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Semana 2 (B) - 2
Semana 2 (B) - 2
Sassen argumenta que el poder se ha vuelto cada vez más global y transnacional, y que las
ciudades se han convertido en importantes nodos en la nueva geografía del poder. También señala
que el Estado está perdiendo su capacidad exclusiva para regular la economía y la sociedad, y que
el poder se está desplazando hacia redes transnacionales de actores económicos, políticos y
militares. En resumen, Sassen sostiene que el poder se ha vuelto más complejo y múltiple, y que las
ciudades y las redes transnacionales son ahora una parte fundamental de este cambio en la
geografía del poder.
Tres componentes en la nueva geografía del poder según Sassen:
1. El primero de estos tres componentes se refiere a los territorios reales en los que, gran
parte de la globalización, se materializa en procesos e instituciones específicas.
2. El segundo componente se refiere al auge de un nuevo régimen jurídico para regular las
transacciones económicas transfronterizas.
3. El tercer componente que quisiera abordar es el creciente número de actividades
económicas que tiene lugar en el ciberespacio. El ciberespacio desborda toda la jurisdicción
territorial existente. Además, esta creciente virtualización de la actividad económica, sobre
todo en las industrias de la información punteras, tales como las de servicios financieros y
las de servicios corporativos especializados, pueden estar contribuyendo a una crisis en el
control que trasciende la capacidad tanto del estado como del aparato institucional de la
economía.
Estos tres componentes de la nueva geografía del poder revelan aspectos de la relación entre la
economía global y el estado nacional que el predominante concepto de una dualidad
global/nacional no contempla adecuada o útilmente. Esta dualidad se concibe como una serie de
ámbitos, mutuamente excluyentes, en los que la economía nacional o el estado pierden lo que gana
la economía global.
LA TERRITORIALIDAD EN LA ECONOMÍA GLOBAL
Sassen argumenta que la globalización ha llevado a una nueva configuración de la territorialidad,
en la que las ciudades y los estados nacionales juegan un papel importante en la economía global.
Sassen sostiene que estos territorios se han convertido en lugares clave para la producción y el
consumo de bienes y servicios, y que se han convertido en espacios de poder y resistencia política.
Además, ella argumenta que estos territorios también son lugares donde se están produciendo
cambios significativos en las relaciones sociales y económicas, incluyendo la aparición de nuevas
formas de exclusión y desigualdad. En el contexto de la economía global la cuestión de la
territorialidad y de la soberanía tiene dos implicaciones importantes:
En primer lugar, cuando existe dispersión geográfica de factorías, oficinas y delegaciones de
servicio en un sistema de empresas integrado, sobre todo si se ejerce un control centralizado al
más alto nivel, se produce también un crecimiento de las funciones centrales. Dicho más
llanamente, cuanto más globalizadas se hacen las empresas, más crecen sus funciones centrales, en
importancia, complejidad y número de transacciones.
La primera dimensión se refiere a cómo el Estado se está volviendo cada vez más
dependiente de las instituciones transnacionales y las empresas multinacionales para
regular la economía y la política global.
La segunda dimensión se refiere a cómo el Estado se está viendo obligado a adoptar
nuevas formas de regulación económica y política, ya que las instituciones transnacionales
y las empresas multinacionales están ejerciendo una creciente influencia en la regulación
de la economía y la política global.
La tercera dimensión se refiere a cómo el Estado se está viendo obligado a redefinir su
relación con la economía global y a buscar nuevas formas de ejercer su soberanía en este
contexto cambiante.
Sassen destaca que estas dimensiones están interconectadas y contribuyen a una reconfiguración
más amplia del Estado en la era de la globalización.