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EVALUACIÓN INICIAL

Un asunto no tan baladí


Carmen Posadas - XLSemanal, 14 de agosto

Según el llamado ‘efecto Flynn’, el cociente intelectual medio de nuestra especie


aumenta cada año. Este efecto, que toma su nombre del investigador político que lo
ideó, se vale para sus mediciones de test de inteligencia realizados en todo el mundo
desde la década de los treinta hasta nuestros días, adaptados, como es lógico, a las
distintas culturas, situaciones sociopolíticas, nivel de educación, etcétera.

Es importante que así sea porque, como señaló el propio Flynn, el tipo de pensamiento
que se requiere para lidiar con problemas de supervivencia en el desierto, por ejemplo,
no tiene nada que ver con el que se necesita para desempeñarse bien en el llamado
‘Primer Mundo’, donde priman otras destrezas. Curiosamente, de un tiempo a esta
parte, el efecto Flynn revela que el cociente intelectual que desde los años sesenta
subía de modo sostenible, a partir de los noventa no solo se ha estancado (cosa que
sería natural, al fin y al cabo no puede crecer eternamente), sino que mengua. Sobre
todo en los países avanzados, mientras que en los emergentes mantiene el
crecimiento.

A priori parece lógico que así sea; al fin y al cabo, cualquier mejora en la calidad de vida
y el nivel de educación de las personas, agudiza el ingenio y ensancha la mente. ¿Pero
por qué ocurre lo contrario con el cociente intelectual en las sociedades avanzadas y
privilegiadas? ¿Por qué decrece el cociente intelectual medio? Existen explicaciones
para todos los gustos, desde la autocomplacencia al efecto de las redes sociales,
pasando por la decadencia de los sistemas educativos. Sin duda, todos estos factores
juegan un papel importante, pero existe, además, otro más silente e invisible, que, me
parece, vale la pena destacar.

En su libro Los caminos de la estrategia, el profesor Christophe Clavé señala que esa
inversión del ‘efecto Flynn’ tal vez se deba a que se está produciendo en las sociedades
avanzadas un paulatino y cada vez más evidente empobrecimiento del lenguaje, un
estrechamiento de su campo léxico. Y no se trata solo de una disminución en el
número de palabras que se utilizan. Ocurre también que esa simplificación del
lenguaje propicia que, al perderse los matices y sutilezas que un vocabulario amplio
permite, las posibilidades de formular un pensamiento complejo decrecen
sustancialmente. Me pareció reveladora esta apreciación. De hecho, yo misma he
recortado mi vocabulario. No solo cuando hablo, para no parecer pedante o redicha,
sino cuando escribo, para que me entiendan mejor.

El lenguaje se ha simplificado de tal manera que, según apunta Clavé en su ensayo,


varios tiempos verbales han desaparecido. No solo los compuestos y/o menos usuales
como el presente del subjuntivo (‘yo haya’ – ‘tú hayas’…), también los más usuales
como el pretérito perfecto del indicativo (‘hube’) y el imperfecto (‘hubiera’ o ‘hubiese’).
De hecho, ahora todo se expresa en presente. No hay más que ver los titulares de los
periódicos: «Lluvias torrenciales asolan el país durante semanas»; «El Rey recibe al
primer ministro». Todas estas acciones ya han tenido lugar, pero da igual; relatarlas en
presente parece que aporta a la noticia un plus de relevancia y actualidad. Hasta las
novelas parecen haberse contagiado de esta necesidad de inmediatez; en muchas de
ellas no se usa más tiempo verbal que el presente, mientras que los restantes, con
todos los matices que les eran propios, han dejado de existir.

Un empobrecimiento similar ocurre también con los adjetivos. Ya nadie se toma la


molestia de usar otros que los cuatro o cinco más evidentes: ‘bueno’, ‘malo’, ‘bello’, ‘feo’,
‘grande’ o ‘pequeño’. Añádase a continuación el prefijo ‘super’ o un par de tacos y con
eso basta para expresar una idea. Si antes se necesitaban dos o tres frases para
describir, por ejemplo, una puesta de sol, ahora basta con decir que era ‘superbonita’ o
‘la rehostia’ y ya está. Puede parecer un asunto baladí este estrechamiento de nuestro
campo léxico, pero tanto Orwell, en su 1984, como Huxley, en Un mundo feliz, alertaron
ya hace años de cómo las dictaduras utilizan las palabras, los tiempos verbales y los
eufemismos para moldear el pensamiento. No quiero alarmarles, pero tampoco está
mal recordar que en el principio fue el verbo, la palabra. Y no porque lo diga la Biblia,
sino porque ellas son las que propician el pensamiento y, por tanto, nos hacen libres.

ACTIVIDADES

1. Enuncia el tema del texto en no más de diez palabras.


En primer lugar, hay que buscar la palabra CLAVE, aquella que se refiere a la idea
principal del texto. Suele ser sustituida por sinónimos o también se alude a ella
mediante un hiperónimo o antónimos.
La riqueza lingüística, base del pensamiento y la libertad humana.
2. Señala las ideas más relevantes.
a) Los test de inteligencia realizados desde los años treinta reflejan que el
cociente intelectual medio de nuestra especie aumenta cada año.
Argumento de datos.
b) Desde la década de los noventa, se constata un estancamiento e incluso
una involución de este cociente en los países avanzados. Datos y
comparación.
c) Las causas son diversas: la vanidad del ser humano, las redes sociales, el
declive de los sistemas educativos y, sobre todo, el empobrecimiento del
lenguaje. Argumento de causa-efecto.
d) Sin riqueza léxica no hay posibilidad de desarrollar un pensamiento
complejo ni de ser libre. Argumento lógico o de causa efecto.

3. Resume el texto en ocho o diez líneas.


Los diversos test de inteligencia realizados a la población desde los años treinta
hasta la década de los noventa reflejaban un incremento anual. Sin embargo,
desde entonces se constata un anquilosamiento, e incluso una involución de
este cociente en los países desarrollados. La causas se atribuyen a la soberbia de
sus habitantes, al declive educativo o al empobrecimiento del lenguaje. Y un
individuo con una capacidad lingüística limitada es incapaz de desarrollar un
pensamiento elaborado y será más sumiso y menos libre.

4. Escribe un texto de opinión de unas 150 palabras sobre el tema del texto. Fíjate
en los argumentos empleados.
En el texto se emplean distintos tipos de argumentos, a los que se podría añadir
el de experiencia personal, poco valioso, salvo en casos como este, en el que se
habla del empobrecimiento del lenguaje y su autora es escritora, o en vuestro
caso, si se trata de una problemática relacionada con vuestra edad o
conocimientos sobre la materia. Se convertiría entonces, en argumento de
autoridad.
5. Localiza en el texto los términos que se ajusten a las siguientes definiciones:
a) Persona engreída y que hace inoportuno y vano alarde de erudición,
téngala o no en realidad. pedante
b) Satisfacción por los propios actos o por la propia condición o manera de
ser. autocomplacencia
c) Que adquieren importancia. emergentes
d) De manera importante o esencial. sustancialmente
e) Que pasa desapercibido. silente
f) Efecto de ir a menos, perder alguna parte de las condiciones o
propiedades que constituían su fuerza, bondad, importancia o valor.
decadencia
g) Acción y efecto de cambiar, sustituyéndolos por sus contrarios, la
posición, el orden o el sentido de las cosas. inversión
6. Señala dos ejemplos de sinonimia parcial. pedante o redicha, verbo y palabra
7. Indica el valor del se en “El lenguaje se ha simplificado”. Pasiva refleja.
Suj.
8. Copia dos ejemplos de pronombre enclítico e indica su función sintáctica.
Añádase (pasiva refleja), alarmarles, relatarlas
M.P.R. CD CD
9. Copia las palabras en negrita y analízalas morfológicamente del modo más
completo posible.

intelectual Adj. una term., grado pos., espec., m., sing.

nuestra Det. pos., varios poseedores 1ª persona, f., sing.

cada Det. indefinido, m., sing.

todo Det. indefinido, m., sing.

hasta Palabra invariable, preposición.

porque Palabra invariable. Conjunción subordinante, causal.

bien Palabra invariable, adv. de modo.

donde Palabra invariable, adverbio relativo, CCL. Su antecedente es


“Primer Mundo”.

que Palabra invariable. Conjunción subordinante. Introduce una


oración Subord. Sust. de CD.

por qué Prep.+pron. interrogativo. porque/por qué/ porqué/ por que

educativos Adj. de dos terminaciones, grado positivo, especificativo, m., pl.


pero Palabra invariable. Conj coordinante adversativa.

empobrecimiento Sustantivo común, abstracto, m., sing.

me Pron. personal de 1ª persona sing. CI

les Pron. personal de 3ª pers. pl. CI

han dejado Verbo. 3ª persona pl., Pret. perf. compuesto, modo Indicativo, v.a.,
perfectivo.

también Adv. de afirmación/cantidad

añádase Verbo. 3ª persona sing. del Presente de Imperativo/ Subjuntivo,


v.a., imperfectivo + MPR

fue Verbo. 3ª persona sing., Pret. perf.simple, modo Indicativo, v.a.,


perfectivo.

sino Palabra invariable. Conj coordinante adversativa.

hacen Verbo. 3ª persona pl., Presente de Indicativo, v.a., perfectivo.

10. ¿Cuál es el registro lingüístico empleado en el texto? Justifica tu respuesta.


Entendemos por registro la variedad diafásica de la lengua que depende de la
situación comunicativa, son las decisiones sobre el uso de la lengua que se
toman para adaptar la expresión a la situación comunicativa; esto es, teniendo
en cuenta el contexto (lugar y momento de comunicación), el receptor al que se
dirige, y la intención y contenido de nuestro mensaje.

El texto de Carmen Posadas está escrito en un registro estándar, formal pero no


demasiado, para adaptarse a un receptor medio, variado y heterogéneo que es
el registro propio de los medios de comunicación. Este registro respeta las
normas de la lengua en todos los niveles. Por una parte, se observa un discurso
ordenado, bien estructurado (los distintos argumentos empleados para
conducirnos a la tesis, al final). Por otra, la autora emplea diversos recursos
léxicos para expresar conceptos abstractos relacionados con el tema, como
«autocomplacencia», «estrechamiento». También se aprecia la riqueza léxica en
la diversidad de nexos empleados («y», coordinado copulativo; «porque», causal y
«pero», coordinado adversativo. Pero la autora también emplea el nivel culto de
la lengua al utilizar algunas figuras retóricas que muestran el cuidado en la
expresión de la autora, como las bimembraciónes «relevancia y actualidad»,
«agudiza el ingenio y ensancha la mente»; el paralelismo sintáctico, «agudiza el
ingenio y ensancha la mente»; los cultismos «baladí» o «eufemismos»; o el
latinismo, «a priori».

Con la finalidad de mostrar cercanía con respecto al la autora también recurre a


palabras o expresiones de un registro informal, coloquial, para acercarse más al
lector con su apariencia de espontaneidad y su mayor expresividad. Ejemplos de
este registro informal son: la utilización de metáforas coloquiales: «lidiar»,
«ensanchar», o la oración inacabada «…nivel de educación, etcétera.», que
denotan un uso impreciso de la lengua.

En conclusión, en este texto se encuentran las variedades diafásicas habituales


en los artículos de opinión.

11. Razona cuál es la función lingüḯstica dominante y las secundarias.


Conviene comenzar identificando la intención comunicativa del texto; es decir,
qué pretende el autor o autora del mismo (persuadir, dar su opinión…). A
continuación, se identifica la función dominante y se enumeran los rasgos
poniendo ejemplos del texto entre comillas. Ver cuadro de funciones lingüísticas.

La intención comunicativa/finalidad del texto / de la autora es criticar el


empobrecimiento del lenguaje actual, subrayando que esa pobreza expresiva
impide desarrollar un pensamiento profundo y ello convierte al individuo en un
ser menos libre.
(Si la función es la dominante o hay muchos rasgos, mencionar, al menos tres)
Por lo tanto, la función dominante es la expresiva o emotiva, cuya finalidad es
mostrar la opinión subjetiva del emisor. Los rasgos lingüísticos de esta función
presentes en el texto son: a deixis personal, mediante el uso del pronombre
personal de 1ª personal átono «me», tónico «yo», o formas verbales en 1ª persona
«he recortado», «hablo»; verbos de opinión «creo», o de deseo «quiero»; léxico
valorativo, como términos con connotaciones negativas «estancado» o
«mengua», referidos al cociente intelectual de los países emergentes o
cuantificadores como los adverbios «bien» o «eternamente». Hay que evitar
emplear los mismos ejemplos de forma reiterada. Con menor relevancia, está
presente la función conativa-apelativa, cuya finalidad es persuadir al receptor, en
este caso, de que si queremos ser individuos libres debemos desarrollar nuestro
pensamiento y ese pasa por ampliar nuestro léxico, por mejorar nuestra
competencia lingüística. Con este fin, la autora emplea el modo verbal
imperativo «añádase», o apelando al receptor mediante el plural asociativo
«nuestro» con el fin de implicar al receptor en su reflexión «no quiero
alarmarles». Además, otras funciones presentes en el texto son: la
metalingüística, puesto que la autora no solo hace una reflexión sobre la lengua
sino que emplea el metalenguaje propio de esta «adjetivo», «ensayo», «presente
de subjuntivo». La función poética o estética, que es aquella que tiene como
finalidad embellecer el mensaje, también se encuentra en las bimembraciones
empleadas por la autora «pedante o redicha», «relevancia y actualidad», o el
latinismo «a priori». Por último, y con una importancia secundaria, cabe
mencionar la función representativa o referencial, propia de los mensajes de
carácter objetivo y que tienen la finalidad de aportar objetividad a la reflexión.
Como rasgos de esta función, destacan: el empleo de formas verbales del modo
indicativo «toma», «agudiza»; fórmulas de indefinición del emisor «todo el
mundo», o el pronombre indefinido «nadie»; o la construcción sintáctica de
pasiva refleja «se ha estancado».

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