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Texto 1
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Texto 2
(1) Nadie pone en duda que nuestro cerebro es social. Aprendemos de los demás y, sobre todo,
con los demás, siendo la interacción cara a cara mucho más efectiva que a través de
dispositivos. La interacción es la base del aprendizaje, no sólo referido a la transmisión de
conocimientos, sino también, y especialmente, de habilidades, destrezas y comportamientos.
Aprendemos socialmente por imitación, en parte gracias a la existencia de las llamadas
neuronas espejo. Su descubridor, Giacomo Rizzolatti aseveró “la capacidad de aprender
imitando está en la base de la cultura”.
(2) Estas diminutas células son las que nos permiten generar vínculos con los demás y, según
muchos autores, son la base de la llamada empatía y, en definitiva, permiten entendernos
(Iacoboni, 2009). Es por ello que vincular el aprendizaje a entornos reales, como se hace con
los proyectos de servicio, parece la forma más natural y relevante de aprender (Vernooy,
2010). Se ha comprobado que cuando nos vemos obligados a aprender algo para explicarlo a
otros se retiene más información que cuando simplemente hemos de reproducirlo a través de
un examen tradicional.
Extraído de https://bit.ly/361NbMv
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Texto 3
(1) La realidad de enfrentar una crisis climática se ha vuelto cada vez más evidente en los últimos
años. Sequías, inundaciones, incendios y pérdidas en la biodiversidad, son sólo algunas de las
consecuencias que más están impactando al planeta. Por ello, no nos ha de sorprender que
tanto gobiernos como sectores en el ámbito científico y tecnológico unan sus fuerzas para
enfrentar esta crisis. Por su lado, el sector científico está implorando a distintos miembros del
público que coman menos carne como una medida para enfrentar esta situación. En un
estudio publicado en el periódico BioScience, un equipo global de científicos declararon una
emergencia climática, detallando seis áreas sobre las que deberían tomarse acciones para
ralentizar el impacto del cambio climático.
(2) Dicha investigación cuenta con unas 11 mil firmas de científicos de 153 países y fue autorizada
por especialistas de la Universidad de Sídney, la Universidad Estatal de Oregón, la Universidad
de Ciudad del Cabo y la Universidad Tufts. El equipo se dedicó al análisis de más de 40 años de
información que contenía datos sobre deforestación, niveles de fertilidad y emisiones de
carbono. Fue así que se llegó a la conclusión de que hay seis áreas de acciones que los
expertos consideran indispensables por realizar. Entre ellas, comer más plantas y consumir
menos productos animales.
Extraído de https://bit.ly/36crM3r
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REFLEXIÓN METACOGNITIVA
1. ¿Qué aprendí?