Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
LA CULPA
Otra emoción social es la culpa, creer que no hemos acatado las normas de otros,
que les hemos fallado. La culpa también tiene que ver con una escisión o división
interna y el identificarse con una mitad culpable, frente a la otra mitad que es
culpabilizada. La culpa tiene que ver con un código, el de nuestras propias
expectativas e ideales o el de las normas y reglas de la familia o la sociedad en la
que vivimos, y surge cuando las transgredimos.
Para resolver el sentimiento de culpa hay que conocer a fondo quién es el que
73
culpa. Sea cual sea el código moral de cada uno, el hecho es que existe y una vez que
se ha instaurado establece un sistema que garantiza su cumplimiento. Si vemos
nuestro comportamiento en perspectiva, es decir, viéndolo como un espectador, e
intentamos entender el contexto en que sucedió, podremos superar la culpa y darnos
cuenta de que este comportamiento nos ha dañado a nosotros y a los otros. La culpa
nos mantiene en el pasado, pero ahora en el presente lo importante es que
aprendamos de ello, le demos un significado que nos sirva en el futuro y nos
permitamos disfrutar de las cosas.
Cuando los adultos que nos educan tienen vergüenza o se sienten culpables por
algo, la utilizan con nosotros para conseguir que nos adaptemos a lo que ellos les
conviene. Utilizar la vergüenza y la culpa para manipular al otro solo indica que la
persona no está actuando desde el amor sino desde el miedo. Cuando actuamos
desde el amor es como si lo hiciéramos desde la abundancia (que hay para todos,
que no tenemos que preocuparnos por que nos toque), mientras que cuando actuamos
desde el miedo es como si actuáramos desde la escasez (es como si dijéramos: «Si
tengo algo, tú no lo tienes, y si no, lucho por quitártelo para tenerlo yo»). Nosotros
funcionamos fundamentalmente desde la escasez; por eso funcionamos desde el
miedo; si pudiéramos confiar en que íbamos a recibir todo lo que necesitamos, antes
o después, podríamos actuar desde el amor.
LA ENVIDIA
74
LOS CELOS
Los celos son el deseo de poseer algo o a alguien, y la no posesión implica una
frustración, una pérdida, y una actividad para conseguirla. Si sentimos celos de
alguien que posee algo que nosotros no tenemos, vamos a intentar conseguirlo, para
poseerlo también. La envidia es más destructiva; por el contrario, los celos nos
pueden llevar a superarnos. No obstante, existen los celos enfermizos, que consisten
en querer poseer a una persona de nuestro agrado, y todo lo que se le acerque se vive
como una amenaza. Los celos surgen de la necesidad de poseer, no implican amor de
verdad por la otra persona, aunque en nuestra cultura se nos haya hecho creer que
cuando tenemos celos amamos de verdad. Los celos nos pueden llevar incluso a
sentir la necesidad de tener que deshacerse del rival que nos impide la posesión de
ese persona. Los celos referidos a personas siempre implican un triángulo. Podemos
tener celos de que un amigo pase más tiempo con otro amigo que con nosotros y eso
nos hace dudar de nuestra valía.
Para muchos niños es muy doloroso el nacimiento de un hermano pequeño que
de repente les roba la atención o parte de la atención de los padres, y lo viven con
mucho dolor. Los niños, al tener menos atención, sienten menos afecto y se ven
abandonados o rechazados, lo que les produce mucho dolor, que tenemos que
reprimir.
LA INDIGNACIÓN
La indignación tiene que ver con un enfado importante por una situación injusta,
ofensiva o perjudicial, como la pérdida de una posesión nuestra. Podemos sentir
indignación por pensar que no nos hacen todo el caso que necesitamos o porque nos
comparamos con un hermano u otra persona y creemos que salimos perdiendo. La
indignación nos hace sentir mucho malestar y pide una reparación, y aunque no se
lleve a cabo deja nuestro cerebro en modo «inconcluso».
Yo tengo una cliente que no recibía la atención, afecto y aprecio que
necesitaba de su madre, así que, como es normal, se apegaba a sus muñecos, que
le hacían compañía. La madre, sin tenerla en cuenta, de vez en cuando iba
regalando sus muñecos, y ella llegaba a casa y se indignaba, pero por más que se
lo dijera a su madre ella no la tenía en cuenta, así que reprimía su indignación y
le hacía sentirse triste e impotente.
También podemos manifestar orgullo, que como emoción social indica que
75
creemos que somos más o necesitamos menos que los demás. En realidad, el orgullo
como emoción social está compensando una sensación de vulnerabilidad o de
sentirnos menos. Parecido al orgullo es el desprecio, que es lo contrario de aprecio.
Es cuando pensamos que alguien es inferior a nosotros y los despreciamos por ser
débiles, inseguros, tontos.
De niños, si nos sentimos mal con nosotros mismos porque nos falta amor,
podemos compensarlo portándonos mal con otros niños más débiles e inseguros,
mostrando orgullo y desprecio. De niños, si tenemos malestar, podemos ser muy
crueles con otros niños porque estamos intentando descargar nuestro propio
malestar.
CONCLUSIÓN
76
3. Entonces defiéndete escribiendo cómo le contestarías.
77