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CONCILIO DE

TRENTO
Decreto sobre el pecado
original
17 DE JUNIO DE 1546
1. Adán, al trasgredir el mandamiento de Dios, perdió inmediatamente
la santidad y justicia… E incurrió en la ira e indignación de Dios.

Muerte
2. Adán no solo se daño personalmente sino también a su
descendencia. Transmitió, no solo la muerte y las penas del cuerpo,
sino también el pecado. Rm 5, 12
3. Por propagación, no por imitación. Su remedio es el mérito de
Jesucristo, aplicado tanto a los adultos como a los párvulos por el
bautismo. 1 Cor 1,30; Hch 4, 12; Jn 1, 29; Gál 3, 27
4. Bautismo de niños. Remisión verdadera de los pecados. Rm 5,
12; Jn 3, 5
5. Nada queda del pecado en los bautizados. En los renacidos nada
odia Dios (Rm 6, 4). Han sido hechos inocentes, inmaculados,
puros, sin culpa e hijos amados de Dios. Pueden entrar al cielo. En
cuanto a la concupiscencia, es para nuestra lucha, y solo daña a los
que la consienten.
6. Aquí no se trata el tema de la Virgen María.

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