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Obtención de Hidrógeno a pequeña escala.

Si en el laboratorio se necesita emplear hidrogeno a menudo, lo mejor es


comprar una botella de gas comprimido. Por aproximadamente 180 euros se
puede alquilar una botella durante un año y adquirir el regulador además de
pagar el gas.

Pero generalmente el uso de hidrogeno no es muy frecuente y ese gasto resulta


excesivo. Por ello doy algunas indicaciones de como obtener hidrogeno de
manera barata y en cantidades suficientes como para realizar algunos
interesantes experimentos.

Todo el mundo sabe que atacando un metal con un ácido se desprende


hidrogeno. Bueno esto es cierto en parte ya que el ácido nítrico se reduce con
el propio hidrogeno y produce abundantes óxidos de nitrógeno. Pero el
sulfúrico y el clorhídrico se bastante buenos para producir hidrogeno atacando
metales. Lo mejor es cinc por que la reacción es bastante rápida y limpia. El
aluminio también da buenos resultados. Sin embargo a mi me gusta una
reacción mas particular que es la que propongo: hacer reaccionar el aluminio
con sosa cáustica.

La razón de esto es que ambos componentes son muy baratos. El aluminio


puede obtenerse como desecho de latas, virutas de torno o incluso comprase
en laminas o barras en las tiendas de bricolaje. La sosa cáustica exactamente
igual de fácil de conseguir. Ambos son sólidos, no son venenosos y tienen un
buen rendimiento en hidrogeno.

OJO la sosa cáustica no es venenosa pero es muy corrosiva. Al disolverse


en agua produce calor y puede salpicar. Empléense gafas y guantes de
goma para manipularla.

La reacción es la siguiente:

Al + NaOH + H2O -----> AlO2Na + 3/2 H2

La reacción es bastante rápida y exotérmica, si se calcula bien la cantidad de


agua los residuos son totalmente sólidos. En teoría la reacción es completa
con 35 gramos de aluminio, 40 de sosa y 18 de agua. Por cada gramo de
aluminio se obtienen aproximadamente 10 litros de hidrogeno.
El aluminio se coloca en el fondo del frasco y por el embudo se añade una
disolución lo mas concentrada posible de hidróxido sódico (sosa cáustica)
tener cuidado al disolver la sosa en agua ya que la disolución se calienta
bastante y es corrosiva para la piel y la ropa. La disolución de sosa entra hasta
el fondo del frasco haciendo un lazo que actúa de sifón. Antes de poner el
generador en marcha se mantiene a baja altura para que el liquido no entre en
contacto con el aluminio. Cuando se sube a unos 30 cm el liquido pasa al
frasco del reactor y reacciona con el aluminio. Si la reacción es excesivamente
violenta la presión en el interior aumenta mucho y la propia presión devuelve
al embudo la solución de sosa.

El único problema es que el hidrogeno formado arrastra sosa cáustica y


humedad. Esto también ocurre en la reacción ácido-metal, por ello es
conveniente hacer pasar el hidrogeno por un frasco de lavado o de desecación.
Se puede observar que después de la reacción queda un residuo grisáceo. El
aluminato sódico es blanco pero el aluminio puede contener algo de silicio o
cobre que queda sin reaccionar oscureciendo el aluminato.

El aparato se puede construir empleando frascos de vidrio con tapa hermética.


Se pueden aprovechar los de mermelada o comprarlos nuevos ya que son muy
baratos: perforar las tapas de cristal con el dremel y unas brocas de diamante.
Los tubos exteriores conviene que sean flexibles de unos 4 o 5 mm de luz. Los
tubos que atraviesan el vidrio pueden ser de latón ya que no les ataca la sosa,
tambien pueden ser de vidrio o plástico, aunque lo mejor es que sean de acero
inoxidable. La llave de paso puede ser de las empleadas en jardinería en riego
gota a gota.

Antes de emplear el hidrogeno es conveniente que evacue el interior del aire


que hay en los frascos. Dejando pasar gas durante un rato.

Para lavar el gas se hace pasar el hidrogeno por otro frasco que contiene agua
donde burbujea. Si se quiere desecar conviene hacerlo pasa por un frasco que
contenga cloruro de calcio en escamas. Conviene que se coloquen unas capas
de algodón para impedir que el gas arrastre polvo de cloruro de calcio.

Con el hidrogeno obtenido se puede fabricar un pequeño soplete simplemente


haciéndolo pasar por un tubo muy fino y prendiéndole fuego. Como tubo
puede emplearse el de una aguja hipodérmica al que se le suprime la punta
afilada con una lima o con el dremel. La llama de hidrogeno es muy poco
luminosa pero muy calorífica.

Si se desea almacenar el hidrogeno obtenido puede hacerse en una vasija


invertida llena de agua, pero es inútil tratar de llenar un globo de goma ya que
la presión necesaria para inflarlo es muy superior a la presión del hidrógeno
generado. Si se pueden llenar los globos de policarbonato que requieren
mucha menos presión de inflado y que son los que se suelen emplear como
reclamos publicitarios.

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