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Bosquejo:

Aportaciones de la Mujer a la Historia y a la Psicología


Kiaranette Rodríguez Jiménez
Departamento de Psicología Universidad Interamericana de Puerto Rico
Recinto Metropolitano
Noé García
2 de noviembre de 2022
Aportaciones de la Mujer a la Historia y a la Psicología

Contexto histórico de la mujer puertorriqueña durante el siglo XIX y XX


Antes de profundizar en el tema es importante que el lector pueda comprender el
contexto social y el rol impuesto a la mujer dentro de la sociedad de Puerto Rico y de esta
forma tener una idea más sólida de la posición poco favorable en la que se encontraban las
mujeres en distintitos ambientes sociales. Solís (2021), menciona que la sociedad fabrica
ideas de lo que deben ser los hombres y la mujer, y claramente lo que se considera propio o
adecuado para cada sexo y género. De modo que esta construcción es un orden simbólico
que utiliza el patriarcado para de esta forma poder establecer valores, jerarquías sociales y
culturales que se encuentran ligadas a factores políticos, religiosos y económicos, los cuales
fomentan las desigualdades sociales (Portolés, 2009, pp. 281; citado en Solís, 2021). En la
historia de Puerto Rico, el siglo XIX significo el nacimiento de la cultura puertorriqueña y
con ello los sentimientos nacionalistas, fue un siglo profundas trasformaciones que
abogaban por la libertad e igualdad, de modo que, aunque las mujeres participaron y
aportaron, su trabajo y labor quedó invisible por los historiadores (Rivera, 2016). Molina
(2010; citada por Rivera, 2016) menciona que el rol impuesto era el de “ama de casa”, por
lo cual la sumisión de estas ante sus esposos o familiares masculinos fue un requisto clave
para garantizas la unión y el desarrollo social, no obtante Yamila Azize, (citada en Rivera,
2016) que este siglo se marco por el despertar del feminismo, el cual nace del deseo de las
mujereres de acceder a la igualdad de derechos y educación. En ultimo tercio de este siglo
un prototipo de las forma de la mujer acceder al mundo laboral, lejos de la prositusión y
otras labores, fue mendiante el área de la docencia no obstante, inclusive este rol de maestra
tenía sobre sí unos esteriotipos de mujer casada, recata y con una alta moral (Rivera, 2016).

La Mujer en el Siglo XIX


La mujer durante el siglo XIX la filósofa y feminista Celia Amorós (2007, pp. 241-43;
citada por Solís, 2021) explicaba que dentro del rol cultural y social que se le daba a la
mujer para ser una “verdadera mujer” esta debía poseer una serie de virtudes demasiado
específicas como: ser sumisa, obediente, abnegada, saber guisar (cocinar), coser, casarse y
tener hijos. Así que se puede concluir que por las capacidades reproductivas la sociedad
patriarcal, según menciona la autora Solís (2021), redujo a la mujer a “cuerpo y esencia”
excluyéndola de todo lo que se puede considerar genéricamente humano, de la política y de
los derechos. Idealizándola como un ser sutil que solo pertenecía a la “casa”.
Es importante destacar que, en Puerto Rico, el discurso feminista comenzó a hacer
presencia a mediados del siglo XIX, justamente cuando en Europa y Estados Unidos
adquirían un mayor auge (Solís, 2021). Para las mujeres puertorriqueñas de la época, Solís
Monteagudo (2012) menciona que la escritura fue una práctica de supervivencia o un acto
de subversión, una estrategia de lucha, de presentar desde su propia voz la desigualdad a la
que era sometida la mujer. Un ejemplo de una mujer destacada de la época pudiera ser Lola
Rodríguez de Tió (1843-1924), quien se resaltaba por su participación con los movimientos
revolucionarios de Puerto Rico y por abogar por los derechos de la mujer y la abolición de
la esclavitud (Pagán, 2020 pp. 84). Sin embargo, hay que señalar que esto solo en su gran
mayoría era posible para aquellas que contaban con una educación más avanzada y los
recursos monetarios. Por lo cual Solís (2021) menciono que la negritud y la pobreza
contribuyeron no solo a fomentar la discriminación y la desigualdad, sino también el
control sobre muchas de las mujeres negras, a las cuales se tildaban de “escandalosas,
alborotosas, desordenadas e inmorales” lo cual sirvió para separar a la mujer negra de la
mujer blanca y burguesa. Aunque esto solo fue el comienzo de un proceso de exclusión y
represión basado en el control de la sexualidad que alcanzaría toda la población femenina
de la isla (Solís, 2021).
Así que, por años, como menciona la autora Solís (2021), la mujer puertorriqueña fue
(es) presa de la ideología retrógrada y machista qua ha sido trasmitida y justificada a través
de la cultura y la religión. Dentro del pensamiento cristiano y los antiguos alegatos de la
incapacidad moral de la mujer por su inclinación “natural” a la lujuria y al desenfreno,
fueron los mecanismos de represión ejercidos por las iglesias para controlar los procesos de
formación de las puertorriqueñas (Solís, 2021). De esta forma y por las capacidades
reproductivas muchas familias burguesas de la época optaron por educar a las jóvenes para
su rol designado en el matrimonio y negarles una educación científica como se hacía con
los varones, lo cual no fue el caso para las hijas de los revolucionario y revolucionarias de
la época.
Otro mujer intelectual que destaca dentro de la cultura puertorriqueña de mujeres que
abogaron por los derechos de la mujer durante finales del siglo XIX y siglo XX fue Luisa
Capetillo (1879-1922), quien fue una mujer con los “pantalones bien puestos” y poco
convencional, a la cual arrestaron, por ser una de las primeras mujeres en usar pantalones
en público, acto que se catalogó como “escándalo público” (Pagán, 2020 pp. 90), sin
embargo, su personaje no solo se delimita a ese acto de rebeldía. Capetillo fue considerada
como una “anarquista peligrosa” según nos menciona Solís (2021), por ser un sujeto
político de respeto que durante su vida logro combinar obrerismo y feminismo en un mismo
ideal de la mujer moderna, que defendía sus derechos por encima de los convencionalismos
sociales y de cualquier otro obstáculo y/o reto que impidiera su progreso. Así que podemos
decir que, a finales del siglo XIX, la lucha por los derechos de la mujer puertorriqueña se
dirigió desde dos frentes: el de los liberales de las clases sociales altas y el de un grupo de
mujeres intelectuales, profesionales y destacadas por sus aportaciones a la sociedad (Solís,
2021).

La Mujer en el Siglo XX
A comienzos del siglo XX, aún las mujeres puertorriqueñas tenían poca participación
en los asuntos fuera del ámbito del hogar, pues eran relegadas a la esfera doméstica por la
antigua y perpetuarte división de trabajos entre los sexos y géneros, continuaban siendo
vistas como un ser pasivo: cuya función no era la producción sino la reproducción (Rivera,
2016). Es en el año 1909 que Nemesio Canales (quien fue otro defensor que de las causas
de la mujer) presenta ante la Cámara de Delegados un proyecto destinado a otorgarles el
derecho al sufragio, pero otros delgados, como José de Diego y Martínez, obstaculizaron la
iniciativa con el discurso patriarcal que ponía en juico la capacidad moral e intelectual de
las mujeres para ocuparse de asuntos políticos (Solís, 2021). De esta forma se comienza la
Liga Femínea Puertorriqueña, la cual se convierte en la primera organización feminista en
Puerto Rico, la cual fue fundada y liderada desde el 1917 por Ana Roque y Géigel de
Duprey (Solís, 2021), organización que luego en el 1925 cambio su nombre a la Liga Social
Sufragista, cuando a la mujer puertorriqueña se le fuera negado indirectamente los derechos
al voto en la enmienda a la Ley del Sufragio en el 1921 por Estados Unidos.
La lucha por el sufragio en Puerto Rico, al igual que en otras partes del mundo, fue una
larga cadena de sacrificios y esfuerzos en conjuntos, es importante mencionar que la
propuesta principal solo consideraba a las mujeres alfabetizadas, por lo cual se puede
mencionar que aún los derechos de la mujer se abogan para un cierto sector, sin embargo
las líderes obreras se unieron a la lucha e hicieron su parte desde las organizaciones a las
que pertenecían como La Asociación Feminista Popular de Mujeres Obreras (fundada en el
1920), entre otros (Solís, 2021). No es hasta el 18 de abril del 1929 que el gobernador de
ese entonces Horace Mann Towener firmó la Ley 74, la cual les dio el voto a las mujeres
que supieran leer y escribir (Rivera, 2016). Sin embargo, la lucha contra las desigualdades
sociales no se acababa aquí, ni permanecen como historias del pasado pues continúa siendo
una labor que parece interminable y por la cual año tras año se trabaja.

La Mujer en la Psicología
Como se ha podido apreciar a lo largo de la historia el rol de la mujer ha sido
simplificado y muchas de las que lograron realizar aportaciones considerables y/o
importantes han desempeñado un papel casi silenciado, em alguno casos sus autorías fueron
asignadas a sus esposos es gracias a varios grupos feministas que sus aportaciones
comienzan a visibilizarse más (Villar, 2018). De hecho, Giménez (2019), nos hace mención
que las causas por la cual los historiadores tienden a eludir gran parte de la autoría, la
actividad y la producción femenina, sin importar si estas aportaciones son en el área de la
creación, la investigación y/o la docencia recae en ante su pensar en dos tópicos: que la
mayor parte de la historia la escriben los hombros y que esa arraigada convicción de
pensamientos de que el ámbito “natural” de las mujeres es en una esfera más privada (el
hogar), mientras que la del hombre se da más en un ambiente público. A su vez, varios de
los argumentos más utilizados durante el siglo XIX y a principios del siglo XX para obtener
una justificación que prohibiera el acceso a las mujeres (en este caso las norteamericanas)
fuera de las facultades de psicología era, según no los expone Giménez (2019) en su
trabajo, pudiera resumirse a esa esencia de ser inferior, que debe ser sumisa y que a su vez
podía ser vista como objeto de lujuria y/o distracción para el hombre, con la que se ha
catalogado a la mujer en el pasado.
Aunque, Giménez (2019) realiza una señalación importante y es que a pesar de que
dentro del psicoanálisis algunas figuras han sido oscurecidas y no suficientemente
divulgadas, esta área de la disciplina no ha sido reticente ante los aportes de las mujeres.
Por lo que Giménez (2019) nos dice:

“Es difícil explicar esta notable diferencia, pero tal vez tenga que ver con el hecho de que
para el Psicoanálisis, la posición masculina o femenina que adopa cada sujeto
humano deriva de sus introyecciones e identificaciones y no de sus características
naturales o anatómicas por más que estas sean importantes” (Gímenez, 2019, pp. 5)”

Es por eso, que a partir de los 70´s (algunos casos se expresa que los 60´s) se comieza
a ver como, gracias a los movimientos feministas, se comienza a creas diversos grupos
dedicados a la investigación, a descrubrir y a demostras las verdaderas aportaciones que las
mujeres han realizado a lo largo de las diferetes ciencias (Giménez, 2019). Una intelectual
que sepuede destacar dentro de la historia es Laurel Furumoto (1935-2015), quien inspirada
por su profesora la labor de Edna Heidbreader (1890-1985), comenzó a “rescatar del
olvido” la obra de Mary Whinton Calkins (Giménez, 2019), quien curso estudios
universitarios en Harvard, pero cuyo titulo doctoral no se le fue concedido por el simple
hecho de ser mujer, aunque mas tarde en el 1905 llego a ser elegida como la priemra mujer
presidenta de la APA (Villar, 2018). Dentro de estas mujeres pioneras en la disciplina han
sido destacadas muhcas y aunque no entraremos mucho en destalles porque no podíamos
hacerle justicia a sus grandes aportacones en simples páginas sí haremos mención de varias
de ellas dentro de las distintas disiplinas de la psicología.

La Mujer en la Psicología Clínica


Dentro de la psicología clínica un personaje importante es Sabina Naftulovna Spielrein
(1885-1942). Estudio psiquiatria y se convirtio en una gran experata en el psicoánalisis
(Villar, 2018). No solo eso Sabina, presento lo que llegaría ser considerada la primera tesis
en medicina que designa la psicosis como la terminología de Bleuler: “El contenido
psicológico de un caso de esquizofrenia” trabajo por el cual se acuño el termino en el 1911
(Villar, 2018). En el siglo XIX una de las psicológas que más logro influir en Estados
Unidos, fue Karen Horney (1885-1952), quien a lo largo de su obra rechazó y debatió las
ideas sobre la sexualidad femenina porpuestas por Freud (Villar, 2018). Desarrollando sus
propias teorias sobre el origen de ciertas neurosis, afirmando que los problemas psíquicos
de los adultos tenían sus origenes en la infancia y en medida a que la persona cse desarrolle
influyr rn los trastornos (Villar, 2018). Una de las psicoterapeutas más destacada fue Laura
Posner (1905-1990), ademas de ser la cofundadora de la escuela Gestalt de psicoterapia,
ella y su esposo propusieron la teoría “Gestalt Therapy”, la cual consiste en enfrentar al
cliente para darse cuenta de las psoturas y gestos (Fadiman y Franger, 2002; citados por
Villar, 2018).

La Mujer en la Psicología del Desarrollo


En la psicología del desarrollo nos encontramos con finguras importantes como Mary
Salter Ainsworth (1913-1999), cuyos trabajos estuvierón enfocados en el estudio con niños
y las conductas del apego (Villar, 2018). Otra mujer con un apellido conocido dentro del
mundo del psicoanálisis se abrio paso desntro de la psicología, coiguio convertirse en una
enminecia en el capo, sobretodo en el psicoanálisis infantil al desarrollar difentes técnicas
para tratar a los niños demostrando que en el desarrollo de los niños influía princalente el
medio y el contexto en el que el menor se desenvolvía, no solo eso sino que también fue
pionera en la psicología del ego, cuyos estudios estan reflejados en su obra El Ego y los
Mecanimos de Defensa del 1936 (Villar, 2018).

La Mujer en la Psicología Educativa


La psicología educativa es el campo donde las mujeres más aportaciones han realizado
y entre ella debemos destacar a dos pioneras cuyos nombres continúan resonando
activamente. María Montessori (1870-1952), fue la primera mujer en graduarse de
medicina en Italia (Villar, 2018). Villar (2018) nos menciona que Montessori fue una mujer
de grandes capacidades y una gran educación que se preocupó por la educación de las
mujeres y los niños con deficiencias mentales y es a medida de la aplicación de métodos
experimentales que logro conseguir que estos niños aprendieran a leer, se dio cuenta que a
través de la manipulación y el juego el niño puede observar y experimentar su entrono de
manera activa y libre. Dejándonos como legado una de las obras y métodos que continúan
en auge en los salones de clases aun en el siglo XXI, El Método de la Pedagogía
Montessori (Villar, 2018). Por otra lado, nos encontramos con Miguelina Nazario de
Hernández (1915-1989), quien es una de las mujeres más destacadas dentro de la psicología
educativa en Puerto Rico (Villar, 2018) y que entre sus aportaciones más importantes
vemos la creación de pruebas de inteligencia y habilidad como el WISC (1951) y Stanford
Binet Binet (1953), además de ser directora del Departamento de Psicología y decana de la
facultad de Ciencias de la Conducta en la Universidad Interamericana de Río Piedras
(Villar, 2018).

La Mujer Puertorriqueña en la Psicología


Una vez conociendo un poco sobre el rol impuesto a la mujer en la sociedad
puertorriqueña del siglo XIX y XX, debemos comprender los inicios de la psicología en
Puerto Rico y como la misma comienza a introducirse para tener más adelante una mejor
comprensión sobre la labor, retos y aportaciones de las mujeres dentro de esta disciplina. El
desarrollo de la psicología en Puerto Rico comienza con un desenvolvimiento de
pasamientos psicológicos en la comunidad, donde las ideas y creencias de los antepasados
les sirvieron como bases para la formación de teorías filosóficas y psicológicas posteriores
(Boulon y Roca de Torres, 2016). Sin embargo, la psicología en Puerto Rico tiene sus
comienzos más marcados temprano en el siglo XX, cuyos pioneros cursaron estudios
graduados en las universidades de Estados Unidos (Boulon-Díaz, 2006).
En Puerto Rico a pesar de todo, se puede encontrar la particularidad que en el campo
de la psicología muchas mujeres han participado en el liderazgo de la profesión (Boulon-
Díaz, 2012). Dos de estas mujeres destacadas, quienes se con sus aportes han dejado su
huella en la profesión y han sido catalogadas como pioneras una de ellas es, Miguelina
Hernández (Boulon-Díaz, 2006).
Miguelina Hernández, es una figura ilustre que no solo desarrolló las primeras pruebas
para evaluar las destrezas de los niños puertorriqueños (Roca de Torres, 2006), sino que
antes de llegar al campo de la psicología Miguelina obtuvo un bachillerato en artes, con
concentración en inglés, a su vez mientras realizaba sus labores como maestra se matriculó
en cursos relacionados con metodología de enseñanzas algo que le ayudo a ocupar la
posición de directora de la escuela (Roca de Torres, 2006). La autora nos menciona que al
Miguelina entiende que es necesario que para que los niños aprendan de forma eficiente el
inglés las maestras que den el curso deben estar adiestraos con las mejores técnicas que les
permitan enseñar este idioma, por lo cual Miguelina termina trasladándose a Nueva York y
en la Universidad de Columbia realiza una maestría en enseñanza del inglés (Roca de
Torres, 2006).
Roca de Torres (2006), nos menciona que, aunque Miguelina, luego de terminar dicha
maestría decide permanecer en la Universidad de Columbia para comenzar sus estudios
doctorares, los cuales deja inconclusos porque decide trasladarse a Puerto Rico nuevamente
donde terminan uniéndose a la Facultad de Pedagogía en la Universidad de Puerto Rico con
la intención de contribuir al desarrollo de futuros docentes de niños. No obstante, no
permanece mucho tiempo en ducho puesto, pues ante el ofrecimiento de ser psicóloga-jefe
en la división de Evaluación e Investigación del Departamento de Instrucción Pública
(Roca de Torres, 2006), esta fue una de las divisiones responsables de la traducción y las
adaptaciones de las primeras pruebas de inteligencia y aprovechamiento académico.
Conclusión
Aunque dentro de la profesión de psicología y la historia, fuera de los eventos antes
mencionado, donde las mujeres lucharón por tener el derecho a accesar a una educación
digna, dentro de esta disciplina en Puerto Rico, no se ha encontrado literatura donde la
mujer como psicologa alla encontrado limitaciones. No obstante la Dra. Frances Boulon
(2012), nos prone reflexionar acerca de la presencia femenina en la discicplina y sobre la
ruta a la que debemos seguir para enaltecer las oportunidades de desarrollo de feminas a la
vez que se fortaleza la profesión. Boulon (2012), indica que la elevada proporción de
feminas se puede interpretar como una manifestación de oportunidades de desarrollo, sin
emabrgo, se puede notar una disparidadidad de la presencia de mujeres en posiciones de
poder dentro de la psicología como en organizaciones, universidades, asociaciones, etc.
Aunque auntores como Polanco et al., (2022) muetrán en sus investigaciones como la mujer
adquirío un papel de relevancía en cuanto a la producción, promoción y liderazgo dentro de
la Revista Puertorriqueña de Psicología, Boulon (2012) hace mención sobre una
preocupación que ha comenzado s urgir a medida que se ha redactado este trabajo, y es que
es precoupante que en Puerto Rico, sea excasa la los plantemientos sobre las limitaciones
relacionadas al género y raza dentro de la profesión de psicología. Lo cual cosnidero que
debe ser un tema explorar y desarrollar con más deteimiento debidoa la gran importancia
del mismo.

Referencias

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retos. Revista puertorriqueña de psicología. 17. 215-240.

Boulon Díaz, F. (2012). Participación y liderazgo femenino en la profesiónn de psicología


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Boulon, F., Roca De Torres, I. (2016). Formación en psicología en puerto rico: historia,
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Polanco, A.F., Beria, S.J., Pecanha, V., Gallejos, M., Lopes Miranda, R., De Souza Santos,
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hasta el priemr tercio del siflo XX. [Tesis doctoral]. Universidad Complutense de
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Roca de Torres, I. (2006 ) Algunos precursores/as de la psicología en Puerto Rico: reseñas


biogáficas. Revista puertorriqueña de psicología.17. 61-88

Solís Monteagudo, S. (2021). La construcción del sujeto femenino en la narrativa y el


periodismo puertorriqueños: siglos XIX y XX. [Tesis doctoral]. Universidad
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Villar Cañadas, J. (2018). El papel de las mujeres en la hisotria de la psicología.


Universitat Jaume I. España.

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