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“En primer lugar, es importante precisar que en el ordenamiento procesal venezolano rige la
fórmula preclusiva establecida por el legislador por considerarla la más adecuada para lograr
la fijación de los hechos en igualdad de condiciones, que obliga a las partes a actuar
diligentemente, evitando se subvierta el orden lógico del proceso. Igualmente, dicho principio
de preclusividad es una garantía articulada al derecho a la defensa que asiste a las partes,
evitando que la causa esté abierta indefinidamente, a la espera de que las partes completen
sus actuaciones, sin que el juzgador pueda pronunciarse sobre el fondo a través de fallo
definitivo, causando inseguridad jurídica e incertidumbre no sólo a los justiciables, sino a toda
la organización judicial y a la sociedad o colectividad, que es en quien repercute, en definitiva,
una buen o mala administración de justicia.De allí, que sea una consecuencia lógica del proceso
que los litigantes deban hacer sus peticiones, proposiciones y cuestionamientos dentro de los
lapsos y actos prefijados por la ley, que permiten el avance automático del proceso y evitan el
marasmo procesal causado por las excesivas e inútiles dilaciones, siendo un imperativo el
riguroso respeto de la regulación y ordenación legal de la causa en lapsos y formalidades
esenciales, que no puede obviarse, tal y como se deduce del artículo 257 constitucional, so pena
de sacrificar la justicia”.De todo lo anteriormente expuesto, esta Sala Constitucional observa
que efectivamente si hubo violación al principio de preclusión de los lapsos procesales, ya que
de las actas del expediente se puede verificar que la sentencia fue dictada el 14 de agosto de
2013, y la última notificación fue consignada en el expediente el 24 de febrero de 2014, lo que
dio lugar a la apertura del lapso procesal para apelar, siendo que, el recurso de apelación fue
interpuesto el 26 de febrero de 2014, correspondiendo éste al segundo día del lapso y ese
mismo día el Juzgado Superior Estadal en lo Contencioso Administrativo del Estado Aragua,
admitió y remitió el expediente de la causa, tal como se desprende del auto que riela en el
folio 306 de las copias certificadas de las actas, lo que originó una violación al artículo 87 de la
Ley Orgánica de la Jurisdicción Contenciosa Administrativa, así como también el artículo
89 eiusdem, ya que tampoco dejó transcurrir el lapso de los 3 de días de despacho para el
pronunciamiento de la admisión del recurso de impugnación propuesto, todo ello trajo como
consecuencia la violación de los derechos constitucionales, al debido proceso y el derecho a la
defensa, ya que se originó una indefensión de la parte accionante por el quebrantamiento del
orden consecutivo legalmente establecido, que generó una modificación en el cómputo del
lapso para la fundamentación de la apelación (principio del orden consecutivo legal con fases
de preclusión), por lo que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo al momento de
que la parte accionante consignó en el expediente la solicitud de reposición de la causa por las
razones expuestas en esta acción constitucional, ha debido realizar el presente análisis para así
poder declarar procedente dicha solicitud y garantizar el ejercicio pleno del derecho a la
defensa. Así se declara
Orden de aplicación de la ley: (Sala cons º1139 14/08/2015): En este sentido, alegó el
accionante la violación de los derechos constitucionales al debido proceso, a la
defensa y a las garantías procesales así como a la seguridad jurídica, en virtud de
considerar la sentencia accionada ajustada a derecho la aplicación por parte del a
quo del procedimiento oral en el juicio por retracto legal arrendaticio en el que el actor
era parte demandante, en lugar de la continuación del procedimiento breve con el
cual se había iniciado, así como la fundamentación de la decisión accionada en el
artículo 49 del Decreto N° 427 con Rango y Fuerza de Ley de Arrendamientos
Inmobiliarios –derogado- para resolver el fondo de la demanda.
Al respecto, observa esta Sala que en el caso bajo análisis, se está en presencia de un
asunto de orden público, como lo es el procedimiento aplicable para su tramitación,
como lo era la aplicación inmediata del referido Decreto N° 929 con Rango, Valor y
Fuerza de Ley de Regulación del Arrendamiento Inmobiliario para Uso Comercial, el
cual establece, en el segundo párrafo de su artículo 43, lo siguiente:
Artículo 43. (...omissis...)
El conocimiento de los demás procedimientos jurisdiccionales en materia de
arrendamiento comerciales, de servicios y afines será competencia de la Jurisdicción
Civil ordinaria, por vía del procedimiento oral establecido en el Código de
Procedimiento Civil hasta su definitiva conclusión.
Asimismo, el prenombrado Decreto establece, en su sección de DISPOSICIONES
TRANSITORIAS segunda y DISPOSICIONES DEROGATORIAS primera, lo siguiente:
DISPOSICIONES TRANSITORIAS
(...omissis...)
Segunda. Los procedimientos administrativos que estén en curso a la fecha de
publicación del presente Decreto Ley, se adecuarán a lo establecido en el presente
Decreto Ley, conforme a las disposiciones reglamentarias dictadas por el Ejecutivo
Nacional que regulen la transición de los procedimientos determinados en las normas
derogadas y los previstos en este instrumento
DISPOSICIONES DEROGATORIAS
Primera. Se desaplican, para la categoría de inmuebles cuyo arrendamiento regula el
presente Decreto Ley, todas las disposiciones del Decreto con Rango, Valor y Fuerza de
Ley N° 427 de Arrendamiento Inmobiliario, publicado en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela N° 36.845 de fecha 7 de diciembre de 1999.Ahora
bien, visto que el caso de autos está relacionado con la aplicación del procedimiento
en una causa iniciada antes de la entrada en vigencia del Decreto antes señalado,
resulta necesario para esta Sala Constitucional hacer distinción entre la retroactividad
de la ley y el efecto inmediato de la ley, a tales fines la Sala Constitucional del Tribunal
Supremo de Justicia en sentencia Nº 1510 de fecha 6 de junio de 2003, (caso: Freddy
Gutiérrez Trejo y otros), indicó lo siguiente:
(…) Es así como una de las materias de mayor conflicto en el derecho es la atinente a la
aplicación de la ley procesal en el tiempo (eficacia temporal), en cuanto a que siendo
dichas leyes procesales de orden público, se aplican de manera inmediata, pero deben
respetar la validez de los hechos anteriores y los efectos ya producidos de tales
hechos. En consecuencia, modifican los trámites futuros de un proceso en curso, pero
no podrán afectar bajo ningún respecto a los trámites procesales definitivamente
consumados, en razón de la regla tradicional formulada por la doctrina del principio
‘tempusregitactum’ (…) (negrillas nuestras).
De lo anterior, tenemos que aquellas leyes adjetivas que entren en vigencia, modifican
de forma inmediata aquellos casos que se encuentran en curso en cuanto a los
trámites futuros, tomando en consideración los actos realizados durante la vigencia de
la ley anterior, siendo distinto para la aplicabilidad de la ley material.
En adición, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela dispone en su
artículo 24, cuyo tenor establece:
Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando imponga
menor pena. Las leyes de procedimiento se aplicaran desde el momento mismo de
entrar en vigencia aun en los procesos que hallaren en curso; (…).
Por su parte el Código de Procedimiento Civil, dispone lo siguiente:
Artículo 3. La jurisdicción y la competencia se determinan conforme a la situación de
hecho existente para el momento de la presentación de la demanda, y no tiene efecto
respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la Ley disponga
otra cosa.
Artículo 9. La ley procesal se aplicará desde que entre en vigencia aun en los procesos
que se hallaren en curso; pero en este caso, los actos y hechos ya cumplidos y sus
efectos procesales no verificados todavía se regularán por la ley anterior.
De las normativas transcritas se desprende además del referido principio de
irretroactividad de la ley, el de la perpetuatiofori, el cual estipula inalterabilidad de la
temporalidad de la ley material, así como el principio tempusregitactum, en virtud del
cual los actos y relaciones de la vida real se regulan por la ley vigente al tiempo de su
realización.
Ahora bien, en el caso bajo análisis, el actor en primera instancia, hoy accionante,
incoó demanda de retracto legal arrendaticio cuando aún se encontraba en vigencia el
Decreto N° 427 con Rango y Fuerza de Ley de Arrendamientos Inmobiliarios, publicado
en la Gaceta Oficial No. 36.845 de 07 de diciembre del año 1999, que regulaba la
materia objeto de su pretensión de hacer valer a su favor el derecho al retracto legal
arrendaticio para el momento de su interposición, norma material establecida en el
artículo 43 del referido Decreto Ley, y que en lo concerniente a su tramitación, se
preveía se hiciera conforme al procedimiento breve contemplado en el Código de
Procedimiento Civil en el artículo 883 y siguientes.
Principio de celeridad (Sala cons º1713 9/12/2014): Precisado lo anterior, y en cuanto
a la admisibilidad del presente recurso de apelación, debe esta Sala reiterar que, de
conformidad con la interpretación que se le ha dado al texto del artículo 35 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales (sentencias
501/2000, del 31 de mayo; y 3.027/2005, del 14 de octubre), el lapso para recurrir de
la decisión dictada por la primera instancia en el proceso de amparo, es de tres días
contados a partir de la fecha de publicación del fallo (sentencia nro. 11/2004, del 14 de
enero), los cuales, a su vez, deben ser computados por días calendarios consecutivos,
excepto los sábados, los domingos, el jueves y el viernes santos, los declarados días de
fiesta por la Ley de Fiestas Nacionales y los declarados no laborables por otras leyes,
ello a los fines de salvaguardar el derecho a la defensa, el cual también tiene una
dilatada vigencia en el marco del proceso de amparo. Aceptar lo contrario sería
desconocer la aplicabilidad de tal derecho en cualquier iter procesal, en otras palabras,
sacrificar el derecho a la defensa de los ciudadanos -mediante juicios relámpago, por
ejemplo- en aras de una mayor celeridad, sería subvertir el orden lógico de los
fundamentos que constituyen el Estado Democrático y social de Derecho y de Justicia
que definen a nuestra República (sentencia nro. 501/2000, del 31 de mayo).En el
supuesto que el órgano jurisdiccional haya dispuesto notificar a las partes de la
decisión emitida, el lapso para ejercer los mecanismos impugnativos correspondientes
(en este caso el recurso de apelación) deberá ser computado a partir de dicha
notificación (ver sentencia nro. 5.063/2005, del 15 de diciembre), lo cual no ha
ocurrido en el presente caso.Asimismo, debe esta Sala reiterar el criterio vinculante
asentado en sentencia nro. 971/2007, del 28 de mayo (ratificado en sentencia nro.
1.422/2013, del 23 de octubre de 2013), según el cual si bien la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales no establece, expresamente, el
lapso dentro del cual debe pronunciarse el juzgador sobre la admisibilidad de la
pretensión de amparo, no es menos cierto que a tal supuesto fáctico le es aplicable
supletoriamente, por remisión del artículo 48 de ese instrumento normativo, lo
dispuesto en el artículo 10 del Código de Procedimiento Civil, el cual consagra el
principio de celeridad procesal, razón por la cual el órgano jurisdiccional debe decidir
sobre la admisibilidad de la acción de amparo, dentro de los tres días hábiles
siguientes a su interposición.En el caso sub lite, la sentencia hoy recurrida fue
publicada el jueves 17 de octubre de 2013, siendo que en el texto de dicho acto
jurisdiccional no se ordenó la práctica de la notificación de las partes.Por su parte, el
presente recurso de apelación fue ejercido el miércoles 23 de octubre de 2013, tal
como consta en el sello húmedo impreso en el escrito presentado por la Oficina de
Alguacilazgo del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia (folio 107). Ahora bien, esta
Sala advierte que la mencionada decisión fue dictada dentro del lapso de tres (3) días
previsto en el artículo 10 del Código de Procedimiento Civil, y por tanto, no debía ser
notificada a las partes, como bien lo consideró el Tribunal a quo constitucional. En este
sentido, las dos (2) acciones de amparo interpuestas por la defensa del ciudadano
Manuel Lara (la primera el viernes 11 de octubre de 2013 y la segunda el lunes 14 de
octubre de 2013), ingresaron en la Sala nro. 3 de la Corte de Apelaciones del Circuito
Judicial Penal del Estado Zulia el lunes 14 de octubre de 2013, tal como consta en los
respectivos autos de entrada de asunto emitidos en esa fecha por dicho órgano
jurisdiccional (folios 44 y 92), razón por la cual el lapso para emitir pronunciamiento
sobre la admisibilidad de dichas acciones, venció el jueves 17 de octubre 2013,
oportunidad en la cual se publicó el fallo objeto del presente recurso de apelación.
Esta juzgadora también observa, que entre el día en que fue publicada la sentencia
recurrida, a saber, el jueves 17 de octubre de 2013, y la oportunidad en que la parte
actora ejerció el recurso de apelación aquí examinado (miércoles 23 de octubre de
2013), transcurrieron más de tres (3) días hábiles, computados de la siguiente forma:
viernes 18 de octubre, lunes 21 de octubre, martes 22 de octubre y miércoles 23 de
octubre, siendo que, según el calendario judicial del año 2013, tales días fueron hábiles
a los efectos de la interposición del recurso de apelación previsto en el artículo 35 de
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, por no
tratarse de sábados, domingos, jueves ni viernes santos, días de fiesta según la Ley de
Fiestas Nacionales ni días declarados no laborables por otras leyes.En razón de lo
anterior, considera esta Sala que el recurso de apelación ejercido por la parte
accionante resulta manifiestamente extemporáneo, toda vez que ha sido presentado
fuera del lapso de tres días que establece el artículo 35 de la referida ley orgánica, los
cuales debieron contarse, con base en los criterios antes señalados, desde el viernes
18 de octubre de 2013 (inclusive), siendo que éste constituyó, de conformidad con el
cómputo efectuado por esta Sala, el día hábil siguiente a la publicación del fallo
recurrido (a saber, el jueves 17 de octubre de 2013), mientras que el último día del
lapso para recurrir estuvo representando por el martes 22 de octubre de 2013, todo
ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 198 del Código de Procedimiento
Civil, aplicable igualmente de forma supletoria al proceso de amparo. Por último, esta
Sala advierte que el viernes 18 de octubre de 2013, el abogado Edwar Acuña, actuando
con el carácter de defensor privado del ciudadano Manuel Lara solicitó, mediante
diligencia, dos (2) copias certificadas del expediente contentivo del proceso de amparo
(folio 104), siendo que el recurrente pretendió quedar notificado tácitamente, en
virtud de la presentación de dicha diligencia, del contenido de la sentencia hoy
recurrida. Así, aquél concluyó que el lapso para recurrir debía ser computado a partir
del 18 de octubre de 2013 (presentación de la diligencia solicitando copias certificadas)
y no del 17 de octubre de 2013 (publicación del fallo).Al respecto, esta Sala considera
no le asiste la razón al recurrente, toda vez que en el caso de autos no era necesario
notificar a las partes de la emisión de la sentencia objeto de apelación (declaratoria de
inadmisibilidad), ya que dicho acto jurisdiccional fue dictado dentro del lapso
correspondiente (tres días), aunado a quela Sala nro. 3 de la Corte de Apelaciones del
Circuito Judicial Penal del Estado Zulia no ordenó la práctica de dichas notificaciones,
por el motivo antes expresado.
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Momento procesal (Sala consº 2473 30/11/2001):La norma transcrita consagra, pues,
el derecho de toda persona a que las peticiones que dirija a funcionarios públicos sean
adecuada y oportunamente respondidas. No se refiere dicho derecho a cualquier
petición, sino a peticiones también adecuadas, no impertinentes ni obstaculizadoras
del desenvolvimiento normal de la función Pública. En el proceso judicial, el derecho
constitucional a dirigir peticiones y a obtener oportuna y adecuada respuesta se
circunscribe a aquellas peticiones previstas por las normas adjetivas o permitidas por
ser pertinentes y no estar expresamente prohibidas, efectuadas oportunamente,
dentro de las modalidades establecidas legalmente, es decir que no toda petición debe
ser respondida por el juez dentro del proceso, sino solo aquellas que el derecho
adjetivo prevé o que resultan pertinentes y no contradicen los principios orientadores
del específico procedimiento de que se trate.
Principio Dispositivo: (Sala cons º848 27/10/2017) Inicialmente, cabe traer al caso
bajo estudio el principio cardinal que rige la materia procesal, denominado como
principio dispositivo, contenido en el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil,
conforme al cual el juez debe decidir conforme a lo alegado y probado en autos por las
partes, sin que pueda sacar elementos de convicción fuera de estos, ni suplir
excepciones o argumentos de hechos no alegados ni probados, precepto que
establece los límites del oficio del juez, pues para él no puede existir otra verdad que la
que resulta de los alegatos y actividad probatoria de las partes.En este sentido, se
observa que el fallo objeto de análisis elaboró su criterio decisorio con base en los
instrumentos documentales presentados por ambas partes, no evidenciándose silencio
de pruebas, inmotivación, vulneración grotesca a derechos o principios
constitucionales, o que se haya contrariado algún criterio que de forma vinculante
hubiese establecido esta Sala Constitucional, en cuanto al sentido y alcance que ha de
atribuirse a algún precepto fundamental.En el presente caso, se delata la
disconformidad del solicitante con el fallo proferido por el Tribunal de Alzada, lo cual
pugna con la finalidad que tiene la revisión constitucional, cuyo objeto no es revisar el
juicio ni lo debatido en él para someterlo al control de la constitucionalidad, sino la
interpretación que haga el sentenciador de las normas constitucionales y la aplicación
del criterio emanado de esta Sala, observándose que los fundamentos que sustentan
la solicitud de revisión se insertan en la presunta afectación de los principios y
garantías constitucionales siguientes de expectativa plausible, verdad material,
defensa, debido proceso y a la tutela judicial efectiva.Al respecto, esta Sala debe
resaltar que la expectativa plausible no constituye un derecho adquirido, sino que
debe asociarse a la buena fe para proyectarse en la persistencia de las condiciones
regulativas de una determinada situación, de modo que no se apliquen exigencias más
gravosas para un mismo fin, exceptuando aquellas condiciones que
constitucionalmente sean debidamente justificadas.En abundamiento de lo
precedentemente expuesto, se desprende de autos la participación activa del
solicitante en cada una de las fases del proceso debidamente asistido, con lo cual
carecerían de fundamento las demás consideraciones.Sumado a las anteriores
consideraciones, se debe insistir en que la revisión no constituye una tercera instancia,
ni un recurso que pueda ser intentado bajo cualquier fundamentación de interés
subjetivo o mera inconformidad con el acto de juzgamiento, sino una potestad
extraordinaria, excepcional y discrecional de esta Sala Constitucional para la
uniformación de criterios constitucionales, para preservar la garantía de la supremacía
y eficacia de las normas y principios constitucionales, que conlleva a la seguridad
jurídica.En el presente caso, la Sala estima que la situación planteada no se enmarca
dentro de la finalidad que persigue la solicitud de revisión en los términos expresados
en los fallos citados supra. En consecuencia, esta Sala desestima la revisión solicitada
de conformidad con el criterio antes expuesto -Vid. Sentencias de esta Sala Nros.
93/01, 325/05 y 260/01 casos: “Corpoturismo”, “Alcido Pedro Ferreira” y “Benítez
Bolívar”, respectivamente-. Así se decide.
Máxima experiencia (Sentencia sala civilº 188 16/04/2015): Los máximos de
experiencia son las nociones o percepciones que poseen un número de personas y que
aplican para ciertas situaciones en un lugar determinado.Conforme a la doctrina de la
sala, los máximos de experiencia son conocimientos normativos que pertenecen a la
conciencia de un determinado grupo de personas, espacio o ambiente.El juez dejo de
observar una norma jurídica y esto perjudico.
Principio derecho a la defensa (Sala Casa Civil º548 8/8/2017): En ese senti do, el
artí culo 49 de la Carta Políti ca, establece como garantí as
consti tucionales el debido proceso y el derecho a la defensa,
expresando que:“artí culo 49. (…) 1° La defensa y la asistencia jurídica
son derechos inviolables en todo estado y grado de la investi gación y
del proceso. Toda persona ti ene derecho a ser noti fi cada de los cargos
por los cuales se le investi ga, de acceder a las pruebas y de disponer
del ti empo y de los medios adecuados para ejercer su defensa… toda
persona declarada culpable ti ene derecho a recurrir del fallo…”.El
legislador ha querido que las reposiciones ocurran excepcionalmente,
esto es que la sola existencia de un vicio procesal no sea razón jurídica
sufi ciente para que la reposición sea procedente. A tales propósitos,
sólo se puede declarar la nulidad y consecuente reposición si se
cumplen los siguientes extremos:
1. Que efecti vamente se haya producido el quebrantamiento
u omisión de formas sustanciales de los actos.
2. Que la nulidad esté determinada por la Ley o se haya
dejado de cumplir en el acto alguna formalidad esencial a su
validez.
3. Que el acto no haya logrado el fi n para el cual estaba
desti nado.
4. Que la parte contra quien obre la falta no haya dado causa
a ella o que no lo haya consenti do tácita o expresamente a
menos que se trate de normas de orden público . (artí culos
212, 213 y 214 del Código de Procedimiento Civil )
5. Que se haya causado indefensión a la parte contra quien
obre el acto.
6. Que se hayan agotado los recursos.
¿Cuándo existe indefensión en el proceso ?, la indefensión se caracteriza por
suponer una privación o limitación al derecho de defensa, con mengua al
derecho de desenvolverse en el ejercicio de sus facultades o recursos y, se
produce por actos concretos del tribunal; es una situación en la cual una
parte ti tular de derechos e intereses legíti mos, se ve imposibilitada para
ejercer los medios legales sufi cientes para su defensa, sin que haya limitantes
en su ejercicio, esta conculcación debe ser injusti fi cada, de manera que la
parte vea cerrada la posibilidad de impetrar la protección judicial de sus
derechos o intereses legíti mos, debiendo ser real, actual y efecti va en las
facultades de ejercicio de la parte. No puede ser una violación abstracta,
potencial, sino una situación concreta que le produzca un perjuicio, sin que le
sea equiparable cualquier expectati va de un peligro o riesgo, por ello se habla
de indefensión material.
transcrita objeto de aclaratoria, que el profesional del derecho Leonardo Parra Bustamante
inadmisible por falta de cualidad del profesional del derecho que la formuló. Así se declara.
premisa que antecede es la razón en derecho, en virtud de la decisión emitida por esta Sala
Constitucional, con Ponencia de la Magistrada Dra. Carmen Zuleta de Merchán, sin que ello
pueda ser catalogado como vilipendio, debo manifestarle que creo en un estado de
mandante el acceso a la justicia, por una formalidad no prevista, es una lesión a los derechos
confusas e ininteligibles en contra de operarios del Poder Judicial, que hacen imposible la
Del mismo modo, debe insistir esta Sala, tal como lo ha hecho en anteriores ocasiones
(vid. número 336/2016 del 2 de mayo; caso: Otoniel Pautt Andrade), sobre el deber inexorable
órganos integrantes del Poder Judicial, y muy especialmente ante el Tribunal Supremo de
Siendo ello así, esta Sala le reitera al abogado Leonardo Parra Bustamante que, como
profesional del Derecho, tiene el deber de dirigirse de manera respetuosa a los Magistrados de
este Alto Tribunal, tal como lo establece el artículo 171 del Código de Procedimiento Civil, cuyo
texto dispone:
Artículo 171. Las partes y sus apoderados deberán abstenerse de emplear en sus
diligencias y escritos expresiones o conceptos injuriosos o indecentes. El Juez
ordenará testar tales conceptos si no se hubiesen notado antes, apercibiendo a la
parte o al apoderado infractor, para que se abstenga en lo sucesivo de repetir la
falta, con una multa de dos mil bolívares por cada caso de reincidencia.
Cabe agregar que, en resguardo del ejercicio de la función judicial y el respeto que a
ella debe brindarse, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia estableció en su artículo
121, lo siguiente:
Artículo 121. Las Salas del Tribunal Supremo de Justicia sancionarán con multa de
hasta cien unidades tributarias (100 U.T.) a quienes irrespeten, ofendan o
perturben con sus actuaciones al Poder Judicial, al Tribunal Supremo de Justicia a
sus órganos o funcionarios o funcionarias; o a quienes hagan uso abusivo de
recursos o acciones judiciales; igualmente, sancionarán a las partes que falten el
respeto al orden debido en los actos que realicen, o que incumplan,
desobedezcan o desacaten las decisiones, acuerdos u órdenes judiciales o llamen
públicamente a ello.
La multa se pagará ante cualquier entidad bancaria receptora de fondos públicos
nacionales dentro de los treinta días continuos siguientes a la notificación de la
decisión que imponga la sanción o decisión que resuelva el reclamo conforme a lo
que se establece en el artículo 125 de esta Ley. La constancia de haberse
efectuado el pago será consignada a los autos dentro de los cinco días hábiles
siguientes al vencimiento del plazo para el pago.
Si el sancionado o sancionada no pagare la multa en el lapso establecido, la
sanción podrá aumentarse entre un tercio y la mitad del total de la multa.
encabezado del artículo 121 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, transcrito
multa de cien Unidades Tributarias (100 U.T.), que constituye el límite máximo de la sanción
multa impuesta en cualquier oficina receptora de fondos públicos nacionales. A tal efecto se le
decisión, para que cumpla con el pago. Se advierte al sancionado, de que el incumplimiento
del pago de la multa en el lapso establecido, tal sanción podrá aumentarse entre un tercio y la
mencionado ciudadano deberá acreditar ante esta Sala el pago de la multa ordenado, y la
Secretaría de la Sala verificará dicho pago si el referido abogado presenta cualquier escrito,
presente decisión.
Esta Sala acorde con lo dispuesto en el artículo 121 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia, sanciona al abogado Antonio José González Mejía, con multa decincuenta unidades
tributarias (50 U.T.), como término medio, por el irrespeto del accionante hacia la investidura
de los Magistrados de esta Sala.
Conforme lo preceptúa el citado artículo 121 eiusdem, la multa se pagará ante cualquier
entidad bancaria receptora de fondos públicos nacionales dentro de los treinta (30) días
continuos siguientes a la notificación de la presente decisión que imponga la sanción o de la
decisión que resuelva el reclamo conforme a lo establecido en el artículo 125 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia. La constancia de haberse efectuado el pago será
consignada a los autos dentro de los cinco (5) días hábiles siguientes al vencimiento del plazo
para el pago.
Es de advertir que si el sancionado no pagare la multa en el lapso establecido, la sanción podrá
aumentarse entre un tercio y la mitad del total de la multa. Así se decide
siguiente:
(...) la estadía a derecho de las partes, consagrada en el artículo 26 del Código de
Procedimiento Civil, es un principio que rige el derecho procesal venezolano en
general. El mismo se formula, en que practicada la citación para la contestación
de la demanda, o citación inicial, en otros procesos diferentes al juicio ordinario
civil, no habrá necesidad de nueva citación a las partes para ningún otro acto del
juicio, a menos que resulte lo contrario de alguna disposición especial de la ley,
como ocurre -por ejemplo- en materia de posiciones juradas o de juramento
decisorio (artículos 416 y 423 del Código de Procedimiento Civil).
Consecuencia del principio es, que después de la citación inicial, salvo las
excepciones, no es necesario citar a las partes para que concurran a ciertos actos,
trasladarles copias de las actuaciones para que las conozcan, ni hacerles saber la
ocurrencia de actuaciones procesales del tribunal o de las partes. Debido al
principio de que las partes están a derecho, las citaciones (órdenes de
comparecencia) y las notificaciones (comunicación de noticia sobre la causa), se
hacen innecesarias.
Entre las excepciones al principio, en materia de notificaciones, se encuentran al
menos dos: una es de creación jurisprudencial y es producto del respeto al
derecho de defensa de las partes; y la otra, responde a la ruptura a la estadía a
derecho, y consiste en hacer saber a las partes la reanudación del juicio.
La primera tiene lugar cuando un nuevo juez se aboca al conocimiento de la
causa. La jurisprudencia emanada de la Casación Civil, consideró que para evitar
sorpresas a las partes, el nuevo juez debía notificarlos que iba a conocer,
independientemente que el proceso se encontrara o no paralizado. Esta
notificación garantizaba a las partes, el poder recusar al juez, o el solicitar que se
constituyera el tribunal con asociados, preservándosele así ambos derechos a los
litigantes.
(...)
La segunda notificación obligatoria, tiene lugar cuando la causa se encuentra
paralizada, y por lo tanto la estadía a derecho de las partes quedó rota por la
inactividad de todos los sujetos procesales. La paralización ocurre cuando el ritmo
automático del proceso se detiene al no cumplirse en las oportunidades
procesales las actividades que debían realizarse bien por las partes o por el
tribunal, quedando la causa en un marasmo, ya que la siguiente actuación se hace
indefinida en el tiempo. Entonces, hay que reconstituir a derecho a las partes,
para que el proceso continúe a partir de lo que fue la última actuación cumplida
por las partes o por el tribunal, y tal reconstitución a derecho se logra mediante la
notificación prevenida en el artículo 14 del Código de Procedimiento Civil si la
causa aún no ha sido sentenciada en la instancia, o por el artículo 251 ejusdem
(sic), si es que se sentenció fuera del lapso. Tal notificación se hará siguiendo lo
pautado en el artículo 233 del Código de Procedimiento Civil”. (Vid. Sentencias de
esta Sala, n.° 431 del 19 de mayo de 2000, caso: Proyectos Inverdoco, C.A. y n.°
1104 del 6 de junio de 2007, caso: José Emilio Giménez Mendía).
Por ello, mal pueden afirmar las apoderadas judiciales del ciudadano Erasmo
Quiñones, que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo violó doctrina de esta Sala
Constitucional en relación de la estadía a derecho de las partes, por cuanto, en su decir, no se
encontraban a derecho, cuando de sus propias afirmaciones indicaron que fueron diligentes al
haber consignado el respectivo escrito de fundamentación de la apelación el día 8 de mayo de
2013 “a escasos dos días después de la fecha de vencimiento del lapso para la referida
fundamentación contado desde el día 08/04/2013 ya referido, dentro del cual tampoco se
tomó en cuenta los graves disturbios que se presentaron en el país, especialmente en Caracas
y Valencia, con ocasión de las elecciones del 14/04/2013, que hacían riesgoso y difícil el
traslado hasta la sede del Tribunal, lo cual hizo presumir que durante esos días no hubo
despacho y de ahí el cálculo bastante aproximado al interponer la fundamentación”.
De igual manera se observa, que al contrario de lo afirmado por las apoderadas
judiciales del ciudadano Erasmo Antonio Quiñones Castillo, la causa no se encontró paralizada,
y por ende la estadía a derecho de las partes en ningún momento quedó rota por inactividad
del los órganos jurisdiccionales intervinientes.
Asimismo, considera esta Sala que la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo, ni
violó garantía alguna, sino por el contrario con la presente solicitud lo que se advierte es la
disconformidad del ciudadano Erasmo Antonio Quiñones Castillo con la sentencia sometida a
revisión, lo cual no es suficiente para que proceda el mecanismo extraordinario de la revisión
constitucional.
De manera que, la situación planteada no se enmarca dentro de la finalidad que
persigue la solicitud de revisión, ya que la decisión sometida a su consideración no contradice
sentencia alguna proferida por esta Sala, ni quebranta preceptos o principios contenidos en
nuestra Carta Magna, toda vez que en el caso de autos no se evidencia que exista un grotesco
error de interpretación de la norma constitucional que permita definir que se sostuvo un
criterio contrario a la jurisprudencia previamente establecida por esta Sala, por lo que se
considera que la solicitud de revisión interpuesta no contribuiría a la uniformidad de la
interpretación de las normas y principios constitucionales.
Ello así, se observa a lo largo de todo el escrito contentivo de la solicitud de revisión, que
la intención de las apoderadas judiciales del ciudadano Erasmo Antonio Quiñones Castillo, no
es otra que manifestar su disconformidad con la decisión objeto de revisión, utilizando este
medio como un recurso ordinario en el cual se esgrimen medios de defensa ante supuestas
vulneraciones, pretendiendo con ello una instancia adicional de revisión sobre el mérito del
asunto debatido, desvirtuando así la finalidad de este medio extraordinario y excepcional, que
de forma alguna puede ser utilizado para denunciar los posibles errores de juzgamientos en
que incurran los jueces.
Siendo así, se desestima la revisión solicitada, reiterando que la revisión constitucional
no constituye una tercera instancia, ni una vía para que las partes obtengan una decisión
utilizando esta Sala como una alzada de las instancias denunciadas.
En consecuencia, visto que no se encuentran presentes ninguno de los supuestos para
que proceda la revisión constitucional, esta Sala declara no ha lugar la presente solicitud de
revisión. Así se decide.
Esta Sala observa que de las actas que conforman el expediente, se verifica que desde la
interposición del escrito el 10 de noviembre de 2010, por el abogado Norberto García, ya
identificado, mediante el cual consignó poder que acredita la representación de los
ciudadanos Roberto Enrique Casanova Morillo, Ender Alfaro Romero Valdeblanquez,
Margaret Ana Dumitro Barreto, Milagros de Jesús Riera de López, Helimenas Segundo
Espina Nava, Luis Felipe Gutiérrez Durán, Claudio José Suárez Moncada, Abiel Dario
Principal Pérez y Anibal Portillo, titulares de las cédulas de identidad nros. 6.964.018,
17.738.536, 9.001.518, 5.061.881, 3.383.808, 9.654.506, 9,749.545, 4.144.693 y 9.710.198,
respectivamente, y solicitó pronunciamiento en la presente causa, ha existido una total
inactividad, sin que efectivamente haya realizado acto alguno en el proceso que
demostrara su interés en la tramitación y decisión del presente recurso, situación que
evidencia la ausencia de actividad procesal por más de un año.Lo anterior demuestra que
no existe interés en que se produzca decisión sobre lo que fue solicitado. El interés que
manifestó la parte demandante cuando acudió a los órganos del Estado, debió mantenerse
a lo largo del proceso que inició, porque constituye un requisito del derecho de acción y su
ausencia acarrea el decaimiento de la misma.El derecho al acceso a los órganos de
administración de justicia, previsto en el artículo 26 de la Constitución, se ejerce mediante
la acción cuyo ejercicio se concreta con la proposición de la demanda y la realización de los
actos necesarios para el impulso del proceso. El requisito del interés procesal como
elemento de la acción deviene de la esfera del derecho individual que ostenta el
solicitante, que le permite la elevación de la infracción constitucional o legal ante los
órganos de administración de justicia (Vid. Sentencia de esta Sala n°. 416/2009).
El interés procesal surge de la necesidad que tiene un particular, por una circunstancia
o situación real en que se encuentra, de que a través de la Administración de Justicia, el Estado
le reconozca un derecho y se le evite un daño injusto, personal o colectivo (Vid. Sentencia de
esta Sala n°. 686/2002).
El interés procesal ha de manifestarse en la demanda o solicitud y ha de mantenerse a
lo largo del proceso, ya que la pérdida del interés procesal se traduce en el decaimiento y
extinción de la acción. Por ello, ante la constatación de esa falta de interés, la extinción de la
acción puede declararse de oficio, ya que no hay razón para que se movilice el órgano
jurisdiccional. (Vid. Sentencia de esta Sala n°. 256/2001).
En tal sentido, la Sala ha establecido que la presunción de pérdida del interés procesal
puede darse en dos casos de inactividad: antes de la admisión de la demanda o después de
que la causa ha entrado en estado de sentencia. En el resto de los casos, es decir, entre la
admisión y la oportunidad en que se dice “vistos” y comienza el lapso de decisión de la causa,
la inactividad produce la perención de la instancia.
Este criterio se estableció en el fallo de esta Sala n.° 2673 del 14 de diciembre de 2001,
caso: DHL Fletes Aéreos, C.A., en los siguientes términos:
“(...) En tal sentido, tomando en cuenta la circunstancia de que el interés
procesal subyace en la pretensión inicial del actor y debe subsistir en el curso del
proceso, la Sala consideró que la inactividad que denota desinterés procesal, el
cual se manifiesta por la falta de aspiración en que se le sentencie, surgía en dos
oportunidades procesales:
a) Cuando habiéndose interpuesto la acción, sin que el juez haya admitido o
negado la demanda, se deja inactivo el juicio, por un tiempo suficiente que hace
presumir al juez que el actor realmente no tiene interés procesal, que no tiene
interés en que se le administre justicia, debido a que deja de instar al tribunal a
tal fin.
b) Cuando la causa se paraliza en estado de sentencia, lo cual no produce la
perención, pero si ella rebasa los términos de prescripción del derecho objeto de
la pretensión, sin que el actor pida o busque que se sentencie, lo que clara y
objetivamente surge es una pérdida del interés en la sentencia, en que se
componga el proceso, en que se declare el derecho deducido (…)”.
En el caso de autos, no hubo pronunciamiento respecto a la admisión de la demanda, y
sin embargo, el accionante no impulsó la causa para que ello ocurriera. De este modo, ya que
desde el 10 de noviembre de 2010, la parte actora no manifestó interés en la causa, se declara
la pérdida del interés procesal, en virtud de que no se aprecia ninguna causa de orden público
en la resolución de la presente controversia. Así se decide.
09/11/2017):
correspondió conocer previa distribución, en fecha veintisiete (27) de julio de dos mil trece
(2013), dictó sentencia declarándose incompetente para conocer y decidir la presente
Plena del Tribunal Supremo de Justicia, argumentando que “las acciones patrimoniales que
intentaran la República, los Estados, los Municipios, o algún Instituto Autónomo ente
el Artículo 183, numeral 2º (sic) puesto que su conocimiento se encontraba atribuido a los
tribunales competentes, de acuerdo con las previsiones del derecho común, caso en el
respecto de ellas los cambios posteriores de dicha situación, salvo que la ley disponga otra
cosa”.
Ahora bien, se evidencia que la demandante es un ente del Estado Venezolano (FONDUR),
y el objeto del contrato principal de obra era la construcción de cien (100) unidades de
contratos administrativos.
(…) 14.- Conocer de las cuestiones de cualquier naturaleza que se susciten con motivo de
administrativos en los cuales sea parte la República, los Estados o las Municipalidades; (…)
Artículo 43. La Corte conocerá en Pleno de los asuntos a que se refiere el artículo anterior
en sus ordinales 1º al 8º. En Sala de Casación Civil, hasta tanto el Congreso decida la
creación de nuevas Salas, de los enumerados en los ordinales 33, 20 y 21, si estos últimos
igual manera conocerá de los asuntos a que se refiere el ordinal 34. En Sala de Casación
20, 21 y 34, cuando estos últimos correspondan a la jurisdicción penal. En Sala Político-
cualquier otro que sea de la competencia de la Corte, si no está atribuido a alguna de las
competencia para conocer de las demandas que se susciten con respecto a los contratos
que establece la garantía de ser juzgado por el juez natural, es ineludible para esta Sala
Plena declarar la nulidad de todas las actuaciones realizadas ante la jurisdicción civil
ordinaria, dada la incompetencia por la materia, por tanto, se repone la causa al estado de
Competencia funcional (Sala cons °208 12/03/2018): En relación con éste punto y el
del 20 de mayo de 2004, expediente Nº 03-2288, caso: Carmen Elida Carrillo Vargas y
otro, asentó:
Es evidente que un juez incompetente, además, nunca podrá ser el juez natural
de la causa, mucho menos en el presente caso que se trata de competencia
funcional determinada por la ley, la cual no puede ser derogada por convenios
de las partes porque es de eminente orden público.
2004, expediente Nº 04-2781, caso: Banco Provincial S.A. Banco Universal, en la que
estableció:
eminente orden público, por lo que no le está dado a los jueces ni a las partes subvertir lo allí
establecido, tal como ocurrió en el presente caso, en el que el juez Ricardo Rafael Sperandio
Zamora a cargo del Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
una decisión judicial de un Juzgado de su misma jerarquía, decisión que luego fue
indebidamente confirmada por la jueza Indira Paris Bruni a cargo del Juzgado Superior
tribunal que debía conocer en primera instancia o primer grado de jurisdicción del
mencionado amparo constitucional, por tratarse de un amparo contra una decisión judicial de
mencionados, para que en lo sucesivo no incurran en el mismo error y tengan en cuenta que la
competencia es un requisito esencial para la resolución de fondo del asunto, no así para su
tramitación, por lo que “mal puede declararse la inadmisibilidad de una demanda por razón
de la incompetencia sin que con ello se enerve el contenido esencial del derecho al acceso a
añadido).
Por tales razones, esta Sala Constitucional revisa de oficio la sentencia dictada el 10 de
julio de 2017, por el Juzgado Séptimo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y
inadmisible in liminelitis la acción de amparo interpuesta por el abogado Raúl Santana Medina,
en su carácter de apoderado judicial del ciudadano RAÚL ENRIQUE SANTANA TARBAY, la cual
distinto al que emitió el pronunciamiento contra el que se ejerció el recurso de hecho que aquí
ciudadano, contra el auto dictado el 28 de mayo de 2012, por el Juzgado Décimo de Primera
La Sala de conformidad con el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, podrá
realizar pronunciamiento expreso para casar el fallo recurrido con base en las infracciones
de orden público, entre otras, que ella advirtiere, aún cuando éstas no se hubieren
público de los requisitos formales de la sentencia. Así, ha establecido, entre otras, que el
estricto cumplimiento por parte de los jueces de instancia de los requisitos legalmente
establecidos para la formación de las sentencias es materia que interesa al orden público,
por lo que al detectarse una infracción en este sentido, le es dable a la Sala ejercer la
facultad consagrada en el artículo 320 del Código de Procedimiento Civil, para casar de
oficio el fallo recurrido. (Vid. Sentencia N° 285 de fecha 9 de mayo de 2012, caso: Ramiro
Sierraalta contra RomelCumare Roa). Ahora bien, entre los aspectos formales de la
decisión resulta fundamental referirse al requisito de congruencia del fallo contenido en el
artículo 243 ordinal 5° del Código de Procedimiento Civil, el cual establece que toda
sentencia debe contener decisión expresa, positiva y precisa, con arreglo a la pretensión
deducida y a las excepciones o defensas opuestas. Así, la congruencia del fallo significa la
conformidad que debe existir entre el fallo respectivo, el asunto controvertido y los hechos
alegados oportunamente por las partes, y sólo sobre tales alegatos, que a su vez fijan los
estrictamente a las pretensiones de las partes, tanto del actor como del demandado,
Estimulaciones y Empaques S.A. (E.Y.E.S.A.), contra Pedro Jesús Castillo Rivas y otros). Por
su parte, el artículo 12 del Código de Procedimiento Civil, contiene los deberes del juez, y
dispone expresamente que este debe decidir conforme a todo lo alegado y sólo lo alegado
en autos, sin suplir excepciones o argumentos de hecho no formulados por las partes, lo
cual constituye una reiteración del principio dispositivo que caracteriza el procedimiento
exhaustividad, el juez tiene prohibido omitir decisión sobre alguno de los pedimentos
formulados por las partes, o extenderse sobre peticiones no formuladas, pues siempre
deberá ajustarse a las pretensiones fácticas planteadas tanto por la parte actora como por
apreciar y valorar las cuestiones controvertidas. Como puede advertirse, las disposiciones
antes citadas, sujetan el pronunciamiento del juez estrictamente a todos los alegatos
formulados por las partes, sin que a éste le sea posible dejar de decidir alguno de ellos
184 de fecha 10 de mayo de 2011, caso: Servi Comidas Express C.A., contra
ImosaTuboacero Fabricación C.A. reiterada en sentencia N° 106 del 21 marzo de 2013,
caso: Institución Civil Centro Familia Javier contra Centro Familia Javier S.C.).
Además, cabe agregar en cuanto a los alegatos presentados por las partes en los informes,
sentencia N° 274 de fecha 2 de mayo de 2012, caso: Ysmeldy del Coromoto Gordon contra
Tecnokia, C.A y otra). En el presente caso, la Sala estima fundamental transcribir los
alegatos planteados por el actor en su libelo, específicamente en relación con los intereses
de mora, con el objeto de conocer los extremos de su pedimento, para luego constatar en
demandada al pago de los intereses de mora causados por los cánones de arrendamientos
la tasa pasiva promedio de los seis principales entes financieros, conforme a la información
que suministre el Banco Central de Venezuela, lo cual solicita que se determine mediante
experticia complementaria del fallo...”. Por su parte, el Juez Superior Primero en lo Civil,
de 2012
2006, enero, febrero, marzo, abril y mayo de 2007, en los respectivos montos e Impuesto
al Valor Agregado, como lo indican las facturas que se anexan al presente libelo: por tal
experticia son superiores a los considerados adeudados por la demandante, este tribunal
condenará de acuerdo con la cantidad solicitada en el particular tercero del petitorio a los
congruencia del fallo; por lo que a los efectos de determinar la condenatoria, será tomado
BOLÍVARES FUERTES CON TREINTA Y SEIS CÉNTIMOS (Bs.F. 23.050,36), por los cánones de
2006, enero, febrero, marzo, abril y mayo del 2007; Y ASÍ SE DECIDE.
…Omissis...
objeto del presente juicio, en la cual se lee: ‘...En caso de que LA ARRENDATARIA no
pagare una mensualidad cualquiera dentro del plazo estipulado, le pagará además, a LA
ARRENDADORA intereses de mora durante todo el tiempo que dure la misma, los cuales se
calcularán a la tasa pasiva promedio de los seis principales entes financieros, conforme a la
información que suministre el Banco Central de Venezuela, más el dos por ciento (2%) de
calculados conforme a la tasa prevista en la referida cláusula tercera del contrato, que
establece que los mismos deben calcularse de acuerdo con la tasa pasiva de los seis
la experticia que los determine, tomando como canon para el cálculo el monto peticionado
observa que el juez superior estableció respecto al cálculo de los intereses moratorios que
“...al haberse demostrado en autos, tal como fue señalado, el incumplimiento por parte de
Venezuela, además del incremento del dos por ciento (2%) por concepto de gastos
una de las obligaciones, hasta el mes inmediatamente anterior a la experticia que los
determine, tomando como canon para el cálculo el monto peticionado por la accionante,
en su escrito libelar...”.
sexto, sino “...hasta el mes inmediatamente anterior a la experticia que los determine...”,
es decir, en una oportunidad posterior a la sentencia, lo cual hace más gravosa la situación
juez superior, al pronunciarse sobre un aspecto que no fue solicitado por la parte actora,
específicamente al extender el cómputo de los intereses de mora, más allá de la
oportunidad “…de la sentencia definitiva…”, tal como fue pedido, lo cual evidencia la
configuración del vicio de incongruencia positiva. En consecuencia, esta Sala casa de oficio
la decisión recurrida por haber incurrido en el vicio de incongruencia positiva, tal como se
declarará de manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo. Así se
establece.
Aduce que el juzgador de manera desacertada estableció la cuantía respecto “al justiprecio
de los bienes en el año 1999 era de Bs. 590.000 hoy Bs. 590,00”, es decir, después de 15
establece que para ese momento “el precio real de los bienes embargados y apropiados
por el demandado según avalúo de los peritos”, cifra que a su juicio no corresponde ni
“nunca podrá ser la suma de 590,00 el precio real, actual, corriente y justo de los bienes”
objeto de demandaa demandada tenía la carga de “promover las pruebas que sustentaran
redujo la cuantía a la cantidad de quinientos noventa bolívares Bs. 590,00, por cuanto “su
como “bienes nuevos cuyo valor pueda ser establecido por el precio de productos nuevos
decisión dictada y ordenó la indexación de la cantidad fijada. Cabe advertir que en el caso
bajo estudio, la pretensión tiene por objeto que el intimado convenga en entregarle al
estaría dispuesto a aceptar la cantidad en dinero, conforme lo prevé el artículo 645 del
Código de Procedimiento Civil: 1.- Entregar la cantidad de treinta (30) rollos de tela para
forrar colchones, equivalente a cinco mil metros (5.000 mts.) de tela, o pagar la suma de
trescientos noventa y un mil novecientos noventa y nueve bolívares con setenta y ocho
céntimos (Bs. 391.999,78) que es el precio justo y corriente de la cosa en el mercado
actualmente. 2.- Entregar una máquina de coser industrial marca PFAFF con su mueble o
una de similar calidad, o pagar la suma de diecisiete mil bolívares (Bs. 17.000,00) que es el
precio justo y corriente de la cosa en el mercado actualmente. 3.- Entregar una caja fuerte
mediana para incrustar en la pared, o pagar la suma de seis mil ciento sesenta bolívares
(Bs. 6.160,00) que es el precio justo y corriente de la cosa en el mercado actualmente. 4.-
Entregar un compresor, o pagar la suma de tres mil bolívares (Bs. 3.000,00) que es el
cantidad de cuatrocientos dieciocho mil ciento cincuenta y nueve bolívares con setenta y
ocho céntimos (Bs. 418.159,78) equivalente a 5.502,10 U.T. Ciertamente, la Sala evidencia
manera irrisoria el valor de la demanda, esto es, de cuatrocientos dieciocho mil ciento
cincuenta y nueve bolívares con setenta y ocho céntimos (Bs. 418.159,78) a quinientos
noventa bolívares (Bs. 590,00), circunstancia que perjudica a la actora, siendo que la
demandante fue la única apelante legítima contra el fallo de primer grado que declaró
examen y revisión a los efectos de determinar el valor de la demanda cuando esta haya
estableció ciertas reglas que han de seguirse para determinar el valor de la demanda a los
efectos de la competencia del tribunal, es decir, hace una distinción entre la demandas
está en presencia de una prestación en especie como lo refiere el artículo 37 del Código
de Procedimiento Civil, el demandante deberá por su parte, expresar en el libelo la suma
caso de que la misma sea objetada le corresponderá al juez ponderar el precio o valor de
las mercancías, especie o cualquier otro que sea representativo del precio corriente en el
Civil, pues el legislador establece de manera clara que se debe exigir prueba del valor de la
“En este caso, si el Juez considera desproporcionada la suma indicada, antes de proveer
sobre la demanda, podrá exigir al demandante que presente un medio de prueba en que
conste el justo precio o el precio corriente de la cosa.” No hay duda que el juzgado de
alzada modificó lo decidido por el sentenciador de primer grado, de tal forma que
perjudicó y desmejoró la condición del demandante, como único apelante, pues estableció
el valor de la prestación en especie con base en una acta de embargo del año 1999,
declara procedente la denuncia, por infracción de los artículos 12 y 243 ordinal 5° del
aplicación, pues estas normas disponen que “…el contrato es ley entre las partes, que
cuanto al primer caso de suposición falsa, referida a atribuir a instrumentos o actas del
señalado que el mismo tiene lugar “…cuando el juez afirma falsamente, por error de
percepción o por olvido de que la verdad es la meta del proceso, que un documento o acta
del expediente contiene determinadas menciones que le sirven para establecer un hecho,
cuando lo cierto es que esas menciones no existen realmente y han sido creadas por la
imaginación o por la mala fe del juzgador…”. (Ver sentencia Nº 60, de fecha 18 de febrero
de 2008, reiterada en sentencia N° 222 de fecha 7 de abril de 2016). Por otro lado,
los hechos por el juez es compatible con la expresión de la voluntad de las partes, estamos
(Vid. sentencia N° 629, de fecha 12 de agosto de 2005, caso: Ana Teresa Pérez Vivas contra
Ahora bien, la Sala en relación con el vicio de falta de aplicación de una norma jurídica, ha
establecido que la misma se verifica, cuando el sentenciador deja de aplicar una norma
normas jurídicas pertinentes, realizando el enlace lógico de una situación particular, con la
noviembre de 2014, caso Banco Occidental de Descuento, C.A. Banco Universal contra
Responsable de Venezuela, C.A. y otros). A tal efecto resulta oportuno precisar el
contenido de las normas denunciadas por falta de aplicación 1.159, 1.160 y 1.264 del
Código Civil: El artículo 1.159 del Código Civil, expresa textualmente que: “…Los contratos
tienen fuerza de Ley entre las partes. No pueden revocarse sino por mutuo consentimiento
o por las causas autorizadas por la Ley...”. En cuanto al artículo antes transcrito, el ilustre
jurista venezolano Eloy Maduro Luyando, señaló: “…el contrato legalmente perfeccionado
tiene fuerza de ley entre las partes (art.1.159); esto significa que es de obligatorio
cumplimiento (…). Los contratantes están obligados a cumplir el contrato del mismo modo
que están obligados a cumplir la ley…”. (Vid. Maduro Luyango, Eloy, “Curso de
Obligaciones. Derecho Civil III”, Séptima Edición, Caracas, Universidad Católica Andrés
Bello, 1989, pág. 544. Manuales de Derecho). El artículo 1.160 del Código Civil, dispone
expresado en ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos contratos,
según la equidad, el uso o la Ley…”. Nuestro legislador sustantivo, estableció que los
ellos, sino a todas las consecuencias que se derivan de los mismos según la equidad, el uso
o la ley; vale decir, que en criterio de esta Sala, la buena fe, la equidad y el uso, constituyen
las últimas fuentes de integración del contrato, entendida la palabra: “Integración”, como
la de completar un todo con la intención de las partes. (Vid. Sentencia N° 237, de fecha 3
de mayo de 2017, caso Jesús Pérez Álamo y otra contra Leomidg Coromoto Flores Abreu)
Y, el artículo 1.264 del Código Civil, dispone que: “…Las obligaciones deben cumplirse
obligaciones y, como consecuencia del mismo, las partes deben cumplir esas obligaciones
Séptima Edición, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 1989, pág. 545). Una vez
compararlo con el análisis esgrimido por el juez de alzada, en los siguientes términos:
sucesivo la vendedora; suficientemente facultada para este acto por la Cláusula Séptima
declaró: “Doy en venta pura y simple, perfecta e irrevocable, a IPANEMA, C.A., sociedad de
una casa quinta y la parcela de terreno sobre la cual está construida, ubicada en la Avenida
El Parque de la Urbanización Bella Vista de San Felipe estado Yaracuy, distinguida con las
Cuadrados (1.399,37 mts.2) y la cual está comprendida dentro de los siguientes linderos y
medidas: NORTE: En Cuarenta Metros con Catorce Centímetros (40,14 mts.), con zona
verde; SUR: En Diecisiete Metros (17 mts.), con la Avenida El Parque; ESTE: En Sesenta y
Dos Metros con Ochenta y Cuatro Centímetros (62,84 mts.), con la parcela Nº C-62; y
OESTE: En Cuarenta y Seis Metros con Treinta y Dos Centímetros (46,32 mts.), con la
parcela C-60. Dicho inmueble ha pertenecido hasta hoy a mi representada la parcela por
Subalterna de Registro de los Municipios San Felipe, Independencia, Cocorote y Veroes del
estado Yaracuy, bajo el Nº 9, folios del 20vto al 22vto, del protocolo primero, Tomo 2do,
3er trimestre de 1998; y la casa quinta por haberla construido a sus expensas, según
permiso de construcción N° 109, otorgado por el Consejo Municipal del Distrito San Felipe
BOLÍVARES (Bs. 150.000.000,00), mediante dos (2) cuotas, la primera por la suma de
expresamente que esta última cuota será pagada en Dólares de los Estados Unidos de
América, que a los solos efectos de dar cumplimiento al artículo 95 de la Ley del Banco
POR CADA DÓLAR AMERICANO (Bs. 570,00/1,00 US$), equivale a la suma de CIENTO
CINCUENTA Y NUEVE CENTAVOS (US$ 175.438,59), que es la suma exacta que deberá
esta cuota se pagará en Bolívares, calculado a la tasa de cabio oficial vigente para el
momento de la oportunidad del pago, de modo que la cantidad pagada en Bolívares, si ese
fuere el caso, debe equivaler siempre a la suma de Ciento Setenta y Cinco Mil
Cuatrocientos Treinta y Ocho Dólares de los Estados Unidos de América con cincuenta y
nueve centavos de Dólar (US$ 175.438,59). Queda entendido que la falta de pago de la
primera cuota indicada en la letra B) hará considerar de plazo vencido todo el saldo del
causarán interés de ningún tipo, hasta la fecha en que deban ser canceladas según el
presente contrato. A partir de esa fecha y hasta su efectiva cancelación, las cantidades
impagadas devengarán intereses a la rata del doce por ciento (12%) anual. El inmueble
vendido está libre de gravámenes, fuera de la hipoteca legal que sobre el inmueble queda
constituida, sobre él no pesa ninguna servidumbre y nada debe por impuestos nacionales
fecha 11 de junio de 1999, ante el Registro Subalterno de los Municipios San Felipe,
C.A., como vendedora; facultada para este acto por la Cláusula Séptima de los Estatutos
Urbanización Bella Vista de San Felipe estado Yaracuy, distinguida con las siglas C-61 del
Nueve Metros Cuadrados con Treinta y Siete Centímetros Cuadrados (1.399,37 mts.2) y
250.000.000,00)
(Bs. 150.000.000,00), mediante dos (2) cuotas, la primera por la suma de CINCUENTA
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 50.000.000,00), con vencimiento el día 30 de agosto de
1999, y la segunda, por la suma de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 100.000.000,00) con
e) Que con respecto a la segunda cuota, por la suma de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs.
BOLÍVARES POR CADA DÓLAR AMERICANO (Bs. 570,00/1,00 US$), equivale a la suma de
pago de la misma se considerará de plazo vencido todo el saldo del precio de venta y la
octubre de 1999, se indica que “…A partir de esa fecha y hasta su efectiva cancelación, las
cantidades impagadas devengarán intereses a la rata del doce por ciento (12%) anual…”.
Judicial del Distrito Federal y estado Miranda, en fecha 26 de agosto de 1979, bajo el N°
49, del Tomo 136-A Sgdo, representada por la ciudadana LAURA GIOVAGNOLI DE
de este domicilio, de ejecutar la hipoteca legal, que, según su dicho, quedó constituida al
por ante la Oficina Subalterna de Registro de los Municipios San Felipe, Independencia,
Cocorote y Veroes del estado Yaracuy, en fecha 11 de junio de 1999, bajo el Nro. 27, folios
1 al 3, Protocolo Primero, Tomo décimo (10º), Segundo (sic) Trimestre (sic) del presente
Mercantil, Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado
Yaracuy, en fecha 20 de septiembre de 1993, bajo el N° 105, tomo 53, adicional II,
dado en venta está constituido por una casaquinta y la parcela de terreno sobre la cual
ciudad de San Felipe, del estado Yaracuy, distinguida con la sigla C-61 y con una superficie
de mil trescientos noventa y nueve metros con treinta y siete centímetros cuadrados
metros con catorce centímetros (40,14 mts.) con zona verde; SUR: en diecisiete metros (17
mts.) con la avenida El Parque; ESTE: en sesenta y dos metros con ochenta y cuatro
centímetros (62,84 mts.) con la parcela C-62; y OESTE: en cuarenta y seis metros con
Ahora bien, en dicho contrato se puede leer que la venta se efectuó en forma pura, simple,
pago del precio, nos encontramos que se estableció que el precio era por la cantidad de
CINCUENTA MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 50.000.000,00), que, fue pagada y recibida por
suma de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 100.000.000,00), que serían pagadas el día 30
de octubre de 1.999. No se trató, entonces, de una venta pura y simple, como lo contiene
el contrato, sino de una venta a plazos. Se debe indicar que como la venta se efectuó en
enero del año 2008, según Decreto Ley Nº 38.638 de fecha 6 de marzo del año 2007. Esta
medida consistió en reducir tres ceros a la moneda, de tal suerte que al aplicar dicho cono
monetario a la venta inmobiliaria referida tenemos que para hoy la venta se efectúo por la
(Bs. 50.000,00), el día 30 de agosto de 1.999 y (c) La suma de CIEN MIL BOLÍVARES (Bs.
100.000,00), que serían pagadas el día 30 de octubre de 1.999. Sobre esta última cantidad,
se aprecia del contrato de marras por el cual se efectúo la venta a plazos, que sería pagada
carácter legal, esto es excepcionalmente, dicha cantidad de CIEN MIL DE BOLÍVARES (Bs.
para el momento del pago. Ahora bien como se puede apreciar, no consta de dicho
documento que expresamente las partes hubieran constituido una hipoteca, pero ello se
deriva de lo dispuesto en el artículo 1.885 del Código Civil que establece: De esta norma se
infiere que la hipoteca legal, surge directamente de la Ley sin intervención de las partes, y
ello se da cuando del propio instrumento contentivo de la enajenación consta el saldo del
precio adeudado, como en el caso presente. Como puede apreciarse el ordinal 1° del
citado artículo, establece que el vendedor u otro enajenante tiene hipoteca legal sobre los
bienes inmuebles enajenados, para el cumplimiento de las obligaciones que se derivan del
obligación adeudada, pero; para que se pueda pedir la ejecución de ella, el documento que
1.879 el cual establece: De allí que el documento registrado de una venta a crédito
contiene una hipoteca legal que es un derecho real de garantía, oponible al deudor y a los
terceros (erga omnes), y permite al acreedor hipotecario ejercer su poder sobre los bienes
• Derecho de preferencia para cobrarse con el producto del remate de la cosa hipotecada
encuentre, para traerlo al remate judicial con el mismo propósito anterior, como lo dejó
Pues bien; se observa que junto con el escrito de demanda la actora acompañó un
documento público inscrito por ante la Oficina Subalterna de Registro de los Municipios
San Felipe, Independencia, Cocorote y Veroes del estado Yaracuy, en fecha 11 de junio de
1999, bajo el Nro. 27, folios 1 al 3, Protocolo Primero, Tomo décimo (10º), segundo
trimestre del año citado, por el cual da en venta pura (sic) y simple (sic), perfecta (sic) e
Mercantil, Agrario, del Tránsito y del Trabajo de la Circunscripción Judicial del estado
Yaracuy, en fecha 20 de septiembre de 1993, bajo el N° 105, tomo 53, adicional II,
identificado en dicho documento el cual está constituido por una casaquinta y la parcela
Urbanización Bella Vista de esta ciudad de San Felipe, del estado Yaracuy, distinguida con
la sigla C-61 y con una superficie de mil trescientos noventa y nueve metros con treinta y
linderos: Norte: en cuarenta metros con catorce centímetros (40,14 mts.) con zona verde;
Sur: en diecisiete metros (17 mts.) con la avenida El Parque; Este: en sesenta y dos metros
con ochenta y cuatro centímetros (62,84 mts.) con la parcela C-62; y Oeste: en cuarenta y
seis metros con treinta y dos centímetros (46,32 mts.) con la parcela C-10.;
inmueble, pues en él consta que la compradora quedó adeudando parte del precio
convenido para la venta del inmueble, de allí que existe en el patrimonio de la vendedora
el derecho a pedir la ejecución de la hipoteca que por efecto de la ley, como ya se dijo,
quedó allí constituida. Al respecto de la ejecución de las hipotecas el artículo 661 del
que el legislador se limita a señalar como exigencia para que el acreedor hipotecario pida
gravámenes y enajenaciones de que hubiere podido ser objeto la finca hipotecada con
liquida y exigible y si no está sujeta a condición o plazo pendiente, para así poder ejecutar
la garantía y mientras tanto pueda dictar con seguridad una medida cautelar de
derechos sobre el inmueble hipotecado. Todo esto tiene razones procesales y registrales,
Así las cosas, se deja establecido que consta a los autos que la demandante sociedad de
comercio INVERSIONES LELAVIC C.A, cumplió con acompañar los recaudos exigidos por el
copia certificada del instrumento público inscrito por ante la Oficina Subalterna de Registro
de los Municipios San Felipe, Independencia, Cocorote y Veroes del estado Yaracuy, en
fecha 11 de junio de 1999, bajo el Nro. 27, folios 1 al 3, Protocolo Primero, tomo décimo
(10º), segundo trimestre del año 1999, mediante el cual dio en venta a plazo a la sociedad
1993, bajo el N° 105, tomo 53, adicional II, representada por la ciudadana ADRIANA
Bella Vista de esta ciudad de San Felipe, del estado Yaracuy, distinguida con la sigla C-61 y
con una superficie de mil trescientos noventa y nueve metros con treinta y siete
NORTE: en cuarenta metros con catorce centímetros (40,14 mts.) con zona verde; SUR: en
diecisiete metros (17 mts.) con la avenida El Parque; ESTE: en sesenta y dos metros con
ochenta y cuatro centímetros (62,84 mts.) con la parcela C-62; y OESTE: en cuarenta y seis
metros con treinta y dos centímetros (46,32 mts.) con la parcela C-10. Igualmente
acompañó certificación expedida por el Registro Público, de donde se desprende que para
ser llamados a juicio o impuestos de esta demanda, pero sí; la existencia de una obligación
encuentra insoluta, según el decir, de la actora INVERSIONES LELAVIC C.A, que es líquida y
exigible al constar de autos que se trata de una suma de dinero, el vencimiento del plazo
intimación, la deudora presentó escrito constante de trece (13) folios y dos (2) anexos y
opuso la cuestión previa prevista en el ordinal 11º del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, y oposición a la ejecución de hipoteca; pero, luego de varios años de
de marzo del año 2005, y representada por el abogado MIGUEL ÁNGEL MARTÍNEZ PARRA,
sumaba, según él, para la fecha en que se introdujo la demanda; la cantidad de CIEN
contenida en el ordinal 11ª del artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, pues la
de la admisión de la demanda que pide su ejecución, por lo que resultaría inoficioso que el
la ejecución de la hipoteca. Esta oferta de pago fue declarada con lugar por el Tribunal de
Primera Instancia (folios 920 al 928 de la pieza Nº 4), pero; dicha sentencia quedó anulada
con el fallo proferido por la Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia, que
declaró nulas todas las actuaciones contenidas en el expediente desde el auto de fecha de
fecha 17 de mayo de 2004 dictado por el a quo y todas las actuaciones subsiguientes hasta
pieza Nº 5), por lo que el Tribunal a quo debió, ante el hecho de la oferta de pago
pago, es decir; para la fecha 18 de marzo de 2005, que es cuando se está haciendo el pago
realmente con la oferta referida. Es oportuno indicar que ambas partes son contestes en
MILLONES DE BOLÍVARES (Bs 100.000.000,00) que se quedaba adeudando del precio del
QUINIENTOS SETENTA BOLÍVARES POR CADA DÓLAR AMERICANO (Bs. 570,00 US$). Ahora
bien, al haberse presentado la contradicción entre las partes con relación a cuanto es el
equivalente en bolívares que debía pagar la demandada para saldar la deuda, el juzgador a
quo debió ordenar una articulación probatoria conforme a lo previsto en el artículo 607 del
Como no se actuó así, quedó sin poderse determinar si la parte demandada en efecto
consignó en el momento que hizo la oferta de pago el equivalente en bolívares del valor
que en dólares estadounidenses, tenía la cantidad adeudada para el momento que se está
haciendo la oferta de pago, haciéndose esta conversión por el valor del dólar oficial de ese
día, es decir del día en que está haciendo el pago (18 de marzo de 2005) y no el que se
había fijado para el pago en el contrato que contiene la deuda, porque ese fue violado,
sino el del día que en efecto se ofreció el pago y se debió consignar la cantidad que
comprendiera la suma íntegra u otra cosa debida, los frutos y los intereses debidos, los
gastos líquidos, con la reserva por cualquier suplemento, ya que para que el ofrecimiento
de pago sea real, la oferta debe cumplir los requisitos previstos en el artículo 1.307 del
Como puede apreciarse de las actas del proceso y del contenido del escrito de oferta de
pago, ésta no cumple con todos los requisitos exigidos por el legislador para que el
ofrecimiento real sea válido, ya que no hay pruebas en autos de donde se pueda deducir,
que dicha suma de bolívares ofertada ”…comprenda la suma integra u otra cosa debida,
los frutos y los intereses debidos, los gastos líquidos y una cantidad para los gastos líquidos
con la reserva por cualquier suplemento…” prevista en el ordinal tercero del referido
artículo, pues sólo se tiene el cálculo que a su modo hizo la deudora Sociedad de comercio
IPANEMA C.A. De lo anteriormente expuesto debe señalarse que era necesario que el
Tribunal precisara cual debía ser la fecha de pago y de coincidir con la indicada por la
demandante y consignados a través de tres (3) cheques de gerencia librados a favor del
INVERSIONES LELAVIC C.A, por la compra del inmueble que arriba se ha referido y sobre
cuya cantidad en dólares están contestes las partes como antes se indicó, y de haberse
comprobado que la suma depositada era equivalente a los dólares adeudados, debió
a este Juzgador determinar, cual era la fecha de pago, siendo evidente que la fecha en que
se debió pagar la deuda era el día 30 de octubre de 1.999, según el contrato, pero no se
hizo ese día, sino que se ofreció pagarla el día 18 de marzo de 2.005, es decir; cuatro años
y cinco meses después. Ahora bien; de autos se observa que la demandada dice en su
escrito de oferta de pago que la conversión la hizo tomando en cuenta la tasa de cambio
existente para el momento en que se interpuso la demanda, siendo evidente entonces que
la suma consignada, no es equivalente al valor en dólares sobre el cual están contestes las
partes, dado que es público, notorio y comunicacional, que la tasa de cambio del dólar ha
2005 cuando hizo la oferta de pago, varió sustancialmente en alza, razón por la cual la
con la hipoteca legal a que se contrae esta causa, por lo que como en esa fecha, tampoco
estadounidenses, y en consecuencia con capacidad para saldar la deuda, la fecha que debe
en moneda extranjera a bolívares, será la de la fecha en que quede firme esta decisión,
Y OCHO DOLARES CON CINCUENTA Y NUEVE CENTAVOS ($ 175.438,59), sobre lo cual están
conteste las partes que es la suma de dinero adeudado en moneda extranjera, a bolívares
a razón de la tasa de cambio establecida por el Banco Central de Venezuela para el pago
del primero (1º) de enero del año 2008 y ordenado por el Decreto Ley de Reconversión
38.638 de fecha 6 de marzo del año 2007. A esta cantidad deberá descontársele la suma
de dinero que la deudora consignó con la oferta de pago y los intereses que dicha suma
haya devengado desde su depósito, siendo que la cantidad resultante de esa reconversión
monetaria y el descuento referido, será la que debe pagar la deudora. Estas operaciones
complementaria del fallo en la forma indicada en esta sentencia y sobre el cociente de ella,
será por la cual se trabará la ejecución de la hipoteca. Ahora bien, ninguna de dichas
causales inficiona a la hipoteca cuya ejecución se pretende con esta demanda, por tanto la
legalmente. Un aspecto que fue objeto de reclamo por la demandante y de oposición por
la revisión del contrato de venta no observa este Juzgado que las partes hubieran pactado
interés sobre el capital o por mora en el pago de la deuda, muy por el contrario se observa,
que pactaron que las cantidades que quedaba adeudando la compradora no generarían
interés alguno hasta su pago, por lo que dicho reclamo se considera improcedente. Por
cuanto de autos, corren certificaciones mediante las cuales la Registradora Pública del
Municipio San Felipe, autorizó la venta del inmueble sobre el cual recae la hipoteca a cuya
gravar, así como la de embargo que le fueron comunicadas por el Tribunal a quo, sin que
mediara orden de suspensión firme que le hubiere sido comunicada, se acuerda oficiar,
una vez quede firme la presente sentencia a la Fiscalía Superior del Ministerio Público del
informa, con posterioridad a que le fueron comunicadas las medidas, que el inmueble
estaba libre de gravamen y que por ello autorizó la enajenación y copia certificada del
algún tipo delictivo y de ser así, se les imponga la respectiva sanción penal. Con
mercantil IPANEMA, C.A debidamente identificadas en autos, deberá declararse con lugar,
tal como se determinará en forma expresa positiva y precisa en la dispositiva de este fallo.
QUINTO: Se niegan los intereses moratorios reclamados y su convertibilidad en dólares
1) Que el inmueble dado en venta está constituido por una casaquinta y la parcela de
Bella Vista de esta ciudad de San Felipe, del estado Yaracuy, distinguida con la sigla C-61, y
con una superficie de mil trescientos noventa y nueve metros con treinta y siete
NORTE: en cuarenta metros con catorce centímetros (40,14 mts.) con zona verde; SUR: en
diecisiete metros (17 mts.) con la avenida El Parque; ESTE: en sesenta y dos metros con
ochenta y cuatro centímetros (62,84 mts.) con la parcela C-62; y OESTE: en cuarenta y seis
metros con treinta y dos centímetros (46,32 mts.) con la parcela C-10.
2) Que de dicho contrato se verificó una venta perfecta e irrevocable, que el precio de la
referido inmueble, pues en él consta que la compradora quedó adeudando parte del
precio convenido para la venta del inmueble, de allí que existe en el patrimonio de la
vendedora el derecho a pedir la ejecución de la hipoteca que por efecto de la ley, quedó
4) Que la sociedad de comercio IPANEMA C.A., mediante escrito de fecha 18 de marzo del año
estadounidense en bolívares a la tasa fijada para el pago, la cual sumaba, según él, para la
en dicho escrito (Folios del 6 al 9 del Cuaderno de Medida de Embargo), que fueron
5) Que ambas partes son contestes en afirmar: en la demanda la actora INVERSIONES LELAVIC
C.A y en el escrito de oferta de pago la demandada, sociedad de comercio IPANEMA C.A que la
del precio del inmueble vendido, equivalen a la cantidad de: CIENTO SETENTA Y CINCO MIL
QUINIENTOS SETENTA BOLÍVARES POR CADA DÓLAR AMERICANO (Bs. 570,00 US$).
Y los hechos controvertidos en el presente juicio por las partes son los siguientes:
a) La suma de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 100.000.000,00), la cual debía ser pagada el
b) Que debía ser pagada en dólares de los Estados Unidos de América, y que sólo en caso de
BOLÍVARES (Bs. 100.000,00), de hoy, debía ser pagada en bolívares calculados a la tasa de
en fecha 18 de marzo de 2005, por la cantidad de CIENTO ONCE MILLONES SETECIENTOS DIEZ
MIL QUINIENTOS VEINTIDOS BOLIVARES CON DIECIOCHO CENTIMOS (Bs. 111.710.522,18), por
C.A, en recibir la cantidad de dinero consignada por la demandada IPANEMA C.A., y que dicha
insuficiente para producir la liberación de la deuda garantizada con la hipoteca legal, conforme
Así, con base en lo dispuesto en el artículo 209 del Código de Procedimiento Civil, el juez
superior determinó cual era la fecha de pago, ya que la demandada debió pagar la deuda el día
30 de octubre de 1999, según el contrato, pero no ocurrió así, sino que se ofreció pagarla el 18
de marzo de 2005, es decir; cuatro años y cinco meses después. De la misma forma, el
contrato de venta a plazos era cuando quede firme la decisión, que por experticia
175.438,59), sobre lo cual están conteste las partes que es la suma de dinero adeudado en
moneda extranjera, a bolívares a razón de la tasa de cambio establecida por el Banco Central
Venezuela. A los bolívares así obtenidos, se les aplicará el régimen de conversión monetaria
vigente en el país a partir del primero (1º) de enero del año 2008 y ordenado por el Decreto
Ley de Reconversión Monetaria…”. De manera que, se observa que el juez superior, realiza una
interpretación de lo convenido por las partes en el contrato de compra venta donde quedó
solicitados en la demanda, por no observar en el referido contrato que las partes hubieran
pactado interés por mora en el pago de la deuda, concluyendo que “…muy por el contrario se
observa, que pactaron que las cantidades que quedaba adeudando la compradora no
generarían interés alguno hasta su pago…”. Lo anterior, le sirvió como fundamento al juez de
alzada para en el punto quinto de su dispositivo, declarara que: “…Se niegan los intereses
hipoteca legal cuya ejecución se solicita…”, cuando del contrato de compra venta en su parte
final, se desprende que convinieron que “…A partir de esa fecha y hasta su efectiva
cancelación, las cantidades impagadas devengarán intereses a la rata del doce por ciento
(12%) anual…”. Sobre el particular, la Sala ha establecido que los intereses moratorios tienen
Ahora bien, cuando se habla de mora del deudor se refiere al retardo culposo de una
obligación pecuniaria que constituye per se un daño, en los términos del artículo 1.264 del
Código Civil. (Vid. Sentencia Nº RC-000547, de fecha 6 de agosto de 2012, expediente Nº 12-
134, caso: Empresa Smith Internacional de Venezuela, C.A., contra Empresa Pesca Barina,
C.A.). Así pues, en el caso que nos ocupa, el hecho que falsamente fijó el juez, estaría
constituido por la improcedencia de lo pactado por las partes sobre los intereses moratorios,
de 1999, toda vez que es clara en su redacción al indicar que “…A partir de esa fecha y hasta su
efectiva cancelación, las cantidades impagadas devengarán intereses a la rata del doce por
De manera que, el establecimiento de los hechos que el ad quem realizó en uso del poder
pues la juez de la recurrida arrojó una conclusión errada al establecer que no se generarían
octubre de 1999, y hasta su efectiva cancelación, las cantidad impagada devengará intereses a
la rata del doce por ciento (12%) anual, infringiendo el artículo 1.264 del Código Civil, según el
cual las obligaciones deben cumplirse tal como fueron contraídas. Del análisis del sub judice se
evidencia que las partes estuvieron contestes con: 1) el contrato de compra venta a plazos con
hipoteca legal; 2) que el objeto del contrato es la venta de un inmueble constituido por una
distinguida con la sigla C-61, y con una superficie de mil trescientos noventa y nueve metros
con treinta y siete centímetros cuadrados (1.399,37 m2); 3) el precio de la venta se estableció
c) La suma de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs. 100.000.000,00), que serían pagadas el día
30 de octubre de 1999; 5) el monto adeudado del precio del inmueble vendido, era la cantidad
de CIEN MILLONES DE BOLÍVARES (Bs 100.000.000), que debía ser pagado en dólares por la
suma de CIENTO SETENTA Y CINCO MIL CUATROCIENTOS TREINTA Y OCHO DOLARES CON
CINCUENTA Y NUEVE CENTAVOS (US$ 175.438,59), a razón de la tasa de cambio existente para
el momento.
quedo establecido que debía hacerse la conversión a bolívares a la tasa de cambio del día de
pago establecida por el Banco Central de Venezuela, cuando quedara firme la decisión. Ahora
bien, siendo que el juez erró en cuanto a la aplicación de los intereses de mora que constan en
el contrato, la Sala procede a casar la sentencia recurrida por infracción de los artículos 1.159,
1.160 y 1.264 del Código Civil, pero sin reenvío de conformidad con lo previsto en el artículo
322 del Código de Procedimiento Civil, pues quedaron establecidos los hechos, de manera que
mecanismo que garantiza la tutela judicial efectiva, con omisión de las formalidades no
esenciales al proceso.
contenciosa, los cuales resultan ser la mayoría de las acciones que se interponen, lo que
CONSIDERANDO: Que los Juzgados de Municipio, cuya cantidad se incrementó con ocasión
CONSIDERANDO: Que el artículo 12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial establece que los
que le Ley disponga otra cosa, siendo tribunales de jurisdicción ordinaria, conforme al
artículo 61 eiusdem, las Cortes de Apelaciones, los Tribunales Superiores, los Juzgados de
conforme a lo dispuesto en la Sentencia Nro. 1586 del 12 de junio de 2003 dictada por la
judicial efectiva que impone un Estado social de derecho y de justicia; resulta imperioso la
evaluación de las cuantías que conocerán los Juzgados en materia Civil, Mercantil,
redistribuir de manera más eficiente entre los jueces ordinarios la función jurisdiccional,
oportuna.
RESUELVE
Artículo 1.- Se modifican a nivel nacional, las competencias de los Juzgados para
conocer de los asuntos en materia Civil, Mercantil, Tránsito, Bancario y Marítimo, según
primera instancia de los asuntos contenciosos cuya cuantía exceda los Quince Mil Un
demanda, los justiciables deberán expresar, además de las sumas en bolívares conforme al
Artículo 2.- Se tramitarán por el procedimiento breve las causas a que se refiere el artículo
881 del Código de Procedimiento Civil, y cualquier otra que se someta a este
(7.500U.T.); asimismo, la cuantía que aparece en el artículo 882 del mismo Código de
Artículo 3.- Las modificaciones aquí establecidas surtirán sus efectos a partir de su
sino tan sólo en los asuntos nuevos que se presenten con posterioridad a su entrada en
vigencia.
2009, sólo en lo que se refiere a las cuantías fijadas, así como cualquier otra disposición
23/04/2014):
jurisdicción.
A tal efecto, de la revisión de las actas procesales esta Sala observa que mediante decisión
el Juzgado remitente declaró la falta de jurisdicción del Poder Judicial respecto al juez
GmbH& Co. KG (INBEV), en razón de que las partes acordaron resolver las controversias
que pudieran surgir con relación al último contrato celebrado entre ellas, ante la
En tal sentido, se evidencia de las actuaciones remitidas que en el caso de autos los
mantuvo desde el año 1.974 “(…) relaciones comerciales con la empresa alemana
en Venezuela de los productos distinguidos con la marca LÖWENBRÄU (…)”, siendo dicho
Alemania.
indemnizar a su mandante por los “(…) daños y perjuicios (…) por (…) el lucro cesante
establecido en el artículo 1.273 del Código Civil, el cual estimamos en la suma de TRES
MILLONES SETECIENTOS MIL BOLÍVARES (Bs. 3.700.000,00) cantidad que comprende las
además que “(…) tiene derecho a una indemnización por la clientela que pierde (…) por la
Asimismo, se observa (folios 206 al 218 de la pieza N° 1 del expediente) que el apoderado
(INBEV) promovió, entre otra, la cuestión previa relativa a la falta de jurisdicción del Poder
Judicial venezolano frente al juez extranjero, argumentando que “(…) como consecuencia
de ser la empresa encargada de comercializar los productos (…) En efecto, la empresa que
quedó encargada (…) fue la empresa INVEB (…)” (sic), siendo que la última de las
estableció: “Competencia y Ley que Rige: (…) Todas las disputas serán sometidas a la
InBevInternationalGmbH& Co. KG. (INBEV) y la enunciada cláusula de elección del foro, por
apreciación que haga este Alto Tribunal respecto de los alegatos formulados por las partes
Poder Judicial venezolano tiene o no jurisdicción para conocer de la demanda; por lo que
Así tenemos, en cuanto al marco legal regulatorio, que el artículo 1° de la Ley de Derecho
“Artículo 1°. Los supuestos de hecho relacionados con los ordenamientos jurídicos
la materia objeto de análisis y que hayan sido suscritos entre la República Bolivariana de
Internacional Privado antes citada); en tercer lugar, a falta de disposición expresa sobre la
relativo a la materia debatida en la causa de autos, por lo que se hace necesario pasar al
demanda incoada.
En este sentido, señala la Sala que el caso sub examine versa sobre una demanda por
Inbev International GmbH& CO. KG. (INBEV), inscrita en el Registro Mercantil de la ciudad
noviembre de 2002, razón por la cual no resulta aplicable el principal criterio atributivo de
venezolanos para conocer del caso de autos, fue planteado por el apoderado judicial de la
primera vez que actuó en el presente juicio (14 de mayo de 2012) mediante escrito de
oposición de cuestiones previas, en el cual manifestó: “En el presente caso no hay duda
demanda, por cuanto las partes voluntariamente acordaron elegir de forma exclusiva a los
innominadas solicitadas por la accionante, por lo cual debe entenderse que tal defensa se
opuso oportunamente, no operando en este caso la sumisión tácita a la jurisdicción del
Weitzmann Trading Company, S.A., demandó “El cumplimiento a INBEV de las obligaciones
contractuales contraídas con nuestra mandante (…) El pago de indemnización por Daños y
Perjuicios [y] El Pago de Indemnización por Pérdida de Clientela (…)”, siendo que de los
en que alegó la falta de jurisdicción del Poder Judicial venezolano frente al juez extranjero,
se desprende que esta última en fecha 25 de enero de 2008, envió, por correo electrónico,
según el contenido traducido de la misma, “debe leerse junto con los documentos
que son todos considerados parte de nuestra propuesta a ustedes (la 'Propuesta')”, siendo
Público e insertos a los folios 225 al 247 de la pieza N° 1 del expediente y en idioma inglés,
En tal sentido, vale destacar que la referida “CARTA PROPUESTA PARA EL TERRITORIO DE
VENEZUELA” dispuso:
“Si ustedes colocan un pedido con nosotros después que hayan recibido esta Carta, y
automáticamente EXCLUIDAS.
siguientes:
6. Duración y Territorio
Esta Propuesta es válida para el año calendario de la fecha de esta Carta únicamente y
terminará de manera automática y sin previo aviso el día 1° de enero del año siguiente al
año de esta propuesta a menos que InBev acepte un pedido colocado por ustedes el o
SOLO SI Inveb acepta un pedido colocado por ustedes el o después del 1° de enero del año
tres meses, comenzando en la primera fecha del trimestre en el cual ocurrió la aceptación
por parte de InBev, hasta que uno de nosotros le notifique a la otra parte por escrito la
estableció:
“1. Solicitud: Al colocar un pedido después de recibir esta Propuesta y una vez que el
Vendedor acepte dicho pedido, el Comprador automáticamente acepta cumplir con y estar
obligado por todos los términos de la Propuesta. Dichos términos no pueden ser
socio o empresa colectiva entre las partes. El Comprador compra y vende los Productos a
relación con el Vendedor y sus clientes. Ninguna de las partes tendrá la autoridad para
Envases Vacíos) contiene el acuerdo completo entre las partes de este documento con
respecto al asunto objeto del mismo y reemplaza todos los acuerdos y entendimientos
17. Competencia y Ley que Rige: Todos los acuerdos firmados con el Comprador se rigen
por la ley suiza, excluyendo la Convención de las Naciones Unidas sobre Contratos para la
Venta Internacional de Bienes y los principios del derecho privado internacional. Todas las
(Destacados de la Sala).
Visto lo anterior, observa la Sala que la representación judicial de la parte accionada alegó
septiembre y 17 de diciembre de 2008, solicitó, a su mandante, los pedidos Nos. 098 y 099,
(…) 'E' [de fecha 28 de mayo de 2010] WEITZMANN TRADING COMPANY S.A. ha
seis (36) años de los productos LOWENBRÄU. Consignamos marcado 'H', comunicación
debidamente traducida al idioma castellano por intérprete público jurado (…)”, es decir,
que la parte actora reconoce que la relación comercial con la accionada continuó, ya que
las fechas supra alegadas son posteriores a la fecha de la referida “CARTA PROPUESTA
supra señalada, referida a que “Todas las disputas serán sometidas a la jurisdicción
textualmente:
“17. Competencia y Ley que Rige: Todos los acuerdos firmados con el Comprador se rigen
por la ley suiza, excluyendo la Convención de las Naciones Unidas sobre Contratos para la
Venta Internacional de Bienes y los principios del derecho privado internacional. Todas las
(Destacados de la Sala).
En tal sentido, corresponde a este órgano jurisdiccional examinarla dado que su aplicación
GENERALES DE VENTA” celebrado entre las partes, según la cual éstas acordaron dirimir
cualquier controversia surgida entre ellas con ocasión del referido acuerdo de voluntades
Ahora bien, importa destacar que las cláusulas de elección de foro constituyen una
como criterio atributivo de jurisdicción, pues a través de ellas los contratantes pueden
“Artículo 47. La jurisdicción que corresponde a los tribunales venezolanos, según las
cabe transacción o que afecten los principios esenciales del orden público venezolano”.
en la norma supra transcrita, la cual contempla tres supuestos en los cuales la jurisdicción
cabe transacción; y iii) materias que afecten los principios esenciales del orden público
venezolano.
Esta inderogabilidad fija los casos en los que una vez establecida la jurisdicción venezolana
en virtud de alguno de los criterios atributivos, ésta no puede ser sustraída por la voluntad
Así, una vez hechas las precisiones anteriores, advierte la Sala que el asunto bajo examen
orden público interno; todo lo cual conduce a concluir que las partes podían elegir la
jurisdicción venezolana. Así se establece. (Vid. sentencia de esta Sala N° 06073 del 2 de
noviembre de 2005).
Determinado lo anterior, se puede extraer de la referida cláusula de elección del foro que
las sociedades de comercio involucradas en el caso sub examine fijaron que para “Todas
las disputas” con relación a los “acuerdos firmados” se sometían “a la jurisdicción exclusiva
expresa debe constar por escrito, lo cual significa que los interesados deben designar de
Ahora bien, en el caso bajo estudio las partes fijaron la cláusula supra transcrita, por lo que
tribunales de Ginebra”, razón por la cual se concluye que en la presente causa hubo
Sobre la base de lo expuesto, debe esta Sala declarar sin lugar el recurso de regulación de
consecuencia, concluir que el Poder Judicial venezolano no tiene jurisdicción para conocer
LUGAR la cuestión previa contenida en el ordinal 1° del artículo 346 del Código de
Procedimiento Civil, interpuesta por el ciudadano Manuel Rodríguez Costa (…), actuando
conocimiento, sin embargo antes de proceder en tal sentido debe advertirse lo siguiente:
La falta de jurisdicción del Juez venezolano respecto del Juez extranjero, se declarará de
oficio en cualquier estado e instancia del proceso cuando se trate de causas que tienen por
relación a la consulta, resulta pertinente la cita de la sentencia Núm. 00732 dictada por
esta Sala el 19 de junio de 2008, cuyo criterio ha sido reiterado, entre otras, en las
sentencias Núms. 00599 del 23 de junio de 2010 y 00267 del 27 de marzo de 2012, en la
que se estableció:
“…Ahora bien, este órgano jurisdiccional advierte que, si bien el artículo 59 del referido
Código establece que el pronunciamiento del Juez sobre la jurisdicción deberá consultarse
decisiones en las cuales el juez niega tener jurisdicción para conocer un asunto que le ha
juez extranjero o por estimar que debe ser resuelto por medio del arbitraje.
remitente la falta de jurisdicción del Poder Judicial para conocer del asunto, esta Sala no
tiene materia sobre la cual decidir respecto a la consulta formulada. Así se decide…”
(Destacado de la Sala).
Conforme lo anterior, se aprecia de la decisión parcialmente transcrita que los fallos en los
artículo 59 del Código de Procedimiento Civil, antes transcrito, por lo cual, en el caso bajo
Región Capital que declaró sin lugar la cuestión previa contenida en el ordinal 1° del
artículo 346 del Código de Procedimiento Civil, referida a la falta de jurisdicción del Poder
Dicho lo anterior, esta Sala advierte que en la decisión objeto de “consulta”, el Juzgado
Sentencia de esta Sala Núm. 0978 del 06 de octubre de 2016). Así se decide.
necesario vincular a las partes o al objeto del litigio con una circunscripción judicial o
territorio donde el juez ejerce su función. Los territorios en Venezuela están delimitados
el acceso a los tribunales más cercanos a sus domicilios o a los del lugar donde se
evacuar las pruebas sobre el asunto o dictar medidas sobre bienes objeto del litigio.
para el Estado no sería de importancia que las partes acudan al juez de municipio de
ejercicio de la defensa, por eso, es una competencia en principio derogable, salvo casos
conocer de todas las demandas que se propongan contra una persona, el tribunal del lugar
donde la misma tenga su domicilio, a menos que el conocimiento de la causa haya sido
por el fundamento de orden privado de que el actor debe seguir el fuero del demandado,
origina los llamados fueros de la competencia territorial a saber son los siguientes:
1. El Fuero General: determina cual es el tribunal ante el cual puede ser demandada una
persona por su domicilio a menos que el conocimiento de la causa haya sido asignado
responder sólo por ciertas causas deferidas por la ley a ese tribunal.
4. El Fuero Real: la determinación del juez competente para conocer la causa dependerá
territorio para conocer la demanda, puede ser concurrencia electiva (el actor puede elegir
entre cualquiera del los tribunales) y concurrencia sucesiva o subsidiaria (el actor solo
puede elegir entre el tribunal subsidiario, cuando falte al tribunal señalado por la ley en
6. El Fuero Exclusivo o Necesario: solo es competente el tribunal para conocer del asunto
establece una concurrencia electiva, porque el actor puede elegir entre cualquier
municipio Libertador, Distrito Federal, encontrándose ubicada hoy en día dentro de los
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, con sede en Los Cortijos. Así se
decide.
“…Para decidir sobre la cuestión previa opuesta es necesario determinar si en el caso de autos,
existe o no un domicilio especial convenido por las partes, resultando evidente que no se
estableció domicilio procesal, ya que el demandante en su escrito libelar hace la referencia de
que el domicilio de la demandada es el siguiente: Calle Rómulo Gallegos, casa N° 52m,
Urbanización (sic) Residencias Coromoto, de la ciudad de Maracay, Estado (sic) Aragua y de
igual manera en el Poder (sic) Especial (sic) otorgado por la ciudadana Olga Josefina Martínez
Saavedra al abogado Maikol Rafael Gámez Gumina, también aparece reflejado que el domicilio
de dicha ciudadana es en la ciudad de Maracay, Estado (sic) Aragua.
Por lo que, analizadas las normas antes transcritas, que regulan la competencia territorial y
estudiado como ha sido el asunto debatido y la documentación acreditada, considera esta
sentenciadora que el demandante para el cobro de sus honorarios profesionales tenía que
elegir el tribunal competente por la materia y cuantía del domicilio de la demandada, lo cual
debe prevalecer en aras a la protección del derecho de acceso a la justicia, previsto en el
artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el derecho a la
defensa y el debido proceso y a la garantía del juez natural, que tienen las partes en el
proceso, previstos en el artículo 49 ejusdem, lo que hace a este Tribunal (sic) INCOMPETENTE
POR EL TERRITORIO para conocer del presente asunto…”.
Aunado a esto, hay que agregar que los demandados comparecieron ante el Tribunal (sic) que
declinó la competencia territorial, y otorgaron poder apud-acta en abogados de su confianza
quienes poseen domicilio procesal en la ciudad de Calabozo Estado (sic) Guárico, tal y como se
verifica del poder otorgado, lo que conlleva en analizar que la cuestión previa opuesta solo fue
utilizada como mecanismo de dilatación del proceso en contravención a los principios
constitucionales previstos en sus artículos 2, 26, 27 y 257, situación esta la que conlleva a este
Tribunal (sic) en declararse incompetente en razón del territorio, para conocer de la presente
acción de Cobro (sic) de Honorarios (sic) Profesionales (sic); motivo por el cual declina su
Competencia en el Tribunal Primero de Municipio Ordinario y Ejecutor de Medidas de los
Municipios Francisco de Miranda, Camaguán y San Gerónimo de Guayabal de la
Circunscripción Judicial del estado Guárico, con sede en la ciudad de Calabozo, por lo tanto al
evidenciarse de autos que el referido Tribunal Primero de Municipio, se declaró incompetente
en razón del territorio, es por ello que se plantea el presente “conflicto negativo de
competencia” y en virtud de no existir Tribunal (sic) Superior (sic) Común (sic) entre ambos
Tribunales (sic) se ordena la remisión del presente expediente a la Sala Político-Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia. Y ASÍ SE DECIDE…”.
“…se observa que los tribunales en conflicto son Juzgados de Municipio que no pertenecen a
la misma Circunscripción Judicial- por lo que no tienen un superior común- motivo por el cual
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia decidir cuál es el Juzgado competente para
conocer la causa”
(...Omissis…)
Sobre la base de lo dispuesto en la mencionada norma, observa esta Sala que los tribunales en
conflicto tiene atribuida competencia en materia civil, por lo tanto corresponde a la Sala de
Casación Civil como cúspide de dicha jurisdicción regular la competencia en la causa y
establecer cuál de los órganos en conflicto, u otro, debe conocer y decidir el presente asunto.
Así se determina...”
DE LA COMPETENCIA DE LA SALA
“…Artículo 70. “Cuando la sentencia declare la incompetencia del Juez que previno, por razón
de la materia o por el territorio en los casos indicados en el artículo 47, si el Juez o Tribunal
que haya de suplirle se considerare a su vez incompetente, solicitará de oficio la regulación
de la competencia…”. (Negrillas y subrayado de la Sala).
Artículo 71. La solicitud de regulación de la competencia se propondrá ante el Juez que se haya
pronunciado sobre la competencia, aun en los casos de los artículos 51 y 61, expresándose las
razones o fundamentos que se alegan. El Juez remitirá inmediatamente copia de la solicitud al
Tribunal Superior de la Circunscripción para que decida la regulación. En los casos del artículo
70, dicha copia se remitirá a la Corte Suprema de Justicia si no hubiere un Tribunal Superior
común a ambos jueces en la Circunscripción. De la misma manera procederá cuando la
incompetencia sea declarada por un Tribunal Superior…”. (Negrillas y subrayado de la Sala).
Aplicando la norma anteriormente transcrita al caso in comento, se observa que los tribunales
en conflicto no pertenecen a la misma Circunscripción Judicial, por lo que, no tienen un
tribunal superior común a ambos, por tal motivo, corresponde al Tribunal Supremo de Justicia,
determinar el juzgado competente para conocer el presente juicio.
Una vez establecida la competencia de este Supremo Tribunal para dirimir el conflicto
suscitado, es necesario determinar la Sala competente para tal fin, para ello es menester
indicar que la novísima Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, publicada en la Gaceta
Oficial Nº 5.991, del 29 de julio de 2010; reimpresa por error material en la Gaceta Oficial Nº
39.483, del 9 de agosto de 2010, y Nº 39.522, del 1° de octubre de 2010, número 39.483,
establece en el numeral 4, del artículo 31, las “Competencias comunes de las Salas” para la
resolución de conflictos de competencia suscitados entre tribunales, sean ordinarios o
especiales, cuando no exista otro tribunal superior y común a aquellos en el orden jerárquico.
Dicho artículo reza textualmente:
“…Artículo 31. Son competencias comunes de cada Sala del Tribunal Supremo de Justicia:
Una vez asumida la competencia, la Sala pasa a determinar a cuál órgano judicial le
corresponde conocer y decidir el asunto planteado en la presente causa, suscitado entre los
identificados tribunales, a propósito del juicio incoado con ocasión al cobro de honorarios
profesionales interpuesto por el abogado Maikol Rafael Gámez Gumina, contra los ciudadanos
Olga Josefina Martínez Saavedra y Pedro José Torres Tovar.
Ahora bien, la Sala a los efectos de determinar cuál es el órgano jurisdiccional competente
para el conocimiento de la presente causa, estima pertinente transcribir el contenido del los
artículos 40 y 49 del Código de Procedimiento Civil, los cuales son del tenor siguiente:
“…Artículo 40: Las demandas relativas a derechos personales y las relativas a derechos reales
sobre bienes muebles se propondrán ante la autoridad judicial del lugar donde el demandado
tenga su domicilio, o en defecto de éste su residencia. Si el demandado no tuviere ni domicilio
ni residencia conocidos, la demanda se propondrá en cualquier lugar donde él se encuentre.
Artículo 49: La demanda contra varias personas a quienes por su domicilio o residencia
debería demandarse ante distintas autoridades judiciales, podrá proponerse ante la del
domicilio o residencia de cualquiera de ellas, si hubiere conexión por el objeto de la demanda
o por el título o hecho de que dependa, salvo disposiciones especiales…”.
De la primera disposición transcrita, se determina la competencia territorial para las acciones
personales y reales estableciendo un fuero atrayente para el conocimiento de tales asuntos
que dimana de la persona humana o jurídica de la que se trate. Este elemento que produce esa
atracción obviamente, se encuentra vinculado al demandado. Por el contrario, de la segunda
norma surge una relación parcial entre causas que tienen un mismo objeto o derivan de un
mismo título que involucra a varios sujetos, vale decir, hay un litis consorcio pasivo, que
produce el efecto de la conexión objetiva, de las distintas demandas que deben proponerse
ante distintas autoridades, por ende, dependiendo de los domicilios de los demandados
pueden proponerse ante la autoridad judicial del domicilio o residencia de cualquiera de ellos.
Al respecto, estima la Sala pertinente citar el contenido parcial del libelo de demanda a los
fines de determinar el domicilio de los codemandados:
“…con la venia de estilo ocurro para presentar el presente escrito de intimación, contra de los
ciudadanos OLGA JOSEFINA MARTÍNEZ SAAVEDRA, venezolana, mayor de edad, soltera titular
de la cedula de identidad V- 9.655.834, con domicilio y residencia en la calle Rómulo Gallegos
casa B° 52; urbanización Residencias Coromoto, de la ciudad de Maracay del estado Aragua, y
PEDRO JOSE (sic) TORRES TOVAR, venezolano, mayor de edad, soltero, titular de la cedula de
identidad V- 13.540.486; con domicilio en la Avenida (sic) Francisco de Miranda, al lado del
Banco Provincial, de esta ciudad de Calabozo Municipio (sic) Francisco de Miranda del estado
Guárico…”.
De lo anterior, esta Sala evidencia que ciertamente los codemandados, tienen sus domicilios
en ciudades diferentes, la primera en la ciudad de Maracay, estado Aragua y el segundo de
ellos en la ciudad de Calabozo estado Guárico, por lo que la demanda podrá proponerse ante
la autoridad judicial del domicilio o residencia de cualquiera de ellas.
Sin embargo, es importante para esta Sala destacar que cuando se trate de una demanda
relativa a derechos personales como en el caso que nos ocupa, se pueden proponer también
ante la autoridad judicial del lugar donde se haya contraído o deba ejecutarse la obligación,
con tal de que el demandado se encuentre en el mismo lugar, tal como se establece en al
artículo 41 del Código de Procedimiento Civil, el cual se señala a continuación:
“…Las demandas a que se refiere el artículo anterior se pueden proponer también ante la
autoridad judicial del lugar donde se haya contraído o deba ejecutarse la obligación, o donde
se encuentre la cosa mueble objeto de la demanda con tal de que en el primero y en el último
caso, el demandado se encuentre en el mismo lugar…”.
Hechas estas consideraciones la Sala para decidir observa que en el caso concreto, si bien es
cierto que las demandas relativas a derechos personales, en este caso referida al cobro de
honorarios profesionales, se propondrán ante la autoridad judicial del lugar donde el
demandado tenga su domicilio como lo establece el artículo 40 del Código de Procedimiento
Civil, también es cierto que en el presente caso se evidencia que hay un litis consorcio pasivo,
por el cual la referida demanda puede proponerse ante la autoridad judicial del lugar de
domicilio o residencia de cualquiera de los demandados como lo establece el artículo 49 de la
norma antes mencionada.
Aunado a lo anterior se evidencia del libelo de demanda, que uno de los codemandados tiene
su domicilio en el estado Guárico, y en virtud, de que las actuaciones de las cuales se deriva el
presente pleito fueron realizadas en el mencionado estado, no cabe dudas que el órgano
jurisdiccional competente para conocer del presente juicio es el Tribunal Primero de Municipio
Ordinario y Ejecutor de Medidas de los Municipios Francisco de Miranda, Camaguán y San
Gerónimo de Guayabal de la Circunscripción Judicial del estado Guárico, conforme con lo
establecido en el artículo 41 del Código de Procedimiento Civil, y así se decide.
En el sub iudice, el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y
Agrario de la Circunscripción Judicial del estado Vargas, mediante sentencia de fecha 8 de
diciembre de 2011, se declaró incompetente por el territorio para conocer la presente causa,
con fundamento en lo siguiente:
“…El presente caso se trata de una acción de cobro de bolívares ejercida por un coheredero
(reembolso por pago de deudas, gastos y cargas de la comunidad hereditaria), pues pretende
el actor por vía autónoma dirimir o resolver un conflicto derivado por la presunta falta de pago
de los comuneros de la cuota parte que le corresponde por los gastos efectuados por el actor
en la conservación y mejora de la cosa común, pues, el bien sobre el cual se verificaron tales
gastos aun permanece Pro-Indiviso, ya que en la oportunidad en que realizaron la partición
parcial de la masa de bienes, los coherederos acordaron mantenerse en comunidad respecto al
bien suficientemente identificado en el capitulo (sic) previo.
En tal sentido observa este sentenciador que respecto a la competencia para conocer de las
demandas entre coherederos, establece el artículo 43 del Código de Procedimiento Civil, lo
siguiente:
“Son competentes los Tribunales del lugar de la apertura de la sucesión para conocer:
1°. De las demandas sobre partición y división de la herencia y de cualesquiera otras entre
coherederos, hasta la división.
(…Omissis…)
La competencia que establece este artículo no excluye la del domicilio, pero siendo más de
uno los demandados, deberán todos tener un mismo domicilio para que pueda proponerse la
demanda ante el Tribunal (sic) a que ese domicilio corresponda.”
En cuanto al último domicilio del de cujus, señala el artículo 993 del Código Civil:
“La sucesión se abre en el momento de muerte y en el lugar del último domicilio del de cujus.”
(el resaltado es del Tribunal)
(…Omissis…)
En atención a las citadas disposiciones legales, los Tribunales competentes para tramitar
cualesquiera demanda sobre bienes hereditarios, son los Tribunales del lugar donde se abre la
sucesión con la muerte del causante o en su defecto, el lugar del último domicilio del de cujus,
ya que al abrirse la sucesión se configura la comunidad hereditaria y los coherederos pasan a
ocupar un estado de comunidad sucesoria, en la cual los derechos de cada uno de ellos recaen
sobre una cuota del universo de los bienes dejados por el difunto que lo componen pro-
indiviso, y desde luego, a los fines de poner fin a esa comunidad mediante la división y el
reparto de los bienes entre los diferentes herederos en un mismo domicilio, para que pueda
proponerse la demanda ante el Tribunal (sic) a que ese domicilio corresponda.
Por su parte, el Juzgado Primero de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la
Circunscripción Judicial del estado Miranda, mediante decisión de fecha 27 de febrero de
2012, se declaró igualmente incompetente por el territorio para conocer el presente juicio, y
en consecuencia, planteó conflicto negativo de competencia, invocando para ello, lo siguiente:
2°) Dispone el artículo 993 del Código Civil, lo siguiente: “…La sucesión se abre en el momento
de muerte y en el lugar del último domicilio del de cujus…”.
3º) Como expresó anteriormente la parte actora en el libelo de demanda: “…que el causante,
SIMÓN-JURADO BLANCO, falleció ab intestato en la ciudad de Caracas en fecha 28 de Agosto
(sic) de 1987, y su último domicilio aparece identificado en la declaración sucesoral así: Urb. La
Lagunita Calle (sic) A-5 Qta. EL Jurídico Dto. Sucre Edo. Miranda, si bien es cierto
que efectivamente pertenece política y administrativamente a la entidad federal del Estado
(sic) Miranda, no es menos cierto que judicialmente corresponde a la Circunscripción Judicial
del Área Metropolitana de Caracas. Es decir, que la competencia territorial del Municipio (sic)
Sucre no corresponde a los Juzgados (sic) del Estado (sic) Miranda, según el artículo 1° de la
Resolución número 2.103 de fecha 20 de mayo de 1993, emanada del extinto Consejo de la
Judicatura, publicada en la Gaceta Oficial número 35.238, de fecha 22 de junio de 1993. En ese
sentido este tribunal se considera incompetente por el territorio para conocer la presente
demanda de Cobro (sic) de Bolívares (sic), y por ende, corresponde a un Tribunal (sic) de
Primera (sic) Instancia (sic) de esa Circunscripción (sic) el conocimiento de la presente causa…”.
A los fines de resolver el conflicto de competencia suscitado en el sub iudice, la Sala considera
necesario transcribir un extracto parcial del escrito libelar, el cual en su parte pertinente,
señala lo siguiente:
“…Soy Coheredero universal en un 33% de los derechos del patrimonio hereditario dejado por
mi difunto padre, Doctor. SIMON (sic) JURADO-BLANCO, fallecido ab intestato en la ciudad de
Caracas en fecha 28 de Agosto (sic) de 1.987 (…)…
1.3: En el citado documento Reconocido (sic), supra señalado marcado “B” y que a todo efecto
legal opongo formalmente, en su página o folio dos (2) Capitulo (sic) dos (2)
subtitulo (sic) BIENES QUE NOS COMPROMETEMOS A MANTENER EN COMUNIDAD
PROINDIVISA, se señala el bien identificado con el N° 4, casa y terreno de los Roques.-
Mas (sic) adelante en el folio cuatro (4) se indica N° 2. C CONCESIÓN LOS ROQUES, aquí los
Coherederos (sic) de manera expresa, cierta, renunciando a cualquier acción civil, mercantil o
penal o de cualquier índole hicimos un reconocimiento expreso de que el cincuenta por
ciento (50%) de las bienhechurías y Concesión (sic) N° C-56 (ya que el terreno es propiedad
de la Nación Venezolana), pertenecía a la sucesión del Capitán MARCOS CARBONELL
IZQUIERDO, nuestro tío (…), y quien falleció conjuntamente con nuestro padre en el mismo
accidente de aviación, el otro Cincuenta (sic) Por (sic) Ciento (sic) (50%) a la Secesión (sic) de
Simón Jurado-Blanco vale decir nosotros nos obligamos expresamente a dejar salvo sus
derechos.- La Sucesión (sic) de Marcos Carbonell Izquierdo únicamente está integrada por la
ciudadana BEATRIZ (sic) JURADO-BLANCO viuda de CARBONELL (…) y quién es hermana de
nuestro difunto padre.- Este reconocimiento lo hicimos para cumplir la voluntad de nuestro
padre, que dejó dicha constancia a tenor de documento privado de fecha 25 de Mayo (sic) de
1.984, que en original se acompaña Marcado (sic) “C”, y donde claramente indica que la
verdadera propiedad de dichas bienhechurías era de por mitad, entiéndase a razón del 50%
cada uno de ellos (Simón Jurado-Blanco y Marcos Carbonell Izquierdo), a pesar de que las
mismas estaban tituladas solo a nombre de mi difunto padre…
Ahora bien como arriba señale (folio 2), bienes que nos comprometemos a mantener en
Comunidad) (sic), pasando al folio tres (3) establecimos “LOS HEREDEROS NOS
COMPROMETEMOS A MANTENER EN COMUNIDAD LOS BIENES ANTES SEÑALADOS Y A TAL
FIN HEMOS DECIDIDO SUSCRIBIR UN CONTRATO DE COMODATO EN 15 DÍAS CONTINUOS A
PARTIR DE QUE SE FIRME EL PRESENTE DOCUMENTO Y DONDE SE PREVEE EL
MANTENIMIENTO Y CONSERVACIÓN DE LOS CITADOS BIENES CON EL UNICO OBJETO DE
DEDICARLOS EXCLUSIVAMENTE AL DISFRUTE FAMILIAR POR UN LAPSO DE DIEZ (10) AÑOS EL
CUAL PODRÁ SER PRORROGADOTANTAS VECES COMO LO CONSIDEREMOS OPORTUNO. ASI
MISMO NOS COMPROMETEMOS A SUFRAGAR ALICUOTAMENTE TODOS LOS GASTOS
NECESARIOS PARA SU PRESERVACIÓN, INCLUSIVE AQUELLOS (sic) EN QUE SE INCURRA POR
CONCEPTO DE MEJORAS O DE CUALQUIER OTRA INDOLE...”. Negrillas, subrayado y
Mayúsculas nuestras.
(…Omissis…)
2.1 Ahora bien ciudadano Juez (sic), como se indicara supra, en primer lugar, a pesar de que
soy coheredero del 33, 33% de los derechos que conforman el
Patrimonio (sic) Hereditario (sic) de mi difunto padre, Simón Jurado-Blanco, reconocí
conjuntamente con los demás coherederos la propiedad del 50% de las bienhechurías supra
señaladas a favor de la Sucesión del Capitán Marcos Carbonell Izquierdo, por lo que sobre
dicho específico bien solo (sic) nos pertenece a MARCOS SIMON JURADO-BLANCO
MARQUEZ (sic), ANTONIETA JURADO-BLANCO MARQUEZ (sic) Y BEATRIZ (sic) JURADO-
BLANCO MARQUEZ (sic), supra identificados solo el 16,66% de los derechos del todo para
cada uno lo que totaliza el 50%...
(…Omissis…)
2.4 En fecha 06 (sic) de junio de 1996, emanó de la Autoridad Única de Área del Parque
Nacional Los Roques, el Contrato (sic) de Concesión (sic) No. P-0051 para prestar el servicio
de alojamiento turístico en las bienhechurías de nuestra propiedad, en cinco habitaciones
MARCADO “G” (…). La misma Autoridad (sic) nos obligó para operar turísticamente en el
Parque Nacional, la constitución de una compañía anónima que se
denomina INVERSIONES FRANCISQUI (sic) DEL SUR, C.A., la cual quedó debidamente
registrada por ante el Registro Mercantil II de la Circunscripción Judicial del hoy Distrito Capital
y Estado (sic) Miranda, en fecha 30 de Agosto (sic) de 1998, anotada bajo el No. 14,
Tomo (sic) 78-A, la cual fue constituida por mi persona, que funjo como Presidente (…). Esta
Empresa (sic) suscribió el contrato de comodato con los comuneros sobre las bienhechurías de
marras ya que así lo exigía la autoridad competente, contrato éste previsto en el
documento que rige nuestra comunidad sucesoral y ordinaria.-
2.5 A pesar de lo narrado, que nos ha paralizado la actividad turística, hemos mantenido al
Gerente (sic) y su esposa sufragando de mi propio peculio tanto sus salarios, así como
su alimentación, el agua dulce que debe comprarse en el pueblo de El Gran Roque, el
mantenimiento de la planta generadora de electricidad, los motores para las embarcaciones
para su traslado y los materiales para mantenimiento normal y necesario, ya que a pesar de
no contar con los estándares exigidos por el Ministerio de Turismo para la prestación del
servicio turísitico (sic), si se mantenía PARA EL DISFRUTE DE TODOS Y CADA UNO DE LOS
COMUNEROS, tal como se estableció en el documento que rige nuestra comunidad.
3.1 En el año 2004, les exijo a todos los comuneros la cancelación de las cantidades a mí
adeudadas desde el año 1987 y hasta esa fecha por todos los conceptos supra señalados y que
más (sic) adelante discriminaré, la comunera ANTONIETA JURADO-BLANCO MARQUEZ (sic),
procedió a cancelarme lo adeudado por su alícuota parte del 16,66%; la ciudadana
BEATRIZ (sic) JURADO-BLANCO viuda de CARBONELL, por su avanzada edad y por carecer de
descendencia, prefirió darme en pago sus derechos que equivalen al 50% del todo, mediante
documento de venta, (…). Por su parte, ni la comunera BEATRIZ (sic) JURADO-BLANCO
MARQUEZ (sic), ni su hijo CARLOS ANTONIO CAPOCCI JURADO-BLANCO, ni la
Empresa (sic) que representa CONFECCIONES 5, 25, 45, 65, C.A. no cancelaron cantidad
alguna hasta esa fecha, ni tampoco hasta la introducción de la presente demanda.
(…Omissis…)
Por todas las razones de hecho esgrimidas, y el derecho invocado, aportadas las probanzas en
documentos autenticados reconocidos, títulos supletorios, declaraciones sucesorales e
instrumentos privados, es por lo que ocurro ante su Competente (sic) autoridad, a fin de
demandar en mi expresado carácter de Comunero (sic) de las bienhechurías ubicadas en el
Parque Nacional Archipiélago de los Roques y Presidente de la empresa
mercantil INVERSIONES FRANCISQUI (sic) DEL SUR C.A. como beneficiaria de la Concesión de
alojamientos turísticos, Todos suficientemente identificados a la empresa
mercantil CONFECCIONES 5, 25, 45, 65, C.A. (…), representada por su Director, CARLOS
ANTONIO CAPOCCI JURADO-BLANCO, (…), por cobro de bolívares previsto y tutelado en los
artículos 762 y siguientes del código (sic) civil (sic) para obligarlo por vía judicial a cancelar la
cuota parte como comunero…”. (Negrillas, mayúsculas y subrayado del texto).
De la transcripción parcial, la Sala observa que la presente pretensión por cobro de bolívares,
ejercida por el ciudadano Marcos Jurado Blanco, actuando en su carácter de comunero de la
comunidad sucesoral integrada por Beatríz Jurado-Blanco Márquez, Antonieta Jurado-Blanco
Márquez y Marcos Simón Jurado-Blanco Márquez; y como Presidente de la empresa
Inversiones Francisquí del Sur, C.A., está circunscrita a obtener el pago de todos los gastos
sufragados por su persona, relativos a las mejoras, conservación y mantenimiento de la
bienhechurías realizadas sobre “…El único Bien (sic), que las partes se comprometen a
mantener en Comunidad (sic) Pro indivisa, por su naturaleza especialísima es el constituido
por las bienhechurías existentes en el Parque Nacional Archipiélago de Los Roques…”.
De modo que, ante tal pretensión invocada por el accionante en su libelo de demanda,
esta Sala evidencia que dicha demanda por cobro de bolívares, versa sobre bienes
hereditarios, por lo que, considera pertinente destacar lo establecido en el ordinal 1° del
artículo 43 del Código de Procedimiento Civil, el cual señala:
“…Son competentes los Tribunales del lugar de la apertura de la sucesión para conocer:
1. De las demandas sobre partición y división de la herencia y cualesquiera otras entre
coherederos, hasta la división”.
(…Omissis…)
La competencia que establece este artículo no excluye la del domicilio, pero, siendo más de uno
los demandados, deberán todos tener un mismo domicilio para que pueda proponerse la
demanda ante el tribunal a que ese domicilio corresponda…”.
“La sucesión se abre en el momento de la muerte y en el lugar del último domicilio del de
cujus”.
En tal sentido, esta Sala al evidenciar de las actas procesales que conforman el expediente, tal
y como, lo indicaron los juzgados declinantes, en el folio 7 consta Formulario para
Autoliquidación de Impuesto sobre Sucesiones, expedido por el Ministerio de Hacienda,
Dirección General de Rentas, del cual se desprende que el causante del demandante, el
ciudadano Simón Jurado-Blanco, falleció ab intestato en la ciudad de Caracas, en fecha 28 de
agosto de 1997, y su último domicilio fue: Urbanización La Lagunita, calle A-5, quinta El
Jurídico, distrito Sucre, estado Miranda, por lo que, de conformidad a lo establecido en nuestra
ley adjetiva, dicho domicilio debe tenerse como el lugar de la apertura de la sucesión.
De igual manera, se constató que en el escrito libelar se indica como domicilio procesal de los
demandados: “…Urbanización Vistas de la Lagunita, calle la Cima, primera quinta sin nombre.
Municipio (sic) el Hatillo del Estado (sic) Miranda”.
Por consiguiente, al desprenderse que el último domicilio del causante del accionante, así
como, el domicilio de los demandados pertenecen al municipio el Hatillo del estado Miranda,
por lo que, correspondería el conocimiento del presente juicio a uno de los tribunales de la
Circunscripción Judicial del estado Miranda, la Sala estima conveniente indicar en relación con
el ámbito territorial de la denominada “Área Metropolitana de Caracas”, sentado en sentencia
Nº 753 de fecha 10 de noviembre de 2005, expediente Nº 2005-416, caso: Carlos Alberto
Rangel Latuche y Francia Jacqueline Motta Salinas, lo siguiente:
Primera. “La ley especial sobre el régimen del Distrito Capital, prevista en el artículo 18 de esta
Constitución, será aprobada por la Asamblea Nacional Constituyente, y preservará la
integridad territorial del Estado Miranda. Mientras se aprueba la ley especial, se mantiene en
vigencia el régimen previsto en la Ley Orgánica del Distrito Federal y en la Ley Orgánica de
Régimen Municipal.”. (Negrillas y subrayado de la Sala).
Artículo 2. “Los límites del Distrito Metropolitano de Caracas, son los del Municipio
Libertador del Distrito Capital, el cual sustituye al Distrito Federal, y de los Municipios
Sucre, Baruta, Chacao y El Hatillo del Estado Miranda.
Cualquier controversia que pudiera surgir sobre los mismos será decidida por el Tribunal
Supremo de Justicia de conformidad con la Constitución y las leyes de la República, en
cualquier caso preservando la integridad territorial del Estado Miranda.’…”. (Negrillas, cursivas
y subrayado del texto).
De igual modo, esta Sala considera conveniente indicar que en el artículo 1° de la Resolución
Nº 2.103 del 20 de mayo de 1993, emanada del extinto Consejo de la Judicatura, publicada en
la Gaceta Oficial de la República Nº 35.238 del 22 de junio del mismo año, mediante la cual se
creó la Circunscripción Judicial del estado Miranda, dispone que dicha Circunscripción Judicial
quedó integrada por los despachos judiciales que tienen su sede en esa entidad federal, con
excepción de los despachos judiciales que tienen su asiento en los municipios autónomos
Sucre, Baruta, El Hatillo y Chacao del estado Miranda, los cuales forman parte de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, siempre preservando la integridad
territorial de la precitada entidad federal, dicha norma expresa lo siguiente:
“…Artículo 1°. “Se crea la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, la cual estará integrada
por los despachos Judiciales que tienen su sede en el territorio de esta entidad federal, con
excepción de los que tienen su asiento en los Municipios Sucre, Baruta, El Hatillo y
Chacao…”. (Negrillas y subrayado del texto).
Acorde a las anteriores consideraciones, y en razón, que el último domicilio del causante del
accionante, así como, el domicilio de los demandados pertenecen al municipio el Hatillo del
estado Miranda, y encontrándose el referido municipio, dentro del ámbito territorial de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, se concluye que el juzgado
competente en razón del territorio para conocer y decidir el presente juicio por cobro de
bolívares, es un Juzgado de Primera Instancia en lo Civil de la mencionada Circunscripción
Judicial, a quien corresponda por distribución. Así se decide.
“Artículo 16.- Para proponer la demanda el actor debe tener interés jurídico actual.
Además de los casos previstos en la Ley, el interés puede estar limitado a la mera
declaración de la existencia o inexistencia de un derecho o de una relación jurídica. No es
admisible la demanda de mera declaración cuando el demandante puede obtener la
satisfacción completa de su interés mediante una acción diferente
En otras palabras, a través del interés jurídico actual, demostramos contar con un derecho
subjetivo derivado de una norma jurídica que permite acudir ante una autoridad
competente para reclamar el cumplimiento de un derecho, una obligación o el cobro de
una acreencia.
Así pues, respecto al punto de estudio, conviene precisar al autor Emilio Calvo Baca, que
en su obra Terminología Jurídica Venezolana, Ediciones Libra, año 2011, página 434, señaló
lo que a continuación se transcribe:
“…INTERES PROCESAL: El CPC (sic), en su artículo 16 consagra el principio de interés
procesal, así para proponer la demanda el actor debe tener interés jurídico actual.
Además de los casos previstos en la Ley, el interés puede estar limitado a la mera
declaración de la existencia o inexistencia de un derecho o de una relación jurídica. No es
admisible la demanda de mera declaración cuando el demandante puede obtener la
satisfacción completa de su interés mediante una acción diferente.
El Estado a través del poder judicial tutela los derechos de las personas. Y éstos, para hacer
valer sus derechos, deben hacerlo a través de la acción, que no es otra cosa que el derecho
de perseguir ante los jueces lo que se nos deba, es decir, la cosa o un derecho que nos
corresponda.
Además, como dice el Art. (sic) comentado, el interés jurídico debe ser actual, es decir, que
sea inmediata la exigibilidad del derecho reclamado, o sea, que ya esté sufriendo el daño o
el perjuicio contra cuyos efectos vaya encaminada la acción.
“…El artículo 16 del Código de Procedimiento Civil, aplicable a los procedimientos seguidos
ante este Máximo Tribunal, por disposición expresa del artículo 19 de la Ley Orgánica que
rige las funciones de este Máximo Órgano Jurisdiccional, interpretado por esta Sala en la
sentencia N° 445 del 23 de mayo del 2000, recoge la institución del interés jurídico actual,
como un elemento constitutivo de la acción que surge “...precisamente cuando se verifica
en concreto aquella circunstancia que hace considerar que la satisfacción del interés
sustancial tutelado por el derecho, no puede ser ya conseguido sin recurrir a la autoridad
judicial: o sea, cuando se verifica en concreto la circunstancia que hace indispensable poner
en práctica la garantía jurisdiccional’. El interés procesal surge así, de la necesidad que
tiene una persona, por una circunstancia o situación jurídica real en que se encuentra, de
acudir a la vía judicial para que se le reconozca un derecho y evitar un daño injusto,
personal o colectivo.”.
…Omissis…
“A juicio de esta Sala es un requisito de la acción, que quien la ejerce tenga interés
procesal, entendido éste como la necesidad del accionante de acudir a la vía judicial para
que se declare un derecho o se le reconozca una situación de hecho a su favor.
Del mismo modo, en la sentencia N° 2.996 del 4 de noviembre de 2003 (caso: Rufo Alberto
Guédez Falcón), esta Sala Constitucional luego de citar las decisiones parcialmente
transcritas precisó, que:
“...la opinión de Ugo Rocco sobre el punto es resumida por Monroy Cabra, en los siguientes
términos:
…Omissis…
‘En conclusión, el interés para accionar está dado por la relación jurídica entre la situación
antijurídica que se denuncia y la providencia que se pide para ponerle remedio mediante la
aplicación del derecho, y esta relación debe consistir en la utilidad de la providencia, como
medio para adquirir por parte del interés lesionado la protección acordada por el
derecho...”. (Cursivas del texto).
De acuerdo a las jurisprudencias antes transcritas, se tiene que existirá interés jurídico
actual, cuando el interés sustancial no pueda alcanzarse sin la mediación de los órganos
jurisdiccionales a los fines de tutelar una situación jurídica que se encuentra lesionada, es
decir, cuando sea necesario acudir por vía judicial para que se reconozca una situación
fáctica a favor del demandante
Con arreglo al contenido del documento parcialmente transcrito, esta Sala observa que en el
Ynmaculada Soto de Quintero sobre una casa con terreno propio, el cual mide trescientos
cuarenta y ocho metros cuadrados con setenta y cinco decímetros cuadrados (348,75 M2), y se
siguiente manera: Norte, en quince metros con cincuenta centímetros (15,50 mts.) con la
carrera 4 que es su frente; Sur, en quince metros con cincuenta centímetros (15,50 mts.) con la
parcela 171; Este, en veintidós metros con cincuenta centímetros (22,50 mts.) con la parcela
N° 168; y Oeste: en veintidós metros con cincuenta centímetros (22,50 mts.) con parcela 172.
En tal sentido, se insiste que cuando alguna de las partes que litigan debe
integrarse con una pluralidad de personas -como actores o demandados-, por ser un
origina una falta de legitimación de la parte, lo cual impedirá que se dicte una sentencia eficaz,
primeramente por no haber sido pronunciada frente a todos los sujetos de derecho ante
quienes debió dictarse para producir eficazmente sus efectos jurídicos y luego, porque se dictó
en desconocimiento del derecho de defensa de las personas no llamadas a juicio que debieron
caso: Orlando Candelario Isea Sanquiz contra Ernesto Abigail Cova Morales y otros, Exp. 16-
116).
Ha sido criterio reiterado del mismo modo en la citada decisión de la Sala, que la
falta de cualidad o legitimación a la causa es una institución procesal que constituye una
formalidad esencial para la búsqueda de la justicia, pues está estrechamente vinculada a los
indefensión, aspectos ligados al orden público y, por tanto, el juez tiene el poder de examinar
artículo 146 del Código de Procedimiento Civil, pues se le dio trámite a la demanda omitiendo
la participación del ciudadano Luis Eduardo Quintero Arroyo, con lo cual se le dejó en total
estado de indefensión, infringiendo con ello los artículos 15, 206 y 208 eiusdem, y el artículo
168 del Código Civil, pues debió ordenar la reposición de la causa al estado de dicho ciudadano
sea citado.
haber permitido el juez superior la continuación del proceso sin estar debidamente
al artículo 146 del Código de Procedimiento Civil, relativa a la necesidad ineludible de integrar
necesario que obligaba, para regular la constitución del proceso, integrarlo a la controversia
causa al estado de que sea citado de forma personal el ciudadano Luis Eduardo Quintero
Arroyo, quien forma parte de la comunidad conyugal a la cual pertenece el bien inmueble
En el escrito de impugnación, la parte actora solicitó a esta Sala de Casación Social declare la
falta de cualidad de la persona que anuncia el recurso de casación.
En tal sentido, explica el impugnante que en fecha 20 de marzo de 2009, la ciudadana
Elizabeth del Carmen Jaime García, madre del demandado, debidamente asistida por el
abogado Jesús Ezequiel Osuna Kepp, anunció el presente recurso de casación, sin embargo,
para ese momento el demandado -R. A. Martínez Jaime- había cumplido la mayoridad de edad,
la cual adquirió el día 19 de marzo de 2009, por lo que concluye que el presente medio
extraordinario de impugnación no fue anunciado por quien es el legitimado pasivo, es decir, el
ciudadano R. A. Martínez Jaime, sino por su madre quien ya no tenía la cualidad de
representarlo
En la oportunidad en que fue iniciado el presente procedimiento por simulación y nulidad de
venta (5 de marzo de 2007), por ante el Tribunal de Protección del Niño y del Adolescente de
la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, extensión territorial Puerto Ordaz, el ciudadano
R. A. Martínez Jaime contaba con quince (15) años de edad. La condición de adolescente
apreciada, se constata de la copia certificada de la partida de nacimiento, cursante al folio 18
del expediente, expedida por la Primera Autoridad Civil del Municipio Caroní del Estado
Bolívar, en la cual se hace constar que éste nació el día 19 de marzo de 1991.
Asimismo, consta de autos que la representación del demandado recayó, inicialmente, sobre
su progenitora, ciudadana Elizabeth del Carmen Jaime García, quien asistida debidamente de
abogado, actuó en el devenir del procedimiento supliendo la capacidad de obrar en juicio de
su representado.
Ahora bien, en esta fase de análisis se hace preciso traer a colación lo dispuesto en el artículo
142 del Código de Procedimiento Civil, el cual regula situaciones como la anotada:
“Si durante el transcurso del juicio se hiciere capaz una parte que no lo era, el procedimiento
se seguirá con ella misma, pero los actos realizados antes de la comparecencia de la parte
serán válidos, sin perjuicio de las reclamaciones que ésta pudiere tener contra su
representante anterior.” (Subrayado de la Sala)
Como se aprecia, la norma transcrita reconoce la validez de los actos ejercidos por la
representación que se ejerce luego de que la parte se hizo plenamente capaz, cuando los
mismos hayan sido realizados antes de su comparecencia en juicio, por lo que sólo la expresa
voluntad contraria del representado los dejaría sin efecto.
En consecuencia, como quiera que de la revisión de las actas procesales surge patente que el
ciudadano R. A. Martínez Jaime, parte demandada, no había comparecido en juicio a la fecha
en que fue anunciado el presente recurso de casación por su progenitora, pues, se evidencia
de autos que el día anterior al anuncio fue que sobrevino la mayoría de edad y por tanto,
adquirió la capacidad para obrar en juicio, esta Sala declara válido el ejercicio a su derecho a la
defensa desplegado a través del mismo por la ciudadana Elizabeth del Carmen Jaime García.
Así se decide.
Denuncia que se violó el debido proceso, porque no se verificó la aplicabilidad del artículo 146
del Código de Procedimiento Civil ante la existencia de un litisconsorcio pasivo necesario y en
seguimiento de la sentencia de la Sala Constitucional N.° 2.458 del 28 de noviembre de 2001,
ya que la inmobiliaria Garosca Inversiones S.A., no era una simple intermediaria, sino la
encargada de recabar la documentación a ser entregada a los promitentes compradores, por lo
que debió ser demandada, al igual que la ciudadana Luz Amparo Molina Hoyos, al ser ella
quien firmó el contrato en nombre y representación de los propietarios, según el artículo 1.363
del Código Civil, que es la que puede desconocer su firma y según el fallo de la Sala
Constitucional N.° 573 del 23 de octubre de 2009.
Debe observarse que el litisconsorcio es un instituto que permite que un tercero, al momento
inicial del proceso, sea incorporado a éste adquiriendo la calidad de parte, otorgándole el
derecho de defensa en sentido amplio si acredita determinado interés a fin de que se le
otorgue la participación de ley, donde éste asume la calidad de parte con sus derechos,
obligaciones, cargas, facultades y deberes, a los fines de brindar a aquél la protección judicial
de un derecho o interés propio, así las clases de intervención de terceros puede ser:
espontánea o voluntaria; facultativa de su propia libertad; adhesiva autónoma o litisconsorcial;
adhesiva coadyuvante; ad excludendum (es una intervención principal y autónoma mediante la
cual el tercero opone una pretensión en contra de ambas partes, pues sus intereses son
contrarios); provocada, forzosa o coactiva. De allí que la posición de las partes puede ser:
activa; pasiva, mixta (cuando son varios actores demandantes o demandados); originaria;
sucesoria; facultativa o voluntaria; necesaria u obligatoria y cuasinecesaria.
a) Siempre que se hallen en estado de comunidad jurídica con respecto al objeto de la causa;
b) Cuando tengan un derecho o se encuentren sujetas a una obligación que derive del mismo
título;
Se alega que, en el presente caso hay un litisconsorcio pasivo necesario, que es cuando lo
impone la ley o la naturaleza de la relación jurídica que constituye la causa de la pretensión,
donde la sentencia solo puede dictarse útilmente frente a todos los partícipes de la relación
jurídica substancial discutida en el proceso si todos ellos estuvieren participando en el mismo,
por lo que si falta alguno, el juez ordenará integrar la litis, citando al litigante que faltare,
porque los litisconsortes no son independientes, sino que se consideran como una unidad y
por eso, en general, los actos que realice uno de ellos beneficia o perjudica a los demás.
En tal sentido, la Sala observa que el inmueble que es objeto de litigio pertenece en su
totalidad a Sirley Adriana Gutiérrez Molina y Yovanni Alonso Gutiérrez Molina, según
documento protocolizado en la Oficina Subalterna de Registro del Segundo Circuito del Distrito
de Valencia del Estado Carabobo, el 15 de septiembre de 1993, bajo el N.° 13, folios 1 al 4,
Protocolo Primero, Tomo 34, siendo que no tiene participación alguna la apoderada Luz
Amparo Molina Hoyos, ante lo cual se ha de recordar que la característica fundamental de la
comunidad jurídica es que la titularidad de los derechos pertenece pro indiviso a varias
personas como en los llamados juicios de partición, en los que los comuneros poseen derecho
pro indiviso y se hayan en estado de comunidad jurídica sobre él o los bienes que la integran, y
respecto de los cuales exista identidad de título o causa pretendi, que configura el denominado
litisconsorcio necesario u obligatorio; por lo que en el presente caso las sentencias impugnadas
afectan solo a los demandados y no a la apoderada y, por lo tanto, la satisfacción del interés
cuya tutela se exige no es el mismo para cada una de ellas, de lo que resulta que la presunta
agraviada (Luz Amparo Molina Hoyos), no se encuentra en estado de comunidad jurídica
respecto del objeto del litigio, por lo que no se configura el supuesto de hecho establecido en
la norma antes transcrita (vid. sentencia N.° 92 del 29 de enero de 2002). Así se decide.
De esta manera, del estudio de las actas procesales y de la jurisprudencia antes señalada, se
observa que las denuncias formuladas por la quejosa no son procedentes, por lo que en fuerza
de los argumentos antes expuestos, la Sala observa que en la acción de amparo constitucional
interpuesta no están dados los supuestos establecidos en el artículo 4 de la Ley Orgánica de
Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, para la procedencia de la misma, por lo
que debe declarar improcedente in limine litis la acción de amparo constitucional interpuesta
por la quejosa contra decisión dictada el 23 de abril de 2014, por el Juzgado Superior Primero
en lo Civil, Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Carabobo. Así se
decide.
En razón de la anterior declaratoria resulta inoficioso para esta Sala pronunciarse sobre la
medida cautelar innominada solicitada por el accionante en amparo.
Finalmente, no puede esta Sala dejar de observar al profesional del Derecho que planteó la
presente acción de amparo, que como integrante del sistema de justicia debe propender al
buen funcionamiento de la actividad jurisdiccional, planteando sus pretensiones de manera
diáfana y concisa, evitando, como en el presente caso, la repetición excesiva del
planteamiento de los hechos y la reiteración continua de sus argumentos, ya que ello
entorpece la administración de justicia, al obligar al órgano judicial a la revisión de escritos
excesivamente largos, en detrimento de la celeridad procesal, tanto para sus representados,
como para el resto de los justiciables que acuden al Poder Judicial ( vid. sentencia 1.729 de de
diciembre de 2014).
En relación con el litisconsorcio pasivo necesario, los artículos 146 y 148 del Código de
Procedimiento Civil establecen lo siguiente:
a) Siempre que se hallen en estado de comunidad jurídica con respecto al objeto de la causa;
b) Cuando tengan un derecho o se encuentren sujetas a una obligación que derive del mismo
título;
“Artículo 148. Cuando la relación jurídica litigiosa haya de ser resuelta de modo uniforme para
todos los litisconsortes, o cuando el litisconsorcio sea necesario por cualquier otra causa, se
entenderán los efectos de los actos realizados por los comparecientes a los litisconsortes
contumaces en algún término o que hayan dejado transcurrir algún plazo.”.
En cuanto a los sujetos que integran la relación procesal y cómo éstos se encuentran
vinculados a ella, esta Sala, en sentencia Nº 94, de fecha 12 de abril de 2005, caso: Vestalia de
Jesús Zarramera de Hernández y otros contra Dimas Hernández Gil y otro, señaló lo siguiente:
En sentido técnico, el litisconsorcio puede definirse como la situación jurídica en que se hallan
diversas personas vinculadas por una relación sustancial común o por varias relaciones
sustanciales conexas, que actúan conjuntamente en un proceso voluntaria o forzosamente,
como actores o como demandados.
Hay litisconsorcio necesario o forzoso cuando existe una relación sustancial o estado jurídico
único para varios sujetos, de manera que las modificaciones de dicho vínculo o estado jurídico
deben operar frente a todos sus integrantes para tener eficacia; por tanto, al momento de
plantearse en juicio la controversia, la pretensión debe hacerse valer por uno o por varios de
los integrantes de la relación frente a todos los demás. En estos casos, la relación sustancial
controvertida es única para todos los integrantes de ella, de modo que no puede modificarse
sino a petición de uno o varios de ellos frente a todos los demás y debe resolverse de modo
uniforme para todos.
Sobre el particular, el autor Emilio Calvo Baca en su obra ‘Código de Procedimiento Civil
Venezolano Comentado’ (Páginas 219-221) expresa lo siguiente:
En nuestro derecho, el actor que invoca por sí solo la pretensión se expone a que se alegue en
la contestación de la demanda su falta de cualidad (art. 361 CPC), porque la parte contraria
podría sostener que la legitimación no corresponde únicamente a uno solo de ellos sino
conjuntamente a todos. Sin embargo, para entender si la relación jurídico procesal debe estar
integrada forzosamente por todos los litisconsortes, debe determinarse si ello es necesario
para que pueda proponerse la demanda, y tal circunstancia se fija analizando la eficacia de la
pretensión al ser ejercida individualmente.
Es claro que en la mayoría de los casos -a menos que la ley o la voluntad de las partes
válidamente manifestada dispongan lo contrario-, cualquiera de los comuneros puede intentar
acciones de cualquier tipo cuando se vean afectados los intereses de la comunidad o de
cualquiera de sus miembros, aún cuando lo haga uno de ellos en nombre propio, y de
considerarlo imperioso podría llamar en juicio a los demás comuneros para que coadyuven en
la demanda.
En materia de simulación, cualquiera de las personas contra las cuales se fraguó el engaño
puede intentar la demanda, pues la ley no exige que ésta deba ser propuesta por todos los
miembros de la comunidad.
Por tanto, es claro que la recurrida no infringió por falta de aplicación el artículo 148 del
Código Civil, lo que por vía de consecuencia conduce a desestimar el alegato de violación del
artículo 361 eiusdem, pues el juez no estaba obligado a declarar la falta de cualidad activa de
los actores. La Sala desestima la denuncia de infracción de los artículos 146 y 12 del mismo
Código, por cuanto el supuesto de dichas normas no guarda relación con el presente asunto.
Así se establece…”. (Negrillas y subrayado de la Sala).
De las normas y del criterio jurisprudencial antes transcrito, esta Sala estima, que al ser
demandados conjuntamente los ciudadanos Juan Barboza y Carlos Barboza, con el fin de que
den cumplimiento al contrato privado celebrado con la demandante Josefa Barboza en fecha
12 de abril de 1999, en el cual hicieron ciertos acuerdos sobre la transmisión exclusiva de la
propiedad a la actora, sobre bienes muebles e inmuebles del que son propietarios los tres
involucrados en el presente juicio (demandante y demandados); pone de manifiesto que la
relación procesal constituida entre ellos, proviene de un mismo título, razón por la cual, en el
juicio se verifica la conformación de un litisconsorcio pasivo necesario, pues, se encuentran
sujetos a una obligación que deriva sobre un mismo título, todo lo cual, tiene como
consecuencia, que aun cuando Juan Barboza no haya alegado la excepción de contrato no
cumplido, la procedencia de dicha excepción opuesta por Carlos Barboza, se extiende al
codemandado contumaz, de conformidad con lo establecido en el artículo 148 del Código de
Procedimiento Civil.
Por último, alega el formalizante que el juez de alzada de manera errónea declaró
que el contrato objeto de la presente demanda era de permuta, en el cual, esta Sala considera
pertinente señalar que lo pretendido por el recurrente es cuestionar la interpretación que el
juez superior hizo al contrato, siendo que esta denuncia ha debido formularla bajo la
correspondiente delación de infracción de ley, explicando sus razones en detalle y conforme a
la técnica exigida en casación de cómo cuándo y en qué sentido se produjo la infracción
respectiva.
Por los motivos antes expuestos, esta Sala de Casación Civil declara improcedente la presente
denuncia. Así se establece.
Procedimiento Civil, el recurrente delata la infracción del artículo 1.360 del Código Civil,
De conformidad con lo dispuesto en el ordinal 2° del artículo 313 del Código de
Procedimiento Civil, denuncio la infracción por falsa aplicación del artículo 1.360 del Código
Civil.
-La decisión recurrida expresa:
En lo que respecta a la falta de aplicación del artículo 1.360 del Código Civil , ello se
evidencia en la parte motiva de la sentencia al darle valor de documento público al
documento de autorización autenticado…
Es errático el análisis y calificación documental realizado por la recurrida, al darle valor
de documento público a uno que no lo es, pues la referida autorización fue otorgada por
vía de autenticación, no pudiendo el juez de alzada concluir en calificarlo y valorarlo
como documento público…”. (Negrillas de la Sala).
De la denuncia parcialmente transcrita, la Sala observa que el recurrente acusa a la
recurrida de haber aplicado falsamente el artículo 1.360 del Código Civil, al darle valor
de documento público a una autorización autenticada, que en dichos del recurrente, no
podía el juez de alzada, concluir en calificarlo y valorarlo como documento público.
El supuesto de falsa aplicación tiene lugar cuando el juzgador incurre en una falsa
relación entre los hechos contenidos en los autos y los previstos como supuesto de la
norma jurídica que se aplica, es decir, cuando el juez aplica una determinada norma
jurídica a una situación de hecho que no es la contemplada en ella. (Ver, entre otras, la
sentencia Nº 068, de fecha 11 de febrero de 2014, caso: Juan Jesús Contreras Doreste
noviembre de 2007, caso: Central Azucarero del Táchira C.A., contra Corporación
1.360 del Código Civil, señalado como falsamente aplicado en el fallo recurrido, pasa esta
tampoco el registro le comunica tal naturaleza. Todo documento que nace privado -aun
cuando sea registrado- siempre seguirá siendo privado, pues la formalidad de registro
de casación y la legislación (artículo 1.357 del Código Civil) es aquél que ha sido
“público” o “auténtico” empleados por el legislador civil y que los intérpretes han
“auténtico”) es cuya autoría y redacción no puede ser discutida, sino por vía de tacha,
texto del documento que ha sido autorizado con las solemnidades legales por el
funcionario tan sólo interviene para dar fe del dicho de los otorgantes.
documento que nace privado sigue siendo privado por siempre y jamás puede
allí vierte lo que a él le interesa. El instrumento público contiene las menciones que
indica la Ley y no lo que a las partes interese privadamente. (Vid. Sentencia N° RC.00474,
de fecha 26 de mayo de 2004, expediente N° 03-235, caso: José Enrique León Salvatierra
SÁNCHEZ, autenticada por ante la Notaría Pública Primera de San Cristóbal en fecha 19
de agosto de 2.011, valora dicha prueba de conformidad con lo establecido en el artículo
1.360 del Código Civil, otorgándole con ello valor de documento público.
3 referido a que el demandado posea la cosa sin tener derecho a ello, tenemos que el
ciudadano José Yamil Prada Sánchez fue autorizado para poseer el vehículo objeto del
litigio, y que dicha autorización fue revocada por el hoy demandante, evidenciándose
cierto que dicha infracción no es suficiente para cambiar el dispositivo del fallo, por lo
es forzoso para la Sala desestimar la presente denuncia por infracción del artículo 1.360 del
(…) fue otorgado como un poder general judicial, no para ejercer la presente acción de
amparo constitucional, con el carácter que se acredita el abogado Carlos Roberto González
Morón para actuar en representación del presunto agraviado; pues no está facultado para
ejercer la demanda de amparo constitucional en representación del ciudadano Eddie Jesús
Escobar Castellanos y de la sociedad mercantil Constructora Cadesco C.A (…).
A tal efecto, el Juzgado Superior invocó como apoyo a su decisión, entre otras, la sentencia n.°
773, del 21 de julio de 2010, caso: “Marbellys Villafranca Rodríguez”, emanada de esta Sala
Constitucional, relacionada con el poder que acredita la representación para actuar en nombre
de otro en materia de amparo constitucional.
(…) confiero Poder Especial pero amplio y suficiente en cuanto a derecho se requiere al
Abogado en ejercicio Carlos Roberto González…para que sostenga y represente tanto mis
derechos como los de mi representada, ante cualquier organismo de la administración pública
o tribunal judicial de cualquier instancia. En virtud de este Poder el mandatario podrá ocurrir
ante los tribunales civiles, mercantiles, de tránsito, agrario, menores, entes administrativos,
públicos o privados y judiciales competentes e intentar toda clase de acciones y recursos,
darse por citado, notificado o intimado, hacer oposición a medidas cautelares, y ejecutivas,
presentar descargos, contestar demandas, reconvenir, promover y evacuar pruebas, y
cualquier otra actuación en consecuencia el apoderado que aquí constituyo queda
ampliamente facultado para actuar en cualquier procedimiento estipulado en las antes
mencionadas leyes o cualquier otra de carácter civil o mercantil, tributario, fiscal,
administrativo, pudiendo además demandar, desistir, convenir, conciliar, transigir en juicios o
fuera de ellos, seguir el juicio o los juicios que intentaren en todas sus etapas, grados e
incidencias, inclusive la de posiciones juradas, podrá solicitar evacuar toda clase de pruebas
(…) En general podrá hacer en la defensa de los derechos e intereses de mi representada, todo
lo que fuere necesario o creyere conveniente, sin limitaciones de ninguna naturaleza, ya que
las facultades que aquí se confieren son meramente y no taxativas.
De lo anterior se puede apreciar, que si bien es cierto que el poder otorgado al abogado
taxativamente no establece la facultad de ejercer acción de amparo constitucional, no es
menos cierto que en el poder se puede observar que le concede facultad, al prenombrado
abogado, para sostener y representar al otorgante en cualquier organismo de la
administración pública o tribunal judicial de cualquier instancia, así como intentar toda clase
de acciones o recursos, razón por la cual, a juicio de esta Sala, tal poder resulta suficiente para
interponer la presente solicitud de amparo, toda vez que el mismo es un poder que otorga
facultades de manera general, con carácter amplio y suficiente, que no contiene limitaciones
para su ejercicio y que, con ese sentido, se autorizó al abogado Carlos Roberto González
Morón para interponer demandas en nombre de los hoy accionantes, categoría dentro de la
cual es posible la inclusión de la acción de amparo.
Siendo ello así, considera este Máximo Tribunal, que el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil
y del Tránsito del Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, erró al
declarar la presente inadmisibilidad por falta de representación, basado en la supuesta
insuficiencia del poder, pues contrario a lo apreciado por dicho Juzgado Superior, el
mencionado poder consignado por el abogado sí contiene la facultad para intentar cualquier
tipo de demandas. Al respecto, resulta oportuno señalar que esta Sala, mediante sentencia n°
1616, del 5 de diciembre de 2012, caso: “Alí Ramón Fernández Chirinos y otros”, estableció lo
siguiente:
En lo que concierne a la declaratoria de insuficiencia del poder del abogado Mario José
Querales Salas (quien actuaba en nombre de la sociedad mercantil tercera interesada Hospital
Clínico Loyola S.A.), hecha por el a quo, solo debe precisar ésta Sala, para la resolución de
casos futuros, que si bien a la fecha en la que se profirió el fallo apelado (8 de mayo de 2009)
tal criterio se encontraba vigente, el mismo fue modificado a favor del principio pro actione a
raíz del fallo N° 1174 del 12 de agosto de 2009, (Caso: Colegio Cantaclaro S.R.L.) en el cual se
estableció que: ‘…la regla general es que los eventuales agraviados se hagan asistir de abogado
o nombren representante judicial, en cuyo caso, el poder conferido debe ser analizado a la luz
del referido principio de desformalización de la justicia, según el cual, deben abandonarse las
solemnidades no esenciales (aquellas ajenas a la protocolización y atribución de facultades de
representación judicial, al menos genéricas) en pro de una concepción garantista y teleológica
que salvaguarde el acceso al sistema judicial de quien ha sido o se encuentra amenazado de
ser afectado en sus derechos constitucionales…’. Determinándose en consecuencia que: ‘…de
allí, que resulte suficiente la acreditación indistinta de un poder general o especial para la
interposición del amparo, a los fines de garantizar la debida legitimación ad procesum´.
De allí, que la actuación del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del Segundo
Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, objeto de la presente apelación,
produjo la violación de la tutela judicial efectiva y que esta Sala ha desarrollado, entre otras,
en sentencia n.° 708, del 10 de mayo de 2001, caso: “Juan Adolfo Guevara y otros”.
En este sentido, la suficiencia del poder que le fue otorgado al apoderado judicial de la parte
accionante, viene dada por la postura que de manera pacífica y reiterada ha sostenido esta
Sala Constitucional, entre otras, en sentencia n.° 1174, de fecha 12 de agosto de 2009 caso:
“Colegio Cantaclaro”, postura ésta que complementa el criterio anteriormente descrito, y en la
cual se dictaminó lo siguiente:
(…) en aquellos casos en que el posible agraviado en la acción de amparo actúa a través de
representante judicial, dicha representación debe ser observada desde la perspectiva del
principio pro actione y, de allí, que resulte suficiente la acreditación indistinta de un poder
general o especial para la interposición del amparo, a los fines de garantizar la debida
legitimación ad procesum.
En tal sentido, se declara con lugar el recurso de apelación interpuesto contra la sentencia que
dictó, el 28 de noviembre de 2013, el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y del Tránsito del
Segundo Circuito de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, la cual se revoca; en
consecuencia, se repone la causa al estado de que dicho Juzgado Superior, una vez constituido
en accidental, se pronuncie nuevamente sobre la admisibilidad de la presente acción de
amparo constitucional, con prescindencia de la causal invocada y sin que ello obste para que
dicho pronunciamiento sea sobre la base de cualesquiera de las causales previstas en el
artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales. Así se
decide.
Cabe destacar que dicha norma fue interpretada por la Sala en sentencia N°2151/2004,
en la cual se precisó que el requisito de los cinco años de graduado no se exige para no
lesionar el derecho a la tutela judicial efectiva del justiciable, según lo siguiente:
“De manera que, permitir en el presente asunto la aplicación de la exigencia contenida
en el párrafo cuarto del artículo 18 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
referida a los cinco años de graduado que debe tener todo abogado para poder actuar
ante esta Sala Constitucional, vulneraría el derecho a la tutela judicial efectiva de la
parte accionante, por cuanto con ello se le limitaría su derecho a acceder a los órganos
de administración de justicia, preceptuado en el artículo 26 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, que consiste en garantizarle hacer valer sus
derechos e intereses fundamentales, sin obstáculos innecesarios y ante los órganos
judiciales, frente a intromisiones lesivas, generadas por la conducta positiva o negativa
de un agente determinado, circunstancia que tiene que ver con la protección del carácter
supremo del Texto Fundamental”.
En este orden de ideas, debe esta Sala precisar que el abogado, que actúa en nombre
de la parte solicitante, debe demostrar la representación que se acredita, mediante la
presentación de un instrumento poder otorgado conforme a las solemnidades legales
establecidas, suficiente en cuanto a derecho, que además indique con amplitud el carácter y
facultad del poderdante para otorgarlo con mención de la norma legal o contractual que la
contenga, según el caso, lo que deberá ser certificado por el funcionario público competente,
previa verificación de la legitimación de quien otorga el mandato con los documentos idóneos.
En este sentido, es pertinente señalar que la Sala no puede suplir la carga que
corresponde única y exclusivamente a quien pretende del órgano jurisdiccional el acto de
administración de justicia, máxime cuando ello es requerido para determinar la admisibilidad
de la pretensión de revisión constitucional, de conformidad con lo previsto en el artículo 19 de
la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, aparte quinto, que señala lo que sigue:
“Se declarará inadmisible la demanda, solicitud o recurso cuando así lo disponga la ley;
o si el conocimiento de la acción o recurso compete a otro tribunal; o si fuere evidente
la caducidad o prescripción de la acción o recurso intentado; o cuando se acumulen
acciones o recursos que se excluyan mutuamente o cuyos procedimientos sean
incompatibles; o cuando no se acompañen los documentos indispensables para
verificar si la acción o recurso es admisible; o cuando no se haya cumplido el
procedimiento administrativo previo a las demandas contra la República, de
conformidad con la Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República; o si
contiene conceptos ofensivos o irrespetuosos; o es de tal modo ininteligible que resulte
imposible su tramitación; o cuando sea manifiesta la falta de representación o
legitimidad que se atribuya al demandante, recurrente o accionante; o en la cosa
juzgada”. Resaltado de este fallo.
En este contexto, la Sala en sentencia Nº 497 del 20 de marzo de 2007 estableció lo
siguiente:
“Siendo ello así, ante una solicitud de revisión de sentencia, se hace necesario revisar los
supuestos de admisibilidad, esto es:
1. Que se trate de una sentencia definitivamente firme, por haber sido agotados los
recursos establecidos en el ordenamiento jurídico o haber transcurrido los lapsos
dispuestos en la normativa aplicable a tal efecto (presupuestos de la sentencia Nº 93,
del 6 de febrero de 2001, caso: Corpoturismo).
2. Que no se configure alguna de las causales de inadmisibilidad previstas en el quinto
aparte del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, adaptadas a
la naturaleza especial de la revisión (…)”
En atención a lo anterior, esta Sala Constitucional advierte que, en el caso sub júdice, quedó
evidenciada la manifiesta falta de representación de la parte solicitante, por lo que resulta
forzoso declarar inadmisible la revisión formulada, de conformidad con lo previsto en el
quinto aparte del artículo 19 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia; así se
decide.
SALA CIVIL Nº230 09/05/2018: Poder persona Jurídica
INDEPASIB, tenga facultad para otorgar el poder (sic) fuera inserto en los
libros llevado por el Registro Público del Municipio Independencia del Estado
Miranda, bajo el N° 54, Tomo 17, Folio 177 hasta 179, lo que trae como
PERIMIDO…”.
que les fuera otorgado a los abogados Antonio Anato, Carolina León González
dicho poder.
“… El Notario (sic) hace constar que informó a las partes del
contenido naturaleza y transcendencias legales del acto
otorgado en conformidad con lo establecido en el ordinal 2
del artí culo 78 de la Ley de Registros y del Notariado. En tal
virtud lo declara autenti cado en presencia de los testi gos:
Olvin José Villalba Díaz y Adonia Torrealba Barrios, ti tulares
de los documentos de identi dad: cédula: V-14.976.528 y
cédula: V- 5.401.114, respecti vamente. Fue presentado para
su vista y devolución: Documento Protocolizado por ante la
Ofi cina de Registro Público (con Funciones Notariales) del
Municipio Paz Casti llo del Estado Miranda de Fecha
23/08/2012. Quedando inserto bajo el N° 45, Tomo 5, del
Protocolo de Transcripción del año 2012. Posteriormente
modifi cado sus Estatutos mediante Acta de Asamblea
General Extraordinaria de Socios Documento Protocolizado
por ante la Ofi cina de Registro Público (con Funciones
Notariales) del Municipio Independencia del Estado
Miranda el 13 de mayo de 2014, Bajo el N° 16, Tomo 03,
del Protocolo de Transcripción del año 2014 …”.
Por su parte ha verifi cado la Sala, de la minuciosa lectura efectuada al
“…Nosotros, JOSÉ EDUARDO DE ANDRADE MÉNDEZ, TEODULO
AMADEO DUQUE BELLO, y RAINER JESÚS PULIDO FUENTES,
venezolanos, mayores de edad, domiciliado en jurisdicción de
la población de Santa Teresa del Tuy, Municipio Paz Casti llo,
del Estado Miranda... actuando en este acto en nuestro
carácter de Presidente, Secretario de Organización, y
Secretario de Finanzas, en ese orden, de la ASOCIACIÓN CIVIL
“INDEPASIB” RIF N° J-401318975, consti tuida e inscrita por
ante el Registro Subalterno del Municipio Paz Casti llo del
Estado Miranda, en fecha 23 de agosto de dos mil doce
(23/08/2.012), bajo el N°. 45, Tomo 5, del Protocolo de
Transcripción del año 2.012, posteriormente modifi cado su
Estatutos Social en diversas oportunidades, siendo la ulti ma
de esas modifi caciones, la que consta de Acta de Asamblea
General Extraordinaria de Socios, inscrita ante el Registro
Público, en fecha trece de mayo de dos mil catorce
(13.05.2014) bajo el N°. 16, Tomo 03, del Protocolo de
Transcripción del año 2014 del municipio independencia del
estado Miranda y representación nuestra que consta en
documento inscripto(sic) ante el registro público del
municipio independencia del estado Miranda bajo el N° 20,
Tomo 2, protocolo de transcripción de fecha treinta y uno de
mayo del dos mil dieciséis (31/03/2016) sufi cientemente
facultado para el otorgamiento de este acto conforme al Acta
Consti tuti va Estatutaria de dicha Asociación Civil…”
“…Omissis…”
“…De conformidad con lo establecido en el artí culo 155 del
Código de Procedimiento Civil, enunciamos y exhibimos los
instrumentos que acreditan la representación que ostentamos
de ASOCIACIÓN CIVIL “INDEPASIB”, y que fueran debidamente
identi fi cados en el encabezamiento de este instrumento-
poder; en donde consta, que ejercemos la representación de
la compañía y tenemos expresa facultad para que en su
nombre y representación consti tuyamos apoderados
judiciales. Pido respetuosamente al ciudadano Notario
Público que autorice el presente acto, haga constar en la
nota de autenti cación respecti va, los documentos que le
anuncio y exhibo, con expresión de su fecha, origen o
procedencia y demás datos que concurran a identi fi carlos, a
los fi nes legales consiguientes …”. (Subrayado de la Sala)
En este senti do, esta Sala observa palmariamente, que entre la nota de
autenti cación de la Registradora Auxiliar (con funciones notariales) del
Municipio Independencia el estado Miranda y la declaración del instrumento
poder otorgado, sí se dejó expresa constancia de la presentación del acta de
asamblea extraordinaria de la Asociación Civil INDEPASIB, debidamente
protocolizada en fecha el 13 de mayo de 2014, por ante la Ofi cina de Registro
Público (con Funciones Notariales) del Municipio Independencia del estado
Miranda, quedando asentada Bajo el N° 16, Tomo 3, del Protocolo de
Transcripción del año 2014, donde sus estatutos fueron modifi cados y que en
las atribuciones contenidas en el artí culo 24 de dicha Asociación hoy
recurrente, el presidente ti ene la facultad de otorgar poderes especiales,
según el caso, para la plena representación en juicio o fuera de él de la
asociación.
En este sentido, la Sala considera menester analizar: (i) la aplicación de los artículos 1.684 y
1.685 del Código Civil, a la luz de los principios que rigen al mandato judicial; (ii) la aceptación
del mandato y sus efectos y (iii) si las denuncias del solicitante ameritan la revisión
constitucional de sentencia emanada de la Sala de Casación Civil.
Observa la Sala que los artículos 1.684 y 1.685 del Código Civil, insertos en el titulo XI, Capitulo
I, refieren no solo a la naturaleza jurídica del mandato, sino a su ubicación y formas para su
otorgamiento, señalando el primero de ellos los elementos esenciales que según la literatura
jurídica caracterizan al mandato: (a) que sea un contrato, (b) que exista encargo de una de las
partes a la otra; (c) que el encargo de una de las partes tenga por objeto la ejecución de uno o
más actos jurídicos; d) que los actos en cuestión vayan a ser ejecutados por cuenta del
mandante y e) que la otra parte se obligue a ejecutar el acto. (Código Civil Venezolano, Nerio
Perera Planas, abril 2001, pág. 991, Talleres Tipográficos de Miguel Ángel García e Hijos, cita
extraída del J.L Aguilar Gorrondona, ob, ct, pág. 462).
Ello procede en virtud del carácter intuito personae que alcanza a ambas partes en el mandato
judicial, por tanto, la ausencia de aceptación o renuncia del mandatario se constituye en una
declaración de carácter recepticia para el mandante que no produce efectos sino se la dirige
mediante notificación al mandante, notándose que en el presente caso no se evidencia que se
trate de una falta de aceptación frente al mandato conferido a los abogados que acompañan
en el poder al solicitante de revisión, ni renuncia al mismo. En este orden de ideas, establece el
artículo 1.709 del Código Civil:
Si la renuncia perjudica al mandante, debe indemnizársele por el mandatario, a menos que este
no pueda continuar en el ejercicio del mandato sin sufrir un perjuicio grave.”
Así las cosas del texto del poder en referencia, se evidencia que a los apoderados Máximo
Febres Siso y José Antonio Bonvicini se les confirió las más amplias facultades, necesarias para
actuar sin limitación alguna en el recurso de casación interpuesto, toda vez que de la revisión
de las actas no se desprende la no aceptación del mandato o la renuncia de alguno de los
citados abogados que haya sido notificada a la poderdante, quienes poseían plena capacidad
de representar a la recurrente para la realización del acto de formalización ante la Sala de
Casación Civil, con lo cual se evidencia la improcedencia de los alegatos esgrimidos por el
abogado Luis Armando García San Juan para fundamentar la solicitud de revisión de la
sentencia emanada de Sala de Casación Civil con base en la ausencia de consentimiento de sus
co-apoderados, toda vez que destaca su participación directa en la elaboración del poder, que
fue visado por el ahora accionante, lo cual le imponía encausar de su conocimiento a los co-
servidores de la justicia que le acompañan en la causa en cumplimiento de las
responsabilidades que le son inherentes.
El mandato puede ser expreso o tácito, y su aceptación puede ser tácita y resultar de la
ejecución del mandato por el mandatario (CC.ART.1685).
El alcance de esta norma consiste en aclarar que tanto el asentamiento del mandante (que es
lo que aquí se llama ‘mandato’), como el asentimiento del mandante, puede ser expreso o
tácito.
Debe destacarse, por lo demás, que la clasificación del mandato expreso o tácito se hace
exclusivamente en relación con la forma de asentimiento del mandante, no del mandatario)…”(
Resaltado nuestro)
En este orden de ideas, invocamos el artículo 202 del código adjetivo conforme al cual los
términos o lapsos procesales no podrán prorrogarse ni abrirse de nuevo después de
cumplidos, sino solo en aquellos casos expresamente determinados por la ley, o cuando una
causa no imputable a la parte que lo solicite, de común acuerdo, decida suspender su curso
por un tiempo determinado en acta ante el juez.
No escapa a esta Sala en el caso bajo examen que la Sala de Casación Civil declaró perecido el
recurso de casación una vez verificado el cumplimiento del lapso establecido para la
formalización del mismo y en consecuencia no se hace procedente la revisión constitucional
solicitada por lo que se declara no ha lugar visto que las circunstancias aquí reseñadas no
constituyen alteración alguna del derecho al debido proceso, tutela judicial efectiva y a la
defensa. Así se decide.
“El Recurso de Casación formalizado, resulta ser inadmisible, por la razón siguiente:
(…Omissis…)
Es el caso que:
1.- Las demandantes NAVIGA SHIP, C.A. y MARITIMA NAVIGA, C.A., mediante documento
autenticado ante la Notaría Primera de Puerto la Cruz, Estado (Sic) Anzoátegui, con fecha 10 de
abril de 2012, bajo el N° 13, Tomo 84, confirieron poder judicial a los abogados PABLO SAVELLI
y JOSÉ LUÍS BARRIOS.
3.- El Tribunal de Primera Instancia Marítimo con Competencia Nacional y Sede en la Ciudad de
Caracas, mediante Auto de fecha 25 de MARZO de 2013, resolvió:
(…Omissis…)
4.- El Tribunal de Primera Instancia Marítimo con Competencia Nacional y Sede en la Ciudad de
Caracas, libró Boleta de Notificación a las demandantes NAVIGA SHIP, C.A. y MARITIMA
NAVIGA, C.A., con fecha 25 de MARZO de 2013, así:
(…Omissis…)
5.- Es el caso que, el poder judicial conferido por las demandantes, nada dijo expresamente
sobre la sustitución, por tanto sería válida la sustitución, al no haber sido prohibida
explícitamente; al haber sustituido apud acta el mencionado poder, el abogado PABLO ELÍAS
SAVELLI a los abogados BERNARDO BENTATA y RAMÓN VARELA VARELA, y el poder nada decir
de sustitución, el apoderado podía sustituirlo en dichos abogados de reconocida aptitud y
solvencia, pero ha cesado como apoderado judicial de las accionantes poderdantes, pues sólo
podía sustituirlo cuando por cualquier causa no quisiese o no pudiere seguir ejerciéndolo, y así
ocurrió en el presente asunto, más de manera expresa, por decisión del Tribunal de la causa de
fecha 25 de MARZO de 2013, y que no fue impugnada por la parte demandante.
6.-Es el caso que, el abogado PABLO ELÍAS SAVELLI, ante el Tribunal Superior Marítimo con
Competencia Nacional y Sede en la ciudad de Caracas, al Expediente N° 2013-000337
(Apelación), con fecha 16 de ABRIL de 2013, y aduciendo actuar como apoderado judicial de
las demandantes NAVIGA SHIP, C.A. y MARÍTIMA NAVIGA, C.A., anunció recurso de casación
contra la sentencia cautelar de Alzada de fecha 02 de ABRIL de 2013.
7.- Resulta a todas luces inadmisible el Recurso de Casación anunciado en esta causa por el
abogado PABLO ALÍAS SAVELLI, y así con máximo acatamiento solicito sea resuelto por la SALA
de CASACIÓN CIVIL, toda vez que para la fecha cuando anunció el aludido Recurso de Casación,
ya no era apoderado judicial de las demandantes NAVIGA SHIP, C.A. y MARÍTIMA NAVIGA,
C.A., en razón a que al haber sustituido apud actacon fecha 07 de FEBRERO de 2013 el poder
judicial que le fuera conferido por dichas accionantes, sin que su mandato judicial hubiera
dicho nada sobre sustitución, cesó en el ejercicio del mismo, toda vez que sólo podía sustituirlo
en abogado de reconocida aptitud y solvencia, cuando por cualquier causa no quisiere o no
pudiere seguir ejerciéndolo, es más en la causa principal ni en la causa de medidas, solo o en
conjunto con algún otro abogado apoderado judicial, desde la mencionada sustitución apud
acta sin facultad expresa para ello, sino únicamente actuó, solo, sin ningún otro abogado que
fuera apoderado, cuando anunció el Recurso de Casación…” (Cursivas y mayúsculas del
escrito).
En el sub iudice, el recurso de casación que hoy ocupa la atención de esta Suprema
Jurisdicción, fue anunciado por el profesional del derecho Pablo Elías Savelli, actuando en su
condición de apoderado judicial de las sociedades mercantiles demandantes, contra la
sentencia del Tribunal Superior Marítimo con Competencia Nacional y sede en la ciudad de
Caracas, que revocó las medidas cautelares de embargo preventivo y prohibición de enajenar y
grabar sobre la motonave “CONOMA”, revocando el fallo dictado por el Tribunal de la
cognición, que había acordado las mismas.
En este orden de ideas, de las actas que cursan en el expediente, se observa que:
En el instrumento poder otorgado por las sociedades mercantiles NAVIGA SHIP C.A. y
MARÍTIMA NAVIGA C.A. a los abogados Pablo Savelli y José Luis Barrios, se expresa lo
siguiente:
“…las identificadas compañías, por el presente documento declaramos: Que conferimos poder
General Judicial amplio y suficiente cuanto en derecho se requiere al abogado PABLO SAVELLI
y JOSÉ LUIS BARRIOS, venezolanos, mayores de edad, titulares de las Cédulas de Identidad
Nos. V-13.630.653 y V-12.254.712 respectivamente, inscritos en el Inpreabogado bajo los
números 107.619 y 103.789, para que actuando de manera conjunta o separadamente
representen y sostengan los derechos e intereses de mis representadas, en todos aquellos
procesos administrativos, judiciales o extrajudiciales, sean Nacionales, Estadales o Municipales
especialmente por ante cualquier tribunal de la República Bolivariana de Venezuela, con
facultad expresa para darse por citados y notificados, proponer y contestar demandas,
reconvenciones, proponer cuestiones previas, promover y evacuar pruebas, designar expertos,
impugnar los medios de prueba que proponga el adversario, solicitar medidas de embargo y
oponerse a aquellas que se hayan decretado en su contra, presentar informes, ejercer los
recursos ordinarios y extraordinarios que considere necesarios, especialmente el de casación,
proponer acciones de amparo constitucional, recuso (Sic) administrativos y Contenciosos
Administrativos y en fin realizar todas aquellas actuaciones y diligencias que consideren
necesarias para la mejor defensa de los derechos de nuestra representada sin limitación
alguna, pues la facultades aquí conferidas tienen carácter enunciativo y no limitativo. Así lo
decimos y lo firmamos en la ciudad de Puerto la Cruz Estado (Sic) Anzoátegui a la fecha de su
autenticación…”. (Negrillas del escrito).(Subrayado de la Sala).
En fecha 7 de febrero de 2013, el abogado de la parte demandante sustituyó, ante el Tribunal
de Primera Instancia Marítimo con Competencia Nacional, el poder que le otorgaran sus
representadas en los siguientes términos:
“…En horas de despacho del día de hoy 07 de febrero de 2013, comparece ante este Juzgado el
abogado en ejercicio Pablo Elías Savelli, venezolano, portador de la Cédula de identidad (Sic)
N° 13.630.653, e inscrito en el I.P.S.A. bajo el No. 107.619, y actuando con el carácter
suficientemente acreditado en autos, a los fines de exponer: Sustituyo en todas y cada una de
sus partes, reservándome el ejercicio, el poder que se encuentra agregado como anexo “A” de
este escrito libelar; en los abogados en ejercicio Bernardo Bentata y Ramón Varela Varela,
venezolanos, titulares de las cédulas de identidad N° 6.975.664 y 6.230.682, respectivamente,
e inscritos en el I.P.S.A. bajo los Nos. 42.661 y 69.616, respectivamente; para que actuando de
manera conjunta o separadamente, ejerzan la mas amplia representación de mi mandante En
(Sic) el presente juicio y sus incidencias sin restricción alguna. La sustitución que por medio de
este escrito realizo, se ampara en los artículos 152 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil Venezolano…” (Subrayado del escrito).
En fecha 25 de marzo de 2013, el Tribunal de Primera Instancia Marítimo con Competencia
Nacional y sede en la ciudad de Caracas, mediante auto expresó:
“…Visto el auto de fecha dieciocho (18) de marzo de 2013, donde se ordenó la notificación de
las partes mediante boleta en el presente juicio; y como quiera que este Tribunal en la boleta
de notificación de la parte actora inadvertidamente omitió mencionar a los abogados en
ejercicio BERNARDO BENTATA y RAMÓN VARELA VARELA, venezolanos, titulares de la cédula
de identidad Nros. V.- 6.975.664 y V.- 6.230.682 respectivamente e inscritos en el
Inpreabogado bajo los Nros. 42.661 y 69.616, en el mismo orden, a quienes el abogado en
ejercicio Pablo Elías Savelli, venezolano, titular de la cédula de identidad Nro. V.- 13.630.653 e
inscrito en el Inpreabogado bajo el número 107.619 le sustituyó, apud acta, el poder que
acreditaba su representación en autos por diligencia de fecha siete (07) de febrero de 2013,
que cursa en el folio ciento noventa y dos (192) de la pieza principal número 2 del presente
expediente; este Tribunal ordena librar nueva boleta de notificación a la parte actora
sociedades mercantiles NAVIGA SHIP, C.A. y MARÍTIMA NAVIGA, C.A., identificada en autos, a
los fines de incluir a los apoderados judiciales antes mencionados y, de conformidad con lo
previsto en el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, excluir al abogado PABLO
SAVELLI…” (Negrillas de la Sala).
En fecha 16 de abril de 2013, el abogado Pablo Savelli, actuando en su carácter de apoderado
de las empresas demandantes anunció recurso de casación contra la decisión proferida por el
Tribunal Superior Marítimo con Competencia Nacional y sede en la ciudad de Caracas, de fecha
02 de abril de 2013, que revocó las medidas cautelares decretadas por el a quo.
En fecha 22 de abril de 2013, el Tribunal Superior Marítimo con Competencia Nacional y sede
en la ciudad de Caracas, admitió el recurso de casación.
Ahora bien, la sustitución del poder es posible aun cuando nada se hubiere dicho en su texto, y
sólo está prohibida en aquellos casos en que así lo haya dispuesto el mandante. En el presente
caso de la transcripción del instrumento poder que acredita la representación del
abogado Pablo Savelli, se constata que no existe una reserva o prohibición del poderdante en
cuanto a esta liberalidad que significa sustituir el mandato o la encomienda judicial que le fue
atribuida, por el contrario, se expresa que las facultades conferidas tienen carácter enunciativo
y no limitativo, por lo que dichas facultades en criterio de la Sala, deben ser interpretadas de
manera amplia y no limitativa, siempre en beneficio del derecho a la defensa del poderdante,
no en su contra.
Corresponde a esta Sala de Casación Social resolver el recurso de apelación ejercido por la
representación judicial de la sociedad mercantil Banco del Caribe, C.A., Banco Universal
(BANCARIBE), contra la sentencia dictada en fecha 19 de mayo de 2017, por el Tribunal
Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Portuguesa, en la que se
declaró desistida la demanda de nulidad incoada por la identificada sociedad de comercio, en
razón de la supuesta incomparecencia de la parte accionante a la audiencia de juicio “(…) ni
por intermedio de representante legal ni apoderado judicial alguno (…) de conformidad con el
Primer Aparte del artículo 82 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Contencioso Administrativa
(…)”.
En tal sentido, se observa que el a quo, en el fallo apelado, indicó: “(…) es menester exaltar
que la parte recurrente-apelante, no compareció a la audiencia oral y pública de apelación, ni
por intermedio de representante legal ni apoderado judicial alguno (…)”, en razón de que, “(…)
la sustitución de poder efectuado por el abogado José Manuel Gimón Estrada a la abogada
Katiuska Betancourt Bustamante, no cumple con los requisitos normativos formales antes
señalados [artículo 159 del Código de Procedimiento Civil], pues se evidencia del texto mismo
de la sustitución, que el abogado José Manuel Gimón Estrada, no está expresamente facultado
para ello (…) De lo anteriormente transcrito, quien juzga observa, que la sustitución del poder
en la persona de la abogada Katiuska Betancourt Bustamante, para representar judicialmente
al BANCO CARIBE C.A., BANCO UNIVERSAL (BANCARIBE), no cumple con los requerimientos
legales pertinentes, por lo que el mismo no goza de validez, ni surte plenos efectos en el
presente expediente. Así se estima. Sucede pues que, la abogada Katiuska Betancourt
Bustamante, fue la que asistió a la audiencia oral y pública de apelación en una supuesta
representación de la recurrente (…) prevista en el artículo 82 de la Ley Orgánica de la
jurisdicción Contencioso Administrativa; sin haber estado debidamente facultada para ello
(…)” (sic). (Destacados del original y corchetes de este fallo).
Ahora bien, con el objeto de determinar la eficacia del poder presentado por la abogada
Katiusca Betancourt Bustamante, supra identificada, se verificará en primer lugar la existencia
de la cadena sustitutiva de poderes y acto seguido la procedencia o no de las referidas
sustituciones.
Así, cursa a los folios 6 al nueve 9 y sus vueltos de la pieza N° 2 del presente expediente, copia
simple del instrumento poder que le fuera otorgado a la prenombrada abogada, el cual quedó
autenticado por ante la Notaría Pública Octava del Municipio Chacao del Distrito
Metropolitano de Caracas, en fecha 12 de diciembre de 2016, bajo el N° 43, Tomo 553, del cual
puede extraerse lo siguiente:
En este mismo orden de argumentación, consta en los folios 10 al doce 12, y sus respectivos
vueltos, de la misma pieza del expediente, copia simple del documento poder donde el
abogado José Antonio Muci Borjas, supra identificado, actuando en su carácter
de “Representante Judicial” de la sociedad de comercio Banco del Caribe, C.A., Banco Universal
(BANCARIBE) otorgó poder, entre otros, al abogado José Manuel Gimón Estrada, también
identificado, el cual quedó anotado en la Notaría Pública Trigésima del Municipio Bolivariano
Libertador del Distrito Capital, en fecha 28 de noviembre de 2014, bajo el N° 3, Tomo 179, en
cuyo texto puede leerse:
En tal sentido, los artículos 159 y 160 del Código de Procedimiento Civil, normas supletorias
aplicables al presente caso por remisión expresa del artículo 31 de la Ley Orgánica de la
Jurisdicción Contencioso Administrativo y 98 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia, prevén:
“Artículo 159.- El apoderado que hubiere aceptado el mandato, podrá sustituirlo en la persona
que el poderdante le hubiese designado o le designare, y a falta de designación, en abogado
capaz y solvente, si en el poder se le hubiere facultado para sustituir. Si en el poder nada se le
hubiere dicho de sustitución, el apoderado podrá sustituirlo también en abogado de
reconocida aptitud y solvencia, cuando por cualquier causa no quisiere o no pudiere seguir
ejerciéndolo.
Así, se ha sostenido, como principio general, conforme a las normas regulatorias de la
sustitución de poder, que la misma procede aún cuando no se hubiere indicado en modo
alguno nada en el texto del poder y sólo está prohibida en aquellos casos en que así se haya
dispuesto expresamente (Vid. fallos de la Sala Político-Administrativa Nos. 00072 y 00901 del
23 de enero de 2003y 23 de julio de 2015, casos: C.V.G. Siderúrgica del Orinoco, C.A. y BTP
Distribuciones, S.A., respectivamente).
Entonces, es indudable que puede sustituirse el poder de representación judicial sin que haya
sido expresamente previsto en el citado instrumento.
De igual modo, el sustituto podrá a su vez sustituir el poder sustituido, siguiendo las reglas
antes mencionadas y respetando las formalidades para el otorgamiento de los poderes,
conforme a los artículos 160 y 162 del Código de Procedimiento Civil; vale decir, debe ser
otorgado por escrito, mediante documento público o auténtico, no siendo válido el poder
reconocido aun cuando fuese registrado con anterioridad (artículo 151 eiusdem).
En apoyo a lo anterior, debe esta Sala hacer mención a lo decidido por la Sala de Casación Civil
de este Máximo Tribunal, mediante sentencia identificada con el alfanumérico RC.000633 del
29 de octubre de 2013, (caso: Naviga Ship, C.A.), en el que, en un juicio similar al de autos,
dispuso lo siguiente:
“Al respecto, observa la Sala, que el Tribunal de Primera Instancia Marítimo con Competencia
Nacional y sede en la ciudad de Caracas, excluyó al abogado Pablo Elías Savelli, de
conformidad con lo previsto en el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil, luego de la
sustitución que éste hiciere del poder otorgado.
Ahora bien, la sustitución del poder es posible aun cuando nada se hubiere dicho en su texto,
y sólo está prohibida en aquellos casos en que así lo haya dispuesto el mandante. En el
presente caso de la transcripción del instrumento poder que acredita la representación del
abogado Pablo Savelli, se constata que no existe una reserva o prohibición del poderdante
en cuanto a esta liberalidad que significa sustituir el mandato o la encomienda judicial que le
fue atribuida, por el contrario, se expresa que las facultades conferidas tienen carácter
enunciativo y no limitativo, por lo que dichas facultades en criterio de la Sala, deben ser
interpretadas de manera amplia y no limitativa, siempre en beneficio del derecho a la
defensa del poderdante, no en su contra.
En conexión con lo anterior, esta Alzada ha definido el derecho a la tutela judicial efectiva,
como aquel que “tiene toda persona de acceder a los órganos de administración de justicia
para hacer valer sus derechos e intereses, lo cual implica necesariamente el derecho al libre
acceso, sin limitaciones ni cargas excesivas o irracionales, a la justicia que imparten los
tribunales de la República, así como a obtener de ellos una tutela efectiva, situación que
engloba además, el derecho a una protección cautelar o anticipada y a obtener, luego del
proceso, una sentencia basada en derecho, y una decisión jurisdiccional efectiva, que sea
plenamente ejecutable”. (Vid. fallos de la Sala Político-Administrativa Nos. 00293 del 14 de
abril de 2010, caso: Miguel Ángel Martín Tortabú, 01266 del 09 de diciembre de 2010,
caso: David José Rondón Jaramillo y 00514 del 9 de abril de 2014, caso: Náutica Express, C.A.).
Ahora bien, de la revisión del poder otorgado al abogado José Manuel Gimón Estrada y
posteriormente sustituido en la abogada Katiusca Betancourt Bustamante, es evidente que no
existe tal prohibición, por tanto, era perfectamente posible la sustitución realizada, lo cual fue
efectuado en cumplimiento a lo dispuesto en nuestro ordenamiento jurídico. Así se decide.
Con base a las consideraciones expuestas, concluye esta Sala que la abogada Katiusca
Betancourt Bustamante, ejerce la representación judicial de la sociedad de comercio Banco del
Caribe, C.A., Banco Universal (BANCARIBE), siendo que esta Máxima Instancia estima, con
fundamento en la normativa bajo estudio y en los criterios jurisprudenciales antes referidos,
que lo decidido por el Tribunal Superior Primero del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Portuguesa, en el fallo del 19 de mayo de 2017, en el que declaró: “DESISTIDO EL
RECURSO CONTENCIOSO DE NULIDAD, en virtud de estar verificada la incomparecencia de la
parte recurrente (…)” (sic), por considerar que la prenombrada abogada “(…) fue la que asistió
a la audiencia oral y pública de apelación en una supuesta representación de la recurrente (…)
sin haber estado debidamente facultada para ello” (sic), constituyó un quebrantamiento a los
derechos de acceso a la justicia y a la tutela judicial efectiva de la parte accionante, por
errónea interpretación y aplicación del artículo 159 del Código de Procedimiento Civil. Así se
decide.
SALA CIVIL Nº858 7/12/2016 PODER POR ACTA ART 155 CPC (APUD-ACTA EN
ROMBERG):
“…a impugnar el poder apud acta cursante a los folios 140 y 141 de la segunda pieza que le fue
conferido al abogado GUSTAVO ADOLFO DOMÍNGUEZ FLORIDO, venezolano, mayor de edad,
de este domicilio, inscrito en el Inpreabogado con el N° 65.592 y titular de la cédula de
identidad N° V- 10.473.373; impugnación que realizo por cuanto el referido poder no cumple
con los requisitos exigidos para su validez contenidos en los artículos 152, 155 y 162 del
Código de Procedimiento Civil
Como perfectamente se puede constar del cuerpo del documento (diligencia) contentivo del
poder apud acta, el poder no se otorgó ante el Secretario del Tribunal, porque carece la
diligencia de la certificación de la identidad del otorgante, al igual que no consta que fueron
exhibidos por el otorgante los documentos auténticos, gacetas, libros o registros que acrediten
la representación que ejerce, así como tampoco consta que la secretaria haya dejado
constancia en la nota respectiva, de los documentos, gacetas, libros o demás datos que le
hayan sido exhibidos, con expresión de sus fechas, origen o procedencia y demás datos que
concurran a identificarlos, sin adelantar ninguna apreciación o interpelación jurídica de los
mismos.
…en el caso que nos ocupa es totalmente contrario, porque el poder no se otorgo ante el
Secretario del Tribunal porque carece la diligencia de la certificación del la identidad del
otorgante (…). De tal manera que en razón de la falta de cumplimiento de las formalidades
legales expuestas aunada en la prevista en el artículo 162 eiusdemque exige el cumplimiento
para las sustituciones de poderes y las sustituciones de sustituciones, de las mismas
formalidades legales para el otorgamiento de los poderes; es evidente que para el
otorgamiento del otorgamiento de poder apud acta que nos ocupa, no se cumplieron las
formalidades legales de la publicidad y la autenticidad razones por las cuales está viciado de
nulidad absoluta y como consecuencia por ende el abogado GUSTAVO ADOLFO DOMINGUEZ
FLORIDO, antes identificado no tenía LEGITIMIDAD para el momento en que interpuso el
escrito contentivo de la formalización del Recurso de Casación…
Sobre este particular, esta Sala de Casación Civil estima necesario realizar las siguientes
consideraciones:
De los artículos 152, 155 y 162 del Código de Procedimiento Civil señalados como incumplidos,
pasa esta Sala a examinar su contenido.
“Artículo 152. El poder puede otorgarse también apud acta, para el juicio contenido en el
expediente correspondiente ante el Secretario del Tribunal, quien firmará el acta junto con el
otorgante y certificará su identidad.”
“Artículo 155. Si el poder fuere otorgado a nombre de otra persona natural o jurídica, o fuere
sustituido por el mandatario, el otorgante deberá enunciar en el poder y exhibir al funcionario
los documentos auténticos, gacetas, libros o registros que acrediten la representación que
ejerce. El funcionario que autorice el acto hará constar en la nota respectiva, los documentos,
gacetas, libros o registros que le han sido exhibidos, con expresión de sus fechas, origen o
procedencia y demás datos que concurran a identificarlos, sin adelantar ninguna apreciación o
interpretación jurídica de los mismos.”
Así esta Sala, en sentencia N° 91 de fecha 5 de abril de 2000 juicio por Tercería propuesto por
la ciudadana Damiana Herrera contra Rosa María Martínez de Pérez, establece:
“No obstante, la Sala observa que la intención del legislador de 1986, al regular lo relativo al
otorgamiento del poder apud acta, no fue absoluto de despojar a ese acto de todo requisito,
pues el Artículo 152 exige, de manera terminante, que el Secretario firme el acta y dé fe de la
identidad del otorgante, en atención a lo dispuesto en el artículo 10 del Reglamento de
Notarías Públicas. Más aún, cuando el otorgamiento del poder apud acta se hace mediante
diligencia que redacta la propia parte, y que el Secretario, por mandato de los artículos 106 y
107 del Código de Procedimiento Civil, debe suscribir; razón por la cual el artículo 152
eiusdem, trae como requisito esencial, que debe cumplirse, según lo contemplado en el
Artículo 7° del Código Procesal Civil, que el Secretario certifique la identidad del otorgante y
que obviamente el acto pasó bajo su presencia, lo contrario sería dar entrada a todo tipo de
irregularidades en el proceso.
En consecuencia, si bien ahora el poder apud acta no tiene que ser inscrito en el libro de
registro como preveía el artículo 41 del Código de Procedimiento Civil derogado, el Secretario
tiene que autorizarlo, dando fe de la identidad del otorgante.
El supuesto de hecho del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil tiene su fundamento
en los literales a) y b) del artículo 10 del Reglamento de Notarías Públicas, contenido en el
Decreto N° 1.393 dictado por la Presidencia de la República el 06 de enero de 1976 y publicado
en Gaceta Oficial N° 30.956 del 05 de abril de 1976, los cuales atribuyen a los Notarios Públicos
las facultad a instancia de parte autentica documentos e intervenir en su reconocimiento, y de
registrar poderes y sustituciones, renuncias y revocatorias que se hagan en un expediente
judicial.
A los antes expuesto, debe señalarse que el Artículo 151 del Código de Procedimiento Civil, al
igual que sucedía con el Artículo 40 del Código derogado, exige de manera terminante que el
poder para juicio debe otorgarse en forma pública o auténtica. En este sentido, la Sala ha
expresado que se entiende por forma auténtica el documento público, claramente definido en
el Artículo 1.357 del Código Civil, como ‘el que ha sido autorizado con las solemnidades legales
por un registrador, por un Juez u otro funcionario o empleado público que tenga facultad de
darle fe pública, en el lugar donde el instrumento se haya autorizado".
Por tanto, la doctrina en interpretación del supuesto de hecho del Artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil exige que el Secretario debe certificar la identidad del otorgante del
poder apud acta, identificación que, en principio, debe hacerse a través del documento
idóneo para ello, como es la cédula de identidad, o en su defecto, por algún otro medio
supletorio establecido por la Ley, pues en definitiva el Secretario se equipará en ese
momento a un Notario Público al dar fe pública de la identidad del otorgante, la fecha de la
actuación y que la misma se hizo en su presencia…” (Negrillas de la Sala y subrayado de la
cita).
Del mismo modo la Sala de Casación Civil en sentencia N° 967 de fecha 19 de diciembre de
2007 caso: Mi Casa Entidad de Ahorro y Préstamo, C.A. contra Inversora La Madricera, C.A.
estableció:
“…Del mismo modo, esta Sala en decisión de fecha 12 de abril de 2005, caso: Mi Casa Entidad
de Ahorro y Préstamo C.A., contra Inversora La Madricera, C.A, dejó sentado “…que la
sustitución del poder apud acta sólo debe cumplir con lo señalado en el artículo 152 de Código
de Procedimiento Civil, de acuerdo al cual basta que se haga ante el secretario del tribunal
“quien firmará el acta junto con el otorgante y certificará su identidad”, puesto que, el poder
sustituido consta de autos, y los documentos de los cuales emana la representación debieron
ser exhibidos al funcionario ante el cual se otorgó poder...”.
En tal sentido, cuando el secretario del tribunal cumpliendo con su obligación certifica la
identidad del otorgante del poder apud acta, debe hacerse a través del documento idóneo
para ello, como es la cédula de identidad, o en su defecto, por algún otro medio supletorio
establecido por la ley, en virtud de que éste se equipará en ese momento a un Notario Público
al dar fe pública de la identidad del otorgante, la fecha de la actuación y que la misma se hizo
en su presencia, dejando tal situación plasmada en la nota marginal de certificación, es por
ello, que mas allá de una formalidad, es un requisito indispensable para dar eficacia al
documento apud acta que se pretende validar.
Ahora bien, en el caso que nos ocupa, esta Sala de Casación Civil observa, que se evidencia en
la sustitución de poder efectuada cursante al folio 140 y vto de la pieza 2, que se encuentra
suscrita por la secretaria del tribunal y presuntamente por el otorgante, en virtud de que no
existe la certeza de que sea realmente la persona que corresponda el otorgamiento en razón
de que no consta en la diligencia presentada de sustitución de poder apud acta la nota
marginal donde la secretaria del tribunal deje constancia de la identidad del otorgante, la
fecha y de que la misma se hizo en su presencia.
En ese orden de ideas, el artículo 317 del Código de Procedimiento Civil, dispone en cuanto a la
presentación del escrito de formalización, lo siguiente:
Por lo antes expuesto y luego de constatar que el escrito de formalización presentado, se tiene
como inexistente, en virtud de que la sustitución de poder apud acta para representar
judicialmente a la empresa demandada, no cumple con los requisitos legales pertinentes, esta
Sala considera que al caso in comento le resulta aplicable el efecto previsto en el artículo 325
del Código de Procedimiento Civil, razón por la cual el recurso de casación admitido por el
juzgado superior ut supra referido, debe ser declarado perecido, tal como se hará de manera
expresa, positiva y precisa en el dispositivo de esta sentencia. Así se establece.
En virtud de lo anterior, esta Sala en el caso in comento, con respecto al recurso de casación
admitido por el mencionado Juzgado Superior en lo Civil y Contencioso Administrativo de la
Circunscripción Judicial de la región Nor-Oriental, verificado como quedó, que se tiene como
no presentado el correspondiente escrito de formalización suscrito por el abogado Gustavo
Adolfo Domínguez Florido, deberá declararlo perecido, tal como se hará de manera expresa,
positiva y precisa en el dispositivo de esta sentencia. Así se establece.
Observa esta Sala, que la persona que peticiona la medida cautelar que nos ocupa, abogado
Emilio Barroeta Guillén, señala actuar como apoderado judicial de la persona jurídica
accionante, conforme a instrumento poder en sustitución de otro que, según indica, se
incorpora al expediente.
Ahora bien, no consta en autos, en forma alguna, instrumento que demuestre lo señalado en
el artículo 155 del Código de Procedimiento Civil, cuyo contenido indica:
Artículo 155 - Si el poder fuere otorgado a nombre de otra persona natural o jurídica, o fuere
sustituido por el mandatario, el otorgante deberá enunciar en el poder y exhibir al funcionario
los documentos auténticos, gacetas, libros o registros que acrediten la representación que
ejerce. El funcionario que autorice el acto hará constar en la nota respectiva los documentos,
gacetas, libros o registros que le han sido exhibidos, con expresión de sus fechas, origen o
procedencia y demás datos que concurran a identificarlos, sin adelantar ninguna apreciación o
interpretación jurídica de los mismos.
Conforme al artículo reproducido previamente, se observa que es necesario que al sustituirse
un poder, tal y como ocurre en el caso de autos, se indique en el mismo y se muestre al
funcionario correspondiente el instrumento que demuestre tal representación, para que se
pueda verificar de dónde proviene la condición para otorgar poder en nombre de una persona
distinta, enunciando en el poder y exhibiendo al funcionario los documentos auténticos,
gacetas, libros o registros que acrediten la representación que se ostenta.
En el asunto que nos ocupa, no se evidencia a los autos instrumento poder, que, conforme al
artículo 155 del Código de Procedimiento Civil, demuestre la representación que se atribuye el
abogado Emilio Barroeta Guillén, lo que se traduce en que el mismo no tiene legitimidad activa
para solicitar la medida cautelar que nos ocupa. Así se establece.
En tal sentido, y vista la situación presentada en el caso sub iudice, esta Sala estima necesario
reproducir el contenido del artículo 162 de la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario, el cual
preceptúa:
Sólo podrán declararse inadmisibles las acciones y recursos interpuestos, por los siguientes
motivos:
3.- En caso de la caducidad del recurso por haber transcurrido los sesenta días continuos desde
la publicación del acto en la Gaceta Oficial Agraria o de su notificación, o por la prescripción de
la acción.
4.- Cuando sea manifiesta la falta de cualidad o interés del accionante o recurrente.
5.- Cuando se acumulen pretensiones que se excluyan mutuamente, o que sean contrarias
entre sí o cuyos procedimientos sean incompatibles.
8.- Cuando el correspondiente escrito resulte ininteligible o contradictorio que haga imposible
su tramitación o contenga conceptos ofensivos o irrespetuosos.
10.- Cuando habiéndose recurrido en vía administrativa, no hayan transcurrido los lapsos para
que ésta decida.
11.- Cuando no se haya agotado el antejuicio administrativo de las demandas contra los entes
agrarios.
12.- Cuando no se haya agotado la instancia conciliatoria o de avenimiento que correspondan
de conformidad con la ley.
13.- Cuando la pretensión sea manifiestamente contraria a los fines de la presente Ley y de los
preceptos constitucionales que rigen la materia. (Omissis)”
Ahora bien, considera necesario la Sala señalar, que fue desacertado el criterio expuesto por el
Sentenciador de Alzada, al determinar que la profesional del derecho, Mónica Elizabeth Ruiz
Miranda, dio por citado al codemandado Miguel Ángel Annicchiarico Ojeda, porque éste le
había otorgado un poder y aquella había realizado actuaciones con anterioridad en el
expediente; cuando de las actuaciones referidas precedentemente se desprende que al
realizar las señaladas por el Juez Superior a los folios 142, 149, 154 y 158, las realizó
expresamente en representación de la demandada para ese momento, ciudadana Luz Marina
Mora de Quintero, debido a que el ciudadano Miguel Ángel Annicchiarico Ojeda, no formaba
parte de la controversia dado que se había anulado la admisión de la reforma de la demanda
que lo incluía, apelada dicha anulación fue declarada con lugar, reponiendo a aquel momento
procesal, pero para aquel momento procesal, Miguel Ángel Annicchiarico Ojeda, no había sido
citado.
Por todo lo antes expuesto, la Sala concluye que el Juez Superior al no determinar la falta de
citación del codemandado Miguel Ángel Annicchiarico Ojeda, y la subsecuente reposición de la
causa al estado en que se practicara dicha citación al codemandado, para que éste pudiese
defender sus derechos legalmente establecidos en la presente controversia, infringió los
artículos 7, 12, 15, 206, 208, 211, 212, 215, 216, 217, 218, 223 y 224 del Código de
Procedimiento Civil, lo que determina la procedencia de la presente denuncia, al evidenciarse
la lesión a su derecho de defensa, por cuanto, aun cuando no fue citado en el presente
proceso, el ad quem lo declaró confeso y declaró con lugar la demanda, sin que se hubiese
llamado a juicio. Así mismo, por que el Juez en vez de subsanar la subversión y reponer la
causa, dictó sentencia resolviendo el fondo. En consecuencia, por cuanto el ciudadano Miguel
Ángel Annicchiarico Ojeda viene participando en el proceso, entre otras oportunidades,
recurriendo a casación, la Sala lo considera a derecho, la presente causa se repondrá al estado
en que, luego de notificada a las partes esta sentencia por el Tribunal de la cognición, se abra
el lapso de comparecencia para los demandados, establecido en el artículo 344 del Código de
Procedimiento Civil, toda vez que la codemandada Luz Marina Mora de Quintero ya esta
citada; procediendo a anularse todas las actuaciones realizadas con posterioridad a la
admisión de la reforma de la demanda, con excepción de los actos relativos a la citación de la
citada codemandada, tal como se hará de manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo
del presente fallo. Así se decide.
Corresponde a esta Sala pronunciarse sobre la renuncia del poder efectuada por los
apoderados judiciales del recurrente y, en ese sentido, considera necesario citar lo dispuesto
en el artículo 165 del Código de Procedimiento Civil, el cual expresa textualmente lo siguiente:
2º Por la renuncia del apoderado o la del sustituto; pero la renuncia no producirá efecto
respecto de las demás partes, sino desde que se haga constar en el expediente la notificación
de ella al poderdante. ...omissis...” (Destacado de la Sala).
En igual orden de ideas, en criterio de la Sala, también se produce una suspensión en el curso
de la causa, en tanto no se ponga en conocimiento al mandatario de la renuncia efectuada.
Aplicando los anteriores lineamientos al caso bajo estudio, se advierte que en circunstancias
como las de autos, en que no consta que el mandatario haya sido notificado de la renuncia del
poder que le hubiese otorgado a sus representantes judiciales, el transcurso del lapso procesal
establecido a los fines de consignar el cartel de emplazamiento a los interesados, dispuesto en
el aparte undécimo del artículo 21 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia,
vulneraría el derecho a la defensa y al debido proceso del accionante, más aún, cuando la
omisión en el cumplimiento de dicha obligación procesal, se traduce en un desistimiento tácito
del procedimiento.
Por tanto, en virtud de los motivos antes expuestos, se ordena la suspensión del curso
de la causa hasta tanto conste en autos la notificación de la renuncia al accionante. Así se
decide.
En cuanto a la cuarta denuncia planteada por la parte actora, según la cual la alzada penal
también vulneró el derecho a la defensa de la sociedad mercantil 3M MANUFACTURERA
VENEZUELA, S.A., al impedirle injustificadamente el ejercicio de una representación prevista en
la ley, esta Sala observa que el 8 de septiembre de 2011, el abogado Freddy Atencio Boscán,
invocando lo dispuesto en el artículo 168 del Código de Procedimiento Civil (relativo a la
representación sin poder), y actuando supuestamente en representación de la empresa antes
mencionada (a la cual, tal como se desprende las actas del expediente, se le sigue un proceso
penal), planteó su oposición a la medida de protección acordada, el 23 de agosto de 2011, por
el Juzgado Tercero de Primera Instancia en Función de Control del Circuito Judicial Penal del
Estado Zulia, Extensión Maracaibo, a favor de los ciudadanos Gerardo Ramón Ballesteros,
Alexis Acuña Machuca, William Evaldo González, Crisóstomo Cristóbal García Molero y Reogolo
Ramón Villalobos González.
Sobre este aspecto, resulta necesario traer a colación el contenido del artículo 168 del Código
de Procedimiento Civil, cuyo texto recoge el instituto de la representación sin poder. Dicha
norma establece lo siguiente:
“Artículo 168.- Podrán presentarse en juicio como actores sin poder: el heredero por su
coheredero, en las causas originadas por la herencia, y el comunero por su condueño, en lo
relativo a la comunidad.
Por la parte demandada podrá presentarse además sin poder, cualquiera que reúna las
cualidades necesarias para ser apoderado judicial; pero quedará sometido a observar las
disposiciones pertinentes establecidas en la Ley de Abogados”.
Ahora bien, en criterio de esta Sala, la representación sin poder no es admisible en el ámbito
del proceso penal, toda vez que los requisitos formales para ejercer la defensa del imputado,
difieren de los previstos en el Código de Procedimiento Civil para el supuesto de la
representación del demandado.
En efecto, debe esta Sala reiterar que de conformidad con la garantía fundamental de acceso
a la justicia prevista en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, todos tienen derecho a acceder a los órganos de la administración de justicia para
la defensa de sus derechos e intereses, y a obtener pronta decisión que tutele judicial y
efectivamente los mismos, en la forma más expedita posible y sin formalismos o rigurosidades
inútiles que menoscaben la real posibilidad de petición, cristalizándose así el derecho a la
tutela judicial efectiva (sentencias 482/2003, del 11 de marzo; y 875/2008, del 30 de mayo,
entre otras).
De lo anterior se desprende entonces, que el imputado goza del derecho a la asistencia
técnica, esto es, a ser asistido, desde los actos iniciales de la investigación, por un defensor que
éste designe -abogado de su confianza- o por un defensor público, ello en razón de ser dicho
derecho una manifestación del derecho a la defensa (sentencias 3.654/2005, del 6 de
diciembre; y 875/2008, del 30 de mayo, ambas de esta Sala Constitucional). En efecto, este
derecho del imputado no es un mero requisito formal, ya que se trata de un verdadero
derecho fundamental, y su incumplimiento impide la continuación del proceso e incluso el
ejercicio de otros derechos asociados a la tutela judicial efectiva (por ejemplo, el acceso a los
recursos).
“La defensa técnica es la ejercida por abogado, quien debe desplegar una actividad científica,
encaminada a asesorar técnicamente al imputado sobre sus derechos y deberes, controlar la
legalidad del procedimiento, la exposición crítica de los fundamentos y pruebas de cargo desde
el doble enfoque de hecho y derecho, destacar las pruebas y argumentos de descargo, recurrir
la sentencia condenatoria o la que imponga una medida de seguridad (Cfr. JAUCHEN,
Eduardo. Derechos del Imputado. Editorial Rubinzal - Culzoni. Buenos Aires, 2005, p. 420).
En todo caso, las garantías y derechos antes descritos adquieren mayor transcendencia dentro
del ámbito del proceso penal, ya que a través de éste se canaliza el ejercicio del ius puniendi, el
cual afecta de la forma más sensible la esfera de derechos de los ciudadanos (sentencias
482/2003, del 11 de marzo; y 875/2008, del 30 de mayo, ambas de esta Sala Constitucional).
Con base en estos postulados, el Código Orgánico Procesal Penal ha desarrollado a lo largo del
proceso todo un abanico de posibilidades de acceso a la justicia y de defensa para el imputado
acorde con sus derechos fundamentales. En tal sentido, el artículo 127, en sus numerales 2 y 3,
y los artículos 139, 140 y 141 eiusdem, materializan el derecho constitucional a la defensa
técnica mediante la asistencia jurídica de un abogado de confianza, facilitando al máximo y por
cualquier medio la designación de defensor sin sujeción a ninguna clase de formalidad, salvo la
prestación del juramento de ley (sentencias 482/2003, del 11 de marzo; y 875/2008, del 30 de
mayo, ambas de esta Sala Constitucional).
En este orden de ideas, debe esta Sala reiterar que el nombramiento del defensor sólo puede
tenerse como válido en los siguiente casos: a) Mediante la figura de un instrumento poder;
o b) Por cualquier otro medio que revele la voluntad del imputado de estar asistido por un
abogado de su confianza. Lo anterior obedece a que el derecho a la asistencia letrada del
imputado en el proceso penal, es distinta a la obligación de la asistencia o representación en
los demás procesos de naturaleza no penal, pues dicho proceso penal se instaura contra la
voluntad del imputado y por interés público, en tanto que los no penales se forman por
voluntad de la parte actora en su exclusivo interés (sentencias 3.654/2005, del 6 de
diciembre; y 875/2008, del 30 de mayo, ambas de esta Sala Constitucional).
En el caso de autos, el abogado Freddy Atencio Boscán se limitó a señalar en la diligencia en la
cual manifestó la oposición a la medida de protección adoptada contra la sociedad mercantil
3M MANFACTURERA VENEZUELA, S.A., que actuaba como representante sin poder de esta
última, amparándose en el texto del artículo 168 del Código de Procedimiento Civil, siendo
esta situación incompatible con los mecanismos jurídicos de los que se deriva la cualidad de
defensor técnico en el proceso penal.
En consecuencia, visto que el abogado Freddy Atencio Boscán pretendió actuar en nombre de
la sociedad mercantil 3M MANUFACTURERA VENEZUELA, S.A. en el proceso penal instaurado
contra esta última, concretamente, a los efectos de oponerse a la medida de protección
adoptada contra aquélla, sin consignar en autos el instrumento poder o el acta de
juramentación que acreditase su cualidad de defensor técnico de dicha empresa, se concluye
que el mencionado abogado carecía de la legitimidad necesaria para efectuar tal actuación
procesal, y por ende, ésta debe tenerse como írrita, como bien lo consideró el Juzgado Tercero
de Control del Circuito Judicial Penal del Estado Zulia, Extensión Maracaibo en su decisión del 3
de octubre de 2011, así como también la Sala nro. 2 de la Corte de Apelaciones de ese mismo
Circuito Judicial Penal en su sentencia del 10 de enero de 2012, hoy accionada en amparo.
Siendo así, esta Sala considera que en este aspecto tampoco le asiste la razón a la parte
accionante, y en razón de ello, esta delación debe ser desechada. Así se declara.
Esta Sala Constitucional, advierte que la Sala de Casación Civil consideró que la falta de
representación de la ciudadana Maribel Del Valle Moreno Caraballo, en cuanto carece de
capacidad de postulación para representar a su cónyuge en juicio, aun evidenciándose un
poder de administración que la facultaba como su representante legal, constituía un error
insubsanable, lo cual dio a lugar a la casación sin reenvío por la infracción de los artículos 3°, 4°
y 5° de la Ley de Abogados, por falta de aplicación de los mismos.
‘Artículo 3. Para comparecer por otro en juicio, evacuar consultas jurídicas, verbales o escritas
y realizar cualquier gestión inherente a la abogacía, se requiere poseer el título de abogado,
salvo las excepciones contempladas en la Ley.
Artículo 4. Toda persona puede utilizar los órganos de la administración de Justicia para la
defensa de sus derechos e intereses. Sin embargo, quien sin ser abogado deba estar en juicio
como actor, como demandado o cuando se trate de quien ejerza la representación por
disposición de la Ley o en virtud de contrato, deberá nombrar abogado, para que lo represente
o asista en todo el proceso.
Si la parte se negare a designar abogado esta designación la hará el Juez. En este caso la
contestación de la demanda se diferirá por cinco audiencias. La falta de nombramiento a que
se refiere este artículo será motivo de reposición de la causa, sin perjuicio de la
responsabilidad que corresponde al Juez de conformidad con la Ley.
Artículo 5. Los Jueces, los Registradores, los Notarios y demás autoridades civiles, políticas y
administrativas sólo admitirán como representantes o asistentes de terceros a abogados en
ejercicio, en los asuntos reservados a éstos en virtud de la Ley, sin perjuicio de lo dispuesto en
las Leyes y disposiciones, que regulan las relaciones obrero-patronales...’.
De la normativa precedente, se puede afirmar que para realizar cualquier actuación en juicio
se requiere poseer título de abogado y los representantes legales de personas que no fueren
profesionales del derecho no podrán comparecer en juicio a nombre de sus representados
sin la asistencia de abogados en ejercicio.
No obstante, considera esta Sala que la condición de no abogada de la ciudadana Maribel del
Valle Moreno Caraballo, si bien pudiera considerarse manifiesta falta de capacidad de
representación en juicio, no debe entenderse como la anulación del derecho de ésta a
hacerse representar en juicio a su vez por un profesional del derecho, como sucedió en el
presente caso, cuando la referida ciudadana confirió poder apud acta a la profesional del
derecho Ayskel María Palermo Delgado, para que la representara y a su cónyuge, tal como lo
exige las disposiciones legales in comento, que establece la validez de otorgar poder judicial a
un abogado, por lo que la acción interpuesta debe considerarse válidamente realizada, tal
como analizó el Juzgado de Primera Instancia y el de Alzada que conocieron el presente caso,
más aún cuando al no verse configurado el litisconsorcio activo entre cónyuges, en virtud de la
naturaleza de la acción planteada en el juicio principal, la referida ciudadana se encontraba
plenamente facultada para accionar en la defensa de los intereses de los bienes gananciales de
su comunidad. Aunado al hecho de que, no obstante esto último, el ciudadano Andrés Avelino
Gamboa Fernández, había otorgado un poder de administración que facultaba a Maribel Del
Valle Moreno Caraballo como su representante legal, manifestándose así su voluntad en dicho
instrumento.
En este sentido, la Sala de Casación Civil, en sentencia N.° RC.00088 del 13 de marzo de 2003,
estableció:
“…Se observa igualmente que la delegación para ejercer poderes en juicio, está reservada por
mandato legal a quienes están autorizados para ello, es decir, a los profesionales del derecho
que cumplen los requisitos establecidos en la Ley de Abogados y su reglamento, y es por ello
que los sustituyentes no tienen capacidad de postulación y en consecuencia no han tenido la
facultad de representar al Banco demandante en juicio y al no tenerla, tampoco les es dado
sustituirla en otro y así se declara…”.
Al respecto, considera la Sala, que la condición de -no abogados– de los mencionados
sustituyentes, pudiera tratarse de una incapacidad de ejercicio que en ningún caso anula la
representación judicial, la cual conlleva la voluntad de sustituirla en un profesional del
derecho, como ha sucedido aquí, en el abogado René Faría Colotto, para realizar los actos del
juicio, sin involucrar la capacidad jurídica de las personas que transmiten las facultades
judiciales.
En este sentido, si los miembros de la referida Junta Liquidadora del Banco Latino C.A., C.A.,
no son abogados y, no pueden, por tanto, ejercer las facultades judiciales que les confirió el
Fondo de Garantía de Depósitos y Protección Bancaria (FOGADE), ésto no constituye un vicio
de la sustitución, ni del mandato mismo conferido a los miembros del órgano liquidador de la
sociedad mercantil, sino básicamente, pudiera tratarse de una incapacidad de ejercicio de los
sustituyentes.
En consecuencia, esta Sala observa que, no existe norma legal que impida el otorgamiento de
facultades judiciales a los miembros de la Junta Coordinadora, ni que ordene la nulidad de la
mencionada sustitución a causa de la ya examinada incapacidad y, en este sentido, la Sala
considera pertinente reiterar que, lo que la doctrina y la Ley de Abogados han negado
terminantemente, es que el -no abogado- se presente ante el tribunal para ejercer tales
poderes…”.
“…se observa que los mandatarios con facultad expresa para ello, se dieron por citados en
nombre de sus respectivos mandantes, y es ese mismo acto otorgaron poder especial al
abogado que lo asistía y que, por tanto actuó en el expediente, todo lo conlleva a esta Sala a
concluir que: 1) el poder otorgado a la ciudadana Daicys Xiomara reyes es válido; 2) con
fundamento en esa validez, la referida ciudadana, confirió poder a nombre de su representado
al abogado Reyes Sanabria Soto; 3) que el mentado abogado estuvo presente en el acto
procesal por el cual la ciudadana Daicys Xiomara Reyes, se dio por citada a nombre del
codemandado Pedro José Reyes, y; 4) Por vía de consecuencia, al haberse constituido en juicio,
de manera legal, la representación del mentado codemandado, en la oportunidad de darse la
citación, ésta se considera válidamente realizada, por lo que el ad quem al reponer la causa
por considerar que la citación no se había perfeccionado, causó una dilación indebida del
proceso, en contravención del artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, lo cual se traduce en una violación directa de los artículos 15, 206 y 208 del Código
de Procedimiento Civil.” (Resaltado de la Sala).
Por ese motivo, la Sala establece que la decisión del Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil y
del Tránsito de la Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, Extensión Barcelona, del 11
de mayo de 2015, no cometió la infracción de los artículos 3°, 4° y 5° de la Ley de Abogados por
falta de aplicación denunciados en Casación y por ende esta Sala considera que en el fallo
objeto de revisión no se analizó debidamente el hecho de que la naturaleza de la acción del
juicio principal no se encontraba enmarcada en la figura del litis consorcio necesario (artículo
168 del Código Civil) y que por ende no requería del consentimiento de ambos cónyuges para
la interposición de la demanda, aunado a que se evidenció en el expediente el poder apud acta
conferido, una vez admitida la demanda del juicio principal, a la profesional del derecho Ayskel
María Palermo Delgado, quien los representó en el juicio tanto en primera instancia como en
alzada.
En este orden de ideas, más recientemente, esta Sala en sentencia N.° 0115 del 09 de febrero
de 2018, señalo:
“De igual manera, el artículo 166 del Código de Procedimiento Civil que limita el ejercicio de
poderes en juicio de abogados en ejercicio conforme a la Ley de Abogados y observando lo
establecido en el artículo 12 de la ley del ejercicio de esa profesión, se ha dicho que la persona
que no es abogado, no puede ejercer la representación en juicio de su poderdante, ni siquiera
asistido de abogado (vid. sentencia de la Sala de Casación Civil del 28 de octubre de 1992,
juicio Emilio Ramos Estévez contra Fernando Carrocera Álvarez), así, esa capacidad de
postulación o cualidad profesional la poseen únicamente los profesionales del derecho.
No obstante, la Sala de Casación Civil, en sentencia N.° RC.0088 del 13 de marzo de 2003,
estableció que:
‘…la doctrina que al respecto sostiene la Sala, que establece la validez de otorgar poder
judicial a un no abogado, limitando únicamente el uso de esos poderes en juicio, dado que por
Ley sólo podrá realizar actos dentro del proceso un profesional del derecho; se observa que los
mandatarios con facultad expresa para ello, se dieron por citados en nombre de sus
respectivos mandantes y, en ese mismo acto otorgaron poder especial al abogado que los
asistía y que, por tanto actuó en el expediente, todo lo conlleva a esta Sala a concluir que: 1) el
poder otorgado a la ciudadana D.X.R. es válido; 2) con fundamento en esa validez, la referida
ciudadana, confirió poder a nombre de su representado al abogado …; 3) que el mentado
abogado estuvo presente en el acto procesal por el cual la ciudadana D.X.R., se dio por citada a
nombre del codemandado…, y; 4) Por vía de consecuencia, al haberse constituido en juicio, de
manera legal, la representación del mentado codemandado, en la oportunidad de darse la
citación, ésta se considera válidamente realizada…”
Es así que se ratifica con la presente sentencia, la validez de otorgamiento de un poder en
juicio a otra persona no abogado, limitando únicamente el uso de esos poderes en juicio,
cuando al poseer esa facultad expresa, se pueden dar por citados o notificados, pero deben
inmediatamente otorgar poder a un profesional del área jurídica en nombre de su
mandante, como se evidenció en el presente caso. (Ver sentencia N.° RC.0088 de la Sala de
Casación Civil, del 13 de marzo de 2003).
Razón por la cual esta Sala declara que ha lugar a la revisión solicitada respecto de la decisión
dictada el 11 de diciembre de 2015, por la Sala de Casación Civil, por lo que en consecuencia se
anula y se ordena a la Sala de Casación Civil dictar un nuevo fallo en atención a las
consideraciones previas.” (Resaltado de la Sala)
En este orden de ideas, y de la jurisprudencia ut supra señalada, en relación a la validez del
otorgamiento de un poder en juicio a otra persona que no es abogado, se observa de la
transcripción del poder que la ciudadana Mayra Alexandra Jesser Moncada le otorgó al
ciudadano Calogero Pascuale Lipani, que dicho documento no es únicamente un poder de
administración, si no que lo faculta ampliamente en materia judicial para designar apoderados
especiales para asuntos determinados cuando lo juzgara conveniente o así lo requiera la ley, la
juez en el análisis que hizo del poder en su sentencia, señaló que el mismo era solo un poder
de administración sobre el inmueble objeto de litigio, y más adelante indicó, que existe por
parte del co-demandado ciudadano Calogero Pascuale Lipani, una falta de representación para
actuar, por carecer de capacidad de postulación que detenta todo abogado en ejercicio, cuya
falta no se subsana ni aún asistido de abogado, declarando dicha representación en ilegitima,
por lo que la juez yerra en su apreciación, en virtud de que se observa perfectamente de la
transcripción ut supra que del poder otorgado por Mayra Alexandra Jesser Moncada al
ciudadano Calogero Pascuale Lipani Giunta, faculta a éste último, expresamente en materia
judicial, para comparecer y gestionar ante todas y cada una de las autoridades de la República,
bien sean éstas judiciales, civiles, administrativas o fiscales, para intentar y contestar
demandas y reconvenciones; oponer y contestar cuestiones previas, convenir, desistir,
transigir; comprometer en árbitros arbitradores; promover evacuar las pruebas
correspondientes en los juicios o juicio respectivo; repreguntar testigos, darse por citado,
notificado y/o intimado en su nombre, absolver posiciones juradas; seguir todos los juicios o
juicio en todas las instancias, grados, trámites e incidencias; interponer toda clase de recursos,
bien sean éstos ordinarios o extraordinarios; hacer posturas en remate, recibir cantidades de
dinero y otorgar los correspondientes comprobantes de cancelación, recibos y
finiquitos, pudiendo nombrar apoderados especiales para asuntos determinados cuando lo
juzgue conveniente o lo requiera la Ley. Así se decide.
Razón por la cual esta Sala declara ha lugar la revisión solicitada respecto de la decisión
dictada el 27 de abril de 2015, por el Tribunal de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, del
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Estado Aragua, con sede en Cagua, por lo
que en consecuencia se anula y se ordena al Juzgado competente dictar un nuevo fallo en
atención a las consideraciones previas. Así se decide.
En virtud de la declaratoria anterior, esta Sala considera inoficioso pronunciarse sobre la
medida cautelar solicitada, en virtud de que al declararse ha lugar la revisión constitucional,
carece de utilidad su análisis. Así al efecto se decide.
Por otra parte, tampoco es cierto que el juez debía declarar inadmisible la demanda de
conformidad con lo previsto en el artículo 166 del Código de Procedimiento Civil, toda vez que
al haberse opuesto la cuestión previa de falta de legitimidad de la ciudadana Olimpia Coelho
de Nunes para representar a los ciudadanos Jhonny Nunes Coelho, Carlos Alberto Nunes
Cuello y Teresa María Nunes de Rinaldi, por no ser abogada, los prenombrados
ciudadanos procedieron a comparecer al juicio a subsanar personalmente la cuestión previa
invocada, y adicionalmente ratificaron la demanda así como todas las actuaciones
subsiguientes, razón por la cual estima esta Sala que con la subsanación de la cuestión previa y
ratificación de la demanda quedó convalidado el defecto de forma de escrito libelar y de las
restantes actuaciones procesales, pero adicionalmente queda comprobado que no le estaba
permitido a los jueces de instancia declarar la inadmisibilidad de la demanda de desalojo dado
que no estamos en presencia de un litisconsorcio necesario sino facultativo, pues tanto la
ciudadana Olimpia Coelho de Nunes como cualquiera de los herederos del de cujus Altino
Nunes Márquez, podía solicitar el desalojo del inmueble, y habiéndose presentado la
demanda por la ciudadana Olimpia Coelho de Nunes, que es una de las propietarias y
herederas del inmueble objeto del juicio de desalojo, en modo alguno podían los jueces de
instancia efectuar dicha declaratoria de inadmisibilidad. Así se decide.
Del mismo modo, debe insistir esta Sala, tal como lo ha hecho en anteriores ocasiones (vid.
número 336/2016 del 2 de mayo; caso: Otoniel Pautt Andrade), sobre el deber inexorable
asignado a los abogados de la República Bolivariana de Venezuela, de desplegar ante los
órganos integrantes del Poder Judicial, y muy especialmente ante el Tribunal Supremo de
Justicia, una conducta profesional y respetuosa, excluyendo la posibilidad de realizar actos o
comunicarse en forma que atente contra la majestad de los órganos judiciales.
Siendo ello así, esta Sala le reitera al abogado Leonardo Parra Bustamante que, como
profesional del Derecho, tiene el deber de dirigirse de manera respetuosa a los Magistrados de
este Alto Tribunal, tal como lo establece el artículo 171 del Código de Procedimiento Civil, cuyo
texto dispone:
Artículo 171. Las partes y sus apoderados deberán abstenerse de emplear en sus diligencias y
escritos expresiones o conceptos injuriosos o indecentes. El Juez ordenará testar tales
conceptos si no se hubiesen notado antes, apercibiendo a la parte o al apoderado infractor,
para que se abstenga en lo sucesivo de repetir la falta, con una multa de dos mil bolívares por
cada caso de reincidencia.
Cabe agregar que, en resguardo del ejercicio de la función judicial y el respeto que a ella debe
brindarse, la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia estableció en su artículo 121, lo
siguiente:
Artículo 121. Las Salas del Tribunal Supremo de Justicia sancionarán con multa de hasta cien
unidades tributarias (100 U.T.) a quienes irrespeten, ofendan o perturben con sus actuaciones
al Poder Judicial, al Tribunal Supremo de Justicia a sus órganos o funcionarios o funcionarias; o
a quienes hagan uso abusivo de recursos o acciones judiciales; igualmente, sancionarán a las
partes que falten el respeto al orden debido en los actos que realicen, o que incumplan,
desobedezcan o desacaten las decisiones, acuerdos u órdenes judiciales o llamen
públicamente a ello.
La multa se pagará ante cualquier entidad bancaria receptora de fondos públicos nacionales
dentro de los treinta días continuos siguientes a la notificación de la decisión que imponga la
sanción o decisión que resuelva el reclamo conforme a lo que se establece en el artículo 125
de esta Ley. La constancia de haberse efectuado el pago será consignada a los autos dentro de
los cinco días hábiles siguientes al vencimiento del plazo para el pago.
De tal manera, que al encontrarse enmarcada dentro del supuesto establecido en el
encabezado del artículo 121 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, transcrito
anteriormente, la conducta injuriosa dirigida a irrespetar la investidura de los Magistrados que
integran el máximo y último intérprete de la constitucionalidad desplegada por quien
formulara la solicitud de aclaratoria, se sanciona al abogado Leonardo Parra Bustamante, con
multa de cien Unidades Tributarias (100 U.T.), que constituye el límite máximo de la sanción
prevista, con fundamento en la gravedad de las ofensas proferidas. Y así se declara.
DECRETA
el siguiente
Capítulo I
Disposiciones Generales
Capítulo II
De la Solicitud de Exámenes
Sección I
De las Pruebas
Artículo 6. El examen previsto por la Ley para la obtención del Título
de Intérprete Público constará de dos pruebas eliminatorias: una
escrita, que tendrá una duración máxima de dos horas, y otra oral,
que durará no más de treinta minutos.
Sección II
De las Calificaciones
Sección III
De las Actas
Capítulo IV
Del Jurado Examinador
Sección I
De la Integración
Sección II
De los Emolumentos
Capítulo V
Del Juramento y del Título
Sección I
Del Juramento
Artículo 15. Si el aspirante resultare aprobado en el examen
presentará al Director de Justicia y Cultos el juramento de Ley, de lo
cual se levantará acta por duplicado, suscrita por el aspirante y el
Director de Justicia y Cultos.
Sección II
Del Título
Sección III
Del Registro Público del Título
Capítulo VI
De las Atribuciones del Ministerio de Justicia
Capítulo VII
Disposiciones Finales
Dado en Caracas, a los once días del mes de abril de mil novecientos
noventa y cinco. Año 184º de la Independencia y 136º de la
Federación.
(L.S.)
RAFAEL CALDERA
Indicaron los accionantes, respecto al artículo 197 del Código de Procedimiento Civil,
que en dicha norma está interesado el orden público, la seguridad jurídica y una recta
Procedimiento Civil, a los fines del cómputo de los lapsos procesales, hizo una diferenciación
entre los lapsos de pruebas, los cuales resolvió contarlos por días en que el Tribunal dispusiera
despachar, y los demás lapsos, donde dispuso calcularlos por días calendarios consecutivos,
olvidándose entonces -en criterio de los accionantes- “que las mismas buenas razones que
tuvo para suputar contemplar que los lapsos de pruebas tenían que se computados por días en
que el Tribunal resuelva despachar, abonan con más razones o suficientes para los lapsos en los
cuales las partes deban ejercer los recursos procesales correspondientes o cumplir un acto
procesal transcendente”. En tal sentido indicaron, que si bien la decisión judicial está vinculada
con las pruebas que las partes suministren en el proceso, también es cierto que las partes
tienen el derecho legítimo a que se les compute debidamente el lapso para interponer los
recursos o cumplir con un acto procesal esencial, pues de lo contrario, se violenta el derecho a
la defensa.
Que el legislador de 1986 no previó algunos supuestos comunes a las contingencias del
Por otra parte alegaron, que la norma dispuesta en el artículo 196 del Código de
constituye letra muerta, porque en la mayoría de las hipótesis, los lapsos correspondientes a
cinco (5), ocho (8), diez (10) y veinte (20) días consecutivos, según el caso, nunca contendrían
despachar los tribunales los días sábados, domingos, feriados o cualquier otro día virtualmente
se abrevian los lapsos legalmente previstos. Concluyeron así que, la tesis de computar los
lapsos procesales conforme a lo previsto en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil
Comisión Redactora del Proyecto de Código de Procedimiento Civil, señalando al respecto que,
cuando se redactó la versión original del artículo 201, este establecía lo siguiente: “ Del quince
para los jueces, pero ellas no suspenderán el curso de las causas ni de los lapsos procesales”.
Señalaron también, que con el sistema adoptado por el artículo 18 de la Ley Orgánica
mes a todo el año por las siguientes causas: “(...) 1) Todos los jueces titulares no pueden tomar
anterior los jueces no podían dictar sino las providencias cautelares y aquellas necesarias y
urgentes, pero no podían pronunciarse sobre el fondo del asunto, lo que garantizaba a los
abogados litigantes un descanso seguro durante las vacaciones judiciales, sin ninguna
sorpresa. 3) Con el nuevo sistema los Jueces suplentes tienen que continuar la sustanciación de
los asuntos, dictar decisiones atinentes a la sustanciación, decisiones interlocutorias y
providencias cautelares y esto constituye una fuente segura y copiosa de `justicia vacacional´
que fue precisamente lo que quiso combatir artículo 18 reformado de la Ley Orgánica del
Poder Judicial (...)”. Mencionaron asimismo, que los logros que se han obtenido con la
supresión de las vacaciones han sido muy limitados, ya que los jueces temporales sólo
accionantes indicaron que ha sido tradición en Venezuela que durante los meses de agosto y
septiembre de cada año, ocurran las vacaciones escolares en todos lo niveles de educación,
“(...) de manera que, todos los abogados en ejercicio y también los jueces y funcionarios
judiciales elaboran planes para salir de vacaciones con su familia y con sus hijos de edad
escolar durante dicho lapso(...)”, pero que con la nueva reforma del artículo 18 de la Ley
Orgánica del Poder Judicial, la mayoría de los jueces y los abogados en el libre ejercicio de su
profesión no pueden disfrutar de las vacaciones escolares con sus hijos. En este sentido
alegaron, que la única posibilidad de que un abogado en ejercicio disfrute de sus vacaciones
anuales en la misma oportunidad de las vacaciones escolares, sería imponerle al cliente otro
abogado para que lo patrocine, imposición que sería inconstitucional -en criterio de los
accionantes- porque le violaría a este otro abogado el derecho a disfrutar de las vacaciones
anuales. Por los motivos anteriores, señalaron que la administración de justicia ininterrumpida
fracasó, considerando que el artículo 18 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, conforme al cual
las vacaciones de los jueces no suspenden el curso de las causas ni los lapsos procesales,
quebranta el espíritu y propósito del primer aparte del artículo 86 de la Constitución de 1961
que postula el principio de las vacaciones anuales para todos los trabajadores.
Procedimiento Civil, por considerar que viola el derecho a la defensa, consagrado en el artículo
puntualizando al respecto, que a pesar de ser la celeridad procesal, la finalidad primordial del
Código de Procedimiento Civil, no podía dejarse de lado el funcionamiento del sistema jurídico
procesal hacia el cual se dirigen sus efectos, siendo además que se desprende de la Exposición
1989 de la Sala de Casación Civil de la entonces Corte Suprema de Justicia, de eliminar las
vacaciones judiciales
Los accionantes señalaron, que el citado artículo 197 diferencia el cómputo de los lapsos
procesales según se trate del lapso probatorio o de los demás lapsos, ya que en éstos resolvió
computarlos por días calendarios consecutivos, y los primeros por días calendarios
consecutivos con excepción de los sábados, domingos, Jueves y Viernes Santos, los declarados
días de fiestas por la Ley de Fiestas Nacionales, los declarados no laborables por otras leyes, así
como aquellos en los cuales el tribunal dispusiera no despachar, violando con ello el derecho a
accionantes, que las mismas razones que tuvo el legislador para contemplar que los lapsos de
pruebas debían ser computados por días en que el Tribunal resolviera no despachar, justifican,
el supuesto de los restantes lapsos procesales a efecto de ser computados de igual forma.
Señalaron también, que con lo dispuesto en artículo 197 del Código de Procedimiento
196 eiusdem, y conforme al cual “[l]os términos o lapsos para el cumplimiento de los actos
procesales son aquellos expresamente establecidos por la ley; el Juez solamente podrá fijarlos
cuando la ley autorice para ello”. A juicio de los actores, en la mayoría de los casos, los lapsos a
ser computados por días continuos, nunca contendrán el número de días preceptuados en
cada supuesto, habida cuenta de que con los sábados, domingos, feriados y los días en los
procesales tendientes a la declaratoria final del juez para dilucidar una controversia, amerita
tratamiento y la lealtad del contradictorio. Así, las leyes procesales distinguen el tiempo útil
para la realización de los actos procesales en general, del tiempo hábil para ello, distinción
De lo expuesto se evidencia, que no todas las horas del tiempo útil son hábiles para la
realización de los actos procesales, debiéndose computar dichos lapsos (entiéndase término o
lapso stricto sensu), conforme a una unidad de medida, previamente establecida por la norma
adjetiva, y que dentro del marco legal se encuentra diferenciada en atención a las distintas
unidades de tiempo que se emplee. Por tanto, los lapsos establecidos por años o meses se
computan desde el día siguiente al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y concluye el día
de la fecha igual al acto del año o mes que corresponda para completar el lapso ( artículo 199
del Código de Procedimiento Civil). Asimismo se evidencia, que los lapsos procesales por días,
el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, resulta en franca contradicción con el
defensa. Así, por ejemplo, para la interposición del anuncio de casación, está estipulado un
lapso de diez (10) días, según lo preceptuado en el artículo 314 eiusdem, pero de conformidad
con lo previsto en el artículo 197, dicho lapso virtualmente nunca es el de los diez (10) días
fijados por el artículo 314, sino siempre un lapso menor, donde habrá al menos, y en el mejor
de los casos, un sábado y un domingo, o cuando la abreviación pudiera ser mayor por coincidir
con cualquiera de los días Jueves y Viernes Santos, o en días de Fiesta Nacional, o uno
declarado no laborable por ley distinta a la de Fiestas Nacionales, o alguno o algunos en que el
Tribunal no haya dispuesto oír ni despachar; o en forma acumulativa unos u otros días de los
señalados en los cuales ni el Tribunal, ni por ende, las partes pueden actuar. En cuanto se
refiere a lapsos y términos cortos, como por ejemplo, el de los tres (3) días establecidos en el
artículo 10; o el de los dos (2) días del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil; o los
incidental de documentos de cinco (5) días cada uno, previstos en el artículo 440 eiusdem; o
aquellos establecidos para el Procedimiento Breve del Título XII, Parte Primera, Libro Cuarto
del Código, conlleva a que tales lapsos y términos podrían quedar abreviados (por virtud de
coincidir con alguno o algunos de los días señalados en el artículo 197, como días no hábiles
casos extremos, a un solo día, a horas, a minutos, o bien desaparecer íntegramente el lapso o
término mismo, con un real y efectivo menoscabo del derecho a la defensa de las partes en el
contra el principio de legalidad de los lapsos procesales, previstos en el artículo 196 del Código
de Procedimiento Civil.
Al respecto, considera la Sala que cuando por disposición legal se contempla un lapso
determinado para la realización de un acto procesal de los antes reseñados, es porque es ése y
no otro, el plazo razonable para realizar dicho acto, por lo cual no puede ser disminuido, ya
que ese es el lapso que el legislador consideró prudente para la realización del acto dispuesto,
toda vez que se parte del principio de la razonabilidad del mismo, y en consecuencia, no debe
disminuirse en detrimento del debido proceso, ni relajarse de tal forma que atente contra la
celeridad.
dispuesto en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, existe contradicción en cuanto
a la exclusividad que en dicho artículo se establece. En tal sentido estima la Sala, que, si la
finalidad de tal método era alcanzar la uniformidad y la certeza en el cómputo de los lapsos, no
se entiende la razón jurídica de la distinción entre lapsos de pruebas y los demás lapsos
procesales para aplicarle, según sea el caso, dos formas de cómputo distintas, pues si bien es
cierto que la promoción y evacuación de pruebas son actos procesales de gran transcendencia
en el proceso, no menos importantes son los actos que les preceden y que le siguen, sobre
todo al tratarse el proceso de una secuencia lógica de actos. Además, tal como está redactada
la norma, se pierde la finalidad del método al desaparecer la razonabilidad del plazo otorgado
por el legislador para la ejecución del acto, porque se disminuye materialmente el plazo
previsto en la norma para efectuarlo, en atención a que los Tribunales -salvo alguna excepción-
no despachan los sábados, domingos, días feriados establecidos por la ley de Fiestas
Nacionales, ni tampoco cualquier otro día que decida no despachar, debido a elementos
exógenos al proceso y que inciden en tal disminución, contrariando así -como bien lo apuntan
196 del Código de Procedimiento Civil, pero primordialmente la garantía constitucional del
y 3 de la Constitución de 1999.
Así pues, cuando el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil establece que, “[l]os
lapsos de pruebas, en los cuales no se computarán los sábados, los domingos, el Jueves y el
Viernes santo, los declarado días de Fiestas Nacionales, los declarados no laborables por otras
establecen en la vigente Constitución, al convertir lo que debió ser una regla del cómputo, en
la excepción, ya que al computarse los demás lapsos procesales por días calendarios continuos,
sin atender a las causas que llevó al mismo legislador a establecer tales excepciones en el
Constitución de 1999, por disminuir, para el resto de los actos procesales, el lapso que el
legislador consideró -en su momento- razonable para que las partes cumplieran a cabalidad
con los actos procesales que las diferentes normativas adjetivas prevén. De allí, que esta Sala
De manera que, concluye esta Sala, que el debido proceso exige, tal como quedara expuesto,
un plazo razonable para todos los actos sin excepción, y por ello, visto que tal como está
redactada la norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, ésta resulta
inconstitucional por ser contraria al debido proceso y al derecho a la defensa debe esta Sala
debe entenderse, que por regla general los términos y lapsos a los cuales se refiere dicho
artículo, tienen que computarse efectivamente por días consecutivos, en los cuales el Tribunal
acuerde dar despacho, no siendo computables a esos fines aquellos en los cuales el Juez
decida no despachar, ni los sábados, ni los domingos, ni el Jueves y Viernes Santos, ni los días
declarados de fiesta o no laborables por ley, criterio que debe ser aplicado en concatenación
con lo dispuesto en los artículos 199 y 200 del Código de Procedimiento Civil, que establecen:
“Artículo 199.- Los términos o lapsos de años o meses se computarán desde
el día siguiente al de la fecha del acto que da lugar al lapso, y concluirán el día de
fecha igual a la del acto, del año o mes que corresponda para completar el número
del lapso.
El lapso que, según la regla anterior, debiera cumplirse en un día de que
carezca el mes, se entenderá vencido el último de ese mes.
Artículo 200.- En los casos de los dos artículos anteriores, cuando el
vencimiento del lapso ocurra en uno de los días exceptuados del cómputo por el
artículo 197, el acto correspondiente se realizará en el día laborable siguiente”.
artículo 197 del Código de Procedimiento Civil, y a tal efecto, ordena que se tenga la redacción
b) De la aclaratoria de la primera parte del fallo “Inconstitucionalidad del artículo 197 del
deben computar los términos o lapsos procesales para la realización de los actos que se
del recurso de casación; para los actos conciliatorios; para la comparecencia a través de
edictos, para proponer la demanda después que haya ocurrido la perención, los que tiene la
Sala de Casación Civil para dictar su fallo, así como el que tiene el Juez de Reenvío para dictar
el suyo; para intentar la invalidación; los de suspensión de la causa principal, los lapsos de
Todo ello, a la luz de la norma establecida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil,
Ahora bien, observa la Sala que el accionante al proponer su solicitud en los términos
antes descritos, sugiere una distinción entre lapsos largos y cortos, cuando señala: “¿Cómo
deberán suputarse los lapsos largos o mayores de veinte días, como por ejemplo, (...)”.
En tal sentido, a los fines de proveer acerca de la solicitud interpuesta, y con el objeto
de determinar el alcance real del dispositivo del fallo considera necesario esta Sala realizar de
forma previa ciertas consideraciones acerca de los efectos de la declaratoria de nulidad parcial
Así, observa esta Sala que según lo dispuesto en el artículo 266, numeral 1, de la
competencia exclusiva de esta Sala Constitucional “declarar la nulidad total o parcial de las
leyes nacionales y demás actos con rango de ley de la Asamblea Nacional, que colidan con esta
Constitución”. Expuestas así las cosas, la referida norma asigna dos posibles consecuencias al
ejercicio de dicho control por parte de esta Sala; una, determinar la nulidad total de la norma
Por tanto, cuando una norma es declarada enteramente nula es porque el operador
jurídico, es decir la Sala, luego de haber realizado un análisis exhaustivo del contenido de la
ha concluido que el valor normativo en ella contenido resulta inconstitucional, sin que medie
fijar los efectos de dicha declaratoria en el tiempo, es decir, hacia el pasado o pro futuro, lo
existente.
Situación diferente se plantea en los casos de nulidad parcial de una norma, donde la
totalidad de la norma no resulta inconstitucional, sino que son algunos de sus elementos los
supuesto al cual va dirigida esa norma no desaparezca o se altere en su totalidad de forma tal
Ahora bien, en el último de los supuestos referidos, y que resulta ser el caso regulado por el
fallo cuya aclaratoria se solicita, se debe admitir que la relación jurídica condicionada por la
una norma nueva y diferente de la norma inicial, lo cual implica aceptar, que al constituirse en
una norma distinta, el operador jurídico debe plasmar en su sentencia el alcance del nuevo
dispositivo normativo, pues, se parte de que dicha norma va integrada a un texto normativo
guardan relación entre sí. De allí que, la determinación del alcance de dicha norma se hace
fundamental para establecer en qué afecta la misma la relación jurídica que condiciona, así
Así pues, al prosperar la nulidad parcial de la norma impugnada nace una nueva norma
posible hacerlo sin desentrañar previamente el significado de los signos en los que
exteriormente se manifiesta, obviamente, sin perder nunca de vista el todo del cual forma
derechos constitucionales.
De manera que, debe esta Sala señalar de forma más clara, cual es el alcance de la
nueva norma contenida en el artículo 197 del Código de Procedimiento Civil dentro del sistema
normativo que integra, lo cual bajo ningún supuesto puede ser visto como una ingerencia o
usurpación en las atribuciones del órgano legislativo -Asamblea Nacional- que tiene por
Así, los postulados constitucionales en los que se fundamentó esta Sala para declarar la
3 del artículo 49 de la Carta Magna, en atención a la circunstancia fáctica que se verificaba con
Por tanto, los postulados anteriores en los cuales se basó esta Sala para indicar que la regla del
cómputo establecida en el referido artículo 197 del Código de Procedimiento Civil “(...) viola el
contenido normativo del artículo 49 de la Constitución de 1999, por disminuir, para el resto de
los actos procesales, el lapso que el legislador consideró -en su momento- razonable para que
las partes cumplieran a cabalidad con los actos procesales que las diferentes normas adjetivas
una controversia y siendo que las partes serán quienes en definitiva sufrirán los efectos de la
sentencia, debe garantizársele a cada una de ellas, la posibilidad de adversar o
la defensa.
Empero, lo expuesto no quiere decir que esta Sala no haya tenido en cuenta el derecho
dispone:
“Artículo 26. Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración de justicia
para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos; a la tutela efectiva
Lo cual quiere decir, que esta Sala jamás ha pretendido con el dispositivo del fallo sacrificar las
formas sobre el fondo, sino mas bien pretende buscar el contenido jurídico y la finalidad que el
Civil, señalándose mediante esta sentencia su razón de ser, de forma tal que se adapte a la
De manera que, esta Sala al dictar la decisión cuya aclaratoria se solicita partió de que el fin
institucional e inmediato del proceso es la justicia, la cual debe ser alcanzada sin sacrificar el
fondo por la forma, teniendo claro, la existencia de dos actos fundamentales dentro del
esquema procesal; a saber, la demanda y la sentencia, siendo todos los actos intermedios el
Ahora bien, lo expuesto no quiere decir y así lo entendió esta Sala cuando dictó el fallo, que
todas las formas son innecesarias, pues, la instrumentalidad de las formas si bien no tienen un
valor intrínseco propio -ya que existen solamente como un medio para alcanzar la plena
finalidad de cada acto-, su observancia permite medir concretamente la realización en el
Por tanto, cuando esta Sala anuló parcialmente la norma in comento lo hizo atendiendo al
derecho a la defensa y al debido proceso, pero -se insiste-, sin desconocer la existencia del
normas, donde los términos o lapsos pautados para realizar las actuaciones procesales se
crearon en principio para ser computados por días calendarios continuos, la formalidad de que
atendiendo a que el tribunal despache, debe ser entendido para aquellos casos en que
De forma que, será la naturaleza de las actuaciones procesales las que distinguirán si el
cómputo del término o lapso se realizará por días calendarios continuos sin atender a las
únicamente en función de que el tribunal despache. En virtud, de que esta Sala considera que
el ejercicio oportuno de los derechos adjetivos que les asiste a las partes en un proceso -
oportunidad que sólo puede verificarse si el tribunal despacha- forma parte de la esfera
Por lo cual, si la naturaleza del acto procesal implica, que para que se cumpla
exclusivamente cuando el tribunal despache, en virtud de que sólo así las partes pueden tener
eficaz- su derecho a la defensa, indudablemente que los términos o lapsos procesales para la
realización de tales actos se computarán en función de aquellos días en que el tribunal acuerde
despachar.
En consecuencia, estima esta Sala que la aplicación del artículo 197, y como tal, el
considerar para el cómputo de los términos o lapsos los días en que efectivamente despache el
tribunal, no puede obedecer a que se esté ante un lapso o término “largo o corto”, sino en
atención a que el acto procesal de que se trate involucre o de alguna manera afecte el derecho
Así por ejemplo, el lapso procesal establecido para contestar la demanda o los términos
o lapsos procesales establecidos para ejercer oposición a cualquier providencia judicial, deben
ser computados por días en que efectivamente el tribunal despache, en virtud de que la
al debido proceso.
Por otro lado, también se puede mencionar que los términos o lapsos procesales
establecidos para ejercer cualquier acto de impugnación ante el tribunal de instancia; tales
también deben ser computados por días en que efectivamente el tribunal despache.
En ese mismo orden de ideas, y en atención a los términos en que ha sido planteada la
presente solicitud, esta Sala establece que, a los fines de garantizar la tutela judicial efectiva,
los lapsos para sentenciar así como el de prórroga contemplado en los artículos 515, 521 y 251
del Código de Procedimiento Civil, deben ser computados por días calendarios consecutivos sin
casación establecidos en los artículos 317 y 318 del mismo texto legal, deben ser computados
por días calendarios consecutivos sin atender a las excepciones establecidas en el artículo
197 eiusdem.
Los lapsos para los actos conciliatorios consagrados en los artículos 756 y 757 eiusdem,
así como el lapso para la comparecencia a través de edictos previsto en el artículo 231 de
dicho texto legal, y los lapso de carteles, tales como, los previstos en los artículos 223, 550 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, serán computados por días calendarios
El lapso para proponer la demanda después que haya operado la perención previsto en
el artículo 271 del Código de Procedimiento Civil, igualmente serán computado por días
como el que tiene el Juez de Reenvío, establecido en los artículos 319 y 522 del texto que rige
la materia serán computados por días calendarios consecutivos, sin atender a las excepciones
El lapso para intentar la invalidación contemplado en el artículo 335 del Código de
Los lapsos para la suspensión de la causa principal, según lo pautado en los artículos 374
y 386 del Código de Procedimiento Civil, serán computados por días calendarios continuos, sin
El lapso de treinta días para la evacuación de las pruebas contemplado en el artículo
392 íbidem, así como el lapso para su promoción, admisión y oposición será computado por
dicho acto al derecho a la defensa y al debido proceso de cada una de las partes. El lapso
para que los árbitros dicten sentencia según lo dispuesto en el artículo 614, parágrafo cuarto,
del Código de Procedimiento Civil, se computará por días calendarios consecutivos sin atender
Y, por último el término de la distancia debe ser computado por días calendarios
consecutivos, sin atender a las excepciones establecidas en el artículo 197 del Código de
Se denuncia la errónea interpretación del artículo 335 del Código de Procedimiento Civil y
"En los casos de los números 1 °, 2 0 y 60 del artículo 328, el término para intentar la invalidación
será de un mes desde que se haya tenido conocimiento de los hechos; o desde que se
haya verificado en los bienes del recurrente cualquier acto de ejecución de la sentencia dictada
“En los casos de los dos artículos anteriores, cuando el vencimiento del lapso ocurra en uno de
los días exceptuados del cómputo por el artículo 197, el acto correspondiente se realizará en el
“….Los lapsos de días u horas se contarán desde el día u hora siguiente a los en que se ha
"En consecuencia esta sentenciadora para decidir en cuanto a la caducidad alegada se observa,
que del caso bajo análisis, la sentencia definitiva recurrida contentiva del fallo a la
mismo año; por lo que se debe tomar en cuenta los días transcurridos para tal efecto, de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 335 del la norma adjetiva que la rige; e igualmente
de conformidad con lo dispuesto en los artículos 199 y 200 ejusdem, se debe verificar si la
misma fue interpuesta en tiempo útil, y siendo que la sentencia se dicto el día 16 de junio, el
lapso para interponer cualquier acción se inicia a partir del día laborable siguiente o día 17 de
junio venciéndose los treinta días señalados por la norma el 17 de Julio, por cuanto el mes de
junio contiene solo treinta días; día este (17 de Julio) en que finaliza el lapso para intentar Ia
acción; y por cuanto de la revisión del calendario del año 1999, observa esta sentenciadora que
este, fue el día lunes 19 de Julio de 1999, fecha en la cual se interpuso el recurso extraordinario
de invalidación, por lo que es indefectible declarar sin lugar la caducidad propuesta, y así se
decide" .
establecido en el artículo 335 del Código de Procedimiento Civil, determinó que la sentencia
del juicio principal se había dictado el día 16 de junio, siendo que el lapso para interponer
cualquier acción se inicia a partir del día laborable siguiente, de conformidad con lo estatuido
en el artículo 198 ejusdem, en concordancia con el artículo 12 del Código Civil, es decir, el día
17 de junio venciéndose los treinta días señalados por la norma contenida en el articulo 335 de
nuestro código adjetivo el 17 de Julio, por cuanto el mes de junio contiene solo treinta días; día
este (17 de Julio) en que finalizó el lapso para intentar la acción; y por cuanto de la revisión del
calendario del año 1999, observó la sentenciadora que el día 17 de Julio de 1999, correspondió
a un día Sábado, en consecuencia el día laborable siguiente a este, fue el día lunes 19 de Julio
evidencia que la juzgadora no incurrió en el vicio de errónea interpretación del artículo 335 del
Código de Procedimiento Civil y del artículo 12 del Código Civil, como lo pretende hacer ver
de casi 150 hojas pero entre otras cosas lo mas importante que dice es que: el articulo
201 no se aplica del todo pues solo debe ir de vacaciones el juez no todo el aparato de
justicia y que en materia de amparo constitucional no hay vacaciones pues los
febrero de 2008, caso Banesco, Banco Universal, C.A. contra Héctor Jesús Pérez Pérez, la cual
dispone lo siguiente:
“…Al respecto, señala el artículo 7 del Código de Procedimiento Civil que los actos procesales
deben realizarse según las formas previstas en la ley procesal y en las leyes especiales, y sólo
en caso excepcional, cuando dichas formas no estén previstas, podrá el juez establecer las que
Con relación a la infracción de aquellas normas que regulan la forma de realización de los actos
la denuncia, la consecuente nulidad y reposición del acto procesal viciado, pues en este caso se
nulidad de un acto, tiene que, en primer lugar, haberse dejado de cumplir en el acto alguna
formalidad esencial; en segundo lugar, que el acto no haya logrado el fin para el cual estaba
destinado; en tercer lugar, que la parte contra quien obra la falta no lo haya causado y que el
quebrantamiento sea imputable al juez; en cuarto lugar, que la parte no haya convalidado o
consentido el quebrantamiento de la forma del acto; en quinto lugar, que se haya hecho uso
de todos los recursos contra esas faltas; y en sexto lugar, que se haya verificado la existencia
En este orden de ideas, la Sala en decisión N° 00998, de fecha 12 de diciembre de 2006, Caso:
Pablo Pérez Pérez contra Promociones y Construcciones Oriente C.A., reiterada entre otras, en
sentencia N° 00587, de fecha 31 de julio de 2007, caso: Chivera Venezuela S.R.L., contra
“…en materia de reposición y nulidad de los actos procesales, el vigente Código de
Procedimiento Civil, acorde con los principios de economía y celeridad que deben
nulidades procesales.
En este sentido, el artículo 206 del Código de Procedimiento Civil dispone que:
‘...Los jueces procurarán la estabilidad de los juicios, evitando o corrigiendo las faltas que
puedan anular cualquier acto procesal. Esta nulidad no se declarará sino en los casos
determinados por la ley, o cuando haya dejado de cumplirse en el acto alguna formalidad
esencial a su validez.
En ningún caso se declarará la nulidad si el acto ha alcanzado el fin al cual estaba destinado.’
Aunado a lo anterior, cabe destacar, que mientras que en el Código de Procedimiento Civil de
1916 se refería a la reposición preterida, como un vicio disociado del quebrantamiento del
derecho de defensa, nuestro actual Código recoge el vicio de reposición no decretada dentro de
Procedimiento Civil, se refiere a este motivo del recurso de casación, pues la indefensión
desaparece como motivo autónomo y separado, y es establecido como uno de los presupuestos
procesales.
Queda claro, pues, que cuando se denuncie el quebrantamiento de una forma procesal, el
recurrente deberá demostrar como tal infracción (sic) menoscabó o lesionó su derecho de
defensa.
denunciable de conformidad con el ordinal 1º del artículo 313 del Código de Procedimiento
Civil, al señalar que ‘Se declarará con lugar el recurso de casación: 1º Cuando en el proceso se
hayan quebrantado u omitido formas sustanciales de los actos que menoscaben el derecho de
defensa”.
En consecuencia, es posible que el juez de instancia hubiese incumplido o quebrantado alguna
forma procesal sin que por ello proceda la reposición, pues es presupuesto indispensable que el
acto no haya alcanzado su finalidad, que sea imputable al juez, que no haya sido consentido o
convalidado por las partes, y resulte lesionado el derecho de defensa de alguna de ellas…”.
reposición y nulidad de los actos procesales, el vigente Código de Procedimiento Civil, acorde
reposición en el sistema de nulidades procesales. Por tanto, es indispensable para que proceda
actividad procesal haya causado indefensión a las partes o a una de ellas y que el acto no haya
De lo anterior se destaca que para que proceda la denuncia de quebrantamiento de las formas
esencial. B) Que el acto no haya logrado el fin para el cual estaba destinado. C) Que la parte
contra quien obra la falta no lo haya causado, y que el quebrantamiento sea imputable al
acto. E) Se haya hecho uso de todos los recursos contra esas faltas, y F) Se compruebe en el
juicio, que la infracción de la actividad procesal haya causado indefensión a las partes o a una
de ellas.
Así pues, si se verifica la falta de alguno de los elementos antes expuestos, la denuncia por
Guedes, denunció como hecho lesivo la decisión que dictó el 18 de abril de 2007, el Juzgado
Tercero de Primera Instancia en Funciones de Control del Circuito Judicial Penal del Estado
Nueva Esparta, mediante la cual negó la solicitud que formuló respecto a la nulidad absoluta
de la prueba anticipada celebrada en el curso de la investigación seguida con ocasión del delito
Por su parte, la Sala Accidental n.°: 1 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del
Estado Nueva Esparta, declaró sin lugar la acción de amparo interpuesta, con fundamento en
que:
obstante tal situación no es causa suficiente para declarar la nulidad absoluta de la prueba
anticipada in comento (sic), dado que la misma logró por completo su finalidad, tal como lo
establece el artículo 206, último aparte (sic) del Código de Procedimiento Civil, aunado a que
estuvo presente en dicha prueba el Ministerio Público (…) [Mayúsculas y negritas de la Sala
Accidental].
El criterio sustentado por la primera instancia constitucional fue impugnado por la parte
apelante, por cuanto, en su decir, la señalada Sala Accidental n.°: 1, incurrió en los vicios
en cuestión :
(…) el tribunal a quo reconoce y acredita la cualidad de víctima que recae sobre el ciudadano
(…) pero para darle una aparente validez al cuestionado acto judicial constitutivo de prueba
anticipada de barrido, le quita dicha cualidad a conveniencia solo para motivar y fundamentar
posible apertura de una investigación por la presunta comisión de uno de los delitos con
Se verifica el vicio de INCONGRUENCIA (...) por cuanto consideró (…) que durante la realización
del cuestionado acto judicial, mi representado no poseía la cualidad (sic) de imputado (…)
Planteados así los límites de la impugnación, esta Sala con anterioridad a la resolución del
investigación de los hechos punibles y de ordenar y supervisar las actuaciones de los órganos
la identidad plena de los autores de dichos hechos (Cfr: artículo 111, numerales 1 y 2 del
En tal sentido, nuestro proceso penal y, en fin, todo proceso penal, está diseñado para
sujetos a controles objetivos y racionales, realizados mediante reglas que garanticen la verdad
procesal, toda vez que la única justificación que dicho proceso tiene es la de encontrar la
De esta manera, surge la diferencia entre los principios y las garantías, pues de su violación
dependerá la consecuente nulidad. Los principios son considerados como el núcleo central de
los pactos internacionales de derechos humanos, como por ejemplo: el derecho a la defensa.
Las garantías, por su parte, son el medio para avalar el cumplimiento o la vigencia del
principio, lo cual lleva a expresar que: las garantías son el medio y los principios el fin, ya que
En tal sentido, la garantía respecto del cumplimiento de un principio emerge de los requisitos
que deben cumplirse para la realización de los actos procesales y su continuidad mediante las
formas procesales, lo cual conlleva a que cuando no se cumple una forma, esto es: se incumple
un requisito legal o se rompe una secuencia necesaria, la actividad procesal se vuelve inválida
De esta manera, no toda infracción de una norma procesal supone violación de una garantía
constitucional y una situación de indefensión para una de las partes, por cuanto se debe
comprobar que: a) la infracción tenga suficiente entidad que afecte el derecho fundamental a
la defensa; y, b) la infracción afecte la regularidad del acto impidiendo que produzca los
Por tanto, de la progresiva importancia que han ido adquiriendo los principios constitucionales
relacionados con el sistema procesal penal, se imponen criterios antiformalistas que obligan a
violación de una forma lo que trae como consecuencia es una advertencia sobre el posible
irrespeto a un principio, que de verse afectado, sin lugar a dudas debe ser anulado.
De allí, que resulte entonces determinante establecer cuándo, a pesar, de la violación de una
nulidad. La primera posibilidad implica determinar que tan efectiva es la forma para garantizar
la vigencia del principio, vale decir: cuando una formalidad no es esencial en un proceso, y la
segunda está referida al caso en el cual, pese la violación de la forma procesal, se toman otras
Finalmente, hay que destacar que en materia de nulidades rige como principio el de la: "
trascendencia aflictiva", atinente al perjuicio por la ausencia de las formalidades del acto, y
conforme al cual la nulidad por la nulidad misma no es admisible, pues las nulidades no tienen
por finalidad satisfacer deseos formales. La nulidad, por el solo hecho de que la ley disponga
esa consecuencia, debe ser declarada solo si la lesión ocasionada a las partes es insalvable, y
ello es así, por cuanto no hay cabida a la nulidad sin constatación del perjuicio.
Bajo estos supuestos, y del estudio de las actas que conforman el presente proceso se constata
imputados.
De igual modo, consta que el ciudadano Edgar Brito Guedes, no fue citado para dicho
procedimiento de anticipación de prueba, pese ser la persona que había resultado lesionada
con ocasión a los hechos que dieron origen a la inicial investigación, vale decir: a la instruida
por la presunta comisión del delito de homicidio calificado en grado de frustración y, por ende,
para ese momento, ostentar el carácter de víctima del delito, ya que, posteriormente, resultó
imputado por la presunta comisión de los delitos de de tráfico ilícito de sustancias
requisitos que deben cumplirse para la realización del acto, tal y como expresamente lo
establecía el artículo 307, único aparte, del para la época vigente Código Orgánico Procesal
Siendo ello así, y tomando como base lo apuntado “ab initio”, cabe, entonces, precisar hasta
qué punto el incumplimiento del señalado requisito legal, esto es: la falta de citación de la
persona que ostentaba el carácter de víctima, invalida el acto cumplido, toda vez que, se
constitucional siempre y cuando sea de tal entidad que afecte el derecho fundamental a la
defensa, impida los efectos del acto y ocasione a la parte un perjuicio insalvable y constatable.
En el presente caso, pese a que el acto cuestionado por vía de amparo, se trataba de una
actos y no solo la intervención judicial directa, hacía impretermitible la citación de todas las
en el juicio oral mediante la lectura de las actas en estrado (Cfr: artículo 339 (hoy 322),
Sin embargo, en este caso en concreto, no hay cabida a la nulidad de la prueba anticipada, por
parte actora, en razón de que las evidencias probatorias obtenidas mediante la prueba
Laboratorio Científico de Oriente del Comando Regional n.°: 7 de la Guardia Nacional (Cfr: folio
128 al 133, del anexo 3 del expediente), concluyó que: (…) “los residuos colectados en cada
una de las muestras objeto de estudio”, resultaron negativo en las pruebas de ensayo de
De esta manera, para esta Sala, independientemente de que el criterio sustentado por la Sala
Accidental N.°: 01 de la Corte de Apelaciones del Circuito Judicial Penal del Estado Nueva
Esparta, resulte coherente con la pretensión invocada, sin embargo, es indudable que, en
definitiva, la acción de amparo interpuesta por el ciudadano Edgar Brito Guedes, debe ser
SENTENCIA SALA CIVIL º687 13/11/2014 SE ANULA A JURO (206 CPC) CUANDO:
Es necesario analizar el contenido del artículo 211 del Código de Procedimiento Civil, el cual es
“No se declarará la nulidad total de los actos consecutivos a un acto írrito, sino cuando éste
sea esencial a la validez de los actos subsiguientes o cuando la ley expresamente preceptúe tal
nulidad. En estos casos se ordenará la reposición de la causa al estado correspondiente al
a) Que la reposición de la causa no es un fin, sino un medio para corregir un vicio procesal
b) Que mediante la reposición se corrige la violación de la ley que produzca un vicio procesal y
decisión del litigio o de alguna de las cuestiones que lo integran, porque entonces, el error
alegado, caso de existir, se corrige por la recta interpretación y aplicación que el tribunal de
c) Que la reposición no puede tener por objeto subsanar desaciertos de las partes, sino
corregir vicios procesales; faltas del tribunal que afecten al orden público o que perjudiquen a
los intereses de las partes, sin culpa de éstas, y siempre que ese vicio o error y el daño
Tal interpretación, deja ver con claridad meridiana, que la nulidad está referida a los actos
aún cuando ésta se haya conferido bajo la figura del poder apud acta, ya que la representación
En este orden de ideas, es importante traer a colación el criterio sostenido por la Sala
Constitucional en fecha 1º de abril de 2003, Exp. Nº 01-1345, caso: Ytalo José Silva Armada
contra la empresa Electricidad del Centro C.A., el cual en un caso análogo al que se analiza,
donde la sentencia impugnada declaró sin lugar la apelación interpuesta por el apoderado del
accionante, al considerar que éste en el proceso laboral no había apelado, ya que el poder
de un poder apud acta, dicha Sala consideró que “…con tal juzgamiento del juez de la alzada,
se dejó indefenso al hoy accionante en el proceso laboral donde se dictó el fallo impugnado, ya
que dicha sentencia ignoró la esencia del contrato de mandato, surgiendo así un juzgamiento
Asimismo señaló el mencionado fallo constitucional, que el poder para actuar en juicio
otorgamiento del poder apud acta (contrato de mandato), ya que el negocio jurídico no fue
declarado nulo, y nadie lo impugnó. El negocio jurídico basado en las normas sustantivas es
diferente al negocio jurídico procesal; este último si está atado al proceso donde tiene lugar, y
por ello la nulidad del proceso, o sectores de él, puede anular el negocio procesal que se debe a
las formas...”.
En ese contexto, dicha sentencia concluyó que el juzgador superior, al declararle sin lugar la
alzada considerar anulado un mandato que constaba en forma apud acta, porque se repuso el
En aplicación del criterio precedentemente expuesto, el cual en esta oportunidad esta Sala
hace suyo, se determina que aún cuando haya sido declarada la nulidad de todas las actas
ordenada el 12 de mayo de 2010, este Alto Tribunal, actuando en Sala de Casación Civil, como
máxima instancia Juzgadora y directora del proceso y con el deber inherente de garantizar el
En efecto, la Sala considera que para el 15 de febrero de 2016, fecha en que fue anunciado el
mediante diligencia de fecha 11 de febrero de 2010, estaba en pleno vigor, toda vez que no
quedó anulada con los fallos que ordenaron la reposición de la causa, y por
facultada para anunciar dicho recurso de casación propuesto, visto que tampoco se evidenció
de autos que haya ocurrido alguna de las causas de extinción del poder en cuestión. Así se
establece.
cual pone de manifiesto que se trata de una decisión definitiva de última instancia,
evidenciándose así, que ésta es una de las sentencias que se encuentran comprendidas dentro
de los supuestos del artículo 312 del Código de Procedimiento Civil, por consiguiente, tiene
Por último, de la revisión de las actas procesales se observa que en el caso que nos ocupa, en
2014 contra el fallo de alzada de fecha 1° de diciembre de 2014, dictado por el Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, del Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del estado
Guárico, lo que implica que al presente caso ya se le dio casación con anterioridad, por lo cual
en el recurso de casación que hoy se decide, debe considerarse cumplido el requisito de la
cuantía, sin que resulte necesario un nuevo examen al respecto, tal como lo ha establecido la
Lorenza Hidalgo Hernández y otros contra Neila Coromoto Toro Mejías; ratificada en sentencia
N° 384, del 16 de junio de 2014, caso: Antonio Rafael Yánez y otro contra Romel Cumare Roa y
otros.
Conforme a lo anteriormente expresado, esta Sala considera que el recurso extraordinario de
declaratoria con lugar del recurso de hecho propuesto y a la revocatoria del auto denegatorio
del mismo, tal como se declarará de manera expresa, positiva y precisa en el dispositivo del
Ahora bien, esti ma la Sala perti nente citar el contenido del artí culo
206 del Código de Procedimiento Civil que establece textualmente lo
siguiente:
“…Artí culo 206 . Los jueces procurarán la estabilidad de los
juicios, evitando o corrigiendo las faltas que puedan anular
cualquier acto procesal. Esta nulidad no se declarará sino en los
casos determinados por la ley, o cuando haya dejado de
cumplirse en el acto alguna formalidad esencial a su validez.
En ningún caso se declarará la nulidad si el acto ha alcanzado el
fi n al cual estaba desti nado…”.
La norma copiada establece que el juez como director del proceso está
en la obligación de velar por la estabilidad de los juicios, haciendo uso de tal
poder para evitar o corregir cualquier falta que pudiese acarrear la nulidad
de cualquier acto del proceso, y prescribe que solamente podrá declararse la
nulidad en los casos determinados por la ley o cuando haya dejado de
cumplirse alguna formalidad esencial a su validez, añadiendo que en ningún
caso se declarará la nulidad si el acto ha alcanzado el fi n para el cual estaba
desti nado.
Que la citación entendida como acto de naturaleza procesal guarda una relevancia especial
persona quien tenga cualidad para hacerlo. Ciertamente, por ser la citación el acto llamado a
comprende una formalidad esencial para su composición. La ausencia de las formas esenciales
conllevan a la consecución de sus fines- dan lugar a su anulabilidad, siendo para el caso de la
acto esencial del proceso, cuya inobservancia, es capaz de dar lugar a labor tuitiva del amparo
Al respecto, resulta oportuno referir, que “la garantía de seguridad jurídica y de tutela judicial
efectiva tienen inicio en la citación, porque a partir de ella comienza a existir litigio y partes
procesales que están a derecho, sin que tengan que ser apercibidas nuevamente para ningún
acto o incidencia del proceso, salvo en las situaciones excepcionales que la propia ley señala.
para ejercer las acciones y oponer las defensas o excepciones que considere pertinentes, como
también para el actor, quien a partir de la citación no tendrá que aguardar ni dependerá de
público; elementos que, en su conjunto, tienen que constituir un umbral de amplia y nítida luz
a través del cual se acceda al proceso. (Vid. E. J. Couture: “Estudios de Derecho Procesal Civil.
Tomo I; la Constitución y el Proceso Civil”. EDIAR EDITORES. Buenos Aires, 1948 pág. 62).
nulidad de un acto aislado del procedimiento, ni la de los actos consecutivos a un acto írrito,
que no podrá subsanarse ni aun con el consentimiento expreso de las partes; o cuando la parte
contra quien obre la falta no se le hubiere citado válidamente para el juicio o para su
continuación, o no hubiere concurrido al proceso, después de haber sido citado, de modo que
comprendida dentro de los supuestos taxativos de nulidad previstos en el artículo 212 del
mismo Código, por incumplimiento de lo establecido en los artículos 215 y 217 ibídem, lo que
primigenio.
Lo precedentemente expuesto, evidencia que para darse por citado se requiere del
apoderado, que tenga facultad expresa para ello, según lo indica la doctrina y jurisprudencia
vinculante, como ocurre en el caso in comento y reconociera el abogado Oscar Uzcategui, en la
presentación de informes ante el Juzgado superior según consta en el expediente (folio 284),
como condición resultante de la interpretación armónica y funcional de los artículos 216 y 217
del Código de Procedimiento Civil e inocultable de la revisión del poder que riela en autos
(folio 15), donde se señala, entre otras, la facultad concedida por las sociedades mercantiles
Inversiones SIP, C. A., e Inversora Cacique Tiuna, C. A., al apoderado de las ahora solicitantes
en revisión para darse por citado, según se evidencia de la trascripción parcial del poder, que
de seguidas se realiza:
“…Otorgo PODER GENERAL EN DERECHO al ciudadano OSCAR DE JESÚS UZCATEGUI
SUAREZ, venezolano, mayor de edad, soltero, titular de la cédula de identidad, titular
de las (sic) de identidad No. (sic) V- 9.325.641, abogado en ejercicio e inscrito en el
IPSA bajo el N°. 196.439, hábil; amplio y suficiente en cuanto a derecho se refiere
para que represente, sostenga y defienda los derechos, acciones e intereses sobre los
bienes muebles e inmuebles propiedad de mi representadas y de derechos
incorporales relacionados con tales bienes. En tal sentido queda plenamente
facultado mi Apoderado para ejercer todos los derechos y acciones sin autorización
expresa ni judicial, para intentar y contestar todo tipo de acciones, darse por citado,
intimado o notificado, …” (Resaltado nuestro).
En este sentido, establece el artículo 216 del Código de Procedimiento Civil respecto a
la citación en cuanto a que “siempre que resulte de autos que la parte o su apoderado antes de
la citación, han realizado alguna diligencia en el proceso, o han estado presentes en un acto del
mismo, se entenderá citada la parte desde entonces para la contestación de la demanda, sin
más formalidad”, con lo cual, se especifican las condiciones que concretan la citación tácita
por estar palmariamente a derecho el demandado, en aras de armonizar el desarrollo del
proceso con la realidad por estar implícito el acto que genera el efecto legal,
SALA CONS 1676 27/11/2014 ¿Cuántas veces el alguacil debe buscar al demandado?:
Establecido lo anterior, la Sala observa que la sentencia dictada el 31 de enero de 2011 por el
Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, declaró con lugar el recurso de apelación
ejercido por el abogado José Antonio Uzcátegui González, en su carácter de defensor ad
litem de los ciudadanos Rafael José Palma Delgado y José Rafael Palma Delgado, contra la
decisión dictada el 11 de marzo de 2010 por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y Tránsito de esa misma Circunscripción Judicial, que declaró sin lugar la
oposición al decreto intimatorio y ordenó el embargo ejecutivo del inmueble objeto del juicio;
y, en consecuencia, repuso la causa al estado de que se agote la citación de la parte
demandada, al sostener que “…observándose de las actuaciones que el Alguacil en su
consignación que (sic) se trasladó solo en una oportunidad, considerando el A quo agotada la
citación personal, al respecto, es criterio de quien aquí decide que con sólo un intento de
ubicación de la parte demandada para informarle sobre la demanda que le ha sido interpuesta
en su contra, no basta para declarar como agotada la citación personal…” .
Ahora bien, respecto de la ejecución de la hipoteca, el artículo 661 del Código de
Procedimiento Civil, establece lo siguiente:
“Artículo 661: Llegado el caso de trabar ejecución sobre el inmueble hipotecado, por estar
vencida la obligación garantizada con la hipoteca, el acreedor presentará al Tribunal
competente el documento registrado constitutivo de la misma, e indicará el monto del crédito
con los accesorios que estén garantizados por ella, y el tercero poseedor de la finca
hipotecada, si tal fuere el caso. Asimismo presentará copia certificada expedida por el
Registrador correspondiente de los gravámenes y enajenaciones de que hubiere podido ser
objeto la finca hipotecada con posterioridad al establecimiento de la hipoteca cuya ejecución
se solicita. El Juez podrá excluir de la solicitud de ejecución los accesorios que no estuvieren
expresamente cubiertos con la hipoteca, y examinará cuidadosamente si están llenos los
extremos siguientes:
1°. Si el documento constitutivo de la hipoteca está registrado en la jurisdicción donde esté
situado el inmueble.
2°. Si las obligaciones que ella garantiza son líquidas de plazo vencido, y no ha transcurrido el
lapso de la prescripción.
3°. Si las obligaciones no se encuentran sujetas a condiciones u otras modalidades.
Si el Juez encontrare llenos los extremos exigidos en los ordinales anteriores decretará
inmediatamente la prohibición de enajenar y gravar el inmueble hipotecado, lo notificará
inmediatamente al Registrador respectivo a los efectos establecidos en el artículo 600 de este
Código y acordará la intimación del deudor y del tercero poseedor para que paguen dentro de
tres días, apercibidos de ejecución. Si de los recaudos presentados al Juez se desprendiere la
existencia de un tercero poseedor y el solicitante no lo hubiere indicado, el Juez procederá de
oficio a intimarlo.
El auto del Juez excluyendo de la ejecución determinadas partidas o no acordando ésta será
apelable en ambos efectos.” (subrayado por la Sala).
En la tramitación del procedimiento descrito debe tomarse en cuenta que la prosecución de la
justicia y la garantía del derecho a la defensa exigen la práctica eficiente de las citaciones
necesarias para la realización de determinados actos procesales. En este sentido, el artículo
223 del Código de Procedimiento Civil contempla la forma para la citación por carteles en caso
de no haberse encontrado la persona del citado; y establece:
“Artículo 223: Si el Alguacil no encontrare a la persona del citado para practicar la citación
personal, y la parte no hubiere pedido su citación por correo con aviso de recibo, o cuando
pedida ésta, tampoco fuere posible la citación del demandado, ésta se practicará por Carteles,
a petición del interesado. En este caso el Juez dispondrá que el Secretario fije en la morada,
oficina o negocio del demandado un Cartel emplazándolo para que ocurra a darse por citado
en el término de quince días, y otro Cartel igual se publicará por la prensa, a costa del
interesado, en dos diarios que indique el Tribunal entre los de mayor circulación en la localidad
con intervalo de tres días entre uno y otro. Dichos Carteles contendrán: el nombre y apellido
de las partes, el objeto de la pretensión, el término de la comparecencia y la advertencia de
que si no compareciese el demandado en el plazo señalado, se le nombrará defensor, con
quien se entenderá la citación. Se pondrá constancia en autos por el Secretario, de haberse
cumplido estas formalidades y se agregará al expediente por la parte interesada, un ejemplar
de los periódicos en que hayan aparecido publicados los Carteles. El lapso de comparecencia,
comenzará a contarse al día siguiente de la constancia en autos de la última formalidad
cumplida.”.
Como puede observarse, las normas procesales transcritas supra fijan las pautas para la
realización de las citaciones en los procedimientos de ejecución de hipoteca. Estas normas
deben ser interpretadas sistemáticamente, pues de lo contrario se vulneraría el derecho de
defensa de los demandados y se trastocaría la garantía constitucional del debido proceso.
Ahora bien, en el caso bajo análisis, se efectuó la citación de los codemandados ciudadanos
Rafael José Palma Delgado y José Rafael Palma Delgado, mediante los carteles publicados a tal
efecto conforme a las disposiciones legales citadas, formalidad de carácter sustancial, pues
están destinadas a que la parte demandada tenga pleno conocimiento del proceso que se
sigue en su contra, y se le designó un defensor judicial ad litem a los fines de garantizar en
forma plena y eficaz el derecho de defensa.
Cabe destacar que, esta Sala mediante decisión dictada el 12 de julio de 2007, Caso: María
Rosa de Aguiar Soares y otros, respecto del número de veces que el Alguacil del Tribunal debe
trasladarse para la práctica de la citación personal de la parte demandada, dispuso lo
siguiente:
“…el código adjetivo no preceptúa el número de veces que debe trasladarse el alguacil al
domicilio del demandado para que se considere que se agotó esta fase de citación personal y
se proceda a la segunda etapa, esto es, la publicación de carteles de emplazamiento. El Juez,
como director del proceso, se encuentra facultado para la realización de tal consideración, por
ello no se le puede reprochar que su actuación, en este caso, se encuentre fuera de los límites
que la propia ley dispone…”.
Ahora bien, no comparte esta Sala la decisión dictada el 31 de enero de 2011 por el Juzgado
Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes de la
Circunscripción Judicial del Estado Miranda, que declaró con lugar el recurso de apelación
ejercido por el abogado José Antonio Uzcátegui González, en su carácter de defensor ad
litem de los ciudadanos Rafael José Palma Delgado y José Rafael Palma Delgado, contra la
decisión dictada el 11 de marzo de 2010 por el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil y Tránsito de esa misma Circunscripción Judicial, que declaró sin lugar la
oposición al decreto intimatorio y ordenó el embargo ejecutivo del inmueble objeto del juicio;
y, en consecuencia, repuso la causa al estado de que se agote la citación de la parte
demandada, ya que este Juzgado Constitucional estima que se produjo una actuación errónea
por parte del órgano judicial, al declarar que “…es criterio de quien aquí decide que con sólo
un intento de ubicación de la parte demandada para informarle sobre la demanda que le ha
sido interpuesta en su contra, no basta para declarar como 'agotada' la citación personal…”,
obviando la norma a seguir para la citación personal de la parte demandada que contiene los
supuestos de hecho que rigen para el Juez como director del proceso en su función
jurisdiccional, dentro de los cuales destacan la idoneidad, imparcialidad, equidad, celeridad,
antiformalismo, tutela judicial efectiva y debido proceso.
Al respecto, conviene citar la sentencia núm. 708 dictada por esta Sala el 10 de mayo de 2001
(Caso: Juan Adolfo Guevara y otros), en la cual se interpretó con carácter vinculante los
artículos 26 y 257 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en los
siguientes términos:
“…Observa esta Sala, que el artículo 26 de la Constitución vigente, consagra de manera
expresa el derecho a la tutela judicial efectiva, conocido también como la garantía
jurisdiccional, el cual encuentra su razón de ser en que la justicia es, y debe ser, tal como lo
consagran los artículos 2 y 3 eiusdem, uno de los valores fundamentales presentes en todos los
aspectos de la vida social, por lo cual debe impregnar todo el ordenamiento jurídico y
constituir uno de los objetivos de la actividad del Estado, en garantía de la paz social. Es así
como el Estado asume la administración de justicia, esto es, la solución de los conflictos que
puedan surgir entre los administrados o con la Administración misma, para lo que se
compromete a organizarse de tal manera que los mínimos imperativos de la justicia sean
garantizados y que el acceso a los órganos de administración de justicia establecidos por el
Estado, en cumplimiento de su objeto, sea expedito para los administrados.
El derecho a la tutela judicial efectiva, de amplísimo contenido, comprende el derecho a ser
oído por los órganos de administración de justicia establecidos por el Estado, es decir, no sólo
el derecho de acceso sino también el derecho a que, cumplidos los requisitos establecidos en
las leyes adjetivas, los órganos judiciales conozcan el fondo de las pretensiones de los
particulares y, mediante una decisión dictada en derecho, determinen el contenido y la
extensión del derecho deducido, de allí que la vigente Constitución señale que no se sacrificará
la justicia por la omisión de formalidades no esenciales y que el proceso constituye un
instrumento fundamental para la realización de la justicia (artículo 257). En un Estado social de
derecho y de justicia (artículo 2 de la vigente Constitución), donde se garantiza una justicia
expedita, sin dilaciones indebidas y sin formalismos o reposiciones inútiles (artículo 26
eiusdem), la interpretación de las instituciones procesales debe ser amplia, tratando que si
bien el proceso sea una garantía para que las partes puedan ejercer su derecho de defensa, no
por ello se convierta en una traba que impida lograr las garantías que el artículo 26
constitucional instaura.
La conjugación de artículos como el 2, 26 ó 257 de la Constitución de 1999, obliga al juez a
interpretar las instituciones procesales al servicio de un proceso cuya meta es la resolución del
conflicto de fondo, de manera imparcial, idónea, transparente, independiente, expedita y sin
formalismos o reposiciones inútiles.
En este orden de ideas, considera esta Sala, que la decisión de un tribunal de última instancia
mediante la cual se declare inadmisible una acción, basada en un criterio erróneo del juzgador,
concretaría una infracción, en la situación jurídica de quien interpone la acción, del derecho a
la tutela judicial efectiva, lo cual si bien no ha sido alegado por los accionantes, puede ser
analizado de oficio por el juez constitucional, tal como ya lo ha dicho esta Sala en numerosos
fallos”.
Por las razones anteriormente expuestas se concluye que la sentencia dictada el 31 de enero
de 2011 por el Juzgado Superior en lo Civil, Mercantil, Tránsito y de Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes de la Circunscripción Judicial del Estado Miranda, que declaró la reposición de
la causa al estado de que se agote nuevamente la citación personal de la parte
demandada,violó los derechos constitucionales del solicitante al debido proceso y a la tutela
judicial efectiva.
De este modo, estima esta Sala Constitucional que debe declararse que ha lugar la revisión
solicitada y, en consecuencia, anula la sentencia objeto de la presente revisión, con lo cual
debe continuar el juicio en el estado de la ejecución del decreto intimatorio dictado por
el Juzgado Segundo de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y Tránsito de esa misma
Circunscripción Judicial; y así se declara.
SALA CIVIL º08 21/01/2007 GASTOS DEL DEFENSOR AD LITEM ¿Quién LO PAGA?
En la presente denuncia, la recurrente intimada señala, que en el proceso de estimación e
intimación de honorarios profesionales, el abogado intimante acumuló indebidamente en su
escrito, dos tipos de actuaciones cumplidas por él que se excluyen y que tienen
procedimientos distintos para su reclamación, una relativa a su actividad como auxiliar de
justicia y la otra, cumplidas como apoderado judicial de la intimada.
Respecto a las actuaciones realizadas por el abogado intimante en su condición de auxiliar de
justicia, señala el recurrente que no pueden ser reclamadas mediante el procedimiento de
cobro de honorarios profesionales judiciales de abogado, previsto en la Ley de Abogados, sino
mediante el procedimiento establecido para la tasación de costas, previsto en el Decreto con
Rango y Fuerza de Ley de Arancel Judicial, y al establecerse legalmente procedimientos
diferentes para ambas acciones, se configura, en consecuencia, una inepta acumulación de
pretensiones, lo que conlleva la inadmisibilidad de la demanda.
Ahora bien, la Sala estima necesario verificar los procedimientos legalmente establecidos
tanto para el cobro de emolumentos por parte de los auxiliares de justicia, como el establecido
para el cobro de honorarios profesionales de abogado por su ejercicio como tal.
Como se evidencia, para el reclamo de dicho emolumento procede la tramitación prevista en
el hoy artículo 54 y siguientes del Decreto con Rango y Fuerza de Ley de Arancel Judicial,
correspondiendo ese tipo de gastos al costo del proceso, por lo que interviene el Tribunal,
fijando el monto del emolumento, sin que pueda ser estimado por el auxiliar de justicia.
Por su parte, respecto al procedimiento para el cobro de honorario profesionales
judiciales el artículo 22 y siguientes de la Ley de Abogados, dispone que tal reclamación se
tramitará de conformidad con lo establecido en el entonces artículo 386, hoy 607 de la
Ley Adjetiva Civil y la relación de la incidencia, si surgiere, no excederá de diez (10) audiencias;
el referido artículo 22 de la Ley de Abogados, dispone lo que a continuación se transcribe:
“…El ejercicio de la profesión da derecho al abogado a percibir honorarios por los trabajos
judiciales y extrajudiciales que realice, salvo en los casos previstos en las Leyes.
Cuando exista inconformidad entre el abogado y su cliente en cuanto al monto de honorarios
por servicios profesionales extrajudiciales, la controversia se resolverá por la vía del juicio
breve y ante el Tribunal Civil competente por la cuantía. La parte demandada podrá acogerse
al derecho de retasa en el acto de la contestación de la demanda.
La reclamación que surja en juicio contencioso acerca del derecho a cobrar honorarios por
parte del abogado, será sustanciada y decidida de conformidad con lo establecido en el
artículo 386 del Código de Procedimiento Civil y, la relación de la incidencia, si surgiere, no
excederá de diez audiencias.”
Ahora bien, como se evidencia de la transcripción de la recurrida ut supra realizada, el juez
determinó que el abogado intimante dentro de su pretensión acumuló actuaciones que
consideró, a juicio de la Sala de manera errada, extrajudiciales con judiciales excluyendo las
primeras y resolviendo respecto al derecho de las judiciales.
La Sala señala arriba que tal determinación extrajudicial de las actuaciones fue errada, pues
ellas son las mismas que formaron el objeto del juicio anterior que se resolvió con la sentencia
de la Sala antes transcrita y donde se estableció que ellas son actos judiciales que el abogado
cumplió como auxiliar de justicia y que, como tal, de imposible reclamación vía intimación de
honorarios profesionales.
Conforme a lo expuesto, a las disposiciones legales y la doctrina casacionista supra transcritas,
en el sub iudice, al haber el a quo admitido la presente demanda y permitido la acumulación
de dos pretensiones para cuya tramitación la ley establece procedimientos diferentes, que se
excluyen mutuamente, resultando incompatibles; y donde una de éllas ya la Sala determinó su
inexistencia procesal; el ad quem, al no haber advertido tal subversión procesal, infringió el
citado artículo 78 del Código de Procedimiento Civil.
En consecuencia, por mandato de la precitada disposición legal, no podían acumularse en el
mismo escrito de demanda dichas pretensiones, y menos admitirse el reclamo de
emolumentos que corresponden por actuar como auxiliar de justicia, por lo que la Sala estima
que la presente demanda resulta a todas luces inadmisible, tal como se declarará de manera
expresa, positiva y precisa en el dispositivo del presente fallo en donde, además, se declarará
la nulidad de todo lo actuado en esta causa. Así se establece.
Asimismo, por haber encontrado la Sala procedente una infracción de las descritas en el
ordinal 1º) del artículo 313 del Código de Procedimiento Civil, se abstiene de conocer y decidir
las restantes denuncias contenidas en el escrito de formalización del recurso de casación, de
conformidad con lo establecido en el artículo 320 eiusdem.
SALA CONS º33 26/01/2004 NATURALEZA JURIDICA DEL DEFENSOR AD LITEM:
La institución de la defensoría se divide en pública, destinada a otorgar asistencia técnica
integral a los imputados en el proceso penal que no contraten defensores particulares; y en
privada, la cual opera en el proceso de naturaleza civil, bajo diversas figuras como la del
defensor de quien goza de la declaratoria de justicia gratuita, o como la del defensor ad litem.
2) Que el demandado que no ha sido emplazado o citado, se defiende, así no lo haga
personalmente.
Debido a ese doble fin, el defensor no obra como un mandatario del demandado, sino como
un especial auxiliar de justicia, que por no pertenecer a la defensa pública, debe percibir del
demandado sus honorarios, así como las litis expensas, tal como lo señala el artículo 226 del
vigente Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, como tal función auxiliar no la presta el
abogado defensor gratuitamente (a menos que la ley así lo ordene, como lo hace el artículo
180 del Código de Procedimiento Civil), si éste no localizare al demandado para que le facilite
las litis expensas o sus honorarios, tales gastos los sufragará el demandante -quien se beneficia
a su vez de la institución- quien podrá recuperarlos de los bienes del defendido, si éstos
existen.
Ahora bien, la función del defensor ad litem, en beneficio del demandado, es el de defenderlo,
el que el accionado pueda ejercer su derecho de defensa, lo cual supone que sea oído en su
oportunidad legal. De allí, que no es admisible que el defensor ad litem no asista a contestar la
demanda, y que por ello se apliquen al demandado los efectos del artículo 362 del Código de
Procedimiento Civil. El defensor ad litem ha sido previsto en la ley (Código de Procedimiento
Civil), para que defienda a quien no pudo ser emplazado, no para que desmejore su derecho
de defensa.
Pero debe la Sala, en aras a delinear las relaciones del derecho de defensa y la función del
defensor ad litem, proceder a analizar, como debe encarar tal función el defensor, a fin de
cumplir con ella cabalmente.
En este sentido, la Sala considera que es un deber del defensor ad litem, de ser posible,
contactar personalmente a su defendido, para que éste le aporte las informaciones que le
permitan defenderlo, así como los medios de prueba con que cuente, y las observaciones
sobre la prueba documental producida por el demandante.
El que la defensa es plena y no una ficción, se deduce del propio texto legal (artículo 226 del
Código de Procedimiento Civil), que prevé el suministro de las litis expensas para el defensor,
lo que significa que él no se va a limitar a contestar la demanda, sino que realizará otras
actuaciones necesarias (probatorias, etc.) a favor del demandado.
Lo expuesto denota que para que el defensor cumpla con su labor, es necesario, que de ser
posible, entre en contacto personal con el defendido, a fin de preparar la defensa.
Para tal logro no basta que el defensor envíe telegramas al defendido, participándole su
nombramiento, sino que para cumplir con el deber que juró cumplir fielmente, debe ir en su
búsqueda, sobre todo si conoce la dirección donde localizarlo.
A juicio de esta Sala, la lectura del artículo 225 del Código de Procedimiento Civil, apuntala lo
que la Sala destaca como forma de ejercicio de la función de defensor ad litem. En efecto,
dicha norma dispone que el Tribunal al hacer el nombramiento del defensor dará preferencia
en igualdad de circunstancias a los parientes y amigos del demandado o a su apoderado, si lo
tuviere, oyendo cualquier indicación del cónyuge presente, si lo hubiere y quisiere
hacerla. Cuando el legislador toma en cuenta que para la designación se prefiere a los
apoderados, a los parientes y amigos del demandado, y se oiga a su cónyuge (si se tratare de
persona natural, casada) lo que se está significando es que el defensor a nombrarse debe tener
interés en la defensa, debido a sus nexos con el defendido, lo que demuestra que es la defensa
plena la razón de la institución.
Tal norma (artículo 225 del Código de Procedimiento Civil), colide con la Ley de Abogados
(artículo 4), que establece que la representación en juicio sólo corresponde a abogados en
ejercicio, y aunque el defensor ad litem no es un mandatario; sin embargo, el espíritu de dicha
ley especial -que debe ser respetado- es que la actividad procesal sea efectuada por abogados
en ejercicio, por lo que los parientes y amigos mencionados en el artículo 225 citado, deben
ser abogados para ser defensores, pero por el hecho de que no lo sean y no se les pueda
nombrar, no surge razón para no consultarlos sobre cuál profesional del derecho será
nombrado defensor, ya que lo que se busca es que quien asuma la defensa tenga interés en
ella.
En el caso de autos, constaba en el expediente laboral la dirección del demandado, antes de la
fecha del nombramiento del defensor. Luego, era impretermitible que el defensor acudiera a
la dirección del defendido a preparar la defensa, a menos que éste se negare, no bastando a
ese fin enviarle un telegrama notificándole el nombramiento. Si el defensor no obra con tal
diligencia, el demandado queda disminuido en su defensa, por lo que la decisión impugnada,
que no tomó en cuenta tal situación, infringió el artículo 49 constitucional y así se declara.
Constató además la Sala, por ser un hecho admitido por las partes que concurrieron a la
audiencia, que el fallo de la alzada impugnado, decidió el fondo del juicio, sin que dicho fondo
hubiere sido conocido por la primera instancia. Ante tal vicio, donde en la causa se saltó una
instancia, el debido proceso y el derecho de defensa del accionante, también quedó infringida,
y así se declara. Debe la Sala precisar, que estando la causa donde se dictó la sentencia
impugnada, en estado de ejecución forzosa, la parte hoy accionante asumió un compromiso de
pago. Sin embargo, a juicio de esta Sala, tal compromiso, asumido en un proceso plagado de
vicios constitucionales, donde se enervó el derecho a la doble instancia, mal puede producir
efectos, debido a que la fase ejecutiva donde ocurrió, es el resultado de un proceso irrito. En
consecuencia, la Sala a los efectos de este amparo no otorga ningún efecto al convenio de
pago y no lo considera convalidación de los vicios del proceso, que por su magnitud atentan
contra el orden público constitucional.
En este sentido, la Sala considera que es un deber del defensor ad litem, de ser posible,
contactar personalmente a su defendido, para que éste le aporte las informaciones que le
permitan defenderlo, así como los medios de prueba con que cuente, y las observaciones
sobre la prueba documental producida por el demandante.
El que la defensa es plena y no una ficción, se deduce del propio texto legal (artículo 226 del
Código de Procedimiento Civil), que prevé el suministro de las litis expensas para el defensor,
lo que significa que él no se va a limitar a contestar la demanda, sino que realizará otras
actuaciones necesarias (probatorias, etc.) a favor del demandado.
Lo expuesto denota que para que el defensor cumpla con su labor, es necesario, que de ser
posible, entre en contacto personal con el defendido, a fin de preparar la defensa.
Para tal logro no basta que el defensor envíe telegramas al defendido, participándole su
nombramiento, sino que para cumplir con el deber que juró cumplir fielmente, debe ir en su
búsqueda, sobre todo si conoce la dirección donde localizarlo.
A juicio de esta Sala, la lectura del artículo 225 del Código de Procedimiento Civil, apuntala lo
que la Sala destaca como forma de ejercicio de la función de defensor ad litem. En efecto,
dicha norma dispone que el Tribunal al hacer el nombramiento del defensor dará preferencia
en igualdad de circunstancias a los parientes y amigos del demandado o a su apoderado, si lo
tuviere, oyendo cualquier indicación del cónyuge presente, si lo hubiere y quisiere hacerla.
Cuando el legislador toma en cuenta que para la designación se prefiere a los apoderados, a
los parientes y amigos del demandado, y se oiga a su cónyuge (si se tratare de persona natural,
casada) lo que se está significando es que el defensor a nombrarse debe tener interés en la
defensa, debido a sus nexos con el defendido, lo que demuestra que es la defensa plena la
razón de la institución.
el primer deber es que el defensor busque realizar contacto personal con “su defendido, para
que éste le aporte las informaciones que le permitan defenderlo, así como los medios de
prueba con que cuente, y las observaciones sobre la prueba documental producida por el
demandante”, para lo cual el defensor tiene que hacer todas las gestiones que estén a su
alcance a fin de ubicar a su defendido o defendida, e ir en busca de éste ó esta si conoce la
dirección de donde se encuentra
el abogado que haya sido designado para tal fin juega el rol de representante del ausente o no
presente, según sea el caso y tiene los mismos poderes de un apoderado judicial, con la
diferencia que, su mandato proviene de la Ley y con la excepción de las facultades especiales
previstas en el artículo 154 del Código de Procedimiento Civil. Por tanto, mediante el
nombramiento, aceptación de éste, y respectiva juramentación ante el Juez que lo haya
convocado, tal como lo establece el artículo 7 de la Ley de Juramento, se apunta hacia el
efectivo ejercicio de la garantía constitucional de la defensa del demandado a la que se ha
hecho mención.
Sin embargo en el caso de autos, el abogado designado como defensor del demandado no
cumplió con los deberes inherentes a su cargo, puesto que se evidencia del estudio hecho a las
actas, que una vez aceptado el cargo y juramentado para el cumplimiento de dicha
actividad, su participación en la defensa de los derechos de su representado fue inexistente, ya
que el mismo no dio contestación a la demanda interpuesta y ni siquiera impugnó la decisión
que le fue adversa a dicho representado; por lo que visto que el defensor ad litemtiene las
mismas cargas y obligaciones establecidas en el Código de Procedimiento Civil con respecto a
los apoderados judiciales, esta negligencia demostrada por el abogado Jesús Natera Velásquez,
quien juró cumplir bien y fielmente con los deberes impuestos, dejó en desamparo los
derechos del entonces demandado.
Aunado a lo anterior, considera esta Sala que el Juez como rector del proceso debe proteger
los derechos del justiciable, más aún cuando éste no se encuentra actuando personalmente en
el proceso y su defensa se ejerce a través de un defensor judicial, pues como tal debe velar por
la adecuada y eficaz defensa que salvaguarde ese derecho fundamental de las partes, por lo
que en el ejercicio pleno de ese control deberá evitar en cuanto le sea posible la transgresión
de tal derecho por una inexistente o deficiente defensa a favor del demandado por parte de un
defensor ad litem.
Ha señalado esta Sala Constitucional que es un deber inexorable del defensor ad litem, de ser
posible, contactar personalmente a su defendido, para que éste le aporte las informaciones
que le permitan defenderlo, así como los medios de prueba con que cuente, y las
observaciones sobre la prueba documental producida por el demandante, entendiéndose que
no debe limitar su defensa a contestar la demanda, sino que deberá realizar las restantes
actuaciones probatorias necesarias a favor de su defendido, para así poder desvirtuar los
dichos de la parte demandante, y así darle cabal cumplimiento con el deber que juró cumplir
fielmente, por cuanto tal como lo ha señalado la doctrina y la jurisprudencia, la figura del
defensor ad litem “…es equiparable a un apoderado judicial con la diferencia de que su
investidura emana directamente de la Ley…” (Sentencia Sala de Casación civil, de fecha
20/7/1989, en el juicio seguido por Alfonzo Aguado Rincón contra Seguros Catatumbo).
El cargo de defensor ad litem es un cargo que el legislador ha previsto con una doble finalidad:
colaborar en la recta administración de justicia al representar y defender los intereses del no
presente e impedir que la acción en justicia pueda ser burlada en detrimento de los derechos
del actor mediante el subterfugio de una desaparición ad-hoc y cuya designación se hace no
sólo en provecho del actor y del reo sino también en beneficio del orden social y del buen
desenvolvimiento de las instituciones del Estado.
El autor Rengel Romberg, sobre el análisis de la función del defensor ad litem, ha indicado:
Por su origen, el defensor queda investido de una función pública de carácter accidental y
colabora con la administración de justicia…’. Rengel Romberg Arístides. Tratado de Derecho
Procesal Civil Venezolano Tomo II, Editorial Arte, Caracas, 1992, pp. 2555-256.
Precisado lo anterior, insta esta Sala Constitucional a los jueces y juezas como garantes de la
constitucionalidad y la legalidad, que están obligados y obligadas a velar por que los
defensores ad litem cumplan cabalmente con las gestiones que deben realizar a favor de sus
defendidos o defendidas, efectuándolas acorde con la función pública que prestan, siendo que
en el caso bajo análisis se evidencia que la defensora ad litem, abogada Eva Fabiola Sánchez
Arenas, hizo una defensa deficiente al no realizar las gestiones tendentes para la defensa de
sus representados, y tampoco activó conforme a derecho en los actos procesales
subsiguientes, sin ni siquiera impugnar el fallo que le fue adverso. Así se declara.
El Tribunal Superior, con su fallo, silenció las irrisorias actividades desplegadas por la
defensora judicial en la contestación de la demanda y la etapa probatoria del juicio, sus
omisiones quebrantaron el derecho a la defensa y la tutela judicial efectiva en perjuicio de los
demandados, quienes estuvieron disminuidos en su defensa desde la designación de la
defensora ad litem y no solo con la apelación no ejercida, si no que se pudo constatar que, en
efecto, dicha abogada actuaba como apoderada demandante conjuntamente con los abogados
actores en este juicio, en otros procesos judiciales. Así al efecto se decide.
OJO EN ESTE PUNTO HAY CONTROVERSIAS UNOS DICEN QUE CON EL JURAMENTO
BASTA, OTROS DICEN QUE DEBE CITARSE
Observa esta Sala que la presente acción se originó por un juicio de ejecución de hipoteca
iniciado por el ciudadano Alejandro Rodríguez Rodríguez contra la ciudadana Amelia González
Moreno. En dicho procedimiento el Juez de la causa, vista la falta de comparecencia de la
parte demandada en el referido juicio, procedió a nombrar un defensor ad litem para la misma
a los fines de garantizar el derecho a la defensa de la intimada, omitiendo emitir
pronunciamiento respecto a la solicitud de embargo formulada por el demandante el 30 de
julio de 2001.
A este respecto, resulta imperioso para esta Sala aclarar varios puntos:
Así, la persona que ocupa este cargo juega el rol de representante del ausente o no presente,
según sea el caso y tiene los mismos poderes de un apoderado judicial, con la diferencia que su
mandato proviene de la Ley y con la excepción de las facultades especiales previstas en el
artículo 154 del Código de Procedimiento Civil. Por tanto, mediante el nombramiento,
aceptación de éste, y respectiva juramentación ante el Juez que lo haya convocado, tal como
lo establece el artículo 7º de la Ley de Juramento, se hace efectiva la garantía constitucional
de la defensa del demandado.
Siendo ello así, no hay dudas para la Sala que la actuación del Juzgado Tercero de Primera
Instancia en lo Civil y Mercantil de la Circunscripción Judicial del Area Metropolitana de
Caracas estuvo ajustada a derecho, ya que el derecho a la defensa y las disposiciones legales
que la protegen son de eminente orden público, cuya inobservancia ocasiona un menoscabo a
la defensa de la parte que no se encuentre en el juicio y quebranta de esta manera el principio
de igualdad procesal contenido en el artículo 26 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela y previsto a su vez en el artículo 15 del Código de Procedimiento Civil.
En primer término, aprecia esta Sala que en el presente proceso se observaron las reglas
legalmente establecidas para llevar a cabo la citación del demandado, agotando cada una de
sus modalidades que van desde la citación personal, la citación por carteles y por último el
días antes de vencerse el lapso establecido para cumplir con el acto de contestación a la
revocando en todas sus facultades al referido defensor y solicitando la reapertura del lapso
La referida solicitud fue negada por la jueza de la causa, por cuanto en su criterio “…fue
litem…”, y agregó, entre otras cosas que “…habiendo comparecido personalmente las
debían haber dado contestación a la demanda instaurada en su contra dentro del lapso
procesales, y por disposición expresa del artículo 202 del Código de Procedimiento
Civil…”.
Como consecuencia de lo anterior, y dado que para ese momento había precluido el
lapso para contestar la demanda sin que hubieren cumplido con tal actuación, la
incidental los documentos consignados por el alguacil del tribunal de la causa referentes
mediante auto de fecha 28 de abril de 2005 señaló, entre otras cosas, que “… del escrito
así se decide…”.
Posteriormente, la parte demandada apeló de dicha decisión interlocutoria, la cual se
acumuló con la apelación de la sentencia definitiva y fue decidida por el juzgado superior
causal señalada en forma taxativa en el artículo 1.380 del Código Civil, razón por la cual se
confirma el auto de fecha 28 de abril del año 2.005, dictado por el Tribunal A quo, que
Por lo antes expuesto, esta Sala considera que en el presente caso tanto la juez de la causa
relacionados con el tema, anteriormente citados, según los cuales la tacha de instrumentos,
causales taxativas previstas en el artículo 1.380 del Código Civil, pues de lo contrario, deviene
De allí que, ante la ausencia de una adecuada fundamentación, la jueza de primera instancia
actuó apegada a derecho cuando desestimó el referido escrito de formalización in limini litis,
De los términos en que quedó planteada la delación bajo estudio, se entiende que la misma se
refiere a la reposición no decretada –lo que en definitiva constituye el quebrantamiento de
formas esenciales de los actos procesales en menoscabo del derecho a la defensa, tal y como
fue denunciado por la parte recurrente–, en virtud de no haber garantizado la defensora ad
litem, una efectiva defensa de la empresa demandada.
Visto que la delación bajo examen versa sobre la actuación desplegada por la defensora ad
litem, observa la Sala que la necesidad de acudir a dicha figura en el proceso, surgía cuando,
tramitada la citación por carteles, el demandado no comparece por sí o por medio de su
apoderado, en el término señalado para darse por citado. De esta forma, mediante el
nombramiento del defensor –quien deberá ser citado para la contestación–, se posibilitaba el
desarrollo de la causa al formarse la relación jurídica procesal, y se garantizaba el derecho a la
defensa de la parte accionada; en este sentido se pronunció la Sala Constitucional de este
máximo Tribunal de la República, en sentencia N° 33 de fecha 26 de enero de 2004 (caso: Luis
Manuel Díaz Fajardo), en la cual sostuvo lo siguiente:
Esta última clase de defensoría (ad litem) persigue un doble propósito: 1) Que el demandado
que no puede ser citado personalmente, sea emplazado, formándose así la relación jurídica
procesal que permite el proceso válido. Desde esta vertiente, la defensa obra incluso en
beneficio del actor, ya que permite que el proceso pueda avanzar y se dicte la sentencia de
fondo.
Debido a ese doble fin, el defensor no obra como un mandatario del demandado, sino como
un especial auxiliar de justicia (…).
(…) la función del defensor ad litem, en beneficio del demandado, es el de defenderlo, el que
el accionado pueda ejercer su derecho de defensa, lo cual supone que sea oído en su
oportunidad legal. De allí, que no es admisible que el defensor ad litem no asista a contestar la
demanda, y que por ello se apliquen al demandado los efectos del artículo 362 del Código de
Procedimiento Civil. El defensor ad litem ha sido previsto en la ley (Código de Procedimiento
Civil), para que defienda a quien no pudo ser emplazado, no para que desmejore su derecho
de defensa.
Pero debe la Sala, en aras a delinear las relaciones del derecho de defensa y la función del
defensor ad litem, proceder a analizar, como debe encarar tal función el defensor, a fin de
cumplir con ella cabalmente.
En este sentido, la Sala considera que es un deber del defensor ad litem, de ser posible,
contactar personalmente a su defendido, para que éste le aporte las informaciones que le
permitan defenderlo, así como los medios de prueba con que cuente, y las observaciones
sobre la prueba documental producida por el demandante.
El que la defensa es plena y no una ficción, se deduce del propio texto legal (artículo 226 del
Código de Procedimiento Civil), que prevé el suministro de las litis expensas para el defensor,
lo que significa que él no se va a limitar a contestar la demanda, sino que realizará otras
actuaciones necesarias (probatorias, etc.) a favor del demandado.
Lo expuesto denota que para que el defensor cumpla con su labor, es necesario, que de ser
posible, entre en contacto personal con el defendido, a fin de preparar la defensa.
Para tal logro no basta que el defensor envíe telegramas al defendido, participándole su
nombramiento, sino que para cumplir con el deber que juró cumplir fielmente, debe ir en su
búsqueda, sobre todo si conoce la dirección donde localizarlo.
En el caso de autos, constaba en el expediente laboral la dirección del demandado, antes de la
fecha del nombramiento del defensor. Luego, era impretermitible que el defensor acudiera a
la dirección del defendido a preparar la defensa, a menos que éste se negare, no bastando a
ese fin enviarle un telegrama notificándole el nombramiento. Si el defensor no obra con tal
diligencia, el demandado queda disminuido en su defensa, por lo que la decisión impugnada,
que no tomó en cuenta tal situación, infringió el artículo 49 constitucional y así se declara.
Conteste con el citado criterio de la Sala Constitucional, esta Sala de Casación Social destacó,
en sentencia N° 212 del 7 de abril de 2005 (caso: John Steven Sladic Nasr contra National
Oilwell de Venezuela C.A.), que la institución del defensor ad litem no constituye una simple
formalidad con el objeto de generar la bilateralidad del juicio que permita su continuación y el
pronunciamiento de la sentencia, sino que su finalidad es la de garantizar en forma eficaz el
derecho a la defensa de la parte a quien representa. En razón de lo anterior, el defensor debe
–de ser posible– ponerse en contacto con su defendido –sin que baste a tal efecto el solo envío
de un telegrama–, para que éste le facilite la información y pruebas necesarias para alcanzar su
cometido, así como la indicación de los datos para controlar y contradecir las pruebas del
adversario.
(…) el defensor ad-litem designado en la presente causa, realizó las funciones de su defensa,
cuando el día 15-05-2002 presentó escrito de contestación a la demandada (sic), de otra
parte se evidencia al folio (sic) 105 y 106 del expediente, auto del tribunal en la cual (sic) se
ordena la notificación de la demandada, por haberse encontrado la causa suspendida y
haberse ‘roto’ la estadía a derecho de las partes, igualmente se verificó a los folios 72 (sic), la
constancia del alguacil del tribunal, de haber practicado la fijación de (sic) cartel de notificación
de la demandada, en el domicilio de la misma, es decir, la demandada se mantuvo indiferente
al llamado reiterado del tribunal, realizado en varias fases del proceso como pudo
constatarse de las actas del expediente, razón por la cual resulta forzoso declarar
improcedente la defensa formulada por el recurrente ante esta alzada (Resaltado añadido).
Como se observa, el juzgador ad quem negó la reposición solicitada por dos motivos, a saber,
que el defensor ad litem “realizó las funciones de su defensa” al contestar la demanda y que la
accionada “se mantuvo indiferente al llamado reiterado del tribunal”.
Durante ese lapso, no consta que la mencionada defensora judicial haya hecho ninguna
gestión para contactar a la empresa accionada a fin de obtener los elementos necesarios que
coadyuvaran a enervar la acción propuesta, aun cuando existe constancia en autos de la
dirección en donde podía localizarla, pues fue allí donde se tramitó su citación personal. Así las
cosas, la defensora se limitó a dar contestación a la demanda –porque no promovió pruebas ni
presentó informes–, lo que hizo mediante escrito de dos folios consignado el 15 de mayo de
2002, en el cual rechazó de forma genérica los alegatos de la actora, y cada uno de los
conceptos por ella reclamados; en virtud de lo anterior, el juez de la causa declaró la admisión
de los hechos debido a que “(…) al momento de dar contestación a la demanda, el defensor
Ad-litem de la empresa demandada lo hizo de una forma vaga, no fundamentando las razones
de sus rechazos ni de sus negativas (…)”, e igualmente el juez de Alzada consideró que no
formaban parte del debate probatorio, la existencia de la relación laboral, las fechas de ingreso
y egreso de la actora a la empresa, y el salario integral por ella devengado.
Ahora bien, ¿acaso podría argüirse que la defensora ad litem cumplió cabalmente su función
al limitarse a dar contestación a la demanda en la forma en que lo hizo, visto que sólo fue el 26
de enero de 2004 cuando la Sala Constitucional explicitó que el rol de este auxiliar de justicia
consiste en defender al demandado, sin desmejorar su derecho a la defensa? Definitivamente,
no. En primer lugar, para esa fecha la abogada Katherine Molina Pérez aún desempeñaba el
referido cargo, el cual cesó el 17 de agosto de 2004. Pero independientemente de ello, escudar
su deficiente actuación en una supuesta aplicación retroactiva de un nuevo criterio
jurisprudencial implicaría olvidar que en el Código de Procedimiento Civil y en la Ley Orgánica
de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo –aplicable en el presente caso para la fecha de la
contestación de la demanda– ya estaba contemplada la institución del defensor ad litem como
un mecanismo para asegurar el derecho a la defensa del demandado que, citado por carteles,
no comparecía al juicio; de ahí que la doctrina patria ya sostenía que el defensor impide el
estado de indefensión del no presente (Vid. Cuenca, Humberto. Derecho Procesal Civil, Tomo
II, 3ª edición. UCV, Ediciones de la Biblioteca, Caracas, 1979, p.265), asociándolo a la garantía
constitucional de la defensa en juicio, como derecho inviolable (Vid. Rengel-Romberg,
Arístides. Tratado de Derecho Procesal Civil Venezolano, Tomo II. Editorial Arte, Caracas, 1992,
pp. 255-256). Así, cuando la Sala Constitucional explicita que “el defensor ad litem ha sido
previsto en la ley (…) para que defienda a quien no pudo ser emplazado”, y cómo debe encarar
su función para cumplir con ella adecuadamente –lo cual fue desarrollado posteriormente por
esta Sala–, no está introduciendo un cambio de criterio que modifique las reglas del proceso y
por tanto afecte el principio de la expectativa plausible; admitir tal afirmación supondría
aceptar que antes del año 2004, la defensa de quien ejercía el cargo in commento era tan sólo
una ficción. Ello explica por qué la Sala Constitucional, en la sentencia N° 33/2004, y esta Sala
de Casación Social, en la decisión N° 212/2005, aplicaran el criterio relativo a la defensa plena
a supuestos que habían acaecido previamente.
Por otra parte, señala el juzgador de la recurrida que la demandada “se mantuvo indiferente al
llamado reiterado del tribunal”. Al respecto, constata esta Sala que el 12 de marzo de 2002, el
Alguacil del tribunal de la causa hizo constar en autos la fijación del cartel de citación en la
sede de la empresa accionada y en la cartelera de ese tribunal (f. 84 –correspondiente al f. 72
antes de ser corregida la foliatura–). Esta fijación fue realizada a fin de practicar la citación por
carteles prevista en el artículo 50 de la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del
Trabajo, la cual fue ordenada en virtud de la imposibilidad de lograr la citación personal –
según nota del Alguacil de fecha 29 de enero de 2002–. Conteste con la norma citada, la parte
accionada fue emplazada para concurrir a darse por citada –no fue llamada inmediatamente
para el acto de contestación– dentro de los tres (3) días de despacho siguientes; no obstante,
ante su incomparecencia, se procedió al nombramiento de un defensor ad litem, tal como fue
advertido en el cartel correspondiente.
De los párrafos precedentes, observa la Sala que una vez practicada la citación por carteles,
que dio lugar al nombramiento de la defensora ad litem conteste con lo establecido en el
artículo 50 de la Ley Orgánica de Tribunales y de Procedimiento del Trabajo –aplicable ratione
temporis–, el 25 de febrero de 2003 se dejó constancia en las actas procesales de la
notificación de la empresa accionada, acerca del abocamiento de una juez temporal al
conocimiento de la causa, y no fue sino el 17 de agosto de 2004 cuando compareció la
representación judicial de la empresa, después de la entrada en vigencia de la Ley Orgánica
Procesal del Trabajo. Sin embargo, es necesario destacar que la causa se encontraba en estado
de sentencia desde el 22 de octubre de 2002, de modo que ya había transcurrido la
oportunidad para contestar la demanda, promover pruebas y presentar informes, actuaciones
cuya realización correspondió a la defensora ad litem.
Conteste con lo anterior, estima la Sala que el sentenciador de la recurrida debió reponer la
causa al estado de restablecer el orden jurídico infringido, por cuanto la actuación de la
defensora ad litem perjudicó irremediablemente el derecho a la defensa de la demandada,
todo ello en aplicación del criterio jurisprudencial explicitado por la Sala Constitucional de este
alto Tribunal mediante sentencia N° 33 del 26 de enero de 2004, y acogido por esta Sala en
sentencia N° 212 del 7 de abril de 2005.
Por lo tanto, esta Sala considera que el ad quem vulneró el derecho a la defensa de la hoy
recurrente, al abstenerse de ordenar la reposición de la causa, por lo cual se declara con lugar
la presente denuncia. Así se decide.
Al encontrar procedente la delación formulada, la Sala declara con lugar el recurso de
casación –siendo inoficioso conocer la otra denuncia contenida en el escrito de formalización–;
en consecuencia, de conformidad con lo previsto en el artículo 175 de la Ley Orgánica Procesal
del Trabajo, anula la sentencia recurrida y repone la causa al estado en que el Juzgado de
Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y Ejecución del Trabajo que resulte
competente, realice la audiencia preliminar, sin necesidad de notificar previamente a las
partes por encontrarse éstas a derecho. Así se decide.
Por otra parte, visto el desempeño de la defensora ad litem en el presente caso, se ordena
remitir copia certificada de la presente decisión al Colegio de Abogados del Área
Metropolitana de Caracas, para que el Tribunal Disciplinario determine la eventual
responsabilidad de la abogada Katherine Molina Pérez. Así se establece.
EN CUANTO A LA CITACION POR EDICTOS HAY UNA DISCUSION JURISPRUDENCIAL,
PUES LA NORMA DICE QUE DEBEN PUBLICARSE 2 DIARIOS, 2 VECES POR SEMANA,
POR 60 DIAS…
Hay sentencias que descarte, porque son lo mismo que dice en la ley osea solo confirman lo
que esta en la ley ejemplo (vicio de inmotivacion, la congruencia) …. Suerte