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EL SEÑOR ES MI PASTOR.

Juan Humberto Espinosa.


LA ARMADURA DE DIOS.
EFESIOS 6,10-18
10 Por
lo
demás,

fortalézcanse en el Señor con su


energía y su fuerza. 11 Lleven con
ustedes todas las armas de Dios
para que puedan resistir las
maniobras del diablo. 12 Pues no
nos estamos enfrentando a fuerzas
humanas, sino a los poderes y
autoridades que dirigen este mundo
y sus fuerzas oscuras, los espíritus
y fuerzas malas del mundo de
arriba. 13 Por eso pónganse la
armadura de Dios, para que en el
día malo puedan resistir y
mantenerse en la fila valiéndose de
todas sus armas. 14 Tomen la
verdad como cinturón y la justicia
como coraza; 15 estén bien
calzados, listos para propagar el
Evangelio de la paz. 16 Tengan
siempre en la mano el escudo de la
fe, y así podrán atajar las flechas
incendiarias del demonio. 17 Por
último, usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, o sea, la Palabra de
Dios. 18 Vivan orando y suplicando. Oren en todo tiempo según les inspire el Espíritu.
Velen en común y perseveren en sus oraciones sin desanimarse nunca, intercediendo
en favor de todos los santos, sus hermanos.

SALMO 91.
1. El que habita al amparo de Elyón y mora a la sombra de
Shaddai, 2. Diga a Yahvé: 'Refugio, baluarte mío, mi Dios, en
quien confío'. 3. Pues él te libra de la red del cazador, de la peste
funesta; 4. Con sus plumas te protege, bajo sus alas hallas
refugio: escudo y armadura es su fidelidad. 5. No temerás el
terror de la noche, ni la saeta que vuela de día, 6. Ni la peste que
avanza en tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía. 7.
Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu derecha, a ti no te
alcanzará. 8. Basta con que fijes tu mirada, verás la paga de los
malvados, 9. Tú qué dices: 'Yahvé es mi refugio', y tomas a

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Elyón por defensa. 10. El mal no te alcanzará, ni la plaga se acercará a tu tienda; 11.
Que él ordenará a sus ángeles que te guarden en todos tus caminos. 12. Te llevarán
ellos en sus manos, para que en piedra no tropiece tu pie; 13. Pisarás sobre el león y
la víbora, hollarás al leoncillo y al dragón. 14. Puesto que me ama, lo salvaré, lo
protegeré, pues me reconoce. 15. Me llamará y le responderé, estaré a su lado en la
desgracia, lo salvaré y lo honraré. 16. Lo saciaré de larga vida, haré que vea mi
salvación.

MAGNIFICAT.
Lc. 1, 46-55
Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu
en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su
esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el
Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y
su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los
despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia como lo había prometido a
nuestros padres en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

ORACIÓN DE SELLO PERSONAL.


En el nombre de Dios Padre, de Dios Hijo y de Dios Espíritu
Santo sello y protejo con el poder de la sangre de Jesucristo, el
señor, mi consciente, inconsciente, subconsciente, mi razón, mi
corazón, mis sentimientos, mis emociones, mis sentidos, mi ser
físico, mi ser biológico, mi ser psicológico, mi ser material, mi ser
espiritual, mis pensamientos, palabras y obras.
Todo lo que soy, todo lo que tengo, todo lo que puedo, todo lo
que sé y todo lo que amo, queda sellado y protegido con el
poder de la sangre de Jesucristo el señor.
Sello mi pasado, mi presente, mi futuro, sello mis planes,
proyectos, sueños, ilusiones, viajes y enfermedades, mi trabajo
temporal y espiritual.
Sello y protejo todo mi ser, mi familia, mis posesiones, mi árbol genealógico, los
lugares a los que asista.

Todo queda sellado y protegido con el poder de la sangre de Jesucristo el señor. para
que nada ni nadie pueda provocarme ningún daño. me escondo en la llaga del costado

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herido de Jesús. me escondo en el corazón inmaculado de la santísima virgen María.
Amén, Amén, Amén.

ORACIONES A SAN MIGUEL ARCÁNGEL.


San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro
amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tu príncipe de la
milicia celestial arroja al infierno con el divino poder a
Satanás y a los otros espíritus malignos que andan
dispersos por el mundo para la perdición de las almas.
Amén.
(Aunque no es obligación, se puede continuar con gran provecho la
práctica de rezar esta oración después de la Santa Misa como se hacía
antes del Conc. Vat. II.)

PARA PEDIR LA PROTECCIÓN DEL CIELO:


Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de
los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia,
vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. Humildemente te
rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu
favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable
protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos
esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para
que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando
salgamos de este mundo seamos presentados por ti, libres de toda culpa, ante la
Divina Majestad. Amén.

ROSARIO AL ESPÍRITU SANTO.


En el nombre del Padre...
VEN SANTO ESPIRITU (SECUENCIA)
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre
amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que
penetra las almas; fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de
fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los
duelos.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando
no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de
vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al
esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.
Creo en Dios Padre, Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo,
su único Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado,

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muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre, Todopoderoso.
Desde allí vendrá a juzgar a vivos y a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa
Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección
de la carne y la vida perdurable. Amén.
Padrenuestro...
Gloria al Padre...
Padre, Padre, envíanos al Paráclito prometido por nuestro Señor Jesucristo! Amen

Primer Misterio:
Honremos al Espíritu Santo y adoremos al amor sustancial que procede del
Padre y del Hijo y los une en una Caridad infinita y eterna.
- Repetir siete veces:
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
Y enciende en ellos el fuego de tu amor
AL final del misterio se dice:
Padre, Padre, envíanos al Paráclito prometido por nuestro Señor Jesucristo! Amen
Segundo Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo inmaculada
a María en su Concepción y la santificó con la plenitud de su gracia
Como en el primer misterio
Tercer Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque hizo a la
Santísima Virgen Madre del Verbo divino en el Misterio de la Encarnación
Como en el primer misterio
Cuarto Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque dio la vida a la
Iglesia en el día glorioso de Pentecostés.
Como en el primer misterio
Quinto Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque reside de una
manera permanente en la Iglesia y la asiste, según la promesa divina, hasta la
consumación de los siglos.
Como en el primer misterio
Sexto Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, porque creó en la
Iglesia el nuevo Cristo que es el sacerdote, y confió la plenitud del sacerdocio a
los Obispos.
Como en el primer misterio
Séptimo Misterio
Honremos la operación del Espíritu Santo y adorémosle, en la virtud heroica de
los santos en la Iglesia, obra secreta y maravillosa del “Santificador
Omnipotente”.
Como en el primer misterio

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V/ Envía, Señor, tu Espíritu y todo será creado...
R/ Y renovarás la faz de la tierra.
OREMOS.
Oh. Dios que con la luz del Espíritu Santo enseñas a los fieles la verdad, concédenos
conocerla en el mismo Espíritu y gozar siempre de sus consuelos celestiales. Por
Jesucristo Nuestro Señor… amen
LETANÍAS AL ESPIRITU SANTO.
Señor, ten piedad de nosotros. R. Se Repite
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Padre Omnipotente. R. Ten piedad de nosotros.
Jesús, Hijo eterno del Padre y Redentor del mundo. R. Sálvanos.
Espíritu del Padre y del Hijo y Amor infinito del Uno y del Otro. R. Santifícanos.
Trinidad Santísima. R. Óyenos.
A las siguientes letanías respondemos:
R: Ven a nosotros.
Promesa del Padre.
Don de Dios Altísimo.
Rayo de luz celeste.
Fuente de agua viva.
Espíritu de amor y de verdad.
Fuego abrasador.
Autor de todo bien.
Unción espiritual.
Caridad ardiente.
Espíritu de sabiduría.
Espíritu de entendimiento
Espíritu de consejo y fortaleza.
Espíritu de ciencia y de piedad.
Espíritu de temor del Señor.
Espíritu de gracia y de oración.
Espíritu de paz y de dulzura.
Espíritu de modestia y de inocencia.
Espíritu consolador.
Espíritu santificador.
Espíritu que gobierna la Iglesia.
Espíritu que llenas el universo.
Espíritu de adopción de los hijos de Dios.
A las siguientes letanías respondemos:
R: Te rogamos, óyenos
Espíritu Santo, imprime en nosotros el horror al pecado.
Espíritu Santo, ven a renovar la faz de la tierra.
Espíritu Santo, derrama tus luces en nuestra inteligencia.
Espíritu Santo, graba tu ley en nuestros corazones.
Espíritu Santo, abrásanos en el fuego de tu amor.
Espíritu Santo, ábrenos el tesoro de tus gracias.
Espíritu Santo, enséñanos a orar como se debe.
Espíritu Santo, ilumínanos con tus inspiraciones celestiales.
Espíritu Santo, concédenos la única ciencia necesaria.

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Espíritu Santo, inspíranos la práctica de tus virtudes.
Espíritu Santo, haz que perseveremos en tu justicia.
Espíritu Santo, sé Tú mismo nuestra recompensa.
Espíritu Santo, no permitas que nos separemos de ti por la ilusión material.
Cordero de Dios que borras los pecados del mundo. R. Envíanos tu Espíritu Santo.
Cordero de Dios que borras los pecados del mundo. R. Envíanos tu Espíritu Santo.
Cordero de Dios que borras los pecados del mundo. R. Derrama en nuestras almas
los dones del Espíritu Santo.
Cordero de Dios que borras los pecados del mundo. R. Infúndenos el Espíritu de
sabiduría y devoción.
V/ Ven ¡Oh Espíritu Santo! llena con tus dones los corazones de tus fieles.
R/ Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
OREMOS.
Señor, que la fortaleza del Espíritu Santo venga en nuestra ayuda para que se digne
lavar las manchas de nuestros corazones y protegernos contra nuestros enemigos.
Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
VEN ESPÍRITU CREADOR.
(VENI CREATOR)
Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles llena con
tu divina gracia, los corazones que creaste.
Tú, a quien llamamos Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente
viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros los siete dones;
Tú, dedo de la diestra del Padre; Tú, fiel promesa del Padre;
que inspiras nuestras palabras.
Ilumina nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo
auxilio, fortalece la debilidad de nuestro cuerpo.
Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé nuestro director y nuestro guía,
para que evitemos todo mal.
Por ti conozcamos al Padre, al Hijo revélanos también; Creamos en ti, su Espíritu, por
los siglos de los siglos
Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos de
los siglos. Amén.
CONSAGRACIÓN AL ESPÍRITU SANTO.
Recibe, ¡Oh Espíritu Santo! la consagración perfecta y absoluta de todo mí ser que te
hago en este día, para que te dignes ser en adelante, en cada uno de los instantes de
mi vida y en cada una de mis acciones: mi director, mi luz, mi guía, mi fuerza, y todo el
amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus
Santas Inspiraciones. Oh Santo Espíritu, dígnate formarme con María, y en María,
según el modelo de nuestro Divino Jesús!
Gloria al Padre Creador. Gloria al Hijo Redentor. Gloria al Espíritu Santificador.
En el nombre del Padre…

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ROSARIO A MARIA SANTISIMA DESATA NUDOS.
Hermanos, este es un rosario poderosísimo, en esta advocación de María Nuestra
Señora Desatanudos el primer nudo
PRIMER MISTERIO LA VOLUNTAD DE MARIA.

María santísima desata nudos, que por tu gracia y tu intercesión.


Desata los nudos que impiden mi bendición. (TRES VECES)

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