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| | Ensefanzas implicitas Philip W. Jackson Amorrortu editores 8 poco que 96 al respecte para faturos eseritos y termina fate capitulo om la siguiente fantasia: stay sentado al fondo del aula dea sefiora Martin en una eapléndida mafiana primaveral cuando ella Jovanta Ia mirada y me ve observando distrafdamente f través de Ta ventana los drboles recién brotados. t;Qué estas haciendo, Philip?s, me pregunta, «ests Gistrayéndote o trabajando? eFlago las dos cosas, 8e- ‘Boras, respond con expresién seria, aunque intima- mente siento cierta mortiicacién al saber que mi falta Te ateneién era evidente, «Y adomés hago mucho mis fque esos, agrego en vor baja. «Aprendo a distraerme y a trabajar, Créage 0 n0, como muchos de sus alunos, to- ava trato de descubris cémo buscarme. Pero prozreso, ‘Seftora Martin, progresor, Al llegar a este punto sonrio amplinmente. La sefiora Martin me devuelve Ia sonri- fa, sin hacer comentarios, por supuesto. Los nifios de su igrupe de lectura, cinco de los cuales han estado esc Ghando nuestro intereambio, esperan pacientemente rrecuperar Ia atencisn de ella 4, Lo que la ensefianza hace a los docentes Una historia personal Jpiciatmente habia intentado yo incluir en oste Libro ‘s6inel material contenido en los tres eapftulos anterio- sem, Con algunos cambios menores, esos eapitulos re Teodueen las Conferencias Julius y Rosa Sachs que di pt Teachers College durante el oto ds 1990. No obs- fiifes aun antes de haber terminado de escribir esas tatfehencias, comencé a considerar In posibitidad de Ggregar una cunrta meditacion queredondenra la sorie Se parepectivas que ofrectan Ins tres primers, En la Grier eonferoncia rememoré a una de mis antiguas Profecoras; la segunda estuvo dedicada a un maestro Pitrateds en una obra de arte: un paema; y 18 tercera Tecopia mis observaciones hochas recientemente en él Tuledde una maestra. Todas ollas buseaban indagar los ‘lectos pordurables —-ounque con frecuencia no recono- Glos que a veees producen los docentes en sus altusn~ sos. Lo que faltaba, segin advort,era una mirada en a verspectiva opuesta sobre los efectos que tiene In ense- Ranea en el propio profesor, para quien le proguntt re ovante seria: edmo me he afectado personalmente 1a actividad pedagogica? ‘Dense que para que esta visién sloanzara a mayor agudera posible, deberia ser totalmento, y no aélo en sete, autobiogratica, Ba otras palabras, en vez de en- Rfovictar a uno o mis docentes a fin de deseubrir lo que onsaban de los efectos que habia tenido en ellos su trax ajo, me pareeié que un plan mejor seria echarme wna eeetta mrad a mi mismo como docente y observar lo Que ln ensenanza me habia hecho. Entrevistarme a mf aufgmo me permitiria seguir mis pensamientos adonde 89 fuera que estos me condujeran sin temor a la reserva 0 fa cierta sonsacién embarazosa oa cualquier otro deloe defector que amenazan Ia veracidad de Ins entrovie- tas corvientes. Me promet{ hacer exactamenite eso tant pronto como pudiera, aunque sabia que no legaria a tiempo para incluir lo quo fuera que resultara en Ia seriede conferoncias ya anunciadas. Cuando finalmente logré obtener algo eoncrato en. ‘0 intento, lo que realmente surgi de mis reflexiones ‘era por completo difarente de lo que habia previsto, Te ‘miné pensando en la ensefianza desde un punto de vista diferente de los que habia utilizado en Ios tres capitulos anteriores. Hasta alt todo se ajustaba al plan, Es mas, mis pensamientos por lo menos comenzaron por Tevarme obediontemente a reflexionar sobre mi propia practiea de la ensenanza y sobre eémo habia ‘afectado mi vida. Sin embargo, al poco tiempo estas ro- fexiones comenzaron a extraviarse y @alejarse bastan- tedel objetivo fijado. Bn lugar de sujetarlas, dejé que se internaran por donde quisieran con la esperanza de que Ia senda que tomaran finalmente me condujera de nuevo a casa. Afortunadamente, eso sucedi y, como es frecuente en tales situaciones, el trayecta sintoso que ‘siguieron mis pensamientos demosirg ser instructive por derecho propio, ‘En consecuencia, conservé la mayor parte de tales divagaciones en este informe sobre In trayectoria que aigquieron mis pensamientos. Espero que los dems ‘también puedan estimar que el camino elegide merece que se Ie dedique el tiempo necesario para recorrerlo conmigo. La razén principal de que inicialmente rechazara el propésito de intentar descubrir de qué modo una vida dedicada a le enserianza puede haberme convertide en ‘una persona diferente de la que seria si me hubiera en- trogado a otra actividad, fue que advertf que no podia responder aatisfactoriamente a Ia pregunta, Casi lo 80 \inieo que podfa afirmar con certeza en cuanto al impac- toque habia producido la ensefianza en mi vida era que ‘poseo muchos recuerdos quo seguramente no tendria si nnofuera por olhhocho de que he sido docente, Puedo ovo- far escenas, anéedotas y episodios de mi experiencia docente tanto como recuerdo eiertas imagenes de las ‘vacaciones que tomé ode los paises que visits. También, recuerdo los nombres y puedo imaginar los rostros de ‘muchos de mis antiguos estudiantes y colegus. Como ‘cualquier otro, poseo una especie de dlbuun fotografico interior que puedo hojear a mi gusto, eonjurande ante ls ojos de mi espirita una imagen algo borrosa pore distinta do esta o aquella persona perteneciente a mi pasado como docente, Seguramente, la mayor parte de Jas piginas de ese dlbum estén on blanco y hasta los nombres que deberfan figurar debajo do las imagenes desaparecidas son ilegibles. Pero ma queda una cant dad suficiente que me sirve como prueba demostrable, por lo menos para mi mismo, de que en verdad fai pro” fesor durante muchos afios. ‘Demodo que si limito mi indagacién a los contenidos do mi memoria, no tengo dificultad en reunir pruebas ‘onvincentes de la manera en que me modified Ia ense- ‘hanza, Pero los recuerdos de la experiencia pasada, por encantador que sea saborearlos de ves encuando (o por doloroso que resulte, pues ecto también puede acurris), ‘no eran con exactitud lo que yo tenfa en mente cuando ‘comencé a pensar en mi deuda personal con la en- sefianza. Lo que buseaba era algo wn poco méa integral, 1s incorporado a mi vide, que los recuerdos per se; algo asi como un conjunta de rasgos personales, tal vez, caracteristicas de a personalidad o hasta una idiosin De los pensamientos acerca de los varios recuerdos de la ensefianza que fui acumulando a lo largo de los ‘sos, pasé a considerar eémo habia cambiado mi estilo caracteristico de ensefar durante ese tiempo, Esta también os algo de lo que puede hablar con certeza. Es 9 més, el proceso de reflexionar sobre el modo en que auisbid ral manera de ensefiar con el transcurse de los hos pareefa ncerearme al objetivo de comprender ern Inohabia afectado personalmente mi profesién. "Un par de aspoctos se me manifestaron casi imme iatamonte, Pronta me di cuenta de que, sin dud, ser- crate menos alora que hace algunos afios ¥, en €2~ bio, paro més tiempo conduciendodiseusiones. Ademés pe eodiBendo el contenido de lo que ensesto, un cambio te P compan las tranaformaciones del disefto peda aigice, Ahora prefiero coneentrarme en wna pequeli Bemtidad de textos, leer y analizar enda tuno con cui: ade on lugar de intentar abarcar la mayor cantidad Gone de material, que es 1o que folia hacer cuando Aettaba mais clases en in estilo mas parecido a a diser- son. Dero, una vez més, teniendo en cuenta que Ghjotivo era doscubri de qué manera me cami la en- ceresnae, aquellos cambios en mi estilo de ensefiar yen ‘Qeontenido no parecian dar en el blanco. “Al principio na estaba seguro de las razones de que co fuera asf, Después de todo, meditaba yo, si eambis Be modo de conducirme en clase, zno deberia haber rat piado taunbien yo? Bl razonamiento parecia correc- seryungue tal vez no lo fuera. (Seria posible que al- fguien modifienra su técnica pedagégica sin alterar al Bama tiempo las culidades perdurables que confor muir gu naturaleza pricolégiea? En otras palabras, ‘Monde terminabe syos y donde comenzaba el docente Gon gusmaneras pres Mie tender alas demandes je lnensenanc? Conndo me hice esta vltima pregunta, seme ocurrié que lon cambios tales como Tos dos que he meneionado AvShora diserto menos y eonduzco diseusiones, ym re- Gente preferencia por la leetura més profunda de unos Jovos textos reflejaban una cantidad de modifica Troms menos visibles ¥ quiz més profundas que yo ha- Tie experimentado a lolargodelos afi, modifieaciones (que concernfan emi visin dela vida en general y dela oe erin ensenanna mesic m£0 a 0 a guntarme op Grenschar La rags probable es ave ha: ie amas sve, Por, evo que we Puedt yan cutie tre cote dam persone que 06 00 TS, diforencian oot oy uo coo mace, coma 26 qe mo, pro ¥ HEP Jeapecional-, dm puede Hee desempetn oe sofana nce aoe docentes? ATS Mar deo spond, reflexions yo, et te sorta ebandaner ol proyet or Fe fenaanentonavancaba difieten- eae tn manera inconena, recordé una serie de mente de sols yabia mmprendido con un par de ol est a ena cerrra neadnica ace mis Foe ne, Now interes esablecer cOm0 ¢An~ Fy cuando Waller aborda més detalladamente la cuestién de los docentes que llegan a ser camo son, Enel siguien- te pérrafo analiza el efecto que tiene entre los docentes Is costumbre de hablar de astuntos profesionales: -Muchos docentes jovenes, ewande s¢ incorporan a un ‘grupo de profecores que viven ensefiando, respiran en. fsefianca, suefian con la ensefianza y tienen la ensefan. 2a como guarnicién en eada una de sus comidas, ftom tuna degeneracién personal llamada a vaces “reduecién doa personalidad”. Bste fendmeno esl resultado de la ransicién do un amplio y estinsulante eapectro da con ‘actos « un campo de atencisn més estrecho; pierden la feen hallar una satisfaceién personal més util y no tan, accesible, experimentan una regresién hacia loelemen- tal, una afliceién intoriory cierto anhelo por los tiempos ppasados, ocultos por un cinismo exterior de la ease mis insensible y brutal (...) La reduecién de la personali ddad se da entre los doventes cuando abandonian el bri ante mundo de la universidad y pasan ala esfera més pprosaica en In que tienen que ensefiar (...) Esto es 10 ‘que pone el tltime limite a la eantidad de charla sobre _asuntos profesionales que los profesores pueden perma. {irse sin sufvir aquellas cambios de piel enfermizos que facompatian al exceso de complacencia (pigs. 431.2). Waller continuaba informando que esos cambios de piel enfermizoss, que eomprenden la adaptacién de la personalidad a la ensenanza, ocurrian répidamente, «asi siempre ven las primeras semana de experiencia docenter (paige 432), Esta discusién sobre los puntos de vista de Waller si- guid una senda bastante toreuosu. Comenzé come um intento de rechazar la sugerencia de que habiamos fabandonado nuestra indagacién sobre cémo-afecta-1 ensefianza-a-los-docentes, alld por la déeada de 1960, Porque, una vez que nuestros esfuerzos iniciales fra~ s02 ceasaron, quedaban muy pocas esperanzas de llegar siquiera a algin deseubrimiento. Yo sostenia que el predominio y la persistencia de estereotipos ocupacio- naales, que incluyen caracterizaciones de los docentes, ddeberian bastar para mantener viva aquella esperanza durante un buen tiempo, a pesar de los revesess meno- res, Sin embargo, al eomentar ahora con cierto detalle Insustancia del estereotipa del docente, segtin la carac: terizacidn del libro de Waller una caraeterizacion que cen verdad nos sirvié de estimulo para emprender nues- ‘to trabajo, legué a advertir algunos aspectos que aparentemente en aquella época pasé por alto, 0 de los ‘que no fui lo bastante consciente. ‘Ante todo, la profundidad, si no ya la erueldad, del prejuicio manifestado por Waller hacia los docentes se ‘me manifiesta hoy con una severidad quene tenia hace treinta afios. Yo me daba cuenta, incluso entonces, de ‘que el panorama que él presentaba era bastante exire- ‘mo, Pero le resté importancia a ese hecho por dos ra20- nes. Primero, yo eatimaba qua el retcato de Weller era aantieuado, Después do todo, ol Hbro ya tenia veinticin- ‘0 afios cuando lo vi por primera vez, Creia yo quo su antigiedad en gran medida explicaba algunas de las .edecfanen él: el énfasis puesto en, do les profesores, por ejemplo, “Ademés, el hecho de que Waller ensi siempre hablara de os docentes en masculino y que mencionara anacro- nnismos tan evidentos como que el docenta «ae colvea su cuello duro» porlasmafanas, reforeaban elaramente la impresion de que el libro estaba muy pasado de moda fen ciertas aspectas, En segundo lugar, yo acepts (con demasiada prise, lo advierto hoy) la intencién declarada por Waller de ser Justo y objetivo, Después do todo, las opiniones que pre- Ssentaba eran las dewobservadorés poco amigables-y n0 Jas del autor, como 50 cuidé de senalar Ademés, Waller ‘procuraha presentar los das lados del ewadro, como po- ‘riamos esperar que hiciera tna persona imparcial 103 ebjotiva (jun profesor, nada menos!) Algunos observa~ Gores consideran que los profesores eon mediocres ¥ ‘pave erentivos. Waller queria que los lectores lo cor Prendieran, pero tambien habta quienes los considers: Pon pocienie y amablea. Ei autor también deja claro testo, «Parece justo», diria uno. Pero, dio era? ‘AL leer a Waller hoy, me asombro ante la implacable dureza del retrato de los docentes que pinta para sus Ictores. ¥ estoy ensi igualmente sorprendido, debo de~ Cdalo, porlo que recuerdo como una aeeptacign nada cri fica de mi parte de semajante caracterizacién. Cuando Inlet por primera ver, gen qué estaba pensando? me fpreguste ahora. {Cref realmente que Waller se limite Bee relatar lo que le habjan dicho sus informantes vmigabiess yo amigabless? Mo resulta dificil acer (ermal propia ingenuidad, si es que se trataba de ingo- nnuidad, porque ahora me parece espantosamente evi- Gente que el propio Waller era el menos amigable co- ‘mentarista de los avuntos docentes que pueda exist: "Ahora me molesta ademéa descubrir con cuénta laridad 90 advierte que Waller falté a su promesa. Al principio dice: «Aparentemente hay dos visiones encon Piadas, deecribiremos ambas y dejaremos que el lector ocida por sf mismo» (pag. 381). Pero eso no es en abso~ Ito lo que ocurre en el bro. En lugar de ofrecer una perspective equilibrada, Waller amontona las eitieas reretima los clogios. Ea més, acepta alegremente los legatos contra los profesores que hacen sus informan- fos no identifieadas pero obviamente «no amigables> Ge quienes comienzoa socpechar quentines existieron) {Fungo toma eros jaicios como mareo desu teorizacisn. Jn lugar de poner en tela de juicio esas opiniones 0 por To mena reflexionar sobre las razones por las cuales ‘ontienen tanto veneno, como es de esperar que hag Gh estudioso imparcial de las ciencias sociales, Waller pasa a offecer una explieacién sociolégice de las eausas {queen realidad determinan esas caractarietions nega vas, Deseribe con cierto detalle por qué las condicio- snes que se dan en Ins escuelas —estruetura organi Bianal, ete on las responsables de tales rasgosde victor: “Por quérazbn no detects yoln desearada arbitrarie: dad ie In perspective de Waller al leerlo por primers se © puedo hacer la pregunta inversa: zeémo puedo Jasttieer mi tardia sensbilidad? Para ser sineero, no sare ngune respuesta satisfactoria a eatos interro” vera yo nico que puedo decir es que, desde enkons ante pasado macho tiempo ensefando, pensardo HeeueRnea einteractunndo con otros docentes. Taan- Ha gneet he vuelto un lector mas atento de textos de1o tigen hace trointa ais. Esto puede contribuir 9 ear in diferencin entre ls dos lecturas, Por otra pat, ee ps tiompes mismos han cambiado. Vay vivimos ent wees do diferente del mundo en que viviasos enton- ueTynompariimos un clima vastamento alterado de GBiatones tobre una cantidad de temas. Pero, para ser Perfectamente honesto, me temo que ans de ls ra29- eerceinezpales de que yo pasara por alto 1a agndeza de Teefica de Waller ode que provisionalmente excusars re tpusso, fue que por aquella épaca yo compartia par. a monte eu prejuieso, Que asf fuera puede ayudar & ceifear Ia intensidad que tiene hoy mi tarda rescein ‘negativa ante su descripeién Sin una reciente entrevista, el poeta Richard Wilbur denninin como se daba en 61 este proceso: -Sidenuncio igo en tn poemar, deca, wo denuncio pore To com sree do, z¥ por qué lo coraprendo? Lo eomprendo Por Pie ia cove consureble que sefialo en ol poeta es tle? ey yue soy eapaz o hasta culpabler (Kronen, 1091) Mog ab oda stra es una confesin, dice Wilbur &- eee ie vamigo.¥ yo agrego: +¥ lomaismo se puede de cir de toda erica De todos moos, impulea a compartir las bases de mi tardio autoding- aa ico, Recordemos el perfil de personalidad que des- ‘ubrimos mis colegas y 90, perfil que entonces conside- 108 ramos distintive de los docentes, Recordemos también on qué prontitud explicamos sus cuatro rasgos sobre- salientes. Bl perfil era esencialmente poco seduetor ‘en términos psicoldgicos. En realidad coineidia en una ‘cantidad de aspectos con Io que decia Waller sobre Ios docentes. Pero noconsideramos que nuestros hallazgos fuoran del todo sorprondentes. Por el contrario, casi in- ‘mediatamente les hallamos perfecto sentido. No tuvi- ‘mos ninguna dificultad en absoluto en encontrar una explicacién post hoc que hiciera parecer razonables aquellos rasgos. Una explieacion que se ajustaba per~ fectamente a los datos obtenidos. {Cémo deberiamos interpretar esa concordancia? Era un testimonia de nuestra ingeniosidad y nuestra inventive para idear ‘oxplioaciones o simplemente ae debia a que los datos confirmaban lo que habfamos sospechade durante ma: cho tiempo? Ahora creo que esta ditima era la respues- ‘a apropiada. ‘Como priseba adicional de nuestra parcialidad nega- tiva, recordemos ademéa la pequetia cantinela que s0- amos cantar para divertirnos entre nosotros, aguella, tomads de una eancién muy popular por aquellos dias: pertar aun més las simpatias de sus lectores mencio- nando que tales gritos de protesta «rara vez son escu- chadas, comprendidoa 0 erefdose. Luego contin hi clendo ia siguiente observacién: “Los maestros de escuela, como los negros y las muje- res, nunca pueden tener pleno acceso al mundo del hhomabre blanco y deben permanecer siendo parcialmen- tehombres, enlvo.en compafia de otros que, como ellos, son maxginados. Hl prejuicio contra el maestro de es- ccuela ea algo tan diffell de combatir como el prejuicio contra los negross (pa. 420). Ein realidad, eualquier prejuicio es diffcl de combatir, ‘coma dice Waller. ¥, como mi propia experiencia me ‘ensefia, hasta es difill reconocerlo cuando se presenta fen algunas de sus aparioncias mas benignas, Demode que ahora creo toner al menos una respuos- ‘ta parcial « la progunta de por qué renunciamos con ‘tanta celeridad cuando ol retrato do los docentes que surgid de nuestros estudios resulté ser una mera carac- terizacién de los cambios que las personas exporimen- tan con el paso de los aos. Pareco que en realidad no festabamos interosndos en la cuestion de suber eémo ffecta In enfefanza a los docentes, por lo menos no de ‘un modo sincero, lo cual nos hubiese impulsado w hacer Toque fuera necesario para llegar a la respuesta. Eats amos tratando de responder a un interrogante por completo diferente, aunque no estoy seguro de que en- tonces supiérames cusl era en realidad la pregunta. Y hhasta dudo de poder siquiera hoy formularla apropin damente, Creo que podria haber sido alge mas o menos 107 ‘ast: podemos confirma, utilizando esta nuova y pro- senate herramienta psicaldgica (el Edwards PPS) ls Friston de los docentos pintada por Waller y otros y ala se cobras mismnos téeitamente suscribimos? Cunn~ Gola respuesta a esta pregunta resulté negntiva, sim- ‘Glomente tiramos Ia toalla. Nuostra curiosidad eolec- Piet cencillamente no se extendia ainterrogarnos sobre {ee efsctow generates que tenia Ia ensefianza en los do- Ciiteesintenta ser esta obvervacién una critica aco Gramos nosotros mismos por entonces? En realidad no, ‘Supongo que haciamos la cosas To mejor que podéamos ae pejuel momento. Ademés, una peroepeién retrospec- ‘iva cominmenta nos hace observadoros mis sabios © nds sensibles, oméa lo que sea, que antes. foto es, pues, lo que puedo decir en cuanto a las ra zones por las cuales abendonamos nuestra investiga Tronsobrelos efectos dela ensefianza hace treinta afios, ‘Pero, gpor qué ahora? {Por qué me cuesta a mf mismo near un poco mis en esta brisqueda? El momento en, ue mnt primer esfuerza comenz6 a vacilar fue cuando ANG Foconoct incapaz de diatinguir entre la parte que Correspondia.a la ensefianza en los cambios producids Snima través de los afios yla parte que correspondia fnis experioneias on general. Yo no podin establecer st tra youtsion habia eambiado mis habitos de ensefianza sab estos me habian eambiado a mi. Al no poder hacer Ogin distineién, me parecia imposible decir qué efec- fo ane habia producida la ensefianza. No obstante, hac piendo dicho todo esto, sigo estando convencido de que Er hetho de ser docente tuvo un efecto profundo en mit Sides Me hizo lo que toy hoy, 0 por lo menos tuvo una Jnportante iniluencia, Bsta convicciéa explica por aué cieb afirmando que la idea de que In ensenanza puede Si jorcer ningiin efecto en los que ensefan, simple- nente earece de sentido para mf. En este punto al mie Tn, sigo por completo de acuerdo con a aseveracién de ‘Wailer, sequin la cual Ia ensefianza cjerce su efecto més pronunciado en los propios docentes, son verongtetamocanteun dana sinoyaanin ne “Be oe ee josne parang para Cor gran emi eum van nd senor em en mut docsto gas ablemente hie rey ma epee ta onc Pca sono cn so Pein? so contre yr prucbas erento dob Sa ee dabei alent iti oe ee, no reo on cio? AL ag ale dere prep ae seri ra pur avansando on ms snags Biron reer dome digo com erin Sas eee its aout xt ly oan de a age 26 os a em Ba tina we grminar paar sore de goer ior ie vars pare? UT en ones reer oa prota ea iene Ducat ga Ee qu mprene toda wn ln Bore fs err dad uments I eaten 9 ola crogiacariovascolar— 00 went ea estan tan inestieablesientse vata, in edn qu os impor rela om ncaa ead cs ofetoe Cara come on clamonta,osigsera arenes Fear furan eon tol 600 sSaiidune A go adair que sane eno werd ie eae eet nad haber id nis? Fee re rei etn ine de Fa tents. ens ota ave pe? NO son Ser meno o creo oe 0 Pa ren i bet mi er eg qun se tee de ures a aha eto geben de Soe Pte pune eltar provecoes © ‘pelonante ss seguminla 309 i Hasta ahora, rastreaba yo una serie de caracteristi- cas personales (rasgos,atributos, disposiciones, olo que fuera) que pudieran vinevlarse, mediante una eadena de I6gica convinconte, a mi experiencia docente, Ese esfuerz0 no habia dado ningin fruto, lo cual hacfa poco promisorio perseverar en él. Pero ante ese fracaso ja ppesar del sombrfo panorama, me niego a abandonay mai conviceién de que debo mucho a In entefianza, de que esta contribuyé signifieativamente a ii erecimiento desarrollo personales y de que soy una persona muy ai ferento do la que serfa si nunca hubiera enseado, C6. mo explicar la tenacidad de esta convieein’? Fue precisamente meditando esta enestién cuando ‘comencé a descubrir hasta qué punto mis esfuerzoe in- trospectivos —aunque en el plana metodoldgico eatu vieran a una distancia sideral de la tradicién investiga- tiva en la que mis eologas y yo trabajamos hace unos ‘treinta aftos—eran, en lo que yo buscabs, esencialmen- te idénticos a os que realizaraen aquella époea. En am bos easos, queria averiguar tna serie do earacteriti- ‘eas estables cuyos origones pudieran atribuirse a la ensefanza. Un marco précticamente equivalente de supuestos gobernaba ambas iniciativas, Sus términos derivan del habla cotidiana, aunque también aparecen cen os textos de psicologia. Af se plantean en coneién, con la premisa de que la mejor manera de deseribi alos seres humanos es atender a un conjuntode raagos, acti tudes, intereses o valores, cuyos origenes y desarrollo corresponde explicar «la psicologta, Finalmente me di cuenta de que exe marco psicaldgica era el obstaiculo ‘que se interponga en mi camino, Era el marco y no la bbasqueda misma lo que yo debia abandons, ‘Aproximadamente en la misma época también ad- verti que la consecuencia mas evidente de mi carrera docente (dejando por el momento de lado los recuerdos ‘especificos) era mi profiinda conviceidn de que la ense~ fanaa habfa mareado tun cambio en mi vide. «Ahora bien, he ahi», me decta yo, «un “efecto” de laensefianza 110 ‘que no puedo negar>. Sin embargo, tan pronto como dije ‘eto, afloraron nuevas inquietudes, :La ensefanza real- mente habla producido esa conviccién? (Es cata una ‘reencia que comparten todos los docentes 0 la mayor parte de ellos? Tal convieeién, :no podia ser falsa? No ‘podria ser falsa on mi caso? stas proguntas y otras semejantes se acumularon ‘casi al mismo tiempo, Con todo, a diferencia de lo que hhabia ocurrido antes cuando interrogantes similares desencedenaron una tormenta de vucilaciones, esta voz la duda parecia mas facil de disipar. Por ejemplo, con rrespecto a ei la ensefianza era en realidad la fuente de tui convieeiGn, me queda claroque el hecho de haber en- sefindo e# por lo menos una condicién necesaria, si no Yyasuficiente, para que yocren que realmente ea ast. No tendria sentido que alguien dijera: «Estoy convencido de que el hecho de ensediar me cambié, aunque nunca hie side docentes. :Docentas que hayan ensenado du- rrante un periode considerable de au vida podrén no es- tar convencidos de que Ia experiencia loz modificé de algiin mode? Posiblemente, aunque me resulta diffell personas dicen que atin no estan convencidas de que la ‘experiencia lashaya eambiado siquiera on algiin aspec~ to (en oposicién a no tener la earteza de la manera en. ‘que lag camabis), me temo que yo comenzaria a descon- far de su testimonio, lo cual refuerza lo que ya die #o- ‘bre Ia profiundidad de mi propia conviceién, {LY no existe la posibilidad de que est6 yo equivoca- do? {No podria estar acaso.erréneamente convencido de ‘que la eneetianza produjo un cambio en mi vida? Buo- 1np, el hecho de estar convencide no puede ger en at mis ‘mo un error, aungue por cierto yo podria Lestificar fal- samente en ese sentido. Pero, como declaracién sobre ‘imo me sitio yo con respecto a una propsicién, mi ‘conviceién no esta més sujeta a error delo que pueda testarlo cualquier otra declaracién que haga sobre lo que a rode ge itn rein pueden a verdana stones vet coger ra ie on oto log ay cde te rede ero an onieanae! Le slong aia at od ot fae eS Enel remncia pea a Be dequecl co ge her See erence pte nr aoe st in aren, Ye ers Seton quo orem 4 srr dela anes ee tral poo deo he Sr ee cen laiense tore oes ce Paisouan conn cane moe Borin ea dos Sel ni a nena ese ate te ee ete degen 8 ease espe stareameae Seen. er ergs an rere tao 00 sent elena ln ele aa de ee apeton um rt at Hocmesga ren elon oma Ce a ine crreon down indo may Peer encom ac celica toon ben mig aur Po en ba een Sa Sana anor 0 Pee et apres oer Bane re ue baed asta shore Se Serle me i ey sczaemiee os Soe rane Nes mone mint dora mans eca cn gue a mayor deo og hace oe cas reno d ermine dea Psa lan ie de Aaa ee atoms hace md 6 8 Fae a ened dela elena Lae ce contd ene it rea ee ods suc maser de ae a yadda len cme dei comet ea ole mrss ae ee anger ee aan perl unt deasnion ge a tment aor ee road rede Sn te pmlc eB soso moon cnta mn auc os oman au rose ecurdos 3 do scones Ensen nora For Gunga earns, one noes inn crater ee fuera on proves eters Noman examina or Se cx quent oe mont doves adn anton De et ainda ion pd Pectin de impart tamiotimpoctoe ee alee Pore eo ements oe don dos anno a Pc Geaeata tee fea ot rnd ooo 1 ear ie agunenenre dar de rnd a a) canis tl nro ee ac como fran de vari en een Ta mara oh 0 xine, dns rma que els ae. Fi Crema cea oaePae See a ie cm acta a ee ces aentados empeaente tine pant doe ype dea ssn slice eau tse ansaid ear en Sea aoa ec een dden oveivnbeie a on ouclncninbnyoaeey aca Das Dota spruntrecomoln neta nee nl nies, > ene tape aoapensa Ps eee mer dase cuan sone Aohtcande sn te cnnns Dermot aoe a Ieee end quota bearer slog eres reer sim eens me us afecto es ademas una parte de Ia manera en que me fects. También estoy persundido de esto Reformulemos ahora el problema en su estado ac- taal. Estoy conveneido de que la ensefianza determing un cambio, uit gran eambio en mi vida y, al mismo tiempo, me siento indeciso, muy indeciso, ai quiero es, pecificar en qué consiste eee cambio, "Nene esto von. tido? 2Puaden coexistir ambas condiciones? Mi res. puesta ha sido; si, oexisten. Dando esta por sentado, he tratado de explicar e6mo puedo arreglarmelas para ‘seguir convencido ante mi incertidumbre. ‘Habiendo abandonado la bisqueda de indieadores convencionales del efecto que pueda haber operade et mf Ia ensefianza, me volv{ hacia esa sensacion de con -vieeidn sobre tal estado de cosas y alli encontxé, parado. Jicamente quizis, algunas de las pruebas més eviden. tes hasta ahora del cambio que la ensenanza habia marcado.en mi. Hice aproximadamente lo mismo en el caso de mis sentimientos de incertidumbre. También ellos, por lo menos en parta, pareoen set una extensién domi experiencia como dacente, In otras palabras, mienza a parecerme que los efectos de la ensenaiea, por lo menos para este docente, ae cumntan entre las Condiciones que impulearon la busqueda de tales ef tos, No obstante, en lugar de estar -profimndamente au ‘morgidos» como yo suponia inicialmente, desdo el eo- ‘miienzo estuvieron caailiteralimente ante mis narices, Este descubrimiento, #1 puedo llamarlo asi, me ani- m6 a retornar a una pruebas que se me geurrid cas instanténeamente cuando comeneé mi indagacién it ‘trospectiva, aunque entonces la desearté de inmediate, ‘Merefiero a mis recuerdos de la ensefinnza, Antes des. cribi e208 recuerdos como una especie de dllum de not bres y rostros que uno podia oeasionalimente repair & susto. Lo que me impadia tomarlos geriamente, cama lo expliqué entonces, era que me parecian demasiado pe. riféricos para merecer consideracidn (insuficientemen te «integrales fue la expresién que utiles en aquel m0 mento). Ahora comienzo a cuestionarme la sengatez de ese juicio, ‘Mia recuerdos de la ensefianza o, para decirlo de una ‘maanera mejor, lo que puedo recordar de la ensefanza resulta no ser un dlbum de imagenes que se pueda re. corer a voluntad. Esta metéfora, que me vino ala men ‘te casi instantanoamente cuando comenes a pensar on si pasado docente, ahora me da la impresidn de ser de- ‘masiado convencional y restringida, Ms bien me pare ‘ce que lo que puedo recordar de aquellos afios pasados fen las aulas 0, para decirlo de un modo levernente di forente, aquello alo que recurro en el proceso de evocar se asemeja mucho més a un cuerpo de material vasto fluido —~un reservorio tal vez o hasta el vartedero com pleto de una ciudad, con gaviotas y pilas humeantes de ‘escombros— que a un flbum fotogrificn que uno puc- de revisar apayandolo en las rodillas. Empleo los ele ‘mentos que pesto de ese depésite de diversas mancras. ‘Algunes fueron recuperados y utilizados con tanta frecuencia que afloran al espirita a la menor provoca cidn. Estos representan evo que Ilamamos anéedotas favoritas», sepisodios divertidoss y ereeuerdos quer! dos», Incluyen también incontables aspectos que fun cionan més como porciones de conocimiento a como ap- tivudes bien dominadaa que exactamente como recuer~ dos. Evoco ficilmente eéme hacer cosas relacionadas con la ensefianza (como planificar una clase) y recuerdo ‘donde se halla cada cosa (jla sala donide enseharé ma. ‘ana, por ejemplo!) Reconozeo laa expresiones de con fusién o aburrimiento en In cara de los alumnos, las cuales me indican que, pedagogicamente, algo estuvo ‘al encaininado, Por lo comtin puedo darme cuenta de. ceudndo conviene abandonar una linea de interrogatorio ‘ycusindo continuaren ella. Sé qué se siente cuando una, lase fala y cuando esta bien lograda. Sé lo que signifi ca ser crtieado por les propios estudiantes y lo gratifi- ante que os que e20s mismos jévenss lo clogien a uno. ‘Séla incomodidad que se experimenta cuanda se pierdo 45 «Lhilo del pensamiento en el momento de responder & fa requisitoria de algiin alumno. Conozeo el olor de la tien, cémo secionte au textura entre los dedos, cl sonido (que produce al desiizarse sobre la pizarra yas marcas, Mee dajn su polvillo en mangas y pantalones, De ddnde procede todo age conocimiento? La mayor patio, de mi experiencia docente. ZY qué hace que yo Risponga de él? Mi memoria, o al menos exe es el nom- hbre que doy al tiempo ido. Antes yo queria desechar ese tipo de conocimiente como prueba del modo en.que me ‘afecté la ensefianza, porque parecta demasiado vinci lado a la técnica, Semejantes cosas, me decfa yo, no than cuficientemente perdurables. No revelaban mu- Chodemi constitucién peieoldgica, Mas 0 menos conser- Gola sismna opinion, pero ya no me dejo disuadi parla Mhneuaza de no llegar hasta los fundamentos psicoléi- Goa, Bs més, loque ahora advierto es que'una lista como fa que acaba de enumerar a grandes rasgos no es més ‘quella punta del iceberg, Si quisiera hacerlo, engo me ‘Nisimo mas para extraer de mi pasado docente. La {faeilidad con que estos pocos ejemplos de I lista me vir nieron a la mente rauestra que ast es. "reo algo mas: quemi sensacién deser docente y de haberlo side durante wn tiempo considerable es algo quel proceso de reflexién aviva y vuelve més eonereto. ‘Decbo confesar que esto es tn poco desconcertante. Bs casi como si estuviera dando vida a mi yo docente ante his propios ojos, déindole realidad, por aat decir, en Uirtud del esfuerzo que hago por descubrir qué es. En ‘Suma, cuanto mas pienso en mi mismo en mi condicién Gocente, més dovente me siento. ¥ cuanto més docente fnesiento, mas segura estos, por supuesto, de que ia-en= Tonnnza me modifies, aunque continsie estando para Sempre insure doco ae hab de ‘manifestar ese cambio, ya sea en acciones, ya sea en mis prolongadas ‘eflexiones. me "yQuué oblengo al seguir estas Iineasde pensamiento? {.Cuél seria In diferencia entre tener una conciencia ie ida cara del modo cn quemosfecleensefianza yn S33 sane ia? Una respuesta répida a estas preguntas, ¥ eaaeian veraz, es que encuentro personalmente Brat tam pietlexionar sobre mi pasado como lo hago aa Sie parece algo qua esté on pesfecta consonancia cone wee pare snaxdena socrética: conéoate ati mismo, Y dit aa alguien tenga que pedir disculpas, por see Peete. espuesta no es enteramente eatisfuctoris porque no comprende dos preguntas relacionadas due aor ige ain erilico benevolente con quien diseuli este woe jacto antes de qu estuviera muy avanzads: «AW a eee de que sea ati o regoeijante para ts, comens co thce, -aaé impide quo un ejercicio como este 608 {cached por aentimental y autocomplaciente? En see ee Mor qué alguien que no seas ti querria Tee gh ede dos preguntas dieron.on el blanco porate seman me las habia formulado en relacin con 18 Te: se tanrlencia aalentar a los docentes allevar diaries SertGnales 9 a escribir sutobiografias. No tengo nad eerie de aquellos qua inviten alos docentes # em bbarcarse on tales ‘En realidad, eonfio en que para muchos docentes eseribizdiarios ylevar resenne Pole remultarvalios, Pero veces, cuando encuentro rien ragmento de enos extensos relatos personales on sie ublieacién profesional o tz texto sabre Ia ens Hae a pregunto quién —epartede sus autores se aapadard par ellos, Esta pregunta es la que abora debe [ueTeuo yo con referencia alo que esti escrito au Straus originalmente me impulaé a agregar este cx pitulo at libro fue darme cuenta de que la progartt s- Pita io afecta Ia ensefianza a Tos docentes es una ex are cpm natural --en realidad una especie de tmagen ‘Specular—-de le evestion mss ampliay més importa: Teese como afecta In ensefianza alos estudiantes, Es- eee, por supuesto, ee la que procuran indagar los ios capttulos precedentes. Para equilibrar ese panort rar pensé que tenfa sentido pasar al otro lado delespe- ut Jo. Habiéndoto hecho, me impresiona ahora comprobar fen qué medida se complementan las dos perspectives, hasta qué punto una refuerza a Ja otra, unientras al ‘mismo tiempo contribuyen eada tna por eu lado a com render mejor los efectos de In escolaridad en todos aquellos que participan de ella, los docentesy los alum ‘nos por igual ‘Me parece quolo que, en un nivel muy prctico, reve~ lan las dos perspectivas es la cartedad de tuiras que itn pica restringir la consideracién de los resultados dela escolaridad a medidas de rendimiento scadémico-—por jimaginativos que sean los artficios con que s¢ las pre- sente—-, una pricticn que, aegtin me temo, esta hoy ex: cesivamente difundida entre los investigadores, los ceducadores y el ptblieo en general, Por otto lado, todo Jo dicho agus alionta muy poco la esperanza de poder corregir esa miopia mediante procedimientos de eva- uscidn atin mis fantasiosos que loz que ya se utilizan, ‘una solucin que sin embargo xe suele propaner con fre cuencia en estos dias. Bn mi opinién, lo que hace falta, més que nuevas medidas para los rendimientos poda- ‘26gic0s, es una nueva manara de concebit los ohjetivos de nuostras escuslas, 0 quizé lo que ae necesito sea una reanimaciéa de algunas antiguas formas de pent 1iento sobre a razén de ser de las instituciones educa tivas; aunque no estoy muy segura de ewil es el mejor ‘modo de decitlo, Para explicar mi incertidumbre en es- te sentido, debo volver a considerar los rasigos compar dos por las dos concepciones que he presentado, Para empezar, tanto Ia perspectiva de los estudian- tes como la de los profecores ilustran una experiencia humana absolutamente corriente que se resume en el sentimiento familiar de haber recibido una profinda influencia de alguien o de algo, un sentimniento que sin ‘embargo no nos permite docir con exactitiad cudles son los efectos de tal influencia o oémo se produjeron. En fue Ia situacién que me condajo a mis reminiseenc sobre la sefiora Henzi y que motivé al narrador en el ne ‘poema de Kinnell, «La escuela, Una percepeién seme- Jante estuve on In base de mis reflexiones introspec- tivas aunque, en este ultimo caso, el centro de atencién, fueron las potoncialidades do un estilo de vida antes ‘que un individuo tnieo. ‘Una versién diferente de esta experiencia comtin es tomar eonciencia de que uno reaesiona ante el mundo do cierta manera o de que posee ciertas earacteristicas que no sabe cémo o cusindo ge instalaron en uno tales rasgos. Emerson (1983 [1844]) expresa esta ultima versign del dilemaen su ensayo «ixperiences, en el que observa: sflodos nuestros dfas zon tan poco provechosos mien- tras transcurron que es maravilloso si en algtin mo- ‘mento o lugar obtenemos siquiera algo de lo que liama- tos sabiduri, poesia, vrtud. Nunea las adquirimos fen un dfa preciso del ealendario, De algin modo, ier tos dias ealestiales deben de haberse intercalado, » » (wag. 470. Dias celestiales, en verdad. Tales son las explicacio- nea que sparentemente extamos casi obligados a acep- tar cuando partimos de una comprensién sobre eémo somos ahora (o ereemos que somos) ¢ intentamos re- ‘montarnos sl pasado en busca de las eausas. Pero, {por ‘qué deberia ser asi? :Por qué debemos terminar apo- ‘yéndonos en milagros enviadas del cielo para explicar ‘camo legamas a ser lo que somos? Si mis propios es- fuer2os introspectivos merecan confianza para respon- der al menos on parte a esa pregunta, se debe a que las {uerans causales parecen siempre demasiado numero- ‘sas y enredadas, lanto que no se puede separarlas s2- ifactoriamente, ‘Wordsworth, otra personalidad literaria que refle- xioné profindamente sobre estas cusstiones, formula Zetéricamente In progunta en un memorable pasaje de ‘The prelude (1979 (1850)) que dice Pero, quién pareelara Su intelecto en virbud de reglas geométricas, Todesmembraré como a una provincia en efrculos y euadros? {Quién sabe la hora individual en In que Sus habitos fueron sembrados por vex primera como tuna semifla? {Quién habré que sefinle como con wn puntero y digs esta porcion del rfo de mi mente Procede de aquells fuentes? (TT, versos 243-249) La reapuesta que procura Wordsworth de sus Jetores [ekiGiirementa manifesada. Bl autor quiere que res- setae -Nation alas tres preruntas. Sin rb, Pettonta esta en que el propio Wordsworth e pasé aos (GhiRderansdo cotoe enigms retdicosw olrot muy’ se- seofattnn yen provnao produjo uno de Tos posmas rales a lengua inglera. Como dice si més re~ Pane yiggrfo, Stephon Cll 1990) Crue Wordsworth ae nero pon leanzar ninguna certeza,n0 de- TRUE fasqueda (9 Wordsworth sabia qe a 0 t= inna origon on alana pert (pig. 18), Bueno, quis eee Doe io menos ener amo st royera que at SeaS funds eno ov todo lo que necositamos reconocer ‘egLMtomento. Ademés, en stima instancie, Words- Roth tro, el reoponder a sus preguntas sn respues- Toe [ipa eatafacion, 0 tal vex sorfa mejor decir ‘RenenttG eons progostns, Pues sco es todo 1 que qUubahacer con interrogantes de exe estilo, Les darsos SSipucstas tomporalos 0 renuncamos « dasias por ol crane pons aenalamenta perdemos entusiessn0 ogre sigunos etros arunor ae interponen © por Al- qEetSe mun y luogo lo retoreamos con renavadas Ens J un tiempo despues, Esl pareoor le ocre6 al ser del pcm da Knell que fatarsos en oc ‘Rikuie 2 ¥ tambien earacteriza a mis propios pensa- Pion esbee a sora Flenzya mis rellexiones sobre Jo que obearvé en el aula de sefora Martin. “Flay alguna diferencia. on esto can le que hacemos oldngode mucctra vida? No estamos siempre aband>- seaate proverias antes de terminarlos y netoméndolos sade Rando nos resulta mas conveniente hacerlo nos ie vamos en un estado de animo mas adecuado? Ghidettemente es asf. Pero hay une importante dite: aaa cntee In meditacién reflexiva que analizamog Tiniry Ia vasta mnyoria de tareas inconeluses ii ferrumpides que cobman nuestros dias Too pensataientos sobre lo que nos ies a ser To que somo hoy, que es el tema que aborda Wordsworth, 0 5° Terese debomos a nuestros antiguos profesores, pee ea'ia idea reciora alo largo de este libro, son dife- mat por le menos en dos centidos do las demds pre- Teupacfones sobre Ins que meditemos repetidamen cerita todo, los primeras no tienen respuestas ue \S damoa verifcar eotejéndalas con alguna realidad o%- Ponrerame curve con muchas otras preguntas, En st venoho hay manera de probar que las respuestas gue rae re a tales interrogantes sean carrectas. Ein sein~ SEAS Sinque la naturaleza préctica de las respues- fas que les damos sea insignifiennte —o inexistente—> wee cMipo de preguntas parece, al mismo tiempo, de uns rorianeta inusual. Nos incorodan. Volvemos uns ¥ eee voracllas, casi contra nuestra propia voluntad, Ea Cire palabra, con irresistibles, o pueden llegar 0 serio paratguienes se obmesionan con elas, Lo qe Ins hitee Par (Ravontes, creo, es que al esponderias, loque est (oe Gogo mo oo colo la respuesta a la pregunta especticn que nostha dad por considerar. Antesbien, el resultado timo de tal reflesién es la persona que queremos 62" eae eda que queremos llevar. En resumen, nos defini- ase y dafinimos nuestro estilo de vida, por lo menos en partaen virtud del pensamiento que dedienmas & pre: Panis de esta indole, en virtud delas coses que pent ean los intervalos de ealma que nos dejan los aconte~ sae chtos mas apremiantes de nuestra vide. Ademds, She parece que Ia observacién es valida, tanto para ww 63 Ruestro yo profesional intimo y los quehaceres de uestro oo ono para a vida o gene Hl prteser a cl estudiante que somos o que queremen gio ene on toda probabiitad, dabe tanto a lo que senoeney durante nuestros momentos selitarios come «Ineo sna que decimos y hacesoe on cage odarante ee fo "donde staiofrmal furs de as inatituanes ede ativan Volvindo al foo més puntual deta pregunta epee fen que nos ocupa aa, me parece que pedeeres ee, vechar do algunas otres manaran, aderods de ler moncionadas lasintisiones de igeeusliteraseccone Emerson y Wordsworth. Comosejuramente amie, ‘ores aubian,y como bien o wim enetes hagheg Iw indiseutible complejdad de la tarea noes whey atuoexplia que seamosineapace de det algo contrens Sabra el organ de nuestns ensacteriacan, Oise vie don respucsta —unn que enn cas personal sine ns alas recientes obaervaciones hochas eee ecg {uo ans reflexions sobro mi propia erpenenercae estudlanteo como docente-—tcne en cuenta ln aie si tomporal de tales eatsiowTenesa en eaeste noo recuorda que le consecnencin de estar expuccie epee dlamonte una seriedeconditiongs que legadodl coco Prrian producirlsetasperdurablesoumeor aes, fstarsentad en lame ula semana te eee) seve dando de manera tan grdcal que la edie ce sambia quo se produce diaamentee inciuse soe halinonte os indiscernible por lo tanto el process en sw conjunto pnsn nadvertiorLa verdad Cechoce ‘cid tone importantes consoctenlasercenstonce thr dénde y edz buscar las causne del come eee {que estrcivemos la visién» tambien que beers dlomanera mas hunilde Ratrechar el enioque eee eon mniteconcentrarnot en aspects del ambiente towers conan habiannon pasado por alto: pesuenes deateg Y episedios minsetls, sucess que ce niinn stern nan en un abrir cerardeqjo Latvumildadhyeeeene 122 1a mano con esa mirada més atenta a los detalles, nos Teva a fijarnos en lo pequedio y trivial, ya algjarnos de lodramético y pintaresco, ‘Estos dos cambios de orientacién que nos conducen, como observadores, hacia lo menudo y trivial, se pare= ‘cen, por supuesto, al dngulo de visisn que caracterizé a los poetas roménticas y a sus suceeares del siglo XIX, *Ver un mundoen un grano de arena/Y uncieloen una, flor silvestre, como hizo Blake (1927, pag. 188), o nota quo sla flor mis insignificante que'se abre provoca/ ‘Pensamientos que a menudo yacen demarindo hondo para las légrimass, como lo hizo Wordsworth (1983, ‘lig. 302), es observar detallada y humildernente, Pero como también lo muestran daramente estas es- sos vorsos, los rominticos hieioron algo maa que ob- servar de corca y afectuosamente ol mundo que loa 70 @eabs. De continuo procuraban atravesar ese mundo © pasar por encima de él para ver més alla do la sig nifieacién superficial de las cosas. Se empesiaban en seer» el mundo cireundante easi del mismo modo en. que leeriamos un texto eomplieado aun trazo de In Fi toria Sagrada, Por cierto, eran amantes de la natu leza, pero voneraban también la imaginacién humana, ccuyo poder para captar mas de lo que el ojo por si sole oda contemplar fue considerado como la fuente ulti ‘ma del logro artistico, sta orientacién interpretative o hermentutica den- tro de Ia cosmovisién romantica, que se expresaba como el ansia por penetrar por debajo de la superficie hasta encontrar finalmente la significacién oculta, es tam- Dign algo de lo que tienen mucho que aprender los do- contes y otras personas que ohservan In escent educati- vva, Porque la sigmifiencién de lo que ocurre en las aus de lo que deseubrimos cuando volvemos nuestros pon- jsamiontos hacia nuestros antignios maestros, o alos r= ccuerdos de nuestra propia experiencia como docentes 0 ‘como estudiantes, esté menos en Ia inmediatez de 10 ‘que vemos o recordamos que en lo que legan a repre- aa sontar nuestras observaciones y nuestras evocaciones, ten lo quernos hncen apreciar y reconocer. Quienes ense Samos debemos aprender a Ver, sino ya un mundo en Ungrano de arena cel cielo en una flor silvestre, al me~ hoe el interés que se esconde detrds de una mirada Rtenta, el hosco aburrimiento contenido en el silencio (que sigue a una pregunta dirigidaa toda ls clase, 1a ten ign que claramente eruje a lo largo de todo el salén Gaundo se est tomando una pruoba, In ilusién expresa- Gaon el impuleo sdbito de una mano que se levante. ¥ for supuesto esas son sdlo las més obvias lecturas in~ Torpretativns de detalle que los docentes se ven preci- ils a hacer mientras transcurre su jornada labora ‘También hay inodgnitae interpretativas para resolver Geopuée de hora: la cuestién de qué acer con la res- ‘fuusta enigmatica de un alumno que, salvo en esa cea Pig, oo franco y seneillo, el interrogante sobre lo que Significa una observacién easual que quizé sefiale el co- ienzo de un cambio dramatico de actitud, lx precct- ‘pacidn por saber si ere estudiante que siempre se sien- Ritcn ef rineén més alejado del aula intenta comun- ‘car, con su ubicacién fisica, algo que la falta de valentia ide claridad le impiden expresar con palabras, Tam ign estas situaciones requieren una lectura que se in- tere mas allé de In superficie de In vida del cul. ‘Con todo, establecer esta comparacién entre los to~ iménticos y las necesidades de Tos edueadres actuales (como laa veo yo) entrada un peligro. Porque, para alii tnos (particularmente para aquellos con wn conocimien- toeseaso de los roménticos 0 con una profunda animos Gad contra ellos), podria sonar eomo si lo que sostengo ‘tqut formara parte de ess eapocie de sentimentalismo sanfuso y acaramelaclo hacia los estudiantes y la ense- ‘Sanza que ee opone al pensamiento claro y que condisce ‘hlasensibleria que constituye lo peor que se ha dicho y Gecrito sobre los docentesy la ensefianza, Aleferirme « ‘Sr poligro, debo ante todo senalar que nada de To que ‘dige agit impide ver el lado negativo de la ensefienzay SS va esetardnd. Una mirada atontay roflexiva a to que asec interior de las aulas y al efecto de la Pro Sietaperiencia previa como estudiante o como docen ein eidertamente rovelar muchas cosas lamentables, Pile oles y quids hasta dolorosas. Kin realidad, se sear teano qui esto no ocurriera, Como nos recverda ol TeGauo adagio humoristico —a peser del idealismo og co gotitas de agua y granites de arena tan Tien pueden formar lodo. Adernés, ta valides de osm aeecvacién ee aplica tanto a loque puede verse en Las carey come al mundo en general, Encontrarfamos faucholodo si quisiéramos buscarlo, ieee lomo tiempo, debe recanocer que el punto de vis~ ta nloptado aq se inclina en verdad hacia una Tectura ‘oaitiva y optiniata (antes que & una negative Y Desi vont de loe asuntos educativos. Ello se debecen parte a ‘adlana perspectiva es la natural para todo el que tenga Gigpique ver con Ta edueacén. (Par qué pasa esto? {Por {I deberiames sentiraos los educedares més incline Gus que cualquier otra persona al optimise? Tn res. Suosta, en pocas palabras, es: porque nuestro trabslo eri exige, Porque ln educacién es fundamentalmente ‘Paté basoda ena esperanza, Toda Juempresa educativa se fundamenta en In eonviceién ie tius mejorar es posible, de que el conocimiento pue ae eS aplazar ala ignorancia y de que las habilidades otieden aprenderse, Es mds, quienes la practican no s6- Pe oan pales estos cambios: se compromets Rianerlog realidad. F intrfasecamente los valoran, Hon: pest aquellos que consiguen realizarlos, La edueacion sei por definisén, orientada hacia el futuro, lo cual Je ta de optimismo, Ofece la promesa de wna vida mejor haw aquellos a cuyo ervicio est, Quienes Ia apeyan Y Pipracican-o porlo menos, entre ellos, quienes de- Hugeon Ta waficiente reflexién— imaginan una socie- Gad cnriqueeida por los servicios que le prestan. Sin caps supuestos y alguns otros que fluyen de Ja nat 5 raat dela educacién como actividad humana, la ense- fanz mimaa no tenden ing seat, Tu concopcin positiva de las elucadores puede no ser nceearin en un sentids lige, Se pasta tags Gunqut en i opinin, can era aia) td conte desesperanza que desempenara si taren nese ge agsbiad porn profudasensacign de wut Pan pr iro, 0 dena sr ebe peo y macho ‘enor inode sts eanmnas Esta tendencia positiva exge tener ciertaprecat ibm. porque sgn, entre oes cosa, qua apc de un excsivosentsentalin es realy sue deters Ctudarnoe de dy a pont de lo que aeaburion de doce Acerca de qui a aguslosinlinados an enforuces eee Gisamente optimist ais les gundam hoa tn perspectiva negeiva dela envetanan Sie cates 60, el riesgo do dejrnos ancaguccer por tna lente seo fia todo color de roen parce minisrl conse ee compara con singe corteryodieser del ciiay a desesperanzn que amenagala perspectiva opcects Pero, por qué no la ieuralidad? Por qué no covert rar lo que sucede onl instituciones edventivas yan Js aus con una mirada neutral? -No sera ate somes «modo contfco de hacerlo? Si, serial mato de hacer lostunotratara de ser objetivo como a caipula a cers cia, Pero la objetivited ceifien es prectnments In trlenlacin erradn que puede tomarae ean ee ton argo san preguntas como las que estamos coe Sderando aqut La que we busta, en enbioeesige seee fomejante «una inlinncion anable un go miter dios, unn atta de apreciaion, unc manera deter var que promuova el crecionto dan ententone compres He aqt ira forma de onceico, una manera que casinosllovaacorrarel erste, velvoral punta donde inicinmosl capitulo. pregusta sobre oto aera ‘nsefianza alos docento, sein lo dase tardacsers toon el proceso de ecribir este capital, no eoreto 126 alguno lo mismo que preguntarse eémo lo afecté a uno tina vida dodicnda a In enseBanea. Tampoco ee igutl proguntarse obo influyen lox docenten en sua e- ‘Ennioequointerrogare sobrela manera enquouno de nuestros prope profesores (oto la seora Hens o el ‘acsiro de dionls puntiguds dela escuela eon una fla aula que ovoea Kinnell) pede haber infvido en ‘ototros, Las doe pareja da preguntaa—na general y ant ciencay In otra profndamente personal es- {in avdentamente relacionadas entre of Bn realidad paracon tn ntmannenteconedtadas enn nenidocas logico que we podria esperar que las rexpuestas a clas Porlomenos ae perpsieran. Par eso parecerng,s Fupidramos todo lo que se puede saber aceren de eno ‘ejosos haalon I ensebten lon docentan, pode ‘os tambien fener una respuesta a ln preguntn sobre somo inflayé nuestra propia préctica de la ensefanza nine Lomita pute deciacen caso dela pe ade pregunta sobre a inDucncia de Joe proftsores enue alumnos.virtendo el enfogue ei toe los do- ‘ontes nipidramcs con carten come nos modelaron los ‘ios ddicados ala ensehanan, al parecer en aon bri Garin ya ln respuoste ala progusta mabe acelin raf ida ele docenas en genial. ¥antaonapicable tam. bicn enol caso dela relacién profesor absrano, No obs- tant, estos victloe aparenta son engafoaoe, porque ho toman en consideraciin la posibldad de oe estas requntas, ample vista aemajante, on realidad cons {tuyan interroyantes por completo diferentes demas, le enusa de que asta son ax noe adlo que, dentro do Ceci prea, nn pregunta ane que ver con univ dio dhieo ya otra con un grupo de personas, aunaue Sato ovidentemente ee certo Boas preguntas difteron {mba en ota cantidad de axpocto: Im conan ue Tava formelarias, los motives que Is provoran, los términos en que ae enmarean sua respuesta, Por gem io, cuando yo proguitaba qué eft tiene Ia onsen Tn on los docentea como ere hacer hace ya tantos ar aiios—, lo que buseaba eran regularidades que, seqrin cesperaba, recultaran verdaderas en muchos oon la ma- yor parte de los enos, No abstante, cuando me pregran- to sobre cémo la enseianza afecté mi vida, lo que busca cs algo completamente diferente, Busco una respuesta ‘que me parezca correcta « mf, que tenga sentido en Ia esfera intuitiva, quo sea consecuente de un moda que ‘me reculte personalmenta convineente y por lo tanto, satisfactorio, que coincida con mis eonviceiones previas, ‘mis recuerdos, mis sentimientas, mi conocimienta de lo que les ocurrié a otros, mi comprensién actual de cémo Js diversas ocupaciones dejan su hella en todos noso- tres, y mucho més. Hato no equivale adecir que no exis- ‘te Ia posibilidad de que la respuasta que obtenga me sorprenda y quo, en consecuencia, me vea yo obigado & alternr algo dee que creia anteriormenta, pero st impli« ceaque tales cambios aeden dentro de-un sistema inter- pretativo que contintia su marcha y que no consistan simplemente en intereambiar ignerancia por conc ‘miento o en reemplazar una ereencia por otra. Lo que ‘cambin es Ia perspectiva que uno tiene dela vida o Ia propia visin del mundo, Por supuesto, la situaciéa es igualmente compleja cuando me pongo pensaren uno eo mis antiguos maestros y en lo que aprendi de él ode cella mas alléde los libros de textoode las guies curricu ares, De modo que aquf termina mi peregrinacisn, casi donde comenzé, aunque parezea que he recarride un largo camino desde la partida hasta la Hegada, 2Qué revelé mi marcha errante acerea de los efectos que tie- nen los docentes y la ensefianza en nosotros? Nada que pueda reducirse a una ley 0a un principio, e069 sey ro, Ni siquiera una generalizacién al eatilo de laa que ofrecen Ios ibros de texto y que pudiera ensofiarse alos ocentes que estiin en su etapa formativa, Pero me ha dejado (y espero que también a los lectores) més eon vvencido que nunca de que nuestros maestros nos afec- tan por eaminos profundos ¢ insondables y de que ser 128 x tocente poate (con fresanci oho cambiarnee pa re tad la via, sungos tow cmon ma ntanlon tote Ij do resulta evidonten¥ tl vos lo gu on nt tnportante todavia eno labor una mulipi {ind do conidoraconce que staben al proven do ele Sonar sobre tales custiones "Un de ns denn pincples nn que spire ie Jos wlscadoras os sorta provechome volver ia tda hacia los romsnteoe am procora do perspctones ae nos penniieranmprenier aqualosrenshadoe pods. foeics questa ho oto clude alee resdores Eon to enovestadoren de nuestro pie, Bata povopoctiva noe dice quo, queemos sar equ inners afecan en reldad los nsitones eit vay lee dovontese nestoneotuanteo,dabemnos Tprovder a cbeorarcon una mirada agua ina page. Aan corn que ocrgon enn via dln. Baloo, mnamos con a euftentestencin y lo hacemos site indllcments, prone cmnensarsapreta be: Aloe dolaeoourided emo nunc esc antan tinaidn slctranremoe une sentences Foros dotoquoce nereario cambiar pare mirnntat lesbo: “Agunoe do nucle macstres née meorabee co sno laenora ena lasetoa Martin, yl somo por Sonaie del poor de Galway Kinnll,probablemente no Tecenton era conse Eloy sab i ef. forges pera cans on vison demu atl chlor uo Inde ou oe Bn realidad, eigunos de ello, com ia tedors Hon, paranen tenor tn par adlodl de os tn la ree! Sin embargo, aqullo de novetor sus ee Srecu hy do en visa a bemetsinee decane perder las sopuranmas. Con ie practice yin ayaa {uronee marvaron ol cntin abriendo ion jor de las Severationes pesedas Wordaworth y Buerton ext {once mis favoriton pero hay tra cantidad de artistas $ powtn cage gla ose ton vellaa poderon de- {Lille una seriidad née on para ine dferenion 120 tonalidades de la escolaridad, no solo en favor de noso- ‘roa miamos, sino también de nuestros alumnos. Yuna ‘mayor eapacidad de discernir y apreciar las ensefan- zasimplicitas de In eseolaridad no podré menos que he neficiarnos a todos. 180 Epilogo Expliqusé al eomienzo del timo capttulo que la iden de explorar en una cuarta perspectiva la influencia de los docentes, la que enfocarfa la influencia que pudiera tenor la ensefianta en los propios profesores, se mo ‘ocurrié demasiado tarde para poder completazia dentro el plazo de que disponia para proparar la serie inieial do Ins confarencins Sachs. Aun asi, cuando regresé a ‘Chicago resolv! desarrellar esta perspective en un en- sayo separado. Aunque no estaba del todo seguro de lo ‘que resultarin, pensé quo bien podia servir como exp! {lo final para esto libro. ‘Como ya no estaba limitado porla necesidad de res tringir la extensién delos cuatro ensayos a labrevedad aque requiere presentarles en wna tinica conferencia, ‘eto terminé siendo considerablemente més largo que Jos otros tres, cho més extenso de lo que canvendria para prosentarlo pablicamente. Lo que no habia previ toon el momento de eseriirlo era que también este tex- to terminaria siendo presentado a una audiencia publi cea, Cuando el presidente Timpane del Teachers College ‘Supo que yo habia eserito un euarto ensayo pars acom- afar los otres tres, me invits gentilmente a dar ana Vorsidn de él como la euarta y sltima eonferencia de la serie que yo habia presentado ol otofio anterior. Para. Salistacor su requerimiento, proparé una versién abre- ‘iada del texto mas extenso, aunque sus contenidos re flejan fielmente los del original. Sin embargo, hubo un par de cambios signficativos ‘Ante todo, en la versién presontada entonces puse ss énfasis queen el timo eapitule de este libro en a aa

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