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Como herramienta del Estado se encuentran las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas,
que conducen sus operaciones dentro de los escenarios de las relaciones internacionales, la
seguridad y defensa son ampliamente complejos hoy en día y presentan grandes desafíos. y
por lo cual sus acciones cada vez más enfrentan mayores retos que exigen una mejor
preparación (Muñoz, 2013).
La profesión militar, entonces, enfrenta uno de sus momentos más cuestionados al ser
atacada en el núcleo de su propósito y al ponerse bajo juicio lo imprescindible de su existencia
(Von Bredow, 2011). Precisamente, la condición democrática del gobierno y la característica
de autoridad civil sobre la defensa exigen la verificación continua de las acciones del personal
militar respecto a su misión constitucional (Travis, 2019).
Consecuencia del compromiso asumido libremente por los profesionales de la milicia y que
conlleva tan importantes responsabilidades con la sociedad de la que forman parte, y a la que
se deben, es la exigencia de alcanzar una formación y competencia profesional, que deben
tender a la excelencia, así como mantener una conducta y un comportamiento intachables.
En esa formación integral adquiere especial relevancia la ética militar que facilita al
profesional conocerse a sí mismo y a los demás, profundizar en las pautas del
comportamiento humano individual y social, de sus motivaciones, entorno e historia. Solo con
ella será posible diferenciar lo bueno de lo malo, lo correcto de lo que no lo es, es decir,
desarrollar un comportamiento ético que en las Fuerzas Armadas no es una opción, sino una
obligación ineludible que contribuye a crear un clima y una cultura moral de excelencia dentro
de la profesión. Nos dice Cortina Aracil que “No se puede tomar una vida ajena y sobrevivir sin
convertirse en un miserable salvo que se haga como defensa y no como agresión, que se haga
sin gratuidad y se comprenda y asuma el peso de lo hecho en propia carne”(3). Para quién
entiende la profesión de militar como un servicio a sus congéneres, que desearía que las
guerras no existieran y que la condición de ser humano pacífico y social prevaleciera sobre
todas las demás, es natural y legitimo querer dar un sentido y fundamente ético a su
profesión.
Sin embargo que tiene que ver la ética con la Doctrina Militar Bolivariana; La nueva doctrina
militar, basada en el Artículo No. 326 de nuestra Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que estipula que “la seguridad de la Nación se fundamenta en la
corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil”, tiene por supuesto axiomático que la
revolución ha entrado en “una fase antiimperialista” que requiere ser profundizada y
consolidada mediante tres líneas estratégicas de acción. «Defensa Integral de la Nación»
como se llama la nueva doctrina militar desarrollada en la Revolución Venezolana que se va a
implementar rápidamente en nuestro país de Bolívar, pero es posible trazar una idea general
del nuevo paradigma que sustituye el de la postguerra y del Pentagonísmo estadounidense.
La nueva doctrina nace como respuesta a la amenaza militar estadounidense y, como tal,
refleja los rasgos estructurales de toda doctrina de guerra de defensa, diseñada para disuadir
o derrotar a un agresor numéricamente y tecnológicamente muy superior. La concepción de
la “Defensa Integral de la Nación” es, por lo tanto, hija sui generis de la misma partera de la
historia que engendró las teorías militares sobre la “guerra popular prolongada” de Mao Tse
Tung y Ho Chi Minh/Vo Nguyen Giap en Asia, y “la guerra de todo el pueblo” en Cuba. La tarea
de “profundizar y acelerar la conformación de la nueva estrategia militar nacional” ha sido
definida por el Comandante Supremo, Presidente Hugo Rafael Chávez Frías como uno de los
diez objetivos estratégicos para lo que el mandatario denominaba la «Nueva Etapa» de la
Revolución, que se inició a partir del referendo revocatorio del 15 de agosto del 2004 y de las
elecciones regionales de noviembre. Los diez objetivos estratégicos tienen la función de dejar
atrás a una etapa, en la cual “fuimos bastante lentos e ineficientes” (Hugo Chávez), para
avanzar en la construcción “del nuevo modelo democrático de participación popular”; crear
un “nuevo sistema económico”; conformar una nueva «estructura social»; acelerar la creación
de una «nueva institucionalidad del aparato del Estado» y seguir impulsando el “nuevo
sistema multipolar internacional”.
FUENTES:
1- Real Decreto 96/2009, de 06 de febrero, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas
para las Fuerzas Armadas. Artículo 88.
2- BOUTHOUL, G. (1984). Tratado de Polemología. Madrid: Ediciones Ejército, pp. 560-
562.
3- CORTINA ARACIL, l. (2012). Ganar batallas. Revista Atenea, Año V, septiembre, Número
39, pp. 65-69, p. 197.
4- Rebelión: Heinz Dieterich,(2004) Nace la Doctrina Militar de la Revolución Venezolana
5- Álvarez Núñez, Menfis Chacón, Rene Rigo, et al: SIMÓN BOLÍVAR Vs
ÉTICA/MORALISTA, PLASMADO EN EL DISCURSO DE ANGOSTURA, 15 de febrero de
1819, ULAC.
6- Juan A. Moliner González: (2018) Instituto Español de Estudios Estratégicos,
Documento Marco.
7- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
8- DOCTRINA DEL LIBERTADOR: Fundación Biblioteca Ayacucho y Banco Central de
Venezuela, 2009, Colección Clásica, No. 1.
9- UNIVERSIDAD DE PANAMÁ: INSTITUTO DE ESTUDIOS NACIONALES (IDEN); Colección
«Ricaurte Soler», Análisis de Coyunturas, Pensamiento Bolivariano en la actualidad,
Volumen No. 4, Primera edición, agosto de 2006.