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DOCENA SUCIA

Mensajes para deslindarse de la responsabilidad y tratar de que otra persona solucione


las cosas:

1. Ordenar, mandar, imponer. Frases como “tienes que”, “debes hacer” pueden generar en la
persona que las recibe miedo o resistencia. A nadie le gusta que le manden y también puede
generar resentimiento. Esta forma de comunicación puede romper cualquier comunicación
posterior de parte de otro, o provocar una comunicación defensiva o negativa.

2. Amenazar: “Si no haces…entonces…”. También generará rencor, resistencia o rebeldía.


Además, invitan a lanzar un desafío. En caso de lograr que el otro obedezca, será con temor.

3. Moralizar, crear obligación: “Deberías”, “Es tu obligación”, “Tu responsabilidad es”. En


este caso se insiste en la obligación y en una autoridad externa. La intención, consciente o no,
es que el otro se sienta culpable. Estos mensajes quieren imponer una autoridad externa y
comunican falta de confianza en el receptor del mensaje. La reacción suele ser desentenderse
o resistirse.

4. Aconsejar, dar soluciones: “Lo que yo haría” “¿Por qué tu no? ” “Seria mejor para ti
que”. Las personas no siempre quieren un consejo y puede hacer que se sientan inferiores.
Además si el consejo no les parece adecuado, tendrán que argumentar en contra, en lugar de
buscar las propias soluciones.

5. Persuadir, argüir, dar cátedra: “¿No te das cuenta?” “Mira, estás en un error” “sí, pero debes
entender que”. Estas comunicaciones hacen que nos pongamos a la defensiva y a menudo
también tenemos que contra argumentar. La persuasión frecuentemente hace que defendamos
nuestra postura con más ahínco. El hecho de tener la lógica de nuestro lado no siempre trae
mayor obediencia o asentimiento.

Mensajes que hacen menos a la persona y le quitan valor:

6. Juzgar, criticar: “Tú eres malo”, “como eres tan flojo”, “estas actuando como un loco”. Este
tipo de mensaje hace que nos sintamos inferiores, incómodos, incompetentes…También puede
hacernos sentir culpables. Este tipo de evaluación rompe la comunicación.
7. Alabar, evaluar positivamente: “Eres muy bueno” , “has hecho muy bien el trabajo” “así es
como debes actuar”. El alabar y evaluar positivamente no siempre tiene el resultado que
esperamos. Si se evalúa positivamente, también se evalúa negativamente y la ausencia de juicio
positivo puede ser considerado como juicio negativo en algunos casos.

8. Ridiculizar, avergonzar: “Eres un niño todavía”, “idiota”, “lo que mande el señor”. Estos
mensajes destruyen la dignidad y tienen un efecto devastador ya que destrozan la imagen que
tenemos de nosotros mismos. Una reacción frecuente a ésto es dar la espalda física o
moralmente a quien lo emite.

9. Interpretar, diagnosticar: “Lo que tú necesitas es”, “estas tratando de llamar la atención”,
“tu realmente quieres decir que”, “tu problema es”. Que nos digan lo que estamos sintiendo,
cuáles son nuestros verdaderos motivos o por qué estamos actuando así puede ser muy
amenazante. Hacer el papel de psicoanalista con los demás es peligroso y frustrante para ellos.

10. Consolar, dar ánimos: “Vamos, eso no es tan malo”, “no te preocupes, te sentirás mejor” ,
“tu problema se va a resolver por sí solo”. Consolar a alguien puede hacerle sentir que no se le
comprende, Los mensajes de amparo y sostén pueden ser interpretados como que no nos
quieren débiles o inadecuados.

11. Preguntar, interrogar (¿Por qué hiciste..? ¿Por qué no hiciste..? ¿Quién hizo...? ¿Cómo
ocurrió..?)

Mensaje para evadir el tema principal:

12. Distraer, hacer bromas: “Eso me recuerda”, “¿por qué no incendias la oficina?”, “te
levantaste hoy con el pie izquierdo”. Estos mensajes indican que no están interesados en
nosotros, que no se respetan nuestros sentimientos.

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