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TESIS DOCTORAL. NIDIA IBARRA OJEDA.

UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE
MADRID

Universidad Complutense de Madrid

Facultad de Filosofía

Doctorado en Fundamentos y Desarrollos Psicoanalíticos

Título de la tesis: El vínculo paterno-filial en la cultura mexicana

Doctoranda: Nidia Ibarra Ojeda

Director de tesis: Dr. Mariano Rodríguez González

Madrid, enero de 2013.

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TESIS DOCTORAL. NIDIA IBARRA OJEDA. UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE
MADRID
INTRODUCCIÓN.

Este trabajo se detiene en la siguiente cuestión: ¿Atravesamos por una


crisis de la autoridad paterna? Algunos autores afirman que la declinación de la
figura del padre no es un fenómeno reciente, sino más bien se trata de un proceso
que se ha generado a lo largo del paso de los años, tiempo durante el cual se ha
ido reduciendo su soberanía entre los miembros del clan familiar. A continuación
abordaremos brevemente los motivos que han contribuido al debilitamiento de la
figura paterna.

Para Enrique Gil Calvo1, el padre en tanto proveedor y cabeza de familia,


actúa como un padre-padrone, es decir, como aquel hombre que subordina una
comunidad (por ejemplo una empresa o una familia), sobre la cual ejerce una
responsabilidad y cuyo objetivo es hacer que la institución sobreviva y prospere.
Para alcanzar este objetivo, se vale de la aplicación de diversos recursos
patrimoniales que sirven para obtener la obediencia de sus subordinados. Dichos
recursos se dividen en dos partes: por un lado tenemos al patrimonio moral, es
decir su autoridad, en tanto reconoce, alienta, sanciona y descalifica el
desempeño de los miembros del grupo. Y por otro lado, tenemos el patrimonio
material, es decir, su capital económico, el cual es utilizado para satisfacer las
necesidades de la familia como vivienda, sustento, vestido, diversiones. Con el
uso de esos dos patrimonios, ejerce una coerción material y a la vez moral 2. Su
función como autoridad moral en la familia radica en el poder de su palabra, en
tanto que ésta conduce el comportamiento de la esposa e hijos, puesto que
enuncia una serie de “... juicios aprobatorios o descalificadores como si fuesen
artículo de fe o palabra de dios, pues el principal recurso del patriarca, del que
depende su autoridad moral es pronunciar dictámenes y veredictos que definan la
realidad”3. Esa autoridad moral es respaldada por la posesión del patrimonio
material, pues con ello somete a los hijos mediante la entrega o cancelación de
recursos materiales que permitan el mantenimiento de su educación, vestido y
ocio.

Para Gil Calvo, la posesión de ese patrimonio material y moral, confiere al


padre el poder de bendecir o maldecir a los miembros de la familia; pero sin caer
en el abuso, pues el Estado vigila y sanciona su arbitrariedad -ahí encontramos
una primera limitación de su soberanía-. El padre es tan sólo el encargado de la
utilización de esos bienes para el bienestar de la familia.

1
Sociólogo, Profesor de la Universidad Complutense de Madrid.
2
Gil Calvo, Enrique. Máscaras masculinas, héroes, patriarcas y monstruos. (2006). Editorial Anagrama.
Barcelona, 2006. pp. 236
3
Ibid pp. 238

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Ahora bien, para este autor, hay una fractura de la autoridad paterna
cuando se disminuye su capital material, es decir, cuando se ha quedado sin
empleo y no puede cubrir las necesidades de la esposa e hijos. Al no poseer
recursos económicos, no tiene suficiente respaldo para ejercer su soberanía y su
ley de antaño, lo que ha generado que su autoridad sea cada vez más incierta. Se
pone en evidencia su impotencia económica en tanto como proveedor y protector
del hogar y su palabra que era tomada como un mandato sagrado cae en el
descrédito, su autoridad en la familia se hace cada vez más endeble. Es lo que
observamos en la sociedad contemporánea, con las diversas crisis económicas,
nos comenta Gil Calvo, hay una declinación de la autoridad paterna “como
consecuencia de la erosión de los patrimonios, cuya volatilidad ha desautorizado a
los patriarcas”4.

A su vez, ha traído como consecuencia que la mujer ingrese al mercado


laboral para satisfacer esas necesidades de la familia, compartiendo la
responsabilidad de ser proveedor junto con su cónyuge, con lo cual ella ha ganado
mayor poder en cuanto a las decisiones y la crianza de los hijos. Así las funciones
del padre como protector y proveedor se ven disminuidas e incluso sustituidas por
la independencia -en este caso económica-, de las mujeres, y al mismo tiempo
ellas, cobran más fuerza en la esfera social, económica, política y familiar. “El
patriarcado se está extinguiendo de facto, tras declinar a pasos agigantados como
consecuencia del imparable ascenso público de la competitiva profesionalidad
femenina y por lo tanto, la idea del masculinísimo se ha visto significativamente
cuestionada”5. Entendiendo por patriarcado -según Gil Calvo-, el dominio ejercido
por los varones sobre la palabra, la ley y el patrimonio.

Por otro lado, hay que mencionar que hacia la segunda mitad del siglo XX,
más precisamente hacia 1951, T. Adorno arrojaba ya la idea de una relación entre
el debilitamiento de la autoridad del padre y su falta de recursos económicos. La
relación padre-hijo -nos señala este autor- “... comienza tristemente a desdibujarse.
A causa de su impotencia económica, ya no da miedo. Antaño, nos rebelábamos
contra su insistencia en hacer prevalecer el principio de realidad y contra su
prosaísmo, siempre dispuesto a imponerse al niño que se negaba a renunciar a
sus deseos... pero en nuestros días, se inicia una regresión al cabo de la cual ya
no hay complejo de Edipo; pero si, con todo, asesinato del padre”6.

4
Ibid pp. 260
5
Ibid pp. 49
6
Adorno, Theodor. Mínima Moralia (1951). Editorial Taurus. Madrid, 1987. pp. 18

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Otro enfoque que apoya la idea de la existencia de crisis de la figura
paterna, nos lo propone E. Roudinesco, quien comenta que la autoridad del padre
ha menguado durante el proceso de evolución de la estructura familiar; que ella
sitúa en tres estadíos, que van desde la familia tradicional, a la familia moderna y
por último a la familia posmoderna o contemporánea7. En la primera familia, la
figura del padre se caracteriza por su poder absoluto sobre la esposa y los hijos.
Su figura es apreciada como amo, héroe“...guerrero... la encarnación de Dios
señor de las familias. Heredero del monoteísmo, que reina sobre el cuerpo de las
mujeres y decide los castigos de los hijos”8.Esa es la imagen que gobierna desde
la Edad Media hasta la Revolución Francesa. Ese poder además era respaldado
por la figura del monarca que gobernaba al pueblo por designación divina y que
encontraba a un sustituto en el espacio privado la de familia el padre. Sin
embargo, la decapitación de Luis XVI representó según Balzac cortarle la cabeza
a todos los padres”. Lo que trajo como consecuencia que la autoridad de “Dios-
Padre” se fuera reduciendo a favor del poder del pueblo, que buscó la igualdad de
derechos por medio de un nuevo contrato social basado en los derechos
universales del hombre y del ciudadano.

A la familia de finales del siglo XVIII y hasta mediados del siglo XX 9se le
conocerá como familia moderna, que valora la división del trabajo entre los
cónyuges. La mujer con sus obligaciones al interior del hogar y el hombre que
provee a la familia de sus necesidades con su trabajo. La educación y la autoridad
que se ejerce sobre los hijos está a cargo de los progenitores y del Estado.
Además, a lo largo del siglo XIX se empieza a hablar de los derechos del hijo que
giran alrededor de su bienestar e intereses. Este aspecto, influirá sobre la figura
del padre que lo transformará en protector y guardián de las necesidades del niño.
Imagen que se expande sobre todo en el siglo XX “...el nuevo padre, el que lleva
en brazos, cambia pañales, juega, habla babyisch con el recién nacido”10.

La última fase de la estructura familiar: la familia posmoderna o


contemporánea, se sitúa a partir de 196011. Aquí la figura del padre se ve obligada
a cumplir con una serie de normas sustentadas por un discurso legal, pediátrico y
educativo que cree poseer el verdadero saber sobre el bienestar del infante. E.
Roudinesco nos comenta que hacia esta época -segunda mitad del siglo XX-, la
autoridad sobre los hijos ya no depende sólo de él, sino también de la madre que

7
Roudinesco, Elisabeth. La familia en desorden (1993). Editorial Anagrama. Barcelona, 1995.
8
Ibid pp. 22
9
Ibid pp. 19-21
10
Julien, Philippe. El manto de Noé, ensayo sobre la paternidad (1991). Alianza Editorial. Buenos Aires,
1993. pp. 24-25
11
Op. Cit. Roudinesco E. pp. 20-21

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participa en las decisiones de los hijos. Sobre todo a partir de 1970, en donde se
habla de cooparentalidad, la madre participa como un referente de autoridad en
cuanto a la educación de los infantes; además agregamos el poder de las mujeres
en al ámbito laboral, político y económico.

La familia ya no se congrega frente a la autoridad -disuelta- del padre


como se apreciaba en la familia tradicional y nuclear, ahora es un “...lugar de
poder descentralizado y de numerosos rostros. Esta familia se asemeja a una tribu
insólita, una red asexuada, fraternal, sin jerarquía ni autoridad y en la cual cada
uno se siente autónomo o funcionalizado”12. Lo que tenemos hoy día -agrega- la
autora, es una figura del padre cada vez más abstracta.

Finalmente, para P.Julien el declinar de la figura paterna se debe a un


paso de los derechos sobre el hijo a los derechos con hijo, es decir, si retomamos
las aportaciones de E. Roudinesco, el padre de la familia tradicional tenía pleno
derecho sobre la vida de los hijos, pero a partir del siglo XIX el Estado comienza a
limitar esa soberanía y se habla de los derechos de los hijos, con lo cual la
autoridad del padre en la familia se reduce y hace su figura más endeble. Ahora
sólo forma una pieza más en la cadena de educadores, madres de familia,
pedagogos y pediatras que se preocupan por proporcionar al infante un estado de
salud, seguridad, educación y su integración como ciudadano 13.

Acabamos de exponer una breve perspectiva histórica de la pérdida de


autoridad del padre y el descrédito social en el que ha caído esta figura, pero
¿Qué relación tiene este contexto con las teorías psicoanalíticas? ¿A caso la
función simbólica del padre también se ve afectada por este descrédito social?

Hagamos un pequeño paréntesis antes de continuar. Hemos hablado


constantemente de la función simbólica del padre, y por tal motivo es necesario
explicar a qué nos referimos con este concepto. El padre simbólico interviene en la
constitución psíquica del hijo al sustituir el significante del deseo de la madre por el
significante del Nombre del Padre. Para comprender mejor ese enunciado y ya
entrando al campo psicoanalítico será conveniente detenernos en el llamado
complejo de Edipo. Partimos de una primera etapa de la vida psíquica, donde hay
una fusión entre madre e hijo. La cual queda dividida en cuanto aparece un
tercero: el padre. El padre separa a la madre y al hijo. Su función con respecto a la
madre es privarla de su objeto fálico (el hijo); en cuanto al otro miembro de la

12
Ibid pp. 170
13
Op. Cit. Julien, P. pp. 17-34

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díada, la labor del padre es frustrar “...lisa y llanamente al hijo de la madre”14. En
ello se establece la ley de prohibición al incesto, que alude a la prohibición de la
satisfacción de la pulsión. Hay un personaje: el padre, que imposibilita el goce
tanto el hijo como para la madre. Además la aparición del padre, le revela al hijo
que él no es todo para la madre, pues el padre parece tener lo que a la madre le
falta. Pero, de qué falta estamos hablando y sobre todo, ¿qué tiene que ver esto
con la metáfora del padre? Porque en la intervención del padre en esa relación
madre-hijo es donde se instala la falta. ¿Cuál? el dejar de ser el Uno-Todo con la
madre, abandonar el estado de completud con ella, el dejar de ser su objeto de
deseo, para convertirse en sujeto deseante, sujeto incompleto, sujeto en falta que,
intentará una y otra vez reencontrarse con ese placer, ahora perdido. Y que sólo
encontrará parcialmente pues su objeto primordial se ha esfumado para siempre.
Únicamente podrá alcanzarlo a través de objetos sustitutivos, de manera
metonímica o metafórica.

La función simbólica del padre, trata entonces de: liberar al niño del
atrapamiento con el deseo de la madre, para que éste se asuma como sujeto en
falta15, aunque esta liberación, no podría ocurrir si la madre no reconoce y presenta
al padre como aquel que hace la ley, como un “... mediador de algo que está más
allá de su propia ley y capricho y que es pura y simplemente la ley como tal, el
padre como Nombre del Padre... como algo estrechamente ligado a la enunciación
de la ley...”16. Entonces sólo habrá una eficacia si la madre se somete a esta ley, si
hace caso de la palabra del padre y por ello mismo, se muestre en falta.

“La metáfora del Nombre del padre es un proceso inaugural en la evolución


psíquica... permite al niño advenir sujeto al acceder a lo simbólico (y la práctica de
la lengua materna), establece en el sujeto una estructura de división psíquica
(Spaltung) irreversible”17.Para Lacan, esta división psíquica: la “Spaltung” es lo que
permite el advenimiento del sujeto y es ocasionada por la función simbólica del
padre. La pregunta obligada es ¿qué ocurriría si esta función no se instaura, si
fracasara la metáfora paterna? podría ser “… la causa de la instalación de
procesos psicóticos”18. He ahí la importancia de hablar en Psicoanálisis de la
función simbólica del padre en la estructura subjetiva.

14
Jacques Lacan, Seminario 5, Las formaciones del inconsciente, 15 de enero de 1958. Infobase, versión
inédita.
15
Jacques Lacan, Seminario 4, Las relaciones de objeto. 6 de marzo de 1957, traducción de Enric Berenguer,
Editorial Paidós.
16
Jacques Lacan, Seminario 5, Las formaciones del inconsciente, 22 de enero de 1958. Infobase, versión
inédita.
17
Dör, Joel. Introducción a la lectura de Lacan (1985). Editorial Gedisa. México, 2000. pág. 115
18
Ibidpp. 109

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Cerremos este paréntesis y volvamos al desgaste actual de la figura
paterna. Hay que destacar, que esas referencias sobre el debilitamiento paterno,
aluden a la historia europea, a cómo la imagen del patriarca ha ido perdiendo
autoridad en la familia, a cómo se ha modificado su poder en la familia a lo largo
de los siglos, desde el pater en la antigua Roma, pasando por el padre avalado
por el matrimonio con la influencia del Cristianismo, hasta el padre limitado con
sus derechos sobre el hijo con la intervención del Estado. Sin embargo, cabe
preguntarse ¿qué ocurre en el contexto mexicano? ¿Podemos visualizar esos
mismos cambios, ese debilitamiento de la autoridad paterna? ¿Habrá otros
factores que maticen la soberanía del padre en la familia? ¿Qué nos aporta
nuestra historia y cultura con respecto a la figura del padre? ¿Qué podemos decir
del padre mestizo? Sobre este punto, Helí Morales en su texto “Sujeto en el
laberinto”, nos comenta que el mestizo es producto de la unión de un padre
español y una madre indígena. Ese padre es caracterizado por despreciar a la
madre de sus hijos y también a sus vástagos, vive añorando a la mujer que está
del otro lado del mar “…y los hijos aquí nacidos son más resultado de una acto
sexual, que de una unión amorosa. El padre del mestizo no sólo es un padre
violento, sino fundamentalmente ausente”. Seguramente habrá más matices que
agregar sobre el patriarca mexicano.

Una vez expuestos algunos antecedentes de ese desgaste social de la


imagen paterna, vayamos formulando nuestro proyecto de investigación: ¿Con
qué figura del padre nos encontramos en el contexto mexicano? ¿También hay
una crisis social de la figura paterna? ¿Existe alguna correlación entre el demérito
social de la paternidad y la función simbólica del padre? ¿Podemos apreciar un
debilitamiento de la función simbólica del padre?

Subrayemos esta última cuestión: ¿existe un debilitamiento de la función


simbólica del padre? Sobre este punto, planteamos que existe una crisis social de
la figura paterna, que a su vez opaca su función simbólica. Ahora bien, ¿cuáles
son las causas de esa disminución de la autoridad del padre que afectan su
función simbólica? Esta pregunta, será el eje principal que regirá y atravesará este
proyecto de investigación.

Con respecto a la pregunta eje, hemos propuesto las siguientes hipótesis


de trabajo como posibles causas:

1) El valor simbólico del padre se debilita en la medida que hay un


desprestigio social de la autoridad paterna.

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Su función simbólica tiene mayor efectividad en la medida que es
respaldado por los emblemas de autoridad en la familia en tanto protector, cabeza
de familia y proveedor, pero si éstos sufren una crisis -digamos por ejemplo, por la
falta de empleo del padre-, se reduce la efectividad de su valor simbólico.

2) Hay una deserción de la paternidad, que se manifiesta con la ausencia


(moral y física) del padre en cuanto a la crianza de los hijos,
provocando entonces esa debilidad de la función simbólica.

3) La autoridad del padre se ve opacada por la omnipotencia del poder


materno. Fortalecido por cierto, por la conquista de las mujeres en el
ámbito económico, social, laboral, político, que desplazan la soberanía,
la palabra y la ley del padre en la familia.

Ahora bien, el objetivo de este trabajo consiste en investigar cuales son


las causas del deterioro social de la figura del padre, así como el posible
debilitamiento de su función simbólica. Otras de las metas de esta investigación,
serían: examinar los cambios de la figura paterna, primero en un contexto europeo
y en segundo lugar en México; así como visualizar si los cambios de la figura
paterna mexicana son semejantes a la imagen europea. Descubrir los tipos de
figuras paternas que pueblan el contexto mexicano y si efectivamente hay un
desgaste de la autoridad paterna.

Para estas tareas, es necesario centrarnos en las características de la


figura paterna, si es que ha cambiado a lo largo de los años y analizar los
procesos que desencadenan esa crisis de la paternidad, pero en un contexto
mexicano. Nuestro abordaje será meramente teórico, las herramientas de trabajo
en las que nos apoyaremos serán por un lado, las aportaciones psicoanalíticas,
especialmente aquellas teorías enfocadas a dar cuenta de la función simbólica del
padre en la constitución subjetiva. Y por otro, algunos textos de la Antropología,
cuyas apreciaciones nos permitan recoger y formular una imagen del padre en la
cultura mexicana.

La presente tesis se conformará de las siguientes partes: un primer


capítulo que abordará la figura del padre desde el punto de vista psicoanalítico. El
punto de partida será principalmente Freud, con dos textos fundamentales en su
obra que nos hablan de la figura del padre: Tótem y tabú y Moisés y la religión
monoteísta. A continuación se explicará el complejo de Edipo en Freud y Lacan,
destacando sobre todo la función simbólica del padre, la pluralidad de los nombres
del padre y los avances de la teoría lacaniana con respecto a las sustituciones del

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nombre del padre. Por supuesto, este capítulo, tendrá algunas aportaciones de
autores como E. Porge, J. Dör, P. Julien y O. Masotta.

El segundo capítulo tendrá una perspectiva social de la imagen paterna,


cuyo objetivo es hacer un análisis de esta figura en la familia, investigando y
rastreando las características que sostenían su soberanía, así como identificar el
proceso de pérdida de su autoridad. No obstante, hay que agregar que algunos
autores como Lévi-Strauss y Edward Shorter, hablan de una transformación de la
estructura familiar, que provoca cambios en cuanto a la manera de vincularse
entre los miembros del grupo. En este capítulo, se abordarán algunas cuestiones
como la transformación en la figura del paterna, ¿cuál era el papel que ocupaba el
padre en la familia tradicional, moderna y postmoderna? ¿Cuáles eran los
espacios de autoridad del padre en cada tipo de familia y cómo han cambiado o se
han debilitado? A lo largo de este capítulo, nos serviremos de algunos ejemplos de
la situación familiar en España, porque nos proporciona una idea aproximada de la
pérdida de autoridad paterna en Europa.

El tercer capítulo, pretende hacer una recopilación de rasgos singulares de


la figura paterna, específicamente en el caso mexicano. Abordaremos el tema
basándonos en algunos autores como Juan Rulfo, Roger Bartra, Carlos Monsiváis
y Octavio Paz, que hablan sobre “el ser del mexicano” -como refería O. Paz-, con
el fin de obtener una serie de herramientas que nos permitan reflexionar sobre el
vínculo del “Adán mexicano” con la paternidad.

El cuarto capítulo tendrá como objetivo hacer un análisis sobre las


modificaciones de la figura del padre, en un contexto mexicano. Si existe un
descredito social de la paternidad, ¿cuáles son sus causas? y por otro lado, ¿ese
debilitamiento afecta la función simbólica? Finalmente, en el último punto de esta
tesis expondremos las conclusiones y reflexiones obtenidas sobre la imagen de la
figura paterna, su eco social y simbólico.

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