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DECÁLOGO DEL PERFECTO MINIFICCIONISTA

Fabián Vique

I. Mófate del maestro.


II. No creas que haces Literatura. Toma esto como cierto aunque sea cierto.
III. No te pongas límites. Pero, si tu minificción sobrepasa las 50.000 palabras, piensa que ya
es hora de ir buscándole un remate.
IV. No matarás a tu personaje, es un truco viejo. De todas maneras, si no hay más remedio,
asegúrate de que se muera bien muerto. Huye de las resurrecciones y demás continuismos como de
la peste.
V. Debes ignorar hacia dónde va tu historia aun después de haberla acabado.
VI. Codiciarás la minificción de tu prójimo.
VII. Sé omnisciente o el malo de la película o, lo más recomendable: las dos cosas al mismo
tiempo.
VIII. Sé orgulloso, pedante, sabelotodo, irónico, fanfarrón.
IX. Que tu historia sólo tenga valor para el pequeño ambiente en el que se mueven tú, Dios
y otros colegas.
X. Ten presente que nada hay tan previsible como un final imprevisible.
XI. Excédete, siempre excédete un poquito.

Otras lecturas, otros mandamientos de Vique, Los suicidas se divierten, antolo-


gía (Microficciones), Posdata Ediciones, Monterrey, 2012.
Bitácora personal: http://delasavesquevuelan.blogspot.mx

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