luego de este hecho, narra que tuvo un altercado con un
paramilitar quien lo amenazó de muerte, razón por la
cual, debió salir del patio. Posteriormente se entera que
la orden era que no lo recibieran en ninguna celda. Así
las cosas, es llevado a un calabozo.
11. Duró varios meses en el calabozo, lugar que, alojaba a
más de veinte personas cuando su capacidad era infe-
rior. En dicho lugar, se generaban peleas con cuchillos y
debían turnarse para dormir. Narra que, en el calabozo,
constantemente les arrojaban gas lacrimógeno que los
hacía perder el conocimiento. Ante esto, los reanimaban
con chorros de agua.
12. Cuando es llevado a una celda, se encuentra nuevamen-
te con un paramilitar que le señala que se ha salvado de
varios intentos de asesinarlo y procede a amenazarlo con
una granada. Finalmente es presa del temor y no logra
accionarla.
13. Posteriormente, la víctima pone la situación en conoci-
miento de la Directora de la Cárcel quien se mofa y le
responde que será trasladado a la Cárcel de Itagüí.
14. Luego de haberse establecido en dicho penal, posterior
al fracaso de los diálogos del Caguán, él y varios compa-
ñeros son trasladados al Establecimiento Penitenciario
de Alta y Mediana Seguridad de la Dorada. En dicha ins-
titución no contaban con suministro de agua, la comida
se les otorgaba en pésimo estado y duraban sin acceso al
baño varios días.
15. Estando en dicha prisión, debido a su fuerte actividad
política es constantemente trasladado. A las personas

115
Exposición de los Casos Representativos

Modus
del colectivo carcelario se les impedía estudiar y hacer
Operandi
ejercicio. Incluso, en ocasiones recibían Fuertes golpizas.
16. Durante su permanencia en las diferentes cárceles estu-
vo sometido a condiciones de hacinamiento en su celda.
Llegó a ser obligado a compartir su celda con una perso-
na que requería atención psiquiátrica. Dicha persona se
bañaba en excremento.
17. En múltiples ocasiones los guardias del INPEC destro-
zaron sus pertenencias y útiles personales.
18. Fue sometido a fuertes golpizas.
19. Del Establecimiento Penitenciario de Alta y Mediana
Seguridad de la Dorada fue trasladado a la Cárcel cono-
cida como “Palogordo” en Girón Santander. La razón del
traslado fue por el conocimiento por parte de las autori-
dades de un supuesto plan de fuga.
20. Posteriormente, es trasladado al Establecimiento Peni-
tenciario de Alta y Mediana Seguridad y Carcelario con
Alta Seguridad de Popayán.
21. Fue trasladado por varias cárceles del país. En algunas
ocasiones por que no era recibido por los “Caciques” de
las prisiones y en otras, por supuestos intentos de fuga o
por su actividad política.
22. La víctima no pudo validar el bachillerato ya que la
guardia del INPEC manifestaba que era imposible darle
salida por motivos de seguridad.

116
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 3 / Víctima 3

Durante La Captura

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los
crueles, Vía Engativá / Bogotá.
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes

Fecha de los
Año 2000 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos Relata la víctima que es capturada en la vía entre Engativá y Bogotá


en el año 2000, no recuerda la fecha exacta. Señala que su captura
se dio bajando de una buseta en la que se transportaba junto a uno
de sus compañeros guerrilleros:

En el momento de la captura, cuando eso yo viajaba


periódicamente a San Vicente del Caguán, estaba el
despeje, yo viajaba constantemente a reuniones y an-
daba con un señor Francisco Burgos que estuvo en la
cárcel. Entonces al hombre le tenían el seguimiento
porque él trabajaba conmigo. Entonces salí de la casa
con él a hacer unas compras y saliendo de la casa, por
ahí a unas diez cuadras, íbamos en un bus, en una bu-
seta, yendo en la buseta entonces hacen parar la buseta
y nos sacan unas personas que estaban vestidos de po-
licías, nos conducen a un furgón y se dan cuenta que
yo era el que iba ahí, se dan cuenta que yo iba con el
hombre, que yo era el comandante del Frente 22 y que
iba ahí, porque iban por el hombre, iban solo por Fran-
cisco Aníbal Burgos.

117
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Señala que apenas se dieron cuenta que él era el comandante del
Frente 22, los victimarios dijeron:

Tenemos al comandante del frente 22, dijeron nos “en-


guacamos”. Llamaban por teléfono, a mí me llevaron
para eso, me dieron puñetazos en la cara en un espa-
cio de dos horas [me dijeron] no, a usted se lo llevó el
hijueputa. Me llevaron para una parte como para un
sótano. De igual forma, manifiesta que fue amenaza-
do de muerte, que le dijeron que se iba a morir, pues
lo estaban capturando los paramilitares. “No, que nos
moríamos, que eran los paramilitares, o sea la cuestión
es que se hacen pasar por paramilitares.

Señala que, posteriormente los captores le dicen que antes de que


se muriera iba a sufrir un poquito; “sí, se hicieron pasar por para-
militares y que yo me moría, pero que me tocaba sufrir un poqui-
to, entonces llegan a una parte, a un sótano, hay partes que no me
acuerdo, nos despojaron de todo”.

Señala que fue trasladado en una furgoneta con los ojos vendados
en cinta junto con su compañero, por lo cual no pudo ver a donde
era conducido. Manifiesta que llegó a un sótano, sin saber la ubi-
cación de este. Allí los despojan de sus ropas y le empiezan a hacer
preguntas por retenidos en poder de las FARC-EP. “[…] Sí, una fur-
goneta, y de ahí un sótano. Nos quitaron la ropa a puro cuchillo, la
ropa, los calzoncillos, todo, me maniataron con cinta las manos y
los pies, me decían usted se muere. Los manes me estaban pregun-
tando por cuatro secuestrados que había. Que mire que a usted lo
mandaron a matar, yo no sabía si estaba en manos de la policía o los
paramilitares”.

Lo que yo digo es, por qué una Fuerza Pública legal


se hace pasar por paramilitar, es el análisis que hacía.
Entonces me destrozaron la ropa, yo aparezco con una
camisa azulita y de cuello blanco nueva, porque ya para
pasarme a los medios en la rueda de prensa, estoy ha-
blando de tres o cuatro días después de haberme captu-
rado, porque la señora llamaba, la señora se dio cuenta

118
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos en algo, la esposa de Aníbal Burgos, y la señora alcanzó


a decir, mi marido andaba con el comandante del fren-
te 22 y están desaparecidos…le voy a narrar como fue
el paso de las torturas.

Señala que al lugar donde fue llevado, era como una casa vieja, con
habitaciones y colchonetas en el suelo; ”un sótano, había solo col-
chones, como una casa vieja, con piezas y tenía solo unas colchone-
tas viejas […] A mí me dieron, me aporrearon, puños por la cara,
mientras me preguntaban”.

Luego procedieron a practicarle diferentes métodos de tortura para


que respondiera las preguntas que le hacían los interrogadores,
prácticas como la bolsa con detergente; “la bolsa, es la bolsa con Fab
en la cabeza, esa bolsa le ataja la respiración y se va ahogando, esa
práctica me la hicieron como tres horas, tres horas de esa práctica”.

Señala que fue vendado para que no reconociera a nadie y que esta
práctica fue realizada por varios sujetos, supone que 6; “eso perma-
necían como unos seis, vendado uno no miraba, desorientado con
la venda para no mirar, y ahí era la práctica de la bolsa con Fab y
agua, cuando ellos decían que ya estaba mal, me sacaban la bolsa
un poquito y me hacían preguntas y volvían y colocaban la bolsa”.

Señala que siempre le manifestaron que estaba en manos de para-


militares, sin embargo, 3 días después de la captura, se da cuenta
que estaba en manos del GAULA de la Policía; “me decían, usted se
va a morir porque está en manos de los paramilitares, nunca me di-
jeron que estaba en manos del GAULA, yo me di cuenta que estaba
en manos del GAULA de la policía, pero como a los tres días que
me llevaron a la rueda de prensa”.

Relata el entrevistado que después de horas de interrogatorio, sien-


do sometido a la bolsa con detergente, los captores deciden realizar
otro tipo de práctica, esta vez se trataría de las corrientes eléctri-
cas; “me quitaron la ropa con cuchillo, una vez estando allá y con
la práctica de la bolsa varias veces, entonces es cuando ya dijeron,
este tipo no quiere decir nada, entonces comenzaron después con la
práctica de la corriente”.

119
Exposición de los Casos Representativos

Hechos
Manifiesta que previo a los maltratos recibidos, le hicieron ofreci-
mientos de dinero para liberar a secuestrados; “ofrecimientos de di-
nero, sí claro…que le damos quinientos, que le damos mil millones
de pesos, para liberar a fulano, para que usted nos colabore”.

Señala que fue sometido por varias personas a la práctica de la co-


rriente eléctrica en el cuerpo;

No pues me agarraban varios, tres me agarraban, ma-


niatado pues con uno solo, unos dos lo controlan. Lo
que pasa es que cuando ya sentí como varios que me
estaban agarrando es cuando se da la cuestión de co-
menzar con la práctica, yo lo único que escuché es que
enchufaron una vaina a la corriente […] me acostaron
y me echaron agua y pusieron un voltaje de corriente
que eso se sentía en el aire, tal vez uno sacaba fuerzas,
entonces sí me di cuenta de que había unas cuatro per-
sonas que me tenían de los pies y comenzaron a echar-
me corriente, a echarme corriente en todos los muslos
[…]me decían, es que usted nos tiene que entregar a
unos secuestrados, usted nos tiene que decir en donde
está la comisión. Cuando me metían la corriente que-
daba en el aire y uno se orina como los chivos, o sea es
tanto la reacción del cuerpo con la corriente que usted
suelta los orines.

Posterior a esto, relata que fue llevado a audiencia, y allí es cuando


identifica a un teniente del GAULA de la policía llamado Juan Car-
los Guerrero. Al respecto señaló:

Ya a los tres días de eso, cuando la audiencia, entonces ya comienzo


a investigar. Entonces se identifica a un teniente de la policía Juan
Carlos Guerrero […] el del GAULA de la policía que supuestamen-
te, era el del operativo, pero ya cuando pasa eso, lo que pasa es que
a mí me llevan a medicina legal, después de eso yo no digo nada, yo
allá no digo nada porque estaba en shock. Yo salgo jodido, sin fuer-
za en todo el cuerpo y con el tabique roto…la nariz me la rompie-
ron, yo boté sangre y eso fue de la fuerza, y tengo jodida una rodilla.

120
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Luego de esto, señala que fue presentado en rueda de prensa, para
lo cual lo vistieron con ropa nueva, pues la que tenía, había sido
destruida en el interrogatorio que le hicieron: “claro, no ve que yo
aparezco con la ropa nueva porque la camisa me la desgarraron, me
compraron ropa ellos mismos e interiores, toda la muda de ropa,
porque todo me lo rompieron, y cómo me iban a sacar así”.

Después de esto fue llevado a la cárcel COMEB La Picota de Bogo-


tá. Señala que interpuso denuncia sobre lo sucedido, denuncia que
actualmente se encuentra archivada bajo el número de radicado:
64.843 de la Fiscalía General de la Nación. Fiscal 18 Unidad Nacio-
nal contra el Terrorismo.

Modus 1. La víctima es capturada en Bogotá en el año 2000.


Operandi 2. Narra que es obligada por parte de policías a descender
de un autobús en el que se transportaba con un compa-
ñero guerrillero.
3. Fue golpeado y amenazado de muerte por unos policías
quienes le manifestaron que eran paramilitares.
4. Fue vendado en los ojos y transportado en una furgone-
ta a un lugar que tenía las características de un sótano.
5. Estando en este lugar, le hicieron reiteradas preguntas
sobre el paradero de personas retenidas por la guerrilla,
asimismo, le ofrecieron dinero si los entregaba.
6. Ante el silencio de la víctima, los captores procedieron a
vendarlo nuevamente y, con una bolsa con detergente en
polvo y agua, empezaron a asfixiarlo por varios minu-
tos. Así, constantemente, le quitaban la bolsa y seguían
haciéndole preguntas sobre el paradero de las personas
retenidas.
7. Nuevamente, ante el silencio de la víctima, procedieron
a acostarlo en una colchoneta boca arriba y atarlo de
manos. Lo rosearon con agua y procedieron a electrocu-
tarlo con un cable que estaba conectado al enchufe del
sótano. Mientras hacían esto, le seguían preguntando
por varias personas retenidas por las FARC-EP.

121
Exposición de los Casos Representativos

Modus 8. Trasversal a todos los hechos, la víctima manifestó que


Operandi no conocía, ni le daban referencias sobre el lugar donde
le practicaron el interrogatorio.
9. Posteriormente, la víctima logra identificar a un tenien-
te del GAULA de la Policía. Luego es llevado a medici-
na legal pues se encontraba en estado de shock y con el
tabique roto.
10. Luego de esto, es conducido a una rueda de prensa. Para
este escenario lo vistieron con ropa nueva (ya que la que
tenía al momento de la captura fue destruida en el pri-
mer interrogatorio).
11. Finalmente fue llevado a la cárcel COMEB “La Picota”
en Bogotá. La víctima señala que interpuso denuncia
sobre lo sucedido. Actualmente dicha denuncia se en-
cuentra archivada bajo el numero radicado: 64.843 de la
Fiscalía General de la Nación. Fiscal 18 Unidad Nacio-
nal contra el Terrorismo.

Caso Nº 4 / Víctima 4

Durante La Captura

Venezuela
Ilícito Lugar de los
Tortura Colombia
Internacional Hechos
-La Guajira-

Fecha de los 13 de agosto de


Responsable [Reservado]
Hechos 2013

122
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos El entrevistado manifiesta que el combate en el cual fue capturado


se realizó en la frontera entre Venezuela y Colombia, específica-
mente en la Guajira. Señala que a las 7:30 de la mañana se encontró
con el Comando Jungla de la Policía. Luego que se percatan mutua-
mente, pasan alrededor de cinco minutos sin reacción por ninguna
de las partes; él se tiró al suelo, y en ese momento le dispararon.

Posteriormente se desató una confrontación entre la Fuerza Pública


y los guerrilleros que se encontraban cerca. Cuando intentó levan-
tarse se percató que había resultado herido y que tenía una pierna
fracturada. En ese estado salió arrastrándose hacia una loma y dio
botes hasta hallar un lugar para esconderse. Posteriormente, escu-
chó que lo estaban buscando, y en efecto, lo encontró un policía, le
ordenó alzar los brazos, lo sujetaron de la camisa y lo arrastraron
hasta donde se encontraba el resto de la fuerza pública.

Cuando se encontraba rodeado por ocho o nueve policías, gritaba


que le dolía la pierna, sin embargo, no le prestaron atención, ni mé-
dica, ni paliativa.

A continuación, manifiesta que, un policía llamado “Camilo” sacó


una pistola, se la puso en la cabeza y le dijo que lo iba a matar,
le gritaba “guerrillero hijueputa dónde está Sigifredo” quien era el
comandante de esa Unidad). Le decían que le iban a “mochar la
pierna”. Él le decía que no sabía nada, que no tenía idea hacía donde
podía haberse ido el comandante. Relata que después de las amena-
zas llegó un comandante de la policía y solicitó que se le prestara la
atención médica. Dicha atención médica consistió en que le ama-
rraron una pañoleta en la pierna de tal forma que la herida le dolía
mucho más. Posteriormente, al sacarlo de la montaña, lo montaron
en una especie de hamaca “hechiza”, y lo dejaron caer de ella con el
fin de que se golpeara en la pierna herida, le pegaban con los pies,
le decían que si no hablaba lo matarían. Indica que en ese momento
había un claro deseo de matarlo por parte de los policías.

Él manifiesta que fue capturado en Venezuela y que fue arrastra-


do hasta Colombia. Indica que no sabe que parte de Venezuela era
porque solo se veía montaña. Narra que, como no sirvió la hamaca,
lo arrastraron del cuello por alrededor de media hora, mientras le

123
Exposición de los Casos Representativos

Hechos apretaban la pierna herida. Lo bajaron por una montaña con el fin
de conducirlo a un plano a donde llegaría el helicóptero.

El helicóptero llegó a las 4:30 de la tarde, durante todo ese lapso no


recibió atención médica, ni primeros auxilios, no recibió comida,
ni agua. Cuando lo subieron al helicóptero, lo montaron con los
pies hacia adelante, la pierna herida quedó por fuera del helicóptero
razón por la cual la brisa la golpeaba con fuerza. Él alertó la situa-
ción y el gran dolor que esto representaba, pero le manifestaron
que a ellos no les importaba y que les era indiferente si la pierna “le
quedaba funcionando o si tocaba mocharla”. Después de gritar y
suplicar, la pierna le es acomodada dentro del helicóptero. Arriban
a las 5:30 de la tarde al Hospital Rosario Pumarejo custodiado por
la policía de Valledupar, puesto que el “Comando Jungla” venía de
Bogotá.

Estando en el Hospital Rosario Pumarejo, le realizan una cirugía


en la cual le colocan clavos y tornillos. A los tres días de realizado
el procedimiento arribaron los que comandaron el operativo en el
cual fue capturado. Llegaron con computadores diciéndole que les
colaborara. Le ofrecieron no tener que ir a prisión, le ofrecieron
dinero (ochenta millones de pesos), le dijeron que si debía ir a la
cárcel le garantizaban buenas condiciones. Señala la víctima que
no brindó información, por lo cual se fueron y regresaron a los tres
días. Fue puesto a disposición de un Fiscal luego de la primera ciru-
gía, y allí realizaron la legalización de captura.

Manifiesta que fue interrogado, que le preguntaron cómo se lla-


maban los civiles que colaboraban, por dónde cruzaba “Sigifredo”,
dónde estaban las caletas. Desde el momento de su captura, dichos
funcionarios le entregaron mercados a su familia con el fin de que
ellos lo convencieran de dar información. Me insinúan que: “si
no colaboraba con ellos, entonces a mi familia la iban a dejar de
ayudar, o sea estaban siendo manipulados, porque por ejemplo no
les llevaban mercado, pero, era para que mi familia me obligara a
colaborar”.

Estando en el hospital, y bajo custodia del INPEC, narra que la en-


fermera que estaba de turno le manifestó que esos tornillos que le

124
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos colocaron ya habían sido usados por otra persona, porque “se le
veía que tenían como sucio, no estaban nuevos, tenían su uso. A
raíz de eso me dio una infección en la pierna, me la controlaron
inmediatamente”. Con esta infección duró alrededor de cuatro días
y fue tratada en la misma institución.

Modus 1. La víctima es capturada herida (con un disparo en la


Operandi pierna) por parte del Comando Jungla de la Policía Na-
cional, en territorio venezolano. Luego de capturado, es
arrastrado a suelo colombiano en medio de la espesura
de la selva, donde fue golpeado, insultado e interrogado
por sus captores.
2. Los captores le amarraron una pañoleta en la pierna,
directamente en la herida y se la apretaron constante-
mente mientras le era realizado el interrogatorio, lo que
le producía un intenso dolor. Así mismo, no le dieron
alimentos, ni agua en el lapso que estuvo detenido.
3. En el traslado de su punto de captura al lugar donde
estaba el helicóptero que lo transportaría, fue rodeado
por los policías. Fue subido a una hamaca artesanal de la
cual lo dejaron caer con frecuencia con la intención de
que se golpeara la herida. Lo golpearon con los pies y le
dijeron que si no hablaba lo matarían.
4. Le realizaron un primer interrogatorio para obtener
información sobre estructuras, ubicación de personas
con rol o mando dentro de la organización guerrillera
FARC-EP, indumentaria, mercancías, armas, explosivos,
dinero, entre otras cosas. Dicho interrogatorio estuvo
acompañado de propuestas de carácter económico y de
protección para su familia. Le hicieron el ofrecimiento
de darle 80 millones de pesos y exclusión de prisión.
5. La víctima, al no dar respuesta al interrogatorio formu-
lado por los captores, recibió violencia física y/o sufri-
miento físico, simultáneamente acompañado de ame-
nazas y maltrato verbal. Fue amenazado por un policía
llamado “Camilo” quien puso un arma en su cabeza y le

125
Exposición de los Casos Representativos

Modus dijo que lo iban a matar. En el transcurso de estos hechos


Operandi lo increparon preguntándole constantemente por su co-
mandante, “Sigifredo”. También, en repetidas ocasiones,
fue amenazado con amputarle la pierna que tenía herida.
6. La víctima fue subida al helicóptero con la pierna herida
por fuera de este, con la intención de que se lastimara
por el impacto del viento. Cuando la víctima gritaba del
dolor y alertó la posibilidad de perder la pierna, los cap-
tores le manifestaron que a ellos no les importaba si la
pierna se perdía o no.
7. Estando en el hospital y bajo custodia del INPEC, narra
que la enfermera que estaba de turno le manifestó que
los tornillos que le colocaron ya habían sido usados por
otra persona. A raíz de esto contrajo una infección. El
tratamiento de dicha infección duró alrededor de cuatro
días y fue tratada en la misma institución.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 4

Tortura y otros Cárcel de Máxima


tratos o penas (Alta) y Mediana
Ilícito Lugar de los
crueles, Seguridad
Internacional Hechos
inhumanos o “La Tramacúa”
degradantes Valledupar

Fecha de los Desde 2013 hasta


Responsable [Reservado]
Hechos 2015

126
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos La víctima señala que pasó dos meses en el hospital y fue custo-
diado por la policía. Le asignaron un abogado de oficio que solo lo
asistió en la legalización de captura. Luego de los dos meses en el
hospital, fue conducido a la cárcel La Tramacúa en Valledupar en
donde pasó dos años en una celda de sanidad.

A los tres días de su ingreso, se presentaron miembros de la policía,


según narra, un coronel, un sargento y un teniente. Manifiesta que,
por su estado de salud, no recuerda los nombres. Estos miembros
de la policía ingresaron a la Cárcel una maleta llena de dinero, se-
gún relata, con el fin de comprarlo, en sus propias palabras mani-
fiesta: “me dijeron, si usted nos dice a nosotros toda esta plata es
de usted; usted nos dice dónde están las caletas y ya”. La víctima
reiteró que no sabía nada, a lo que el coronel le dijo que la pierna
se le iba a podrir y él respondió, “bueno listo, que se pudra”. Mani-
fiesta que desde ahí no le hacían las curaciones. Tiempo después el
teniente del INPEC, de apellido Malagón, le manifestó que esa era
la orden. Dicha orden fue impartida por el Ejército con el fin de
generar presión para que hablara.

Cuando ingresó a la cárcel fue conducido a sanidad, lo llevaron a un


cuarto pequeño. En ese momento fue custodiado por guardias del
INPEC, quienes tenían conocimiento que él pertenecía a las FARC-
EP. No le posibilitaron el uso de muletas y su herida fue atendida
con clavos y tornillos. Tenía restringida la movilidad y debía arras-
trarse, puesto que no se le facilitó acceso a muletas, caminador o
silla de ruedas. No contaba con una cama o colchoneta y las dos
puertas estaban cerradas, por lo cual el calor le afectaba. Antes de
su llegada, dicho cuarto estaba ocupado por un hombre que dejó
el baño lleno de excremento y sangre debido a que solía cortarse.
Refiere que el olor era insoportable y que todas estas condiciones
insalubres hicieron que su pierna herida no tuviera una adecuada
recuperación, y por ende todo el tiempo estuviera infectada y con
mayores riesgos. En dicho espacio reducido estaba el inodoro y una
especie de ducha. Tiempo después ingresaron una camilla a su cel-
da de sanidad, sin embargo, el acceso a ella era complejo debido a
que era muy alta y adicionalmente dormir allí se hacía imposible
por el calor que se sentía. Él prefería acostarse en el piso cerca a la

127
Exposición de los Casos Representativos

Hechos puerta para que pudiera llegar algo de brisa. En dicha celda no po-
día comunicarse con nadie.

Los guardias del INPEC, en específico el Dragoneante José Carras-


cal, le decía que por no hablar y colaborar con la justicia se iba a
podrir en la cárcel; que la pierna se le iba a podrir y que no le iba a
permitir acceder a las curaciones. Las anteriores amenazas las reali-
zaba, según el entrevistado, por el hecho de ser guerrillero.

En una oportunidad, indica que escuchó gritos por parte de un in-


terno a quien estaban golpeando y poniendo corriente, se asomó, y
cuando José Carrascal lo vio le descargó un gas pimienta. La vícti-
ma, que ya tenía un caminador (se lo asignaron 7 meses después de
su ingreso), se cayó del mismo, se lastimó la pierna, se le aflojaron
los tornillos, le empezó a salir sangre, se le infectó la pierna y le dio
fiebre. Lo anterior se acompañó de amenazas e insultos como: “gue-
rrillero hijueputa vamos a dejarle podrir la pierna”.

Pasó alrededor de cuatro meses sin recibir curaciones, por lo cual se


le volvió a infectar la pierna. Una enfermera llamada Lucía Molina-
res era quien, a escondidas, le daba alcohol, gasas y antibióticos en
las noches, y con estos implementos él mismo se realizaba las cura-
ciones debido a que no se le prestaba el servicio médico oportuno.
Una vez se enteraron de la ayuda prestada por Lucía Molinares, ella
fue despedida.

El 7 de octubre de 2015, le dio una infección denominada osteomie-


litis. Afirma la víctima que, según lo manifestado por los guardianes
del INPEC, estaban dejando que la pierna se le pudriera para am-
putársela. Dichos guardias del INPEC no atendían las instrucciones
tanto de enfermeros como de médicos, en específico de Camilo Ca-
rrillo, quien prestó el servicio como profesional de la medicina en
la cárcel entre el 2014 y 2015 y que, según él, ordenaban que debían
hacérsele las curaciones y llevarlo a urgencias a Valledupar, sin em-
bargo, nunca fue remitido.

Narra que cuando era custodiado por José Carrascal, siempre había
malos tratos e insultos: “siempre me decía, guerrillero hijueputa por
no decir la verdad y colaborar ante la justicia, aquí se le va a podrir

128
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos la pierna. Cuando a él le tocaba cuidarme, él no me sacaba a que


me curaran ni nada. Para la comida era arrastrada, no era como los
otros guardias que abrían la puerta y me daban la comida, no, él
simplemente la pasaba y me la tiraba. Como yo no me podía parar,
porque no tenía muletas ni nada, me la tiraba ahí en la colchoneta”.

Relata que le dieron la colchoneta porque interpuso una acción de


tutela con la ayuda de otros compañeros que estaban en las otras to-
rres. En dicha acción, además de la colchoneta pidió recibir un trato
digno, teniendo en cuenta su grave condición de salud; le pusieron
un ventilador para que su pierna pudiera estar fresca, sin embar-
go, dicho acceso al ventilador era limitado por dos guardias que
le decían que hasta que no hablara no iba a recibir un mejor trato.
Narra que desde que ingresó hasta que le brindaron los elementos
ordenados en la tutela pasaron más de ocho meses.

En el 2014 ganó una tutela en virtud de la cual ordenaron que lo lle-


varan a un hospital. Su pierna estaba infectada, él no dormía, tenía
demasiado dolor, fiebre y supuraba un líquido amarillo por los ori-
ficios de los clavos, manifiesta que el olor era insoportable. Su situa-
ción de salud era tan grave que, incluso una comisión de derechos
humanos de alemanes y franceses, así como Iván Cepeda, fueron a
verificarla. Manifiesta que era tratado bien mientras se hacían estas
visitas, pero una vez se retiraban el trato era igual, le quitaban las
muletas y le quitaban el caminador argumentando que él era una
persona peligrosa y no podía tener eso en la habitación en la que
estaba. Manifiesta que para poder acceder al servicio de salud tuvo
que realizar huelgas de hambre. Su grave estado de salud lo hacía
gritar y llorar la mayor parte del tiempo.

El 7 de octubre de 2014 le realizan una segunda cirugía, por la cual


le cortaron diez centímetros de hueso por el alto estado de descom-
posición y falta de tratamiento médico que recibió en su pierna.
Refiere que cuando llegó al hospital, el médico le manifestó que de-
bía amputarle la pierna. Otro médico diagnosticó que era posible
salvar la pierna pero que debían recortar diez centímetros de hue-
so. Según la recomendación médica la cirugía debía ser controlada
cada dos o tres semanas, pero, el INPEC no lo sacó a dichos con-
troles, sin embargo, la pierna selló y lo sacaron solo para quitarle

129
Exposición de los Casos Representativos

Hechos los tornillos. Le ordenaron sesenta terapias en la cárcel las cuales


nunca se llevaron a cabo.

Manifiesta que, cuando les dijo a los guardias del INPEC que los
demandaría, ellos le decían que se dejara fracturar otra vez la pier-
na para comenzar todo el procedimiento de estiramiento de hueso.
Refiere que el disparo en la captura no le rozó el hueso, sino que
su peso lo terminó de partir y lo desplazó y que, cuando ingresó al
hospital, “me lo pusieron otra vez así, me quedó entera la pierna”,
pero cuando ingresó a la cárcel comenzaron los daños. Debido a la
negligencia se le pudrió la pierna ya que no le hacían las curaciones
pertinentes.

Refiere que el apoyo que recibió en la cárcel fue por parte de sus
compañeros de FARC-EP, quienes le conseguían implementos de
aseo, comida, etc. Refiere que la alimentación en la cárcel era muy
mala y que por regla general los alimentos se los servían crudos.
Manifiesta que los dos años que estuvo privado de la libertad los
pasó solo en la celda de sanidad, por lo cual no podría tener inte-
racción con sus compañeros y los implementos que recibía se los
hacían llegar con los guardias. En la celda de sanidad no pudo tener
acceso a un radio o elemento para distraerse, por lo cual pasaba
los días escuchando la “bulla de la gente a la que le iban a hacer
curaciones”. Él siempre estuvo en sanidad, sin embargo, solo hasta
el final, y después de una batalla jurídica, le empezaron a hacer las
curaciones.

A raíz de los tratos recibidos en prisión, en el año 2014 presenta una


denuncia ante la Procuraduría contra José Carrascal, por el evento
del gas pimienta a raíz del cual él se cayó y vio disminuida su ca-
pacidad y agravada su condición de salud. Dicha denuncia la hizo
llegar a través de la Fundación Lazos de Dignidad. Manifiesta que
por las amenazas de dejar deteriorar su pierna no presentó denun-
cia puesto que sus compañeros le decían que “esos son tratos que
utilizan y eso nunca lo van a corroborar ni nada de eso”.

Fue trasladado a la Picota el 25 – 26 de diciembre de 2014, refiere


que salió en 2015 y que duró una semana en la Picota.

130
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Respecto del trato con sus familiares refiere que a ellos no los deja-
ban entrar, y que cuando lograban ingresar no podía tener privaci-
dad. Manifiesta que a los familiares les decían que: “no había visita
para el hijueputa guerrillero”. Esto generó temor en sus familiares y
por ende no lo volvieron a visitar. Tampoco le permitieron realizar
ningún tipo de trabajo o educación para descontar la pena.

En la celda de sanidad le rompieron la colchoneta, le sacaron la ropa,


le rompieron sus pertenencias, esto ocurrió en cuatro ocasiones.

Modus 1. La víctima fue trasladada al Establecimiento Peniten-


Operandi ciario y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de
Valledupar.
2. Al llegar al sitio de reclusión no le proporcionaron ele-
mentos para facilitar su movilidad, razón por la cual de-
bió arrastrarse por el suelo hasta su celda en aislamiento.
3. La víctima fue sometida a aislamiento por dos años en
sanidad, aun cuando la atención médica no era continua.
4. La víctima fue visitada constantemente por parte de
miembros de la Policía Nacional que siguieron hacién-
dole ofrecimientos de beneficios para que diera infor-
mación sobre sus comandantes, compañeros, caletas de
dinero y explosivos.
5. Fue amenazado en varias oportunidades con dejar de-
teriorar su estado de salud, en específico respecto a la
herida de su pierna. Dicha amenaza se realizó con tal
de presionar la entrega de información por parte de la
víctima.
6. La amenaza sobre dejar deteriorar la salud fue cumplida
por medio de orden directa al INPEC. Dicha orden fue
impartida por el Ejército Nacional. La víctima no recibió
ningún tratamiento estando recluido en prisión, razón
por la cual su herida empezó a podrirse.
7. La víctima fue sometida a condiciones insalubres en
la celda, ya que fue recluido en una celda estrecha que

131
Exposición de los Casos Representativos

Modus estaba contaminada por la humedad, los hongos, la su-


Operandi ciedad y hasta por excremento de su antiguo morador.
8. La víctima no recibía aire en su celda, ya que era de ais-
lamiento en un espacio reducido, ni tampoco podía salir
de la misma.
9. Le restringieron el acceso a elementos para el descanso.
No contaba con colchón o colchoneta.
10. Fue amenazado constantemente con el tiempo de per-
manencia que tendría en prisión.
11. Le restringieron el acceso al servicio médico y curacio-
nes por negativa a brindar información. Pasó alrededor
de cuatro meses sin recibir curaciones, por lo cual se le
volvió a infectar la pierna.
12. Los guardianes del INPEC lo hirieron por el uso des-
medido de la fuerza; le descargaron un gas pimienta en
su celda que lo hizo caer del caminador y reincidir en la
herida de la pierna, razón por la cual se le infectó nueva-
mente y deterioró.
13. Respecto de la alimentación, la misma era tirada en el
suelo de la celda y, por lo general, estaba en mal estado,
descompuesta o cruda.
14. Fue sometido permanentemente a dolor y desespera-
ción por la falta de atención ante su condición médica.
15. Le restringieron constantemente las visitas por su condi-
ción de guerrillero. Respecto del trato con sus familiares
refiere que a ellos no los dejaban entrar y que, cuando
los dejaban entrar no podía tener privacidad. Esto gene-
ró temor en sus familiares quienes tomaron la determi-
nación de no volverlo a visitar.
16. No se le permitió acceder a descuentos de la pena.
17. En múltiples ocasiones los guardias del INPEC destro-
zaron sus pertenencias y útiles personales.

132
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 5 / Víctima 5

Durante La Captura

Tortura y otros Entre los caños La


tratos o penas Cabra y La Cristalina
Ilícito Lugar de los
crueles, de la Vereda el Silencio
Internacional Hechos
inhumanos o en Vista Hermosa
degradantes Meta

Fecha de los 26 de marzo de


Responsable [Reservado]
Hechos 2012

Hechos Señala la víctima que, durante una marcha en la vereda El Silencio


del municipio de Vista Hermosa, fueron alcanzados por un bom-
bardeo de las fuerzas militares [Operación Armagedón], aproxima-
damente a las tres de la mañana. Manifiesta que fueron varias las
descargas que fueron lanzadas, resultando herida.

Según la víctima, sentía ardor en todo el cuerpo. Cuenta que le tocó


cargar al hombro a uno de sus compañeros gravemente herido y lo
sacó a unos 30 metros de distancia del campamento, hasta donde
pudo sostenerlo. Vio como él agonizaba mientras el ejército reali-
zaba descargas de artillería desde los helicópteros. Señala que logró
escapar, sin embargo, estaba muy mal herida. Al respecto señaló:

Tenía una herida en el pie izquierdo, varias heridas en


la pierna izquierda, una en la cadera, otra como en la
parte de la pelvis por delante y otra en la espalda. Lo-
gro caminar cerca de dos horas después del bombar-
deo, pues no supe a donde salí, porque agarré esa selva

133
Exposición de los Casos Representativos

Hechos adentro y me perdí, la pierna se me durmió. Yo me hice


un apósito por debajo del pie porque tenía tremendo
roto…me hice un apósito de hojas. Cuando amaneció
me fui buscando el río, buscando el caño en donde es-
tábamos acampados. Cuando encontré el caño, fue a
las cinco de la mañana, yo juraba que había andado
mucho, pero realmente no había andado nada. Llena
de espinas por todos lados cogí caño arriba, tiré un
palito al caño para ver hacia donde corría…yo sabía
que caño arriba estaban todas las unidades acampadas,
pero mentiras que yo di fue la vuelta y salí por debajo
del campamento…cuando fui ya llegando al campa-
mento me estrellé con los soldados.

Señala que en el momento en que fue capturada, escuchaba gri-


tos y disparos que provenían del campamento que había quedado
destruido. Señala como escuchaba los gritos de sus compañeros los
cuales cesaban al sonido de los disparos: escuché varios tiros, mu-
cha gente gritaba y escuchaba a cada ratico tiros al otro lado del
caño. Al otro lado del caño había otra guerrilla, yo me decía, los
están rematando, porque los escuchaba gritar, sonaba el tiro y no se
escuchaban gritar más”.

Manifiesta que luego de la captura fue llevada al campamento, allí


logró ver a sus compañeros mutilados y destruidos, indica que a
su lado había un muchacho que tenía las piernas en la cabeza, por
todos lados se veían partes de cuerpo de sus compañeros. En ese
sentido relató:

Entonces estaba ahí, ahí me estaban cuidando, insta-


laron radio, llamaron al general Montilla, llamaron a
Santos, al de la Policía, que era ese viejo que estuvo en
Estados Unidos, el General Naranjo, y bueno, dando
parte de los capturados. Todo el tiempo era colabore,
colabore, colabore, colabore o si no la tiramos del heli-
cóptero, todo el tiempo decían eso […] desde que me
capturaron y me trajeron. Que ¿quiénes estaban?, que
¿cómo se llamaban?, yo les di mi versión, les dije que
no conocía a ninguno, que era del séptimo y que no

134
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos sabía quiénes eran ellos. Total, decían, la vamos a dejar


morir, no le vamos a aplicar medicamentos.

Señala que todo el tiempo que estuvo detenida por el ejército le


pusieron un guardia al lado apuntándole con un fusil. Indicó que:

Trajeron a mi compañero y lo descargaron como a


unos cinco metros de donde yo estaba, aún estaba vivo
cuando lo trajeron. Cuando yo me fui lo revisé y él no
tenía heridas en el cuerpo, por ningún lado…yo in-
cluso tengo el certificado forense, porque yo después
los rescaté, la familia me los dio. Ellos me pedían que
colaborara, yo les decía que les colaboraba siempre y
cuando les pusieran mano a los heridos y no los deja-
ran morir. Ellos decían que él era Carlos Antonio, todo
el tiempo decían, ¿cierto que él es Carlos Antonio? Un
soldado le cogió una mano, otro le cogió la otra…se le
soltó. El enfermero dijo, yo no le aplico medicamentos
a él, porque si algo pasa, después me meto en proble-
mas. Total, yo lo vi hasta que murió.

Todo el tiempo que, si no nos colabora espere y vera


que la subimos y la tiramos del helicóptero, yo les dije
hagan lo que quieran, si quieren tírenme o mátenme…
le decía al muchacho que tenía el fusil, yo me siento
mejor que me maten”.

Señala que los militares fueron muy insistentes en preguntarle por


sus mandos y por información sobre las personas que estaban ahí
en el campamento. Le insistían que si no daba información la iban a
tirar del helicóptero, no le darían medicina para sus heridas y la de-
jarían morir. Asimismo, resalta que también le ofrecían beneficios
económicos, dinero, casas, carros, reinserción, protección para ella
y para su familia.

Indicó que, “a las cinco y media me capturaron, entonces el tipo


llegó como más o menos a las 9 de la mañana, me leyeron los de-
rechos, me dijo que tenía derecho a una llamada. Yo dije no, yo no

135
Exposición de los Casos Representativos

Hechos tengo a donde llamar, no puedo, porque yo no me sabía ningún


número… pero ya la noticia había salido”.

Señala que antes de que llegaran los helicópteros a recoger los cuer-
pos, como a las 11 de la mañana, un militar se le acercó con unas
arvejas en lata y le preguntó si tenía hambre. Indica que el militar
le ofreció la lata con arvejas, y que dentro de la lata había pedazos
de carne de sus compañeros. Señala que los militares pusieron en-
frente de ella un cuerpo de uno de sus compañeros que no tenía
cabeza, ni brazos, ni piernas. Los militares que habían alrededor de
ella decían que iban a tomar sangre del muerto, que eso los ponía
‘buenos’. Mientras ella intentaba taparse con una carpa para no ver,
ésta le era retirada por los mismos militares que simultáneamente
tomaban la sangre del cuerpo desmembrado. En ese sentido, la víc-
tima manifestó:

Antes de llegar los helicópteros empezaron a recoger


los cuerpos…recojan cuerpos y envuelvan. Entonces
ya como a las once de la mañana se me acercó un tipo
con unas arvejas en lata y me dijo que si tenía hambre.
Traían un cuerpo, que yo siempre he dicho que era XX
el sobrino del Mono, que era como sin cabeza y como
sin piernas, y todos venga marica, venga tomamos san-
gre que eso es lo que nos pone buenos y es lo que nos
quita el miedo, y literalmente, frente de mi tomaron
una cuchara y tomaron…se me acercó el de la arveja y
me dice, ¿quiere?, ¿tiene hambre?, si quiere le doy ar-
vejitas, pero con carne de la que tenemos acá que así
es que son ricas. Me dijo, le echo y se las come, y yo le
dije yo no quiero nada, a mí no me dé nada […] que
le echaba carnecita de esa y que le recibiera, yo le dije
que no, me dijo se las hago comer, yo le dije ahí verá,
si quiere hágale, pero no, no lo voy a hacer, bueno, yo
les dije muchas cosas porque yo les dije sanguinarios,
cobardes. Me dijeron, agradezca que estamos en el año
de los derechos humanos, si no ya se habría muerto, y
yo pensé, no pues que humanos.

136
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos
Menciona que luego del bombardeo fue llevada al Hospital de Vi-
llavicencio donde fue atendida. Indica que estando hospitalizada
era hostigada por varios policías, militares y otras personas que,
según manifiesta, eran agentes del Estado. Señala que uno le men-
cionó que era del CTI y que se había hecho pasar por su abogado
para sacarle información sobre las bajas que se habían dado en el
combate. Sin embargo, ella manifiesta no haberles dado ninguna
información.

Señala que no fue atendida integralmente por los médicos e indica


que, en una oportunidad el director del Hospital de Villavicencio le
informa a una de las enfermeras que la atendía que no se preocupa-
ra por ella, que era una terrorista. En ese sentido, la víctima narró:

Me iban a dar de alta a los seis días. Una señora que


hacía las curaciones me dijo, mujer a usted no le han
hecho casi nada. Yo tenía las heridas llenas de tierra…
eso era tremendo hueco como brotaba hacia afuera,
llena de espinas, de barro por todo lado, no me limpia-
ron las heridas ni nada…Un viejo que no sé cómo se
llama…le dijo a la enfermera, qué tanta preocupación
por ellos, si ellos son unos bandidos, son unos terroris-
tas, si eso pensaran cuando van a hacer daño. Yo ape-
nas me quede viéndolo…a la enfermera se le vinieron
las lágrimas. Al otro día me hizo mejor curación, me
dijo, usted no está para que la saquen todavía de acá…
pero desafortunadamente esa es la situación. Había
una peladita que estaba estudiando medicina…se puso
a hablar conmigo y me peinó…un policía se enojó y la
sacó…todo el que se arrimaba, él decía, ese es un con-
tacto, ese no sé qué, y la chica me dijo, pero porque son
así…le dije, mamita porque yo soy guerrillera, es por
eso, ellos son policías, ellos piensan que todo el que se
me acerque es un contacto.

Señala la entrevistada que estuvo hospitalizada durante 8 días, lue-


go fue enviada a la Cárcel de Villavicencio.

137
Exposición de los Casos Representativos

Modus 1. La víctima fue capturada en el marco de un bombardeo


Operandi realizado por las fuerzas militares (Operación Arma-
gedón), en la vereda El Silencio del municipio de Vista
Hermosa, aproximadamente a las 3:00 am.
2. La víctima logró resguardarse a 30 metros del lugar de
los hechos. Sin embargo, se encontraba muy mal herida.
3. Posterior al bombardeo y a las descargas de artillería in-
discriminadas que se dieron en el lugar, la víctima fue
llevada por los militares que la capturaron al campa-
mento que se encontraba en el medio de la selva y que
había sido destruido por las bombas. Allí la sentaron
alrededor de los cuerpos mutilados de sus compañeros.
4. La empezaron a interrogar sobre las personas que ya-
cían muertas a su alrededor. Le preguntaban datos de
identidad de las personas, datos sobre su mando en la
organización. En este interrogatorio fue constantemente
amenazada de muerte.
5. Ordenaron a un agente que la custodiara. Dicha persona
le apuntó con un fusil todo el tiempo. Asimismo, le pu-
sieron a uno de sus compañeros cerca a quien vio morir
producto del intenso dolor y la gravedad de sus heridas.
6. A pesar de que la víctima se tapaba la cara con una car-
pa, los militares se la quitaban para que siguiera viendo
los muertos a su alrededor.
7. Le manifestaron que si no colaboraba la arrojarían del
helicóptero y no sería atendida por el personal médico,
lo cual haría que tuviera una muerte dolorosa.
8. Asimismo, le ofrecieron beneficios económicos, dinero,
casas, carros, reinserción, reincorporación, protección
para ella y para su familia, todo esto con la finalidad de
que diera información sobre mandos, material de inten-
dencia, entre otras.
9. Luego de esto, se le acercó un militar con una lata de
alverjas que contenía restos de carne de sus compañeros
y se la ofreció para que comiera.
10. Simultáneamente los demás soldados trajeron un cuer-
po que no tenía pies ni manos y empezaron a beber la
sangre que emanaba de este cuerpo delante de ella. la
víctima intentaba taparse con una carpa, pero esta le era

138
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus arrebatada para que siguiera viendo a los militares to-


Operandi mar la sangre de los restos de su compañero.
11. Cuando fue llevada al Hospital de Villavicencio fue hos-
tigada constantemente por policías, militares y agentes
del CTI vestidos de civil, con la finalidad de que diera
información. El hostigamiento consistía en asediar a la
víctima constantemente para que diera la información
sobre las personas muertas en el bombardeo. Incluso, un
agente del CTI se hizo pasar por su abogado con tal de
ampliar su averiguación.
12. En el Hospital de Villavicencio fue atendida de forma
discriminatoria por parte del personal médico por su
condición de guerrillera. No fue atendida integralmente
en sus heridas; después de 6 días del bombardeo, todavía
conservaba sus heridas abiertas, con tierra y hojas.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 5

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los
crueles, Cárcel de Villavicencio
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes

Fecha de los 26 de marzo de


Responsable [Reservado]
Hechos 2012 al 2015

Hechos Señala la entrevistada que, cuando llegó herida a la cárcel. La guar-


dia del INPEC no permitió que fuera atendida por un médico. Al
respecto señaló:

A los ocho días yo llegué a la cárcel. Llegué y la cár-


cel estaba en una crisis en salud que era un desastre,
no había absolutamente nada. Entonces una compa-
ñera, que la vine a conocer en la cárcel, a escondidas

139
Exposición de los Casos Representativos

Hechos
calentaba agua con un churrusco y me lavaba todas las
heridas con jabón rey y empezaba ella misma a qui-
tarme con una tijerita y a limpiarme. Hablamos con
derechos humanos. Me encontré con unas compañeras
que también eran guerrillas…y hablaron para que me
dejaran entrar unas medicinas.

También indica que no le suministraban medicamentos para el do-


lor y fue su hermana quien le ingresó el medicamento. “Yo a mi her-
mana le hice una lista de los medicamentos…ella pudo entrarme
una medicina, no la dejaron entrar toda, me quitaron unos antibió-
ticos, pero me dejaron entrar algún antibiótico. Cómo a los ochos
días sentía que me estaba pudriendo, una herida que tenía en la
pelvis y me olía…”

Señala que literalmente se estaba pudriendo en la cárcel, como se lo


habían recalcado los militares. “Estando en la cárcel, era una cosa
absolutamente podrida, y ningún enfermero me había hecho una
revisión”.

Señala que solo fue atendida por un enfermero como a los 8 o 10


días de estar en el penal. En ese sentido manifestó:

Yo sentía que me estaba pudriendo, entonces me sa-


caron a sanidad y el enfermero que no, que no podía.
Yo le dije, muchacho yo ahí tengo algo. Eso se me puso
como los pozos sépticos, entre pólvora y tierra. Yo me
tocaba con el dedo y sentía todo eso blandito, se esta-
ba agrandando ese hueco […] en la pelvis, en la parte
de adelante. Él me dijo: no tengo anestesia, no tengo
nada. Yo le dije, póngase un guante y métame el dedo
ahí y sáqueme, yo creo que ahí tengo algo, yo aguan-
to, así me desmaye, pero no me aguanto que me esté
pudriendo. Que no, que él no podía por protocolo. Le
dije, hágale que yo soy la que voy a aguantar. Me hizo
aseo y luego ya en la celda yo me hacía aseo, me echaba
miel de abejas.

140
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos
Señala que su compañera de celda la ayudó mucho a curar sus he-
ridas: “Sí, en la celda. Al comienzo me las hacía otra señora que
había ahí, una compañera muy buena que no era guerrillera…nos
hicimos amigas ahí. Ella era la que me ayudaba con el pie, porque
yo el pie lo tenía vuelto nada. Me sacó todas las espinas, me lavaba
con agüita tibia. Mi hermana me llevó agua oxigenada, me llevó
curación que le encargué para llamar carne, para hacerme curación
y bueno, así fue poco a poco que se sanó”.

Asimismo, indica que luego de recuperarse un poco organizó el


colectivo de prisioneras políticas al interior de la cárcel, ya que so-
lamente había colectivo de prisioneros políticos en el patio de hom-
bres. Señala que como colectivo de prisioneras organizaron muchas
luchas al interior de la cárcel a favor de los derechos de las personas
que estaban recluidas.

Manifiesta que fueron fuertemente reprimidas por parte de las


guardianas del INPEC como represalia por la muerte de unos dra-
goneantes a manos de la guerrilla. Indica que les lanzaron gases la-
crimógenos, pero que la guardia había dicho que había sido por
otra circunstancia, sin embargo, manifiesta que todo el mundo en
el penal sabía que era una represalia por la muerte de los guardianes
del INPEC, en una emboscada que se había realizado para liberar
a un detenido. “… Empezaron a volear gas de aquí para allá, en ese
encierro, cuando nos sacaron ya casi todo el mundo estaba asfixia-
do, eso fue como a las 8:30 de la noche”.

Señala que al día siguiente llamaron a la Defensoría del Pueblo, sin


embargo, cuando iban estos entes estatales el grupo de prisioneras
era conducido a las celdas y no las dejaban salir, solo se les permitía
hablar a unas voceras del patio que no tenían conocimiento de los
hechos.

De igual forma señala que tuvo represalias por parte de una dra-
goneante que se llama Lady Silva, quien la hostigaba a ella y a sus
compañeras cuando se reunían para estudiar. Indica que una vez
la sacaron del salón donde se encontraba estudiando junto con sus
compañeras, no la dejaban tranquila y le insinuaban que le darían

141
Exposición de los Casos Representativos

Hechos un disciplinario para que no pudiera acceder al beneficio de prisión


domiciliaria.

Igualmente, resalta que sus familiares pasaron por muchos hechos


humillantes cuando la visitaban, dado que en las requisas les bota-
ban la comida y las trataban de forma despectiva.

Asimismo, indica que en muchas ocasiones les dieron comida en


mal estado, cruda o podrida, razón por la cual, muchas veces se
organizaban para devolverla o no recibirla.

Modus 1. La víctima es trasladada a la cárcel con heridas de


Operandi gravedad.
2. Al ingresar no es atendida por el personal médico ni le
es suministrado medicamentos para recuperar su salud.
3. A los 8 días de estar privada de la libertad empezó a des-
componerse su zona pélvica debido a un orificio pro-
ducto de una esquirla que no le fue tratada en el Hospital
de Villavicencio.
4. Cuando se realizó una acción militar por parte de la gue-
rrilla de las FARC-EP donde murieron unos guardianes
del INPEC en Caquetá, las guardianas tomaron repre-
salias contra las internas de las FARC-EP. Les rosearon
gases lacrimógenos en las celdas donde la víctima se en-
contraba junto con las demás guerrilleras del colectivo
de prisioneros políticos.
5. Indica que en la cárcel no había médicos, que había altos
índices de hacinamiento y que la comida que le suminis-
traban en ocasiones venía en descomposición o cruda.
6. En varias ocasiones, cuando la visitaban sus familiares,
estos eran hostigados por la guardia. Las pertenencias y
comida que pretendían ingresar eran desechadas o mez-
cladas.
7. Ella y sus compañeras del colectivo de prisioneros polí-
ticos recibían represalias por las labores que adelantaban
al interior del penal. Dichas labores se centraban en la
defensa de los derechos humanos.

142
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 6 / Víctima 6

Durante La Captura

La Punta, entre
Ilícito Lugar de los Caparrapí y
Tortura
Internacional Hechos Yacopí /
Cundinamarca

Fecha de los Desde el 13 de


Responsable [Reservado]
Hechos mayo del 2000

Hechos El 13 de mayo del año 2000, la víctima señala que se dirigía a un


pueblo en el departamento de Cundinamarca. Durante el trayecto,
su vehículo y otro que la acompañaba fueron emboscados por el
Ejército, resultando muertas todas las personas que iban con ella en
el carro. Narra que alcanzó a correr cuando lanzaron una granada.
Menciona que recibió varios impactos por lo cual se encontraba he-
rida en el brazo derecho y el brazo izquierdo, la cabeza, una herida
en la pierna, dos en la espalda y esquirlas en todo su cuerpo.

Relata que se resguardó desde las 9:00 am hasta las 2:00 pm, lapso
en el cual se desmayó puesto que no recuerda varios momentos de
ese transcurso. Cuando despertó, recuerda que la llamaban por su
seudónimo, escuchaba que los soldados decían que ella debía estar
muerta porque encontraron su pechera totalmente destruida y los
charcos de sangre que había dejado. Menciona que la encontró un
cabo y lo primero que le dijo fue: “quieta hijueputa, no se mueva
porque la mato”.

143
Exposición de los Casos Representativos

Hechos El Cabo que la encontró la trasladó a un lugar “en el que se hace la


panela”, en donde se encontraban otros militares. Narra que allí to-
dos la empezaron a insultar, le decían que por su culpa un soldado
había muerto, la amenazaban y la humillaban. Relata que hicieron
una hamaca con trapos para trasladarla al helicóptero, la subieron
y estando ella sobre la misma, los soldados simulaban tropezarse,
dejándola caer sobre las heridas. Relata que su brazo estaba pren-
diendo de una telita, que los huesos estaban por fuera y que, no obs-
tante, la dejaron caer en múltiples ocasiones lo cual le ocasionaba
un dolor indescriptible.

Cuando llegaron a la carretera manifiesta que la botaron a un lado;


narra que un hombre de camuflado le puso un fusil en la cabeza y
le dijo: “hijueputa la voy a matar”. En ese momento le empezaron
a preguntar su nombre propio, puesto que en las amenazas que le
hacían la llamaban por su seudónimo. Cuando llegó el médico del
Ejército a valorarla, el comandante ordenó que si ella no decía su
nombre propio la dejaran morir. Las amenazas continuaron una vez
ella les dio su nombre. El médico solamente le puso una tablilla en
el brazo y la subieron al helicóptero. En el helicóptero iba el soldado
que había fallecido en el enfrentamiento, le dijeron: “ya que lo mató
pues ahora váyase encima de él”, y la colocaron encima del soldado
muerto. Relata que tiene muy presente la imagen del soldado, que
solamente iba en ropa interior. La cabeza de ella quedó en el pecho
del difunto y así transcurrió gran parte del trayecto. Ella entró en
shock, y uno de los que iba en el helicóptero la corrió a un lado en
el momento en que ya iban llegando. El helicóptero la llevó hasta el
Hospital Militar.

Narra que, en el Hospital Militar, debido a la gravedad de sus he-


ridas, se la pasaba más en el quirófano que en el cuarto. Posterior-
mente fue trasladada al Hospital La Samaritana. Relata que en el
Hospital la visitaba gente cambiando su identidad y que le pregun-
taban muchas cosas, le tomaban fotos, le mostraban fotos y le pre-
guntaban si reconocía a quienes aparecían en ellas. Todo lo anterior
ocurrió sin presencia de abogado y sin haberla presentado antes
ante un juez o fiscal de la República. Solo hasta el 19 de mayo, ya
en reclusión, un fiscal le lee sus delitos por los cuales había sido
capturada, es decir que pasaron más de 5 días antes de legalizar su

144
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos captura. Narra que en el lapso que estuvo bajo observación médica,
los soldados, y en general la Fuerza Pública, se referían a ella como
“guerrillera hijueputa”, entre otras palabras vulgares e insultos.

La víctima relata que sintió gran dolor físico cuando la dejaban


caer de la hamaca, sufrimiento psicológico cuando escuchaba que
la iban a dejar morir si no daba su nombre, si no decía con quién
iba, si no decía quién era el comandante. Menciona que sintió dolor
físico y psicológico cuando la acostaron encima del muerto. Tam-
bién sintió temor cuando le dijeron que, en la cárcel, si no colabo-
raba, sería violada. Considera que todos estos actos se sirvieron de
la omisión de todos los miembros del Ejército en general, ya que
como institución violaron sus derechos humanos, el respeto a la
vida y a la integridad, que debe observarse sin importar quien sea,
si es guerrillera o no, pues no dejaba de ser un ser humano.

Modus 1. La víctima fue capturada en el año 2000 producto de


Operandi una emboscada del Ejército Nacional a un vehículo en
el cual movilizaban a una persona que se hacía pasar por
paramilitar para extorsionar a la gente del pueblo. Di-
cho operativo dio como resultado la muerte de todos los
compañeros que se movilizaban con ella.
2. Sus heridas más graves eran la del brazo derecho, la ca-
beza, el brazo izquierdo, la espalda y esquirlas en todo
su cuerpo.
3. Intentó alejarse del lugar, sin embargo, posterior a un
desmayo producto de la gravedad de sus heridas fue cap-
turada. Al momento de su captura recibió amenazas de
muerte por parte de los miembros del Ejército Nacional.
4. Fue arrojada a un lado de la carretera. Un hombre del
Ejército Nacional le manifestó que se moriría ahí. Dicha
amenaza la realizaba mientras le apuntaba con un fusil.
5. Fue trasladada a un lugar en el cual se encontraban otros
militares que la empezaron a insultar. Le reprochaban

145
Exposición de los Casos Representativos

Modus que por su culpa había un soldado muerto, la amenaza-


Operandi ban y humillaban.
6. Le hicieron una hamaca con trapos para trasladarla al
helicóptero. Cuando era transportada en la hamaca al
lugar donde se encontraba el helicóptero, los soldados
simulaban tropezarse, dejándola caer sobre las heridas.
La anterior operación le causó un dolor indescriptible.
7. Cuando fue subida en el helicóptero que la iba a trasla-
dar, fue arrojada encima de un cadáver de un soldado
muerto. Lo anterior lo hicieron como castigo por que
los Militares le atribuían a ella la responsabilidad de la
muerte del soldado.
8. Producto de la situación, la víctima entró en estado de
shock. En ese momento uno de los soldados la corrió a
un lado. El helicóptero la llevó hasta el Hospital Militar.
9. Posteriormente fue trasladada a la clínica la Samaritana.
Relata que en la clínica la visitaba gente cambiando su
identidad. La sometieron a constantes interrogatorios, le
tomaron fotos y le mostraron fotos para que reconociera
personas. Todo lo anterior ocurrió sin presencia de abo-
gado y sin haberla presentado ante un juez o fiscal de la
República.
10. Le realizaron varios interrogatorios para obtener infor-
mación sobre sus mandos, sus compañeros, material de
intendencia, dinero, acompañado de propuestas para la
víctima de carácter económico y de protección para ella
y su familia.
11. En el lapso que estuvo bajo observación médica, los sol-
dados y, en general, la Fuerza Pública se referían a ella
con palabras vulgares e insultos.
12. Ante la negativa de contestar las preguntas del primer
interrogatorio, los captores y otros agentes procedieron
a realizar un segundo interrogatorio más severo, más
drástico, acompañado de maltrato verbal y de amenazas
para la víctima.

146
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 6

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los Reclusión de mujeres
crueles,
Internacional Hechos el Buen Pastor
inhumanos o
degradantes

Fecha de los Desde el 19 de


Responsable [Reservado]
Hechos mayo de 2000

Hechos Llegó al Buen Pastor el 19 de mayo de 2000. Manifiesta que, si bien


no fue aislada de las demás reclusas, le pusieron una dragoneante
del INPEC que la vigilaba las 24 horas del día impidiéndole gozar
de algún momento de privacidad, ni siquiera a la hora de ir al baño.
La víctima expresa que el hecho de ser guerrillera agravó su situa-
ción en la cárcel. Siente que fue obligada a entregar información y
reconocer hechos que no eran del todo veraces, en la medida en que
era hostigada para que hablara.

Relata que cuando fue trasladada a la cárcel las heridas todavía


estaban muy delicadas. Narra que esto se debió a que, si bien no
había terminado su proceso de recuperación, en la Samaritana no
la quisieron atender más pues al personal y a los demás enfermos
les incomodaba la fuerte presencia del Ejército. Cuando llegó a la
cárcel fue llevada a sanidad. La recomendación médica era que se
le debían realizar curaciones diarias, sin embargo, las heridas de la
víctima eran tan graves que en la cárcel no podían hacerse cargo,
por lo cual debían llevarla a centro médico, lo cual no ocurrió, pues
no todos los días estaba disponible el grupo CORES o el GRI para
trasladarla.

147
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Relata que duraba de ocho a doce días sin atención a la herida del
brazo que era la de mayor gravedad y que, la misma se estaba pu-
driendo. Relata que era tal el olor que emanaba de su brazo, que ella
debía envolverse toallas para que no se desprendiera el hedor. En
síntesis, no le prestaron el servicio médico respecto de curaciones
ni garantizando el traslado a clínica u hospital. Igualmente, según la
instrucción médica, debía ser sometida a varias cirugías, sin embar-
go, siempre había excusas, como por ejemplo que no había CORES,
que no había GRI, que por su seguridad no la podían llevar sin la
debida custodia, que no había presupuesto, que ya habían gastado
mucho con ella y que en la Samaritana ya no la atendían porque de-
bían más de veinte millones de pesos, que en otro hospital tampoco
la atendían; con esas excusas retrasaron las cirugías.

Luego de un año el INPEC decidió que se debían realizar las ciru-


gías, sin embargo, el médico ortopedista dijo que ya no era posible
porque “el codo había sellado”, lo que hacía inviable la opción de
intervención quirúrgica. La situación resultó tan grave que se debió
solicitar acompañamiento de la Cruz Roja por medio de la encar-
gada de derechos humanos, sin embargo, según la narración de la
víctima, las visitas de la Cruz Roja no tenían mayor efecto.

La víctima mencionó que esta falta de atención médica hizo que su


brazo no se recuperara, al igual que el movimiento de su mano por
lo cual tiene una disminución física considerable y dolorosa con
la cual debe tolerar vivir. Dice que su brazo no funciona, no tiene
agarre en la mano y presenta dolor constante, lo cual le imposibilita
acceder a un trabajo, agravando la situación, ya que ella es quien
debe sostener a su hijo.

Menciona que, la alimentación en la reclusión era de muy mala ca-


lidad; muchas veces les daban comida descompuesta, incluso con
gusanos, siempre era el mismo menú de papas con arroz. La co-
mida era servida en una taza plástica en donde vaciaban todos los
alimentos. Respecto de los útiles de aseo dijo que nunca recibió por
parte de INPEC y que ella misma debía comprarlos. En la privación
de la libertad terminó el bachillerato, fue bibliotecaria, capacitadora
y descontaba pena realizando aseo.

148
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Relata que estuvo sometida a requisas muy fuertes en donde drago-
neantes del INPEC ingresaban a sus celdas, les tocaban indebida-
mente el cuerpo haciéndola sentir, incluso, vulnerada sexualmente.
Adicionalmente, les quitaban sus pertenencias, les destrozaban las
cosas, les dañaban sus útiles de aseo, revolvían el café con jabón o
azúcar con talcos. Respecto de estas requisas manifiesta que, gene-
raron en ella una afectación psicológica, puesto que luego de estas
acciones se deprimía. La sensación era de frustración puesto que
las cosas que había logrado poseer en su celda eran destrozadas por
completo. Adicionalmente, estas requisas eran esporádicas por lo
cual no sabían en qué momento se realizarían, por lo cual la sen-
sación era de zozobra constante. Narra que estas requisas eran rea-
lizadas con mayor contundencia y furia por el hecho de ser de las
FARC-EP.

En términos de hacinamiento, menciona que en su patio que era


apto para 40 o 50 personas, llegaron a haber más de 120 internas.
En su celda debía convivir con dos personas más y la misma era
apta solo para dos en total. Menciona que el acceso al agua era com-
plejo, que muchas veces no había servicio durante días con lo cual
las condiciones de salubridad se empeoraban. Relata que el decir
en la cárcel era que, en el tanque del agua, supuestamente pota-
ble, había animales muertos. Los baños estaban en muy mal estado.
Destaca que en la cárcel había alrededor de tres médicos pero que
no estaban permanentemente, solo en la noche. Tampoco había es-
pecialistas. Relata además que, en sanidad tan solo daban acetami-
nofén, faltaba instrumental y medicamentos.

Relata que llegó a sentir miedo por lo que le pudiera pasar a sus
familiares cuando iban a visitarla puesto que, los tratos que recibían
eran denigrantes, llenos de humillaciones, con gran presión psico-
lógica debido a que las requisas eran, en sus palabras “muy duras
para ellos”.

La entrevistada menciona que fue muy activa en la privación de la


libertad ya que ganaron un patio de prisioneras políticas en donde
llegaban aquellas internas que tuvieran el delito de rebelión, bien
fuera del ELN, EPL o FARC-EP. Menciona que este patio tenía una
organización excelente, no había problemas de droga, tampoco

149
Exposición de los Casos Representativos

Hechos mal uso del vocabulario y tenían altos niveles de organización para
distribuir las tareas orientadas por los principios de solidaridad y
compañerismo. Cuando requerían algún tipo de atención o eviden-
ciaban violaciones a sus derechos fundamentales realizaban soli-
citudes, derechos de petición, comunicados o acciones simbólicas
como huelgas de hambre. También estudiaban cuestiones jurídicas,
así como matemáticas o inglés, también hacían obras de teatro y
acciones culturales. Sin embargo, muchas veces las amenazaban
diciendo que teniendo en cuenta que ellas eran de FARC-EP o de
otras guerrillas, si seguían haciendo “proselitismo” les podrían im-
poner una agravación de su pena por seguir en rebelión.

Modus 1. La víctima fue amenazada con dejar deteriorar su estado


Operandi de salud. Lo anterior ordenado por el Ejército Nacional
y acatado por los guardianes del INPEC que la custo-
diaban.
2. La sometieron a condiciones de falta de atención mé-
dica. En el centro hospitalario La Samaritana, donde se
encontraba adelantando su proceso de recuperación, no
la quisieron atender más, pues al personal médico y a los
demás enfermos les incomodaba la fuerte presencia del
Ejército Nacional y el INPEC.
3. Por la falta de atención médica y paliativa se provocó un
estado de descomposición en las partes del cuerpo que
tenía heridas. La herida del brazo que era la de mayor
gravedad se estaba pudriendo. El olor que emanaba de
su brazo era tan putrefacto que debía envolverse toallas
para intentar contenerlo.
4. Le hicieron constantes ofrecimientos de beneficios per-
sonales para ella y para sus familiares a cambio de in-
formación sobre sus mandos, operativos, dinero, entre
otras.
5. Fue obligada por la Fuerza Pública y la Fiscalía a en-
tregar información y reconocer hechos que no eran del
todo veraces. Lo anterior debido a la presión que se ejer-
cía sobre ella de manera constante.

150
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 6. Fue sometida a condiciones insalubres en su celda.


Operandi 7. La comida que le fue suministrada estaba, en muchas
ocasiones cruda, podrida o mezclada con elementos ex-
traños que la descomponía, incluso con gusanos. La co-
mida era servida en una taza plástica en donde vaciaban
todos los alimentos.
8. Por la falta de atención médica adecuada, perdió la fun-
cionalidad de su brazo, al igual que el movimiento de su
mano, por lo cual tiene una disminución física conside-
rable y dolorosa con la cual aún vive.
9. En varias oportunidades le manifestaron que sería vio-
lada en la cárcel.
10. Sus familiares fueron sometidos a malos tratos cuando
la visitaban. Los tratos eran denigrantes, llenos de humi-
llaciones y con una fuerte presión psicológica.
11. En múltiples ocasiones los guardianes del INPEC le des-
trozaron sus pertenencias.

Caso Nº 7 / Víctima 7

Durante La Captura

El paso de los colegios


Ilícito Lugar de los (vía que conduce a
Tortura
Internacional Hechos Florencia – Caquetá).
Huila.

Fecha de los 23 de febrero de


Responsable [Reservado]
Hechos 2014

151
Exposición de los Casos Representativos

Hechos El día 23 de febrero de 2014, aproximadamente entre las 13:00 y las


13:30 horas, la entrevistada fue capturada en un retén por agentes
del Estado vestidos de civil. Mientras se desplazaba con su pareja
en una moto, fueron tumbados del vehículo y posteriormente so-
metidos a choques eléctricos. Luego, ambos fueron conducidos a
una casa en donde se encontraba el ejército, la policía y personas de
civil armadas.

En la casa fueron sometidos a un interrogatorio en donde les pre-


guntan por “EL PAISA”, ya que, según la inteligencia militar, ellos
se iban a encontrar con el jefe guerrillero. Los interrogan durante
quince a veinte minutos, y ante la falta de respuesta por parte de
los detenidos, los agentes los separan 100 metros uno del otro. La
entrevistada manifiesta que primero le hicieron ofrecimientos de
dinero, seguridad y sacarla del país con toda la familia si entregaba
información sobre el PAISA y otros guerrilleros. Posteriormente,
ante la renuencia a dar información, dado que ella manifiesta no
saber nada, los agentes la injurian. De acuerdo con el relato de la
víctima: “los tratos verbales eran que, pues, perra, malparida, esta
hijueputa yo no sé qué, que se la vamos a tirar a los paramilitares
para que se la culeen, que le vamos a meter sesenta años de cárcel,
que se va a podrir en la cárcel, que nunca va a salir de allá, eso más o
menos”, también le manifiestan que sabían dónde estaba su familia.

Luego de recibir este maltrato verbal y psicológico, manifiesta que


fue sacudida violentamente. Relata que un agente del Estado, que
estaba vestido de civil, la empieza a apretar muy fuerte los brazos de-
jándole morados, y le reitera que la tirarían a los paramilitares para
que se la “culeen”, simultáneamente era pellizcada constantemente.

Alrededor de las 17:00 horas fueron llevados a una estación de poli-


cía para hacerles la reseña. La entrevistada señala no saber si fue lle-
vada a la estación de policía de Rivera o a Neiva (Huila). Posterior-
mente, a las 2:00 am fue llevada a los calabozos de una estación de
policía en Neiva. En el transcurso del día le realizan la legalización
de captura y en la noche es trasladada a la Cárcel de Rivera (Hui-
la). Señala que cuando fue transportada a la cárcel realizaron un
show mediático, informando que habían capturado a guerrilleros
sumamente peligrosos; “bueno cuando nos llevan, pues según eso

152
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos éramos los más peligrosos, entonces eso fue todo un show, la lleva-
da fue hasta en una tanqueta”. Posteriormente, fue trasladada a la
cárcel El Buen Pastor de Bogotá D.C.

Modus 1. Al momento de ser capturada, la víctima recibió choques


Operandi eléctricos por parte de miembros de la Policía Nacional.
2. Posterior a esto, fue conducida a una finca ubicada al
lado de la carretera. En dicha finca se encontraba una
casa, la misma estaba ocupada por agentes de la Policía
Nacional, algunos, vestidos de civil.
3. Allí procedieron a realizar un primer interrogatorio
para obtener información sobre sus mandos, sus com-
pañeros, material de intendencia, dinero, acompañado
de propuestas para la víctima de carácter económico y
de protección para ella y su familia.
4. Ante la negativa de contestar las preguntas del primer
interrogatorio, los captores proceden a realizar un se-
gundo interrogatorio más severo, más drástico, acompa-
ñado de maltrato verbal y de amenazas para la víctima.
Las amenazas en muchas de las ocasiones consistían en
decirle que si no contestaba se iba a podrir en la cárcel,
que no volvería a ver a su familia, que se iba a morir, que
se la entregarían a los paramilitares para que la violaran,
que sabían dónde vivía su familia y lo que hacían.
5. La víctima al no dar respuesta al interrogatorio formu-
lado por los captores recibió acciones de violencia físi-
ca y/o sufrimiento físico; La sacudieron y pellizcaron,
mientras continuaban las amenazas.

153
Exposición de los Casos Representativos

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 7

Tortura y
otros tratos o Reclusión de mujeres.
Ilícito Lugar de los
penas crueles, Cárcel El Buen Pastor /
Internacional Hechos
inhumanos o Bogotá D.C.
degradantes

Los hechos
Fecha de los
sucedieron entre Responsable [Reservado]
Hechos
el 2016 y el 2017

Hechos En octubre de 2016, queda embarazada. Durante su embarazo se-


ñala que solicitó al INPEC que le realizara el control de embarazo,
a lo cual el INPEC le manifestó que le tocaba esperar que realizaran
brigadas de salud, ya que las ecografías se hacían por brigadas, sin
embargo, dichas brigadas nunca llegaron.

Cuando tenía 7 meses de embarazo, le solicitó al médico general


del INPEC que le diera una remisión para hacer una ecografía 3D.
Efectivamente el médico dio la autorización, sin embargo, resalta lo
siguiente: “Efectivamente el médico me la hizo, pero como era un
problema salir, pues resulta que me la dieron, me sacaron la cita en
donde me iban a hacer eso, incluso me dijeron vea usted mañana
sale a remisión para que le hagan la esa vaina, pero como teníamos
el karma que teníamos que ir con el CORES y el GRI, pues resulta
que ninguno de los dos llegó […]”.

Al respecto, es importante reiterar que los respectivos controles


médicos no le fueron realizados, como consta en la historia clínica
del Hospital de Engativá. Vale la pena aclarar que, en la cárcel solo

154
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos
hay médicos generales que no están capacitados para realizar con-
troles de embarazo. Si bien es cierto que le ordenaban remisiones
para acudir a los respectivos tratamientos médicos por fuera de la
prisión, por su condición de guerrillera de las FARC-EP era consi-
derada una prisionera de alta peligrosidad, por lo cual requería ser
acompañada en las remisiones por dos cuerpos de seguridad, uno
denominado Comando Operativo de Remisiones de Especial Segu-
ridad –CORES– y el otro denominado Grupo de Reacción Inme-
diata –GRI–. Manifiesta que estos dos cuerpos de seguridad nunca
aparecieron para las remisiones, razón por la cual, perdió las citas
médicas para la realización de exámenes paraclínicos, de atención y
seguimiento al embarazo.

A finales del mes de marzo del año 2017 su estado de salud se com-
plica. Señala que empezó a sentir intensos dolores en el vientre con
dolor de cabeza y dolor de espalda. Manifiesta que la barriga se le
puso rígida y que, a las seis de la tarde la sacaron para sanidad, sin
embargo, el médico general del INPEC le manifestó que esos do-
lores eran normales, que era porque el bebé estaba creciendo, que
la regresaran para el patio y si continuaba con los dolores, que la
volvieran a llevar.

La entrevistada manifiesta que por la noche le dio mucha sed y los


dolores continuaban. Al día siguiente, a las 10:00 am le volvieron a
dar dolores, pero más intensos, por lo cual acude a las 2:00 pm nue-
vamente al médico. Es atendida por un médico diferente quien le da
una remisión y autorizaciones para ser atendida por un médico es-
pecialista. Señala que, “entonces me dijo no, yo ya le firmo la orden
de salida, o sea la orden para que la lleven a un hospital. Entonces
listo me hicieron organizar, me alistaron, que tocaba esperar llamar
al GRI y al CORES… ahí me salí como a las cinco de la tarde, todo
el día ahí en ese asunto”.

Solo dos días después de entrar en dolores de parto, y luego de una


larga espera de los cuerpos de seguridad CORES y GRI, fue enviada
en remisión para el Hospital de Engativá. Le solicitan los exáme-
nes de control prenatal los cuales nunca le fueron realizados por
los permanentes impedimentos para salir en las remisiones, esto

155
Exposición de los Casos Representativos

Hechos se puede corroborar en la historia clínica, como lo relata el médico


tratante.

En este entendido, los médicos del Hospital de Engativá la remi-


ten para realizarle una ecografía y establecer el control prenatal. El
ecógrafo muestra que el niño no venía en buen estado, por lo que
ordenaron retener al niño dentro del vientre, ya que dentro de su
cuerpo podía mantenerse con vida. Luego de estar hospitalizada
por más de 15 días, no aguanta más y da a luz.

El hijo muere a los dos días de nacido como consecuencia de su


grave estado de salud, la negligencia médica de la cárcel y la falta
de voluntad del INPEC para sus remisiones a los controles de em-
barazo. Dicha situación fue ampliamente denunciada por diversos
medios de comunicación y organizaciones defensoras de Derechos
Humanos como la Corporación Solidaridad Jurídica.

156
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 8 / Víctima 8

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los Cerca de


Tortura
Internacional Hechos Cartagena

Fecha de los
No Recuerda Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos Narra la víctima que, luego de padecer catorce días con una herida
sufrida en su brazo durante un combate, se dirige hacia una clínica de
Barranquilla para recibir atención médica.

Saliendo de los exámenes, logra darse cuenta de que en los alrededo-


res del centro radiológico se encontraban miembros del DAS vesti-
dos de civil, quienes posteriormente realizan su captura. Manifiesta
que, en el momento de la captura se encontraba el director del DAS,
Emilio Vence Zabaleta, quien, según el entrevistado, tenía nexos con
grupos paramilitares.

Irregularmente es sacado en un taxi y conducido por la vía que va


hacia Puerto Colombia. El entrevistado relata que pudo identificar
que lo conducían por unas fincas que abiertamente eran reconocidas
como de personas que apoyan el paramilitarismo, pensó que los iban
a matar.

Señala que alcanza a escuchar a los agentes del DAS hablando por ra-
dio teléfono donde les ordenan que no continúen con el plan inicial,
puesto que la captura había sido muy visible. Relata que, a él lo bajan
del carro y escucha que dicen que “ya no pueden hacer lo que iban a
hacer”.

Lo embarcan en el carro donde se encuentra el director del DAS y


lo devuelven nuevamente para Barranquilla, donde finalmente lo

157
Exposición de los Casos Representativos

Hechos conducen a las instalaciones del DAS y lo ubican en un calabozo. Allí


permanece tres días sin recibir alimentos. Afirma el entrevistado que
para ese entonces no se sentía bien, ya que, a raíz de la operación
había perdido mucha sangre. Luego de ser maltratado durante un in-
terrogatorio termina desmayándose.

Afirma que lo conducen a la oficina del director del DAS, donde


le ofrecen dinero y se comprometen a sacar a su familia del país a
cambio de brindar información, de lo contrario sufriría las conse-
cuencias. Luego lo conducen al aeropuerto y lo llevan a un cuarto
donde reconoce a Martín Zabaleta, hombre que había sido miliciano
de las FARC-EP y quien señala que el entrevistado tiene mucha in-
formación de la organización. Luego es trasladado a las instalaciones
del Batallón número 3 de las Fuerzas Especiales de la Infantería de
Marina en Cartagena. Minutos antes de ser presentado a la prensa
se desmaya debido a la falta de atención médica. Cuenta la víctima
que luego lo tiran en un calabozo en donde es obligado a desplazarse
arrastrándose ya que no tenía con que caminar.

Narra que durante 8 días fue sometido a torturas. En la noche llegaba


Martin Zabaleta, quien vivía en el batallón, junto con otros soldados,
y lo amenazaban constantemente. Lo amenazaban con granadas, le
tiraban agua y ejercían sobre él una presión psicológica muy fuerte.
Igualmente, el comandante del Batallón, Rafael Colón y otro tenien-
te, lo sacaban a preguntarle por la ubicación de “Martín Caballero”,
ofreciéndole dinero constantemente. El entrevistado manifiesta que
el dolor del brazo era insoportable.

Posteriormente es llevado al Hospital Naval. Relata el entrevistado


que su familia lo estaba buscando en la Fiscalía y el DAS, pregun-
tando si existía alguna orden judicial, ya que durante varios días no
aparecía por ninguna parte. En ese sentido, manifiesta que se genera
un escándalo por su desaparición y se ven obligados a sacarlo del
Batallón.

Cabe destacar que, al momento de la aprehensión, el DAS no tenía


orden de captura en contra del entrevistado, afirma que en ningún
momento sus derechos fueron leídos, por lo cual concluye que lo
querían desaparecer.

158
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 1. Una vez la víctima es capturada, es irregularmente con-


Operandi ducida en un taxi por la vía que va de Cartagena a Puerto
Colombia. En el trayecto las personas que se lo llevaron
conversaban por radio teléfono.
2. El entrevistado relata que en el camino pudo identificar
que lo conducían por unas fincas que abiertamente eran
reconocidas como de personas que apoyan el paramili-
tarismo; entonces él pensó que los iban a matar.
3. Posteriormente, escuchó que los agentes del Estado
mencionaron que la captura se había hecho visible, ra-
zón por la cual, no debían seguir el plan inicial.
4. Lo bajaron del carro y lo subieron a otro en el cual se
encontraba el director del DAS. Lo llevaron encañona-
do, junto con su chofer y la mujer que le colaboraba en
términos de salud.
5. Lo llevaron a un calabozo aparte de sus conocidos. La
víctima se encontraba en mal estado de salud, no ha-
bía comido hace tres días, estaba recién operada y había
perdido mucha sangre. En esas condiciones lo arrastra-
ron y halaron hasta que finalmente se desmayó.
6. La víctima narró que por las noches llegaba un agen-
te del Estado de apellido Zabaleta junto con otros dos
soldados. Cuando lo visitaban realizaban amenazas, le
enseñaban granadas, le tiraban agua y ejercían sobre él
presión psicológica. Esto fue así durante cuatro noches
seguidas.
7. En el calabozo donde se encontraba, fue amenazado con
mantenerlo allí indefinidamente.
8. Le realizaron un primer interrogatorio para obtener
información sobre sus mandos, sus compañeros, mate-
rial de intendencia y dinero. Dichos interrogatorios se
acompañaban de propuestas para la víctima de carácter
económico y de protección para ella y su familia.
9. Afirma el entrevistado que lo condujeron a la oficina de
“Zabaleta” y que le ofrecieron una cantidad de dinero
para que hablara, además se comprometieron a sacar a
su familia del país. Simultáneamente lo amenazaban.
10. Entre tanto, su familia lo buscaba en todas las institucio-
nes; preguntaron en la Fiscalía y en el DAS donde, fue

159
Exposición de los Casos Representativos

Modus negada la información sobre el paradero de la víctima.


Operandi Allí empezó una controversia, puesto que su familia sa-
bía que el estaba en poder del Estado, sin embargo, se
negaban a reportarlo.
11. Cuando fue trasladado al Establecimiento Penitenciario
y Carcelario de Alta y Mediana Seguridad de Valledupar,
fue transportado en una caravana de carros de la Policía
y del INPEC. Al hacerle el ingreso a la cárcel lo trataron
de forma denigrante; le quitaron la pantaloneta, lo deja-
ron desnudo y lo hicieron agachar.
12. Cuando estuvo privado de la libertad fue sometido a ais-
lamiento en un calabozo tres días sin comer, sin atención
médica y en estado crítico de salud. No le realizaron las
curaciones correspondientes, ni las cirugías por sus heri-
das y su estado de salud se deterioró considerablemente.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 8

Calabozo del DAS


Barranquilla; calabozo
del Batallón #3 o 5 de
las fuerzas especiales
de infantería de
Tortura y otros Marina en Cartagena;
tratos o penas La Cárcel La Ternera;
Ilícito Lugar de los
crueles, Cárcel la Tramacúa
Internacional Hechos
inhumanos o – Valledupar;
degradantes Cárcel de Cómbita;
Cárcel modelo
de Bucaramanga;
Cárcel la Picota; La
Dorada; Cárcel de
Chiquinquirá.

Fecha de los
Responsable [Reservado]
Hechos

160
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos El entrevistado manifiesta que, en el calabozo del DAS en Barran-


quilla fue dejado 3 días sin comida ni agua, buscando, de manera
forzosa, que diera información sobre las FARC-EP, cosa que fue en
vano ya que no brindó información alguna.

Puesto que no podían retenerlo más tiempo en el Batallón, final-


mente es trasladado a la Cárcel de la Ternera de Cartagena. Durante
el proceso de traslado lo obligan a firmar unos documentos en don-
de supuestamente había recibido buen trato, lo cual, según el en-
trevistado, se negó a hacer. En consecuencia, firma con número de
cedula y nombre completo, en donde manifiesta la tortura física y
psicológica de la cual había sido víctima, por ello, le insinúan, “que
se pudra en la cárcel”, y es trasladado nuevamente a un calabozo.

Narra que una tarde lo llaman para entrevista con el abogado, en el


desarrollo de esta es esposado, conducido al aeropuerto y transpor-
tado en una avioneta de la armada hacia Valledupar.

En el aeropuerto de Valledupar es escoltado por una caravana de


carros de la policía y del INPEC que lo conducen hasta la cárcel la
Tramacúa. Al ingreso le quitan la pantaloneta y lo hacen agachar
para revisarlo. Según su relato, considera que estos hechos consti-
tuyen una violación a su dignidad humana. Luego de cuatro horas
de espera es conducido al área de sanidad, donde permanece 15
días encerrado, sin ropa y sin contacto con abogados, allegados o
familiares.

Señala que en la cárcel de Valledupar es golpeado en su herida por


guardias del INPEC. Por dicha razón decide interponer una de-
nuncia por violación a los derechos humanos y por tortura. Dicha
denuncia, afirma la víctima, fue inútil, puesto que finalmente se ab-
solvió de culpa a los acusados.

El entrevistado señala que, posteriormente es trasladado hacía la


cárcel de Cómbita (Boyacá) debido a la realización de diversas tu-
telas en contra de los miembros del centro penitenciario por cues-
tiones de sanidad. Consecutivamente fue trasladado a la Dorada y
ubicado en un patio exclusivo de paramilitares.

161
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Señala el entrevistado que, en una oportunidad le es asignada una


celda donde se encontraba un paramilitar que había participado en
la masacre del Salado. Narra que fueron muchas noches las que no
pudo dormir por el temor a ser agredido físicamente. Igualmente,
señala que las requisas eran permanentes y el INPEC entraba re-
volcando toda la celda, tirando al piso los colchones y las sabanas;
afirma que en diversas ocasiones fue obligado a dormir en el piso o
en los pasillos, a veces desnudo y arropado con cartón.

Manifiesta el entrevistado que los tratos que sufrió en prisión eran


intencionales:

No son accidentales, eso es intencional y por la con-


dición que yo era miembro de las FARC-EP…por ser
una persona activa, beligerante dentro de la lucha del
movimiento carcelario, entonces como todo iba en
función de la denuncia, que en algunos casos les cos-
taba el puesto a algunos guardianes por las denuncias
de torturas y por los hechos degradantes hacia la fa-
milia. Recibir a la familia que lo visita a uno era una
vaina degradante, a la familia la pasaban por perros, la
pasaban por unos tratos crueles, les tocaban las partes
íntimas, y para salir del patio también era degradante,
los hacían empelotar, tanto saliendo como entrando
nuevamente al pabellón.

Hoy en día tiene serias limitaciones físicas, esto como consecuen-


cia de la negligencia médica sufrida durante su permanencia en
prisión.

Modus 1. Lo tuvieron aislado en un calabozo tres días sin comer,


Operandi sin atención médica y en estado de salud crítico.
2. Recibió amenazas con dejar deteriorar su estado de
salud.
3. Dichas amenazas fueron cumplidas al no recibir aten-
ción médica adecuada y oportuna. Por esta razón se de-
terioró su estado de salud, en especial el brazo que tenía
herido desde el momento de su captura.

162
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 4. Vivió una situación humillante y degradante en el Esta-


Operandi blecimiento Penitenciario y Carcelario de Alta y Media-
na Seguridad de Valledupar, donde no había facilidad
de acceso a los baños, el sitio para hacer las necesidades
fisiológicas era un hueco, no había inodoros, y los inter-
nos tenían que turnarse o, incluso, pelearse para poder
orinar.
5. Lo tuvieron 15 días encerrado, sin ropa y sin contacto
alguno.
6. En varias oportunidades le tocó dormir en el piso o en
los pasillos, a veces desnudo, arropado con cartón.
7. La comida era servida en menaje dañado y muchas ve-
ces, en estado de descomposición. El entrevistado men-
cionó que estaba siempre alerta al peligro de que la co-
mida y el agua estuvieran envenenadas.
8. En múltiples ocasiones los guardias del INPEC destro-
zaron sus pertenencias y útiles personales. Realizaban
constantemente fuertes requisas en las que, incluso, se
perdían sus elementos personales.
9. Fue sometido a fuertes golpizas por los guardianes del
INPEC, que le generaron diversas heridas por el uso
desmedido de la fuerza. Estas acciones comprometieron
la herida que tenía en el brazo, lo que hacía que el pro-
greso en materia de salud fuera nulo.
10. La víctima fue sometida permanentemente a dolor y
desesperación, como consecuencia de la herida de su
brazo que no era tratada por personal médico, ni tam-
poco le era suministrada la medicina correspondiente
para calmar el dolor.
11. Los miembros de su familia fueron sometidos a tratos
humillantes en las visitas. Los pasaban por los perros,
les tocaban las partes íntimas, los hacían desnudar. Para
salir del patio también aplicaban el mismo método.

163
Exposición de los Casos Representativos

Caso Nº 9 / Víctima 9

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los


Tortura Pasto
Internacional Hechos

Fecha de los Finales del año


Responsable [Reservado]
Hechos 2007

Hechos La entrevistada manifiesta que al momento de su captura se come-


tieron diversas irregularidades. Todo el procedimiento fue filmado
y los funcionarios de la policía, Fiscalía, DAS y CTI difunden a tra-
vés de los medios de comunicación dicho procedimiento, incluso,
antes de que los videos fueran valorados por un juez. Señala que
existió contaminación y manipulación de la prueba. Narra que en la
primera audiencia no fueron judicializados por terrorismo, puesto
que no encontraron manipulación de ningún tipo de arma.

Durante la captura la acusan de llevar consigo un paquete del cual


ella desconoce su contenido. Indica que en el momento de la captu-
ra son dirigidos a un batallón donde golpean y se burlan del señor
que la acompaña, poniéndole un sombrero y diciéndole que era “El
viejito Martín Villa”. Relata que el señor, de edad avanzada, lloraba
por la humillación a la que estaba siendo sometido. Posterior a es-
tos hechos, proceden a limpiarle la sangre de la cara con un algo-
dón y registran que otorgaron atención médica. En la audiencia de
legalización de captura narra que: “los cargos que nos muestran son
terrorismo y secuestro extorsivo agravado, más rebelión, concierto
para delinquir y bueno, todo lo que pudieron meternos ahí”.

164
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 1. La víctima fue capturada en el año 2007.


Operandi 2. En la captura de la víctima, se generó una presunta ma-
nipulación y alteración de medios de prueba. Manifestó
que la acusaron de llevar consigo un paquete el cual ella
desconocía su origen y contenido. Asimismo, la relacio-
naron con armas que no había visto con anterioridad.
3. Manifestó que golpearon y humillaron al señor con el
cual ellas son capturadas. Le pusieron un sombrero y lo
llamaron por apodos.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 9

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los
crueles, Bogotá / Pasto
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes
Fecha de los
Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos Refiere que es conducida al patio de máxima seguridad de la cárcel


El Buen Pastor de Bogotá. Durante dicho procedimiento, es espo-
sada con las manos atrás, le colocan grilletes en los pies y chaleco
antibalas, según la entrevistada, porque los medios de comunica-
ción tildaban su captura como uno de los golpes más importantes
realizados contra las FARC-EP.

En la cárcel, ella informa que sufre de lupus, sin embargo, afirma


que las primeras veces que la llevaban a sanidad no le prestaban
la atención médica oportuna, y señala que, para que le brindaran
una pastilla era un problema. Debido a la negligencia médica, su
mal estado de salud se agudizó y se fue deteriorando bastante. Al
poco tiempo fue liberada por vencimiento de términos, pero fue
recapturada por rebelión y enviada nuevamente a la Cárcel El Buen
Pastor de Bogotá.

165
Exposición de los Casos Representativos

Hechos En la segunda captura, el abogado de oficio le sugiere que se pase de


la EPS, la cual ella pagaba, a CAPRECOM.

Afirma que en la cárcel “la atención médica es lo más fatal, y no so-


lamente la atención médica, la comida…muchas veces te sirven a ti
la comida, y ese hígado botando sangre, ese arroz crudo…y con un
estado de salud como el mía, no podía comer esas cosas, ¿Qué más
podía comer? Me tocaba eso, porque si no me moría de hambre”.

Recién llega a la cárcel, manifiesta que, “la CIA me respiraba en la


nuca para extraditarme”. Entonces una noche, después de que ya
las habían mandado a dormir, un guardia de apellido López la saca
junto con una compañera que se llama Brillit y les dice, “vamos que
las necesitamos”. Las encierran en un cuarto, entran tres sujetos,
uno hablando español y los otros dos hablando inglés. Les mani-
fiestan que deben dar información o de lo contrario serían extra-
ditadas. Las intimidan y les dicen que se fueran despidiendo de la
familia y los amigos porque ellos iban a pagar las consecuencias de
sus actos, que iban a ser trasladadas a las cárceles de los Andes, las
cuales eran muy frías, y luego serian extraditadas. Finalmente les
expresan que en ocho días volverían por ellas para ser extraditadas.

Manifiesta la entrevistada que, “prácticamente fue una tortura psi-


cológica”, estaba en shock, pensaba que, si en el Buen Pastor sufría
para conseguir un medicamento, en otro país sería imposible. Al
día siguiente llamó al abogado y denunció, en consecuencia, cam-
biaron a la directora del penal y a varios guardias.

Debido al lupus, tenía que llevar una dieta especial y control médico
periódico el cual debía ser proporcionado por la EPS CAPRECOM.
Sin embargo, en la práctica le asignaban una cita cada 2 meses y el
establecimiento penitenciario no cumplían con la dieta, le daban
la misma comida que a las demás, con la diferencia que a ella se la
entregaban sin sal. Además, en los días que llegó le tocaba dormir
en el piso y sin cobijas. Señala que había días en los que no podía
levantarse por el frío y a sus compañeras les tocaba calentar agua a
escondidas y bañarla ahí mismo.

166
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Pasado el tiempo, a finales del año 2009, le fue concedida la libertad
condicional, quedando a disposición del Instituto Nacional Peni-
tenciario y Carcelario (INPEC). Transcurrido algo más de un año
y medio, la citan a audiencia en la ciudad de Pasto, exactamente el
día once de octubre de 2011. Para esta fecha tenía 6 meses de em-
barazo. En el aeropuerto el Dorado de la ciudad de Bogotá, el piloto
del avión le pregunta a la guardia de custodia cuántos meses tenía
de embarazo. Ellos responden que solo tiene tres meses, y que el
tamaño de su barriga es porque está esperando gemelos. En dichas
condiciones es trasladad a la ciudad de Pasto y recluida nuevamente
en prisión antes de realizarse la audiencia.

Esa noche, estando en la cárcel, le comenzaron los dolores. Co-


mienza a sangrar y rompe fuente. Relata que:

A las cárceles de allá les echan candado. Dan la comida


y van para adentro. Candado y apagan las luces”. Las
internas comenzaron a gritar y a pedir ayuda, a darle
patadas a la puerta para que abrieran. A las cinco de la
mañana “de tanto joder, me montaron en un carro de
bomberos y me llevaron para el hospital universitario,
entonces allá supuestamente el convenio es con Capre-
com. Llegamos y no me dieron atención médica por-
que era cambio de turno. Ya como a las nueve y algo,
iban a ser como las diez, cuando llegó un médico.

En ese momento fue llevada a cirugía para practicarle una cesárea.


Cuando nace la niña y ya no le entraba oxígeno al cerebro, inme-
diatamente la entuban y la trasladan para cuidados intensivos. Al
mismo tiempo, el guardia del INPEC estaba ejerciendo presión en
el mismo lugar, a tal punto que:

Hasta el mismo médico se agarró con una guardiana,


porque resulta y pasa de que yo, me hicieron una cesá-
rea y la niña en la incubadora, yo entubada de todo y
con las piernas dormidas y esposada a una camilla, en-
tonces yo me sentí humillada, o sea como una cosa ho-
rrible, yo me puse a llorar. Entonces el médico me dijo

167
Exposición de los Casos Representativos

Hechos ¿Por qué lloras? Yo no le contestaba nada, entonces me


dijo, ¿porque tienes las esposas cierto?, y la guardiana
ahí, parada al pie. (…) Le dijo señora me hace el favor y
le quita ya las esposas a ella, esto es antihumano… esto
no se puede hacer. Le dijo, no, es que se vuela. Le dijo
el médico, cómo se va a volar esta señora, tiene medio
cuerpo dormido, estamos en un quinto piso. No, es que
se vuela por esa ventana. Cómo cree que esa señora se
va a botar por esa ventana si estamos en un quinto piso,
tiene a su hija en incubadora en cuidados intensivos.

Durante los días siguientes afirma que, “todos los días era una pe-
lea, agarrarme con esas guardianas porque no me llevaban a ver mi
niña, mi niña lactaba, no me llevaban a darle seno, nada”. En tres
ocasiones le dieron paros respiratorios a la bebé, finalmente, la lle-
varon esposada a que lactara a la niña.

Afirma que el INPEC nunca le brindo ayuda con el cuidado y ma-


nutención de la niña, y que logró mantenerla con la colaboración
de las internas.

Narra que estuvo en Pasto tres meses y cuatro días, los cuales recor-
daba como de martirio y desasosiego, por un lado, por su hija que
se encontraba en el hospital, y por el otro, por el temor de que se la
fueran a robar o que bienestar familiar se la arrebatara. Manifiesta
que ni el INPEC ni Caprecom les brindaban pañales o leche. Que a
ella no le daban nada, solo tortura.

Relata que después de tener a su bebé, el problema renal que tenía


se agravó y el INPEC nunca la llevó a recibir atención médica. Per-
maneció más de tres meses sin recibir dicha atención, solo le daban
pastillas que no lograban frenar el dolor. Nunca fue vista por un
especialista. Manifiesta que, cuando llegó a Bogotá sus riñones esta-
ban bastante afectados y debió trabajar muy duro para poder pagar
deudas del seguro, su arriendo, los servicio, entre otras. Finalmente,
debido a su estado de salud y las constantes negligencias medicas
que atravesó estando privada de la libertad, falleció.

168
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 1. La víctima fue amenazada con dejar deteriorar su esta-


Operandi do de salud; debido a que las guardias del INPEC que
la custodiaban le decían que ella estaba inventando la
enfermedad que padecía con el fin de evadir la justicia.
La víctima padecía de lupus, enfermedad que acabó con
su vida.
2. No obstante, a la gravedad de su enfermedad, el servicio
médico le era negado. No le permitían el acceso a los
medicamentos que requería, razón por la cual, la enfer-
medad empeoró considerablemente.
3. Le realizaron ofrecimiento de beneficios personales o
para sus familiares si brindaba información.
4. Estando en prisión es amenazada con extradición si no
brindaba información sobre mandos, caletas, dinero y
material de intendencia.
5. A pesar de su estado de salud y la recomendación mé-
dica, la comida de la víctima se suministraba en mal
estado.
6. Sin consideración por su estado de salud, cuando la víc-
tima ingresó al penal debía dormir en el piso.
7. La víctima sufrió situación humillante en el parto.

Caso Nº 10 / Víctima 10

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los


Tortura Caño Tigre / Arauca
Internacional Hechos

Fecha de los
Julio 20 de 2013 Responsable [Reservado]
Hechos

169
Exposición de los Casos Representativos

Hechos La víctima relata que su captura se dio en medio de un combate, en


donde resulto herido. Posterior a esto, es nuevamente herido du-
rante la retirada y es obligado a entrar a una casa para resguardarse.

Las heridas lo inmovilizan y es capturado con alrededor de diez


guerrilleros más por el Ejército Nacional, quienes llegan gritando e
insultándolos por ser parte de las FARC-EP; “¡guerrilleros hijuepu-
tas entréguense, salgan con las manos arriba o volamos la casa en
donde están escondidos!”.

Durante la captura, tiran a sus compañeros al suelo y les ponen los


pies encima. Debido a la gravedad de las heridas, él se desmaya y no
recuerda más sobre lo acontecido, cuando reacciona se encuentra
en el hospital, donde ya le habían realizado algunas cirugías.

Estando en el hospital, donde permanece aproximadamente un


mes, llega el juez, el Fiscal y un abogado de oficio, el cual luego de
la audiencia no vuelve a ver. Indica que durante la audiencia lo sin-
dican de rebelión, porte ilegal, homicidio y tentativa de homicidio.
Cuenta que no le permitieron la comunicación con su abogado de
confianza, y que, por ende, no tuvo la posibilidad de ejercer en de-
bida forma su derecho a la defensa.

Manifiesta que durante su estadía en el hospital le ofrecen benefi-


cios a cambio de información. Relata que la Fiscalía le realiza inte-
rrogatorios y le solicita identificar a unos guerrilleros que aparecen
en un video. Fue interrogado en varias oportunidades sin presencia
de su abogado.

Señala que durante su estadía en el hospital el trato brindado por


los miembros del INPEC fue discriminatorio, y en diversas oca-
siones le desearon la muerte. Según el entrevistado, la negativa del
INPEC para el traslado a la operación con el neurocirujano, causo
su paraplejia, hecho que le cuso un fuerte trauma emocional.

El entrevistado señala que utilizaron a sus familiares como medio


y/o método de tortura, ya que a su hermano lo llamaban los fiscales
manifestándole que se entregara, mientras que su madre fue inte-
rrogada en reiteradas ocasiones.

170
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Finalmente, lo trasladan a la cárcel de Yopal, contrario a las re-


comendaciones de los médicos, quienes le indican al INPEC una
imposibilidad médica para dicho traslado debido a dos tubos que
le fueron colocados en el tórax, y al retirarlos podría causar serios
riesgos en su salud. Pese a lo anterior, fue conducido al estable-
cimiento penitenciario ya que, según informa el INPEC, existían
sospechas de un plan de fuga.

Refiere que también fue víctima de un maltrato psicológico per-


manente. Varios funcionarios, tanto del personal médico como del
personal de custodia, le expresan constantemente que su grave esta-
do de salud se debe a su condición de guerrillero, que era un castigo
de Dios y lo tenía merecido.

Por último, debido a la negligencia médica y el deficiente trato por


parte del INPEC, actualmente el entrevistado no puede moverse
por sus propios medios, ya que la atención médica que requería en
su momento no le fue brindada por parte del personal del INPEC.

Modus 1. La víctima fue capturada el 20 de julio de 2013.


Operandi 2. Durante la captura, se generaron situaciones extremas
que llevaron a la pérdida de la conciencia. La víctima
refiere que, estando herido, lo hacinaron con el resto de
sus compañeros impidiéndole respirar.
3. Fue capturado herido; sin embargo, no recibió atención
médica oportuna ni inmediata de primeros auxilios,
tanto así que el entrevistado refirió que pensó que lo
iban a dejar morir.
4. En la captura se le decía que lo mejor era que se muriera.
5. En la captura es encañonado mientras es insultado y
amenazado.
6. Recibió tratos abusivos en el traslado del lugar de captu-
ra al de interrogatorio. Si bien la víctima perdió la con-
ciencia, sus compañeros le narraron que fueron objeto
de maltrato físico y verbal.

171
Exposición de los Casos Representativos

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 10

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los Yopal /
crueles,
Internacional Hechos Casanare.
inhumanos o
degradantes
Agosto 20 de
Fecha de los
2013 / Responsable [Reservado]
Hechos
Aproximadamente

Hechos Estando privado de la libertad, el trato por parte de INPEC fue dis-
criminatorio, pues le manifiestan “qué mejor que me hubiese pasa-
do […] que ojalá me hubiera muerto”.

Estando en reclusión, se le asigna una cita médica quince días des-


pués de su ingreso, en la cual le debían practicar un procedimiento
con un neurocirujano y una cirugía de columna, cita que perdió ya
que el INPEC se negó a trasladarlo. Por dicha razón, en la actuali-
dad se encuentra “postrado aún en esta silla”.

Posteriormente fue trasladado de la Cárcel de Yopal a la cárcel de


máxima seguridad ERON de Bogotá en donde es aislado en el pa-
bellón PAS B de la Picota COMEB.

Estando allí, no recibe la atención oportuna y prácticamente es


obligado dormir en unos trapos que estaban en una plancha de ce-
mento. Debido a su inmovilidad, se le generan graves úlceras de
presión en sus glúteos. Dichas úlceras le causan infecciones, fiebres
y olor fétido. Finalmente, ante la presión de diferentes organizacio-
nes de derechos humanos, es remitido a urgencias.

Respecto de los actos por medio de los cuales le provocaron algún


tipo de dolor o algún trato verbal que lo afectó emocionalmente
refiere:

172
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Varias veces, primero en Yopal cuando me decían que


por ser guerrillero estaba bueno lo que me había pa-
sado, eso da tristeza. El médico que me operó me dijo
que eso era un castigo que Dios me había dado y que
merecido lo tenía. En la Picota muchas veces, incluso
las mismas enfermeras de sanidad que me atendían,
porque tenía colostomía, no es fácil atender a alguien
con colostomía, con úlceras de presión bastante com-
plicadas y pues muchas veces no más con los gestos me
hacían sentir ma. Estando en este estado, se vuelve uno
un poco sensible y cuando me llevaban a fisioterapia en
la Picota también, llegaban los dragoneantes y decían,
a esa vaina es la que tenemos que llevar, como si fuese
un objeto al que tuviesen que trasladar a hacer los ejer-
cicios para mi rehabilitación.

De igual forma, cuando lo remiten a los hospitales y se enteran de


que es guerrillero y sobre los hechos de su captura, recibe tratos in-
humanos y humillantes por el hecho de su condición de insurgente.

Igualmente relata que se sintió obligado por el fiscal a entregar in-


formación so pena de capturar a su hermano, sin embargo, no acep-
tó nada de lo que le proponían.

Refiere que a su ingreso al penal solo era atendido por enfermeros y


no por médicos, mucho menos por especialistas. Refiere que le cau-
saron afectaciones a su salud debido al abandono que experimentó
en la cárcel. Le tuvieron que practicar una colostomía innecesaria.
Cuando salió de la cárcel y los médicos revisaron la historia clínica,
se dieron cuenta que no era necesaria la colostomía. Manifiesta que
sufrió de cinco úlceras de presión de 15 centímetros de ancho y que
algunas tenían hasta 4 centímetros de profundidad. Manifiesta que
las laceraciones eran tan graves que hasta se le veía el hueso. Refiere
que las alteraciones psicológicas fueron terribles, porque fue algo
que le marcó la vida y que para superarlo le costó mucho. Refiere
que duró más de 5 años tratando de superar las úlceras de presión.

Respecto de la alimentación, refiere que muchas veces llegaba cru-


da o dañada. Respecto de útiles de aseo, afirma que les daban un

173
Exposición de los Casos Representativos

Hechos jabón pequeño, una crema y un cepillo cada tres meses. Las condi-
ciones para el descanso no eran las adecuadas, mucho menos en las
condiciones de salud en las cueles se encontraba.

Finalmente, refiere que sentía miedo de lo que le pudiera pasar a su


familia o allegados debido al seguimiento por parte de la Fiscalía,
sobre todo lo que le pudiera pasar a su padre y hermano.

Modus 1. Cumplimiento de la amenaza de dejar deteriorar su es-


Operandi tado de salud por medio de la pérdida de remisiones y
falta de atención médica oportuna.
2. Utilización de múltiples excusas con tal de no brindar el
servicio médico necesario.
3. La víctima recibió trato deshumanizante en prisión. Re-
firió que era tratado como un elemento en descomposi-
ción, con asco, en definitiva, no como un ser humano.
4. Se provocó un estado de descomposición en partes del
cuerpo del interno. Esto debido a la falta de atención
médica y paliativa. Manifestó que, por falta de curación
y atención, el olor que expedía su cuerpo era insoporta-
ble y fétido.
5. Teniendo en cuenta la gravedad de sus heridas, no podía
moverse por sí mismo. En múltiples ocasiones, incluso,
perdió la comida puesto que no se la llevaban a la celda
y su movilidad era absolutamente limitada.
6. Sometimiento a condiciones insalubres en la celda. Al
no haber atención por parte del INPEC, su celda tenía
muy mal olor por el estado de sus heridas.
7. Manifiesta que dormía sobre trapos o una sábana en un
planchón, lo cual hacía mucho más complejo su padeci-
miento de salud.
8. Restricción al acceso al servicio médico. No podía acce-
der oportunamente ni a sanidad, ni al hospital.
9. Inadecuado suministro de comida; manifiesta que la
misma era servida cruda o en estado de descomposición.

174
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 10. Al no prestar la atención médica, su situación de salud


Operandi se agravaba, por lo cual siempre estaba sometido a dolor
y desesperación.

Caso Nº 11 / Víctima 11

Durante La Captura

San Cristóbal /
Venezuela.
Tortura y otros
tratos o penas Zona rural entre
Ilícito Lugar de los
crueles, Venezuela y Colombia.
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes DAS Bucaramanga.

DAS Bogotá D.C.

Fecha de los 1 de noviembre de


Responsable [Reservado]
Hechos 2007

Hechos La víctima manifiesta que fue capturado el primero de noviembre


de 2007, cuando se dirigía a la Clínica Uribante en San Cristóbal
– Venezuela, en ese entonces se encontraba realizándose un trata-
miento médico por problemas del corazón que lo aquejaban. Ese
día, en el momento en que se dirigía para la Clínica Uribante, se le
atravesó una camioneta verde Grand Vitara con vidrios polariza-
dos, se bajaron dos tipos que lo encañonaron, le gritaron palabras
soeces y le pidieron los papeles. Posteriormente lo tiraron al suelo,
le ataron las manos, le pusieron una capucha y desde la frente le
envolvieron una cinta hasta la parte de debajo de la cara y lo tiraron
en la parte de atrás del carro.

175
Exposición de los Casos Representativos

Hechos La víctima afirma que casi se asfixia, señala que:

Cuando se me atravesó una camioneta verde, una


Grand Vitara con vidrio polarizado, se bajaron dos
tipos, se quedaron dos en el carro, uno me encañono
con palabras soeces, textualmente me dijo: ¡gonorrea
quieto ahí, si se mueve lo mato! Yo avance hasta don-
de estaba el tipo, yo dije ¡si me van a matar que sea
rápido!, avance hasta donde él estaba, dije, ¿pero qué
está pasando?. Él me dijo: ¡deme sus documentos!, en-
tonces yo le alcance los papeles de identidad que tenía,
de una vez me cayeron los otros dos que estaban en el
carro, entre cuatro me manearon, me tiraron al piso al
pavimento, en frente de una panadería, en plena vía
pública, me metieron una capucha negra en la cabe-
za tapándome la cara, luego con una cinta ancha me
forraron desde la frente hasta abajo, casi me asfixian,
porque me alcanzaron a apretar duro la nariz con esta
cinta, tal vez para que no mirara. Las manos me las
maniataron con la misma cinta, los pies igualmente y
me tiraron a la maleta del carro, me taparon con un
trapo grueso y como a la media hora me transbordaron
a otro carro.

Indica que el carro se sacudía mucho, por lo que se notaba que lo


estaban llevando por una carretera destapada, luego lo bajaron del
carro y empezaron a torturarlo:

Como tenía las manos amarradas hacia atrás envueltas


en cinta, entonces con un laso me colgaron, no sé si a
un árbol, una rama de algo, pero me alaban los brazos
hacia arriba, parecía que me iban a desprender el omo-
plato y los hombros, fue una tortura fuerte, no me gol-
pearon, me hicieron tortura dolorosa, supremamente
dolorosa […]

Luego me hicieron un ejercicio que se llama el escor-


pión, yo estaba operado de una hernia, en ese ejercicio
del tal escorpión me rasgaron la hernia, de hecho, estoy

176
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos ahorita en la diligencia para la cirugía de eso, yo eso


lo denuncie, en la primera audiencia que me presente
en Bogotá ante el juzgado especializado de Arauca que
tenía sede en Bogotá para entonces. Yo denuncie todo
este caso […] el día del secuestro en Venezuela, eso fue
a muy tempranas horas, por ahí a la media hora de ha-
berme secuestrado tenía las manos maniatadas hacia
atrás y de ahí me colgaron hacia arriba, dolor fuerte el
peso de uno colgado de los brazos hacia atrás y luego
un ejercicio que le dijeron a uno de ellos que me hicie-
ra, diciéndole hágale el escorpión a ver si es verraquito;
era tocarme la cabeza con los talones haciendo un arco
conmigo por la espalda, eso fue lo que me rasgo una
hernia que tenía operada, quizá me lastimo la columna
también”.

Me trasbordaron de ahí a otro carro, fueron cinco ca-


rros concretamente en los que me trasbordaron, hasta
que me entregaron como a eso de las cinco de la tarde
cerca de Bucaramanga, sé que muy cerca, porque del
lugar en donde me recogió una camioneta Hilux blan-
ca, que había ahí, se me identificaron que eran agentes
del DAS. Ahí me habían quitado ya la capucha, más o
menos hacia tres horas, después de quitarme la capu-
cha y antes de quitarme la cinta con la que me tenían
maniatado de pies y manos, me halaron la cabeza hacia
atrás y me introdujeron un líquido rosado, un líqui-
do rojizo manchoso en la boca y eso me hizo perder
fuerza en el cuerpo, o sea es otra forma de tortura, más
porque yo tenía el problema en el corazón y les adver-
tía a ellos que tenía un problema fuerte en el corazón
y dijeron que un perro más que se muriera no impor-
taba, y me zamparon un poco de líquido, eso me dejo
totalmente bloqueado, no perdí el conocimiento, pero
no tenía ningún movimiento, el cuerpo se me desgon-
zo totalmente. En ese estado me recibió la camioneta
blanca, cuando se me identificaron que eran agentes
del DAS.

177
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Además de esto, señala que:

Cuando me bajaron antes de empezarme a torturar me


dijeron que les consiguiera seiscientos millones de pe-
sos, concreto me dijo un tipo con acento venezolano,
me dijo: ¡mira chico consíguenos seiscientos millones
de pesos y te vas para el coño y no has visto nada! Yo
le dije que no tenía esa plata, entonces me dijo que me
tenía otra propuesta, que le entregara a Noble o que
le entregara a Arcecio, que si yo le entregaba a alguno
de ellos que me dejaban ir, incluso me dijo el tipo: ¡le
ayudo a sacar papeles aquí en Venezuela pero ayúdeme
a capturar a Noble!

De igual forma señaló que, “tenían datos precisos de mi familia,


hicieron muchas advertencias con lo que podía pasar con mi fami-
lia si yo no colaboraba”. Relata que lo mantuvieron todo el día sin
comida y que en Bucaramanga le ofrecieron de comer, pero éste no
quiso recibir, pues sospechaba que le dieran a ingerir alguna sus-
tancia extraña.

Indica que lo llevaron a las instalaciones del DAS en Bucaramanga,


y como no tenía movilidad en el cuerpo, le cogieron la mano y le
obligaron a hacer la firma como la tenía en el documento, pero de
todas formas quedó irregular.

Al otro día me dijeron que estuve firmando una hoja


de buen trato, yo quise desmentir eso porque buen tra-
to no, a mí me torturaron, me robaron lo que tenía, yo
llevaba entre bolívares y pesos un millón cuatrocientos
treinta mil pesos, porque iba a comprar unas medicinas
y me devolvía ya para Colombia, esa plata se la roba-
ron, nunca me la entregaron, igual que los documentos
nunca me los entregaron, un reloj Quartz que me había
costado seiscientos mil se quedaron con él, nunca me
lo entregaron, una cadena de oro se quedaron con ella,
el anillo de grado, estuvieron forcejeándome el dedo
para sacarlo si no que no lo pudieron sacar, en fin, fue
un desastre completo.

178
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Señala que en las instalaciones del DAS de Bucaramanga llegó un


señor vestido de militar a la 1 de la mañana que se identificó como
Coronel del Ejército, lo iban a sacar de la celda y él les dijo que no iba
a salir, que, si lo iban a matar, que lo mataran ahí, en esas llegó el di-
rector del DAS de Bucaramanga y no lo dejo sacar, les manifestó a los
militares que al día siguiente ellos lo iban a trasladar a Bogotá para las
diligencias judiciales. Efectivamente al día siguiente fue conducido a
Bogotá, bajo un esquema de seguridad, bien custodiado, señala que
estuvo en las instalaciones del DAS en Bogotá: “allá estuve siete días,
en unas instalaciones totalmente solo, me llevaban comida, pero, no
tenía cobija, no tenía nada, absolutamente nada, yo iba en ropa senci-
lla, el frío me estremeció duro en esos días, hasta los siete días que me
llevaron al juzgado, fueron siete días en el calabozo. Tenía tres días de
estar ahí cuando llegó mi hija a Bogotá y logró llevar a una abogada
a que me visitara, y ya con ella estuvimos hablando algunas cosas”.

Asimismo, indica que, cuando estuvo en los calabozos del DAS llega-
ron unos militares vestidos de civil y lo hostigaron para que respon-
diera a un interrogatorio, ante el cual éste se rehusó. Posterior a esto,
después de siete días lo llevaron al Juzgado y de ahí fue trasladado a
la cárcel La Picota. Señala que solo fue conducido ante un Juez 7 días
después de su captura y que le mencionaron que era responsable de
una gran cantidad de delitos de los cuales no tenía nada que ver. Fi-
nalmente lo condenaron a más de 30 años de cárcel.

Señala que, desde su captura, nunca le mostraron una orden de cap-


tura o le leyeron los derechos: “no, en ningún momento me presen-
taron una orden de captura, nunca, yo eso lo denuncie como un se-
cuestro, porque legalmente fue un secuestro”. Asimismo, que en las
remisiones que le hicieron para las audiencias y para ser llevado a la
cárcel, lo esposaban a un tubo de una furgoneta, le colocaron grilletes
en los pies y los grilletes los amarraron al mismo tubo, esto le ocurrió
una vez en un viaje de cinco horas, señala que “no abrían la puerta de
atrás para ver cómo iba”.

Frente a los responsables de los hechos indico que, “yo logré identifi-
car dos voces con acento venezolano y dos voces con acento colom-
biano, eso fue un operativo mixto con el DAS y guardia nacional de
Venezuela, no puedo asegurarlo, pero por las conversaciones que oí,
creo que se trató de eso”.

179
Exposición de los Casos Representativos

Modus 1. La víctima es capturada el 1 de noviembre de 2007.


Operandi 2. Fue capturado en territorio venezolano y, posteriormen-
te, llevado a territorio colombiano.
3. La víctima fue atada de las manos y le fue puesta una
capucha. Con cinta le envolvieron la cara desde la frente
hasta la boca y fue introducido en el maletero de un ve-
hículo para ser conducido hacia un destino desconocido
fuera del amparo de las autoridades.
4. La víctima fue conducida a un lugar donde no tuviera
contacto con su abogado, sus familiares, sus amigos, en-
tre otros, solo con sus captores, con el objetivo de reali-
zar un interrogatorio. La víctima fue llevada a una carre-
tera destapada y desolada.
5. Los captores procedieron a amarrarlo a un árbol, colgar-
lo de los brazos hacia atrás y halarlo con fuerza. Lo ante-
rior le producía un fuerte dolor y sufrimiento debido al
estiramiento de sus extremidades.
6. Posterior a esto, le realizaron la técnica de tortura lla-
mada el escorpión, que consiste en ponerlo boca abajo
contra el suelo y amarrarle las extremidades superiores
e inferiores y jalarlas con fuerza para que su cuerpo hi-
ciera una especie de arco hacia atrás y sus pies tocaran
su cabeza, lo que le produjo a la víctima un desgarro en
una hernia que tenía.
7. Posterior a esto es conducido a territorio colombiano,
donde es llevado hacia un calabozo del DAS en Bucara-
manga y luego es trasladado al DAS de Bogotá. Estuvo
en un calabozo sometido a fuertes condiciones del clima,
pues señala que llevaba ropa para clima cálido y estuvo
en una celda fría por 7 días sin tener con que arroparse.

180
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 11

Tortura y otros COMEB La Picota –


tratos o penas Bogotá D.C.
Ilícito Lugar de los
crueles, Cárcel La Dorada -
Internacional Hechos
inhumanos o Caldas
degradantes

Fecha de los Entre el 2007 al


Responsable [Reservado]
Hechos 2017

Hechos Fue trasladado a la Cárcel COMEB La Picota de Bogotá siete días


después de que es capturado. Relata que paso por muchos hechos
que se enmarcaron en violencia, tanto física como psicológica al
interior de la cárcel por el hecho de ser guerrillero. Relata que los
guardianes del INPEC que lo custodiaban, muchas veces actuaban
por intermedio de otras personas o de forma omisiva para causarle
daños a él y a otros guerrilleros:

La verdad fue indirectamente un trato bastante inhu-


mano, se cuidaban las autoridades, dentro de la cár-
cel se cuidaban de no hacer la cosa directamente ellos,
pero lo hacían de manera indirecta. Me ubicaban en
los patios donde hubiera más putrefacción para bus-
carles choque. Un día que le hice reclamo a un tenien-
te Santos, me dijo, hay una vieja política de la guerra
china que se llama matar con cuchillo ajeno, ese día
entendí el propósito de ellos con nosotros los guerrille-
ros en la cárcel, y era meternos en donde corriéramos
el riesgo de que en una pelea nos pudieran matar o nos
pudieran lesionar.

Señala que, en muchas de las remisiones para la realización de di-


ligencias judiciales, lo dejaban aguantando hambre durante todo el

181
Exposición de los Casos Representativos

Hechos día, “bueno en algunas ocasiones, en las remisiones uno aguanta-


ba hambre, ellos alegaban que no les daban plata para alimentar al
retenido en las remisiones. Salía uno y si no desayunaba en Bogo-
tá hasta que le dieran comida en Arauca, y de resto, aguantar uno
hambre y sed”.

Señala que en un principio fue enviado al patio de los paramilitares,


en donde recibía constantes maltratos verbales por éstos y también
por agentes del INPEC. Indica que en la cárcel le daban alimentos
en mal estado. Sospechaba que su comida y la de sus compañe-
ros era mezclada con algún tipo de sustancia que la descomponía,
“nosotros siempre quisimos hacerle pruebas a la comida, por unas
natas que le aparecían a la sopa, a la limonada, una descomposición
muy pronta de la comida, sospechábamos que a la comida le esta-
ban echando alcanfor […] dicen que escupían la comidas que iban
para patios de guerrilleros”.

Por otro lado, manifiesta que, en varias ocasiones le echaron gases


lacrimógenos sin justificación alguna, además que cuando hacían
las requisas les destrozaban todas sus pertenencias. Señala que no
se le va a olvidar que en una oportunidad los guardianes que hacían
las requisas utilizaron una de las camisas que le había regalado una
de sus hermanas en su cumpleaños para tapar el excremento del
perro que utilizaban para estas requisas. “En alguna ocasión recuer-
do, fue una de las cosas más humillantes que viví en la cárcel, una
camisa que me había regalado mi hermana para un cumpleaños,
me la había colocado una vez, cuando llegue a recoger lo que ha-
bían tirado, la encontré marcada con el rastro de una bota, cuando
la levante estaba tapando el excremento del perro que ellos utilizan
para las requisas, el perro hizo sus necesidades ahí y taparon con mi
camisa y una cobija, lo recuerdo, eso no se me va a olvidar nunca,
fue muy degradante”.

Señala que desde que estuvo privado de la libertad fue trasladado a


varias cárceles, al respecto indicó: “me trasladaron de la Picota a la
Dorada Caldas, ahí estuve un tiempo muy corto, luego a una cárcel
que se llama la Blanca en Manizales, luego en Ibagué, en una de
esas cárceles nuevas, después otra vez a la Dorada Caldas y de ahí al
Erón Picota en Bogotá”.

182
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos
La víctima resalta que varias veces en las visitas que le hacían sus fa-
miliares, los guardias del INPEC los trataban de forma humillante.
Señala que una vez le ocurrió a su hermana, y que en otra oportu-
nidad casi le dañan los dedos a su pequeño hijo de 3 años quien lo
visitaba y no quería dejarlo.

[…] varias veces una hermana mía, una señora ya de


bastante edad, llegaba llorando por la forma en como
la trataban. Una vez le botaron la comida en la entra-
da. A mí me encanta la pata de res, le había pedido
que me llevara eso, pero ella por no llevarme solamente
eso, preparó unos boca chicos grandes y me los llevaba,
le dijeron escoja cuál de los dos bota, le botaron los
boca chico y llegó llorando la viejita, aparte de que la
trataron muy mal, la trataron de vieja no sé qué, una
cosa tremenda […] tenía mi hijo muy pequeño, tenía
3 años, el niño muy apegado a mí, mi hermana me lo
llevó a visita y cuando se fueron a ir el niño se me pegó
a la pierna llorando, papá déjeme con usted, o vámo-
nos, entonces un guardián me lo despegó duro de la
mano, y no solo eso sino que cuando fue a salir el niño
se agarró del borde de la reja y el guardia jalo la puerta
duro y no tuvo en cuenta que el niño estaba agarrado a
la puerta y casi me le parte los deditos.

Igualmente, señala que en una oportunidad a su compañera la re-


tuvieron los guardianes del INPEC mientras ella intentaba visitarlo,
señalándola de guerrillera, la retuvieron por 3 horas y finalmente la
dejaron entrar.

Relata que había altos niveles de hacinamiento en el lugar donde


estuvo privado de la libertad, además que por parte de los guardia-
nes del INPEC recibía hostigamiento constante. Indica que nunca
dejaban que dos guerrilleros estuvieran en la misma celda, siempre
los mezclaban con paramilitares o con ladrones de la peor calaña,
querían tenerlos sometidos, pues señala que sucedía lo mismo con
sus compañeros:

183
Exposición de los Casos Representativos

Hechos
En los patios hay unos hacinamientos tremendos. En
las cárceles de alta seguridad que llaman, eso no es sino
el nombre, eso es más alto régimen que alta seguridad,
porque en la celda convivíamos de a dos internos. A
veces teníamos dificultad porque cuando había perso-
nal de custodia que eran algo jodidos, ellos buscaban
tenernos incomodos, metían a un guerrillero con un
paramilitar o a un ladrón a la celda para mortificarnos
la vida, nunca dejaban que viviéramos dos guerrilleros
en una celda, siempre buscaban la forma de tenernos
incomodos, tenernos hostigados […] En la Picota vieja
que llaman en Bogotá, eso es terrible, en una celda de
2 metros por 50 de largo con 1 metro con 80 de ancho
llegaban a meter cinco personas.

Resalta que cuando estuvo en la Picota veía que en los pasillos dor-
mían unas 25 personas, “a decir verdad, en los patios en donde es-
tuve, en las cárceles de alto régimen no duerme gente en pasillos, en
cárceles de mediana que llaman, eso es un desastre, en la Picota a
mí me tocó recién llegue ahí, ver aproximadamente en cada pasillo
como dormían unas 25, incluso en el patio en donde nos tenían se-
gún los acuerdos de paz, dormía cualquier cantidad de gente en los
pasillos, porque no cabía la gente dentro de las celdas”.

También manifiesta que cuando estuvo privado de la libertad en La


Dorada Caldas, les cortaban el agua hasta 8 días, en los que tenía
que soportar el fuerte olor de los baños. Asimismo, resalta que no
tenían espacios adecuados para recibir a sus familiares, y más cuan-
do se trataba de las visitas conyugales, pues en algunas ocasiones
les tocaba armar sus propios “cambuches”, o cuando estuvo en las
cárceles de máxima seguridad, las cuales tenían habitaciones espe-
ciales para las visitas conyugales, le tocaba estar con la pareja en
una habitación que era utilizada más de 6 veces en el día por otros
internos.

Señala que la atención en salud en los penales en los que estuvo


privado de la libertad era pésima. Indica que en ocasiones no había
médicos, no había ningún especialista y era un problema para que

184
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos lo sacaran a remisiones. También relata que vio a mucha gente mo-
rir por falta de atención médica.

Finalmente, señala que estuvo en un colectivo de prisioneros de


FARC-EP dentro de la cárcel y se encargaban de mantener los pa-
tios fuera del alcance de las bandas criminales que extorsionaban a
los internos. No obstante, señala que debido a dicha organización
colectiva recibían hostigamientos constantes por parte de la guar-
dia del INPEC: “en respuesta a eso ellos nos pegaban esas requisas,
nos llegaban de madrugada, a media noche, a las nueve de la noche,
a la hora que fuera, nos desbarataban todo y lo tiraban al piso, una
cosa humillante, cosas que uno no quiere recordar”.

Modus
Operandi 1. La víctima fue constantemente hostigada por guardia-
nes del INPEC.
2. En muchas ocasiones recibió malos tratos verbales y fí-
sicos por los guardianes del INPEC; le hicieron muchas
requisas, le llegaron a lanzar gases lacrimógenos sin jus-
tificación alguna, trataron mal a su hermana, a su com-
pañera y a su hijo.
3. Le suministraban comida en mal estado, putrefacta, cru-
da o mezclada con alguna sustancia. En ocasiones no le
dieron comida en las remisiones.
4. Lo ubicaron en una celda con un paramilitar y con un
ladrón para mantenerlo sometido.
5. Fue trasladado por varias cárceles del país, más de 7
veces.
6. En los lugares donde estuvo privado de la libertad había
altos índices de hacinamiento, la atención en salud era
precaria y las condiciones como el agua o los servicios
sanitarios eran degradantes.

185
Exposición de los Casos Representativos

Caso Nº 12 / Víctima 12

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los


Tortura La Uribe / Meta
Internacional Hechos

Fecha de los
22 de julio de 2012 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos La víctima señala que fue capturado en un bombardeo. Relata que


el bombardeo fue a las 11 de la noche y es ahí cuando resulta herido
por una esquirla que le afectó la “parte del tobillo hacia abajo, en la
planta del pie, una esquirla me perforó de lado a lado, no fue más el
daño”. Doce horas después del bombardeo fue capturado por dos
soldados, al respecto señalo lo siguiente: “no, no pude caminar, por-
que con eso se veía los tendones y los dedos, todo eso destruido, en
ese momento estaba en el agua, me salía mucha sangre, me estaba
desangrando, yo logre salir como unos 100 metros, subiendo loma
[…] cuando el ejército hace un registro un soldado me encuentra,
entonces en ese momento había otro soldado, de una vez dijo que
tocaba matarlo, que era un guerrillo”. Sin embargo, un guerrillero
que venía detrás le dijo que no lo podían matar porque estaba heri-
do, por eso se salvó de la muerte.

Después de esto, cuando estaban esperando el helicóptero para ser


trasladado le empezaron a hacer ofrecimiento de desmovilizarse, de
entregarle dinero por la información, de darle beneficios, cuando
llego el helicóptero fue trasladado al Hospital de Villavicencio.

Señala que allí estaba custodiado por la policía, SIJIN, Ejército y fue
atendido por el personal médico del Hospital. Cuando despertó al
día siguiente, tenía todas las curaciones, le habían puesto sangre y

186
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos estaba en muy buenas condiciones, en el pie tenía puesto un tutor,


por lo que creyó que se iba a recuperar rápido. Así pasaron tres días.
Él ejercito llegaba a interrogarlo sobre sus mandos, caletas de dine-
ro, y le ofrecían beneficios, menciona que le ofrecieron 150 millo-
nes y una casa. Ante la negativa, le hacían amenazas, que se podriría
en la cárcel, señala que: “yo recuerdo a uno de la SIJIN, me dijo que,
porque yo no daba información, que yo era una cagalera, que me
iba a podrir en la cárcel, que yo era un hijueputa a la carrera, que yo
no daba información. No les colaboraba y eso a ellos como que les
enojaba, que yo no les diera información”.

Indica que después de cuatro días le dijeron que le iban a reali-


zar una operación en el pie, pero no le informaron sobre el tipo de
intervención. Lo llevan al quirófano, lo duermen y por la noche
cuando se despierta se da cuenta que le habían amputado parte de
su pierna.

Lo que recuerdo es que me desvisten y me duermen


por completo y me llevan al quirófano, uno sin saber
nada, quien lo oriente a uno, pues yo dije a la de Dios.
Me llevaron y me despierto como a las ocho de la no-
che, y cuando me veo sin el pie, la verdad me dio duro,
¿Por qué no me dijeron? ¿Por qué no me reconstruían
el pie? No tenía como esa explicación. Yo me pregunta-
ba ¿por qué me quitaron el pie?, si la esquirla fue abajo,
bien abajo, en la planta del pie, fue una perforación.
Me desperté y no había nadie, ni un enfermero, nada,
hay me comienza el dolor […] en ese momento no hice
nada, solamente me lagrimearon los ojos al verme así,
ya sin el pie y pensé cosas, o sea ¿por qué motivo me
tenían que quitar el pie? Tenían que decirme algo o fir-
mar algún papel, o firme por esto y esto, no tengo esa
explicación del porqué. Lo que sí recuerdo, supues-
tamente ahí en ese hospital, el frente 53 captura a un
enfermero, supuestamente yo era quien lo tenía rete-
nido, yo logro escuchar eso, entonces me dicen, usted
era el que tenía al médico tal, yo dije no, la verdad no,
yo nunca estuve por allá, entonces yo a veces supongo
o pienso que, como venganza me hacen eso.

187
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Señala que siguió recibiendo la visita de las autoridades quienes le


insinuaban que colaborara con información, le insistían mucho en
los beneficios que recibiría, para que diera información sobre sus
mandos, caletas y civiles colaboradores de las FARC-EP. Solo pudo
reunirse con un abogado cuando llegó a la Cárcel de Villavicencio.

Modus 1. La víctima fue capturada en el 2012 en un bombardeo.


Operandi Producto de la acción militar resulta herido por una es-
quirla que se le incrusta en un pie. La víctima fue captu-
rada casi agonizando.
2. En el momento de la captura recibió malos tratos por
parte de los soldados, recibió insultos acompañados de
amenazas, entre otras, que se iba a podrir en la cárcel.
3. Le realizaron varios interrogatorios para obtener infor-
mación sobre sus mandos, sus compañeros, material de
intendencia y dinero. Los interrogatorios se acompaña-
ban de propuestas para la víctima de carácter económi-
co y de protección. Señala que le ofrecieron 150 millones
y una casa.
4. Posteriormente es trasladado en un helicóptero hacia el
Hospital. Menciona que recibió atención médica y que
se sintió mucho mejor.
5. Al cuarto día de estar en el Hospital, le mencionaron que
le iban a realizar una operación en el pie, pero, nunca le
dijeron que tipo de operación era. Lo condujeron al qui-
rófano, lo sedaron y cuando se levantó, horas después, se
dio cuenta que le habían amputado el pie.
6. Señala que nunca fue informado del objetivo de la ci-
rugía, indica que este hecho se realizó como venganza
por parte del Estado, puesto que escuchó que lo estaban
relacionando con una retención a un médico, de la cual
el no había participado.

188
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 12

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los Cárcel de
crueles,
Internacional Hechos Villavicencio
inhumanos o
degradantes

Fecha de los
2012 al 2015 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos Señala que después de estar hospitalizado fue trasladado a la Cárcel


de Villavicencio, allí ingresó al colectivo de prisioneros políticos de
las FARC-EP que había dentro del penal, indica que estaba dentro
del patio Santander, “eso era un patio pequeño, reducido, en ese
patio habitaban más o menos ochocientas personas, eso era muy
lleno, cantidad de gente, tanto guerrilleros, personas del común,
paramilitares, elenos uno que otro, pero ahí estaban”.

Además de esto, señala que vivía en unas condiciones precarias, la


alimentación era mala y atención en salud no había.

Eso lo que era alimentación, la salud, eso en la cárcel


no hay nada, la alimentación es una alimentación pé-
sima, que no tiene presencia de nada, porque es una
alimentación que un pobre en la calle come mejor que
uno en la cárcel […] eso a veces daban un arroz simple,
un arroz crudo, una carne sorocha ahí, una carne a ve-
ces casi dañada, los caldos, no eso era un agua ahí que,
era como decir hacerle comida a los marranos, algo
así, una comida pésima, pésima, uno comía ya era por
hambre, para sostenerse uno, no era una comida agra-
dable, siempre se pelea es por eso, en la cárcel la pelea
es por alimentación, la salud que es una salud pésima,

189
Exposición de los Casos Representativos

Hechos
allá a usted lo atienden cuando se les dé la gana y si
hay medicina pues bien, si no aguantar y si es posible
se muere.

Indica que con el colectivo de prisioneros de FARC-EP hacían huel-


gas de hambre para exigir el cumplimiento a sus derechos huma-
nos, por lo que en muchas ocasiones llegaron a recibir represalias
y malos tratos, así mismo, señala que en muchas ocasiones el Co-
mando de Reacción Inmediata (GRI) entraba a las celdas a hacer
las famosas “rascadas”, estas pesquisas y requisas a cada una de las
celdas donde les dañaban todo, los colchones, la ropa, los libros, los
implementos de aseo, etc. Indica que, a él lo empujaban estando en
condiciones de discapacidad y a muchos les dieron garrote cuando
hacían estas pesquisas. De igual forma, afirma que en varias ocasio-
nes recibió gaseadas por parte del INPEC dentro de la celda.

Igualmente, señala que vio en muchas ocasiones como sus compa-


ñeros del colectivo recibían malos tratos verbales por su condición
de guerrilleros por parte de la guardia del INPEC que los asediaba.

Modus 1. Luego de pasar por hospitalización, es trasladado a la


Operandi Cárcel de Villavicencio. Allí ingresó al Colectivo de Pri-
sioneros Políticos de las FARC-EP.
2. Señala que en su patio había hacinamiento.
3. No había prestación del servicio de salud en prisión, el
mismo era casi nulo.
4. Le servían la comida cruda, en mal estado y a deshoras.
5. El INPEC, por medio del CRI, cometía abusos haciendo
uso desmedido de la fuerza. Les realizaban constantes
requisas donde les dañaban todos sus objetos personales
y eran fuertemente golpeados.
6. Indica que por las actividades que realizaba el colecti-
vo de prisioneros de FARC-EP, frente a la exigencia de
respetar los derechos humanos, recibían retaliaciones o
enfrentamientos con la guardia.

190
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 13 / Víctima 13

Durante La Captura

Vereda de Peñas
Ilícito Lugar de los Blancas de
Tortura
Internacional Hechos Cabrera, Pueblo Viejo-
Cundinamarca

Fecha de los 10 y 11 de octubre


Responsable [Reservado]
Hechos de 2011

Hechos La víctima manifiesta que el 10 de octubre de 2011 se iba desplazan-


do con una compañera de la organización desde Pueblo Viejo hacia
la vereda Peñas Blancas, municipio de Cabrera en el departamento
de Cundinamarca. Llevaba una tula pequeña con ropa, pan y radios
de comunicación. Al cruzar un potrero el ejercito salió por detrás y
los encañonaron. Él tenía fiel conocimiento que lo iban a capturar
dado que tenía en su poder radios y códigos de comunicación. Los
hicieron sentar al lado de un palo y les comunicaron que los iban
a requisar. Él le lanza una bolsa de pan en la cara a un soldado, ra-
zón por la cual se tiraron al piso pensando que era una granada, él
aprovecha la circunstancia y sale corriendo. Los soldados inmedia-
tamente desenfundan sus armas y comienzan a dispararle indiscri-
minadamente. En medio de la ráfaga logra escaparse.

Según el entrevistado, como a 15 minutos, otro grupo del GAULA


lo para y él sale corriendo nuevamente. Tras varios disparos, una
bala alcanza a impactar su pierna izquierda saliendo por el lado de
la rodilla.

191
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Herido, logra camuflarse en la montaña desde aproximadamente la


1:00 de la tarde hasta las 5:30 de la tarde. A esa hora salió de lugar
en que se hallaba, cogió un palo para poder sostenerse, pero no
pudo del dolor. Tenía encalambrada la pierna y tuvo que arrastrase
por más de doce horas, atravesando potreros, quebradas, rastrojos
y montañas, todo esto en las horas de la noche.

Manifiesta que, sobre las seis de la mañana del día 11 de octubre de


2011 sale en rastras cerca de una casa de unos viejos que le llama-
ban “Los Abuelos”. Llevaba la pierna morada desde la ingle hasta la
punta de los dedos, hinchada y con mucho dolor. Cuando la señora
de la casa lo vio le dice que se vaya ya que los soldados estaban a 200
metros. Le advirtió que tuviera precaución ya que el día anterior
habían ido a revisar su casa.

Él le pide a la señora que lo ayude y que lo meta a la pieza, que alza-


ra las tablas del piso y que lo escondieran ahí. Los dueños de la casa
acceden a lo solicitado.

Los soldados llegan a la casa y preguntan si había pasado gente;


entran a la habitación donde él estaba escondido y duran alrededor
de cuarenta minutos viendo televisión. Luego salen y se ubican en
la mata del monte, a unos 200 metros de la casa. La señora aprove-
cha y lo saca para darle una pastilla, lo alimenta y le hace baños con
agua tibia en la pierna. Luego lo esconden nuevamente debajo de
las tablas y le comunican que tienen que ausentarse, que no salga
del suelo ya que podría ser descubierto. El dolor era tan intenso que
tuvo que salir para descansar en la cama.

El día 12 de octubre los soldados llegan nuevamente a la casa y se


están alrededor de una hora rondando el predio. Él no puede escon-
derse debajo de las tablas dado el dolor de la pierna. Los soldados
entran a la casa y lo observan durmiendo. La víctima manifiesta que
sentía mucho miedo de que lo capturaran o lo mataran. Él se arropa
y se hace el dormido, los soldados le alzan la cobija y lo saludan de
buena forma. Le solicitan que salga de la pieza. Él les manifiesta que
no puede salir dado que se encuentra herido. Inmediatamente los
soldados saltan y lo encañonan, le dicen “quieto gran hijueputa, no

192
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos se mueva, entregue el fusil, usted es el que están buscando”, él res-


ponde afirmativamente.

Un soldado enfermero les sugiere a los otros dos que no lo golpeen


y que lo saquen para aplicarle medicina. Al salir había alrededor
de 30 soldados, todos encañonándolo. El enfermero le aplica una
inyección y suero en el brazo derecho. Los otros soldados llaman
por radio y comienzan a salir agentes del GAULA de las montañas
aledañas.

El entrevistado manifiesta que llegó un “teniente barrigón”, dejó el


fusil y le puso la mano en el hombro, y en repetidas ocasiones le
preguntaba si él era la persona a la que ellos estaban buscando. El
teniente le solicita que les colabore, dado que se tiene fiel conoci-
miento de quien es él y que necesitaban que les ayudara a captu-
rar a “Leiver”. Le dicen que entregue información y armamento. El
teniente le manifiesta que puede adquirir beneficios y podría salir
muy bien librado, que a él y a su familia se les iba a brindar protec-
ción y una vida en el exterior.

Ante estas propuestas, él le manifiesta al teniente que él es un viejo


guerrillero y que, si lo quería matar, que lo hiciera, que él prefería
morirse, dado que no tenía nada que decir y no daría información
al enemigo, que tenía muy clara sus convicciones y su lucha revolu-
cionaria. El teniente en reiteradas ocasiones le pide que colabore y
finalmente le manifiesta que está “muy bien preparado gran hijue-
puta por el Mono”.

El teniente llama a tres soldados y ordena que lo amarren a un árbol


en la mitad del patio. El teniente sigue persuadiéndolo para que le
colaborara, le reitera que si brinda información lo suelta, pero él
manifiesta que no tiene nada que decir.

Horas más tarde, los soldados le preparan una hamaca con cobijas
para transportarlo. Cuando llegan al puente de Peñas Blancas, al
borde de la carretera pavimentada, ya había como 6 camiones del
ejército, GAULA, Fiscalía y CTI, lo botan al piso y retiran a la gente;
unos capitanes del Ejercito le ponen 3 cámaras en la cara. En eso

193
Exposición de los Casos Representativos

Hechos llegan 5 coroneles y mandos del Ejército, lo tratan amablemente y le


solicitan que colabore con la justicia; nuevamente le preguntan por
un tal “Leiver”. Él les dice que sabe dónde está Leiver, pero que, si lo
querían capturar que lo buscaran, ya que él no les iba a decir nada,
que él era un guerrillero con convicciones claras. Inmediatamente
el coronel ordena retirar las cámaras.

Un coronel manifiesta que ya no hay nada con este hijueputa, y que


después de que lo subieran a la ambulancia se iba a podrir en la cár-
cel. Finalmente lo suben a la ambulancia y lo trasladan al Hospital
de Cabrera.

Modus 1. La víctima fue capturada el 10 de octubre de 2011 en el


Operandi marco de un desplazamiento de Pueblo Viejo a la vereda
Peñas Blancas de Cabrera Cundinamarca.
2. La víctima logró evadir una primera captura que se rea-
lizó por parte del GAULA. Manifestó que fue herido y se
resguardó en una casa cerca.
3. Posteriormente, los agentes del Estado logran ubicarlo y
capturarlo herido. En ese momento más de 30 soldados
lo encañonaron.
4. Luego de esto, se acercó un teniente que le solicitó infor-
mación sobre mandos, dinero, caletas etc. Le ofreció una
serie de beneficios a cambio de esta información.
5. La víctima fue sometida a interrogatorio con la finalidad
de obtener información sobre estructuras, ubicación
de personas con rol o mando dentro de la organización
guerrillera FARC-EP, indumentaria, armas, etc.
6. Ante la negativa a brindar información, es trasladado al
Hospital de Cabrera. En este lugar también recibe visita
por parte de diversos agentes del Estado con tal de ha-
cerlo entregar información sobre mandos, dinero, etc.
7. El 12 de octubre es trasladado al Hospital de Fusagasugá.
Durante su estancia es custodiado por miembros de la
Policía Nacional.

194
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 8. Posteriormente, recibe la visita de su abogado que se


Operandi da cuenta que desde el día de la captura no ha recibido
vestido y ha permanecido en calzoncillos. El abogado le
entregó unas mudas de ropa.
9. Luego de la primera audiencia, nuevamente es interro-
gado. Esta vez entra una mujer que lo aduló y le ofre-
ció múltiples beneficios. Al darse cuenta de que era un
nuevo mecanismo de interrogatorio decidió guardar
silencio.

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 13

Cárcel Nacional La
Ilícito Lugar de los
Tortura Modelo / Bogotá
Internacional Hechos

Fecha de los
Desde 2011 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos La víctima llega en silla de ruedas a la Cárcel La Modelo en Bogotá,


debido a la lesión que tenía en su pierna. Era la primera vez que
estaba en la ciudad, narra que lo sorprendió el tráfico y la cantidad
de gente. También era la primera vez en la cárcel, por lo cual no
sabía cómo sortear las situaciones. Llega a las cinco de la tarde y es
conducido al primer piso de la cárcel al patio de máxima seguridad.
Cuando llega allí, es despojado de la silla de ruedas por parte de la
guardia del INPEC, señala que lo dejaron tirado en el piso y le toca-
ba arrastrase por todo el lugar.

195
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Posterior a esto fue trasladado a la Cárcel COMEB La Picota de


Bogotá, donde siguió arrastrándose por el patio donde fue ingresa-
do, ya que el INPEC no le proporcionó unas muletas ni una silla de
rueda para poder desplazarse.

Narra que contribuyó con la organización de colectivo de prisio-


neros políticos dentro de la Cárcel La Picota. Manifiesta que con
el INPEC la relación siempre fue de choque. Manifiesta también
que por el hecho de ser guerrilleros y estar organizados, recibieron
muchas golpizas por parte de la guardia.

Modus 1. La víctima es conducida a la cárcel La Modelo (Bogotá).


Operandi Ingresa al penal en silla de ruedas. No obstante, una vez
llegan al patio, lo despojan de la silla de ruedas y lo dejan
tendido en el piso.
2. El patio al cual lo ingresaron tenía presencia paramili-
tar por lo cual, la víctima temió por su vida en varias
ocasiones.
3. Posteriormente es conducido a la cárcel COMEB (Pi-
cota). Allí se encontró con compañeros de la guerrilla
quienes le colaboraron de manera solidaria con sus ne-
cesidades, entre ellas, unas muletas, puesto que antes le
tocaba trasladarse gateando de un lugar al otro.
4. Como en varios casos, el servicio médico en prisión era
restringido.
5. Por último, la víctima mencionó que fue sometido a
fuertes golpizas y requisas de su celda por el hecho de
ser guerrillero.

196
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 14 / Víctima 14

Durante La Captura

Ilícito Lugar de los


Tortura Corinto / Cauca
Internacional Hechos

Fecha de los 8 de agosto de


Responsable [Reservado]
Hechos 2001

Hechos La víctima narra que tuvo que cumplir una tarea para la organiza-
ción, y en virtud de esta no podían salir al pueblo. El compañero
con el cual se encontraba decidió salir con el hijo que tenían en
común. Estando en la galería del pueblo, el 5 de agosto de 2001, la
policía lo capturó junto con el menor de nueve años. Narra la entre-
vistada que, tiempo después su compañero le contó que lo trataron
de manera humillante, lo golpearon delante del hijo, lo tuvieron con
un chorro de agua todo el día y toda la noche. Narra además que,
los policías le dijeron que se iban a llevar también al menor porque
ella tenía que aparecer “¡esa perra tiene que aparecer por medio del
hijo!”.

Se llevaron al niño y lo retuvieron tres días en un calabozo de la


policía. En dicho lugar lo pusieron a dormir en el suelo. Al menor le
hicieron interrogatorios, le dijeron que lo iban a llevar a audiencia
y lo amenazaron para que dijera todo lo que supiera de su madre. A
raíz de esta coacción al menor, la entrevistada acude a la alcaldía y
la captura la policía. Ella iba bajando las escaleras, el alcalde le hace
señas de que se suba; él tenía escoltas de la policía, entonces, relata,

197
Exposición de los Casos Representativos

Hechos que no supo si fue él que la entregó o la policía que se dio cuenta
que ella se encontraba en las instalaciones de la institución. Ella fue
a esconderse a un baño, pero allí la aprehendieron.

Narra que luego de la captura, la conducen a un calabozo; poste-


riormente arriban miembros del Ejército Nacional que ejercen
tratos humillantes y displicentes con la víctima. Menciona que se
refieren a ella como “¡esta perra!”, sacan los fusiles, los desactivan
en señal clara de querer descargar la munición del arma contra ella.
Narra la entrevistada que, ella responde a las amenazas diciendo
que si querían matarla lo hicieran de una vez. Refiere, además, que
quien lideraba estos actos contra ella era una Coronel del Ejército
que, además la escupía. Manifiesta la entrevistada que, el Coronel
que ejerció los vejámenes sobre ella, era conocido en la región por
trabajar en conjunto con grupos armados denominados paramilita-
res, por lo cual, su odio hacía ella era mucho más evidente.

Manifiesta que ella se defendía de los ataques, que la amenaza a su


vida era tan grave que la policía nunca facilitó la llave de la celda
al Ejercito y que, si bien intentaban golpearla por entre la reja, ella
lograba resguardarse, sin embargo, sí lograron golpearla con el fusil
por entre la reja, en el estómago y otras partes. Manifiesta que los
miembros del Ejercito estaban ofendidos porque ellos trabajaban
con las autodefensas, además que tenían una ambición por los gue-
rrilleros, puesto que en la zona pagaban quinientos mil pesos por
un guerrillero y setecientos mil por un miliciano. Señala que sentía
temor puesto que, en el momento que la Policía decidiera abrir la
reja y dar entrada a su celda al Ejercito, ella podría ser violada o
golpeada hasta la muerte.

Después de la captura, refiere que no vuelve a saber nada de su hijo


hasta que ya estuvo en la cárcel. Señala que lo último que supo fue
que su hijo estaba bajo el cuidado de la mamá del alcalde. Señala
que su familia se dio cuenta de la captura por medio de las noticias.
Sus dos hijos quedaron desamparados por un lapso considerable.
Refiere que estuvo en el calabozo por cinco días. Manifiesta que su
abogada, al estar enterada de la situación del hijo, tuvo conocimien-
to de la captura de manera rápida. Manifiesta que fue interrogada
sin presencia de su abogada por parte de la policía y del ejército.

198
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Asimismo, llamaron medios de comunicación, le ponían las cáma-


ras en la cara y la humillaban mientras ella trataba de cubrirse. Re-
fiere que la amarraron con el fin de realizar la entrevista. Dice que
pusieron en frente una mesa con una gran cantidad de armas que
ella desconocía y jamás había usado. Ella refiere que no fue captu-
rada con armas, pero que les estaban atribuyendo la posesión de
fusiles, pistolas y granadas.

Claramente señala que utilizaron a su hijo como medio o método


de tortura, y que por esa razón fue por la cual la capturaron. A su
hijo lo mantuvieron privado de la libertad y decían abiertamente
que hasta que no apareciera no lo soltarían. La entrevistada mani-
fiesta que no sabe que le dirían a su hijo en concreto puesto que no
pudo hablar con él de manera inmediata. Manifiesta que cuando
pudo hablar con él sobre el tema, su hijo ya tenía 17 años; en esa
ocasión dice que su hijo lloraba, se atribuía la culpa de la captura y
privación de la libertad de su madre, trauma que aún en la actuali-
dad no ha superado.

Modus 1. La víctima fue capturada en el año 2001.


Operandi 2. Debido a una tarea que debió asumir junto con otros
compañeros, no debía salir al pueblo. No obstante, su
compañero decidió salir al pueblo razón por la cual es
capturado junto con el menor hijo (9 años) que tenían
en común. En la captura, sometieron a fuertes golpizas
y humillaciones al hombre, todo en presencia de su hijo.
3. Al menor lo retuvieron ilegalmente durante tres días
con el fin de lograr la captura de la entrevistada. Du-
rante toda la retención ilegal el niño fue puesto a dor-
mir en el suelo. Adicionalmente, lo sometieron a fuertes
interrogatorios.
4. A raíz de esta situación, la víctima acude a la alcaldía del
pueblo y allí es capturada por la Policía.
5. La víctima refirió que no fue capturada con armas,
pero que la acusaron de posesión de fusiles, pistolas y
granadas.

199
Exposición de los Casos Representativos

Modus 6. En su captura, los agentes del Estado realizaron amena-


Operandi zas por medio de armas. Sacaron los fusiles y los desac-
tivaron en señal clara de querer descargar la munición
del arma contra ella. Manifiesta que ella se defendía de
los ataques.
7. Quien se encargó de realizar la tortura fue el Ejército Na-
cional. Señaló incluso que la amenaza contra su vida era
tan grave que la policía nunca facilitó la llave de la celda
al Ejército y que, si bien intentaban golpearla por entre
la reja, ella lograba resguardarse. Ahora bien, sí lograron
golpearla con el fusil por entre la reja, en el estómago y
otras partes.
8. Realizaron un primer interrogatorio para obtener infor-
mación sobre sus mandos, sus compañeros, material de
intendencia, dinero, acompañado de propuestas para la
víctima de carácter económico y de protección para ella
y su familia.
9. Ante la negativa de contestar las preguntas del primer
interrogatorio, los captores proceden a realizar un se-
gundo interrogatorio más severo, más drástico, acompa-
ñado de maltrato verbal y de amenazas para la víctima.
Manifiesta que fue interrogada sin presencia de su abo-
gada por parte de agentes de la Policía Nacional y del
Ejército Nacional.
10. Posteriormente se realizó una presentación irregular a
medios de comunicación; llamaron a medios de comu-
nicación que le ponían las cámaras en la cara, ella trata-
ba de cubrirse y la trataban mal. Refiere que la amarra-
ron con el fin de realizar la entrevista. Dice que pusieron
en frente una mesa con una gran cantidad de armas que
ella desconocía y jamás había usado.
11. Le endilgaron la posesión de elementos probatorios, ar-
mas y demás cuya procedencia desconocía.

200
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante La Privación De La Libertad / Víctima 14

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los Cárcel Buen
crueles,
Internacional Hechos Pastor Cali
inhumanos o
degradantes

Fecha de los
Desde 2011 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos Después de pasar alrededor de cinco días en el calabozo de la po-


licía sufriendo amenazas y tratos violentos verbales y físicos por
parte del Ejercito, la víctima es conducida a la cárcel el Buen Pastor
de Cali.

Relata que sentía miedo al ingresar a la cárcel. Los policías le decían


que la iban a violar las lesbianas. Cuando llega a la cárcel la ingresan
a una celda, la registran y le asignan el patio según como lo orga-
nizaban las directivas de la cárcel. Ingresa al patio 3 y relata que
la dragoneante del INPEC la presenta diciendo “¡miren ahí llegó
carne fresca!”.

Manifiesta que, al ingresar a prisión ella sufría del colón y la aten-


ción en ese sentido era deficiente, puesto que los medicamentos
eran entregados a medias. Narra que la única forma de conseguir
atención era a través de tutelas y derechos de petición. Lo anterior
en virtud del colectivo de prisioneras políticos que se constituyó en
dicha cárcel. Respecto de la alimentación menciona que el rumor
era que le echaban alcanfor “para que a uno no le diera calentura”.
Manifiesta que la comida del INPEC era pésima, y como empezó
a trabajar en la cárcel, reunía plata y se procuraba la comida com-
prando en las chazas que había al interior de la cárcel.

201
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Relata que al interior de la cárcel se presentaban muchas irregula-


ridades en el trato a las prisioneras políticas, como por ejemplo en
el tema de las visitas, que se propasaban con los familiares, pero
también, cuando las prisioneras debían salir eran fuertemente re-
quisadas, vulnerando su dignidad humana. Respecto a los útiles de
aseo, refiere que se los daba el INPEC cada 4 meses pero que era
insuficiente, pues les daban un rollo de papel higiénico, un paquete
de toallas higiénicas, una barra pequeña de jabón y unas papeletas
de champú.

Narra además que con frecuencia se daban los procesos denomina-


dos “rascadas”, que son requisas en donde se usa la fuerza de mane-
ra desbordada. Narra que:

Lo cogen a uno, le requisan todo, después de esta tem-


porada del 2005 ya no le tocaban a uno las partes ínti-
mas, sino que es con el garrote, le pasan a uno el garrote
por la vagina, por los senos, todo esto así, le revuelcan a
uno la ropa, unos se suben encima de la ropa, nosotros
peleábamos por eso, les decíamos que nosotros mere-
cíamos respeto para que no se empuercara la ropa, se
pasaba por encima de la ropa y le tocaba a uno otra
vez lavarla. Los útiles de aseo los revolcaban, los da-
ñaban, otras veces se perdían las cosas, entonces sobre
eso peleábamos mucho. Lo anterior pasaba en el patio
de prisioneras políticas […] uno tiene sus cositas bien
organizadas, organizarlas otra vez, volver a tener que
lavar la ropa, muchas veces en medio de esas rascadas
se perdían los útiles de aseo, los revolvían con las otras,
entonces uno ya que iba a pelar por eso, y dolor por-
que es humillante, usted tener sus cositas y que llegue
alguien, eso es humillante, eso es muy duro.

Menciona además que en las ocasiones que salió de prisión para ir


a las audiencias, se presentaron hechos irregulares. En una oportu-
nidad la juez tuvo que suspender la audiencia puesto que llegaron
dos tipos que la señalaban y hablaban en secreto, posteriormente
se supo que estas dos personas eran familiares de una persona que
había sido víctima de FARC-EP.

202
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos La entrevistada hace una breve mención a su segunda experiencia


privada de la libertad en el Batallón de Popayán. Se dio por que se
entregó por orden de sus mandos con el fin de resguardar la vida de
sus hijos. En esta ocasión manifiesta que un sargento intentó abusar
de ella, ya que la llamó y le sugirió que tuvieran relaciones sexuales
de manera intimidante. Ella cuenta que se negó rotundamente y le
dijo que por ser guerrillera no era de libre acceso, así que, con sus
compañeras interpelaron de manera fuerte al militar y lo hicieron
desistir de sus pretensiones. Narra además que el militar se encon-
traba embriagado.

Refiere que, en la primera privación de la libertad, su hija fue a vi-


sitarla y recibió un trato degradante por parte de la guardia. Narra
que a su hija menor le metieron la mano en la vagina, le tocaron
todo su cuerpo, razón por la cual la niña entró llorando a la visita.
Refiere que después de esto casi ningún familiar se atrevía a ir a
visitarla.

Narra que en Cali el nivel de hacinamiento era muy alto. En un


patio de 80 o 90 personas se sobrepasaba la capacidad. Dormían en
el suelo, se tropezaban unas con otras, etc. En términos de acceso
a servicios sanitarios, manifiesta que, los mismos siempre estaban
sucios y que eran tres baños para más o menos 130 personas. Ma-
nifiesta que en la cárcel solo había un médico. En Cali tuvo trata-
miento psicológico porque quería quitarse la vida, tuvo el acompa-
ñamiento por 6 años, pero dice que no tuvo un impacto positivo
real en ella.

Modus 1. La víctima fue sometida a condiciones insalubres en su


Operandi celda. En un patio de 80 o 90 personas se sobrepasaba
la capacidad. Dormían en el suelo, se tropezaban unas
con otras, etc.
2. En términos de acceso a servicios sanitarios, manifestó
que estos siempre estaban sucios y que eran tres baños
para más o menos 130 personas.
3. Manifestó que, al ingresar a prisión, ella sufría del colon
y que la atención en ese sentido era deficiente puesto que
los medicamentos eran entregados a medias. Narra que

203
Exposición de los Casos Representativos

Modus la única forma de conseguir atención era por medio de


Operandi tutelas y derechos de petición.
4. Además, señaló que la comida del INPEC era pésima,
por lo cual, ella empezó a trabajar en la cárcel y reunir
plata y se procuraba la comida comprando en las chazas
que había al interior de la prisión.
5. Adicionalmente, fue objeto de requisas haciendo uso
indebido de la fuerza. En oportunidades la guardia des-
trozaba todas sus pertenencias, a través de actos humi-
llantes como pisar su ropa, cama o dañar sus objetos de
uso personal.
6. Refirió que, en la primera privación de la libertad, su
hija fue a visitarla y recibió un trato degradante por par-
te de la guardia. Narró que a su hija menor le metieron la
mano en la vagina, le tocaron todo su cuerpo, razón por
la cual la niña entró llorando a la visita. Refirió que des-
pués de esto casi ningún familiar se atrevía a ir a visitarla
7. Relató que sentía miedo al ingresar a la cárcel. Los poli-
cías le decían que la iban a violar las lesbianas. Cuando
llegó a la cárcel la ingresaron a una celda, la registraron
y le asignaron el patio según como lo organizaban las
directivas de la cárcel. Ingresó al patio 3. Relató que la
dragoneante del INPEC la presenta diciendo “miren ahí
llegó carne fresca”.
8. Manifiesta que un sargento intentó abusar de ella, ya que
la llamó y le sugirió que tuvieran relaciones sexuales de
manera intimidante. No obstante, ella haciendo uso de
su propia fuerza logró evitar la situación.

204
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Caso Nº 15 / Víctima 15

Durante La Captura

Área de Pasca,
Tortura y otros
Arbeláez, San
tratos o penas
Ilícito Lugar de los Bernardo, San Juan de
crueles,
Internacional Hechos Sumapaz, Vereda Santa
inhumanos o
Lucia, en
degradantes
Cundinamarca.

Fecha de los 23 de octubre de


Responsable [Reservado]
Hechos 2005

Hechos La víctima señala que el domingo 23 de octubre de 2005, se encon-


traba con su pequeña hija de siete años en la vereda Santa Lucía
(Cundinamarca) celebrando el cumpleaños de su pareja sentimen-
tal. Su pareja le informa que debe asistir una reunión con unos
universitarios, y a las ocho de la mañana se desplaza para cumplir
la cita.

A las once y veinte de la mañana él le informa vía telefónica que se


encuentra mal. “El salió a las ocho de la mañana, a las once y veinte,
casi siendo las once de la mañana me llama y me dice que estaba
mal. Él me comunica y me dice: ¡me jodieron, estoy mal!”.

Según la víctima, la DIJIN llevaba quince días realizando opera-


tivos en la vereda Santa Lucia. Al momento en que su compañero
y otros dos guerrilleros llegan a cumplir la cita con los supuestos
universitarios, son atacados indiscriminadamente por los miem-
bros de la DIJIN. En el operativo muere uno de los guerrilleros. Su
compañero es impactado por un proyectil que le causa una grave

205
Exposición de los Casos Representativos

Hechos herida en el codo. La víctima afirma que, siendo las doce y cuarenta
(12:40MD) su compañero llega mal herido a la casa donde ella es-
taba ubicada con su hija. “llega a la casa en donde estábamos con la
niña, pero ya había perdido muchísima sangre y el estaba entrado
en shock anafiláctico, ya el cuerpo se hizo pesado, ya casi no podía
moverlo […] La niña estaba traumatizada con todo lo que estaba
viendo, cuando cinco minutos después de que empezaron los he-
licópteros a dar vueltas, llegaron miembros de la DIJIN con fusil”.

Mientras ella lavaba la ropa ensangrentada de su compañero, la DI-


JIN entran de un solo golpe y le preguntan quién mas se encontraba
en la casa. Ella responde que estaba sola. Según la víctima, eran al-
rededor de 10 miembros de la DIJIN los que ingresan a la casa. “Sa-
can a XXX, lo cogieron como si fuera animal, lo sacan y la reacción
mía fue decirle, oiga ese muchacho esta desarmado, no tiene nada,
la reacción de ellos fue encañonarlo”. La DIJIN procede a llevarse a
la niña a una casa cercana. “La DIJIN se la lleva, más angustia me
dio porque no sabía que podía pasar con mi niña, fue la angustia
más terrible”.

Su compañero herido es sacado a rastras hacia un patio interno de


la casa, posteriormente los agentes de la DIJIN proceden a golpear-
lo e insultarlo mientras a ella la tienen encañonada con un fusil,
mientras presencia los actos cometidos contra su pareja. “Es que
le decían: ¡guerrillero hijueputa, gonorrea, porque esta vez si no se
nos escapa! A él le dan unas patadas y frente a la casa había otro
pastalito y había un jardín, y nos sacan a ese pastalito de la casa y
comienzan a golpearlo a él, a mi me encañonan, me ponen el fusil,
la trompetilla del fusil en la nuca”.

La víctima relata que comenzó a gritar para que los vecinos y la


gente que pasaba cerca se enterara de lo que estaba ocurriendo. Un
miembro de la DIJIN, al ver que la gente se había dado cuenta, la
agarra del cabello y le dice: “¡[a] esta gonorrea ya no le podemos
hacer nada! Refiriéndose a mí. Envolvió mi cabello en la mano y me
levanto y me dijo: ¡vamos para donde está su hija! pero yo a mi hija
no la veía y me dio muchísima angustia”.

206
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos La víctima relata que mientras su compañero se encontraba tirado


en el suelo, los agentes de la DIJIN le propinaron fuertes golpes con
las botas punta de acero.

Afirma que, tras la cantidad de golpes recibidos, era posible que él


estuviese reventado por dentro antes de ser asesinado: “uo sé que
cuando a él le pegaron el rafagazo, él estaba ya muerto, porque la
cantidad de golpes que recibió con esas botas punta de acero, yo
creo que él ya estaba reventado. Él recibió demasiados golpes estan-
do en el suelo, le daban una patada, lo levantaban y así, como él iba
cayendo nuevamente al suelo lo recibían con la otra”.

Mientras su compañero es golpeado indiscriminadamente, los


miembros de la DIJIN aíslan a su hija en una tomatera en donde es
interrogada por más de cuarenta minutos, “a mi hija se la llevaron
para una tomatera, me angustié, dije me la van a matar, la van a
desaparecer, me dio de todo, me dio muchísima angustia. En medio
de mi angustia yo creo que la tuvieron más de una hora allá metida
en la tomatera”.

Posterior a estos hechos, la entrevistada afirma que ve salir a su hija


de la tomatera con una actitud bastante tranquila. Luego un miem-
bro de la DIJN la agarra a ella y la arrastra hacia la misma tomatera
donde es interrogada. “Yo dije, aquí me mataron, la angustia era
doble, porque mi hija se iba a quedar sola, me interrogaron”. En el
interrogatorio le preguntan si sabía quién era él, le preguntan que
por qué había auxiliado y atendido a un guerrillero. Ella responde
que actuó de esa manera por humanidad, que si hubiese sido algu-
no de ellos también lo hubiese hecho de la misma manera.

Indica que estuvo varias horas siendo interrogada por los agentes de
la DIJIN, y que alrededor de las cinco de la tarde, fue liberada. Afir-
ma que la dejan ir gracias a su hija, ya que los agentes de la DIJIN le
habían preguntado a la niña si conocía a la persona que estaba en la
casa, es decir a su padre, y la niña les manifestó que no lo conocía,
por esta razón, los agentes de la DIJIN argumentaron que, al ser una
niña y al estar bajo una situación de presión no podría mentir, y que
por tanto las dejaban ir. Le retuvieron los documentos y un dinero

207
Exposición de los Casos Representativos

Hechos que su compañero, recién asesinado indiscriminadamente por la


DIJIN, le había dado para bautizar a su hija, sin embargo, señala
que, “se quedaron con mis papeles, yo salí sin mis papeles y XXX
me había dado un millón setecientos para que le hiciera el bautismo
a la niña. Él tenía otra plata en un cangurito que él cargaba, eso se
desapareció, todo eso se lo llevaron y a mí me dejaron con lo de los
pasajes, no me quede con nada más, se llevaron el resto de lo que
él tenía. A las cinco de la tarde me dicen, por su hija la dejamos ir,
porque un niño bajo presión no decía mentiras”.

Modus 1. El día 23 de octubre de 2005, a raíz de un engaño, el


Operandi compañero de la víctima fue supuestamente a entrevis-
tarse con unos estudiantes.
2. La víctima, recibió una llamada por parte de su compa-
ñero en la cual le comentó que se encontraba muy mal.
3. La víctima fue a su encuentro y lo sacó a rastras herido y
desarmado del lugar en donde se encontraba.
4. Lo ubica en su casa y cierra la misma. En ese momento
irrumpe la DIJIN y saca a su compañero herido.
5. La Dijin aisló a la hija menor de la víctima, para ser inte-
rrogada sin la presencia de ninguno de sus padres.
6. La víctima es encañonada mientras la DIJIN golpea a su
pareja, le ponen la trompetilla del fusil en la nuca.
7. Mientras son encañonados, la víctima afirma que en una
tienda retienen el paso de las personas; ella empieza a
gritar que se encuentra en ese lugar con su hija, cuestión
que, llama la atención de la gente. Uno de los sujetos de
la DIJIN la toma por el cabello, la levanta y le dice con
palabras soeces que a ella ya no le va a poder hacer nada.
8. Los agentes del Estado golpean de manera excesiva a su
pareja antes de ser “rafageado”. La víctima afirma que es
posible que antes de que le disparen el pudiese ya estar
muerto por la cantidad de golpes que recibió.
9. La víctima fue aislada para ser interrogada, preguntán-
dole si sabía quién era su pareja. Ella afirmó que no sabía
quién era esta persona. Le preguntaron por qué auxilió
a un guerrillero.

208
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 10. A las cinco de la tarde un funcionario de la DIJIN en-


Operandi cargado del área de derechos humanos habló con la víc-
tima, le afirmó que la dejarían ir gracias a su hija, argu-
mentando que un niño bajo una situación de presión no
dice mentiras.

Caso Nº 16 / Víctima 16

Durante La Captura

Cárcel Nacional la
Tortura y otros
Modelo de Bogotá
tratos o penas
Ilícito Lugar de los (2011-2012).
crueles,
Internacional Hechos Cárcel COMEB La
inhumanos o
Picota ERON
degradantes
(2012-2016).

Fecha de los
Entre 2011 y 2016 Responsable [Reservado]
Hechos

Hechos El entrevistado relata que al llegar a la cárcel La Modelo en la ciudad


de Bogotá es recibido por un paramilitar quien le informa al direc-
tor del establecimiento que él es un guerrillero y que por lo tanto
tiene que estar en un patio en donde no hubiese paramilitares. “A
mí me recibe un paramilitar el día que llego a la modelo, lo primero
que me pregunta el director es que, yo qué era, yo la verdad le dije
que era guerrillero, que tenía que estar en una parte en donde no
hubiera paramilitares, y fue exactamente a donde el me tiró, porque
a mí me recibe un paramilitar en la cárcel”.

Por otro lado, señala que al llegar al patio de los paramilitares se


identifica como un ladrón para pasar desapercibido, a pesar de esto,

209
Exposición de los Casos Representativos

Hechos al día siguiente el paramilitar que dirige el patio ya tenía conoci-


miento de que era un guerrillero. “Yo llego al patio de los parami-
litares, me le identifico a él, pero como un ladrón… [p]ero al otro
día él ya sabía que yo era guerrillero, entonces eso significa que fue
la misma guardia quien informó, porque él no tenía por qué saber
que yo era guerrillero”.

EL entrevistado menciona que su odisea empezó con el tratamiento


médico que tenía que realizarse. “ya ahí comienza el dilema en la
cárcel, la pelea, la lucha para mi tratamiento, porque ahí comenzó
el problema de salud, llegar a una cárcel en donde la higiene, la ali-
mentación, el trato, la dormida es totalmente inhumano”.

Señala que, a los ocho meses de haber entrado a la cárcel, sufrió una
recaída en materia de salud por la falta de atención médica, afirma
que casi se le pudre el pie por falta de antibiótico, por falta de trata-
miento. “Yo tenía que estar saliendo cada quince días, por mucho,
a los tratamientos, y la primera vez que me sacó el INPEC a mí fue
más o menos a los tres meses”.

Señala el entrevistado que su tratamiento se vio bastante afectado


debido a la negligencia médica. “más o menos después de los tres
meses, porque inclusive debido a eso, yo tenía un alargamiento de
hueso y el hueso se torció, se torció porque pues no hubo suficiente
control. Cuando ellos me capturan a mí, yo estaba recién operado,
tenía que estar en control cada quince días. Comenzó esa lucha para
que me sacaran, porque tampoco me querían sacar, ya se rebotaron
todos los patios y por intermedio de todos los patios me ayudaron”.

Menciona que este tipo de conductas por parte del INPEC se debían
a su pertenencia directa a la organización de las FARC-EP, mencio-
na que inclusive la misma guardia afirmaba que esa era la razón.
“Que nosotros éramos los que habíamos llegado a armar el desor-
den en la cárcel, que por eso estaban perdiendo plata, entonces uno
sabía directamente que era por eso, y otro de los argumentos que
ellos tenían era que, porque me iba a volar. Eran los argumentos que
ellos utilizaban, eso de real no tenía nada”.

210
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Narra el entrevistado la manera en que se realizaban las remisiones


médicas por parte del INPEC, comenta que en un principio era in-
formado con ocho días de antelación a la remisión, ya después le
decían un día antes, y ya al final le decían el mismo día que llegaban
los grupos especiales CORES y GRI para poder ser trasladado a las
remisiones. Afirma el entrevistado que la razón de emplear a estos
dos grupos para trasladarlo fuera del penal era, “supuestamente por
el perfil, porque allá lo catalogan a uno de perfiles, como de tres
clases de perfiles, y el perfil más alto en la cárcel era ser guerrillero,
[…] porque ni a los paramilitares ni nada de eso se les tenía en ese
perfil, entonces era muy difícil, demasiado, las salidas era una for-
ma muy dura, porque cuando uno llegaba al hospital le decían a la
gente, quítese de acá porque aquí viene un terrorista”.

El entrevistado indica que recibía malos tratos en la cárcel por parte


del CORES, del GRI y de la guardia, igualmente señala que, las po-
cas veces que era llevado a remisiones era señalado como terrorista
frente a los transeúntes en los centros hospitalarios. “Que cuidado
porque llevaban un terrorista, que se alejara todo el mundo. Enton-
ces son como formas que no se deben de utilizar normal, llevaban a
alguien que necesitaba un tratamiento y no era más, entonces eran
como las formas. Otros que para que van a llevar a ese hijueputa
guerrillero, muchas cosas, por lo menos recién llegado yo a la cárcel
la misma guardia decía, bueno y a este hijueputa porque no lo lo-
graría matar el ejército en vez de traerlo a acá”.

Estando en la Modelo a finales del año 2012, y a causa de la falta de


atención médica y la falta de continuidad en el tratamiento, sufre
una fractura en el fémur que le venían alargando. Él informa a la
guardia, sin embargo, la guardia del INPEC le señala que no tenían
nada que hacer, que él solo había sufrido un desgarre. Al día si-
guiente la pierna le amanece muy rígida, señala que ese día no hubo
forma de llevarlo al médico del penal, porque no había médico ese
día. Al segundo día después de la fractura y con la pierna hinchada
lo ve el médico general de la cárcel, le dice que no tiene fractura,
que tuvo un desgarre, pero él sabía que tenía el fémur fracturado,
el entrevistado comenta que, “en la mañana fue el médico y dijo
que no, que era algún desgarre que tenía, yo sabía que era fractura
porque el tutor que yo tenía ya me volteaba el pie, sabía que era

211
Exposición de los Casos Representativos

Hechos fractura, ellos decían que no era fractura. Por intermedio de amigos
que estaban ahí en el dispensario en la cárcel logré conseguir mor-
fina, yo mismo me aplicaba morfina”.

Al sexto día de haber sufrido la fractura lo vuelven a valorar, ya


se encontraba en un estado muy lamentable, cuenta que lo atien-
den precariamente y le dicen que mire cómo logra conseguir que le
den la remisión. Se logra comunicar con sus familiares y empiezan
a realizar plantones. A la cárcel entra una delegación de derechos
humanos y la Cruz Roja, a pesar de estos intentos dura 28 días con
el fémur fracturado dentro de la cárcel sin recibir atención, los me-
dicamentos que recibió no le fueron suministrados por el INPEC,
si no por intermedio de la Cruz Roja y la esposa de La víctima. “No
fue tanto el que me dieron, fue más el que me entró derechos huma-
nos, la cruz roja y mi esposa, mi esposa me entró mucha morfina.
En la cárcel con diez mil pesos usted entra lo que quiera, entonces
mi esposa no la pudo entrar, le pagó a una muchacha para que la
entrara y así fue que la pudimos entrar, porque como sabían que
ella venía a visitarme, era lógico que no la iban a dejar entrar nada”.

Después de 28 días de lucha, logra que el INPEC lo lleve a remisión.


Indica que sus compañeros del colectivo de prisioneros políticos
se cocieron la boca para lograr que lo sacaran a atención médica.
Indica que cuando lo estaban sacando en camilla a la ambulancia lo
dejan caer, lo tumban, de igual forma afirma que, “uno durar casi
un mes con un fémur partido sin atención, eso es una física tortura”.

Afirma que lo dejan hospitalizado tres días, a pesar de que el mé-


dico había dado una hospitalización de ocho días, sin embargo, el
INPEC no lo permite, argumentando que tenía que ser remitido
para la cárcel y que allá lo atenderían otros médicos. Tuvieron que
darle de alta. Estando hospitalizado le dan un tratamiento para des-
inflamar el pie, antibióticos para la infección (ya que tenía todo el
pie infectado) y morfina para el dolor. Al tercer día de estar hospi-
talizado le dan de alta, la pierna fue entablillada, a los ochos días lo
remiten para operación de tubo intramedular que va de la cintura
hasta el pie.

212
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Señala que, por todas las batallas internas que se dieron contra el
INPEC de la Cárcel La Modelo, el director decide trasladarlo para
la Cárcel ERON Picota de Bogotá. Sucedió lo mismo después de la
operación, tenía que estar en control cada ocho días, sin embargo,
pasaron cinco meses para que tuviera el primer control. En relación
al traslado cuenta que:, “cuatro días después de la operación, un
día en la modelo y al otro día me echaron para Eron Picota. Me
trasladaron para allá y me trasladaron por la pelea que venía dando
en cuanto a todos los derechos que tenemos como prisioneros, me
trasladaron por eso y porque me cargaban ya en la mala, no querían
que estuviera ahí, porque estaba organizando muchas cosas […]
llego a Erón y a los siete días de estar operado me sacaron porque se
me infectó la operación”.

Estando en ERON Picota señala que la herida se le infecta durante


el procedimiento que le realizaron. Fue remitido a un hospital cerca
a Tunjuelito en donde fue hospitalizado ya que su estado era muy
grave, tenía muy infectada la pierna. Al tercer día de estar hospitali-
zado lo remiten a la cárcel nuevamente y cuatro meses después tuvo
nuevamente control.

En ERON Picota afirma que pasó por actos de violencia física y


psicológica. En un inconveniente con un preso que hirió a dos
guardias, el INPEC toma medidas agresivas contra los presos, los
golpean, les propinan choques eléctricos, se paran sobre las cabezas
de los internos, así las cosas, relata que él también fue empujado y lo
tumban al piso, lo golpean muy fuerte y se lastima la pierna, de ahí
en adelante tuvo muchos problemas con la pierna.

En cuanto a violencia psicológica, el entrevistado menciona que,


dentro de la cárcel, en el Patio 13 en el cual se encontraba, tuvo que
ser conducido al patio 15 del penal, el paramilitar que manejaba el
patio amenaza con matarlo si no lo sacan del patio. La guardia llega
una noche y es trasladado al patio 15. “La guardia llegó y me sacó
del patio, que me tenía que ir del patio, entonces en pocas palabras
el mismo INPEC se prestó para que hubiese el desplazamiento, por-
que si la gente estaba peleando para que yo me quedara y se salieran
los paras, entonces porque el INPEC se presta para todas esas clases
de desmanes en la cárcel”.

213
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Estando privado de la libertad muere su madre y su hijo. El INPEC


no le permite salir a despedir a su madre ni adelantar el traslado del
cuerpo de su hijo a Contratación - Santander, al respecto la víctima
señala que, “no pude ir a ver a mi madre cuando murió, no me lo
permitió el INPEC porque decían que era que me iban a llevar para
el patio de la guerrilla, no me permitió tampoco ver a mi hijo cuan-
do murió, estaba en la prisión, les dije que mi hijo había muerto y
que necesitaba ver como lo movía de donde el murió para llevarlo
a mi pueblo, tampoco me lo permitieron, por eso digo que no son
físicas si no psicológicas, son torturas psicológicas”.

Indica que el INPEC expresaba que no le permitían las salidas por


ser guerrillero. Como consecuencia de la falta de remisiones por
parte del INPEC para que pudiese continuar con el tratamiento de
alargamiento de fémur, el tratamiento fue suspendido. Los seis años
que duro la en la cárcel, no le fueron permitidas las remisiones que
necesitaba para su tratamiento quincenal.

Modus 1. La víctima es recluida del año 2011 al 2016.


Operandi 2. La víctima fue recluida en el patio dirigido por parami-
litares en la Cárcel La Modelo.
3. Durante su privación de la libertad no le realizaron una
atención integral en salud, en valoración médica y en su-
ministro de medicamentos.
4. De igual forma, la falta de higiene al interior del penal
desmejoró y puso en estado crítico su salud a causa de
las infecciones que, además no eran tratadas por parte
del personal encargado.
5. No le eran permitidas las remisiones para llevar a cabo el
tratamiento de alargamiento de fémur, solamente en po-
cas ocasiones le fue permitido por la presión al interior
de la cárcel por parte de sus compañeros y organizacio-
nes de DDHH.
6. Los grupos especiales del INPEC, denominados CORES
y GRI, en las pocas remisiones que le hicieron lo trata-
ban de forma despectiva y humillante frente a las demás
personas.

214
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 7. Le interrumpieron los procedimientos médicos que de-


Operandi bían hacerle, tampoco le permitieron que adelantaran
procedimientos médicos como la hospitalización reco-
mendada, ni la continuidad del tratamiento.
8. Fue trasladado del centro penitenciario de la cárcel Mo-
delo a la Cárcel COMEB La Picota ERON. El traslado se
produjo por las diferentes movilizaciones que la víctima
y su grupo de prisioneros políticos llevaba a cabo en la
cárcel.
9. Le negaron a la víctima la posibilidad de asistir al sepelio
de sus familiares, madre e hijo.

Caso Nº 17 / Víctima 17

Durante La Captura

Tortura y otros
tratos o penas
Ilícito Lugar de los
crueles, Bogotá
Internacional Hechos
inhumanos o
degradantes

Fecha de los
16 de abril de 2003 Responsable [Reservado]
Hechos

215
Exposición de los Casos Representativos

Hechos Señala el entrevistado que fue capturado el día 16 de abril de 2003.


Esto debido a la información entregada por un informante que te-
nía la tarea de obtener recursos económicos para la organización.
Señala que el compañero que lo entregó, lo reconocía como un ex-
plosivista importante dentro de la estructura a la cual pertenecían.

Indica que, el día de su captura se dirigía en carro, junto a su esposa


e hijo a una visita médica, cuando fue interceptado por un operati-
vo policial de gran magnitud. Manifiesta que era un operativo ilegal
ya que nadie se identificó al momento de la captura, y que incluso,
hubo roces de los captores con otros policiales de la zona. Indica
que el operativo fue realizado por “el Rime cinco, la inteligencia mi-
litar de la Décimo Tercera Brigada de la Quinta División, el GAU-
LA de la policía y el CTI”.

Señala que los vecinos, al ver que un grupo de gente armada en


carros y motos estaban amedrentando a una familia dentro de un
carro, los cuales estaban con un bebé pidiendo auxilio, generó la
alarma en la comunidad y la gente se aglutinó alrededor de ellos.

Como la captura se realizó de manera ilegal, hubo una confusión


entre los policías encubiertos que lo cercaron y los policías de la
zona, tanto así, que entre ellos mismos se apuntaban con las armas.
Indica que luego de su captura es conducido por el CTI, inicialmen-
te, al CAI más cercano del lugar de los hechos sin ninguna orden de
captura. Manifiesta que:

No existía orden de captura, de hecho, la orden de cap-


tura se produce veintisiete horas después de mi deten-
ción y eso logramos demostrarlo en el proceso durante
el juicio, que había sido una captura totalmente ilegal,
que no había plena identidad, que no había orden judi-
cial, que los derechos del capturado y la orden de cap-
tura se produjeron posteriores a la detención de ma-
nera fraudulenta. Finalmente se viene el tipo del CTI
y me llevan en mí mismo carro escoltado por CTI a
la décimo tercera brigada. Por el camino a mí me di-
cen que vamos para la Fiscalía a que yo ponga la de-
nuncia por el atropello por el que acabo de ser víctima.

216
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Hechos Yo noto que todo eso es una tontada, yo entiendo que


estoy es cogido.

Posterior a estos hechos, el entrevistado señala que cuando pudo


hablar con su esposa en la cárcel, ella le contó que el sargento del
CAI del barrio donde lo capturaron, la llama y le dice:

Venga muchacha póngase las pilas, usted se dio cuenta


de la dimensión del operativo…le muestra la minuta
del CAI y le dijo, mire yo no sé si ese muchacho no es
culpable o no de lo que están diciendo, pero lo que sí se
es que como están haciendo las cosas, así no es. Abrió
la minuta y le mostró. Dijo, si un gato hay que bajarlo
de un árbol en el barrio esa novedad queda escrita en
la minuta. Si un niño se calló del columpio en el par-
que, esa novedad queda escrita, si un señor le pega a
la esposa en la casa en este barrio esa novedad queda
escrita. Todo, absolutamente todo lo que pasa en el ba-
rrio queda registrado en la minuta de las novedades del
CAI. Mire la minuta, ¡no hay nada! Yo recibí una orden
superior de no dejar ningún registro en lo que acababa
de pasar en este barrio con su esposo, a ese muchacho
lo van a desaparecer, entonces muévase antes de que
maten a ese muchacho.

Señala que su familia le contó que lo daban por muerto, porque a


cuanta cárcel o guarnición militar iban a preguntarlo, siempre lo
negaban y negaban los operativos de captura, incluso cuando sus
familiares se presentaban a averiguar por él, donde estuvo retenido
ilegalmente, recibieron negativas sobre su existencia o pasó por allí.
Luego de cinco o seis horas lo llevan para un pabellón, “me acuerdo
en ese momento que el general de la quinta división, era el general
Reinaldo Castellanos, él personalmente viene a verme la cara y a
verificar la captura”.

Señala que lo meten a un calabozo blindado con guardias adentro y


cada hora y media se escuchaban las puertas, eran tres puertas blin-
dadas para ingresar al calabozo. Indica que los policías del GAULA
les pedían a los guardias del ejército que lo estaban custodiando

217
Exposición de los Casos Representativos

Hechos que se salieran. Al momento de estos salirse, procedían a golpearlo,


amenazaban con matarle el hijo y la mujer, y utilizaban la presión
psicológica que los dejaba en evidencia de su desespero por lograr
un positivo.

Mandaron unos grupos, unos analistas a perfilarme,


entonces conversaban un tiempo conmigo […] llega-
ban y me pegaban por ejemplo con la mano abierta, sin
los puños, sino que me pegaban en la cara con la mano
abierta […]con mucha rabia, ni la del Rime cinco me
golpeó, ni el ejercito que me cuidaba, ni el CTI, era el
GAULA de la policía […] yo recuerdo que el que me
pegaba se jalaba el pelo, o sea él me pegaba y se cogía la
cabeza – hijueputa porque no lo pudimos matar – por
eso yo tengo claro que mi captura era absolutamente
ilegal y que el objetivo no era judicializarme si no des-
aparecerme”.

No me matan por que llega un momento en el que


quedo es a disposición de militares que no estaban dis-
puestos a contestar con actos ilegales, porque si hubiese
sido por inteligencia militar y el GAULA de la policía,
ellos querían era matarme, dicho por ellos mismos […]
entonces a mi finalmente me legalizan, me judicializan,
y como a las siete y media de la noche me dan mi dere-
cho a la llamada y me sacan, me dan hora de sol, ya me
dan alimentación.

Modus 1. La víctima es capturada el 16 de abril de 2013.


Operandi 2. La captura de la víctima se realizó sin orden judicial en
operativo en conjunto entre el Rimes Cinco, el GAULA
de la policía y el CTI.
3. La víctima es conducida al CAI más cercano a su captu-
ra, donde no dejan registro ni apuntes sobre la misma.
4. Es conducido a instalaciones militares bajo engaños so-
bre su captura.

218
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Modus 5. Durante su detención en la guarnición militar de la Dé-


Operandi cimo Tercera Brigada de la Quinta División del Ejérci-
to Nacional es negada la información a sus familiares,
quienes emprendieron su búsqueda.
6. La víctima fue golpeada e interrogada por parte del
GAULA de la Policía Nacional para lograr información
sobre sus compañeros y comandantes en la insurgencia.
7. Es amenazado y extorsionado por parte del GAULA de
la Policía Nacional con que algo le pasaría a su familia si
él no colaboraba con la justicia.

219
220
CAPÍTULO III.
PATRONES DE
MACROCRIMINALIDAD

MARCO NORMATIVO SOBRE PATRONES


DE MACROCRIMINALIDAD
Patrones de Macrocriminalidad

1. MARCO NORMATIVO SOBRE PATRONES


DE MACROCRIMINALIDAD

E
l concepto de patrón de macrocriminalidad fue empleado por primera
vez en Colombia en los procesos de Justicia y Paz. El concepto se acuñó
debido al fracaso de los modelos de investigación caso a caso que eran
empleados por parte de la Fiscalía General de la Nación para la investigación y
juzgamiento del tipo de conductas y de sujetos que corresponden a ese mecanis-
mo de transición. Es así como, por medio de la ley 1592 de 2012, se introdujeron
notables cambios en la metodología de investigación de la Fiscalía, con acciones
para: i) reducir el número de audiencias; ii) precisar las causales de exclusión; iii)
incluir a quienes se desmovilizaron después del 2005; iv) circunscribir metodo-
logías de investigación sobre contextos de los fenómenos donde se desarrollaron
los patrones de macrocriminalidad y; v) aplicar la figura de la sentencia antici-
pada para el cierre masivo de los procesos judiciales1.

De acuerdo con el Centro Internacional para la Justicia Transicional, el cuarto


punto: “Favorecer el uso de metodologías de investigación que incluyeran un
análisis de contexto en el que se desarrollaron fenómenos de macrocriminali-
dad.” presentó uno de los mayores retos: el de “definir una estrategia de inves-
tigación y juzgamiento para organizar los casos de acuerdo con los patrones de
conducta…”2.

1- ICTJ. El enfoque de macrocriminalidad en el proceso penal de Justicia y Paz – Lecciones para la


Jurisdicción Especial para la Paz. Mayo 2019. (pág. 4.).
2-  Ibíd. Página 4

222
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Los ajustes al proceso de Justicia y Paz se plantearon con el objeto de compren-


der mejor los hechos, identificar las estructuras responsables, y, con ello, enfocar
la persecución penal a los máximos responsables de ejecutar o controlar las ca-
denas de los crímenes cometidos3.

La FGN también adoptó el concepto de “contexto” como elemento central de las


investigaciones, ya que ofrecía aspectos importantes de tiempo, circunstancias
de planificación y ejecución delictiva y sus nexos con agentes del Estado.

Respecto a la noción de “patrón”, la Directiva 001 de octubre 4 de 2012 seña-


ló que era el “Conjunto de actividades, medios logísticos, de comunicación y
modus operandi delictivo, desarrollados en un área y periodo de tiempo deter-
minados, de los cuales se pueden extraer conclusiones respecto a los diversos
niveles de mando y control de la organización criminal. Su determinación ayuda
a establecer el grado de responsabilidad penal de sus integrantes y hace parte
fundamental de la construcción del “contexto.” Sobre el contexto la directiva
aseveró que:

es un marco de referencia contentivo de aspectos esenciales acerca


de elementos de orden geográfico, político, económico, histórico
y social, en el cual se han perpetrado delitos por parte de grupos
criminales, incluidos aquellos en los que servidores públicos y par-
ticulares colaboran con aquellos (...) un contexto debe comprender
una descripción de la estrategia de la organización delictiva, sus di-
námicas regionales, aspectos logístico esenciales, redes de comuni-
caciones y mantenimiento de redes de apoyo4.

Un año después de expedida la Ley 975 de 2012, el Gobierno Nacional emitió el


Decreto Reglamentario 3011 del 2013, que finalmente, reúne algunos elemen-
tos de la definición aportada en la directiva. Asumiendo una nueva, pero más
robusta definición de “patrón de macrocriminalidad”. El decreto termina por
definirlo así:

Patrón de macrocriminalidad: es el conjunto de actividades crimi-


nales, prácticas y modos de actuación criminal que se desarrollan
de manera repetida en un determinado territorio y durante un pe-
riodo de tiempo determinado, de los cuales se pueden deducir los

3- Ibíd.
4-  Ibíd. Página 9

223
Patrones de Macrocriminalidad

elementos esenciales de las políticas y planes implementados por


el grupo armado organizado al margen de la ley responsables de
los mismos. La identificación del patrón de macrocriminalidad
permite concentrar los esfuerzos de investigación en los máximos
responsables del desarrollo o realización de un plan criminal y con-
tribuye a develar la estructura y modus operandi del grupo armado
organizado al margen de la ley, así como las relaciones que hicieron
posible su operación.

La identificación del patrón de macrocriminalidad debe buscar el


adecuado esclarecimiento de la verdad sobre lo ocurrido en el mar-
co del conflicto armado interno, así como determinar el grado de
responsabilidad de los integrantes del grupo armado al margen de
la ley y de sus colaboradores”5.

El decreto también agregó los elementos para la investigación y juzgamiento


que se deben tener en cuenta: “el contexto, la gravedad y representatividad de
los hechos, el grado de afectación a los distintos bienes jurídicos, el grado de
responsabilidad del presunto responsable y la configuración de un patrón de
macrocriminalidad”6.

Finalmente, la Sala de Justicia y Paz del Tribunal de Bogotá, hizo su propia de-
finición de las características de “patrón”: debe contar con las fuentes de infor-
mación y las herramientas de procesamiento de datos; se debe poder identificar
circunstancias de tiempo modo y lugar; deben dar cuenta de una actuación a
nivel de estructuras o sistemas sociales; deben usarse herramientas cualitativas
y cuantitativas7.

Con base en estas elaboraciones normativas, el presente informe se centrará en


explicar los patrones de macrocriminalidad identificados desde el modelo in-
ductivo de investigación.

2. PATRONES DE MACROCRIMINALIDAD IDENTIFICADOS

Como se abordó en la parte del contexto histórico, el Estado colombiano con-


solidó una estrategia antisubversiva soterrada que se centró en la lógica de la

5-  Ibíd. Página 13.


6-  Ibíd. Página 11.
7-  Ibíd. Página 28.

224
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

eliminación del “enemigo interno” por medio de la combinación del sistema


penal y la Fuerza Pública que operaba de distintas formas, pero con el mismo
fin. La derrota del enemigo interno a través de un sistema que tiene matices
que navegan entre la legalidad y la ilegalidad, se caracterizó por su dureza y la
restricción de los derechos fundamentales de aquellos que fueron perseguidos,
capturados, judicializados y/o condenados por presuntamente hacer parte de
grupos subversivos o de colaborar con ellos.

Igualmente, la aplicación de diferentes prácticas de tortura y otros tratos o penas


crueles, inhumanos o degradantes como método para desarticular, desmantelar
y eliminar a la insurgencia y/o como método de castigo o venganza por su con-
dición de guerrilleros.

En este orden de ideas, se ha logrado identificar dos patrones de macrocrimi-


nalidad a partir de los casos documentados, de acuerdo con los modus operandi
empleados por los agentes del Estado contra los integrantes de las FARC-EP: du-
rante la captura y/o posteriormente, durante la privación de la libertad. Dichos
patrones responden a diferentes fines y dinámicas que se produjeron en el mar-
co del conflicto armado, como la obtención de información para “neutralizar”
y derrotar al enemigo en materia de estrategia militar y el castigo o represalias
ejercidas con miras a someter y deteriorar al enemigo por el hecho de ser su
adversario.

En la ejecución de estos patrones participaron diferentes instituciones del Es-


tado, como la Policía Nacional, SIJIN, DIJIN, Ejército Nacional, INPEC, entre
otras entidades que ya han desaparecido como el DAS y el F2, con tareas y roles
específicos, formas de operar y lugares prestablecidos para llevar a cabo las con-
ductas criminales.

Estos patrones comparten la forma en que utilizan la tortura y otros tratos o pe-
nas crueles, inhumanos o degradantes como principal método para llegar a los
fines perseguidos. Los patrones de macrocriminalidad identificados son:

i. La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes ejer-


cidos en la captura contra guerrilleros integrantes de las FARC-EP, (a) como
método para obtener información, con la finalidad de lograr una ventaja
militar o (b) como método de castigo o venganza.

ii. La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes ejer-


cidos en la privación de la libertad contra guerrilleros integrantes de las

225
Patrones de Macrocriminalidad

FARC-EP, como método de castigo por su condición insurgente o venganza


por hechos relacionados con el conflicto armado, en donde hubo participa-
ción de FARC-EP contra agentes del Estado.

A continuación, se explican los patrones señalados según los modus operandi


empleados por los victimarios al momento de la captura y durante la privación
de la libertad de combatientes integrantes de las FARC-EP.

3. Descripción de los patrones

i.) La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degra-


dantes ejercidos en la captura contra guerrilleros integrantes
de las FARC-EP, como método para obtener información,
con la finalidad de lograr una ventaja militar o como método
de castigo o venganza.

Frente a este particular modo de operar por parte de los entes estatales, encon-
tramos en las entrevistas que las víctimas fueron sometidas a largos interrogato-
rios, los cuales, por lo general, eran acompañados de acciones violentas que les
causaban algún tipo de dolor o sufrimiento físico y/o psicológico como método
para obtener información. Algunas de las víctimas fueron capturadas en estado
de indefensión y con heridas de guerra causadas durante los enfrentamientos
con la Fuerza Pública, por lo que sus lesiones se convertían en la principal forma
de sometimiento, usándolas para causarles dolor o amenazarlas con la privación
de la atención médica para agravar su situación y así alcanzar los fines propues-
tos por los victimarios.

Por otro lado, las víctimas manifiestan que fueron capturadas de forma irregular
y transportadas a sitios desolados o a instalaciones de la Fuerza Pública donde
los sometían a largos interrogatorios con el propósito de obtener información
referente al paradero de sus comandantes, compañeros o sitios donde se en-
contraban las personas retenidas por la insurgencia. Igualmente, para obtener
información respecto a la ubicación de caletas de dinero, explosivos, entre otros
elementos de guerra.

A continuación, se expone la secuencia de conductas que incluye las formas de


operar/acciones que se repiten en los casos objeto del presente informe:

226
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Sustracción de la víctima del amparo de la ley,


de sus familiares u organismos de Derechos humanos

La forma de operar de la Fuerza Pública consistía en sustraer a la víctima de


cualquier forma de comunicación con el mundo exterior, así como del amparo
de las autoridades públicas no comprometidas con los hechos. Al ser llevados
a instalaciones de las respectivas instituciones del Estado, los funcionarios ne-
gaban a los familiares, amigos y organismos humanitarios, como la Cruz Roja,
su presencia. Negaban que los tenían en su poder, entre otras cosas, para que
desistieran de su búsqueda. Estos hechos pueden enmarcarse en el crimen de
desaparición forzada.

Por lo regular, en el traslado del sitio de la captura al sitio del interrogatorio las
víctimas eran vendadas en sus ojos o encapuchadas, con el objetivo de que no
pudieran ver hacia qué sitios eran conducidas, pero también con el fin de gene-
rar zozobra y temor en los capturados. Durante el recorrido, muchas veces eran
golpeados, humillados e incluso sometidos a algún tratamiento inhumano. Al
respecto, una de las víctimas manifestó que fue introducida en el baúl de un ca-
rro con una capucha en la cabeza, la cual le había sido envuelta con cinta, dicho
procedimiento le produjo asfixia durante el recorrido.

Otra de las víctimas manifestó que fue transportada en una hamaca por parte de
los militares que la capturaron, ya que no se podía mover por las heridas recibi-
das en combate. Durante el transcurso de la caminata, constantemente era de-
jada caer para que se lastimara las heridas, además, le era manipulada la herida
de forma violenta para causarle intensos dolores. Otra de las víctimas manifestó
que durante su captura fue encapuchada y golpeada por el camino, amenazada
de muerte con el fin de que colaborara entregando información relevante que
comprometiera a las FARC-EP.

De igual forma, dos de los casos representativos (documentados en las fichas)


coinciden en que las víctimas fueron capturadas en territorio extranjero –en este
caso, Venezuela- y, de forma irregular e ilegal, fueron trasladados a territorio co-
lombiano. La constante en estas acciones consiste en que, durante el traslado al
territorio considerado seguro por los captores –esto es, territorio colombiano-,
eran sometidas a tortura y a tratos crueles o inhumanos. Ello se identifica en la
forma como fueron trasladadas, por ejemplo, en el baúl de un vehículo con la
cara envuelta y con cinta que les impedía respirar bien, o arrastradas en medio
de la selva, con heridas y sufriendo maltratos verbales y golpes constantes.

227
Patrones de Macrocriminalidad

Como se mencionó, posterior al recorrido, la víctima era llevada a un sitio con-


siderado seguro por los captores para proceder a realizar el interrogatorio sin la
injerencia de ningún agente externo que pudiera comprometerlos. Según este
procedimiento relatado por las víctimas, se puede afirmar que dichas instalacio-
nes funcionaban como centros de tortura clandestinos, donde funcionaban las
respectivas entidades del Estado, como, las estaciones de policía, guarniciones
militares y oficinas estatales, tratándose de órganos como la Policía Nacional, el
Ejército Nacional, DAS, SIJIN, DIJIN, F2. Esto debido a que, si bien eran ejerci-
das dentro de establecimientos totalmente legales, paralelamente, funcionaban
como lugares donde se realizaban actos de tortura. Por otro lado, también se
pudo corroborar que, si quienes realizaban la captura eran miembros del Ejér-
cito Nacional, o si la misma se daba en inmediaciones rurales, eran llevados a
zonas desoladas, carreteras y fincas despobladas o casas abandonadas, lugares
donde las víctimas quedaban a la merced de sus captores.

Los captores, al ser agentes activos del Estado, utilizaban su autoridad policial o
militar para ocultar a las víctimas de forma más fácil, pues su captura gozaba de
presunción de legalidad. Asimismo, empleaban los espacios y lugares institucio-
nales como sitios seguros para infringirle a las víctimas dolores o sufrimientos
físicos y psicológicos.

Es importante señalar que con el objetivo de cometer la conducta de tortura y


otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, los agentes del Estado
perpetraban otras series de conductas violatorias a los derechos humanos de las
víctimas: violación al debido proceso, a sus garantías judiciales, a su protección
judicial, así como otros crímenes internacionales que a su vez gozan de prohi-
bición en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, que no son de-
sarrollados en el presente informe, como la desaparición forzada de personas8,
pero que serán objeto de ampliación en un informe posterior.

Ofrecimiento de beneficios e interrogatorio hostil

Una vez la víctima era conducida al sitio considerado seguro por los captores,
estos procedían a realizar el ofrecimiento de beneficios a cambio de información
relevante. Ante la negativa de la víctima, procedían a realizar un interrogatorio
hostil con el objeto de obtener información que sirviera como ventaja militar
sobre su adversario.

8-  Se pretende ampliar el informe de víctimas respecto del crimen internacional de desaparición for-
zada de personas.

228
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Durante dicho interrogatorio les ofrecían los beneficios que se otorgaban a quie-
nes decidían desmovilizarse (planes de reinserción social), si esto no funcio-
naba, les ofrecían dinero, casas, carros, protección para sí y para su familia a
cambio de información sobre sus compañeros, comandantes, caletas de dinero,
caletas de explosivos, campamentos y lugares estratégicos de la guerrilla, planes
operativos, nombres de colaboradores, entre otros.

Cuando estos ofrecimientos no funcionaban, procedían a realizar un interro-


gatorio más drástico, acompañados de amenazas de muerte o amenazas sobre
dejar deteriorar su salud. Dichas amenazas, por lo regular, era materializado en
los centros hospitalarios donde eran remitidos los heridos de guerra y/o en los
establecimientos penitenciarios y carcelarios donde eran trasladados para pur-
gar largas condenas.

Por otro lado, en el caso de las mujeres combatientes de las FARC-EP, las amena-
zas contenían un componente de violencia sexual, que se traducía en ultimátum
para ser entregadas a grupos paramilitares con la finalidad de que las accedieran
carnalmente, o en caso de tener hijos menores, la utilización de estos en inte-
rrogatorios o retenciones como forma de someter a la mujer guerrillera, de tal
forma que se viera obligada a ceder ante las pretensiones de los victimarios.

Repertorios de la tortura y otros tratos o penas crueles,


inhumanos o degradantes

Las víctimas relatan que cuando no cedían ante las peticiones de sus captores
durante los interrogatorios y no se brindaba ningún tipo de información, estos
procedían a infringirles dolores o sufrimientos físicos o psicológicos por medio
de diferentes prácticas premeditadas. En particular, los captores procedían a gol-
pearlos, amenazarlos de muerte con armas o sin ellas, y/o utilizando las heridas
de las víctimas como forma de intimidación y para amedrentar al capturado,
insinuando la negativa a prestarles la atención requerida en materia de salud.

Por lo regular, los captores amenazaban a las víctimas diciéndoles que se podri-
rían en la cárcel o que perderían sus extremidades. Estas manifestaciones iban
acompañadas de maltratos verbales con palabras soeces y despectivas expresa-
das de manera violenta y humillante. Se pudo establecer que dichas amenazas
fueron materializadas, pues las víctimas manifiestan que, después de haberlas
recibido y ser trasladadas a los centros hospitalarios o de reclusión, no eran
atendidos y las heridas empezaban a producir pus y malos olores, su aspecto

229
Patrones de Macrocriminalidad

cambiaba, el dolor era constante y la zozobra sobre su salud y la falta de atención


médica les producía angustia permanente.

Asimismo, los relatos evidencian que las víctimas eran sometidas a procedi-
mientos quirúrgicos irregulares de amputación de extremidades totales o par-
ciales, sin ningún tipo de justificación o mención al capturado sobre dichos pro-
cedimientos.

En otros casos, las víctimas eran sometidas a prácticas que les causaron fuertes
sufrimientos o dolores físicos y/o psicológicos. Este tipo de repertorios de vio-
lencia se pueden identificar porque en la mayoría de los casos dejaron rastros o
huellas físicas permanentes o claramente visibles que permitirían establecer, con
posterioridad, que efectivamente se cometieron las torturas. Entre las prácticas
o métodos encontramos: i) la bolsa con detergente; ii) el escorpión; iii) los cho-
ques eléctricos; iv) la extracción de partes del cuerpo, v) el traslado en “hamaca”,
entre otras, que se detallan a continuación:

La bolsa con detergente. En esta práctica de tortura la víctima es sentada en


una silla o es acostada boca arriba, posteriormente es cubierta con una bolsa
en la cara que contiene detergente en polvo mezclado con agua; al colocar esta
bolsa con dicha sustancia en la cabeza de la víctima, el detergente se introduce
por las fosas nasales provocando asfixia y ahogamiento, que en todos los casos
conllevaba a la pérdida de conocimiento.

El escorpión. En esta técnica de tortura la víctima es amarrada de pies y manos


por la parte trasera de su cuerpo y halada con fuerza hasta que los talones de sus
pies se acerquen a la parte de atrás del cuello formando un arco. Dicha técnica
produce un estiramiento exagerado de su dorso y vientre, que en ocasiones pro-
duce desgarros en la parte muscular, generando intensos dolores en las víctimas.

Los choques eléctricos en el cuerpo. En esta práctica de tortura, las víctimas


eran roseadas con agua y tumbadas en un colchón o en el suelo, y con un cable
de alta corriente eran sometidas a descargas eléctricas, el agua en el cuerpo per-
mitía de forma más fácil la conducción de la electricidad.

Las quemaduras en el cuerpo. Por lo regular, los victimarios utilizaban ciga-


rrillos o tabacos encendidos, que son apagados en el cuerpo de las víctimas, lo
cual produce un fuerte dolor y, en muchas ocasiones, deja cicatrices visibles en
las partes afectadas.

230
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

La extracción de partes del cuerpo. Frente a esta práctica se identifica que los
victimarios actúan bajo diferentes modalidades, una de ellas es la extracción de
las uñas, para lo cual el victimario se aprovisiona de pinzas o alicates y, de forma
violenta, les eran arrancadas las uñas, o en casos excepcionales, procedian a la
amputación de extremidades sin ningún tipo de justificación, solo por el hecho
de someter y lesionar a la víctima.

Los golpes o estrujones en el cuerpo. Las víctimas son golpeadas con los puños
y/o patadas por parte de sus captores, en ocasiones eran golpeadas con armas u
objetos contundentes. Por lo regular en estas prácticas las víctimas son envueltas
en toallas u otras telas para no dejar marcas de los golpes en el cuerpo.

Traslado de “Hamaca”. Esta práctica se realizaba, por lo general, cuando los


combatientes eran capturados heridos en zonas rurales apartadas de institucio-
nes estatales. Consistía en la elaboración de una hamaca improvisada, utilizando
sabanas, toallas, uniformes etc., en la cual subían a los combatientes heridos
que difícilmente podían desplazarse por sus propios medios. Una vez estaban
sobre la hamaca, los agentes iniciaban la marcha, y en la misma, eran dejados
caer sobre sus heridas. Los agentes del Estado simulaban tropiezos con el fin de
infringir mayores dolores en las partes del cuerpo lesionadas. Además, se reían
mientras realizaban estos actos.

El sufrimiento psicológico. Según los casos representativos que se exponen,


dichos sufrimientos eran ocasionados de diferentes formas, entre ellas, la ex-
posición simulada a la víctima en diferentes lugares y eventos que podrían re-
presentarles la muerte, como el simulacro de ser tirados desde un helicóptero,
abismo o simplemente apuntarle y dispararle un arma que estaba sin munición.
Estos hechos representaban para la víctima el miedo a ser asesinados.

Los actos de barbarie y aberrantes. Las víctimas también eran expuestas a lu-
gares con cadáveres a su alrededor, o eran transportados encima de personas
muertas, incluso, ofreciéndoles la sangre y la carne de sus compañeros muertos
en combate y que sus captores consumían, según ellos, para volverse más fuer-
tes. Dichas prácticas aberrantes producían terror y una aversión intensa en la
víctima.

En muchos de los casos, también se identificaron este tipo de prácticas como


método de castigo por el hecho de ser guerrilleros, o de venganza por acciones
militares concretas realizadas en el marco del conflicto armado contra agentes
del Estado.

231
Patrones de Macrocriminalidad

Entre otras prácticas. Como colgarlos de una soga, amarrarlos y pellizcarlos,


todo esto, mientras les reiteraban las preguntas que no habían sido resueltas y
eran amenazadas de muerte.

En particular, estos casos se identifican porque después de sustraídas las vícti-


mas, y sin ningún tipo de requerimiento ni justificación por parte de los captores,
procedían a golpearlos, amenazarlos de muerte con armas o sin ellas, y/o utili-
zando las heridas de las víctimas como forma de intimidación y de amedrentar
al capturado, al señalarles la negativa a prestarles la atención requerida en ma-
teria de salud. Por lo regular, las amenazas iban tendientes a manifestarles a las
víctimas que se podrirían en la cárcel o que perderían sus extremidades. Dichos
actos iban acompañados de maltratos verbales con palabras soeces y despecti-
vas, las cuales eran expresadas de manera violenta y humillante. Se pudo esta-
blecer que dichas amenazas fueron materializadas, pues las víctimas manifiestan
que, después de haberlas recibido y eran trasladadas a los centros hospitalarios o
de reclusión, no eran atendidos, y las heridas empezaban a producir pus y malos
olores, su aspecto cambiaba, el dolor era constante y la zozobra sobre su salud y
la falta de atención médica les producía angustia permanente.

Estas prácticas se realizaban sin un propósito específico, simplemente con la


finalidad de ejercer daños y graves perjuicios a las víctimas, las cuales eran con-
sideradas como el enemigo a eliminar y/o por actos relacionados con el conflicto
armado que afectaron a agentes del Estado, por lo cual, estos métodos eran uti-
lizados como represalia o castigo al guerrillero.

ii.) La tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradan-


tes ejercidos durante la privación de la libertad contra guerrilleros
integrantes de las FARC-EP, como método de castigo por su condi-
ción de insurgente o como venganza por hechos relacionados con
el conflicto armado.

El Estado representado por sus agentes, privaba de la libertad a los combatien-


tes de las FARC-EP, y como forma de neutralizar al enemigo eran judicializa-
dos y condenados por delitos comunes, desnaturalizando así el delito político9 y
aplicando una política clara contra insurgente de eliminar al enemigo por la vía

9- Universidad Autónoma de Colombia. Conferencia sobre Jaime Pardo Leal. El delito político en Co-
lombia; Pardo Leal, Jaime. El delito político en Colombia. Editorial. Fundación Universidad Autóno-
ma de Colombia.

232
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

que fuera necesaria, ya fuera por medio de hechos y actos violentos de aniquila-
ción o a través de juicios irregulares y condenas amañadas.

En su condición de prisioneros, los miembros de FARC-EP recluidos en las cár-


celes del país fueron víctimas por parte del INPEC de actos de tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes como método de castigo o ven-
ganza por su condición de rebeldes o por hechos propios del conflicto armado.

Aislamiento del interno

Este modo de operar del Estado se puede evidenciar desde el momento de la


captura, extendiéndose a la privación de la libertad. Los entrevistados narraron
que, en muchas ocasiones, específicamente cuando ingresaban a la prisión con
heridas de guerra o en condiciones lamentables de salud, eran aislados en celdas
de sanidad10 o locaciones particulares en donde no tenían un efectivo acceso a
comunicación con el exterior, esto incluye, abogados, familiares y allegados.

Adicionalmente, manifiestan que, debido a dicho aislamiento, no recibían de


manera oportuna la atención médica. Señalan, además, que dicho aislamiento
se acompañaba de constantes amenazas, insultos u otros actos que generaban en
ellos angustia e incertidumbre permanente, dado que muy pocas veces se les in-
formaba sobre cuál sería su destino. El aislamiento, según sus relatos, se genera-
ba como forma de castigo o venganza por el hecho de haber sido judicializados
y/o condenados por su pertenencia a las FARC-EP.

Se puede afirmar que dichos aislamientos en zonas recónditas de la prisión fue-


ron realizados de manera ilegal, puesto que estos espacios están exclusivamente
reservados para reclusos que requieren atención médica especializada en salud
mental, personas con enfermedades contagiosas o que tienen problemas de se-
guridad, pero no como celdas de castigo11.

Ofrecimiento de beneficios personales o para sus familiares

Los entrevistados narran que, en múltiples ocasiones, durante la privación de su


libertad, eran llamados por militares, policías o fiscales con el fin de solicitarles

10-  Dentro de la nueva cultura penitenciaria se crearon Unidades de Tratamiento Especial –UTE- y
Unidades de Medidas Especiales –UME. Dichas locaciones también fueron utilizadas como espacios
de aislamiento y castigo.
11-  Gutiérrez Quevedo, Marcela; Moncayo Albornoz, Ana Lucía. RETOS Y PERSPECTIVAS DE LA
POLÍTICA CRIMINAL. Universidad Externado de Colombia. Bogotá. 2016. Págs. 237 – 266.

233
Patrones de Macrocriminalidad

información sobre personas, lugares, formas de operar de la organización u otra


información. Dichas solicitudes se acompañaban de ofrecimientos de beneficios
irregulares para el interno o su familia. Narran que los ofrecimientos iban desde
dinero en efectivo, protección a familiares, mercados o la posibilidad de cum-
plir la pena de forma intramural. Ante las negativas por parte de los internos
a dichos ofrecimientos, estos se convertían en amenazas, golpes y otros tratos
violentos.

Amenazas con extradición y/o prolongación de la condena

En casi todas las entrevistas se evidencia que, una vez los guerrilleros ingresaban
a la prisión, se realizaban amenazas por parte de los guardias del INPEC respec-
to a la prolongación de su privación de la libertad. La frase que se repite en casi
todas las entrevistas es “se va a podrir en la cárcel”. Los entrevistados sostienen
que dicha amenaza se realizaba como una forma de generar temor en ellos, ya
que, a diferencia de lo que pasaba con otros internos que no se encontraban
recluidos por delitos políticos o delitos relacionados con el conflicto, los gue-
rrilleros muchas veces ingresaban a los recintos de reclusión reseñados por su
condición insurgente, máxime cuando se trataba de personas con un alto perfil
dentro de la organización, por lo cual, la guardia del INPEC dirigía hacia ellos
una constante presión psicológica.

Adicionalmente, algunos entrevistados narraron que, irregularmente, eran visi-


tados por diferentes agentes del Estado o agentes extranjeros, que, en ocasiones,
no se identificaban o iban vestidos de civil y realizaban entrevistas de manera
irregular y sin presencia de abogados. En dichos interrogatorios se generaba la
amenaza de la extradición. Tal amenaza, por lo general, iba acompañada de tra-
tos violentos, insultos y/o humillaciones.

Amenazas con dejar deteriorar el estado de salud


y cumplimiento de estas por parte del INPEC

La presión del Estado, por medio del INPEC, consistía en generar una serie de
amenazas respecto a la atención relacionada con la condición de salud de los pri-
sioneros de FARC-EP que llegaban en condiciones deplorables de salud. Como
se mencionó más arriba, muchos de los entrevistados ingresaban a prisión con
graves heridas de guerra y/o enfermedades agudas y crónicas. Esta circunstan-
cia era aprovechada por agentes del INPEC con el fin de generar amenazas en
las que se manifestaba que, por el hecho de ser guerrillero, no iba a recibir una

234
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

atención adecuada. Con base en esta negativa de atención, se sometía al interno


a un estado de desesperación que incluso agravaba su estado de salud.

Acto seguido, la amenaza se hacía efectiva por medio de la restricción al servicio


médico y el no suministro de los medicamentos adecuados para el recluso. Los
entrevistados narraron que no recibían de manera oportuna las curaciones o
cuidados paliativos que demandaban sus heridas o enfermedades y que, en la
mayoría de los casos, eran objeto de atención médica solo cuando esta se con-
vertía en una urgencia vital.

Adicionalmente, las remisiones por parte de medicina general a especialistas


no se llevaban a cabo. El INPEC aducía razones de altos costos, problemas de
logística, falta de personal para los traslados y problemas de seguridad. En mu-
chos casos esto derivó en la descomposición de partes del cuerpo de los internos
quienes narraron que, el olor de sus heridas era tan fuerte que no los dejaba dor-
mir, razón por lo cual, debían envolver con ropa, toallas o sábanas las partes del
cuerpo afectadas. Asimismo, esta falta de atención médica generó, en muchos
casos, la pérdida o reducción de la capacidad física de partes del cuerpo, y, por
ende, daños irreversibles. En las víctimas, tal situación se traducía en un some-
timiento permanente al dolor y la desesperación.

Dar trato deshumanizante al interno

El trato deshumanizante al interno por parte del Estado tiene múltiples ma-
tices. Por un lado, los entrevistados narraron que eran objeto de restricción a
la movilidad como una configuración clara de venganza o castigo por su con-
dición de guerrilleros. En ese sentido, al ingresar heridos a prisión, no se les
facilitaba el acceso a dispositivos para su desplazamiento, como sillas de ruedas
o muletas.

Narran que muchas veces debían arrastrarse por el suelo para poder recibir la
alimentación o acceder al baño, incluso, sin el acceso a un sanitario, debían ha-
cer sus necesidades sobre su humanidad. También narran que, en ocasiones,
les suministraban dichos instrumentos mientras había visitas de organizaciones
internacionales, humanitarias o de derechos humanos, pero que, una vez el per-
sonal concluía sus actividades en la cárcel, se las volvían a quitar.

En ese mismo sentido, muchas veces eran objeto de restricción en el acceso al


aire y/o luz, omitiendo así las indicaciones médicas que, en los casos de heri-
das graves, instaban a poner canales de ventilación suficientes para los internos,

235
Patrones de Macrocriminalidad

cuestión que era omitida por el INPEC y que incrementaba el deterioro de salud
del prisionero.

Los entrevistados narran, además, que eran sometidos a condiciones insalubres


en sus celdas, debido al alto índice de hacinamiento de las cárceles, acrecenta-
do por los malos manejos en términos de salubridad de las locaciones de los
diferentes centros penitenciarios. Manifiestan que para ellos había una fuerte
restricción al acceso de elementos para el descanso. Lo anterior agravado para
los internos que ingresaban heridos, quienes muchas veces debían dormir en el
suelo de la celda o pasillos del centro penitenciario, con lo cual sus heridas eran
expuestas a roces, tropezones o pisotones por parte de los demás internos.

Por último, el trato deshumanizante se manifiesta en el inadecuado suministro


de comida. Según la versión de las personas entrevistadas, la comida se servía
indistintamente de la condición de la persona, es decir, se obviaba por completo
si tenía alguna indicación médica específica. Asimismo, la comida era servida
en estado de descomposición, incluso con gusanos, cruda o mezclada con sus-
tancias irregulares. No obstante, ante la imposibilidad de acceder a otro tipo de
alimentación, los internos debían recibirla y aprovechar las partes que conside-
raban “consumibles”.

Heridas por el uso desmedido de la fuerza durante requisas irregulares

Las heridas por el uso desmedido de la fuerza ocurrían como consecuencia de


acciones violentas ejercidas sobre los cuerpos de los internos pertenecientes a
las FARC-EP. En ocasiones, se realizaban como método de castigo, usualmente
acompañadas de insultos y señalamientos por su pertenencia al grupo insur-
gente. En ocasiones se realizaban sobre sus heridas, lo cual, sumado a la falta de
atención médica y el estado de descomposición, generaba situaciones de intenso
dolor, impotencia y desesperación.

En los relatos de los entrevistados se encontró que las requisas (denominadas


en la jerga de la prisión “rascadas”) eran una práctica constante. Consistían en
inspecciones a las celdas por medio del uso desmedido de la fuerza. En dichas
“rascadas” realizaban tocamientos abusivos a sus cuerpos, cercanos a violen-
cia sexual, acompañados de lesiones personales y violencia verbal. Destrozaban
sus elementos para el descanso como colchonetas, vaciaban o revolvían sus ele-
mentos de aseo o alimentos, destruían las pertenencias personales, ensuciaban
o destrozaban su ropa y, en múltiples ocasiones, destruían los medicamentos de
los heridos y enfermos.

236
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Los entrevistados narraron que esta situación generaba angustia y desasosiego


puesto que, por un lado, dichas requisas se hacían sin previo aviso, a cualquier
hora del día o la noche, y, por el otro, lo que los prisioneros lograban acumular
como elementos de aseo, fotografías de familiares, cartas o comida, era destro-
zado por completo.

Tratos humillantes, degradantes y restricción de visitas familiares

De las entrevistas realizadas se puede establecer que esta forma de operar tenía
dos vertientes. Por un lado, al momento del ingreso de visitas, a los familiares
de prisioneros de FARC-EP se les realizaban aberrantes requisas e inspecciones,
esto por medio de tocamientos humillantes y con una connotación sexual. Prác-
ticas que según el régimen interno de prisiones están prohibidas. Es constante
en las entrevistas encontrar la frase, “no hay visitas para este guerrillero”. Lo an-
terior, según los entrevistados, tenía la clara intención de aislarlos del contacto
familiar, pues, debido a estos tratos, los allegados preferían abstenerse de dichas
visitas por temor a que se realizaran actos en contra de su humanidad o por el
hecho de ser sometidos a tratos humillantes y degradantes.

No permitir acceso a descuento de la pena.

Constantemente el INPEC ejercía diversas maneras de exclusión y control como


parte de la política contra insurgente hacia los prisioneros de FARC-EP. Una
de ellas era la permanente negativa al acceso al derecho a descuento de la pena
como mecanismo que permite acortar el tiempo de permanencia en prisión.

Amenazas de tipo sexual en la prisión e insinuaciones


sexuales y/o violación en la prisión

Este patrón de conducta ejercida por los guardianes del INPEC se presentaba en
dos dimensiones. La primera, respecto a las constantes amenazas que les hacían
a los prisioneros y prisioneras de FARC-EP, sobre todo a las mujeres, al ingreso a
la cárcel. Por lo general, se les insinuaba que serían violadas y que debían cuidar-
se día y noche porque la violación y los tocamientos eran normales y cotidianos
en la cárcel, máxime tratándose de guerrilleras.

La segunda dimensión tiene que ver con insinuaciones que realizaban miem-
bros de la Fuerza Pública con tal de obtener acceso sexual a las internas. Las insi-
nuaciones se realizaban haciendo uso de la persuasión, pero posteriormente de

237
Patrones de Macrocriminalidad

la fuerza y los tratos humillantes. Cabe resaltar que, por su condición de mujer
y guerrilleras, las combatientes de FARC-EP fueron doblemente victimizadas.

Dispersión

Por medio de esta práctica, el prisionero de FARC-EP era trasladado por dife-
rentes cárceles del país, alejándolo de su círculo familiar, de sus allegados, de
su abogado y de los juzgados penales donde cursaban sus procesos judiciales.
Con esta práctica se entorpecía su derecho a la defensa. Este modo de actuar fue
recurrente por parte del INPEC para disgregar, desarticular o desestructurar los
movimientos internos de colectivos de prisioneros de FARC-EP.

4. Funcionamiento del aparato criminal

En la exposición de los casos y los relatos de cada una de las víctimas se aprecia
que existió una estructura criminal dentro del Estado colombiano en el marco
de una política contra insurgente para combatir a las guerrillas del país. Dicha
estructura estaba conformada por agentes del Estado de diferentes instituciones
públicas, en su mayoría con funciones judiciales, y corresponde a quienes eran
los encargados de perseguir y capturar, en este caso concreto, a combatientes
de las FARC-EP dentro de operaciones militares u operaciones de inteligencia.
Dentro de sus acciones se evidencia la comisión de conductas violatorias de los
derechos humanos e infracciones claras al Derecho Internacional Humanitario.

Una vez capturado el guerrillero, procedían de forma soterrada, clandestina y


encubierta, a sustraer a la víctima y utilizar la tortura y otros tratos o penas crue-
les, inhumanos o degradantes como método para llegar a uno de los principales
objetivos de su política contrainsurgente: destruir al enemigo interno.

Es importante advertir que, dado, el transcurso del tiempo (más de 20 años),


muchas de las víctimas no recuerdan con claridad aquellas personas que par-
ticiparon en los hechos, más sí las instituciones, razón por la cual se solicita a
la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabilidad y de Determinación
de Hechos y Conductas que oficie a las instituciones involucradas a fin de que
informen qué personas tuvieron el mando de las fuerzas militares o policiales en
las correspondientes fechas y lugares donde se presentaron los casos de tortura
y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes contra combatientes de
las FARC-EP fuera de combate por detención.

238
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

En este orden de ideas, se identifican varias instituciones que participaron en la


captura de los insurgentes, quienes se convertirían en víctimas del Estado. Insti-
tuciones como la SIJIN, DIJIN, Policía Nacional, Ejército Nacional, GAULA, así
como otras entidades hoy extintas, como el DAS y el F2, todas ellas investidas
de un poder judicial que utilizaban bajo la presunción de legalidad para sustraer
a los capturados del amparo de cualquier actor externo, violando sus derechos
fundamentales y cometiendo graves crímenes a luz del Derecho Internacional
Humanitario y el Derecho Internacional de los Derechos Humanos.

Según las entrevistas realizadas a las víctimas, el Ejército Nacional realizaba


las capturas en zonas rurales, boscosas y/o limítrofes con otros países, donde
se adelantaban los operativos militares contra la insurgencia, en ocasiones por
fuera de su jurisdicción territorial, para lo cual procedían a trasladar de forma
irregular al capturado hasta territorio colombiano.

Una vez en su poder, procedían a golpearlo, amenazarlo, tratarlo de manera de-


nigrante, emplear distintos métodos de presión psicológica, entre otras prácti-
cas, como la promesa de dinero y ofertas beneficiosas. Todo ello con el fin de ob-
tener de forma rápida la información que les permitiera dar duros golpes contra
la insurgencia, como capturar comandantes guerrilleros, dar con campamentos
y caletas de municiones y de dinero, entre otras.

El papel del Ejército Nacional dentro de la política contrainsurgente del Estado


fue la de obtener del capturado información rápida y concreta que permitiera
conseguir una ventaja militar y exterminar a la insurgencia por medio de opera-
tivos militares, pero con la utilización de acciones ilegales.

Así mismo, funcionaban instituciones como la SIJIN, DIJIN, GAULA, Policía


Nacional, DAS y F212 en el marco de operativos de inteligencia, ya que estas
entidades tenían funciones de policía judicial para realizar las capturas de gue-
rrilleros. A diferencia del Ejército Nacional, estas instituciones se movían co-
múnmente por territorio urbano, aunque en algunas ocasiones se establecían
operaciones conjuntas con el Ejército para lograr capturas en territorio rural.

Para ejercer su política contra insurgente, y debilitar una guerrilla que estaba
en crecimiento, necesitaban dar duros golpes por las vías que fueran necesarias.
Dadas las características propias de la guerra de guerrillas, era complejo lograr

12-  El F2 fue reemplazado por la DIPOL a mediados de los años 90.

239
Patrones de Macrocriminalidad

su cometido, por ello, la forma de propinar estos duros golpes contra la insur-
gencia fue buscar la información necesaria usando métodos ilegales.

En este sentido, diferentes métodos y prácticas de dolor y sufrimiento físico y/o


psicológico fueron utilizados. Las instituciones del Estado se caracterizaban por
ser más estructuradas, organizadas y preparadas que el Ejército Nacional a la
hora de someter a sus víctimas a estos atroces métodos de interrogatorio, entre
ellos se pueden identificar prácticas de sometimiento descritas anteriormente
como la del escorpión, la bolsa con detergente, los choques eléctricos, la extrac-
ción de partes del cuerpo, entre otros, que eran empleados para obtener de la
víctima toda la información que permitiera cumplir con su objetivo de obtener
una ventaja militar.

También se pudo identificar en las entrevistas que, en algunas ocasiones, el per-


sonal de los hospitales y/o centros de salud donde eran llevados los combatien-
tes de las FARC-EP se prestaba para los fines de la Fuerza Pública en materia del
trato denigrante e inhumano que les brindaban a los insurgentes.

Se puede evidenciar la falta de atención médica en centros hospitalarios para


los excombatientes capturados, dado que las víctimas manifestaron que muchas
veces fueron remitidos a la cárcel cuando aún presentaban heridas sin recibir
curaciones o tratamientos. Algunos relatos señalan que llegaron a la cárcel con
las heridas abiertas o sucias, lo que indicaba que, tras varios días en los centros
hospitalarios, no habrían recibido una atención adecuada y un trato digno de
un ser humano. Las omisiones a la atención al combatiente herido en combate
por parte de funcionarios del Estado eran realizadas bajo presión por parte de
la Fuerza Pública y, en ocasiones, ejecutadas a motu proprio por el personal de
la salud.

Una vez el guerrillero era capturado y pasaba por los vejámenes mencionados,
era presentado ante las autoridades judiciales, como la Fiscalía General de la Na-
ción, que, por medio del sistema penal colombiano (el cual se caracteriza por su
dureza y restricción de los derechos fundamentales para reprimir a todo aquel
considerado subversivo o comunista, como los combatientes de las FARC-EP)13
vulneraba su derecho al debido proceso.

Es así como las víctimas manifestaron que fueron condenados a largas penas por
una multiplicidad de delitos concurrentes como terrorismo, rebelión, concierto

13-  Cfr. Pérez Toro, Vanegas Yepes y Álvarez Martínez, Estado de derecho y sistema penal.

240
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

para delinquir, narcotráfico, secuestro, entre otros. Este tipo de condenas hacen
parte de la política contrainsurgente del Estado de acabar con el enemigo inter-
no utilizando todos los medios estatales. Adicionalmente, en el desarrollo de los
procesos judiciales, se pueden destacar interrogatorios irregulares, exposición
de los detenidos ante los medios de comunicación, alteración de material pro-
batorio, entre otros.

Una vez el guerrillero era condenado a largas penas, era enviado a la cárcel,
donde el INPEC cumplía un rol final esencial: el castigo por medio de la tortu-
ra y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes para los guerrille-
ros privados de la libertad. Este tipo de tratos se manifestaban, por ejemplo, en
la restricción al acceso al servicio médico de guerrilleros heridos de gravedad
bajo el argumento de la falta de colaboración del interno en el suministro de
información de inteligencia. Si tal colaboración no se prestaba, funcionarios
del INPEC permitían el deterioro de la salud del recluso de manera deliberada.

Estas acciones se dieron en un contexto general de violaciones masivas a los


derechos humanos de la población privada de la libertad en el país. La Corte
Constitucional, en la Sentencia T-153 de 1998, se pronunció sobre las difíciles
condiciones que viven las personas privadas de la libertad en las cárceles del
país, declarando el Estado de cosas inconstitucional en el sistema penitenciario
y carcelario.

Las cárceles en Colombia, desde todo punto de vista, según las cifras de hacina-
miento y la crisis en la salud, alimentación y la grave corrupción por parte del
14
INPEC , son lugares aberrantes en términos de derechos humanos, pues no
garantizan a las personas privadas de la libertad el derecho y principio constitu-
cional de la dignidad humana15.

Pese a que existe una situación generalizada de violación de derechos funda-


mentales de las personas privadas de la libertad en el país, las condiciones par-
ticulares que han vivido los miembros de las FARC-EP hacen más evidente e
intensifican dicha crisis, la cual se refleja claramente en materia de salud, de

14-  Ministerio de Justicia y del Derecho. Por corrupción Gobierno Nacional y Fiscalía anuncian cap-
tura de funcionarios del INPEC. Miércoles 30 de enero de 2019. Obtenido de la página web de Min-
justicia.
15-  Pueblo, D. d. (17 de octubre de 2018). Defensoría del Pueblo - Colombia. Obtenido de http://
www.defensoria.gov.co/es/public/Informesdefensoriales/785/An%C3%A1lisis-sobre-el-actual-haci-
namiento-carcelario-y-penitenciario-en-Colombia-Informes-defensoriales---C%C3%A1rceles-In-
formes-defensoriales---Derechos-Humanos.htm

241
Patrones de Macrocriminalidad

violencia y de carencia en la prestación de servicios básicos. Estas restricciones


constituyen una clara violación a la integridad física y mental de los reclusos,
de su autoestima y de la dignidad humana. Igualmente, el hacinamiento se con-
vierte en una forma de pena cruel, inhumana y degradante. Es claro que en los
penales que presentan condiciones de hacinamiento crítico, la calidad de vida de
los reclusos sufre serios deterioros, al punto que no se pueden considerar sitios
seguros ni para los internos, ni para el personal que trabaja en los recintos de
reclusión16.

Es importante aclarar que los guerrilleros, además de estar sometidos a este esta-
do de cosas inconstitucional en las cárceles, han recibido un trato diferenciado,
pues en tal contexto de desprotección, ha sido más fácil para los guardianes y
directivas del INPEC someterlos a todo tipo de tratos denigrantes, justificados
en castigar su condición de insurgentes.

Durante muchos años los guerrilleros fueron enviados a pabellones y patios de


paramilitares, en calabozos y celdas especiales, hostigados constantemente por
la guardia de custodia y vigilancia, discriminados y sancionados por denunciar
públicamente los atropellos a los cuales eran sometidos y por visibilizar los he-
chos de corrupción que incluso hoy en día persisten. Sus visitantes y familia-
res fueron igualmente hostigados. No les eran permitidas las rebajas de penas,
eran dispersados, alrededor del territorio nacional con el fin de aislarlos de su
círculo familiar y, como castigo, fueron enviados a cárceles como la Tramacúa
en Valledupar, La Dorada en Caldas y Bellavista en Medellín, entre otras. Estos
establecimientos penitenciarios han sido considerados centros de tortura por
sus pésimas condiciones de salubridad, de hacinamiento y la dureza del trato
a los internos, todo ello con el fin último de amedrentar, castigar y reprimir al
insurgente.

Por consiguiente, los actos ejercidos por los agentes del Estado desde la captura
hasta la privación de la libertad estuvieron coordinados. No pueden conside-
rarse como aleatorios, responden a una política contra insurgente en la que la
tortura y otros tratos o penas crueles inhumanos o degradantes hacen parte de
los patrones orientados a la eliminación de la insurgencia. En este sentido, el
flujo de responsabilidades de agentes del Estado puede vincularse a una política
estatal y no pueden ser observados como hechos aislados. Desde el miembro de
la Fuerza Pública que captura irregularmente al guerrillero y lo somete a vejá-
menes, interrogatorios violentos y restricciones en la atención médica, pasando

16-  Ibídem.

242
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

por el fiscal que hace un escrito de acusación basado en la concurrencia de tipos


penales de manera desproporcionada y sin atender al debido proceso ni a la
práctica correcta de pruebas, pasando por el juez que impone una pena excesiva,
hasta los funcionarios del INPEC que someten a los reclusos pertenecientes a
las FARC-EP a situaciones que atentan contra su dignidad humana, todos hacen
parte de un aparato criminal, basado en el discurso del enemigo interno, que
busca acallar y eliminar la disidencia por medio de graves infracciones al DIH.

En síntesis, el Estado colombiano desde la segunda mitad del siglo XX consolidó


una estrategia estatal antisubversiva soterrada que, a través de la combinación
del sistema penal y la Fuerza Pública, se centró en la lógica de la eliminación del
enemigo interno a través de diferentes prácticas como la tortura y otros tratos o
penas crueles inhumanos o degradantes.

243
CAPÍTULO IV.
LA PROHIBICIÓN DE LA TORTURA Y
OTROS TRATOS O PENAS CRUELES,
INHUMANOS O DEGRADANTES
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

1. LA TORTURA

L
a prohibición de la tortura es una norma absoluta, es considerada dentro
de la categoría más alta de las normas internacionales como norma ius
cogens, lo que significa que es una norma de imperativo cumplimiento, de
carácter universal, respecto de la cual ningún Estado puede sustraerse.

El Estado colombiano ha adquirido obligaciones internacionales frente al respe-


to por la dignidad humana e integridad personal de todas las personas que re-
siden en el territorio colombiano con la ratificación de diferentes convenciones
internacionales que regulan la prohibición de realizar actos de tortura o someter
a personas a tratos o penas crueles, inhumanos y degradantes.

Marco normativo internacional

La prohibición de tortura ocupa una posición primordial en el sistema universal


de derechos humanos, su carácter de prohibición para todos los Estados subsiste
aun en las circunstancias más difíciles, tales como guerra, amenaza de guerra,
lucha contra el terrorismo y cualesquiera otros delitos, estado de sitio o de emer-
gencia, conmoción o conflicto interno, suspensión de garantías constituciona-
les, inestabilidad política interna y otras emergencias o calamidades públicas1.
Es importante destacar que toda persona, durante un conflicto armado inter-
no o internacional, se encuentra protegida tanto por las normas del Derecho
Internacional de los Derechos humanos, como por las normas específicas del
Derecho Internacional Humanitario, por lo cual, se produce una convergencia
y complementariedad de estas normas internacionales que amparan a las perso-
nas que se encuentran en esta situación.

1- Corte IDH. Caso Penal Castro Castro vs. Perú. Sentencia de 25 noviembre de 2006. Serie C No. 160,
párr. 271.

246
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

El Derecho Internacional Humanitario (DIH) y el Derecho Internacional de


los Derechos humanos (DIDH) prohíben tajantemente la tortura y otros tratos
crueles, inhumanos o degradantes, así como los atentados contra la dignidad
personal. En este orden, se refleja el hecho de la existencia de varios instrumen-
tos dirigidos específicamente, tanto a regular, como a garantizar el cumplimien-
to de esta norma del dominio del jus cogens internacional:

INSTRUMENTOS INTERNACIONALES SOBRE


LA PROHIBICIÓN DE TORTURA

Derecho Internacional de los Derechos humanos (DIDH)

Instrumento Artículo

Declaración sobre la Protección de Todas las


Personas contra la Tortura y Otros Tratos o Penas
Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Artículo 1
Esta declaración fue adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas el 9 de diciembre
de 1975 (Resolución 3452 (XXX)).

Convención contra la Tortura y Otros Tratos o Penas


Crueles, Inhumanos o Degradantes.
Artículo 1
Esta convención se aprobó el 10 de diciembre de
1984 (Resolución 39/46) ONU Doc. A/39/51 (1984).
Entró en vigor el 26 de junio de 1987.

Convención Interamericana para Prevenir y Sancio-


nar la Tortura.
Artículo 2
Aprobada el 9 de diciembre de 1985. La Convención
entró en vigor el 28 de febrero de 1987.

247
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

Convención Europea para Prevenir la


Tortura y las Penas o Tratos
Inhumanos o Degradantes.
Artículo 1
Aprobada en el marco del Consejo de
Europa, el 26 de noviembre de 1987.
La Convención entró en vigor el 1 de
febrero de 1989.

Reglas mínimas de las Naciones


Unidas para el tratamiento de los
reclusos (Reglas Nelson Mandela).

Adoptadas por el Primer Congreso de Regla 1


las Naciones Unidas sobre Prevención
del Delito y Tratamiento del
Delincuente, celebrado en Ginebra
en 1955.

Conjunto de Principios para la


protección de todas las personas
sometidas a cualquier forma de
detención o prisión.
Principio 6
Adoptado por la Asamblea General en
su Resolución 43/173, de 9 de
diciembre de 1988.

Principios de ética médica aplicables a


la función del personal de salud,
especialmente, los médicos, en la
protección de personas presas y
detenidas contra la tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o Principio 2
degradantes.

Adoptados por la Asamblea General en


la Resolución 37/194, de 18 de
diciembre de 1982.

248
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Derecho Internacional Humanitario (DIH)

Artículo 3 Común a los Cuatro


Artículo 3
Convenios de Ginebra.

Primer Convenio de Ginebra para ali


viar la suerte que corren los heridos y
Artículo 50
los enfermos de las fuerzas armadas en
campaña, 1949.

Segundo Convenio de Ginebra para


aliviar la suerte que corren los heridos, Artículo 12.
los enfermos y los náufragos de las Artículo 51
fuerzas armadas en el mar, 1949.
Artículo 13
Tercer Convenio de Ginebra relativo
Artículo 87
al trato debido a los prisioneros de
Artículo 130
guerra, 1949.

Cuarto Convenio de Ginebra relativo Artículo 27


a la protección debida a las personas Artículo 32
civiles en tiempo de guerra, 1949.

Protocolo I adicional a los Convenios


de Ginebra de 1949 relativo a la pro-
Artículo 75.2
tección de las víctimas de los conflictos
armados internacionales, 1977.

Protocolo II adicional a los Convenios


de Ginebra de 1949 relativo a la pro-
tección de las víctimas de los conflictos Artículo 4.2
armados sin carácter internacional,
19772.

2- Este Protocolo II fue ratificado por el Estado colombiano el 14 de agosto de 1995 y entró en vigor
el 14 de febrero de 1996.

249
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

DIH Consuetudinario. Norma 90


Norma 156

Principios rectores. Derecho de la Haya.


Artículo 56
Código de Lieber.

Derecho Penal Internacional (DPI)

Estatuto de la Corte Penal Artículo 7.7 (f) (k).


Internacional3. Artículo 8.2 (a) (ii); 8.2 (c) (i) (ii)

Estatuto del Tribunal Internacional para


juzgar a los presuntos responsables de
graves violaciones del derecho Artículo 5
internacional humanitario cometidas en
el territorio de la ex-Yugoslavia.

Estatuto del Tribunal Internacional para


Ruanda. Artículo 3

Fuente: Creación Corporación Solidaridad Jurídica.

3- El Estado colombiano aprobó el Estatuto de Roma de la CPI mediante Ley 742 del 2002 y depositó
el instrumento de ratificación el 5 de agosto de ese mismo año. En el documento de ratificación, el
gobierno colombiano presentó una declaración en virtud de la cual la Corte no tendrá competencia
para conocer de crímenes de guerra por un lapso de siete años, pero mantiene la competencia para el
enjuiciamiento de los crímenes de lesa humanidad y el genocidio.

250
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

El DIH y el DIDH se complementan contribuyendo a establecer un marco jurí-


dico de gran alcance para la prevención y la prohibición de los actos de tortura y
otras formas de malos tratos. El DIH aplica para todas las partes en un conflicto
armado, no diferencia si los crímenes son cometidos por agentes de un Estado
o de un grupo armado irregular, sino que determinan la responsabilidad penal
individual de quien haya cometido el delito, mientras que los tratados del DIDH
aplican permanentemente para los Estados, sin importar la existencia del con-
flicto armado y no se centran en la responsabilidad penal individual, sino en la
responsabilidad del Estado.

De acuerdo con lo anterior, la tortura ha sido definida en diferentes instrumen-


tos internacionales, no obstante, el artículo 2 de la Convención Interamerica-
na para Prevenir y Sancionar la Tortura es el más amplio de todos y señala lo
siguiente:

[…] se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente


por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos
o mentales, con fines de investigación criminal, como medio inti-
midatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como
pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura
la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a anular la
personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o men-
tal, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica. No estarán
comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos
físicos o mentales que sean únicamente consecuencia de medidas
legales o inherentes a estas, siempre que no incluyan la realización
de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el pre-
sente artículo.

Por otro lado, el Estatuto de Roma4 define la tortura en su artículo 7 (Núm. 2)


como crimen de lesa humanidad:

(…) Causar intencionalmente dolor o sufrimiento graves, ya sean


físicos o mentales, a una persona que el acusado tenga bajo su cus-
todia o control; sin embargo, no se entenderá por tortura el dolor
o los sufrimientos que se deriven únicamente de sanciones lícitas o
que sean consecuencia normal o fortuita de ellas.
4- Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Aprobado el 17 de julio de 1998 por la Confe-
rencia Diplomática de Plenipotenciarios de las Naciones Unidas sobre el establecimiento de una corte
penal internacional. Artículo 7, Num.2.

251
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

No obstante, la tortura también es considerada como crimen de guerra en el


mismo instrumento (Artículo 8, Núm. 2, a) (ii)) y c) (i).

En este orden de ideas, de acuerdo con estos instrumentos internacionales se


puede establecer que los elementos constitutivos de la tortura según la Conven-
ción Interamericana para prevenir y sancionar la tortura son los siguientes: i) un
acto intencional; ii) que cause un sufrimiento físico, psíquico o moral o, aunque
no cause dolor o sufrimiento, anulen la personalidad de la víctima o disminuyan
su capacidad física o mental; y que iii) se cometa con un determinado propósito.
Entre tanto, en el Estatuto de Roma dichos elementos son más amplios: i) los
actos deben causar un dolor o sufrimiento grave a una persona y; ii) debe haber
una posición de garante o control sobre la víctima.

Los diferentes tribunales internacionales como la Corte Interamericana de De-


rechos humanos, el Tribunal Europeo de Derechos humanos o la Corte Penal
Internacional e incluso los Tribunales de Ruanda y Yugoslavia han definido el
alcance del delito de tortura en casos concretos y en muchas ocasiones han am-
pliado este término en diferentes circunstancias.

La prohibición de la tortura como norma jus cogens

Como se explicó anteriormente, la prohibición de tortura constituye no solo una


norma que no admite limitaciones, sino que se encuentra dentro de una cate-
goría suprema de protección universal denominada jus cogens, respecto del cual
ningún Estado puede sustraerse, en ninguna circunstancia, sea en tiempos de
guerra, estados de excepción, lucha contra el terrorismo, conmoción o conflicto
5
interior, etc., protegida tanto por el DIDH y el DIH , al respecto la Corte IDH
ha indicado que:

Según fue señalado anteriormente (supra párr. 93), los hechos del
presente caso han infringido normas inderogables de derecho inter-
nacional (jus cogens), en particular las prohibiciones de la tortura y

5-  Cfr., inter alia, artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra de 1949; Convenio de Ginebra
relativo al trato debido a los prisioneros de guerra (Convenio III), artículos 49, 52, 87, 89 y 97; Conven-
io de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra (Convenio IV),
artículos 40, 51, 95, 96, 100 y 119; Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de
1949 relativo a la Protección de las Víctimas de los Conflictos Armados Internacionales (Protocolo I),
artículo 75.2.a)ii), y Protocolo adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 relativo
a la protección de las víctimas de los conflictos armados sin carácter internacional (Protocolo II), artí-
culo 4.2.a). Véase, también Corte IDH. Caso Fleury y otros vs. Haití. Fondo y Reparaciones. Sentencia
de 23 de noviembre de 2011, párr. 71.

252
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

de las desapariciones forzadas de personas. Estas prohibiciones son


contempladas en la definición de conductas que se considera afec-
tan valores o bienes trascendentales de la comunidad internacional,
y hacen necesaria la activación de medios, instrumentos y meca-
nismos nacionales e internacionales para la persecución efectiva de
tales conductas y la sanción de sus autores, con el fin de prevenirlas
y evitar que queden en la impunidad. Es así como, ante la grave-
dad de determinados delitos, las normas de derecho internacional
consuetudinario y convencional establecen el deber de juzgar a sus
responsables. En casos como el presente, esto adquiere especial re-
levancia pues los hechos se dieron en un contexto de vulneración
sistemática de derechos humanos –constituyendo ambos crímenes
contra la humanidad– lo que genera para los Estados la obligación
de asegurar que estas conductas sean perseguidas penalmente y
sancionados sus autores6.

Artículo 3° común a los Convenios de Ginebra de 1949.

El artículo 3 Común a los Cuatro Convenios de Ginebra señala que:

En caso de conflicto armado que no sea de índole internacional y


que surja en el territorio de una de las Altas Partes Contratantes
cada una de las Partes en conflicto tendrá la obligación de aplicar,
como mínimo, las siguientes disposiciones:

1) Las personas que no participen directamente en las hostilidades,


incluidos los miembros de las fuerzas armadas que hayan depuesto
las armas y las personas puestas fuera de combate por enfermedad,
herida, detención o por cualquier otra causa, serán, en todas las
circunstancias, tratadas con humanidad, sin distinción alguna de
índole desfavorable basada en la raza, el color, la religión o la creen-
cia, el sexo, el nacimiento o la fortuna o cualquier otro criterio aná-
logo. A este respecto, se prohíben, en cualquier tiempo y lugar, por
lo que atañe a las personas arriba mencionadas: [...] a) los atentados
contra la vida y la integridad corporal, especialmente el homicidio
en todas sus formas, las mutilaciones, los tratos crueles, la tortura
y los suplicios”. (Subrayado y en negrilla fuera del texto original).

6- Corte IDH. Caso Goiburú vs. Paraguay. Sentencia de 22 de septiembre de 2006. Serie C No. 153,
párr. 128.

253
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

Al respecto, es importante señalar que este artículo hace parte de la órbita del
Derecho Internacional Consuetudinario y que la transgresión al mismo re-
presenta un grave crimen al Derecho Internacional Humanitario, teniendo en
cuenta que con ocasión a la falta de ratificación de estos tratados, no pueden
sustraerse de la responsabilidad aquellos que actúen bajo el amparo de un be-
ligerante que no se hubiese adherido a un tratado en específico y, en conside-
ración al principio nullum crimen sine lege el artículo 3 común hace parte de la
costumbre internacional, al respecto el Tribunal Penal Internacional para la ex
Yugoslavia señaló lo siguiente:

166. El artículo 3º común a los convenios de Ginebra de 1949 debe


ser considerado como una regla de derecho internacional consue-
tudinario. La sentencia del asunto “Celebici” lo indicó de manera
explícita:

Si, en 1949, la inclusión en los convenios de Ginebra de una


disposición relativa a los conflictos armados pudo haber pa-
recido audaz, nadie puede dudar que las protecciones y pro-
hibiciones enunciadas en esa disposición hacen parte, desde
entonces, del derecho internacional consuetudinario.

En la sentencia “Akayesu”, el Tribunal Penal Internacional para


Ruanda expresó el mismo punto de vista:

Es claro hoy que el artículo 3º común ha adquirido el estatus


de regla del derecho consuetudinario, en el sentido de que
la mayoría de Estados reprime en su Código Penal los actos
que, de ser cometidos con ocasión de un conflicto armado
interno, constituirán violaciones al artículo 3º común.

167. Resulta importante señalar que el artículo 3º común establece


unos criterios mínimos que las partes deben respetar en el curso
de un conflicto, expresando “el fundamento mismo de los cuatro
convenios de Ginebra”, es decir, el trato humano7.

De esta forma, como la manifiesta la Corte Penal Internacional, el Artículo 3°


Común a los Cuatro Convenios de Ginebra es una norma que hace parte de la

7- IT-95-14-T. Asunto “Fiscal vs. Tihomir Blaskic”. Sentencia proferida el 3 de marzo de 2000 por la
Sala de Primera Instancia del TPIY. Traducción obtenida del libro “Jurisprudencia Penal Internacional
aplicable en Colombia”. Pág. 337 y 338.

254
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

costumbre internacional, por cuanto históricamente los Estados han adoptado


disposiciones internas que aún se mantienen prohibiendo cualquier tipo de ac-
tos que constituyan actos de violencia en el marco de conflicto armados frente a
la población civil o personas que hayan depuesto las armas.

La tortura como crimen de lesa humanidad

El Estatuto de Roma en su artículo 7.1.f., se refiere a los crímenes de lesa huma-


nidad, frente a los cuales se entenderán como tal, siempre y cuando se cometa
como parte de un ataque “generalizado” o “sistemático” contra la población civil
y con conocimiento de dicho ataque. No obstante, como se menciona, estos crí-
menes presuponen necesariamente un “ataque” y deben ser cometidos bajo dos
supuestos contextuales: la generalidad o la sistematicidad.

Ahora bien, es preciso señalar que de acuerdo con el Tribunal Penal Interna-
cional para la ex Yugoslavia un “ataque” denota “acts that involve violence”8,
definición que, tratándose de crímenes de lesa humanidad, se aleja de la noción
propia del Derecho Internacional Humanitario. En efecto, en la misma senten-
cia se expresa que “Regarding crimes against humanity, the attack is not limited
to hostilities, but can also include situations where ill-treatment is infringed on
people who do not directly participate in hostilities, persons detained, for exam-
ple”9. En este orden de ideas, el termino de “ataque”, considerado por el Estatuto
de Roma, no se debe limitar específicamente a contextos de hostilidades, pues
el mismo representa cualquier tipo de acto por fuera de estos escenarios que
implican violencia contra la población civil o para los combatientes que hayan
depuesto las armas por cualquier tipo de circunstancia.

Por otro lado, la generalidad y la sistematicidad son entendidas según el Tribunal


Penal Internacional para la ex Yugoslavia, como: “The ‘generalized’ attack will be
determined, mainly, based on the number of victims”10; y (…) “the qualification
as ‘systematic’ of the attack refers to the organized nature of acts of violence and
the improbability of its occurrence by mere coincidence”11. Con base en esta

8-“Actos que implican violencia”. Sentencia del TPIY. Caso Kunarac y otros. Sentencia de 4 de febrero
del 2009.
9- Ibídem. “en materia de crímenes de lesa humanidad, el ataque no se limita a las hostilidades, sino
que también puede comprender situaciones donde malos tratos son infringidos a personas que no
participan directamente en las hostilidades, personas detenidas, por ejemplo”.
10-“El ataque ‘generalizado’ se determinará, principalmente, a partir de la cantidad de víctimas”. TPIY,
Sala de Primera Instancia, Caso Dusko Tadic - álias Dule.
11-“[…] la calificación como ‘sistemático’ del ataque se refiere a la naturaleza organizada de los actos
de violencia y a la improbabilidad de su ocurrencia por mera coincidencia”. Ibídem.

255
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

jurisprudencia, el término ‘generalizado’, alude al orden de lo cuantitativo, res-


pecto al número de víctimas, mientras que el adjetivo ‘sistemático’ se refiere a la
naturaleza organizada de los crímenes y a la improbabilidad de que hayan sido
cometidos de manera aleatoria o por mera coincidencia.

La tortura como crimen de guerra

El artículo 8 del Estatuto de Roma define como crímenes de guerra las infraccio-
nes graves de los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, a saber, cual-
quiera de los siguientes actos cometidos contra personas o bienes protegidos
por las disposiciones del Convenio de Ginebra pertinente: “[…] xxi) Cometer
ultrajes contra la dignidad de la persona, en particular tratos humillantes y de-
gradantes”. Por otro lado, como se expresó anteriormente, el artículo 3° común
a los Convenios de Ginebra de 1949 señala la protección de las personas que
no participan directamente en las hostilidades, como población civil y comba-
tientes que hayan depuesto las armas por cualquier ocurrencia y, expresamente,
prohíbe cualquier tipo de acto que implique un trato inhumano y constituya
tortura o tratos o penas crueles o degradantes, frente a estas disposiciones es
clara la configuración del crimen de guerra en caso de infringir el artículo 3°
común a los Convenios de Ginebra.

Sobre el particular la Corte Constitucional en Colombia ha señalado lo siguiente:

El “crimen de guerra” se trata de determinados comportamientos


verdaderamente reprochables de los combatientes, cometidos en
desarrollo de un conflicto armado internacional. No obstante, hoy
por hoy, la noción abarca también ciertos actos bélicos perpetrados
durante un conflicto armado interno […]”12 y continua “[…] [a] de-
cir verdad, de una revisión del catálogo de crímenes de guerra que
trae el Estatuto de Roma la Corte encuentra grandes semejanzas en-
tre aquellos que pueden ser cometidos en el marco de un conflicto
armado interno o internacional. En esencia, se trata de actos de los
combatientes encaminados a destruir intencionalmente bienes civi-
les, el empleo de medios y métodos de combate ilícitos, a violacio-
nes al principio de proporcionalidad que orienta la relación entre
ventaja militar y consideraciones de humanidad, así como a ultrajes

12- Corte Constitucional. Sentencia C-1076 del 5 de diciembre de 2002. M.P. Clara Inés Vargas
Hernández.

256
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

flagrantes a la dignidad humana de los miembros de la población


civil y de los combatientes que se encuentran hors de combat.”13.
(Negrilla fuera del texto original).

En este orden de ideas, según los presupuestos internacionales y la jurispruden-


cia constitucional vigente, para demostrar la comisión de un ‘crimen de guerra’
se deberá definir lo siguiente: i) la existencia de un conflicto armado; ii) la pre-
sencia de un nexo funcional entre el comportamiento del procesado y el desa-
rrollo del conflicto armado; y iii) los demás elementos del respectivo tipo penal
(para el caso que nos ocupa, la configuración de tortura u otros tratos o penas,
crueles, inhumanos o degradantes).

Elementos constitutivos de tortura

A lo largo del presente capítulo se han señalado los elementos constitutivos de


tortura desde la óptica de los instrumentos internacionales del DIDH y del DIH,
no obstante, son varios los fallos de los tribunales internacionales que permiten
comprender los criterios y requisitos de este ilícito internacional.

Elementos constitutivos de tortura según el DIDH

En el marco del DIDH se tiene una vasta jurisprudencia que permite compren-
der la noción de tortura. La Corte IDH se ha pronunciado en diferentes ocasio-
nes sobre estos elementos, así, en el caso Cantoral Benavides vs. Perú, la Corte
señaló que entre los elementos constitutivos de la tortura está incluida “la inter-
vención de una voluntad deliberadamente dirigida a obtener ciertos fines, como
obtener información de una persona, o intimidarla o castigarla”14. Después, en el
caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala, la Corte determinó que

los actos denunciados […] fueron preparados e infligidos delibera-


damente, con el fin de obtener de Efraín Bámaca Velásquez infor-
mación relevante para el Ejército. Según los testimonios recabados
en el presente proceso, la supuesta víctima fue sometida a actos gra-
ves de violencia física y psíquica durante un prolongado período de
tiempo con los fines antes mencionados y, así, puesta en un contex-
to de angustia y de sufrimiento físico intenso de modo intencional,

13- Ibídem
14- Corte IDH. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Sentencia de 18 de agosto de 2000. Serie C No. 69,
párr. 97.

257
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

lo que no puede calificarse sino como tortura, tanto física como


psicológica15.

Por otro lado, en el caso Maritza Urrutia vs. Guatemala la Corte señaló que

entre los elementos de la noción de tortura establecidos en el artícu-


lo 2 de la Convención Interamericana contra la Tortura se incluyen
métodos para anular la voluntad de la víctima con el objeto de obte-
ner ciertos fines, como información de una persona, o intimidación
o castigo, lo que puede ser perpetrado mediante violencia física, o a
través de actos que produzcan en la víctima un sufrimiento psíqui-
co o moral agudo. [… A]lgunos actos de agresión infligidos a una
persona pueden calificarse como torturas psíquicas, particularmen-
te los actos que han sido preparados y realizados deliberadamente
contra la víctima para suprimir su resistencia psíquica y forzarla
a autoinculparse o a confesar determinadas conductas delictivas o
para someterla a modalidades de castigos adicionales a la privación
de la libertad en sí misma16.

En el caso Hermanos Gómez Paquiyauri vs. Perú la Corte indicó que “entre los
elementos de la noción de tortura […] se encuentra el infligir a una persona
sufrimientos físicos o mentales con cualquier fin”, y mencionó como ejemplo de
esto que, “[e]n general, en las situaciones de violaciones masivas a los derechos
humanos, el uso sistemático de tortura tiene como fin el intimidar a la pobla-
ción”17. Posteriormente, en el caso Tibi vs. Ecuador la Corte afirmó que los

actos de violencia perpetrados de manera intencional por agentes


del Estado contra el señor Daniel Tibi produjeron a este grave su-
frimiento físico y mental. La ejecución reiterada de estos actos vio-
lentos tenía como fin disminuir sus capacidades físicas y mentales y
anular su personalidad para que se declarara culpable de un delito.
En el caso sub judice se ha demostrado, además, que la presunta
víctima recibió amenazas y sufrió hostigamientos durante el perío-
do de su detención, que le produjeron pánico y temor por su vida.

15- Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie
C No. 70, párr. 158.
16- Corte IDH. Caso Maritza Urrutia Vs. Guatemala. Sentencia de 27 de noviembre de 2003. Serie C
No. 103, párrs. 91 y 93.
17- Corte IDH. Caso de los Hermanos Gómez Paquiyauri Vs. Perú. supra nota 44, párr. 116.

258
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Todo ello constituye una forma de tortura, en los términos del artí-
culo 5.2 de la Convención Americana18.

Finalmente, en el Caso Bueno Alves Vs. Argentina, la Corte IDH unifica y de-
sarrolla los elementos constitutivos de tortura por actos cometidos por agentes
del Estado, valiéndose para ello, como fuente de interpretación del artículo 5°19
lo dispuesto por el artículo 2°20 de la CIPST, esta sentencia manifestó lo siguien-
te: “[…] los elementos constitutivos de la tortura son los siguientes: a) un acto
intencional; b) que cause severos sufrimientos físicos o mentales, y c) que se
cometan con determinado fin o propósito […]”21.

Los anteriores elementos, son los que comúnmente cita la jurisprudencia inter-
nacional frente a la configuración del ilícito internacional de tortura, a su vez,
sirven para distinguirlo de los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes22.

a. Un acto intencional: en el Caso Bueno Alves Vs. Argentina, la Corte in-


dicó que fueron cometidos deliberadamente contra la víctima y no fueron
producto de un accidente, imprudencia o caso fortuito. En esta medida, se
exige para satisfacer este elemento que dicha conducta se haya realizado con
ánimo o intención de causar un daño o lesión y que no se trate de casos
accidentales.

b. Que cause severos sufrimientos físicos o mentales: frente a este particu-


lar elemento la Corte indicó que se debe realizar un análisis de los factores

18-Corte IDH. Caso Tibi Vs. Ecuador, supra nota 43, párr. 149.
19- “Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal
1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda per-
sona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. […]”
20- “Artículo 2. Para los efectos de la presente Convención se entenderá por tortura todo acto real-
izado intencionalmente por el cual se inflijan a una persona penas o sufrimientos físicos o mentales,
con fines de investigación criminal, como medio intimidatorio, como castigo personal, como medida
preventiva, como pena o con cualquier otro fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre
una persona de métodos tendientes a anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad
física o mental, aunque no causen dolor físico o angustia psíquica.
No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales que
sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no incluyan la
realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el presente artículo”.
21- Corte IDH. Caso Bueno Alves Vs. Argentina. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C No. 164.
Párr. 79.
22- Rodley, Nigel, The treatment of prisioners Under International Law. Oxford University Press, 2a.
Edición, 2002, Págs. 76 a 106; Medina, Cecilia, op, cit., Págs. 138 a 210.

259
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

endógenos y exógenos para determinar la severidad de los padecimientos


físicos y mentales, respecto a los primeros indicó que se refieren a carac-
terísticas como “el trato, tales como la duración, el método utilizado o el
modo en que fueron infligidos los padecimientos, así como los efectos fí-
sicos y mentales que éstos tienden a causar”23. Respecto a los segundos, la
Corte manifestó que comprende las condiciones de la persona frente a los
sufrimientos, “entre ellos la edad, el sexo, el estado de salud, así como toda
otra circunstancia personal […]”24. De acuerdo con lo anterior, se puede evi-
denciar que la Corte realiza un análisis objetivo y subjetivo sobre lo factual
del caso para determinar los hechos lesivos y sus afectaciones, así como para
determinar el aspecto diferenciador entre la multiplicidad de elementos que
identifican y diferencian a cada persona.

c. Que se cometan con determinado fin o propósito: sobre el propósito la


Corte indicó que “los maltratos tuvieron como finalidad específica forzar
la confesión del señor Bueno Alves”25, al respecto, es importante recordar lo
establecido en el artículo 2 de la CIPST que establece que los fines pueden
ser: i) de investigación criminal; ii) como medio intimidatorio; iii) como
castigo personal; iv) como medida preventiva; v) como pena o; vi) con cual-
quier otro fin. Frente a esta última causal, aparte de ampliar el elemento
motivacional, le da la posibilidad al juzgador de valorar cualquier otro tipo
de circunstancia por más mínima que sea.

Elementos constitutivos de tortura según el Derecho Penal Internacional

Por otro lado, en el marco del DPI, la Comisión Preparatoria de la CPI presentó
un informe para comprender y facilitar la identificación de los respectivos ele-
mentos de los crímenes internacionales contemplados en el Estatuto de Roma,
sobre la tortura señaló lo siguiente:

Artículo 7 1) f):

                     Crimen de lesa humanidad de tortura


                      Elementos
1. Que el autor haya infligido a una o más personas graves dolores
o sufrimientos físicos o mentales.

23- Corte IDH. Caso Bueno Alves Vs. Argentina. Sentencia de 11 de mayo de 2007. Serie C No. 164.
Párr. 83.
24-Ibídem.
25- Ibídem. Párr. 84.

260
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

2. Que el autor tuviera a esa o esas personas bajo su custodia o


control.
3. Que el dolor o el sufrimiento no haya sido resultado únicamente
de la imposición de sanciones legítimas, no fuese inherente ni
incidental a ellas.
4. Que la conducta se haya cometido como parte de un ataque ge-
neralizado o sistemático dirigido contra una población civil.
5. Que el autor haya tenido conocimiento de que la conducta era
parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra
una población civil o haya tenido la intención de que la conducta
fuera parte de un ataque de ese tipo. […]

Artículo 8 2) c) i)–4

                    Crimen de guerra de tortura


                    Elementos
1. Que el autor haya infligido graves dolores o sufrimientos físicos
o mentales a una o más personas.
2. Que el autor haya infligido el dolor o sufrimiento a los fines de
obtener información o una confesión, como castigo, intimida-
ción o coacción o por cualquier otra razón basada en discrimi-
nación de cualquier tipo.
3. Que esa persona o personas hayan estado fuera de combate o
hayan sido personas civiles o miembros del personal sanitario o
religioso que no tomaban parte activa en las hostilidades.
4. Que el autor haya sido consciente de las circunstancias de hecho
que establecían esa condición.
5. Que la conducta haya tenido lugar en el contexto de un conflicto
armado que no era de índole internacional y haya estado rela-
cionada con él.
6. Que el autor haya sido consciente de circunstancias de hecho
que establecían la existencia de un conflicto armado26.

La jurisprudencia de los tribunales penales internacionales de Ruanda y la


ex Yugoslavia han ampliado los elementos contenidos en la normatividad
internacional respecto a este ilícito; sin embargo, el patrón se mantiene en es-
tablecer la configuración de la tortura cuando se cometa un acto intencional de

26- Informe de la Comisión Preparatoria de la Corte Penal Internacional. Segunda parte - Proyecto de
texto definitivo de los Elementos de los Crímenes.

261
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

lesionar o causar dolor intenso con un determinado fin o propósito, al respecto


podemos exponer los siguientes elementos conforme a la jurisprudencia penal
internacional:

a. Elemento intencional de causar un dolor o sufrimiento intenso

Frente a este elemento el TPIY se ha pronunciado en diferentes oportunidades


estableciendo primero la noción de intencionalidad. Al respecto, en el caso del
El Fiscal contra Kunarac, Kovać y Vuković, el Tribunal realizó la distinción entre
intención y motivación, en la sentencia indicó que

aun cuando la motivación del delincuente sea únicamente sexual,


esto no significa que no haya tenido la intencionalidad de come-
ter un acto de tortura ni que su conducta no haya causado un su-
frimiento físico o mental grave, en tanto dicho sufrimiento es una
consecuencia lógica y esperable de su conducta. En vista de esta
definición, es importante determinar si un delincuente tuvo la in-
tencionalidad de actuar de una manera en la que, en el curso nor-
mal de los acontecimientos, causaría dolor y sufrimiento grave a sus
víctimas, ya sea físico o mental27.

Por otro lado, y un aspecto muy importante para tener en cuenta frente a la
intencionalidad, es la posibilidad de que se pueda configurar este elemento por
acción u omisión, en este entendido el Tribunal expresó que existe acción u omi-
sión, siempre y cuando la acción u omisión haya sido intencional, es decir, haya
sido un acto que, objetivamente, sea deliberado y no accidental28.

Ahora bien, frente al grado de dolor o sufrimiento que represente una gravedad
significante el TPIY en el Caso el Fiscal contra Delalić y Otros, al igual que Nigel
Rodley, Relator Especial de la ONU sobre la Tortura, entendió que “una defini-
ción jurídica no puede depender de un catálogo de prácticas aberrantes en tanto
representaría simplemente un desafió a la ingenuidad de los torturadores y no
una prohibición legal viable”29. Por consiguiente, según el mismo planteamiento
27- El Fiscal c. Kunarac, Kovać y Vuković (2002), op. cit., Párr. 153. CEJIL. La Tortura en el derecho
internacional – Guía de jurisprudencia. 2009.
28-   El Fiscal c. Delalić y otros (el caso Čelebići) (1998), op. cit., Párr. 468.
29- El Fiscal c. Delalić y otros (el caso Čelebići) (1998), Ibíd. párrafo 469, cita las palabras de Nigel
Rodley, ex Relator Especial de la ONU sobre la Tortura. El TPIR también siguió este razonamiento en
El Fiscal c. Kayishema y Ruzindana, ICTR Caso Nº TPIR-95-1-T, Sala de Primera Instancia, sentencia
del 21 de mayo de 1999, Párr. 149. CEJIL. La Tortura en el derecho internacional – Guía de jurispru-
dencia. 2009.

262
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

del Tribunal, para la configuración de umbral de daño requerido que constituya


o represente un grado alto de dolor o sufrimiento, deberá estudiarse caso a caso,
por las circunstancias propias de cada afectación.

b. Elemento motivacional

El elemento motivacional de la conducta de tortura también ha sido desarrolla-


do por la jurisprudencia del TPIR, es así como en el caso del Fiscal contra Aka-
yesu, el Tribunal utiliza la definición de tortura traída de la Convención contra
la Tortura. En consecuencia, manifiesta que para que se configure la tortura, el
acto de infligir dolor o sufrimiento a una persona debe responder a alguno de
los siguientes motivos:

“(a) obtener de ella, o de un tercero, información o una confesión;


(b) castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido;
(c) intimidar o coaccionar a esa persona o a otras;
(d) o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación”30.

Por otro lado, el TIPY en el caso del Fiscal contra Kronjelac se aproxima a la
noción de la tortura señalando el papel fundamental del elemento motiva-
cional para la distinción respecto a otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes:

La tortura, en tanto delito penal, no constituye un acto de violencia


injustificado; persigue, a través del dolor físico o mental intenso, un
determinado resultado o propósito. Por lo tanto, si no está presente
dicha finalidad o propósito, incluso el acto de infligir dolor intenso
no calificaría como tortura conforme al Artículo 3 o 5 del Estatuto
del Tribunal .
31

La configuración del elemento motivacional ha sido definida por el TIPY en el


caso Delalić y Otros de forma automática solo cuando ha sido cometido por un
agente del Estado o por una persona con su aquiescencia o instigación, al res-
pecto manifestó que

30- El Fiscal c. Akayesu (1998), op. cit., Párr. 593-594. CEJIL. La Tortura en el derecho internacional
– Guía de jurisprudencia. 2009.
31- El Fiscal c. Kronjelac, op. cit., párrafo 180. Ver El Fiscal c. Brđanin, Caso Nº IT-99-36, Sala II de
Primera Instancia, sentencia del 1 de septiembre 2004, párrafo 486; El Fiscal c. Delalić y otros (el caso
Čelebići) (1998), op. cit., párrafo 442. CEJIL. La Tortura en el derecho internacional – Guía de juris-
prudencia. 2009.

263
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

es difícil prever en qué circunstancias podría interpretarse que una


violación perpetrada por un funcionario público o por un tercero
pero con el consentimiento o bajo la instigación de un funcionario
público no supone, de alguna manera, la pena, coerción, discrimi-
nación o intimidación. Por lo tanto, para este Tribunal estas carac-
terísticas son inherentes a todo conflicto armado32.

2. TRATOS O PENAS CRUELES, INHUMANOS O DEGRADANTES

La prohibición de los tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, al igual


que la tortura, hace parte del ilícito internacional considerado dentro de la ca-
tegoría más alta de las normas internacionales, en la órbita del jus cogens de
imperativo cumplimiento universal. A lo largo del capítulo anterior se abordó la
noción y los elementos del ilícito internacional de tortura, los cuales permiten
comprender la noción del concepto sobre tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes.

Distinción entre tortura y otros actos que afectan la integridad personal

En el marco del DPI los estatutos del TIPIY y TPIR señalan varios delitos ‘me-
nores’ que constituyen otras formas de maltrato y se encuentran comprendidas
dentro de la competencia de estos Tribunales. De acuerdo con la jurisprudencia
que se ha mencionado a lo largo del anterior capítulo, se pude establecer que la
distinción entre la tortura de otras formas de maltrato es la finalidad del acto y
su gravedad. La existencia de una finalidad prohibida habilita a los Tribunales a
calificar un acto como ‘tortura’; sin embargo, los actos en los que la finalidad esté
ausente quedarán comprendidos dentro de otras categorías de maltrato.

En el marco del DIDH el TEDH, en la década de los 70, realizó diferentes distin-
ciones conceptuales frente a lo que se consideraba para entonces tortura y otros
tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. El Caso Irlanda vs. Reino Uni-
do de 1978 es una sentencia icónica que en su momento marcó los principales
rasgos de diferenciación entre uno y otro, allí estableció que un trato degradante
era aquél capaz de “crear en las víctimas sentimientos de temor, de angustia y
de inferioridad, susceptibles de humillarles, envilecerles y de quebrantar en su
caso su resistencia física o moral33, en la misma sentencia el Tribunal consideró
32- El Fiscal c. Delalić y otros (el caso Čelebići) (1998), Ibíd. párrafo 495. CEJIL. La Tortura en el dere-
cho internacional – Guía de jurisprudencia. 2009.
33- TEDH, Irlanda contra Reino Unido. Sentencia de 18 de enero de 1978, A 25, Párr. 167, citado por
J. Barquin Sanz, “Los delitos de tortura y tratos inhumanos o degradantes”, EDERSA, Madrid, 1992.
Pág. 89.

264
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

que los actos infligidos a los prisioneros, que consistían en tenerlos de punta de
pie por horas, ponerles capuchones en la cabeza (vendas, trapos y otros elemen-
tos), mantenerlos sometidos a constantes ruidos intensos y privarlos de comida,
sueño y bebidas, no alcanzaban a constituir tortura, puesto que a este concepto
se le atribuida una característica que apuntaba hacía un tratamiento inhumano
deliberado que causa un sufrimiento muy severo y cruel.

Para ese entonces, se desprendía un elemento distintivo para delimitar ambos


tipos de conductas, que sería la severidad del daño causado.

En lo referente a la jurisprudencia de la Corte IDH, se puede evidenciar con más


precisión las diferencias existentes entre la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes, el cual consiste en el elemento motivacional, puesto
que la tortura persigue un fin o propósito, mientras que los tratos o penas crue-
les, inhumanos o degradantes no.

Además de lo anterior, es importante señalar que respecto de lo planteado en


la Convención de Naciones Unidas contra la Tortura, la cual ha sido utilizada
por el DPI para la definición conceptual y estructuración de los elementos, se
exige que el padecimiento sea ‘grave’, cuestión que no es exigida en el sistema
interamericano, dado que, se ha agregado un elemento que amplía la noción
del padecimiento, cual es, que también se considerará como tortura un acto que
sin provocar este dolor o sufrimiento, este destinado a anular la personalidad
de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental. Este es un punto muy
relevante para diferenciar los conceptos en el marco del DIDH y el DPI, a la
hora de realizar una posible distinción entre tortura y otros actos que afectan la
integridad personal.

Jurisprudencia sobre otras formas de afectación a la integridad personal

Frente a los tratos crueles, inhumanos o degradantes, la Corte IDH ha estableci-


do que los casos pueden variar respecto al sufrimiento de la víctima: casos como
el temor a ser privados de la libertad de forma arbitraria y violenta; o aquellos
casos referidos al temor por la suerte de su vida o la posibilidad de ser sometido
a tortura34; casos en que las víctimas fueron sometidas a no saber sobre el destino
del familiar desaparecido35; o aquellos donde familiares de víctimas sufrieron

34- Corte IDH. Caso de las Masacres de Ituango, párr. 256; Caso 19 comerciantes vs. Colombia. Sen-
tencia de 5 de julio de 2004. Serie C No. 109, Párr. 149.
35- Corte IDH. Caso 19 comerciantes, Párr. 267.

265
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

una afectación psíquica o moral de acuerdo con el tratamiento que se le dio a


los restos de las víctimas36; o aquellos casos donde las víctimas fueron privadas
de la libertad sin forma de comunicarse con los familiares ni con el mundo exte-
rior por largo tiempo37. Todas estas modalidades constituyen una forma de trato
cruel, inhumano o degradante. De igual forma, con base en la CIPST, también
hay que tener en cuenta que no todo se circunscribe a las lesiones y sufrimientos
en el plano físico y moral, puesto que también puede ser considerados los actos
tendientes a anular la personalidad de la víctima o las turbaciones psíquicas. Al
respecto la Corte IDH en el Caso Loayza Tamayo vs. Perú manifestó lo siguiente:

La infracción del derecho a la integridad física y psíquica de las per-


sonas es una clase de violación que tiene diversas connotaciones de
grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de vejámenes
o tratos crueles, inhumanos o degradantes cuyas secuelas físicas y
psíquicas varían de intensidad según los factores endógenos y exó-
genos que deberán ser demostrados en cada situación concreta. La
Corte Europea de Derechos humanos ha manifestado que, aún en
la ausencia de lesiones, los sufrimientos en el plano físico y moral,
acompañados de turbaciones psíquicas durante los interrogato-
rios, pueden ser considerados como tratos inhumanos. El carácter
degradante se expresa en un sentimiento de miedo, ansia e infe-
rioridad con el fin de humillar, degradar y de romper la resisten-
cia física y moral de la víctima (Cfr. Case of Ireland vs. the United
Kingdom, Judgment of 18 January 1978, Series A no. 25. párr. 167).
Dicha situación es agravada por la vulnerabilidad de una persona
ilegalmente detenida (Cfr. Case Ribitsch vs. Austria, Judgment of 4
December 1995, Series A no. 336, párr. 36). Todo uso de la fuerza
que no sea estrictamente necesario por el propio comportamiento
de la persona detenida constituye un atentado a la dignidad huma-
na (Cfr. ibid., párr. 38) en violación del artículo 5 de la Convención
Americana. Las necesidades de la investigación y las dificultades in-
negables del combate al terrorismo no deben acarrear restricciones
a la protección de la integridad física de la persona39.

36- Corte IDH. Caso de los “Niños de la Calle”, Párr. 174.


37- Corte IDH. Caso Suárez Rosero vs. Ecuador. Sentencia de 12 de noviembre de 1997. Serie C No.
35, Párr. 91.
38- Corte IDH. Caso Loayza Tamayo, Párr. 57.

266
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Por otro lado, frente a las penas que aplican las autoridades, las mismas no pue-
den lesionar o afectar la integridad física, psíquica o moral del individuo, al res-
pecto de la imposición de penas la Corte IDH en el Caso Ceasar vs. Trinidad y
Tobago señaló lo siguiente:

La propia jurisprudencia de este Tribunal, así como de otros tri-


bunales y autoridades internacionales, llevan a la Corte a concluir
que existe una prohibición universal tanto de la tortura como de
otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, indepen-
dientemente de cualquier codificación o declaración, por ser todos
éstos violatorios de normas perentorias de derecho internacional.
Asimismo, la Corte es consciente de la creciente tendencia, a ni-
vel internacional e interno, hacia el reconocimiento del carácter no
permisible de las penas corporales, debido a su naturaleza intrín-
secamente cruel, inhumana y degradante. Consecuentemente, un
Estado Parte de la Convención Americana, en cumplimiento de sus
obligaciones derivadas de los artículos 1.1, 5.1 y 5.2 de dicha Con-
vención, tiene una obligación erga omnes de abstenerse de imponer
penas corporales, así como de prevenir su imposición, por consti-
tuir, en cualquier circunstancia, un trato o pena cruel, inhumano o
degradante39.

Por otro lado, el TPIY definió como trato inhumano “toda acción u omisión
intencional, es decir, un acto que, objetivamente, sea deliberado y no acciden-
tal que causa daño mental o sufrimiento físico graves o constituye un grave
ataque a la dignidad humana”40. El Tribunal aceptó la definición del CICR de
intencionalidad necesaria para que un hecho configure el delito de trato inhu-
mano; “el delincuente debe haber actuado o dejado de actuar en forma delibe-
rada; pero la intencionalidad en sí es insuficiente. Si bien no es necesario que el
autor del delito haya tenido la intencionalidad puntual de humillar o degradar a
la víctima, sí debe haber sido capaz de percibir que era razonablemente previsi-
ble que su conducta tuviera dichas consecuencias”41.

39- Corte IDH. Caso Ceasar vs. Trinidad y Tobago. Sentencia 11 de marzo de 2005. Serie C No.123,
Párr. 70.
40- El Fiscal c. Delalić y otros (el caso Čelebići) (1998), op. cit., Párr. 543.
41- El Fiscal c. Aleksovski (1999), op. cit., Párr. 56. CEJIL. La Tortura en el derecho internacional –
Guía de jurisprudencia. 2009.

267
La Prohibición de la Tortura y OtrosTrato o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

De igual forma, el TPIR en el Caso el Fiscal contra Musema, consideró trato


humillante y degradante “todo trato que pretenda afectar…la autoestima de una
persona”42.

En conclusión, el desarrollo jurisprudencial y doctrinal nos permite evidenciar


que se cumplen con los elementos para la configuración de los crímenes inter-
nacionales de tortura y tratos crueles, inhumanos o degradantes en cada uno de
los casos representativos que expusieron en precedencia.

42- El Fiscal contra Musema (2000), op. cit., Párr. 285. CEJIL. La Tortura en el derecho internacional
– Guía de jurisprudencia. 2009.

268
CAPÍTULO V.
RESPONSABILIDAD DEL ESTADO
Responsabilidad del Estado

1. RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
EXTRACONTRACTUAL DEL ESTADO
1

E
n el derecho colombiano la obligación de reparar un daño causado en
virtud de responsabilidad extracontractual se encuentra consagrada en
los artículos 2341 a 2360 del Código Civil; sobre esa base la doctrina y
la jurisprudencia empezaron a aplicar a los entes jurídicos algunas normas de
derecho privado que regulan las relaciones entre personas naturales como las
precitadas.

Se aceptó jurisprudencialmente la aplicabilidad de las normas del


Código Civil sobre responsabilidad extracontractual a las personas
jurídicas y privadas, imponiéndoles primero una responsabilidad
indirecta con fundamento en los artículos 2347 y 2349 del Código
Civil, posteriormente se funda la responsabilidad directa aplicando
lo dispuesto en el artículo 2841 del Código Civil y luego se crea la
responsabilidad por falla del servicio de las personas de derecho
público con la tesis organicista, en relación con las clase de personas
morales, públicas y privadas. (González , 2012)2.

Como lo señala (González , 2012), en materia de responsabilidad del Estado la


jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia (quien tenía la competencia an-
teriormente sobre los litigios en donde se involucrara el Estado) aplicó desde un
principio los artículos 2341 y 2349 del Código Civil relacionados con la respon-
sabilidad directa e indirecta, en su orden, para configurar lo que por sus hechos
dañosos, pudiera imputársele a los entes públicos. De esta manera, fue como

1-  A lo largo del documento se hará referencia exclusiva a la responsabilidad extracontractual del
Estado.
2- González , O. (2012). Responsabilidad Extracontarctual del Estado. Una aproximación desde la teo-
ría de la responsabilidad de los clásicos a su carácter de disciplina autónoma del derecho. UIS Huma-
nidades.

272
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

la Corte Suprema de Justicia, en la entonces Sala de Negocios Generales y Ca-


sación Civil, en diversas sentencias, estableció la responsabilidad indirecta del
Estado, sobre la base de que, como persona jurídica, estaba obligado a reparar
civiles por los daños que se produjeran por la mala elección o falta de vigilancia
en lo que tiene que ver con sus agentes.

En ese sentido, en la Constitución de 1886 se entendía que el Estado adminis-


trador debía responder por el incumplimiento de sus contratos y por los hechos
que generaran perjuicios a terceros por fuera de un contrato; sin embargo, no
consagraba una norma expresa que generara para el Estado la obligación de
reparar los perjuicios que causara por medio de sus agentes. El artículo 16 de la
Constitución Política de 1886 establecía que: “Las autoridades de la República
están instituidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en
su vida, honra y bienes, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales
del Estado y de los particulares”.

Sobre esta base constitucional desarrolla el Consejo de Estado la teoría de la


imputación de la responsabilidad denominada “Falla del Servicio”, que por mu-
chos años fue el límite jurídico que determinaba la responsabilidad del Estado.
Consideró dicho tribunal en sentencia de abril 18 de 1997 que:

Es primer deber del Estado, procurar la realización del bien común,


propósito consagrado en el artículo 16 de la Constitución; para ello
dispone y organiza los llamados servicios públicos. Si como conse-
cuencia de un mal funcionamiento del servicio, o de su no funcio-
namiento o del tardío funcionamiento del mismo se causa lesión o
daño, el Estado es responsable, y por consiguiente está en la obliga-
ción de indemnizar los perjuicios ocasionados. La responsabilidad
se origina en último término en el deber primario del Estado de
suministrar a los asociados los medios conducentes a la efectividad
de sus servicios, a la consecución de sus fines, en otras palabras, a la
realización del bien común.

La falla del servicio se fundamenta en la determinación de la culpa; y es un in-


cumplimiento de un deber legal (ordenamiento jurídico) por parte del Estado.

No obstante, a partir de la entrada en vigor de la constitución de 1991, se empie-


za a hablar de la constitucionalización del derecho de daño3. En términos de la

3-  Entiéndase por daño: toda lesión que sufre una persona natural o jurídica, pública o privada, sobre
un bien que hace parte de su patrimonio que esta jurídicamente protegido.

273
Responsabilidad del Estado

responsabilidad del Estado, contemplada de manera general en el artículo 90 de


la Constitución, se establece que "el Estado será responsable patrimonialmente
por los daños antijurídicos que causen sus agentes"; esto quiere decir que, el pri-
mer elemento que se debe analizar en la responsabilidad del Estado es el daño
antijurídico. A esta nueva forma de comprender la responsabilidad del Estado se
le ha denominado Teoría del daño antijuridico. Así las cosas, la falla del servicio
fue cediendo terreno en el entendido de que no era necesario calificar la culpa
para poder hablar de responsabilidad patrimonial del Estado, cabe destacar que
no ha desaparecido como titulo de imputación, pero no es el único y comparte
lugar con la teoría del riesgo excepcional y el daño especial.

La norma constitucional contiene una regla general de responsabili-


dad patrimonial del Estado con fundamento en el daño antijurídico
que instituye la obligación de reparar el perjuicio prescindiendo de
todo tipo de ilicitud o culpa en la ejecución del hecho y apoyándose
en la protección y garantía de los derechos de los administrados y
comprende no sólo la responsabilidad sino también el sistema de
responsabilidad precontractual y la responsabilidad patrimonial del
Estado de carácter contractual4.

Así quedó expresado por la Honorable Corte Constitucional en sentencia C –


333 de 1996 a través de la cual se manifestó respecto de la consagración expresa
de una norma de responsabilidad patrimonial del Estado en la Constitución
Política, el tribunal en su momento sostuvo:

Hasta la Constitución de 1991, no existía en la Constitución ni en


la ley una cláusula general expresa sobre la responsabilidad patri-
monial del Estado. Sin embargo, la jurisprudencia de la Corte Su-
prema de Justicia y, en especial, del Consejo de Estado encontraron
en diversas normas de la constitución derogada-en especial en el
artículo 16- los fundamentos constitucionales de esa responsabi-
lidad estatal y plantearon, en particular en el campo extracontrac-
tual, la existencia de diversos regímenes de responsabilidad, como
la falla en el servicio, el régimen de riesgo o el de daño especial.
Por el contrario, la actual Constitución reconoce expresamente la
responsabilidad patrimonial del Estado, pues el artículo 90 señala
con claridad que el Estado “responderá patrimonialmente por los

4-  González , O. (2012). Responsabilidad Extracontarctual del Estado. Una aproximación desde la
teoría de la responsabilidad de los clásicos a su carácter de disciplina autónoma del derecho. UIS
Humanidades.

274
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

daños antijurídicos que le sean imputables causados por la acción o


la omisión de las autoridades públicas.

En términos de modificaciones sustanciales, respecto de lo que se tenía antes de


1991, se puede decir que el derecho colombiano ya no comprende la responsa-
bilidad del Estado como una triada entre la falla del servicio, el daño y relación
de causalidad, sino que, para que pueda hablarse de responsabilidad solo se ne-
cesita que exista el daño antijurídico y que este le sea imputable al Estado. Es de
esta manera como la responsabilidad del Estado se traduce en una de las bases
principales del Estado Social de Derecho y como una garantía fundamental que
rompe la concepción de Estado todopoderoso, lo cual ha tenido un impacto
cada vez más positivo sobre la garantía real respecto de la protección de los de-
rechos de las víctimas, con el fin de lograr los más altos niveles de indemnidad
posible para ellas.

Ahora bien, para profundizar sobre las formas de responsabilidad del Estado, es
necesario analizar la figura de “posición de garante”, que establece unos criterios
en los cuales se debe actuar para impedir un resultado so pena de incurrir en
tipo penal por omisión. Este tipo de responsabilidad es pertinente para el pro-
pósito de este informe, dado que orienta fórmulas de imputación posibles para
agentes del Estado que hayan omitido su posición de garantes en actos de tortu-
ra y tratos crueles, inhumanos o degradantes contra miembros de la FARC-EP
que fueron heridos, capturados y/o recluidos.

2. POSICIÓN DE GARANTE

La palabra responsabilidad es producto de la evolución de la palabra latina res-


ponderé, tiene sus antecedentes en el derecho romano y [su significado] es segu-
ridad, restitución o indemnización; en Francia responsabilité, derivado del latín
responsus, que significaba constituirse en garante5.

La figura de responsabilidad del Estado y de la posición de garante tienen en


esencia la función de brindar seguridad. Siendo, en términos reales, el Estado el
principal responsable de garantizar y respetar los derechos de sus ciudadanos.

5-  González , O. (2012). Responsabilidad Extracontarctual del Estado. Una aproximación desde la
teoría de la responsabilidad de los clásicos a su carácter de disciplina autónoma del derecho. UIS
Humanidades.

275
Responsabilidad del Estado

La posición de garante se encuentra definida por el artículo 25 del Código Penal


de la siguiente manera:

La conducta punible puede ser realizada por acción o por omisión.


Quien tuviere el deber jurídico de impedir un resultado pertene-
ciente a una descripción típica y no lo llevare a cabo, estando en
posibilidad de hacerlo, quedará sujeto a la pena contemplada en la
respectiva norma penal. A tal efecto, se requiere que el agente tenga
a su cargo la protección en concreto del bien jurídico protegido,
o que se le haya encomendado como garante la vigilancia de una
determinada fuente de riesgo, conforme a la Constitución o a la ley.

Son constitutivas de posiciones de garantía las siguientes situaciones:

1. Cuando se asuma voluntariamente la protección real de una


persona o de una fuente de riesgo, dentro del propio ámbito de
dominio.
2. Cuando exista una estrecha comunidad de vida entre personas.
3. Cuando se emprenda la realización de una actividad riesgosa
por varias personas.
4. Cuando se haya creado precedentemente una situación antiju-
rídica de riesgo próximo para el bien jurídico correspondiente.

PARÁGRAFO. Los numerales 1, 2, 3 y 4 sólo se tendrán en cuenta en


relación con las conductas punibles delictuales que atenten contra
la vida e integridad personal, la libertad individual, y la libertad y
formación sexuales.

La norma establece cuatro situaciones que evidencian la posición de garante,


por lo cual se puede afirmar que su fuente es estrictamente normativa. El primer
numeral refiere a la asunción del agente sobre una fuente de riesgo o la protec-
ción sobre una persona; el segundo y tercero tienen que ver con los deberes de
acción emanados de las relaciones institucionales en que se espera que el garante
presente ayuda o actúe de determinada manera. El numeral cuarto se relaciona
con deberes negativos que se manifiestan cuando el agente realiza previamente
un comportamiento antecedente de índole antijurídico que promueva un pe-
ligro, imponiéndole el deber de asegurar esa fuente de riesgo o por lo menos
adoptar medidas de salvamento eficaces.

276
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

El tema en cuestión ha sido ampliamente tratado por la Honorable Corte Supre-


ma de Justicia; es así como en sentencia del 5 de junio de 2014 con radicado No.
35113 dicho tribunal definió la posición de garante como:

La posición de garante (Garantenstellugen), es entendida como el


deber jurídico que tiene el autor de evitar un resultado típico, ubi-
cación que le imprime el obrar para impedir que éste se produzca
cuando es evitable.

De la anterior definición se desprende la concepción genérica de la posición


de garante. Ahora bien, en la misma sentencia, la Corte Suprema de Justicia se
refirió a la posición de garante en términos institucionales así:

En la posición de garante que surge de la competencia institucional,


como obligaciones normativas específicas, el deber jurídico emerge
del propio artículo 2º del texto superior, según el cual, las autorida-
des de la República están instituidas para proteger a todas las per-
sonas residentes en Colombia en su vida, honra, bienes, creencias
y demás derechos y libertades, sin alguna discriminación, y para
asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado.

Lo anterior debe analizarse de la mano con el artículo 6 de la norma de normas


que establece que los servidores públicos son responsables no sólo por infringir
la Constitución y las leyes, sino también por omisión o extralimitación en el
ejercicio de sus funciones. En lo que respecta a los miembros de la Fuerza Públi-
ca (según la Constitución Política), las fuerzas militares deben velar, en términos
generales, por la defensa de la soberanía, la independencia, la integridad del terri-
torio y del orden constitucional, y la Policía Nacional debe encargarse del mante-
nimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades
públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz.

A su turno, en virtud de la aplicación del bloque de constitucionalidad, lo an-


terior debe entenderse a la luz de los instrumentos internacionales, como las
normas de DIH que establecen una protección especial a la población civil en
caso de conflicto armado interno y a las personas que hayan dejado de participar
directamente en las hostilidades. En específico, se deben contemplar los Proto-
colos Adicionales a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 y 8 de
junio de 1977, que en sus artículos 4 y 13 establecen que:

277
Responsabilidad del Estado

Artículo 4. Garantías fundamentales. 1º. Todas las personas que no


participen directamente en las hostilidades, o que hayan dejado de
participar en ellas, estén o no privadas de libertad, tienen derecho a
que se respeten su persona, su honor, sus convicciones y sus prácti-
cas religiosas. Serán tratadas con humanidad en toda circunstancia,
sin ninguna distinción de carácter desfavorable. Queda prohibido
ordenar que no haya supervivientes.

Artículo 13: Protección de la población civil. 1. La población civil


y las personas civiles gozarán de protección general contra los pe-
ligros procedentes de operaciones militares. 2º No serán objeto de
ataque la población civil como tal, ni las personas civiles. Quedan
prohibidos los actos o amenazas de violencia cuya finalidad prin-
cipal sea aterrorizar a la población civil. 3º Las personas civiles go-
zarán de la protección que confiere este Título, salvo si participan
directamente en las hostilidades y mientras dure tal participación.

De esa forma, teniendo en cuenta que el deber de garantía es predicable del Esta-
do y se personifica en sus servidores públicos o agentes, se debe analizar siempre
la relación que estos últimos tengan con el bien jurídico protegido. Lo anterior
genera la necesidad de poder determinar la competencia del sujeto, es decir, si al
agente le correspondía o no realizar deberes de seguridad o de protección frente
a determinados bienes jurídicos en relación con ciertos riesgos, para posterior-
mente determinar si el resultado era evitable o no.

Finalmente, teniendo en cuenta la forma jerarquizada en la que actúa la Fuerza


Pública, es importante poder abordar un concepto de la mayor relevancia como
lo es la “responsabilidad de mando” o “responsabilidad del superior”. Esto para
determinar cuándo es dable decir que hay una responsabilidad atribuible a un
sujeto determinado a partir de la violación a los derechos fundamentales por
parte de personas que, si bien no participan directamente del hecho, debían te-
ner conocimiento del mismo para evitarlo, o dieron la orden para que se come-
tiera. Es decir, de su posibilidad de control sobre las conductas constitutivas de
este tipo de crímenes y de los sujetos que las llevaron a cabo.

3. RESPONSABILIDAD POR CADENA DE MANDO

La responsabilidad de los superiores, o responsabilidad por el mando, represen-


ta una de las instituciones más importantes del Derecho Penal Internacional,
toda vez que, aunque normalmente son los soldados “rasos” o “de a pie (foot

278
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

soldiers)” quienes realizan los crímenes, dada la naturaleza de los mismos -ex-
tendidos y parte de políticas institucionales son los superiores quienes tienen
mayor grado de responsabilidad que los propios ejecutores en la comisión de
los actos punibles. Este tipo de responsabilidad se vincula con la obligación del
superior de evitar que sus subordinados cometan crímenes sancionados por el
Derecho Penal Internacional, entendiéndose que, aunque no haya ordenado su
comisión, será responsable por su omisión de evitarlos6.

El desarrollo doctrinario y legal de la responsabilidad de mando se orienta a lo-


grar atribuir un resultado antijuridico a los agentes que ostentaban una posición
de mando dentro de una organización jerárquica, respecto de los hechos que
produzcan un daño antijurídico que cometan sus subordinados. En este sentido,
el profesor alemán Volker Nerlich señala que:

El propósito de la figura de la responsabilidad del superior consiste


en asegurarse de que los jefes militares y superiores ejerzan el con-
trol debido sobre la tropa a su cargo, para evitar y, si es necesario,
castigar los delitos de sus subordinados, coadyuvando así al cum-
plimiento del derecho internacional humanitario.

En términos del derecho internacional, es el Estatuto de Roma el que contiene


las disposiciones más claras; al respecto se establece en su artículo 28 que:

Además de otras causales de responsabilidad penal de conformi-


dad con el presente Estatuto por crímenes de la competencia de la
Corte:

a) El jefe militar o el que actúe efectivamente como jefe militar será


penalmente responsable por los crímenes de la competencia de
la Corte que hubieren sido cometidos por fuerzas bajo su mando
y control efectivo, o su autoridad y control efectivo, según sea el
caso, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas
fuerzas cuando:

6- Winter Etcheberry, J. A. (2009). La responsabilidad por el mando en el Derecho Penal Internacional.


Santiago de Chile, Chile: Universidad de Chile.

279
Responsabilidad del Estado

i.) Hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momen-


to, hubiere debido saber que las fuerzas estaban cometiendo
esos crímenes o se proponían cometerlos; y
ii.) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razona-
bles a su alcance para prevenir o reprimir su comisión o para
poner el asunto en conocimiento de las autoridades compe-
tentes a los efectos de su investigación y enjuiciamiento.

b) En lo que respecta a las relaciones entre superior y subordinado


distintas de las señaladas en el apartado a), el superior será penal-
mente responsable por los crímenes de la competencia de la Corte
que hubieren sido cometidos por subordinados bajo su autoridad y
control efectivo, en razón de no haber ejercido un control apropia-
do sobre esos subordinados, cuando:

i.) Hubiere tenido conocimiento o deliberadamente hubiere


hecho caso omiso de información que indicase claramente
que los subordinados estaban cometiendo esos crímenes o
se proponían cometerlos;
ii.) Los crímenes guardaren relación con actividades bajo su
responsabilidad y control efectivo; y
iii.) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razona-
bles a su alcance para prevenir o reprimir su comisión o para
poner el asunto en conocimiento de las autoridades compe-
tentes a los efectos de su investigación y enjuiciamiento.

De lo anterior y según Volker Nerlich7, se pueden establecer dos distinciones


evidenciables en la norma precitada. Por un lado, la norma establece una dife-
renciación sobre la relación secuencial entre la falta de actuación del superior
y la comisión del delito por el subordinado; en el primer caso la superior tenía
posibilidad de evitar la comisión del delito por el subordinado, en el segundo
caso, no es posible que el superior evite el delito, pero podría haber remitido el
asunto a autoridades competentes, toda vez, que el delito ya se había cometido.
Además de esto, se debe resaltar el nivel de conocimiento del superior respecto
del delito que comete el subordinado, así el artículo en comento establece que
el jefe militar puede responder si: a) hubiere sabido del delito del subordinado
o b) en razón de las circunstancias del momento, hubiere debido saber que las
fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se proponían cometerlos.

7- Nerlich, V. (2016) La Responsabilidad del Superior a La Luz del Artículo 28 del Estatuto de la Corte
Penal Internacional. U Externado de Colombia.

280
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

En lo que respecta a la clasificación que se ha realizado respecto de la respon-


sabilidad de mando se tiene: a) responsabilidad del superior con conocimiento
antes de ocurrir el hecho, b) Responsabilidad del superior con conocimiento
después del hecho, c) Responsabilidad del superior sin conocimiento antes del
hecho y d) Responsabilidad del superior sin conocimiento después del hecho.

Ahora bien, respecto de ordenamiento interno, la figura de responsabilidad de


mando se puede verificar en el Acuerdo Final de Paz firmando entre el Gobierno
y las FARC-EP y el artículo 24 del Acto Legislativo de la Jurisdicción Especial
para la Paz, así como en los artículos 67 y 68 de la Ley Estatutaria de la JEP.

El Artículo 24° del Acto Legislativo 01 del 4 de abril del 2017 establece que:

(…) La determinación de la responsabilidad del mando no podrá


fundarse exclusivamente en el rango, la jerarquía o en ámbito de
jurisdicción». Y agrega además que: «(…) Se entenderá que existe
mando y control efectivo del superior militar o policial sobre los ac-
tos de los subordinados, cuando se demuestren las siguientes con-
diciones concurrentes:

a.- Que la conducta o conductas punibles hayan sido cometidas


dentro el área de responsabilidad asignada a la unidad bajo su man-
do según el nivel correspondiente y que tengan una relación con
actividades bajo su responsabilidad;
b.- Que el superior tenga la capacidad legal y material de emitir
órdenes, de modificarlas o de hacerlas cumplir;
c.- Que el superior tenga la capacidad efectiva de desarrollar, y eje-
cutar operaciones dentro del área donde se cometieron los hechos
punibles conforme al nivel de mando correspondiente; y
d.- Que el superior tenga la capacidad material y directa de tomar
las medidas adecuadas para evitar o reprimir la conducta o las con-
ductas de sus subordinados, siempre y cuando haya de su parte co-
nocimiento actual o actualizable de su comisión.

Por su parte, el artículo 67° de la Ley Estatutaria, sobre la responsabilidad de


mando de las FARC-EP – EP, señala que:

La responsabilidad de los mandos de las FARC-EP, por los actos


de sus subordinados deberá fundarse en el control efectivo de la
respectiva conducta, en el conocimiento basado en la información

281
Responsabilidad del Estado

a su disposición antes, durante y después de la realización de la res-


pectiva conducta, así como en los medios a su alcance para preve-
nirla, y de haber ocurrido adoptar las decisiones correspondientes.
La responsabilidad del mando no podrá fundarse exclusivamente
en el rango o jerarquía.

A su turno, la Corte Constitucional en Sentencia C-579 de 2013, haciendo énfa-


sis en el máximo responsable, ha entendido que:

(…) El máximo responsable es aquella persona que tiene un rol


esencial en la organización criminal para la comisión de cada de-
lito, es decir, que haya dirigido, tenido el control, o financiado la
comisión de los delitos de lesa humanidad, genocidio y crímenes de
guerra cometidos de manera sistemática.

En este sentido, según los argumentos presentados por el representante de la


Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los De-
rechos humanos, frente a la Responsabilidad de mando en Colombia, se expuso:

La definición sobre la responsabilidad de mando contenida en el


Acto legislativo 01, se aparta en algunos aspectos tanto del derecho
internacional consuetudinario como del Estatuto de Roma. Ya que
(…) con arreglo al derecho internacional consuetudinario, los jefes
militares y otros superiores son penalmente responsables si sabían,
o tenían razones para saber, que los subordinados se disponían a
cometer, o ya habían cometido, los crímenes.

«En Acto Legislativo 01 no se incluye el estándar de “tenía razones


para saber” con arreglo al derecho internacional consuetudinario
ni el estándar de “hubiera debido saber” del Estatuto de Roma. Y
parecería haber adoptado la definición posiblemente más restricti-
va de “conocimiento actualizable». (lo subrayado no corresponde al
texto original).

Con base en estas nociones de responsabilidad de agentes del Estado, en la si-


guiente parte del informe se ensayan fórmulas de tipificación e imputación para
los responsables de los crímenes registrados en las fichas de casos representati-
vos de los patrones descritos anteriormente.

282
CAPÍTULO VI
LOS RESPONSABLES
Los Responsables

A
continuación, se lleva a cabo un ejercicio de tipificación de los crímenes
internacionales que se identifican en los casos representativos registra-
dos en las fichas y los patrones caracterizados. Además, se indican los
presuntos responsables de los crímenes: quienes participaron por acción y/o por
omisión en la comisión de la tortura y tratos inhumanos contra combatientes de
las FARC-EP, capturados en el marco del conflicto armado.

No se tiene conocimiento acerca de algunos nombres de las personas que pre-


suntamente participaron en los hechos, dado el transcurso del tiempo y la ma-
nera soterrada en que se realizaban estas prácticas. Debido a ello, se señalan las
instituciones del Estado que participaron en los hechos relatados por las vícti-
mas y el periodo en el que ocurrieron, con la finalidad de que la instancia en-
cargada en la Jurisdicción Especial para la Paz identifique y llame a los agentes
del Estado que fungían como máximas autoridades de estas instituciones con
el objeto de indagar sobre su responsabilidad, particularmente por cadena de
mando, en los periodos de tiempo y lugares que se describen.

1. PROPUESTA DE TIPIFICACIÓN DE LOS CRÍMENES


INTERNACIONALES

Para la tipificación de los crímenes de tortura y otros tratos o penas crueles, in-
humanos o degradantes se aborda la siguiente metodología: i) se describen los
elementos de los crímenes de guerra de tortura y de tratos crueles, inhumanos o
degradantes y el crimen de lesa humanidad de tortura; ii) luego se plantean fór-
mulas de imputación para cada uno de los presuntos responsables por cadena de
mando, así como a otros agentes que participaron directamente en las conductas
tipificadas.

286
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

2. Cargos internacionales para los presuntos responsables

Crimen de guerra de tortura. (E.R. Artículo 8. 2). a). ii). -1).

i.) Los autores causaron graves dolores y sufrimientos físicos y/o menta-
les a los integrantes de las FARC-EP fuera de combate por captura o
detención de acuerdo con los modus operandi descritos;
ii.) dichos dolores y sufrimientos físicos causados por los agentes estatales
tenían la finalidad de obtener información sobre comandantes, com-
pañeros, campamentos, estrategias de los frentes, caletas de dinero y
explosivos, entre otros, con miras a ganar una ventaja militar sobre las
FARC-EP. Asimismo, tenían la finalidad de castigar a los combatientes
de la guerrilla por su pertenencia armada a la organización guerrillera;
iii.) estos integrantes de las FARC-EP se encontraban fuera de combate al
haber sido capturados por el Estado, por lo que eran personas protegi-
das por el DIH en virtud del artículo 3 común a los cuatro Convenios
de Ginebra;
iv.) los autores, al ser integrantes de la Fuerza Pública del Estado, eran
conscientes de que las personas capturadas en el marco de operaciones
militares, policiales o de inteligencia se encontraban protegidas por el
DIH, dado que, en el marco del cumplimiento de sus funciones ju-
raron cumplir la Ley y la Constitución, por lo que tenían el deber de
conocer de la prohibición de infringir tales dolores y sufrimientos a las
personas bajo su poder;
v.) la conducta tuvo ocurrencia tanto en el contexto territorial del con-
flicto armado, así como en su ámbito temporal, de igual forma, estuvo
estrechamente relacionado con éste por tratarse de combatientes de las
FARC-EP, movimiento insurgente que se encontraba, de manera noto-
ria, abierta y públicamente en rebelión contra el Estado;
vi.) los autores eran conscientes de la existencia del conflicto armado acae-
cido en el territorio colombiano entre la guerrilla de las FARC-EP y el
Estado colombiano, pues hacían parte de las fuerzas estatales que se
estructuraron para enfrentar a la organización guerrillera por medio
de diferentes acciones militares en diferentes partes del país, lo que
claramente constituye un conflicto armado no internacional1.

1-  Según Kathleen Lawand (jefa saliente de la unidad del CICR que presta asesoramiento acerca del
derecho aplicable en los conflictos armados y otras situaciones de violencia en que el CICR lleva ad-
elante sus actividades humanitarias): Un conflicto armado no internacional (o “interno”) se refiere
a una situación de violencia en la que tienen lugar, en el territorio de un Estado, enfrentamientos

287
Los Responsables

Crimen de guerra de tratos inhumanos. (E.R. Artículo 8. 2). a). ii). -2.).

i.) Los autores causaron graves dolores y sufrimientos físicos y/o menta-
les a los integrantes de las FARC-EP de acuerdo con los modus operan-
di descritos anteriormente;
ii.) los integrantes de las FARC-EP se encontraban fuera de combate al
haber sido capturados por el Estado, razón por la cual, eran personas
protegidas en virtud del artículo 3 común a los cuatro Convenios de
Ginebra;
iii.) los autores eran conscientes de que los integrantes de las FARC-EP
se encontraban en estado de indefensión y estaban detenidos por las
fuerzas estatales y tenían conocimiento de la prohibición de infringir
tales dolores y sufrimientos a los capturados;
iv.) la conducta tuvo ocurrencia tanto en el contexto territorial del con-
flicto armado, así como en su ámbito temporal, de igual forma, estuvo
estrechamente relacionado con éste por tratarse de combatientes de las
FARC-EP que se encontraban, de manera notoria, abierta y pública-
mente en rebelión contra el Estado, asimismo fueron capturados por
las fuerzas estatales en razón a su pertenencia armada;
v.) los autores eran conscientes de la existencia del conflicto armado acae-
cido en el territorio colombiano entre la guerrilla de las FARC-EP y el
Estado colombiano, pues hacían parte de las fuerzas estatales que se
estructuraron para enfrentar a la organización guerrillera por medio
de diferentes acciones militares en diferentes partes del país, lo que
claramente constituye un conflicto armado no internacional.

Crimen de lesa humanidad de tortura. (E.R. Artículo. 7. 1). f).)

i). Los autores causaron graves dolores y sufrimientos físicos y/o menta-
les a los integrantes de las FARC-EP de acuerdo con los modus operan-
di descritos;
ii). los autores eran agentes activos del Estado, utilizaban su autoridad
policial o militar para capturar a los combatientes guerrilleros de
las FARC-EP, por lo que su captura gozaba de presunción de legali-
dad y se valieron de esta para cometer graves conductas que atenta-
ron contra el Derecho Internacional de los Derechos Humanos y el

armados prolongados entre fuerzas gubernamentales y uno o más grupos armados organizados, o
entre grupos de ese tipo.

288
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

Derecho Internacional Humanitario, en este sentido, los capturados es-


taban bajo la custodia y control del Estado a través de sus instituciones;
iii). el dolor y sufrimiento causado a las víctimas no fue el resultado de la
imposición de sanciones legítimas, no fue inherente ni incidental, sino
estructurado, planificado y sistemático con el fin de obtener informa-
ción para ganar una ventaja militar sobre las guerrillas de las FARC-EP,
así como también, para castigar a los integrantes de dicha insurgencia
por su pertenencia armada;
iv). la conducta se cometió como parte de un ataque sistemático dirigido
contra combatientes de las FARC-EP capturados, bajo una lógica de
política diseñada y estructurada para acabar con las FARC-EP consi-
derada como el enemigo interno. Estos combatientes de las FARC-EP
al momento de ser capturados o detenidos y estar en poder del Estado
perdían su estatus de combatientes y de acuerdo con el artículo 3 co-
mún a los cuatro Convenios de Ginebra, adquirían el estatus de pobla-
ción civil protegida por el DIH;
v). los autores eran conscientes que la conducta ejercida por ellos hacía
parte de una política de Estado estructurada, planeada y soterrada
contra las insurgencias de las FARC-EP, esto se infiere de la similitud y
frecuencia de las conductas contra combatientes de las FARC-EP cap-
turados a lo largo y ancho del territorio nacional. La recurrencia de las
acciones denota la improbabilidad de la aleatoriedad de los hechos y la
naturaleza organizada de los ataques.

2. CARGOS INTERNACIONALES PARA LOS PRESUNTOS


RESPONSABLES

Cargo primero. Crimen de guerra de tortura

De acuerdo con el contexto histórico expuesto y los relatos de las víctimas regis-
trados en las fichas de casos representativos, se puede determinar la responsabi-
lidad a título de coautores, por cadena de mando, de los agentes del Estado que
se relacionaron en el informe original presentado ante la JEP. Estos agentes son
responsables del crimen de guerra de tortura por haber promovido, permitido
o tolerado acciones de subalternos bajo su mando y control efectivo, o su auto-
ridad y control efectivo, según sea el caso, cometidos contra integrantes de las
FARC-EP fuera de combate por detención o captura. Se pudo determinar que la
tortura fue cometida como método para obtener información de los guerrilleros
capturados, con la finalidad de ganar una ventaja militar sobre la guerrilla de las
FARC-EP o como castigo en razón a su pertenencia armada a la organización

289
Los Responsables

guerrillera. Dichas conductas fueron realizadas por los responsables por cadena
de mando, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas fuer-
zas, ya sea porque:

i.) hubiere sabido o, debido a las circunstancias del momento, hubiere


debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se
proponían cometerlos;
ii.) no hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su
alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el asunto
en conocimiento de las autoridades competentes a los efectos de su
investigación y enjuiciamiento.

Cargo segundo. Crimen de guerra de tratos inhumanos

De acuerdo con el contexto histórico expuesto y los relatos de las víctimas re-
gistrados en las fichas de casos representativos, se puede determinar la respon-
sabilidad, a título de coautores por cadena de mando, a los agentes del Estado
que se relacionaron en el informe original presentado ante la JEP, por haber
promovido, permitido o tolerado el crimen de guerra de tratos inhumanos por
fuerzas bajo su mando y control efectivo, o su autoridad y control efectivo, según
sea el caso, cometidos contra integrantes de las FARC-EP fuera de combate por
privación de la libertad. Se pudo determinar que los tratos inhumanos fueron
cometidos como método de castigo por su condición insurgente o venganza por
hechos relacionados con el conflicto armado. Dichas conductas fueron realiza-
das por los responsables por cadena de mando, en razón de no haber ejercido un
control apropiado sobre esas fuerzas, ya sea porque:

i.) hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momento, hubiere


debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se
proponían cometerlos;
ii.) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su
alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el asunto
en conocimiento de las autoridades competentes a los efectos de su
investigación y enjuiciamiento.

Cargo tercero. Crimen de lesa humanidad de tortura

De acuerdo al contexto histórico expuesto, así como a los relatos de las víctimas
a través de las fichas de casos representativos, se puede determinar la responsa-
bilidad a título de coautores, al ser responsables por cadena de mando, de los

290
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

agentes del Estado que se relacionaron en el informe original presentado ante la


JEP, por haber promovido, permitido o tolerado el crimen de lesa humanidad
de tortura por fuerzas bajo su mando y control efectivo, o su autoridad y control
efectivo, según sea el caso, cometidos contra integrantes de las FARC-EP fuera
de combate bajo su custodia y control, utilizando la tortura como método de
obtener información para ganar una ventaja militar o como castigo en razón
a la pertenencia de las víctimas a la organización guerrillera. El crimen de lesa
humanidad de tortura se realizó por diferentes instituciones al momento de cap-
turar o detener a integrantes de las FARC-EP, asimismo, también se realizó en
el tiempo de privación de la libertad de las víctimas, todo ello como uno de los
métodos de la política contrainsurgente desplegada por el Estado para acabar
con las FARC-EP. De acuerdo al contexto histórico y a los casos representativos
expuestos se puede evidenciar la sistematicidad de las conductas de tortura, no
fueron crímenes aislados, se identifican en la forma en que fueron cometidos.

Dichas conductas fueron realizadas por los presuntos responsables por cade-
na de mando, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas
fuerzas, ya sea porque:

Dichas conductas fueron realizadas por los presuntos responsables por cadena
de mando, en razón de no haber ejercido un control apropiado sobre esas fuer-
zas, ya sea porque:

i.) hubiere sabido o, en razón de las circunstancias del momento, hubiere


debido saber que las fuerzas estaban cometiendo esos crímenes o se
proponían cometerlos;
ii.) No hubiere adoptado todas las medidas necesarias y razonables a su
alcance para prevenir o reprimir su comisión o para poner el asunto
en conocimiento de las autoridades competentes a los efectos de su
investigación y enjuiciamiento.

PETICIÓN PARA LA SRVR

En el marco del corpus iuris del Derecho Internacional de los Derechos Hu-
manos, Derecho Internacional Humanitario y Derecho Penal Internacional, se
han creado obligaciones generales y específicas, erga omnes, para que los Es-
tados parte de los diferentes instrumentos internacionales respeten y garanti-
cen los derechos humanos, y cuando se presenten situaciones que atenten grave
y sistemáticamente a la humanidad, se investiguen, juzguen y sanciones a los

291
Los Responsables

responsables y se reparen integralmente a sus víctimas. En este sentido, solicita-


mos respetuosamente a la Sala de Reconocimiento de Verdad, de Responsabili-
dad y de Determinación de Hechos y Conductas lo siguiente:

• ACREDITACIÓN DE LAS VÍCTIMAS

PRIMERO: se reconozca personería jurídica a los abogados adscritos a la Cor-


poración Solidaridad Jurídica para la representación de las víctimas del presente
informe ante su Despacho.

SEGUNDO: se reconozca la calidad de víctimas a las personas nombradas en


este informe, que fueron sometidas a tortura y otros tratos o penas crueles, in-
humanos o degradantes, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 2 y
3 de la Ley 1922 de 2018. De acuerdo con lo anterior, se realice la respectiva
acreditación individual para cada una de las víctimas directas e indirectas, ga-
rantizando su participación en todos los momentos para ello establecidos en las
leyes 1922 de 2018 y 1957 de 2019, en virtud del principio de centralidad de las
víctimas.

TERCERO: se decrete una medida cautelar para proteger la información sumi-


nistrada por parte de cada una de las víctimas que rindieron entrevista para el
presente informe, así como las medidas idóneas para preservar su vida e integri-
dad, conforme al artículo 22 de la Ley 1922 de 2018.

• AMPLIACIÓN DE LA INFORMACIÓN

CUARTO: que se oficie a las entidades del Estado vinculadas en la comisión de


estos hechos, con la debida reserva, a fin de que alleguen la información necesa-
ria para ampliar la información aportada en el presente informe.

• TRASLADO DE INFORME Y LLAMAMIENTO A VERSIÓN


VOLUNTARIA.

QUINTO: que, con fundamento en el artículo 27a de la Ley 1922 de 2018 y los
hechos consignados en el presente informe, se vincule a los agentes del Estado
que fueron mencionados en la PARTE IV, CAPÍTULO 2 y se les llame a rendir
versión voluntaria por los hechos narrados. Lo anterior, una vez trasladado el
contenido de este informe con la debida reserva que se requiera.

292
VIOLENCIA CONTRAINSURGENTE

SEXTO: que se investiguen, se juzguen y se sancionen los hechos de victimiza-


ción aquí narrados, y que, conforme a la normatividad internacional, pueden
constituir crímenes internacionales.

• MEDIDAS DE REPARACIÓN Y NO REPETICIÓN

SÉPTIMO: que, como medida de satisfacción de los derechos de las víctimas,


se promueva la realización de “actos tempranos de reconocimiento de respon-
sabilidad y perdón” y el restablecimiento de la dignidad de las víctimas, en actos
previamente concertados con ellas y sus representantes.

OCTAVO: que, como medida de satisfacción de los derechos de las víctimas, se


promueva la realización de actos simbólicos en conmemoración de la memoria
de los prisioneros políticos victimizados.

NOVENO: que, como medida de no repetición se requiera al poder ejecutivo


la formulación de un proyecto de ley de reforma al régimen penitenciario y car-
celario, así como a la política criminal del Estado, de manera que se establezca
un procedimiento justo, que dignifique las condiciones de vida de las perso-
nas privadas de la libertad. Asimismo, que se promulguen reformas a la política
criminal del Estado para prevenir y reprender las violaciones al Derecho In-
ternacional de los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional
Humanitario que se llevan a cabo durante la captura y la privación de la libertad
de civiles y combatientes.

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302
HOMBRE PRESO QUE MIRA A SU HIJO

Cuando era como vos me enseñaron los viejos


y también las maestras bondadosas y miopes
que libertad o muerte era una redundancia
a quien se le ocurría en un país
donde los presidentes andaban sin capangas.

Que la patria o la tumba era otro pleonasmo


ya que la patria funcionaba bien
en las canchas y en los pastoreos.

Realmente no sabían un corno


pobrecitos creían que libertad
era tan solo una palabra aguda
que muerte era tan solo grave o llana
y cárceles por suerte una palabra esdrújula.

Olvidaban poner el acento en el hombre.

La culpa no era exactamente de ellos


sino de otros más duros y siniestros
y estos sí
cómo nos ensartaron
en la limpia república verbal
cómo idealizaron
la vidurria de vacas y estancieros
y cómo nos vendieron un ejército
que tomaba su mate en los cuarteles.

Uno no siempre hace lo que quiere


uno no siempre puede
por eso estoy aquí
mirándote y echándote
de menos.
Por eso es que no puedo despeinarte el jopo
ni ayudarte con la tabla del nueve
ni acribillarte a pelotazos.

Vos ya sabés que tuve que elegir otros juegos


y que los jugué en serio.

Y jugué por ejemplo a los ladrones


y los ladrones eran policías.

Y jugué por ejemplo a la escondida


y si te descubrían te mataban

y jugué a la mancha
y era de sangre.

Botija aunque tengas pocos años


creo que hay que decirte la verdad
para que no la olvides.

Por eso no te oculto que me dieron picana


que casi me revientan los riñones
todas estas llagas, hinchazones y heridas
que tus ojos redondos
miran hipnotizados
son durísimos golpes
son botas en la cara
demasiado dolor para que te lo oculte
demasiado suplicio para que se me borre.

Pero también es bueno que conozcas


que tu viejo calló
o puteó como un loco
que es una linda forma de callar.

Que tu viejo olvidó todos los números


(por eso no podría ayudarte en las tablas)
y por lo tanto todos los teléfonos.
Y las calles y el color de los ojos
y los cabellos y las cicatrices
y en qué esquina
en qué bar
qué parada
qué casa.

Y acordarse de vos
de tu carita
lo ayudaba a callar.

Una cosa es morirse de dolor


y otra cosa es morirse de vergüenza.

Por eso ahora


me podés preguntar
y sobre todo
puedo yo responder.

Uno no siempre hace lo que quiere


pero tiene el derecho de no hacer
lo que no quiere.

Llora nomás botija


son macanas
que los hombres no lloran
aquí lloramos todos.

Gritamos, berreamos, moqueamos, chillamos, maldecimos


porque es mejor llorar que traicionar
porque es mejor llorar que traicionarse.
Llorá
pero no olvides.

ij
(Por Mario Benedetti)

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