0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
5 vistas3 páginas
Darío Barassi se atraganta con una empanada y se desmaya, despertando en la puerta del infierno. San Martín lo guía a través del averno, donde ven a personas obesas condenadas a comer y defecar su propio excremento de forma cíclica. Barassi reconoce a algunas figuras históricas entre los condenados, como Chávez y María Antonieta. María intenta advertirle a Barassi sobre su camino actual antes de ser cubierta en excremento por un pterodáctilo que vuela sobre ellos.
Darío Barassi se atraganta con una empanada y se desmaya, despertando en la puerta del infierno. San Martín lo guía a través del averno, donde ven a personas obesas condenadas a comer y defecar su propio excremento de forma cíclica. Barassi reconoce a algunas figuras históricas entre los condenados, como Chávez y María Antonieta. María intenta advertirle a Barassi sobre su camino actual antes de ser cubierta en excremento por un pterodáctilo que vuela sobre ellos.
Darío Barassi se atraganta con una empanada y se desmaya, despertando en la puerta del infierno. San Martín lo guía a través del averno, donde ven a personas obesas condenadas a comer y defecar su propio excremento de forma cíclica. Barassi reconoce a algunas figuras históricas entre los condenados, como Chávez y María Antonieta. María intenta advertirle a Barassi sobre su camino actual antes de ser cubierta en excremento por un pterodáctilo que vuela sobre ellos.
Aires y el gordo Barassi se encontraba en el canal
13, en el medio de el receso alguien le ofrece una empanada y se la manda sin darle ni un mordisco. Inmediatamente se pone a toser y se asfixia, luego de eso pierde la conciencia. Al despertar alza la vista, pero no ve ni las luces del camerino ni a Luli borracha, se da vuelta y ve una puerta de unos 10 metros de altura con cartel de piedra que decía “Por mí se va, justicia de Dios, no hay esperanza”, así es como supo que se encontraba en la puerta del infierno. Las puertas se abren y Barassi puede reconocer a una figura en un caballo blanco, - “¿San Martín, sos vos?”- - “si gordo, me enviaron para guiarte al lugar donde terminaras si continuas por el sendero por el que caminas”-. Darío con ojos confundidos mira a San Martín y el ultimo le hace una seña para que se suba al caballo, él se sube pero el caballo se desploma al no aguantar tanto peso. Ahora a pie, se adentran en el averno, el lugar era grande, pero frio y oscuro, como una cueva gigante, se pueden observar llamaradas por todas partes y lava cayendo por las paredes. Luego de caminar unos 10 minutos, Barassi a lo lejos llega a observar a unos hombres muy obesos comiendo algo con cara de asco, a lo que le pregunta a San Martín, -¿Qué están haciendo?”- -“están cumpliendo su condena, se ven obligados a comer a comer sin parar mientras la luz del sol alumbre la tierra, y mientras la tierra sea iluminada solo por la luna y las estrella estarán obligados a defecar lo que comieron durante el día”- -“¿pero que es eso que comen?”- a lo que el libertador responde –“eso que comen es lo que defecaron el día anterior, luego lo defecan y luego lo comen, así por el resto de la eternidad”-. Barassi estaba impactado, y puede reconocer una cara familiar por lo que decide acercarse. –“¿Chávez, que haces acá?”-, el ex presidente de Venezuela intenta responder, pero no puede al tener la boca llena. Entre los glotones Darío puede ver a Adolfo Federico de Suecia, a Manuel Uribe, y a María Antonieta. San Martín le dice a Darío que tienen que continuar su camino, pero Barassi le explica que quiere conversar con un uno de los castigados, al lo que San Martín accede. Posteriormente Darío se dirige a María Antonieta y ella traga su comida y le dice a Barassi –“no sigas el mismo camino que nos..”- cuando una lluvia de excremento cae sobre ella, Darío mira hacia arriba y logra ver a un pterodáctilo volando por arriba de sus cabezas, y ahora sí, San Martin lo hace continuar con el camino.