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Efectos tras el derrumbe de las torres

Estrategia para recuperar la seguridad: desde el ataque se iniciaron programas de


seguridad preventiva y promovieron invasiones a Afganistán, donde se acabó con el
régimen de Sadamm Hussein
Nuevos enemigos: grupos religiosos o extremistas miembros de Al Qaeda, del IRA en
Irlanda, de ETA en España y los talibanes en Afganistán.
Temor nuclear: desde la guerra fría no había existido una amenaza de tal magnitud como
la del 11 de septiembre, la CIA afirmó que su inteligencia descubrió que Al Qaeda había
lanzado una amenaza de ataque nuclear si su líder, el hoy fallecido Osama Bin Laden, era
capturado o dado de baja.
Métodos de guerra: servicios de inteligencia cada vez más militarizados y una nueva
arma: los drones, aviones no tripulados.
Miedo colectivo: pánico generalizado que aún se encuentra vigente teniendo en cuenta
que si algo paso puede volver a pasar uno de los impactos psicológicos fue la sensación
de estar en estado de peligro constante, por lo cual en los aeropuertos se tomaron
extremas medidas de escáner corporales
Restricción a los derechos civiles: controles a los derechos civiles especialmente a los
musulmanes. Este país asumió su papel de policía del mundo y se permitió indagar en las
vidas de las personas que podrían, por sus creencias religiosas o país de origen, significar
una potencial amenaza para la seguridad del país
Económica vulnerable: La situación económica mundial estaba convulsionada pero el
terrorismo desató olas de miedo, especialmente en las bolsas. eso generó grietas que
finalmente derivaron en la hecatombe económica del 2008.

IMPACTO ECONOMICO
Los ataques tuvieron un impacto significativo en los mercados estadounidenses y
mundiales. La reserva federal redujo temporalmente sus contactos con bancos por la falta
del equipo perdido en el distrito financiero de Nueva York.
Los ataques terroristas agravaron la situación al reducirse fuertemente el consumo como
consecuencia del estado de psicosis de la población la cual evitaba viajar y visitar sitios
muy concurridos.
Uno de los sectores más afectados fue el aéreo puesto que disminuyó considerablemente
los vuelos comerciales por miedo a las acciones terroristas, además se vieron afectadas
las relaciones comerciales con EEUU en cuanto a las exportaciones de bienes de países
latinoamericanos.
Diez años después el imperio estadounidense pareciera ingresar en un sendero de
decadencia, aunque se mantenga como la gran potencia, el problema es que sigue siendo
la principal potencia militar del planeta.
Reactivación.
La reactivación, cuando se produzca, será también global, pero nuevamente veremos
diferencias en las tasas de crecimiento, según el grado de flexibilidad y libertad de los
diversos países. Lo que es evidente es que la recuperación tendrá que comenzar en
Estados Unidos, el país que primero tuvo que hacer frente a la desaceleración y el
primero que está purgando los excesos del anterior ciclo.

En este panorama de agotamiento del ciclo, los atentados del 11 de septiembre han
actuado de catalizador, acelerando el proceso de ajuste que ya estaba en marcha desde
hacía un año, y creando una situación de crisis en sectores que no se habían visto
afectados por la desaceleración, como el transporte, los seguros, el ocio y los
suministradores de bienes y servicios a estos sectores.
Para que comience la recuperación, la primera condición es que se asimilen las pérdidas
y los excesos del ciclo que acaba de terminar.

Es necesario que los valores en Bolsa tengan una cotización que refleje una relación
lógica entre beneficio presente y futuro y sus respectivos precios; es imprescindible que
se vuelva a tener en cuenta la remuneración por dividendos; es igualmente necesario que
se considere la deuda de cada empresa como un dato negativo a tener en cuenta, y no
como un dato positivo, como ha ocurrido en estos años en que los analistas despreciaban
a las empresas con poca deuda por considerar que ese poco endeudamiento reflejaba
incapacidad de los equipos directivos para abordar procesos de innovación y de mayor
crecimiento futuro. En 1995, el promedio del índice Standard & Poors tenía un PER de 16
y la rentabilidad media por dividendos era del 2,7%; en marzo de 2000, esa cifra era del
1% y el PER de 35. Habrá que volver, como mínimo, a las relaciones y cifras de 1995.

Una vez que las cotizaciones en Bolsa hayan alcanzado un cierto equilibrio habrá que
esperar a que esas valoraciones sean aceptadas y acomodadas por las empresas y los
consumidores. No se olvide que la Bolsa sirve para que las empresas consigan fondos de
terceros y que el consumo y el ahorro de los consumidores se acomoda a su riqueza
presente y futura y a sus expectativas de ingresos por actividad laboral a lo largo de toda
su vida.

Una vez que las empresas sepan en cuánto pueden financiarse a través de la Bolsa y en
las instituciones financieras, y de que los consumidores finales hayan asimilado las
pérdidas de sus inversiones en valores, las que pueden producirse por un ajuste a la baja
en el valor de sus inversiones inmobiliarias y las que pueden resultar de una nueva
valoración de lo que esperan ingresar por su trabajo, se habrán puesto las condiciones
para la recuperación.

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