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ADA5. Película.

I am Sam

Licenciatura en Arquitectura

Accesibilidad Universal 2023

Brayan Enrique Camelo López

4°A

17 de Febrero del 2023


Índice

introducción
contenido
conclusión
Referencias
Introducción

Se realiza el ensayo de una película de una persona con discapacidad mental, que tiene la edad
mental que tiene su hija que está criando él con ayuda de sus amigos, y por su discapacidad se le
quiere quitar la custodia de su hija, porque considera que es incapaz de charla como una persona
normal y darle lo que se merece según las autoridades.
Ensayo
Al comienzo de la película ‘Yo soy Sam’ (2001) vemos a Sam Dawson el cual ha sido recientemente
padre, lo cual le llena de alegría, tanto a él como a sus amigos. Trabaja en Starbucks, le gustan The
Beatles y es padre soltero ya que la madre los ha abandonado en la primera oportunidad al poco de
nacer la niña. Sam tiene una discapacidad intelectual, que si bien le permite llevar una vida bastante
normalizada, hay ciertos razonamientos que no lleva a cabo de forma común.
Capacidad para ser o no ser padre. La película nos enfrenta, mediante diversas situaciones, a ciertos
debates en torno a la paternidad, la capacidad de las personas con discapacidad para criar y cuidar,
y los apoyos que posibilitarían que estas situaciones fueran viables en lugar de suprimibles. Sam
pertenece a un selecto club, ya que en las familias monoparentales suele ser más frecuente la
maternidad en solitario que la paternidad, y si añadimos la variable de la discapacidad nos ubicamos
en casos contados en la sociedad. Esto en gran medida está propiciado por la tradicional negación
que se ha impuesto a las personas con discapacidades para reproducirse y criar a su descendencia,
sobre todo si entramos en casos de discapacidad intelectual, donde son incluso comunes prácticas
de esterilización forzada. Justo es admitir, que en casos de discapacidad sensorial esta negación de
la libertad reproductiva es más infrecuente, y hay cierta elasticidad en cuanto a los casos de
limitaciones físicas, jugando ahí un papel importante la variable patológica en cuanto a la viabilidad
de la reproducción. Tampoco podemos obviar cierta variable económica o de clase. Una persona con
discapacidad, que por el motivo que sea, pueda tener poder adquisitivo como para subcontratar
labores de cuidado, se verá menos juzgada que quien no tenga dicha posibilidad. Tampoco la
discapacidad es un punto muy favorable en cuanto a la obtención de la idoneidad en procesos de
adopción, lo cual reafirma que el discurso se encuentra enraizado en la sociedad y las
administraciones.Incluso, dejando por un momento la discapacidad a un lado y centrándonos en las
lógicas capitalistas, resulta casi una paradoja cruel pensar cuantos esfuerzos médicos, legales y
económicos existen hoy en día para paliar la dificultad de concebir descendencia. De hecho, es
desmesurada la diferencia que existe entre la “oferta reproductiva”, por ponerle algún nombre, y la
escasez de recursos y servicios una vez que la criatura está en el mundo.

Capacitación y cuidados. El protagonista debe enfrentarse, y también someterse, al cuestionamiento


capacitista de su paternidad, a la dificultad de los procesos de defensa legal en el sistema
estadounidense, a la valoración recurrente de infantilización y agresividad a partes iguales, al hecho
de que su círculo no sea fiable a la hora de testificar, puesto que sus amigos también son personas
con discapacidad intelectual y su vecina tiene algunos problemas relacionados con su salud mental.
Rita Harrison su abogada, al principio desinteresada, y luego implicada hasta el tuétano como la
historia requiere, ejemplifica en cierto momento la dificultad que la crianza supone, se tenga o no
discapacidad, añadiendo en su caso el “estigma del abandono” que aún se percibe en nuestra
sociedad cuando una madre tiene carrera profesional. Finalmente, Lucy es llevada a vivir con un
matrimonio ideal, perfectamente capaz de cuidarla y criarla a todos los niveles; pero, como saben
quienes han visto la cinta, hasta una pareja heteronormativa es capaz de ver los sentimientos que no
explican las leyes. Yo soy Sam, además de ofrecer un relato entrañable made in Hollywood, plantea
cuestiones y debates poco frecuentes que trazan la distancia que aún hoy persiste entre los derechos
de las personas con discapacidad y la limitación de estos que desde los mismos poderes públicos se
les realiza. Por supuesto, como imponen las nuevas tendencias, se trata de una película con el
consabido trasfondo épico de lucha y superación, que más allá de la mitificación debería hacernos
pensar ¿qué ocurre si por el motivo que sea no se tienen las herramientas o los recursos de Sam?
¿en algún momento se realizará una reivindicación real de la implicación que las entidades públicas
deben tener para con la ciudadanía? Cuestiones, que como tantas veces, darían para otro artículo, o
para una serie de ellos.
Conclusión

En la película podemos ver cómo se intentan restringir los derechos de sam de criar a su hija, por su
discapacidad mental, ya que sam tiene alguna variante de autismo y bajo coeficiente intelectual.
podemos observar como el personaje lucha por conservar a su hija. El protagonista debe enfrentarse,
y también someterse, al cuestionamiento capacitista de su paternidad, a la dificultad de los procesos
de defensa legal en el sistema estadounidense, a la valoración recurrente de infantilización y
agresividad a partes iguales, al hecho de que su círculo no sea fiable a la hora de testificar, puesto
que sus amigos también son personas con discapacidad intelectual y su vecina tiene algunos
problemas relacionados con su salud mental.
Biografías
I am sam. (2001, 15 marzo). [Primera versión].
https://www.primevideo.com/dp/amzn1.dv.gti.d6bac736-fa22-298d-ddc0-c2addd97afd2?autoplay=0&r
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