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14 de febrero de 2020
Notas introductorias.
El actual trabajo es producto de mis años de reflexión sobre la identidad como forma de
educación estética del humano. Estas reflexiones me encaminaron a considerar la lengua
como la base principal de la identidad. Hablo en términos de la hipótesis Sapir y Whorf
al considerar que la lengua encierra las formas del vivir, hacer, percibir y pensar de un
pueblo (Parra, 1998), pues, aunque esto se atribuya principalmente a la cultura, dicha no
podría ser o existir sin ser conceptualizada a través del lenguaje y este se expresa en las
lenguas del mundo. En este sentido, la lengua es en su totalidad, una concepción del
mundo. Con esto no quiero decir que sea una limitante para concebirlo sino una forma
configurada de hacerlo, que puede enriquecerse a partir del aprendizaje y contacto con
otras experiencias.
Cada concepción del mundo es algo única. Tiene sus propios matices en los cuales
abarca la realidad. Lejos de ser esto un sesgo para el conocimiento, es una posibilidad
de expandirlo, sin que la tradición sea un limitante para lograr la universalidad de las
ideas sino en cambio una configuración de ellas.
Esto último fue resultado de cuestionar si acaso el mundo es una cosa cognoscible en
realidad o simplemente concebible. De ser solo concebible, el conocimiento queda
relegado a cada concepción y no existiría un conocimiento real o un camino hacia él.
Para ello fue necesario dudar de si la identidad es algo fundamental, pues en mi camino
encontré que la razón, la capacidad más elevada del intelecto, es un sendero inequívoco
al conocimiento real, universal e independiente de cualquier pueblo y/o cultura, sexo y
etnia. Siendo así, la concepción parecía presentarse como un impedimento para razonar,
pues, aunque ambas contienen el significado de las cosas de la realidad, la concepción
1
es relativa a su pueblo y cultura, por lo que sus contenidos sobre lo verdadero están
condicionados por sus creencias; la razón en cambio construye la verdad a partir de la
descripción de las cosas en tanto la observación real de las mismas, su estudio y su
comprobación. La concepción tiene el significado del mundo en sí, mientras que la
razón extrae el significado sobre mundo, del propio mundo.
En esta visión primera, tuve la sensación de considerar que toda cultura debía ser
neutralizada en favor de una unitaria cultura de razón. El sujeto racional debe abandonar
su cultura para abrirse al conocimiento y despojarse de sus concepciones. No es de
omitir que además sería necesario que la diversidad de lenguas desaparezca y surja una
lengua universal, el sueño inconcluso de Leibnitz 1, ya que las lenguas contienen la
semántica total de la concepción y la imaginaria lengua universal, tendría el contenido
descriptivo del conocimiento real. De esta manera, el sujeto idóneo para la mejoría
social, es un sujeto educado y la educación residiría en el desarrollo intelectual que lo
convierta en sujeto racional.
Así me di cuenta que los matices semánticos que la lengua brinda, igual que el
significado y la semiótica de toda su estructura, llevan en sí ideas universales de la
belleza y la sensibilidad y que, por ello mismo, su camino también puede ser universal.
La concepción ya no resultó un sesgo realmente, más bien es una forma de conocer solo
que con una carga estética del mundo, sin que tal desvirtué sus juicios para la verdad o
1
Escritos filosóficos, sección III
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la imposibilité de buscarla. El concepto de las cosas puede estar allí, en la palabra, en la
expresión y puede coexistir sin conflicto con la razón remitiendo su uso a ideas
universales o hasta siendo una correspondencia a dicha idea. La palabra no es una
creencia, aunque venga de allí, la palabra es la representación de un concepto del
mundo, concebido de cierta manera. El uso de la palabra hace que el sujeto se relacione
tanto racional como estéticamente con la cosa designada. De esta manera, el uso remite
a un significado universal del conocimiento de la cosa, mientras que su etimología habla
sobre su concepción, sin que la palabra deje de designar a la realidad y totalidad de la
cosa. En resumen: el uso es para conocer la cosa, la concepción es para relacionarse con
la cosa. Ninguna invalida a la otra.
La importancia de la lengua como una de las formas idóneas de educar al ser humano,
me presentó una segunda cuestión en la forma de esta pregunta: ¿si cada lengua tiene su
propia concepción del mundo, significa que los hablantes de una lengua comparten
dicha concepción? La respuesta es negativa. Hay muchos pueblos que hablan una
misma lengua y sin embargo se relacionan con el mundo y/o sus cosas de formas muy
distintas. Encontré entonces, que además de la lengua, el dialecto también tiene una
concepción, que se manifiesta en modismos, arcaísmos, pronunciaciones, prosodia,
expresiones y combinaciones e injertos de otras lenguas; que surge a partir de
situaciones sociales, ambientales, geográficas, de proximidad con otros pueblos e
históricas, y por tanto también forma parte de la identidad de un pueblo, de su historia y
su visión estética.
En este momento supe que la verdadera educación estética ha de hacerse desde la propia
lengua, incluyendo su dialecto, para reconocer en ella lo sublime y que esa sublimidad
haga parte de la identidad de los pueblos y mejore la vida, la sociedad, la moral y el
intelecto.
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Breve acercamiento preliminar a las cuestiones de la evolución lingüística y la
conciencia humana (a modo de justificación de factibilidad de las ideas de este
tratado)
Lo que abarca este pequeño estudio como punto de anticipación a la crítica al tema de
este tratado, son las generales perspectivas existentes acerca de la lengua. Esto se
expone con el fin de dar un contexto suficiente sobre el abarcamiento de la lengua como
un campo de estudio y como patrimonio, además de discutir y contestar la sentada
postura que se proyecta ante las discusiones de conservación lingüística y cambio/
evolución lingüística, dos cuestiones básicas para el desarrollo de las ideas de este
tratado.
4
concepción de las cosas a través de las ideas y de los conceptos, como propias formas
de cosas en su completa abstracción (metacognición). Este último concepto, la
metacognición, es quizá el más importante en el papel del desarrollo de la lengua, pues
cada concepción se categoriza bajo una idea, y una vez la idea es dada y almacenada en
la memoria, volver a pensar sobre la cosa, no se hace sino a través de la idea, el propio
pensamiento almacenado. En palabras simples, el acto de pensar un pensamiento(Waldo
2015).
Así, hablamos pues de una compleja y primordial composición que hace posible la
lengua, un resultado multidinámico que constantemente se configura, en tanto ni las
situaciones, ni los entornos ni la cognición, son formas estáticas.
Teniendo en cuenta este hecho del dinamismo, partimos pues al punto que compete al
comportamiento de la lengua, enlazando el concepto de lengua en toda su forma para
una concepción integral en vía del entendimiento del concepto de lengua en todas las
dimensiones que abarca. Esto con el fin de entender todo el conjunto de la lengua entre
su naturaleza comportamental, su naturaleza primordial o fundamental y sus
consecuencias en la construcción humana, este último, es el justificador de consignar lo
llamado patrimonio en una lengua y, por tanto, algo valioso al juicio estético e
intelectual.
Dicho pues que la lengua tiene unos principios de existencia primordial, estos son los
que aproximan a la explicación de la naturaleza “genética” de la lengua, pero no son
necesariamente los que explican su comportamiento. Este último, aunque depende a su
vez de los factores mencionados en el punto anterior (capacidades cognitivas,
situaciones y entorno) no reside propiamente en ellos sino en su interacción constante a
través del tiempo. Las situaciones ambientales pueden modificarse, la población puede
crecer o decrecer, los recursos podrían acabarse y ello obliga a toma de medidas,
posibles en la evaluación, habilidad cognitiva. Todo esto, incurre en un cambio del
estilo de vida, que a su vez se refleja necesariamente en aspectos de la lengua, pues
través de ella se conciben las cosas y los cambios de concepción también implican
cambios en alguna forma lingüística sea para categorizar semánticamente una cosa,
como en la forma de relacionarse entre hablantes (socialización).
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Así, los cambios lingüísticos, son muy propios y naturales de la lengua y se dan debido
a la interacción de los mecanismos que conforman la lengua. En este punto pues,
hablamos propiamente de configuración. A partir de que se configura una lengua.
De esta manera identificamos pues que la lengua además de tener bases primordiales,
está sujeta a cambiar por la relación entre dichos principios que interactúan tanto dentro
de la comunidad como con los principios en interacción de otra comunidad.
Por ello, deseo exponer dos posturas clave en el estudio de la lengua, que se pueden
encontrar enfrentadas debido a sus diferencias al concebirla (según sus principios), con
el fin de discutirlas en su oposición y aclarar cuál es la mía expresada en este tratado: el
prescriptivismo y el descriptivismo lingüísticos.
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cada una como camino único de estudio de la lengua, comenzando antes por mencionar
los estudios de base que pueden motivar la oposición.
Definidas las bases, nos ponemos en una postura crítica para analizar elementalmente
cada una en sus motivaciones e implicaciones teóricas.
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manera conservando la estructura primigenia de la comunidad hablante, sin
posibilidad de cambios, pues se considerarían deformaciones.
De ello se puede afirmar que sus implicaciones sobre la lengua son impositoras
de una visión cultural de un momento especifico. El motor principal de este
pensamiento es el amor por la tradición, solo por la tradición misma
(lingüísticamente hablando, aunque fácilmente asociable a posiciones
conservadoras en otros aspectos también). Ello puede conllevar fácilmente a una
ruptura social y lingüística que va en contravía del desarrollo natural del uso
lingüístico y por ello puede crear divisiones del oficialismo estricto y la
separación con sus dialectos a tal punto de la desaparición. Un ejemplo de este
ejercicio fue el latín con sus divisiones de clásico y vulgar.
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base gramatical en esta postura es también (o pretender ser) el pragma de la
lengua por lo que carece de un mecanismo de producción de sentido y su
semántica está limitada a las interacciones solo de su base gramatical, idea de
por sí absurda porque incluso se visibiliza desconexión de la lengua con la
realidad misma y en cambio se hace más bien un vínculo de realidad metafísica,
lejana en alguna entidad anímica esencial del pueblo hablante. El habla resulta
un forzoso y forzado camino de comunicación, demasiado artificial e impropio
del ser humano, por naturaleza creativo y relacional. Por lo cual la exigencia de
un habla en imitación a su gramática resulta como propuesta impositora, casi
autoritaria y muy limitante sobre el desarrollo de la creatividad y por
consiguiente sobre el pensamiento (pues limitar el desarrollo creativo, es limitar
una capacidad intelectual, muy importante para relacionar las cosas y los propios
conceptos y pensamientos), en tanto que las concepciones de las cosas se
manifiestan, comúnmente a través del lenguaje, y este a través de una lengua
natural.
Por esto, resulta problemático exigir al hablante una corrección de habla bajo
normas de orden dogmático. No posibilita la apropiación ni tampoco constituye
en la base de un fundamento para la educación verdadera (el conocimiento de las
cosas por medio de la lengua), pues no tiene una base cultural definida y sentada
en el contexto, tampoco tiende a valorar otras manifestaciones de expresión
cultural (el dialecto) como parte integral del pragma, sino que o las segregue o
las intente eliminar a partir de la corrección.
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los cambios que se pueden dar, limitados a la pura descripción como un discurso
de no intervención o de justificación de ley lingüística natural, podrían conllevar
eventualmente a una pérdida de la identidad y la unidad lingüística.
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conceptos irreconocible por propios sino convenientes a la función del contexto.
La lengua podría pasar fácilmente a ser un sistema de convenciones utilitarias
más que una forma y sistema de conocimiento.
Anoto pues, que, en este ensayo, distingo conciencia de percepción (percibir las cosas a
través de los sentidos), pues la percepción conforma la conciencia, pero el hecho de
percibir, no es más que el primer paso para concebir algo (lo que sea incluyendo
pensamientos e imaginaciones). El ejercicio de pensamiento consciente pues, se
distingue de la percepción, en que reconoce al objeto en un significado, lo que este es en
sí mismo y lo que es o representa para su entorno u otros objetos, principalmente en
interacciones. Así, la conciencia no solo implica la percepción sensorial, vital para
conocer el mundo, sino un estado activo de dicha percepción a nivel mental que “rija”
autónomamente y no bajo efectos que alteren dicha percepción, esto con el fin de una
mayor garantía de percepción clara que posibilite conocer la cosa lo más verdadera
posible según el alcance sensorial (claramente que los sentidos humanos tienen límites).
Con esto, agrupo sin especialidad, todo lo que abarca la conciencia, incluyendo el
concebir, el distinguir y reconocer en las interacciones, causas y consecuencias que
generen o transformen las situaciones con las cosas en cuestión (esto a su vez hace parte
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de la abstracción ya que difícilmente -quizá imposible- se conocen las causas y
consecuencias de una interacción a priori, por lo que la abstracción mediante el recuerdo
es fundamental. ), con ello también abarcan las determinaciones de lo correcto y lo
incorrecto. Tratamos entonces la conciencia como el concepto general que abarca,
conciencia de lo externo (percibir y reconocer en significado las cosas exteriores al
individuo, incluyendo el entorno), conciencia de los fenómenos (percibir, concebir y
reconocer fenómenos y situaciones que ocurren en el entorno), conciencia de lo interno
(concebir y reconocer lo que concierne a las cosas internas del individuo, como
pensamientos, sentimientos, sensaciones, instintos entre otros), conciencia de las
acciones (lo que se hace o se puede hacer en el mundo y las cosas), conciencia de las
relaciones (concebir y reconocer las elaciones e interacciones de las cosas, tanto
internas como externas o hasta de las mismas relaciones en interacción con otras) y
conciencia moral (relacionado completamente con la evaluación de las acciones en los
marcos de lo correcto e incorrecto).
En relación con lo dicho en los primeros párrafos de este apartado, las formas de
conciencia ante la lengua son muy pertinentes para tratar aquí. Con ello pues, es
menester reconocer a la lengua como el sistema ya descrito, tanto de conceptos como de
costumbres que matizan estos conceptos. Así, se da la primera forma de conciencia, la
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conciencia de lo externo: ¿Qué es la lengua y que significa? ¿Qué implicaciones tiene la
misma y para qué sirve? Con el reconocimiento de la lengua, en lo posible, lo más total
que así sea (ósea, no solo en su gramática sino en su significado patrimonial/ cultural)
ya se entra a más concepciones consientes. Pues sabiendo e identificando en el entorno
social a la lengua, ya se conoce como la misma actúa sobre dicho entorno y sobre sus
integrantes. Por lo que sigue la conciencia de las relaciones. ¿Qué implicaciones tiene la
lengua para conmigo, y los demás hablantes? ¿Qué implicaciones tiene para el
contexto / situación (sea política, social, económica) en el que se mueve con los
individuos? ¿qué implicaciones tienen los individuos con dicho contexto y en que
influye en la lengua? Esto a su vez, logra categorizar y abstraer esta concepción de las
relaciones y relacionarlas con más cuestiones: ¿Qué implica la situación/ contexto tanto
con la lengua, como con su uso? Y a su vez entonces se puede despertar nuevas formas
de conciencia: ¿es correcto lo que ocurre con la lengua en relación al contexto o al uso?
Así pues, es posible hacer también una evaluación estética, tanto de lo que es la lengua,
de lo que significa para los hablantes y de las influencias que dicha pueda tener, de su
patrimonio y de sus concepciones/ cosmogonías expresadas por los conceptos en
palabras, de sus usos y del sentido que van tomando según el contexto/ situación.
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Por ello, que la solución a una creciente pérdida de identidad por desconocimiento del
valor de una lengua, es la toma de conciencia. El habla consciente motiva los usos y el
conocimiento consciente de esos usos los justifica. Por eso el valor del significado
supera al de la mera función. Porque el significado puede ser funcional y configurarse
en el pragma, pero la función no siempre tiene raíces del significado, sino en el
contexto. Así, la conciencia es el conector principal que comunica el significado y el
valor de las cosas con el contexto de uso y les da coherencia a través de la lengua,
distinto al uso inconsciente que no favorece más que las condiciones contextuales para
adaptar el pragma a ellas.
Conclusiones
En la identidad convergen los aspectos de lo que debe ser y no debe ser, esencialmente
porque, lo que debe ser es entonces lo que es esa identidad, y lo que no debe o no es, es
lo que esta fuera de ella. Esto resulta una base primitiva de la búsqueda estética. Un
principio de lo que significa ser. Al saber como ser, consecuentemente se sabe como
relacionarse con el mundo, con los propios y con los “ajenos”.
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contradicción no se resuelve porque la identidad cultural de facto, viene como un
dogma. Por lo tanto, puede que en algunos aspectos el abandono de una identidad
resulte en la deseducación estética de un sujeto, o puede que no. La realidad es que cada
aspecto de una identidad ha de ser evaluado para considerar cuan sublime es, aclarando
la evaluación como necesariamente racional, de esta manera considerarlo en el modo de
obrar si eleva al sujeto, despreciándolo en la acción, pero sin el olvido. Es necesario la
conservación conceptual o biográfica de una idea incluso si la misma resulta nefasta, no
solo para aprender de lo que una entidad fue en el pasado y como logro cambiar para el
futuro, sino como contenido estético para la exploración del conocimiento de lo
repudiable o su juego de posibilidades en los campos del arte. Por malvada que sea una
idea, la misma no ha de ser borrada de la faz de las mentes porque sigue siendo
conocimiento del mundo y da a entender mejor lo sublime en los abismos de lo
deplorable, pero este aspecto lo desarrollaré en la parte sobre la estética.
Con esto, la identidad no debe acabarse, sino ser evaluada y comprenderse a sí misma a
partir de la razón. Saber porqué su existencia es importante en la educación humana y
no estancarse en el concepto dogmático y circular de “el ser por el ser y para el ser” 4De
esta manera, la identidad alcanza el punto sublime y es idónea para ser cuna de
educación.
4
La verdadera razón por la cual argumentar preservación no puede ser de un orden circular en donde se
conserva para ser y se es para conservar eso que se es. Tampoco de un orden dogmático donde la
conservación solo sea promovida porque es lo que hace ser y en tanto es identidad hay que sonservar.
18
No estoy muy alejado del objetivo de Dante Alighieri en su tratado. El
reconocimiento de la región como forma de identidad es reconocer las bases
ideales en las que existe, lo que fue, lo que es y en lo que desea convertirse
(Carlosama y Castillo, 2011. p3.)
El alma sería algo primordial y fundamental para ser, tal como la identidad. El
alma recoge la esencia que hace que una entidad sea realmente en todas sus
cualidades. Por tanto, se puede afirmar que la identidad es una forma de alma
que permite la autodeterminación de la entidad. Se fundamenta en las ideas
principales que se forjan desde la experiencia, histórica, geográfica, relacional
(con otras entidades), ambiental y ha de ser forjada a partir de estas para
proyectarse cómo desea ser o más bien dicho, cómo desea sublimarse. Esto
significa que no solo es un punto de partida, sino también un punto de la última
o deseable llegada a partir de los principios de la partida. Partir de reconocer lo
que es sublime en sí de la entidad, de los errores cometidos y del sufrimiento
experimentado para aprender y desarrollarse.
Así, el alma se compone de ideas, de lo ideal y es lo que hace que sea único,
comparte su composición conceptual con la identidad, que a su vez también se
compone primamente de ideas y por tanto es ideal. Además, y aludiendo a lo
ideal en filosofía platónica como algo perfecto (episteme), en tanto el mundo de
las ideas es el mundo que contiene los fundamentos reales de la existencia, el
alma, que es perfecto. La búsqueda ideal o de las ideas, de las mejores o las más
sublimes, resulta como algo perfecto, sublime.
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concibe. Pone en contacto la realidad de la cosa con la realidad de la concepción
de dicha cosa. De esta manera, el mundo en el lenguaje, es un mundo de
identidad. La cultura se expresa en el lenguaje y este mismo es un campo en el
que se conocen las cosas, una interfaz de relación entre la mente de los sujetos
con la realidad que los rodea.
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Es de aclarar en este aspecto, que, de todas maneras, el nombre puede llegar a
ser algo vacío que se convierte en una convención para el uso. Esto ocurre en el
desconocimiento de un hablante sobre las expresiones que usa ya que las mismas
pueden perder notoriedad etimológica al considerar para el hablante lo
estrictamente relevante de ella: la cosa a la que designar. La causa de esta
posibilidad remite en la parte de algún desarraigo cultural o laxitud de la misma
clase. Los tabúes, los significados ideales, el mundo cosmogónico dejan de ser
algo tan relevante en la vida, por lo que los significados ideales también pierden
su valor y la palabra adquiere un valor convencional de nombramiento de las
cosas como un puro y llano reconocimiento, sin más. Podríamos hablar de
“economía semántica”, se reduce el esfuerzo de considerar en la cosa todas las
ideas de su concepción y solo se usa el nombre para denominar como relación
directa a la cosa. Esto es una razón por la cual muchos hablantes desconocen por
completo de dónde vienen sus palabras. Pero este es un tema que trataré con más
detalle en la parte tercera.
La lengua
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La definición de lengua comprende en describirla como un sistema
integrado de signos destinados a la comunicación (DRAE). Bien es cierto
que esto la abarca en su realidad. Al concebirla como sistema integrado
de signos, da el entendimiento de su función conceptualizadora
recordando que todo signo remite a un significado para alguien (entidad)
en algún lugar y tiempo (cita de Pierce en Niño, Malagon, Aage, Beltran,
Rodriguez, Corral, Conde y Perez. 2008); al denominar su función,
reconoce su naturaleza de interacción. Sin embargo, definidamente, la
lengua es el conjunto detallado de la identidad. En ella se resume todo el
signo identitario de un pueblo. Recordando a Humboldt, la lengua
contiene directamente el alma, el Gesiteskraft, la marca del espíritu y el
pensamiento original de toda comunidad (Humboldt 1990) expresada en
el verbo. Por medio de sus signos, el hablante expresa sus conocimientos
del mundo concebidos en su medio cultural y con ellos se relaciona con
este.
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configuración estética (o concepción), solo sería impedimento en el caso
de que el hablante se negara al conocimiento real y se sometiera a un
dogma de única concepción como sinónimo de conocimiento real. Esto
solo puede ser posible a través de una imposición (sea propia o de un
tercero) en la cual se aluda a temas como el respeto y la conservación
total y absoluta (conservatismo) en forma de tabú. No cuestionar el orden
designado en las ideas. Pero claramente es una condición que va en
contra de la naturaleza intelectual humana y tarde o temprano debe ser
cuestionada para fundamentar el conocimiento real de la cosa. Por
fortuna aun no existen controladores de mentes ni lectores de ideas, por
lo cual da alivio al pensador para conocer la cosa que en su palabra ideal
esta concebida de manera cosmogónica y que pase a ser reconocida como
concepción estética.
Por lo que, en este sentido, la lengua tiene un carácter dual, o más bien
dicho puede despertar un carácter dual del conocimiento de las cosas, la
concepción y el conocimiento real (haciendo a su vez la distinción que
puede tener la concepción entre cosmogónica y estética.). En este punto
se hace necesario recordar el dialogo de Crátilo, escrito por Platón por el
año 360 antes de la era moderna, para hacer unas apreciaciones a través
de este autor.
23
Resulta ser que, de hecho, la lengua puede ser esencialmente
convencional, no hay forma natural de que una palabra imite a la cosa
que designa y que por tanto la corresponda naturalmente. Sin embargo,
eso no imposibilita la designación de las cosas o el conocimiento de las
mismas. La lengua aun en naturaleza convencional, puede conocer las
cosas y conceptualizarlas, por lo que su significado corresponde aun si
naturalmente no lo hace.
Relacionando esta obra con el tema actual sobre la lengua, resulta que la
misma no imposibilita el conocimiento universal al tener la designación a
la cosa. El nombre no debe necesariamente describir la realidad de la
cosa porque, de hecho, no hay forma de que lo haga. No es posible hacer
una correspondencia directa entre los sonidos de una palabra y la cosa.
No pueden corresponderse naturalmente. Quizá lo más cercano a eso
sería una onomatopeya, pero eso solo se limitaría a las cosas que son
sonido, por lo que la posible imitación que se pueda hacer de una cosa,
debe cumplir necesariamente que dicha es un sonido (ni siquiera algo que
produzca sonido sino un sonido en si mismo). Así, describir una imagen
a partir del sonido resulta como algo de completa convención y forjado
claramente en la concepción cosmogónica y muy posiblemente relacional
y metafórico6. Aun así, el hecho de que su descripción fundamental no
remita en la descripción real, no hace que el hablante desconozca la
realidad de la cosa al estudiarla, solo que lo hace a través de sus signos.
La razón puede trascender del convencionalismo aun si se expresa por un
sistema que fundamentalmente este compuesto por lo convencional. No
hace falta la creación de una “palabra objetiva y universal” para
reconocer la universalidad de las cosas, porque la universalidad está en
los conceptos de la mente racional y se acopla a las palabras. La
naturaleza de nombre le da a la palabra la cualidad y calidad de remitir
directamente a la cosa y en ese orden de ideas, poder estudiarla y
conocerla, sin dejar de lado el reconocimiento de su base convencional y
su naturaleza cultural, que por tanto carga una identidad valiosa en el
sentido estético y fuente de conocimiento en esta misma área.
6
Lakoff y Johnson, La metáfora de la vida cotidiana.
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Es de destacar que entonces, en tanto la lengua contiene una identidad, la
lengua contiene cosas de la realidad. Si bien y como he dicho, las cosas
que designa son potencialmente cosmogónicas y no describen
conceptualmente su realidad, así como que fundamentalmente tampoco le
corresponden, si contienen cosas sobre la realidad estética asociables a
ideas universales de la misma. En ellas es posible la evaluación de lo
sublime y lo deplorable, algo esencial para la mente racional y sensible
en tanto proyección moral y mejoramiento humano. La identidad tiene en
sus signos un mundo cargado en estética que puede estudiar sus ideas
reales del mismo campo (y no de la cosa que designa). En esto, pongo un
ejemplo: La palabra hidrófilo usada en campos como la química, la
biología y la medicina, se compone de las expresiones griegas hydros que
significa agua, y philia que significa amor [ CITATION Gün03 \l 3082 ].
Cuando en química se caracteriza algo como hidrófilo es por sus
cualidades de disolverse, unirse o absorber el agua (Diccionario médico
dicciomed). Realmente no existe una relación de amor o de amistad entre
la sustancia que se disuelve y el agua. Sin embargo, tiene una carga
estética que designa la unión posible de ambas cosas como una forma de
amor o atracción. Esta idea puede ser evaluada estéticamente y vinculada
a conocimiento real del campo. El amor posibilita la unión real y libre.
Ver que la afinidad de dos entidades existe y se da por amor, es una
consideración estética y de valor universal vinculable a la moral en tanto
la unión se da en su forma más perfecta por el amor.
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conocimiento de la cosa real y se relaciona con ella a partir de la
concepción lo cual genera un vínculo estético y motiva el obrar.
El dialecto
26
sido una colonia española fundada por Belarcazar y (nombre del fundador) con
el nombre de la Villaviciosa. En el mismo nombre antecesor hay ya una
identidad clara, siendo que Villaviciosa tenia su connotación como un lugar
frondoso y rico en tierras y próspero para la agricultura 7. Además, su historia
como realistas da la figura de gente cooperadora y leal. Cabe mencionar que las
relaciones entre la corona española y la región nariñense (principalmente Pasto)
eran de buenos términos. La región pastense aceptó el asentamiento español y
mantuvo buenos lazos. Esta relación de antaño con nuestros hermanos
españoles, hace que en la identidad nariñense haya algo de español, una afinidad
con este pueblo y a su vez un rechazo por los que, en el resto del país, Colombia,
se consideran héroes nacionales (esto se refuerza además con los
acontecimientos de la navidad negra). También cabe en suma importancia
resaltar el carácter nariñense desde tiempos precolombinos. Los Pastos, uno de
los pueblos que habitaban estas regiones, eran de carácter leal y fuerte. Los
hombres escorpión, llamados directamente por el emperador (nombre del
invasor inca), debido a su fiereza de defensa del territorio. Este mismo carácter
fue la razón para que la ciudad de Pasto fuera conocida como la leona de los
Andes[ CITATION Sil08 \l 3082 ] . La misma cooperación y prosperidad de esta
ciudad para la corona española, proyecta la imagen de gente laboriosa y su
defensa al territorio hasta que fue saqueado, de gran fidelidad.
7
Se delata este significado por la descripción de otra Villaviciosa, la de Asturias, hecho por Justino Mejía
y Mejía en 1517
27
inferioridad y subdesarrollo por las condiciones de pobreza de los campesinos o
poco acceso a la tecnología.
Hume describió que lo bello es de orden completamente pasional y explicaba que, por
sus pasiones, el ser humano tendía a aceptar lo bello y a rechazar lo feo [ CITATION
Dav14 \l 3082 ]. Sin embargo, yo digo que las pasiones pueden ser algo aleatorio y
efímero. Pueden ir y venir y cambiar de parecer. Comparto la idea de que el orden
pasional es algo de suma importancia en el juicio estético, pero esto no fuera posible si
la razón no está allí. El sujeto le da valor a las pasiones y el sentido, las diferencia unas
de otras y las puede categorizar por sus consecuencias al motivar y hacer actos.
Como un empírico Hume podría basarse en que el sujeto rechaza por instinto lo
grotesco, lo espantoso y acoge lo bello, lo seguro. Esto puede deberse al instinto de
autopreservación desarrollado a través de la evolución y no una diferenciación real de
las cosas bellas y no bellas. En este orden de ideas, en efecto, el ser humano tiende a
huir a aquello que se presenta como amenazante, hostil, letal y tiende a acercarse a lo
que le representa placer y bienestar, que lo aleja del peligro. Así mismo tiende a la
sociabilidad por el mismo instinto, para mantenerse a salvo. Ciertamente esto resulta
28
más en el orden instintivo y se puede catalogar como egoísta. Por otra parte, las
pasiones, no pueden ser desarrolladas por si mismas. He dicho ya que para alcanzar la
verdadera sublimidad pasional ha de ser necesario una mente racional que puede recibir
impulsos sensibles y definirlos. La pasión por si sola no se organiza porque no está
definida. Así que es necesaria la razón para poder hacerlo y para constituir la estética
en términos reales y no en las ya dichas percepciones instintivas.
Con todo esto, refiero a que la verdadera educación estética es el conocimiento del
sujeto para ser sublime y aspirar a la mejoría, y esto no es posible si no existen unos
juicios para valorar lo que es y no es bello. La mejoría y la perfección no son cosas
subjetivas que estén a merced del parecer humano, sino cosas evaluables en sus
términos reales de lo que significa algo al ponerse en obra, como ya he dicho. La
estética se rodea del contenido pasional pues el mismo, conjunto con la razón, hace
posible la valoración de algo de realidad bella u horrenda. Pero la pasión no puede ser
parámetro de evaluación si no está definida. Es claro que este campo requiere matices
por la natural coexistencia de pasiones sublimes y bajas en el ser humano. Las
situaciones que se ramifican de esto son múltiples y no unitarias para cada pasión. Por
lo que la estética, se implica incluso como una ciencia moral para poder encontrar lo
bello en los abismos de la fealdad o capacitarse para encontrar defecto en algo
generalmente bello.
La estética se ancla a las ideas del sentir humano y lo que ese sentir puede motivar o
cuales son las razones que lo causan. Pondré un ejemplo simple de orden moral en el
cual se requiere una necesaria valoración estética:
La acción de asesinar puede considerarse en todos sus campos como algo horroroso.
Siguiendo una descripción, es el atentado contra otra vida. La sola acción puede causar
espanto inmediato y en efecto, estéticamente valorable es algo que propende por la
destrucción. Sin embargo, en un mundo donde puede existir decadencia general como la
guerra las causas para dar muerte a alguien pueden ser valoradas como bellas en cuanto
es por una acción misericordiosa de evitar el sufrimiento del prójimo sabiendo que es un
tortuoso camino que le lleva inevitablemente a la muerte. Sujetos que, obligados a ser
soldados, terminan siendo actores del odio de un depravado, se disparan entre si y en
una de estas contiendas, uno de ellos cae herido de gravedad, con mutilaciones y
perdiendo sangre, sintiendo dolores intensos en medio de un mundo miserable como lo
es el de la guerra. Uno de sus compañeros lo revisa y acompaña, lo abraza y lo intenta
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limpiar, viendo que sus heridas no pueden ser tratadas. El herido considera que es mejor
la muerte rápida y que desea que su amigo la haga, como una última forma de amor al
compartir los instantes con él y su vida misma. Se torna en una acción que, pese a lo
doloroso, es de orden amoroso siendo que sea consensuada entre las dos partes. Allí,
está existiendo algo bello en un terreno horrible y por tanto la acción está matizada
debido a tantos juegos entre la belleza y la fealdad. Claramente, la acción en si misma es
de orden destructivo y despreciable, en el mundo de las ideas estéticas no debería existir
porque cada acción tiene un fundamento encaminado: constructivo y destructivo. Matar
tiene sus consecuencias en destruir, e idealmente un sujeto que mata lo hace por destruir
y satisfacer su depravación; pero en el mundo de las acciones humanas, la decadencia
puede llegar a ser tan grande que supera al propio sujeto, dejándolo a merced de lo que
queda en acciones para elegir como obrar correctamente. Matar en este caso puede
tornarse como algo misericordioso, y la misericordia es de orden constructivo.
Idealmente, el matar no debería tener un matiz de bondad ya que en la belleza ideal no
existen mundos de decadencia y de esa manera, si no existirían mundos o escenarios de
decadencia, acciones como matar no se tornarían en un orden benévolo. Esto implica
que una cosa no puede ser fea solo porque no causa gusto o porque cause horror. Como
bien se ha dicho para las cualidades de lo feo, el efecto es siempre de horror, disgusto e
incomodidad, dicha es basada en las cualidades reales de su representación y no en su
presentación.
En arte, esto puede convenir a los temas tratados y el universo semiótico dibujado, en
donde se juega entre lo bello y lo feo como un campo de exploración conceptual. De las
ideas que están en interacción en la obra. La evaluación se puede encontrar en el juego
existente de conceptualizar ideas estéticas a través de la técnica. No solo es necesaria la
habilidad, sino la creatividad para saber cómo desempeñarla y la sensibilidad para saber
cómo conceptualizarla. Por lo que requiere un trabajo verdaderamente pasional y
estrictamente racional también, en tanto a las relaciones que se buscan entre las ideas
estéticas y el signo que en las que se expresa; puede ser color en el arte pictórico, un
acorde en la música, una forma en la arquitectura, entre otros. Un ejemplo de esto son
las pinturas escabrosas como las del pintor Füssli con obras como La Pesadilla o las de
Goya con Saturno devorando a su hijo. Si bien causan impacto por sus temas tratados,
el tema tratado no es la pintura en sí, lo que hace a la pintura son sus signos en juego
con el tema. Se esta tratando algo horroroso para vislumbrar o buscar matices de
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relación con lo sublime o explorar lo nefasto (era del romanticismo). Distinto a una cosa
fea, que esencialmente es plana, falta de creatividad y/o destructiva. Lo bello da paso a
la reflexión mientras que lo que carece de belleza desconoce lo que es la reflexión.
De todo esto, he de decir, que como la razón es la cualidad más elevada del intelecto, el
amor es la cualidad más elevada de la pasión. Por lo que el desarrollo sensible requiere
que un sujeto sepa amar. El amor es el verdadero valorador estético para la sublimidad y
su identificación.
En la identidad nariñense
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posibilidad de conservación natural, empatía animal y civismo. Al ser un sujeto
desarrollado en la poética, es un sujeto capaz de crear a través del lenguaje, por
lo tanto, capaz de enriquecerse en su léxico, lo que conlleva a una erudición en
tanto el conocimiento poético de las palabras no solo reconoce su contenido
semántico sino su extensión semiótica.
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inferior su condición, la iguale a las demás y se pueda integrar y aprender de
ellas. Con esto, el león andino no es territorial sino defensivo ante la imposición
y la injusticia, con aspiraciones al cambio y resistente ante la tiranía y la
dictadura. Esto también debe reforzarse recordando la historia de la colonia y
nuestra lealtad a la corona. Como sujetos libres aceptamos como iguales a
nuestros hermanos españoles y como sujetos libres decidimos pelear por nuestro
pueblo. La sangre que se derramó no debe ser una excusa para crear
resentimiento, sino para dar un cambio a futuro, propendiendo por la defensa del
pueblo, así como lo hizo el héroe regional Agustín Agualongo y Cisneros, y no
por intereses personales.
Con esto, el nariñense debe recordar su historia y costumbres para exaltar toda la
semiótica que significa para su identidad y mejorar su patrimonio, desechando
en su obrar todo aquello malo que signifique, para adquirir verdadera propiedad
de su región y defenderla en todos sus aspectos bellos. Su arte, su arquitectura,
su artesanía, sus etnias, su emprendimiento y su riqueza natural.
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Parte tercera: Sobre la educación estética a través del dialecto nariñense
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parte fundamental para el desarrollo propio de la estética a partir de todo su
mundo sígnico sino para el reconocimiento de su historia y la de su pueblo. El
sentimiento de identificación crea además la cooperación y el trabajo por el
progreso, no solo comunitario sino también individual, el impulso del
pensamiento propio y la libertad.
La unidad comunitaria
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léxicas innecesarias motivados por situaciones como desarraigo
identitario, se considerarán fuera de la identidad y la corrección será
posible como una forma de integración y formación del prójimo.
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En diferencia con el reconocimiento, el abandono de la cultura, por diversas
circunstancias presentables, puede resultar en múltiples aspectos la fractura de su
identidad y una segura desunión en los habitantes. Conlleva a la pérdida de una
visión del mundo y su potencialidad para el conocimiento estético. Para el ser
nariñense, es algo de suma preocupación. El abandono de su cultura, como está
ocurriendo, recae en la destrucción integral de su patrimonio. El mundo estético
alrededor se cae creando un ambiente sin referencias para el desarrollo. El valor
de las cosas se acaba o se vuelve algo convencional y, por tanto, sin importancia.
La arquitectura, las técnicas de artesanía, el arte, la música y la diversidad, se
terminan acabando en cascaras vacías para la complacencia del placer banal
terminando en un sacrilegio del patrimonio, uno de estos ejemplos son
situaciones como convertir el carnaval de negros y blancos en una juerga y una
fiesta de publicidad y propaganda que se entremezcla con el esplendor de las
actividades culturales y despliegue de belleza y talento. Con la desunión se
acaba la libertad real de los sujetos por autodefinirse en su identidad, sino que en
cambio son fácilmente influenciables por sus entornos inmediatos, en un mundo
donde la globalización y la propaganda es el ejemplo a seguir. De esta manera,
un pueblo desunido es un pueblo controlable, y sin educación, es un pueblo
dirigible. El autogobierno no será realmente posible y los sujetos estarán a
merced de un convenio puramente pragmático como lo es la ley, que sin moral
solo oculta la decadencia.
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solo adquiere el valor de uso, propiciando la pereza en el reconocimiento
del significado. No solo es propio de poca actividad mental sino de poca
rigurosidad para saber el significado que abarca. Su significado solo se
designa al uso que se le dé y en esta forma de ignorancia, la palabra cae
en un vacío semántico terminando por designar a cosas a las que no
remite. El uso ya no se proyecta como un conocimiento de la cosa sino
como una herramienta para designar a cualquiera, apenas sosteniendo
reglas básicas de permanencia. Con el uso perezoso, el léxico a si mismo
se cae. Los matices entre la sinonimia dejan de importar porque las
palabras solo adquieren importancia para el uso comunicativo contextual
y práctico. Si una palabra puede designar muchas cosas, sus sinónimos
no hacen falta. La palabra ya no tiene propiedad sino el contexto. Por lo
que, así como el propio significado se difumina, la propia identidad lo
hace a merced del llano contexto, sin que el sujeto pueda hacer más, pues
todos sus signos han sido reducidos a herramientas prácticas para
conectarse con una comunicación funcional. La designación real no
existe sino funcional y el mundo de las ideas termina por desaparecer de
las mentes. El acceso a la sensibilidad a partir de los signos termina en el
olvido favoreciendo situaciones de esclavitud moral y relativismo
absoluto en el individualismo egoísta.
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expresan. La educación en la lengua dialectal, acerca al hablante con su propio
mundo de signos y hace que el mismo pueda apropiar el conocimiento.
De esta manera, planteo como debe ser la lengua dialectal, que recoja la esencia
sublime del pueblo nariñense, teniendo definido el signo de este pueblo.
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del búho y tiene en sí una creencia de esta ave nocturna como portadora de
muerte[ CITATION Mar14 \l 3082 ]. Ambas palabras tienen una gran exploración
estética y son válidas para el uso. Sin embargo, palabras como caricina remiten
a una mujer “poco femenina” una expresión machista que caracteriza a toda
mujer como alguien que no cumple sus labores femeninas de cocinar y
arreglar[ CITATION Alv84 \l 3082 ].
Ninguna palabra con una carga de bajeza estética esta habilitada para usarse, en
cambio si para enseñarse y poder aprender de lo que fue la sociedad en el
pasado.
4. La lengua dialectal tiene que conservar su dicción. La búsqueda de claridad en
este aspecto debe ser algo esencial, por lo que la lengua dialectal no debe tender
a los debilitamientos articulatorios. Es necesario en la propia identidad el habla
clara y entendible que remarque el carácter lógico del intelecto nariñense, por lo
que la lengua debe ser precisa y distinguir sus fonemas. En este punto cabe
aclarar que debe reforzarse la distinción de la <<ll>> o en fonética, consonante
lateral palatal [λ], con la <<y>>, consonante fricativa palatal [ʝ]
5. La lengua dialectal debe hacer uso de los diminutivos. Esto no indica que toda
palabra debe realizarse con diminutivos, sino que se debe reforzar los que
existen en ella. Hay usos como casito y casisito donde el diminutivo actúa como
un medidor de cercanía, esto refuerza el carácter lógico y descriptivo de la
lengua. Por otro lado, existen usos que matizan el imperativo, lo cual proyecta
una relación de prudencia, cortesía y empatía, para modular la imposición de una
orden: velito allí (velo allí), traemelito (traemelo), ve corriendito (ve corriendo).
6. La lengua dialectal debe procurar un sonido suficiente. El exceso de volumen
resulta bullicioso, la escasez del mismo genera poco entendimiento. El volumen
debe propender por ser sobrio, entendible y suave, representando la personalidad
prudente y reservada del nariñense como un sujeto reflexivo, social pero no
amiguero, que busca la comprensión y el entendimiento, más no llamar la
atención.
7. La lengua dialectal ha de conservar la extensión de sus expresiones de pureza.
En el español nariñense, existen algunas expresiones adjetivas que en su
contenido semántico expresan pureza de las cosas. Esto ha de representar el
valor ideal de una cosa al ser caracterizada, lo cual remite a una mente ya no
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solo lógica, sino racional.
Las expresiones son:
Bien: aquel sujeto es bien malo (el significado de bien se utiliza como expresión
de pureza o de forma ideal del objeto caracterizado, en este ejemplo, un sujeto se
caracteriza como del todo malvado o con intenciones muy perversas)
Limpio: La habitación está limpia oscura. (el significado implica que la
oscuridad del lugar está en su forma más pura, sin ser ensuciada por otra cosa y
que por tanto y lo único existente allí)
8. La lengua dialectal ha de ser propia para el arte literario. La región tiene estrecha
identidad con la literatura, por lo que esto debe aplicar a sus naturales quienes
han de desarrollarse para la sensibilidad literaria. De esta manera procurar
ejercicio de sinonimia y extensión semántica sin limitar el significado cuando el
mismo puede abarcar más.
Verbos como haber, pueden contar existencia y estar, por lo que no debe ser
relegado solo a la identificación de situación inmediata.
Verbos como iniciar, tienen muchos sinónimos idénticos que enriquecen el
vocabulario, estos son comenzar, principiar, empezar. Todos han de ser
ejercitados. Para el caso de este ejemplo, el verbo principiar es un verbo en
desuso para casi todas sus acepciones, relegándose por mucho a inicio de una
labor profesional: “yo principié mis estudios en la universidad”
Conclusiones
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universalidad en la belleza y la identidad como parte del alma siendo que remite al
mundo ideal en concepciones cosmogónicas, propias de las raíces de un pueblo.
La educación es la verdadera base del cambio y por ello, debe ser el foco principal de la
identidad. Anclar la educación a la realidad estética de la identidad de un pueblo es
crear un nuevo método para el cambio real que no se base en enseñanza obsoleta a partir
de reglas sino en la verdadera apropiación del conocimiento moral y artístico para
estimular la sensibilidad humana y formar un mejor futuro de humanos libres cuya base
del entendimiento es la razón y la base del comportamiento es el amor al prójimo.
Identificando esto en cada identidad, puede explotarse hacia la verdadera educación
estética del ser humano.
BIBLIOGRAFÍA
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Carlosama, M. y Castillo A. (2011) El ser pastuso en tiempos de marginalidad.
Universidad de Nariño. Pasto, Nariño.
Ramírez, Roberto. (2016) Las voces limpio y poco en el habla sur Andina
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