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Una pareja tuvo a su tercer hijo en San Isidro y cuando estaba por dejar la clínica, el padre del
bebé advirtió que algo no estaba bien: el grupo sanguíneo no se correspondía con los de él y su
mujer. Si el registro era correcto, con ese grupo y factor no podía ser genéticamente su hijo.
La justicia penal abrió una investigación para determinar si hubo algún delito. Se tramitó en
una fiscalía correccional de San Isidro, tras la denuncia de la pareja que había tenido el bebé,
por los presuntos delitos de supresión de identidad, estafa y lesiones. Con intervención de la
Policía Federal Argentina, se allanaron el sanatorio en el que nació el niño –para hacerse de la
historia clínica- y el instituto de fertilidad.
En cuanto al embrión que debieron haberle colocado a la pareja que tuvo el bebé, les
informaron que no resultó ser apto para ser implantado, relataron fuentes del caso. Esto
descartaría la posibilidad de que, con una confusión doble, haya nacido un niño del embrión de
ellos.
Vadim Mischanchuk, penalista, es el abogado del centro de fertilidad. Dijo a LA NACION: “Nos
pusimos a disposición de la Policía y la Justicia. Cuidando tanto a la familia que tuvo al bebé
como al resto de las personas involucradas, se tomaron las medidas que consideramos
necesarias”. En cuanto a la falla del instituto, afirmó que no pudieron precisar dónde estuvo:
“Se repasó el protocolo una y cien veces y no se encontró dónde se pudo haber producido esta
situación”.
La causa penal se cerró. La Justicia llegó a la conclusión de que habría existido un error en el
tratamiento médico; sin dolo, no pueden configurarse los delitos de supresión de identidad ni
de estafa, y no se corroboraron por ahora lesiones. La fiscalía, entonces, desestimó el caso,
pero dio intervención al fuero de familia y al asesor de menores e incapaces, informaron
fuentes judiciales.
Caso único
Se trata del primer caso de este tipo que se conoce en la Argentina. En materia de filiación
puede convertirse en un asunto de gran complejidad determinar a quiénes corresponde
reconocer como los padres del niño (que fue inscripto como hijo de la mujer que lo gestó y su
pareja). No se trata de un embrión donado y existía voluntad procreacional en las dos familias.
Marisa Herrera, abogada especialista en derecho de familia, explicó que, de plantearse una
controversia, “la gran pregunta es la socioafectividad” para determinar qué resulta mejor para
el niño. En paralelo con la filiación, esto puede dar lugar a una demanda por daños y perjuicios,
añadió.
Herrera relató a LA NACION que existió un caso similar en Italia. “El 8 de octubre del 2014, el
Tribunal de Roma dictó el primer fallo a nivel mundial en un supuesto de intercambio de
embriones. Al momento de proceder con la implantación, por error médico, se entrecruzaron
los embriones: en el útero de cada mujer se implantó el embrión del material genético de la
otra pareja y una tuvo un embarazo de gemelos. La otra pareja demandó para que, cuando
nacieran los niños, se los entregaran por ser ellos los padres genéticos, pero el Ministerio
Público rechazó la solicitud al considerar que era interés de los niños no ser separados de la
madre biológica por aplicación del adagio ‘madre siempre cierta es’, y porque el ordenamiento
jurídico italiano establece que la determinación de la maternidad deriva del parto”, relató
Herrera.
En ese mismo fallo, relató Herrera, el tribunal romano les reconoció no obstante a los
demandantes el daño sufrido y, por ende, el derecho a reclamar una indemnización por el
“error inexcusable” del que habían sido víctimas.
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/por-un-error-medico-una-pareja-tuvo-un-bebe-con-
un-embrion-que-no-era-el-suyo-nid26012023/