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Por el Tratado de Valençay (1813) Napoleón reconocía a Fernando VII como soberano de
España, esta se mostraba neutral en la guerra entre Francia y Gran Bretaña y se firmaba la paz
con el país galo. La revolución constitucional gaditana, aunque se había formulado en nombre
de Fernando VII, había supuesto una clara limitación a las prerrogativas del monarca en el plano
legislativo, por lo que las desavenencias entre las Cortes y la corona fueron evidentes desde su
reconocimiento como rey de España. La ciudad de Valencia fue el escenario en el que se
produjo el golpe de Estado definitivo de Fernando VII, pues a su llegada a la ciudad del Turia,
Mozo de Rosales le hizo entrega de un documento, el Manifiesto de los Persas, firmado por 69
diputados absolutistas, en el cual pedían la supresión de toda la obra llevada a cabo en Cádiz, al
comparar la revolución gaditana con la Revolución Francesa, y el retorno al absolutismo. Así,
de este modo, Fernando VII declaró nulos los decretos y la Constitución de 1812, quedando
desmantelada toda la obra legislativa materializada por las Cortes de Cádiz. Una de las
consecuencias más importantes de la abolición de la obra gaditana fue la supresión de la
representación americana en las Cortes, lo que hizo aumentar el descontento de las élites
americanas respecto a España.
El final del Trienio dio paso a la Década Ominosa o Absolutista (1823-1833), no obstante, no
se restableció el absolutismo en toda su integridad, sino que se trató de un absolutismo
moderado (por ejemplo, no se restauró la Inquisición) que favoreció la creación de grupos de
oposición ultra realistas que se aglutinaron en torno al hermano del monarca, Carlos María
Isidro, y que llegaron a protagonizar importantes insurrecciones como la denominada Guerra
de los Malcontents en Cataluña. Por otro lado, también encontramos una fuerte oposición
liberal manifestada en fallidos pronunciamientos como el de Torrijos en Málaga (véase cuadro
de Antonio Gisbert). Respecto al problema sucesorio, Fernando VII, ante el inminente
nacimiento de su hija Isabel, decide promulgar la Pragmática Sanción por la cual quedaba
derogada la Ley Sálica que, desde Felipe V, prohibía reinar a las mujeres. Al mismo tiempo,
para consolidar en el trono a su hija Isabel, se acercó a los liberales moderados –representados
en la figura de Cea Bermúdez-. Su hermano, Carlos María Isidro, se mostró disconforme con la
medida y reclamó su derecho a la corona de España, formándose un grupo de oposición y
movimiento ideológico en torno a su persona que recibirá el nombre de Carlismo. Fernando VII
murió en 1833, iniciándose un periodo de regencia bajo su mujer, María Cristina, que reina en
nombre de su hija Isabel II.
Al mismo tiempo que se estaba produciendo el nacimiento de España como nación cristalizaron
en América Latina una serie de movimientos independentistas que dieron paso también a
nuevas naciones. Entre las causas que motivaron los procesos independentistas en las colonias
americanas podemos destacar: