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ETICA EN LA DOCTRINA MILITAR BOLIVARIANA.

CNEL. (GNB). : JORGE A. AVENDAÑO Y.


C.I.: 7566206.
CEL. 0416-6151860.

CARACAS; 24 Enero de 2023.


Los escenarios de las relaciones internacionales, la seguridad y defensa son ampliamente
complejos hoy en día y presentan grandes desafíos para los Estados, sobre todo para aquellos
que poseen el sistema de gobierno como el nuestro que es un sistema denominado socialistas
pero con ciertos cambios, estos cambios tienen que ver con: la República Bolivariana de
Venezuela y de las entidades políticas que la componen es y será siempre democrático,
participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandatos
revocables.

Como herramienta del Estado se encuentran las Fuerzas Armadas Nacionales Bolivarianas,
que conducen sus operaciones dentro de los escenarios de las relaciones internacionales, la
seguridad y defensa son ampliamente complejos hoy en día y presentan grandes desafíos. y
por lo cual sus acciones cada vez más enfrentan mayores retos que exigen una mejor
preparación (Muñoz, 2013).

Debido a la globalización y a la quinta revolución de las comunicaciones, los organismos


militares se enfrentan al cuestionamiento continuo de sus acciones, ya que narrativas
antidemocráticas han proliferado en el mundo occidental como parte del efecto de
polarización profundo que ocurre actualmente y que ha podido ser observado de forma clara
en países como Estados Unidos y Colombia (Rayón, 2018). Estos cuestionamientos procuran
despojar de legitimidad las diferentes acciones que ejecutan las Fuerzas Militares en
ambientes nacionales o internacionales, al tratar de manera constante de atacar los marcos
legales, jurídicos y/o constitucionales por los que normalmente se rigen.

La profesión militar, entonces, enfrenta uno de sus momentos más cuestionados al ser
atacada en el núcleo de su propósito y al ponerse bajo juicio lo imprescindible de su existencia
(Von Bredow, 2011). Precisamente, la condición democrática del gobierno y la característica
de autoridad civil sobre la defensa exigen la verificación continua de las acciones del personal
militar respecto a su misión constitucional (Travis, 2019).

Se conforma entonces un imperativo en el comportamiento de la profesión militar, la cual


debe basarse en un marco ético coherente y adecuado para el ejercicio legítimo del uso de la
fuerza (Cook, 2000) tanto en tiempo de paz como en guerra. Las fuerzas militares
contemporáneas han logrado grandes avances en el mejoramiento de sus referentes éticos y
se han enmarcado en los lineamientos de los Derechos Humanos, con lo cual su
profesionalización ha logrado cohesionar la autoridad y los poderes del Estado (Aristizábal et
al., 2020). Ahora bien los militares, hombres y mujeres que ejercen su profesión en las FANB,
están dotados de razón y emoción.

Su comportamiento profesional se asienta en una amplia capacitación técnica y se apoya en


unos fundamentos éticos que desarrolla en prescripciones morales coherentes. De aquí la
necesidad de indagar en las justificaciones legales y legitimas al momento del uso de la fuerza
en la comunidad social y que ella misma puso en sus manos.
El que elige como profesión la de militar, es decir, prepararse y llegado el caso ejercer la
fuerza mediante la violencia letal que produce destrucción y muerte, tiene que mantener y
reforzar la tranquilidad de su conciencia en el convencimiento de que los Ejércitos colaboran
en mantener y preservar la paz y que, llegado el caso, el militar interviene en guerras y
conflictos armados inevitables y que se determinan como justos, “alentado por la legalidad y
legitimidad de su causa y el apoyo de la Nación,...con inquebrantable voluntad de vencer”(1).
Además de una permanente vocación y aspiración de heroicidad, los profesionales de la
milicia no son, no pueden ser villanos animados esencialmente, como dice Bouthoul en su
tratado de Polemología, de un “impulso belicoso” ni afrontan los combates con el uso
desenfrenado e incontenido de la violencia (2), sino con la búsqueda de la paz como fin último
de su actuación.

Consecuencia del compromiso asumido libremente por los profesionales de la milicia y que
conlleva tan importantes responsabilidades con la sociedad de la que forman parte, y a la que
se deben, es la exigencia de alcanzar una formación y competencia profesional, que deben
tender a la excelencia, así como mantener una conducta y un comportamiento intachables.

En esa formación integral adquiere especial relevancia la ética militar que facilita al
profesional conocerse a sí mismo y a los demás, profundizar en las pautas del
comportamiento humano individual y social, de sus motivaciones, entorno e historia. Solo con
ella será posible diferenciar lo bueno de lo malo, lo correcto de lo que no lo es, es decir,
desarrollar un comportamiento ético que en las Fuerzas Armadas no es una opción, sino una
obligación ineludible que contribuye a crear un clima y una cultura moral de excelencia dentro
de la profesión. Nos dice Cortina Aracil que “No se puede tomar una vida ajena y sobrevivir sin
convertirse en un miserable salvo que se haga como defensa y no como agresión, que se haga
sin gratuidad y se comprenda y asuma el peso de lo hecho en propia carne”(3). Para quién
entiende la profesión de militar como un servicio a sus congéneres, que desearía que las
guerras no existieran y que la condición de ser humano pacífico y social prevaleciera sobre
todas las demás, es natural y legitimo querer dar un sentido y fundamente ético a su
profesión.

Sin embargo que tiene que ver la ética con la Doctrina Militar Bolivariana; La nueva doctrina
militar, basada en el Artículo No. 326 de nuestra Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, que estipula que “la seguridad de la Nación se fundamenta en la
corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad civil”, tiene por supuesto axiomático que la
revolución ha entrado en “una fase antiimperialista” que requiere ser profundizada y
consolidada mediante tres líneas estratégicas de acción. «Defensa Integral de la Nación»
como se llama la nueva doctrina militar desarrollada en la Revolución Venezolana que se va a
implementar rápidamente en nuestro país de Bolívar, pero es posible trazar una idea general
del nuevo paradigma que sustituye el de la postguerra y del Pentagonísmo estadounidense.

La nueva doctrina nace como respuesta a la amenaza militar estadounidense y, como tal,
refleja los rasgos estructurales de toda doctrina de guerra de defensa, diseñada para disuadir
o derrotar a un agresor numéricamente y tecnológicamente muy superior. La concepción de
la “Defensa Integral de la Nación” es, por lo tanto, hija sui generis de la misma partera de la
historia que engendró las teorías militares sobre la “guerra popular prolongada” de Mao Tse
Tung y Ho Chi Minh/Vo Nguyen Giap en Asia, y “la guerra de todo el pueblo” en Cuba. La tarea
de “profundizar y acelerar la conformación de la nueva estrategia militar nacional” ha sido
definida por el Comandante Supremo, Presidente Hugo Rafael Chávez Frías como uno de los
diez objetivos estratégicos para lo que el mandatario denominaba la «Nueva Etapa» de la
Revolución, que se inició a partir del referendo revocatorio del 15 de agosto del 2004 y de las
elecciones regionales de noviembre. Los diez objetivos estratégicos tienen la función de dejar
atrás a una etapa, en la cual “fuimos bastante lentos e ineficientes” (Hugo Chávez), para
avanzar en la construcción “del nuevo modelo democrático de participación popular”; crear
un “nuevo sistema económico”; conformar una nueva «estructura social»; acelerar la creación
de una «nueva institucionalidad del aparato del Estado» y seguir impulsando el “nuevo
sistema multipolar internacional”.

La primera se refiere al fortalecimiento del componente militar de la nación, que prevé el


incremento de los contingentes militares de tropas en todo el país; la optimización de la
capacitación de las tropas regulares y de los batallones de reservistas; el análisis de la
posibilidad de un teatro de operaciones militares en algunas regiones de la nación, sobre
todo, si la amenaza paramilitar aumenta; la recuperación y actualización de materiales y
equipos de las Fuerzas Armadas y, en la medida de lo necesario, la adquisición de nuevo
material de guerra adecuado a las condiciones de defensa nacional en tierra, agua y aire.

En el área doctrinal se prevé el establecimiento de nuevas normas y directrices que


reestructuren la actividad militar en función de un esquema fundamentalmente «defensivo»
dentro de una guerra asimétrica, planteamiento que incluye la determinación de centros de
gravedad en todos los ámbitos y es aquí donde juega un papel protagónico la Ética junto con
la segunda línea estratégica de trabajo que consiste en la consolidación y profundización de la
unión cívico-militar y la tercera se refiere a la necesidad de lograr la participación popular
masiva en la Defensa Integral de la Nación. A tal fin se duplicarán las fuerzas de reserva
organizada a alrededor de cien mil hombres y mujeres y se procurará, entre otras medidas, la
incorporación de militares profesionales en retiro en tareas de organización popular para la
defensa en cada barrio, en cada fábrica, en cada lugar donde haya “un grupo de patriotas, ahí
deben estar organizándose para la defensa territorial”.

La Doctrina Militar Bolivariana no es un concepto nuevo, esté se viene gestando desde el


mismo desarrollo de nuestro Libertador Simón Bolívar y la integración de la Gran Colombia
para formar una gran potencia económica, política y social; pero sin perder de vista la ética
que es la materia que nos compete. En esencia la nueva doctrina militar bolivariana non es
más que cada venezolano y venezolana tenga un sentido de pertenencia patriótico, que nos
duela lo que se le está haciendo a nuestra patria desde el punto de vista del bloque
económico, que desdé el punto de vista de la ética se sabe que estas situaciones no se pueden
permitir, por más que un país sea desarrollado como lo es Estados Unidos.
En resume, la ética nos concientiza sobre las cosas que se realizan buenas o malas de acuerdo
al concepto más sencillo de nuestros actos, se refiere a un ámbito reflexivo y teórico, en las
acciones humanas que realiza el individuo libremente. “Las distintas éticas se especializan en
la consideración de lo bueno o de lo correcto. Las normas son universalizables y la felicidad no
lo es” (4). La ética considera los actos libres del ser humano y les otorga una valoración,
argumentos y razones concluyendo en que son adecuados y valiosos por oposición a otros
que son malos e inapropiados. Esto tiene muchísimo valor a la hora de establecer la unión de
la Doctrina Militar Bolivariana, que es un pensamiento primero generado por nuestro
Libertador y después se formuló en principios como lo conseguimos escrito en el Congreso de
Angostura, en dicho texto Bolívar, no solo plasma su sentir como hombre
luchador, como ser humano, sino que realiza un breve recorrido histórico por los
acontecimientos políticos y jurídicos más destacados y con mayor injerencia en la vida
nacional particularmente en el ámbito educativo y escolar.
Es por esto que la Doctrina Militar Bolivariana no puede ser indiferente frente a la Ética,
porque si es indiferente ante la misma no estamos valorando el legado que nuestro libertador
dejo para nosotros y cito: “El amor a la Patria, el amor a las Leyes, el amor a los Magistrados
es las nobles pasiones que deben absorber exclusivamente el alma de un Republicano. Si no
hay un respeto sagrado por la Patria, por las Leyes, y por las autoridades, la Sociedad es una
confusión, un abismo: es un conflicto singular de hombre a hombre, de cuerpo a cuerpo. Para
sacar de este caos nuestra naciente República, todas nuestras facultades morales no serán
bastantes, si no fundimos la masa del pueblo en un todo; la composición del gobierno en un
todo; la legislación en un todo; y el espíritu nacional en un todo. Unidad, Unidad, Unidad,
debe ser nuestra divisa”.

FUENTES:
1- Real Decreto 96/2009, de 06 de febrero, por el que se aprueban las Reales Ordenanzas
para las Fuerzas Armadas. Artículo 88.
2- BOUTHOUL, G. (1984). Tratado de Polemología. Madrid: Ediciones Ejército, pp. 560-
562.
3- CORTINA ARACIL, l. (2012). Ganar batallas. Revista Atenea, Año V, septiembre, Número
39, pp. 65-69, p. 197.
4- Rebelión: Heinz Dieterich,(2004) Nace la Doctrina Militar de la Revolución Venezolana
5- Álvarez Núñez, Menfis Chacón, Rene Rigo, et al: SIMÓN BOLÍVAR Vs
ÉTICA/MORALISTA, PLASMADO EN EL DISCURSO DE ANGOSTURA, 15 de febrero de
1819, ULAC.
6- Juan A. Moliner González: (2018) Instituto Español de Estudios Estratégicos,
Documento Marco.
7- Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
8- DOCTRINA DEL LIBERTADOR: Fundación Biblioteca Ayacucho y Banco Central de
Venezuela, 2009, Colección Clásica, No. 1.
9- UNIVERSIDAD DE PANAMÁ: INSTITUTO DE ESTUDIOS NACIONALES (IDEN); Colección
«Ricaurte Soler», Análisis de Coyunturas, Pensamiento Bolivariano en la actualidad,
Volumen No. 4, Primera edición, agosto de 2006.

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