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UNIVERSIDAD SALESIANA DE BOLIVIA

PSICOMOTRICIDAD, SALUD, EDUCACIÓN Y DEPORTES

OVEJITAS SALESIANAS MISIONERAS

¿Qué es la importancia para nuestras vidas, el hecho de que se


Jesús se ofrende a sí mismo para hacer la Nueva Alianza?

INTEGRANTES:
- Cristhian Bautista
- Celeste Riveros
- Jazmín Ramos
- Alejandra Aliaga
- Evelyn Cruz
- Yannel Escalera
- Abril Fernández
- Angela Chipan

DOCENTE: CORTEZ NIETO GUILLERMO OSCAR


LA PAZ - BOLIVIA
FEBRERO 2023
¿Qué es la importancia para nuestras
vidas, el hecho de que se Jesús se ofrende
a sí mismo para hacer la Nueva Alianza?

El mediador para que exista la nueva alianza es elegido por


Dios, y está encargado de una exigencia divina que es al
mismo tiempo doble y unitaria.
Por lo que se hijo Jesús es el único mediador entre Dios y la
humanidad .
Jesucristo tiene mucho que ver para la nueva alianza, Dios lo
mandó a la tierra para poder perdonar, curar y enseñar a los
hombres. Y en la alianza Jesucristo está para poder juzgar a
las personas de sus actos.

Dios hizo una nueva alianza, la alianza de amor, misericordia


y salvación
Ésta fue la tarea de Jesús como sumo sacerdote de la nueva
alianza, mediador entre el Padre y la humanidad pecadora: en
primer lugar, abrió el acceso al santo de los santos y lo
recorrió él mismo. Allí es donde Jesús ora ahora, en este , sin
límites de la eternidad que nuestro tiempo creado no puede
fijar ni hacernos alcanzar, a no ser a través de la oración. Jesús
es así, para siempre, el hombre de la oración, nuestro sumo
sacerdote que intercede. Tal es y tal permanece así ayer, hoy y
siempre. Allí arriba, en Jesús resucitado, se encuentra también
la fuente perenne de nuestra oración de aquí abajo. Gracias a
la oración estamos cerca de él, rotos y sobrepasados los
límites del tiempo, y respiramos en la eternidad,
manteniéndonos en presencia del Padre, unidos a Jesús.

Para llegar allí es necesario recorrer aquí abajo el mismo


camino que el Salvador, no hay ningún otro: el de la cruz y el
de la muerte. La misma carta a los Hebreos observa que Jesús
padeció la muerte fuera de las puertas de la ciudad. En
consecuencia, los cristianos también deben salir a su
encuentro fuera del campamento y carguemos también
nosotros con su oprobio es decir, la vergüenza de la cruz.
Todo bautizado lleva en él el deseo de este éxodo hacia
Cristo. No tenemos aquí ciudad permanente, sino que
aspiramos a la ciudad futura , allí donde está presente Jesús
ahora. También nosotros estamos ya allí, en la medida en que,
mediante la oración, habitamos junto a él. Así pues,
ofrezcamos a Dios sin cesar por medio de él un sacrificio de
alabanza, es decir, el fruto de los labios que bendicen su
nombre. En efecto, el cristiano, que camina tras las huellas de
Jesús, ofrece como él un sacrificio de oración. Confiesa e
invoca constantemente su nombre. Y después, en el amor,
comparte todo con sus hermanos.

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