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Deuteronomio 28:1-2 1Acontecerá que, si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para
guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová
tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra.
2
Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu
Dios.
Hay una condición, si tu obedeces, todas las bendiciones vendrán y no por unos días, sino
por siempre, pero anticipadamente hay una condición.
Josué 1:7-9 7Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda
la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para
que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en
él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9
Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová
tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.
La obediencia trae bendición, pero también trae prosperidad, en estos pasajes anteriores,
vemos que todo lo que emprendas o hagas en obediencia va a ser prosperado. Así como la
obediencia es la clave del éxito, la desobediencia es la
clave del fracaso. Hoy vemos empresas, hijos y ministerios abortados por la falta de
obediencia.
Nosotros como padres somos los instrumentos de Dios para que nuestros hijos sean
bendecidos y sean de bendición para otros, para eso debes ser obediente porque ellos
aprenden de nosotros.
“Enseña a tus hijos a obedecer, porque si lo hacen contigo que eres humano e imperfecto, a
quien ellos ven en el día a día no les costará mucho obedecer a un Dios amoroso y perfecto,
aunque ellos no lo vean”.
Si ellos ven que nosotros somos obedientes ten por seguro que les será más fácil obedecer a
Dios.
Escuchemos la palabra de Dios, confiemos que esa palabra va a transformar nuestra vida
para ser bendición para otros y pongamos en práctica su palabra. La obediencia muchas
veces no es fácil al principio, “lo bueno no siempre es agradable pero lo agradable no
siempre es bueno”.
En la medida en que los lazos de amor con Cristo permanezcan sólidos, vamos a recibir los
mandatos de Dios con agrado. Entre menos lazos de amor haya con Cristo, quizá nosotros y
nuestros hijos sean más desobedientes.
En la Biblia hay muchos personajes obedientes como Moisés, Caleb, David, pero te voy a
hablar de la obediencia de José. El padre natural de Jesús y esposo de María, quien fue un
hombre excepcional.
Mateo 1:18-25
Nacimiento de Jesucristo
18
El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes
que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo.
19
José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.
20
Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José,
hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del
Espíritu Santo es.
21
Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados.
22
Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta,
cuando dijo:
23
He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que
traducido es: Dios con nosotros.
24
Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a
su mujer.
25
Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
José era un hombre justo y no quería exponer a María a vergüenza, es decir que también
era honorable. Él fue obediente porque hizo lo que el ángel de Dios le había mandado, él no
pensó, solo obedeció, es decir que era un hombre de Dios y Fe, de no ser así no le hubiera
creído a María.
José educó a Jesús para que aprendiera las escrituras, el hombre que Dios escogió para ser
el padre natural de nuestro Señor. ¿Qué hubiese de Jesús sin María, pero también sin José?
Todo por un acto de obediencia, porque la obediencia, aplasta la duda. El solo obedeció.
“LO PRIMERO QUE NOSOTROS USAMOS PARA NO OBEDECER SON LAS EXCUSAS Y
JUSTIFICACIONES”
” Oyendo esto uno de los que estaban sentados con él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el
que coma pan en el reino de Dios.
16 entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena, y convidó a muchos. 17 y a la hora
de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya todo está preparado. 18 y
todos a una comenzaron a excusarse. El primero dijo: He comprado una hacienda, y
necesito ir a verla; te ruego que me excuses.
19 otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me
excuses. 20 y otro dijo: Acabo de casarme, y por tanto no puedo ir. 21 vuelto el siervo, hizo
saber estas cosas a su señor. Entonces enojado el padre
de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y las calles de la ciudad, y trae acá a los
pobres, los mancos, los cojos y los ciegos.
22 y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste, y aún hay lugar. 23 dijo el señor al
siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.
24 porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará mi
cena”.
¿Por qué le decimos que no a Dios a través de la invitación que nos hace cada semana?, ¿por
qué cuestionamos cuando debemos venir a un discipulado o cuando debemos hacer algo
extra?, si hace parte del banquete que Dios nos ha preparado para seguir en continuo
crecimiento y trasformación. No tenemos por qué salir con excusas.
Tu y yo debemos sentirnos bienaventurados por ser hijos de Cristo y por ser hijo de esta
casa. Nos acostumbramos al banquete, a la mejor comida. No debes acostumbrarte a
menospreciar lo que Dios trae a través de nuestros siervos para ser bendecidos.
Cuantos anhelan tener un 10% de lo que pasa por este altar y cuántas veces lo
menospreciamos. Tu y yo lo que tenemos que ser es obedientes y recibir lo que Dios nos
trae.
Eso es lo que Dios espera que hagamos, que nos pongamos en manos del maestro para que
cuando nos digan qué hacer, nosotros actuemos, por nuestra espontanea voluntad en
obediencia a la palabra de Dios y la llenura del Espíritu Santo.
Hagamos de la obediencia un estilo de vida, así como hemos hecho a Jesús un estilo de vida y no
solo abrirás las puertas de los cielos, sino que seremos de bendición para muchos, porque
cuando Dios bendice a la cabeza necesariamente esa bendición baja al cuerpo y no hay un acto
de obediencia que no traiga consigo una bendición.
“7Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de cosas que aún no se veían, con
temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho
heredero de la justicia que viene por la fe.”
Hebreos 11.7
Noé obedeció con un temor reverente, aun cuando nunca había visto que lloviera
sobre la tierra y entendió que Dios lo haría, así que duro parte de su vida construyendo y
predicando, y en el tiempo establecido Dios cumplió su promesa y Noé logró salvar su vida
y la vida de su familia lo cual nos debe hacer entender que la Obediencia a Dios trae
Bendición siempre.
Muchas personas dicen que los cristianos estamos locos, porque no hemos visto a Cristo y
no creen que el vuelva para cumplir la escritura, sin embargo, con temor reverente vivimos
conforme a la Palabra de Dios sin desmayar, sabiendo que Dios no es hombre para que
mienta, y que el cielo y la tierra pasarán pero no sus palabras. ( mateo 24:35 números
23:19)
8Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y
salió sin saber a dónde iba. Hebreos 11. 8
Como se pondría su esposa o su esposo, si un buen día usted le dice, nos vamos. Y cuando le
pregunten ¿a dónde?, y usted responda –no sé, hacia el norte porque Dios me lo ha
dicho-.
Posiblemente, usted termine solo, sin embargo, esto no le ocurrió a Abraham, ya que
inmediatamente Dios le hablo, el emprendió su viaje hacia la tierra que Dios le prometió
para él y su descendencia. Siendo ya viejo y sin hijos él le creyó a Dios y el obedeció.
A veces, sabemos lo que demos hacer y no lo hacemos, desobedeciendo a Dios y su Palabra,
y otras veces no entendemos o no alcanzamos a ver el propósito de Dios y nos
detenemos, pero debemos ser como Abraham y como cada uno de estos 8 Ejemplos de
obediencia en la Biblia, creerle a Dios, obedecer y así avanzar hacia su propósito. Genesis 12
:1-4)
“14Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los
madianitas. ¿No te envío yo?
Jueces 6.14
Cuando Dios llamó a Gedeón, él le dijo que el no podía liberar a su pueblo porque era el
mas inferior de todos, pero Dios mismo le dijo que fuera, y el decidió creerle a Dios y
ser obediente, así que actuó a pesar de sus sentimientos.
Además, debemos entender que existen diversos Tipos de obediencia según la Biblia, pero
en cuanto a Dios se refiere siempre la obediencia traerá a nuestra vida Bendición y
sabiduría.
18Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su
hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
19
Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
20
Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
Mateo 4.18-20
Para la mayoría que lee los evangelios es muy normal ver que Jesús iba pasando y llamó a
tres hermanos éstos dejaron lo que estaban haciendo para seguirlo. Pero la verdad es que en
nuestras actividades diarias Jesús viene a la puerta una y otra vez.
Dios tiene Un Propósito y Un Llamado para cada uno de nosotros, la pregunta es,
¿somos como los apóstoles? Logramos reconocer a Jesús en la cotidianidad de nuestras
rutinas, realmente lo identificamos y lo seguimos para que nos haga pescadores de
hombres, o continuamos en nuestras rutinas lejos de él y de la gran comisión.
La obediencia a Dios implica poder escuchar su voz, conocerlo y reconocerlo en cada área
de nuestras vidas, y decidir siempre seguirlo, podemos ser como cualquiera de estos 8
Ejemplos de obediencia en la Biblia, pues el llamado que hemos recibido de Dios es el
mismo.
1Después le dijo su suegra Noemí: Hija mía, ¿no he de buscar hogar para ti, para que te vaya bien?
2
¿No es Booz nuestro pariente, con cuyas criadas tú has estado? He aquí que él avienta esta noche la
parva de las cebadas.
3
Te lavarás, pues, y te ungirás, y vistiéndote tus vestidos, irás a la era; mas no te darás a conocer al
varón hasta que él haya acabado de comer y de beber.
4
Y cuando él se acueste, notarás el lugar donde se acuesta, e irás y descubrirás sus pies, y te acostarás
allí; y él te dirá lo que hayas de hacer.
5
Y ella respondió: Haré todo lo que tú me mandes.
Rut 3.1-5
Como lo hemos visto existen varios modos de obedecer a Dios y eso incluye siendo
obediente a nuestros padres y autoridades.
Rut no era hija de Nohemí, era su nuera, esposa de su hijo fallecido, sin embargo, ella
decidió seguir a Nohemí y obedecerla porque ella era su familia, y porque comprendió que
el Dios de Nohemí era el Dios de dioses, su fe la hizo digna de pertenecer a este grupo de 8
Ejemplos de obediencia en la Biblia.
Realmente ¿hay obediencia en mí?
Ahora bien, es fácil leerlo, pero, sería igual de fácil vivirlo, realmente estaríamos dispuestos
a mostrar nuestra obediencia a nuestras autoridades (dentro de la iglesia, por ejemplo), aun
cuando no entendamos bien que hay detrás de ello. Pongámonos en el lugar de Rut y
meditemos en ello.
Pero mejor aún, el mayor reto es ponernos en el lugar de Nohemí, y ver si realmente somos
ese espejo que refleja la gloria de Dios al punto que podemos convertir y convencer a
quienes están a nuestro alrededor, tal como Nohemí con su vida logró impactar a Rut.
Si hay una historia pintoresca de qué ocurriría con nosotros si decidimos tomar
abiertamente el camino contrario a los designios de Dios es la historia de Jonás.
Obviamente es sencillo juzgar sus razones y rencores hacia el pueblo de Nínive, tanto que el
determinó no cumplir su propósito y Dios tuvo que enviar una tormenta en alta mar
y un pez para hacerlo reflexionar.
Sin embargo, cuantas veces anteponemos nuestras cuestiones personales ante la voluntad
de Dios, cuántas veces al día decidimos seguir con nuestros rencores, con nuestros planes, e
incluso consentir nuestras reacciones, acciones decisiones y gustos, incluso sabiendo que
van en contra de la Palabra de Dios.
“Dijo Ana:
26
Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí
junto a ti orando a Jehová.
27
Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.
28
Yo, pues, lo dedico también a Jehová; todos los días que viva, será de Jehová. Y adoró allí
a Jehová.
1Samuel 1.26-28
Ahora bien, suena sencillo, pero de verdad usted llevaría a su hijo recién destetado (a los
tres años aproximadamente según sus costumbres) al templo y lo dejaría allí, llega hasta ese
punto su obediencia.
La convicción de Ana y su obediencia tuvo un gran impacto, incluso después de su acción,
sin embargo, qué hubiese pasado si Ana no cumplía su promesa y no fuese obediente.