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RESUMEN DEL VÍDEO “FENOMENOLOGÍA DE LA EXPERIENCIA DE DIOS” DE JUAN

MARTÍN VELASCO

El proyecto de fenomenología parte de la existencia de un fenómeno religioso


que forma parte del fenómeno humano, con experiencias humanas peculiares
religiosas entre las que están la experiencia de Dios. Todas las religiones han
surgido de la experiencia que alguien dice tener de haber sido visitado o haber
encontrado el mundo divino. Las experiencias han sido muy variadas.
Experiencia como una noción general, es un fragmento consciente vivido
del tiempo de una persona, que colma su vida. También es el conocimiento
inmediato de una realidad, desde la experiencia vivida en ella. Gracias a esa forma
de conocimiento reconocemos que la caridad es superior al egoísmo. Gracias a
esa experiencia sé que amo sin necesidad de saber que estoy amado.
Hay distintos tipos de experiencias. Aquí se hablarán de algunas. La
experiencia matriz es la experiencia fundamental que pone al sujeto en
disposición de ser hombre de verdad. Remueve el ser. Nos despierta a la vida
propia, a la separación de nosotros respecto de los demás. ¿Quién soy? ¿Qué será
de mí?
La experiencia de trascendencia son episodios breves de contacto con la
realidad que sobrepasan la experiencia ordinaria. Nuestra conciencia se ve
desbordad por algo invisible. Entrando en contacto con los trascendentales sin
agotarse en ellos. El amanecer, una puesta de sol, el mar, el arte, etc. Experiencias
de mística natural.
Las experiencias religiosas pertenecen a las de trascendencia, se distinguen
por el objeto o contenido que es anterior y superior al hombre. Se refiere al
misterio. Cada religión presenta sus rasgos particulares. Todas comparten rasgos
específicos referidos a los trascendentales. También tienen algo peculiar. Lo
distintivo es la personalización que afecta a todos sus elementos. Las experiencias
de lo sagrado se reducen a lo sagrado.
La experiencia de Dios pasó a ser referida a fenómenos extraordinarios en
las experiencias religiosas en contacto con lo sobrenatural. De esta manera, en
aspectos psíquicos, se reduciría a muy pocas personas. La masa de la gran
mayoría estaría privada de esta visión, afirmando su existencia sin
manifestaciones. “Dichosos los que creen sin haber visto” ha sido un texto bíblico
mal interpretado. El proceso no va del ver al creer, sino del creer al ver. Creer
para poder ver.
Es evidente que solo estaremos en disposición de conocer el significado de
la expresión “experiencia”. Se tiene que hacer, aunque sea muy vehemente, una
meditación sobre el significado de la palabra Dios. Es la palabra por la que el ser
humano se ha sentido acompañado y orientado a lo largo de su existencia. Es
aquella realidad que envuelve todo lo presente. Dios es el nombre concreto de la
realidad de la que estamos surgiendo. Por eso no decimos solo Dios, sino Dios
mío. Habita en la extensión de nuestra conciencia. No es una parte objetiva de la
realidad. Él es la base y condición que no puede ser abarcada.
Es la presencia de la trascendencia en el fondo de lo real y las personas.
Presencia es la condición relacional del existente concreto. Presencia nos remite a
la relación yo-tú que transforma al uno y al otro. Hace referencia a una modalidad
de estar existiendo. Las tradiciones religiosas muestran la radicalidad de la
presencia de Dios.
De ahí surge la posibilidad de sacar nombres, imágenes y representaciones
de Dios, todas necesarias e indispensables. En Jesús, Dios se nos revela como
amor infinito, por ello lo reconocemos como Dios es amor. La actitud teologal
hace referencia a la fe, esperanza y caridad. La fe no es emoción o sentimiento,
no es elegir entre visiones de la realidad, la fe se decide en lo profundo de la
conciencia. La fe consiste en haber llegado a ese fondo de sí mismo, dejar la
confianza en nosotros y tomar el manantial del que está procediendo nuestra
vida.
La conversión no es de hábitos, sino de una existencia a otra. En la
conversión se entrega la propiedad del alma. La condición es negarse a si mismo.
La existencia humana no depende de nosotros, pues ni siquiera tomamos la
decisión de existir. Con esto se supera la tentación del nihilismo.
Las experiencias de Dios son el sentimiento intenso de su presencia.
Sentimiento de presencia con sentido perceptivo, y otras son sin ningún apoyo
perceptivo. Las dos son experiencias intensas. Esto da una certeza superior a los
sentidos externos.
Las experiencias de Dios en medio de la vida. La experiencia de la fe tiene
su centro en la experiencia del amor. Son estas experiencias las que sustentan
todas las demás y no al contrario como siempre se ha creído. Dios es una realidad
trascendente que no puede estar sujeto al hombre. Dios es la realidad
fundamental. El hombre esta siendo originado por la presencia originante de Dios.
La presencia de Dios no es objetiva. El hombre tiene que ver con todo lo creado y
ahí es donde se encuentra la presencia de Dios.
Materia: Teología espiritual.
Profesor: Pbro. Fermín Rodríguez Lobatos.
Alumno: Ricardo Antonio Adame Rayas.

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