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El autor afirma que las palabras solo son limitadas y aproximadas expresiones que
intentan describir el creciente conocimiento sobre el mundo para hacer frente a la
pequeña capacidad de comprensión y expresión del hombre, así pues, el tamaño
del mundo no va más allá del vocabulario. Los seres humanos no estamos en
capacidad de conocer por completo el mundo en el que vivimos ya que no somos
capaces de nombrarlo o describirlo, nos faltan términos suficientes para ello. Por
ende, no es el mundo el que ha crecido a lo largo de la historia sino por el
contrario, nuestro conocimiento del mismo. Uslar Pietri nos revela un problema de
gran consideración: la escasez de un vocabulario tan diverso e inmenso para la
mayoría de los habitantes del planeta, quienes estamos condenados a darnos
cuenta de la existencia de un mundo exterior que no podemos descubrir debido a
la carencia de un instrumento lingüístico suficientemente amplio y valido para toda
persona que lo necesite.
Por otro lado, son los medios de comunicación con su gran alcance global los que
permiten a la humanidad estar consciente de que existe un mundo fuera de su
campo de visión que no es conocido principalmente debido a la carencia
lingüística de la población. El autor nos invita a reinventar la educación con el fin
de conseguir una enseñanza eficaz que se centre en el estudio continuo y
permanente del lenguaje y no en el aprendizaje inerte de las reglas de la
gramática, para que con cada palabra nueva aumente el tamaño del mundo para
cada hombre. Finalmente, en este texto la conclusión va dirigida a la educación
actual, pues es un planteamiento en el cual se señala que el paso a seguir para
disminuir la incomunicación y lo que se desconoce, es estudiar continuamente el
idioma para enriquecerlo y así poder adquirir y expresar nuevos conocimientos,
aumentando con ello el tamaño del mundo para cada niño, joven y adulto.