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JORNADA VOCACIONAL
LOS ENCUENTRO
DE JESÚS EN EL
EVANGELIO
Oraciones
[Título del documento] Dinámicas
[Subtítulo del documento] Juegos
JORNADA VOCACIONAL
UN ENCUENTRO CON JESÚS
OBJETIVO: Crear un espacio y ambiente propicio para que las jóvenes centren su atención en la
persona de Jesús, e inicien un recorrido de fe, ahondando de manera sencilla en el evangelio,
experiencia de conversión de los primeros discípulos de Jesús que escucharon su llamado en Galilea.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
2. Leer, escuchar, meditar y reflexionar sencilla y simbólicamente los pasajes Bíblicos como relatos de
conversión.
3. A través de los hechos bíblicos inspirar el deseo de configurarse con Jesús: vivir lo qué Jesús vivió,
creer lo que él creyó, dar importancia a lo que él le importa, mirar a la gente como él la miraba,
invocar al Padre como él lo hacía.
4. Tener un acercamiento vivencial a los personajes bíblicos que tuvieron un encuentro personal con
Jesús, quienes escuchando el llamado le siguieron.
FUNDAMENTO:
Bíblico
“Así como la lluvia y la nieve caen de los cielos, y no vuelven allá, sino que riegan la tierra y la hacen
germinar y producir, con lo que dan semilla para el que siembra y pan para el que come, así
también mi palabra, cuando sale de mi boca, no vuelve a mí vacía, sino que hace todo lo que yo
quiero, y tiene éxito en todo aquello para lo cual la envié” (Isaías 55, 10-13).
Porque yo les he dado ejemplo, así como yo hice con ustedes, ustedes también deben hacerlo”
(Juan 13:12-15).
Encuentros
Documentos de la Iglesia
“La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús.
Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del
aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” (Evangelii Gaudium N. 1)
“Contemplamos a Cristo, misionero del Padre, para anunciar según su estilo: Jesús recorría todas
las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y
curaba todas las enfermedades y dolencias” (Alegraos no. 15).
Constituciones
“Por su lectura y meditación diaria (Sagrada Escritura) vamos creciendo en el conocimiento y amor
de Jesucristo, y entablamos con el Señor un diálogo, porque a Él hablamos cuando oramos y a Él
oímos cuando leemos su Palabra” (Art. 3.7).
JUEGOS DE INTEGRACIÓN:
Familias unidas
Gallos y gallinas
Futbol con globos
Materiales:
Una bola de estambre grueso.
Desarrollo:
Se forma un círculo en el piso y se sientan. Se toma la bola de estambre, tienen que presentarse por su
nombre, sus gustos y lo que no le gusta. Posteriormente lanza la bola a otra compañera sin soltar el
inicio de la bola de estambre. La siguiente tiene que hacer lo mismo que la anterior y vuelve a lanzar la
bola de estambre sosteniendo una parte del estambre para que se forme una telaraña.
Objetivo: Conocer a las jóvenes, los contextos en que viven, sus dificultades, sueños, etc. e invitarlas a
vivir la jornada vocacional con la confianza en que Jesús las conoce y desea intervenir en sus vidas.
Desarrollo:
Después de la presentación se le entrega a cada joven la ficha MI CASA, MI VIDA, (anexo 1) que
trabajarán personalmente y en un clima de silencio, en cada una de las habitaciones y espacios de la
casa corresponde un aspecto de su vida:
Compartir en un ambiente de respeto y confianza “su casa…su vida”, poniéndolo en común. (Conviene
que las animadoras vocacionales estén presentes y tomen nota del compartir de las jóvenes que
acompañan).
En nuestra vida también necesitamos un faro, un punto de referencia que guie nuestra vida.
Encuentros
Durante esta jornada, navegaremos a Galilea, lugar de encuentros y experiencias, conoceremos
diversos personajes bíblicos que vivían sin referencias, sin un guía, sin faro.
Nos centraremos en diversos contextos y símbolos que cambiaron la ruta de diversas barcas que
hoy nos invitan a mirar la luz del faro que conducirá nuestra vida: Jesús
Encontrarse con Jesús, es una experiencia de fe, una experiencia de vida que invita a la conversión.
ACTIVIDAD
Antes de subir a la barca y ya que emprenderemos juntas este viaje realizaremos la siguiente actividad
a manera de reflexión personal.
Es importante tomar conciencia de dónde estás ubicada ahora, observarte y darte cuenta cómo
llegaste a éste lugar.
Canto: “Marinero…”
Todo encuentro termina por enriquecer a la persona, aunque sean encuentros desagradables, sobre
todo si uno lo sabe situar en su interior, porque todo encuentro con otro afecta a lo más íntimo de la
persona humana.
Cada persona tiene una intimidad invisible, que manifiesta en gestos y palabras y símbolos visibles:
Una cara larga, manifiesta tristeza; un apretón de manos puede expresar acogida; la alianza que se
entregan los novios el día de su boda simboliza compromiso de amor y fidelidad
PRIMER ENCUENTRO:
Encuentros
“Jesús y Nicodemo”
Objetivo: Que vivan la experiencia de encontrarse al Señor, en su Palabra, que da sentido a la vida.
Que abran su corazón a su Espíritu para que habite en su casa (corazón) y pidan la gracia de seguir
creciendo en el conocimiento de Jesús durante la jornada vocacional.
“Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, que era uno de los notables entre
los judíos. Fue de noche a ver a Jesús y le dijo: «Maestro, sabemos que tú has venido de
parte de Dios para enseñar, porque nadie puede realizar los signos que tú haces, si Dios no
está con Él». Jesús le respondió: «Te aseguro que el que no renace de lo alto no puede ver
el Reino de Dios». Nicodemo le preguntó: ¿Cómo un hombre puede nacer cuando ya es
viejo? ¿Acaso puede entrar por segunda vez en el seno de su madre y volver a nacer? Jesús
le respondió: Te aseguro que el que no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te
extrañes de que te haya dicho: Ustedes tienen que renacer de lo alto”. El viento sopla
donde quiere: tú oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Lo mismo sucede
con todo el que ha nacido del Espíritu”.
Palabra del Señor
1. Lectura
¿Qué dice el texto?
¿Qué me dice? Leemos juntos de nuevo y lentamente el texto.
¿Quiénes son los personajes que intervienen? ¿En qué lugar y circunstancia?
¿Qué se dicen? ¿Qué palabras son las más frecuentes en el texto? ¿Qué verbos?
¿Algunas de las palabras, actitudes, personajes o situaciones nos hacen acordar a otros
textos de la Biblia?
2. Meditación
¿Qué me dice el texto?
Nicodemo, como nosotros, en el encuentro con Jesús, debe haber visto en qué estado
estaba su “casa” (corazón, su vida) y no era fácil comprender las palabras que Él le decía.
¿Nacer de nuevo? ¿De lo alto?
Sí, ¡comenzar una vida nueva! ¿Cómo? Desde Dios, desde lo que Él quiere, invitándolo a
quedarse en nuestra casa como amigo… siempre, cuando Él quiera… dejándolo pasar en
todas “nuestras habitaciones” …
Nicodemo se dejó tocar, sorprender, trasformar por su Palabra.
Monitor:
Nos hemos reunido alrededor de la Palabra de Dios, Palabra que cautivo a Nicodemo y que iluminó su
vida. Al igual que el antiguo Pueblo de Dios, somos peregrinos, seguidores del Señor que sigue
hablándonos en las Escrituras como a sus discípulos.
Canto: Tu Palabra me da vida… (Alusivo a la Palabra de Dios)
Lectura del Evangelio según San Juan 6, 66-69
Breve reflexión
Pedro en su encuentro con el Mesías, reconoce que Jesús tiene Palabras de vida, ya le conocía, ya le
había escuchado hablar, era testigo del poder que tiene la Palabra de ese hombre que mirándole un
día le llamó a seguirle, a ser pescador de hombres. Desde entonces, le había seguido y no se pensaba
en otro lado, sabe que sin Jesús nada tiene sentido, Jesús era su referente en la vida, su faro, a dónde
iría si Jesús tiene palabras de vida eterna.
Al igual que Nicodemo, Pedro se dejó tocar, cautivar por quien es la Palabra: Jesús.
SÁBADO
Encuentros
ACTO MARIANO
“MARÍA GUARDABA TODO EN SU
CORAZÓN”
La persona que con mayor humildad y perfección escuchó y escucha la Palabra de Dios es María.
Cuando el ángel Gabriel le comunica la voluntad de Dios, ella escucha con atención y luego acepta lo
que Dios le propone (Lc 1,26ss). Así la Palabra de Dios no solamente es creída por su Pueblo, sino que
ahora se Encarna en el seno de María. El fruto más grande que ha dado la humanidad es Jesucristo, no
puede haber nada más grande que Jesús, y es el fruto bendito del vientre de María (Lc 1,42). María no
solamente escuchó, sino que encarnó la Palabra de Dios.
María es nuestro modelo, ella conservaba las Palabras de Dios en su corazón (Lc. 2, 51). Escuchemos el
Evangelio según San Lucas (Lc 1,26-38)
NARRADOR: A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, que llamaba Nazaret,
a una virgen prometida a un hombre de la estirpe de David, de nombre José; la virgen se
llamaba María.
El ángel, entrado donde esta ella, le dijo:
VOZ 1a: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
NARRADOR: Ella se turbó al oír estas palabras preguntándose qué saludo era aquél. El ángel le dijo:
VOZ 2a: No temas María, que Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz a un hijo y
le pondrás el nombre de Jesús.
NARRADOR: María preguntó al ángel:
MARÍA: Perdón, mi Señor, ¿Cómo podrá ser eso si yo no conozco varó?
NARRADOR: El ángel le contesto:
VOZ 1a: El Espíritu Santo bajará sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso
al que va nacer lo llamarán Santo, Hijo de Dios.
NARRADOR: María calló. En profundo y misterioso silencio meditaba atentamente aquellas palabras en
su corazón. Era una joven sencilla y humilde; sus vecinas la admiraban por su delicadeza y
servicialidad; oraba con mucha devoción, no hablaba nunca mal de nadie, y en las
dificultades y problemas de la vida demostraba paciencia y sabía sonreír; esperaba con
una fe muy grande la venida del Mesías Liberador de los humildes y los pobres. Su
repuesta al Ángel, desde la confianza plena en Dios, fue admirable.
MARÍA: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí lo que has dicho.
Canto:
Como signo de qué queremos imitar a la Santísima Virgen al escuchar, meditar y guardar la Palabra de
Dios, que es pan de vida, van a pasar al frente y a tomar un separador (anexo 2) que se encuentran a
los pies de la Santísima Virgen, para que tengamos presente que, gracias a la docilidad de María, Jesús,
Palabra viva se encarnó y habita entre nosotras.
Canto:
SEGUNDO ENCUENTRO:
Encuentros
“Jesús y Zaqueo”
Objetivo: Que las jóvenes tomen conciencia de que el encuentro persona con Jesús conlleva confrontar la
propia vida delante de Dios que invita a la CONVERSIÓN.
Jesús entró en Jericó y atravesó la ciudad, allí vivía un hombre llamado Zaqueo, jefe de recaudadores
de impuestos y muy rico, intentaba ver quién era Jesús; pareo ca causa del gentío, no lo conseguía,
porque era bajo de estura. Se adelantó de una carrera y se subió a un árbol para verlo, pues si iba a
pasar por allí. Cuando Jesús llegó al sitió, alzó la vista y le dijo. Zaqueo, baja pronto, porque hoy
tengo hospedarme en tu casa. Bajo rápidamente y lo recibió muy contento. Al verlo, murmuraban
todos porque entraba a hospedarse en casa de un pecador. Pero Zaqueo se puso en pie y dijo al
Señor: Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres, y a quienes haya defraudado le
devolveré cuatro veces más. Jesús le dijo: Hoy ha llegado la salación a esta casa, ya que también él es
hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y salvar lo perdido.
Explicación:
Ya Jesús es conocido en la región, va a atravesar la ciudad de Jericó. Zaqueo, era otro recaudador de
impuestos, era gente de muy mala fama. Pero él tenía ganas de conocer a Jesús a su paso por la ciudad. Y
Jesús, quien conoce el corazón de las personas, al ver a Zaqueo, que ha tenido el valor de subirse a un árbol
para verle, lo ira con compasión y le dice que va a alojarse en su casa. Causando nuevamente un gran
alboroto por juntarse con pecadores.
Zaqueo entiende que su encuentro con Jesús es vital, que muchas de las cosas que él tiene, le están
sobrando. Y por muchas de las cosas que él tiene, le están sobrando. Y por eso decide dar la mitad de sus
bienes a los pobres y cumplir como dice la ley de Moisés dar a quien robó cuatro veces más. Jesús indica
claramente: “hoy ha llegado la salvación a eta casa”, evidentemente quien había llegado a la casa era el
mismo Jesús y Él es la salvación. Pero la insistencia del último versículo es que Jesús, el “Hijo del Hombre”
ha venido a buscar y rescatar lo que estaba perdido. En definitiva, el llamado de Zaqueo parte de Jesús. Es
Jesús quien lo busca, lo llama, quiere quedarse en su casa, quiere perdonarlo y es Zaqueo quien acepta a
Jesús para comenzar con Él una vida nueva, su CONVERSIÓN.
Convertirse significa un cambio de mentalidad y de actitudes, un cambio radical. Pero un cambio que ha de
ser experimentado en positivo, como paso a una nueva situación personal mejor que la anterior; y no como
Encuentros
una especie de salto en el vacío o como negación de la propia personalidad. La conversión no consiste en
dejar de ser como uno es; o en dejar de ser malo, simplemente. Sino en haber descubierto la posibilidad o
conveniencia de ser de otra manera, de ser mucho mejor, y en hacer todo lo posible por llegar a
conseguirlo. La conversión no mira tanto a un pasado que hay que enmendar, cuanto a un futuro que se
puede mejorar. Convertirse es mirar con esperanza hacia lo nuevo, es dejar que Jesús entre a casa y la
trasforme.
Se trata de vivir un nuevo modo de amar, una capacidad de entrega y compromiso con los demás que haga
creíble la adhesión a Jesús y al Reino. También se debe de manifestar en un nuevo modo convivir y de
compartir, anuncio de la posibilidad de vivir como hermanos reconciliados y unidos.
Compromiso
Ante el pecado del hombre y su lejanía del proyecto divino, Dios Padre mantiene siempre su amor fiel al
hombre; lo quiere lleno de vida; lo quiere nuevo, busca renovarlo a través de su Hijo, Jesucristo, que
constituye a los hombres su auténtica dignidad de hijos de Dios. Y un medio privilegiado es el Sacramento
de la Reconciliación.
¿Me acerco al sacramento de la Reconciliación con el deseo sincero de convertirme y cambiar de
vida? ¿O más bien me resulta molesto y lo hago “porque no me queda más remedio”?
¿Hace mucho tiempo que no me confieso? ¿Por qué?
¿He callado conscientemente algún pecado grave en mis confesiones anteriores?
¿Reparé las injustitas que cometí?
¿Le pedí a Dios su gracia y me esforcé por practicar los buenos propósitos que hice en la última
confesión?
Encuentros
ACTIVDAD
Realizar el examen de conciencia en relación al encuentro de Jesús con Zaqueo, invitarlas a hacerlo en la capilla,
donde estará la alegoría del árbol.
Darles tiempo para que se realice el examen de conciencia, ambientar con música instrumental y procurar que
se después de este momento puedan confesarse.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Oración personal
Jesús, como Zaqueo quiero conocerte mejor, pero hay muchas cosas que me lo impiden y me distraen.
Hoy vengo a esta oración dispuesto a encontrarme contigo. Mírame Señor, con ese amor con que
miraste a Zaqueo, ven a mí, dame la gracia de hacer mi examen de conciencia.
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La salvación ha llegado a esta casa…
Encuentros
TERCER ENCUENTRO:
“Jesús y la Mujer pecadora”
Objetivo: Que las jóvenes experimenten el amor de Jesús que no juzga a la persona, al contrario, la
acoge con amor y ternura, brindando el don del perdón.
Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa.
Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró
de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno
de perfume. Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas.
Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume. Al ver
esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es
la que lo está tocando, y qué clase de mujer es: una pecadora.» Entonces Jesús le dijo a manera
de respuesta: —Simón, tengo algo que decirte. —Dime, Maestro —respondió. —Dos hombres le
debían dinero a cierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro
cincuenta. Como no tenían con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de
los dos lo amará más? —Supongo que aquel a quien más le perdonó —contestó Simón. —Has
juzgado bien —le dijo Jesús. Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón: —¿Ves a esta
mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies
en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me besaste, pero ella, desde que entré,
no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los
pies con perfume. Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han
sido perdonados. Pero a quien poco se le perdona, poco ama. Entonces le dijo Jesús a ella: —
Tus pecados quedan perdonados. Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: «¿Quién es
éste, que hasta perdona pecados?» —Tu fe te ha salvado —le dijo Jesús a la mujer—; vete en
paz.
Explicación
Jesús era conocido como “amigo de publicanos y pecadores” porque Él vino a buscar y salvar lo que se había
perdido. No tenía problemas con juntarse con ellos.
Los acusadores. Ya que los fariseos y los escribas no pudieron prenderle el día anterior (Juan 7:45), buscan otra
táctica para tentarle una trampa en algo contra la ley de Moisés.
Le llevaron a esta mujer descubierta en el mismo acto de adulterio, pero no estaban preocupados por la
conducta de ella, ni siquiera porque la Ley de Dios había sido rota. El objeto era usar el pecado de esta mujer
Encuentros
para llevar a cabo sus maldades contra Jesús. Estaban deseando desacreditarle delante de la gente. No
esperaron a preguntarle en privado, sino que lo interrumpieron cuando estaba enseñando.
Es curioso que, si la mujer adulteró, no lo hizo sola ¿dónde estaba el hombre? Quizás todo fue una trampa
utilizando al hombre también para poder tentar a Jesús.
La mujer adúltera. Imagina cómo llegaría la mujer a la presencia de Jesús. Quizás no le dio tiempo ni a vestirse
correctamente y la llevarían a rastras. Fue humillada públicamente y su pecado se hizo público y abierto. Estaría
aterrorizada porque sabía lo que le esperaba, una muerte por lapidación. Sin lugar a dudas era culpable. Todos
la mirarían con ojos condenatorios, todos menos uno, el Señor Jesús.
Como hemos mencionado antes, el problema no era la mujer sino culpar a Jesús. Querían ponerle entre la
espada y la pared con la pregunta “Tú, pues, ¿qué dices?”
El dilema. Los acusadores de Jesús estaban en lo correcto, con respecto a la ley, debería morir.
A Jesús le hicieron la pregunta trampa. Si decía que la dejaran ir libremente, le acusarían de ir contra la ley de
Moisés, y si decía apedreadla ¿dónde quedaba su amor por los publicanos y pecadores como era su enseñanza?
Lo habían puesto entre la espada y la pared. Los fariseos sabían que dijera lo que dijera, estaba condenado, pero
Dios es un Dios santo al igual que justo. Esta mujer era pecadora, adúltera, no hay que negar su pecado o
justificarlo, y su sola esperanza estaba en Jesús.
Los fariseos pensaban que no había salida a este dilema, pero se equivocaban, Jesús tenía la respuesta. Su
malvado plan podría haber tenido éxito con cualquier otro hombre, pero estaban tratando con Jesús, y ¡Él no
iba a seguirles este juego!
La respuesta de Jesús. A Jesús no se le puede engañar, Él lee los corazones, Él sabía cómo responder
sabiamente. Fijaos cómo actuó: Se inclinó al suelo y escribió en la tierra con el dedo.
¿Qué hacía mientras la mujer? Nada, estaría postrada en el suelo esperando su sentencia de muerte. No abrió
su boca para defenderse porque realmente no podía negar lo que había hecho.
Jesús se enderezó y les dijo:” El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella”.
Jesús les descubre y les expone su propia hipocresía y pecado.
Es muy curioso que Cristo no da más explicaciones y vuelve a escribir en tierra.
La reacción de los acusadores. “Acusados por su conciencia”, ¿qué quiere decir esto? Que delante de Dios cada
uno pudo ver lo que había realmente en su corazón. Su propio adulterio y su pecaminosidad. Con una simple
frase de parte de Jesús trajo convicción de pecado a estos hombres, tuvieron que callarse y todo lo que se oyó
fue el ruido de las piedras cayendo al suelo y el paso de las sandalias yéndose.
Empezando por los más viejos porque tienen más pecados escondidos, hasta los más jóvenes. Se vieron tal
como eran, pecadores y quizás fue muy doloroso.
Perdonada y no castigada. Cuando Jesús se levantó solo vio a la mujer. Ahora Cristo podía actuar con gracia
para con ella. Jesús está cara a cara con ella.
Ahora, la pregunta que todos nos hacemos es ¿fue esta mujer salva cuando se marchó? Creo que sí, porque no
dejó a Cristo cuando tuvo oportunidad de irse cuando se marcharon los fariseos. También se dirige a Él como
“Señor” y no como “Maestro” como le llamaban los fariseos, y porque Jesús mismo le dijo “Ni yo te condeno;
vete y no peques más”. Son las mismas palabras que nos dice a aquellos que hemos sido salvos por gracia.
Encuentros
ACTIVIDAD
Llegó en momento para ella, de estar a solas con el Señor. Jesús no la condena, al contrario, le perdona y le pide
que no vuelva a pecar.
Esta mujer que se presentó obligada delante de Jesús, avergonzada y sin dignidad, experimento nuevamente el
perdón, Jesús le devolvió su dignidad de hija de Dios, le hizo sentirse elegida y amada, experiencia que solo
puede brotar de un corazón que ama, porque el perdón es amor.
Canto:
CUARTO ENCUENTRO:
“Jesús y la mujer Samaritana”
Encuentros
Objetivo: Qué las jóvenes reflexionen sobre el encuentro personal de la mujer samaritana con Jesús, y al
confrontarlo con su vida se planteen si viven en plenitud.
“En aquel tiempo llegó Jesús a una de ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que y
Jacob dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino,
estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta. Llega una mujer de Samaria a sacar
agua. Jesús le dice: Dame de beber. Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida.
Le dice a la mujer samaritana: ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer
samaritana? (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.) Jesús le respondió: Si conocieras
el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría
dado agua viva. Le dice la mujer: Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde,
pues, tienes esa agua viva? ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de
él bebieron él y sus hijos y sus ganados? Jesús le respondió: Todo el que beba de esta agua, volverá
a tener sed; pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le
dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para viva eterna. Le dice la mujer: Señor, dame
de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla. Le dice la mujer:
Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en
Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dice: Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni
en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros
adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos. Pero llega la hora (ya estamos
en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así
quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en
espíritu y verdad. Le dice la mujer: Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos
lo explicará todo. Jesús le dice: Yo soy, el que te está hablando. Y fueron muchos más los que
creyeron. Así que, por sus palabras, y decían a la mujer: Ya no creemos por tus palabras; que
nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.
Entonces Jesús, cansado del camino, se sentó así junto al pozo. Jesús, el Verbo hecho carne, el Hijo de Dios, el
Señor de la creación refleja una muestra de la debilidad humana. Estaba cansado del camino. Este es el Dios que
se identifica con sus criaturas.
Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber . Esta mujer está a punto de tener un
encuentro que cambiará por completo su vida. Como todos los días se acerca al pozo para sacar un poco de
agua, pero lo que no sabe es que ahí, justo al lado de ese pozo está aquel que puede darle verdadera agua de
vida. Sin embargo, en lugar de dar, Jesús le pide. Jesús inicia una conversación con la mujer, y primero le pide un
poco de agua para saciar su sed. En esta escena vemos otra vez al Dios que se hace cercano al hombre. El Hijo,
que vino a traer el reino a la tierra.
Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice “dame de beber”. Como cualquiera de nosotros, esta
mujer está llena de prejuicios sociales y religiosos. Aún no logra darse cuenta quien es el que le pide agua.
Empieza con la división que existía entre judíos y samaritanos. Luego se enfoca en las limitaciones humanas para
poder sacar agua. Incluso llega a comparar a Jesús con la herencia de sus antepasados que descendían de Jacob.
Ante todos estos obstáculos, la respuesta de Jesús a nuestras vidas siempre es la misma: si conocieras el don de
Dios, si supieras quien es el que te pide, tú le pedirías a Él.
Encuentros
Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed. Jesús llega al punto cumbre de su conversación con
esta mujer. La confronta con la insensatez de querer saciar la sed con esa agua. Claramente Jesús no está
hablando del agua material, Él está apuntando a algo mucho más superior. Si Jesús estuviera hablando del agua
material no estaría diciendo nada fuera de lo común, pues inevitablemente nuestro cuerpo siempre necesita de
agua para su buen funcionamiento. Además de que no existe ningún tipo de agua o elemento que sacia para
siempre la sed de nuestro cuerpo humano. Así que obviamente no está hablando del agua del pozo, sino del
agua de vida; no está hablando de una sed física, sino de una sed espiritual; y no está hablando de una solución
temporal, sino eterna.
Así como con aquella mujer, Jesús confronta la insensatez humana de querer saciar la sed del alma con las cosas
terrenales. El hombre, en esencia, nace sediento espiritualmente. Producto de la caída, el hombre nace sediento
de una verdadera relación con Dios. Esa sed del alma lo lleva a sentirse vacío y necesitado de propósito; y esto lo
lleva a buscar saciar su sed en lo que esté a su alcance. Aún el creyente lucha con esta inclinación de buscar
satisfacción verdadera en las cosas de este mundo. Pero luego nos damos cuenta que aún seguimos sedientos,
volvemos a tener sed.
No tendrá sed jamás ¡Qué poderosas palabras dice el Señor! Jesús le ofrece a la mujer que beba de su agua y le
promete que al hacerlo nunca más tendrá sed. Éstas son palabras mayores, pero si quien las dice es el Hijo de
Dios tienen que ser ciertas. Jesús no sólo le promete beber de esa agua, sino que esa agua que beba se
convertirá en una fuente impetuosa de agua de vida. Una fuente que correrá constantemente en su ser, que
brotará para vida eterna. Jesús está apuntando a lo más profundo de su ser. Esa misma promesa nos hace a
nosotros, para que nos acerquemos a beber de ese manantial de agua de vida. Nos ofrece saciar por completo y
para siempre la sed de nuestra alma.
Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla. Ante la oferta de Jesús, esta mujer da
la respuesta más apropiada y correcta. Como un impulso de sobrevivencia le ruega de inmediato al Señor para
que le de esa agua. Ella está aceptando el ofrecimiento que se le ha hecho. Reconoce que a menos que tome de
esa agua, volverá a tener sed, y volverá a regresar al mismo pozo, y tomar de nuevo la misma agua de antes.
Esta debe ser también nuestra respuesta al ofrecimiento de Jesús, rogarle que nos de esa agua que sacia para
siempre, para que no volvamos en nuestra insensatez a las mismas aguas terrenales que no sacian y no llenan.
Nuestra oración a Jesús debiera ser: Señor, dame esa agua, para que no tenga sed jamás.
Ve, llama a tu marido, y ven acá. La respuesta de la mujer fue la apropiada, pero antes Jesús tiene que tratar
con las cosas profundas de su corazón. La respuesta de Jesús parece estar fuera de contexto, o pareciera no
tener sentido. ¿Por qué le pregunta por su esposo? Ante la respuesta de esta mujer lo correcto hubiese sido
ofrecerle esa agua de vida, humanamente es lo que habríamos hecho. Pero Jesús demuestra una vez más que
no es cualquier hombre el que habla, no es sólo un judío más, no es sólo uno de los profetas; es el Dios Eterno
hecho carne. Sólo Jesús podía conocer lo que esta mujer necesitaba en realidad, ella no necesitaba una solución
superficial, sino profunda. Vemos esto en la respuesta de la mujer, ella dice que no tiene marido. Sin darse
cuenta a quedado totalmente expuesta ante Jesús. Es cierto que no tiene marido, había tenido cinco maridos, y
en ese momento estaba con un hombre que no era su marido. El corazón de esa mujer quedó totalmente en
evidencia ante Jesús. Si hay alguien a quien podemos abrir nuestro corazón confiadamente, ese es Jesús.
Los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. A pesar de esto, esta mujer no se ha
dado cuenta aún quién es el que habla con ella. Confunde a Jesús con alguno de los profetas y de todas las
preguntas que se le podían ocurrir, ella pregunta sobre la adoración a Dios: “¿La adoración debe ser en este
monte como hacían nuestros padres, o debe ser en Jerusalén como dicen ustedes?” Jesús tiene que volver a
confrontar a esta mujer con la verdad: no conoce a Dios. Jesús le dice más adelante: “Ustedes adoran lo que no
Encuentros
conocen” Luego deja ver un reflejo del reino que vino a traer, los verdaderos adoradores. Una verdadera
adoración que no se limita a un pueblo, sino a todos los pueblos; una adoración que no se limita a un lugar, sino
que llena toda la tierra; una adoración que no es exclusiva del templo físico, sino que fluye del templo del
espíritu en cada corazón.
YO SOY, el que habla contigo. Finalmente, la mujer parece empezar a entender las palabras de Jesús. Todo lo
que han conversado; el agua que sacia y da vida eterna, la verdadera adoración en espíritu y en verdad, y la
verdad de que Dios es espíritu; son todas realidades que trascienden a un ámbito mucho más profundo y
esencial que simplemente un tema de judíos y samaritanos. Es como si al final la mujer dijera a Jesús: “Sabes,
todo esto es cierto y muy profundo, pero sólo lo entenderemos cuando el Mesías venga” Y es entonces cuando
Jesús pronuncia aquellas poderosas palabras, aquellas poderosas palabras que Dios ha declarado desde la
fundación del mundo, Jesús responde a la mujer: “Yo soy” No imagino la reacción de aquella mujer al escuchar
estas palabras de Jesús. Lo que pudo haber sentido, lo que pudo haber pensado. Jesús le dice: “Yo soy el Mesías,
el que habla contigo” “Yo soy el Cristo de Dios” “Yo soy el agua que sacia y da vida” “El agua que te he ofrecido
Soy Yo mismo” “Yo Soy el que sacia tu sed” “Yo soy por quién los hombres pecadores se convierten en
verdaderos adoradores” “Yo soy quién ha venido a mostrar al Padre” “YO SOY”.
Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha
dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?
Esta mujer samaritana tuvo un encuentro transformador con la persona de Jesús. Una mujer sedienta, que
encontró la verdadera fuente de vida: Jesús, el Cristo. De la misma manera nosotros hoy somos confrontados
con la palabra de Jesús:
“Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” Juan
6.35. En la sed del Hijo de Dios el hombre encuentra la verdadera satisfacción y plenitud de su alma.
La mujer dejó su cántaro, esto simboliza las varias cosas en la vida que había empleado en su esfuerzo por saciar
sus más profundos anhelos. Todos habían fallado. Ahora que había encontrado al Señor Jesús, ya no tenía más
necesidad de aquellas cosas que antes había tenido tanta importancia en su vida.
ACTIVIDAD
1. Reflexión personal:
¿Conozco el Don de Dios como experiencia personal y espiritual?
¿De qué tengo sed? Acaso de protagonismo, de seguridades, de intereses
personales...
¿Tengo sed que me lleva a buscar más allá del pozo de Jacob?
¿Mi corazón está dispuesto para adorar a Dios en espíritu y en verdad?
La mujer dejó allí el cántaro”. Debo llegar al fondo de mi cántaro. ¿Qué veo?
Deseos, intenciones, sentimientos, situaciones personales... que debo abandonar
con el cántaro.
Saciada del agua viva ¿salgo a anunciar a Jesús?
2. Una vez que ya reflexionaron, invitarlas a pasar a la capilla, dónde habrá un cántaro grande en el que
depositaran la hoja donde respondieron las preguntas anteriores.
3. Cantos apropiados
Encuentros
ORACIÓN GUIADA
(Preparar en el altar y de forma significativa colocar un cántaro para cada joven).
Mira el cuadro. La samaritana se dirige con un gesto evidente a Jesús diciendo: “Dame de esa
agua para no tener más sed”. A sus pies ha dejado caer el cántaro, ahora ya no le importa dejarlo
allí, no le importa que todo el mundo la mire, porque ha encontrado al Mesías, ya no tiene
vergüenza sino alegría.
Observa como el pozo está lleno de arena. El agua que nos ofrecen los pozos de la vida cotidiana
donde vamos a beber normalmente, no sacian, están secos, no tienen vida. Jesús es el agua viva,
el único que puede calmar nuestra sed de sentido. Por eso el pozo que, del lado de la Samaritana
está bien definido por una línea amarilla, del lado de Jesús se confunde con su túnica. Sostiene un
cántaro nuevo que ofrece a la mujer y su manto azul se convierte en agua que fluye de su costado
hacia ella. Jesús es el agua viva. Es el que nos trata con misericordia y sacia nuestra sed de ser
amados, nos plenifica con su vida de gracia.
Lo que Jesús hace con la Samaritana quiere hacerlo contigo: quiere saciar tu sed. Para ti también
tiene agua viva. Ven, acércate y bebe.
Para orar
Observa el cuadro, mira a la Samaritana y recuerda las veces que has ido a pozos secos a buscar
saciar tu sed y no lo has conseguido.
Mira al Señor que te observa de frente ofreciéndote su agua, el agua viva de su palabra y de su
misericordia. Acógela. Bebe. Saborea el gusto de la reconciliación.
La Samaritana vuelve al pueblo de donde salió y donde la conocen, ahora llena de alegría vive
unida a Jesús.
Encuentros
QUINTO ENCUENTRO:
“JESÚS Y MATEO”
Objetivo: Que las jóvenes conozcan qué es el llamado de Jesús y sus características.
Cuando se iba de allí vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado junto a la mesa de la
recaudación de los impuestos. Le dice: Sígueme. Él se levantó y le siguió. Estando Jesús en la casa
sentado a la mesa, muchos recaudadores de impuestos y pecadores llegaron y se sentaron con él y
sus discípulos. Al verlo, los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué su maestro come con
recaudadores de impuestos y pecadores? Él lo oyó contestó: No tienen necesidad del médico los
sanos, sino los enfermos. Vayan a aprender lo que significa misericordia quiero y no sacrificios. No
viene a llamar a justos, sino a pecadores.
Palabra del Señor
Vida transformada
Al decir "Ven", Cristo, desbarata la vida de Mateo. Hasta ese momento había sido una vida tranquila, cómoda, la
vida de un hombre sentado en su despacho. Más de pronto es arrojado a una aventura. Felizmente Mateo
acepta de inmediato. Consiente en cambiar de vida. El Santo Evangelio señala muy bien el contraste:
"levantándose le siguió". El que antes permanecía sentado se levanta y acompaña a Jesús en los caminos. Desde
ahora Mateo no tendrá la vida cómoda que llevaba. Compartirá los riesgos, peligros e incomodidades de la vida
de Cristo.
Encuentros
Así la vocación transforma una vida. El Maestro no teme descomponer los hábitos de comodidad a fin de llamar
a una vida más alta, más grande. El lugar del oficio de cobrador de impuestos, asigna a Mateo la misión de
apóstol. A todos los que hace llegar su llamado: "sígueme", les pide "que se levanten".
1) Discípulo no es el que «deja», sino el que «sigue». En todos los relatos de vocación que encontramos en el
Nuevo Testamento, el acento no se pone en el «dejar», sino en el «seguir». Ser discípulo es entrar en actitud de
seguimiento-movimiento de tal forma que el modo de vida y el proceder del llamado estén subordinados al
modo de vida y proceder del que llama. Ser discípulo es vincularse a Él. Por eso, el único móvil que debe
impulsar al llamado a dar su asentimiento a la llamada debe ser la persona de Jesús y la «causa» de la que Él
habla. «Seguir» no es irracional y ciego. Es abandono, es confianza, es obediencia. Por eso también la respuesta
al seguimiento no es un momento de entusiasmo, sino compromiso obediente.
«Venid» y «veréis». Dos verbos. Uno invita a seguirle, otro a descubrirle. Uno en presente, el otro en futuro. El
primero exige la inmediatez del compromiso; el otro, la paciencia de la búsqueda. El mundo dice: «Primero veo
Encuentros
y después voy». Este puede ser un criterio prudente y razonable en las relaciones entre los hombres. El
comportamiento de la fe –y por lo mismo del seguimiento– es totalmente diverso, opuesto. Caminar con Cristo
significa vivir una experiencia con Él. No es posible tener esa experiencia sin ponerse en camino detrás de Él.
ACTIVIDAD
Según la cita bíblica en equipos identifiquen en cada el momento y las palabras con las que Jesús hace
el llamado a los personajes que aparecen en la escena bíblica y organícense para representar la
escena.
SEXTO ENCUENTRO:
“DISCERNIMIENTO VOCACIONAL, SEGÚN EL
EVANGELIO”
(JESÚS Y JOSÉ ANTONIO PLANCARTE)
Objetivo: Explicar qué es el discernimiento vocacional y las pistas para realizarlo eficazmente a ejemplo del
Siervo de Dios José Antonio Plancarte, modelo en el discernimiento vocacional.
1. Oración
“Señor ¿Qué quieres que haga?” Hch 22, 10
La vocación no es algo que tú inventas; es algo que encuentras. No es el plan que tú tienes para tu vida, sino el
proyecto de amistad que Jesús te propone y te invita a realizar. No es principalmente una decisión que tú tomas
sino una llamada a la que respondes. Si quieres descubrir tu vocación, dialoga con Jesús. Sólo mediante la
oración podrás encontrar lo que Dios quiere de ti. En la oración, el Espíritu Santo afinará tu oído para que
puedas escuchar. En el diálogo de amistad con Jesús podrás oír su voz que te llama: “ven y sígueme” (Lc 18, 22);
o bien, escucharás que te dice: “vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti” (Lc 8, 39).
2. Percepción
“Había en mi corazón algo así como fuego ardiente, prendido en mis huesos y aunque yo hacía esfuerzos por
ahogarlo, no podía”. Jr 20, 9
Encuentros
Para descubrir lo que Dios quiere de ti tienes que escuchar, mirar y experimentar. Para esto necesitas hacer
silencio interior y exterior; el ruido te impide percibir. Está atento a lo que se mueve en tu interior: tus deseos,
tus miedos, tus pensamientos, tus fantasías, tus inquietudes, tus proyectos. Escucha tanto a los que aprueban tu
inquietud como a los que la critican. Escucha tu corazón: ¿qué es lo que anhelas? Aprende a mirar a los hombres
que te rodean: ¿qué te está diciendo Jesús a través de su pobreza, de su ignorancia, de su dolor, de sus
desesperanzas, de su necesidad de Dios...? Ve tu historia: ¿Por cuál camino te ha llevado Dios? ¿Cuáles han sido
los acontecimientos más importantes de tu vida?, ¿de qué manera Dios estuvo presente o ausente en ellos?
¿Qué personas concretas han sido significativas para ti?, ¿por qué? Contempla el futuro: ¿qué experimentas al
pensar en la posibilidad de consagrar tu vida a Dios? Tienes sólo una vida, ¿a qué quieres dedicarla? Ten cuidado
en discernir si tu inquietud y la atracción que sientes son signos de una verdadera vocación consagrada o son
manifestaciones de que Dios quiere que intensifiques tu vida cristiana como seglar. Al dar este paso podrás
decir: “Tal vez Dios me esté llamando...” “Siento la inquietud de consagrar mi vida a Dios”.
3. Información
“Observen cómo es el país y sus habitantes, si son fuertes o débiles, escasos o numerosos; cómo es la tierra,
buena o mala; cómo son las ciudades que habitan, de tiendas o amuralladas; cómo es la tierra fértil o estéril;
con vegetación o sin ella”. Nm 13, 18-20
Los caminos para realizar la vocación consagrada son múltiples. No basta con querer entregar tu vida a Dios y
desear dedicarte al servicio de tus hermanos. Es necesario saber dónde quiere Dios que tú lo sirvas. Para
descubrir tu lugar en la Iglesia es conveniente que conozcas las diversas vocaciones. Investiga cuál es la
espiritualidad que viven los sacerdotes diocesanos o las diferentes congregaciones religiosas; y siente cuál de
ellas te atrae. Ve cómo viven: no es lo mismo una congregación contemplativa que una de vida apostólica.
Infórmate sobre cuál es su misión y por qué medios pretenden realizarla: enseñanza, hospitales, dirección
espiritual, promoción vocacional, misiones, predicación de ejercicios, medios de comunicación, etc. Conoce
quiénes son los principales destinatarios de su apostolado: jóvenes, pobres, sacerdotes, enfermos, niños,
seminarios, ancianos, etc. Aunque ordinariamente cuando se experimenta la inquietud vocacional se siente
también el atractivo por una „vocación específica, vale la pena que dediques algunas horas a informarte más a
fondo sobre esa vocación y sobre otras. Y si al final te decidieras por la que en el principio te inclinabas, el
tiempo empleado en informarte no habrá sido desperdiciado. Al dar este paso podrás decir: “Me atrae la
espiritualidad, el estilo de vida y el apostolado de esta congregación”. “Posiblemente Dios me está llamando a
ingresar al noviciado o al seminario”.
4. Reflexión
“Si uno de ustedes quiere construir una torre ¿no se sienta primero a calcular los gastos, y ver si tiene para
acabarla? No sea que, habiendo puesto los cimientos y no pudiendo terminar, todos los que lo vean se pongan a
burlarse de él, diciendo: “Este comenzó a edificar y no pudo terminar”. Lc 14, 28-30
La vocación es una empresa demasiado grande, ¡y es para toda la vida! Por eso no te puedes lanzar sin antes
haber reflexionado seriamente sobre ti y sobre la vida que pretendes abrazar. Descubre cuáles son tus
capacidades y limitaciones. Piensa si podrás vivir las exigencias que implica la vocación -contando desde luego
con la gracia de Dios-. ¿En qué signos concretos te basas para pensar que Dios te llama? ¿Qué razones en favor y
en contra tienes para emprender ese camino? ¿Qué es lo que te atrae y qué lo que no te gusta de ese estado de
vida? Dios te pide que te comprometas responsablemente en el discernimiento de su voluntad. Quiere que
utilices tu inteligencia para buscar tu vocación. Con la luz del Espíritu Santo podrás descubrir lo que Dios quiere
de ti. No pienses que llegarás a tener certeza absoluta de lo que Dios quiere de ti: algo así como tener un
contrato firmado por El, en el que te revelara su voluntad. Lo que encontrarás serán signos que indican cuál
podría ser el proyecto de amistad que tiene para ti.
Al descifrar esos signos podrás tener certeza moral de su llamado. Yo tengo certeza absoluta de que no puede
haber un círculo cuadrado, y tengo certeza moral de que la silla en la que estoy sentado no se va a romper. La
Encuentros
certeza moral es la que necesitas para actuar Al dar este paso podrás decir: “Creo que Jesús me llama”. “Creo
que, con la ayuda del Espíritu Santo, podré responder”.
5. Decisión
“Te seguiré vayas a donde vayas” Lc 9, 57
Habiendo descubierto lo que Dios quiere de ti, decídete a seguirlo. Tomar tal decisión es difícil. Sentirás miedo.
Tus limitaciones te parecerán montañas: “¡Ay Señor mío! Mira que no sé hablar, que soy un muchacho” (Jr 1, 6).
Sin embargo, a pesar de tus limitaciones -o mejor con todas ellas-, responde como Isaías: “Aquí estoy, Señor,
envíame” (Ls 6, 8). Decir el “sí” con el cual comprometes toda tu vida es una gracia. Pídele al Espíritu Santo que
te dé esa capacidad de respuesta. No afrontar la decisión equivale a desperdiciar tu vida. Para iniciar el camino
de la vocación no esperes tener certeza absoluta de que Dios te llama (“el contrato firmado”); te basta la certeza
moral. La decisión es un paso en la fe; en un acto de confianza en tu amigo Jesús. Al decidirte a seguir
radicalmente a Jesús es normal que tengas dudas de si podrás con las exigencias y si llegarás al final. Pero de lo
que no puedes dudar es de lo que tú quieres. Al dar este paso podrás decir: “Quiero consagrar mi vida a Dios en
el servicio de mis hermanos”. “Quiero ingresar en esta congregación religiosa”. “Quiero ser sacerdote”.
6. Acción
“Jesús los llamó. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron”. Mt 4, 21-22
Una vez tomada la decisión, ¡lánzate! No te dejes vencer por el miedo; lánzate sin miedo.
Pon todos los medios que estén a tu alcance para realizar lo que has decidido. No cedas a la tentación de diferir
tu ingreso a una casa de formación: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero...”. (Lc 9, 61). Con tu decisión has
comprometido todos los momentos posteriores; en el futuro busca cómo ser fiel. La única manera de realizar el
proyecto de Dios es la fidelidad de cada día. Vive todo momento en coherencia con lo que has decidido; dirige
cada paso hacia la meta. ¿Y cuando venga la dificultad? ¡Perseverar! El camino que emprenderás es difícil; más
de lo que ahora crees. Prepárate para la lucha; deberás enfrentar problemas y superar obstáculos. Jesús te dice:
“El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue cada día con su cruz y me siga” (Lc 9,
23). El sendero es arduo, pero María te acompaña y el Espíritu Santo te fortalece para que puedas recorrerlo.
Además, no se trata de cargar hoy la cruz de toda la vida, sino sólo la de hoy; y así cada día. Al dar este paso
podrás decir, como Pedro: “Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido” (Mc 10, 28).
7. Dirección Espiritual
“Levántate y vete, a Damasco, allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas”. Hch 22,10
La dirección espiritual no es, en realidad, un paso más en el proceso de discernimiento vocacional; es un
recurso que puedes aprovechar en cada uno de los pasos anteriores. El director espiritual te motivará a orar y a
percibir los signos de la voluntad de Dios; te indicará dónde obtener la información y te ayudará a reflexionar En
el momento de la decisión se alejará de ti para que tú, frente a Jesús, libremente respondas a su llamada. Te
ayudará a que te prepares convenientemente para ingresar en una casa de formación. Su oración y sacrificio por
ti te alcanzarán del Espíritu Santo, la luz para descubrir tu vocación y la fuerza para seguirla. Si bien es cierto que
la vocación es una llamada de Dios que nadie puede escuchar por ti ni responder a ella en tu lugar, también es
cierto que necesitas de alguien que te acompañe en tu discernimiento vocacional. Es fácil hacerse ilusiones:
podrías creer que es un llamado de Dios lo que tal vez sea sólo un deseo tuyo, o bien podrías pensar que no
tienes vocación cuando en realidad Dios te está llamando. Dialoga con tu director espiritual para clarificar la
autenticidad de tu vocación. Jesucristo, después de habérsele aparecido a Pablo en el camino de Damasco, le
dijo que fuera con Ananías y que éste le indicaría cuál era la voluntad de Dios. Aunque Cristo hubiera podido
decirle a Pablo lo que quería de él, quiso valerse de Ananías para hacerle descubrir su vocación (cf Hch 22, 10-
15). En el discernimiento del proyecto de Dios sobre ti no puedes prescindir de la mediación de la Iglesia.
Descubrir tu vocación no es fácil, pero tampoco es imposible Si con sinceridad te pones a buscar la voluntad de
Dios y realizas los pasos que aquí te sugiero, creo que podrás encontrarla. De muchas maneras Dios te está
revelando la manera como quiere que colabores en la instauración de su reino. Él es el más interesado en que tú
Encuentros
descubras y realices tu vocación. Por eso haz oración, dialoga con tu director espiritual, percibe, infórmate,
reflexiona, decídete y actúa.
Jesús es el más claro ejemplo de una persona con una vida tan apasionante, tan plena, tan intensa, que
su existencia ha dividido para siempre la Historia “antes y después”.
Como Él muchos otros han luchado por ser valiosos por trascender, por ser un don para la comunidad
a la que pertenecen.
ACTIVIDAD
En equipos leer el texto de José Plancarte e identificar su proceso vocacional y el discernimiento que realizó,
después exponerlo al grupo, según organización del expositor.
INDICIÓS DE VOCACIÓN
¡Vaya sorpresa! Ahora resulta que ni Comerciante ni Ingeniero. ¿Qué es esto que comienzo a
experimentar en mi corazón? ¿Será posible? ¿Sacerdote yo? Cada vez es más fuerte esta inclinación
por el Sacerdocio. Pero tampoco lo veo del todo claro. ¡Oh Dios, ilumíname! Creo que por lo pronto
debo comenzar Teología. ¡Y pensar que aseguraba que jamás sería sacerdote!
¡Qué complicado me está resultando esto de conocer mi vocación! A veces me parece ver con toda
claridad que el Señor me llama al Sacerdocio y otras me parece que eso es inalcanzable para mí.
Bueno, mientras logro ver más claro, me dedicaré a seguir estudiando, ya como seminarista, y además
seré maestro en Oscott, ni más ni menos que de inglés.
Apreció del Sacerdocio
Cada vez veo con más claridad que el sacerdocio es la vocación a la que el Señor me llama.
A veces me imagino a mí mismo casado y con hijos, pero resulta que… no acaba de convencerme la
idea; de plano siento que no es ese mi camino. Luego pienso en las personas que se quedan solteras,
pero… ¿no acaban entregando el corazón a cosas que no valen la pena? Luego me imagino como
Sacerdote, y aunque sé que las tentaciones y dificultades son muchas, pienso que de igual manera la
gracia de Dios es inmensa; así que… Sigo pensando que el Sacerdocio es mi vocación.
Vanidades del mundo
Mientras más veo y más pienso en todas las diversiones y placeres que el mundo ofrece, más me
convenzo de que son efímeros y no da al hombre la verdadera felicidad. ¿Tú qué opinas de este
asunto? ¿Crees que la verdadera felicidad está en lo que el mundo ofrece?
En una ocasión me tocó viajar al lado de unas personas que no hicieron sino gala de vulgaridad y mal
gusto. Definitivamente no quiero pertenecer a un mundo que poco a poco va perdiendo sus valores.
Santa María de Oscott, cuna de mi vocación
Para poder continuar aclarando mi vocación, debo dejar Oscott y trasladarme a Roma, donde puedo tener una
preparación más adecuada para el Sacerdocio. Así, que, con todo el dolor de mi corazón, me iré de Oscott.
Es increíble que en este colegio haya empezado a sentir este profundo amor por Dios y por su madre Santísima;
si me lo hubieran dicho antes no lo hubiera creído.
Sacerdote
Al primero que debo dar la noticia de que quiero ser Sacerdote es a mi tío, Don Pelagio, pues él ha sido, junto
con José María mi hermano, como un padre para mí. Espero que la notica le cause gran alegría.
Se lo comunicó a mi hermano José María
Encuentros
Escribí a mi hermano José María para comunicarle mi decisión de ser Sacerdote; esto con un poco de temor,
porque a mi hermano no le gustaría del todo la idea, pues ya me había escrito diciéndome que regresara a
México, pero como ya empezaba mi inquietud vocacional, no le había respondido su carta inmediatamente; no
sé cómo vaya a reaccionar, pero si es Dios el que me llama, ante eso, no hay nada que valga.
Después de la puesta en común entregar a cada joven y comentar brevemente los medios para discernir la vocación
3. Disponibilidad a la voluntad de Dios. Sé que estar dispuesto a hacer la voluntad de Dios es la única manera
de hacer una acertada elección vocacional. Para ello, yo debía sentirme libre, sin ninguna atadura que me
impidiera ver con claridad lo que debía hacer. Y gracias a Dios, al ver ir venciendo todos los obstáculos,
finalmente me sentí libre. Mi firme decisión de hacer la voluntad de Dios me dio fueras no sólo para hacer
frente a todos los obstáculos, sino incluso me llenó de paz y serenidad.
4. Confianza en Dios. Siempre pensé que sería incapaz de hacer esta clase de servicios; pero confiando sólo en
Ti, he lograd hacerlo y eso me alienta a seguir preparándome para ser Sacerdote.
5. Devoción a María. Jamás podré entender mi vocación sin mi Madre Santísima. Todos deberíamos ser
conscientes del gran amor que nos tienes y que, como buena Madre, siempre estás dispuesta a interceder
por nosotros. Desde que adornaba tu altar en Oscott, he puesto en tus manos maternales mi vocación.
La devoción a María Santísima será siempre un puesto seguro para mi vocación y la de todos aquellos que
den consagrarse a su Divino Hijo.
En la duda e incertidumbre, ante el temor y la indecisión, frente a los obstáculos y dificultades. María
Santísima será siempre la Madre que nos acompañará y alcanzará de su Hijo, Jesús, las gracias que
necesitamos para seguirle.
6. Buenas amistades. A lo largo de mi vida, he ido haciendo amigos, pues por mi carácter se me facilita mucho
relacionarme con los demás. Los amigos son parte importante en la vida, pues, sus consejos, las
experiencias compartidas y el mutuo conocimiento, se convierten en una valiosa ayuda para ir creciendo
como personas.
Encuentros
Yo tuve la suerte de contar con grandes amigos, como Ignacio Montes de Oca, a quien conocí desde que
llegué a Oscott, pues él también está ahí, y a lo largo de todos estos años ha sido un gran apoyo para mí; se
ordenó de Sacerdote antes que yo y sus consejos me han resultado muy valiosos.
A pesar de que pasé por situaciones muy difíciles, no claudiqué, seguí adelante, ni siquiera cambié de opinión
por las oportunidades que el mundo me ofrecía. Ahora Señor, ayúdame a sentir la alegría de pertenecerte.
José María me escribió dándome su consentimiento para Ordenarme, lo cual me hace muy feliz. Yo le contesté
agradeciéndole sus palabras y prometiéndole que pensaré aún más la decisión que acabo de tomar, también le
pido que me ayude con sus consejos para ser un digno Ministro del Altar.
“Prometo que jamás faltaré a mis deberes; prefiero perder la vida antes que hacerlo. Mi vocación fue como
un milagro, ya que llegó cuando yo quería hacer cosas que no tenía nada que ver con el Sacerdocio, sin
embargo, Dios lo quiso así y así será, lo cual me hace muy feliz”.
FICHA DE INSCRIPCIÓN
JORNADA VOCACIONAL. 2018-2019
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Encuentros
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20
21.
Gafetes
Encuentros
¿Quién Soy?
Ficha para el trabajo personal
Puerta principal: ¿Un lema? Algo (frase, canción, dibujo, etc) . Que sea mi “presentación”
Piso: ¿Dónde siento que está asentada mi vida? ¿Quién o qué me sostiene?
Sala de estar y comedor para visitas: lo que se puede ver… lo que la gente descubre fácilmente de mí, un don
que tengo y con el que me identifican…
Cocina: (dones) ¿Qué es lo que hago mejor? ¿De qué me siento capaz? ¿Qué me dicen que ven de bueno en mí?
Comedor para la familia: ¿Qué cosas me resultan más fácil compartir y con quiénes? (aspectos de mi vida, mi
historia, gustos, costumbres, etc)
Ventanas: (intereses) ¿Hacia dónde están ubicadas? ¿Qué cosas me detengo a mirar?
Puertas: (apertura al otro, capacidad de diálogo) ¿Están abiertas o hay algunas con llave? ¿Son pequeñas o son
grandes?
Lo que hay debajo de la alfombra: Lo que quiero ocultar, lo que temo, lo que me cuesta ver o asumir… mis
defectos con los que lucho desde hace mucho tiempo…
MI habitación: ¿A quiénes dejo entrar? ¿Qué sueño? ¿En qué me gustaría realizar mi vida? ¿Para qué? ¿Con
quiénes?
Habitación de huéspedes: ¿A quiénes invito a mi casa? ¿Cómo la dejan? (¿me hacen bien?)
Encuentros
Sótano: ¿En qué me gustaría cambiar? ¿Qué cosas debo dejar para seguir a Jesús y su proyecto?
SUGERENCIA: Visitar la página oficial de UN MINUTO PARA GANAR, podrán tomar otros juegos de las
opciones que se presentan.
http://especiales.televisa.com/minuto-para-ganar-vip/juegos/
https://youtu.be/oq7ko6lcmcA