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Cuando Scorsese recuperó la vieja estación de

Montparnasse
Ambientada en la década de los años 30 del siglo XX, en plena
Europa de entreguerras, la película sigue la vida de Hugo, un
niño huérfano que vive en la estación de tren de Montparnasse
con su tío relojero. Su padre era también relojero, cinéfilo y
conservador de un museo, donde murió en un incendio.

Hugo es un niño soñador y solitario que pasa los días paseando


por la estación y robando piezas para reparar un autómata que
su padre intentó rescatar del fatídico fuego. Uno de sus robos le
lleva a conocer al malhumorado juguetero Papa Georgey a su
ahijada Isabelle. Los niños repararán el autómata y acabarán
descubriendo que el dueño de la tienda de juguetes tiene un
pasado mucho más interesante de lo que pudiera parecer,
estrechamente ligado al cine de principios de siglo

La película mezcla efectivamente historia y escenas de cine


clásico (como Viaje a la luna, de Georges Méliès) con una
historia bastante sentimental pero no excesivamente edulcorada
sobre la infancia y los sueños en el marco incomparable de la
estación de Montparnasse.

El cásting reúne a actores consagrados como Ben


Kingsley (Ghandi), Jude Law(Closer) o Christopher Lee (El
Señor de los anillos) con dos jóvenes promesas como Asa
Butterfield (El juego de Ender) y Chloe Möretz (Let me in),
todos estupendos en sus papeles.

No es de extrañar que, siendo una película de uno de los


directores más influyentes de la historia del cine (ganador de un
Óscar por Los infiltrados y responsable también de Malas
calles, Toro salvaje, Gangs of New York y otro puñado de obras
maestras), La invención de Hugo no pueda ser menos que una
buena película.

Si bien es mucho más blanda que su tono habitual, casi una


fábula infantil, La invención de Hugo tiene una historia que
interesa y juega con diversos elementos y niveles, un aspecto
visual impecable. Tan sólo la escena inicial de todo París como
si fuera un reloj cuyo centro es la estación requirió meses de
trabajo y más de 1000 ordenadores.

Montparnasse, donde un tren perdió los frenos


La estación de Montparnasse se edificó en 1840 con el nombre,
mucho menos icónico de Estación del Oeste-Ribera izquierda y
fue ampliada en 1860 por haber sobrepasado su capacidad.

Del diseño original sólo nos quedan obras de arte y fotografías,


y parece que, como puede verse en La invención de Hugo, era
una estación sencillamente espectacular. Desgraciadamente su
aspecto actual, si bien impresionante por el tamaño y la
modernidad, no tiene nada que ver puesto que la antigua
estación fue demolida y sustituida por el segundo edificio más
alto de París, la Torre Montparnasse. El edificio moderno se
encuentra situada cerca de su emplazamiento original.

En cualquier caso la antigua estación vivió dos de los momentos


más icónicos acaecidos en una estación de tren. Por una parte,
la rendición del general nazi General Von Choltitz, inicio de
la Liberación de París, y por otro el accidente de tren de
Montparnasse, una de las fotografías más llamativas jamás
hechas en una estación ferroviaria.

El accidente ferroviario más conocido del mundo, en La invención de


Hugo

Era el año 1895 cuando el tren 56 procedente de Grandville


llegaba con retraso a la estación. Para evitar enfados, los
responsables del tren decidieron aumentar la velocidad,
entrando en la estación en torno a unos (muy elevados para la
época) 50 kilómetros por hora. A esa velocidad los frenos no
funcionaron correctamente, el tren sobrepasó las toperas y
el tren salió despedido, atravesando su locomotora la fachada
de la estación de Montparnasse. Sólo hubo, por suerte, una
víctima fatal que falleció a causa de la caída de cascotes. El
maquinista acabó en la cárcel y, junto a los responsables del
tren, tuvo que pagar multas exorbitadas para la época. Por
supuesto, la fachada necesitó meses de reparaciones.
En La invención de Hugo podemos ver este accidente como un
sueño onírico y aparentemente premonitorio de Hugo, puesto
que sucedió 60 años después de los hechos del film, en una de
las escenas que si bien es espectacular nos recuerda que a
veces la realidad supera a la ficción.

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