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HISTORIA DE EVALUACIÓN EN COLOMBIA

La historia de evaluación en Colombia da cuenta de distintos momentos, fines y criterios.


Desde el sindicato del magisterio se propuso una “historia de la evaluación en Colombia -
marco legal”1, en donde describe la normatividad aparecida a partir de la década de los
sesenta y la variedad de normas que han reglamentado la evaluación en nuestro sistema
educativo, en los niveles de educación pre-escolar, básica primaria, básica secundaria y
educación media y superior. Manifestando un cambio con respecto a lo que se tenía que
evaluar antes, pues plantea que “Desde mediados del siglo XIX, hasta los años 60 se
estableció que se debía evaluar por contenidos. Luego se decidió cambiar la evaluación
por contenidos por la evaluación por objetivos” 2 he aquí cuando inició la ola de tecnología
educativa y se cambio la evaluación por contenidos por una evaluación por objetivos
específicos apoyando lo dicho en el decreto 1710 de 1963, reforzados para bachillerato en
el decreto 080 de 1973.

En la resolución Número 1492 de 1967 se reglamentó las calificaciones del nivel primario.
Se adoptó la siguiente escala numérica: Uno (1): Muy mala, Dos (2): Mal, Tres (3): Regular,
Cuatro (4): Bien, Cinco (5): Muy bien. Posteriormente se realizo la resolución No. 1852 de
1978, por la cual se reglamentó el nivel secundario y media vocacional. El año se dividió en
cuatro períodos y se realizaban dos evaluaciones intermedias y una final. Primer período:
20%, Segundo período: 20%, Evaluación intermedia: 10%, Tercer período: 20%, Cuarto
período: 20%, Evaluación final: 10%. Todas las asignaturas se calificaron en la escala de
uno (1) a diez (10).

La calificación definitiva se obtenía del valor ponderado de las calificaciones producidas en


los períodos y en las evaluaciones intermedia y final. Si el alumno perdía una materia, tenía
derecho a una habilitación, si perdida podía rehabilitar pero si perdía ésta, perdía el curso.
Esto podía hacerse en el mismo plantel o en aquel donde se iba a ingresar.

En la resolución 17486 de 1984 se presenta algo interesante en los grados 1, 2 y 3. La


promoción sería flexible y debería orientarse a prestar atención especial a la edad, al
ambiente social y cultural para que los niños puedan avanzar a su propio ritmo de
aprendizaje y reducir las tasas de deserción y repitencia frecuentes en estos niveles. Fue
una metodología usada con el objetivo de fomentar un mejor aprendizaje en el alumno para
que pudiera avanzar al grado siguiente teniendo en cuanta sus cualidades especificas.
Entonces para los grados continuos, es decir, a partir de cuarto hasta once, los resultados
de evaluación se expresarían numéricamente en escala de 1 a 10 con la siguiente
equivalencia: 9 a 10, sobresaliente; 8 a 8.9, bueno; 6 a 7.9, aprobado; 1 a 5.9, no
aprobado. En los cuatro periodos se estableció un valor porcentual para cada una de las
áreas, según el artículo 8, así: Primer período: 10%; Segundo período: 20%; Tercer
período: 30%; Cuarto período: 40%. Este último requería un tiempo determinado para la
evaluación final y debía incluir el contenido de todos los anteriores. La calificación mínima

1
Luis Armando. Historia de la evaluación en Colombia- marco legal. Nariño. www.simana.org.co
(sindicado del magisterio de Nariño). 2009.
2
Ibíd. www.simana.org.co.

1
aprobatoria para un área sería de 6.0 y si el área estaba constituida por varias asignaturas,
debía promediarse los resultados de estas.

El artículo 14 en la época de vigencia fue controvertido, pero marcó un punto de quiebre


entre la rigidez anterior y esta, y consistía en lo siguiente: la promoción a un grado superior
se daba cuando aprobaba todas las áreas comunes y propias o cuando promediadas las
calificaciones de todas las áreas arrojaban un mínimo de 7.0 y en una de las áreas
presentaba nota no inferior a 4.0, por lo que no habilitaba el área perdida. El grado se
perdía con tres o más áreas con calificaciones inferiores a 6.0. La inasistencia al 20% de la
intensidad horaria del área o asignatura provocaba la pérdida de la misma y se calificaba
con 1. Persistía la habilitación de una o dos áreas y si se perdía la habilitación perdía el
año. Y cuyo plazo para presentar la habilitación era de 30 días después del examen final y
si pasado un año no presentaba las habilitaciones perdía el año o grado correspondiente.

El Decreto 1469 de 1987 marca un quiebre en el tipo de evaluación que se venía


trabajando en Colombia y se va lanza en ristre contra el procedimiento tradicional: las
notas; y considera que ese enfoque va en contra del enfoque integral formativo inherente al
proceso educativo y decretó la promoción automática obligatoria en el nivel de básica
primaria. En el artículo 6°, se establece la escala de calificaciones siguiente: EXCELENTE,
BUENO, ACEPTABLE E INSUFICIENTE. También definió Actividades de Recuperación.
Desde esta época entonces el lenguaje de la evaluación cambia, se torna cualitativo, prevé
actividades de recuperación, la promoción será automática, el año escolar se divide en
cuatro periodos y se transcribe a los padres de familia un informe descriptivo – explicativo,
la inasistencia de los alumnos puede llegar al  20 %, se dio la promoción anticipada a partir
de la finalización del 2° periodo del año lectivo. Y se llega a la Ley 115 del 11 de febrero de
1994, conocida como Ley General de Educación, expedida 90 años más tarde de la
anterior ley general, su promulgación estuvo precedida de grandes debates y se supone
fue una ley concertada  y una de las consecuencias más inmediatas del desarrollo de la
Constitución Nacional de 1991 que se estrenaba en Colombia.

Esta ley desarrolló una temática cuyo eje eran el objeto y los fines de la educación; la
estructura del sistema educativo; las modalidades de atención educativa a poblaciones; la
organización de la prestación del servicio educativo; los educandos; los educadores; los
establecimientos educativos; la dirección, administración, inspección y vigilancia; la
financiación de la educación; educación impartida por particulares; otras disposiciones
varias.

El Decreto 1860 de 1994, por el cual se reglamenta parcialmente la ley 115 de 1994 en los
aspectos pedagógicos y organizativos, dedica el capítulo VI para desarrollar lo relativo a la
evaluación y promoción. Aquí aparece una serie de nuevos conceptos y un nuevo enfoque
que puede relatarse de la siguiente manera: “evaluación de los logros del alumno,
entendido como el conjunto de juicios de valor sobre el avance con la adquisición de
conocimientos y el desarrollo de las capacidades de los educandos, atribuibles al proceso
pedagógico”3 Otro elemento importante y que es quizá una ruptura fundamental con el
modelo anterior y se convierte en piloto en el contexto latinoamericano, la evaluación sería
3
Decreto 1860, capitulo VI (evaluación y promoción). Articulo 47- evaluación del rendimiento escolar.
2
a partir de este año continua, integral, cualitativa y se expresará en informes descriptivos.
Se nota el cambio que ha recibido la evaluación pero todo esto va en busca de una
formación más integral del alumno. Esta transformación de la evaluación es apoyada por
muchos autores tales como “Domingo Blázquez” 4, “Hipólito González Zamora”5, entre otros,
quienes van de la mano al decir que la evaluación debe ser continua, integral y diferente a
como lo era en años anteriores.

La evaluación educativa en Colombia se estableció a partir de la fecha antes mencionada


las comisiones de evaluación cuya misión era prescribir actividades académicas
complementarias para superar deficiencias y en los casos de superación, recomendar la
promoción anticipada. El registro escolar de valoración se expresará en términos
EXCELENTE, cuando supera ampliamente la mayoría de los logros previstos; BIEN,
cuando se obtienen los logros previstos con algunas limitaciones en los requerimientos;
INSUFICIENTE, cuando no alcanza a superar la mayoría de los requerimientos de los
logros previstos.

La resolución 2343 de 1996 planteó una nueva política curricular cuyo contenido pudo ser
objeto de un nuevo estudio, definió a los indicadores de logro como indicios, señales,
rasgos o conjuntos de rasgos, datos e informaciones perceptibles que al ser confrontados
con lo esperado e interpretados de acuerdo con una fundamentación teórica, pudieron
considerarse como evidencias significativas de evolución, estado y nivel que un momento
determinado presenta el desarrollo humano; detallado en el articulo 8. Luego esta
resolución estableció que se debían tener en cuenta los indicadores de logro por conjuntos
de grados, cuya característica era su referencia a logros que debían ser alcanzados a nivel
nacional por todos los educandos del país. Además, se establecieron indicadores de logros
específicos, que debían servir de índices a los logros que se propone el proyecto educativo
institucional.

El decreto 230 del 11 de febrero del 2002. Dicta normas en materia de currículo,
evaluación y promoción de los educandos y evaluación institucional. Por ello el Capítulo I
establece las Normas Técnicas Curriculares; aparece una nueva definición de currículo;
otro aspecto interesante contenido en el Decreto, es la concepción de Plan de estudios; el
diseño general de planes especiales de apoyo para estudiantes con dificultades en su
proceso de aprendizaje - se conservan las Comisiones de Evaluación y Promoción; la
metodología aplicable  a cada una de las áreas; indicadores de desempeño y metas de
calidad que permitan llevar a cabo la autoevaluación institucional; en el art. 5 aparece la
escala en la que deben darse los cuatro informes y el informe final: EXCELENTE,
SOBRESALIENTE, ACEPTABLE, INSUFICIENTE y DEFICIENTE. En cuanto a la
promoción de los educandos, aquí aparece el punto más controvertido en el sentido que
los establecimientos educativos deben garantizar un mínimo de promoción del 95% de los
educandos que finalicen el año escolar. Según “Bernardo Recaman Santos” 6.

4
BLASQUEZ, Domingo. Evaluar en educación física. Barcelona. Inde.1999.
5
Hipólito González Zamora, Ph.D. en Educación de la Universidad del Estado de la Florida, ex
Vicerrector, profesor e investigador de la Universidad Icesi de Cali, Colombia.
6
RECAMAN SANTOS, Bernardo. Decreto 230, 6 años después. www.mineducacion. gov.co
3
En Colombia pocas normas educativas han generado tanta discusión como la que produjo
el Decreto 230 de 2002. En el momento de su promulgación, un verdadero tsunami de
comentarios a favor y en contra inundó las páginas de la prensa y, por algún tiempo, se
convirtió en el único tópico de conversación en el salón de profesores de todos los colegios
del país. Como cosa excepcional Colombia, siempre abrumada por noticias aparentemente
más urgentes e importantes, le ponía atención a un tema educativo. Los dos aspectos del
decreto que despertaron la mayor controversia fueron: la escala de evaluación (Excelente,
Sobresaliente, Aceptable, Insuficiente y Deficiente) y el porcentaje fijado para la repitencia
máxima que puede permitirse un colegio. En cuanto al primero, Recaman dice que a su
impresión las instituciones finalmente comprendieron la sentencia de Shakespeare ("Una
rosa, con cualquier otro nombre, huele lo mismo) y se adaptaron a ella sin problemas. En
cuanto al segundo, a pesar del escándalo que suscitó, tuvo el efecto inmediato de frenar
casi en seco, e incluso reducir los índices crecientes de repitencia y deserción existentes,
sin el detrimento de la calidad que se vaticinó.

Posteriormente en el 2009 se realizo un nuevo decreto: el 1290 por el cual se reglamenta


la evaluación del aprendizaje y promoción de los estudiantes de los niveles básica y media.
Es decir, que luego de mucha discusión virtual dada en el escenario tecnocrático
controlado por el gobierno y en un claro simulacro de democracia, el gobierno finalmente
decide firmar el decreto 1290 del 2009 que deroga el 230 del 2002 y reglamenta la
evaluación y promoción de los estudiantes. Bajo esta nueva reglamentación, el Gobierno le
da la potestad a los establecimientos educativos de definir y adoptar la escala de
valoración de desempeño estudiantil que mejor se ajuste a sus necesidades.

El único requisito es que cada escala escogida debe expresar su equivalencia con la
escala nacional (superior, alto, básico y bajo) para facilitar traslados entre colegios.
Adicionalmente, también le da la potestad a cada establecimiento educativo de establecer
los criterios de promoción escolar dejando de estar sujeto a un nivel máximo de repitencia
del 5%.Este nuevo Decreto ha causado varias opiniones encontradas desde diversos
sectores. Entre las más notorias están los problemas que puede generar la libre
escogencia de valoración estudiantil. Es cierto que en un sistema de calificación el nivel
“superior” de determinado colegio, no es necesariamente equivalente a un “superior” en
otra institución. Esto es quizás uno de los motivos por el que muchas Universidades se
basan en el puntaje del ICFES y no en las notas de colegio para seleccionar a sus
estudiantes.

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