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Pueblo yanomami

pueblo amerindio de la amazonia


venezolana y brasileña

Los yanomamö o yanomamis son una


etnia indígena americana dividida en tres
grandes grupos: sanumá, yanomam y
yanam. Aunque hablan lenguas diferentes,
se entienden entre ellos. Se denominan
también la nación yanomami. Habitan
principalmente en el estado Amazonas de
Venezuela y en los estados brasileños de
Amazonas y Roraima. También destacan
por ser uno de los grupos étnicos de
menor estatura promedio en el mundo.[1] ​
Yąnomami

Yanomamis en el estado de Amazonas,


Venezuela
Otros nombres Yanomamiös,
yanomami
Ubicación Venezuela
 Brasil
Descendencia 35 000
Idioma Lenguas yanomami
Religión Chamanismo
Asentamientos importantes
Amazonas (VEN)
Amazonas (BRA)
Roraima (BRA)

Yanomamis/yanomamos
Se ha apuntado que la razón por la que en
muchos idiomas se conocen como
yanomami se debe a que fueron los
misioneros salesianos de origen italiano
los que se encargaron de las misiones
católicas en la región de los yanomamos y
en italiano el plural de yanomamo es
yanomami. Así el padre Cocco, misionero
italiano que pasó muchos años viviendo
entre los yanomamos, los señalaba con
este nombre y no con el plural en
italiano.[2] ​Por otra parte existen dos
autónimos nativos que son yąnomamö
[jãnomamə] y yąnomami [jãnomamɨ] que
son formas de singular.

Varios investigadores están de acuerdo


que los yanomamos tienen un origen
poligénico, y que no son el resultado de la
fusión de diferentes etnias de orígenes
heterogéneos.

Localización
Alrededor de 20 000 individuos que
integran los yanomamis viven
desperdigados por la selva tropical, en
aldeas separadas por muchos kilómetros
de selva virgen. Alrededor del 70 por
ciento de esta población ocupa el sur de
Venezuela, en el estado Amazonas,
mientras que el resto se distribuye por
zonas adyacentes a Brasil, en concreto en
una zona que comprende parte del estado
de Roraima y del Amazonas. Las
comunidades yanomamis se concentran
en la zona de la cuenca del río Mavaca, en
los afluentes del Orinoco, y en la sierra
Parima.

El contacto del pueblo


yanomami
A pesar de que los contactos del pueblo
yanomami con la sociedad dominante se
iniciaron hace más de dos siglos, a
consecuencia de la colonización de los
portugueses en el Amazonas y el río
Negro, estos permanecieron relativamente
aislados en territorios de refugio, En
Venezuela viven de acuerdo con el censo
del 2001 33 diferentes pueblos indígenas.
En total suman más de 536.000 personas.
Los pueblos indígenas representan un
2,3% de la población venezolana. La
mayoría de los pobladores indígenas en
Venezuela viven en zonas rurales y
tropicales en el noreste del país,
especialmente en el Delta del Orinoco, en
el estado Bolívar hasta la frontera con
Guyana y Brasil, en la zona amazónica y en
el suroeste del país en el estado de Apure
y el noroeste del estado de Zulia.
La mayoría de la población indígena
venezolana vive en zonas de protección
del medio ambiente (Área Bajo Régimen
de Administración Especial - ABRAE). En
general se trata de parques nacionales,
reservas forestales, monumentos
naturales, áreas protegidas, reservas de la
biosfera, etc. Algunas de estas zonas
fueron clasificadas como Patrimonio de la
Humanidad.

Entre los pueblos indígenas más


numerosos se cuentan los Piaroa, Warao,
Yukpa, Yanomami, Barí, Pemó, Wayúu,
Makiritare, Panare, Pumé, Wayúu y los
Kari'ña.
La situación jurídica de los pueblos
indígenas ha cambiado con la enmienda
constitucional de 1999. Con el cambio
constitucional se fortalecen los derechos
integrales de los pueblos indígenas y se
les da un papel activo en el país. Del
mismo modo, la Constitución venezolana
reconoce la existencia de los pueblos y
comunidades indígenas, su organización
social, política y económica, sus
costumbres culturales y religiosas, sus
lenguas y hábitat. El derecho a la
propiedad colectiva de sus tierras también
está garantizado.
Las lenguas indígenas son lenguas
oficiales para los pueblos indígenas y en
todo el territorio de la República deben ser
respetadas, ya que representan una
riqueza cultural de la nación y de la
humanidad. A los pueblos indígenas se les
concede además una activa participación
y representación política en el Parlamento.

La Organización de los Pueblos Indígenas


en el Amazonas (ORPIA) lucha desde su
fundación en 1993 por los intereses de la
población indígena venezolana en el
Amazonas. ORPIA tiene como objetivo
materializar los ideales de los pueblos
indígenas para preservar su identidad
biopsicosocial, histórico y cultural. Sus
metas consisten en fijar líneas de acción
en las áreas de Territorio, Educación,
Ciencia y Tecnología, Protección
Ambiental, Derechos Humanos, Salud en
pro del bienestar, progreso y desarrollo
armónico de las etnias del Amazonas
mediados del siglo xx (década de los
cincuenta) cuando comenzaron contactos
más directos y permanentes con
población no indígena. Expertos
antropólogos como Jacques Lizot y otros
autores afirman que los yanomamis
migraron de la zona entre el río Blanco y el
río Negro en Brasil, y de alguna manera se
refugiaron en un territorio más seguro
como la sierra Parima, cadena montañosa
entre Venezuela y Brasil.[3] ​Tras este
asentamiento se dieron ciertas
condiciones para que la población
yanomami creciera numéricamente y se
expandiera hacia ciertas zonas del alto
Orinoco y sus afluentes.

A mitad del siglo xx los yanomamis


mantuvieron encuentros tensos y no
amigables con criollos venezolanos y
brasileños que se internaron en su
territorio para la explotación cauchera, los
cuales condujeron a varios
enfrentamientos violentos con saldos de
personas muertas y el rapto de otras por
parte de los yanomamis. En la segunda
mitad de dicho siglo, sobre todo a partir de
la década del cincuenta, se realiza la
expedición venezolano-francesa que
descubrió las fuentes del Orinoco y se
comienzan a establecer en el territorio
yanomami un grupo de misiones
religiosas que representan la primera
presencia permanente y estructurada de
personas no indígenas con actividades
directas en la zona; en consecuencia los
contactos son cada vez más crecientes
entre estos y las comunidades yanomamis
ubicadas en áreas de difícil acceso.
Vivienda

Vista de un Shabono.

Viven en aldeas pequeñas, de entre 40 o


50 personas, que se construyen en círculo
completamente abiertas. Sus viviendas
tienen forma cónica y viven en grupos de
familias. La situación de las cabañas
puede variar y, en numerosas ocasiones,
en lugar de formar un círculo, forman una
hilera. Las familias comparten con las
otras familias de la comunidad los
productos obtenidos de la caza, la pesca o
la cosecha (dentro de cada shabono
conviven varias familias como una
comunidad).

Mitos y costumbres
Los yanomamis tienen una tradición
mitológica muy rica que continúa hasta el
día de hoy, pese a la conversión de
muchos pemones al catolicismo o al
protestantismo. Varios de los mitos más
importantes describen los orígenes del Sol
y de la Luna, la creación de los tepuyes
(monte Rorarima o Dodoima en pemón[4] ​)
y las actividades del héroe creador
Makunaima y sus hermanos.
Una de las costumbres de esta etnia es la
práctica del canibalismo endogámico
como ritual sagrado: en una colectiva
ceremonia funeraria se comen las cenizas
de los huesos de su pariente muerto.
Creen que en los huesos reside la energía
vital de la persona fallecida y que al ingerir
sus cenizas la reintegran al grupo familiar.

Utilizan la sustancia tóxica de unas


plantas para impregnar las puntas de sus
flechas. Este veneno (curare) paraliza al
animal cazado sin alterar su consciencia
ni la sensibilidad.
Las mujeres se adornan atravesando con
un palo pequeño su tabique nasal y las
comisuras de los labios. Utilizan también
pinturas corporales. La etnia lleva siempre
el mismo corte de pelo, con flequillo y la
coronilla rasurada (estilo capuchino). Las
cicatrices son muestra de valor y
madurez. Tienen una pequeña estatura y
solo se visten con un cinturón tubular los
hombres y un pequeño fleco las mujeres.

La primera persona que estudió de


manera formal los mitos y el lenguaje de
los yanomamis fue el etnólogo Theodor
Koch-Grünberg, quien visitó Roraima en
1912.[5] ​Posteriormente, en los años
setenta, por medio de la beca de la
Fundação de Auxílio à Pesquisa do Estado
de São Paulo (Fapesp) para estudiar a la
tribu, la fotoperiodista húngaro-brasileña
Claudia Andujar realizó sus primeros
trabajos con la comunidad, lo que la
llevaría a desarrollar un comprometido
trabajo de registro y conservación del
pueblo.

Subsistencia
Los yanomamis se desplazan
continuamente, es decir, son nómadas.
Estos desplazamientos están motivados
por el corto periodo de la productividad de
sus cultivos. Cultivan en sus huertos la
mayoría de alimentos: plátano, ñame,
batata y malanga. Un cultivo dura dos o
tres años. Cuando la tierra se agota, el
poblado crea una nueva plantación en otro
lugar. También recolectan productos
silvestres y comen ranas.

Practican la caza todo el año,


individualmente o en grupos, y utilizan el
arco y la flecha. La pesca se practica con
menos frecuencia y para pescar utilizan la
flecha y el timbó, es una especie de planta
que pulverizan y esparcen en el agua para
aturdir a los peces y de esta manera poder
capturarlos fácilmente.
Al basar su economía en principios
básicos de autoconsumo (elaboración de
sus propias pertenencias, como cestas,
garrotes, arcos y flechas), no tienen
relaciones comerciales con pueblos
vecinos. Actualmente siguen utilizando
motivos "decorativos" ancestrales en sus
cuerpos, los cuales se estampan con
ciertos pigmentos naturales. Utilizan un
veneno llamado curare, que untan en la
punta de las flechas para cazar su
alimento. También consumen la planta
"epená" o virola, que contiene una
sustancia alucinógena que utilizan en
rituales curativos por los chamanes para
comunicarse con los espíritus. Se utiliza
en poca cantidad y en polvo, y se
introduce en el chamán por medio de las
fosas nasales soplándola a través de un
palo hueco.

Vestimenta
Debido a las condiciones climáticas, su
vestimenta es muy ligera. Se visten con
fines ornamentales más que protectores;
un hombre bien vestido no lleva nada más
que unas cuantas cuerdas de algodón en
muñecas, tobillos y cintura, y el prepucio
sujeto a la cuerda de esta última. También
usan ramas enrolladas al cuerpo que
tienen el nombre de "guayuco".
La vestimenta de las mujeres es
igualmente escueta. Generalmente, se
pintan el cuerpo con muchos colores,
principalmente rojo y negro además se
ponen collares, plumas en la cabeza y
atadas a los brazos y pendientes.

Vida social
La vida social se organiza en torno a los
principios tribales tradicionales: relaciones
de parentesco, descendencia de los
antepasados, intercambios matrimoniales
entre familiares o grupos con un
parentesco común y la autoridad
transitoria de jefes distinguidos que
intentan mantener el orden en la aldea y
son responsables de establecer las
relaciones de la comunidad con otras
aldeas. El liderazgo suele estar vinculado
al parentesco y los vínculos
matrimoniales: los hombres grandes o
líderes, proceden de las familias más
numerosas de las aldeas. Según su
ingenio, sabiduría y carisma pueden
convertirse en autócratas, aunque la
mayoría de los jefes se limitan a actuar
como superiores ante sus iguales. No
están exentos de limpiar los huertos,
recolectar, cosechar, plantar y cazar.

Son al mismo tiempo pacificadores y


valientes guerreros. La pacificación pasa a
menudo por la amenaza o el uso de la
fuerza, de ahí que la mayoría de los jefes
tengan fama de waiteri o fieros.

Controversias
A mediados de la década de 1970 los
garimpeiros (buscadores de oro
independientes) comenzaron a entrar en
el territorio yanomami. En el lugar donde
estos garimpeiros se establecieron,
mataron a miembros del pueblo
yanomami con el fin de aterrorizarlos y
poder efectuar actividades ilegales en
sus tierras. Además, las técnicas
mineras de los garimpeiros causaron
degradación medioambiental. En 1990
más de 40 000 garimpeiros entraron en
tierras de los yanomamis. En 1992 el
presidente de Brasil Collor de Mello
aceptó la inauguración de un Parque
Yanomami tras una campaña
internacional de presión de Survival
International, formada por antropólogos
brasileños y otros países, un proyecto
que empezó a principios de los años
1970. Estos ataques se han producido
durante los últimos 40 años,
concretamente se documentaron
matanzas en 1993 y 2012. Los
gobiernos de Brasil y Venezuela no
tienen programas adecuados para evitar
la entrada de extraños en las tierras de
los yanomani, por lo que buscadores de
fortuna siguen entrando en estas
tierras.
También ha existido controversias
éticas relacionadas con la extracción de
muestras de sangre yanomami tomadas
por científicos como Napoleon Chagnon
y su asociado James Neel para
estudiarlas.[6] ​Aunque las tradiciones
religiosas de los yanomamis prohíben
guardar cualquier parte del cuerpo
después de la muerte de la persona, no
se avisó a los donantes que estas
muestras de sangre iban a ser
guardadas para experimentos. Varias
delegaciones prominentes de los
yanomamis, han mandado cartas a los
científicos que están investigándolas,
pidiendo que se les devuelvan las
muestras de sangre. En cuanto los
científicos hayan averiguado a quién
enviarlas y cómo evitar riesgos
sanitarios, se enviarán las muestras al
Amazonas. Miembros de la Asociación
Antropológica Americana debatieron
este asunto. Votaron 846 a 338 para
rescindir un informe de 2002 sobre
acusaciones de mala conducta por
parte de eruditos estudiando a los
yanomamis. Esta discusión ha causado
protestas después de que Patrick
Tierney publicase Darkness in El Dorado
en 2000 (trad. esp. El saqueo de El
dorado). El libro acusó a diversos
antropólogos de haber causado daño –y
en algunos casos la muerte– de
miembros del pueblo yanomami a
quienes estudiaron en los años 60.
A finales de la década de 1980 se
conoció el caso de Yarima, una joven
yanomami de la aldea de Hasupuwei-
teri, ubicada relativamente cerca de las
cabeceras del río Orinoco en territorio
venezolano, quien en concordancia con
sus costumbres fue ofrecida en
matrimonio por su padre, siendo aún
una niña, al antropólogo
estadounidense Kenneth Good, quien
convivió con la etnia entre 1975 y 1986,
y él aceptó a pesar de su inicial
resistencia. Ella y su esposo vivieron en
un suburbio de Nueva Jersey junto a sus
tres hijos. Aunque la familia emprendía
largos viajes a través de la selva
amazónica de regreso al shabono de
donde es originaria Yarima, las
diferencias culturales y el estilo de vida
estadounidense fueron convirtiéndose
en un obstáculo imposible de superar
para ella y acabó abandonando a su
esposo e hijos en 1993 para regresar a
su lugar de origen. En 2013 el caso
volvió a tomar notoriedad cuando se dio
a conocer que su hijo mayor, David
Good, había logrado en 2011
reencontrarse con su madre en la selva
amazónica.[1] ​

La masacre Haximu
Fue un conflicto armado en el año 1953,
en Haximu, Brasil, cerca de la frontera con
Venezuela. Sin embargo, el informe 32/12
de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, indica que las
autoridades de Brasil y Venezuela se
trasladaron al lugar de los hechos en los
meses de agosto y septiembre de 1953, y
determinaron que la aldea Haximu se
encontraban en territorio venezolano.
Unos dieciséis yanomamis fueron
asesinados por un grupo de garimpeiros.

En un boletín de noticias publicado el 7 de


agosto de 1966 el Consejo Indigenista
Misionario (CIMI) informa que:

En una sesión plenaria,


la Corte Suprema
Federal de Brasil (STF)
reafirmó que el crimen
conocido como la
"masacre de Haximu"
(cometido contra los
yanomami en 195 3) fue
un genocidio. Fue una
decisión unánime que se
tomó durante el juicio
de apelación
extraordinaria (RE)
351487.

Al comentar este caso, la ONG Survival


International dijo: “La convención de la
ONU sobre genocidio, ratificada por Brasil,
dice que la matanza ‘con la intención de
destruir, enteramente o en partes, un
grupo nacional, étnico, racial, o religioso’
es genocidio. La sentencia de la Corte
Suprema es muy significativa y sirve como
advertencia importante para aquellos que
continúan cometiendo crímenes contra
pueblos indígenas en Brasil.”[7] ​
Brote de sarampión
Survival International y Wataniba,
organizaciones que defienden los
derechos de pueblos indígenas, alertaron
en junio de 2018[8] ​sobre un brote de
sarampión que afecta a varias
comunidades amazónicas de yanomamis
residentes en Brasil y Venezuela. Al haber
entrado en contacto con la sociedad
industrializada hace pocas décadas, los
yanomami son altamente vulnerables a
enfermedades contagiosas por no haber
desarrollado inmunidad contra
enfermedades comunes.
La Organización Panamericana de la Salud
(OPS) confirmó en junio el brote de
sarampión, señalando en su informe
epidemiológico[9] ​995 casos notificados
en Brasil: 611 en Amazonas y 384 en
Roraima, los dos estados con mayor
presencia de indígenas yanomami.

Situación jurídica en
Venezuela
En Venezuela viven de acuerdo con el
censo del 2001, 33 diferentes pueblos
indígenas. En total suman más de 536.000
personas. Los pueblos indígenas
representan un 2,3% de la población
venezolana. La mayoría de los pobladores
indígenas en Venezuela viven en zonas
rurales y tropicales en el noreste del país,
especialmente en el Delta del Orinoco, en
el estado Bolívar hasta la frontera con
Guyana y Brasil, en la zona amazónica y en
el suroeste del país en el estado de Apure
y el noroeste del estado de Zulia.

La mayoría de la población indígena


venezolana vive en zonas de protección
del medio ambiente (Área Bajo Régimen
de Administración Especial - ABRAE). En
general se trata de parques nacionales,
reservas forestales, monumentos
naturales, áreas protegidas, reservas de la
biosfera, etc. Algunas de estas zonas
fueron clasificadas como Patrimonio de la
Humanidad. Entre los pueblos indígenas
más numerosos se cuentan los piaroas,
los waraos, los yukpas, los yanomamis, los
barís, los pemós, los wayúus, los
makiritares, los panares, los pumés, y los
kari'ñas.

La situación jurídica de los pueblos


indígenas ha cambiado con la enmienda
constitucional de 1999. Con el cambio
constitucional se fortalecen los derechos
integrales de los pueblos indígenas y se
les da un papel activo en el país. Del
mismo modo, la Constitución venezolana
reconoce la existencia de los pueblos y
comunidades indígenas, su organización
social, política y económica, sus
costumbres culturales y religiosas, sus
lenguas y hábitat. El derecho a la
propiedad colectiva de sus tierras también
está garantizado. Las lenguas indígenas
son lenguas oficiales para los pueblos
indígenas y en todo el territorio de la
República deben ser respetadas, ya que
representan una riqueza cultural de la
nación y de la humanidad. A los pueblos
indígenas se les concede además una
activa participación y representación
política en el Parlamento.
La Organización de los Pueblos Indígenas
en el Amazonas (ORPIA) lucha desde su
fundación en 1993 por los intereses de la
población indígena venezolana en el
Amazonas. ORPIA tiene como objetivo
materializar los ideales de los pueblos
indígenas para preservar su identidad
biosico – social, histórico y cultural. Sus
metas consisten en fijar líneas de acción
en las áreas de Territorio, Educación,
Ciencia y Tecnología, Protección
Ambiental, Derechos Humanos, Salud en
pro del bienestar, progreso y desarrollo
armónico de las etnias del Amazonas

Referencias
(
1. William Kremer
2013). «Viaje (3profundo
a lo de septiembre
del de
Amazonas tras los pasos de una
madre yanomami» (https://www.bbc.c
om/mundo/noticias/2013/09/130903
_en_busca_de_yarima_yanomami_ama
zonas_vp) . BBC. Consultado el 23 de
enero de 2021.
2. COCCO, Luis. Iyëwei-Teri. Quince años
entre los yanomamos. Caracas:
Escuela Técnica Popular Don Bosco,
1972
3. http://www.samorini.it/doc1/alt_aut/a
d/biocca-viaggio-tra-gli-indi-II.pdf
4. Brewer Carias, Charles. 1984.
Roraima. Editorial El Arte, C.A.
Caracas. 155 p.
5. Koch-Grünberg, Theodor (2010): Vom
Roraima zum Orinoco 5 Volume Set:
Vom Roraima zum Orinoco:
Ergebnisse einer Reise in
Nordbrasilien und Venezuela in den
Jahren 1911-1913: Volume 4.
Cambridge Library Collection -
Linguistics. ISBN 978-1108006286.
6. Se devuelve su sangre a indígenas
amazónicos, Survival International,
http://www.survival.es/noticias/5965 .
7. El Tribunal Supremo mantiene el
dictamen de genocidio, Survival
International,
http://www.survival.es/noticias/1793
8. Hierro, Lola (4 de julio de 2018). «El
sarampión ataca a los yanomamis de
la Amazonia» (https://elpais.com/elpai
s/2018/07/02/planeta_futuro/153053
0020_416245.html) . El País.
ISSN 1134-6582 (https://portal.issn.or
g/resource/issn/1134-6582) .
Consultado el 4 de septiembre de
2018.
9. «Informe de la Organización
Panamericana de la Salud | 8 de junio
de 2018» (https://www.paho.org/hq/in
dex.php?option=com_docman&task=d
oc_view&Itemid=270&gid=45352&lang
=es) .

Bibliografía

Patrick Tierney (2000): Darkness in El


Dorado: How Scientists and Journalists
Devastated the Amazon.
Claudia Andujar (2016): Marcados;
Coedición MALBA - LUNA (Libros
Universidad Nacional de las Artes),
Buenos Aires, Argentina.

Enlaces externos

Los yanomamis (http://www.survival.es/


indigenas/yanomami)
Darkness in El Dorado at Google Books
(http://books.google.com/books?id=1H
Gvt72lAG0C&printsec=frontcover&dq=d
arkness+in+el+dorado+turner&source=b
l&ots=wVB8DFeE4S&sig=VG2Oa4Ualhk
0CDyGqmX8vWHxBPg&hl=en&ei=qk1iS
5S1Nc-XtgfJuMHYDQ&sa=X&oi=book_r
esult&ct=result&resnum=5&ved=0CBwQ
6AEwBA#v=onepage&q=darkness%20i
n%20el%20dorado%20turner&f=false)
Padilha expõe guerra entre
antropólogos por causa dos ianomâmi
(http://cinema.uol.com.br/ultnot/2010/0
4/08/padilha-expoe-guerra-entre-antrop
ologos-por-causa-dos-ianomami.jhtm)
Segredos da Tribo (2010) (http://www.d
er.org/films/secrets-of-the-tribe.html) ,
filme de José Padilha

Datos: Q34188
Multimedia: Yanomami (https://comm
ons.wikimedia.org/wiki/Category:Yano
mami) / Q34188 (https://commons.wi
kimedia.org/wiki/Special:MediaSearch?
type=image&search=%22Q34188%22)

Obtenido de
«https://es.wikipedia.org/w/index.php?
title=Pueblo_yanomami&oldid=148963357»
Esta página se editó por última vez el 31 ene 2023
a las 12:24. •
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BY-SA 3.0 , salvo que se indique lo contrario.

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