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Universidad Nacional de Colombia

Seminario de trabajo de grado I

Tutora docente: Paula Liliana Roberta Ruiz Charris

Estudiante: Alejandro Valencia Narváez (Gabrielle)

14 de febrero de 2020

Tratado de la lengua dialectal nariñense como principio de la educación estética


humana para sus naturales.

Notas introductorias.

El actual trabajo es producto de mis años de reflexión sobre la identidad como forma de
educación estética del humano. Estas reflexiones me encaminaron a considerar la lengua
como la base principal de la identidad. Hablo en términos de la hipótesis Sapir y Whorf
al considerar que la lengua encierra las formas del vivir, hacer, percibir y pensar de un
pueblo (Parra, 1998), pues, aunque esto se atribuya principalmente a la cultura, dicha no
podría ser o existir sin ser conceptualizada a través del lenguaje y este se expresa en las
lenguas del mundo. En este sentido, la lengua es en su totalidad, una concepción del
mundo. Con esto no quiero decir que sea una limitante para concebirlo sino una forma
configurada de hacerlo, que puede enriquecerse a partir del aprendizaje y contacto con
otras experiencias.

Cada concepción del mundo es algo única. Tiene sus propios matices en los cuales
abarca la realidad. Lejos de ser esto un sesgo para el conocimiento, es una posibilidad
de expandirlo, sin que la tradición sea un limitante para lograr la universalidad de las
ideas sino en cambio una configuración de ellas.

Esto último fue resultado de cuestionar si acaso el mundo es una cosa cognoscible en
realidad o simplemente concebible. De ser solo concebible, el conocimiento queda
relegado a cada concepción y no existiría un conocimiento real o un camino hacia él.
Para ello fue necesario dudar de si la identidad es algo fundamental, pues en mi camino
encontré que la razón, la capacidad más elevada del intelecto, es un sendero inequívoco
al conocimiento real, universal e independiente de cualquier pueblo y/o cultura, sexo y
etnia. Siendo así, la concepción parecía presentarse como un impedimento para razonar,
pues, aunque ambas contienen el significado de las cosas de la realidad, la concepción

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es relativa a su pueblo y cultura, por lo que sus contenidos sobre lo verdadero están
condicionados por sus creencias; la razón en cambio construye la verdad a partir de la
descripción de las cosas en tanto la observación real de las mismas, su estudio y su
comprobación. La concepción tiene el significado del mundo en sí, mientras que la
razón extrae el significado sobre mundo, del propio mundo.

En esta visión primera, tuve la sensación de considerar que toda cultura debía ser
neutralizada en favor de una unitaria cultura de razón. El sujeto racional debe abandonar
su cultura para abrirse al conocimiento y despojarse de sus concepciones. No es de
omitir que además sería necesario que la diversidad de lenguas desaparezca y surja una
lengua universal, el sueño inconcluso de Leibnitz 1, ya que las lenguas contienen la
semántica total de la concepción y la imaginaria lengua universal, tendría el contenido
descriptivo del conocimiento real. De esta manera, el sujeto idóneo para la mejoría
social, es un sujeto educado y la educación residiría en el desarrollo intelectual que lo
convierta en sujeto racional.

En este momento me encontraba ya haciendo un juicio estético sobre la forma más


sublime que pueda tener un humano. Ello me llevo directamente a una serie de
conflictos y contradicciones estéticas ya que en tanto algo es sublime tenderá a su vez
por buscar lo sublime y correcto y nunca recházalo. El hecho de permitir que
desaparezcan las concepciones del mundo, las cuales en si abundan de estética, seria
rechazar lo sublime y correcto, o invalidarlo de alguna manera en uno o muchos
campos, desde el arte o la moral. Encontré pues que, en las lenguas, en su estructura,
fonología, morfología, gramática y semántica, se alberga un tesoro valiosísimo para la
mejoría humana, social y moral que he buscado desde mis inicios como filósofo. Ideas y
conceptos que de no ser por los matices que da la lengua, difícilmente podrían ser
representados, pues dichos matices son como un interruptor que activa y desarrolla la
sensibilidad humana. Permitir su desaparición es permitir que accesos a la sensibilidad
desaparezcan; y en eso no hay nada de sublime ni correcto.

Así me di cuenta que los matices semánticos que la lengua brinda, igual que el
significado y la semiótica de toda su estructura, llevan en sí ideas universales de la
belleza y la sensibilidad y que, por ello mismo, su camino también puede ser universal.
La concepción ya no resultó un sesgo realmente, más bien es una forma de conocer solo
que con una carga estética del mundo, sin que tal desvirtué sus juicios para la verdad o
1
Escritos filosóficos, sección III

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la imposibilité de buscarla. El concepto de las cosas puede estar allí, en la palabra, en la
expresión y puede coexistir sin conflicto con la razón remitiendo su uso a ideas
universales o hasta siendo una correspondencia a dicha idea. La palabra no es una
creencia, aunque venga de allí, la palabra es la representación de un concepto del
mundo, concebido de cierta manera. El uso de la palabra hace que el sujeto se relacione
tanto racional como estéticamente con la cosa designada. De esta manera, el uso remite
a un significado universal del conocimiento de la cosa, mientras que su etimología habla
sobre su concepción, sin que la palabra deje de designar a la realidad y totalidad de la
cosa. En resumen: el uso es para conocer la cosa, la concepción es para relacionarse con
la cosa. Ninguna invalida a la otra.

La importancia de la lengua como una de las formas idóneas de educar al ser humano,
me presentó una segunda cuestión en la forma de esta pregunta: ¿si cada lengua tiene su
propia concepción del mundo, significa que los hablantes de una lengua comparten
dicha concepción? La respuesta es negativa. Hay muchos pueblos que hablan una
misma lengua y sin embargo se relacionan con el mundo y/o sus cosas de formas muy
distintas. Encontré entonces, que además de la lengua, el dialecto también tiene una
concepción, que se manifiesta en modismos, arcaísmos, pronunciaciones, prosodia,
expresiones y combinaciones e injertos de otras lenguas; que surge a partir de
situaciones sociales, ambientales, geográficas, de proximidad con otros pueblos e
históricas, y por tanto también forma parte de la identidad de un pueblo, de su historia y
su visión estética.

En este momento supe que la verdadera educación estética ha de hacerse desde la propia
lengua, incluyendo su dialecto, para reconocer en ella lo sublime y que esa sublimidad
haga parte de la identidad de los pueblos y mejore la vida, la sociedad, la moral y el
intelecto.

Concluyo estas notas diciendo que el alcance el conocimiento depende de la amplitud


de los signos que tenga a su alcance el sujeto. La lengua y el dialecto contienen signos
invaluables que pueden formarlo en moral, arte y sensibilidad para crear un mejor
futuro.

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Breve acercamiento preliminar a las cuestiones de la evolución lingüística y la
conciencia humana (a modo de justificación de factibilidad de las ideas de este
tratado)

Lo que abarca este pequeño estudio como punto de anticipación a la crítica al tema de
este tratado, son las generales perspectivas existentes acerca de la lengua. Esto se
expone con el fin de dar un contexto suficiente sobre el abarcamiento de la lengua como
un campo de estudio y como patrimonio, además de discutir y contestar la sentada
postura que se proyecta ante las discusiones de conservación lingüística y cambio/
evolución lingüística, dos cuestiones básicas para el desarrollo de las ideas de este
tratado.

De la composición fundamental de la lengua

La lengua como un componente y a su vez producto social es un sistema que refleja


situaciones de la comunidad hablante (Giraldo 1998). Hablar de lengua implica no solo
hablar de un sistema de significado para referirse a las cosas del mundo sino a su vez de
como está compuesto ese significado. Todo significado de cosa del mundo conlleva en
sí, en toda lengua natural, una percepción del mundo y sus cosas y esta percepción está
mediada a su vez por factores tanto diversos como complicados e incluso delicados en
tanto en el pensamiento del génesis de una lengua, cualquier variable puede terminar en
una percepción del mundo y ello en un significado (Saliha 2017).

Como composición, la lengua puede decirse que es un complejo mecanismo que


engrana desde el entorno de desarrollo (hablo propiamente del ambiente en el que se
encuentra la comunidad para sentarse o vivir, lo que implica desde extensión, recursos,
importancia de dichos recursos, clima, etc.), las situaciones inmediatas (que situación
pasa la comunidad o en que se encuentra, si peligra, que necesidades tiene, cómo
funciona) e incluso el número de personas (Jaramillo, 2017 ). Esto en términos de hablar
de lengua como un resultado socio-cultural. A su vez, esta composición engrana con las
habilidades propias del intelecto y la cognición, o más bien dicho las capacidades de
desarrollarlas. Porque la lengua es también resultado de la capacidad intelectual del ser
humano, producto de muchos siglos de evolución hasta la capacidad de la completa

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concepción de las cosas a través de las ideas y de los conceptos, como propias formas
de cosas en su completa abstracción (metacognición). Este último concepto, la
metacognición, es quizá el más importante en el papel del desarrollo de la lengua, pues
cada concepción se categoriza bajo una idea, y una vez la idea es dada y almacenada en
la memoria, volver a pensar sobre la cosa, no se hace sino a través de la idea, el propio
pensamiento almacenado. En palabras simples, el acto de pensar un pensamiento(Waldo
2015).

Así, hablamos pues de una compleja y primordial composición que hace posible la
lengua, un resultado multidinámico que constantemente se configura, en tanto ni las
situaciones, ni los entornos ni la cognición, son formas estáticas.

Teniendo en cuenta este hecho del dinamismo, partimos pues al punto que compete al
comportamiento de la lengua, enlazando el concepto de lengua en toda su forma para
una concepción integral en vía del entendimiento del concepto de lengua en todas las
dimensiones que abarca. Esto con el fin de entender todo el conjunto de la lengua entre
su naturaleza comportamental, su naturaleza primordial o fundamental y sus
consecuencias en la construcción humana, este último, es el justificador de consignar lo
llamado patrimonio en una lengua y, por tanto, algo valioso al juicio estético e
intelectual.

De los cambios naturales a los que se somete la lengua

Dicho pues que la lengua tiene unos principios de existencia primordial, estos son los
que aproximan a la explicación de la naturaleza “genética” de la lengua, pero no son
necesariamente los que explican su comportamiento. Este último, aunque depende a su
vez de los factores mencionados en el punto anterior (capacidades cognitivas,
situaciones y entorno) no reside propiamente en ellos sino en su interacción constante a
través del tiempo. Las situaciones ambientales pueden modificarse, la población puede
crecer o decrecer, los recursos podrían acabarse y ello obliga a toma de medidas,
posibles en la evaluación, habilidad cognitiva. Todo esto, incurre en un cambio del
estilo de vida, que a su vez se refleja necesariamente en aspectos de la lengua, pues
través de ella se conciben las cosas y los cambios de concepción también implican
cambios en alguna forma lingüística sea para categorizar semánticamente una cosa,
como en la forma de relacionarse entre hablantes (socialización).

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Así, los cambios lingüísticos, son muy propios y naturales de la lengua y se dan debido
a la interacción de los mecanismos que conforman la lengua. En este punto pues,
hablamos propiamente de configuración. A partir de que se configura una lengua.

Ahora, además de estos principios donde reside la configuración de una lengua,


también, y siguiendo la línea de “cambiar de estilo de vida” las nuevas decisiones que
tenga una comunidad pueden resultar en el contacto con otra, y este contacto genera
nuevos cambios en la lengua, desde el propio contacto lingüístico, la expansión
lingüística y la mixtura entre lenguas, manifestadas en influencias de todo tipo de
concepciones, léxicos, entonaciones y costumbres; creando nuevas formas de
manifestación de una lengua: las variedades lingüísticas, que dentro de sí guardan, dado
por sus raíces culturales, una concepción nueva del mundo con identidad propia.

De esta manera identificamos pues que la lengua además de tener bases primordiales,
está sujeta a cambiar por la relación entre dichos principios que interactúan tanto dentro
de la comunidad como con los principios en interacción de otra comunidad.

Es propio de la lengua pues, que cambie debido a la interacción de sus principios


naturales. Esto conecta como consecuencia a su vez natural con el multidinamismo de la
lengua.

De las posturas a tomar para concebir la lengua

Tras exponer esencialmente lo que es la lengua, cabe contemplar también su relevancia


en el estudio diciplinar. Esto porque la problemática que existe en su concepción puede
motivar desacuerdos que me describan como contradictorio al reconocer por una parte
los principios fundamentales de la lengua como algo vivo y cambiante, pero por otra la
búsqueda de construir una estructura oficial basada en el dialecto y motivar su uso como
programa de educación. Esto se puede considerar antinatural al saber cómo se comporta
la lengua, así como incoherente también.

Por ello, deseo exponer dos posturas clave en el estudio de la lengua, que se pueden
encontrar enfrentadas debido a sus diferencias al concebirla (según sus principios), con
el fin de discutirlas en su oposición y aclarar cuál es la mía expresada en este tratado: el
prescriptivismo y el descriptivismo lingüísticos.

En esta sección se describirán elementalmente en lo que consiste cada postura


describiendo sus elementos y considerando sus implicaciones en las consecuencias de

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cada una como camino único de estudio de la lengua, comenzando antes por mencionar
los estudios de base que pueden motivar la oposición.

La más problemática y considerada como arcaica y conservadora es la del


prescriptivismo lingüístico cuya base fundamental es la gramática. Esto no quiere decir
que la diciplina general de la gramática sea prescriptivista, sino que el prescriptivismo
se apoya en la idea de que el uso de la lengua debe ser una imitación lo más exacta
posible de lo gramatical. Un deseo de purismo hablado donde se critican las expresiones
que eliden segmentos o sílabas, la introducción de nuevas expresiones, el contacto e
influencia de léxico o morfología (fenómenos propios de contacto lingüístico) de otra
lengua. En resumen, se propende por una corrección de habla lo más fiel posible a las
versiones gramaticales (de gramáticas clásicas por lo general buscando que la lengua no
cambie). Por lo que cualquier expresión lingüística fuera de los cánones de habla
correcta se considera ruptura de regla.

Muy por el contrario, el descriptivismo lingüístico, basado en un marco más amplio de


ciencias como la antropología, la sociología, la historia, la dialectología y claramente la
gramática, contrastando entre los fenómenos que pueden ocasionar el cambio de
estructuras que afectan a la misma gramática del momento, por lo que se toma la
gramática más que como un código de reglas de lengua, un estudio de estructuras a
través del tiempo. En esta posición, lo que un prescriptivista llamaría ruptura, un
descriptivo lo llamaría fenómeno.

Definidas las bases, nos ponemos en una postura crítica para analizar elementalmente
cada una en sus motivaciones e implicaciones teóricas.

Sobre la defensa de lo gramatical en el prescriptivismo.

Como se mencionó previamente, en el prescriptivismo se reconoce una visión


que tiende a cerrar el sistema bajo el establecimiento estructural de lo correcto
en la gramática del momento. De esta manera delimita qué léxico hace parte de
la lengua, rechazando cualquier elemento si se considere externo. La visión
prescriptivista proyecta un purismo lingüístico y una obligación normativa en el
uso de la lengua. Pone como base que el bien primordial que motiva la lengua en
su existencia es su estructura, que la define como unidad. El bien patrimonial
está más ligado a un valor conservador de alguna manera hegemónico, si se
piensa que dicha lengua ha de hablarse o manifestarse de una sola y única

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manera conservando la estructura primigenia de la comunidad hablante, sin
posibilidad de cambios, pues se considerarían deformaciones.

De ello se puede afirmar que sus implicaciones sobre la lengua son impositoras
de una visión cultural de un momento especifico. El motor principal de este
pensamiento es el amor por la tradición, solo por la tradición misma
(lingüísticamente hablando, aunque fácilmente asociable a posiciones
conservadoras en otros aspectos también). Ello puede conllevar fácilmente a una
ruptura social y lingüística que va en contravía del desarrollo natural del uso
lingüístico y por ello puede crear divisiones del oficialismo estricto y la
separación con sus dialectos a tal punto de la desaparición. Un ejemplo de este
ejercicio fue el latín con sus divisiones de clásico y vulgar.

El prescriptivismo, por esta parte refleja una completa inadaptación lingüística


del contexto, con cierta pretensión de estatismo de la lengua, así como
desconexión de esta con sus situaciones de vivencia en los hablantes. Con lo que
la constitución del pragma es pobre y propenso a separatista (pragma, entendido
como la manifestación del uso de la lengua a partir de su significado en juego
con el contexto, tanto situacional como del hablante), sin articulación ni
engranajes, carente de procesos de sentido para la semántica, pues motiva una
forzada corrección a partir de un valor único de patrimonio, solo por su
conservación. Resulta sencillo pensar es el inicio de una idea supremacista en
términos de lengua, más aún cuando por lo general estas posturas plantean una
forma de mejor educación al pronunciar de la manera concebida como correcta
valorándose como de mejor prestigio social o hasta intelectual. Bajo esta visión
no se pretende enriquecer la lengua o configurarla, sino que la misma sea una
directriz de como hablar y de en cierta medida, limita el pensamiento de
expresión en una única forma, así como las concepciones. Esto es claramente
algo fantasioso, pues difícilmente podría mantenerse en una comunidad, o
imposible si la misma aumenta en número y sus contextos. La lengua
incontrolablemente puede comenzar a ser hablada a través de las influencias
contextuales del ambiente de las culturas, de los contactos y de las nuevas
formas de vida. Al no ser la lengua oficial, algo integrado a las nuevas
realidades, se empobrece en sus sentidos y su significado pierde valor en las
vivencias. La idea de una lengua estática, ya desde su inicio es moribunda. La

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base gramatical en esta postura es también (o pretender ser) el pragma de la
lengua por lo que carece de un mecanismo de producción de sentido y su
semántica está limitada a las interacciones solo de su base gramatical, idea de
por sí absurda porque incluso se visibiliza desconexión de la lengua con la
realidad misma y en cambio se hace más bien un vínculo de realidad metafísica,
lejana en alguna entidad anímica esencial del pueblo hablante. El habla resulta
un forzoso y forzado camino de comunicación, demasiado artificial e impropio
del ser humano, por naturaleza creativo y relacional. Por lo cual la exigencia de
un habla en imitación a su gramática resulta como propuesta impositora, casi
autoritaria y muy limitante sobre el desarrollo de la creatividad y por
consiguiente sobre el pensamiento (pues limitar el desarrollo creativo, es limitar
una capacidad intelectual, muy importante para relacionar las cosas y los propios
conceptos y pensamientos), en tanto que las concepciones de las cosas se
manifiestan, comúnmente a través del lenguaje, y este a través de una lengua
natural.

Por esto, resulta problemático exigir al hablante una corrección de habla bajo
normas de orden dogmático. No posibilita la apropiación ni tampoco constituye
en la base de un fundamento para la educación verdadera (el conocimiento de las
cosas por medio de la lengua), pues no tiene una base cultural definida y sentada
en el contexto, tampoco tiende a valorar otras manifestaciones de expresión
cultural (el dialecto) como parte integral del pragma, sino que o las segregue o
las intente eliminar a partir de la corrección.

Tras lo anterior explicado en lo que teóricamente basa los principios de


concepción el prescriptivismo y lo que implica tomar dichos principios para la
lengua en sus relaciones integrales naturales, es importante destacar también las
consideraciones del prescriptivismo en la unidad lingüística.

La idea del mantenimiento, a partir de la base gramática tampoco puede tildarse


de completamente impositora o inverosímil. Pues aún con el problema de forzar
la lengua a una corrección gramatical, la idea de unidad a partir de la gramática,
es un hecho que no se puede negar. La gramática, como forma estructural, es la
que organiza la lengua para tener una base en la que el pragma se configure. La
no definición de unidad lingüística puede dividir el uso en dialectos
independientes, no identificables en una sola estructura. Esa propia división de
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hablantes también crea división de comunidad y pueblo con lo cual genera
desorden en el mismo y con el tiempo, ininteligibilidad entre hablantes. La
unidad integrada de la gramática para los hablantes, es esencial para que se
conserve viva. La importancia es que dicha estructura este dada a partir del habla
y que sea una base para su configuración, no para su restricción. Esta idea es
posible de ilustrar al recordar el trabajo de Nebrija con la primera gramática
castellana, la cual integraba las formas de escritura con las formas de habla e
incluso agregando al léxico castellano palabras del nuevo mundo de la lengua
náhuatl, reconociendo que la realidad del español también estaba asociada con el
conocimiento de las nuevas civilizaciones2.

Sobre el descriptivismo y la crítica a la lengua rigurosa.

Acerca de esta postura, es posible referir de manera indicada a la forma


investigativa basada en la observación de los hechos, sin pretender cambiar los
mismos, sino describir y estudiar respecto a cómo se dan.

Desde esta perspectiva, se han vislumbrado aspectos importantes que configuran


la lengua durante el uso y el surgimiento y reforzamiento de campos
interdisciplinares como la sociolingüística y la etnolingüística, logrando grandes
descubrimientos sobre la vitalidad de una lengua como lo son la cultura en
donde la misma se desarrolla, la sociedad y el contexto histórico que influye a
tales.

En este sentido pues, la descripción lingüística es un método que da cuenta de


cambios, evoluciones y configuraciones de una lengua a través de una cultura,
grupos núcleo de hablantes determinados, situaciones geográficas, históricas, e
incluso políticas y económicas, distinguiendo en donde propiamente se
configura el pragma lingüístico.

Reconociendo así los alcances de estas perspectivas, es necesario también


plantear la sensatez de adoptar esta perspectiva como la forma de ver a la lengua.
Pretender que la lengua sea una especie de fenómeno, análogo a los naturales, en
los que el investigador se detiene a observarlo, estudiar, teorizar y comprobar, no
es del todo acertado, pues esta es y concierne al ser humano como una
realización del mismo. No es un fenómeno externo que solo se observe, porque
2
Gramática castellana de Nebrija, 1491

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los cambios que se pueden dar, limitados a la pura descripción como un discurso
de no intervención o de justificación de ley lingüística natural, podrían conllevar
eventualmente a una pérdida de la identidad y la unidad lingüística.

La descripción lingüística toma al ser como un ser moldeable completamente por


su entorno y sujeto a los movimientos del mismo y que así mismo, su interfaz de
conocimientos a través de la lengua, se vea condicionado por los cambios del
entorno. Dejando de lado que, de hecho, la mayor parte de cambios de un
entorno se hacen por el ser humano y así como se pueden dar, pueden ser
evitados. Se deja de lado la necesaria intervención humana, en busca de
conservar su lengua.

Se deja de lado el hecho de que exista una valoración que intervenga en el


cambio lingüístico y lo modere, se concibe a la lengua como fuera del poder del
ser humano, sino a merced de situaciones que le superen. Se anula la posibilidad
de evaluar los cambios de la lengua, porque de facto, los cambios se consideran
naturales y necesarios, sin que exista una consideración sobre el que motive esos
cambios. En la descripción no se considera factible que exista un poder
suficiente que modele los cambios, pues eso va en contra de la naturaleza
lingüística que es un órgano cambiante.

El problema que se construye a través de una perspectiva únicamente


descriptiva, es que se deja de lado la idea de apropiar la lengua y en cambio hay
se deja fluir en cambios con la justificación de su naturaleza. Ante esto es
prudente pues preguntar ¿Cuál es la vitalidad que queda de una lengua, que
esencialmente es además la interfaz de una inteligencia para acceder mediante
los conceptos a los significados de las cosas, cuyo alcance del conocimiento es
cada vez más limitado y/o condicionado al entorno inmediato? Porque lo que
deja entrever la descripción es que la lengua está condicionada por el entorno
inmediato en el cual se desarrolle. Siendo, así pues, la lengua parece verse
encaminada a ser un acceso cada vez menos claro en los conceptos y la
significación dado que los cambios, que son tan naturales, comienzan a permear
al punto de la desconexión, una disminución del entendimiento y por sobre todo
claramente la progresiva pérdida de concepciones que se tienen a través de un
determinado dialecto. No defender las formas lingüísticas que configuran a un
pueblo o no ser suficientemente riguroso con la gramática, hace desconocer la
11
unidad lingüística y la valora como un mero utensilio de significado funcional. Y
es que en los fenómenos que pueden cambiar la lengua pueden existir
imposiciones de lenguas mayoritarias, desprestigio y aislamiento que terminan
en la eventual muerte de la lengua por desuso, sea por el desprestigio de dicha
lengua o dialecto o por la poca funcionalidad en el contexto de desarrollo
inmediato. La mera descripción de los hechos implica una complicidad en este
caso del detrimento y pérdida patrimonial y cultural, así como de situaciones
nefastas e inmorales para con el ser humano como las imposiciones o
discriminaciones. No defender una lengua como unidad y no respetar su rigor en
el valor de sus significados representa una irresponsabilidad ética y
profesional/científica, en el sentido de que la busca del conocimiento en la
lengua y en el ser humano se representa en su cultura y si una cultura se pierde
gracias a perder sus costumbres dialectales por “los cambios y evoluciones
naturales de una lengua” se pierde para siempre un pilar del conocimiento
representado en un conjunto de signos o formas que representaban otras
perspectivas de ver el mundo, las relaciones sociales, valores y estética; y la
descripción no sirve allí sino para hacer memoria de estas pérdidas. Dejar que se
desprestigie una cultura, solo describiendo como va perdiendo el prestigio entre
sus hablantes la lengua o el dialecto, es propender por la discriminación y la falta
de evaluación estética, así como carencia de una concepción sobre el desarrollo
humano, limitando a que este mismo (el humano) solo está sujeto a los cambios
de su entorno social.

La crítica principal de esta perspectiva, es que abandona el hecho de que la


lengua es estable gracias a sus bases y solo se centra en que exista una
producción de sentido, sin importar si la misma se encamine más por conceptos
vacíos o ignorantes de su contenido semántico. Anulando la posibilidad de que
una cultura también puede configurar su lengua a conciencia y que no solo está
sujeta a que cambie por circunstancias externas. La lengua puede y debe ser
apropiada por sus hablantes, no solo ser una interfaz de sentido en la que
“mientras sea útil para comunicar, no importa la forma”. Con esto, la función
cada vez da menos cuenta de conceptos mientras menos significado exista y solo
existan sentidos. El significado se vuelve maleable hasta que los conceptos
pierden diferencia en sus matices y pasa a ser un matiz en una amalgama de

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conceptos irreconocible por propios sino convenientes a la función del contexto.
La lengua podría pasar fácilmente a ser un sistema de convenciones utilitarias
más que una forma y sistema de conocimiento.

Es importante tener en cuenta que el pragma configura el uso de una base


semántica, no lo deforma. La deformación semántica deviene pues de
configuraciones al pragma: situaciones sociales, políticas, culturales,
económicas e históricas. Y si las mismas van en detrimento del conocimiento o
resultan de una situación de generalizada ignorancia, injusticias sociales,
segregaciones y/o violencia, así mismo el pragma se vuelve una cuestión
funcionalista a merced de sobreposiciones que denigran al conocimiento de la
base semántica y su riqueza.

De la conciencia y sus implicaciones en la lengua

Entiéndase en primera medida a la conciencia como la habilidad intelectual que capacita


a un individuo al conocimiento y reconocimiento, no solo de las cosas del mundo, sino
de su interacción con el mismo y su significado en él y con él, así como el de sí mismo
y sus acciones, tanto con el mundo, como las cosas del mismo.

Anoto pues, que, en este ensayo, distingo conciencia de percepción (percibir las cosas a
través de los sentidos), pues la percepción conforma la conciencia, pero el hecho de
percibir, no es más que el primer paso para concebir algo (lo que sea incluyendo
pensamientos e imaginaciones). El ejercicio de pensamiento consciente pues, se
distingue de la percepción, en que reconoce al objeto en un significado, lo que este es en
sí mismo y lo que es o representa para su entorno u otros objetos, principalmente en
interacciones. Así, la conciencia no solo implica la percepción sensorial, vital para
conocer el mundo, sino un estado activo de dicha percepción a nivel mental que “rija”
autónomamente y no bajo efectos que alteren dicha percepción, esto con el fin de una
mayor garantía de percepción clara que posibilite conocer la cosa lo más verdadera
posible según el alcance sensorial (claramente que los sentidos humanos tienen límites).

Con esto, agrupo sin especialidad, todo lo que abarca la conciencia, incluyendo el
concebir, el distinguir y reconocer en las interacciones, causas y consecuencias que
generen o transformen las situaciones con las cosas en cuestión (esto a su vez hace parte

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de la abstracción ya que difícilmente -quizá imposible- se conocen las causas y
consecuencias de una interacción a priori, por lo que la abstracción mediante el recuerdo
es fundamental. ), con ello también abarcan las determinaciones de lo correcto y lo
incorrecto. Tratamos entonces la conciencia como el concepto general que abarca,
conciencia de lo externo (percibir y reconocer en significado las cosas exteriores al
individuo, incluyendo el entorno), conciencia de los fenómenos (percibir, concebir y
reconocer fenómenos y situaciones que ocurren en el entorno), conciencia de lo interno
(concebir y reconocer lo que concierne a las cosas internas del individuo, como
pensamientos, sentimientos, sensaciones, instintos entre otros), conciencia de las
acciones (lo que se hace o se puede hacer en el mundo y las cosas), conciencia de las
relaciones (concebir y reconocer las elaciones e interacciones de las cosas, tanto
internas como externas o hasta de las mismas relaciones en interacción con otras) y
conciencia moral (relacionado completamente con la evaluación de las acciones en los
marcos de lo correcto e incorrecto).

Partiendo así desde la conciencia, es propicio poner en dialogo las implicaciones de


esta capacidad, con lo que significa la lengua en todo su reconocimiento (desde el
sistema de conceptos que abarcan un significado a través del cual los seres humanos
conocen el mundo, sus cosas y a sí mismos; hasta el sistema sociocultural en el cual se
basa la construcción de dichos conceptos, visiones y concepciones del mundo y las
cosas), a su vez con relación a los cambios y la variedad.

Ya se ha hablado de las condiciones de cambio de la lengua. Lo necesario que resulta y


a su vez lo dañino que puede llegar a ser bajo ciertos contextos. Y es que el verdadero
problema no es que la lengua cambie, tampoco que tenga una base que sustente la
estructura gramatical y a su vez la semántica; pues ambas son necesarias para mantener
la lengua. Una le da vida y la enriquece, la otra conserva su unidad y así como también
fomenta la de sus hablantes (si se defendiera suficiente). La trascendencia a esta falaz
oposición (pues no debería tomarse como tal) está en el encuentro del equilibrio y el
reconocimiento a la necesidad de ambos como componentes para la lengua, y para ello
se precisa una conciencia de lo que ella significa.

En relación con lo dicho en los primeros párrafos de este apartado, las formas de
conciencia ante la lengua son muy pertinentes para tratar aquí. Con ello pues, es
menester reconocer a la lengua como el sistema ya descrito, tanto de conceptos como de
costumbres que matizan estos conceptos. Así, se da la primera forma de conciencia, la
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conciencia de lo externo: ¿Qué es la lengua y que significa? ¿Qué implicaciones tiene la
misma y para qué sirve? Con el reconocimiento de la lengua, en lo posible, lo más total
que así sea (ósea, no solo en su gramática sino en su significado patrimonial/ cultural)
ya se entra a más concepciones consientes. Pues sabiendo e identificando en el entorno
social a la lengua, ya se conoce como la misma actúa sobre dicho entorno y sobre sus
integrantes. Por lo que sigue la conciencia de las relaciones. ¿Qué implicaciones tiene la
lengua para conmigo, y los demás hablantes? ¿Qué implicaciones tiene para el
contexto / situación (sea política, social, económica) en el que se mueve con los
individuos? ¿qué implicaciones tienen los individuos con dicho contexto y en que
influye en la lengua? Esto a su vez, logra categorizar y abstraer esta concepción de las
relaciones y relacionarlas con más cuestiones: ¿Qué implica la situación/ contexto tanto
con la lengua, como con su uso? Y a su vez entonces se puede despertar nuevas formas
de conciencia: ¿es correcto lo que ocurre con la lengua en relación al contexto o al uso?
Así pues, es posible hacer también una evaluación estética, tanto de lo que es la lengua,
de lo que significa para los hablantes y de las influencias que dicha pueda tener, de su
patrimonio y de sus concepciones/ cosmogonías expresadas por los conceptos en
palabras, de sus usos y del sentido que van tomando según el contexto/ situación.

Así, es la inconciencia el motor de la ignorancia del valor de las cosas y de la magnitud


que conlleva su interacción con otras. En este caso, la lengua en relación con los
hablantes, con el conocimiento y con los diferentes contextos a los que se puede
exponer. El uso o desuso inconsciente por parte de los hablantes es lo que comienza a
deformar la lengua o brinda los espacios para que la misma pierda su valor patrimonial
y se convierta en un simple sistema de convenciones lingüísticas. Cuando los mismos
hablantes permiten la introducción de expresiones que empobrecen la lengua a partir de
erradas percepciones sobre el prestigio (por ejemplo, aparentar modernidad y frescura
con el uso de extranjerismos) haciendo que expresiones ya existentes para designar
cosas o hechos, queden en desuso para suplantarse por otras; mismamente hechos
desafortunados de pérdida de identidad en la lengua, expresiones o cultura por
vergüenza debido a un consentimiento generalizado de la población (al no poner
oposición o reaccionar ante estas situaciones) que puede permitir o adoptar estas
imposiciones sin tener en cuenta el verdadero valor y la riqueza cultural, dejándose
seducir por tendencias del momento o posiciones nefastas como el racismo o el
clasismo.

15
Por ello, que la solución a una creciente pérdida de identidad por desconocimiento del
valor de una lengua, es la toma de conciencia. El habla consciente motiva los usos y el
conocimiento consciente de esos usos los justifica. Por eso el valor del significado
supera al de la mera función. Porque el significado puede ser funcional y configurarse
en el pragma, pero la función no siempre tiene raíces del significado, sino en el
contexto. Así, la conciencia es el conector principal que comunica el significado y el
valor de las cosas con el contexto de uso y les da coherencia a través de la lengua,
distinto al uso inconsciente que no favorece más que las condiciones contextuales para
adaptar el pragma a ellas.

Conclusiones

A partir de la exposición de perspectivas sobre la lengua y el cambio, los fenómenos


que causan el cambio y las formas de cambio, se pueden referir que la lengua se
compone tanto del uso, como de sus estructuras. La variedad, así como la gramática
conservan su integridad, por lo que resulta menester reconocer que, en el cambio, como
en la unidad esta la vitalidad de la lengua y su reconocimiento como un sistema de
conceptos y no de puras convenciones. Por ello es necesario que se conozca la
naturaleza de los cambios a los que una lengua puede estar sometida si los mismos van
en detrimento de la lengua o pueden enriquecerla. Se ha criticado la falsa oposición que
se plantea entre las perspectivas de la lengua, pues no existe oposición alguna, sino una
mutua configuración que constituye su vitalidad e integridad. Se ha resaltado la
importancia de la conservación patrimonial de una lengua en tanto los signos que en la
misma se abarcan para comprender el mundo llenan de matices a la concepción de las
cosas y pueden fomentar valores en pro de la evolución humana tanto en aspectos
cívicos, morales e intelectuales, por lo que la pérdida de los mismos supone a su vez una
posible pérdida de dichas concepciones que propician aquellos valores que determinada
lengua contenga. Hablé también del rol de la conciencia humana en la lengua y el uso,
como la principal manera de evitar el convencionalismo lingüístico y la pérdida
patrimonial, reconociendo a la lengua como un conector esencial entre la capacidad de
cognición (capacidad intelectual) las cosas y su conocimiento y las concepciones
relacionales, estéticas y morales, por lo que resulta transversal a todos los sistemas y
puede fomentar su desarrollo. Concluyo este breve estudio anotando que el camino para
el despertar de conciencia no es otro que la educación, una educación estética y racional
16
para el ser humano que posibilite su conocimiento consciente y su evaluación en pro de
la belleza y la elevación, así mismo reconociendo lo sublime que yace en cada lengua,
para así saber y evaluar con juicio crítico cuando se trata de adaptación y
enriquecimiento y cuando de un camino al detrimento patrimonial y a su vez sus
consecuencias en el detrimento del humano en toda su constitución (como ser cívico,
social, moral e intelectual).

Parte primera: Sobre la identidad

La definición de identidad se da como la relación de un individuo o colectivo consigo


mismo en sus características que lo hacen único o propio de sí y que le diferencian de
otros individuos o colectividades.

La identidad en toda su expresión, es la forma como un sujeto o una comunidad se


identifica a si misma, como se concibe en el mundo y lo que fundamentalmente le hace
ser eso que es.

En la identidad convergen los aspectos de lo que debe ser y no debe ser, esencialmente
porque, lo que debe ser es entonces lo que es esa identidad, y lo que no debe o no es, es
lo que esta fuera de ella. Esto resulta una base primitiva de la búsqueda estética. Un
principio de lo que significa ser. Al saber como ser, consecuentemente se sabe como
relacionarse con el mundo, con los propios y con los “ajenos”.

Siendo entonces que en la identidad ya existe la valoración en un carácter estético, la


pregunta es si está es suficiente para la educación estética del ser humano. ¿lo que hace
que un ser humano sea no educado estéticamente es el abandono de su identidad? La
respuesta resulta ser no-dual (si o no). Siendo que una identidad es algo demasiado
amplio su abanico de relaciones puede ser desde algo sublime3 como algo deplorable
que incluso pueden coexistir juntos aun en posible contradicción fundamental. Dicha
3
Schiller, Cartas estéticas sobre la educación del hombre, De lo sublime.

17
contradicción no se resuelve porque la identidad cultural de facto, viene como un
dogma. Por lo tanto, puede que en algunos aspectos el abandono de una identidad
resulte en la deseducación estética de un sujeto, o puede que no. La realidad es que cada
aspecto de una identidad ha de ser evaluado para considerar cuan sublime es, aclarando
la evaluación como necesariamente racional, de esta manera considerarlo en el modo de
obrar si eleva al sujeto, despreciándolo en la acción, pero sin el olvido. Es necesario la
conservación conceptual o biográfica de una idea incluso si la misma resulta nefasta, no
solo para aprender de lo que una entidad fue en el pasado y como logro cambiar para el
futuro, sino como contenido estético para la exploración del conocimiento de lo
repudiable o su juego de posibilidades en los campos del arte. Por malvada que sea una
idea, la misma no ha de ser borrada de la faz de las mentes porque sigue siendo
conocimiento del mundo y da a entender mejor lo sublime en los abismos de lo
deplorable, pero este aspecto lo desarrollaré en la parte sobre la estética.

Con esto, la identidad no debe acabarse, sino ser evaluada y comprenderse a sí misma a
partir de la razón. Saber porqué su existencia es importante en la educación humana y
no estancarse en el concepto dogmático y circular de “el ser por el ser y para el ser” 4De
esta manera, la identidad alcanza el punto sublime y es idónea para ser cuna de
educación.

En relación al alma como el concepto único e ideal.

Viendo lo que es la identidad, puede resumirse en que para la entidad que la


tiene, es como el alma. Remito estas palabras a los conceptos expresados en
Sobre la lengua vulgar de Dante Alighieri, donde se hace alusión a la
comunicación divina a través de pensamientos directos entre estos seres como
parte de conocimiento compartido de su alma, diferente a los humanos cuya
forma de comunicación es la lengua, la cual expresa los conceptos de su mente y
su alma (recordemos que la característica de pensar, en estos tiempos era una
manifestación del alma). Para expresar lo natural del alma como génesis del
humano se remonta a explicar la lengua adánica y esto a su vez le sustenta para
explicar que significa el alma en el nivel nacional para el pueblo italiano y como
debe expresarse a través de la lengua vulgar.

4
La verdadera razón por la cual argumentar preservación no puede ser de un orden circular en donde se
conserva para ser y se es para conservar eso que se es. Tampoco de un orden dogmático donde la
conservación solo sea promovida porque es lo que hace ser y en tanto es identidad hay que sonservar.

18
No estoy muy alejado del objetivo de Dante Alighieri en su tratado. El
reconocimiento de la región como forma de identidad es reconocer las bases
ideales en las que existe, lo que fue, lo que es y en lo que desea convertirse
(Carlosama y Castillo, 2011. p3.)

El alma sería algo primordial y fundamental para ser, tal como la identidad. El
alma recoge la esencia que hace que una entidad sea realmente en todas sus
cualidades. Por tanto, se puede afirmar que la identidad es una forma de alma
que permite la autodeterminación de la entidad. Se fundamenta en las ideas
principales que se forjan desde la experiencia, histórica, geográfica, relacional
(con otras entidades), ambiental y ha de ser forjada a partir de estas para
proyectarse cómo desea ser o más bien dicho, cómo desea sublimarse. Esto
significa que no solo es un punto de partida, sino también un punto de la última
o deseable llegada a partir de los principios de la partida. Partir de reconocer lo
que es sublime en sí de la entidad, de los errores cometidos y del sufrimiento
experimentado para aprender y desarrollarse.

Así, el alma se compone de ideas, de lo ideal y es lo que hace que sea único,
comparte su composición conceptual con la identidad, que a su vez también se
compone primamente de ideas y por tanto es ideal. Además, y aludiendo a lo
ideal en filosofía platónica como algo perfecto (episteme), en tanto el mundo de
las ideas es el mundo que contiene los fundamentos reales de la existencia, el
alma, que es perfecto. La búsqueda ideal o de las ideas, de las mejores o las más
sublimes, resulta como algo perfecto, sublime.

En el lenguaje como el contenedor de la identidad.

Ya he dicho antes, que el lenguaje es el medio sígnico por el que se manifiestan


las ideas. Estas ideas son conceptos del mundo que lo conciben de cierta manera
y además sirve para conocerlo. El lenguaje es no solo un medio de comunicación
sino también de conceptualización y aprendizaje. Permite separar unas ideas de
otras, matizarlas, guardarlas y cuestionarlas. Cada idea y concepto sobre el
mundo está contenido en las expresiones lingüísticas (Locke, 1994) y cada idea
se origina en las cosmogonías o visiones del mundo de un pueblo. El lenguaje es
el vinculo entre el mundo ideal de un pueblo con el mundo material de la
realidad que establece las relaciones de la concepción con la cosa que se

19
concibe. Pone en contacto la realidad de la cosa con la realidad de la concepción
de dicha cosa. De esta manera, el mundo en el lenguaje, es un mundo de
identidad. La cultura se expresa en el lenguaje y este mismo es un campo en el
que se conocen las cosas, una interfaz de relación entre la mente de los sujetos
con la realidad que los rodea.

En tanto el lenguaje es un medio de conceptualización, aun bajo sus


concepciones, el lenguaje está capacitado para conocer la realidad. Pues
mediante el lenguaje es posible que se desarrolle la metacognición (pensar los
propios pensamientos), esto hace que los conceptos contenidos puedan ser
asimilados de forma racional sin que pierdan su identidad, esto significa que
conservan sus cualidades semióticas, pero al mismo tiempo amplían su
semántica mediante el uso para hablar de la cosa como algo conocido y no solo
concebido. Pongo algunos ejemplos sencillos: Frankreich es la expresión
alemana que denomina a la región de Francia. Su significado literal significa
“reino franco” o “reino de los francos” esto es una cualidad semiótica que habla
de la historia, a su vez es estética en la visión de como se concibió a Francia en
un momento, sus habitantes, su organización. Ello no implica que el uso de
dicha palabra deje de denominar a la región actual, solo que tiene una
configuración semiótica que habla de lo que en algún momento fue Francia para
el pueblo alemán. No deja de denominar la realidad del territorio.

Arco iris es una palabra que designa el fenómeno óptico y meteorológico en el


que se observa un arco de colores en el cielo producto de la refracción que
proyecta la luz solar descompuesta al atravesar las gotas de lluvia. La palabra
tiene una carga estética muy importante relacionada con la diosa Iris de la
mitología griega. Siendo una concepción de orden divino, sin embargo, el uso de
dicha palabra no quiere decir que se crea en ello, solo reconoce su concepción de
origen. Su etimología no impide que la palabra se use para seguir designando a
la cosa en su forma real, solo habla de que esa cosa real, tiene un origen de
concepción mítica

En la condición de nombres, el concepto de la cosa que contiene el lenguaje,


puede aludir al conocimiento de la realidad, sin perder su matiz de la
concepción, que genera una relación estética entre el hablante y la cosa.

20
Es de aclarar en este aspecto, que, de todas maneras, el nombre puede llegar a
ser algo vacío que se convierte en una convención para el uso. Esto ocurre en el
desconocimiento de un hablante sobre las expresiones que usa ya que las mismas
pueden perder notoriedad etimológica al considerar para el hablante lo
estrictamente relevante de ella: la cosa a la que designar. La causa de esta
posibilidad remite en la parte de algún desarraigo cultural o laxitud de la misma
clase. Los tabúes, los significados ideales, el mundo cosmogónico dejan de ser
algo tan relevante en la vida, por lo que los significados ideales también pierden
su valor y la palabra adquiere un valor convencional de nombramiento de las
cosas como un puro y llano reconocimiento, sin más. Podríamos hablar de
“economía semántica”, se reduce el esfuerzo de considerar en la cosa todas las
ideas de su concepción y solo se usa el nombre para denominar como relación
directa a la cosa. Esto es una razón por la cual muchos hablantes desconocen por
completo de dónde vienen sus palabras. Pero este es un tema que trataré con más
detalle en la parte tercera.

En síntesis, el lenguaje es la forma en la que se manifiestan todas las


concepciones de la cultura, por lo cual hay una relación de necesaria estrechez
con la identidad de un pueblo. De donde viene, como se originó, como vive y
como se relaciona. A su vez es el vínculo que permite la actuación de las
concepciones en el mundo real por medio de su relación con este.

Identificando al lenguaje como la misma abstracción de la cultura, a su vez es


algo abstracto. Al hablar de lenguaje, se remite a la capacidad de desarrollar
lengua (DRAE), esencialmente. Este concepto claramente implica el cómo se
desarrolla y por tanto abarca las concepciones de una cultura acerca del mundo,
siendo el punto de convergencia de los mismos (Humboldt 1990), pero su
definición no da especificaciones de cómo se manifiestan. Como he dicho antes,
la lengua es la forma especifica que toma esta facultad del lenguaje para
desarrollar los signos, implicando pensamiento y cosmogonía. En estos
términos, el lenguaje, siendo una facultad, presenta la identidad de un pueblo al
momento de desarrollarse en la lengua, por lo que es un contender abstracto de
la identidad, aun no definido sino hasta que alcanza su extensión a través de los
signos.

La lengua
21
La definición de lengua comprende en describirla como un sistema
integrado de signos destinados a la comunicación (DRAE). Bien es cierto
que esto la abarca en su realidad. Al concebirla como sistema integrado
de signos, da el entendimiento de su función conceptualizadora
recordando que todo signo remite a un significado para alguien (entidad)
en algún lugar y tiempo (cita de Pierce en Niño, Malagon, Aage, Beltran,
Rodriguez, Corral, Conde y Perez. 2008); al denominar su función,
reconoce su naturaleza de interacción. Sin embargo, definidamente, la
lengua es el conjunto detallado de la identidad. En ella se resume todo el
signo identitario de un pueblo. Recordando a Humboldt, la lengua
contiene directamente el alma, el Gesiteskraft, la marca del espíritu y el
pensamiento original de toda comunidad (Humboldt 1990) expresada en
el verbo. Por medio de sus signos, el hablante expresa sus conocimientos
del mundo concebidos en su medio cultural y con ellos se relaciona con
este.

De esta manera y recordando que la identidad esta fundamentada en el


mundo de las ideas, la lengua es el contenedor del alma o del mundo de
las ideas. Es en sí misma una semiesfera 5 concreta para interactuar con
las ideas ya existentes en la concepción propia de la cultura.

Por esto, la lengua es la manifestación concreta de cada identidad. No es


cierto que determine la manera de pensar; pues, aunque en la lengua hay
una visión de como es el mundo y sus cosas, lo cual influye en la forma
de relacionarse con estos, tampoco imposibilita expandir el pensamiento
para comprender que otras visiones existen o llegar al conocimiento real,
esto es posible gracias a la capacidad intelectual del ser humano y su
razón para concebir y relacionar los significados y sus matices, además
de su capacidad sensible para detectar las visiones de carácter estético.

En este orden de ideas, aunque toda lengua natural no es estrictamente


racional y fundamentalmente no conoce a la cosa en su realidad sino en
una cosmogonía determinada, la condición nominal que posee hace que,
al remitir a la cosa real, aun sin tener el concepto de ella en su realidad,
puede conocerla. Al nominar la cosa ya está identificada y su
5
Yuri Lotman, la semiesfera es el universo de los signos ambiente de interacción para sus interpretantes.

22
configuración estética (o concepción), solo sería impedimento en el caso
de que el hablante se negara al conocimiento real y se sometiera a un
dogma de única concepción como sinónimo de conocimiento real. Esto
solo puede ser posible a través de una imposición (sea propia o de un
tercero) en la cual se aluda a temas como el respeto y la conservación
total y absoluta (conservatismo) en forma de tabú. No cuestionar el orden
designado en las ideas. Pero claramente es una condición que va en
contra de la naturaleza intelectual humana y tarde o temprano debe ser
cuestionada para fundamentar el conocimiento real de la cosa. Por
fortuna aun no existen controladores de mentes ni lectores de ideas, por
lo cual da alivio al pensador para conocer la cosa que en su palabra ideal
esta concebida de manera cosmogónica y que pase a ser reconocida como
concepción estética.

He de aclarar que, al referir concepción cosmogónica, hago alusión a la


concepción que tiene una cultura sobre la cosa, remitiendo que esa
concepción se considera además el conocimiento real de la misma.
Diferenciando de concepción estética que es el carácter que adquiere la
concepción cuando es reconocida como tal y se le diferencia del
conocimiento real.

Por lo que, en este sentido, la lengua tiene un carácter dual, o más bien
dicho puede despertar un carácter dual del conocimiento de las cosas, la
concepción y el conocimiento real (haciendo a su vez la distinción que
puede tener la concepción entre cosmogónica y estética.). En este punto
se hace necesario recordar el dialogo de Crátilo, escrito por Platón por el
año 360 antes de la era moderna, para hacer unas apreciaciones a través
de este autor.

En este dialogo, donde están enfrentados Hermógenes y Crátilo, se pone


en discusión si la lengua es un sistema convencional o uno natural de
referencia directa a la realidad del mundo. Ambas posturas son
cuestionadas por Sócrates, quien no toma partido de ningún lado y
encuentra todas las falencias en cada posición.

23
Resulta ser que, de hecho, la lengua puede ser esencialmente
convencional, no hay forma natural de que una palabra imite a la cosa
que designa y que por tanto la corresponda naturalmente. Sin embargo,
eso no imposibilita la designación de las cosas o el conocimiento de las
mismas. La lengua aun en naturaleza convencional, puede conocer las
cosas y conceptualizarlas, por lo que su significado corresponde aun si
naturalmente no lo hace.

Relacionando esta obra con el tema actual sobre la lengua, resulta que la
misma no imposibilita el conocimiento universal al tener la designación a
la cosa. El nombre no debe necesariamente describir la realidad de la
cosa porque, de hecho, no hay forma de que lo haga. No es posible hacer
una correspondencia directa entre los sonidos de una palabra y la cosa.
No pueden corresponderse naturalmente. Quizá lo más cercano a eso
sería una onomatopeya, pero eso solo se limitaría a las cosas que son
sonido, por lo que la posible imitación que se pueda hacer de una cosa,
debe cumplir necesariamente que dicha es un sonido (ni siquiera algo que
produzca sonido sino un sonido en si mismo). Así, describir una imagen
a partir del sonido resulta como algo de completa convención y forjado
claramente en la concepción cosmogónica y muy posiblemente relacional
y metafórico6. Aun así, el hecho de que su descripción fundamental no
remita en la descripción real, no hace que el hablante desconozca la
realidad de la cosa al estudiarla, solo que lo hace a través de sus signos.
La razón puede trascender del convencionalismo aun si se expresa por un
sistema que fundamentalmente este compuesto por lo convencional. No
hace falta la creación de una “palabra objetiva y universal” para
reconocer la universalidad de las cosas, porque la universalidad está en
los conceptos de la mente racional y se acopla a las palabras. La
naturaleza de nombre le da a la palabra la cualidad y calidad de remitir
directamente a la cosa y en ese orden de ideas, poder estudiarla y
conocerla, sin dejar de lado el reconocimiento de su base convencional y
su naturaleza cultural, que por tanto carga una identidad valiosa en el
sentido estético y fuente de conocimiento en esta misma área.

6
Lakoff y Johnson, La metáfora de la vida cotidiana.

24
Es de destacar que entonces, en tanto la lengua contiene una identidad, la
lengua contiene cosas de la realidad. Si bien y como he dicho, las cosas
que designa son potencialmente cosmogónicas y no describen
conceptualmente su realidad, así como que fundamentalmente tampoco le
corresponden, si contienen cosas sobre la realidad estética asociables a
ideas universales de la misma. En ellas es posible la evaluación de lo
sublime y lo deplorable, algo esencial para la mente racional y sensible
en tanto proyección moral y mejoramiento humano. La identidad tiene en
sus signos un mundo cargado en estética que puede estudiar sus ideas
reales del mismo campo (y no de la cosa que designa). En esto, pongo un
ejemplo: La palabra hidrófilo usada en campos como la química, la
biología y la medicina, se compone de las expresiones griegas hydros que
significa agua, y philia que significa amor [ CITATION Gün03 \l 3082 ].
Cuando en química se caracteriza algo como hidrófilo es por sus
cualidades de disolverse, unirse o absorber el agua (Diccionario médico
dicciomed). Realmente no existe una relación de amor o de amistad entre
la sustancia que se disuelve y el agua. Sin embargo, tiene una carga
estética que designa la unión posible de ambas cosas como una forma de
amor o atracción. Esta idea puede ser evaluada estéticamente y vinculada
a conocimiento real del campo. El amor posibilita la unión real y libre.
Ver que la afinidad de dos entidades existe y se da por amor, es una
consideración estética y de valor universal vinculable a la moral en tanto
la unión se da en su forma más perfecta por el amor.

Este es un ejemplo de breve apreciación estética sobre los signos que


componen la lengua y sus palabras. La identidad en términos de alma
posibilita el ejercicio sensible de la percepción estética y la búsqueda de
lo sublime en la mente racional y creativa. La lengua posibilita que el
alma sea expresada y por tanto es el interruptor principal que llame la
atención de dicha percepción. Es un acceso a la belleza real o por el
contrario a la fealdad.

Así la lengua es el mecanismo por el cual se expresa la cultura, que a su


vez contiene la identidad, el alma de su pueblo. Que posibilita el

25
conocimiento de la cosa real y se relaciona con ella a partir de la
concepción lo cual genera un vínculo estético y motiva el obrar.

El dialecto

Siendo que he resumido los conceptos de la identidad en el lenguaje y la


lengua, esta sección sería redundante al ser explicada. Por lo que me
remito a considerar que el dialecto es una forma configurada de la
lengua, que, como la misma lengua, carga la identidad de sus hablantes.

El dialecto se define como la variedad lingüística de una lengua, causada


por distinciones geográficas, que a su vez tiene distinciones históricas y
demográficas. Por esta razón, el dialecto también se desarrolla en un
ambiente propio, con propios hablantes y con un contexto histórico. Todo
esto tiene que ver estrechamente con lo que conforma la identidad de los
hablantes y, por tanto, también existe una cosmogonía, una visión del
mundo y unas relaciones estéticas. Cabe aclarar que, a diferencia de la
lengua, el dialecto puede cargar ya la visión del mundo de la lengua, solo
que además tiene su propia visión de ese mundo cosmogónico y se
combina con relaciones directas de concepción del mundo. En el campo
del dialecto hay un a convergencia entre el mundo de las ideas de la
lengua y el mundo de las ideas del dialecto.

Para el hablante, la lengua supone un primer plano de identidad, pero su


dialecto supone un plano más estrecho que hace que se diferencie de
otras comunidades que hablan su legua. Puede compartir algunas
características con esas comunidades, pero puede diferenciarse a si
mismo de manera sustancial, pues cada comunidad tiene su propia
situación que la forja identitariamente. La lengua permea la historia de un
pueblo, pero el dialecto determina lo que es. Sus proximidades, sus
contactos y su mestizaje posible hacen parte de un todo sobre el alma de
la comunidad y toda situación se refleja en la forma de hablar esa lengua.

Para el ser nariñense

En Nariño, la identidad converge en toda su historia, incluyendo los pueblos


antecesores a su fundación. El nariñense está marcado por la condición de haber

26
sido una colonia española fundada por Belarcazar y (nombre del fundador) con
el nombre de la Villaviciosa. En el mismo nombre antecesor hay ya una
identidad clara, siendo que Villaviciosa tenia su connotación como un lugar
frondoso y rico en tierras y próspero para la agricultura 7. Además, su historia
como realistas da la figura de gente cooperadora y leal. Cabe mencionar que las
relaciones entre la corona española y la región nariñense (principalmente Pasto)
eran de buenos términos. La región pastense aceptó el asentamiento español y
mantuvo buenos lazos. Esta relación de antaño con nuestros hermanos
españoles, hace que en la identidad nariñense haya algo de español, una afinidad
con este pueblo y a su vez un rechazo por los que, en el resto del país, Colombia,
se consideran héroes nacionales (esto se refuerza además con los
acontecimientos de la navidad negra). También cabe en suma importancia
resaltar el carácter nariñense desde tiempos precolombinos. Los Pastos, uno de
los pueblos que habitaban estas regiones, eran de carácter leal y fuerte. Los
hombres escorpión, llamados directamente por el emperador (nombre del
invasor inca), debido a su fiereza de defensa del territorio. Este mismo carácter
fue la razón para que la ciudad de Pasto fuera conocida como la leona de los
Andes[ CITATION Sil08 \l 3082 ] . La misma cooperación y prosperidad de esta
ciudad para la corona española, proyecta la imagen de gente laboriosa y su
defensa al territorio hasta que fue saqueado, de gran fidelidad.

Por las circunstancias posteriores a la revolución, Pasto quedó aislada y con un


estigma al ser de los pocos lugares que rechazó la independencia. Esto ha dado
en la identidad cierta inseguridad, inferioridad y ensimismamiento
regional[CITATION Edg \l 3082 ]. El nariñense tiende a tener mucha reserva y ser
silencioso. Además, por su historial de lealtad a la corona, se le conoce como
muy conservador, de inclinación religiosa y por lo mismo, bastante
machista[ CITATION dia13 \l 3082 ]. Por las técnicas artesanales, se le conoce como
alguien muy dado al arte, y por su rigor en el desempeño de la labor, como
alguien muy lógico. Esto mismo hace que se considere de buen producir. La
calidad en labores propias suele ser sobresaliente y esto da la imagen de un
sujeto dedicado. Su latente zona rural refuerza el sentimiento de aislamiento,

7
Se delata este significado por la descripción de otra Villaviciosa, la de Asturias, hecho por Justino Mejía
y Mejía en 1517

27
inferioridad y subdesarrollo por las condiciones de pobreza de los campesinos o
poco acceso a la tecnología.

La identidad en el sujeto nariñense se ha conformado por todos los sucesos


ocurridos en la historia de su región, incluyendo las labores destacables, las
labores usuales, los entornos que le rodean y los personajes que la han poblado.
Aunque es claro que está identidad va cambiando con el tiempo. Las situaciones
del país, los efectos de la globalización, los cambios de política mundial, entre
otros.

Parte segunda: Sobre la estética

La estética se define como la rama de la filosofía encargada de estudiar la belleza. Este


problemático aspecto implica el reconocimiento de lo bello y lo feo desde todos los
aspectos, desde lo físico hasta lo moral. Hay quienes dicen que la estética es algo
completamente subjetivo, pero yendo más allá de la pura percepción, para la mente
racional, la comprensión de lo estético lleva directamente a considerar lo sublime. El
culmen del ser en la vida, la perfección. Sobre como las cosas deben llegar a ser. Este
trabajo requiere categorías sobre las cosas que describen a lo bello que no se basan solo
en la percepción humana y reacciones inmediatas ante lo percibido, sino una
racionalización de lo que es y lo que representa.

Hume describió que lo bello es de orden completamente pasional y explicaba que, por
sus pasiones, el ser humano tendía a aceptar lo bello y a rechazar lo feo [ CITATION
Dav14 \l 3082 ]. Sin embargo, yo digo que las pasiones pueden ser algo aleatorio y
efímero. Pueden ir y venir y cambiar de parecer. Comparto la idea de que el orden
pasional es algo de suma importancia en el juicio estético, pero esto no fuera posible si
la razón no está allí. El sujeto le da valor a las pasiones y el sentido, las diferencia unas
de otras y las puede categorizar por sus consecuencias al motivar y hacer actos.

Como un empírico Hume podría basarse en que el sujeto rechaza por instinto lo
grotesco, lo espantoso y acoge lo bello, lo seguro. Esto puede deberse al instinto de
autopreservación desarrollado a través de la evolución y no una diferenciación real de
las cosas bellas y no bellas. En este orden de ideas, en efecto, el ser humano tiende a
huir a aquello que se presenta como amenazante, hostil, letal y tiende a acercarse a lo
que le representa placer y bienestar, que lo aleja del peligro. Así mismo tiende a la
sociabilidad por el mismo instinto, para mantenerse a salvo. Ciertamente esto resulta

28
más en el orden instintivo y se puede catalogar como egoísta. Por otra parte, las
pasiones, no pueden ser desarrolladas por si mismas. He dicho ya que para alcanzar la
verdadera sublimidad pasional ha de ser necesario una mente racional que puede recibir
impulsos sensibles y definirlos. La pasión por si sola no se organiza porque no está
definida. Así que es necesaria la razón para poder hacerlo y para constituir la estética
en términos reales y no en las ya dichas percepciones instintivas.

Con todo esto, refiero a que la verdadera educación estética es el conocimiento del
sujeto para ser sublime y aspirar a la mejoría, y esto no es posible si no existen unos
juicios para valorar lo que es y no es bello. La mejoría y la perfección no son cosas
subjetivas que estén a merced del parecer humano, sino cosas evaluables en sus
términos reales de lo que significa algo al ponerse en obra, como ya he dicho. La
estética se rodea del contenido pasional pues el mismo, conjunto con la razón, hace
posible la valoración de algo de realidad bella u horrenda. Pero la pasión no puede ser
parámetro de evaluación si no está definida. Es claro que este campo requiere matices
por la natural coexistencia de pasiones sublimes y bajas en el ser humano. Las
situaciones que se ramifican de esto son múltiples y no unitarias para cada pasión. Por
lo que la estética, se implica incluso como una ciencia moral para poder encontrar lo
bello en los abismos de la fealdad o capacitarse para encontrar defecto en algo
generalmente bello.

La estética se ancla a las ideas del sentir humano y lo que ese sentir puede motivar o
cuales son las razones que lo causan. Pondré un ejemplo simple de orden moral en el
cual se requiere una necesaria valoración estética:

La acción de asesinar puede considerarse en todos sus campos como algo horroroso.
Siguiendo una descripción, es el atentado contra otra vida. La sola acción puede causar
espanto inmediato y en efecto, estéticamente valorable es algo que propende por la
destrucción. Sin embargo, en un mundo donde puede existir decadencia general como la
guerra las causas para dar muerte a alguien pueden ser valoradas como bellas en cuanto
es por una acción misericordiosa de evitar el sufrimiento del prójimo sabiendo que es un
tortuoso camino que le lleva inevitablemente a la muerte. Sujetos que, obligados a ser
soldados, terminan siendo actores del odio de un depravado, se disparan entre si y en
una de estas contiendas, uno de ellos cae herido de gravedad, con mutilaciones y
perdiendo sangre, sintiendo dolores intensos en medio de un mundo miserable como lo
es el de la guerra. Uno de sus compañeros lo revisa y acompaña, lo abraza y lo intenta
29
limpiar, viendo que sus heridas no pueden ser tratadas. El herido considera que es mejor
la muerte rápida y que desea que su amigo la haga, como una última forma de amor al
compartir los instantes con él y su vida misma. Se torna en una acción que, pese a lo
doloroso, es de orden amoroso siendo que sea consensuada entre las dos partes. Allí,
está existiendo algo bello en un terreno horrible y por tanto la acción está matizada
debido a tantos juegos entre la belleza y la fealdad. Claramente, la acción en si misma es
de orden destructivo y despreciable, en el mundo de las ideas estéticas no debería existir
porque cada acción tiene un fundamento encaminado: constructivo y destructivo. Matar
tiene sus consecuencias en destruir, e idealmente un sujeto que mata lo hace por destruir
y satisfacer su depravación; pero en el mundo de las acciones humanas, la decadencia
puede llegar a ser tan grande que supera al propio sujeto, dejándolo a merced de lo que
queda en acciones para elegir como obrar correctamente. Matar en este caso puede
tornarse como algo misericordioso, y la misericordia es de orden constructivo.
Idealmente, el matar no debería tener un matiz de bondad ya que en la belleza ideal no
existen mundos de decadencia y de esa manera, si no existirían mundos o escenarios de
decadencia, acciones como matar no se tornarían en un orden benévolo. Esto implica
que una cosa no puede ser fea solo porque no causa gusto o porque cause horror. Como
bien se ha dicho para las cualidades de lo feo, el efecto es siempre de horror, disgusto e
incomodidad, dicha es basada en las cualidades reales de su representación y no en su
presentación.

En arte, esto puede convenir a los temas tratados y el universo semiótico dibujado, en
donde se juega entre lo bello y lo feo como un campo de exploración conceptual. De las
ideas que están en interacción en la obra. La evaluación se puede encontrar en el juego
existente de conceptualizar ideas estéticas a través de la técnica. No solo es necesaria la
habilidad, sino la creatividad para saber cómo desempeñarla y la sensibilidad para saber
cómo conceptualizarla. Por lo que requiere un trabajo verdaderamente pasional y
estrictamente racional también, en tanto a las relaciones que se buscan entre las ideas
estéticas y el signo que en las que se expresa; puede ser color en el arte pictórico, un
acorde en la música, una forma en la arquitectura, entre otros. Un ejemplo de esto son
las pinturas escabrosas como las del pintor Füssli con obras como La Pesadilla o las de
Goya con Saturno devorando a su hijo. Si bien causan impacto por sus temas tratados,
el tema tratado no es la pintura en sí, lo que hace a la pintura son sus signos en juego
con el tema. Se esta tratando algo horroroso para vislumbrar o buscar matices de

30
relación con lo sublime o explorar lo nefasto (era del romanticismo). Distinto a una cosa
fea, que esencialmente es plana, falta de creatividad y/o destructiva. Lo bello da paso a
la reflexión mientras que lo que carece de belleza desconoce lo que es la reflexión.

De todo esto, he de decir, que como la razón es la cualidad más elevada del intelecto, el
amor es la cualidad más elevada de la pasión. Por lo que el desarrollo sensible requiere
que un sujeto sepa amar. El amor es el verdadero valorador estético para la sublimidad y
su identificación.

En la identidad nariñense

Conociendo sobre los aspectos que han marcado la identidad, es necesario


llevarlos a un juicio en tanto evaluación de lo que implica ser a partir de esta
identidad y sus consecuencias en las relaciones con el mundo y sus cosas.

Como gente laboriosa, su aspecto da el potencial de dedicación y perfección en


el quehacer. La dedicación requiere amor sobre la cosa que se hace y por tanto se
procura que este bien y sea buena en tanto el conocimiento lo permite. Las
intenciones principales sobre la laboriosidad es la evaluación del producto por su
calidad y por el bien que puede lograr, esto incluye gastronomía, arte, empresa y
trabajo. La laboriosidad puede ser desarrollada para convertirse en
emprendimiento por lo que es un aspecto importante en la vida. El
emprendimiento propone nuevas ideas y en tanto son permeadas por el amor,
procuraran el bien.

Además, como gente artística, hay un ambiente que propicia el desarrollo


sensible de sus habitantes y es necesario hacerlo más notorio para su educación
pasional. Es de aclarar, que esta tierra, Nariño, se considera cuna de poetas
debido a tantos reconocibles autores en este campo 8. El nariñense es un poeta en
potencia y esto ayuda a que sea un sujeto sensible a todo lo que lo rodea,
incluyendo su ambiente. En la poética como forma de identidad se identifica y
concibe todo a través de una relación estética. Las cosas en derredor, como una
fuente de activación sensible, es propio de una percepción de esta naturaleza. Lo
cual hace que el sujeto en su condición de nariñense y desarrollando su
personalidad poética, también puede tener una formación sensible y relacionarse
a partir de lo bello, no solo con sus prójimos sino con su ambiente, incluyendo
8
Aurelio Arturo Martinez, Guillermo Edmundo Chaves, Florentino Bustos Estupiñán, entre otros.

31
posibilidad de conservación natural, empatía animal y civismo. Al ser un sujeto
desarrollado en la poética, es un sujeto capaz de crear a través del lenguaje, por
lo tanto, capaz de enriquecerse en su léxico, lo que conlleva a una erudición en
tanto el conocimiento poético de las palabras no solo reconoce su contenido
semántico sino su extensión semiótica.

La condición religiosa es algo de apreciar de manera delicada. El conservatismo


es un arma de doble filo principalmente tendiente a lo irracional dado que su
tesis se enfoca en conservar lo propio sin saber porqué hay que conservarlo.
Como he dicho antes, esta condición resulta dogmática y circular. Bien es cierto
que la conservación es necesaria, sus principios para considerarla deben evaluar
lo que debe y no debe ser conservado y esto solo es posible bajo el juicio
racional. De esta manera, lo religioso debe servir más bien como una parte de la
historia para impulsar una identidad más sublime, valiéndose de la semiótica
arquitectónica de la ciudad que reboza en templos parte del patrimonio regional.
Por esta condición, puede explotarse el termino de ciudad teológica como una
ciudad de erudición espiritual o propensa a eso, no rechazando la idea de su
tradición cristiana católica, sino adquiriéndola para desarrollar espiritualidad
como parte del cambio cultural hacia una vivencia de paz, armonía, amor,
respeto y tolerancia, ideas de valor universal en la moral. De esta manera
reconocer el pasado machista, irracional y algo fanático que arrastra el
religiosísimo nariñense, solo para cambiar el futuro en bien de la igualdad.

La lealtad y la personalidad resistente y fiera, exalta el valor de los leones


andinos como sujetos que se oponen a la decadencia del estado para propender
por una mejoría política basada en sus ciudadanos. Además, la protección de la
religión como parte del patrimonio en función de protección de la integridad
identitaria puede encaminar a la unión ciudadana para la construcción de un
mejor país en valores morales e intelectuales, no permitiendo que exista invasión
cultural a través de supremacías políticas o económicas disfrazadas de progreso.
Esta condición debe propender por una elevación personal sobre la identidad y
abandonar ideas como las creencias de que otras etnias o pueblos son mejores.
Al reconocerse como un pueblo soberano, libre y moral, se reconoce como un
pueblo con capacidades grandes de desarrollo humano, la base principal de la
prosperidad real. De esta manera, el pueblo nariñense, en lugar de considerar

32
inferior su condición, la iguale a las demás y se pueda integrar y aprender de
ellas. Con esto, el león andino no es territorial sino defensivo ante la imposición
y la injusticia, con aspiraciones al cambio y resistente ante la tiranía y la
dictadura. Esto también debe reforzarse recordando la historia de la colonia y
nuestra lealtad a la corona. Como sujetos libres aceptamos como iguales a
nuestros hermanos españoles y como sujetos libres decidimos pelear por nuestro
pueblo. La sangre que se derramó no debe ser una excusa para crear
resentimiento, sino para dar un cambio a futuro, propendiendo por la defensa del
pueblo, así como lo hizo el héroe regional Agustín Agualongo y Cisneros, y no
por intereses personales.

La personalidad silenciosa y reservada debe hablar como una cualidad de


prudencia y sobriedad. El nariñense debe tomar esto como parte de su identidad
para ser un sujeto reflexivo y pensante antes que un sujeto de impulsos. La
prudencia debe ser tomada como virtud en tanto el sujeto sepa actuar cuando
debe hacerlo y sepa como relacionarse en lugar de irrumpir en la privacidad de
su prójimo sin más. Además, como sujeto sobrio reflexivo, puede desarrollar sus
capacidades de intelectualidad y lógica.

La diversidad y la riqueza agraria y su fertilidad, debe ser un camino para el


desarrollo campesino como parte fundamental de la sociedad andina y esto debe
motivar al respeto por los ecosistemas y su cultivo responsable, a la prioridad en
la ecología y la industria sostenible, así como innovación tecnológica.

La diversidad étnica debe incentivar a la integración social y al progreso de una


comunidad equitativa en donde se proclame igualdad de todos sus habitantes.
Esto impulsado además con nuestro Carnaval de Negros y Blancos, el cual debe
ser un llamado a la hermandad y la tolerancia, homenajeando no solo a los
negros y a los blancos, sino a los pueblos del mundo. Festejar la igualdad y la
libertad de todos los humanos.

Con esto, el nariñense debe recordar su historia y costumbres para exaltar toda la
semiótica que significa para su identidad y mejorar su patrimonio, desechando
en su obrar todo aquello malo que signifique, para adquirir verdadera propiedad
de su región y defenderla en todos sus aspectos bellos. Su arte, su arquitectura,
su artesanía, sus etnias, su emprendimiento y su riqueza natural.

33
Parte tercera: Sobre la educación estética a través del dialecto nariñense

Identificando la belleza existente en la cultura nariñense, es necesario plantear como


evitar su disolución, la pérdida de sus valores y su patrimonio, así como recurrir a la
evaluación estética para saber como a partir de la cultura, el nariñense puede sublimarse
en valores que le permitan desarrollar ideas universales de la moral y la estética. Pero
esto no puede hacerse sin una formación educativa para enseñar a los habitantes la valía
y el potencial de su cultura como mecanismo del cambio para el bien humano y su
desarrollo regional.

Teniendo en cuenta que la lengua encierra la identidad de un pueblo, el reconocimiento


de la semiótica y la semántica de la misma puede ser un elemento formador en la
estética, por tanto, planteo que la enseñanza de lengua a partir del dialecto, en una
manera consiente de toda su estructura sígnica, es la mejor opción para reforzar la
identidad cultural, enriquecer el patrimonio y educar al sujeto en estética.

El acto de hablar de manera consciente, reconociendo el conocimiento que abarca el


significado, hace que el sujeto, no solo conozca las cosas al denominarlas, sino que las
conciba. La necesidad de mantener fresca esta concepción es por el saber que ella
contiene a nivel cultural y sus incidencias en el nivel identitario. El propio acto de
nombrar a través de una concepción, ya plantea el reconocimiento de la misma, pero no
es suficiente si el hablante no es consiente de lo que significa su palabra y solo la usa
como un denominador de la cosa. Por tanto, es necesario que para reconocer la cultura
no solo se use la palabra, de ser así es como tener un significado muerto. El usuario de
la palabra de saber porqué la está usando y conocer la capacidad semántica de la misma,
así como su juego en el mundo semiótico.

La pregunta sería, ¿porque la cultura es importante para el nariñense? ¿Qué incidencias


tiene el preservarla? Siendo que los temas fundamentales de su valor ya han sido
explicados desde la identidad como forma de alma, lo que voy a exponer a continuación
es el valor a nivel social.

Sobre la necesidad de reconocer la cultura

Siendo que ya he mencionado cual es la sublimidad nariñense y como debe


configurarse para encaminarse a la mejoría, la necesidad en reconocerla es
porque en ella los ciudadanos se reflejan como actores. No solo desempeña una

34
parte fundamental para el desarrollo propio de la estética a partir de todo su
mundo sígnico sino para el reconocimiento de su historia y la de su pueblo. El
sentimiento de identificación crea además la cooperación y el trabajo por el
progreso, no solo comunitario sino también individual, el impulso del
pensamiento propio y la libertad.

El ser nariñense debe definir su cultura para entenderse en su contexto político y


su problemática. Debe resolver sus aspectos sobre la relación de si mismo con
los demás, con el país y con el mundo. Cual es su papel como ser social en la
región y cuales son sus capacidades para serlo (Carlosama y Castillo, p.6). El
reconocimiento cultural abre paso para la verdadera integración del nariñense
como parte de un pueblo y no como un relegado aislado por cuestiones
históricas.

Además, el reconocimiento de la cultura apropia las ideas de la misma y siendo


que se aspire a la razón en tanto se busca la sublimidad de la cultura nariñense,
la tenderá a conservar, deteniendo el detrimento patrimonial que ya existe en la
región, desde el desprecio a sus raíces campesinas e indígenas a partir del desuso
de sus términos originales [ CITATION Ale17 \l 3082 ] , hasta el deterioro
arquitectónico que ha estado sufriendo la región. La preservación de la belleza
en la cultura da el juicio para saber cuando algo se debe cambiar y cuando no, al
mismo tiempo que da un orden general a la sociedad creado a partir de la propia
identidad y no por imposición de un gobierno.

La unidad comunitaria

La esfera de la significación es un ámbito necesario para la comunicación


real. La definición identitaria estimula la unión regional, pero además la
unión comunicativa en la comprensión. La educación igualitaria de la
lengua conviene que los sujetos educados tengan la misma comprensión
en su amplitud de signos, sin importar las diferencias. La comprensión de
los signos da paso a la relación interactiva real del mundo de las ideas
entre dos sujetos que comprenden lo que dicen y no usan las palabras
como una mera convención. A su vez, refuerza la educación conjunta en
la identidad, se vuelve rigurosa y las formas de deformación a partir de
contextos, desde la pereza articulatoria, laxitud semántica, introducciones

35
léxicas innecesarias motivados por situaciones como desarraigo
identitario, se considerarán fuera de la identidad y la corrección será
posible como una forma de integración y formación del prójimo.

El valor de los signos en la sublimidad

Como mencioné en la parte segunda sobre la estética, el signo tiene su


carácter dual. Una parte pertenece a su renitencia directa a la realidad de
la cosa, al identificarla y de esa manera posibilitar el conocimiento de
ella, la otra, alude a su significado original y cosmogónico, racionalizado
como estético. Para el dialecto nariñense, sus signos a manifestar en el
habla deben ser los más sublimes. Su carácter debe ser performativo a la
sublimidad identitaria. En el caso del nariñense, sus signos se expresan a
través de su vasto vocabulario original que comprende palabras quechuas
y castellanas, incluyendo arcaísmos, propios de una lengua conservadora
en su belleza e integridad. Su diversidad en estos aspectos no solo hace
converger mundos semióticos de dos lenguas y pueblos, sino que
representa una unión multicultural que aprende una de la otra y se integra
en hermandad. Su entonación, propia del hablar quechua, se propicia para
un hablar poético de declamación cantada, y su melodía le hace ser apto
para una formación musical. Su rigurosidad en la pronunciación
conservadora es propia de un habla clara y precisa, propicia de una
personalidad lógica, así como su fuerza en las consonantes, que presente
el carácter y la búsqueda de entendimiento en el hablar. También las
formas diminutivas que remiten desde la especificación a partir de
medidas cuando el uso es de intensificación o cercanía, propio de una
mente lógica, hasta la amabilidad en el trato, que busque un acercamiento
respetuoso y cortes, principalmente en los imperativos de modo que no
demuestre imposición.

Esto constituye el signo nariñense para la educación estética, buscando


que la identidad consiga su independencia como autodeterminación a
modo emancipador de los prejuicios y cadenas del pasado para una
integración como actores reales del mundo.

Sobre las consecuencias del abandono cultural

36
En diferencia con el reconocimiento, el abandono de la cultura, por diversas
circunstancias presentables, puede resultar en múltiples aspectos la fractura de su
identidad y una segura desunión en los habitantes. Conlleva a la pérdida de una
visión del mundo y su potencialidad para el conocimiento estético. Para el ser
nariñense, es algo de suma preocupación. El abandono de su cultura, como está
ocurriendo, recae en la destrucción integral de su patrimonio. El mundo estético
alrededor se cae creando un ambiente sin referencias para el desarrollo. El valor
de las cosas se acaba o se vuelve algo convencional y, por tanto, sin importancia.
La arquitectura, las técnicas de artesanía, el arte, la música y la diversidad, se
terminan acabando en cascaras vacías para la complacencia del placer banal
terminando en un sacrilegio del patrimonio, uno de estos ejemplos son
situaciones como convertir el carnaval de negros y blancos en una juerga y una
fiesta de publicidad y propaganda que se entremezcla con el esplendor de las
actividades culturales y despliegue de belleza y talento. Con la desunión se
acaba la libertad real de los sujetos por autodefinirse en su identidad, sino que en
cambio son fácilmente influenciables por sus entornos inmediatos, en un mundo
donde la globalización y la propaganda es el ejemplo a seguir. De esta manera,
un pueblo desunido es un pueblo controlable, y sin educación, es un pueblo
dirigible. El autogobierno no será realmente posible y los sujetos estarán a
merced de un convenio puramente pragmático como lo es la ley, que sin moral
solo oculta la decadencia.

De la ignorancia semántica y el convencionalismo pragmático

Acerca de la cultura, he dicho que su abandono trae la eliminación de su


pueblo como una unidad. También es de resaltar que esto tiene
incidencias en la lengua. Cuando la cultura es desarraigada de sus
habitantes, estos ya no tienden a una preservación y por tanto su
comprensión semántica ni semiótica. La lengua deja de ser un motor de
pensamiento y un generador de estética, en cambio se vuelve puramente
funcional y su significado, una convención práctica. El entendimiento del
mundo se hace algo laxo y no correspondiente, propendiendo por la
ignorancia y la falta de interés en la formación humana. Este
debilitamiento en el signo lo hace susceptible a morir debido a que se
reemplaza por el significado que le de el contexto. Con esto la palabra

37
solo adquiere el valor de uso, propiciando la pereza en el reconocimiento
del significado. No solo es propio de poca actividad mental sino de poca
rigurosidad para saber el significado que abarca. Su significado solo se
designa al uso que se le dé y en esta forma de ignorancia, la palabra cae
en un vacío semántico terminando por designar a cosas a las que no
remite. El uso ya no se proyecta como un conocimiento de la cosa sino
como una herramienta para designar a cualquiera, apenas sosteniendo
reglas básicas de permanencia. Con el uso perezoso, el léxico a si mismo
se cae. Los matices entre la sinonimia dejan de importar porque las
palabras solo adquieren importancia para el uso comunicativo contextual
y práctico. Si una palabra puede designar muchas cosas, sus sinónimos
no hacen falta. La palabra ya no tiene propiedad sino el contexto. Por lo
que, así como el propio significado se difumina, la propia identidad lo
hace a merced del llano contexto, sin que el sujeto pueda hacer más, pues
todos sus signos han sido reducidos a herramientas prácticas para
conectarse con una comunicación funcional. La designación real no
existe sino funcional y el mundo de las ideas termina por desaparecer de
las mentes. El acceso a la sensibilidad a partir de los signos termina en el
olvido favoreciendo situaciones de esclavitud moral y relativismo
absoluto en el individualismo egoísta.

Sobre la sublimidad dialectal nariñense

Habiendo presentado las apreciaciones estéticas del signo nariñense en su forma


sublime, es necesario plantear cómo el dialecto puede motivar la educación
estética. En este sentido, hablo directamente sobre cómo debe ser el dialecto,
además de como debe ser la educación.

Siendo que el dialecto es el contenedor de la identidad y se busca la sublimidad


en él, aprender la lengua a través del dialecto es la forma en la que se posibilita
la educación estética.

La educación en lengua debe cesar de un estándar en desuso. El dilecto se debe


tomar un papel oficial en la enseñanza y no como una trivialidad de la variedad,
siendo que el dialecto es la forma en la que los pueblos de una lengua se

38
expresan. La educación en la lengua dialectal, acerca al hablante con su propio
mundo de signos y hace que el mismo pueda apropiar el conocimiento.

Por esto, el español ha de enseñarse en la lengua dialectal nariñense. Para que el


sujeto educado en lengua, tenga una formación integral sobre su identidad
sublime y reconozca en ella su pueblo, identificándose en él.

De la lengua dialectal debe nacer el alma resplandeciente y orgullosa del


nariñense que fomente la unidad regional y en sus valores estéticos, motive a la
mejoría humana que consigo lleve al desarrollo.

De esta manera, planteo como debe ser la lengua dialectal, que recoja la esencia
sublime del pueblo nariñense, teniendo definido el signo de este pueblo.

1. La lengua dialectal debe necesariamente contar con léxico que identifique su


región, desde los pueblos hasta las plantas y sus frutos, utilizados y
conocidos por campesinos e indígenas. Esto reforzando no solo su vinculo
con la naturaleza sino su motivación para la investigación botánica y ciencia
agraria en pro del desarrollo de la agricultura y el ambientalismo, tomando
como referencia nuestro antiguo nombre, la Villaviciosa.
2. La lengua dialectal debe ser propia para el arte, así, debe conservar su
entonación. Vulgarmente llamado cantado, o cantadito, la melódica del dialecto
nariñense ha de ser un distintivo que propicie el aprendizaje de la poesía y la
música por medio del canto.
3. La lengua dialectal debe conservar su historia. Siendo que es parte de la
identidad, la lengua ha de conservar y reforzar sus palabras provenientes del
quechua y del castellano, desde sus arcaísmos como absencia hasta sus
indigenismos como cueche o cuscungo. La evaluación de este aspecto valida el
arcaísmo como una forma de memoria para recordar nuestra raíz española, y el
indigenismo como parte integral de nuestro mestizaje, además del contenido
costumbrista y mitológico.
He de aclarar que no todas las palabras de origen quechua están habilitadas para
hablarse (sin embargo, tampoco para olvidarse). Aquellas palabras como las ya
mencionadas, tienen valor estético. Cueche, remite al arco iris y tiene un origen
de gran belleza en una forma etérea y mística, pero a la vez la más próxima al
humano[ CITATION Erw09 \l 3082 ] . Por otro lado, Cuscungo es el nombre quechua

39
del búho y tiene en sí una creencia de esta ave nocturna como portadora de
muerte[ CITATION Mar14 \l 3082 ]. Ambas palabras tienen una gran exploración
estética y son válidas para el uso. Sin embargo, palabras como caricina remiten
a una mujer “poco femenina” una expresión machista que caracteriza a toda
mujer como alguien que no cumple sus labores femeninas de cocinar y
arreglar[ CITATION Alv84 \l 3082 ].
Ninguna palabra con una carga de bajeza estética esta habilitada para usarse, en
cambio si para enseñarse y poder aprender de lo que fue la sociedad en el
pasado.
4. La lengua dialectal tiene que conservar su dicción. La búsqueda de claridad en
este aspecto debe ser algo esencial, por lo que la lengua dialectal no debe tender
a los debilitamientos articulatorios. Es necesario en la propia identidad el habla
clara y entendible que remarque el carácter lógico del intelecto nariñense, por lo
que la lengua debe ser precisa y distinguir sus fonemas. En este punto cabe
aclarar que debe reforzarse la distinción de la <<ll>> o en fonética, consonante
lateral palatal [λ], con la <<y>>, consonante fricativa palatal [ʝ]
5. La lengua dialectal debe hacer uso de los diminutivos. Esto no indica que toda
palabra debe realizarse con diminutivos, sino que se debe reforzar los que
existen en ella. Hay usos como casito y casisito donde el diminutivo actúa como
un medidor de cercanía, esto refuerza el carácter lógico y descriptivo de la
lengua. Por otro lado, existen usos que matizan el imperativo, lo cual proyecta
una relación de prudencia, cortesía y empatía, para modular la imposición de una
orden: velito allí (velo allí), traemelito (traemelo), ve corriendito (ve corriendo).
6. La lengua dialectal debe procurar un sonido suficiente. El exceso de volumen
resulta bullicioso, la escasez del mismo genera poco entendimiento. El volumen
debe propender por ser sobrio, entendible y suave, representando la personalidad
prudente y reservada del nariñense como un sujeto reflexivo, social pero no
amiguero, que busca la comprensión y el entendimiento, más no llamar la
atención.
7. La lengua dialectal ha de conservar la extensión de sus expresiones de pureza.
En el español nariñense, existen algunas expresiones adjetivas que en su
contenido semántico expresan pureza de las cosas. Esto ha de representar el
valor ideal de una cosa al ser caracterizada, lo cual remite a una mente ya no

40
solo lógica, sino racional.
Las expresiones son:
Bien: aquel sujeto es bien malo (el significado de bien se utiliza como expresión
de pureza o de forma ideal del objeto caracterizado, en este ejemplo, un sujeto se
caracteriza como del todo malvado o con intenciones muy perversas)
Limpio: La habitación está limpia oscura. (el significado implica que la
oscuridad del lugar está en su forma más pura, sin ser ensuciada por otra cosa y
que por tanto y lo único existente allí)
8. La lengua dialectal ha de ser propia para el arte literario. La región tiene estrecha
identidad con la literatura, por lo que esto debe aplicar a sus naturales quienes
han de desarrollarse para la sensibilidad literaria. De esta manera procurar
ejercicio de sinonimia y extensión semántica sin limitar el significado cuando el
mismo puede abarcar más.
Verbos como haber, pueden contar existencia y estar, por lo que no debe ser
relegado solo a la identificación de situación inmediata.
Verbos como iniciar, tienen muchos sinónimos idénticos que enriquecen el
vocabulario, estos son comenzar, principiar, empezar. Todos han de ser
ejercitados. Para el caso de este ejemplo, el verbo principiar es un verbo en
desuso para casi todas sus acepciones, relegándose por mucho a inicio de una
labor profesional: “yo principié mis estudios en la universidad”

Con estas características que se representan en el dialecto puede motivarse un cambio


en la educación a partir de la identidad en la belleza sublime del ser nariñense,
construyendo una base semiótica que refuerce los valores de dicha identidad. De esta
manera, anclándose a ideas universales de estética para la formación real de un sujeto en
sensibilidad y razón, aportando al desarrollo humano de la región como base de la
prosperidad real en la unidad, la cooperación y la libertad.

Conclusiones

En este trabajo he expresado las ideas sobre la educación estética a partir de la


enseñanza de la lengua de manera que deje de ser oficial en todos sus hablantes y se
oficialice para el dialecto, en este caso, el de Nariño. He expuesto las ideas de la

41
universalidad en la belleza y la identidad como parte del alma siendo que remite al
mundo ideal en concepciones cosmogónicas, propias de las raíces de un pueblo.

Es de necesidad saber que la cultura es un bien que hace evolucionar a la sociedad y la


manera de procurar su conservación es por medio de la lengua dialectal, que recoge los
conceptos ideales para expresarlos por medio del habla.

La educación es la verdadera base del cambio y por ello, debe ser el foco principal de la
identidad. Anclar la educación a la realidad estética de la identidad de un pueblo es
crear un nuevo método para el cambio real que no se base en enseñanza obsoleta a partir
de reglas sino en la verdadera apropiación del conocimiento moral y artístico para
estimular la sensibilidad humana y formar un mejor futuro de humanos libres cuya base
del entendimiento es la razón y la base del comportamiento es el amor al prójimo.
Identificando esto en cada identidad, puede explotarse hacia la verdadera educación
estética del ser humano.

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