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Doblo mis rodillas ante el Padre del cual toma nombre

toda paternidad y maternidad «para que os conceda... que seáis fortalecidos por la
acción de su Espíritu en el hombre interior. Que Cristo habite en sus corazones
por la fe, y sean arraigados y edificados en el amor. Así podrán comprender, con
todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, en una
palabra, ustedes podrán conocer el amor de Cristo, que supera todo
conocimiento, para ser colmados por la plenitud de Dios.» (Ef 3, 16-19).

La familia, la paternidad y la maternidad caminan juntas, al mismo paso.


A su vez, ...la familia es el primer ambiente humano en el cual
se forma el «hombre interior» del que habla el Apóstol.
La consolidación de su fuerza es don del Padre y del Hijo en el Espíritu Santo.

Gracias san Juan Pablo II


Por abrir tu hermoso corazón para recibir,
este inmenso don del Espíritu Santo y darlo a la humanidad
como hijo de Dios, sacerdote, esposo y padre fecundo.

Intercede por mi, que hoy respondo a éste llamado


para que abriendo mi corazón sea capaz de recibir y dar
lo que tú me has dejado como camino de santidad:
aprender a vivir el amor humano viviendo en el Amor Divino.
Me desposaré contigo para siempre…
Oseas, 2, 2i

Es Cristo, Esposo de la iglesia y, en ella, de la Humanidad,


pues ha tomado nuestra carne haciendo la suya. Lleva Los signos de su pasión.
La encarnación fue el beso esponsales de dios a la humanidad en el seno de María.
Cristo es el “Amén”, el “sí quiero” de Dios a todo hombre.
El signo de ese amor “hasta el extremo” es esa cruz que se extiende
desde el centro del mosaico donde se juntan las dos figuras.
La cabeza de la Esposa se apoya junto al cuello del Esposo:
el cuello es por donde pasa el aire, el aliento, signo de la vida y del Espíritu,
que ella recibe: “Inclinando la cabeza entregó el Espíritu”. Juan 19, 30
Él la lleva hacia el lecho de la cruz, donde le mostrará su amor,
inalterable como el oro. Ese lecho - con una cruz de oro -
está simbolizado por el rectángulo que forma la túnica en su lado izquierdo.
En él hay un pliegue en forma de medio corazón:
la otra mitad es el de la Esposa. El dice:
“Ven amada mía” Ct 2,10; y el Espíritu desde nuestro corazón responde

¡ven señor Jesús!


Fr. Juan Bernardo García O. P., pintor Dominico, especialista en mosaicos y vidrieras,
ha trabajado en los templos de San León magno de Murcia y Santa Catalina de Siena de
Madrid tiene su taller en el convento de los Dominicos de Almagro, Ciudad Real.

2
Acerca de ésta guía de estudio 6
Abreviaturas 7
Oraciones 8

INTRODUCCIóN I3

parte i LAS PALABRAS DE CRISTO


Ciclo I El hombre originario 25
El principio
Cristo apela al principio

Ciclo 2 El hombre Histórico 5I


La redención del corazón
Cristo apela al corazón del hombre

Ciclo 3 El hombre Escatológico 75


La resurrección de la carne
Cristo apela a la resurrección

Ciclo 4 VIRGINIDAD CRISTIANA 87

parte iI EL SACRAMENTO
II
PARTE

Ciclo 5 MATRIMONIO CRISTIANo 97


Ciclo 6 Amor y fecundidad I23

Cruzando el umbral de la esperanza i43


Anexo - Humanae Vitae i45
Glosario i47
Láminas i55

3
4
5
SER CREADO A IMAGEN Y SEMEJANZA de DIOS
significa ser llamado a la comunión.
Acerca de esta Guía de estudio

Esta Guía de estudio, nos servirá de ‘mapa de ruta’ para el viaje de descubrimiento
que estamos a punto de emprender juntos, ha sido elaborada desde el estudio, la
profundización, el encuentro y de rodillas con su fuente original, las catequesis de
san Juan Pablo II por quienes formamos la comunidad Amor Seguro.
La guía se presenta con amplio espacio en los márgenes, además de páginas en
blanco, para apuntes personales. Sin embargo, prácticamente todo lo que se cubrirá
en las pláticas está contenido en estas páginas. Esto se ha hecho para permitir a
todos los participantes una escucha y recepción tranquila y atenta, libre de la presión
de tener que realizar excesivas anotaciones personales.
Luego de una Introducción, la guía sigue de cerca el esquema de la obra de Juan
Pablo II tal como él la concibió al elaborarla.
Las fuentes usadas, muy extensamente, en la guía, se valen, naturalmente, de las
versiones publicadas en español de los diferentes documentos eclesiales u obras
citadas.
Las principales son:
• Juan Pablo II, Hombre y mujer lo creó
• La Sagrada Biblia
• El Catecismo de la Iglesia Católica.
• Documentos magisteriales, sobre todo del pontificado de San Juan Pablo II.
• Obras personales de San Juan Pablo II.
• Obras de algunos otros autores.

Las diferentes fuentes se citan con siglas de abreviación.


Los breves párrafos con viñeta representan las explicaciones personales de
Christopher West, P. Brian Wilson, LC y Oswaldo Javier Lozano de la Garza - la
comunidad Amor seguro o del libro Hombre y mujer lo creó, Ediciones Cristiandad.
Aunque derivadas de su enseñanza, no son palabras textuales del Papa Juan Pablo II
(excepto donde se indica explícitamente).

6
Abreviaturas

AR Amor y responsabilidad, Karol Wojtyla


(Editorial Razón y Fe, Madrid 1978) 1
CIC Catecismo de la Iglesia Católica
CF Carta a las familias, Juan Pablo II
CU Cruzando el umbral de la esperanza,Juan Pablo II
(Plaza & Janes, Barcelona 1994)
DC Deus Caritas Est, Benedicto XVI
DCA Las dos caras del amor: Eros y Ágape.
Primera predicación de Cuaresma a la Curia Romana,
25 de marzo de 2011, Raniero Cantalamessa
DV Dominum et Vivificantem, Juan Pablo II
EV Evangelium Vitae, Juan Pablo II
FC Familiaris Consortio, Juan Pablo II
GS Gaudium et spes, Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II
HM Hombre y mujer lo creó.
Catequesis sobre el amor humano, Juan Pablo II
(Encuentro, Madrid 1998)
H-M Hombre - mujer El misterio Nupcial, Angelo Scola
(Cristiandad, Madrid 2000)
HV Humanae vitae, Pablo VI
LV ¡Levantaos! ¡Vamos!, Juan Pablo II
(Plaza & Janes, Barcelona 2004)
MD Mulieris Dignitatem, Juan Pablo II
NMI Novo Millennio Ineunte, Juan Pablo II
PDV Pastores Dabo Vobis, Juan Pablo II
RC Redemptoris Custos, Juan Pablo II
RH Redemptor Hominis, Juan Pablo II
TE Testigo de Esperanza. Biografía de Juan Pablo II, George Weigel
(Plaza & Janes, Barcelona 1999).
VC Vita Consecrata, Juan Pablo II
VS Veritatis Splendor, Juan Pablo II

1 Existe una más reciente edición de esta obra, con mejor traducción; sin embargo, las páginas citadas en este manual son de la edición citada arriba.

7
oraciones

Oración a la Trinidad
Enséñame,
a maravillarme de ser bautizado en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo.

Ayúdame,
a conocerte la verdad de tu ser comunión de Amor.

Hazme,
templo vivo de Dios, siendo morada de mi Padre, respuesta a Cristo mi Esposo, fíat
al dador de vida… con María.

Llévame,
al principio como a San Juan para recibirte y ser hijo de Dios porque creo en tu
nombre.

Dame,
como a San Pablo la gracia de ser de Cristo, llévarme al amor del Padre y ayúdarme
a vivir en comunión con el Espíritu Santo.

Elígeme,
como apóstol “conforme al previo conocimiento de Dios Padre, mediante la
santificación con el Espíritu, por la obediencia y la aspersión de la sangre de
Jesucristo…” ( 1 Pedro, 2 )

Creo en el Padre, mi creador.


Creo en el Hijo, mi redentor.
Creo en el Espíritu Santo, mi santificador.

Deseo vivir en el Espíritu, por Cristo, al Padre.

Amén.

8
Oración para responder al llamado
San JUAN PABLO II

“Jamás se acobarden ante la tarea de predicar el Evangelio y profesar su fe ante


aquellos que son indiferentes o no creen. Jamás pierdan la confianza en la bondad
fundamental del hombre creado a imagen de Dios y redimido en Cristo. Mediante la
gracia de Dios, incluso el más indiferente e incrédulo de los corazones puede abrirse
a la verdad, la belleza y la bondad para las que fuimos creados. Sobre todo, jamás
pierdan la confianza en el poder de Dios que acompaña nuestra proclamación de la
Palabra, poder que es capaz de «realizar todas las cosas incomparablemente mejor
de lo que podemos pedir o pensar»”.
Amén.

Oración a María
Benedicto XVI

“…bajo la protección de la Virgen María. «En tu vientre se re encendió el amor». En


su cuerpo de mujer tomó cuerpo aquel Amor que engendra a la Iglesia. Que la
Madre del Señor siga protegiéndonos en nuestro camino y haga fecundos nuestro
estudio y nuestra enseñanza, al servicio de la misión de la Iglesia para la familia y la
sociedad.
Amén

Oración para pedir protección

San Miguel Arcángel, defiéndenos en esta batalla en la que queremos vivir y


proclamar el «gran misterio» de nuestra creación y redención como hombres o
mujeres. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Tú,
Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el el poder de Jesucristo a
Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la
perdición de las almas.
Ave María, en el nombre de Jesús quédate con nosotros.
Amén.

9
Plegarias antes de la bendición
Eucarística
Cuerpo de Cristo nacido de la Virgen,
R/. Ten piedad de nosotros
Cuerpo eucarístico de Cristo,
R/. Ten piedad de nosotros
Cuerpo crucificado de Cristo,
R/. Ten piedad de nosotros
Cuerpo glorificado de Cristo,
R/. Ten piedad de nosotros
Cordero inmolado por amor a tu Esposa la Iglesia,
R/. Ten piedad de nosotros
Cordero inmaculado, sacrificado por nosotros,
R/. Ten piedad de nosotros
Cordero que nos has invitado a la fiesta de bodas,
R/. Ten piedad de nosotros
Tú que conoces el corazón humano,
R/. Ten piedad de nosotros
Tú que perdonas nuestros pecados,
R/. Ten piedad de nosotros
Tú que has ido a prepararnos un lugar en la casa del Padre,
R/. Ten piedad de nosotros
Jesucristo, nuevo Adán,
R/. Ten piedad de nosotros
Jesucristo, deseado de todas las naciones,
R/. Ten piedad de nosotros
Jesucristo, Esposo de la Iglesia,
R/. Ten piedad de nosotros
Jesucristo, redentor del hombre,
R/. Redímenos Señor
Enséñanos a amarnos los unos a los otros como Tú nos has amado,
R/. Redímenos Señor
Enséñanos a alejar de nuestro corazón el pecado,
R/. Redímenos Señor
Enséñanos a alegrarnos mientras gozamos de tu presencia,
R/. Redímenos Señor
Enséñanos a guardar encendida mientras esperamos tu venida,
R/. Redímenos Señor
María, virgen consagrada al amor de tu Creador,
R/. Ruega por nosotros
María, Virgen y Madre, imagen perfecta de la Iglesia-Esposa,
R/. Ruega por nosotros
María, Madre del amor hermoso,
R/. Ruega por nosotros

10
11
INTRODUCCIÓN
12
INTRODUCCIóN
Estableciendo el fundamento de nuestro estudio

i. ¿Qué es «Teología del cuerpo»?


Su origen, un regalo de Dios

2. «Antropología adecuada»

3. Verdad y ethos del amor humano

introducción

13
INTRODUCCIÓN
Teología del cuerpo – El amor humano en el plan divino
I29 Catequesis - Septiembre 5, 1979 a Noviembre 28, 1984

La teología del cuerpo recoge las catequesis que San Juan Pablo II desarrolló
en las audiencias generales de los miércoles.
Durante los 5 primeros años de su pontificado el Papa pronunció en italiano
129 catequesis y se publicaron 134.

Gracias a las investigaciones de Michael Waldstein, sabemos que


la Teología del Cuerpo había sido elaborada por Karol Wojtyla
como un libro que debía ser publicado bajo el título:
Hombre y mujer lo creó - El amor humano en el plan divino

Su publicación fue interrumpida por su elección como Papa el 16 de octubre


de 1978. Providencialmente, esto le dio al texto otro destino y una audiencia
global. Después de su elección, Juan Pablo II personalmente adaptó su
manuscrito para el formato de las audiencias de los miércoles, dividiéndolas en
135 discursos, aunque pronunciaría sólo 129.

El desarrollo de esta catequesis sufrió durante ese período dos interrupciones:


Atentado del 13 de mayo, 1981 - Mayo a Noviembre, 1981
Año Santo de la Redención - Febrero, 1983 a Mayo, 1984.

San Juan Pablo II busca responder


dos de las preguntas fundamentales de toda persona humana:

i. ¿Qué significa ser persona humana?


Estableciendo una antropología adecuada

HOMBRE ORIGINARIO · El “principio”


El hombre creado (antes del pecado)

HOMBRE HISTÓRICO · El “corazón”


El hombre caído pero redimido en Cristo (la redención del corazón)

HOMBRE ESCATOLÓGICO · La “resurrección”


El hombre llamado a la Gloria (la resurrección de la carne)

2. ¿Cómo soy llamado a vivir?


Aplicando una antropología adecuada (vocación y ética)

Virginidad cristiana
Matrimonio cristiano
Amor y fecundidad

14
I. ¿Qué es «Teología del cuerpo»?

Su origen, un regalo de Dios

Es, sin duda, una de las claves interpretativas del magisterio


de San Juan Pablo II. Es una visión que contiene tres elementos
fundamentales: El hombre creado, caído y redimido, llamado a la gloria.

El Papa habla como maestro de la fe de la Iglesia, habla del hombre a la luz de la


fe. Del hombre que habla la Iglesia es cada uno de nosotros: es el hombre
concreto.
introducción

A la luz del Verbo Encarnado,


la verdad del hombre alcanza su plentiud:
se revela plenamente.

El contenido de esta obra excede lo que se podría esperar de una catequesis


ordinaria. Se emplea un lenguaje nuevo, sin paralelos conocidos en los textos
magisteriales. A partir de unos términos como: «lenguaje del cuerpo»,
«antropología adecuada», «remisión al principio», «significado esponsal del
cuerpo», se profundizan conceptos específicos de carácter teológico.
Una cuidada exégesis de la Escritura y la forma de entrelazarlo con la vida del
hombre actual, hace de este auténtico tratado sobre el matrimonio y la familia, y
su relación intrínseca y fundamental con la virginidad consagrada, una catequesis
soberbia.
• Es una visión que contiene tres elementos fundamentales: El hombre
como creado, como caído y redimido, como llamado a la gloria.
• Los tres primeros ciclos se estructuran a partir de un pasaje de la Escritura,
que conforman el tríptico antropológico de Juan Pablo II, - el marco de
autocomprensión del hombre en el plan que Dios tiene sobre él en el
modo concreto con el que el hombre puede vivir su entrega al amor, la
única forma que tiene para encontrarse a sí mismo - GS 24.
• Este modo concreto requiere la libre entrega del hombre que puede
hacerse por dos caminos distintos, pero complementarios: La Virginidad
cristiana y el matrimonio cristiano, en el cuarto y quinto ciclo.
• El sexto ciclo es un verdadero comentario autorizado de la encíclica
Humanae Vitae, vista desde la «antropología adecuada» y el «lenguaje
del cuerpo».

El principio de todas sus meditaciones es determinar lo que denomina:


«antropología adecuada», esto significa el modo como el hombre puede
comprenderse a sí mismo en Cristo.

15
Se presenta un modo a la vez sencillo y profundo de responder a las preguntas
actuales del hombre en un tema que le afecta tan en lo íntimo como lo es la vida, la
familia y el matrimonio.
¿Quién soy?
¿De dónde vengo? ¿en dónde estoy? ¿a dónde voy?

¿A qué estoy llamado?

Es el deseo de todos que estas catequesis tengan una máxima difusión para el mejor
conocimiento del plan de Dios sobre el amor humano de modo que cada hombre,
cada mujer, sepan llevar a cabo esa hermosa historia de amor que va a definir su
vida.
• La teología del cuerpo se originó como respuesta a lo que afirmó san Pablo
VI en la Humanae Vitae: “El problema de la natalidad, como cualquier
otro referente a la vida humana, hay que considerarlo, por encima de
perspectivas parciales… a la luz de una visión integral del hombre y de su
vocación, no sólo natural y terrena, sino también sobrenatural y eterna”
Humanae Vitae, 7.
• San Juan Pablo II busca desarrollar precisamente esta visión integral del
hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino también
sobrenatural y eterna, en la que san Pablo VI pidió sustentar la enseñanza
de la regulación de la natalidad.
• El tema de la teología del cuerpo es la reconstrucción de una antropología
adecuada que nos da las bases para entender la vocación del hombre a
amar como Dios ama.
• San Juan Pablo II ha querido decir al hombre, a cada hombre, quien es:
ha querido mostrarle la entera verdad de su ser a la luz del plan de Dios
revelado en el misterio de la creación y realizado en plenitud en el
misterio de la redención.

Para comprender si es verdad o no que nuestra existencia posee en verdad una


vocación sobrenatural y eterna - debemos confrontarnos con una pregunta:

¿El hombre, el universo y todo


lo que contiene, es o no es creado?

Si la respuesta a esta pregunta es que efectivamente el hombre, el mundo y todo


el universo es creado, inmediatamente la pregunta obligada subsecuente será
acerca del Autor de la creación y de su intención por realizarla, pues una
cuestión es totalmente clara: el hombre no es el responsable de la existencia del
cosmos, de nada de lo que contiene y mucho menos de su propia identidad y de
la realidad de que ha venido a la existencia sin su consentimiento.

16
Nosotros los hombres somos un don, hemos recibido nuestra existencia como
don, hemos recibido nuestra identidad como don y el Autor de este don es
Otro, por medio de un acto que sólo un Todo - Poderoso puede realizar:

LA CREACIÓN

No podemos saber quién es este Ser, a menos que este mismo Ser sea quien se
nos revele.
Y es aquí que irrumpe en la historia una Presencia. Primero un pueblo, una
pequeña nación es escogida por Dios para comenzar su aventura de amor con el
hombre de una manera explícitamente relacional. Y tenemos toda la historia de la
relación de Yahvé Dios con el pueblo de Israel.
introducción
Y en el momento menos esperado, anunciado en lo secreto a una humilde Mujer
nazarena y en lo cósmico a todo el mundo a través de una Estrella en el
firmamento, un hombre que se ha adjudicado la identidad de ser precisamente
este Ser Supremo, Absoluto, Eterno y Todo-Poderoso, Jesús de Nazaret, el
Verbo de Dios hecho hombre, “el que era y es desde el principio” 2, penetra en
el tiempo, irrumpe en la historia y viene a buscar al hombre para llamarle, para
responderle sus más profundos anhelos en el corazón, para esclarecerle quién es,
de dónde viene, a dónde va, y cuál es precisamente esa vocación sobrenatural y
eterna por la que ha sido creado.
Y es aquí que la Iglesia Católica — que constituye ser la Presencia de este
hombre-Dios que es el único hombre de quien se ha dicho y transmitido por
generaciones que después de morir resucita al tercer día — en el Concilio
Vaticano II, establece la afirmación Cristo-céntrica más profunda que se haya
pronunciado jamás acerca de la verdad del ser humano:

“En realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el Misterio del Verbo
encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del que había de venir, es
decir, Cristo nuestro Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del
Misterio del Padre y de su Amor, manifiesta plenamente el hombre al propio
hombre y le descubre la sublimidad de su vocación.” Gaudium et Spes 22

• “A la luz del Verbo Encarnado, la verdad del hombre alcanza su plenitud:


se revela plenamente. ... Cristo «conocía lo que hay en cada hombre» y
que cada hombre no debe tener miedo a abrir, más aún, abrir de golpe las
puertas de su corazón a Cristo, porque es Él y sólo Él quien lleva a
cumplimiento la entera verdad del hombre”3 .

He aquí el título de nuestras reflexiones:


CRISTO revela al HOMBRE su vocación al AMOR.

2 cf. Prólogo del Evangelio de San Juan

3 p. 29

17
0.i “Por el hecho de que el Verbo de Dios se ha hecho carne, el cuerpo ha entrado, podría
decirse, por la puerta principal en la teología, es decir, en la ciencia que tiene como objeto la
divinidad”(HM 23:4)
0.2 “La Iglesia profesa que el matrimonio, como sacramento de la alianza de los esposos, es un «gran
misterio», ya que en él se manifiesta el amor esponsal de Cristo por su Iglesia. El Esposo es, pues, el
mismo Dios que se hizo hombre. La Iglesia se convierte en esposa: esposa de Cristo. La familia
misma es el «gran misterio» de Dios. Como «iglesia doméstica». El racionalismo moderno no soporta
el misterio. No acepta el misterio del hombre, varón y mujer, ni quiere reconocer que la verdad plena
sobre el hombre ha sido revelada en Jesucristo. Concretamente no tolera el «gran misterio»,
anunciado en la carta a los Efesios, y lo combate de modo radical”. (CF 19).

Pero ¿Por qué es tan importante el tema de la regulación de la natalidad? ¿Qué


llevó al Papa Pablo VI a tener esta postura tan radical, clara y contundente sobre
lo que la contracepción implica y provoca en la vida de los matrimonios
cristianos? “Comprendemos la urgente necesidad que tiene el mundo de que se
digan las cosas que se le dicen en estas catequesis. No olvidaré jamás lo que
sentí la mañana del 25 de marzo de 1984, durante el jubileo de las familias. En la
plaza más bella del mundo, en medio de un impresionante silencio resonó la voz
del Santo Padre que hablaba de un «desafío a Dios creador», que se eleva desde
la civilización contemporánea. La dignificación de la contracepción, de la
desenmascarada. No se trataba de libertad, ni de cultura del hombre, ni de
ejercicio responsable de la propia sexualidad, sino de escuchar la antigua voz [la
promesa de Satanás]: «sereís como dioses». Y las consecuencias de esta escucha
están ante los ojos de todos y no es necesario ni siquiera mencionarlas. Cuando
los profetas desenmascaraban la mentira de su pueblo llamando simplemente a
las cosas por su nombre, eran llamados enemigos de su pueblo, se buscaba
censurar su voz contraponiendo la voz de otros presuntos profetas que acariciasen
los oídos. Sucede y seguirá sucediendo: pero es Dios y por lo tanto el hombre lo
que está en cuestión. Y éste, a fin de cuentas, es el verdadero tema de todas las
catequesis 4. Dicho todo lo anterior, y para comprender en última instancia todas
las cuestiones de la vida humana - tal y como lo afirmó Paulo VI en Humanae
Vitae - hay que remitirnos a la enseñanza de Jesús acerca del matrimonio, pues
sólo en Él, el Esposo de la Iglesia, el hombre descubre la sublimidad de su
vocación, la cual, podrá tomar dos caminos que el mismo Cristo ha establecido:

El matrimonio cristiano
y la virginidad cristiana.

La Revelación cristiana conoce estos dos modos específicos de realizar


integralmente la vocación de la persona humana al amor. Tanto el uno como la
otra, en su forma propia, son una concretización de la verdad más profunda del
hombre, de su ‘ser imagen de Dios’ [como varón y mujer]” 5.

4 Carlo Caffarra Arzobispo de Ferrara-Comacchio (HM, p. 47)

5 Familiaris Consortio no. 11

18
2. «Antropología adecuada»
Significa el modo como el hombre
puede comprenderse a sí mismo en Cristo.

A través de la reflexión profunda en la verdad revelada por Dios y su


correspondencia con la experiencia humana elemental Juan Pablo II busca
desarrollar lo que él llama la antropología adecuada para poder descubrir el
significado del plan de Dios sobre el hombre.
• La antropología adecuada se apoya sobre la experiencia esencialmente
humana, oponiéndose al reduccionismo de tipo “naturalista”, que
frecuentemente corre parejo con la teoría evolucionista sobre los
comienzos del hombre 6. introducción

0.3 “«Pero al principio no fue así» (Mt 19,8). Estas palabras... constituyen en las catequesis una clave
teológica fundamental para comprender la «antropología adecuada» que brota de la palabra revelada,
y que concuerda con la «experiencia esencialemente humana». En la respuesta de Cristo a los
fariseos - remitiéndoles «al principio» - entrevemos la estructura misma de la identidad humana en las
dimensiones del misterio de la creación y, al mismo tiempo en la perspectiva del misterio de la
redención. Sin esto, no hay modo de construir una antropología teológica y, en su contexto, una
“teología del cuerpo”, de la que traiga origen también la visión plenamente cristiana del matrimonio y
de la familia”. (HM 23:3).
0.4 “Se comprende por qué se llega a la antropología adecuada a través de una antropología del
centro. «no se trata solamente del cuerpo... sino del hombre, que se expresa a sí mismo por medio de
ese cuerpo y en ese sentido “es”, por así decirlo, ese cuerpo... el cuerpo humano en toda su verdad;
se trata, por tanto, de un cuerpo impregnado, ante todo, de toda la realidad de la persona y de su
dignidad» (HM 55:2.4)” (HM p.27)
0.5 “la atribución del carácter esencialmente humano a la experiencia tiene dos significados
fundamentales. Significa cualidad de la experiencia contra toda reducción o incomprensión de la
misma: es un modo de experimentar la realidad de lo que es humano, es decir, ni puramente sensible,
ni puramente psíquico, ni puramente espiritual. Significa, además, el objeto de la experiencia contra
toda reducción o incomprensión de lo que es experimentado: el integrum humano”. (HM p.25)
0.6 “Experiencia connota un acto unificado y complejo, constituido ya sea por la dinámica sensible,
ya sea por la dinámica psíquica, ya sea por la dinámica intelectual. (HM, p.24) “...connota un contacto
directo e inmediato con el objeto”. (HM, p. 28)
0.7 “En este punto hay que hacer una importante precisión, acerca del objeto de la experiencia. ... lo
que yo experimento directa o indirectamente es el expresarse de la persona en sus actos, su realizarse
en la acción. En su acción conozco a la persona; el acto me hace entender el significado de la
persona”. (HM p.25)
La antropología adecuada se opone a todo tipo de fragmentación dualista.
divinidad y humanidad gozo y sufrimiento
teología y antropología Dios y ciencia
espiritualidad y sexualidad razón y fe
masculinidad y feminidad corazón y cabeza

6 HM 13, nota 1

19
• La historia del hombre oscila entre los opuestos. Encontramos equilibrio e
integración en la unidad del cuerpo y el alma, de la sexualidad y la
espiritualidad, Cristo es el equilibrio.

0.8 “La admirable síntesis paulina a propósito del «gran misterio» se presenta como el resumen, la
suma, en cierto sentido, de la enseñanza sobre Dios y sobre el hombre, llevada a cabo por Cristo.
Por desgracia el pensamiento occidental, con el desarrollo del racionalismo moderno se ha ido
alejando de esta enseñanza”. René Descartes “el filósofo que formuló el principio… «Pienso, luego
existo», ha marcado también la moderna concepción del hombre con el carácter dualista que la
distingue. Es propio del racionalismo contraponer de modo radical en el hombre el espíritu al cuerpo
y el cuerpo al espíritu. En cambio, el hombre es persona en la unidad de cuerpo y espíritu. El cuerpo
nunca puede reducirse a pura materia: es un cuerpo «espiritualizado», así como el espíritu está tan
profundamente unido al cuerpo que se puede definir como un espíritu «corporeizado». La fuente
más rica para el conocimiento del cuerpo es el Verbo hecho carne. Cristo revela el hombre al
hombre. Esta afirmación del Concilio Vaticano II, en cierto sentido, la respuesta, esperada desde
hacía mucho tiempo, que la Iglesia ha dado al racionalismo moderno”. (CF,19)
0.9 “He intentado unir siempre de manera armónica las cuestiones de fe, de pensamiento y del
corazón. No son campos separados. Cada uno de ellos se adentra y anima los otros. En esa
compenetración entre la fe, el pensamiento y el corazón, ejerce un influjo particular el asombro ante
el milagro de la persona, ante la semejanza del hombre con Dios, Uno y Trino, y la profunda relación
entre el amor y la verdad, el misterio de don recíproco y la vida que nace de él” (LV, pág.92).
0.i0 “... el camino pasa no tanto a través del ser y de la existencia como a través de las personas y
de su relación mutua, a través del «yo» y el «tú». Ésta es una dimensión fundamental de la existencia
del hombre, que es siempre una coexistencia… La vida humana entera es un «coexistir» en la
dimensión cotidiana - «tú» y «yo» - y también en la dimensión absoluta y definitiva: «yo»y «TÚ». La
tradición bíblica gira entorno a este TÚ, que en primer lugar es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el
Dios de los Padres y después el Dios de Jesucristo y de los apóstoles, el Dios de nuestra fe. Nuestra
fe es profundamente antropológica, está enraizada constitutivamente en la coexistencia, en la
comunión del pueblo de Dios, y en la comunión con ese eterno TÚ.” (CU pág. 56).

3. Verdad y ethos
del amor humano

Toda la enseñanza de estas catequesis está centrada en el tema de la verdad y


del ethos del amor humano.
• ¿Qué significa ethos? El ethos es la realización libre de la verdad de la
persona humana. Ethos también significa “lo propio de un pueblo, o de
una cultura”. Es por eso que san Juan Pablo habla del “ethos del
Evangelio”, es decir, de lo propio y de la novedad que nos trae la Buena
Nueva de Cristo.
• La «verdad» de la persona humana, aquello por la que la persona es lo que
es. ... el ser creado es un ser que continuamente es puesto por el acto
creador de Dios. Este es su ser. Dios es un ser personal, esta relación está
confiada a su libertad: un «ser» que «debe ser» realizado por la libertad.
• La verdad del hombre es que éste es un ser creado por amor y llamado al
amor; herido por haber rechazado su propia dignidad de hijo; y redimido
por un Amor tan grande que realiza su justicia por medio del perdón y
libera su libertad para poder amar sin medida.

20
• En el ethos podemos distinguir dos momentos fundamentales: el
conocimiento de la verdad del hombre en cuanto verdad que debe ser
realizada (ética); y este conocimiento en cuanto que toma forma en el acto,
en la «praxis» de la persona (ethos en sentido estricto).

En el mismo momento en el que


establezco una antropología,
establezco también un ethos.

No puede haber una ética verdadera que responda y proteja los anhelos del
corazón humano, a menos que no esté claramente fundamentada en una
antropología que brote de una visión integral del hombre de su altísima y sublime
vocación tanto natural y terrena como sobrenatural y eterna. introducción

Existen dos página bíblicas fundamentales en las que se trata sobre la verdad y el
ethos del amor humano a la luz del misterio de la creación:
Génesis i - tenemos una definición de hombre «de índole teológica»,
en el sentido de que «el hombre es allí definido, ante todo, en las
dimensiones del ser y existir». Esta definición consiste en decir que el
hombre es «a imagen y semejanza de Dios»: pero en ella entra ya la
corporiedad, desde un doble punto de vista. El punto de vista de la
dualidad sexual - «varón y mujer los creó» - y el de la procreación «creced
y multiplicaos» 7.
Génesis 2 - “es sobre todo en el segundo capítulo donde la
catequesis pontificia se detiene: es de ésta de la que brotan más
claramente algunos elementos constitutivos de una antropología
adecuada. ¿Cuáles son estos elementos constitutivos? Brotan de la
comprensión e interpretación de:

La soledad originaria de la persona humana


La unidad originaria del hombre-mujer
La desnudez originaria
La inocencia originaria

Si ésta es la verdad a la luz de la creación, el ethos, siempre a la luz de la


creación, es un ethos del don: la verdad está inscrita en el corazón de todo
hombre y toda mujer como exigencia incondicionada que interpela la libertad, la
cual es capacidad de del don. Esta verdad exige que no se consienta jamás la
reducción del otro ni a «objeto» de uso ni a objeto del que se obtiene placer.8

7 HM p.32

8 HM p.34

21
22
23
PARTE I

LAS PALABRAS DE CRISTO


24
HOMBRE ORIGINARIO
Cristo apela al principio

1. ¿Qué significa «desde el principio»?


Acercamiento a Génesis
Primer relato de la creación del hombre
Segundo relato de la creación del hombre

2. Misterio
«escondido desde el principio en Dios»
parte I
CICLO I
3. Significados del cuerpo
filial, esponsal y fecundo
Hermenéutica del don

4. Soledad originaria

5. Unidad originaria
Ser una sola carne HOMBR E
ORIGINARIO

6. Desnudez originaria

7. Inocencia originaria

25
EL PRINCIPIO
El hombre como creado
23 Catequesis 1 · 23 - Septiembre 5, 1979 a Abril 2, 1980

“Se acercaron a él algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron:


«¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?».
El respondió: «¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, los hizo
varón y mujer; y que dijo: "Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre
para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne"? De manera que ya no son
dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido». Le replicaron:
«Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se
separa?». El les dijo: «Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del
corazón de ustedes, pero al principio no era sí. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia
de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio».
Mateo 19, 3-9

Aquí Juan Pablo II reflexiona sobre el cuerpo, la sexualidad


y el matrimonio como lo experimentaron el hombre y la mujer
“en el principio”, antes del pecado. Debemos regresar a nuestro
“principios” o “inicios” (nuestra ‘prehistoria’ teológica) si queremos entender
quienes somos de acuerdo a lo que Dios pretende que seamos.

El «principio» es el misterio de la creación.


Y el misterio de la creación se medita, se reflexiona
«sobre el modo en que el hombre ha sido plasmado en el
misterio de la creación precisamente como varón y mujer».

Por medio de esa vuelta «al principio» se entrevé «la estructura misma de la
identidad humana en las dimensiones del misterio de la creación
y, a la vez, en la perspectiva del misterio de la redención».

Este es el primer elemento del “tríptico” que integra la


“antropología adecuada” de San Juan Pablo II
– su visión integral de la persona humana.

San Juan Pablo II ha querido decirle


al hombre, a cada hombre,
quién es: ha querido mostrarle
la entera verdad de su ser
a la luz del misterio de la creación
y del misterio de la redención.

26
parte I

HOMBRE ORIGINARIO CICLO I

Todo comienza con el diálogo de Jesús con los fariseos


en el capítulo 19 de san Mateo, en donde Cristo establece
que el plan de Dios sobre el hombre está contenido «en el principio».
¿Por qué Cristo, en el sermón de la montaña,
habla de manera tan fuerte y exigente? La respuesta es muy clara:
Cristo quiere garantizar la santidad del matrimonio y la familia,
quiere defender la plena verdad sobre la persona humana y su dignidad” 9.

Ante este hecho el Papa se plantea una pregunta:


HOMBR E
I.¿Qué significa «desde el principio»? ORIGINARIO
Acercamiento a Génesis

• Cristo no se contenta con una explicación basada en la Ley, sino que nos
reenvía dos veces al principio.
• Al comenzar con las palabras de Cristo, Juan Pablo II recuerda la
declaración antropológica-cristocéntrica específica:

“Cristo manifiesta plenamente


el hombre al propio hombre” 10

Cristo le indica al hombre histórico a mirar «el principio» (el hombre originario) como
su verdadera plenitud, y el don de la salvación da pie a la esperanza de que, al final
(el hombre escatológico), se dará algo incluso mayor que una vuelta al principio,
como una especie de «volver a casa», pero que es incluso una plenitud mayor que la
casa original, pues en el principio el hombre debía realizar su libertad ante la
propuesta de Dios de su Alianza de Amor; el hombre de la resurrección habrá
consumado y realizado su libertad, Cristo habrá ya triunfado en él y ya no habrá ni
siquiera la posibilidad para el hombre de la tentación de traicionar el amor de Dios.
• El «principio» es el origen.
• El hombre es allí definido ante todo en las dimensiones del ser y existir.
• Es creado «a imagen y semejanza de Dios».
• Existe como persona cuerpo y alma.
• Dualidad sexual - «varón y mujer los creó».
• Procreación - «creced y multiplicaos».
Primer relato de la creación del hombre
9 Carta a las familias 20

10 Gaudium et spes 22

27
Texto elohísta

Dijo Dios: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, según nuestra semejanza... Y


Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer.
Y los bendijo, diciéndoles: “Sean fecundos, multiplíquense”. Génesis 1, 26-28.

La definición del hombre debe ser teológica, ya que él es la única criatura creada a
imagen de Dios.
• Dios es llamado Eloím.
• Es un relato de carácter teológico-metafísico.
• Dios crea el universo y todo lo que contiene mediante Su Palabra: « Dijo
Dios »
• Al crear Dios ve que todo lo que ha hecho es « bueno ».
• Dios establece la relación entre fecundidad y bendición, es decir, para
Dios el conferirle a las criaturas la capacidad de la procreación es
otorgarles Su bendición.
• Al crear al hombre, Dios parecería como si hiciera un alto y deliberara
consigo mismo mediante expresar Su Palabra en plural y dice: «Hagamos».
• El hombre es creado a imagen y semejanza de Dios «imago Dei»,
poniendo énfasis en la diferenciación sexual como característica central
de la identidad humana que brota de ser imagen de Dios.
• La creación del hombre es siempre como varón y mujer.
• Dios ve al hombre que ha creado como «muy bueno».
• Dios llama al hombre a dominar la tierra y a todas sus criaturas, y le
confiere la bendición de la procreación.
• Dios establece el día de descanso consagrado a Él, que no significa que
Dios ahora descanse, pues Dios continúa su obra creadora. El Sabbath
Eterno comenzará al final de la historia.
• La clave central de la enseñanza de este relato Elohista del Génesis es la
pregunta que constituye el cimiento de toda la reflexión sobre el misterio
del hombre y su vocación.
• ¿Por qué Génesis 1,27 establece como característica prioritaria del
hombre como imago Dei la diferenciación sexual y no la inteligencia, la
voluntad, la libertad o alguna otra también propias de la naturaleza
humana?

i.i Aunque el hombre esté tan estrechamente unido al mundo visible, sin embargo la narración bíblica
no habla de su semejanza con el resto de las criaturas, sino solamente con Dios ("Dios creó al hombre
a imagen suya, a imagen de Dios lo creó... ": Gén 1, 27). En el ciclo de los siete días de la creación es

28
parte I
evidente una gradación precisa11; en cambio, el hombre no es creado según una sucesión natural, sino
que el Creador parece detenerse antes de llamarlo a la existencia, como si volviese a entrar en sí CICLO I
mismo para tomar una decisión: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza" (Gén
1, 26). (HM 2:3).
i.2 A pesar de esto también el hombre es cuerpo. El Génesis 1, 27 constata que esta verdad
esencial acerca del hombre se refiere tanto al varón como a la hembra: "Dios creó al hombre a su
imagen..., varón y hembra los creó” 12. Es necesario reconocer que el primer relato es conciso, libre de
cualquier huella de subjetivismo: contiene sólo el hecho objetivo y define la realidad objetiva, tanto
cuando habla de la creación del hombre, varón y hembra, a imagen de Dios, como cuando añade
poco después las palabras de la primera bendición; "Y los bendijo Dios, diciéndoles: Procread y
multiplicaos, y henchid la tierra; sometedla y dominad"(Gén 1, 28).. (HM 2:4).
i.3 El primer relato de la creación del hombre, que, como hemos constatado, es de índole teológica,
esconde en sí una potente carga metafísica. No se olvide que precisamente este texto del libro del
Génesis se ha convertido en la fuente de las más profundas inspiraciones para los pensadores que
han intentado comprender el "ser" y El “existir". (HM 2:5). HOMBR E
ORIGINARIO

Segundo relato de la creación


del hombre

Texto yahvista

“Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo y sopló en su nariz
aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo”. Génesis 2, 7

En el segundo relato de la creación las catequesis encuentran - entre otros - dos


«términos-clave» par reconstruir una antropología-ética adecuada: «solo» y «ayuda».
Esta es la narración mítica-simbólica de la creación del varón y la mujer, sus
experiencias de vida en el Edén, y su caída en el pecado. Penetra las experiencias
subjetivas del hombre y la mujer con gran precisión y nos sitúa ante el nacimiento de
la auto-conciencia, la libertad que Dios confiere al hombre para hacerlo sujeto de
alianza con Él y, por causa de esa Alianza, llamarle al amor humano fecundo física y
espiritualmente.
• Dios es llamado Yavhé Eloím.
• Es un relato de carácter subjetivo-psicológico.
• Pertenece al género narrativo de los mitos, es decir, esa narrativa inspirada
en la que los elementos que le dan forma contienen verdades sobre
realidades que, de otra manera, no podrían comprenderse.

11 Al hablar de la materia inanimada, el autor bíblico emplea diferentes predicados, como "separó, "llamó", "hizo", "puso". En cambio, al hablar de los seres dotados de vida, usa los
términos "creó" y "bendijo". Dios les ordena: "Procread y multiplicaos". Este mandato se refiere tanto a los animales com al hombre, indicando que les es común la corporalidad (cf.
Gén 1, 22-28). Sin embargo, la creación del hombre se distingue esencialmente en la descripción bíblica de las precedentes obras de Dios. No sólo va precedida de una introducción
solemne, como si se tratara de una deliberación de Dios antes de este acto importante, sino que, sobre todo, la dignidad excepcional del hombre se pone de relieve por la "semejanza"
con Dios, de quien es imagen. Al crear la materia inanimada Dios "separaba"; a los animales les manda procrear y multiplicarse; pero la diferencia del sexo está subrayada sólo
respecto al hombre ("varón y hembra los creó"), bendiciendo al mismo tiempo su fecundidad, es decir, el vínculo de las personas (Gén 1, 27-28).
Nota JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL Miércoles 12 de septiembre de 1979

12 El texto original dice: “Dios creó al hombre (ha-adam - sustantivo colectivo: ¿la "humanidad"?) / a su imagen; / a imagen de Dios los creó; / macho (zakar -
masculino) y hembra (unequebah - femenino) los creó" (Gén 1, 27). Nota JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL Miércoles 12 de septiembre de 1979

29
Todo lo que se dice del «hombre», antes de que aparezcan juntos los dos — varón y
mujer — se referirá a lo que es propio de todo hombre, es decir, de todo varón y de
toda mujer, pues como bien se concluye en Génesis 1 y el mismo Jesús establece
con total claridad en Mateo 19, el hombre siempre fue creado, desde el principio,
como varón y mujer.
• Dios sopla Su aliento de vida sobre el hombre y éste se convierte en un ser
viviente.
• El cuerpo revela al hombre. (HM 9:4)
• El hombre es cuerpo arcilla y espíritu aliento de vida.
• Es por medio de la experiencia de su propio cuerpo como el hombre
entiende quien es él y quien es Dios.
• El hombre es creado en el mundo visible como «cuerpo entre los cuerpos»
HM 7:1, y es mediante el cuerpo que el hombre se percibe distinto de
todas las demás criaturas.

i.4 “En efecto, el cuerpo, y solamente él, es capaz de hacer visible lo que es invisible: lo espiritual y lo
divino. Ha sido creado para transferir en la realidad visible del mundo el misterio escondido desde la
eternidad en Dios, y ser así su signo”. (HM 19:4)
i.5 “El hombre no es solamente un sujeto por su autoconciencia y autodeterminación, sino también
en base al propio cuerpo. La estructura de este cuerpo es tal que le permite ser el autor de una
actividad puramente humana. En esta actividad el cuerpo expresa a la persona. ... de manera que
evidencia quién es el hombre (y quien debería ser) gracias a la estructura de su conciencia y de su
autodeterminación”. (HM 7:2)
i.6 “El relato Yavhista lo expresa diciendo: “Entonces el Señor Dios modeló al hombre con arcilla del
suelo y sopló en su nariz un aliento de vida. Así el hombre se convirtió en un ser viviente”. (Genésis 2:7).
i.7 “El cuerpo, mediante el cual el hombre participa en el mundo creado visible, lo hace al mismo
tiempo consciente de estar «solo»”. (HM 6:3)

“Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al


hombre que había modelado. El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de
árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en
mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y del mal”. Génesis 8,9

• El hombre es puesto en el jardín para que lo labre y lo cuide.


• Dios establece una Alianza de amor con el hombre por medio de un
mandamiento de no comer del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal.

“El Señor Dios dio este mandato al hombre: «Puedes comer de todos los árboles
del jardín, pero del árbol de la ciencia del bien y del mal no debes comer, porque
cuando tú comieres de él, ciertamente morirás»”. Génesis 2, 16-17

i.8 “El árbol de la ciencia del bien y del mal, como expresión y símbolo de la alianza con Dios, rota en
el corazón del hombre, delimita y contrapone dos situaciones y dos estados diametralmente opuestos:
el de la inocencia original y el del pecado original, y a la vez del estado pecaminoso hereditario en el
hombre que deriva de dicho pecado. Sin embargo, las palabras de Cristo, que se refieren al

30
parte I
“principio”, nos permiten encontrar en el hombre una continuidad esencial y un vínculo entre estos
dos diversos estados o dimensiones del ser humano”. (HM 4:1) CICLO I

i.9 “Leemos en el libro del Génesis: «Dios impuso al hombre este mandamiento: “De cualquier árbol del
jardín puedes comer, más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que
comieres de él, morirás sin remedio”» (Gn 2, 16-17). Con esta imagen, la Revelación enseña que el
poder de decidir sobre el bien y el mal no pertenece al hombre, sino sólo a Dios. El hombre es
ciertamente libre, desde el momento en que puede comprender y acoger los mandamientos de Dios. Y
posee una libertad muy amplia, porque puede comer «de cualquier árbol del jardín». Pero esta libertad
no es ilimitada: el hombre debe detenerse ante el árbol de la ciencia del bien y del mal, por estar
llamado a aceptar la ley moral que Dios le da. En realidad, la libertad del hombre encuentra su verdadera
y plena realización en esta aceptación. Dios, el único que es Bueno, conoce perfectamente lo que es
bueno para el hombre, y en virtud de su mismo amor se lo propone en los mandamientos. La ley de
Dios, pues, no atenúa ni elimina la libertad del hombre, al contrario, la garantiza y promueve. (VS,35)

HOMBR E
Su existencia dependía totalmente de Dios. El sabía que era un ser limitado, por
ORIGINARIO
naturaleza propenso a la no existencia. De ahí, pudo entender «morirás» como
contraste de la experiencia originaria de recibir la vida como un don de su creador.

i.i0 “El significado originario de la soledad del hombre se basa en la experiencia de a existencia obtenida
del Creador. ... Pero el hombre, que en su conciencia originaria conoce exclusivamente la experiencia del
existir y por lo tanto de la vida”. (HM 7:3)
i.iI “... en cuanto él debe conscientemente discernir y elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la
muerte.” “El hombre está solo; esto quiere decir que él, a través de la propia humanidad, a través de
aquello que él es, queda al mismo tiempo constituido en una única, exclusiva e irrepetible relación
con Dios mismo” (HM 6:2).

“Entonces el Señor Dios modelo de la tierra todas las bestias del campo y todos los
pájaros del cielo y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada
ser vivo llevaría el nombre que Adán les pusiera. ... pero no encontró ninguno como
él, que le ayudase”. Gen 2, 18-20

• El hombre pone nombre a los animales, revelando así la pureza absoluta de


su percepción de la realidad. Esta pureza está sustentada y reflejada de
manera superlativa en la mutua fascinación del varón con la mujer en el
verse recíprocos en desnudez libre de toda amenaza o vergüenza.
• El hombre se da cuenta que ninguno de los animales es como él.
• Se establece que el hombre es un ser en relación, no es bueno que esté
solo.
• Su identidad es incomunicable y su relación con Dios es intransferible.

i.i2 “Es además significativo que el primer hombre (´adam), creado del «polvo de la tierra», sea
definido como un «varón» (´ ish) solamente después de la creación de la primera mujer. De este modo
cuando Dios-Yahvé pronuncia las palabras acerca de la soledad, las refiere a la soledad del «hombre»
en cuanto tal, y no solamente a la del varón” (HM 5:2)
i.i3 “esa soledad de la que nos habla el Génesis 2,18, puede convencernos de que se trata de la
soledad del «hombre» (varón y mujer), y no sólo de la soledad del hombre varón, producida por la

31
ausencia de la mujer. Parece, pues, basándonos en todo el contexto, que esta soledad tiene dos
significados: uno, que se deriva de la naturaleza misma del hombre, es decir, de su humanidad (y esto
es evidente en el relato de Gén 2), y otro, que se deriva de la relación varón-hembra, y esto es
evidente, en cierto modo, en base al primer significado. Un detallado análisis de la descripción parece
confirmarlo”. (HM 5:2)
i.i4 “...la descripción del primer pecado que en encontramos en el tercer capítulo del Génesis,
adquiere mayor claridad. Es obvio que esta descripción, que se centra en la transgresión de la
prohibición divina de comer “los frutos del árbol de la ciencia del bien y del mal”, debe ser
interpretada teniendo en cuenta el carácter específico del texto antiguo y, particularmente, el género
literario al que pertenece. ... el sentido fundamental y decisivo de aquel acontecimiento para las
relaciones entre el hombre y Dios y, en consecuencia, para la “situación” interior del mismo hombre,
para las recíprocas relaciones entre los hombres y, en general, para la relación del hombre con el
mundo. Juan Pablo II - septiembre 10, 1986.
i.i5 “Entenderemos mejor el carácter de esta herencia si analizamos el relato del tercer capítulo del
Génesis sobre el primer pecado. El relato comienza con el coloquio que el tentador, presentado en
forma de serpiente, tiene con la mujer. Este dato es completamente nuevo. Hasta ahora el libro del
Génesis no había hablado de que en el mundo creado existieran otros seres inteligentes y libres fuera
del hombre y de la mujer. La descripción de la creación en los capítulos 1 y 2 del Génesis se refiere, en
efecto, al mundo de los “seres visibles”. El tentador pertenece al mundo de los “seres invisibles”,
puramente espirituales, si bien, durante este coloquio, la Biblia lo presenta bajo forma visible. Esta
primera aparición del espíritu maligno en una página bíblica, es preciso considerarla en el contexto de
cuanto encontramos sobre este tema en los libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Singularmente
elocuente en este sentido es el libro del Apocalipsis, según el cual sobre la tierra es arrojado “el dragón
grande, la antigua serpiente (una alusión explícita a Gen 3), llamada Diablo y Satanás, que extravía a
toda la redondez de la tierra” (Ap 12, 9). Por el hecho de que “extravía a toda la redondez de la tierra”,
en otro texto se le llama “padre de la mentira” (Jn 8, 44) Juan Pablo II - septiembre 10, 1986.
• El hombre es capaz de comprender toda la realidad (el mundo material, las
personas, a sí mismo, a Dios) según su propia medida racional. La verdad
obtenida por la experiencia esencialmente humana es presencia
intencional de lo otro, de los otros y de uno mismo.
• Refiriéndose a la Revelación del «principio», contenida en los primeros
capítulos del Génesis, Juan Pablo II afirma que constituye, «la más antigua
descripción registrada de la auto-comprensión del hombre» y «primer
testimonio de la conciencia humana». (HM 3:1)
• En este contexto se habla de las «experiencia humanas originarias» (HM
11:1)... constituyen, por su profundidad ontológica, la raíz de toda
experiencia humana en cualquier momento de la historia. Poseen por tanto
un «significado fundante», en cuanto contienen las primeras y más básicas
auto-comprensiones del hombre.

Soledad originaria
Unidad originaria
Desnudez originaria
Inocencia originariA

i.i6 “Al hablar de las «experiencia humanas originarias», tenemos en la mente no tanto su lejanía en
el tiempo, cuanto más bien su significado fundante. ... están siempre en la raíz de toda experiencia
humana. ... están tan entrelazadas con las cosas ordinarias de la vida, que en general no nos damos
cuenta de su carácter extraordinario”.(HM 11:1)

32
parte I
2. Misterio «escondido desde el principio CICLO I
en Dios»

"Trinidad super esencial, infinitamente divina y buena,


custodia de la divina sabiduría de los cristianos, llévanos más allá de toda luz
y de todo lo desconocido hasta la cima más alta de las místicas Escrituras,
donde los misterios sencillos, absolutos e incorruptibles de la teología se
revelan en la tiniebla luminosa del silencio".
Con esta invocación13 comenzamos a recorrer un itinerario arduo
pero fascinante en la contemplación del misterio de Dios.

HOMBR E
• La Trinidad divina está en el origen del ser y de la historia, y se halla ORIGINARIO
presente en su meta última. Constituye el inicio y el fin de la  historia de la
salvación. 14
• La primera mirada sobre este horizonte nos la ofrece la página inicial de la
sagrada Escritura, que señala el momento en que la fuerza creadora de
Dios saca al mundo de la nada:  "En el principio creó Dios los cielos y la
tierra" (Gn 1, 1). Esta mirada se profundiza en el Nuevo Testamento,
remontándose hasta el centro de la vida divina, cuando san Juan, al inicio
de su evangelio, proclama:  "En el principio existía la Palabra y la Palabra
estaba con Dios, y la Palabra era Dios" (Jn 1, 1). Antes de la creación y
como fundamento de ella, la revelación nos hace contemplar el misterio
del único Dios en la trinidad de las personas: el Padre y su Palabra, unidos
en el Espíritu. ibid
• El autor bíblico que escribió la página de la creación no podía sospechar la
profundidad de este misterio. Mucho menos podía alcanzarlo la pura
reflexión filosófica, ya que la Trinidad está por encima de las posibilidades
de nuestro entendimiento, y sólo puede conocerse por revelación. ibid
• Y, sin embargo, este misterio que nos supera infinitamente es también la
realidad más cercana a nosotros, porque está en las fuentes de nuestro
ser. En efecto, en Dios "vivimos, nos movemos y existimos" (Hch 17, 28) y a
las tres personas divinas se aplica lo que san Agustín dice de Dios:  es
"intimior intimo meo" (Conf. III, 6, 11). En lo más íntimo de nuestro ser,
donde ni siquiera nuestra mirada logra llegar, la gracia hace presentes al
Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, un solo Dios en tres personas. El misterio
de la Trinidad, lejos de ser una árida verdad entregada al entendimiento,
es vida que nos habita y sostiene.
• Es amor en su vida íntima, donde el dinamismo trinitario es precisamente
expresión del amor eterno con que el Padre engendra al Hijo y ambos se
donan recíprocamente en el Espíritu Santo. Es amor en la relación con el
mundo, ya que la libre decisión de sacarlo de la nada es fruto de este amor

13 [de Dionisio el Areopagita, teólogo de Oriente (Teología mística I, 1)]

14 JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL Miércoles 19 de enero de 2000.

33
infinito que se irradia en la esfera de la creación. Si los ojos de nuestro
corazón, iluminados por la revelación, se hacen suficientemente puros y
penetrantes, serán capaces de descubrir en la fe este misterio, en el que
todo lo que existe tiene su raíz y su fundamento. ibid

Dios, en su vida íntima, «es amor», amor esencial,


común a las tres Personas diviNAS.

i.i7 “La verdad «Dios es amor» (1 Jn 4, 16), expresada en la primera Carta de Juan, posee aquí el
valor de clave de bóveda. Si por medio de ella se descubre quién es Dios para el hombre, entonces se
desvela también (en cuanto es posible que la mente humana lo capte y nuestras palabras lo expresen),
quién es Él en Sí mismo. Él es Unidad, es decir, Comunión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. El
Antiguo Testamento no reveló esta verdad de modo explícito, pero la preparó, mostrando la
Paternidad de Dios en la Alianza con el Pueblo, manifestando su acción en el mundo con la
Sabiduría, la Palabra y el Espíritu”. Juan Pablo II, Audiencia General, Miércoles 9 de octubre de
1985 - 6
i.i8 “Dios, pues, mediante la generación, en la absoluta unidad de la divinidad, es eternamente Padre
e Hijo. El Padre que engendra, ama al Hijo engendrado, y el Hijo ama al Padre con un amor que se
identifica con el del Padre. En la unidad de la Divinidad el amor es, por un lado, paterno y, por otro,
filial. Al mismo tiempo el Padre y el Hijo no sólo están unidos por ese recíproco amor como dos
Personas infinitamente perfectas, sino que su mutua complacencia, su amor recíproco procede en
ellos y de ellos como persona: el Padre y el Hijo “espiran” el Espíritu de Amor consustancial con ellos.
De este modo Dios, en la absoluta unidad de su Divinidad es desde toda la eternidad Padre, Hijo y
Espíritu Santo. El Símbolo “Quicumque” proclama: «El Espíritu Santo no es hecho, ni creado, ni
engendrado, sino que procede del Padre y del Hijo»”. Juan Pablo II, Audiencia General, Miércoles 20
de noviembre de 1985, 3
i.i9 “El Padre, pues, es en el misterio trinitario el «Principio-sin principio». «El Padre no ha sido
hecho por nadie, ni creado, ni engendrado». Es por sí solo el Principio de la Vida, que Dios tiene en Sí
mismo. Esta vida —es decir, la misma divinidad— la posee el Padre en la absoluta comunión con el
Hijo y con el Espíritu Santo, que son consustanciales con Él”. Juan Pablo II, Audiencia General,
Miércoles 23 de octubre de 1985
i.20 “En la vida de la Iglesia se puede descubrir el reflejo de la unidad y de la trinidad divina. En el
origen de esta vida se ve especialmente el amor del Padre, que tiene la iniciativa tanto de la creación
como de la redención, por la que él reúne a los hombres como hijos en su Hijo unigénito. Por eso, la
vida de la Iglesia es la vida de Cristo mismo, que vive en nosotros, dándonos la participación en la
misma filiación divina. Y esta participación es obra del Espíritu Santo, que hace que, como Cristo y
con Cristo, llamemos a Dios: «Abbá, Padre!» (Rm 8, 15)”. Juan Pablo II, octubre 9, 1991 - 5
i.2i El Espíritu Santo es amor personal como Espíritu del Padre y del Hijo. Por esto «sondea hasta las
profundidades de Dios», como Amor-don increado. Puede decirse que en el Espíritu Santo la vida
íntima de Dios uno y trino se hace enteramente don, intercambio del amor recíproco entre las
Personas divinas, y que por el Espíritu Santo Dios «existe» como don. El Espíritu Santo es pues la
expresión personal de esta donación, de este ser-amor. Es Persona-amor. Es Persona-don. Tenemos
aquí una riqueza insondable de la realidad y una profundización inefable del concepto de persona en
Dios, que solamente conocemos por la Revelación. DV, 10
i.22 “La verdad sobre Dios uno y trino es el más profundo misterio de la fe y también el más difícil de
comprender”. Juan Pablo II, Audiencia General, Miércoles 9 de octubre de 1985 - 8
i.23 “Se puede decir que Dios en su vida íntima «es amor» que se personaliza en el Espíritu Santo,
Espíritu del Padre y del Hijo. El Espíritu es llamado también Don”. Juan Pablo II, Audiencia General,
20 de noviembre de 1985, 4

34
parte I
i.24 “en el discurso pascual de despedida se llega —puede decirse— al culmen de la revelación
trinitaria. ... nos encontramos ante unos acontecimientos definitivos y unas palabras supremas, ... el CICLO I
gran mandato misional dirigido a los apóstoles y, por medio de ellos, a la Iglesia: «Id, pues, y haced
discípulos a todas las gentes», mandato que encierra, la fórmula trinitaria del bautismo: «bautizándolas
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Esta fórmula refleja el misterio íntimo de Dios
y de su vida divina, que es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, divina unidad de la Trinidad. ... se
expresa la fuerza vivificadora del Sacramento que obra la participación en la vida de Dios uno y trino,
porque da al hombre la gracia santificante como don sobrenatural. Por medio de ella éste es llamado
y hecho «capaz» de participar en la inescrutable vida de Dios”. DV 2,9

Precisamente porque el entendimiento humano no es capaz de comprender la


Esencia divina, no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios. Con una
razón particular se puede aplicar aquí la frase:
Si lo comprendes, no es Dios. HOMBR E
ORIGINARIO

3. Significados del cuerpo


Filial, esponsal y fecundo

• Dios es amor y el hombre ha sido creado a imagen y semejanza de ese


Dios que es Padre, es Hijo y es Espíritu Santo.
• El hombre es hijo creado, redimido por el Esposo, llamado a ser fecundo,
siendo santo.
• Ha sido llamado por medio de su cuerpo sexuado a vivir siendo imagen y
semejanza de Dios.

i.25 …los hombres se convierten en «templos de Dios», de Dios-Trinidad, porque es el Espíritu Santo
quien habita en ellos, como recuerda el Apóstol a los Corintios (cf. 1 Co 3, 16). Y Dios es santo y
santificante. Más aún, el mismo Apóstol especifica un poco más adelante: «¿O no sabéis que vuestro
cuerpo es santuario del Espíritu Santo que está en vosotros y habéis recibido de Dios?» (1 Co 6, 19).
Por consiguiente, la inhabitación del Espíritu Santo implica una especial consagración de toda la
persona humana (San Pablo subraya en ese texto su dimensión corpórea) a semejanza del templo.
Esta consagración es santificadora, y constituye la esencia misma de la gracia salvífica, mediante la
cual el hombre accede a la participación de la vida trinitaria en Dios 15.
i.26 Es preciso notar que la inhabitación del Espíritu Santo ―que santifica a todo el hombre, alma y
cuerpo― confiere una dignidad superior a la persona humana, y da nuevo valor a las relaciones
interpersonales, incluso corporales, como advierte san Pablo en el texto de la primera carta a los Corintios
que acabamos de citar (1 Co 6, 19) 16.

El cuerpo es templo de la Trinidad.

15 Juan Pablo II, Audiencia General Miércoles de 20 de marzo 1991 - 5

16 Juan Pablo II, Audiencia General Miércoles de 20 de marzo 1991 - 6

35
i.27 “Nuestros cuerpos entrañan un misterio. En ellos el espíritu se manifiesta y actúa. Están
llamados a ser cuerpos espirituales, como dice san Pablo (cf. 1 Co 15, 44). Podemos ahora
preguntarnos: Este destino del cuerpo, ¿puede iluminar las etapas de su camino? Si nuestro
cuerpo está llamado a ser espiritual, ¿no deberá ser su historia la de la alianza entre cuerpo y
espíritu? De hecho, lejos de oponerse al espíritu, el cuerpo es el lugar donde el espíritu
puede habitar. A la luz de esto se puede entender que nuestros cuerpos no son materia
inerte, pesada, sino que hablan, si sabemos escuchar, con el lenguaje del amor verdadero
La primera palabra de este lenguaje se encuentra en la creación del hombre. El cuerpo nos
habla de un origen que nosotros no nos hemos conferido a nosotros mismos. ‘Me has tejido
en el seno materno’, dice el salmista al Señor (Sal 139,13). Podemos afirmar que el cuerpo, al
revelarnos el Origen, lleva consigo un significado filial, porque nos recuerda nuestra
generación, que, a través de nuestros padres que nos han dado la vida, nos hace remontarnos
a Dios Creador. El hombre sólo puede aceptarse a sí mismo, sólo puede reconciliarse con la
naturaleza y con el mundo, cuando reconoce el amor originario que le ha dado la vida”
A la creación de Adán le sigue la de Eva. La carne, recibida de Dios, está llamada a hacer
posible la unión de amor entre el hombre y la mujer, y transmitir la vida. Los cuerpos de Adán
y Eva antes de la caída aparecen en perfecta armonía. Hay en ellos un lenguaje que no han
creado, un eros arraigado en su naturaleza, que los invita a recibirse mutuamente del
Creador, para poder así darse. Comprendemos entonces que el hombre, en el amor, es
«creado nuevamente». Incipit vita nova, decía Dante ( Vita Nuova i, 1), la vida de la nueva
unidad, de los dos en una carne. La verdadera fascinación de la sexualidad nace de la
grandeza de la apertura de este horizonte: la belleza integral, el universo de la otra persona y
del «nosotros» que nace de la unión, la promesa de comunión que allí se esconde, la
fecundidad nueva, el camino que el amor abre hacia Dios, fuente del amor. La unión en una
sola carne se hace entonces unión de toda la vida, hasta que el hombre y la mujer se
convierten también en un solo espíritu. Se abre así un camino en el que el cuerpo nos enseña
el valor del tiempo, de la lenta maduración en el amor. Desde esta perspectiva, la virtud de la
castidad recibe nuevo sentido. No es un «no» a los placeres y a la alegría de la vida, sino el
gran «sí» al amor como comunicación profunda entre las personas, que requiere tiempo y
respeto, como camino hacia la plenitud y como amor que se hace capaz de generar la vida y
de acoger generosamente la vida nueva que nace.
Cuando se lo separa de su sentido filial, de su conexión con el Creador, el cuerpo se rebela
contra el hombre, pierde su capacidad de reflejar la comunión y se convierte en terreno de
apropiación del otro. ¿No es, acaso, este el drama de la sexualidad, que hoy permanece
encerrada en el círculo estrecho del propio cuerpo y en la emotividad, pero que en realidad
sólo puede realizarse en la llamada a algo más grande? A este respecto, Juan Pablo II
hablaba de la humildad del cuerpo. Un personaje de Claudel dice a su amado: «Yo soy
incapaz de cumplir la promesa que mi cuerpo te hizo»; y sigue la respuesta: «El cuerpo se
rompe, pero no la promesa...» ( Le soulier de satin , día III, escena XIII). La fuerza de esta
promesa explica como la caída no fue la última palabra sobre el cuerpo en la historia de la
salvación. Dios ofrece al hombre también un camino de redención del cuerpo, cuyo
lenguaje se preserva en la familia. El hecho de que después de la caída Eva reciba el nombre
de madre de los vivientes testifica que la fuerza del pecado no consigue cancelar el lenguaje
originario del cuerpo, la bendición de vida que Dios sigue ofreciendo cuando el hombre y la
mujer se unen en una sola carne. La familia es el lugar donde se unen la teología del cuerpo
y la teología del amor. Aquí se aprende la bondad del cuerpo, su testimonio de un origen
bueno, en la experiencia del amor que recibimos de nuestros padres. Aquí se vive el don de sí
en una sola carne, en la caridad conyugal que une a los esposos. Aquí se experimenta la
fecundidad del amor, y la vida se entrelaza a la de las otras generaciones. Y es en la familia
donde el hombre descubre su carácter relacional, no como individuo autónomo que se
autorrealiza, sino como hijo, esposo, padre, cuya identidad se funda en la llamada al amor, a
recibirse de otros y a darse a los demás. Este camino de la creación encuentra su plenitud
con la Encarnación, con la venida de Cristo. Dios asumió el cuerpo, se reveló en él. El
movimiento del cuerpo hacia lo alto se integra aquí en otro movimiento más originario, el
movimiento humilde de Dios que se abaja hacia el cuerpo, para después elevarlo hacia sí.

36
parte I
Como Hijo, recibió el cuerpo filial en la gratitud y en la escucha del Padre y entregó este
cuerpo por nosotros, para engendrar así el cuerpo nuevo de la Iglesia. La liturgia de la CICLO I
Ascensión canta esta historia de la carne, pecadora en Adán, asumida y redimida por Cristo.
Es una carne cada vez más llena de luz y de Espíritu, cada vez más llena de Dios. Aparece así
la profundidad de la teología del cuerpo. Esta, cuando se lee en el conjunto de la tradición,
evita el riesgo de la superficialidad y permite captar la grandeza de la vocación al amor, que
es una llamada a la comunión de las personas en la doble forma de vida de la virginidad y el
matrimonio.
Discurso de Benedicto XVI al Instituto Juan Pablo II su XXX aniversario, el 13 de mayo de 2011

Para creer en el Hijo de Dios es preciso


encontrarlo como Hijo de Dios.17
HOMBR E
• En la relación de los cónyuges, ellos antes de ser amantes fecundos ORIGINARIO
primero son hijos del mismo Padre, hermanos familia de Dios.
• La experiencia corpórea y la alianza que Dios hace con el hombre —antes
de revelar la diferenciación sexual— constituye el fundamento del
significado filial del cuerpo, anterior y más fundamental que cualquier
significado del cuerpo que será eventualmente descubierto.
• Es por esto que entendemos que el significado filial del cuerpo tiene una
primacía sobre los significados esponsal y fecundo, no tanto
cronológicamente sino más bien en el orden del ser. Esto nos prepara para
comprender la grandeza de la vocación a la virginidad consagrada.
• El hombre ha sido creado para donarse a otro por medio de su cuerpo,
pero antes y sobre todo, fue creado para Dios. Aquí está la clave para
comprender el significado filial del cuerpo, pues la relación del hombre con
Dios se da tal como el hombre es, es decir, en cuerpo y alma. Y esto es
anterior o independiente de la diferenciación sexual.
• El significado filial constituye el fundamento de todo amor humano.
• El cuerpo humano creado para el amor es el fundamento de la relación
filial del hombre con Dios. En el mismo acto creador en que Dios hace al
hombre a su imagen y semejanza, lo hace un ser corpóreo y ese mismo
acto de la creación constituye ser el momento de la Alianza que Dios
ofrece al hombre de ser su Padre; del llamado esponsal al amor humano
que constituye la centralidad de su ser imago Dei y de la bendición de la
fecundidad inscrita en la diferenciación sexual.
• La experiencia del amor filial tiene también un hondo alcance teológico:
“En esto  consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a  Dios,
sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo como  víctima de
propiciación por nuestros pecados” (1 Jn 4,10). Admitir esta
dependencia, humana y divina, lejos de ser una humillación para el hombre
poderoso de la  técnica y del dominio del mundo, es una clave para
encontrar su verdadero sitio, en el cosmos, ante los demás y ante sí mismo.

17 Hombre - mujer El misterio Nupcial, Angelo Scola (Cristiandad, Madrid 2000) - P. 312

37
i.28 “En el misterio de la creación, el hombre y la mujer han sido «dados» por el Creador, de modo
particular, el uno para el otro, no solamente en la dimensión de la primera pareja humana y la primera
comunión de personas, sino en toda la perspectiva de la existencia del género humano y de la familia
humana. Dios «los creó varón y hembra»; en efecto, siempre los crea de este modo y siempre son así.
La comprensión de los significados fundamentales contenidos en el misterio mismo de la creación,
como el significado esponsal del cuerpo.(HM 18:4).

El significado esponsal del cuerpo es la capacidad de expresar amor con la cual el


hombre ha sido creado y, en consecuencia, llamado.
• El primer sentido del significado esponsal del cuerpo se refiere a la
capacidad del cuerpo “de expresar amor: ese amor precisamente en el que
el hombre persona se convierte en don y - mediante este don - realiza el
sentido mismo de su ser y existir” (HM 15:1).
• El segundo sentido del significado esponsal del cuerpo, que el Papa llama
«afirmación de persona», consiste en la acogida del don.

i.29 “Con esa conciencia del significado del propio cuerpo, el hombre entra en el mundo como sujeto de
verdad y amor. Gn.2, 23-25 relata casi la primera fiesta de la humanidad en toda la plenitud originaria de la
experiencia del significado esponsal del cuerpo... el fruto de la Verdad y del Amor que se ha revelado «al
principio», no es la Muerte, sino la Vida, no la destrucción del cuerpo del hombre creado a imagen de Dios,
sino más bien «la llamada a la gloria» (cf. Rom 8,30) (HM 19:6).
i.30 “Si Cristo ha revelado al hombre y a la mujer, por encima de la vocación al matrimonio, otra
vocación - la de renunciar al matrimonio por el reino de los cielos -, con esta vocación ha puesto de
relieve la verdad misma sobre la persona humana. Si un hombre o una mujer son capaces de darse
como don por el reino de los cielos, esto prueba, a su vez, (y quizás aún más) que se da la libertad del
don en el cuerpo humano. Quiere decir que este cuerpo posee un pleno significado
«esponsal».” (HM 15:5)
i.3I “El don revela, por decirlo así, una particular característica de la existencia personal, más aún, de
la misma esencia de la persona. Cuando Dios Yahvé dice que «no es bueno que el hombre esté
solo» (Gén 2, 18), afirma que por sí «solo», el hombre no realiza totalmente esta esencia. Solamente la
realiza existiendo «con alguno», y aún más profundamente y más completamente: existiendo «para
alguno»”. (HM 14:2).
i.32 “El tríptico soledad-unidad-desnudez originaria, nos ayuda a comprender lo que es
esencialmente humano en el hombre, expresado por el «significado esponsal» del cuerpo humano: el
significado específico de la antropología adecuada. “El cuerpo humano no es solamente fuente de
fecundidad, esto es, de procreación, sino que «desde el principio» tiene un carácter esponsal. ...es
capaz de expresar el amor con el que [la persona] se convierte en don verificando el profundo sentido
del propio ser y del propio existir” (HM 32:1).
i.33 “El descubrimiento del significado esponsal del cuerpo... es también beatificante y, como tal,
manifiesta, en definitiva, toda la realidad de esa donación, de la que hablan las primeras páginas del
Génesis. [… El] significado «esponsal»... constituye el componente fundamental de la existencia
humana en el mundo” (HM 15:5).

38
parte I
• La determinación biológica constituye la capacidad procreadora, es decir,
CICLO I
el significado fecundo del cuerpo, y determina la altísima vocación sublime
de la persona a la paternidad y la maternidad, la cual es primordialmente
una fecundidad espiritual que se realiza tanto en el matrimonio como en la
virginidad consagrada.
• La diferencia sexual es el signo que manifiesta que el hombre ha sido
creado como don, creado a imagen y semejanza de Dios. Esta perspectiva
incluye, en sí misma y por naturaleza, el significado fecundo del cuerpo
apto para la procreación.
• El Espíritu Santo - que, como espíritu del Resucitado, es inseparable de
Cristo - muestra así que el dinamismo de la fecundidad es intrínsecamente
constitutivo del amor de los dos. En la misma vida de la Trinidad, el Padre y
el Hijo se aman con un amor mutuo que es la Persona del Espíritu; HOMBR E
análogamente, en el amor humano, de la diferencia entre el hombre y la ORIGINARIO
mujer en la identidad personal brota, como factor intrínseco, la
fecundidad.18

i.34 “«Existen muchas razones para entrever estos dos caminos diversos - dos vocaciones diferentes
de vida en la mujer- una profunda complementariedad e incluso una profunda unión en el interior de
la persona»” MD 21. “La dimensión esponsal de la mujer se realiza plenamente en María, Virgen-
Esposa-Madre”. (H-M, p.50, 51 )
i.35 “La imagen paulina nos permite afirmar que la Iglesia es ante Dios como su interlocutor
femenino, y de Él recibe toda su fecundidad” (H-M, p.44 )
i.36 “El «conocimiento», del que habla Gn 4,1, es el acto que origina el ser, o sea, en unión con el
Creador, establece un nuevo hombre en su existencia”. (HM 21:6)
i.37 “…cada hombre lleva en sí el misterio de su "principio" íntimamente unido al conocimiento del
significado generador [fecundo] del cuerpo. El Génesis 4, 1-2 parece silenciar el tema de la relación
que media entre el significado generador y el significado esponsal del cuerpo. […] En cambio,
permanece en primer plano el hecho de que "Adán se unió (conoció) a Eva, su mujer, que concibió y
parió". Este es precisamente el umbral de la historia del hombre. Es su "principio" en la tierra. El
hombre, como varón y mujer, está en este umbral con la conciencia del significado generador
[fecundo] del propio cuerpo: la masculinidad encierra en sí el significado de la paternidad, y la
feminidad el de la maternidad. (HM 22:6)
i.38 “Cristo inaugura una nueva forma de fecundidad que no se identifica con la procreación
humana. Se trata de la fecundidad por el Reino, que se convierte en signo escatológico de la
nupcialidad [esponsalidad] entre Cristo y la Iglesia. Una fecundidad, o esponsalidad, virginal, que para
nada es asexuada”. (H-M, p.44 )

El pecado jamás destruirá


el significado filial, esponsal y fecundo
del cuerpo, la libertad necesaria
para descubrirlo y realizarlo, ha sido herida.

18 Hombre - mujer El misterio Nupcial, Angelo Scola (Cristiandad, Madrid 2000) - P. 350

39
Hermenéutica del don

Una dimensión nueva, un nuevo criterio de comprensión y de interpretación,


que llamaremos «hermenéutica del don».
La dimensión del don decide sobre la verdad esencial y sobre
la profundidad del significado de la originaria soledad·unidad·desnudez.
[que] está en el corazón mismo del misterio de la creación 19.

• El don es «criterio esencial de entendimiento y de interpretación» en la


«antropología adecuada» de Juan Pablo II. (Ver HM p.117). El hombre puede
entenderse en su esencia más profunda sólo a través de la «hermenéutica
del don».

A la luz de la hermenéutica del don, la misma Creación es ya una primera donación


fundamental y originaria.
• Dios crea al hombre para compartir su vida. Es el absolutamente gratuito
«don» de la creación.
• Dios inicia la donación de sí mismo creando al hombre a su imagen y como
alguien “una criatura que Dios ha querido por sí misma y que, al mismo
tiempo, no puede encontrar su plenitud si no es mediante el don de sí”.

i.39 «Don», la vida según el Espíritu - la ‘autodonación’ de Dios en la creación. Cuando Dios afirma
la bondad de la creación, vemos que Él “no tiene otra razón para crear que su amor y su bondad”.
CIC 293
i.40 El hombre es la “única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí mismo, no puede
encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”. GS 24
i.4I “El hombre aparece en el mundo visible como la más alta expresión del don divino, porque lleva
en sí la dimensión interior del don” (HM 19:3).
i.42 “El concepto de «donar» no puede referirse a la nada. Este concepto señala al que dona y al que
recibe el don, y también la relación que se establece entre ellos” (HM 13:4).
i.43 “La santidad, por otra parte, se mide según el «gran misterio», en el que la Esposa responde con
el don del amor al don del Esposo” (MD 27).
i.44 “«Dios creó al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó» (Gn1,27) En el relato de la
creación del mundo visible el donar tiene sentido solamente respecto al hombre. En toda la obra de la
creación sólo de él se puede decir que ha sido agraciado por un don: el mundo visible ha sido creado
«para él»” (HM 13:4).
i.45 “...«afirmación de persona», es decir, literalmente, la capacidad de vivir el hecho de que el otro
es, por medio del cuerpo, alguien amado por el Creador «por sí mismo», es decir, único e irrepetible:
alguien elegido por el eterno Amor eterno. La «afirmación de la persona» no es otra cosa que la
acogida del don” (HM 15:4).
i.46 “… cuando Cristo nuestro Señor ruega al Padre ‘que todos sean una sola cosa… como Yo y Tú
somos una sola cosa’ (Jn 17, 21-22), abriéndonos perspectivas cerradas a la razón humana, nos ha

19 HM 13:2

40
parte I
sugerido una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en
la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que CICLO I
Dios ha amado por sí mismo, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega de sí
mismo a los demás” GS, 24
i.47 “El don revela, una particular característica de la existencia personal, de la misma esencia de la
persona... (HM 14:2)

El mundo es un don para el hombre,


y el hombre un don para el mundo.

4. Soledad originaria
HOMBR E
El hombre es consciente de que está «solo», y esta consciencia ORIGINARIO
la alcanza frente a los animales: el hombre se separa de ellos totalmente.
Esta conciencia de la soledad expresa la conciencia de sí mismo
como sujeto, es decir, de ser capaz de elecciones libres y, por lo tanto,
de autodeterminarse; de estar en una relación única, exclusiva e irrepetible
con Dios («sujeto de la Alianza y partner del absoluto»).
Esta conciencia implica también la consciencia
«del sentido del propio cuerpo». Es en su soledad en donde el hombre busca
y exige la respuesta a la pregunta: ¿Quién soy?

“Después dijo el Señor Dios: “No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle
una ayuda adecuada” Génesis 2-18.

• El hombre se percibe como distinto de los demás seres creados por medio
de su conciencia de superioridad.
• El hombre, es decir, la persona humana sin referencia al sexo, el ‘adam’, se
encuentra solo. Esto significa que su identidad es intransferible.
Encontrarse solo no significa encontrarse abandonado. Dios jamás hizo al
hombre solamente varón ni tampoco hizo solamente un ser humano solo al
momento de la creación. Dios creó al hombre como un ser en relación,
imagen y semejanza de un Dios que es, en sí mismo, comunión, amor,
relación.

i.48 “El hombre “se encuentra desde el primer momento de su existencia frente a Dios casi como a
la búsqueda de la propia entidad; se podría decir: a la búsqueda de la definición de sí mismo. Un
contemporáneo diría: en búsqueda de la propia «identidad»” (HM 5:5).
i.49 “Por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es
solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y entrar en
comunión con otras personas” (CIC 357).
i.50 “El hombre ‘adam’ , habría podido, basándose en la experiencia del propio cuerpo, llegar a la
conclusión de ser sustancialmente semejante a los otros seres vivientes (animalia). Y, sin embargo,
según leemos,...ha llegado a la persuasión de estar «solo»” (HM 6:3).

41
• Cuando Dios dice “no es bueno que el hombre esté solo” no significa que
Dios se haya equivocado al crear un hombre solo y ahora tenga que
enmendar su error. Lo que Dios dice es una verdad antropológica del ser
humano, es decir, que precisamente no es bueno que ninguna persona
humana esté sola; el hombre es un ser-en-relación.
• La soledad originaria tiene un doble significado: Primero, el que es intrínseco
a la naturaleza del hombre, es decir, el que es existencial, por el cual el
hombre se encuentra solo frente a Dios … y como está frente a Dios, está
solo con Dios. Segundo, el que nace de la relación varón-mujer.
• El hombre descubre su soledad mediante el cuerpo antes de la
diferenciación sexual.

i.5I “«El hombre está solo»; y esto se presenta como un problema antropológico fundamental
anterior, en cierto sentido, al propuesto por el hecho de que este hombre sea varón y mujer. Este
problema es anterior no tanto en sentido cronológico cuanto en el sentido existencial: es anterior «por
naturaleza»” (HM 5:3).

• Es en la experiencia de la soledad que tiene el conocimiento y la conciencia


del significado del cuerpo.
• Dios establece su primera alianza con el hombre al pedirle que trabaje la
tierra, la someta y la domine.
• La soledad del hombre le hace descubrirse a sí mismo como sujeto, y
busca el hombre encontrar la propia identidad por medio del
autoconocimiento.

i.52 “Soledad significa también subjetividad del hombre, la cual se constituye a través del
autoconocimiento. El hombre está solo porque es «diferente» del mundo visible, del mundo de los seres
vivientes... el hombre «se distingue» frente a Dios-Yahvé de todo el mundo de los seres vivientes
(animalia) con el primer acto de autoconciencia, y… por tanto se revela a sí mismo y a la vez se afirma en
el mundo visible como «persona»” (HM 5:6).

• El cuerpo expresa la diferencia del hombre con respecto a los animales, su


subjetividad, y su llamado a la comunión con Dios y con “otro” como él
mismo.
• El hombre fue creado «a imagen de Dios» para ser, un «partner del
Absoluto». Por tanto, el hombre no es sólo Imago Dei (imagen de Dios)
sino Capax Dei (capaz de Dios, es decir, creado para la relación con Dios)

i.53 “¿Quién es el Padre?. A la luz del testimonio definitivo que hemos recibido por medio del Hijo,
Jesucristo, tenemos la plena conciencia de la fe de que la paternidad de Dios pertenece ante todo al
misterio fundamental de la vida íntima de Dios, al misterio trinitario. El Padre es Aquel que
eternamente engendra al Verbo, al Hijo consustancial con Él. En unión con el Hijo, el Padre
eternamente «espira» al Espíritu Santo, que es el amor con el que el Padre y el Hijo recíprocamente
permanecen unidos (Cf. Jn 14, 10)”. Juan Pablo II, Audiencia General, Miércoles 23 de octubre de
1985 - 4

42
parte I
i.54 “Pero sobretodo, sin ese significado, tan profundo, de la soledad originaria del hombre, no
puede ser ni entendida ni interpretada correctamente la entera situación del hombre creado «a CICLO I
imagen de Dios»; la situación de la primera, mejor, de la primitiva Alianza con Dios”. (HM 6:1)

• Y lo más importante: Es en la experiencia de la soledad que el hombre se


reconoce, antes que todo, como hijo de Dios. Esto es lo más fundamental
de la identidad humana y la base más profunda de su dignidad:

El hombre, siempre como varón y mujer,


ha sido creado para ser hijo de Dios.

i.55 “El hombre se manifiesta a sí mismo “como sujeto de la Alianza, esto es, sujeto, constituido como HOMBR E
persona, constituido a medida de «partner del Absoluto» en cuanto él debe conscientemente discernir y ORIGINARIO
elegir entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte. Las palabras del primer mandamiento de Dios-Yahvé
(Gén 2, 16-17) que hablan directamente de la sumisión y dependencia del hombre-creatura de su
Creador, revelan precisamente de modo indirecto este nivel de humanidad como sujeto de la Alianza y
“partner del Absoluto”. El hombre está solo: esto quiere decir que él, a través de la propia humanidad, a
través de lo que él es, queda constituido al mismo tiempo en una relación única, exclusiva e irrepetible con
Dios mismo” (HM 6:2).
i.56 “La soledad originaria no significa solamente que a Adán le faltaba Eva. La soledad originaria
no es un mero déficit que sería eventualmente llenado con la creación de la mujer. Para San Juan
Pablo II, la experiencia de la soledad originaria permanece incluso después de que Eva entra en la
escena del Jardín. La soledad originaria es una experiencia esencial del ser humano, varón y mujer;
permanece a la raíz de cualquier otra experiencia humana y acompaña al hombre a través de toda su
vida … La soledad originaria es, por tanto, otra forma de expresar la particular dignidad humana, la
cual, se basa en el privilegio único de ser hecho a imagen y semejanza de Dios, como su compañero
en un diálogo de amor. El hombre es el único ser en la Tierra a quien Dios le trata como un padre
trata a un hijo. En una sola palabra, la soledad originaria significa la especial relación que el hombre
tiene con su Creador”20.
• Por lo tanto, la conclusión central de la experiencia de la soledad originaria
es que antes de que él sea para ella y ella para él, él y ella son para Dios.
Este es el más profundo significado que la experiencia de la soledad
originaria del relato de Génesis nos hace comprender.

i.57 “El hombre está solo en su estupor entre otros muchos seres incapaces de estupor. Este estupor
[este maravillarse y llenarse de admiración y gratitud] que lleva al hombre a buscar su propia identidad
es tanto un descubrimiento como una expresión de su soledad originaria frente a Dios. En las
palabras de San Agustín: «Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón jamás descansará hasta que
no descanse en ti»”21

20 CARL ANDERSON & JOSÉ GRANADOS, Called to Love, Approaching John Paul II’s Theology of the Body, Doubleday Publishing

21 CARL ANDERSON & JOSÉ GRANADOS, Called to Love, Approaching John Paul II’s Theology of the Body, p. 27

43
5. Unidad originaria

En el relato Yavhista mítico-simbólico del capítulo 2 de Génesis,


queda manifiesta la relacionalidad propia del ser humano cuando,
después de establecer su relación filial fruto de la Alianza propuesta
por Dios —la cual es anterior a la diferenciación sexual y constituye ser
el núcleo medular de la identidad humana— ahora esta relación con Dios
mismo incluye la experiencia fascinante del amor humano,
del mutuo estupor que el varón y la mujer experimentan delante de
la belleza del otro, lo cual incluso les permite descubrir la fecundidad
de ese amor por medio de las palabras de YahvéDios que afirman que
“por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer,
y los dos serán una sola carne” (Gn 2, 24). Queda ratificada la verdad
antropológica de que no es bueno que ningún varón ni ninguna mujer estén
sin otra persona; no es bueno que nadie esté abandonado;
no es bueno que el varón no tenga consigo a la mujer
y no es bueno que la mujer no tenga consigo al varón.
Descubre su propio ser-comunión en la relación con el otro ser humano
similar a sí mismo, pero insuperablemente distinto. No obstante, no hay que
olvidar que la soledad existencial frente a Dios, la soledad·con·Dios,
permanece como experiencia filial de cada persona durante toda su vida.

“Entonces el Señor Dios hizo caer sobre el hombre un profundo sueño, y cuando este
se durmió, tomó una de sus costillas y... con la costilla que había sacado del hombre,
el Señor Dios formó una mujer y se la presentó al hombre. El hombre exclamó: “¡Esta
sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!” Génesis 2, 21-23.

• No es bueno que el hombre esté solo. El hombre es un ser “en relación”.


• El profundo sueño del ‘adam no significa haberse dormido tal y como el
hombre de hoy pasa del estado consciente al inconsciente.
• El sueño profundo en el que cae el hombre constituye una acción directa
de Dios que quiere comunicar una verdad y experiencia fundamental del
hombre. La palabra hebrea tardemah’22 indica el retorno del ser al no-ser.
• El ‘adam al ser “aniquilado” o como “des-creado” despierta como una
nueva realidad, como varón y mujer.
• La ayuda adecuada que es la mujer para el varón y el varón para la mujer
representa una correspondencia exacta, una unidad en la diversidad.
• El símbolo de la costilla o, mejor dicho, el costado, significa que el varón y
la mujer comparten la misma humanidad.

22 «Sopor» (tardemah) es el término que aparece en la Sagrada Escritura, cuando durante el sueño o directamente después de éste deben suceder
acontecimientos extraordinarios. Los Setenta traducen tardemah por ékstasis (un éxtasis).

44
parte I
El hombre ‘adam es creado
CICLO I
definitivamente como varón y mujer ´ish-´ishshah.

i.58 “el hombre (‘adam) cae en aquel «sopor» para despertarse «varón» y «hembra». En efecto, por
primera vez en Gn 2,23 nos encontramos con la distinción ‘ish-‘ishshah. ...la analogía del sueño
indica aquí no tanto un pasar de la conciencia a la subconsciencia, cuanto una específica vuelta al no
ser, o sea, al momento que antecede a la creación, para que desde él, por la iniciativa creadora de
Dios, el «hombre» solitario pueda volver a emerger en su doble unidad de varón y hembra”. (HM 8:3).
i.59 “«Esta vez sí que es carne de mi carne y hueso de mis huesos» (Gn 2, 23). En no menor medida
las palabras citadas se refieren también a la humanidad del hombre varón. Éstas deben leerse en el
contexto de las afirmaciones hechas antes de la creación de la mujer, en las cuales, aun no existiendo
todavía la «encarnación» del hombre, ella es definida como «ayuda similiar a él». (HM 8:4)
i.60 [GI] no conoce el problema de la soledad originaria del hombre, en efecto, desde el principio HOMBR E
es «varón y hembra»... el hecho de que el hombre sea «cuerpo» pertenece a la estructura del sujeto ORIGINARIO
personal más profundamente que el hecho de que él también sea en su constitución somática varón o
hembra. Por eso el significado de la soledad originaria, que puede ser referido simplemente al
«hombre», es substancialmente anterior al significado de la unidad originaria; en efecto, esta última se
basa en la masculinidad y en la feminidad, casi como sobre dos diferentes «encarnaciones», es decir,
sobre dos modos de «ser cuerpo» del mismo ser humano, creado «a imagen de Dios» (Gn 1,
27)” (HM 8:2).
i.6i “... el camino pasa no tanto a través del ser y de la existencia como a través de las personas y de
su relación mutua, a través del «yo» y el «tú». Ésta es una dimensión fundamental de la existencia del
hombre, que es siempre una coexistencia… La vida humana entera es un «coexistir» en la dimensión
cotidiana - «tú» y «yo» - y también en la dimensión absoluta y definitiva: «yo» y «TÚ». La tradición
bíblica gira entorno a este TÚ, que en primer lugar es el Dios de Abraham, Isaac y Jacob, el Dios de
los Padres y después el Dios de Jesucristo y de los apóstoles, el Dios de nuestra fe. Nuestra fe es
profundamente antropológica, está enraizada constitutivamente en la coexistencia, en la comunión
del pueblo de Dios, y en la comunión con ese eterno TÚ.” (CU pág. 56).

• El significado de la experiencia de soledad originaria se constituye como la


intrínseca apertura y espera del hombre a vivir en communio personarum,
mediante su relación filial con Dios y, por consiguiente, con los demás
hombres, particularmente con la persona de otro sexo en el matrimonio.
• El hombre es constitutivamente un ser en relación, un ser que está hecho
“para el otro”. Esta característica está inscrita en el cuerpo humano y es
precisamente por medio de éste que se comienza a comprender la
perspectiva originaria del amor.

i.62 “podemos deducir que el hombre se ha convertido en "imagen y semejanza" de Dios no sólo a
través de la propia humanidad, sino también a través de la comunión de las personas, que el hombre y
la mujer forman desde el comienzo. La función de la imagen es la de reflejar a quien es el modelo,
reproducir el prototipo propio. El hombre se convierte en imagen de Dios no tanto en el momento de
la soledad, cuanto en el momento de la comunión. Efectivamente, él es "desde el principio" no sólo
imagen en la que se refleja la soledad de una Persona [el Padre] que rige al mundo, sino también y
esencialmente, imagen de una inescrutable comunión divina de Personas [la Trinidad]. (HM 9-3)

45
i.63 “Esta norma del existir como persona [existiendo «con alguno» y… «para alguno»] es mostrada en
el libro del Génesis como característica de la creación, precisamente mediante el significado de estas
dos palabras: «solo» y «ayuda». Son justo éstas las que indican lo fundamental y constitutiva que es
para el hombre la relación y la comunión de las personas. Comunión de las personas significa existir
en un recíproco «para», en una relación de recíproco don. Y esta relación es, precisamente, el
cumplimiento de la soledad originaria del «hombre»”. (HM 14:2)

• La communio personarum en la que el hombre ha sido creado constituye


la característica primordial de su Imago Dei, pues la realidad del hombre
como un ser creado «en relación» pertenece a la misma realidad del Dios
que es amor. El hombre participa de la misma relacionalidad intrínseca
en la Santísima Trinidad.
• La unidad originaria del hombre, como varón y mujer, se da en el cuerpo
humano que es “carne de mi carne y hueso de mis huesos”.

Parece decir:
“¡He aquí un cuerpo que expresa la «persona»!”23

i.64 “Las primeras palabras del hombre del Génesis, cap. 2, 23, a la vista de la mujer creada por
Dios, expresan el estupor y la admiración, más aún, expresan su fascinación” (HM 109:5).
• El cuerpo humano revela la persona.
• La diferencia sexual es constitutiva de la persona humana.
• La persona es sexuada, varón o mujer.
• La masculinidad y la feminidad son dos modos distintos de ser cuerpo, de
ser persona.
• La sexualidad es mucho más allá que esa fuerza misteriosa del cuerpo que
obra casi en virtud del instinto.
• La sexualidad expresa que el hombre busca siempre superar su soledad
que implica acoger la soledad del otro como si fuese propia.

i.65 “Esto es el cuerpo: testigo de la creación como un don fundamental y, por tanto, testigo del
Amor como manantial del que ha nacido este mismo donar. La masculinidad-feminidad - es decir,
el sexo- es el signo originario de una donación... Este es el significado con el que el sexo entra en la
teología del cuerpo” (HM 14:4)

«Ser una sola carne»

El llegar a ser una sola carne se refiere ‘sin lugar a duda’ al acto conyugal 24.
Pero no podemos contentarnos con quedarnos en la superficie de la
sexualidad humana. Necesitamos siempre ver en la diferencia sexual,

23 HM 14:4.

24 Ver HM 10:2

46
parte I
el llamado no sólo a la unión de los cuerpos, sino a la «comunión de
CICLO I
personas», que nos obliga desde el «principio»
a vislumbrar la plenitud y la profundidad que el hombre y la mujer
deben constituir a la luz de la revelación del cuerpo.

Es «El Cuerpo del Esposo» quien


se entrega en la comunión a cada persona,
para ser «una sola carne».
La comunión esponsal a la que todos
estamos llamados por Dios, se “encarna”
en el Gran Misterio de la Eucaristía. HOMBR E
ORIGINARIO
i.66 “... la necesidad... de darse a otra persona y unirse a ella, es más profunda y está ligada al ser
espiritual de [la persona humana]. La unión [sexual] con otro ser humano no le satisface totalmente.
Visto bajo la perspectiva de la vida eterna de la persona, el matrimonio no es más que una tentativa
de solución del problema de la unión de las personas en el amor” (AR, pág.289).
i.67 “Si el hombre pertenece «por naturaleza» al padre y la madre gracias a la generación, «se une»
en cambio a la mujer (o al marido) por elección” (HM 10:3)
i.68 El Génesis 2, 23-25 nos permite deducir que la mujer, la cual en el misterio de la creación fue
"dada" al hombre por el Creador, es "acogida", o sea, aceptada por él como don, gracias a la inocencia
originaria. El texto bíblico es totalmente claro y límpido en este punto. Al mismo tiempo, la
aceptación de la mujer por parte del hombre y el mismo modo de aceptarla se convierten como en
una primera donación, de suerte que la mujer donándose (desde el primer momento en que en el
misterio de la creación fue "dada" al hombre por parte del Creador) "se descubre" a la vez "a sí
misma", gracias al hecho de que ha sido aceptada y acogida, y gracias al modo con que ha sido
recibida por el hombre. Ella se encuentra, pues, a sí misma en el propio donarse ("a través de un don
sincero de sí", Gaudium et spes, 24), cuando es aceptada tal como la ha querido el Creador, esto es,
"por sí misma", a través de su humanidad y feminidad; cuando en esta aceptación se asegura toda la
dignidad del don, mediante la ofrenda de lo que ella es en toda la verdad de su humanidad y en toda
la realidad de su cuerpo y de su sexo, de su feminidad, ella llega a la profundidad íntima de su persona
y a la posesión plena de sí. Añadamos que este encontrarse a sí mismos en el propio don se convierte
en fuente de un nuevo don de sí, que crece en virtud de la disposición interior al intercambio del don
y en la medida en que encuentra una igual e incluso más profunda aceptación y acogida, como fruto
de una cada vez más intensa conciencia del don mismo. (HM 17:5)
i.69 Génesis 2:24 “demuestra que en cada unión conyugal... se renueva, en cierto modo, el misterio de la
creación en toda su profundidad originaria y en toda su fuerza vital” (HM 10:4). “El hombre y la mujer,
uniéndose entre ellos (en el acto conyugal) tan estrechamente que llegan a ser «una sola carne»,
redescubren, por decirlo así, cada vez y de un modo especial, el misterio de la creación, volviendo así a esa
unión en la humanidad («carne de mi carne y hueso de mis huesos»), que les permite reconocerse
recíprocamente y, como la primera vez, llamarse por su nombre. Esto significa revivir, en cierto modo, el
originario valor virginal del hombre, que brota del misterio de su soledad frente a Dios”. (HM 10:2).

47
6. Desnudez originaria

¿En qué consiste la desnudez originaria?


Consiste en «aquella simplicidad y plenitud de visión,
en la que la comprensión del significado del cuerpo
nace en el corazón mismo del llamado a la comunión».
Es la «visión» del otro, en la paz total, una mirada que crea comunión,
haciéndose don el uno para el otro25.

“Los dos, el hombre y la mujer, estaban desnudos, pero no sentían vergüenza”


Génesis 2-25.

La desnudez originaria nos abre el camino para comprender el significado originario


del cuerpo, conocemos dos reacciones ante la desnudez:
1. Antes de comer del fruto del árbol del bien y del mal «no sentían
vergüenza».
2. Después, se esconden ante Dios, porque se da en ellos una
experiencia diferente del significado del propio cuerpo frente al Creador y a
las criaturas. Este esconderse ante el Creador se realiza después de que
ambos habían ya cubierto lo propio de su diferenciación sexual mediante
ceñidores o taparrabos. No obstante, la herida provocada por la traición a la
Alianza propuesta por Dios les lleva a esconder todo su ser de Él, es decir, no
les es suficiente cubrir su genitalidad sino que se siguen sintiendo “desnudos”
pues lo que han lastimado es precisamente lo más preciado, su identidad
filial, su ser hijos de Dios. Es por esto que el verdadero sentido de la
vergüenza va mucho más allá de la desnudez del cuerpo, pues implica haber
rechazado la Paternidad de Dios.

i.70 “Tal cambio se refiere directamente a la experiencia del significado del propio cuerpo frente al
Creador y a las criaturas. Y luego se confirma por las palabras del hombre: «he oído tus pisadas en el
jardín: he tenido miedo, porque estoy desnudo y me he escondido» (Gn 3,10) Pero sobre todo ese
cambio... se refiere directamente... a la relación hombre-mujer, feminidad masculinidad” (HM 11:5).
• El verse recíproco es una participación de la forma en la que Dios mismo
ve al hombre, y lo ve como “muy bueno”.
• El significado de la desnudez originaria es esencialmente plenitud:
a. Plenitud en la comunicación interpersonal, pues el
hombre es libre de la vergüenza, es decir, del miedo
propio de sentir amenazada su dignidad.
b. Plenitud en la percepción del mundo y en la inocencia
originaria del conocimiento.
c. Plenitud en la percepción del significado del cuerpo y en la
experiencia ante esta realidad.

25 HM 13:1

48
parte I
• No distingue lo corpóreo de lo espiritual pues hay una unidad perfecta y
CICLO I
no hay contraposición entre ellos.

i.7I “…el significado esponsal del cuerpo en su desnudez originaria: todo esto expresa la radicación en el
Amor. La felicidad originaria nos habla del principio del hombre, que ha surgido del Amor y ha dado
comienzo al amor”. (HM 16:1,2).
i.72 “El hombre y la mujer “se ven y se conocen a sí mismos con toda la paz de la mirada interior, que
crea precisamente la plenitud de la intimidad de las personas”. (HM 13:1).
i.73 “Esta libertad plena que se manifiesta precisamente en esta paz de la mirada interior brota de que el
hombre es creado en la gracia original de la santidad de Dios “en el misterio de la creación, es decir, a ese
misterioso don hecho a lo más íntimo del hombre —al corazón humano— que permite a ambos, hombre y
mujer, existir desde el «principio» en la recíproca relación del don desinteresado de sí”. (HM 16:3).
i.74 “debemos preguntarnos a qué plenitud de conciencia y de experiencia, y en particular, a qué HOMBR E
plenitud de comprensión del significado del cuerpo corresponda el significado de la desnudez ORIGINARIO
originaria, de la que habla el Génesis 2, 25. (HM 12:2)
i.75 “… el texto del Génesis 2, 25 no sólo excluye decididamente la posibilidad de pensar en una "falta de
vergüenza", o sea, la impudicia, sino aún más, excluye que se le explique mediante la analogía con algunas
experiencias humanas positivas, como por ejemplo, las de la edad infantil o de la vida de los llamados
pueblos primitivos. Estas analogías no son solamente insuficientes, sino que pueden ser además engañosas.
Las palabras del Génesis 2, 25 "sin avergonzarse de ello", no expresan carencia, sino, al contrario, que sirven
para indicar una particular plenitud de conciencia y de experiencia, sobre todo la plenitud de comprensión
del significado del cuerpo, unida al hecho de que "estaban desnudos”. (HM 12:2)
i.76 A esta plenitud de percepción "exterior", expresada mediante la desnudez física, corresponde la
plenitud "interior" de la visión del hombre en Dios, esto es, según la medida de la imagen de Dios (cf.
Gén 1, 17). Según esta medida, el hombre "está" realmente desnudo ("estaban desnudos": Gén 2, 25)
[1] antes aún de darse cuenta de ello (cf. Gén 3, 7-10). (HM 12:5)

7. Inocencia originaria

La inocencia originaria habla sobre todo del don del Creador,


de la Gracia que ha hecho posible al hombre vivir el sentido de
la donación recíproca del uno al otro. ... esa inocencia parece referirse
al estado interior del «corazón» humano, de la voluntad humana.26
• La inocencia originaria se refiere a la experiencia beatificante (suprema
felicidad, maravillosa) originaria del hombre y la mujer en comunión con
Dios y entre sí en estado de inocencia. Esto anuncia (aunque sólo sea
pálidamente) la comunión beatificante del cielo.
• La felicidad consiste en radicarse en el Amor. La inocencia originaria nos
habla del «principio» del hombre, que ha surgido del Amor y ha dado
comienzo al amor. Y esto ha sucedido de modo irrevocable, no obstante el
pecado y la muerte 27.

26 HM 16:4

27 HM 16:2

49
• Es importante comprender el término inocencia como sobre-abundancia y
no como carencia.
• Es el estado en el que el hombre es creado por Dios que le permite excluir
a la vergüenza eliminando su necesidad en el corazón y en la conciencia
del hombre, es decir, le permite vivir la libertad propia de la desnudez
originaria.
• Es el estado en el que el hombre puede tener plenitud de conciencia de
los significados filial, esponsal y fecundo del cuerpo y, de igual manera, en
el que es posible su realización.
• La inocencia originaria es el estado en que el hombre experimentó la
“pureza de corazón” en su vocación de ser un don para otro.
• La experiencia de inocencia originaria incluye la “rectitud de intención”
para poder aceptar el don del otro “por sí mismo”.
• Es consecuencia de la participación en la vida y en la santidad de Dios.
• Es el estado en que se dan las experiencias originarias fundamentales.
• El estado de inocencia originaria revela que toda la creación ha sido creada
en la gracia de Dios. El hombre fue creado en santidad y perfección.

i.77 “La inocencia originaria, es eso que «radicalmente», es decir en sus mismas raíces, excluye la
vergüenza del cuerpo en la relación hombre-mujer, lo que elimina su necesidad en el hombre, en su
corazón, o sea en su conciencia” (HM 16:4).
i.78 “Una inmunidad así entendida nos orienta hacia el misterio de la inocencia originaria del
hombre... un misterio de su existencia anterior al conocimiento del bien y del mal... de la ruptura de la
primera Alianza con su Creador” (HM 16:3)
i.79 “... inocencia interior, (rectitud de intención) consiste en una recíproca «aceptación» del otro. Se
trata... de acoger al otro ser humano y de aceptarlo, mediante toda la verdad y la evidencia de su
propio cuerpo” (HM 17:3).
i.80 “No hay ningún impedimento para entender aquí esa inocencia originaria como una particular
«pureza del corazón», que conserva una fidelidad interior al don según el significado esponsal del
cuerpo” (HM 16:5).
i.8I “La inocencia originaria pertenece al misterio del «principio» humano, del que el hombre
«histórico» se ha separado después, al cometer el pecado original. Pero esto no significa que no sea
capaz de acercarse a ese misterio. El hombre «histórico» intenta comprender el misterio de la
inocencia originaria como a través de un contraste, es decir, remontándose a la experiencia de la
propia culpa y del propio pecado” (HM 16:4)
La inocencia originaria hunde sus raíces en el «principio» conocerlo es indispensable
para conocer quién es y quién debe ser el hombre.

La inocencia originaria
manifiesta y a la vez determina
el ethos perfecto del don.28

28 HM 19:1

50
51
52
HOMBRE HISTórico
Cristo apela al corazón del hombre

I. CRISTO APELA AL «corazón» del hombrE


Al corazón, ¿se le acusa o se le llama al bien?

2. La vergüenza
La pureza de corazón permite «la absorción de la vergüenza por el amor»

3. La concupiscencia
Fruto de la ruptura de la alianza con Dios parte I

El corazón bajo sospecha CICLO 2

4. Ethos alma de la moral humana


«Eros» y «ethos» dan fruto en el corazón humano

5. El misterio de la redención
Restituye nuestra verdad originaria

HOMBR E
6. El Amor derramado en el corazón Histórico

Don del Espíritu Santo


La pureza del corazón según San Pablo

53
LA REDENCIón del corazón
El hombre caído pero redimido por Cristo
40 Catequesis 24 · 63 - Abril 16, 1980 a Mayo 6, 1981

Ustedes han oído que se dijo: "No cometerás adulterio".


Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola,
ya cometió adulterio con ella en su corazón. Mateo 5, 27-28

¿Quién es el hombre?
¿De dónde viene y a dónde va?

¿Puede superar la muerte y el pecado que frustran sus deseos de felicidad?


¿Hay salvación para él, hay esperanza? ¿Cómo puede amar en plenitud?

La respuesta divinamente revelada es el hombre «en Cristo»:


creado, redimido y resucitado. Únicamente a la luz del misterio de Jesucristo
- de su obra y de sus palabras - puede desentrañarse el enigma del ser humano:
su origen y su destino, su identidad y su dignidad, su grandeza y su miseria, el
sentido de sus actos y su vocación al amor.
Preguntar a Cristo; escucharle; contemplarle a la luz de la fe.

En tres de las respuestas del Maestro, estas catequesis de San Juan Pablo II
encuentran «palabras-clave» para abrir la puertas del hombre interior e indagar
su identidad. En éste segundo ciclo - la «palabra-clave» es la remisión de Cristo
al corazón del hombre tentado de adulterio, en el sermón de la montaña, en el
que Jesucristo realiza una revisión fundamental
del modo de comprender y cumplir la ley moral de la Antigua Alianza.

El hombre interiormente tensionado entre las fuerzas desintegradoras


del pecado y el anhelo de armonía, de amor hermoso,
que le llega al fin por la gracia de la redención de Cristo.

El corazón humano no sólo es juzgado, sino también es llamado


con la eficacia de la redención a reencontrar el orden del «principio».

En Cristo - sólo en Cristo -el hombre es rescatado.


Y para vivir en plena libertad, vida de hijo de Dios.
El hombre caído es levantado por Cristo. Y a una altura insospechable.

El don del Espíritu Santo va conformando el corazón del hombre


que se deja guiar por Él a la misma caridad esponsal de Cristo.

Es la «buena nueva» del «corazón nuevo».

54
parte I

HOMBRE HISTÓRICO CICLO 2

i. Cristo apela
al «corazón» del hombre

“Ustedes han oído que se dijo: “No cometerás adulterio”. Pero yo les digo: El que mira a
una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón”. Mateo 5, 27-28

Al corazón,
¿se le acusa o se le llama al bien?
HOMBR E

Estas palabras… se refieren al hombre de todo tiempo y lugar, apelan al corazón Histórico
humano, en el que se inscribe la más intima, la más esencial trama de la historia. Es la
historia del bien y del mal (con el misterioso árbol de la ciencia del bien y del mal) y, al
mismo tiempo, es la historia de la salvación, cuya palabra es el Evangelio, y cuya fuerza
es el Espíritu Santo, dado a los que acogen el Evangelio con sincero corazón.

2.0 La exigencia que Cristo pone en el sermón de la montaña a todos sus oyentes actuales y potenciales,
pertenece al espacio interior en el que el hombre - precisamente ese que escucha - debe vislumbrar de
nuevo la plenitud perdida de su humanidad y quererla reconquistar. (HM 43:7)
2.I “¿De dónde proviene, en última instancia, esta división interior del hombre? Éste inicia su historia
de pecado cuando deja de reconocer al Señor como a su Creador, y quiere ser él mismo quien decide,
con total independencia, sobre lo que es bueno y lo que es malo. «Seréis como dioses, conocedores del
bien y del mal» (Gn 3, 5): ésta es la primera tentación, de la que se hacen eco todas las demás
tentaciones a las que el hombre está inclinado a ceder por las heridas de la caída original”. VS 102
2.3 “El Maestro reivindica en Mt 5 27,28 esa plenitud en la relación recíproca de las personas, del hombre
y de la mujer, …en toda otra forma de convivencia de los hombres y de las mujeres, de esa convivencia que
constituye la pura y simple trama de la existencia. La vida humana, por su naturaleza, es «coeducativa», y
su dignidad, su equilibrio dependen, en todo momento de la historia y en cada punto de cada longitud y
cada latitud geográfica, de «quién» será ella para él, y él para ella” (HM 43: 7).
2.4 “Cristo llama la atención de sus oyentes —de entonces y de hoy— sobre la («mirada
concupiscente»), señalan indirectamente el camino hacia una madura espontaneidad del «corazón»
humano, que no sofoca sus nobles deseos y aspiraciones, sino que, al contrario, los libera y, en cierto
sentido, los facilita”. (HM 48:5)
2.5 “Cristo formula sus palabras del modo más concreto: efectivamente, el hombre es único e irrepetible
sobre todo a causa de su «corazón», que decide de él «desde el interior»”. (HM 49:7)

¿Qué significado puede tener entonces


el «adulterio cometido en el corazón»?

55
2.6 “… la llamada al corazón humano… proviene de Aquel que «conocía lo que hay en cada
hombre» (Jn 2,25). Y si sus palabras confirman los mandamientos del Decálogo … al mismo tiempo
expresan aquella ciencia sobre el hombre que, nos permite unir la consciencia de la pecaminosidad
humana con la perspectiva de la «redención del cuerpo». …esta ciencia está en la base del nuevo ethos
que emerge de las palabras del sermón de la montaña”. . ” (HM 42:7).
2.7 “El «adulterio cometido en el corazón», se puede y se debe entender como «desvalorización», o sea,
empobrecimiento de un valor auténtico, como privación intencional de esa dignidad, a la que en la
persona en cuestión responde el valor integral de su feminidad. Las palabras de Mateo 5, 27-28
contienen una llamada a descubrir este valor y esta dignidad y a afirmarlos de nuevo”. (HM 45:5)
2.8 “Habéis oído que fue dicho: «No cometerás adulterio»… dichas palabras no pueden entenderse ni
interpretarse en clave maniquea. No contienen, en modo alguno, la condenación del cuerpo y de la
sexualidad. Encierran solamente una llamada a vencer la triple concupiscencia, y en particular, la de la
carne: lo que brota precisamente de la afirmación de la dignidad personal del cuerpo y de la sexualidad, y
únicamente ratifica esta afirmación”. (HM 46:1)
2.9 “El adulterio «en el corazón» no solo es cometido porque el hombre «mira» de ese modo a la mujer
que no es su esposa, sino precisamente porque mira así a una mujer. Incluso si mirase de este modo a la
mujer que es su esposa, cometería también el mismo adulterio «en el corazón»” (HM 43: 2).

¿Quién es este hombre?


el hombre concupiscente.

• Pero ésta es sólo la primera parte de la respuesta: no es sólo a éste hombre


a quien Cristo se dirige.
• Cristo lo pone en guardia contra el «deseo», expresando de manera
indirecta, pero real, la verdad del cuerpo humano y, en consecuencia,
confirmando su significado ético.
• Cristo se dirige al hombre que viniendo «del principio», ha heredado un
patrimonio de verdad más profunda que la pecaminosidad hereditaria

2.I0 “… a las Palabras de Cristo se les ha quitado más bien su sencillez y profundidad y se les ha
conferido un significado lejano del que en ellas se expresa…” (HM 44:5)

El pecado no ha destruido completamente


la imagen de Dios en el hombre.

En el hombre al que Cristo dirige su palabra, que es el hombre caído en la


concupiscencia y el hombre ya visto a la luz de la redención, conviven éstas dos
posibilidades:
a. La de consentir la concupiscencia
Vida según la carne
b. La posibilidad de adherirse a la gracia originaria, restituida por la gracia de
la redención.
Vida según el Espíritu

56
parte I
CICLO 2
• Abriéndose a la vida según el Espíritu el hombre reencuentra y realiza el
valor del cuerpo, liberado mediante la redención, de los vínculos de la
concupiscencia.
• “Las palabras de Cristo, en el sermón de la montaña apelan al «corazón»,
inducen... al oyente a esta llamada interior. Si el oyente permite que esas
palabras actúen en él, podrá oír ... en su interior... el eco de ese
«principio», de ese buen «principio» al que Cristo se refirió otra vez, para
recordar a sus oyentes quién es” (HM 29:5).

“El «corazón» humano es sobre todo objeto


de una llamada y no de una acusación”29 HOMBR E
Histórico

2.II “¿Acaso no siente el hombre, juntamente con la concupiscencia, una necesidad profunda de
conservar la dignidad de las relaciones recíprocas, que encuentran su expresión en el cuerpo, gracias a
su masculinidad y feminidad? ¿Acaso no siente la necesidad de impregnarlas de todo lo que es noble y
bello? ¿Acaso no siente la necesidad de conferirles el valor supremo, que es el amor? (HM 46:5)
2.I2 “Aunque el mantenimiento del equilibrio del don parece haber sido confiado a ambos,
corresponde sobre todo al hombre una especial responsabilidad, como si de él dependiese
particularmente que se mantenga o se quebrante el equilibro, e incluso -si ya se ha roto- que sea
eventualmente restablecido” (HM 33: 2).
2.I3 “Es importante que él, precisamente en su «corazón», no se sienta solo, ... acusado y
entregado a la concupiscencia, sino que ese mismo corazón se sienta enérgicamente llamado.
Llamado a ese valor supremo que es el amor. Llamado como persona en la verdad de su
humanidad... de su masculinidad y feminidad... de su cuerpo. Llamado a esa verdad que es
patrimonio «del principio», ... patrimonio de su corazón, más profundo que la pecaminosidad
heredada. Las palabras de Cristo, ... en la realidad de la creación y redención... confieren una
fuerza real en la vida del hombre” (HM 46:6).

29 HM 49:7

57
2. La vergüenza

“Entonces se abrieron los ojos de los dos y descubrieron que estaban desnudos. Por
eso se hicieron unos taparrabos, entretejiendo hojas de higuera. Al oír la voz del Señor
Dios que se paseaba por el jardín, a la hora en que sopla la brisa, se ocultaron de él,
entre los árboles del jardín. Pero el Señor Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde
estás?». «Oí tus pasos por el jardín, respondió él, y tuve miedo porque estaba
desnudo. Por eso me escondí». Genésis 3, 7-10

La pureza de corazón permite


«la absorción de la vergüenza por el amor»

• El hombre en la historia no deja de ser a imagen y semejanza de Dios. Pero


«ha perdido» la integración plena del paraíso, ya no goza de la armonía
originaria. Se ha alejado de su origen. Se ha debilitado su unidad interior.
• La vergüenza de la propia desnudez indica y expresa que aquella
capacidad originaria de desnudez ha sido perturbada. Al no verse ya la
persona a sí misma a la luz de la visión que Dios tenía de ella, es decir,
como venida de Dios, como Don creado para ser-donado, ve al otro como
peligro y, en consecuencia, como objeto a dominar. Y se defiende.
• La tranquila desnudez originaria ha dejado paso a una sensación difusa de
miedo, turbación, inquietante necesidad de cubrir el propio cuerpo.
• Cambia su relación con su Creador, con quien dialogaba como un hijo
dialoga con su padre, desea esconderse para no encontrarse con Él.

2.I4 “La vergüenza entra cuando el hombre “se da cuenta por primera vez, de que su cuerpo ha dejado
de obtener la fuerza del Espíritu, que lo elevaba al nivel de la imagen de Dios. Su vergüenza originaria
lleva en sí los signos de una específica humillación medida por el cuerpo. Se esconde en ella el germen
de esa contradicción que acompaña al hombre histórico en todo su camino terrestre, como escribe San
Pablo”. (HM 28: 2).
2.I5 “Tanto el hombre como la mujer se han convertido en un «ser humano» sometido a la
concupiscencia. Y por eso ambos sienten esa vergüenza, cuyo eco profundo llega a tocar lo íntimo de la
personalidad, masculina o femenina, aunque de modo diverso” (HM 31: 4).
2.I6 “La vergüenza “revela una específica dificultad para advertir la escencialidad humana del propio
cuerpo”. (HM 28: 2)
• La tranquila desnudez originaria ha dejado paso a una sensación difusa de
miedo, turbación, inquietante necesidad de cubrir el propio cuerpo.
• La amistad con el Creador - con quien dialogaba como un hijo con su
padre - a un deseo de esconderse para no encontrarse con Él.

58
parte I
2.I7 “En realidad, a través de «la desnudez» se manifiesta el hombre privado de la participación en el Don,
el hombre alienado de aquel Amor que había sido la fuente del don originario, fuente de la plenitud de CICLO 2
bien… Este hombre … fue privado de los dones sobrenaturales, que formaban parte de su «dotación» antes
del pecado; además fue dañado en lo que pertenece a la misma naturaleza, a la humanidad en plenitud
originaria de la «imagen de Dios». La triple concupiscencia no corresponde a la plenitud de aquella imagen,
sino precisamente a los daños, a las deficiencias, a las limitaciones que aparecieron con el pecado”. (HM
27:2)

• La vergüenza originaria es una experiencia límite o de confín 30, que nace


en conexión con el pecado del principio 31, la ruptura de la Alianza primera
por la desobediencia comporta una nueva calidad en la experiencia del
cuerpo, un cambio radical y dramático.
• El hombre, guardián y dominador de la creación (Génesis 1, 28-30), transmite
HOMBR E
al mundo su propio desgarramiento interior.
Histórico

2.I8 La experiencia de la vergüenza originaria pone de relieve el «desmoronamiento interior» de la


inocencia originaria en la experiencia recíproca: significa: «antítesis del don», la reducción del otro a
«objeto para mi». (HM 17:3)
2.I9 “Después del pecado original, la mujer y el hombre, aunque “forman la misma pareja humana… no
están ya solamente llamados a la unión y la unidad, sino también amenazados por la insaciabilidad de
aquella unión y unidad”, es decir, “la no satisfacción de su aspiración a realizar la recíproca comunión de
las personas en la «unión conyugal del cuerpo» (cf. Gen 2, 24)” (HM 30: 5).

“¿tenemos el deber de desconfiar del corazón


humano? ¡No! Esto quiere decir solamente
que debemos mantenerlo bajo control.”32

30 HM 11 4-6

31 HM 26:5

32 HM 32:3

59
3. La concupiscencia

Fruto de la ruptura de la
alianza con Dios

“Porque todo lo que hay en el mundo es concupiscencia de la carne, codicia de los


ojos y ostentación de riqueza. Todo esto no viene del Padre, sino del mundo; pero el
mundo pasa, y con él, su concupiscencia. En cambio, el que cumple la voluntad de
Dios permanece eternamente”. 1 Juan 2, 16-17

¿En qué consiste el estado de caída,


la pérdida del «significado esponsal»?

• El significado esponsal del cuerpo no ha llegado a ser totalmente extraño a


ese corazón: no ha sido totalmente sofocado en él por parte de la
concupiscencia, sino sólo habitualmente amenazado 33.
• El «corazón» se ha convertido en el lugar de combate entre el amor y la
concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al corazón, tanto
menos éste experimenta el significado esponsal del cuerpo y tanto menos
se hace sensible al don de la persona 34.”
• En su vida interior, en su vida moral, cada hombre histórico experimenta el
desgarramiento de la concupiscencia, o sea, de un deseo desordenado que
impide la ansiada comunión con los otros a través del cuerpo.
• El hombre que vive «según la carne» es el hombre dispuesto solamente a
lo que viene «del mundo»: es el hombre de los «sentidos», el hombre de
la triple concupiscencia. (HM 51:1)

2.20 El pecado original causó “la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza
humana no está totalmente corrompida: está herida… e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es
llamada “concupiscencia”). El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y
devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal,
persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual” (CIC 405).
2.2I “Este hombre vive casi en el polo opuesto respecto a lo que «quiere el Espíritu». El Espíritu de Dios
quiere una realidad diversa de la que quiere la carne, desea una realidad diversa de la que desea la
carne, y esto ya en el interior del hombre, ya en la fuente interior de las aspiraciones y de las acciones
del hombre, «de manera que no hagáis lo que queréis» (Gál 5, 17).” (HM 51:2)
2.22 “… se define específicamente la «concupiscencia de la mirada» como «adulterio cometido en el
corazón» … la valoración moral de la concupiscencia (del «mirar para desear») que Cristo llama
«adulterio cometido en el corazón» depende sobre todo de la misma dignidad personal del hombre y de
la mujer; esto vale tanto para aquellos que no están unidos en matrimonio, como - y quizás incluso más -
para aquellos que son marido y mujer”. (HM 43:1

33HM 32: 3

34 HM 32: 3

60
parte I
2.23 “El Sermón de la Montaña realiza “la transferencia o, más bien, el cambio del significado del
adulterio del «cuerpo» al «corazón»” (HM 38: 1). “La mirada expresa lo que hay en el corazón. La mirada CICLO 2
expresa, expresa, se diría, al hombre entero. Cristo quiere poner en evidencia que el hombre «mira»
conforme a lo que es” (HM 39:4). Cristo enseña, a considerar la mirada casi como umbral de la verdad
interior. (HM39:5)
2.24 “Cristo habla del hombre que «mira para desear» no indica solamente la intencionalidad del
«mirar» y, por tanto, del conocimiento concupiscente - la dimensión «psicológica» -, sino indica también
la dimensión de la intencionalidad de la existencia misma del hombre. … demuestra quién «es» o, más
bien en quién «se convierte» para el hombre la mujer que él «mira con concupiscencia»”. (HM 41:1)
2.25 “El cuerpo humano en su masculinidad - feminidad ha «como» perdido la capacidad de expresar
este amor, en que el hombre-persona llega a ser don, conforme a su estructura más profunda y a la
finalidad de su existencia personal, como hemos ya observado ya en los anteriores análisis. Si aquí no
formulamos este juicio de modo absoluto y añadimos la expresión adverbial «como», lo hacemos porque
la dimensión del don -es decir, la capacidad de expresar el amor con que el hombre, mediante su
feminidad o masculinidad se convierte en don para el otro- en cierta medida no ha cesado de impregnar HOMBR E
y configurar el amor que nace del corazón humano. El significado esponsal del cuerpo no ha llegado a Histórico
ser totalmente extraño a ese corazón: no ha sido totalmente sofocado en él por parte de la
concupiscencia, sino sólo habitualmente amenazado. El «corazón» se ha convertido en el lugar de
combate entre el amor y la concupiscencia. Cuanto más domina la concupiscencia al corazón, tanto
menos éste experimenta el significado esponsal del cuerpo y tanto menos se hace sensible al don de la
persona.” (HM 32: 3)
2.26 “Si bien el acto es del todo interior, escondido en el «corazón» y expresado sólo por la «mirada», en él
acontece ya un cambio de la intencionalidad misma de la existencia. Si no fuese así, si no se tratara de un
cambio tan profundo, no tendrían sentido las siguientes palabras de la misma frase: «ya ha cometido
adulterio con ella en su corazón» (Mt 5,28)”. (HM 41:1)
2.27 “Esa mirada, no se explica acaso por el hecho de que el hombre es precisamente un «hombre de
deseo», en el sentido de la primera parte de San Juan, más aún, porque ambos, es decir, el hombre que
mira para desear y la mujer que es objeto de tal mirada, se encuentra en la dimensión de la triple
concupiscencia, que «no viene del Padre, sino del mundo». Es necesario por tanto entender que es la
concupiscencia o más bien quién es ese bíblico «hombre de deseo» para descubrir la profundidad de las
palabras de Cristo según Mt 5, 27-28, y para explicar lo que significa su apelación, tan importante para
la teología del cuerpo, al «corazón» humano” (HM 26:3).

La concupiscencia pone a la persona


en contradicción con su verdad originaria,
que consiste en «ser don».
• Tanto la respuesta dada a los fariseos con relación a la indisolubilidad del
matrimonio, como las palabras del sermón de la montaña que se refieren al
dominio de la concupiscencia, demuestran —al menos indirectamente—
que el Creador ha asignado al hombre como tarea el cuerpo, su
masculinidad y feminidad; y que en la masculinidad y feminidad le ha
asignado, en cierto sentido, como tarea su humanidad, la dignidad de la
persona, y también el signo transparente de la «comunión» interpersonal,
en la que el hombre se realiza a sí mismo a través del auténtico don de sí
35”.

35 HM 59:2

61
• «Serán como dioses, conocedores del bien y del mal» Gn 3, 5. En esta
motivación se encierra claramente la puesta en duda del Don y del Amor,
en quien tiene su origen la creación como donación 36”.

El pecado, es la ruptura de la alianza con Dios.


La ruptura - en el origen -
se realiza cuando «en el corazón del hombre
se pone en duda el Don».

2.28 “…el misterio del hombre que vuelve la espalda al «Padre». Poniendo en duda, en su corazón, el
significado más profundo de la donación, es decir, el amor como motivo específico de la creación y de
la Alianza originaria (cf. en particular Gen 3, 5), el hombre vuelve la espalda al Dios-Amor, al «Padre».
En cierto sentido lo expulsa de su corazón. Y simultáneamente aleja su corazón, casi como
desgajándolo, de lo que «viene del Padre»; de este modo queda en él lo que «viene del mundo»” (HM
26: 4).
2.29 “Ésta es verdaderamente la clave para interpretar la realidad. El pecado original… tiende a abolir
la paternidad” (CU, pág. 228).
2.30 “Mientras Gn 2,25 subraya «que estaban desnudos… pero no sentían vergüenza», Gn 3,7 habla
explícitamente del nacimiento de la vergüenza en conexión con el pecado. Esa vergüenza es como la
fuente primera del manifestarse en el hombre - en ambos hombre y mujer - lo que «no viene del Padre,
sino del mundo»”. (HM 26:5)
2.3I “El hombre debe sentirse llamado a descubrir, más aún, a realizar el significado esponsal del cuerpo y
a expresar de este modo la libertad interior del don, es decir, de ese estado y de esa fuerza espirituales que
se derivan del dominio de la concupiscencia de la carne”. (HM 46:4)
• Toda la verdad de su ser masculino y femenina, no está ya afirmada en ser
«ser don para el otro», sino en «dominar al otro».
• Se deforma el recíproco «para», que pierde su carácter de comunión de las
personas en función de la función utilitarista.
• La concupiscencia, de por sí, no es capaz de promover la unión como
comunión de personas: ella sola no une, sino que se apropia. La relación de
don se transforma en relación de apropiación 37 .
• Del poseer, el ulterior paso va hacia el "gozar": el objeto que poseo
adquiere para mí un cierto significado en cuanto que dispongo y me sirvo
de él, lo uso. La concupiscencia de por sí empuja al hombre hacia la
posesión del otro como objeto, lo empuja hacia el "goce", que lleva
consigo la negación del significado esponsal del cuerpo. En su esencia, el
don desinteresado queda excluido del "goce" egoísta. 38.
• La concupiscencia del cuerpo es una amenaza específica a la estructura
de la autoposesión [esencial para la persona] y del autodominio a través de

36HM 26:4

37 HM 32: 6

38HM 33:4

62
parte I
la cual se forma la persona humana. Y constituye para ésta un específico
CICLO 2
desafío 39.
• La estructura de la autoposesión, esencial para la persona, está alterada en
él, de cierto modo, en los mismos fundamentos; se identifica de nuevo con
ella en cuanto está continuamente dispuesto a conquistarla 40.

2.32 “La nueva dimensión del ethos está unida siempre con la revelación de esa profundidad que se
llama "corazón" y con su liberación de la "concupiscencia", de modo que en ese corazón pueda
resplandecer más plenamente el hombre: varón y mujer, en toda la verdad del recíproco "para". Liberado
de la constricción y de la disminución del espíritu que lleva consigo la concupiscencia de la carne, el ser
humano: varón y mujer, se encuentra recíprocamente en la libertad del don que es la condición de toda
convivencia en la verdad, y, en particular, en la libertad del recíproco donarse, puesto que ambos,
marido y mujer, deben formar la unidad sacramental querida por el mismo Creador, como dice el
Génesis 2, 24.” (HM 43:6) HOMBR E
Histórico

El corazón bajo sospecha

Una actitud maniquea llevaría a un “aniquilamiento”, si no real, al menos intencional


del cuerpo, a una negación del valor del sexo humano, de la masculinidad y feminidad
de la persona humana, o, por lo menos sólo a la “tolerancia” en los límites de la
“necesidad” delimitada por la necesidad misma de la procreación 41.
Mientras para la mentalidad maniquea el cuerpo y la sexualidad constituyen, por
decirlo así, un "anti-valor", en cambio, para el cristianismo son siempre un "valor no
bastante apreciado” 42
Ricoeur 43 ha calificado a Freud, Marx y Nietzsche 44 como «maestros de la
sospecha», - han ejercido y ejercen gran influjo en el modo de pensar y valorar de los
hombres de nuestro tiempo - ellos interpretan el sentido del hombre y de la moral,
también juzgan y acusan al “corazón” del hombre, lo que en el lenguaje bíblico, se
llama concupiscencia.

39 HM 28:3

40 idem.

41 HM 45:3

42 idem.

43 Jean Paul Gustave Ricoeur Filósofo y antropólogo francés, intentó combinar la descripción fenomenológica con la interpretación hermenéutica.

44 Sigmund Freud Médico neurólogo austriaco de origen judío, padre del psicoanálisis y una de las mayores figuras intelectuales del siglo XX.
Karl Marx Filósofo, economista, sociólogo, periodista, intelectual y militante comunista prusiano de origen judío.
Friedrich Nietzsche Filósofo, poeta, músico y filólogo alemán del siglo XIX, ejerció una profunda influencia tanto en la historia como en la cultura occidental.

63
Su juicio y la acusación al corazón humano corresponde a lo que en el lenguaje bíblico
se llama:
• Hermenéutica nietzschiana «soberbia de la vida»
El super-hombre del dominio, de la voluntad, del poder. Inspira el super
hombre que se pone en lugar de Dios. Nosotros somos Dios, lo hemos
matado. Icono de la muerte de Dios.
• Hermenéutica marxista «concupiscencia de los ojos»
Es icono de la revolución proletaria, reduce el ser, al poseer. Reduce el
hombre a los bienes materiales.
• Hermenéutica freudiana «concupiscencia de la carne»
Es icono de la concupiscencia de la carne, uno de los padres de la
revolución sexual. Prescinde de la moralidad objetiva para dar rienda suelta
a la libido. El hombre es sólo líbido, deseo y apetito sexual.

2.33 “La convergencia de estas concepciones con la hermenéutica del hombre fundada en la Biblia
consiste en el hecho de que, al descubrir en el corazón humano la triple concupiscencia, hubiéramos
podido también nosotros limitarnos a poner ese corazón en estado de continua sospecha. Sin embargo,
la Biblia no nos permite detenernos aquí. Las palabras de Cristo, según Mateo 5, 27-28, son tales que,
aún manifestando toda la realidad del deseo y de la concupiscencia, no permiten que se haga de esta
concupiscencia el criterio absoluto de la antropología y de la ética, o sea, el núcleo mismo de la
hermenéutica del hombre. En la Biblia, la triple concupiscencia no constituye el criterio fundamental y
tal vez único y absoluto de la antropología y de la ética, aunque sea indudablemente un coeficiente
importante para comprender al hombre, sus acciones y su valor moral”. (HM 46:2)
2.34 “El cristianismo, según Friedrich Nietzsche, habría dado de beber al eros un veneno... El filósofo
alemán expresó de este modo una apreciación muy difundida: la Iglesia, con sus preceptos y
prohibiciones, ¿no convierte acaso en amargo lo más hermoso de la vida? ¿No pone quizás carteles de
prohibición precisamente allí donde la alegría, predispuesta en nosotros por el Creador, nos ofrece una
felicidad que nos hace pregustar algo de lo divino? Pero, ¿es realmente así? El cristianismo, ¿ha
destruido verdaderamente el eros? … en modo alguno rechazó con ello el eros como tal, sino que
declaró guerra a su desviación destructora, puesto que la falsa divinización del eros que se produce en
esos casos lo priva de su dignidad divina y lo deshumaniza. (Benedicto XVI, DC, 3-4).

64
parte I
4. Ethos alma de la moral HUMANA CICLO 2

«Eros» y «ethos»
dan fruto en el corazón humano

“Lo que no podía hacer la Ley, reducida a la impotencia por la carne, Dios lo hizo,
enviando a su propio Hijo, ... para que la justicia de la Ley se cumpliera en nosotros,
que ya no vivimos conforme a la carne sino al espíritu.” Romanos 8, 3-4

Eros: el impulso del espíritu humano


hacia lo que es verdadero, bueno y bello. HOMBR E
Histórico
• El término eros tiene muchos matices. Según Platón, el eros representa la
fuerza interior, que arrastra al hombre hacia todo lo que es bueno,
verdadero y bello. Parte de lo sensible y se proyecta hacia la plenitud
espiritual.
• El deseo erótico es de naturaleza sensual y sexual: la atracción recíproca
del varón y de la mujer, que buscan el acercamiento y la unión corpórea
como modo de entrar en comunión con el misterio de la otra persona.
• En el lenguaje común en cambio, muchas veces se olvida la elevación
hacia lo trascendental inscrita en el eros. Y, más allá todavía, su proyección
hacia la comunión amorosa con el Dios personal, el único que puede
saciar los deseos del corazón humano.

2.35 “No puede haber esta espontaneidad en todos los movimientos e impulsos que nacen de la mera
concupiscencia carnal, carente en realidad de una opción y de una jerarquía adecuada. Precisamente a
precio del dominio sobre ellos el hombre alcanza esa espontaneidad más profunda y madura con la que
su "corazón", adueñándose de los instintos, descubre de nuevo la belleza espiritual del signo constituido
por el cuerpo humano en su masculinidad y feminidad”. (HM 48:5)
2.36 “[E]l eros ebrio e indisciplinado no es elevación, “éxtasis” hacia lo divino, sino caída, degradación
del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el
placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar en cierta manera lo más alto de su existencia,
esa felicidad a la que tiende todo nuestro ser” Benedicto XVI, DC, 4.
2.37 “Es necesario encontrar continuamente en lo que es «erótico» el significado esponsal del cuerpo
y la auténtica dignidad del don. Esta es la tarea del espíritu humano... Si no se asume esta tarea, la
misma atracción de los sentidos y la pasión del cuerpo pueden quedarse en mera concupiscencia
carente de valor ético, y el hombre, varón y mujer, no experimenta esa plenitud del «eros» que significa
el impulso del espíritu humano hacia lo que es verdadero, bueno y bello, por la que también lo que es
«erótico» se convierte en verdadero, bueno y bello. Es indispensable, por tanto, que el ethos se convierta
en la forma constituida del eros” (HM 48:1).
2.38 Donde la pasión erótica “se introduce en el conjunto de las energías más profundas del espíritu
puede también convertirse en una fuerza creadora; pero en tal caso debe sufrir una transformación
radical” (HM 39: 2).

65
• Es indispensable, por tanto, que el ethos se convierta en la forma
constitutiva del eros.
• El ethos purifica al eros del hombre de la concupiscencia, confiriendo a los
deseos de su corazón la espontaneidad en el autodominio que le capacita
para la libertad del don de sí.

Ethos: la forma interior,


el alma de la moral viva y experimentada.

• Mientras que la ética se refiere a la ciencia del bien y del mal en el obrar
del hombre en cuanto a hombre, el ethos alude, en cambio, a ese mismo
bien/mal, propio de la experiencia.
• Ethos se forma mediante el descubrimiento interior de un nuevo orden de
valores, de la que nace el deber como expresión de la conciencia, como
respuesta del propio «yo» personal.

2.39 “Ethos, una moral viva, en sentido existencial, no se forma solamente con las normas que
revisten la forma de los mandamientos, de los preceptos y de las prohibiciones, como por ejemplo,
«no cometerás adulterio». La moral en la que se realiza el sentido mismo del ser hombre - que es, al
mismo tiempo, cumplimiento de la Ley mediante «sobreabundar» de la justicia [interior de los
corazones] …de los que nace el deber como expresión de la conciencia, como respuesta al propio
«yo» personal”. (HM 24:3)
2.40 Las palabras de Cristo demuestran “cuán necesario nos es descender en profundidad y explorar
hasta el fondo las más recónditas cavidades del corazón humano, para que este corazón pueda
convertirse en un lugar de «cumplimiento» de la ley” (HM 43: 5)
2.4I “El ethos nos hace entrar en la profundidad de la norma en sí misma y simultáneamente descender
al interior del hombre-sujeto de la moral”. (HM 24:3)

Ethos originario de la creación 45


Es la imagen y semejanza divina plasmada en el cuerpo sexuado del ser
humano, varón y mujer, llamado a realizarse en el don recíproco para
establecer una plena comunión conyugal.
Ethos de la redención del cuerpo 46
Este «ethos evangélico» es nuevo. No es una norma externa, sino que se
dirige al «hombre interior», a «su corazón», que vive pensionado entre la
concupiscencia y la redención. Supone el redescubrimiento del orden de los
valores perdidos por el hombre a causa del ofuscamiento del pecado. El ethos
de la redención recuerda, confirma y lleva a plenitud el ethos de la creación.
“En el ethos de la redención del cuerpo deberá ser retomado nuevamente el
ethos originario de la creación” 47

45 HM, 17 - FC, 11 - MD, 7

46 HM 49:5

47 HM 49:4 - MD,12

66
parte I
2.42 “…el ethos de la redención del cuerpo se realiza a través del dominio de sí, a través de la
templanza de los "deseos", cuando el corazón humano estrecha la alianza con este ethos, … cuando se CICLO 2
manifiestan las posibilidades y las disposiciones más profundas y, más reales de la persona, cuando
adquieren voz los estratos más profundos de su potencialidad, a los cuales la concupiscencia de la carne,
por decirlo así, no permitiría manifestarse. … el ethos de la redención se basa en la estrecha alianza con
esos estratos”. (HM 49:6)

• El ethos de la redención contiene la llamada a superar la triple


concupiscencia para que los fines a los que orienta el deseo de eros no
queden frustrados.

2.43 “Cristo, que en el sermón de la montaña da su propia interpretación del mandamiento «No
cometerás adulterio» - interpretación constitutiva del nuevo ethos - con las mismas palabras lapidarias
HOMBR E
asigna como tarea a cada hombre la dignidad de cada mujer; y al mismo tiempo (…) asigna también a
cada mujer la dignidad de cada hombre. Asigna finalmente, a cada uno su propia dignidad: en cierto Histórico
sentido, el «sacrum» de la persona, y esto en consideración al «cuerpo». No es difícil advertir que las
palabras pronunciadas por Cristo en el sermón de la montaña se refieren al ethos”. (HM 101:6)

• De éste modo eros y ethos, en la novedad de vida cristiana «están


llamados a encontrarse en el corazón humano y a dar fruto en este
encuentro».

2.44 “La llamada a lo que es verdadero, bueno y bello significa al mismo tiempo, el ethos de la
redención, la necesidad de vencer lo que se deriva de la triple concupiscencia. Significa también la
posibilidad y la necesidad de transformar aquello sobre lo cual ha pasado fuertemente la concupiscencia
de la carne. Además, si las palabras de Mateo 5, 27-28 representan esta llamada, significan, pues, que,
en el ámbito erótico, el "eros" y el "ethos" no divergen entre sí, no se contraponen mutuamente, sino que
están llamados a encontrarse en el corazón humano y a fructificar en este encuentro. Muy digno del
corazón humano es que la forma de lo que es "erótico" sea, al mismo tiempo, forma del ethos, es decir,
de lo que es “ético". (HM 47:5)
2.45 “El “amor promete infinidad, eternidad, una realidad más grande y completamente distinta de
nuestra existencia cotidiana. Pero, al mismo tiempo, se constata que el camino para lograr esta meta no
consiste simplemente en dejarse dominar por el instinto. Hace falta una purificación y maduración, que
incluyen también la renuncia. Esto no es rechazar el eros ni “envenenarlo”, sino sanearlo para que
alcance su verdadera grandeza.” Benedicto XVI, DC, 5.
2.46 “Quien acepta las palabras de Cristo en el sermón de la montaña “debe saber que también es
llamado a la plena y madura espontaneidad de las relaciones que nacen de la atracción perenne de la
masculinidad y de la feminidad. Precisamente esa espontaneidad es el fruto gradual del discernimiento
de los impulsos del propio corazón” (HM 48: 2).

¿Cómo «puede» y «debe» actuar el hombre


que acoge las palabras de Cristo en el sermón
de la montaña, el hombre que acepta
el ethos del Evangelio?

67
2.47 “¿cómo «puede» actuar, eso es, con qué puede contar en su «intimidad», en la fuente de sus actos
«interiores» o «exteriores»? Y además: ¿cómo «debería» actuar, … de qué modo los valores conocidos
según la «escala» revelada en el sermón de la montaña constituyen un deber de su voluntad y de su
«corazón», de sus deseos y de sus opciones? ¿De qué modo le «obligan» en la acción, en el
comportamiento, si, acogidas mediante el conocimiento, le «comprometen» ya en el pensar y de
alguna manera, en el «sentir»?”. (HM 44:2)
2.48 “El amor y la vida según el Evangelio no pueden proponerse ante todo bajo la categoría de
precepto, porque lo que exigen supera las fuerzas del hombre. Sólo son posibles como fruto de un don
de Dios, que sana, cura y transforma el corazón del hombre por medio de su gracia”. Vivir el Evangelio,
pues, es «una posibilidad abierta al hombre exclusivamente por la gracia, por el don de Dios, por su
amor» (VS 23, 24)
2.49 “…basándose en las palabras de Cristo en el sermón de la montaña, el ethos cristiano se
caracteriza por una transformación de la conciencia y de las actitudes de la persona humana, tanto del
hombre como de la mujer, capaz de manifestar y realizar el valor del cuerpo y del sexo, según el designio
originario del Creador, puestos al servicio de la «comunión de las personas», que es el substrato más
profundo de la ética y de la cultura humana. …el cuerpo y la sexualidad constituyen, …para el
cristianismo …un «valor no bastante apreciado». (HM 43:3)

5. El misterio de la redención

Restituye nuestra verdad originaria

“Ustedes saben que fueron rescatados ... con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin
mancha y sin defecto, predestinado antes de la creación del mundo y manifestado en los
últimos tiempos”. 1 Pedro 18,19

Abrid las puertas al redentor 48.

• El hombre no puede vivir sin amor. Él permanece para sí mismo un ser


incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor,
si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no
participa en él vivamente. Por esto precisamente, Cristo Redentor, como
se ha dicho anteriormente, revela plenamente el hombre al mismo hombre.
Tal es —si se puede expresar así— la dimensión humana del misterio de la
Redención. En esta dimensión el hombre vuelve a encontrar la grandeza, la
dignidad y el valor propios de su humanidad. En el misterio de la
Redención el hombre es «confirmado» y en cierto modo es nuevamente
creado. ¡Él es creado de nuevo! 49.
• La redención la parte más consistente de las catequesis, es una verdad,
una realidad, en cuyo nombre debe sentirse llamado el hombre, y
«llamado con eficacia» 50.

48 … son las primeras palabras de la Bula del Papa Juan Pablo II que convocaba el Jubileo en el 1950 aniversario de la Redención. Enero 6, 1983.

49 CARTA ENCÍCLICA REDEMPTOR HOMINIS, 10

50 HM 46:4

68
parte I
• Es la «pasión» pastoral de san Juan Pablo II por decir al hombre toda la
CICLO 2
verdad sobre el hombre la que ha generado estas catequesis: para que la
humanidad de todo hombre sea reconocida en su incomparable dignidad
de criatura de Dios redimida en Cristo.
• “Solamente la perspectiva de la redención justifica la referencia al
«principio», o sea, la perspectiva del misterio de la creación en la totalidad
de la enseñanza de Cristo”.51
• Es precisamente aquí, carísimos Hermanos, Hijos e Hijas, donde se
impone una respuesta fundamental y esencial, es decir, la única
orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la
voluntad y del corazón es para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del
hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A Él nosotros queremos mirar,
porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de HOMBR E
Pedro «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna» 52. Histórico

El hombre que quiere comprenderse


hasta el fondo a sí mismo ...
debe, acercarse a Cristo
… entrar en Él con todo su ser,
debe «apropiarse» y asimilar toda la realidad
de la Encarnación y de la Redención.53

2.50… debemos tender constantemente a Aquel «que es la cabeza», a Aquel «de quien todo
procede y para quien somos nosotros», a Aquel que es al mismo tiempo «el camino, la verdad» y «la
resurrección y la vida», a Aquel que viéndolo nos muestra al Padre, a Aquel que debía irse de
nosotros — se refiere a la muerte en Cruz y después a la Ascensión al cielo — para que el Abogado
viniese a nosotros y siga viniendo constantemente como Espíritu de verdad. En Él están escondidos
«todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia», y la Iglesia es su Cuerpo. La Iglesia es en Cristo
como un «sacramento, o signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el
género humano» y de esto es Él la fuente. ¡Él mismo! ¡Él, el Redentor!. RH, 7

El «significado esponsal» está estrechamente


vinculado con la redención: nacido del acto
creador, re-nace del acto redentor de Cristo
que desposa a la Iglesia en la cruz.

51 HM 49:3

52 CARTA ENCÍCLICA REDEMPTOR HOMINIS, 7

53 RH, 10

69
2.5I “«El cuerpo… no es para impureza, sino para el Señor, y el Señor es para el cuerpo» (I Cor 6, 13).
Es difícil expresar de manera más concisa lo que comporta para cada uno de los creyentes el misterio
de la Encarnación. El hecho de que el cuerpo humano haya hecho en Jesucristo cuerpo de Dios-
Hombre logra, por este motivo, en cada uno de los hombres, una nueva elevación sobrenatural, que
cada cristiano debe tener en cuenta en su comportamiento respecto al «propio» cuerpo y,
evidentemente, respecto al cuerpo del otro… La redención del cuerpo comporta la institución en
Cristo y por Cristo de una nueva medida de la santidad del cuerpo”. (HM 56:4)

• La «redención del cuerpo», que alcanzará su plenitud al final de los


tiempos sucede ya ahora en este mundo.
• El Espíritu Santo, que es Espíritu de amor y de unidad, realiza
concretamente la finalidad del sacrificio redentor de Cristo, la reunión de
los hijos de Dios en un tiempo dispersos 54.

2.52 “En el sermón de la montaña, Cristo no invita al hombre a retornar al estado de la inocencia
originaria, porque la humanidad la ha dejado irrevocablemente detrás de sí, sino que lo llama a encontrar
—… lo que es «humano»— las formas vivas del «hombre nuevo» . De este modo se establece un vínculo;
más aún, una continuidad entre el «principio» y la perspectiva de la redención. En el ethos de la
redención del cuerpo deberá reanudarse de nuevo el ethos originario de la creación. Cristo no cambia la
ley, sino que confirma el mandamiento: «No cometerás adulterio»; pero, al mismo tiempo, lleva el
entendimiento y el corazón de los oyentes hacia esa «plenitud de la justicia», querida por Dios creador y
legislador, que encierra este mandamiento en sí. Esta plenitud se descubre: primero con una visión
interior «del corazón», y luego con un modo adecuado de ser y de actuar. La forma del hombre «nuevo»
puede surgir de este modo de ser y de actuar, en la medida en que el ethos de la redención del cuerpo
domina la concupiscencia de la carne y a todo el hombre de la concupiscencia. Cristo indica con
claridad que el camino para alcanzarlo debe ser camino de templanza y de dominio de los deseos. El
ethos de la redención contiene en todo ámbito —y directamente en la esfera de la concupiscencia de la
carne— el imperativo del dominio de sí, la necesidad de una inmediata continencia y de una templanza
habitual”. (HM 49:4)
2.53 Romanos 8, 23, la «redención del cuerpo» tiene también una dimensión «cósmica», pero en el
centro de ella está el hombre: el hombre constituido en la unidad personal del espíritu y del cuerpo. Y
precisamente en este hombre, en su «corazón», y consiguientemente en todo su comportamiento,
fructifica la redención de Cristo, gracias a esas fuerzas del Espíritu que realizan la «justificación», esto es,
hacen realmente que la justicia «abunde» en el hombre”. (HM 52:1)

“La redención del cuerpo, es la redención


del hombre. Al mismo tiempo…
es la redención del mundo
tiene una dimensión cósmica”55

54 JUAN PABLO II - AUDIENCIA GENERAL - Miércoles 25 de mayo de 1983, 2

55 HM 86:2

70
parte I
6. El Amor derramado en el corazón CICLO 2

Don del Espíritu Santo

"Los que son según la carne sienten las cosas carnales; los que son según el Espíritu
sienten las cosas espirituales. Porque el apetito de la carne es muerte, pero el apetito
del Espíritu es vida y paz. Por lo cual el apetito de la carne es enemistad con Dios y no
se sujeta ni puede sujetarse a la ley de Dios. Los que viven según la carne no pueden
agradar a Dios: pero vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que de
verdad el Espíritu de Dios habita en vosotros. Pero si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, éste no es de Cristo. Mas si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el
pecado, pero el espíritu vive por la justicia" Rom 8, 5-10. HOMBR E
Histórico
• Pablo presenta la victoria final sobre el pecado y sobre la muerte, de lo que
es signo y anuncio la resurrección de Cristo: «El que resucitó a Cristo
Jesús de entre los muertos, dará también vida a vuestros cuerpos
mortales por virtud de su Espíritu, que habita en vosotros» (Rom 8, 11).

2.54 En los textos de San Pablo se superponen —y se compenetran recíprocamente— la dimensión


ontológica (la carne y el espíritu), la ética (el bien y el mal) y la pneumatológica (la acción del Espíritu Santo
en el orden de la gracia). DV, 55
2.55 Sus palabras (especialmente en las Cartas a los Romanos y a los Gálatas) nos permiten conocer
y sentir vivamente la fuerza de aquella tensión y lucha que tiene lugar en el hombre entre la apertura a la
acción del Espíritu Santo, y la resistencia y oposición a él, a su don salvífico. DV, 55

• Si el dominio en la esfera del ethos se manifiesta y se realiza como «amor,


alegría, paz, paciencia, benevolencia, bondad, fidelidad, mansedumbre,
dominio de sí» —así leemos en la Carta a los Gálatas—, entonces detrás
de cada una de estos comportamientos, hay una opción específica, un
esfuerzo de la voluntad, fruto del espíritu humano penetrado por el
Espíritu de Dios, que se manifiesta en la elección del bien.

• En esta lucha entre el bien y el mal, el hombre se demuestra más fuerte


gracias a la potencia del Espíritu Santo que actuando dentro del espíritu
humano, hace realmente que sus deseos fructifiquen en bien.

Por tanto, éstas son no sólo


y no tanto «obras» del hombre,
cuanto «fruto»; esto es, efecto de
la acción del «Espíritu» en el hombre.

71
2.56 La relación íntima con Dios por el Espíritu Santo hace que el hombre se comprenda, de un modo
nuevo, también a sí mismo y a su propia humanidad. De esta manera, se realiza plenamente aquella
imagen y semejanza de Dios que es el hombre desde el principio. DV, 59
2.57 “Los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, afabilidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza…" (Gal 5, 22-23). … la vida «según la carne» se opone a la vida «según el Espíritu»,
no sólo en el interior del hombre, en su «corazón», sino, como se ve, encuentra un amplio y diferenciado
campo para traducirse en obras. … en el primer caso nos encontramos con el hombre abandonado a la triple
concupiscencia, de la que dice Juan que viene «del mundo», en el segundo caso nos hallamos frente a … el
ethos de la redención”. (HM 51:5)

• ¿Qué significa la afirmación: «La carne tiene tendencias contrarias a las


del Espíritu y el Espíritu tendencias contrarias a las de la carne»? (Gál 5, 17).
• La «carne», en el lenguaje de las Cartas de San Pablo, indica no sólo al
hombre «exterior», sino también al hombre «interiormente» sometido al
«mundo».

2.58 “… se podría decir que la tensión entre la «carne» y el «Espíritu» … se manifiesta en su corazón
como «combate» entre el bien y el mal. Ese deseo, del que habla Cristo en el sermón de la montaña
(cf. Mt 5, 27-28), aunque sea un acto «interior», sigue siendo ciertamente —según el lenguaje paulino—
una manifestación de la vida «según la carne». Al mismo tiempo, ese deseo nos permite comprobar
cómo en el interior del hombre la vida «según la carne» se opone a la vida «según el Espíritu». …las
palabras de Pablo, que tratan de la vida «según la carne» y «según el Espíritu», son al mismo tiempo una
síntesis y un programa; y es preciso entenderlas en esta clave”. (HM 51:2)

Todos los pecados son expresión de la


«vida según la carne», que se contrapone
a la «vida según el Espíritu».

2.59 Bajo la acción del Espíritu Santo, el hombre descubre hasta el fondo que su naturaleza espiritual
no está velada por la corporeidad, sino que, por el contrario, es el espíritu el que da sentido verdadero al
cuerpo. San Juan Pablo II - Domingo de Pentecostés, Mayo 31, 1998
2.60 “Pablo, al hablar de las «obras de la carne» (cf. Gál 5, 11-21), menciona no sólo los «pecados
carnales» y del placer sexual ligado con la carne—, sino que nombra también otros pecados, a los que no
estaríamos inclinados a atribuir un carácter también «carnal» y «sensual»: «idolatría, hechicería, odios,
discordias, celos, iras, rencillas, disensiones, divisiones, envidias...» (Gál 5, 20-21). De acuerdo con
nuestras categorías antropológicas (y éticas) nos sentiríamos propensos, más bien, a llamar a todas las
obras enunciadas aquí “pecados del espíritu” humano, antes que pecados de la «carne» - No sin motivo
habremos podido entrever en ellas más bien los efectos de la «concupiscencia de los ojos» o de la
«soberbia de la vida», que no los efectos de la «concupiscencia de la carne». Sin embargo, Pablo las
califica como «obras de la carne». (HM 52:2)
2.6i “Pablo, cuando habla de la necesidad de hacer morir a las obras del cuerpo con la ayuda del
Espíritu, expresa precisamente aquello de lo que Cristo habló en el sermón de la montaña, haciendo
una llamada al corazón humano y exhortándolo al dominio de los deseos, también de los que se
expresan con la «mirada» del hombre dirigida hacia la mujer, a fin de satisfacer la concupiscencia de la
carne. …como escribe Pablo, el «hacer morir las obras del cuerpo con la ayuda del Espíritu», es
condición indispensable de la «vida en el Espíritu», esto es, de la «vida» que es antítesis de la «muerte»,
de las que se habla en el mismo contexto. La vida «según la carne», en efecto, tiene como fruto la
«muerte», es decir, lleva consigo como efecto la «muerte» del Espíritu”. (HM 52:4)

72
parte I
2.62 “…precisamente aquí toca el punto esencial, descubriendo casi las mismas raíces antropológicas
del ethos evangélico. Efectivamente, si «toda la ley» (ley moral del Antiguo Testamento) «halla su CICLO 2
plenitud» en el mandamiento de la caridad, la dimensión del nuevo ethos evangélico no es más que una
llamada dirigida a la libertad humana, una llamada a su realización plena y, en cierto sentido, a la más
plena «utilización» de la potencialidad del espíritu humano”. (HM 53:1)

Libertad que se convierte en


fuente de «obras» nuevas
y de «vida» según el Espíritu.

2.63 «Cristo nos ha liberado para que seamos libres», precisamente en el sentido en que El nos ha
manifestado la subordinación ética (y teológica) de la libertad a la caridad y que ha vinculado la libertad HOMBR E
con el mandamiento del amor. Entender así la vocación a la libertad («Vosotros..., hermanos, habéis sido Histórico
llamados a la libertad»: Gál 5, 13) significa configurar el ethos, en el que se realiza la vida «según el
Espíritu». (HM 53:2)

La pureza del corazón según San Pablo

«Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa. Por tanto, quien esto
desprecia, no desprecia al hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo»
1 Tes 4, 7-8

• Cristo ve en el corazón en lo íntimo del hombre, la fuente de la pureza 56.


• Es «puro» todo lo que es moralmente bueno, e «impuro» lo que es
moralmente malo.
• La definición de pureza elaborada en estas catequesis es mucho más rica y
profunda de lo que comúnmente se entiende. Tiene una dimensión de
«continencia», de «templanza», es decir el imperativo del dominio de sí
mediante el señorío sobre sí mismo, la continencia de los deseos, se
restablece el corazón humano, es decir, la alianza con el valor del cuerpo.
• Por «pureza» se debe entender el justo modo de tratar la esfera sexual,
según el estado personal (y no necesariamente una abstención absoluta de
la vida sexual), entonces indudablemente esta «pureza» está comprendida
en el concepto paulino de «dominio de sí».

2.64 “La imagen paulina de la virtud de la pureza … es profundamente justa, completa y adecuada.
… Pablo considera la pureza no sólo como capacidad sino, … una manifestación concreta de la vida
«según el Espíritu», en la que la capacidad humana está interiormente fecundada y enriquecida por lo
que Pablo, en la Carta a los Gálatas 5, 22, llama «fruto del Espíritu». (HM 54:4)

56 HM 50:2

73
• La pureza, así entendida, no es sólo virtud moral, sino que es fruto del don
del Espíritu.
• La pureza es signo de la «redención del cuerpo», que es don de la gracia del
Espíritu, y empeño personal por ser fieles a éste don.
• La pureza es exigencia del amor. Es la dimensión de su verdad interior en
el «corazón» del hombre” 57.
• El hombre y la mujer de «corazón puro» son el hombre y la mujer
redimidos en su cuerpo, en su persona, por el don del Espíritu; restituidos
por tanto a su capacidad de don.
• «Habéis sido comprados a gran precio» (1 Cor 6, 20). El fruto de la
redención es, en efecto, el Espíritu Santo, que habita en el hombre y en
su cuerpo como en un templo. En este don, que santifica a cada hombre,
el cristiano se recibe nuevamente a sí mismo como don de Dios 58”.

2.65 “Un análisis sobre la pureza será un complemento indispensable de las palabras pronunciadas por
Cristo en el sermón de la montaña. Cristo, explicando el significado justo del mandamiento: «No cometerás
adulterio», hizo una llamada al hombre interior, especificó, al mismo tiempo, la dimensión fundamental de la
pureza… Las palabras: «Pero yo os digo que todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido
adulterio con ella en su corazón» (Mt 5, 28) expresan lo que contrasta con la pureza. A la vez, estas palabras
exigen la pureza que en el sermón de la montaña está comprendida en el enunciado de las bienaventuranzas:
«Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios» (Mt 5, 8)”. (HM 50:1)
2.66 “El camino de la llamada a la pureza del corazón, tal como fue expresada en el sermón de la
montaña, es en todo caso reminiscencia de la soledad originaria, de la que fue liberado el hombre-varón
mediante la apertura al otro ser humano, a la mujer. La pureza de corazón se explica en fin de cuentas,
mediante la relación hacia el otro sujeto, que es originariamente y permanentemente «con-llamado».
(HM 49:7)
2.67 “Cristo enseña que al mandamiento se cumple a través de la «pureza de corazón», de la cual no
participa el hombre sino a costa de mantener la firmeza en relación con todo lo que tiene su origen en la
concupiscencia de la carne. Adquiere la «pureza de corazón» quien sabe exigir coherentemente: a su
«corazón» y a su «cuerpo»”. (HM 43:5).
2.68 La pureza de corazón permite “«la absorción de la vergüenza por el amor». La vergüenza es
absorbida por el amor, de manera que el hombre y la mujer dejan de sentirla en sus relaciones sexuales.
Este proceso tiene una enorme importancia desde el punto de vista de la moral sexual” (AR pág. 202).
2.69 “[En la] tradición jurídico-religiosa de la Antigua Alianza se formó un modo erróneo de entender
la pureza moral. Se la entendía frecuentemente de modo exclusivamente exterior y «material». … Cristo
se opone a ella de modo radical: nada hace al hombre inmundo «desde el exterior», ninguna suciedad
«material» hace impuro al hombre en sentido moral, o sea, interior. Ninguna ablución, ni siquiera ritual,
es idónea de por sí para producir la pureza moral. Esta tiene su fuente exclusiva en el interior del
hombre: proviene del corazón”. (HM 50:3)

57 HM 49:7

58 HM 56:4

74
parte I
“la pureza de corazón, de la que habló Cristo en
CICLO 2
el sermón de la montaña— se realiza
precisamente en la «vida según el Espíritu»”.59

2.70 “Estas dos dimensiones de la pureza —la dimensión moral, la virtud, y la dimensión carismática,
el don del Espíritu Santo— están presentes y estrechamente ligadas en el mensaje de Pablo. Esto lo
pone especialmente de relieve el Apóstol en la primera Carta a los Corintios, en la que llama al cuerpo
«templo por tanto, morada y santuario del Espíritu Santo»”. (HM 56:1)
2.7i “ San Pablo no es el autor de las palabras sobre la triple concupiscencia. …éstas se encuentran en
la primera Carta de San Juan. … análogamente a ésa que para Juan (1 Jn 2, 16-17) es contraposición en
el interior del hombre entre Dios y el mundo (entre lo que viene «del Padre» y lo que viene «del mundo»)
— contraposición que nace en el corazón y penetra en las acciones del hombre como «concupiscencia
de los ojos, concupiscencia de la carne y soberbia de la vida»—, San Pablo pone de relieve en el HOMBR E
cristiano otra contradicción: la oposición y juntamente la tensión entre la «carne" y el «Espíritu» (escrito
Histórico
con mayúscula, es decir, el Espíritu Santo): «Os digo pues: andad en Espíritu y no deis satisfacción a la
concupiscencia de la carne. Porque la carne tiene tendencias contrarias a las del Espíritu, y el Espíritu
tendencias contrarias a las de la carne, pues uno y otro se oponen de manera que no hagáis lo que
queréis» (Gál 5, 16-17). De aquí se sigue que la vida «según la carne» está en oposición a la vida «según
el Espíritu». «Los que son según la carne sienten las cosas carnales; los que son según el Espíritu
sienten las cosas espirituales» (Rom 8, 5)”. (HM 50:5)
2.72 “«¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis
recibido de Dios, y que, por tanto, no os pertenecéis?» , pregunta Pablo a los Corintios (1 Cor 6, 19),
después de haberles instruido antes con mucha severidad acerca de las exigencias morales de la
pureza”. (HM 56:2)
2.73 “Ya desde ahora [la pureza de corazón] nos concede ver según Dios…; nos permite considerar el
cuerpo humano, el nuestro y el del prójimo, como un templo del Espíritu Santo.” (CIC 2519).
2.74 “La pureza como virtud, o sea, capacidad de «mantener el propio cuerpo en santidad y respeto»,
aliada con el don de la piedad, como fruto de la inhabitación del Espíritu Santo en el «templo» del
cuerpo, realiza en él una plenitud tan grande de dignidad en las relaciones interpersonales, que Dios
mismo es glorificado en él. La pureza es gloria del cuerpo humano ante Dios. Es la gloria de Dios en el
cuerpo humano, a través del cual se manifiestan la masculinidad y la feminidad. De la pureza brota esa
belleza singular que penetra cada una de las esferas de la convivencia recíproca de los hombres y
permite expresar en ella la sencillez y la profundidad, la cordialidad y la autenticidad irrepetible de la
confianza personal”. (HM 57:3)
2.75 “…no descubriremos en profundidad la riqueza del pensamiento contenido en los textos paulinos,
si no tenemos en cuenta que el misterio de la redención también da fruto en el hombre de modo
carismático. El Espíritu Santo … entra en el cuerpo humano como en el propio «templo», habita en él y
obra con sus dones espirituales”. (HM 57:1)
2.76 “Si la pureza dispone al hombre a «mantener el propio cuerpo en santidad y respeto», como
leemos en la primera Carta a los Tesalonicenses (4, 3-5), la piedad, que es don del Espíritu Santo,
parece servir de modo particular a la pureza, sensibilizando al sujeto humano para esa dignidad que es
propia del cuerpo humano en virtud del misterio de la creación y de la redención”. (HM 57:1)

59 HM 50:5

75
Precisamente, por esto, nos remontamos a estas palabras «al «principio»… Las
palabras de Cristo son realistas. No tratan de hacer volver el corazón humano al
estado de inocencia originaria, que el hombre ya ha dejado detrás de sí en el
momento en que ha cometido el pecado original: le indican, en cambio, el camino
hacia una pureza de corazón, que también le es posible y accesible en el estado de
la pecaminosidad hereditaria.

2.77 “¡Cristo nos ha redimido! Esto significa que él nos ha dado la posibilidad de realizar toda la
verdad de nuestro ser; ha liberado nuestra libertad del dominio de la concupiscencia. Y si el hombre
redimido sigue pecando, esto no se debe a la imperfección del acto redentor de Cristo, sino a la
voluntad del hombre de substraerse a la gracia que brota de ese acto. El mandamiento de Dios
ciertamente está proporcionado a las capacidades del hombre: pero a las capacidades del hombre a
quien se ha dado el Espíritu Santo; del hombre que, aunque caído en el pecado, puede obtener
siempre el perdón y gozar de la presencia del Espíritu»”. VS, 103

Sólo en el misterio de la Redención de Cristo están las posibilidades «concretas» del


hombre. «Sería un error gravísimo concluir... que la norma enseñada por la Iglesia es en
sí misma un «ideal» que ha de ser luego adaptada, proporcionada, graduada a las -se
dice- posibilidades concretas del hombre: según un «equilibrio de los varios bienes en
cuestión».
• “Porque Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que
manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te
ayuda para que puedas” 60.
• María entró en la historia de la salvación del mundo mediante la
obediencia de la fe. Y la fe, en su esencia más profunda, es la apertura del
corazón humano ante el don: ante la auto comunicación de Dios por el
Espíritu Santo 61.

«Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo».

60 VS, 102

61 Dominum et Vivificantem, Juan Pablo II, 51

76
77
78
HOMBRE ESCAtológico
Cristo apela a la resurrección de la carne

I. La resurrección del cuerpo


La realidad del mundo futuro
La espiritualización del cuerpo
La divinización del cuerpo
La visión beatífica
El cumplimiento definitivo del significado esponsal del cuerpo parte I

La comunión de los santos CICLO 3

HOMBR E
ESCATólogico

79
La resurrección de la carne
El hombre como llamado a la gloria
9 Catequesis 64 · 72 - Noviembre 11, 1981 a Febrero 10, 1982

Aquel mismo día se le acercaron unos saduceos,


que son los que niegan la resurrección, y le propusieron este caso:
«Maestro, Moisés dijo: "Si alguien muere sin tener hijos, que su hermano,
para darle descendencia, se case con la viuda".
Ahora bien, había entre nosotros siete hermanos. El primero se casó
y como murió sin tener hijos, dejó su esposa al hermano.
Lo mismo ocurrió con el segundo, después con el tercero, y así sucesivamente hasta el
séptimo. Finalmente, murió la mujer. Respóndenos: cuando resuciten los muertos,
¿de cuál de los siete será esposa, ya que lo fue de todos?». Jesús les dijo:
«Están equivocados, porque desconocen las Escrituras y el poder de Dios. En la
resurrección ni los hombres ni las mujeres se casarán,
sino que todos serán como ángeles en el cielo».
Mateo 22, 23-30

Permite ver la intrínseca relación entre 3 conceptos


fundamentales de la «teología del cuerpo» :
- La resurrección de la carne - El significado esponsal del cuerpo
- La temporalidad del matrimonio

El mismo hombre es creado «al principio» y es resucitado «al final»,


y esta doble referencia, al principio y al final, penetra la realidad del hombre
histórico, el hombre del que cada uno tiene experiencia.

La resurrección de los cuerpos constituye la perfecta unificación de la


persona humana. En la resurrección, el cuerpo es restituido a la persona.

«La resurrección consistirá… en la perfecta realización de lo que en el


hombre es personal», ya que el espíritu no sólo dominará el cuerpo,
sino que lo «impregnará plenamente».

Gracias al tríptico de la antropología adecuada podemos comprender el


cuerpo del hombre como creado (hombre originario),
redimido (hombre histórico) y glorificado (hombre escatológico).

En el cuerpo glorificado de Cristo


brilla la verdad definitiva
de la condición humana.

80
parte I

HOMBRE ESCATOLÓGICO CICLO 3

Este tercer ciclo arranca con la disputa de Jesús con los saduceos:
disputa en la cual Él se refiere a la resurrección, revelando así una dimensión
completamente nueva del misterio del hombre. La verdad del hombre es
captada a través de la verdad de su cuerpo.
“Por Él, los hijos de la luz nacen a la vida eterna.
Y las puertas de los cielos han vuelto a abrirse para los que creen en Él,
ya que en su muerte murió nuestra muerte y en su gloriosa resurrección
hemos resucitado todos. Por eso, con esta efusión de gozo pascual,
el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, HOMBR E
los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria...” ESCATOLÓGICO
Prefacio Pascua - La nueva vida en Cristo

Muchas personas tienen una visión incorpórea o “espiritualista” del cielo. Tienden a
ver el cuerpo como una cáscara o incluso una cárcel de la cual finalmente (y
felizmente) serán liberadas al morir. Esta es idea de Platón, no del cristianismo. De
hecho, esta noción ataca los cimientos mismos del cristianismo.

Creo en el Espíritu Santo,


la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Credo de los Apóstoles

I. La resurrección del cuerpo

La realidad del mundo futuro

“Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él”.
Lc 12, 38
• El fin de las cosas manifiesta su definitiva verdad.
• Al hombre, el fin se le aparece como su destino, lo que le afecta de modo
directo su identidad personal.
• Se le presenta la tarea de conocer su propio destino y ordenar su vida en
relación a él - una vida sin fin en comunión con Dios.
• Este ciclo completa las reflexiones con el «estado final» del cuerpo: La
resurrección.

81
“Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser
hijos de la resurrección”. Lc 12,36

• En la respuesta de Cristo, la afirmación central de la resurrección de los


cuerpos incluye la significación sexual, aunque no en su sentido
matrimonial, “que pertenece exclusivamente a este mundo” (HM 66:2)
• Los hombres seguirán siendo varones y mujeres.
• El significado original de la corporeidad va a encontrar una «plenitud» en el
cuerpo glorioso. Es la plenitud de la comunión con Dios y de los hombres
entre sí.
• El significado esponsal del cuerpo permanece en la medida que está unido
a la realización de la comunión de las personas.
• Es la plenitud de la persona, que vivirá en la participación de la comunión
trinitaria.

3.0 Respecto a la posibilidad de la resurrección, Cristo se remite precisamente a ese poder, que va unido
con el testimonio del Dios vivo, que es el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob y el Dios de Moisés. El
Dios, a quien los saduceos "privan" de este poder, no es el verdadero Dios de sus Padres, sino del Dios de
sus hipótesis e interpretaciones. Cristo, en cambio, ha venido para dar testimonio del Dios de la Vida en
toda la verdad de su poder que se despliega en la vida del hombre. (HM 65:7)
Esta "experiencia escatológica" del Dios viviente concentrará en sí no sólo todas las
energías espirituales del hombre, sino que al mismo tiempo, le descubrirá, de modo
vivo y experimental, la "comunicación" de Dios a toda la creación y, en particular, al
hombre; lo cual es el "don" más personal de Dios en su misma divinidad, al hombre; a
ese ser, que desde el principio lleva en sí la imagen y semejanza de El 62.
3.i La resurrección, según las palabras de Cristo referidas por los sinópticos, significa no sólo la
recuperación de la corporeidad y el restablecimiento de la vida humana en su integridad mediante la
unión del cuerpo con el alma, sino también un estado totalmente nuevo de la misma vida humana. (HM
66:3)
3.3 ¿Se puede decir algo aún más detallado sobre este tema? Sin duda, las palabras de Cristo referidas
por los sinópticos (Lc 20, 27-40) nos autorizan a esto. …leemos que "los juzgados dignos de tener parte
en aquel siglo y en la resurrección de los muertos... ya no pueden morir y son semejantes a los ángeles e
hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección" (Mateo y Marcos dicen sólo que "serán como ángeles en
los cielos"). Este enunciado permite sobre todo deducir una espiritualización del hombre según una
dimensión diversa de la de la vida terrena (e incluso diversa de la del mismo "principio"). Es obvio que
aquí no se trata de transformación de la naturaleza del hombre en la angélica, esto es, puramente
espiritual. El contexto indica claramente que el hombre conservará en el "otro mundo" la propia
naturaleza humana psicosomática. Si fuese de otra manera, carecería de sentido hablar de resurrección.
(HM 66:5)
3.4…la verdad sobre la resurrección afirma con claridad que la perfección escatológica y la felicidad del
hombre no pueden ser entendidas como un estado del alma sola, separada (según Platón: liberada) del
cuerpo, sino que es preciso entenderla como el estado del hombre definitiva y perfectamente
"integrado", a través de una unión tal del alma con el cuerpo, que califica y asegura definitivamente esta
integridad perfecta. (HM 66:6)

62 HM 66:5

82
parte I
3.5 “En ningún punto la fe cristiana encuentra más contradicción que en la resurrección de la
carne” (San Agustín). Se acepta muy comúnmente que, después de la muerte, la vida de la persona CICLO 3
humana continúa de una forma espiritual. Pero ¿cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente
mortal pueda resucitar a la vida eterna? CIC 996

La resurrección significa una nueva


sumisión del cuerpo al espíritu.63
• Si queremos reflexionar sobre el escatón, tenemos que dejarnos guiar por
una “gama de experiencias” que rebasa nuestras capacidades mentales y
espirituales en el tiempo 64.

3.6 “Cuando Cristo habla de la resurrección futura, sus palabras no caen en el vacío. La experiencia HOMBR E
de la humanidad, y especialmente la experiencia del cuerpo, permiten al oyente unir a estas palabras ESCATOLÓGICO
la imagen de la nueva existencia en el «mundo futuro», a la que la experiencia terrena proporciona el
substrato y la base. Una reconstrucción teológica correlativa es, por tanto, posible” (HM 69: 2).
3.7 “Se tratará de una experiencia completamente nueva, pero que al mismo tiempo no estará en
modo alguno al margen de aquello en lo que el hombre ha tenido parte «desde el principio». Y ni
siquiera de aquello que ha constituido en él –en la dimensión histórica de su existencia– la fuente de
la tensión entre el espíritu y el cuerpo, y que se refiere… al significado procreativo del cuerpo y del
sexo. El hombre del «mundo futuro» encontrará en esa nueva experiencia del propio cuerpo
precisamente el cumplimiento de lo que ha llevado en sí perenne e históricamente” (HM 69: 5).

“Un alma sin cuerpo es exactamente lo opuesto de lo que pensaba Platón. No está
libre sino encadenada. Está en una forma extrema de parálisis.” El alma humana
tiene necesidad del cuerpo para expresarse – no sólo en la tierra sino también en el
cielo. “Es por esto que la resurrección de los cuerpos… no es un ‘extra’ del que
podemos prescindir. Cuando la muerte separa a los dos, lo que tenemos es un
monstruo de la naturaleza, una obscenidad. […] Y por esto lloró Jesús ante la tumba
de Lázaro: no sólo en duelo por su amigo fallecido sino ante esta obscenidad
cósmica” 65

63 HM 66:5

64 cfr. HM 67: 4

65 Traducido de: Peter Kreeft, Everything You Ever Wanted to Know about Heaven, Ignatius Press, 1990, pág. 93

83
La espiritualización del cuerpo

“Pues cuando resuciten de entre los muertos… serán como ángeles en los cielos (Mc
12, 25). “[Se] siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual” (1 Co 15, 44).
• Jesús dice que seremos como ángeles. No dice que seremos ángeles.
• La «espiritualización» del hombre se refiere a la inhabitación perfecta de
la Persona divina del Espíritu Santo.
• La «espiritualización» significa no sólo que el espíritu dominará al
cuerpo, sino, diría, que impregnará plenamente al cuerpo, y que las
fuerzas del espíritu impregnarán las energías del cuerpo 66.

3.8 “Es obvio que aquí no se trata de transformación de la naturaleza del hombre en la naturaleza
angélica, es decir, puramente espiritual.” Si fuese así, “carecería de sentido hablar de
resurrección” (HM 66: 5).
3.9 “la perfección no puede consistir en una oposición recíproca del espíritu y del cuerpo, sino [sólo]
en una profunda armonía entre ellos, salvaguardando el primado del espíritu (HM 67: 2).

La divinización del cuerpo

• La «divinización» en el «otro mundo», indicada por las palabras de


Cristo aportará al espíritu humano tal «gama de experiencias» de la
verdad y del amor, que el hombre nunca habría podido alcanzar en la
vida terrena 67.

3.i0 “[E]l estado del hombre en el «otro mundo» no sólo será un estado de perfecta espiritualización,
sino también de fundamental «divinización» de su humanidad”. Esta «divinización» será
“incomparablemente superior a la alcanzable en la vida terrena. Es necesario añadir que aquí se trata
no sólo de un grado diverso sino, en cierto sentido, de otro género de «divinización»” (HM 67: 3).
3.ii “La participación en la naturaleza divina, la participación en la vida interior de Dios mismo,
penetración e impregnación de lo que es esencialmente humano por parte de lo que es
esencialmente divino, alcanzará entonces su vértice, por medio del cual la vida del espíritu humano se
elevará a una plenitud tal, que antes le era absolutamente inaccesible”. El hombre escatológico
experimentará el “comunicarse de Dios, en su misma divinidad, no sólo al alma, sino a toda la
subjetividad psicosomática del hombre” (HM 67: 3).

66 HM 67 :1

67 HM 67:4

84
parte I
En esta "espiritualización" y "divinización", de las que el hombre participará en la
CICLO 3
resurrección, descubrimos —en una dimensión escatológica— las mismas
características que calificaban el significado “esponsal" del cuerpo; las descubrimos
en el encuentro con el misterio del Dios viviente, que se revela mediante la visión de
El "cara a cara” 68.

«El cielo no es el fin del matrimonio,


es la plenitud del matrimonio».

La visión beatifica
HOMBR E
ESCATOLÓGICO
“Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara” 1 Corintios 13, 12
• La visión beatífica fue prefigurada (tenuemente, desde luego) desde los
mismos inicios en la experiencia de la unión-desnudez-felicidad originarias.
• La visión beatífica es el cumplimiento definitivo del anhelo de unión que
tiene cada ser humano. Es la participación perfecta del hombre en la gracia.
• Contemplaremos “cara a cara” ese “misterio escondido desde la eternidad
en el Padre, misterio que en el tiempo ha sido revelado en Cristo, para
realizarse incesantemente por obra del Espíritu Santo 69.
• Toda la subjetividad personal del hombre a medida de la unión con Dios en
su misterio trinitario y de la intimidad con El en la perfecta comunión de las
personas 70.

3.i2 La visión beatífica es una “concentración del conocimiento… y del amor sobre Dios mismo –
concentración que no puede ser sino la plena participación en la vida interior de Dios, esto es, en la
misma Realidad Trinitaria” (HM 68: 4).
3.i3 “La ausencia del matrimonio en el cielo “no sólo se explica porque se trata del final de la historia, sino
también –y sobre todo– por la «autenticidad escatológica» de la respuesta [del hombre] a ese
«comunicarse» del Sujeto Divino”. La “experiencia beatificante del don de sí mismo por parte de Dios
[será] absolutamente superior a toda experiencia propia de la vida terrena. El recíproco don de sí mismo a
Dios –don en el que el hombre concentrará y expresará todas las energías de la propia subjetividad personal
y psicosomática– será la respuesta al don de sí mismo por parte de Dios al hombre”. Este intercambio será
“definitivamente… beatificante”. (HM 68: 2-3)
3.i4 “La visión beatífica es “la unión con Dios en su misterio trinitario y… la intimidad con Él en la
perfecta comunión de las personas” (HM 67: 3). La comunión (communio) escatológica del hombre
con Dios estará alimentada por la visión «cara a cara»… de esa comunión más perfecta–porque es
puramente divina–, que es la comunión trinitaria de las Personas divinas en la unidad de la misma
divinidad”. (HM 68: 1)

68 HM 67:5

69 HM 67:5

70 HM 67:3

85
El cumplimiento definitivo del
significado esponsal del cuerpo

Las palabras de Génesis 2, 22 («el hombre... se unirá a su mujer y los dos serán una
sola carne») nos dirigen «especialmente hacia este mundo», pero «no
completamente» 71, pues son «palabras sacramentales» y, como tales, nos dirigen de
alguna manera hacia el «otro mundo».
• Cristo explica que en el «otro mundo» «no tomarán mujer ni marido»,
entonces está claro que se trata aquí de un desarrollo de la verdad sobre el
hombre mismo 72.
• Cristo señala su identidad, aunque esta identidad se realice en la
experiencia escatológica de modo diverso respecto a la experiencia del
«principio» mismo y de toda la historia. Y, sin embargo, el hombre será
siempre el mismo, tal como salió de las manos de su Creador y Padre 73.
• Cristo dice: «No tomarán mujer ni marido», pero no afirma que este
hombre del «mundo futuro» no será ya varón ni mujer, como lo fue «desde
el principio». Es evidente, pues, que el significado de ser, en cuanto al
cuerpo, varón o mujer en el «mundo futuro», hay que buscarlo fuera del
matrimonio y de la procreación, pero no hay razón alguna para buscarlo
fuera de lo que (independientemente de la bendición de la procreación) se
deriva del misterio mismo de la creación y que luego forma también la más
profunda estructura de la historia del hombre en la tierra, ya que esta
historia ha quedado profundamente penetrada por el misterio de la
redención74.

3.i5 “El “hombre, como criatura no es capaz de «acoger» el don de Dios en la


plenitud transcendental de su divinidad. De un «don total» así (no creado) sólo
participa Dios mismo en la «comunión trinitaria de las Personas»”. No obstante, “el
don hecho al hombre por parte de Dios en Cristo es un don «total»… como indica
precisamente la analogía del amor esponsal: es, en cierto sentido, «todo» lo que Dios
«ha podido» dar de sí mismo al hombre, consideradas las facultades limitadas del
hombre criatura”. (HM 96: 4)

71 HM 69: 8

72 HM 69:3

73 idem.

74 idem

86
parte I
• Juan Pablo II afirma varias veces que seremos resucitados como masculino
CICLO 3
y femenino. Por lo tanto, la masculinidad y la feminidad permanecerán
como parte integral de nuestra comunión en el cielo.
• La diferencia sexual y nuestro anhelo de unión revela que somos creados
para la comunión eterna con la Comunión Eterna: Padre, Hijo y Espíritu
Santo.
• El significado esponsal del cuerpo se cumplirá en una dimensión eterna de
«comunión encarnada» que incluirá a todos los que respondan a la
invitación de las bodas del Cordero.

3.i6 “En “la resurrección, descubrimos –en una dimensión escatológica– las mismas características
que calificaban el significado «esponsal» del cuerpo; las descubrimos en el encuentro con el misterio
del Dios viviente, que se revela mediante Su visión «cara a cara»”. (HM 67: 5) HOMBR E
ESCATOLÓGICO
3.i7 “Ese significado [esponsal] perenne del cuerpo humano, al que la existencia de cada hombre,
cargado con la herencia de la concupiscencia, ha ocasionado necesariamente una serie de
limitaciones, luchas y sufrimientos, se revelará entonces de nuevo… en su cuerpo glorificado”. (HM
69: 6)
3.i8 “La realidad celestial “será, sobre todo, el redescubrimiento de sí mismo por parte del hombre
[cumplimiento de la ‘soledad originaria’], no solamente en la profundidad de la propia persona, sino
también en esa unión que es propia del mundo de las personas en su constitución psicosomática
[cumplimiento de la ‘unidad originaria’]”. (HM 68: 4)
3.i9 “Podemos “deducir que ese significado «esponsal» del cuerpo en la resurrección en la vida
futura corresponderá de modo perfecto tanto al hecho de que el hombre, como varón-mujer, es
persona creada a «imagen y semejanza de Dios» [recuerda la ‘soledad originaria’], como al
hecho de que esta imagen se realiza en la comunión de las personas [recuerda la unidad
originaria]. El significado «esponsal» de ser cuerpo se realizará, pues, como significado
perfectamente personal y comunitario a la vez (HM 69: 4).
3.20 “El “estado virginal del cuerpo… se manifestará plenamente como cumplimiento escatológico del
significado «esponsal» del cuerpo” (HM 68: 3). El cielo será la experiencia de “tanto la «virginidad»
perenne (unida al significado esponsal del cuerpo), como la «intersubjetividad» perenne de todos los
hombres, que vendrán a ser (como varones y mujeres) partícipes de la resurrección” (HM 71: 5*).

87
La comunión de los santos

• Para el hombre, la comunión de los santos es el último y definitivo


«communio personarum» Es la unión en «un cuerpo» de todo aquel que
responda a la invitación esponsal del Cordero.
• La comunión de los santos es una multitud de comuniones creadas,
consolidadas en unión entre sí por la visión eterna de la Comunión
Increada.
• En esta «unión de comunión» 75, veremos a todos y seremos vistos por
todos. Conoceremos a todos y seremos conocidos por todos. Y Dios será
«todo en todos» (1 Cor 15,28).
• La realidad escatológica se volverá así fuente de la perfecta realización
del «orden trinitario» en el mundo creado de las personas 76.

3.2i “La “comunión trinitaria de las Persona sólo puede encontrar una respuesta beatificante en [el
hombre] a través del realizarse de la comunión recíproca según la medida de las personas creadas. Y
por eso confesamos la fe en la «comunión de los santos» (HM 68: 4).
3.23 “La glorificación del cuerpo… revelará el valor definitivo [del cuerpo]… con una simplicidad y
esplendor tales que cada partícipe del «otro mundo» encontrará en su cuerpo glorificado la fuente
de la libertad del don”. Esta perfecta libertad “alimentará… cada una de las comuniones que
constituirán la gran comunidad de la comunión de los santos” (HM 69: 6).
3.24 “Debemos pensar en la realidad del «otro mundo» con las categorías del redescubrimiento de
una nueva, perfecta subjetividad de cada uno y, a la vez, del redescubrimiento de una nueva y
perfecta intersubjetividad de todos” [unidad]. Esto significa “el verdadero y definitivo cumplimiento de
la subjetividad humana, y, sobre esta base, el definitivo cumplimiento del significado «esponsal» del
cuerpo”. (HM 68: 4)
3.25 En “la «virginidad» escatológica del hombre resucitado,… se revelará el absoluto y eterno
significado esponsal del cuerpo glorificado en la unión con el mismo Dios, mediante la unión de una
perfecta intersubjetividad, que unirá a todos los «partícipes del otro mundo», hombres y mujeres, en el
misterio de la comunión de los santos” (HM 75: 1).
3.26 “Para el hombre esta consumación será la realización final de la unidad del género humano, querida
por Dios desde la creación… Los que estén unidos a Cristo formarán la comunidad de los rescatados, la
Ciudad Santa de Dios, “la Esposa del Cordero” (CIC 1045).

75 HM 68: 4

76 HM 68:4

88
89
PARTE Ii

PARTE
EL SACRAMENTO
II
90
VIRGINIDAD CRISTIANA

I. La continencia por el Reino de los Cielos


Las palabras de Cristo
La fecundidad que viene del Espíritu
Soledad y comunión
El celibato brota de la redención del cuerpo
La comprensión correcta de la «superioridad del celibato»
La complementariedad del celibato y el matrimonio
El significado esponsal del cuerpo como fundamento de la continencia parte II
CICLO 4

vir ginida d
cristiana

9i

91
VIRGINIDAD CRISTIANA
i4 Catequesis 73 · 86 - Marzo 10, 1982 a Julio 21, 1982

San Juan Pablo ofrece una visión hermosamente afirmante del


celibato cristiano como un vivir la verdad completa de la sexualidad humana.

La superación escatológica del matrimonio abre, ya en este mundo,


otro camino de realización del «significado esponsal» del cuerpo:
la vocación a la virginidad, una de las «dos situaciones fundamentales»
en que el hombre vive su vocación al amor.

Siguiendo el ejemplo de Cristo, que vivió esta


«continencia por el reino de los cielos»
y la propuso a sus discípulos, el cristiano descubre un
modo nuevo de comunión en que vivir el don total de sí mismo,
que se expresa por el «lenguaje», también corporal, de la continencia.

De este modo la virginidad confirma el significado esponsal


del cuerpo humano en su masculinidad y feminidad.
Este significado esponsal apunta al don total que la persona hace de sí.

La elección de éste modo de vida


sólo es posible en virtud del don de Dios,
que permite vivir «una nueva e incluso aún
más plena forma de comunión
con los otros».

Una comunión más profunda donde la persona alcanza


su verdadera plenitud, que es la comunión con Dios.
Esta comunión es la que realiza la virginidad por el reino de los cielos.

Matrimonio y virginidad
se iluminan mutuamente
y se complementan.

92
parte II
I. La continencia CICLO 4
por el reino de los cielos

En el manuscrito original de Juan Pablo II, el tema cae dentro del


«tríptico antropológico»; en cambio, ya en su catequesis constituye
un ciclo aparte, situado entre el «tríptico» y el «sacramento».
Se puede decir que pertenece a ambas partes de la Teología del Cuerpo: por
un lado es “anticipo y signo” del estado escatológico del hombre,
y por otra, marca el progreso desde el desarrollo de una
«antropología adecuada» a su aplicación –desde la pregunta,
¿qué significa ser humano? a la pregunta,
vir ginida d
¿cómo puedo vivir mi vida de acuerdo a la verdad de mi humanidad?
cristiana

4.0 “La Revelación cristiana conoce dos modos específicos de realizar integralmente la vocación de
la persona humana al amor: el Matrimonio y la Virginidad. Tanto el uno como la otra, en su forma
propia, son una concretización de la verdad más profunda del hombre, de su «ser imagen de
Dios».” (FC, 11).

Las palabras de Cristo

“Y él les respondió: «No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes
se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes
del seno de su madre; otros, porque fueron castrados [eunucos] por los hombres; y
hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda
entender, que entienda!».” (Mat 19, 11-12)

• Un «eunuco» es alguien físicamente incapaz de las relaciones sexuales.


• Un eunuco «por el reino» es alguien que libremente renuncia a las
relaciones sexuales como signo de aquel estado en el cual hombres y
mujeres «ni se casan ni se dan en matrimonio».

Los que son célibes por el reino «se saltan» el sacramento en anticipación de la
realidad última, «Las bodas con el Cordero».”

• Al obrar así se salen fuera de las dimensiones de la historia –mientras viven


dentro de las dimensiones de la historia – para proclamar al mundo que “el
reino de Dios está aquí.”
• Aunque el celibato nos dirige al «reino», es significativo que Cristo habló
de ello no en su discusión con los Saduceos acerca de la resurrección (Mat
22), sino con los fariseos acerca del matrimonio (Mat 19) (cfr. HM 73: 5).

93
4.i “Las palabras de Cristo “no expresan un mandamiento que obliga a todos, sino un consejo que se
refiere sólo a algunas personas” (HM 73: 4). El celibato por el Reino es “una excepción resecto a lo que
es más bien una regla común de esta vida” (HM 73: 5).
4.2 “Las palabras de Cristo “indican claramente el momento de la elección personal y a la vez el
momento de la gracia particular” de la vocación (HM 73: 4). Resaltan el “carácter voluntario y
sobrenatural” del celibato (HM 74: 1).
4.3 “En la tradición judía, el matrimonio “había adquirido un significado consagrado por la promesa
hecho a Abraham por el Señor… En ese ámbito las palabras de Cristo determinan un cambio
decisivo” (HM 74: 3, 4).
4.4 “Es como si Cristo dijera, “Sé que cuanto ahora os voy a decir va a suscitar gran dificultad… en
vuestro modo de entender el significado del cuerpo; os voy a hablar en efecto, de la continencia, y
eso se asociará indudablemente en vosotros al estado de deficiencia física, sea innata, sea adquirida
por causa humana. Yo, en cambio, quiero deciros que la continencia puede también ser voluntaria y
elegida por el hombre «por el reino de los cielos» (HM 74: 4).
4.5 “Para “aclarar qué es el reino de los cielos para quienes eligen la continencia voluntaria por su causa,
tiene un significado particular la revelación de la relación esponsal de Cristo con la Iglesia (HM 79: 7).
4.6 “En la Iglesia latina, los sacerdotes son ordinariamente elegidos entre hombres creyentes que viven
como célibes y que tienen la voluntad de guardar el celibato “por el Reino de los cielos” (CIC 1579).
4.7 “A la vida consagrada se confía la misión de señalar al Hijo de Dios hecho hombre como… la
infinita belleza que, sola, puede satisfacer totalmente el corazón humano… Una experiencia singular
de la luz que emana del Verbo encarnado es ciertamente la que tienen los llamados a la vida
consagrada: … ¡qué hermoso es estar contigo, dedicarnos a ti, concentrar de modo exclusivo nuestra
existencia en ti! En efecto, quien ha recibido la gracia de esta especial comunión de amor con Cristo,
se siente como seducido por su fulgor: Él es «el más hermoso de los hijos de Adán», el
Incomparable” (JPII, Vita consecrata 16,15).

La fecundidad que viene del Espíritu

“José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo


engendrado en ella es del Espíritu Santo” Mateo 1, 20.

• El matrimonio-virginal de José y María abraza el matrimonio celestial y el


matrimonio terrenal simultáneamente. A su vez, su matrimonio virginal
efectuó literalmente el matrimonio del cielo y la tierra.
• Su matrimonio, al juntar en la historia al hombre originario y al hombre
escatológico y crear las condiciones en que habría de realizarse la
encarnación del Hijo de Dios, alcanzó la absoluta plenitud de fecundidad
espiritual.
• Todos los hombres y mujeres que viven una vida auténtica de celibato “por
el reino” participan de alguna manera en esta fecundidad sobreabundante.

4.8 “María y José… fueron los primeros testigos de una fecundidad diversa de la carnal, esto es, de
una fecundidad del Espíritu: «pues lo que en ella ha sido concebido es obra del Espíritu Santo» (Mat
1, 20)” (HM 75: 2).

94
parte II
4.9 “El matrimonio de María con José… esconde en sí, al mismo tiempo, el misterio de la perfecta
comunión de las personas, del hombre y de la mujer en el pacto conyugal, y el misterio de esa singular CICLO 4
«continencia por el reino de los cielos»: continencia que servía, en la historia de la salvación, a la
perfecta «fecundidad del Espíritu Santo». Más aún, era, en cierto sentido, la absoluta plenitud de esa
fecundidad espiritual, dado que precisamente por las condiciones del pacto hecho en Nazareth por
María y José en el matrimonio y en la continencia, se ha realizado el don de la encarnación del Verbo
Eterno” (HM 75: 3).
4.i0 “La maternidad divina de María es también, en cierto sentido, una sobreabundante revelación
de esa fecundidad en el Espíritu Santo, al cual somete el hombre su espíritu cuando elige libremente…
la continencia “por el reino de los cielos’” (HM 75: 3).
4.ii “El celibato cristiano “debe llevar en su desarrollo regular a «la paternidad» o «maternidad» en
sentido espiritual… de modo análogo al amor conyugal… Por su parte, también la generación física
responde plenamente a su significado sólo si es completada por la paternidad y maternidad en el
espíritu, cuya expresión y fruto es toda la obra educadora de los padres respecto a los hijos, nacidos
de su unión” (HM 78: 5). vir ginida d
cristiana
4.i2 “Aunque Cristo “nazca de Ella como todo hombre…, sin embargo, la maternidad de María es
virginal: y a esta virginal maternidad de María corresponde el misterio virginal de José (HM 75: 2).
4.i3 “En esta familia José es el padre: no es la suya una paternidad derivada de la generación; y, sin
embargo, no es «aparente» o solamente «sustitutiva», sino que posee plenamente la autenticidad de la
paternidad humana” (RC, 21).

Soledad y comunión

De alguna forma la persona célibe elige libremente permanecer en el «dolor»


de la soledad ante Dios para dedicar todos sus anhelos de comunión hacia Cristo y
la Iglesia.
• Si no es «bueno que el hombre esté solo», el celibato cristiano revela que
el cumplimiento último de la soledad se encuentra en la comunión con
Dios y en la comunión de los santos – es decir, con Cristo y la Iglesia.
• El celibato enfatiza que el hombre está llamado a ser «Cónyuge del
Absoluto» - que su anhelo más profundo no es por el matrimonio terrenal,
sino por el matrimonio celestial.
• El celibato es sólo una «renuncia» cuando es visto «en las categorías del
orden temporal» (cfr. HM 79: 8). Cuando es visto a la luz del «reino» (y
según Cristo tiene que ser visto de esta manera), ¡la persona célibe no
pierde nada y gana todo!

El celibato gozoso testimonia


que el cielo es real. Y que vale la pena
sacrificarlo todo para poseerlo.

95
4.i4 “El celibato por el Reino debe demostrar “que el hombre, en su más profunda constitución …
está «solo» frente a Dios, con Dios. Pero, por otra parte, lo que… es una invitación a la soledad por
Dios, respeta, al mismo tiempo, tanto la «duplicidad de la humanidad» (esto es, su masculinidad y
feminidad), como también la dimensión de la comunión… propia de la persona (HM 77: 1).
4.i5 La invitación de Cristo al celibato no sólo respeta la naturaleza del hombre como “un ser
«dúplice» (esto es, inclinado como hombre hacia su mujer, y como mujer hacia el hombre), sino que
hace capaz a la persona célibe “de descubrir en esta soledad… una nueva e incluso aún más plena
forma de comunión intersubjetiva con los otros”. (HM 77: 2)
4.i6 “Quien… «comprende» de modo adecuado la llamada a la continencia por el reino de los cielos”
y la sigue conserva así “la verdad integral de la propia humanidad, sin perder en el camino de la vida
ninguno de los elementos esenciales de la vocación de la persona creada «a imagen y semejanza de
Dios». (HM 77: 1)
4.i7 El celibato por el Reino es una señal “del auténtico desarrollo de la imagen y semejanza de Dios,
en su significado trinitario, es decir, propio «de comunión»”. (HM 77: 2)
4.i8 “El hombre y la mujer “se hacen don recíproco a través de su masculinidad y feminidad, también
mediante la unión corporal. La continencia significa una renuncia consciente y voluntaria a esta unión
y a todo lo que está vinculado con ella” (HM 77: 3)

El celibato brota de
la redención del cuerpo

• Todos estamos llamados por Cristo a superar la dominación de la


concupiscencia por medio de la redención del cuerpo.
• Sólo al grado que experimentemos la libertad de la concupiscencia puede
el ethos de las vocaciones cristianas (celibato y matrimonio) cobrar sentido.
Ambos surgen de la redención del corazón.

Por eso el celibato no es sólo una cuestión


de formación, sino de transformación 77.

• Sin la redención, elegir el celibato para la vida entera es absurdo. Con ella,
no sólo se hace posible. Se hace atractivo.

4.i9 La persona célibe “tiene la conciencia de poder, de este modo, realizarse a sí mismo
«diversamente» y, en cierto sentido, «más» que en el matrimonio, haciéndose «don sincero para los
demás»”. (HM 77: 2)
4.20 “Tras las palabras de Cristo sobre la lujuria y el celibato, “se encuentra la misma antropología y
el mismo ethos. En la invitación a la continencia voluntaria por el reino de los cielos se amplían las
perspectivas de este ethos” (HM 77: 4).
4.2i “La persona célibe debe someter “la pecaminosidad de la propia humanidad a las fuerzas que
brotan del misterio de la redención del cuerpo… como todo otro hombre… [cuyo] camino es el del
matrimonio. Sólo es diverso el tipo de responsabilidad por el bien elegido, como es diverso el mismo
género de bien elegido.” (HM 77: 4).

77 cfr. HM 81: 5

96
parte II
4.22 La “aplicación del concepto de «instinto sexual» al hombre -dada la dualidad en la que existe como
varón o hembra- limita sin embargo enormemente, y en cierto sentido «disminuye» lo que es la misma CICLO 4
masculinidad-feminidad en la dimensión personal de la subjetividad humana… En la base de la llamada de
Cristo a la continencia” está “la conciencia de la libertad del don, que está orgánicamente unida con la
profunda y madura conciencia del significado esponsal del cuerpo” (HM 80: 4, 5).

La comprensión correcta de la
«superioridad del celibato»

“El que se casa... obra bien. Y el que no se casa, obra mejor” 1 Corintios 7: 38.

• Muchos han pensado que si «el celibato es tan bueno” el matrimonio ha vir ginida d
de ser «tan malo». O, si el celibato religioso es el estado de «perfección», el cristiana
matrimonio ha de ser el estado de la «imperfección». ¡Esto es
absolutamente contrario a la mente de la Iglesia!
• El celibato es excepcional porque el matrimonio sigue siendo el llamado
normal en esta vida. Es «mejor» en el sentido que el matrimonio celestial es
mejor que el matrimonio terrenal.
• También es «mejor» sólo en sentido objetivo. Subjetivamente hablando, lo
que es «mejor» para una persona es la vocación a la que Dios le llama.
Entonces, uno debe discernir cuidadosamente y con mucha oración cuál
«don» él o ella ha recibido.

4.23 La “«superioridad» de la continencia sobre el matrimonio no significa jamás en la auténtica


Tradición de la Iglesia, disminuir el valor del matrimonio o menoscabar su valor esencial. No significa
siquiera un deslizamiento hacia la comprensión maniquea del cuerpo y del sexo, del matrimonio y de
la generación… En las palabras de Cristo… no encontramos base alguna para menospreciar el
matrimonio” (HM 77: 6).
4.24 “En las palabras de Cristo sobre la continencia «por el reino de los punto las palabras de Cristo
son decididamente límpidas. El propone a sus discípulos el ideal de la continencia y la llamada a ella,
[no por tener] prejuicios sobre la «unión» conyugal «en el cuerpo», sino sólo por el «reino de los
cielos» (HM 78: 1).
4.25 “El matrimonio y la continencia no dividen la comunidad humana (y cristiana) en dos campos como si
existieran “los «perfectos» a causa de la continencia, y los «imperfectos» o menos perfectos a causa de la
realidad de la vida conyugal” (HM 78: 2).
4.26 “La perfección de la vida cristiana se mide, en cambio, con el metro de la caridad. De aquí se sigue
que una persona que no viva en el «estado de perfección» (esto es, en una institución que funde su plan de
vida sobre los votos de pobreza, castidad y obediencia), o sea, que no viva en un instituto religioso, sino en
el «mundo», puede alcanzar de facto un grado superior de perfección… respecto a la persona que viva en el
«estado de perfección» con un grado menor de caridad” (HM 78: 3).

97
La complementariedad del
celibato y el matrimonio

• El matrimonio revela el carácter esponsal de la vocación célibe, como la


vocación célibe revela la sacramentalidad del matrimonio.
• El celibato por el reino es un «signo», pero no es todavía un sacramento.
Más bien, anticipa la vida más allá de los sacramentos.
• En el «ya – pero todavía no» de la existencia terrena, el celibato parece
enfatizar el «ya» mientras el matrimonio el «todavía no».

El matrimonio y el celibato
no están en conflicto.
Se han de “explicar
o completar mutuamente.”

4.27 “En la vida de una comunidad auténticamente cristiana, las actitudes y los valores propios de
uno y otro estado… se complementan y, en cierto sentido, se compenetran recíprocamente”. Pues “la
naturaleza de uno y otro amor es «esponsal», es decir, expresada a través del don total de sí” (HM 78:
4).
4.28 “El perfecto amor conyugal debe estar marcado por [la misma] fidelidad y donación al único
Esposo… sobre la que se fundan la profesión religiosa y el celibato sacerdotal” (HM 78: 4).
4.29 “El celibato cristiano “es en cierto sentido indispensable para que el mismo significado
esponsal del cuerpo sea más fácilmente reconocido en… el ethos de la vida conyugal y familiar”. La
renuncia al matrimonio por el reino de Dios pone de relieve lo que en la vocación conyugal es
perenne y más profundamente personal”. Esta “renuncia es a la vez una particular forma de
afirmación de ese valor del que la persona no casada se abstiene coherentemente... Esto puede
parecer una paradoja. Es sabido, sin embargo, que la paradoja acompaña a numerosos enunciados del
Evangelio, y a menudo a los más elocuentes y profundos” (HM 81: 3, 6).
4.30 “Es precisamente su “orientación escatológica” que confiere al celibato cristiano “una
particular importancia y una particular elocuencia para los que viven la vida conyugal” (HM 78: 2).
4.3i “Ambas vocaciones “proporcionan plena respuesta a uno de las preguntas fundamentales del
hombre, a la pregunta sobre el significado del «ser cuerpo», es decir, sobre el significado de la
masculinidad y feminidad, de ser… un hombre o una mujer” (HM 85: 9).
4.32 “Para que el hombre pueda ser plenamente consciente de lo que elige (la continencia por el
reino), debe ser también plenamente consciente de aquello a lo que renuncia” (HM 81: 2).

98
El significado esponsal del cuerpo parte II
CICLO 4
como fundamento de la continencia

Nadie puede evadir el significado esponsal del cuerpo sin violentar la imagen divina
inscrita en su humanidad.
• El significado esponsal del cuerpo revela que la persona humana es creada
para que sea un don «para» el otro: el hombre «para» la mujer y la mujer
«para» el hombre.
• ¡Las palabras de Cristo en Mateo (19, 11-12) muestran después que ese
«para», presente «desde el principio» en la base del matrimonio, puede
estar también en base de la continencia «por» el reino de los cielos!. ... el
hombre (varón o mujer) es capaz de elegir la donación personal de sí vir ginida d
mismo, hecha a otra persona en el pacto conyugal, donde se convierten en cristiana
«una sola carne», y también es capaz de renunciar libremente a esta
donación de sí a otra persona, de manera que, al elegir la continencia
«por el reino de los cielos», pueda donarse a sí mismo totalmente a Cristo
78.

• Por lo tanto, el celibato cristiano no es un rechazo del significado


profundo de la sexualidad, sino una realización de ella de manera aún más
plena y profunda.
• Todo hombre está llamado de alguna manera - virginidad o matrimonio - a
ser tanto esposo don y padre fecundidad. Toda mujer está llamada de
alguna manera a ser tanto esposa don y madre fecundidad.

4.33 “La continencia por el reino de los cielos” es “un signo carismático… [que] indica… la «virginidad»
escatológica del hombre resucitado, en el que… se revelará el absoluto y eterno significado esponsal del
cuerpo, glorificado en la unión con el mismo Dios” (HM 75: 1).
4.34 “Sólo en relación a este significado de la masculinidad y feminidad de la persona humana,
encuentra plena garantía y motivación la llamada a la continencia voluntaria «por el reino de los
cielos». Sólo y exclusivamente en esta perspectiva Cristo dice: «Quien pueda entender, que
entienda» (Mt 19, 12)” (HM 80: 5).
4.35 “Tomando como base la misma disposición del sujeto personal y el mismo significado esponsal
del ser, en cuanto cuerpo, varón o mujer, puede plasmarse el amor que compromete al hombre, en el
matrimonio, para toda la vida (cf. Mt 19, 3-10), pero puede también formarse el amor que
compromete al hombre para toda la vida en la continencia «por el reino de los cielos» (cf. Mt 19,
11-12)” (HM 80: 6).
4.36 “La decisión de permanecer célibe por el reino “se realiza en base a la plena conciencia de ese
significado esponsal [del cuerpo] que la masculinidad y la feminidad contienen en sí. Si esta elección
se realizase por una vía que «prescindiese» artificiosamente de esta real riqueza de cada sujeto
humano, no respondería de modo apropiado y adecuado al contenido de las palabras de Cristo” (HM
80: 7).

78 cfr. HM 80: 6

99
4.37 “Es propio del corazón humano aceptar exigencias, incluso difíciles, en nombre del amor por un
ideal y, sobre todo, en nombre del amor hacia una persona (en efecto, el amor, por esencia, está
orientado hacia la persona). Y por esto, en la llamada a la continencia «por el reino de los cielos»,
primero los mismos discípulos y luego toda la Tradición viva descubrirán muy pronto el amor que se
refiere a Cristo mismo como Esposo de la Iglesia y Esposo de las almas, a las que Él se ha entregado
a Sí mismo hasta el fin, en el misterio de su Pasión y en la Eucaristía. ... la continencia «por el reino
de los cielos», la opción por la virginidad o por el celibato para toda la vida, ha venido a ser en la
experiencia de los discípulos y de los seguidores de Cristo, un acto de respuesta especial al amor del
Esposo divino y, por esto, ha adquirido el significado de un acto de amor esponsal, es decir, de una
donación esponsal de sí, a fin de corresponder de modo especial al amor esponsal del Redentor; una
donación de sí, entendida como renuncia, pero hecha sobre todo por amor”. (HM 80:1)

100
101
102
MATRIMONIO CRISTIANO

I. EFESIOS 5, 2I-33
Sumisión mutua «por reverencia a Cristo»
El don vivido en el celibato consagrado
Analogía y misterio
Hermosura y santidad

2. Sacramento y misterio
El misterio escondido revelado y activo en Cristo
«Sacramento primordial»: Matrimonio
Sacramento «de la redención» parte II
CICLO 5
Sacramento «de la nueva alianza»
Sacramento «dado como gracia y ethos»
Sacramento «llamado a la vida en el Espíritu»

3. El lenguaje del cuerpO


La promesa matrimonial
«El profetismo del cuerpo»
El «lenguaje del cuerpo», releído en la verdad del AMOR mat rimonio
cristiano
4. El Cantar de los Cantares
“Mi hermana, mi esposa”
“Un huerto cerrado, una fuente sellada”

5. El matrimonio de Tobías y Sara

6. Liturgia y espiritualidad del matrimonio


A la luz del «gran misterio» de la Carta a los Efesios

103
MATRIMONIO CRISTIANO

32 Catequesis 87 · 118 - Julio 28, 1982 a Julio 4, 1984

Este quinto ciclo tiene como objeto principal una mejor comprensión
del matrimonio cristiano desde un planteamiento teológico del amor humano.
Su lectura y estudio puede partir de un estructura, en tres grandes partes:

1. San Pablo, traza la analogía y presenta la semejanza entre la unidad de los


cónyuges y la unidad de Cristo con la Iglesia en la Carta a los Efesios.

2. Profunda reflexión sobre el sentido de la liturgia matrimonial,


centrada en el rito sacramental. Se muestra la hermenéutica del signo
litúrgico esclarecida mediante el «lenguaje del cuerpo».

3. El Papa establece la correcta relación antropológica entre:


a. La verdad del enamoramiento, como dimensión básica del
amor humano entre un hombre y una mujer - Cantar de los Cantares.
b. La expresión sacramental en la verdad del amor humano,
expresado en el lenguaje de la oración en diálogo del matrimonio con Dios,
reflexión sobre el sentido de la oración - Tobías y Sara.

La «analogía del amor esponsal» y la categoría de «lenguaje del cuerpo»


completan la reflexión sobre el «significado originario del cuerpo» trazada en
el tríptico teológico de los primeros tres ciclos; su re-lectura en la verdad del
amor humano en el matrimonio (realización del vínculo sacramental y consumación del
sacramento), viene a completar la reflexión sobre la virginidad completando el
horizonte de la teología del cuerpo en las vocaciones cristianas.

En 10 audiencias generales celebradas entre


el 5 de enero de 1983 y el 4 de Julio de 1984 (HM 104-108 y Apéndice 1-5), 2
San Juan Pablo II aplicó su “visión total del hombre”
a una comprensión de la sacramentalidad del matrimonio
en su dimensión humana como un “signo sacramental”.

El ciclo fue interrumpido en febrero de 1983 por la celebración


del Año Santo de la Redención.
Juan Pablo II retomó el tema en mayo de 1984 con sus reflexiones sobre
el Cantar de los Cantares y el libro de Tobías.

2 "Estas audiencias corresponden en realidad a 16 catequesis que el Papa había preparado,


pero que abrevió por necesidad en 10 audiencias. Contamos sin embargo
con el texto completo de las catequesis que preparó Juan Pablo II,
tal y como se encuentran en Hombre y Mujer lo creó (Cristiandad), 109 - 118.

104
parte II
I. Efesios 5, 2I-33 CICLO 5

“Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos,
como al Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de
la Iglesia, [el salvador del Cuerpo]. Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así
también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras
mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y
presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa
parecida, sino que sea santa e inmaculada. Así deben amar los maridos a sus
mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a sí mismo.
Porque nadie aborreció jamás su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con
cariño, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. Por mat rimonio
eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se cristiano
harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En
todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a sí mismo; y la
mujer, que respete al marido”.

• La analogía del amor esponsal (Cristo ama a la Iglesia así como el esposo
ama a la esposa) permite comprender mejor el fundamento de la analogía
entre sacramentalidad de la Iglesia (LG 1,9, GS 42, SC 26) y
sacramentalidad del matrimonio 79.
• Juan Pablo II muestra el delicado entrelazado de analogías implícitas en el
texto paulino, en el contexto de la realización histórica del «Mysterium
absconditum» (el designio de salvación escondido en Dios desde la
eternidad), manifestado y realizado en su plenitud en la relación de Cristo
con la Iglesia 80.
• La referencia explícita al Libro del Génesis en el texto (Ef 5 31,32) subraya
la inserción del matrimonio en ésta dinámica de manifestación y realización
del «Mysterion», como parte del momento originario del amor divino en la
misma creación del hombre («Dios creó al hombre… varón y mujer los creó»),
que culmina con la sacramentalidad de la Iglesia 81.
• Si el misterio de Cristo y la Iglesia es un signo «visible» del «Mysterium
absconditum», el matrimonio es signo «visible» de la gracia sacramental,
que a su vez es también realización del Misterio de salvación escondido en
Dios *.
• Efesios 5, 22-33 reúne ambos signos en uno sólo: tanto la relación de
Cristo y la Iglesia (directamente) como el matrimonio (indirectamente) son
signo del Mysterium Magnum (Catequesis 93) **.

79, 77 - Hombre y mujer lo creó. Catequesis sobre el amor humano, Juan Pablo II (Cristiandad, Madrid 2000) - p.470

78, *, ** - Hombre y mujer lo creó. Catequesis sobre el amor humano, Juan Pablo II (Cristiandad, Madrid 2000) - p.470

105
Sumisión mutua
«por reverencia a Cristo»

“Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo [por reverencia a Cristo]…
Así como la Iglesia está sumisa a Cristo, así también las mujeres deben estarlo a sus
maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y
se entregó a sí mismo por ella” Efesios 5, 21, 24-25.

• «Quiero ser Cristo para ti», es lo que debería decirle el hombre a la mujer.
• Sumisión es dejarse cuidar.
• «Sumisión» se refiere a la imagen de la sumisión de la Iglesia a Cristo, que
consiste ciertamente en experimentar su amor. La Iglesia, como esposa, al
ser objeto del amor redentor de Cristo - Esposo, se convierte en su cuerpo
82.

• San Pablo no justifica la dominación masculina. Esa viene como resultado


del pecado (cfr. Gen 3, 16). De hecho llama a esposos y esposas a vivir “el
don” del plan original de Dios en el cual hay un perfecto equilibrio,
complementariedad y reconocimiento de la igual dignidad entre los sexos.

5.0 “San Pablo “no teme aceptar los conceptos propios de la mentalidad y de las costumbres de
entonces… Ciertamente nuestra sensibilidad contemporánea es diferente… y es diferente la situación
social de la mujer respecto al hombre. No obstante, el principio fundamental… que encontramos en la
Carta a los Efesios es el mismo y produce los mismos frutos” (HM 89: 5, 6).
5.i “Estar sometido al propio esposo significa estar “plenamente donada” (HM 90: 2). La mutua
sumisión significa “una recíproca donación” de sí mismos. Cuando “Cristo es fuente y al mismo
tiempo modelo de esta sumisión… confiere a la unión conyugal un carácter profundo y maduro” (HM
89: 4).
5.2 “Cuando San Pablo dice “sed sumisos… a sus maridos, como al Señor” (Ef 5, 21-22), “no intenta
decir que el marido es «amo» de la mujer y que el contrato interpersonal propio del matrimonio es un
contrato de dominio del marido sobre la mujer” (HM 89: 3).
5.4 “El amor al que San Pablo llama a los maridos claramente “excluye todo género de sumisión que
convierta a la mujer en sierva o esclava del marido, objeto de sumisión unilateral. El amor hace que al
mismo tiempo también el marido esté sometido a la mujer, y sometido de este modo al Señor mismo
igual que la mujer al marido” (HM 89:4).
5.5 “Al representar juntos la imagen de Cristo y la Iglesia, “el marido es sobre todo aquel que ama y
la mujer en cambio es aquella que es amada. Se podría incluso sostener una idea arriesgada y
considerar que la «sumisión» de la mujer al marido, entendida en el contexto del pasaje completo (5,
22-23) de la Carta a los Efesios, significa sobre todo «experimentar el amor». Tanto más cuanto que
esta «sumisión» se refiere a la imagen de la sumisión de la Iglesia a Cristo, que ciertamente consiste
en experimentar Su amor” (HM 92: 6).
5.6 “Así, pues, ese «temor de Cristo» y «respeto» de los que habla el Autor de la Carta a los
Efesios, no es otra cosa que una forma espiritualmente madura de esa fascinación recíproca, del
hombre por la feminidad y de la mujer por la masculinidad, que se revela por primera vez en el Libro
del Génesis” (HM Apéndice 5: 4).

82 HM 90:6

106
parte II
5.7 “Si el esposo va a amar verdaderamente a su esposa, “se ha de exigir que en el acto conyugal el
hombre no sea el único que llega al punto culminante de la excitación sexual… el hombre ha de tomar CICLO 5
en cuenta la diferencia de reacciones [masculinas y femeninas]… para llegar al mismo tiempo al punto
culminante de la excitación sexual”, “y esto no por razones hedonistas sino altruistas” (AR pág.
316-317). “En este caso, si tomamos en cuenta la curva más corta de excitación en el hombre, [la]
ternura de su parte en el contexto de la unión esponsal adquiere el significado de un acto de
virtud” (AR pág.321).
5.8 “Ese don de sí al Padre por medio de la obediencia hasta la muerte (cf. Flp 2, 8), es al mismo
tiempo, según la Carta a los Efesios, un «entregarse a sí mismo por la Iglesia». En esta expresión,
diría que el amor redentor se transforma en amor esponsal: Cristo, al entregarse a sí mismo por la
Iglesia, con el mismo acto redentor se ha unido de una vez para siempre con ella, como el esposo con
la esposa, como el marido con la mujer, entregándose a través de todo lo que, de una vez para
siempre, está incluido en ese su «darse a sí mismo» por la Iglesia. De este modo, el misterio de la
redención del cuerpo lleva en sí, de alguna manera, el misterio «de las bodas del Cordero»” (cf. Ap
19, 7). (HM 90:6) mat rimonio
cristiano
El don vivido
en el celibato consagrado

La Eucaristía y el sacerdocio son lugares de la vivencia del «gran misterio».


• Ecce Homo: Cristo, el Hombre
• El sacerdocio se reserva a los hombres porque Jesús quiere servir a su
amada Esposa (cfr. Ef 5,29).
• La mujer es el icono más perfecto de la Iglesia.
• Cristo tiene Corazón de Esposo: le «obliga» a tratarla con el cariño-
veneración que le inspira la Amada.
• Quién es sacerdote de Cristo es necesariamente también víctima con Él.
Con sus mismos sentimientos: amor-servicio a la Iglesia, a cada alma.

Sin la Eucaristía,
Jesucristo no podría decirnos
“Esto es mi Cuerpo que será entregado
por ustedes y por muchos”;
y sin esa entrega de Cristo –
y de ese hombre limitado e imperfecto
que obra «in persona Christi» –
los demás hombres y mujeres no serían capaces
de la mutua donación de sus cuerpos
en un amor esponsal pleno.

107
• Todo hombre, tomando pauta de Cristo, custodia a cada mujer; y primero,
en su propio corazón. «Sponsa Christi, soror mea, sponsa».
• La persona consagrada, en especial, ofrece su cuerpo en la Eucaristía,
«para que el mundo viva».

5.9 “[P]ara aclarar qué es el reino de los cielos para quienes eligen la continencia voluntaria por su
causa, tiene un significado particular la revelación de la relación esponsal de Cristo con la Iglesia:
entre los diversos textos, por tanto, es decisivo el de Ef 5, 25 ss. … Ese texto es igualmente válido,
tanto para la teología del matrimonio, como para la teología de la continencia «por el reino», es decir,
la teología de la virginidad o del celibato (HM 79:7).
5.i0 “El célibe es invitado a incorporar sus luchas “en la gran corriente de los sufrimientos de Cristo
y de su Cuerpo que es la Iglesia” (HM 84: 3).
5.ii “La motivación de la ley del celibato está en la relación de éste “con la ordenación sagrada, que
configura al sacerdote con Jesucristo, Cabeza y Esposo de la Iglesia. La Iglesia, como Esposa de
Jesucristo, desea ser amada por el sacerdote de modo total y exclusivo como Jesucristo, Cabeza y
Esposo, la ha amado. Por eso el celibato sacerdotal es un don de sí mismo en y con Cristo a su
Iglesia y expresa el servicio del sacerdote a la Iglesia en y con el Señor” (Pastores Dabo Vobis, Juan
Pablo II, 29).
5.i2 “Cuando pronunciáis las palabras “yo” o “mi” (“Yo te absuelvo… Esto es mi Cuerpo…”), no lo
hacéis en vuestro nombre, sino en el nombre de Cristo, «in persona Christi», que quiere servirse de
vuestros labios, de vuestras manos, de vuestro espíritu de sacrifico y de vuestro talento” (Benedicto
XVI: Discurso 25 mayo 2006).
5.i3 “La virginidad consagrada “lleva en sí el dinamismo interior del misterio de la redención del
cuerpo, y en este sentido posee también la característica de una semejanza particular con Cristo. El
que elige conscientemente esta continencia… quiere completarla [la redención del cuerpo] de modo
particular, por así decirlo, en la propia carne” (HM 76: 3*). “Ahora me alegro por los padecimientos
que soporto por vosotros, y completo en mi carne… las tribulaciones de Cristo, en favor de su
Cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24).
5.i4 “Por amor [Jesús] se ofreció a sí mismo, por amor entregó su cuerpo ‘por el pecado del mundo’.
Sumergiéndoos mediante la consagración de los votos religiosos en el misterio pascual del Redentor,
vosotros, con el amor de una entrega total, deseáis colmar vuestras almas y vuestros cuerpos del espíritu
de sacrificio, tal como os invita a hacer San Pablo: ofreced vuestros cuerpos como hostia. De ese modo
se imprime en la profesión religiosa la semejanza de aquel amor que en el Corazón de Cristo es redentor
y a la vez esponsal” (RD, 8).
5.i5 “La Iglesia vive crece y se despierta en las almas que, como la de la Virgen María, acogen la
palabra de Dios y la conciben por obra del Espíritu Santo. Ofrecen a Dios su propia carne y
justamente en su pobreza y humildad se vuelven capaces de generar a Cristo hoy en el
mundo” (Últimas palabras de Benedicto XVI al despedirse de los cardenales, 28 de febrero de 2013).
5.i6 “Las mujeres consagradas aportan a la Iglesia un signo de la ternura de Dios hacia el género
humano y un testimonio singular del misterio de la Iglesia, la cual es virgen, esposa y madre” (VC,
55).

108
Analogía y misterio parte II
CICLO 5

La analogía esponsal no es meramente una metáfora 83. Nos ayuda a penetrar hasta la
esencia misma del misterio 84.
• La analogía del amor esponsal (Cristo ama a la Iglesia así como el esposo
ama a la esposa) permite comprender mejor el fundamento de la analogía
entre sacramentalidad de la Iglesia y sacramentalidad del matrimonio 85.
• La imagen esponsal nos lleva más allá de otras imágenes bíblicas – como la
de la vid y los sarmientos o el pastor y las ovejas – en su revelación del
misterio de Dios.

mat rimonio
Si la analogía esponsal ilumina
cristiano
la relación de Cristo y la Iglesia,
el amor de Cristo por la Iglesia, a su vez,
ilumina la relación entre esposos.

5.i7 “Como se ve, esta analogía actúa en dos direcciones, por una parte nos permite comprender mejor
la relación de Cristo con la Iglesia; por otra… nos permite penetrar más profundamente la esencia del
matrimonio”. A su vez, “el matrimonio se hace signo visible del eterno misterio divino, a imagen de la
Iglesia unida con Cristo. De este modo, la Carta a los Efesios nos conduce a las mismas bases de la
sacramentalidad del matrimonio” (HM 90:4).
5.i8 “El “matrimonio corresponde a la vocación de los cristianos sólo cuando refleja el amor que
Cristo-Esposo dona a la Iglesia, su Esposa, y que la Iglesia… intenta devolver a Cristo. Este es el
amor redentor, salvador, el amor con el que el hombre, desde la eternidad, ha sido amado por Dios
en Cristo” (HM 90: 2).
5.i9 “[E]s necesario admitir que en la esencia misma del matrimonio se encierra una partícula del
mismo misterio. De otro modo, toda esta analogía estaría suspendida en el vacío” (HM 90: 3).
5.20 “En el Antiguo Testamento, “el misterio que se expresa y, en cierto sentido, se explica” con la
analogía nupcial… “apenas está delineado, como «semi oculto»; en la Carta a los Efesios, en cambio,
es desvelado plenamente” (HM 95: 7).
5.2i “Es obvio que la analogía… del amor esponsal humano no puede ofrecer una comprensión adecuada
y completa [del] misterio divino”. El misterio de Dios “permanece transcendente respecto a esta analogía…
Al mismo tiempo, sin embargo, esa analogía ofrece la posibilidad de una cierta penetración cognoscitiva en
la esencia misma del misterio” (HM 96: 1).

83 cfr. HM 99: 8

84 cfr. HM 96: 1

85 Hombre y mujer lo creó. Catequesis sobre el amor humano, Juan Pablo II (Cristiandad, Madrid 2000) - p.470

109
Hermosura y santidad

Cristo amó a la Iglesia y se entregó por ella, para santificarla. El la purificó con el
bautismo del agua y la palabra, porque quiso para sí una Iglesia resplandeciente, sin
mancha ni arruga y sin ningún defecto, sino santa e inmaculada. Efesios 5, 25-27

• La Iglesia «gloriosa» es la que no tiene «mancha ni arruga» 86.


• «Mancha» puede entenderse como signo de fealdad, «arruga» como signo
de envejecimiento y senilidad. En el sentido metafórico, tanto una como
otra expresión indican los defectos morales, el pecado.
• En San Pablo el «hombre viejo» significa el hombre del pecado (cf. Rom 6,
6). Cristo, pues, con su amor redentor y esponsal hace ciertamente que la
Iglesia no sólo venga a estar sin pecado, sino que se conserve
«eternamente joven».

Cristo amó a su Esposa cuando ella estaba


llena de “manchas” de pecado
y tomó sobre sí su “fealdad”
para que pudiera ser “hermosa.”

5.22 “Es significativo que la imagen de la Iglesia gloriosa sea presentada… como una esposa toda
bella en su cuerpo. Ciertamente, se trata de una metáfora; pero es muy elocuente”, y testimonia cuán
profundo e importante influjo ejerce el cuerpo en la analogía del amor esponsal (HM 92: 2).
5.23 “Para San Pablo, el cuerpo humano indica “atributos y cualidades de orden moral, espiritual y
sobrenatural”. Es capaz de explicar toda la realidad de la redención, “que por esencia es espiritual y
sobrenatural, a través de la semejanza del cuerpo y del amor, por el que… marido y mujer se hacen «una
sola carne»” (HM 92: 3).

86, HM 92: 2 - INCLUÍDAS DOS VIÑETAS SIGUIENTES.

110
parte II
2. Sacramento y misterio CICLO 5

El misterio escondido
revelado y activo en Cristo

• «Sacramento» – en su sentido cristiano más amplio y antiguo - se refiere a


la revelación del «misterio» eterno oculto en Dios. «Misterio» es la única
palabra que podemos articular para hablar de la realidad divina e invisible.
• La buena nueva que nos transmite el Evangelio es que lo que estaba
escondido en Dios desde toda la eternidad ha sido revelado – primero por
medio del “signo” de la unidad originaria del hombre y la mujer, y
mat rimonio
definitivamente por medio del «signo» de la unión de Cristo y la Iglesia.
cristiano

5.24 “El misterio, en efecto, permanece «oculto» -escondido en Dios mismo-, de modo que
también después de su proclamación (o sea revelación), no cesa de llamarse «misterio»… El
sacramento consiste en «manifestar» ese misterio mediante un signo que no sirve sólo para proclamar
el misterio, sino también para realizarlo en el hombre”. El misterio… “se realiza de modo misterioso,
bajo el velo de un signo; aunque ese signo es también siempre un «hacer sensible» ese misterio
sobrenatural que actúa en el hombre bajo su velo” (HM 93: 5).
5.25 “En el centro del misterio está Cristo. En Él -precisamente en Él-, la humanidad ha sido
eternamente bendecida «con toda clase de bendiciones espirituales»”. Quienes “aceptan mediante la
fe el don que se les ofrece en Cristo, se hacen realmente partícipes del misterio eterno, aunque éste
obre en ellos bajo los velos de la fe… [N]o solamente los frutos de la redención son don, sino sobre
todo lo es Cristo: Él se entrega a sí mismo a la Iglesia, como a su Esposa” (HM 94: 5).
5.26 “El vínculo establecido entre la unión en una sola carne y la unión de Cristo y la Iglesia “es el
punto más importante de todo el texto, en cierto sentido su piedra angular” (HM 93: 1). “Un mérito
particular del Autor de la Carta a los Efesios consiste en haber acercado estos dos signos haciendo
de ellos el único gran signo, es decir, un gran sacramento (sacramentum magnum)” (HM 96: 7).

Sacramento primordial: Matrimonio

El Padre “nos ha elegido en [Cristo] antes de la fundación del mundo” (Ef 1, 3-4).
“‘Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se
harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la
Iglesia” (Ef 5, 31-32).

• El matrimonio, como sacramento primordial y a la vez como sacramento


que brota en el misterio de la redención del cuerpo del amor esponsal de
Cristo y de la Iglesia, «viene del Padre». No procede «del mundo», sino
«del Padre». (HM 102:7)
• Esto significa que Dios Padre nos escogió en Cristo no sólo después de
que pecáramos ni sólo para redimirnos del pecado.

111
• La Encarnación no debe ser considerada como una idea tardía – un plan B
con la intención de rectificar el primero que fue supuestamente frustrado
cuando el hombre pecó. El Cristo Encarnado «es el centro del universo y
de la historia» (RH, 1).
• El plan eterno de Dios es que Cristo «dejaría a su Padre» y se uniría a su
Esposa en una sola carne. El pecado no frustró este plan, no puede. El plan
de Dios para el hombre y para el universo continúa a pesar del pecado.

5.27 “[A]ntes del pecado, el hombre llevaba en su alma el fruto de la elección eterna en Cristo”.
Mediante esta gracia, “el hombre, varón y hembra, era «santo e inmaculado» ante Dios [como indica]
el hecho de que, aunque ambos estuvieran «desnudos... no sentían vergüenza» (Gen 2, 25)”. Esta
gracia ha sido dada en consideración a Cristo aunque cronológicamente haya precedido a la
encarnación (HM 97: 4, 5).
5.28 “La redención debía convertirse en la fuente de la gratificación sobrenatural del hombre
después del pecado y, en cierto sentido, a pesar del pecado. Esta gratificación sobrenatural, que
tuvo lugar antes del pecado original… se realizó precisamente por su relación con [Cristo],
aunque anticipando cronológicamente su venida en el cuerpo” (HM 97: 5).
5.29 En “el momento de la ruptura de la primera Alianza con el Creador… el matrimonio, en cuanto
sacramento primordial, ha sido privado de [su] eficacia sobrenatural… No obstante, también… en el
estado de la pecaminosidad hereditaria del hombre, el matrimonio no cesó jamás de ser la figura [del]
sacramento… ¿No podemos quizá deducir que el matrimonio ha permanecido como plataforma de la
realización de los eternos planes de Dios [preparando al hombre y la mujer para el] sacramento de la
redención, [e] introduciéndoles en la dimensión de la obra de la salvación?” (HM 98: 1).

Sacramento «de la redención»

“Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se
harán una sola carne. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia”
Efesios 5, 31-32.

• Hay un signo que “resume” el misterio de la creación y un signo que


“resume” el misterio de la redención.
• La unión entre esposo y esposa en la totalidad del “sacramento de la
creación” es el signo más antiguo del misterio.
• La unión de Cristo con la Iglesia en la totalidad del «sacramento de la
redención» es el signo definitivo de este misterio revelado en la “plenitud
de los tiempos.”
• Cada uno comunica la gracia – la «gracia original» de la creación, y la
«nueva gracia» de la redención.
• El significado esponsal del cuerpo, expresado en la unión del primer Adán
y Eva, se reviste de un significado redentor en la unión entre el Nuevo
Adán y la Nueva Eva.

112
parte II
• El significado esponsal del cuerpo revela que somos llamados a amar como
CICLO 5
Dios ama. Sin embargo, después del pecado original, no podemos cumplir
esto sin experimentar la redención del cuerpo.
• La redención del cuerpo se realiza cuando el Nuevo Adán da
cumplimiento final, en la cruz, al significado esponsal de su cuerpo (“Todo
está consumado”, cfr. Jn 19, 30).

5.30 “La imagen paulina del matrimonio… aproxima la dimensión redentora del amor a la dimensión
esponsal. En cierto sentido, une estas dos dimensiones en una sola. Cristo… ha desposado con la
Iglesia como con su Esposa, porque «se ha entregado a sí mismo por ella» (Ef 5, 25). Mediante el
matrimonio como sacramento… ambas dimensiones del amor, la esponsal y la redentora, … penetran
en la vida de los cónyuges” (HM 103: 4)
5.3i “El «gran misterio» de la unión de Cristo con la Iglesia nos obliga a vincular el significado mat rimonio
esponsal del cuerpo con su significado redentor”. Esa vinculación “es importante para el matrimonio, cristiano
para la vocación cristiana de los maridos y de las esposas… Sin embargo… es igualmente esencial y
válido para la hermenéutica del hombre en general; para el problema fundamental de su comprensión
y de la autocomprensión de su ser en el mundo”: en ella “encuentran los cónyuges la respuesta al
interrogante sobre el sentido de «ser cuerpo»” (HM 103: 5)
5.32 “El hombre, que «desde el principio» es varón y hembra, debe buscar el sentido de su existencia
y el sentido de su humanidad llegando hasta el misterio de la creación a través de la realidad de la
redención… La unión de Cristo con la Iglesia nos permite entender de qué modo el significado
esponsal del cuerpo se completa con el significado redentor, y esto… no sólo en el matrimonio”, sino
“en los diversos caminos de la vida y en las distintas situaciones”, incluso “en el mismo nacimiento y
muerte del hombre” (HM 103: 8).
5.33 “El “sacramento de la redención reviste, en cierto sentido, la figura y la forma del sacramento
primordial. Al matrimonio del primer marido y de la primera mujer… corresponde el desposorio, o
mejor, la analogía del desposorio de Cristo con la Iglesia”. El primero es “signo de la gratificación
sobrenatural del hombre en el sacramento de la creación”, mientras el segundo es el “fundamental
«gran» signo de la gratificación sobrenatural del hombre en el sacramento de la redención”. Aquí, en
el desposorio de Cristo y la Iglesia, “se renueva, de modo definitivo, la Alianza… quebrantada al
«principio» con el pecado.” (HM 98: 2).
5.34 “El “misterio escondido desde la eternidad en Dios… en el sacramento de la creación se hizo
realidad visible a través de la unión del primer hombre y de la primera mujer en la perspectiva del
matrimonio”. Este mismo misterio “se convierte, en el sacramento de la redención, en una realidad
visible en la unión indisoluble de Cristo con la Iglesia, que el autor de la Carta a los Efesios presenta
como la unión esponsal” (HM 98: 4).
5.35 “Como el «primer Adán» -el hombre, varón y hembra- creado en el estado de la inocencia
originaria y llamado en este estado a la unión conyugal (en este sentido hablamos del sacramento de
la creación), fue signo del eterno misterio, así el «segundo Adán», Cristo, unido con la Iglesia a través
del sacramento de la redención con un vínculo indisoluble, análogo a la indisoluble alianza de los
cónyuges, es signo definitivo del mismo misterio eterno” (HM 98: 5).
5.36 “Al hablar, por tanto, del realizarse del eterno misterio, hablamos también del hecho de que se
ha hecho visible con la visibilidad del signo. Y, en consecuencia, hablamos también… refiriéndonos a
toda la obra de la creación y de la redención” (HM 98: 5).

113
Sacramento «de la nueva alianza»

El anhelo de unión que todos experimentamos como reminiscencia duradera del


«sacramento de la creación» nos prepara para abrir nuestros corazones a la unión
con Cristo en el «sacramento de la redención».
• Todos los sacramentos tienen como fin unirnos con Cristo, el Esposo, para
que nos “impregnemos” de la vida divina.

5.37 “En este nuevo sacramento de la redención está inscrito orgánicamente el matrimonio, tal y
como fue inscrito en el sacramento originario de la creación”. Efectivamente, “a través de la Nueva
Alianza de Cristo con la Iglesia, el matrimonio es inscrito nuevamente en ese «sacramento del
hombre» que abarca el universo” (HM 103: 7, 8)
5.38 “El matrimonio surge “de la redención en forma… de «prototipo»… Reflexionando
acertadamente sobre esta dimensión, sería necesario concluir que todos los sacramentos de la Nueva
Alianza encuentran en el matrimonio como sacramento primordial, en cierto sentido, su
prototipo” (HM 99: 2).

Sacramento «dado como gracia y ethos»

El Evangelio revela que la gracia redentora ha sido derramada en lo más profundo del
corazón humano, permitiéndole al hombre y la mujer, sean cuales sean sus
debilidades y pecados, responder al llamado al matrimonio tal como fue instituido
“en el principio” y como lo revela San Pablo en Efesios 5.
5.39 “Cristo “abre el matrimonio a la acción salvífica de Dios, a las fuerzas que brotan «de la
redención del cuerpo» y que ayudan a superar las consecuencias del pecado y a construir la unidad
del hombre y de la mujer según el plan eterno del Creador” (HM 101: 2)
5.40 “En base al misterio de la redención, al matrimonio le corresponde, un «don» particular, o
sea, la gracia” (HM 102:2)
5.4i “Siguiendo a Cristo, renunciando a sí mismos, tomando sobre sí sus cruces, los esposos podrán
“comprender” el sentido original del matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo” (CIC, n. 1615)
5.42 “El sacramento del matrimonio es “una exhortación dirigida al hombre, varón y mujer, a fin de
que participen conscientemente en la redención del cuerpo”. El hombre «histórico» “debe encontrar
de nuevo la dignidad y la santidad de la unión conyugal «en el cuerpo», en base al misterio de la
redención” (HM 101: 4, 6).

114
Sacramento parte II
CICLO 5
«llamado a la vida en el Espíritu»

• Quienes, como cónyuges, según el eterno plan divino, se unen de tal modo
que se convierten, en cierto sentido, en «una sola carne», son también a su
vez llamados, mediante el sacramento, a una «vida según el Espíritu» que
se corresponda con el «don» recibido en el sacramento. 87

5.43 “En virtud de ese «don», llevando como esposos una vida «según el Espíritu», con capaces de
volver a descubrir la gratificación particular de la que han sido hechos partícipes. En la medida en que
la «concupiscencia» ofusca el horizonte de la visión interior y quita a los corazones la limpidez de
deseos y aspiraciones, en la misma medida la vida «según el Espíritu» (o sea, la gracia del sacramento
del matrimonio) permite al hombre y a la mujer volver a encontrar la verdadera libertad del don, mat rimonio
unida a la conciencia del sentido esponsal del cuerpo en su masculinidad y feminidad.” (HM 102: 5) cristiano

5.44 "La vida «según el Espíritu» se manifiesta, pues, también en la «unión» recíproca (cf. Gén 4,
1), por medio de la cual los esposos, al convertirse en «una sola carne», someten su feminidad y
masculinidad a la bendición de la procreación: «Conoció Adán a su mujer, que concibió y parió...,
diciendo: He alcanzado de Yahvé un varón» (Gén 4, 1).
5.45 “La «vida según el Espíritu» se manifiesta también en la conciencia de la gratificación, a la
que corresponde la dignidad de los mismos esposos en calidad de padres, esto es, se manifiesta en el
profundo conocimiento de la santidad de la vida (sacrum), a la que los dos dan origen, participando
—como progenitores—, en las fuerzas del misterio de la creación. A la luz de la esperanza, que está
vinculada con el misterio de la redención del cuerpo (cf. Rom 8, 19-23), esta nueva vida humana, el
hombre nuevo concebido y nacido de la unión conyugal de su padre y de su madre, se abre a las
«primicias del Espíritu» (ib., 8, 23) «para participar en la libertad de la gloria de los hijos de
Dios» (ib., 8, 21). (HM 102: 6)

87 HM 102:5

115
3. El lenguaje del cuerpo

La promesa matrimonial

• Yo, te recibo a ti, como esposa-esposo y me entrego a ti: estas palabras están
en el centro de la liturgia del matrimonio como sacramento de la Iglesia 88.
• Ambos, hombre y mujer, administran el sacramento. Lo hacen delante
de testigos. Testigo cualificado es el sacerdote, quien bendice el
matrimonio y preside toda la liturgia del sacramento. Deben
testimoniar que el matrimonio ha sido contraído delante de Dios y
confirmado por la Iglesia 89.

5.46 “El intercambio de consentimiento “es, de por sí, solo el signo de la realización del matrimonio”.
Sin “consumación, el matrimonio no queda constituido todavía en su plena realidad… En efecto, las
palabras mismas «Yo te quiero a ti como esposa - esposo» sólo pueden ser cumplidas a través de la
cópula conyugal”. Con ésta, “pasamos a la realidad que corresponde a estas palabras. Uno y otro
elemento son importantes respecto a la estructura del signo sacramental. Las palabras de los nuevos
esposos forman parte de la estructura integral del signo sacramental, no sólo por lo que significan,
sino, en cierto sentido, también con el que ellas significan y determinan.” (HM 104: 2, 3)
5.47 “Las palabras pronunciadas por ellos no constituirían de por sí el signo sacramental del
matrimonio si con ellos no [correspondiese]… la conciencia del cuerpo, vinculada a la masculinidad y
a la feminidad del esposo y de la esposa. Aquí es necesario recordar toda la serie de análisis
correspondientes al libro del Génesis (cf. Gen 1, 2), anteriormente realizados. (HM 104: 4).
5.48 “La estructura del signo sacramental permanece… esencialmente la misma que «en el
principio». La determina… en cierto sentido, «el lenguaje del cuerpo», en tanto en cuanto el hombre y
la mujer, que mediante el matrimonio deben hacerse una sola carne, expresan en este signo el don
recíproco de la masculinidad y de la feminidad como fundamento de la unión conyugal de las
personas” (HM 104: 4)
5.49 "La administración del sacramento consiste en esto: que en el momento de contraer
matrimonio el hombre y la mujer, con las palabras adecuadas y en la relectura del perenne «lenguaje
del cuerpo», forman un signo, un signo irrepetible, que tiene también un significado de futuro: "todos
los días de mi vida", es decir, hasta la muerte. Se trata de un signo visible y eficaz de la alianza con
Dios en Cristo, es decir, de la gracia, que en dicho signo debe hacerse parte de ellos, como «don
propio» (según la expresión de la primera Carta a los Corintios 7, 7)". (HM 104:6)

«El profetismo del cuerpo»

Todo lo que Juan Pablo II ha dicho acerca del cuerpo y su significado esponsal, y
sobre el matrimonio como un «gran misterio» que es imagen del amor de Cristo por
la Iglesia, se expresa y se proclama por medio del «lenguaje del cuerpo», es un
«lenguaje profético» precisamente porque proclama la verdad de Dios.

88 HM 104:1

89 HM 104:1

116
parte II
• Esta expresión de la verdad del lenguaje del cuerpo en el amor conyugal
CICLO 5
es eminentemente profética.
• «Profeta» es aquel que expresa con palabras humanas la verdad
proveniente de Dios, aquel que profiere esa verdad en sustitución de Dios,
en su nombre y, en cierto sentido, con su autoridad” 90.
• En el matrimonio, los cónyuges expresan con el lenguaje del cuerpo
releído en la verdad el significado esponsal originario en la verdad. Esta
expresión del lenguaje del cuerpo en el amor humano matrimonial es
eminentemente profética.
• Al casarse, los cónyuges son profetas:
1. Sus palabras corresponden a la profecía bíblica del amor esponsal 91.
mat rimonio
2. Proclaman la verdad de quienes son ante la Iglesia y el mundo,
marido y mujer. cristiano

3. Sus palabras realizan proféticamente lo que anuncian: el vínculo


matrimonial.
• Dios nos ha hecho libres para “redactar” el lenguaje de nuestros propios
cuerpos, podemos decir la “verdad” con el cuerpo, pero, también podemos
“mentir”.

5.50 "Analizamos ahora la sacramentalidad del matrimonio bajo el aspecto del signo. Cuando
afirmamos que en la estructura del matrimonio como signo sacramental, entra esencialmente también
el “lenguaje del cuerpo”, hacemos referencia a la larga tradición bíblica. Esta tiene su origen en el libro
del Génesis (sobre todo 2, 23-25) y culmina definitivamente en la Carta a los Efesios (cf. Ef 5,
21-23). Los Profetas del Antiguo Testamento han tenido un papel esencial en la formación de esta
tradición. Al analizar los textos de Oseas, Ezequiel, Deutero-lsaías, y de otros Profetas, nos hemos
encontrado en el camino de esa gran analogía, cuya expresión última es la proclamación de la Nueva
Alianza bajo la forma de un desposorio entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5, 21-23). Basándose en esta
larga tradición, es posible hablar de un específico “profetismo del cuerpo”, tanto por el hecho de que
encontramos esta analogía sobre todo en los Profetas, como mirando al contenido mismo de ella.
Aquí el “profetismo del cuerpo” significa precisamente el “lenguaje del cuerpo”. (HM 105:1)
5.5i "Este perenne “lenguaje del cuerpo” lleva en sí toda la riqueza y profundidad del misterio:
primero de la creación, luego de la redención. Los esposos, al realizar el signo visible del sacramento
mediante las palabras de su consentimiento conyugal, expresan en él “el lenguaje del cuerpo”, con
toda la profundidad del misterio de la creación y de la redención (la liturgia del sacramento del
matrimonio ofrece un rico contexto de ello) (HM 106:4)
5.52 “El hombre “no es capaz, en cierto sentido, de expresar sin el cuerpo este lenguaje singular de
su existencia personal y de su vocación. Ya desde «el principio» ha sido constituido así, de modo que
las palabras más profundas del espíritu - palabras de amor, de donación, de fidelidad - exigen un
adecuado «lenguaje del cuerpo». Y sin él no pueden expresarse plenamente. Sabemos por el
Evangelio que esto se refiere tanto al matrimonio como a la continencia «por el reino de los
cielos».” (HM 105: 7)
5.53 “Los cuerpos de los esposos hablarán «por» y «de parte de» cada uno de ellos,… desarrollando
el diálogo conyugal, propio de su vocación… Los cónyuges están llamados a formar su vida y su
convivencia como «comunión de las personas» sobre la base de ese lenguaje” (HM 107: 2).

90 HM 106: 2

91 … La comparación de la Alianza de amor establecida por Yahvé con Israel con un pacto matrimonial. cf. cat. 105 - HM, Página 718.

117
5.54 “En la analogía nupcial de los profetas, “es el cuerpo mismo que «habla»; habla con su
masculinidad o feminidad, habla con el misterioso lenguaje del don personal, habla… ya sea con el
lenguaje de la fidelidad, es decir, del amor, ya sea con el de la infidelidad conyugal, esto es, con el del
«adulterio»” (HM 105: 4).

El «lenguaje del cuerpo»,


releído en la verdad del amor

Podríamos decir que - juntamente con el Creador, que es el autor principal - el hombre
es realmente coautor del lenguaje del cuerpo: interpreta, declama o relee conforme a las
reglas de una «gramática» que él no ha inventado, sino que le es dada 92.
• En el matrimonio los cónyuges expresan el lenguaje del cuerpo realizando
una re-lectura de su significado esponsal originario, en la verdad.
• El hombre es artífice de las acciones que tienen, de por sí, significados
definidos. Es, pues, artífice de las acciones y, a la vez, autor de su
significado. La suma de estos significados constituye, en cierto sentido, el
conjunto del «lenguaje del cuerpo», con el que los esposos deciden hablar
entre sí como ministros del sacramento del matrimonio 93.
• El «significado» nace de la conciencia con la relectura de la verdad 94.
• Los esposos se casan “en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.” Al hacerlo, prometen por medio de su sacramento proclamar
fielmente el lenguaje trinitario de sus cuerpos.
• El cuerpo “habla” la verdad más profunda de la existencia humana - somos
creados por Amor a imagen y semejanza de Dios, como hombre y mujer.
• El cuerpo “habla” del amor de Dios por la humanidad - amor redentor de
Cristo por su Iglesia.
• El cuerpo “habla” del llamado del hombre a amar como Dios ama en una
fecunda vida según el Espíritu.
• El gozo y la profunda armonía interior se vive en la vida matrimonial sólo
cuando el “diálogo” constante del «lenguaje del cuerpo» es verdadero –
cuando los esposos son “verdaderos profetas del Amor de Dios
derramado en sus corazones”

92 HM página 720

93 HM 106:6

94 HM, página 725

118
parte II
5.55 "Su autor es el hombre que, como varón y mujer, esposo y esposa, relee correctamente el
significado de este “lenguaje”. Relee, pues, el significado esponsal del cuerpo como integralmente CICLO 5
grabado en la estructura de la masculinidad o feminidad del sujeto personal. Una relectura correcta
“en la verdad” es condición indispensable para proclamar esta verdad, o sea, para instituir el signo
visible del matrimonio como sacramento. Los esposos proclaman precisamente este “lenguaje del
cuerpo”, releído en la verdad, como contenido y principio de su nueva vida en Cristo y en la Iglesia.
(HM 106:2)
5.56 “[P]ara todo lenguaje… las categorías de la verdad y de la novedad (o sea, de lo falso) son
esenciales. En los textos de los Profetas… el cuerpo dice la verdad mediante la fidelidad y el amor
conyugal, y, cuando comete «adulterio», dice la mentira, comete la falsedad” (HM 105: 8)
5.57 “Podemos decir, pues, que lo esencial para el matrimonio, como sacramento, es el «lenguaje
del cuerpo», releído en la verdad. Precisamente mediante él se constituye, de hecho, el signo
sacramental” (HM 105: 9). “Una correcta re-lectura «en la verdad» es condición indispensable… para
instituir el signo visible del matrimonio como sacramento” (HM 106: 2).
mat rimonio
5.58 “Los esposos “son llamados a dar, de modo explícito -sirviéndose correctamente del «lenguaje cristiano
del cuerpo»- el testimonio del amor esponsal y procreativo, testimonio digno de «verdaderos
profetas». En esto consiste el significado justo y la grandeza del consentimiento conyugal en el
sacramento de la Iglesia” (HM 107: 4).
5.59 “Este perenne «lenguaje del cuerpo» lleva en sí toda la riqueza y la profundidad del misterio:
primero de la creación, después de la redención” (HM 106: 4). Cuando los cónyuges “proclaman
precisamente este «lenguaje del cuerpo», releído en la verdad… realizan un acto de carácter profético.
De ese modo confirman su participación en la misión profética de la Iglesia” (HM 106: 2).
5.60 “Se puede hablar de bien o de mal moral” en el acto conyugal según que los cónyuges “le
confiera o no el carácter de signo verídico” (HM 37: 6).
5.6i "El concepto de "comunicación", en nuestro lenguaje convencional, ha sido prácticamente
alineado de su más profunda, originaria matriz semántica. Sobre todo se vincula a la esfera de los
medios, esto es, en su mayor parte a lo que sirve para el entendimiento, el intercambio, el
acercamiento. Sin embargo, es lícito suponer que, en su significado originario y más profundo, la
"comunicación" estaba y está directamente unida a sujetos, que se "comunican" precisamente a
base de la "común unión" existente entre sí, tanto para alcanzar, como para expresar una realidad
que es propia y pertinente sólo a la esfera de sujetos - personas. De este modo el cuerpo humano
adquiere un significado completamente nuevo, que no puede ser colocado en el plano de la restante
percepción "externa" del mundo. Efectivamente, el cuerpo expresa a la persona en su ser concreto
ontológico y existencial, que es algo más que el "individuo", y, por tanto, expresa el "yo" humano
personal, que funda desde dentro su percepción “exterior”. (HM 12:4) Toda la narración bíblica, y en
particular el texto yahvista, muestra que el cuerpo a través de su propia visibilidad manifiesta al
hombre y, manifestándolo, hace de intermediario, es decir, hace que el varón y la mujer
"comuniquen" entre sí según esa communio personarum querida por el Creador precisamente para
ellos. (HM 12: 5)
5.62 “Esto es el cuerpo: testigo de la creación como de un don fundamental, testigo, pues, del Amor
como manantial del que ha nacido este mismo donar. La masculinidad feminidad —esto es, el sexo —
es el signo originario de una donación creadora y de una toma de conciencia por parte del hombre,
varón-mujer, de un don vivido, por así decirlo, de modo originario. Este es el significado con el que el
sexo entra en la teología del cuerpo. (HM 14:4)

119
4. El Cantar de los Cantares

La verdad del amor humano tiene como dimensión «subjetiva» la reciprocidad que
se manifiesta en el «lenguaje del cuerpo» de los enamorados.
• El Papa analiza el Cantar de los cantares, individuando en su expresión
poética ciertos elementos estructurales de la verdad del amor esponsal
• Su relación con el cuerpo.
• La interpersonalidad que se manifiesta.
• La referencia al misterio de la persona.
• El descubrimiento del otro como don, tanto en lo espiritual como en la
atracción erótica.
• La fuerza «como la muerte».
• La tensión a una perfección nunca alcanzada.
• La «insaciabilidad» a modo de apertura más allá del amor humano en el
«ágape». 95
• Juan Pablo parece estar de acuerdo con aquellos estudiosos bíblicos
contemporáneos que critican el afán de algunos por ‘desencarnar’ el
Cantar de los Cantares (considerándolo exclusivamente como una alegoría
del amor “espiritual” de Dios). Uno de estos comentaristas afirma que los
que han “olvidado a los amantes”, o los han “petrificado como una
pretensión”, no han interpretado el Cantar correctamente.
• No necesitamos “pedir perdón por el cuerpo”. No es a pesar del cuerpo y del
amor erótico que vemos el amor de Dios revelado en el Cantar, sino
precisamente en y por medio de estos (cfr. HM 108; nota al pie de página 96).
• El Cantar da testimonio de un amor que es simultáneamente erótico y
divino, espiritual y sensual (cfr. HM 111: 5).
• Los amantes en el Cantar encuentran realidades espirituales viendo,
oyendo, sintiendo, oliendo, y hasta saboreándose mutuamente (cfr. Cantar
1, 12-14; 2, 3-6; 4, 10-5, 1)

Vemos en el Cantar
señales de la pureza del
hombre en su estado original,
la lucha que enfrenta
en su estado histórico,
y el anhelo por alcanzar
su estado escatológico.

95 Hombre y mujer lo creó. Catequesis sobre el amor humano, Juan Pablo II (Cristiandad, Madrid 2000) - p.472

120
parte II
5.63 “Por ser el contenido del Cantar “en apariencia «profano», por un lado, este libro ha sido puesto
entre los libros prohibidos”; por otro, ha sido fuente de inspiración de los más grandes escritores CICLO 5
místicos y los versículos del «Cantar de los Cantares» han sido incluidos en la liturgia de la
Iglesia” (HM 109: 2).
5.64 “Ciertamente, el eros quiere remontarnos ‘en éxtasis’ hacia lo divino, llevarnos más allá de
nosotros mismos, pero precisamente por eso necesita seguir un camino de ascesis, renuncia,
purificación y recuperación. ¿Cómo hemos de describir concretamente este camino de elevación y
purificación? ¿Cómo se debe vivir el amor para que se realice plenamente su promesa humana y
divina? Una primera indicación importante podemos encontrarla en uno de los libros del Antiguo
Testamento bien conocido por los místicos, el Cantar de los Cantares” (Benedicto XVI, DC, 5-6).
5.65 “Lo que se ha expresado en el capítulo 2 del Génesis (vv. 23-25) apenas con unas pocas
palabras, sencillas y esenciales, aquí se desarrolla como un amplio diálogo o más bien un dúo, en el
que las palabras del esposo se entrelazan con las de la esposa y se completan recíprocamente. Las
primeras palabras del hombre [en el Génesis, 2,23] a la vista de la mujer creada por Dios, manifiestan
el estupor y la admiración … Y semejante fascinación… fluye de manera más amplia en los versículos mat rimonio
del «Cantar de los Cantares»” (HM 109: 5). cristiano
5.66 “Al igual que en el principio, tanto “el punto de partida como el punto de llegada de esta
fascinación… son… la feminidad de la esposa y la masculinidad del esposo en la experiencia directa de
su visibilidad. Las palabras de amor pronunciadas por ambos se concentran, por tanto, sobre el
«cuerpo»” (HM 109: 6).
5.67 “… el amor, además, desencadena una experiencia particular de la belleza, que se centra en lo
que es visible, pero envuelve simultáneamente a la persona entera. La experiencia de la belleza
engendra la [mutua] complacencia” (HM 109: 6).

“Mi hermana, mi esposa”

“Has cautivado mi corazón, hermana mía, esposa mía; has cautivado mi corazón
con una sola mirada de tus ojos, ¡Cuán hermosos son tus amores, hermana mía,
esposa mía!” Cantar 4, 9-10.

• El hecho de que en ésta cercanía el «yo» femenino se revele para el esposo


como «hermana» - y que precisamente como hermana sea esposa - tiene
una particular elocuencia. La expresión «hermana» habla de la unión en la
humanidad y al mismo tiempo de la diversidad femenina, de la originalidad
de esta humanidad 96.

5.68 “De estas Palabras se desprende que para la teología del Cuerpo, es de esencial importancia saber
quién es el femenino «tú» para el masculino «yo» y viceversa. El esposo del cantar de los cantares
exclama: “Toda hermosa eres, amiga” (Cant 4,7) y la llama «hermana mía esposa» (Cant 4,9). No la llama
con el nombre propio, sino que usa expresiones que dicen más. En cierto sentido el apelativo «hermana»,
usado para la esposa, parece ser más elocuente y enraizado en el conjunto del Cantar que el de «amiga»
puesto que en el se manifiesta al igual que en el conjunto al Cantar, cómo el amor revela al otro. (HM, p.
868)
5.69 “El término «hermana» parece expresar, de un modo más sencillo, la subjetividad del «yo»
femenino en su relación personal con el hombre, es decir, en la apertura de él hacia los otros, que son
entendidos y percibidos como hermanos. La «hermana», en cierto sentido, ayuda al hombre a definirse y a
concebirse de este modo constituyendo para él una especie de reto en esta dirección. (HM, p.868)

96 HM 110:4

121
5.70 “El amor mueve a ambos “a buscar el pasado común, como si descendieran del círculo de la misma
familia, como si desde la infancia estuvieran unidos por los recuerdos del hogar común. Así se sienten
recíprocamente cercanos, como hermano y hermana que deben su existencia a la misma madre. De aquí
se sigue un sentido específico de pertenencia común” (HM 111: 1).
5.7i “Para vivir en el celibato de modo maduro y sereno, parece ser particularmente importante que el
sacerdote desarrolle profundamente en sí mismo la imagen de la mujer como hermana” (Juan Pablo II,
Carta a los sacerdotes, Jueves Santo 1995). El concepto es transferible a cómo la mujer consagrada debe
ver al varón.
5.72 “Las palabras del esposo, mediante el apelativo «hermana», tienden a reproducir… la historia de
la feminidad de la persona amada; la ven todavía en el tiempo de la niñez («Tenemos una hermana
pequeña: todavía no tiene pechos») y por medio de esa visión, que se remonta al pasado, estas
palabras abrazan su entero «yo», alma y cuerpo, con una ternura desinteresada” (HM 111: 2).
5.73 “En Cristo, hombres y mujeres son hermanos y hermanas, independientemente de los vínculos
familiares. La hermana” representa sin duda una manifestación específica de la belleza espiritual de la
mujer; pero es, al mismo tiempo, expresión de su “carácter intangible”. Si el sacerdote, con la ayuda
de la gracia divina y bajo la especial protección de María Virgen y Madre, madura de este modo su
actitud hacia la mujer, en su ministerio se verá acompañado por un sentimiento de gran confianza
precisamente por parte de las mujeres, consideradas por él, en las diversas edades y situaciones de la
vida, como hermanas y madres” (Juan Pablo II, Carta a los sacerdotes, Jueves Santo 1995).
5.74 “La figura de la mujer-hermana tiene notable importancia en nuestra civilización cristiana,
donde innumerables mujeres se han hecho hermanas de todos… Esta entrega desinteresada de
“fraterna” femineidad ilumina la existencia humana, suscita los mejores sentimientos de los que es
capaz el hombre y siempre deja tras de sí una huella de agradecimiento por el bien ofrecido
gratuitamente. Así pues, las dos dimensiones fundamentales de la relación entre la mujer y el
sacerdote son las de madre y hermana. Si esta relación se desarrolla de modo sereno y maduro, la
mujer no encontrará particulares dificultades en su trato con el sacerdote, por ejemplo, al emprender
con los sacerdotes diversas actividades apostólicas. Cada sacerdote tiene pues la gran
responsabilidad de desarrollar en sí mismo una auténtica actitud de hermano hacia la mujer, actitud
que no admite ambigüedad (ibid.).
5.75 “La vocación al celibato necesita ser defendida conscientemente con una vigilancia especial
sobre los sentimientos y sobre toda la propia conducta. Cuando en el trato con una mujer peligrara el
don y la elección del celibato, el sacerdote debe luchar para mantenerse fiel a su vocación (ibid.).

122
“Un huerto cerrado, una fuente sellada” parte II
CICLO 5

“Huerto eres cerrado, hermana mía, novia, huerto cerrado, fuente sellada”
Cantar 4, 12.
• Las metáforas citadas revelan la presencia de otra visión del mismo «yo»
femenino, dueño del propio misterio. 97
• La esposa aparece a los ojos del esposo como «jardín cerrado» y «fuente
sellada»” porque “se presenta a los ojos del hombre como dueña del
propio misterio”. Se puede decir que ambas metáforas… expresan toda la
dignidad personal del sexo, de esa feminidad que, por pertenecer a la
estructura personal de la autoposesión… sobre la verdad esencial y la
autenticidad del don recíproco 98.” mat rimonio
cristiano
5.76 La verdad del amor, proclamada en el cantar de los cantares, no puede ser separada del
«lenguaje del cuerpo». La verdad del amor, hace que el mismo «lenguaje del cuerpo» sea releído en
la verdad. Ésta es también la verdad del progresivo acercarse de los esposos que crece a través del
amor: y esa cercanía significa también la iniciación al misterio de la persona. Pero, no significa de
modo alguno, la violación de ese misterio (HM 112: 1).
5.77 "El lenguaje de las metáforas - lenguaje poético- parece ser apropiado y preciso. La «hermana
esposa» es para el hombre dueña de su misterio como «jardín cerrado» y «fuente sellada». El
«lenguaje del cuerpo» releído en la verdad va de común acuerdo con el descubrimiento de la
inviolabilidad interior de la persona. Este descubrimiento expresa la profundidad auténtica de la
recíproca pertenencia de los esposos conscientes de pertenecerse mutuamente de estar destinados
el uno al otro: «Mi amado es para mi y yo para él» (Cant 2,16, cf.6,3). HM páginas 687 y 688.
5.78 “Las estrofas citadas evocan ese círculo de la cercanía, en el que el «jardín sellado» se abre,
en cierto sentido, ante los ojos del alma y del cuerpo del esposo. (HM 112:4)

• Jamás será amor en un hombre consagrado inducir a una mujer – soltera o


casada – a una intimidad indebida o incluso a un afecto con “tintes
esponsales”: porque amar es querer el bien de la persona amada, y un
afecto (o una acción) adúltera jamás será su “bien”. Obviamente, lo mismo
vale para la mujer consagrada respecto al hombre.

5.79 «El lenguaje del cuerpo» habla a los sentidos. El amor que los une es de naturaleza espiritual y
sensual al mismo tiempo. … se realiza la relectura en la verdad del significado esponsal del cuerpo, ya
que el hombre y la mujer deben constituir en común ese signo del recíproco don de sí, que pone el
sello sobre toda su vida. (HM 112:5)
5.80 ”Cuando la esposa dice: «Mi amado es para mí», quiere decir, al mismo tiempo: es aquel a
quien yo confío a mí misma, y por lo tanto dice: «y yo soy para él» (Cant 2, 16). Los términos
posesivos («mi», «mío», «suya») expresan aquí “toda la profundidad de esa confianza, que
corresponde a la verdad interior de la persona” (HM 111: 9)

97 HM 11:6 - y HM página 687

98 HM 111: 7

123
En el cantar de los cantares
el eros humano desvela el rostro del amor
siempre en búsqueda y casi nunca saciado99.

5.8i "Siguiendo los senderos de las palabras trazadas por las estrofas del cantar de los cantares
parece que nos acercamos a la dimensión en la que eros trata de integrarse mediante otra verdad del
amor. Siglos después a la luz de la muerte y resurrección de Cristo esta verdad la proclamará Pablo
de tarso, con las palabras de la carta a los Corintios: “El amor es paciente, es servicial; el amor no es
envidioso, no se vanagloria, no se envanece, no es descortés, no busca su interés, no se irrita, no lleva
cuentas del mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se complace en la verdad. El amor
todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. El amor no acaba nunca. La verdad
sobre el amor, expresada en las estrofas del Cantar de los cantares, ¿queda confirmada a la luz de
las palabras Paulinas? 100

99 HM, página 689

100 HM, página 690

124
parte II
5. El matrimonio de Tobías y Sara CICLO 5

““Y antes de unirte a ella deben orar los dos en pie, suplicando al Señor del cielo
que les conceda su misericordia y protección. No temas porque está destinada para
ti desde la eternidad;”. Tob 6,18

• Al unirse como marido y mujer, ambos se encuentran en una situación en


que las fuerzas del bien y del mal se combaten y se miden
recíprocamente. …porque el amor confía en la victoria del bien y está
dispuesto a hacer todo lo que que sea preciso para que venza el bien 101.
Se presenta una situación que confirma la verdad de las palabras sobre el
amor «fuerte… como la muerte».
mat rimonio
• Sara, hija de Ragüel, había sido anteriormente «dada como esposa a siete
cristiano
hombres» (Tob 6,14) pero todos habían muerto antes de unirse con ella.
Esto había sucedido por obra del espíritu maligno, que en el libro de Tobías
lleva por nombre Asmodeo. Así el amor de Tobías debía de afrontar desde
el primer momento prueba de la vida y la muerte 102.
• El arcángel Rafael da al joven varios consejos sobre cómo librarse del
espíritu maligno, y recomienda a Tobías y a Sara orar.

Ragüel le respondió: «¡Está bien! Ella te corresponde a ti según lo prescrito en la


Ley de Moisés, y el Cielo decreta que te sea dada. Recibe a tu hermana. Desde
ahora, tú eres su hermano y ella es tu hermana. A partir de hoy es tuya para
siempre. Que el Señor los asista esta noche, hijo mío, y les conceda su misericordia
y su paz». Tob 7,12

• Mediante el matrimonio el hombre y la mujer se convierten en hermano y


hermana de modo especial. La índole fraterna parece estar radicada en el
amor esponsal 103.
• Cuando los padres salieron ... Tobías se levantó de la cama y llamó a Sara
para orar juntos. Su oración es ante todo oración de alabanza y acción de
gracias, y sólo después se hace gradualmente súplica.

“¡Bendito eres tu, Dios de nuestros padres, y bendito por todas las generaciones es tu
nombre!. ¡Que te bendigan los cielos y todas las criaturas por todos los siglos!. Tu has
creado a Adán y has creado a Eva su mujer, para que fuera su ayuda y apoyo. De ellos
nació todo el género humano. Tu has dicho: no es bueno que el hombre esté solo;
hagámosle una ayuda similar. Ahora tomo a esta pariente mia no lo hago con impuro
deseo sino con rectitud de intención. Dígnate tener misericordia de mi y de ella y
haznos llegar juntos a la vejez. Y dijeron juntos: ¡Amén, amén!. Tob 8, 5-8

101 HM 116:2

102 HM 115:5 - HM página 692

103 HM 115:3

125
• La verdad del amor de los esposos… se confirma por las elecciones y los
actos que asumen todo el peso de la existencia humana en la unión de
ambos.104

5.82 “…el amor de Tobías debía afrontar desde el primer momento la prueba de la vida y de la muerte.
Las palabras sobre el amor «fuerte... como la muerte» que los esposos del Cantar pronuncian mientras
queda embelesado su corazón, asumen aquí el carácter de una prueba real... en esa prueba de la vida y
de la muerte vence la vida, o, lo que es lo mismo, durante la prueba de la noche nupcial el amor se
revela más fuerte que la muerte”. (HM 115: 6)

Esto se realiza
a través de la oración

• Esa voz, ese hablar al unísono, permite a ambos atravesar la situación límite,
el estado de amenaza del mal y de la muerte, abriéndose totalmente, en la
unidad de los dos, al Dios vivo.
• Acercándose a la fuente divina del «lenguaje del cuerpo», los nuevos
esposos sienten y expresan la necesidad de purificación.
• Los esposos profesan esta verdad juntos, al unísono, delante del Dios de la
alianza: «Dios de nuestros padres». Se puede decir que el «lenguaje del
cuerpo» se convierte en lenguaje de los ministros del sacramentos
conscientes de que en el pacto conyugal se expresa y se realiza el misterio
que tiene su fuente en Dios mismo. Su pacto conyugal es, la imagen de
aquella Alianza que nace del Amor eterno.

• La oración de Tobías y Sara llega a ser, en cierto sentido, el más profundo


modelo de liturgia, cuya palabra es palabra de fuerza. Es palabra de fuerza
tomada de las fuentes de la Alianza y de la gracia. Es la fuerza que libera
del mal, y que purifica.105

5.83 Los esposos del Cantar de los Cantares declaran mutuamente, con palabras fogosas, su amor
humano. Los nuevos esposos del libro de Tobías piden a Dios saber responder al Amor Juan Pablo II
- miércoles 27 junio, 1984
5.84 La verdad expresada en el libro del Génesis ocupa en la conciencia religiosa de Tobías y Sara
el lugar central, que es como la médula misma de su «credo conyugal» …desposados el uno con el
otro, como marido y mujer, deben «ser una sola carne», se esfuerzan en común para releer el
«lenguaje del cuerpo» propio de su estado, en su fuente divina. (HM 117:2)
5.85 Son conscientes de que el mal que los amenaza por parte del demonio puede herirlos como
sufrimiento, muerte o destrucción… para rechazar ese mal que amenaza matar al cuerpo es necesario
impedir al espíritu maligno el acceso a las almas, liberarse interiormente de su influjo. (HM 116:5)

104 HM 116:3

105 HM 116:6

126
parte II
5.86 Los esposos profesan juntos ésta verdad ante el Dios de la Alianza: «Dios de nuestros padres».
… Tobías y Sara hablan el lenguaje de los ministros del sacramento, conscientes de que en el pacto CICLO 5
conyugal del hombre y de la mujer - precisamente a través del «lenguaje del cuerpo» - se expresa y se
realiza el misterio que tiene su fuente en Dios mismo. Su pacto conyugal, es en efecto, la imagen - y
el sacramento primordial de la Alianza de Dios con el hombre, con el género humano - de aquella
alianza que nace del Amor eterno.
5.87 Ambos contribuyen a la formación del signo sacramental del matrimonio. Y se puede decir que
a través de ambos comportamientos el «lenguaje del cuerpo», releído tanto en la dimensión
«subjetiva» de la verdad de los corazones humanos, como en la dimensión «objetiva» de la verdad de
vivir en comunión, se convierte en la lengua de la liturgia. (HM 117:5)
5.88 “La dimensión litúrgica asume en sí el «lenguaje del cuerpo», releído en la verdad de los
corazones humanos, procura encuadrar este «lenguaje» en la verdad integral del hombre, releída en la
palabra del Dios vivo. Lo expresa la oración de los nuevos esposos del libro de Tobías. En el libro de
Tobías no existe ni el diálogo ni el dúo de los esposos. En la noche nupcial ellos deciden sobre todo
hablar al unísono, y lo unísono es precisamente la oración”. (HM116:4) mat rimonio
cristiano
5.89 Se puede decir que en esta oración se dibuja sobre el horizonte del «lenguaje del cuerpo» la
dimensión de la liturgia propia del sacramento. En efecto, todo se cumple en la noche nupcial de los
esposos. (HM 117:8)

127
6. Liturgia y espiritualidad
del matrimonio

a la luz del «gran misterio»


de la carta a los Efesios

El capítulo 5 de la carta a los Efesios, revela que las fuentes eternas de la


Alianza en el amor del Padre y al mismo tiempo su nueva y definitiva institución en
Jesucristo.
• «Gran misterio es éste» (Ef 5, 32)
• «Lo digo refiriéndome a Cristo y a la Iglesia» (Ef 5, 32), aunque se realice
definitivamente en las dimensiones escatológicas, San Pablo no duda en
hacer extensiva la analogía de la unión de Cristo con la Iglesia, delineada
de un modo tan «absoluto» y «escatológico», al amor esponsal, al signo
sacramental del pacto esponsal del hombre y de la mujer. No duda en
hacer extensiva esa analogía mística al «lenguaje del cuerpo», releído en la
verdad del amor esponsal y de la unión conyugal de los dos.
• Aproxima el «lenguaje del cuerpo» a la dimensión de la santidad real.

5.90 “Los sacramentos insertan la santidad en el terreno de la humanidad del hombre; penetran el alma y
el cuerpo, la feminidad y la masculinidad del sujeto personal, con la fuerza de la santidad. Todo ello viene
expresado en el lenguaje de la liturgia: en él se expresa y se realiza. La liturgia, el lenguaje litúrgico, eleva el
pacto conyugal del hombre y de la mujer, basado sobre «el lenguaje del cuerpo» releído en la verdad, a las
dimensiones del «misterio» y, al mismo tiempo, permite que tal pacto se realice en las dimensiones citadas
a través del «lenguaje del cuerpo»”106

• La Eucaristía es el sacramento de nuestra redención. Es el sacramento


del Esposo, de la Esposa. Cristo, al instituir la Eucaristía, la ha unido de
una manera tan explícita al servicio sacerdotal de los apóstoles, es lícito
pensar que de este modo deseaba expresar la relación entre el hombre y
la mujer, entre lo que es «femenino» y lo que es «masculino», querida por
Dios, tanto en el misterio de la creación como en el de la redención
(MD, 26).

Ofrecemos nuestros cuerpos


“como una hostia viva, santa,
agradable a Dios” Rm i2,i
en el seno del Cuerpo de Cristo
que formamos y en comunión
con la ofrenda de su Eucaristía107.

106 HM Apen. 5: 2

107 Catecismo de la Iglesia Católica 2031

128
parte II
5.9i “La palabra liturgia “quiere significar que el Pueblo de Dios toma parte en ‘la obra de
Dios” (CIC 1069). Es “la celebración [por la Iglesia] del culto divino… en la que, mediante signos CICLO 5
sensibles, se significa y se realiza, según el modo propio de cada uno, la santificación del
hombre” (CIC 1070).
5.92 “...ese «temor de Cristo» y «respeto», de los que habla San Pablo, no es otra cosa que una forma
espiritualmente madura de esa fascinación recíproca, del hombre por la feminidad de la mujer y de la
mujer por la masculinidad, que se revela por primera vez en el libro del Génesis (gn 2, 23-25). La
madurez espiritual de esta fascinación no es otra cosa sino el fructificar del don del temor, uno de los
siete dones del Espíritu Santo. ... la doctrina de San Pablo sobre la castidad como «vida según el
Espíritu» (cf. Rom 8,5) nos permite (particularmente en base a la Primera Carta a los Corintios, cap. 6)
interpretar ese «respeto» en sentido carismático, como don del Espíritu Santo”. ((HM Apen. 5: 4).
5.93 “Éste parece ser el significado integral del signo sacramental del matrimonio. En ese signo -a
través del «lenguaje del cuerpo»- el hombre y la mujer van al encuentro del gran mysterium, para
transferir la luz de ese misterio - luz de verdad y de belleza, expresado en el lenguaje litúrgico - en
«lenguaje del cuerpo», es decir en el lenguaje de la praxis del amor, de la fidelidad y de la honestidad mat rimonio
conyugal, o sea en el ethos enraizado en la «redención del cuerpo» (cf.Rom 8,23) Por este camino, la cristiano
vida conyugal se hace, en cierto sentido, liturgia” (HM Apen. 5: 6).

129
130
AMOR y FECUNDIDAD

I. Humanae Vitae
respuesta responsable, voz de la verdad
Paternidad y maternidad responsable
La verdad: Significado generador del cuerpo
La mentira: La contracepción
La verdad: Regulación natural

2. La espiritualidad en vida conyugal parte II


CICLO 6
La castidad se manifiesta como continencia
El don de «reverencia»
El amor humano en el plan divino

AMOR y
FECUNDIDAD

131
AMOR y FECUNDIDAD
I6 Catequesis 119 · 134 - Julio 11, 1984 a Noviembre 28, 1984

Todas las reflexiones sobre la redención del cuerpo y la sacramentalidad


del matrimonio sirven de preparación para este ciclo,
un verdadero comentario autorizado de la encíclica Humanae Vitae,
desde la «antropología adecuada» y el «lenguaje del cuerpo».

Sobre la base de una «antropología adecuada»,


se afronta el difícil y siempre urgente tema de la procreación responsable.
El punto clave de partida es que:
«la Iglesia enseña que cualquier acto matrimonial debe permanecer
por sí mismo abierto a la transmisión de la vida» (HV,11).

La verdad del «lenguaje esponsal del cuerpo» es propuesta como vía


para entender en profundidad los dos significados del acto conyugal:
el significado unitivo auténtico amor conyugal y
el significado procreativo transmisión de la vida.

Humanae Vitae crea las premisas para trazar las grandes líneas
de la espiritualidad cristiana de la vocación y de la vida conyugal.
No tener esto presente sería hacer una lectura parcial de la encíclica,
ya que no es un documento meramente normativo.

Esa vocación es posible


por una fuerza esencial y fundamental
que es el amor injertado en el corazón
por el Espíritu Santo.

Se trata de un problema urgente. En y para, la Iglesia en primer lugar.


¿Qué sería de una Iglesia en la que ya no se defendieran
más lo derechos de Dios de ser reconocido como Dios?
¿De una Iglesia que se contentara con confesar de palabra
a Dios Padre creador – como hace en el Credo-
y, después, en la realidad olvidara lo que ha confesado?
La respuesta sería trágicamente simple:
sería una Iglesia que traiciona su misión.

La Teología del cuerpo es una profundización teológica y antropológica


la encíclica de Pablo VI, con el fin de mostrar las razones por
las que la norma enseñada es verdadera y practicable por todos.

132
parte II
CICLO 6

HUmanae Vitae
última encíclica de Pablo VI

En la alocución del miércoles 31 de julio de 1968, el mismo Pablo VI confió a los


fieles los sentimientos que lo habían guiado en el cumplimiento de su mandato AMOR y
apostólico. Decía: FECUNDIDAD
"El primer sentimiento ha sido el de una gravísima responsabilidad nuestra. Ese
sentimiento nos ha introducido y sostenido en lo vivo del problema durante los
cuatro años requeridos para el estudio y la elaboración de esta Encíclica. Os
confesamos que este sentimiento nos ha hecho incluso sufrir no poco
espiritualmente. Jamás habíamos sentido como en esta coyuntura el peso de
nuestro cargo. Hemos estudiado, leído, discutido cuanto podíamos, y también
hemos rezado mucho... Invocando las luces del Espíritu Santo, hemos puesto
nuestra conciencia en la plena y libre disponibilidad a la voz de la verdad, tratando
de interpretar la norma divina que vemos surgir de la intrínseca exigencia del
auténtico amor humano, de las estructuras esenciales de la institución matrimonial,
de la dignidad personal de los esposos, de su misión al servicio de la vida, así como
de la santidad del matrimonio cristiano; hemos reflexionado sobre los elementos
estables de la doctrina tradicional y vigente de la Iglesia, y especialmente sobre las
enseñanzas del reciente Concilio; hemos ponderado las consecuencias de una y otra
decisión, y no hemos tenido duda alguna sobre nuestro deber de pronunciar nuestra
sentencia en los términos expresados por la presente Encíclica”. 108

108 JUAN PABLO II ENCUENTRO ORGANIZADO POR EL PONTIFICIO CONSEJO PARA LA FAMILIA CON OCASIÓN DEL XX ANIVERSARIO
DE LA HUMANAE VITAE - Lunes 7 de noviembre de 1988

133
I. Humanae Vitae:

respuesta responsable, voz de la verdad

“La Iglesia enseña que cualquier acto matrimonial


debe permanecer por sí mismo abierto a la transmisión de la vida”109

Humanae vitae “está fundada sobre la inseparable conexión que Dios


ha querido, y que el hombre no puede romper por propia iniciativa,
entre los dos significados del acto conyugal:
el significado unitivo y el significado procreativo” 110.

Aquí está el punto nodal para la solución


de los métodos moralmente lícitos para la regulación de la fertilidad.

• Juan Pablo II muestra en sus catequesis, su preocupación por confirmar


punto por punto, las afirmaciones contenidas en Humanae Vitae:
1ª Parte - Análisis de las palabras de Cristo
2ª Parte - Análisis de el sacramento
Para fundamentar el tema de la redención del cuerpo y la
sacramentalidad del matrimonio.
Y esto es posible desde el momento en que la revelación
toca la realidad del cuerpo humano.
• La verdad del lenguaje del cuerpo es propuesta como la vía para entender
en profundidad los dos significados del acto conyugal y su inseparabilidad.
• Se subraya que esta norma moral pertenece tanto a la ley natural
(conforme a la razón) como al orden moral revelado por Dios (al
encontrarse en las fuentes bíblicas, en la tradición y el magisterio) 111.
• La verdad del lenguaje del cuerpo es propuesta como la vía para entender
en profundidad los dos significados del acto conyugal.

6.0 “En este planteamiento renovado queda confirmada la enseñanza tradicional sobre los fines del
matrimonio (y sobre su jerarquía), y, al mismo tiempo, se profundiza en ella desde el punto de vista de la
vida interior de los cónyuges” (HM 128: 3).

109 HV, 11

110 HV, 12

111 - Texto tomado de HM páginas 619 y 620

134
parte II
6.i “… la «íntima estructura» (o sea, la naturaleza) del acto conyugal constituye la base necesaria
para una adecuada lectura y descubrimiento de los significados, […] y su inseparabilidad. Dado que, CICLO 6
"el acto conyugal..." —a un mismo tiempo— "une profundamente a los esposos", y, a la vez, "los hace
aptos para la generación de nuevas vidas"; y una y otra cosa suceden «por su íntima estructura»112; de
ello se deduce que la persona humana […] "debe" leer simultáneamente los «dos significados del acto
conyugal» y también la «conexión inseparable» entre los dos significados del acto conyugal”. No se
trata, pues, aquí de ninguna otra cosa sino de leer en la verdad el «lenguaje del cuerpo», como
repetidas veces hemos dicho en los precedentes análisis bíblicos. La norma moral, enseñada
constantemente por la Iglesia en este ámbito, y recordada y reafirmada por Pablo VI en su Encíclica,
brota de la lectura del «lenguaje del cuerpo» en la verdad. Se trata aquí de la verdad, primero en su
dimensión ontológica («estructura íntima») y luego —en consecuencia— de la dimensión subjetiva y
psicológica («significado»).” (HM 119: 6).
6.2 “Pablo VI escribe: "Pensamos que los hombres, en particular los de nuestro tiempo, se
encuentran en grado de comprender el carácter profundamente razonable y humano de este principio
fundamental" (Humanae vitae, 12). Se puede añadir: están en grado de comprender, también, su
AMOR y
profunda conformidad con todo lo que es transmitido por la Tradición, que brota de las fuentes
bíblicas. Las bases de esta conformidad deben buscarse particularmente en la antropología bíblica. FECUNDIDAD
Por otra parte, es sabido el significado que la antropología tiene para la ética, o sea, para la doctrina
moral. Parece, pues, que es del todo razonable buscar precisamente en la «teología del cuerpo» el
fundamento de la verdad de las normas que se refieren a la problemática tan fundamental del
hombre en cuanto «cuerpo»: «los dos serán una sola carne» (Gén 2, 24). (HM 120:4)

• Humanae Vitae quiere ser respuesta a los interrogantes del hombre


contemporáneo. Son, éstos, interrogantes de carácter demográfico,
socioeconómico y político… en el campo de las ciencias particulares, de
moralistas […] son sobretodo, los interrogantes de los cónyuges.
• La relevancia de esos interrogantes supone una respuesta ponderada y
profunda 113.
• Pablo VI reconoce que la enseñanza de la encíclica “aparecerá fácilmente
a los ojos de muchos difícil e incluso imposible en la práctica”. Afirma
claramente, de hecho, que el hombre y la mujer no pueden vivir esta
enseñanza sin la ayuda de la gracia de Dios 114.
• Los años sucesivos a la Encíclica, no obstante la insistencia de críticas
injustificadas y de silencios inaceptables, han podido demostrar con
creciente claridad cómo el documento de Pablo VI era no sólo siempre de
viva actualidad, sino investido hasta de un significado profético 115.

112 Al definir esta «íntima estructura», el texto hace referencia a «a las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer» HM 119:5 - Y en Notas, HM página
625: “La naturaleza de la que aquí se habla no es simplemente la naturaleza biológica del hombre, sino la naturaleza integral del hombre como persona. Esta naturaleza
es fuente de obligaciones morales. (Cf. Rom 2, 14-15)”

113 HM 121:3,4

114 Cfr. HV, 20

115 Juan Pablo II, Noviembre 7, 1988

135
6.3 “Los principios y presupuestos generales de la «teología del cuerpo», ¿no estaban, quizás,
sacados todos ellos de las respuestas que Cristo dio a las preguntas de sus concretos interlocutores?
Y los textos de Pablo —como, por ejemplo los de la Carta a los Corintios—, ¿no son, acaso, un
pequeño manual en orden a los problemas de la vida moral de los primeros seguidores de Cristo? Y
en estos textos encontramos ciertamente, esa "norma de comprensión" que parece tan indispensable
frente a los problemas de que trata la "Humanae vitae”. (HM 121:6)
6.4 "Si alguien cree que el Concilio y la Encíclica no tienen bastante en cuenta las dificultades
presentes en la vida concreta, es porque no comprende las preocupaciones pastorales que hubo en
el origen de tales documentos. Preocupación pastoral significa búsqueda del verdadero bien del
hombre, promoción de los valores impresos por Dios en la propia persona; es decir, significa la puesta
en acto de "aquella regla de comprensión" que intenta siempre el descubrimiento cada vez más claro
del designio de Dios sobre el amor humano, con la certeza de que el único y verdadero bien de la
persona humana consiste en la realización de este designio divino". (HM 121:6)

Paternidad y maternidad responsable

Humanae Vitae nos ofrece indicaciones concretas, entre las que merece ser
resaltada la definición del concepto de paternidad responsable, en la que se subraya
que esta no se limita solo al control de los nacimientos sino también a la disposición
de hacer crecer la propia familia.
• De este modo se puede entender la licitud moral del recurso a los
periodos infecundos de la mujer cuando se cree conveniente para ejercer
esa paternidad responsable.
• Es un planteamiento positivo, donde inicialmente se reflexiona sobre la
verdad, y luego se analiza los aspectos que nos apartan de esa verdad
sobre el hombre.
• Responsabilidad es respuesta ante el don de Dios creador.

Las familias deben ser el resultado


de la reverencia, prudencia y responsabilidad
ante el llamado a la existencia de una persona
y, sobretodo desde la confianza
en el dador de la vida: DIOS.

• Llamamos responsable a la paternidad y maternidad que corresponden a


la dignidad personal de los cónyuges como padres, a la verdad de su
persona y del acto conyugal 116.

116 HM 130:2 Cf. Humanae Vitae, 10

136
parte II
6.5 Se afirma que “la formulación bíblica extremadamente concisa y simple, indica el sexo,
feminidad y masculinidad, como esa característica del hombre - varón y mujer - que les permite, CICLO 6
cuando se convierten en «una sola carne», poner al mismo tiempo toda su humanidad bajo la
bendición de la fecundidad. Sin embargo, el contexto completo de esta fórmula lapidaria no nos
permite detenernos en la superficie de la sexualidad humana no no es consciente tratar del cuerpo
del sexo fuera de la plena dimensión del hombre y de la «comunión de las personas» (cat. 10:2)” (HM
Página 722)
6.6 Con el término «conocimiento» conyugal se expresa la «experiencia originaria» de que la
sexualidad humana no está situada meramente en el nivel biofisiológico, inconsciente, sino en él
plenamente personal (HM Página 722).
6.7 En este acto de «conocimiento» recíproco están presentes en cierto modo, tanto la objetividad
del cuerpo sexuado como la subjetividad personal del don recíproco de sí. En el acto de
conocimiento conyugal el varón y la mujer profundizan en el Conocimiento de sí mismos gracias al
conocimiento personal del otro: se conocen - uno junto a otro y uno a través del otro - como esposo,
esposa, padre y madre. Y después se conocen recíprocamente en «el tercero», originado a partir de AMOR y
ambos: en el hijo. (ibid) FECUNDIDAD

6.8 Por tanto, el «conocimiento» en sentido bíblico significa que la determinación «biológica» del
hombre por parte de su cuerpo y sexo, cesa de ser algo pasivo, y alcanza un nivel y un contenido
específicos en las personas auto conscientes y auto determinantes; por eso comporta una particular
conciencia el significado del cuerpo humano vinculada a la paternidad y a la maternidad. (ibid)
6.9 “La paternidad responsable requiere el “común acuerdo y común esfuerzo [de ambos
cónyuges] por formarse un juicio recto, atendiendo tanto a su propio bien personal como al bien de
los hijos, ya nacidos o todavía por venir, discerniendo las circunstancias de los tiempos y del estado
de vida tanto materiales como espirituales, y, finalmente, teniendo en cuenta el bien de la
comunidad familiar, de la sociedad temporal y de la propia Iglesia” (GS, 50).
6.i0 “Por razones justificadas, los esposos pueden querer espaciar los nacimientos de sus hijos. En
este caso, deben cerciorarse de que su deseo no nace del egoísmo, sino que es conforme a la justa
generosidad de una paternidad responsable” (CIC 2368).
6.ii “’Este juicio, en último término, lo deben formar ante Dios los mismos esposos’ (GS 50). Son
palabras que resultan “particularmente importantes para determinar con mayor precisión el carácter
moral de la «paternidad y maternidad responsables»” (HM 122: 2).
6.i2 “Se puede hablar de responsabilidad en el ejercicio de la función paterna y materna bajo
diversos aspectos. Así escribe, «en relación con los procesos biológicos, paternidad responsable
significa conocimiento y respeto de sus funciones: la inteligencia descubre, en el poder dar vida, leyes
biológicas que forman parte de la persona humana» (HV,10). Cuando a continuación trata de la
dimensión psicológica de las «tendencias del instinto y de las pasiones, la paternidad responsable
comporta el dominio necesario que sobre aquéllas han de ejercer la razón y la voluntad» (HV,
10)” (HM 122:5).
6.i3 “... en la concepción de la «paternidad responsable» no sólo está contenida la disposición para
evitar «un nuevo nacimiento» sino también la disposición a hacer crecer la familia según los criterios
de la prudencia” (HM 122:5).
6.i4 “No se puede, «proceder arbritrariamente» los cónyuges deben «conformar su conducta a la
intención creadora de Dios» (HV,10)” (HM 122:6).
6.i5 “...la moral conyugal, resulta ser, por tanto la fidelidad al plan divino, manifestado en la
«estructura íntima del acto conyugal» y en la «conexión inseparable de los dos significados del acto
conyugal»” (HM 122:6).

137
la verdad:
Significado generador del cuerpo

• El cuerpo sexuado de la criatura humana significa y reclama la unión


personal del hombre y la mujer orientada a la generación de una nueva
persona117.
• Todo lo humano - todas las dimensiones y manifestaciones de lo humano,
incluido el cuerpo de cada individuo - es personal. ibid
• La unión varón mujer no puede ser, por tanto, meramente biológica ni
fisiológica, porque el ser humano no es mero animal, sino que ha de ser
personal y, por tanto, de amor total «persona-don», que estrechan los lazos
interpersonales «persona-comunión». ibid
• La totalidad o perfección de ese amor en la esfera sexual requiere la
conyugalidad. ibid
• Es decir, requiere de un modo intenso y peculiar - a causa de la dignidad del
varón, de la mujer, del hijo y del Creador, que es la fuente de la vida y del
amor, presente en esa íntima relación - la exclusividad y la reciprocidad, la
indisolubilidad y la fidelidad, que se despliega fecundamente en la persona
del hijo y en toda la riqueza comunicativa de la atmósfera matrimonial y
familiar. ibid

6.i6 La sexualidad humana requiere, por tanto, la conyugalidad, como especial forma de comunión
estrechísima de vida y amor (cf.Gaudium et spes, 48,1) en correspondencia con el significado
esponsal del cuerpo humano. (HM página 724)
6.i7 La sexualidad contiene la máxima potencialidad humana en el orden de la naturaleza porque el
hijo, fruto de la generación, es una nueva persona. En el acto conyugal los progenitores abren hasta lo
más recóndito del propio misterio corpóreo, dan la semilla de sí mismos, prolongando la vida más allá
de la muerte. El horizonte de la muerte se abre ante el hombre juntamente con la revelación del
significado generador del cuerpo. (cat 22, 5). (ibid)
6.i8 Cada hijo es creado directamente por Dios, el único capaz de dar origen a un alma humana
individual, por lo que los padres son cooperadores, con una paternidad subordinada a la del Padre
eterno. Por ello hablamos de que son procreadores, a diferencia de ser reproductores solo en el orden
infrapersonal. El hijo no es un producto, un bien útil, sino un bien absoluto, valioso en sí y por si; no
medio; don de Dios, persona de dignidad superior a la naturaleza irracional, que Dios ama «por sí
misma» (Gaudium et spes, 24) y que merece ser amada por sí misma. (ibid)

6.i9 “Nuestros anteriores análisis muestran que en este caso el «lenguaje del cuerpo» debe
expresar, a un nivel determinado, la verdad del sacramento. Al participar del eterno Plan de Amor… el
«lenguaje del cuerpo» llega a ser, en efecto, un «profetismo del cuerpo». Se puede decir que la
encíclica Humanae vitae lleva a sus últimas consecuencias… esta verdad sobre el cuerpo
humano” (HM 124: 2).
6.20 “Como ministros de un sacramento que se constituye a través del consentimiento y se
perfecciona a través de la unión conyugal, el hombre y la mujer son llamados a expresar ese
misterioso «lenguaje» de sus cuerpos en toda la verdad que les es propia. Por medio de los gestos y
de las reacciones, por medio de todo el dinamismo… de la tensión y del placer -cuya fuente directa es

117 HM página 722 y 723

138
parte II
el cuerpo en su masculinidad y feminidad, el cuerpo en su acción e interacción-, a través de todo esto
«habla» el hombre, la persona… Y precisamente en el plano de este «lenguaje del cuerpo» -que es CICLO 6
algo más que la mera reactividad sexual y que, como auténtico lenguaje de las personas, está
sometido a las exigencias de la verdad… el hombre y la mujer se expresan recíprocamente a sí mismos
del modo más pleno y más profundo, hasta donde les permite… su masculinidad y feminidad... se
expresan a sí mismos en la medida de toda la verdad de su persona” (HM 124: 4).
6.2i “El lenguaje del cuerpo tiene “significados definitivos” (HM 106: 6), que quedan “«programados»
de modo sintético, en el consentimiento conyugal” (HM 107: 3). Por ejemplo “a la pregunta: «¿Estáis
dispuestos a recibir de Dios… los hijos… ?», el hombre y la mujer responden: «Sí, estamos dispuestos»”
(HM 106: 6).
6.22 “El hombre es persona precisamente porque es dueño de sí y se domina a sí mismo. ...en la medida
que es dueño de sí mismo puede «donarse» al otro” (HM 124:5).
6.23 Cuando el acto conyugal es “privado de su verdad interior, por ser privado artificialmente de su
capacidad procreativa, cesa también de ser acto de amor” (HM 124: 6). AMOR y

6.24 “Cuando se separan deliberadamente el significados unitivo y el procreativo, se realiza “una FECUNDIDAD
unión corpórea real, pero no corresponde a la verdad interior ni a la dignidad de la comunión personal:
communio personarum. Tal comunión exige, que el «lenguaje del cuerpo» sea expresado en la verdad
integral de su significado. Si falta esa verdad no se puede hablar ni de la verdad del dominio de sí, ni
de la verdad del recíproco don y de la recíproca aceptación de sí por parte de la persona. Tal
violación del orden interior de la comunión conyugal, que hunde sus raíces en el orden mismo de la
persona, constituye el mal esencial del acto anticonceptivo” (HM 124: 7).

La sexualidad humana es lugar en el que actúa


el amor creador de dios, terreno sagrado.

139
la mentira:
la contracepción

• Todos los medios contraceptivos son moralmente ilícitos. 118


• La interrupción directa del proceso generador ya iniciado, y sobre todo el
aborto directamente querido y procurado, aunque sea por razones
terapéuticas.
• La esterilización directa perpetua o temporal, tanto en el hombre como en
la mujer.
• Toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en
el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga, como fin o
como medio, hacer imposible la procreación.
• Cuando el cuerpo no expresa la verdad mediante el significado generador
de su cuerpo en el acto conyugal: miente, comete «adulterio», comete la
falsedad, blasfema - no es profeta.

6.25 “se deben reconocer las múltiples y a veces graves dificultades que en este campo encuentran los
sacerdotes y las parejas, los unos en anunciar la verdad entera sobre el amor conyugal, y las otras en
vivirla. Por otra parte, las dificultades a nivel moral son el fruto y el signo de otras dificultades más graves
que tocan los valores esenciales del matrimonio como "íntima comunidad de vida y de amor
conyugal" (Gaudium et spes, 48). La pérdida de estima en relación al hijo como "preciosísimo don del
matrimonio" (Gaudium et spes, 50) y hasta el rechazo categórico de transmitir la vida, a veces por una
errónea concepción de la procreación responsable, y la interpretación totalmente subjetiva y relativa
del amor conyugal, tan abundantemente difundidas en nuestra sociedad y en nuestra cultura, son el
signo evidente de la actual crisis matrimonial y familiar”. Juan Pablo II, noviembre 7, 1988, 5
6.26 Como raíz de la "crisis", [he] señalado una corrupción de la idea y de la práctica de la libertad,
que es "concebida no como la capacidad de realizar la verdad del proyecto de Dios sobre el
matrimonio y la familia, sino como una fuerza autónoma de autoafirmación no raramente contra los
demás, en orden al propio bienestar egoísta". … una visión inmanentista y secularizante del
matrimonio, de sus valores y de sus exigencias: el rechazo a reconocer el manantial divino del que
derivan el amor y la fecundidad de los esposos, expone el matrimonio y la familia a desintegrarse.
Juan Pablo II, noviembre 7, 1988, 5
6.27 “Sucede con frecuencia… que según el modo común de pensar el «método» [de regulación
natural de la fertilidad] se pone en práctica de modo meramente funcional, e incluso utilitario. Y al
separar el «método natural» de la dimensión ética, se deja de percibir la diferencia existente entre
éste y los otros «métodos» (métodos artificiales), y se llega a hablar de él como si se tratara solamente
de una forma diversa de anticoncepción” (HM 125:4).

118 Humanae Vitae, 14

140
parte II
• San Pablo VI, sí fue profeta cuando anunció las consecuencias de los
CICLO 6
métodos contraceptivos:
Infidelidad conyugal
Degradación de la moral
Jóvenes debilitados, vulnerables, infieles a la ley moral
Pérdida del respeto a la mujer
Goce egoísta, irrespetuoso, vacío de comunión
Autoridades públicas interviniendo en la intimidad personal,
familiar y conyugal
Límites quebrantados en la generación de la vida humana
AMOR y
FECUNDIDAD
6.28 Los hombres rectos podrán convencerse todavía de la consistencia de la doctrina de la Iglesia
en este campo si reflexionan sobre las consecuencias de los métodos de la regulación artificial de la
natalidad. Consideren, antes que nada, el camino fácil y amplio que se abriría a la infidelidad
conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha experiencia para conocer
la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables
en este punto tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer
cualquier medio fácil para burlar su observancia. Podría también temerse que el hombre,
habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin
preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple
instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada.
Reflexiónese también sobre el arma peligrosa que de este modo se llegaría a poner en las manos de
autoridades públicas despreocupadas de las exigencias morales. ¿Quién podría reprochar a un
gobierno el aplicar a la solución de los problemas de la colectividad lo que hubiera sido reconocido
lícito a los cónyuges para la solución de un problema familiar? ¿Quién impediría a los gobernantes
favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideraran necesario, el método anticonceptivo que
ellos juzgaren más eficaz? En tal modo los hombres, queriendo evitar las dificultades individuales,
familiares o sociales que se encuentran en el cumplimiento de la ley divina, llegarían a dejar a merced
de la intervención de las autoridades públicas el sector más personal y más reservado de la intimidad
conyugal.
Por tanto, sino se quiere exponer al arbitrio de los hombres la misión de engendrar la vida, se deben
reconocer necesariamente unos límites infranqueables a la posibilidad de dominio del hombre sobre
su propio cuerpo y sus funciones; límites que a ningún hombre, privado o revestido de autoridad, es
lícito quebrantar. Y tales límites no pueden ser determinados sino por el respeto debido a la
integridad del organismo humano y de sus funciones, según los principios antes recordados y según la
recta inteligencia del "principio de totalidad" ilustrado por nuestro predecesor Pío XII. HV, 17

141
La verdad:
regulación natural

• Es moralmente lícito el recurso a los períodos infecundos.


• La diferencia esencial entre el recurso a los períodos infecundos y la
anticoncepción es de naturaleza ética.
• No sólo se requieren razones moralmente rectas para no procrear, sino
que se requiere también un actuar moralmente recto para evitarlo.
• Hay una diferencia enorme entre mentir y guardar silencio.
• El amor a menudo exige que los esposos “guarden silencio”, o sea, que se
abstengan del acto conyugal.

Si los esposos eligen «hablar»


el «lenguaje del cuerpo», están llamados a
hacerlo en la verdad. Pero,
no están siempre obligados a hablar.

6.29 Por consiguiente, si para espaciar los nacimientos existen serios motivos, derivados de las
condiciones físicas o sicológicas de los cónyuges, o de circunstancias exteriores, la Iglesia enseña que
entonces es lícito tener en cuenta los ritmos naturales inmanentes a las funciones generadoras para
usar del matrimonio sólo en los períodos infecundos y así regular la natalidad sin ofender los
principios morales…” (HM 123:1)
6.30 “Es importante, desde el punto de vista de la doctrina auténtica, expresada por la encíclica
Humanae vitae, una correcta presentación del método [natural] en sí mismo; pero sobre todo es
importante la profundización de la dimensión ética, en cuyo ámbito el método, en cuanto «natural»,
adquiere el significado de método honesto «moralmente recto» (HM 126:5).
6.3i Entre la anticoncepción y la continencia periódica hay “una diferencia bastante más amplia y
profunda de lo que habitualmente se cree, y que implica en resumidas cuentas dos concepciones de
la persona y de la sexualidad humana, irreconciliables entre sí” (FC, 32).
6.32 “... los valores específicos de la regulación de la natalidad «natural»” Pablo VI se expresa así:
«Esta disciplina aporta a la vida familiar frutos de serenidad y de paz y facilita la solución de otros
problemas; favoreciendo la atención hacia el otro cónyuge, ayudando a superar el egoísmo, enemigo
del verdadero amor... Los padres adquieren así la capacidad de un influjo más profundo y eficaz para
educar a sus hijos; los niños y los jóvenes crecen en la justa estima de los valores humanos y en el
desarrollo sereno y armónico de sus facultades espirituales y sensibles»” (HM 126:6).
6.33 “Toda la problemática de la encíclica Humanae vitae no se reduce simplemente a la dimensión
biológica de la fertilidad humana (a la cuestión de «los ritmos naturales de fecundidad»), sino que llega
hasta la subjetividad misma del hombre, a ese «yo» personal por lo que es hombre o es mujer” (HM
130:3).
6.34 “La sexualidad… no es algo puramente biológico, sino que afecta al núcleo íntimo de la
persona humana” (FC, 11)
6.35 “El mismo conocimiento de los «ritmos de fecundidad» - aunque indispensable – no crea por sí
solo esa libertad interior del don, que es de naturaleza puramente espiritual … Esta libertad supone
posee tal capacidad para dirigir las reacciones sensuales y emotivas, que permita la donación de sí al
otro «yo» en base a la posesión madura del propio «yo»…” (HM 131:4).

142
parte II
6.36 El momento más importante parece ser el esencial que, en el conjunto de las reflexiones
realizadas, puede precisarse de la manera siguiente: para afrontar los interrogantes que suscita la CICLO 6
Encíclica "Humanae vitae" sobre todo en teología, para formular dichos interrogantes y buscarles
respuesta, es necesario encontrar el ámbito bíblico-teológico a que nos referimos cuando hablamos
de "redención del cuerpo y sacramentalidad del matrimonio” (HM 134:4).
6.37 “La encíclica Humanae vitae, al mismo tiempo que demuestra el mal moral de la
anticoncepción, aprueba plenamente la regulación natural de la fertilidad y, en este sentido, aprueba
la paternidad y maternidad responsables” (HM 125:1).
6.38 “La teología del cuerpo, especialmente en cuanto a pedagogía del cuerpo, hunde sus raíces,
en cierto sentido, en la teología de la familia y, a la vez, conduce hasta ella. Esta pedagogía del
cuerpo, cuya clave hoy es la HV, sólo puede explicarse en el contexto pleno de una correcta visión de
los valores de la vida y de la familia” (HM 125:3).
6.39 “En cuanto a la motivación inmediata, la encíclica Humanae vitae exige que «para espaciar los
nacimientos existan serios motivos, derivados de las condiciones físicas o psicológicas de los cónyuges AMOR y
o de circunstancias exteriores...»” (HM 125: 5). FECUNDIDAD
6.40 El “carácter virtuoso de la actitud que se expresa en la regulación «natural» de la fertilidad es
determinado no tanto por la fidelidad a una impersonal «ley natural», cuanto al Creador persona, fuente
y Señor del orden que se manifiesta en esta ley. Desde este punto de vista, la reducción a la sola
regularidad biológica, separada… del «plan del Creador», deforma el auténtico pensamiento de la
encíclica Humanae vitae” (HM 125: 6).
6.4i La teología del cuerpo no es tanto una teoría, cuanto más bien una específica, evangélica,
cristiana pedagogía del cuerpo. Esto se deriva del carácter de la Biblia, y sobre todo del Evangelio que,
como mensaje salvífico, revela lo que es el verdadero bien del hombre, a fin de modelar —a medida de
este bien— la vida en la tierra, en la perspectiva de la esperanza del mundo futuro. La Encíclica
Humanae vitae, siguiendo esta línea, responde a la cuestión sobre el verdadero bien del hombre como
persona, en cuanto varón y mujer; sobre lo que corresponde a la dignidad del hombre y de la mujer,
cuando se trata del importante problema de la transmisión de la vida en la convivencia conyugal. (HM
123:5)
6.42 “El matrimonio y el amor conyugal están ordenados por su propia naturaleza a la procreación y
educación de la prole” (GS 51). Por ello, “no puede haber contradicción verdadera entre las leyes
divinas de la transmisión obligatoria de la vida y del fomento del genuino amor conyugal” (GS 51).

143
2. espiritualidad en
la vida conyugal

La Iglesia, al mismo tiempo que enseña las exigencias imprescindibles de la ley


divina, anuncia la salvación y abre con los sacramentos los caminos de la gracia la
cual hace del hombre una nueva criatura, capaz de corresponder en el amor y en la
verdadera libertad al designio de su Creador y Salvador y de encontrar suave el
yugo de Cristo”. Con el sacramento del matrimonio… los cónyuges son
corroborados y como consagrados para cumplir fielmente los propios deberes, para
realizar su vocación hasta la perfección.119

Esa vocación es posible


por una fuerza esencial y fundamental
que es el amor injertado en el corazón
por el Espíritu Santo.
Fuerza que los cónyuges deben implorar
mediante la oración, la Eucaristía
y el sacramento de la penitencia.

• Humanae vitae responde básicamente a una sola pregunta: ¿Es posible


para los esposos amar como Dios ama?, la encíclica proclama sin vacilar,
«¡Sí, lo es!» Pero, no somos capaces de hacerlo sin el dador de vida: El
Espíritu Santo.
• Humanae vitae tiene en el amor su fortaleza, por contraposición a las
fuerzas de la concupiscencia, que intenta falsificar la verdad del «lenguaje
del cuerpo», y tiene como misión salvaguardar la unidad inseparable de
los dos significados del acto conyugal 120.
• Todo abrazo conyugal esta llamado a estar abierto a la vida, es decir , a la
vida en el Espíritu

¡Ven Espíritu Santo, Señor y dador de vida!.

119 HV, 25

120 HM página, 621

144
parte II
• A la luz de Humanae vitae, el elemento fundamental de la espiritualidad
CICLO 6
conyugal es el amor derramado en los corazones de los esposos por el
Espíritu Santo. 121
• Vivir el amor matrimonial bajo la gracia del Señor y dador de vida es
maravillarse de la acción del Espíritu Santo en el corazón de los esposos.
• Rebajar la verdad del amor matrimonial es negar el poder del Evangelio y
la gracia del sacramento. Creer en la verdad y la capacidad de vivirla es
«realismo cristiano». 122

6.43 La educación en la teología del cuerpo “constituye ya por sí misma el núcleo esencial de la
espiritualidad conyugal” (HM 127: 2).
6.44 “«El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones junto con el Espíritu Santo, que AMOR y
nos ha sido dado». He aquí la «fuerza» esencial y fundamental [para vivir la verdad de la Humanae
FECUNDIDAD
Vitae]: el amor injertado en el corazón… por el Espíritu Santo”. A través de la oración y los
sacramentos “esa esencial y espiritualmente creativa «fuerza» de amor llega a los corazones humanos
y, al mismo tiempo, a los cuerpos humanos en su subjetiva masculinidad y feminidad” (HM 127: 4-5).
6.45 Los cónyuges “deben implorar [de Dios] esta «fuerza» esencial y cualquier otra «ayuda divina»
mediante la oración; … deben obtener la gracia y el amor en la fuente siempre viva de la Eucaristía; …
deben superar «con humilde perseverancia» las propias faltas y los propios pecados en el sacramento
de la penitencia. Estos son los medios -infalibles e indispensables- para formar la espiritualidad
cristiana de la vida conyugal” (HM 127: 5).
6.46 “... el amor es «fuerza», es decir, capacidad del espíritu humano, de carácter… «teologal». Ésta
es, pues, la fuerza dada al hombre para participar de ese amor con el que Dios mismo ama en el
misterio de la creación y de la redención. Es un amor que «se complace en la verdad» (1 Cor 13, 6),
es decir, en el que se expresa el gozo espiritual (el «frui agustiniano») de todo valor auténtico: gozo
semejante al gozo del Creador mismo, que en el principio vio que «todo era muy bueno» (Gn
1,31)” (HM 128: 1).
6.47 “Si las fuerzas de la concupiscencia intentan separar el «lenguaje del cuerpo» de la verdad, es
decir, intentan falsificarlo, la fuerza del amor, en cambio, lo fortalece siempre de nuevo en esa verdad,
para que el misterio de la redención del cuerpo pueda fructificar en ella”. (HM 128:1).
6.48 El amor que hace posible que el diálogo conyugal se realice según la verdad plena de la vida
de los esposos es a la vez fuerza, o sea, capacidad de carácter moral, orientada activamente hacia la
plenitud del bien y, por lo mismo, hacia todo bien verdadero. Y por eso su misión consiste en
salvaguardar la unidad inseparable de los «dos significados del acto conyugal», es decir, proteger
tanto el valor de la verdadera unión (comunión) como el de la paternidad y maternidad responsables
(en su forma madura y digna del hombre)” (HM 128:2). “[E]l amor une correctamente «los dos
significados del acto conyugal» (HM 128:4).

121 HM 132:1

122 Cfr. HM 127: 4

145
La castidad
se manifiesta como continencia

• La castidad es vivir en el orden del corazón.


• Para evitar la ruptura de los significados [unitivo y procreativo] , es
necesaria la virtud de la castidad conyugal.
• Explican las catequesis que la castidad de los esposos «parece abrir ese
espacio interior en el que ambos se vuelven siempre más sensibles a los
valores más profundos y maduros que están unidos con el significado
esponsal del cuerpo y con la verdad libertad del don». 123
• La castidad conyugal es profundamente activa crea, la «armonía subjetiva
de la paternidad responsable y la comunión personal», y protege, tanto l«a
importancia de la dignidad del acto conyugal en relación con su significado
potencialmente procreativo», como, «en cuanto expresión de la unión
interpersonal» de afecto y amor.
• La castidad conyugal incluye el ejercicio de la continencia sexual, que es el
autodominio de las excitaciones y emociones en orden a la autodonación:
se engloba «en el espíritu de una auténtica pedagogía del corazón y del
cuerpo» - propia del realismo cristiano-.
• Y la castidad conyugal nutre la «espiritualidad conyugal», que nace de la
fuerza de amor humano y, al mismo tiempo, divino, por la gracia del que
brota de la consagración en el sacramento del matrimonio.
• El hombre es persona precisamente porque es dueño de sí y se domina a sí
mismo 124

Sólo el hombre libre - el que es dueño


de sí mismo - puede amar

6.49 “El sujeto personal, para llegar a dominar esa pulsión y excitación, debe empeñarse en una
progresiva educación en el autocontrol de la voluntad, de los sentimientos, de las emociones, que
debe desarrollarse a partir los gestos más sencillos, en los cuales es relativamente fácil poner por obra
la decisión interior. Esto supone, como es obvio, una clara percepción de los valores expresados en la
norma y… sólidas convicciones que… dan origen a la correspondiente virtud. Así es precisamente la
virtud de la continencia (dominio de sí)” (HM 129: 1).
6.50 La finalidad de la castidad conyugal, y, más precisamente aún, la de la continencia, no está
sólo en proteger la importancia y la dignidad del acto conyugal en relación con su significado
potencialmente procreador, sino también en tutelar la importancia y la dignidad propias del acto
conyugal en cuanto que es expresivo de la unión interpersonal, descubriendo en la conciencia y en la
experiencia de los esposos todas las otras posibles "manifestaciones de afecto", que expresen su
profunda comunión. Efectivamente, se trata de no causar daño a la comunión de los cónyuges en el
caso en que, por justas razones, deban abstenerse del acto conyugal. Y, todavía más, de que esta
comunión, construida continuamente, día tras día, mediante conformes "manifestaciones afectivas",

123 HM 129:3

124 HM 124:5

146
parte II
constituya, por decirlo así, un amplio terreno, en el que, con las condiciones oportunas, madura la
decisión de un acto conyugal moralmente recto. (HM 129:6) CICLO 6

6.5i Esta es precisamente la virtud de la continencia (dominio de sí), que se manifiesta como
condición fundamental tanto para que el lenguaje recíproco del cuerpo permanezca en la verdad,
como para que los esposos "estén sujetos los unos a los otros en el temor de Cristo", según las
palabras bíblicas (Ef 5, 21). Esta "sumisión recíproca" significa la solicitud común por la verdad del
"lenguaje del cuerpo", en cambio, la sumisión "en el temor de Cristo" indica el don del temor de Dios
(don del Espíritu Santo) que acompaña a la virtud de la continencia. (HM 129:1)
6.52 La "continencia", que forma parte de la virtud más general de la templanza, consiste en la
capacidad de dominar, controlar y orientar los impulsos de carácter sexual (concupiscencia de la
carne) y sus consecuencias, en la subjetividad psicosomática del hombre. Esta capacidad, en cuanto
disposición constante de la voluntad, merece ser llamada virtud. (HM 129:1).
6.53 “La convicción de que la virtud de la continencia "se opone" a la concupiscencia de la carne es
justa, pero no es completa del todo. No es completa, especialmente si tenemos en cuenta el hecho AMOR y
de que esta virtud no aparece y no actúa de forma abstracta y, por lo tanto, aisladamente, sino
FECUNDIDAD
siempre en conexión con las otras (nexus virtutum), en conexión, pues, con la prudencia, justicia,
fortaleza y sobre todo con la caridad.” (HM 129:2)
6.54 “Si la castidad conyugal (y la castidad en general) se manifiesta en primer lugar como
capacidad de resistir a la concupiscencia de la carne, después, gradualmente, se revela también como
capacidad singular de percibir, amar y realizar esos significados del «lenguaje del cuerpo», que
permanecen totalmente desconocidos a la misma concupiscencia y que progresivamente enriquecen
el diálogo esponsal de los cónyuges, purificándolo, haciéndolo más profundo y, al mismo tiempo,
simplificándolo. Por esto, la ascesis de la continencia, de la que habla la Encíclica (Humanae vitae,
21), no comporta el empobrecimiento de las "manifestaciones afectivas", sino que más bien las hace
más intensas espiritualmente, y, por lo mismo, comporta su enriquecimiento.. ” (HM 129: 3).
6.55 “La continencia “no es solamente – y ni siquiera principalmente - la capacidad de
«abstenerse»… : una función así podría definirse como «negativa». Pero existe también otra función
(que podemos llamar «positiva») el dominio de sí: y es la capacidad de dirigir las respectivas
reacciones [de excitación y de emoción], ya sea en cuanto a su contenido, ya en cuanto a su carácter”
(HM 130: 5).
6.56 “Se piensa a menudo que la continencia provoca tensiones interiores, de las que el hombre debe
liberarse. A la luz de [nuestros] análisis, la continencia, integralmente entendida, es más bien el único
camino para liberar al hombre de esas tensiones” (HM 130: 1).
6.57 Una auténtica concordancia con la enseñanza íntegra de la HV requiere practicar la
continencia no como una simple «técnica» para evitar el embarazo, sino como una virtud que brota de
una auténtica reverencia ante el «lenguaje del cuerpo». Así como los esposos pueden ‘disfrutar’ la
unión sexual por razones equivocadas, también pueden abstenerse por razones equivocadas.
6.58 “… nos convendría dirigir la atención principalmente a lo que la encíclica afirma sobre el tema
del dominio de sí y sobre la continencia. Sin una interpretación penetrante de ese tema no llegaremos
ni al núcleo de la verdad moral, ni al núcleo de la verdad antropológica del problema”. (HM 126:5).
6.59 ”…la virtud de la continencia no sólo la capacidad de "contener" las reacciones corporales y
sensuales, sino todavía más la capacidad de controlar y guiar toda la esfera sensual y emotiva del
hombre. En el caso en cuestión, se trata de la capacidad de dirigir tanto la línea de la excitación hacia
su desarrollo correcto, como también la línea de la emoción misma, orientándola hacia la
profundización e intensificación interior de su carácter "puro" y, en cierto sentido, “desinteresado".
(HM 131:1)

147
El don de «reverencia»

La castidad está en el centro de la espiritualidad conyugal, no sólo como virtud moral


(formada por el amor), sino, al mismo tiempo como virtud vinculada con los dones
del Espíritu Santo, sobre todo con el don del respeto a lo que viene de Dios «donum
pietatis». 125

• Esos «dos», que «serán una sola carne», no pueden realizar tal unión al
nivel propio de las personas «communio personarum», si no mediante las
fuerzas provenientes del espíritu, y precisamente, del Espíritu Santo que
purifica, vivifica, corrobora y perfecciona las fuerzas del espíritu humano.

Tal experiencia de la vida divina «éxtasis»


no es posible sin la disponibilidad
de sobrellevar gran sufrimiento
en unión con Cristo «agonía».

6.60 “La actitud de respeto a la obra de Dios, que el Espíritu Santo suscita en los esposos, tiene un
significado enorme para esas "manifestaciones afectivas", ya que simultáneamente con ella va la capacidad
de la complacencia profunda, de la admiración, de la desinteresada atención a la "visible" y al mismo
tiempo "invisible" belleza de la feminidad y masculinidad y, finalmente, un profundo aprecio del don
desinteresado del "otro".” (HM 133: 4).
6.6i El respeto a la obra de Dios contribuye ciertamente a hacer que el acto conyugal no quede
disminuido ni privado de interioridad en el conjunto de la convivencia conyugal —que no se convierta en
"costumbre" — y que se exprese en él una adecuada plenitud de contenidos personales y éticos, e incluso
de contenidos religiosos, esto es, la veneración a la majestad del Creador, único y último depositario de la
fuente de la vida, y al amor esponsal del Redentor. Todo esto crea y amplía, por decirlo así, el espacio
interior de la mutua libertad del don, donde se manifiesta plenamente el significado esponsal de la
masculinidad y feminidad.” (HM 133: 3).
6.62 “La castidad está en el centro de la espiritualidad conyugal… como virtud vinculada con los dones del
Espíritu Santo, sobre todo con el don de [la reverencia hacia] lo que viene de Dios…”. Al hacerse una sola
carne, los esposos “no pueden realizar esa unión al nivel propio de las personas (communio personarum), si
no es mediante las fuerzas que provienen del espíritu, y precisamente, del Espíritu Santo que purifica,
vivifica, fortalece y perfecciona las fuerzas del espíritu humano” (HM 132: 2, 3) “De este modo, queda
también confirmada la castidad conyugal como «vida del Espíritu» (cf. Gál 5, 25)” (HM 132: 1).
6.63 Los dones del Espíritu Santo, y en particular el don del respeto de lo que es sagrado, parecen
tener aquí un significado fundamental. Efectivamente, tal don sostiene y desarrolla en los cónyuges
una singular sensibilidad por todo lo que en su vocación y convivencia lleva el signo del misterio de la
creación y redención: por todo lo que es un reflejo creado de la sabiduría y del amor de Dios. Así,
pues, ese don parece iniciar al hombre y a la mujer, de modo particularmente profundo, en el respeto
de los dos significados inseparables del acto conyugal, de los que habla la Encíclica (HV, 12) con
relación al sacramento del matrimonio.(HM 132: 4)
6.64 El respeto al doble significado del acto conyugal en el matrimonio, que nace del don del
respeto por la creación de Dios, se manifiesta también como temor salvífico: temor a romper o
degradar lo que lleva en sí el signo del misterio divino de la creación y redención. (HM 132:5)

125 HM 132:2

148
parte II
6.65 “El don de la reverencia hacia “lo que viene de Dios [modela] la espiritualidad de los esposos
con el fin de proteger la dignidad particular de este acto, de esta «manifestación de afecto», en el que CICLO 6
la verdad del «lenguaje del cuerpo» sólo puede ser expresada salvaguardando la potencialidad
procreativa” (HM 133: 2).
6.66 “Por tanto, la antítesis de la espiritualidad conyugal está constituida, en cierto sentido, por la
subjetiva carencia de… comprensión [del significado excepcional del acto conyugal], ligada a la
práctica y a la mentalidad anticonceptivas” (HM 133: 2).
6.67 Todo esto decide sobre la identificación espiritual de lo que es masculino o femenino, de lo
que es "corpóreo" y a la vez personal. De esta identificación espiritual surge la conciencia de la unión
"a través del cuerpo", con la tutela de la libertad interior del don. Mediante las "manifestaciones
afectivas" los cónyuges se ayudan mutuamente a permanecer en la unión, y al mismo tiempo, estas
"manifestaciones" protegen en cada uno esa "paz de lo profundo" que, en cierto sentido, es la
resonancia interior de la castidad guiada por el don del respeto a lo que Dios ha creado. (HM 133:5)
6.68 La Encíclica "Humanae vitae" nos permite trazar un bosquejo de la espiritualidad conyugal. Se AMOR y
trata del clima humano y sobrenatural, donde —teniendo en cuenta el orden "biológico" y, a la vez, FECUNDIDAD
basándose en la castidad sostenida por el "donum pietatis"— se plasma la armonía interior del
matrimonio, en el respeto a lo que la Encíclica llama "doble significado del acto conyugal" (Humanae
vitae, 12). Esta armonía significa que los cónyuges conviven juntos en la verdad interior del "lenguaje
del cuerpo". La Encíclica Humanae vitae proclama inseparable la conexión entre esta "verdad" y el
amor. (HM 133:6)

EL AMOR HUMANO EN EL PLAN DIVIN0

• Enmarcar el tema de la anticoncepción en términos meramente biológicos,


medicinales o tecnológicos significa quedarse en la pura superficie del
tema y pasar totalmente por encima lo que está en juego.
• Lo que está en juego en la enseñanza de HV es nada menos que el
significado de la vida humana (Humanae Vitae) y el camino del auténtico
progreso de la civilización 126.

6.69 “Nos encontramos ante una enorme amenaza contra la vida: no sólo la de cada individuo, sino
también la de toda la civilización… ¿Por qué sucede esto? La razón está en el hecho de que nuestra
sociedad se ha alejado de la plena verdad sobre el hombre, de la verdad sobre lo que el hombre y la
mujer son como personas. Por consiguiente, no sabe comprender adecuadamente lo que son
verdaderamente la entrega de las personas en el matrimonio, el amor responsable al servicio de la
paternidad y la maternidad, la auténtica grandeza de la generación” (CF, 20, 21)
6.70 “Existe… en toda la civilización contemporánea… una tendencia a medir el progreso [humano]
con la medida de las «cosas»… La Encíclica de Pablo VI pone de relieve una decidida llamada a
medir el progreso del hombre con la medida de la «persona», o sea, de lo que… corresponde a su
dignidad esencial” (HM 134: 3)
6.7i La Iglesia “está siempre abierto a los interrogantes puestos por el hombre”. Los interrogantes
suscitados en materia de moral sexual son “de naturaleza biomédica. Pero también (y sobre todo) son
interrogantes de naturaleza teológica; pertenecen a ese ámbito de la antropología y de la teología
que hemos denominado «teología del cuerpo»” (HM 134: 2,3).

126 Cfr. HM 129: 2

149
6.72 “En este ámbito se encuentran las respuestas a los perennes interrogantes de la conciencia de
hombres y mujeres, y también a los difíciles interrogantes de nuestro mundo contemporáneo
respecto al matrimonio y a la procreación” (HM 134: 4)
6.73 “No nos seduce ciertamente la ingenua convicción de que haya una fórmula mágica para los
grandes desafíos de nuestro tiempo. No, no será una fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la
certeza que ella nos infunde: ¡Yo estoy con vosotros!” (NMI 29). ¡Cristo el Esposo está con nosotros!
(cfr. CF, parte II).
6.74 “Con la entrada al tercer milenio, nos encontramos en un nuevo tiempo de adviento, “donde
al final, como hace dos mil años, «todos verán la salvación de Dios»”. En nuestro caminar hasta ese
punto final, una colisión entre las fuerzas del bien y del mal “puede representar en muchos casos un
carácter dramático y terminar en nuevas derrotas humanas”. Pero la Iglesia “cree firmemente que, por
parte de Dios, existe siempre una comunicación salvífica” (DV, 56).

¿De quién será la victoria?


De quien haya sabido acoger el don 127.

Si el futuro de la humanidad pasa por el matrimonio y la familia128, el futuro del


matrimonio y de la familia pasan por la Teología del cuerpo de San Juan Pablo II. En
ella nos ha dado su «obra maestra», su «antídoto» contra la cultura de la muerte, y
unos cimientos teológicos para la «nueva evangelización».

• No habrá ninguna renovación en la Iglesia y el mundo sin una renovación


en el matrimonio y la familia.
• No habrá ninguna renovación en el matrimonio y la familia sin un despertar
y defender la plena verdad sobre la persona humana y su dignidad.
• No habrá ningún volver a la plena verdad del plan de Dios sobre el hombre
y la mujer sin la apertura del corazón de los hijos del Padre a la
esponsalidad de Cristo y la fecundidad del Espíritu Santo.

“Efectivamente, en el Espíritu, que es el Amor, se encuentra la fuente de todo


don, que tiene en Dios su principio con relación a las criaturas: el don de la
existencia por medio de la creación, el don de la gracia por medio de toda la
economía de la salvación. “...recibiréis el don del Espíritu Santo” (Act 2, 38).
Son las palabras con las que Cristo se despide definitivamente de sus amigos,
cuando va al Padre. A esta luz comprendemos también las palabras del
Apóstol: “El amor de Dios se ha derramado en nuestros corazones por virtud
del Espíritu Santo, que nos ha sido dado” (Rom 5, 5)”
Juan Pablo II, Audiencia General, 20 de noviembre de 1985, 4

127 DV, 55

128 cfr. FC, 86

150
Cruzando el umbral de la Esperanza

¿Debemos concluir que, al contrario, vale de verdad la pena «entrar en la


Esperanza», y descubrir o redescubrir que tenemos un padre y reconocer que nos
ama?

A principios del tercer milenio cristiano, es hora para la Iglesia y el mundo de «cruzar
el umbral de la esperanza» a una nueva primavera. Es hora de realizar nuestra
«pascua» desde la cultura de la muerte a la cultura de la vida.
“¿Debemos concluir que vale de verdad la pena «entrar en la Esperanza», y
descubrir, o redescubrir, que tenemos un Padre y reconocer que nos ama?
El salmista dice: «El principio de sabiduría es el temor de Dios»129. Permítame que
me refiera a estas palabras bíblicas para responder a su pregunta.
La sagrada Escritura contiene una exhortación insistente a ejercitarse en el temor de
Dios. Se trata de ese temor de Dios que es don del Espíritu Santo. ... el temor de
Dios es principio de la sabiduría. ¡Es temor filial no temor servil!. El esquema
hegeliano amo-esclavo es extraño al Evangelio. Es más bien el esquema propio de un
mundo en el que Dios está ausente. En un mundo en que Dios está verdaderamente
presente, en el mundo de la sabiduría divina, sólo puede estar presente el temor
filial.
La expresión auténtica y plena de tal temor es Cristo mismo. Cristo quiere que
tengamos miedo de todo lo que es ofensa a Dios. Lo quiere, porque ha venido al
mundo para liberar al hombre en la libertad. El hombre es libre mediante el amor,
porque el amor es fuente de predilección para todo lo que es bueno. Ese amor,
según las palabras de san Juan expulsa todo temor (cf. 1Juan 4,18).
La encarnación del amor filial de Cristo, que es fuente del amor por el poder
salvífico de la Cruz, que restituye al mundo el equilibrio entre el bien y el mal. ¿Al
hombre contemporáneo le mueve verdaderamente ese amor filial por Dios, temor
que es en primer lugar amor? Se puede pensar, y pruebas no faltan, que el
paradigma de Hegel del amo y del esclavo está más presente en la conciencia del
hombre de hoy que la sabiduría, cuyo principio es el temor filial de Dios. Del
paradigma hegeliano nace la filosofía de la prepotencia. La única fuerza capaz de
saldar eficazmente las cuentas cone sa filosofía se halla en el Evangelio de Cristo, en
el que la postura amo-esclavo es radicalmente transformada en la actitud padre-hijo.
La actitud padre-hijo es una actitud permamente. Es más antigua que la historia del
hombre. Los «rayos de paternidad» contenidos en ella pertenecen al Misterio
Trinitario de Dios mismo, que se irradia desde El hacia el hombre y hacia su
historia.
A pesar de eso, como se sabe por la Revelación, en esta historia los «rayos de
paternidad» encuentran una primera resistencia en el dato oscuro pero real del
pecado original. Ésta es verdaderamente la clave para interpretar la realidad. El
pecado original no es sólo la violación de una voluntad positiva de Dios, sino
también, y sobre todo, de la motivación que está detrás. La cual tiende a abolir la

129 cfr. Salmo 111(110),10

151
paternidad, destruyendo sus rayos que penetran en el mundo creado, poniendo en
duda la verdad de Dios, que es Amor, y dejando la sola conciencia de amo y de
esclavo.
Para liberar al hombre contemporáneo del miedo de sí mismo, del mundo, de los
otros hombres, de los poderes terrenos, de los sistemas opresivos, para liberarlo de
todo síntoma de miedo servil ante esa «fuerza predominante» que el creyente llama
Dios, es necesario desearle de todo corazón que lleve y cultive en su propio corazón
el verdadero temor de Dios, que es el principio de la sabiduría.
Ese temor de Dios es la fuerza del Evangelio. Es temor creador nunca destructivo.
Genera hombres que se dejan guiar por la responsabilidad, por el amor responsable.
Genera hombres santos. André Malraux tenía razón cuando decía que el siglo XXI
será el siglo de la religión o no lo será en lo absoluto.

El Papa comenzó su pontificado con las palabras: «¡No tengáis miedo!», procuró ser
plenamente fiel a tal exhortación, y estuvo siempre dispuesto a servir al hombre, a las
naciones, y a la humanidad entera en el espíritu de ésta verdad evangélica”.130

130 Cruzando el umbral de la esperanza, Juan Pablo II - Plaza & Janes, Barcelona 1994 p. 219 a 222

152
ANEXO - HUMANAE VITAE

Breve repaso histórico ante el problema


de la regulación de la natalidad

Encíclica Casti Connubii del Papa Pío XI 131. En ella, la Santa Iglesia “promulga que
cualquier uso del matrimonio, en el que maliciosamente quede el acto destituido de
su propia y natural virtud procreativa, va contra la ley de Dios y contra la ley natural,
y los que tal cometen, se hacen culpables de un grave delito”132.
Pío XII. “¿Es lícito impedir la ovulación por medio de píldoras utilizadas como
remedios en las reacciones exageradas del útero y del organismo, aunque estos
medicamentos, al impedir la ovulación, hagan también imposible la fecundación?
¿Está permitido su uso a la mujer casada que, a pesar de esta esterilidad temporal,
desee tener relaciones con su marido? La respuesta depende de la intención de la
persona. Si la mujer toma este medicamento, no con intención de impedir la
concepción, sino únicamente por indicación médica, como un remedio necesario a
causa de una enfermedad del útero o del organismo, ella provoca una esterilización
indirecta, que queda permitida según el principio general de las acciones de doble
efecto. Pero se provoca una esterilización directa y, por lo tanto, ilícita, cuando se
impide la ovulación a fin de preservar el útero y el organismo de las consecuencias
de un embarazo que no es capaz de soportar. Ciertos moralistas pretenden que está
permitido tomar medicamentos con este fin, pero es una opinión equivocada. Es
necesario igualmente rechazar la opinión de muchos médicos y moralistas que
permiten su uso, cuando una indicación médica hace indeseable una concepción
muy próxima, o en otros casos semejantes, que no es posible mencionar aquí. En
esto casos, el empleo de medicamentos tiene como fin impedir la concepción,
impidiendo la ovulación; luego se trata de esterilización directa”.133

• Octubre de 1958 fue electo Papa Don Angelo Roncalli, el san Juan XXIII
• Enero de 1959 convoca el Concilio Ecuménico Vaticano II
• 1960 Karol Wojtyla publica en Polonia su libro Amor y Responsabilidad y
su obra de teatro El Taller del Orfebre
• Octubre de 1962 se inaugura el Concilio Vaticano II
• 1963 es electo Papa Giovanni Battista Montini, san Pablo VI
• 1965 se clausura el Concilio Vaticano II.

131 31 de diciembre de 1930

132 Casti Connubii, no. 21

133 Discurso del Papa Pío XII al VII Congreso de la Sociedad Internacional de Hematología el 12 de septiembre de 1958. NOTA: Un mes después, S.S. Pío XII
falleció el 9 de octubre del mismo año.

153
“Cuando se trata de armonizar el amor conyugal con la transmisión responsable de
la vida, el aspecto moral de cualquier método no depende solamente de intenciones
sinceras o de una evaluación de motivos. El aspecto moral debe ser determinado
por criterios objetivos. Estos criterios, fundamentados en la naturaleza de la persona
humana y sus actos [énfasis añadido], salvaguardan el sentido pleno de la entrega
mutua y la procreación humana en el contexto del amor verdadero. Esta meta no se
puede lograr, si no se practica con sinceridad la virtud de la castidad conyugal. A la
luz de estas normas, los hijos fieles de la Iglesia no pueden usar métodos de
regulación de la natalidad que el Magisterio de la Iglesia ha señalado como
inmorales” 134.
Por último, la Carta Encíclica Humanae Vitae del Beato Paulo VI, estableció
claramente que “la Iglesia ... al exigir que los hombres observen las normas de la ley
natural interpretada por su constante doctrina, enseña que cualquier acto
matrimonial debe quedar abierto a la transmisión de la vida. Esta doctrina, muchas
veces expuesta por el Magisterio, está fundada sobre la inseparable conexión que
Dios ha querido y que el hombre no puede romper por propia iniciativa, entre los dos
significados del encuentro conyugal: el significado unitivo y el significado
procreador. Efectivamente, el encuentro conyugal, por su íntima estructura, mientras
une profundamente a los esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas,
según las leyes inscritas en el ser mismo del hombre y de la mujer. Salvaguardando
ambos aspectos esenciales, unitivo y procreador, el encuentro conyugal conserva
íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su ordenación a la altísima vocación
del hombre a la paternidad. Nos pensamos que los hombres, en particular los de
nuestro tiempo, se encuentran en grado de comprender el carácter profundamente
razonable y humano de este principio fundamental”. 135
Además, dice la Encíclica que “hay que excluir igualmente, como el Magisterio de la
Iglesia ha declarado muchas veces, la esterilización directa, perpetua o temporal,
tanto del hombre como de la mujer; queda además excluida toda acción que, o en
previsión del encuentro conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus
consecuencias naturales, se proponga, como fin o como medio, hacer imposible la
procreación” 136
• Por tanto, para discernir la verdad de esta cuestión, san Pablo VI afirmó
que “el problema de la natalidad, como cualquier otro referente a la vida
humana, hay que considerarlo, por encima de las perspectivas parciales de
orden biológico o psicológico, demográfico o sociológico, a la luz de una
visión integral del hombre y de su vocación, no sólo natural y terrena sino
también sobrenatural y eterna” Humanae Vitae

134 Gaudium et Spes, 51

135 HV, no. 11-12

136 HV, no. 14

154
Glosario

Ágape: ver también ‘Eros y ágape’


Ágape es el amor oblativo de quien busca exclusivamente el bien del otro; amor fundado en la fe y
plasmado por ella.
Amor esponsal :
el amor de “total donación de sí” a otra persona. El matrimonio constituye un modelo de un amor tal,
pero no es la única forma de expresar la total donación de sí.
Analogía de la fe:
Se refiere a la coherencia de las verdades de la fe entre sí y dentro de todo el plan de Revelación de
Dios. Existe una interconexión entre las verdades de la fe, estando cada una íntegramente relacionada
con las demás.
Analogía esponsal :
El empleo en la Biblia del amor conyugal como imagen terrenal del amor de Dios por Israel, de Cristo
por la Iglesia. Aunque inadecuada para comunicar el misterio infinitamente trascendental de Dios, es
la imagen que mejor lo hace.
CICLO 6
Antropología:
Ciencia que estudia al hombre como tal.
Antropología adecuada:
Una “comprensión e interpretación del hombre en lo que es esencialmente humano oponiéndose al
reduccionismo de tipo “naturalista”, que frecuentemente corre parejo con la teoría evolucionista sobre
los comienzos del hombre”. (HM 13:1)
“Una visión total del hombre y de su vocación, no sólo su vocación natural y en la tierra, sino también
su vocación sobrenatural y eterna”.
“el modo como el hombre puede comprenderse a sí mismo en Cristo”. parte II

Es una visión que contiene tres elementos: el hombre como creado, como caído y redimido, como
llamado a la gloria. amor y
fecundidad
Bodas del Cordero:
La imagen utilizada en el libro de la Revelación para describir la unión eterna de Cristo con la Iglesia.
Cristo, el “Cordero de Dios”, se entregará como don para siempre a su Esposa, la Iglesia, y Ella le
corresponderá con el don de sí misma a Él.
Castidad:
Es vivir en el orden del corazón. No es un «no» a los placeres y a la alegría de la vida, sino el gran «sí»
al amor como comunicación profunda entre las personas, que requiere tiempo y respeto, como
camino hacia la plenitud y como amor que se hace capaz de generar la vida y de acoger
generosamente la vida nueva que nace.
La positiva integración de la sexualidad en la persona (la sexualidad es verdaderamente humana
cuando está integrada de manera justa en la relación de persona a persona). La virtud que orienta al
deseo sexual hacia el valor supremo de la persona y la verdad del amor desinteresado. La energía
espiritual que libera el amor de todo egoísmo y violencia.

155
Catequesis:
El conjunto de los esfuerzos en la Iglesia para ayudar a los hombres a creer que Jesús es el Hijo de
Dios, y educar e instruirlos en la vida cristiana. Catequesis viene del verbo griego katekhein que
significa resonar o hacer eco.
En el Nuevo Testamento, ‘catequesis’ se refiere a “la instrucción de las personas en el camino del
Señor”.
Celibato ‘por el reino’:
Estado de quien expresa el significado esponsal del cuerpo, que libremente renuncia al matrimonio
terrenal, y a todo lo que el expresa, para entregarse totalmente, ya desde ahora, al abrazo esponsal de
Dios.
Comunión de los santos:
En la resurrección, todos los que forman el Cuerpo de Cristo, la Iglesia-Esposa-de Cristo, vivirán no
sólo en eterna comunión con Dios, sino también en eterna comunión entre sí. [Existe esta comunión
entre los miembros del Cuerpo de Cristo ya desde ahora].
Comunión de personas:
La unidad o “común unión” que se establece cuando las personas dan, y reciben, mutuamente, “el
don sincero de sí”. La comunión de personas en el matrimonio es una imagen que expresa
pálidamente como analogía, la Comunión de las tres Personas Divinas en la Trinidad.
Conocimiento del bien y el mal:
El hombre tiene la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, pero no el “conocimiento del bien y
el mal”, es decir, la capacidad de determinar lo que es bueno y lo que es malo.
Concupiscencia:
Fruto de la ruptura de la alianza con Dios. En su vida interior, en su vida moral, cada hombre histórico
experimenta el desgarramiento de la concupiscencia, o sea, de un deseo desordenado que impide la
ansiada comunión con los otros a través del cuerpo.
la inclinación al mal que permanece en nosotros, en este mundo, a pesar de la gracia que nos ha
redimido. La triple concupiscencia somete al hombre a los placeres de los sentidos, a la apetencia de
los bienes terrenos y a la afirmación de sí contra los imperativos de la razón.
Cuerpo espiritualizado:
El hombre es persona en la unidad de cuerpo y espíritu. El cuerpo nunca puede reducirse a pura
materia: es un cuerpo «espiritualizado», así como el espíritu está tan profundamente unido al cuerpo
que se puede definir como un espíritu «corporeizado».
Cultura de la muerte:
Ambiente cultural utilitario en el cual las personas son usadas, menospreciadas, maltratadas o incluso
eliminadas.
Cultura de la vida:
Ambiente cultural en la cual la vida es respetada como el don más grande y se sustenta el valor único
e irrepetible de cada persona.
Desnudez originaria:
Consiste en «aquella simplicidad y plenitud de visión, en la que la comprensión del significado del
cuerpo nace en el corazón mismo del llamado a la comunión».
Es la «visión» del otro, en la paz total, una mirada que crea comunión, haciéndose don el uno para el
otro.

156
Don de sí:
Dios inicia la donación de sí mismo creando al hombre a su imagen y como alguien “una criatura que
Dios ha querido por sí misma y que, al mismo tiempo, no puede encontrar su plenitud si no es
mediante el don de sí mismo a otro.”
Donum pietatis:
El don del respeto por lo que es obra de Dios.
Dominio de sí:
La capacidad de subordinar los estímulos y las pasiones que actúan sobre la persona al esfuerzo de su
autorealización en la verdad. A través de la posesión de sí la persona se hace capaz de obedecer a la
verdad y como consecuencia hace crecer el propio ser, resistiendo a la tentación de usar las propias
potencialidades naturales y sensibles para acrecentar exclusivamente el propio tener, la posesión de
cosas o de emociones o de sensaciones… El dominio de sí está ordenado a la virtud de la castidad.
Encarnación:
Es la demostración por excelencia del Amor de Dios hacia los hombres, pues la Segunda Persona de
la Santísima Trinidad — Dios — se hace partícipe de la naturaleza humana en unidad de persona.
Eros y ágape:
Ágape es el amor oblativo de quien busca exclusivamente el bien del otro; amor fundado en la fe y
CICLO 6
plasmado por ella. Eros es el amor posesivo, de quien desea poseer lo que le falta y anhela la unión
con el amado (y por ello, “fuerza interior que «atrae» al hombre hacia lo verdadero, lo bueno y lo
bello”); amor “mundano”. Eros y ágape nunca llegan a separarse completamente. Cuanto más
encuentran ambos la justa unidad en la única realidad del amor, tanto mejor se realiza la verdadera
esencia del amor en general.
Escatología:
Sin la afirmación de la resurrección de Cristo la fe cristiana se hace vacía (cf. 1 Cor 15, 14). Pero al
haber una conexión íntima entre el hecho de la resurrección de Cristo y la esperanza de nuestra
futura resurrección (cf. 1 Cor 15, 12), Cristo resucitado constituye también el fundamento de nuestra
esperanza, que se abre más allá de los límites de esta vida terrestre. Pues «si solamente para esta vida
tenemos puesta nuestra esperanza en Cristo, somos los más dignos de compasión de todos los parte II
hombres» (1 Cor 15, 19). Sin tal esperanza sería imposible llevar adelante una vida cristiana 137.
amor y
Ethos: (de la creación, ethos cristiano, nuevo ethos)
fecundidad
(etimológicamente morada) es el conjunto de valores que surgen de una determinada esfera del
comportamiento humano. HM p. 629
Ethos es al mismo tiempo percepción del valor, del que brota el conocimiento -conciencia del deber
(de reconocer el valor percibido) y acto de la persona. HM p. 177
Ethos: la forma interior, el alma de la moral viva y experimentada.
La ley del amor escrito en el corazón, que rige todo lo que soy y hago. Mientras la ética tiene como
referente una ley o precepto moral objetivo, el ethos se refiere a los íntimos y perennes deseos del
corazón- lo que la persona encuentra atractivo o repulsivo.
Es la realización libre de la verdad de la persona humana.
En el ethos podemos distinguir dos momentos fundamentales: el conocimiento de la verdad del
hombre en cuanto verdad que debe ser realizada (ética); y este conocimiento en cuanto que toma
forma en el acto, en la «praxis» de la persona (ethos en sentido estricto).

137 COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL - ALGUNAS CUESTIONES ACTUALES DE ESCATOLOGÍA - 1990

157
ethos del don:
La verdad está inscrita en el corazón de todo hombre y toda mujer como exigencia que interpela la
libertad, la cual es capacidad de del don. Esta verdad exige que no se consienta jamás la reducción
del otro ni a «objeto» de uso ni a objeto del que se obtiene placer 138.
Ethos de la redención:
Este «ethos evangélico» es nuevo. No es una norma externa, sino que se dirige al «hombre interior», a
«su corazón», que vive pensionado entre la concupiscencia y la redención. Supone el
redescubrimiento del orden de los valores perdidos por el hombre a causa del ofuscamiento del
pecado. El ethos de la redención recuerda, confirma y lleva a plenitud el ethos de la creación. “En el
ethos de la redención del cuerpo deberá ser retomado nuevamente el ethos originario de la creación”
Eunuco:
(heb. sârîs; gr. eunoújos). Persona castrada. Antiguamente se empleaban eunucos en los países
orientales, no sólo como ayudas de cámara, sino también como oficiales de la corte, tanto en altos
cargos como en los menores.
Fenomenología:
Forma de pensamiento que plantea la realidad de las cosas estudiando las experiencias ordinarias
(fenómenos) de cada día. Deja “que los datos hablen” y escucha atentamente lo que dicen.
Frutos del Espíritu Santo:
Amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, lealtad, modestia, dominio de sí.
Gracia:
El amor de Dios derramado por el Espíritu Santo en el corazón humano.
Hermenéutica:
Ciencia o clave de interpretación o entendimiento.
Hermenéutica del don:
Se ha de “leer” la masculinidad-feminidad - es decir, el sexo- como el signo originario de una
donación: donación de Dios por la que el hombre es don y llamado a donarse.
Hombre escatológico:
En su destino final, resucitado, transformado y en la dicha de la comunión íntima y eterna con la
Trinidad y sus hermanos. Tu destino. A dónde vas.
Hombre histórico:
El hombre redimido en el misterio de la redención, después del pecado. El hombre sujeto a la historia
desde que nace hasta que muere. Tu historia. En donde estás.
Hombre originario:
El hombre creado en el misterio de la creación, antes del pecado. El hombre en el principio.Tu origen.
De dónde vienes.
Humanae vitae:
Es el título de la encíclica “Sobre la Vida Humana” escrita en 1968 por el Papa Pablo VI, en la que
reafirma la enseñanza constante de la Iglesia sobre la importancia de custodiar dos significados
fundamentales para el matrimonio: unitivo y procreativo.
Icono:
Imagen que apunta a o señala otra realidad que evoca gráficamente.

138 HM, página 34

158
Lenguaje del cuerpo:
Todo lo que Juan Pablo II ha dicho acerca del cuerpo y de sus tres significados, y sobre el matrimonio
como un «gran misterio» que es imagen del amor de Cristo por la Iglesia, se expresa y se proclama
por medio del «lenguaje del cuerpo», es un «lenguaje profético» precisamente porque proclama la
verdad de Dios que es comunión de amor trinitario. El “lenguaje del cuerpo” lleva en sí toda la riqueza
y profundidad del misterio: primero de la creación, de la redención y de la santificación.
Libertad:
La capacidad de elegir y determinar las propias acciones. Es la distinción principal entre una persona
humana y los animales.
Libertad de la ley:
La condición del corazón cuando, gracias al ethos de la redención, es transformado hasta el punto
que ya no necesita “la ley” (la ética) porque ya no desea transgredirla.
Libertad del don:
El hombre y la mujer son libres para ser don el uno para el otro. Para esta libertad nos ha liberado
Cristo.
Liturgia:
La liturgia no se hace ni se inventa. Es algo vivo que ha crecido en la fe o a lo largo de los siglos. Un
CICLO 6
acto de culto es un acontecimiento sagrado y venerable. La liturgia se vuelve fascinante cuando se
experimenta que Dios mismo está presente bajo los signos sagrados y en sus preciosas oraciones.
Lujuria:
El deseo sexual vaciado del amor de Dios. La lujuria lleva a buscar la propia gratificación a expensas
del otro, mientras que el amor lleva a la donación de sí para el bien del otro.
Magisterio:
Denominación del oficio de la Iglesia católica de exponer la fe, de interpretarla bajo el auxilio del
Espíritu Santo y de protegerla de falsificaciones.
Maniqueísmo: parte II

Una antigua herejía dualista divulgada por Maní (o Maniqueo) que ve en la materia la fuente de la
maldad y por tanto condena el cuerpo y las relaciones sexuales. amor y
fecundidad
Mirada interior:
Se refiere a la “mirada pura” que Adán y Eva libremente intercambiaban entre sí en el estado de
inocencia, que captaba la verdad y la belleza interior de la persona.
Misterio:
Un misterio es una realidad (o un aspecto de una realidad) que escapa, por principio, al conocimiento
racional.
Norma personalista:
En su contenido negativo, constata que la persona...no puede ser tratada como objeto de placer ni
como un medio. Paralelamente se revela su contenido positivo: La persona es un bien tal, que sólo el
amor puede dictar la actitud apropiada y valedera respecto a ella.
NOVÍSIMOS o POSTRIMERÍAS del hombre
Novísimos se llaman en los Libros Santos las cosas postreras que acaecerán al hombre. Los Novísimos
o Postrimerías del hombre son cuatro Muerte, Juicio, Infierno y Gloria. Los Novísimos se llaman
Postrimerías del hombre, porque la muerte es la cosa postrera que sucede al hombre en este mundo;
el Juicio de Dios es el último de los juicios que hemos de sufrir; el Infierno es el mal extremo que
tendrán los malos, y la Gloria, -el sumo bien que poseerán los buenos.

159
Persona/Sujeto:
Estos términos señalan la “grandeza” del hombre, el hecho de que tiene una “vida interior”, un “yo”. El
hombre no es simplemente algo, sino alguien. En cuanto sujeto, la persona es capaz de determinar
libremente sus propias acciones.
Personalismo:
Forma de pensamiento que se basa en un profundo entendimiento del valor de la persona [y] del
amor.
Planeación familiar natural:
Se refiere a aquellos métodos de planeación familiar responsable que siguen el plan de Dios sobre el
amor conyugal y la fecundidad.
Pudor:
La conciencia vigilante en defensa de la dignidad del hombre y del amor auténtico. Tiende a
reaccionar ante ciertas actitudes y a frenar comportamientos que ensombrecen la dignidad de la
persona.
Redención del cuerpo:
La restauración de la persona humana en su integridad, ya operante en nosotros en la historia, con la
recuperación del plan originaria de Dios en el corazón humano.
Resurrección del cuerpo:
La doctrina según la cual el cuerpo humano está destinado para la vida eterna, al igual que el alma y
en unión con ella. La vida eterna es una realidad no solamente “espiritual”. El hombre (varón y mujer)
está destinado a compartir la vida de la Santísima Trinidad como persona corpórea.
Sacramentalidad del cuerpo:
La capacidad del cuerpo de hacer visible lo invisible.
Sacramento (en su acepción amplia, más antigua):
Sacramento (en su acepción amplia, más antigua)  Un signo físico que hace visible lo invisible.
(Significado más estricto, actual): uno de los siete signos de la nueva Alianza - Bautismo,
Confirmación, Eucaristía, Confesión, Unción de los enfermos, Orden sacerdotal y Matrimonio -
instituidos por Cristo para conferir la gracia de la redención.
Sacramento primordial:
Se refiere al matrimonio como la revelación originaria y fundamental del misterio de Dios en el mundo
creado.
Significado esponsal del cuerpo:
La llamada a amar como Dios ama inscrita en el cuerpo humano en cuanto hombre y mujer. Si
vivimos de acuerdo con el significado esponsal de nuestros cuerpos, realizamos el fundamental
significado de nuestro ser y existencia. Don total de sí a otro, y acogida del otro como don. El primer
sentido del significado esponsal del cuerpo se refiere a la capacidad del cuerpo “de expresar amor:
ese amor precisamente en el que el hombre persona se convierte en don y - mediante este don -
realiza el sentido mismo de su ser y existir”. El segundo sentido del significado esponsal del cuerpo,
que el Papa llama «afirmación de persona», consiste en la acogida del don. El cuerpo expresa ser don
para otro y es capaz de acoger al otro como don.
Significado fecundo del cuerpo:
La determinación biológica constituye la capacidad procreadora, es decir, el significado fecundo del
cuerpo, y determina la vocación de la persona. La sacramentalidad del cuerpo lleva implícito el
llamado a la paternidad y maternidad espiritual, por causa de su aptitud física para la procreación.
Todo hombre tiene inscrito en el cuerpo este llamado.

160
El cuerpo expresa que es capaz de dar vida (hombre) y acoger la vida (mujer) físicamente, pero somos
llamados a dar vida en abundancia, en el Espíritu.
Significado filial del cuerpo:
La experiencia corpórea y la alianza que Dios hace con el hombre —antes de revelar la diferenciación
sexual— constituye el fundamento del significado filial del cuerpo, anterior y más fundamental que
cualquier significado del cuerpo que será eventualmente descubierto.
La conclusión central de la experiencia de la soledad originaria es que antes de que él sea para ella y
ella para él, él y ella son para Dios. Este es el más profundo significado que la experiencia de la
soledad original del relato de Génesis nos hace comprender.
El significado filial del cuerpo tiene una primacía sobre los significados esponsal y fecundo.
El cuerpo expresa que es creado, don.
Soledad originaria:
El hombre es consciente de que está «solo», y esta consciencia la alcanza frente a los animales: el
hombre se separa de ellos totalmente. Esta conciencia de la soledad expresa la conciencia de sí
mismo como sujeto, es decir, de ser capaz de elecciones libres y, por lo tanto, de auto-determinarse;
de estar en una relación única, exclusiva e irrepetible con Dios («sujeto de la Alianza y Partner del
absoluto»). Esta conciencia implica también la consciencia «del sentido del propio cuerpo». Es en su
soledad en donde el hombre busca y exige la respuesta a la pregunta: ¿Quién soy?
CICLO 6
Teología:
La teología es la ciencia que trata de Dios, de sus atributos y perfecciones, así como, el conocimiento
que tiene el ser humano de Dios.
Teología del cuerpo:
La introducción del término y concepto de "teología del cuerpo" era necesaria para fundamentar el
tema de "La redención del cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio" sobre una base más amplia.
En efecto, es menester hacer notar enseguida que el término "teología del cuerpo" rebasa
ampliamente el contenido de las reflexiones que se han hecho. Estas reflexiones no abarcan muchos
aspectos que por su objeto pertenecen a la teología del cuerpo (como, por ejemplo, el problema del
sufrimiento y la muerte, tan acusado en el mensaje bíblico). Hay que decirlo claramente. Asimismo es parte II

necesario reconocer, de modo explícito, que las reflexiones sobre el tema de "La redención del
cuerpo y la sacramentalidad del matrimonio" pueden hacerse correctamente partiendo del momento amor y
en que la luz de la Revelación afecta a la realidad del cuerpo humano (o sea, sobre la base de la fecundidad
"teología del cuerpo”) [.…] En cierto sentido puede decirse que todas las reflexiones sobre la
"redención del cuerpo y de la sacramentalidad del matrimonio" constituyen un amplio comentario a la
doctrina contenida en la misma Encíclica Humanae vitae. 139
Tríptico antropológico de la Teología del cuerpo:
Es el marco de auto-comprensión del hombre en el plan que Dios tiene de él - encuentra su
determinación en el modo concreto con el que el hombre puede vivir su entrega al amor, la única
forma que tiene para encontrarse a sí mismo.
El hombre como creado, como caído y redimido, como llamado a la gloria.
Estas tres verdades fundamentales que afectan la auto-comprensión del hombre son las que van a
ordenar los tres primeros ciclos de las catequesis: el principio (hombre originario), la redención del
corazón (hombre histórico) y la resurrección de la carne (hombre escatológico).
Unidad originaria:
Queda ratificada la verdad antropológica de que no es bueno que ningún varón ni ninguna mujer
estén sin otra persona; no es bueno que nadie esté abandonado; no es bueno que el varón no tenga
consigo a la mujer y no es bueno que la mujer no tenga consigo al varón. Descubre su propio ser-

139 HM 134:1,2

161
comunión en la relación con el otro ser humano similar a sí mismo, pero insuperablemente distinto.
No obstante, no hay que olvidar que la soledad existencial frente a Dios, la soledad·con·Dios,
permanece como experiencia filial de cada persona durante toda su vida.
Vergüenza:
En su sentido negativo, indica perder de vista la dignidad y bondad del cuerpo como una “teología”
que revela el misterio de Dios. En su sentido positivo, la vergüenza (o pudor) indica el deseo de
proteger la bondad del cuerpo de la degradación del deseo desordenado.
Vida según el Espíritu:
La posibilidad de adherirse a la gracia originaria, restituida por la gracia de la redención.
Vida según la carne:
La de consentir la concupiscencia.
Visión beatifica:
La eterna visión de Dios otorgada a aquellos que responden a la invitación a “las bodas del Cordero”.

162
introducción
¿qué significa ser ¿cómo soy llamado a vivir
PARTE PARTE

i persona humana? para ser feliz? II


estableciendo una antropologia adecuada aplicando una antropologia adecuada

ciclo

i hombre originario virginidad cristiana


El principio ciclo
cristo apela al principio del hombre 4

ciclo
2

163
hombre histórico matrimonio cristiano
la redención del corazón
ciclo
cristo apela al corazón del hombre
5

ciclo

3 hombre escatológico amor y fecundidad


la resurrección de la carne
ciclo
cristo apela a la resurrección del hombre
6

ESTRUCTURA 163

164
165
comunión trinitaria wowwwwwww 165

166
167
dos vocaciones - esposos · padres 167

168

Dios sí Dios Dios
ama primero ama siempre es alianza

papá y mamá cristo es el ESposo


filial ESPOSo a
cónyuges PADRE o HIJOS
hermano a MADRE espirituales

169
fraterno
PADRE o
amistad amigo a MADRE HIJOS comunidad
Parientes Parientes
novio a y AMIGOS y AMIGOS

familia matrimonio virginidad


la escuela del amor amor esponsal amor esponsal

el orden del amor 169


170
POr eso, para unirse a ESTE es un gran
el hombre dejará su mujer, y los dos misterio: y yo digo que
a su padre y serán una sola carne. se refiere a CRISTO y
a su madre a la IGLESIA.


Dios sí Dios Dios
ama primero ama siempre es alianza

es el HIJO es el ESposo
recibir cristo sacramento cristo
PADRE o HIJOS
primordial
es el

171
HERMANO acto conyugal MADRE espirituales
dar cristo
PADRE o
elegir cristo es el amigo MADRE HIJOS comunidad
Parientes Parientes
cristo es el novio y AMIGOS y AMIGOS

familia matrimonio virginidad


la escuela del amor amor esponsal amor esponsal

cristo GRAN MISTERIO 171


172
nivel soberbia · humildad · sabiduría
el comportamiento avaricia · generosidad · consejo
Lujuria · Castidad · ciencia
moral
Ira · Paciencia · piedad
Gula · Templanza · temor de Dios
LA esclavitud
Envidia · Caridad · entendimiento
Pereza/acedia · FERVOR · fortaleza

ESTás solo miedo, inseguridad, recelo, temor a la separación.


la cabeza nivel HUYE no vales, no eres deseado, no eres digno de amor.
psicológico DEsconfía duda, no eres capaz, ve por tí, sé frío.
controla envidia, se frío, no te acerques, no te comprometas.

sé rígido nada vale la pena, todo lo haces mal, sé perfecto para que te

173
quieran y acepten, ¿estás seguro?
las mentiras
miedo de expresarme, de ser vulnerable, del juicio del otro de ser
abandonado, rechazado, humillado, traicionado o ser tratado injustamente.

nivel Abandono
rechazo
el corazón
humillación
espiritual
traición
Las heridas
injusticia

LAS heridas y el pecado 173


174
amor
nivel alegría
paz
la libertad
los frutos del Espíritu Santo
paciencia
moral
afabilidad
bondad
lealtad
modestia
dominio de sí

reparación
nivel expiación
liberación
la verdad
dEl evangelio
psicológico
sanación
vida de gracia

175
camino de santidad
nivel don
alianza
la gracia
sus heridas sacrificio
espiritual
nos han curado ofrenda
Víctima con la víctima

el poder del amor, la redención 175


176
177
escatología 177

178
antiguo testamento nuevo testamento

matrimonio esposo · esposa


Cristo Esposo de la Iglesia

revelación más antigua revelación y manifestación definitiva

misterio misterio
de la creación de la redención
signo más antiguo signo definitivo

179
sacramento sacramento
de la creación de la redención
se rompe la primera alianza se renueva la alianza

o
pecad
adán Cristo
realidad visible realidad invisible
GRACIA original nueva GRACIA

El sacramento primordial 179


180
revolución revolución revolución
industrial sexual tecnológica
60´s - 70´s - 90´s 80´s - 2000…
Siglo XVIII - XIX

abuelos papás hijos


niños 30´s - Jóvenes 50´s niños 60´s - Jóvenes 80´s niños 90´s - Jóvenes s.xxi

181
Identidad vida placer
tener cosas matrimonio comunicación
dios ha muerto familia Intimidad

papá mamá
hijo

TRES revoluciones 181


182
sexualidad + amor + vida =
Hombre y mujer

civilización del amor

183
sexo egoísmo muerte
macho y hembra

cultura de la muerte

Batalla espiritual 183


184
185
Tríptico juan Pablo II
186

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