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“Ciencia, Conciencia, Paciencia”
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zonas ocultas de la realidad. Desafiando el ocio, los relojes, la
pereza tropical, solo, sin apoyo institucional, con su talento y la
vehemencia del trabajo realizó una obra monumental que superó
con creces a todos sus contemporáneos.
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psicológicos, jurídicos y religiosos, que hacen que la idea de la
transculturación además de un trascendental resultado se
convierte en nuevo punto de partida para futuras investigaciones,
con énfasis en las dirigidas a superar las limitaciones de la
denominada «aculturación» defendida por Melville Herkovitz. Así
explica procesos complejos, y demuestra la necesidad de crear
una nomenclatura capaz de eliminar criterios discriminatorios y
acciones depredadoras de unos pueblos sobre otros. Y abre un
nuevo camino de intercambio orgánico que genera un tercer
producto de factura nacional.
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aliado a la calidad literaria de su discurso metafórico, cuyos
elementos formales sostienen el vuelo de sus contenidos formales.
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el devenir cultural cubano, Ortiz asumió como pocos la fragua de la
nación con una labor promocional y vindicadora.
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En 1937.- crea la Sociedad de Estudios Afrocubanos, dirigida
inicialmente por Emilio Roig de Leuchsenring, y entre 1944
y 1946 por Fernando Ortiz.
En 1944.- preside la Junta Nacional de Arqueología y Etnografía
de Cuba.
En 1954.- asiste al Congreso Internacional de Folklore, en Sao
Paulo, así como a la Conferencia internacional organizada
por la Universidad de Columbia, en Nueva York, donde
recibió el Doctorado Honoris Causa.
En 1961.- es nombrado presidente de honor de la Academia de
Ciencias de Cuba.
Y en 1968.- Ortiz es invitado como delegado al Congreso Cultural
de La Habana, y participa en el Coloquio sobre las
Aportaciones Africanas en América Latina y el Caribe,
donde es homenajeado por la UNESCO y el Instituto de
Etnología y Folklore de la Academia de Ciencias de Cuba
dirigido por su discípulo Argeliers León.
La vida y la obra de Fernando Ortiz cubren un universo tan
heterogéneo de la cultura cubana que resulta imposible resumirlas
en unas cuartillas; pocas han sido las inteligencias capaces de
alternar el estudio y la creatividad con una premura de información
y una elaboración tan depurada que aún nos sorprende por sus
técnicas de trabajo de campo, su personal metódica, el tratamiento
de los informantes y la recolección de datos y muestras, como por
su capacidad para la organización de los materiales y la
realización de análisis dirigidos no a llenar lagunas de información
o a sobresalir por erudición acumulada, sino a formular con
criterios sustentados nuevas tablas de valores. Estos modos de
hacer dieron pie a categorías que revitalizaron la antropología en
Cuba y en toda la América, porque el fue sin dudas un pionero de
la antropología transcultural.
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Cada uno de sus trabajos puede ser motivo suficiente para la
elaboración de Tesis de licenciatura o doctorado de muchos de los
jóvenes estudiantes de nuestras universidades, así como cada una
de sus obras inéditas, que celosamente conservan en sus fondos
la Biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País y la
Biblioteca Nacional de Cuba; un verdadero tesoro bibliográfico y
archivístico para las nuevas generaciones sobre todo si como ha
dicho Alfonso Reyes “la sabiduría de Ortiz es válida tanto en el
concepto humanístico como humano”.
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cobró un sesgo universal en las ciencias sociales, y aún más, a
partir de una metáfora elaborada con sapiencia y originalidad en
torno a la dicotomía tabaco - azúcar, logró denunciar las causas
que marcaban la situación política imperante en Cuba en la
primera mitad del siglo XX, con argumentos como, que: “Cuba no
será de verdad independiente sin que se libre de esa retorcida
sierpe de la economía colonial que se nutre de sus campos, pero
estrangula a su gente y se enrosca en la palma de nuestro escudo
republicano, convirtiéndola en un signo del dólar extranjero”.
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en la expresión plena de su identidad sociocultural y en la
integración a los valores nacionales.
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disponemos en este acto para ello, ni siquiera para esbozar
algunas de las facetas afines a su vocación civil. No puedo
soslayar el trabajo que logró desplegar en el campo de la
jurisprudencia y la criminología, el servicio consular, la Cámara de
Representantes de Cuba , o el propio exilio en Estados Unidos al
que se vio obligado entre los años 1931 y 1934 por causa de su
oposición al gobierno de Gerardo Machado, todo lo cual,
observado en su conjunto y desde la perspectiva del tiempo
transcurrido revela el patriotismo consecuente con que Fernando
Ortiz contribuyó a perfilar el destino de nuestro país.
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Estudios Don Fernando Ortiz, El Instituto Juan Marinello o la propia
Fundación Fernando Ortiz.
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mente las palabras que en su día pronunció -como una
premonición- el poeta y revolucionario Rubén Martínez Villena:
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Emilio Roig de Leuchsenring, Julio Le Riverend, Argeliers
León, Nicolás Guillén, Salvador Bueno, Lydia Cabrera, Miguel
Ángel Céspedes, Mariano Rodríguez Solveira, José Antonio
Portuondo, Antonio Núñez Jiménez, ó Conchita Fernández,
que compartieron en sus amplios salones quizás los
momentos más felices de Don Fernando.
Miguel Barnet
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