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Bosquejo Sermón
29 de noviembre de 2018
Introducción:
En el camino a la obediencia, recibimos la gracia de Dios en nuestras vidas, y como cristianos
nuestra obediencia viene a ser notoria ante todos, y el nombre de nuestro Señor Jesucristo viene a
ser exaltado. Obediencia es escuchar la Palabra de Dios y actuar conforme a ella. En el AT
significaba escuchar con sumisión. La obediencia afecta la vida espiritual del creyente. La
obediencia de fe nos da como resultado la salvación. La obra de Cristo en la Cruz se considera
un sacrificio de obediencia. A través de ella fuimos alcanzados y hoy día gozamos de una
salvación. El tema de la obediencia se encuentra en toda la Biblia. El problema del pecado que
hoy sufrimos tuvo su origen en la desobediencia de Adán el primer hombre representativo, y
vemos la perfecta obediencia del segundo, nuestro amado Jesucristo, constituye en factores
decisivos en el destino de todos. Dios nos anima a no olvidar su ley y a guardarla en nuestro
corazón:
“Hijo mío, no te olvides de mí ley, y tú corazón guarde mis mandamientos”. Pr 3:1
No obstante, el hombre tiende a desobedecerla, pero en Romanos nos dice que, por la
obediencia de uno, los muchos serian constituidos justos. El obedecer Su Palabra trae grandes
beneficios a nuestra vida, Veamos algunos de los beneficios que recibimos por relacionarnos con
Dios y obedecerle:
1. En estos 14 versículos la Biblia nos deja ver bien claro el beneficio primordial que
recibimos al obedecer a Dios: Su bendición. El deseo de todo ser humano es ser
prosperado en todo lo que hace y aquí Dios promete bendecirnos en todas las áreas
de nuestra vida, así como prospera nuestra alma, si realmente le obedecemos.
1. Uno de los beneficios que obtenemos por ser obedientes a su Palabra es que nos
transforma en personas sabias y entendidas. Moisés enseño a Israel los estatutos
y decretos de Dios con el fin de que los pusieran por obra ya que en ellos
encontrarían la sabiduría y la inteligencia. De igual forma nosotros podemos
encontrar la fuente de toda la sabiduría en la palabra de Dios y el hecho de
obedecerla nos puede ayudar a tener una mejor vida. Todas nuestras decisiones
deberían estar influenciadas por su Palabra.
5
“Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como Jehová mi Dios me
mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para
tomar posesión de ella. 6Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque
esta es vuestra sabiduría y vuestra inteligencia ante los ojos de los
pueblos, los cuales oirán todos estos estatutos, y dirán: Ciertamente
pueblo sabio y entendido, nación grande es esta”.
1. El apóstol Pablo nos habla de otro beneficio de la obediencia a Dios: nos guía a la
justificación por medio de la fe en Jesucristo. En este mundo el ser humano puede
estar sujeto al pecado para muerte, o bien a Cristo para justificación de su alma.
Por eso la Biblia nos exhorta a obedecer a Cristo convirtiéndolo en el único Señor
de nuestras vidas. La obediencia trae justicia y don de vida eterna.
16
“¿No sabéis que, si os sometéis a alguien como esclavos para
obedecerle, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para
muerte, o sea de la obediencia para justicia?”
1. El beneficio más grande de obedecer a Dios es que nos hace herederos del reino
de Dios. Cuando rendimos nuestra vida a Jesús nuestros pecados son perdonados
y Dios nos otorga el don de la vida eterna. Por eso el último capítulo de
Apocalipsis declara bienaventurados a los que guardan y obedecen su palabra.
6
“Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de
los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus
siervos las cosas que deben suceder pronto. 7¡He aquí, vengo pronto!
Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro”
CONCLUSIÓN:
Por tanto, queda demostrado que la obediencia a Dios trae a nuestras vidas los siguientes
beneficios:
a. Grandes y abundantes bendiciones en todos los aspectos de nuestra vida.
b. Proporciona sabiduría y entendimiento.
c. Nos guía a la justificación a través de la fe en Jesucristo.
d. Nos hace herederos del don de la vida eterna junto con Cristo.
Hebreos 5:8-10
8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;
9 y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para todos
los que le obedecen;
10 y fue declarado por Dios sumo sacerdote según el orden de Melquisedec.