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201127299
¿Qué quiere decir que el Ser-ahí es su Ahí? Posiblemente esto quiera decir que
el Ser-ahí no “está dentro”, es decir que no es un sujeto. En segundo lugar, puede querer
decir que el ser del Ser-ahí no es algo que se domine a voluntad, como podría ocurrir,
quizás, con el auto-dominio del Aquí. En tercer lugar, el Ahí es espacial y no está en la
inmediatez del Aquí; en consecuencia presupone la distancia y el movimiento del
acercamiento. Así pues, al definir Heidegger al Ser-ahí como aquel ser que le va su ser,
en este sentido el Ahí se aproxima, el Ahí choca con uno. En cuarto lugar, el Ahí es
fáctico: está afuera, en un mundo. En quinto lugar, el Ahí es algo de lo cual uno se
apercibe, no es algo que uno ve surgir. En el Aquí quizás se pueda observar, en el
interior, cómo se originan las cosas y de dónde vienen; en el Ahí las cosas se
sobreponen o están antes de que uno pose su mirada en ellas. Ahora bien, que el Ahí sea
el ser del Ser-ahí sólo se puede comprender si primero se comprende, en la medida de lo
posible, el fenómeno de la disposición anímica.
Ahora bien ¿Qué es lo que abre la disposición anímica? La primera pista que da
Heidegger sobre este asunto es que la disposición anímica abre el Ahí en cuanto carga.
La carga tiene dos significados. Por un lado, significa el hecho de que el Ser-ahí está
arrojado en la existencia, sin saber de dónde ni por qué (la condición de arrojado del
Ser-ahí se explicará más adelante). Por el otro lado, la carga tiene el sentido de aquello
de lo que uno se hace cargo. Aquello de lo que el ser ahí se hace cargo es de sí mismo,
pero no desde la “auto-consciencia”, sino del hecho de que lo que la disposición
anímica abre tiene que ser asumido (191a). De aquí se intuye la primera definición del
Ahí: el Ser-ahí es el Ahí porque no gobierna su ser como si éste estuviera Aquí, sino
que lo asume.
Ahora bien ¿De qué modo abre la disposición anímica? Los estados de ánimo
abren el Ahí en la forma de “lo que es y lo que tiene que ser”, del factum. En este fatum
el ahí se muestra como el qué, sin embargo se desconoce su origen y su devenir (135).
Aun si fuera posible sacar a la luz mediante la introspección el de-dónde de los estados
de ánimo, no importaría; el factum que abre la disposición anímica es vital, y no
cambia ni pierde su fuerza porque se establezcan sus causas ni sus intenciones (136).
Ahora, el factum no es un dato positivo. Que “sea y que tenga que ser” no se reduce a
una evidencia apodíctica. Pero tampoco es irracional por oposición a la racionalidad de
lo que meramente esta-ahí (ibíd.). No es preciso analizar este fenómeno desde una
perspectiva reificante. Por otra parte, hay que mencionar que la actitud que el Ser-ahí
adopta necesariamente frente este factum es la aversión, el evitar lo que
irremediablemente es. Esto no contradice el hecho de que el Ser-ahí vive siempre
inmerso en la disposición anímica, sino que esta actitud pertenece a la forma misma de
la disposición anímica. Es en esta actitud de aversión donde el Ser-ahí se encuentra a sí
mismo o, si se prefiere, donde es encontrado. El Ser-ahí asume su Ahí pero no
apropiándoselo como algo que uno desea, sino acaeciéndole a uno como un fatum que
uno quiere rechazar.
Que con pareja cotidianidad el Dasein no “ceda” a tales estados de ánimo, es decir que
no se dócil a su abrir y que no se deje llevar ante lo abierto, no es una prueba en contra del dato
1
Para la citación se utilizan los números pequeños que están al margen de la edición de Trotta
fenoménico de la aperturidad afectiva del ser del Ahí en su “que” [es], sino una confirmación del
mismo. Por lo regular, el Dasein esquiva, de un modo óntico-existentivo, el ser que ha sido
abierto en el estado de ánimo; desde un punto de vista ontológico-existencial esto significa: en
eso mismo a lo que semejante estado de ánimo no se vuelve, se desvela el Dasein en su estar
entregado al Ahí. En el mismo esquivar, está abierto el Ahí. (135)
Por otra parte, el mundo aquí no se revela únicamente como aquello ante lo cual
el Ser-ahí se angustia sino además por lo que él se angustia.
La angustia no es sólo angustia ante…, sino que, como disposición afectiva es angustia
por… Aquello por lo que la angustia se angustia no es un determinado modo de ser ni una
posibilidad del Dasein. En efecto, la amenaza misma es indeterminada y, por consiguiente, no
puede penetrar amenazadoramente hacia este o aquel poder-ser concreto fáctico. Aquello por lo
que la angustia se angustia es el estar-en-el-mundo mismo. (ibíd.)
Ahora bien, que los estados de ánimo emerjan del mundo no quiere decir que lo
hagan a modo de causa-efecto. Más bien se refiere a que ellos le sobrevienen a uno en
los cuidados de la cotidianidad.
⃰⃰⃰
Con este trabajo no se pretendía dar una interpretación definitiva sobre los temas
aquí abordados. El autor confiesa su limitación a la hora de comprender a cabalidad los
planteamientos de “Ser y Tiempo” que se trataron. Más bien debe ser considerado
justamente como un intento personal de entender el difícil concepto del Ahí abierto por
la disposición anímica, a fin de que, si la fortuna le es favorable al autor, pueda
desasirse un poco de sí mismo.
BIBLIOGRAFÍA
Heidegger, Martin. Ser y Tiempo. Editorial Trotta. Traducción Jorge Eduardo Ribera.