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Este documento presenta un "Decálogo del perfecto minificcionista" con once reglas o mandamientos para escribir minificciones. Algunas de las reglas incluyen no creerse un escritor de literatura, no ponerse límites pero terminar la historia si sobrepasa 50,000 palabras, matar bien a los personajes si es necesario, ser omnisciente o el villano, y siempre excederse un poco.
Descripción original:
Microficción
Título original
Vique Fabián- DECÁLOGO DEL PERFECTO MINIFICCIONISTA
Este documento presenta un "Decálogo del perfecto minificcionista" con once reglas o mandamientos para escribir minificciones. Algunas de las reglas incluyen no creerse un escritor de literatura, no ponerse límites pero terminar la historia si sobrepasa 50,000 palabras, matar bien a los personajes si es necesario, ser omnisciente o el villano, y siempre excederse un poco.
Este documento presenta un "Decálogo del perfecto minificcionista" con once reglas o mandamientos para escribir minificciones. Algunas de las reglas incluyen no creerse un escritor de literatura, no ponerse límites pero terminar la historia si sobrepasa 50,000 palabras, matar bien a los personajes si es necesario, ser omnisciente o el villano, y siempre excederse un poco.
II. No creas que haces Literatura. Toma esto como cierto aunque sea cierto. III. No te pongas límites. Pero, si tu minificción sobrepasa las 50.000 palabras, piensa que ya es hora de ir buscándole un remate. IV. No matarás a tu personaje, es un truco viejo. De todas maneras, si no hay más remedio, asegúrate de que se muera bien muerto. Huye de las resurrecciones y demás continuismos como de la peste. V. Debes ignorar hacia dónde va tu historia aun después de haberla acabado. VI. Codiciarás la minificción de tu prójimo. VII. Sé omnisciente o el malo de la película o, lo más recomendable: las dos cosas al mismo tiempo. VIII. Sé orgulloso, pedante, sabelotodo, irónico, fanfarrón. IX. Que tu historia sólo tenga valor para el pequeño ambiente en el que se mueven tú, Dios y otros colegas. X. Ten presente que nada hay tan previsible como un final imprevisible. XI. Excédete, siempre excédete un poquito.
Otras lecturas, otros mandamientos de Vique, Los suicidas se divierten, antolo-