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En la resolución Número 1492 de 1967 se reglamentó las calificaciones del nivel primario.
Se adoptó la siguiente escala numérica: Uno (1): Muy mala, Dos (2): Mal, Tres (3): Regular,
Cuatro (4): Bien, Cinco (5): Muy bien. Posteriormente se realizo la resolución No. 1852 de
1978, por la cual se reglamentó el nivel secundario y media vocacional. El año se dividió en
cuatro períodos y se realizaban dos evaluaciones intermedias y una final. Primer período:
20%, Segundo período: 20%, Evaluación intermedia: 10%, Tercer período: 20%, Cuarto
período: 20%, Evaluación final: 10%. Todas las asignaturas se calificaron en la escala de
uno (1) a diez (10).
1
Luis Armando. Historia de la evaluación en Colombia- marco legal. Nariño. www.simana.org.co
(sindicado del magisterio de Nariño). 2009.
2
Ibíd. www.simana.org.co.
1
aprobatoria para un área sería de 6.0 y si el área estaba constituida por varias asignaturas,
debía promediarse los resultados de estas.
Esta ley desarrolló una temática cuyo eje eran el objeto y los fines de la educación; la
estructura del sistema educativo; las modalidades de atención educativa a poblaciones; la
organización de la prestación del servicio educativo; los educandos; los educadores; los
establecimientos educativos; la dirección, administración, inspección y vigilancia; la
financiación de la educación; educación impartida por particulares; otras disposiciones
varias.
El Decreto 1860 de 1994, por el cual se reglamenta parcialmente la ley 115 de 1994 en los
aspectos pedagógicos y organizativos, dedica el capítulo VI para desarrollar lo relativo a la
evaluación y promoción. Aquí aparece una serie de nuevos conceptos y un nuevo enfoque
que puede relatarse de la siguiente manera: “evaluación de los logros del alumno,
entendido como el conjunto de juicios de valor sobre el avance con la adquisición de
conocimientos y el desarrollo de las capacidades de los educandos, atribuibles al proceso
pedagógico”3 Otro elemento importante y que es quizá una ruptura fundamental con el
modelo anterior y se convierte en piloto en el contexto latinoamericano, la evaluación sería
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Decreto 1860, capitulo VI (evaluación y promoción). Articulo 47- evaluación del rendimiento escolar.
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a partir de este año continua, integral, cualitativa y se expresará en informes descriptivos.
Se nota el cambio que ha recibido la evaluación pero todo esto va en busca de una
formación más integral del alumno. Esta transformación de la evaluación es apoyada por
muchos autores tales como “Domingo Blázquez” 4, “Hipólito González Zamora”5, entre otros,
quienes van de la mano al decir que la evaluación debe ser continua, integral y diferente a
como lo era en años anteriores.
La resolución 2343 de 1996 planteó una nueva política curricular cuyo contenido pudo ser
objeto de un nuevo estudio, definió a los indicadores de logro como indicios, señales,
rasgos o conjuntos de rasgos, datos e informaciones perceptibles que al ser confrontados
con lo esperado e interpretados de acuerdo con una fundamentación teórica, pudieron
considerarse como evidencias significativas de evolución, estado y nivel que un momento
determinado presenta el desarrollo humano; detallado en el articulo 8. Luego esta
resolución estableció que se debían tener en cuenta los indicadores de logro por conjuntos
de grados, cuya característica era su referencia a logros que debían ser alcanzados a nivel
nacional por todos los educandos del país. Además, se establecieron indicadores de logros
específicos, que debían servir de índices a los logros que se propone el proyecto educativo
institucional.
El decreto 230 del 11 de febrero del 2002. Dicta normas en materia de currículo,
evaluación y promoción de los educandos y evaluación institucional. Por ello el Capítulo I
establece las Normas Técnicas Curriculares; aparece una nueva definición de currículo;
otro aspecto interesante contenido en el Decreto, es la concepción de Plan de estudios; el
diseño general de planes especiales de apoyo para estudiantes con dificultades en su
proceso de aprendizaje - se conservan las Comisiones de Evaluación y Promoción; la
metodología aplicable a cada una de las áreas; indicadores de desempeño y metas de
calidad que permitan llevar a cabo la autoevaluación institucional; en el art. 5 aparece la
escala en la que deben darse los cuatro informes y el informe final: EXCELENTE,
SOBRESALIENTE, ACEPTABLE, INSUFICIENTE y DEFICIENTE. En cuanto a la
promoción de los educandos, aquí aparece el punto más controvertido en el sentido que
los establecimientos educativos deben garantizar un mínimo de promoción del 95% de los
educandos que finalicen el año escolar. Según “Bernardo Recaman Santos” 6.
4
BLASQUEZ, Domingo. Evaluar en educación física. Barcelona. Inde.1999.
5
Hipólito González Zamora, Ph.D. en Educación de la Universidad del Estado de la Florida, ex
Vicerrector, profesor e investigador de la Universidad Icesi de Cali, Colombia.
6
RECAMAN SANTOS, Bernardo. Decreto 230, 6 años después. www.mineducacion. gov.co
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En Colombia pocas normas educativas han generado tanta discusión como la que produjo
el Decreto 230 de 2002. En el momento de su promulgación, un verdadero tsunami de
comentarios a favor y en contra inundó las páginas de la prensa y, por algún tiempo, se
convirtió en el único tópico de conversación en el salón de profesores de todos los colegios
del país. Como cosa excepcional Colombia, siempre abrumada por noticias aparentemente
más urgentes e importantes, le ponía atención a un tema educativo. Los dos aspectos del
decreto que despertaron la mayor controversia fueron: la escala de evaluación (Excelente,
Sobresaliente, Aceptable, Insuficiente y Deficiente) y el porcentaje fijado para la repitencia
máxima que puede permitirse un colegio. En cuanto al primero, Recaman dice que a su
impresión las instituciones finalmente comprendieron la sentencia de Shakespeare ("Una
rosa, con cualquier otro nombre, huele lo mismo) y se adaptaron a ella sin problemas. En
cuanto al segundo, a pesar del escándalo que suscitó, tuvo el efecto inmediato de frenar
casi en seco, e incluso reducir los índices crecientes de repitencia y deserción existentes,
sin el detrimento de la calidad que se vaticinó.
El único requisito es que cada escala escogida debe expresar su equivalencia con la
escala nacional (superior, alto, básico y bajo) para facilitar traslados entre colegios.
Adicionalmente, también le da la potestad a cada establecimiento educativo de establecer
los criterios de promoción escolar dejando de estar sujeto a un nivel máximo de repitencia
del 5%.Este nuevo Decreto ha causado varias opiniones encontradas desde diversos
sectores. Entre las más notorias están los problemas que puede generar la libre
escogencia de valoración estudiantil. Es cierto que en un sistema de calificación el nivel
“superior” de determinado colegio, no es necesariamente equivalente a un “superior” en
otra institución. Esto es quizás uno de los motivos por el que muchas Universidades se
basan en el puntaje del ICFES y no en las notas de colegio para seleccionar a sus
estudiantes.