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INTRODUCCION:
San Ignacio nos invita a ver a Jesús en el Evangelio, a identificar los sentimientos que en mí surgen y a captar
el mensaje que me deja. Voy a contemplar distintos momentos de la vida de Jesús, dialogando con las personas que
intervienen en la escena, haciendo oración, instruyendo a sus discípulos, etc.
La contemplación Ignaciana es una oración imaginativa, que consiste en escoger una escena de la vida de
Cristo y revivirla tomando parte en ella como si estuviera sucediendo en el momento presente y yo participara en
ella.
San Ignacio me invita a "sacar provecho", es decir: a confrontar mi vida de hoy, mis problemas, mis responsabilidades y
deseos, para ver si concuerdan con las actitudes, sentimientos y enseñanzas de Jesús.
Al dejar que Jesús mismo me haga esta confrontación, entro en diálogo con El... En una conversación íntima le ofrezco al
Señor mi momento presente, en que deseo vivir de una manera congruente lo que he reflexionado y visto en la oración.
A este diálogo final que es coger los frutos de la contemplación, San Ignacio le llama "coloquio".
NOTA: Darme cuenta de mis sentimientos y ponerles nombre requiere entrenamiento tuyo contigo mismo, los
sentimientos no tienen carga positiva ni negativa, es decir no son buenos ni malos, son energía y hay que ubicarlos;
que el sentimiento sea dañino depende cómo lo expreso, a quien se lo expreso y cómo lo trabajo.