Está en la página 1de 27

Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE

FORMACIÓN

1. DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES DE LOS


ESPAÑOLES.

1. LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES DE LOS ESPAÑOLES.

Están recogidos en el Título I de la Constitución (Arts. 10-55). Está dividido en


cinco capítulos:
El artículo 10 es la auténtica exposición de motivos del Título I.
Este precepto establece que la dignidad de la persona, los derechos inviolables
que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los
derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social.

Asimismo, en el mismo artículo se aporta una pauta interpretativa para


los restantes preceptos de este Título I: "Las normas relativas a los derechos
fundamentales y a las libertades que la Constitución reconoce, se interpretarán de
conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y los tratados y
acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificadas por España"1.

- Capítulo 1º: De los españoles y extranjeros (Arts. 11-13).

Este capítulo ("De los españoles y extranjeros" contiene los artículos relativos a
la adquisición, conservación y pérdida de la nacionalidad española, mayoría de edad a
los 18 años y derechos de los extranjeros en España.

La nacionalidad.
La nacionalidad española se adquiere, se conserva y se pierde de acuerdo con lo
establecido por la ley. (art. 11.1). Ningún español de origen podrá ser privado de su
nacionalidad (art. 11.2). El Estado podrá concertar tratados de doble nacionalidad con los
países iberoamericanos o con aquellos que hayan tenido o tengan una particular
vinculación con España. En estos mismos países, aun cuando no reconozcan a sus
ciudadanos un derecho recíproco, podrán naturalizarse los españoles sin perder su
nacionalidad de origen (art. 11.3.)

La mayoría de edad.

Los españoles son mayores de edad a los dieciocho años (art. 12).

Derechos de los extranjeros. La extradición y el derecho de asilo.

Los extranjeros gozarán en España de las libertades públicas que garantiza el


presente Título en los términos que establezcan los tratados y la ley 2 (art. 13.1).
Solamente los españoles serán titulares de los derechos reconocidos en el artículo 23,
salvo lo que, atendiendo a criterios de reciprocidad, pueda establecerse por tratado o
ley para el derecho de sufragio activo y pasivo en las elecciones municipales3 (art.
13.2). La extradición sólo se concederá en cumplimiento de un tratado o de la ley,
atendiendo al principio de reciprocidad. Quedan excluidos de la extradición los delitos
políticos, no considerándose como tales los actos de terrorismo 4 (art. 13.3) .La ley

1
La Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada y proclamada por la Asamblea General
de la O.N.U. el 10 de diciembre de 1948.
2
Ley Orgánica 4/2000, de 11 de enero, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su
integración social.
3
Apartado redactado conforme a la Reforma de 27 de agosto de 1992
4
Ley 4/1985, de 21 de marzo, de Extradición Pasiva.

T.2. - 1
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

establecerá los términos en que los ciudadanos de otros países y los apátridas podrán
gozar del derecho de asilo en España5 (art. 13.4).

- Capítulo 2º: Derechos y libertades.

El artículo 14 consagra el principio de igualdad, estableciendo que los


españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por
razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o
circunstancia personal o social.

Consta de dos secciones:

- Sección 1ª (Arts. 15-29): Derechos Fundamentales y Libertades


Públicas: Derecho a la vida y a la integridad física; libertad religiosa e
ideológica, libertad personal y derecho a la seguridad; a la intimidad
personal y familiar; inviolabilidad del domicilio, derecho al secreto de las
comunicaciones postales, telefónicas y telegráficas; libertad de residencia y
circulación; libertad de expresión; derecho de reunión pacífica y sin armas;
derecho de manifestación, de asociación, de participación política, a la
protección judicial de los derechos; el principio de legalidad penal, libertad
de enseñanza, libertad sindical, derecho a la huelga y el derecho de
petición individual y colectiva.
- Sección 2ª: (Arts. 30-38): Derechos y deberes de los ciudadanos:
En ella se incluyen: el derecho y deber de defender a España, derecho a la
objeción de conciencia, deber de contribuir a las cargas públicas, derecho
de contribuir de acuerdo con la capacidad contributiva, derecho a contraer
matrimonio, derecho a la propiedad privada y a la herencia, derecho de
fundación para fines de interés general, derecho y deber de trabajar, libre
elección de profesión y oficio, derecho a la negociación colectiva laboral,
derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo, libertad de empresa en el
marco de una economía de mercado.

- Capítulo 3º: De los principios rectores de la política social y


económica (Arts. 39-52). Se regulan en este capítulo algunos derechos
como los siguientes:

Derecho de la familia a ser protegida por los poderes públicos, derecho de


igualdad de los hijos, con independencia de su filiación matrimonial o extramatrimonial,
protección de los derechos del niño, protección a la seguridad e higiene en el trabajo,
derecho a vacaciones retribuidas, derecho al descanso, seguridad social para todos
los ciudadanos, derecho de acceso a la cultura, derecho al medio ambiente adecuado
para el desarrollo de la persona, derecho a la vivienda adecuada, defensa de los
consumidores y usuarios.

- Capítulo 4º: De las garantías de las libertades y derechos


fundamentales. (Arts. 53 y 54).

Son garantías para los ciudadanos del respeto de los derechos y libertades
fundamentales, las siguientes:

- Primera garantía: Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo 2º


del Título I (Derechos y libertades) vinculan a todos los poderes públicos

5
Ley 5/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de asilo y de la condición de refugiado.

T.2. - 2
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

(Art. 53.1). Sólo por Ley, que en todo caso deberá respetar su contenido
esencial, podrá regularse el ejercicio de tales derechos y libertades.
- Segunda garantía: El recurso de amparo establecido por el Art. 53 de la
Constitución, ante el Tribunal Constitucional, para los derechos reconocidos
en el artículo 14 y sección primera del Capítulo II, además del artículo 30,
en lo que a la objeción de conciencia se refiere.
- Tercera garantía: Cualquier ciudadano puede recabar la tutela de las
libertades y derechos fundamentales, reconocidos en el artículo 14 y la
sección primera del Capítulo II, ante los tribunales ordinarios por un
procedimiento preferente y sumario.
- Cuarta garantía: El reconocimiento, el respeto y la protección de los
principios reconocidos en el Capítulo III informarán la legislación positiva, la
práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo podrán ser
alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con las Leyes que las
desarrollan.
- Quinta garantía: La institución del Defensor del Pueblo: Alto comisionado
de las Cortes Generales designado por éstas para la defensa de los
derechos comprendidos en el Título I, a cuyo efecto supervisará la actividad
de la Administración dando cuenta a las Cortes Generales (Art. 54).

- Capítulo 5º: De la suspensión de los derechos y libertades (Art. 55).

Los derechos reconocidos en los artículos 17 (derecho a la libertad y


seguridad), 18 (en lo que a la inviolabilidad del domicilio y al secreto de
comunicaciones se refiere), 19 (libertad de residencia y circulación), 20 (en lo relativo a
la libertad de expresión), 21 (derecho de reunión y manifestación), 28.2 (derecho a la
huelga), 37.2 (derecho a medidas de conflicto colectivo), podrán ser suspendidos
cuando se acuerde la declaración del estado de excepción o de sitio en los términos
previstos en la Constitución.

El estado de sitio y el de excepción vienen recogidos en el Art. 116 de la


Constitución, que establece:

- Una Ley orgánica regulará los estados de alarma, de excepción y de sitio, y


las competencias y limitaciones correspondientes (Ley orgánica de 1 de
junio de 1981).
- El estado de alarma será declarado por el Gobierno mediante decreto
acordado en Consejo de Ministros por un plazo máximo de quince días,
dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente al
efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El
decreto determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la
declaración.
- El estado de excepción será declarado por el Gobierno mediante decreto
acordado en Consejo de Ministros, previa autorización del Congreso de los
- Diputados. La autorización y proclamación del estado de excepción deberá
determinar expresamente los efectos del mismo, el ámbito territorial a que
se extiende y su duración, que no podrá exceder de treinta días,
prorrogables por otro plazo igual, con los mismos requisitos.
- El estado de sitio será declarado por la mayoría absoluta del Congreso de
los Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno. El Congreso
determinará su ámbito territorial, duración y condiciones.

T.2. - 3
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES DE LOS ESPAÑOLES.

TÍTULO I: DE LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES

Art. 10 Cap.I Cap.II Cap.III Cap.lV Cap.V


VVV

De los De los De las garantias De la


Artículo españoles y Principios de las libertades suspensión
introductorio los Recores de la y derechos de los
de todo el extranjeros política Social y fundamentales derechos y
Título (Art. 11 al 13) Económica (Arts.53 y 54) libertades
(Art.35)
(Arts. 39 a 52)

DERECHOS Y LIBERTADES

Art. 14 Sección 1ª Sección 2ª

Igualdad ante la ley De los derechos De los derechos y deberes de


fundamentales y las los ciudadanos.
libertades públicas. (Arts. 30 a 38)
(Arts. 15 a 29)

1.1. CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS Y DEBERES.

Muchas son las clasificaciones que de los Derechos y Libertades se han


realizado, no obstante aquí vamos a recoger la que diferencia entre derechos de
libertad o autonomía, derechos de participación y derechos económicos y
sociales.

1.1.1. LOS DERECHOS DE LIBERTAD O DE AUTONOMÍA.

1.- El Derecho a la vida:

Según el Art. 15, todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y


moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos
inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan
disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra6.

6
Ley Orgánica 11/1995, de 27 de noviembre, de Abolición de la Pena de Muerte en Tiempo de Guerra.

T.2. - 4
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

Se trata, como vemos, del derecho fundamental por excelencia, al proteger


la vida humana frente a aquellos que se dirijan a destruirla (homicidio, pena de
muerte) o menoscabarla (tortura, tratos inhumanos o degradantes).
Dos cuestiones plantea este artículo: la pena de muerte y el aborto.
Respecto a la primera, la Constitución es clara: la abolición de la pena de muerte no
es total, sino que puede tener una excepción sobre las personas sujetas a
jurisdicción militar, aunque única y exclusivamente para aquellos actos cometidos en
tiempos de guerra, si bien en los momentos actuales está totalmente abolida.
Por lo que respecta al aborto la cuestión es más compleja, pues depende del
significado que se dé al término todos (todos tienen derecho a la vida...). Algunos
autores sostienen que tal expresión tan sólo se refiere a la persona humana, mientras
que otros estiman que en la palabra todos ha de incluirse también al nasciturus (al
ser que todavía está en el claustro materno), de lo cual se deduciría la prohibición
constitucional del aborto.
No obstante lo anterior, el aborto es permitido actualmente en nuestro país
en determinados casos legalmente reconocidos.

2.- La libertad ideológica y religiosa:

La Constitución garantiza la libertad de profesar cualquier creencia o


ideología, con la sola limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el
mantenimiento del orden público protegido por la ley7.
En virtud de este derecho, nadie puede ser obligado a proporcionar
información sobre sus propias convicciones políticas o religiosas.
Después de declararse en este precepto que ninguna confesión tendrá
carácter estatal, a continuación se añade que los poderes públicos tendrán en cuenta
las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes
relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
Obviamente, la expresa alusión a la Iglesia Católica es consecuencia lógica de ser el
catolicismo la religión más profesada por los españoles.

3.- Derecho a la libertad y a la seguridad:

A tenor de lo dispuesto en el Art. 17, toda persona tiene derecho a la libertad


y a la seguridad jurídica, contemplándose al respecto en la Constitución tres
momentos concretos: la privación de libertad, el procesamiento y el cumplimiento de
la pena.
1. La privación de libertad (Art. 17). La detención preventiva está sujeta a
dos condicionamientos:

- En primer lugar, ha de durar el tiempo mínimo estrictamente necesario para


la realización d las averiguaciones tendentes al esclarecimiento de los
hechos, de tal modo que dicho esclarecimiento será el determinante de la
detención preventiva, en su caso, o de la puesta en libertad.
- En segundo lugar, en ningún caso la detención preventiva puede durar
más de 72 horas, ya que en ese plazo la autoridad gubernativa y sus
agentes están en la obligación de poner al detenido en libertad o a
disposición de la autoridad judicial.

Para asegurar su cumplimiento, el detenido deberá ser informado de forma


inmediata y comprensible de sus derechos y de los motivos de su detención, no
pudiendo ser obligado a declarar, y garantizándosele la asistencia de un abogado en
las diligencias policiales y judiciales. Asimismo, la Constitución se remite a una ley
7
Ley Orgánica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa.

T.2. - 5
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

reguladora del procedimiento de habeas corpus8 con el fin de que se produzca la


inmediata puesta a disposición judicial de toda persona detenida ilegalmente.

2. Las garantías procesales (Art. 24). La Constitución establece el principio


de la efectiva protección de los derechos e intereses legítimos por parte de los jueces
y Tribunales, y el derecho de todos los ciudadanos a no declarar contra sí mismos,
así como el derecho a juez ordinario predeterminado por la ley, a la defensa y
asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra ellos, a un
proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los
medios de prueba pertinentes para su defensa y a la presunción de inocencia.

3. La condena y su cumplimiento (Art. 25). En este precepto se recalca el


viejo principio de que no habrá pena sin una ley previa que tipifique la conducta del
sujeto como punible. Por lo que respecta al estatuto del penado, la Constitución
prohíbe los trabajos forzados y señala, como finalidades de las penas de privación de
libertad, la reeducación y la reinserción social del delincuente9.

4.- El Derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia


imagen10:

Estos derechos de la persona se encuentran recogidos en el Art. 18.1.


El derecho al honor es el que asiste a cualquier persona cuando estima
que ha sido injuriada o calumniada, en cuyo caso puede querellarse contra el
presunto detractor para recuperar su dignidad y ser recompensada.
El derecho a la intimidad no es otra cosa que el derecho a estar solo, si
uno lo desea, sin intromisiones de ningún tipo en su vida privada y manteniéndose
apartado de la observación de los demás.
Por derecho a la propia imagen hay que entender, en sentido restringido,
que ninguna persona tiene derecho a usar la figura física de otra, sin previo
consentimiento de ésta. En un sentido más amplio, ese derecho abarca también las
valoraciones subjetivas que puedan hacerse sobre cierta persona.

5.- El derecho a la inviolabilidad del domicilio:

El domicilio es inviolable (Art.18.2). Ninguna entrada o registro podrá hacerse


en él sin el consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante
delito.
El Tribunal Constitucional considera que la inviolabilidad del domicilio
constituye un auténtico derecho fundamental de la persona establecido para garantizar
el ámbito de privacidad de ésta dentro del espacio limitado que la persona elige, y que
tiene que caracterizarse por quedar exento o impune a las invasiones o agresiones
exteriores de otras personas o autoridades públicas.
De este modo, la inviolabilidad del domicilio no se configura sólo como un
derecho fundamental frente al Estado, sino también frente a terceros particulares.

6.- El derecho al secreto de las comunicaciones:

El secreto de las comunicaciones es un tradicional derecho de la personalidad


que en nuestro constitucionalismo histórico se ha conocido siempre con la

8
Ley Orgánica 6/1984, de 24 de mayo, reguladora del procedimiento de «Habeas Corpus».
9
Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria.
10
Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y
familiar y a la propia imagen.

T.2. - 6
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

denominación de secreto de la correspondencia. Este derecho se encuentra


constitucionalizado en el Art.18.3.

Atendiendo a la realidad social y al uso extendido de otros medios de


comunicación interpersonal distintos de la correspondencia postal, la tradicional
inviolabilidad de ésta se transmite en la Constitución a todo tipo de comunicaciones,
sean telegráficas, telefónicas o de cualquier otro tipo, salvo resolución judicial en
contrario.
El apartado 4 del Art. 18 limita el uso de la informática, remitiendo su
regulación a una futura ley que garantizará el honor y la intimidad personal y familiar
de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derecho11

7.- La libertad de circulación:

Aparece regulada en el Art. 19 y comprende dos derechos fundamentales:


por un lado la libertad o la libre elección de residencia y por otro, la libertad de
circulación propiamente dicha. El Tribunal Constitucional considera que la libertad de
circulación comporta la obligación correlativa de los poderes públicos de no adoptar
medidas que restrinjan u obstaculicen ese derecho fundamental.
En principio, el artículo 19 parece limitar el ejercicio de este derecho
fundamental a los españoles y al territorio nacional, sin embargo esta argumentación
se ve paliada en cierto modo por lo que dispone el apartado 2 del mismo artículo que
reconoce el derecho a entrar y salir libremente de España y que este derecho no
podrá ser limitado por motivos políticos o ideológicos.
En cuanto a la libertad de circulación de los extranjeros en territorio nacional,
nuestra Constitución no la prohíbe expresamente, por tanto, tendremos que remitirnos
a la cláusula general del artículo 13.1 al establecer que “los extranjeros gozarán en
España de las libertades públicas que garantiza el presente Título en los términos que
establezcan los tratados y la ley”.

8.- El derecho al matrimonio:

Este derecho aparece constitucionalizado en el Art.32, es decir en la Sección


Segunda del Capítulo Segundo del Título Primero. Esto significa que este derecho no
va a gozar las garantías que se establecen en el artículo 53.2 y que posteriormente
recogeremos, limitándose éstas a la Sección Primera del Capítulo Segundo, es decir,
a los artículos 15 al 29, además del artículo 14 y el 30.
El artículo 32.2 remite a la ley que será quien regule las formas de
matrimonio, la edad y la capacidad para contraerlo, los derechos y deberes de los
cónyuges y las causas de separación y disolución y sus efectos.

1.1.2. DERECHOS DE PARTICIPACIÓN.

Cuando hablamos de derechos de participación hablamos de aquellos


derechos fundamentales que el individuo posee por ser miembro de una determinada
comunidad política, es decir, basta que el individuo nazca en esa comunidad política
para que tenga unos derechos que le corresponden porque han sido reconocidos por
esa propia comunidad.
Por lo tanto, estos derechos de participación responden a un planteamiento
completamente distinto a los derechos de autonomía porque su filosofía política
responde al principio de que mediante esos derechos de participación los ciudadanos
participan directa o indirectamente en la propia formación de la voluntad política
estatal, es decir, se reconoce al individuo por el hecho de pertenecer a una
11
Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal.

T.2. - 7
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

determinada comunidad política, la posibilidad de que participe a través del ejercicio


de sus derechos en la formación de la voluntad política de ese Estado.

1.- El derecho a una comunicación pública libre:

Aquí se engloban un conjunto de derechos fundamentales que aparecen


constitucionalizados en el Art. 20, que viene a desarrollar el principio de libertad
ideológica del Art. 16.
En el Art. 20.4 se constitucionaliza con carácter general los límites al ejercicio
de estos derechos y libertades. Estos límites vienen determinados, en primer lugar, por
el respeto a los demás derechos fundamentales y, en segundo lugar, por el respeto a
los preceptos de las leyes que los desarrollan y especialmente por el respeto a
determinados derechos como el honor, la intimidad, la propia imagen y la protección
de determinados sectores como son la juventud y la infancia.

Art. 20.1.a. Derecho a la libertad de expresión:


El primer derecho que se constitucionaliza en el artículo 20, es el derecho a la
libertad de expresión el cual está indisolublemente unido a la libertad de opinión.
El derecho a la libertad de opinión debe concebirse como el derecho a recibir
información objetiva y veraz y a expresar libremente las propias ideas y opiniones y a
tener acceso por ello, individualmente o como grupo, a los medios que posibilitan la
efectiva difusión de tales ideas y opiniones.

Art. 20.1.b Derecho a la producción literaria, artística, científica y técnica:


Este derecho que exige una presencia activa de los poderes públicos en
orden a proporcionar los medios suficientes para que se desarrolle en el Estado
español una adecuada investigación científica y técnica.

Art. 20.1.c Derecho a la libertad de cátedra:


El tercer derecho constitucionalizado en el Art. 20, es el derecho a la libertad
de cátedra, que está íntimamente relacionado con la libertad de expresión. Consiste
en la exención de trabas que ha tener todo profesor para meditar, investigar, exponer y
transmitir el saber científico.

Art. 20.1.d. Derecho a la comunicación y a la información:


Es el derecho a recibir información veraz por cualquier medio de difusión,
reconociendo las limitaciones en el ejercicio del derecho a la cláusula de conciencia 12 y
al secreto profesional13.

2.- El derecho de reunión:

Aparece constitucionalizado en el Art. 21.1 de la Constitución,


reconociéndose el derecho de reunión pacífica y sin armas, no necesitando su
ejercicio autorización previa14.
Respecto a las reuniones en lugares de tránsito, las cuales quedan
equiparadas con las manifestaciones, la Constitución exige previa comunicación a la
autoridad gubernativa, estableciendo la posibilidad de prohibición de las mismas
cuando existan razones fundadas de alteración del orden público, con peligro para
personas o bienes.(Art. 21.2).
12
Ley Orgánica 2/1997, de 19 de junio, reguladora de la cláusula de conciencia de los profesionales de la
información.
13
Ley Orgánica 2/1984, de 26 de marzo, reguladora del derecho de rectificación.
14
Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión.

T.2. - 8
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

3.- El derecho de asociación:

El reconocimiento que hace el Art. 22 de tal derecho es una de las piezas


clave del Estado democrático, que de hecho resultaría incompleto sin la existencia del
mismo.
Ahora bien, el ejercicio de este derecho sólo se reconoce, lógicamente, a
aquellas asociaciones cuyos fines sean lícitos y no utilicen medios tipificados como
delito, prohibiéndose taxativamente las asociaciones secretas y las de carácter
paramilitar15.
También se establece la obligatoriedad de inscribirse en un registro a los
solos efectos de publicidad. Y se limita la disolución o suspensión en sus actividades a
la competencia de los Jueces o Tribunales en virtud de resolución judicial motivada.

4.- Los derechos de participación democrática:

Se regulan en los Arts. 23 y 29. Tales derechos se reducen a dos: a la


libertad política, en sentido estricto, y al derecho de petición.

- La libertad política (Art. 23) La Constitucion reconoce el dercho a


participar en los asuntos públicos a todos los ciudadanos, expresión que
hay que entender referida a todos los españoles mayores de 18 años.
Dicha participacion puede ser directa (plebiscito) o indirecta (a traves de los
representantes elegidos por sufragio universal) El derecho de sufragio se
determina en el artículo 68.1 de la Constitución al establecer sus
características esenciales: libre, igual, directo y secreto..
Consecuentemente, los ciudadanos tambien tienen derecho a acceder en
condiciones de igualdad a las funciones y cargos publicos.
- Derecho de petición16 (Art. 29) Este derecho comprende todas las
peticiones graciables, esto es, aquellas que cualquier ciudadano, sea a
título individual o colectivo, solicite de los poderes públicos sin apoyo en
alguna norma específica, posibilidad que la Constitución reconoce de forma
expresa siempre que se soliciten por escrito y en la forma y con los efectos
que determine la ley.
No obstante, este derecho es restringido a los miembros de las Fuerzas
Armadas o Cuerpos sometidos a disciplina militar, a los cuales sólo se les
reconoce con carácter individual, negándose, por tanto, las peticiones
colectivas. Obviamente, esta última prohibición trata de evitar posiciones de
fuerza o coacción por parte de los citados miembros, e incluso encubiertos
actos de indisciplina.

5.- El derecho a la tutela judicial efectiva:

Aparece constitucionalizado en el Art. 24 estableciéndose en el que todas las


personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en el
ejercicio de sus derechos e intereses legítimos sin que, en ningún caso, pueda
producirse indefensión.

6.- El derecho a la presunción de inocencia:

15
Ley 191/1964, de 24 de diciembre, de Asociaciones.
16
Ley 92/1960, de 22 de diciembre, reguladora del derecho de petición.

T.2. - 9
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

Aparece constitucionalizado en el Art. 24.2. En base al principio "in dubio pro


reo", el Tribunal Constitucional ha considerado el derecho a la presunción de inocencia
como un auténtico derecho fundamental y ha señalado que este principio ha dejado de
ser un principio general del Derecho para convertirse en un auténtico derecho
fundamental.

LOS DERECHOS ECONÓMICOS Y SOCIALES.

Los derechos económicos y sociales son aquel conjunto de derechos que


exigen la realización de auténticas prestaciones por parte del Estado.
La consagración de estos derechos es una consecuencia de la formulación del
Estado Social de Derecho. Algunos de ellos, por ejemplo los derechos de educación,
sindicación, huelga, aparecen concebidos como auténticos derechos fundamentales.
Otros, están constitucionalizados en el Capítulo III y un último núcleo más sustancial
de esos derechos económicos y sociales aparece constitucionalizado en la Sección
Segunda del Capítulo II.
Si analizamos determinados derechos de carácter socio-económico como el
derecho a la propiedad, como la libertad de empresa en una economía de mercado,
nos daremos cuenta que nuestra Constitución no supone ninguna novedad
fundamental. Se limita nuestra Constitución a reconocer el sistema económico vigente
cuando entró en vigor, que era el sistema económico neocapitalista.

1.- El derecho a la educación.


Regulado en el Art. 27 de la Constitución, tiene fundamentalmente dos
vertientes distintas.
Por una parte se recoge el derecho a la educación17 propiamente dicho, que
supone el derecho a su prestación por parte de los poderes públicos y que tiene por
objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios
democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales. En este
sentido, la enseñanza básica será obligatoria y gratuita.
Por otro la libertad de enseñanza que implica no sólo el derecho a crear
centros docentes por parte de cualquier persona física o jurídica que lo desee, sino
también la posibilidad de introducir una pluralidad de proyectos educativos a través de
tales centros.
De este modo el objeto de la libertad de enseñanza se entiende en el pleno
desarrollo derechos y libertades fundamentales, en el derecho de los padres a que sus
hijos reciban formación religiosa y moral de acuerdo con sus convicciones, y en la
obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza básica.
También se reconoce la libertad de creación de centros docentes 18, la
intervención de profesores, padres y, en su caso alumnos, en el control y gestión de
todos los centros sostenidos por la Administración con fondos públicos, así como la
autonomía de las Universidades19.

2.- El derecho de sindicación.


Aparece constitucionalizado en el Art. 28.1 y no es sino más que una
manifestación del derecho de asociación. En consecuencia, al ser una manifestación
del derecho de asociación, este derecho de sindicación goza también de los derechos
de participación política.
Todos tienen derecho a sindicarse libremente. La Constitución prevé ciertos
límites o excepciones en el ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos
armados o militares, remitiéndose a la ley.

17
Ley Orgánica 8/1985, de 3 de julio, reguladora del Derecho a la Educación
18
Ley Orgánica 1/1990, de 3 de octubre, de Ordenación General del Sistema Educativo.
19
Ley Orgánica 11/1983, de 25 de agosto, de Reforma Universitaria.

T.2. - 10
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

La libertad sindical comprende, además de el derecho individual de un


trabajador a sindicarse, el derecho de fundación sindical, así como el derecho de los
sindicatos a formar confederaciones y organizaciones sindicales internacionales.
También prevé el artículo 28.1, la no obligatoriedad de afiliación20.

3.- El derecho de huelga.


El reconocimiento del derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo por
parte de los trabajadores, fundamentalmente la huelga, se encuentra recogido en los
Arts. 28.2 y 37.2 de la Constitución, con la salvedad de que deberá asegurarse el
mantenimiento de los servicios esenciales de la comunidad 21, como pueden ser, por
ejemplo, los transportes urbanos, el ferrocarril, líneas aéreas, servicios de urgencia en
hospitales y clínicas, en Correos, Telefónica, etc.).

4.- El derecho a la propiedad privada y a la herencia.


Aparecen constitucionalizados en el Art. 33. Conforme a este derecho, hay que admitir
que tanto la propiedad de los bienes de consumo como la propiedad de los bienes de
producción están perfectamente admitidos en la Constitución. También hay que
destacar la referencia que la Constitución hace a la función social de la propiedad, así
como la posibilidad de expropiación forzosa por causa justificada de utilidad pública o
interés social22.
Por su parte en el Art. 34.1 se reconoce el derecho de fundación23 para fines de
interés general, con arreglo a la ley. Regirá también para las fundaciones lo dispuesto en
los apartados 2 y 4 del artículo 22, según dispone el Art. 34.2.

5.- El derecho al trabajo.


Está regulado en el Art. 35. La Constitución reconoce el derecho al trabajo y
al mismo tiempo impone el deber de trabajar, garantizando asimismo el derecho a la
libre elección de profesión u oficio, a la promoción personal a través del trabajo, a una
remuneración suficiente para satisfacer las necesidades del trabajador y su familia y a
la no discriminación por razón de sexo en el ejercicio del derecho al trabajo. La
Constitución, para la concreción de la mayoría de estos derechos, se remite al
Estatuto de los Trabajadores24.

6.- Los Colegios Profesionales.


La ley regulará las peculiaridades propias del régimen jurídico de los Colegios
Profesionales y el ejercicio de las profesiones tituladas. La estructura interna y el
funcionamiento de los Colegios deberán ser democráticos25 (Art. 36).

7.- El derecho a la negociación colectiva.


Regulado en el Art. 37.1, este derecho se predica tanto de los representantes
de los trabajadores como de los representantes de los empresarios. Las
negociaciones colectivas se llevan a cabo a través de los convenios colectivos. Los
convenios colectivos tienen carácter de fuente del derecho siempre y cuando no se
opongan al derecho necesario establecido por la ley.

20
Ley Orgánica 11/1985, de 2 de agosto, de Libertad Sindical.
21
Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de marzo, sobre relaciones de trabajo.
22
Ley de 16 de diciembre de 1954 sobre Expropiación Forzosa.
23
Ley 30/1994, de 24 de noviembre, de fundaciones y de incentivos fiscales a la participación privada en
actividades de interés general.
24
Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley
del Estatuto de los Trabajadores.
25
Ley 2/1974, de 13 de febrero, de Colegios Profesionales.

T.2. - 11
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

8.- El derecho a la adopción de medidas de conflicto colectivo.


Constitucionalizado en el Art. 37.2, mantiene íntima relación con el derecho a
la negociación colectiva. En este caso, también, como en el anterior, se predica tanto
de los trabajadores como de los empresarios, lo que incluiría incluso el cierre
patronal26.

9.- El derecho a la libertad de empresa.


Este derecho, regulado en el Art.38 debe ser considerado como una
consecuencia del derecho de propiedad. El ejercicio de este derecho tiene unos límites
constitucionalmente regulados como pueden ser la planificación económica atribuida a
la política estatal.

10.- El derecho de fundación.


La Constitución reconoce el derecho de fundación para fines de interés
general con arreglo a la ley, prohibiéndose las que persigan fines o utilicen medios
tipificados como delito. Las fundaciones, al igual que las asociaciones, sólo podrán ser
disueltas o suspendidas en sus actividades en virtud de resolución judicial motivada.

En el Capítulo III del Título I, bajo la rúbrica de los principios rectores de la


política social y económica, y comprendiendo los artículos 39 al 52, ambos inclusive,
se aborda un tercer nivel de derechos constitucionales, conocidos como derechos
sociales, con el siguiente alcance y contenido:

11.-Protección a la familia y a la infancia (art. 39)


A tenor de lo dispuesto en la Carta Magna, los poderes públicos deberán
asegurar la protección social, económica y jurídica de la familia y, asimismo, la
protección integral de los hijos, iguales éstos ante la ley con independencia de su
filiación, y de las madres, cualesquiera que sea su estado civil. Vemos, por tanto,
que la Constitución considera a la familia como la base misma de la sociedad.
Asimismo se dispone que la ley posibilitará la investigación de la paternidad y
que los padres deben prestar asistencia de todo orden a los hijos habidos dentro o
fuera del matrimonio durante su minoria de edad y en los demás casos en que
legalmente proceda.
Por último, en este precepto se establece que los niños gozarán de la
protección prevista en los acuerdos internacionales que velan por sus derechos27.

12.-Redistribución de la renta y política orientada al pleno empleo (art.


40.1)
La Constitución obliga a los poderes públicos a promover las condiciones
favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta
regional y personal más equitativa, en el marco de una política de estabilidad
económica, haciendo hincapié en que de manera especial deberán realizar una
política orientada al pleno empleo.

13.- Condiciones y seguridad e higiene en el trabajo (art. 40.2)


En el ámbito laboral, nuestra Constitución obliga a los poderes públicos a
fomentar una política que garantice la formación y readaptación profesionales, así
como velar por la seguridad e higiene en el trabajo y garantizar el descanso necesario,
mediante la limitación de la jornada laboral, las vacaciones periódicas retribuidas y la
promoción de centros adecuados.
26
Real Decreto-Ley 17/1977, de 4 de marzo, sobre relaciones de trabajo.
27
Declaración de los Derechos del Niño, aprobada por la Asamblea General de la O.N.U. el 20 de
noviembre de 1989

T.2. - 12
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

14.- Régimen público de Seguridad Social (art. 41)


En este importante precepto constitucional se consagran las premisas
fundamentales del sistema de Seguridad Social en nuestro país, al proclamar
textualmente que los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad
Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales
suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La
asistencia y prestaciones complementarias serán libres.
Observamos, por tanto, que las prestaciones de la Seguridad Social quedan
constitucionalmente divididas en dos categorías:
 Prestaciones básicas, o aquellas que atienden fundamentalmente a
situaciones de necesidad (asistencia sanitaria, prestaciones económicas
por incapacidad laboral, maternidad o desempleo, pensiones, etc.) entre
las que se pone especial énfasis, como se ve, en las prestaciones por
desempleo.
Dichas prestaciones, según el precepto anterior, deberán quedar
garantizadas por un régimen público de Seguridad Social.
 Prestaciones complementarias, cuya finalidad, como su nombre indica, es
la de completar o mejorar las prestaciones básicas.

Estas prestaciones serán libres, o dicho de otra forma, podrán llevarse a


cabo por entidades privadas.
Pero no sólo en el artículo 41 de nuestra Carta Magna se hace alusión al
derecho de los ciudadanos a la Seguridad Social, sino que también en otros preceptos
constitucionales se contemplan diversos aspectos de la misma, como son:

 El art. 39 se proclama la protección de la familia (los poderes públicos


aseguran la protección social, económica y jurídica de la familia), así como,
en el art. 40.2., una adecuada formación profesional (los poderes públicos
fomentarán una política que garantice la formación y readaptación
profesionales; velarán por la seguridad e higiene en el trabajo).
 Asimismo, en el art.43, se reconoce el derecho a la protección de la salud.
Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a
través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios
necesarios... Los poderes públicos fomentarán la educación sanitaria...
 Tratando de evitar la marginación de los disminuidos físicos, psíquicos y
sensoriales, el art. 49 proclama que los poderes públicos realizarán una
política de previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los
disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la
atención especializada que requieran...
 Los derechos a la percepción y actualización de pensiones se
constitucionalizan en el art.50, al decir que los poderes públicos
garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente
actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos duran te la tercera
edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares,
promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que
atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio.
 El principio de la participación de los interesados en la gestión de la
Seguridad Social se ve plasmado en el art. 129, al decir que la ley
establecerá las formas de participación de los interesados en la Seguridad
Social y en la actividad de los organismos públicos cuya función afecte
directamente a la calidad de vida o al bienestar general.

T.2. - 13
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

Finalmente, y aunque no se trate propiamente de reconocimiento de derechos


individuales, no está de más conocer que las competencias del Estado y Comunidades
Autónomas en materias que afectan a la Seguridad Social quedan delimitadas
constitucionalmente de la siguiente forma:

• Las Comunidades Autónomas podrán asumir competencias en


asistencia social,sanidad e higiene (art. 148.1, apartados 20.º y 21.º).
• El Estado tiene competencia exclusiva sobre sanidad exterior, bases y
coordinación general de la sanidad, legislación sobre productos
farmacéuticos, legislación básica y régimen económico de la Seguridad
Social, sin perjuicio de la ejecución de sus servicios por las Comunidades
Autónomas (art. 149. 1, apartados 16.º y 17.º).

15.- Emigrantes (art. 42)


Tampoco la Constitución ha olvidado a los españoles que por diversos motivos
tuvieron que abandonar su patria. Unos lo hicieron, finalizada la contienda civil, por
motivos políticos; y otros, los más, por falta de perspectivas y de futuro en sus
regiones de origen. Pero, a decir verdad, esta tendencia se encuentra en la actualidad
totalmente atenuada.
Con el ánimo de proteger sus derechos, en el art. 42 se dispone que el Estado
velará especialmente por la salvaguardia de los derechos económicos y sociales de
los trabajadores españoles en el extranjero, y orientará su política hacia su retorno.

16.- Protección de la salud y fomento de la educación sanitaria, educación


física, deporte y ocio (art. 43)
Como acabamos de ver, en este precepto se reconoce el derecho a la
protección de la salud, atribuyendo a los poderes públicos la organización y tutela de
la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios
necesarios.
Igualmente establece que los poderes públicos fomentarán la educación
sanitaria, la educación física y el deporte, así como la utilización del ocio.

17.- Acceso a la cultura y promoción de la ciencia y la investigación


científica y técnica (art. 44)
Los poderes públicos, dice este precepto, promoverán y tutelarán el acceso a
la cultura, a la que todos tienen derecho, y la ciencia y la investigación científica y
técnica en beneficio del interés general.

18.- Medio ambiente y calidad de vida (art. 45)


Hasta hace unos pocos años el hombre consideraba la naturaleza como como
una fuente inagotable de bienes y recursos (agua, alimentos, energía, materias
primas, etc.). Pero debido al rápido crecimiento demográfico, en las sociedades
altamente industrializadas de nuestro tiempo se extendió la preocupación de los
ciudadanos y de los poderes públicos por los problemas relativos a la conservación de
la naturaleza. En efecto, el agotamiento de los recursos naturales a causa de su
explotación económica incontrolada, la desaparición en ocasiones irreversible de gran
cantidad de especies de la fauna y flora, junto con la degradación de aquellos
espacios naturales poco alterados hasta el momento por la acción del hombre,
motivaron que lo que en su día sólo preocupara a la comunidad científica y minorías
socialmente avanzadas se conviertiera en uno de los retos más acuciantes de
nuestros días.
Por ello, superados históricamente los criterios que preconizaron un proceso de
industrialización sin cortapisas, la necesidad de asegurar una digna calidad de vida
para todos los entes públicos.

T.2. - 14
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

19.- Participación de la juventud en el desarrollo político, social,


económico y cultural (art. 48)
La Constitución establece que los poderes públicos promoverán las
condiciones para la participación libre y eficaz de la juventud en el desarrollo político,
social, económico y cultural.

20.- Atención a los disminuidos físicos, sensoriales y psíquicos (art. 49)


Al comentar los diferentes aspectos del régimen de la Seguridad Social hemos
visto que la Constitución trata en este precepto de evitar la marginación de tales
personas, estableciendo al efecto que los poderes públicos realizarán una política de
previsión, tratamiento, rehabilitación e integración de los disminuidos físicos,
sensoriales y psíquicos, a los que prestarán la atención especializada que requieran y
los ampararán especialmente para el disfrute de los derechos que este Título otorga a
todos los ciudadanos.

21.- Atención a la tercera edad (art. 50)


Como vimos, la Constitución también reconoce los derechos económicos de
quienes llegados a cierta edad, los llamados «jubilados» o «pensionistas», al
garantizarles, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la
suficiencia económica.
Asimismo, prosigue la Constitución, con independencia de las obligaciones
familiares, los poderes públicos promoverán su bienestar mediante un sistema de
servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura
y ocio.

22.- Defensa de los consumidores y usuarios (art. 51)


Ante los posibles abusos por parte de determinados comerciantes sin
escrúpulos, nuestra Norma Suprema garantiza la defensa de los consumidores y
usuarios, protegiendo, mediante procedimientos eficaces, la seguridad, la salud y los
legítimos intereses económicos de los mismos. Para ello se promoverá la información
y la educación de los consumidores y usuarios, se fomentarán sus organizaciones y se
oirán a éstas en las cuestiones que puedan afectar a aquéllos, en los términos que la
ley establezca.
En el marco de lo dispuesto por los apartados anteriores, la ley regulará el
comercio interior y el régimen de autorización de productos comerciales.

23.- Organizaciones profesionales (art. 52)


Dado que en el art. 7 de la Constitución se contemplan los sindicatos y las
asociaciones empresariales, y en el art. 36 los Colegios profesionales, ahora, en el art.
52, bajo la denominación de Organizaciones profesionales, se hace referencia a las
que contribuyan a la defensa de los intereses económicos que les sean propios. Es el
caso, por ejemplo, de las Cámaras de Comercio, Industria y Navegación, las Cámaras
Agrarias, las Comunidades de Regantes, las Cofradías de Pescadores, etc.
Lógicamente, al tratarse de asociaciones similares a las anteriormente citadas,
la Constitución repite otra vez la consabida fórmula: la estructura interna y
funcionamiento de estas Organizaciones profesionales deberán ser democráticos.

Diremos, por último, que después de analizar los derechos contenidos en el


Capítulo III del Título I -los del tercer nivel-, es necesario indicar que tales derechos,
individualmente considerados, no constituyen propiamente un derecho subjetivo,
porque los preceptos constitucionales citado hay que relacionarlos con el artículo 53.3
de la propia Constitución, que establece que el reconocimiento, el respeto y la
protección de los principios reconocidos en el Capítulo tercero informará la legislación
positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos.

T.2. - 15
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

Sólo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que
dispongan las leyes que los desarrollen. Es decir, son principios rectores de la política
social y económica del país y, como tal, han de informar necesariamente, entre otros,
la actuación de los poderes públicos, pero el derecho subjetivo del ciudadano
únicamente nacerá cuando se haya promulgado la ley o las leyes que desarrollen tales
principios.

En el cuadro siguiente, podemos ver un resumen de los derechos reconocidos


en el Título I de la Constitución Española, diferenciando entre derechos civiles,
políticos y sociales.

Derechos reconocidos en el Título I de la


Constitución

ESTRUCTURA CONTENIDO
TITULO I 10. Dignidad de la persona. D.U. de Derechos Humanos.
(Arts.
10 al 55)
Cap. I 11. La nacionalidad.
(Arts. 12. La mayoría de edad.
11 al 13) 13. Derechos de los extranjeros. La extradición y el derecho de asilo.
Cap. II 14. Igualdad ante la ley.
(Arts.
14 al 38)
Secc. 1ª 15. Derecho a la vida.
(Arts. 16. Libertad ideológica y religiosa.
15 al 29) 17. Derecho a la libertad y a la seguridad.
18. Derecho al honor. Inviolabilidad de domicilio y comunicaciones.
19. Libertad de circulación y residencia.
20. Libertad de expresión.
21. Derecho de reunión.
22. Derecho de asociación.
23. Derecho de participación en los asuntos públicos.
24. Derecho a Juez ordinario.
25. Derechos de los presos.
26. Se prohiben los Tribunales de Honor.
27. Derecho a la educación. Libertad de enseñanza.
28. Derecho a sindicarse y derecho a la huelga.
29. Derecho de petición.
Secc. 2ª 30. El servicio militar.
(Arts. 31. Sostenimiento de los gastos públicos.
30 al 38) 32. Derecho a contraer matrimonio.
33. Derecho a la propiedad privada y a la herencia.
34. Derecho de fundación.
35. Derecho al trabajo.
36. Los Colegios Profesionales.
37. Convenios y conflictos colectivos.
38. Libertad de empresa.
Cap. III 39. Protección de la familia.
(Arts. 40. Fomento de prestaciones en el trabajo.
39 al 52) 41. Régimen público de Seguridad Social.
42. Derechos de los emigrantes.
43. Derecho a la protección de la salud.
44. Promoción de la cultura, la ciencia y la investigación.
45. Protección del medio ambiente.
46. Protección del patrimonio.
47. Derecho a una vivienda digna y adecuada.
48. Promoción de la participación de la juventud.
49. Protección de los minusválidos.
50. Protección de la tercera edad.
51. Defensa de los consumidores y usuarios.
52. Las organizaciones profesionales.
Cap. IV 53. Garantía de derechos y libertades.
(Arts. 54. El Defensor del Pueblo.
53 y 54)
Cap. V 55. Suspensión de derechos y libertades.
(Art. 55)

T.2. - 16
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

1.1.3. LOS DEBERES CONSTITUCIONALES.

Básicamente se puede afirmar que todos los derechos reconocidos en la


Constitución comportan implícitamente el deber de respeto de los mismos para la
totalidad de los ciudadanos.
Así, por ejemplo, frente al derecho de propiedad que tiene el legítimo propietario
de una casa, todos los demás tenemos el deber de respetar tal derecho. Al
propietario se le denomina sujeto activo del derecho de propiedad y el resto de la
comunidad somos los sujetos pasivos de tal derecho. El primero tiene el derecho y
nosotros, el deber. Y lo mismo sucede con todos los derechos constitucionalmente
reconocidos.
Por ello no es de extrañar que la Constitución de 1978 sea sumamente parca en la
enumeración expresa de deberes específicos, pues tan sólo se recogen algunos en la
Sección Segunda del Capítulo Segundo del Título I, bajo la denominación de los
derechos y deberes de los ciudadanos,.

Otra cuestión importante respecto a la regulación de los deberes


constitucionales es la reserva genérica de ley respecto a éstos, pues es difícil que la
restricción que suponen de la libertad individual no afecte a algún derecho o libertad
comprendido en el Título Primero al que sea aplicable la reserva del Art. 53.
Así pues, sólo a través de ley surgirán obligaciones exigibles a los ciudadanos
cuyo incumplimiento pueda dar lugar a sanciones.

1.- El deber de defensa:

Aparece constitucionalizado en el Art. 30.1 al decir que Los españoles tienen


el derecho y el deber de defender España 28 a la vez que se constitucionaliza en este
precepto la objeción de conciencia29 (30.2).
Como derecho constitucional el derecho a defender España cabe definirlo
como el derecho a participar en la defensa de la Nación en la forma que establezca la
ley al regular las obligaciones militares de los españoles.
La Constitución no especifica de forma expresa ninguna concreción del
derecho, lo que otorga al legislador una amplia libertad para su regulación, de tal
manera que puede calificarse como un derecho de configuración legal.
Por otro lado, la más importante obligación militar de los españoles es la
de acudir a filas en caso de que una situación de guerra o de grave riesgo de
enfrentamiento bélico, que obligue al Gobierno a movilizar a más personal militar del
que en ese momento se encuentre en servicio activo.
En el apartado 3 del Art. 30 se contempla la posibilidad de establecer
un servicio civil para el cumplimiento de fines de interés general 30, así como los
deberes de los ciudadanos en casos de grave riesgo, catástrofe o calamidad pública31.
Se trata, por tanto, de prestaciones de hacer que requieren una actuación física y
personal del sujeto por razones de interés general, que podría ser ocasional en los
supuestos citados.

28
Ley Orgánica 13/1991, de 20 de diciembre, del Servicio Militar.
29
Ley 22/1998, de 6 de julio, reguladora de la Objeción de Conciencia y de la prestación social
sustitutoria.
30
Ley 2/1985, de 21 de enero, de Protección Civil.
Ley 6/1996, de 15 de enero, reguladora del Voluntariado Social.
31
Ley Orgánica 4/1981, de 1 de junio, reguladora de los estados de alarma, excepción y sitio.

T.2. - 17
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

2.- El deber de tributación:

La Constitución en su artículo 31 establece que "todos contribuirán al


sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica
mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y
progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio.

Los deberes tributarios reconocidos constitucionalmente se plasman en


obligaciones concretas tras la correspondiente intervención del legislador mediante
leyes fiscales. También, en este caso, la Constitución prevé la vinculación del
legislador a determinados principios que deben ser incorporados en dicha legislación.
El sujeto pasivo de los deberes tributarios queda especificado por la
Constitución en términos genéricos, mediante el término “todos”, lo que significa que
en ese término quedan incluidas, sin ninguna duda, todas las personas físicas y
jurídicas residentes en España, con independencia de que posean la nacionalidad
española.

El criterio de la contribución según la capacidad económica debe entenderse


estrictamente referido a la capacidad personal.

El criterio o principio de progresividad fiscal responde a una aspiración de


justicia (que paguen proporcionalmente más impuestos quienes cuentan con un mayor
nivel de renta) y, a la vez, se establece un límite al sistema impositivo, al excluir que
éste pueda poseer carácter confiscatorio.

3.- El deber de trabajar:

El artículo 35 establece el deber de trabajar de los españoles como un deber


genérico y asimilado al derecho consiguiente al trabajo.

Este no es un deber frente al Estado, sino una obligación social genérica. Por
consiguiente, el Estado no puede obligar a nadie a trabajar, estando prohibidos los
trabajos forzados incluso para los reclusos (Art. 25.2 CE) y sin que el posible
establecimiento de “prestaciones personales de carácter público”, con arreglo a la ley
(Art. 31 CE) pueda interpretarse extensivamente como un medio de hacer cumplir el
“deber de trabajar”.
La imposibilidad de construir el “deber de trabajar” como un deber frente al
Estado radica precisamente en la libertad de elección de profesión u oficio, límite que
anula la capacidad de exigir el cumplimiento de aquél.

4.- El deber de prestar asistencia a los hijos:

Este deber se recoge en el artículo 39.3, ya en el capítulo III de la Constitución


y se predica de los padres, previéndose que ese deber abarca tanto a los hijos
habidos dentro como fuera del matrimonio y obliga durante su minoría de edad y en
los demás casos legalmente establecidos.

5.- El deber de conocer el castellano:

Este deber se halla, curiosamente, enmarcado fuera del Título Primero de la


Constitución, concretamente en el artículo 3, dentro del Título Preliminar. Obliga a
todos los españoles a conocer la lengua oficial del Estado.

T.2. - 18
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

6.- El deber de conservación del medio ambiente:

También en el Capítulo III del Título Primero, interconexionado con el recíproco


derecho, se establece el deber de todos de conservar un medio ambiente adecuado
para el desarrollo de la persona. Así, el propio artículo 45 remite a la ley que preverá
las sanciones penales y administrativas correspondientes en caso de incumplimiento
de tales obligaciones.

2. GARANTÍAS DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES.

La Constitución Española, además de reconocer los derechos fundamentales que


se han examinado, establece un complejo sistema de protección y garantía de los
mismos. Este sistema asegura la existencia en nuestro ordenamiento de auténticas
libertades públicas y permite por tanto, afirmar el pleno reconocimiento de que los
derechos fundamentales gozan con nuestro sistema.

Este bloque garantista comprende diversos mecanismos:

2.2. LA APLICACIÓN DIRECTA DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES.

El primer mecanismo de garantía es la especial naturaleza jurídica de los


derechos fundamentales o, más en concreto, de los artículos recogidos en el Capítulo 2º
del Título I de la CE.
Estos preceptos son, en su propio tenor constitucional, directamente aplicables,
con independencia de que exista o no norma de rango inferior a la Constitución que los
desarrolle.
La directa aplicabilidad de los artículos que nos ocupan se deriva de la propia
Constitución. Es el mismo texto constitucional, el que en el art. 53.1 establece que los
derechos y libertades reconocidos en el Capítulo 2º del Título I “vinculan a todos los
poderes públicos”. Esta declaración constitucional no tiene más que un sentido: el de
reforzar la fuerza vinculante – que es general a todo el texto constitucional – de los
preceptos aludidos.
Pero, además, el objetivo del art. 53.1 de la CE es garantizar la directa
aplicabilidad, sin necesidad de mediación legislativa alguna, de los preceptos
constitucionales a que se refiere.
Esta directa aplicación de los derechos fundamentales ha sido consagrada por la
jurisprudencia constitucional y ordinaria. Así, el Tribunal Constitucional ha señalado (STC
21/81, caso Pitarch) que “los derechos y libertades fundamentales vinculan a todos los
poderes públicos y son origen inmediato de derechos y obligaciones, y no meros
principios programáticos”.

Además de esta aplicación directa de la que gozan los derechos


fundamentales, el resto de derechos y libertades contemplados en los tres primeros
Capítulos del Título I de la Constitución gozan, en mayor o menor medida, de unas
garantías que podemos clasificarlas en tres grupos:

2.3. SEGÚN LAS NORMAS QUE LOS DESARROLLAN Y REGULAN.

En atención a las fuentes previstas en la Constitución para su regulación y


desarrollo pueden distinguirse, a su vez, tres niveles de garantías:

a) Desarrollo mediante ley orgánica.


Según prevé el Art. 81 de la Constitución, el desarrollo de los derechos
fundamentales y libertades públicas reconocidos en la Sección Primera del Capítulo II

T.2. - 19
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

del Título I, comprendiendo los Arts. 15 al 29, ambos inclusive, se regulará mediante
ley orgánica.

b) Desarrollo mediante ley ordinaria.


Los derechos reconocidos en el Art. 14 y en la Sección Segunda del citado
Capítulo II8, abarcando los Arts. 30 al 38, ambos inclusive, se regularán sólo por ley
ordinaria, de acuerdo con lo establecido en el Art. 53.1.

c) Desarrollo mediante ley ordinaria, Real Decreto legislativo o Real


Decreto.
Por último, los derechos reconocidos en los Capítulos I y III del Título I están
sujetos al desarrollo común u ordinario de los preceptos constitucionales, por lo que
podrán ser regulados, salvo reserva expresa, tanto por ley ordinaria como por Real
Decreto legislativo o Real Decreto.
Asimismo es de destacar que, de conformidad con lo dispuesto en el Art. 86
de la Constitución, los derechos, deberes y libertades de los ciudadanos
contemplados en el Título I nunca podrán ser regulados por Decreto-ley.

2.4. SEGÚN EL PROCEDIMIENTO DE REFORMA CONSTITUCIONAL.

Según se dispone en los Arts. 166 y siguientes de la Constitución, en los que


se aborda la posible reforma de la misma, en el caso de que se propusiera una
revisión de la Constitución que afectara a la Sección Primera del Capítulo II del Título
I, el procedimiento a seguir es bastante más riguroso que el requerido para revisar
cualquier otra parte del mencionado Título. En esos casos, los pasos a seguir serían
los siguientes:

- Se procedería a la aprobación del proyecto de reforma por mayoría de dos


tercios de cada Cámara (Congreso y Senado).
- Acto seguido se disolverían las Cortes Generales con el fin de que el
pueblo concurra a unas elecciones generales para elegir nuevos
representantes.
- Las Cámaras nacidas de estas elecciones deberían ratificar la decisión de
reforma y proceder al estudio del nuevo texto constitucional, el cual tendría
que ser aprobado por mayoría de dos tercios de ambas Cámaras.
- Finalmente, el pueblo tendrá que pronunciarse de nuevo aprobando el
texto en referéndum.

El procedimiento descrito debe seguirse en el caso de que se trate de una


reforma total de la Constitución, o de una parcial que afecte al Título Preliminar, a la
Sección Primera del Capítulo II del Título I, o al Título II.

Si se pretende una reforma parcial de la Constitución no comprendida en los


casos del apartado anterior, el procedimiento requerido para ello es bastante menos
exigente, pues en principio sólo se requiere la aprobación del proyecto de reforma por
una mayoría de tres quintos de los miembros de cada una de las Cámaras, sin que
éstas tengan que disolverse, y sometiéndose el proyecto a referéndum popular sólo en
el caso de que lo solicite una décima parte de los miembros de cualquiera de las dos
Cámaras.

T.2. - 20
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

2.5. SEGÚN EL ÓRGANO QUE PROTEGE SU EJERCICIO.

Lo mismo que cualquier otro apartado del texto constitucional, los derechos
contemplados en el Título I de la Constitución están protegidos por el recurso y la
cuestión de inconstitucionalidad. Tratándose de los citados derechos, tanto el recurso
como la cuestión de inconstitucionalidad se interponen ante el Tribunal Constitucional
contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley que afecten a los mismos.

Asimismo, todos los derechos constitucionales pueden invocarse ante los


Tribunales de Justicia a través de un procedimiento judicial ordinario, e incluso existe,
para determinados derechos, un procedimiento judicial preferente y sumario, cuya
sentencia, si no es favorable, puede ser recurrida en amparo ante el Tribunal
Constitucional.
Finalmente, cualquier persona puede acudir también a los servicios del
Defensor del Pueblo.
Por tanto, según el órgano que protege el ejercicio de los derechos
constitucionales, las garantías quedan agrupadas en los seis apartados siguientes:

1. Recurso de inconstitucionalidad.

El recurso de inconstitucionalidad, que se interpone, como acabamos de ver,


contra leyes y disposiciones normativas con rango de ley, puede ser instado por el
Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, cincuenta Diputados o cincuenta
Senadores.
Además, cuando afecten a su propio ámbito de autonomía están también
legitimados los órganos colegiados ejecutivos y las Asambleas legislativas de las
Comunidades Autónomas.

2. Cuestión de inconstitucionalidad.

La cuestión de inconstitucionalidad es promovida por Jueces o Tribunales en el


caso de que en el tratamiento de un proceso surjan dudas sobre la constitucionalidad
de una norma con rango de ley aplicable al caso y de cuya validez dependa el fallo.

3. Procedimiento judicial preferente y sumario.

A tenor literal de lo previsto en el Art. 53.2 de la Constitución, los derechos


reconocidos en el Art. 14 y los comprendidos en la Sección Primera del Capítulo
Segundo del Título I de la Constitución están protegidos por un procedimiento
preferente y sumario11 a interponer ante los Jueces y Tribunales ordinarios.

Dicho procedimiento está regulado por Ley 62/1978, de 26 de diciembre, de


Protección Jurisdiccional de los Derechos Fundamentales de la Persona, y puede ser
interpuesto por cualquier persona, a título individual, así como, en determinados
casos, por el Ministerio Fiscal.

No obstante lo anterior, la Ley Orgánica 8/1984, de 26 de diciembre, amplió la


aplicación de este procedimiento a la objeción de conciencia reconocida en el Art. 30
de la Constitución. Por consiguiente, contra las resoluciones del Consejo Nacional de
la Objeción de Conciencia12 que denieguen la solicitud, o que tengan un efecto
equivalente, puede interponerse en la actualidad el correspondiente recurso judicial de
conformidad con las normas que regulan el procedimiento preferente y sumario.

T.2. - 21
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

4. Recurso de amparo.

Asimismo, los derechos protegidos por el procedimiento anterior, esto es, los
comprendidos en el Art. 14 y en la Sección Primera del Capítulo Segundo del Título I,
junto con la objeción de conciencia reconocida en el Art. 30, están protegidos por el
recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional.

Ahora bien, esto es muy importante, el recurso de amparo sólo es procedente


cuando las violaciones procedan de los poderes públicos -no de personas o entes
privados- y se hayan agotado todos los recursos utilizables dentro de la vía judicial.

Por tanto, el recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional se configura


como de segunda instancia, ya que necesariamente ha de existir otro ante los
Tribunales ordinarios de Justicia.

En consecuencia, mediante el recurso de amparo se protege a todo ciudadano


frente a las violaciones de los citados derechos y libertades que se originen por
disposiciones, actos jurídicos o simple vía de hecho de los poderes públicos del
Estado, de las Comunidades Autónomas y demás entes públicos de carácter territorial,
corporativo o institucional, así como de sus funcionarios o agentes. Se ampara, por
tanto, contra lesiones producidas por los poderes públicos, no contra leyes o normas
con rango de ley.

Además de las personas directamente afectadas, están legitimados para


interponer el recurso de amparo el Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal.

5. Procedimiento judicial ordinario.

Son derechos protegidos ante la jurisdicción ordinaria, de acuerdo con las leyes que
los desarrollen, el resto de los derechos constitucionales, esto es, los contenidos en
los Capítulos Primero y Tercero del Título I.

6. El Defensor del Pueblo.

En la actual Constitución se ha establecido por vez primera una figura sin


precedentes en el constitucionalismo patrio como garante de los derechos de los
ciudadanos. Nos estamos refiriendo al Defensor del Pueblo, órgano que ha alcanzado
el beneplácito de la mayoría de las Constituciones europeas a partir del modelo sueco
que, con el nombre de Ombudsman (guardián de la ley), lo adoptó a principios del
siglo XIX.

El Defensor del Pueblo es definido en el Art. 54 de la Constitución como el alto


comisionado de las Cortes Generales, designado por éstas para la defensa de los
derechos comprendidos en el Título I, a cuyo efecto podrá supervisar la actividad de la
Administración, dando cuenta a las Cortes Generales.
Por tanto, el Defensor del Pueblo es un órgano que, dependiente de las Cortes
Generales, las cuales lo nombran y lo cesan y ante las que habrá de rendir cuentas,
supervisa y controla la actividad de las diversas Administraciones Públicas (estatal,
autonómica, local e institucional), a fin de evitar el abuso de poder por parte de las
mismas.

T.2. - 22
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

El Defensor del Pueblo puede actuar de oficio o a instancia de cualquier


persona natural o jurídica que invoque un interés legítimo, siendo de recalcar que tiene
encomendada, como acabamos de ver, la defensa de todos los derechos reconocidos
en el Título I de la Constitución, no sólo de los de la Sección Primera del Capítulo
Segundo de dicho Título que gozan, además, del procedimiento judicial sumario y del
recurso de amparo.

Por ello es fácil deducir que el resto de los derechos reconocidos en el Título I
serán el objeto fundamental de las actuaciones del Defensor del Pueblo, quien en este
sentido puede poner en evidencia a la Administración y a los funcionarios que la
integran en cualquier caso de abuso de poder.

La Ley 3/1981 de 6 de abril, regula esta institución en nuestro país.

GARANTIAS DE LAS LIBERTADES Y DERECHOS


FUNDAMENTALES

Regulación por Ley (Arts. 14 a 38)


Protección de los derechos y Control de constitucionalidad de las leyes (Arts. 15 a 38)
libertades
Recurso de inconstitucionalidad

Cuestion de inconstitucionalidad

Recurso de amparo (Arts. 14, 15 a 29 y 30.2)


Procedimiento preferente y sumario (Arts. 14, 15 a 29 y 30.2)

Protección de los derechos Solo podrán ser alegados ante la jurisdicción ordinaria de
acuerdo con lo que dispongan las leyes que los desarrollen.
económicos-sociales

El Defensor del Pueblo (Art. 54)

3. SUSPENSIÓN DE LOS DERECHOS Y LIBERTADES.

3.1. DECLARACIÓN DE LOS ESTADOS EXCEPCIONALES.

T.2. - 23
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

La suspensión de derechos y libertades se produce a consecuencia de la


declaración de los denominados estados excepcionales, regulados en el Art. 116 de la
Constitución.

Aunque en el citado precepto se mencionan como tales los estados de alarma,


excepción y sitio, tan sólo los dos últimos implican suspensión de derechos
constitucionales.

La declaración de los estados de excepción y sitio se realiza siempre previa


intervención parlamentaria. No así el estado de alarma, el cual será declarado por el
Gobierno, mediante Decreto acordado en Consejo de Ministros, por un plazo máximo
de quince días, dando cuenta al Congreso de los Diputados, reunido inmediatamente
al efecto y sin cuya autorización no podrá ser prorrogado dicho plazo. El citado decreto
determinará el ámbito territorial a que se extienden los efectos de la declaración.

Con la declaración del estado de alarma básicamente se pretende poner en


guardia a la población frente a determinados acontecimientos o circunstancias reales o
previsibles, tales como inundaciones, incendios forestales, peligro de gota fría, etc.

En los supuestos de estado de excepción, que puede ser declarado en casos


de terrorismo generalizado, graves alteraciones del orden público, epidemias, etc., la
declaración compete igualmente al Gobierno, mediante Decreto acordado en Consejo
de Ministros, pero necesitando para ello de la previa autorización del Congreso de los
Diputados. Tanto la autorización como la declaración deberán precisar los efectos, el
ámbito territorial a que se extiende y su duración, no pudiendo exceder de treinta días,
prorrogables por otros treinta con los mismos requisitos.

Por su parte, el estado de sitio, el más grave de los contemplados y que, por
tanto, exigirá circunstancias gravísimas, sólo puede ser declarado por la mayoría
absoluta del Congreso de los Diputados, a propuesta exclusiva del Gobierno, siendo la
Cámara Baja la que determina las condiciones, duración y ámbito territorial.

Según el apartado 5 del Art. 116, no podrá procederse a la disolución del


Congreso mientras esté declarado alguno de los tres estados excepcionales,
quedando automáticamente convocadas las Cámaras si no estuvieren en período de
sesiones. Su funcionamiento, así como el de los demás poderes constitucionales del
Estado, no podrá interrumpirse durante la vigencia de tales estados.

Disuelto el Congreso o expirado su mandato, si se produjese alguna de las


situaciones que dan lugar a cualquiera de dichos estados, las competencias del
Congreso serán asumidas por su Diputación Permanente.
Respecto al ámbito de la suspensión, es diferente según se trate de estado de
excepción o de sitio, de la forma siguiente:

1. Estado de Alarma.

El estado de alarma está previsto en la LO 4/81 para cuatro supuestos


diferentes: catástrofes, calamidades o desgracias públicas; crisis sanitarias;
paralización de servicios públicos esenciales cuando no se puedan garantizar y, por
último, situaciones de desabastecimiento de productos de primera necesidad.

La declaración del estado de alarma corresponde al Gobierno, bien a iniciativa


propia, bien del Presidente de la Comunidad Autónoma que se viera afectada por una
de las circunstancias descritas. El acuerdo debe adoptarse mediante decreto del

T.2. - 24
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

Consejo de Ministros. El plazo máximo de duración es el de quince días; transcurrido


el plazo, podrá prorrogarse el estado de alarma con autorización expresa del
Congreso de los Diputados. Este puede, a su vez, establecer el alcance y condiciones
de vigencia durante la prórroga.

En cuanto a sus efectos, el estado de alarma no supone propiamente una


suspensión del ejercicio de derechos fundamentales, aunque sí pueden establecerse
ciertas limitaciones a su ejercicio. El efecto fundamental que el estado de alarma tiene
es la concentración de todo el personal de las Administraciones Públicas bajo la
dirección de una sola autoridad: el Gobierno o el Presidente de la Comunidad
Autónoma por delegación de aquél.

2. Estado de excepción.

El estado de excepción está previsto como instrumento de reacción frente a


crisis que generan alteraciones graves del orden público interno. El art. 13 de la LO
4/81 no tasa los supuestos en que puede decretarse el estado de excepción,
limitándose a exigir que exista una grave alteración del orden público sin que sea
posible restablecer y mantener éste mediante el ejercicio de potestades ordinarias.

La iniciativa para decretar el estado de excepción corresponde al Gobierno,


que deberá solicitar autorización al Congreso. En dicha solicitud han de figurar los
efectos (limitados siempre por el art. 55 de la CE), medidas a adoptar, ámbito territorial
y temporal y cuantía máxima de las sanciones que puedan imponerse. El Congreso
puede introducir modificaciones para otorgar la autorización. Obtenida ésta, el estado
de excepción se declara mediante decreto aprobado por el Consejo de Ministros.
Cualquier modificación que quiera introducirse ha de seguir el mismo procedimiento.

El plazo máximo de vigencia del estado de excepción es de treinta días,


prorrogables por otros treinta.

Por lo que se refiere a sus efectos, el estado de excepción puede implicar la


suspensión de los siguientes derechos:

 Las garantías de la libertad y seguridad personal reguladas en el art. 17 de


la CE, salvo los derechos a ser informado de los derechos del detenido y
razones de la detención y a la asistencia de abogado. El plazo máximo de
detención previa a la puesta a disposición judicial durante la vigencia del
estado de excepción es de diez días.
 Inviolabilidad del domicilio y secreto de las comunicaciones (art. 18.2 y 3
CE).
 Por lo que respecta al levantamiento del secreto de las comunicaciones, el
art. 18 de la LO 4/81 establece también las obligaciones de comunicar a la
autoridad judicial las intervenciones realizadas.
 Libertades de residencia y circulación interior y exterior.
 Libertades de expresión y de información, así como la prohibición del
secuestro de medios de información.
 Derechos de reunión y manifestación (art. 21 CE). Se excluyen en todo
caso las reuniones orgánicas de partidos políticos, sindicatos y
asociaciones empresariales (art. 22 LO 4/81), garantizándose así la
normalidad del funcionamiento de estas instituciones, básicas en la
sociedad democrática.
 Derechos de huelga y conflicto colectivo (28.2 y 37.2 CE).

T.2. - 25
TRAJANO - CENTRO DE FORMACIÓN Grupo A2

Por último hay que indicar que durante la vigencia del estado de excepción
pueden aplicarse también las medidas previstas para el estado de alarma si como
consecuencia de la alteración del orden público surge alguna de las circunstancias que
justifican la declaración del estado de alarma.

3. Estado de sitio.

La tercera figura prevista por el Derecho de excepción es la del estado de


sitio. Su finalidad es reaccionar frente a crisis que implican un atentado directo contra
la identidad misma del Estado y de su ordenamiento. El art. 32.1 de la LO 4/81
establece la posibilidad de decretar el estado de sitio “cuando se produzca o amanece
producirse una insurrección o acto de fuerza contra la soberanía o independencia de
España, su integridad territorial o el ordenamiento constitucional, que no pueda
resolverse por otros medios”.

El estado de sitio lo declara el Congreso de los Diputados por mayoría


absoluta de sus miembros a propuesta del Gobierno (art. 116.4 CE). En la declaración
ha de fijarse el alcance temporal, territorial y material de la declaración. Puede durar
tanto como exija la situación de crisis, debiendo en todo caso respetarse los plazos
fijados en la propia declaración. Puede durar tanto como exija la situación de crisis,
debiendo en todo caso respetarse los plazos fijados en la propia declaración, de
manera que si expiran ha de renovarse ésta. Si las circunstancias que motivaron la
declaración desaparecen antes de transcurrido el plazo de vigencia inicial o renovado,
la Cámara puede levantar la declaración del estado de sitio.

En el estado de sitio son susceptibles de suspensión, además de los que


acabamos de exponer para el estado de excepción, los derechos contenidos para la
detención preventiva en el apartado 3 del Art. 17, esto es:

 Del derecho de toda persona detenida a ser informada de forma


inmediata y comprensible de los derechos y de los motivos de su
detención.
 Del derecho a negarse a prestar declaración.
 Del derecho a la asistencia de abogado en las diligencias policiales y
judiciales.

3.2. SUSPENSIÓN INDIVIDUAL PARA PERSONAS DETERMINADAS.

Así como las consecuencias de los estados excepcionales se aplican a la


generalidad de personas que se encuentran en el ámbito territorial a que extienden
sus efectos, en el Art. 55.2 de la Constitución se contempla igualmente la posible
suspensión de los derechos reconocidos en los artículos 17, apartado 2 (tope de 72
horas en la detención preventiva), y 18, apartados 2 y 3 (inviolabilidad del domicilio y
secreto de las comunicaciones), de forma individual y en cualquier momento para
personas concretas, en razón de su pertenencia a bandas armadas o elementos
terroristas.

A este respecto, y según lo previsto en el Art. 520 bis de la Ley de


Enjuiciamiento Criminal, toda persona detenida como presunto partícipe de delitos
relacionados con bandas armadas o individuos terroristas, será puesta a disposición
del Juez competente dentro de las setenta y dos horas siguientes detención. No
obstante, podrá prolongarse la detención el tiempo necesario para los fines
investigadores, hasta un límite máximo de otras cuarenta y ocho horas, siempre que,
solicitada tal prórroga mediante comunicación motivada dentro de las primeras

T.2. - 26
Grupo A2 TRAJANO - CENTRO DE
FORMACIÓN

cuarenta y ocho horas desde la detención, sea autorizada por el Juez en las
veinticuatro horas siguientes.

La regulación constitucional de esta institución se caracteriza por las siguientes


notas.

 Se trata de una legislación limitada tanto en cuanto a sus destinatarios


(personas relacionadas con la actuación de bandas armadas o elementos
terroristas) como en cuanto a las medidas que se permiten.

 La utilización de este mecanismo está rodeada de diversas garantías


encaminadas a prevenir posibles abusos. El art. 55.2 de la CE impone la
intervención judicial y el control parlamentario, y acaba recordando que la
utilización injustificada o abusiva de estas facultades “producirá
responsabilidad penal, como violación de derechos y libertades reconocidos en
las leyes”.

T.2. - 27

También podría gustarte