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La alfabetización en tiempos de

pandemia.

ALFABETIZACIÓN Y LENGUAJE

PROF. JUAN GALLEGOS DURÁN

GRUPO. 320 EDUCACIÓN PREESCOLAR

HERRERA HERNÁNDEZ SHARENY NICTE-HA


En el siguente texto se examina el desafío de la tarea educativa de los
jóvenes frente a los complejos problemas sociales, económicos y culturales actuales
y futuros. Es en sí un análisis de nuevos valores que se requieren, así como
habilidades y conocimientos, las prácticas de alfabetización pueden ayudar una
nueva realidad en la que las políticas de los estados parecen contradecir lo que
explica investigación.

Algunos de los cuestionamientos que solemos encontrar son:

“¿Cómo se redefinirán las prácticas de alfabetización en relación no sólo con el surgimiento de las tecnologías

digitales sino también respecto a las formas mezcladas de la identidad social, del trabajo, de la vida cívica e institucional que

están emergiendo, así como respecto a las redistribuciones de la riqueza y el poder asociadas con la globalización económica

y cultural? ¿Qué formas de conocimientos, habilidades y valores necesitan los jóvenes para transformarse en eficaces

ciudadanos pensantes y actuantes de las complejas sociedades del siglo XXI? Los mundos sociales cambiantes del trabajo

y la ciudadanía exigen una nueva respuesta educativa: nuevas alfabetizaciones.” (Luke, 2003)

Me gustaría aprovechar la oportunidad que me brinda este trabajo para


reflexionar sobre las formas en que podríamos abordar las cuestiones que surgen
a raíz de las citas anteriores. Por supuesto, en este breve espacio no puedo dar
respuesta a la interrogante que plantea Luke (2003) y otros autores, concernientes
a las nuevas alfabetizaciones que se necesitan para cada uno de los complejos
asuntos sociales, económicos y culturales; me gustaría adelantar algunas
proposiciones sobre las formas mediante las cuales los mencionados temas se
pudieran tratar, y así contribuir al desarrollo de discusiones sobre este proceso.

Asimismo, estoy muy consciente de la importancia que tiene hacer explícitos


dichos conceptos y métodos. En este campo, suele suceder que las políticas y la
práctica se ven sacudidas por suposiciones implícitas que, si se hicieran visibles y
pudiesen cuestionarse, podrían parecer una base menos segura para la acción, que
lo que son cuando permanecen ocultas.

Por consiguiente, comenzaré dando un resumen de los marcos teóricos


actuales que considero contribuirán a este análisis. En particular, se analizó el
trabajo realizado en el marco de los Estudios sobre la Nueva Alfabetización, la
multimodalidad y las teorías de la tecnología y de los artefactos, antes de exponer
alguna de las respuestas educativas que se hacen evidentes en diversos países,
conforme se ajustan con los retos que plantean las nuevas alfabetizaciones.

Lo que se conoce como "Estudios sobre la Nueva Alfabetización" (ENA), se


refiere a un conjunto de trabajos que en los últimos 20 años ha considerado al
estudio de la alfabetización no como un asunto de medición o de habilidades, sino
como prácticas sociales que varían de un contexto a otro. Desde mi punto de vista,
este punto de vista social surge como resultado de las experiencias de la década
de 1980, que desde entonces se ha fortalecido por las experiencias de los
programas de erradicación de analfabetismo en Nepal, Sudáfrica, India y los
Estados Unidos, entre otros.

Al observar más cuidadosamente la vida de la ciudad bajo la luz de estas


características, se ha observado que no solo muchos conocimientos, sino también
muchas prácticas diferentes relacionadas con las cartas de erradicación ciega:
personas relacionadas con las escuelas tradicionales, personas con nuevas
escuelas y personas entre los comerciantes de compra y venta de frutas en el
mercado urbano. Si estas complejas variantes de alfabetización ocurren en una
ciudad pequeña, en las condiciones normales de vida que sucede ahora bajo las
condiciones de una pandemia mundial, que nos obligó a alejarnos de todo lo que
conocíamos comúnmente (UNESCO,2013) ¿qué puede suceder en otras
situaciones?

La sensación que en este momento tenemos estudiantes y docentes es que


hemos perdido la escuela, perdimos las aulas. Aunque al principio el
distanciamiento social establecido por la pandemia y el primer aviso de suspensión
de actividades causó cierto festejo, es necesario analizar qué y por qué se extraña,
pero también vale la pena averiguar qué significa todo esto y cuáles son las
condiciones en las que el sistema escolar, los alumnos y los profesores enfrentamos
esta situación.

La escuela, como institución en la era moderna, se ha fortalecido a través de


los sistemas educativos y se ha vuelto sagrada: todos los niños deben ir a la escuela
porque les brinda educación para el futuro. Estrictamente hablando, la frase
"educación para el futuro" tiene diferentes significados para todos los que la utilizan.

Sin embargo, nos enfrentamos a un hecho sin precedentes: la pérdida de


espacio escolar y de aulas. Faltar a una escuela es raro, pero no cuando es un
evento global y nacional como el que ha causado la pandemia de COVID-19 hoy.

En terminos de alfabetización y educación, se nota un gran retroceso en la


enseñaza y avance de los alumnos desde nivel inicial hasta niveles superiores, y
esto no solo se nota en las calificaciones obtenidas estos últimos trimestres si no
que en el examen recien realizado a la población estudiantil, se nota el gran
retroceso. pero si en el examen y en el mismo conocimiento de los alumnos se nota
el retroceso, ¿cómo se explica el hecho de que los alumnos hayan acreditado en su
mayoria el ciclo académico formativo? Cuando el ejercicio escolar no solo se refiere
a la calificación númerica si no a los aprendizajes y experiencias para la vida.

En mi opinión se ha desaprovechado una oportunidad muy importante para


abrir una reflexión sólida sobre lo que significa la escuela como un espacio perdido,
tema que se podría interpretar desde dos vertientes: por un lado, la pérdida de los
estudiantes de su espacio de encuentro, de intercambio y de socialización, y por
otro, la pérdida de rumbo de la educación, que ha quedado atrapada en el
formalismo del currículo, del aprendizaje, de la eficiencia y de la evaluación; la
escuela que se ha olvidado que su tarea es educar y formar, pues se ha centrado
en cumplir un horario, en completar todos sus rituales de ingreso al salón de clase,
en estar en el pupitre, en tomar los apuntes, traer las tareas y presentar los
exámenes. A eso se ha reducido la escuela de nuestros días. Ya no es el espacio
donde el alumno conoce y analiza los problemas de su realidad, ni donde
intercambia ideas con sus pares, presenta argumentos, razona, discute e indaga.
REFERENCIAS.

Chavéz, A. (2004), “Televisión educativa o televisión para aprender”, Razón


y Palabra, núm. 36, http://www.razonypalabra.org.mx/anteriores/n36/achavez.html

Luke, A. (2003). “Literacy and the other: A sociological approach to literacy


research and policy in multilingual societies”. En: Reading Research Quarterly, 38,
pp.132-141.
http://networkingworlds.weebly.com/uploads/1/5/1/5/15155460/literacy_and_the_ot
her.pdf

SEP (2020), “Presentación de la Nueva Escuela Mexicana en Línea.


Desaprendiendo para Aprender”, (video),
https://www.youtube.com/watch?v=JzZ2k9pPdfY

SEP (2021), Evaluación diagnostica para los alumnos de educación básica.


Resultados. https://diagnostica.mejoredu.gob.mx/

UNESCO,2013. Departamento de Educación del Estado, la campaña de


erradicación de analfabetismo. https://es.unesco.org/themes/alfabetizacion

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