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Yves Lacoste 

es un geógrafo, profesor y geopolítico francés,


nacido en 1929 en Fez, Marruecos. Actualmente es profesor emérito
de geopolítica  en la  Universidad de Paris
Con la revista Hérodote y, más tarde, su obra La Geografía: un arma para la
guerra fecha de publicación original 1976.
Comenzó un intento de reintroducir el estudio de la ciencia geopolítica en Francia,
desembarazándola de su injusta imagen de ciencia nazi.
Esta obra que se ha convertido en un clásico para los estudios estratégicos sobre el territorio es
resultado de lo que autor pudo observar de cerca, en 1972, en la guerra de Vietnam.
Allí él ve, cómo Estados Unidos bombardea los cimientos de los diques del río Rojo, con la
finalidad de provocar su destrucción y culpar a una catástrofe natural de las víctimas de la inundación.
Entonces advierte cómo el saber geográfico sirve sobre todo, para hacer la guerra.
En sus inicios, el manuscrito fue visto como un intento de reintroducir el estudio de la ciencia
geopolítica en Francia, librándola de su injusta imagen de ciencia nazi.
Por tal motivo, centró sus críticas en el carácter “supuestamente” ingenuo e irrelevante de la
geografía regional, y en particular en su relación con la formación de profesores y el contenido escolar,
señalando como esta geografía se convierte en “una cortina de humo” que, instalándola así en la
educación básica, la población solamente aprende la idea de una geografía memorística e irrelevante,
ocultando la verdadera finalidad del saber terrestre.
Estos saberes sí eran valorados en cambio, por lo que él denomina la geografía “de los estados
mayores”, esto es, por los grupos de poder que estaban en condiciones de valorar y utilizar en función de
sus intereses el conocimiento pretendidamente “neutro o ingenuo” del trabajo regional, dando ejemplos
de que efectivamente así lo hacían.
La geografía, entendida como el conocimiento del espacio a
todos los niveles, es principalmente un instrumento de carácter
estratégico. Según Lacoste, la importancia de la geografía es tal que su conocimiento real ha sido
acaparado por minorías y élites a lo largo de la Historia, y actualmente por los Estados.
La expresión más relevante que encontramos de la geografía como saber estratégico vital es su
aplicación en la guerra. Cabe añadir también que, según Lacoste, los Estados, que restringen el
conocimiento real de la geografía debido a su importante valor estratégico, han creado una “cortina de
humo” que disimula el valor real de esta ciencia, y la minusvalora, dando lugar a dos subcategorías de la
geografía: la “geografía de los profesores”, y la “geografía espectáculo”, siendo la primera una mera
reducción de la geografía a toponimia física y política básicamente, y la segunda una reducción a
fenómenos naturales impactantes.
Así, el objetivo de esta subdivisión es principalmente mantener el conocimiento del valor real,
estratégico, de la geografía, en manos de las élites, y dificultar el conocimiento real de la mayoría. Como
conclusión, diremos que el objetivo del ensayo de Lacoste es mostrarnos el valor real de la geografía,
demostrarnos las maniobras del poder en general para ocultarnos ese valor, y proponer soluciones al
problema. 
Ideas principales
1) Banalización de la geografía en la docencia:
Viendo la importancia de la geografía, según Lacoste existe un interés por parte de las élites (o
en su defecto, las altas esferas del Estado) en conservar el monopolio del conocimiento de su valor
estratégico real. Por tanto, como consecuencia de este egoísmo elitista, tiene lugar una banalización de la
geografía como ciencia en la docencia en general, reduciendo su función a una mera enumeración de
toponimia política y física, estudio de los climas, etc, que ocultan el verdadero calado epistemológico de la
geografía.

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Así pues, nos encontramos ante un saber estratégico en manos de unos pocos, y vemos cómo la
geografía docente, según Lacoste, deja de lado cualquier estudio de sus aplicaciones prácticas, y apunta
que quizá su única función hoy día sea inculcar el nacionalismo en los estudiantes de los respectivos
Estados.
Vemos también, como apunta Lacoste, que aunque se haya progresado mucho al respecto, las
deficiencias epistemológicas de la geografía universitaria siguen siendo alarmantes, y sólo en los últimos
años (y quizá aquí es donde se vea realmente el valor del ensayo de Lacoste) se empieza a cambiar esta
tendencia.

2) La importancia de los mapas:


La cartografía es la expresión tangible de los conocimientos geográficos y su representación por
excelencia. Lacoste nos habla de la importancia que tiene el saber interpretar un mapa, ya que nos permite
a la vez interpretar el espacio mismo y actuar en consecuencia con ello.
Sin embargo, vamos a ver cómo ese conocimiento geográfico que expresa la cartografía va a
estar de nuevo restringido por las élites, o por el Estado. Por ejemplo, en España, sin ir más lejos, vemos
cómo la mayor información cartográfica es elaborada y gestionada por las Fuerzas Armadas. 
Con este ejemplo queda como cierta la afirmación central del ensayo de que la geografía es un
arma, sobre todo, para la guerra, aunque ya hemos visto que tiene también importancia capital en el
ámbito económico, y por ende (cabe aquí citar al filósofo alemán Jürgen Habermas: “la economía coloniza
todos las esferas de la vida”), el ámbito social. Citando otros ejemplos, tanto Hitler como Pinochet eran más
que buenos geógrafos.

3) La importancia de la geografía a lo largo de la Historia, y sus


nuevas aplicaciones en la Historia reciente y la actualidad:
CITA (pág.7): La geografía sirve, de entrada, para hacer la guerra. Ante toda ciencia, ante todo
saber es obligatorio plantearse una cuestión epistemológica previa; el proceso científico va unido a una
historia y debe ser visto por una parte en sus relaciones con las ideologías y por otra como práctica o como
poder. Plantear de entrada que la geografía sirve, en primer lugar, para hacer la guerra no supone que sólo
sirva para dirigir unas operaciones militares; sirve también para organizar los territorios no sólo en previsión
de las batallas que habrá que librar contra tal o cual adversario, sino también para controlar mejor a los
hombres sobre los cuales ejerce su autoridad el aparato del Estado.
CITA (pág.7): La geografía, en tanto que descripción metódica de los espacios, tanto bajo los
aspectos que se ha convenido en denominar “físicos” como bajo sus características económicas, sociales,
demográficas y políticas (por referirnos a una cierta división del saber), debe situarse absolutamente, en
tanto que práctica y en tanto que poder, en el marco de las funciones que ejerce el aparato de Estado para
el control y la organización de los hombres que pueblan su territorio y para la guerra.
Como el mismo Lacoste indica, la geografía nace al mismo tiempo que lo hace el primer Estado.
Siempre ha estado unida a los Estados, y por ende a las minorías o élites que los controlan, ya que resulta
vital para su mantenimiento y preservación.
En cada asentamiento de civilización planificado, cada expansión territorial, colonización,
expedición en busca de cualquier bien, etc, la geografía ha estado presente y ha sido parte esencial del
proceso. En la Historia reciente y la actualidad veremos posteriormente varios ejemplos que asientan esta
afirmación. Cabe señalar así mismo que desde la Edad Moderna se han producido cambios geográficos
rápidos, debido al gran ritmo de desarrollo de progresos técnicos y también de la propia evolución de
nuestras sociedades.
Así, también encontramos nuevos métodos bélicos, sobre todo en los últimos años, en los que la
geografía, de nuevo, vuelve a tener un papel protagonista, como es el caso de la “guerra geográfica”
(ejemplo: intervención de Estados Unidos en Vietnam, bombardeando obras civiles que provocaban
inundaciones catastróficas, hechas pasar como naturales) y la guerra ecológica (aquí la guerra biológica es
la más importante, temida sobremanera en nuestro tiempo).

4) La “cortina de humo”; geografía docente y geografía espectáculo:

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Como ya hemos visto anteriormente, el valor real de la geografía permanece oculto salvo para
las élites. Según Lacoste, estas mismas élites han construido una “cortina de humo” que disimula la
importancia capital de la geografía y permite conservar en sus manos el monopolio de su conocimiento. Él
mismo establece una división de la geografía que la población en general conoce, en dos tipos:
Geografía docente: aparecida hace menos de un siglo, se trata prácticamente, según Lacoste, de
un discurso meramente ideológico, relacionado con el nacionalismo, y tiene una función secundaria, la de
ocultar la importancia estratégica de los razonamientos que afectan al espacio. Así, encontramos serias
deficiencias en la educación referente a la geografía tanto a nivel escolar como universitario, y lo que es
peor, ausencia de debate entre los propios geógrafos. Sin embargo, como el mismo Lacoste apunta, en los
últimos años este problema empieza a solventarse, sobre todo en la universidad, y se puede considerar
como hito importante, ya que esos mismos universitarios que se deshacen poco a poco de la “cortina de
humo” serán los futuros geógrafos.
Geografía espectáculo: la geografía, según Lacoste, se ha convertido en espectáculo, en fuente
de inspiración, e invade carteles, películas, revistas, etc. Tiene en cuenta tan sólo el valor estético o una
particularidad concreta del paisaje, y esto está tremendamente potenciado, por la ideología del turismo,
que convierte, según Lacoste, la geografía en una de las formas del fenómeno de consumo de masas.
Por tanto, queda claro para Lacoste que la función principal de la geografía, y la más antigua, es
estratégica, empleada por las minorías dirigentes como instrumento de poder.

5) Ejemplos de uso estratégico y restricciones de la geografía:


Lacoste nos pone varios ejemplos del uso de la geografía con fines estratégicos, que se unen a
los mencionados ya anteriormente. Veremos los casos de los países socialistas (curioso que siendo el
mismo Lacoste cercano a la ideología marxista critique también este caso concreto), el Tercer Mundo y las
guerrillas. Veremos también el empleo de esa misma función estratégica de la geografía en el ámbito
político-social, y sobre todo económico, con especial incidencia en el caso del sistema capitalista
(capitalismo en la región de Lyon en la industria de la seda, la Revolución Industrial Británica y la ciudad
industrial, y la movilidad empresarial capitalista en busca del menor coste y consiguiente máximo beneficio
posibles). Cabe señalar, por último, el fenómeno actual de movilidad espacial como ejemplo.
a) Países socialistas: los mapas a gran escala sólo se hallan en manos “seguras”, es decir:
inspectores de policía y oficiales del ejército. La geografía escolar es extremadamente deficiente.
b) Tercer Mundo: en muchos lugares incluso se ha llegado a prohibir la venta de cualquier
representación cartográfica a gran escala, con el objetivo de mantener el poder cuando las tensiones
sociales están a punto de estallar.
c) Guerrillas: esta forma de combate basa su eficacia en el conocimiento del terreno, en el
conocimiento topográfico excelente a pequeña escala. Este conocimiento les otorga gran superioridad
táctica, aunque hay que reconocer que tienen serias deficiencias en cuanto a la planificación estratégica de
cierta magnitud.
d) Región de Lyon: durante la primera mitad del siglo XIX, los comerciantes que pagaban el
salario a los productores del sector de la seda diseminaron los centros de producción de forma estratégica
y los dividieron en varias partes según las operaciones técnicas que desarrollara cada una, llegando a
incluso a mantener en secreto la localización de cada centro productor y los datos sobre ellos, con el
objetivo de mantener controlados a los productores a quienes pagaban un ínfimo salario e impedir así que
se asociaran y les arrebataran el monopolio o les hicieran competencia.
e) Revolución Industrial Británica: uno de los casos más claros de empleo estratégico de la
geografía, que tiene su expresión en la ciudad industrial, ubicada muy cerca de la fuente de obtención de
materia prima, y que aglutina a todos los trabajadores en barrios diseñados y reservados para ellos (las
condiciones de vida dejaban muchísimo que desear), a escasos metros de las fábricas industriales, creando
así centros completos que abarataban costes para quienes aportaban el capital.
f) Movilidad empresarial capitalista: en la actualidad es la máxima expresión del uso del saber
geográfico con fines estratégicos, en el ámbito económico. El origen y ubicación de una empresa influye en
su nivel competitivo, otorgándole en ocasiones tanto ventaja como desventaja con respecto al resto de
empresas. Así, la ubicación geográfica de una empresa es determinante para su funcionamiento. Suelen
influir factores como las condiciones físicas, políticas y culturales del lugar elegido.

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Así pues, una vez comenzado el proceso de internacionalización, elegir convenientemente la
ubicación geográfica de las diferentes sedes o emplazamientos empresariales es vital para asegurar el éxito
y triunfar sobre la competencia. Por ejemplo, la ubicación de la sede de una empresa cerca de los puntos
de extracción de materias primas reduce los costes de transporte (ejemplo: situar una fábrica junto a una
mina). Siempre su buscará un nuevo emplazamiento que esté bien comunicado (infraestructuras y redes
viarias). Influye, según la actividad de la empresa, que esté próxima a una posible salida marítima, o un río
con curso navegable, etc.
Resumiendo: siempre ha de tenerse en cuenta el territorio donde se va a emplazar una
empresa, conforme a la actividad económica que quiera desarrollar, ya que cuanto más coherencia exista
entre estas dos variables, mayor será la ventaja estratégica que tendrá esta empresa, e incluso menores
serán sus costeas, ampliándose a su vez los beneficios.
g) Movilidad espacial: en la actualidad, a menor escala y en un nivel de análisis de dimensión
más reducida, encontramos el fenómeno de movilidad espacial como expresión en el territorio de la
disparidad existente en términos de ubicación geográfica, expresión a su vez de la importancia estratégica
que otorga la ubicación y el empleo de esta ventaja llevado a cabo a lo largo de la Historia por las minorías
dirigentes. 
La movilidad espacial es un fenómeno complejo, integrado por diferentes dimensiones que hay
que analizar en conjunto, ya que interactúan entre sí. Entender la movilidad espacial nos permite entender
la experiencia territorial real de las poblaciones, y por tanto, de sus miembros.
-La movilidad espacial como experiencia vital normal y compleja: No debemos olvidar que la
movilidad espacial engloba multitud de variantes. Entre ellas, tenemos que asumir que la movilidad
cotidiana tiene una importancia vital, no sólo en cuanto a su repercusión en el resto de movilidades, sino a
nivel de estrategia territorial. También es necesario tener en cuenta el concepto de estabilidad, que hoy en
día ha dejado de estar generalizada, a convertirse en algo anormal. Por tanto, es obligatorio estudiar
conjuntamente la movilidad y el asentamiento de la población.
-Análisis sociodemográfico de la movilidad espacial: La movilidad espacial es un fenómeno
enormemente sensible a la edad y sexo de sus protagonistas. Por tanto, es necesario estudiar el
comportamiento de cada grupo, incluso a nivel individual si es posible, para entender mejor los procesos de
conjunto. Así pues, influyen en la movilidad el contexto demográfico (edad, sexo, situación familiar, etc) y la
localización espacial.
-Accesibilidad, potenciales y normas en la movilidad espacial: Para evaluar correctamente un
determinado nivel de movilidad tenemos que tener en cuenta la movilidad potencial, es decir, la que somos
capaces de realizar, y la necesaria, la que hacemos obligados. El estudio de la accesibilidad territorial nos da
datos acerca de la movilidad potencial. Cuanto mejor sea el acceso, más fácil se produce la movilidad.
Además, las características de un determinado territorio pueden influir sobremanera en la movilidad (tanto
positiva como negativamente).

6) Niveles de análisis de la geografía:


Hay que tener en cuenta que una de las características básicas de la geografía es que el estudio
que tiene como propósito puede hacerse a infinidad de escalas o niveles. Es necesario diferenciar
adecuadamente cada nivel de análisis y darle a cada uno de ellos su valor real, es decir, tener en cuenta no
sólo las diferencias cuantitativas de cada nivel, sino también las cualitativas.
En este sentido, hemos de hacer mención, como hace el propio autor, a Vidal La Blache, que nos
hablaba de la geografía como el “estudio de las regiones”. En un principio puede parecer que La Blache
acierta en su afirmación, pero según Lacoste el concepto de región no es más que un obstáculo para el
adecuado estudio geográfico, ya que en ese concepto priman valores ideológicos, de identidad, etc que
Lacoste desecha por completo al considerarlos parte de la “cortina de humo” de la que hablábamos con
anterioridad.

7) La geografía marxista:
Llama la atención, como indica Lacoste, que Marx, teniendo gran interés en temáticas sociales,
descuidase por completo el estudio del espacio y no lo tuviera en cuenta como parte esencial dentro de sus
obras. Pero Lacoste no sólo critica en este sentido a Marx, sino a los filósofos e historiadores en general,
que hacen la misma omisión del asunto.
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CITA (pág.80): ¿Cómo es posible que los historiadores y todos aquellos que se han enfrentado al
problema de Estado no se hayan dado cuenta de que también la geografía aprehende el Estado y a través
de una de sus características esenciales, su estructura espacial , su extensión, sus fronteras?
CITA (pág.80): La geografía es una representación del mundo. Pero no se habla de ella en los
medios preocupados, sin embargo, por desenmascarar todos los engaños y denunciar todas las
alineaciones.
En resumen, podemos decir que Lacoste critica a Marx por descuidar el estudio del espacio y no
integrarlo en sus teorías.
Soluciones:
Para solventar todas las carencias de la geografía como ciencia y para acabar con el monopolio
de su conocimiento y su utilización como instrumento de poder, Lacoste propone solventar las carencias
educativas en cuanto a la geografía, tanto a nivel escolar como a nivel universitario, facilitar el acceso a la
información geográfica o hacerla pública, ya que no es justo que los principales afectados u objeto de
estudio carezcan de información al respecto, y por último, propone acciones militares más eficaces, que
borren cualquier opción de daños colaterales a terceros no implicados. 

3. Conclusiones:
Podemos decir, como conclusión final, que parece claro que la geografía es un arma vital para
hacer la guerra, y no sólo eso, sino que su importancia en la estrategia la hace vital para varios ámbitos más
(político, económico, empresarial, etc). Por tanto, viendo los ejemplos y el razonamiento expuestos por
Lacoste, parece un hecho que las minorías, las élites, son las que detentan el conocimiento real geográfico,
puesto que aprecian su valor y tratan de preservar para sí ese privilegio.
Así pues, por último, podemos señalar que tras leer el ensayo surgen varias cuestiones dignas de
análisis: en primer lugar, se hace necesario reconocer la figura de los geógrafos, y ante todo sacar a la luz
pública, para conocimiento general, el valor real de la geografía, protegerla como ciencia y potenciarla, ya
que ha quedado visto que influye en nuestras vidas muchísimo más de lo que en un principio cabría pensar.
Por tanto, es necesario arrebatar el monopolio del conocimiento geográfico a las élites y estimular su
estudio desde la misma edad escolar, sin necesidad de tener que pasar por la universidad para comprender
el valor real de la geografía.
Capítulo 17
Es muy posible que la función de la Geografía no sea hacer la
guerra, pero su conocimiento detallado es indispensable para
gobernar con eficacia un territorio, y el conocimiento por parte de la
sociedad sirve para saber cuáles son los mecanismos por los que se les
gobierna. Es tan fundamental como saber leer, para poder interpretar
las leyes.
Un espacio o un lugar, pertenece a diferentes conjuntos los cuales
poseen cada uno de ellos diferentes elementos, diferentes
características.

El desarrollo del proceso de espacialidad diferencial unido a las


transformaciones económicas, sociales, culturales y políticas, sobre todo a partir del siglo XIX, se traduce
por la proliferación de toda suerte de representaciones espaciales, más o menos confusas, que tienen unos
vínculos más o menos estrechos con diversas prácticas, o que son imágenes impuestas por los medios de
información.
Necesitamos aprender a conceptualizar estos conjuntos, cada vez
más numerosos para poder orientarnos ir a trabajar, desplazarnos,
distraernos, o poder concebir una estrategia, etc.
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Constituyen el instrumental indispensable para pensar y para expresarse. Mientras que anteriormente
cada hombre, viviendo en un régimen de autoabastecimiento, podía dar cuenta (y darse cuenta) de la mayor
parte de sus prácticas, al referirse a un reducidísimo número de conjuntos espaciales (en lo esencial, el
territorio de su comunidad), hoy, para vivir en sociedad, se debe utilizar un número enorme de conjuntos
espaciales, mejor o peor construidos. Se trata de un auténtico instrumental conceptual, que representa
grandes diferencias de riqueza y de eficacia según los medios sociales. En las clases dirigentes es donde, por
decirlo de algún modo, está mejor dotado, más diversificado y mejor estructurado.
Esquema gráfico del análisis de los fenómenos de espacialidad
diferencial a diferentes niveles de escala
Si el discurso tradicional de la geografía de influencia vidaliana lleva a considerar que un punto o un
espacio determinados pertenecen única y exclusivamente a una región, el análisis de la espacialidad
diferencial se basa, al contrario, en la investigación sistemática de los diferentes conjuntos espaciales a que
pertenecen el punto o el espacio en cuestión. Cada uno de estos diferentes conjuntos espaciales sólo
explica parcialmente unas características globales que hay que tener en cuenta para actuar en este lugar o
en este espacio. Las configuraciones espaciales de estos diferentes conjuntos no coinciden entre sí, sino
que, al contrario, se encabalgan.
Es necesario explicar la configuración espacial, de cada conjunto para entender los elementos y las
relaciones recíprocas que lo definen.
Un espacio o un lugar, pertenece a diferentes conjuntos los cuales poseen cada uno de ellos
diferentes elementos, diferentes características.
Los diferentes conjuntos espaciales que hay que tener en cuenta para aprehender
convenientemente la situación geográfica de un lugar o de un espacio no pueden estar representados a una
sola escala. Algunos de ellos sólo tienen sentido a una escala muy grande, mientras que otros sólo tienen
significación a una escala muy pequeña o a escala planetaria. En el esquema siguiente, hemos diferenciado
arbitrariamente, a título de ejemplo teórico, cuatro niveles de análisis espacial, cuatro escalas de
representación.
El nivel I es el que corresponde a la escala mayor; los diferentes conjuntos representados en él
corresponden, por ejemplo, a unos conjuntos topográficos (monte, valle, etc.), a unas diferencias climáticas
debidas a la exposición, o a la presencia de un centro urbano. En dicho nivel I
En el nivel II, que corresponde a una escala más pequeña, se han representado otros conjuntos
espaciales que los que figuraban en el nivel I; en suave, una parte de un conjunto «e» que sólo tiene
significación a una escala todavía más pequeña.
El nivel IV, que corresponde a una escala pequeñísima, es el único que permite la toma en
consideración correcta de unos conjuntos espaciales muy vastos que sólo tienen sentido a nivel planetario:
por ejemplo, una zona climática, conjunto formado por los países «subdesarrollados», conjunto formado
por los países «Capitalistas» o «socialistas», etc. Así pues, para explicar la situación geográfica de un lugar o
de un espacio determinados, hay que articular estos diferentes niveles de escala y analizar la intersección
de los diferentes conjuntos espaciales.

La tragedia del Che ha demostrado que no todas las montañas


boscosas de América latina eran, en determinado momento, el
equivalente estratégico de la Sierra Maestra; ¿cabe decir que quienes
lo creyeron han muerto por esta falta de análisis geográfico, por tanto,
por este error estratégico, mientras que en otros lugares, quizás
incluso en las montañas próximas a aquellas en las que fracasaron,
acaso habrían conocido la victoria?
Leer por favor el epilogo, no tiene desperdicio

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