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La noción nahua de individuo: un aspecto del tonalli en la región de

Huauchinango, Puebla
Por Marie-Noëlle Chamoux (traducido por Roberto Martínez González)

El término que nos ocupa aquí ha sido objeto de una abundante literatura etnográfica,
antigua y reciente. Sin embargo, si hacemos una lista de las significaciones restituidas por
los etnólogos, persiste una impresión de fluidez o dispersión1. Nos cuesta trabajo “pensar”
al tonalli2.

Para cernir esta noción, la etimología ofrece un primer recurso. Los lingüistas
concuerdan en asociar tonalli al verbo tona, “calentar”, “irradiar”, y podríamos ver ahí la
clave de los diversos sentidos de la palabra. Mas este método no carecen de riesgo para la
interpretación de las representaciones y la visión del mundo. Este implica varios problemas.
¿Acaso esto no es suponer un poco precipitadamente que el pensamiento indígena procede
de igual modo que la lengua, por desplazamientos sucesivos, por encadenamientos, y que
cada uso de una palabra pone en juego de un sólo golpe toda su génesis, bajo la forma de
connotaciones? ¿No sería también creer que una misma palabra recubre necesariamente
una categoría unificada, sea cual sea el contexto de su empleo? Para salir de la impresión de
opacidad, ¿debe uno obligatoriamente reconstruir un principio unificador de las diversas
significaciones? Obviamente, este puede ser el caso, pero este también puede de igual
manera no serlo. Por ejemplo, entre nosotros, la palabra “objeto” se aplica, entre otros, a
una cosa material, pero también a un objetivo en la empresa científica. Sea cual sea la
génesis y los nexos entre estas dos acepciones, nosotros no las confundimos en nuestra
práctica. ¿No sería acaso la misma situación con el tonalli?

Muchas dificultades vienen, en efecto, del hecho de que nosotros no poseemos, para
estudiar las tradiciones culturales exóticas, la misma riqueza de informaciones
interiorizadas, vueltas intuitivas, que nos ayudan, cuando consideramos nuestro propio
caso, a corregir, ajustar, afinar, jerarquizar, relativizar nuestras interpretaciones. Todo
testimonio de uso tiene también su valor. Es por ello que vertimos aquí en el dossier una
parte de los datos etnográficos sobre el tonalli, recogidos en 1970 entre los nahuas de la
Sierra de Puebla (pueblos de Cuacuila, Xilocuautla y Ocpaco, municipio de Huauchinango),
y que, aunque fueron analizados desde 1975, todavía son inéditos3. Entonces, el tema se
había impuesto a notros, en cierta forma, por sí mismo, pues parecía ser el único capaz de
aclarar las prácticas religiosas y los rituales entre los nahuas. La investigación sobre el tema,
suspendida en 1971, no pretende la exhaustividad y merecería sin duda ser completada en
campo, a la luz de la etnografía de otras poblaciones mexicanas, que ha avanzado mucho
desde esta fecha. Mas, considerando la posición que nos es acordada, nosotros no
tomaremos en consideración más que los datos procedentes de aquellos pueblos y
recogidos en tal época, sin efectuar extrapolaciones hacia nuestro caso de aquello que
hemos encontrado en otros contextos, y las comparaciones se mantendrán, en la mayoría
de los casos, implícitas. Sin embargo, dada la dinámica del análisis, una interpretación será
necesariamente sugerida.

Vista de conjunto de las acepciones de tonalli

Un primer grupo de significados de tonalli es bastante fácil de describir. En Cuacuila, un


primer sentido registrado es el de “sol”. Se le usa sobre todo para decir “un sol”, pero para
el astro de día, el sol, se prefiere el reverencial tonaltzintli, y por la divinidad solar Totecodios,
“Nuestro Señor Dios”, o simplemente Dios, Diosito. Un segundo uso es el de “tiempo”, en
sentido general. Entonces, la palabra no tiene plural: “quesque tonalli?” significa “¿cuánto
tiempo?”. Un tercer sentido es “día”, “jornada”, como unidad de tiempo. En este caso se le
puede poner en plural: “quesque tonalti?” quiere decir: “¿cuántos días?”. Este grupo de
significaciones está ampliamente difundidas en el área mesoamericana antigua y
contemporánea. No parece haber confusión posible entre este grupo y el siguiente, ni entre
los diferentes sentidos que líneas abajo se enumeran. Estos son fácilmente traducidos al
español por los nahuas e identificables por el contexto, aun en ausencia de una de las
marcas lingüísticas evocadas (dos de estos empleos de la palabra se encuentran en la nota no
7).

Pero, siguiendo la lista de usos de la palabra, abordamos un segundo grupo de


significaciones mucho menos claras. Según los casos, se deberá traducir tonalli por
“destino”, “carácter”, “doble”, “alma”, “espíritu”, “sombra”, “fuerza vital”, “corazón”,
“inteligencia” y, sin duda, muchos términos más. Pedir una traducción a los informantes
ofrece poca ayuda, los indios emplean a veces ellos mismos, en las frases en náhuatl, las
palabras españolas siguientes: sombra, espíritu, ánima, corazón y más raramente alma, esto no
aclara nada, sino todo lo contrario. Otro término náhuatl, isehual, traducible por “la
sombra” de alguien (su sombra), parece ser a veces utilizado como un equivalente de tonalli,
sin que se pueda excluir totalmente el que se trate de otro concepto. Los datos etnográficos
recogidos parecen ambiguos sobre este punto. Aquí tocamos concepciones del ser. ¿Son
entonces estas por esencia particularmente difusas? ¿O acaso nos encontramos frente a
conceptos tan ajenos a nuestra cultura que ni los nahuas ni nosotros mismos, conseguimos
traducirlos?
Podemos decir, anticipándonos sobre lo que sigue, que el tonalli es un principio de vida:
sin él, uno muere. La idea nos es familiar, puesto que en la visión cristiana la vida terrestre
es la unión de un alma y un cuerpo, y la muerte, su separación. Pero, esta es prácticamente
la única analogía entre el tonalli y nuestras concepciones del alma.

Un paso hacia la clarificación de este segundo conjunto de significaciones sería lograr


subdividirlas a su vez en subgrupos. En el estado presente de nuestra investigación,
disponemos de indicios que, aunque son poco numerosos, sugieren al menos dos
subconjuntos distintos de contextos en los que se evoca al tonalli. En el primero, este se
presenta como un elemento fijo e inamovible que sitúa a la persona en el cosmos; en el
segundo, este es tratado como una entidad fluctuante que va, viene y varía según las
circunstancias de la vida. De esta pertenencia a contextos tan diferenciados, se pueden
inferir dos acepciones. La contradicción entre ellas, que el lector percibe sin duda, no es
irreducible en términos de metafísica nahua4. Examinaremos aquí la más precisa de estas
acepciones, la primera, que los datos etnográficos permiten cernir desde muy cerca. Es
pues un aspecto –y sólo uno– de la idea de tonalli que vamos a analizar.

Un aspecto del tonalli: La naturaleza profunda de la persona

El tonalli, destino, carácter innato

La investigación etnográfica sugiere que, para los nahuas, cada individuo posee desde
su nacimiento las características que van a pesar sobre su avenir. En cierto modo sufre
predeterminaciones. Estas características son las de su tonalli (casi siempre presentado en la
forma posesiva: itonal). Cada persona posee uno. En esta acepción, la palabra no debería ser
traducida por “alma”, sino más bien por “destino” y/o “carácter”. Ninguno de los tonalti es
igual o equivalente a los otros, lo cual es coherente con estas nociones. La diferencia con la
concepción cristiana de “alma”, que es en principio idéntica para todos los hombres, es
metafísicamente profunda. Por el contrario, estos sentidos de tonalli pueden compararse
con los tópicos tratados por toda una serie de “disciplinas” deterministas de adivinación: la
astrología, la quiromancia, la morfología, etc. o aun los primeros avatares de la psicología y
la criminología creando “tipos” humanos. Mas esta analogía está lejos de agotar la idea de
tonalli.

El tonalli, doble no-humano de la persona

Para describir los otros aspectos del tonalli, es necesario precisar de entrada –aun de
manera muy esquemática- una concepción nahua más general, la del mundo no-humano
que prolonga el mundo de los hombres. Ahí encontramos reunidos elementos que en
nuestras miradas occidentales, se encuentran distribuidos en diversas nociones: las de
“natural”, “salvaje”, “sobrenatural”, “divino”, “demoniaco”, “mágico”, etc. Para los
nahuas, lo que pertenece a este universo no está sistemáticamente dividido en
“esencialmente bueno” y “esencialmente malo”, pero presenta siempre, absolutamente
siempre, un carácter potencialmente peligroso. El tonalli forma parte de ese mundo no-
humano.

La expresión de no-humano ha sido elegida por apegarse estrechamente al náhuatl. Los


indios de los pueblos visitados utilizan de hecho a’mo cristiano, que está formado mitad en
náhuatl y mitad en español, para designar a todos los seres inquietantes o divinos del
mundo “salvaje-natural”. Veremos más tarde que encontramos una expresión equivalente
(amo tlacatl, “no-hombre” en el sentido de homo) en los textos antiguos.

EL TONALLI COMO INDIVIDUO. Para los indígenas, el tonalli de una persona no es una
entidad puramente espiritual, sino un ser material, físico, de naturaleza no-humana.

De este modo, como ser concreto, este es un individuo: el tonalli de alguien, es tal
piedra particular, tal animal. Está igualmente sexuado: unos son machos y otros, hembras,
dicen los informantes.

La creencia supone que, cuando el individuo-tonalli sufre o muere, el individuo humano


sufre o muere también. Se da como prueba de ello historias como la siguiente:

Hace algunos años, un hombre del pueblo vio un topo (tuza) en su campo, que se situaba no
lejos de la aglomeración. Lo mató con su trinche. Una punta del instrumento entró por la
oreja del animal y la otra en su frente. Al mismo tiempo, en el pueblo, una mujer se puso a
gritar diciendo que le dolían mucho el ojo y la frente. Muy poco tiempo después, ella murió.
El topo era su tonalli. Como su tonalli murió, ella murió también5.

Esta creencia se encuentra igualmente expresada en un cuento, del cual presentamos


aquí un extracto. Para vengarse de una mujer que no le había pagado su sueldo, un
jornalero, ayudado por algunos compañeros, busca su tonalli.

…“Ahí había una piedra. Yo, salgo [a ver] abajo. Tal vez sea su tonalli. Vamos a ver…”
Entonces —era muy temprano, alrededor de la una o dos de la mañana —llegaron allá, cerca
de una piedra y dijeron: “Pues sí, en verdad, es ciertamente este, es su tonalli, este.” Entonces
subieron a una montaña y ahí se quedaron, se quedaron para romper la piedra. Vieron a la
mujer y comenzaron a golpear, golpear y golpear con fuerza. Pero cuando dieron las cinco de
la mañana, la piedra sólo se había tronado un poquito. La quebraron. Se hizo de día (…) Se
levantó el alba. Por allá, la mujer se despertó, comenzó a gritar en su casa que le dolía la
cabeza, le dolía mucho (…). ¿Cómo no habría de tener dolor de cabeza? Se la habían
partido… Como habían quebrado la piedra, su cabeza también se tronó6…

La especie a la que pertenece el tonalli confiere al hombre correspondiente ciertas


propiedades y capacidades particulares.

EL TONALLI COMO ESPECIE. Un tonalli no es sólo un individuo, sino un ser que pertenece
a una especie no-humana (del reino animal, mineral o de los fenómenos naturales) de la
cual posee sus propiedades.

Toma una posición dentro de una jerarquía de especies, fundada sobre la idea de fuerza
o poder (chicahualistli). Un tonalli es más o menos fuerte que otro. Es la especie a la que
pertenece quien le confiere su rango. La fuerza del tonalli no depende de la edad del
individuo, ni del sexo. Es, por el contrario, la fuerza del individuo quien depende de la
especie del tonalli.

La jerarquía de potencia parece fija. Los informantes dicen que el más fuerte tonalli es
de fuego. Otros, como la piedra (tetl), las fieras (tigre o selotl, león, palabras que
generalmente se asocian al jaguar y al puma), o como el topo (tuza) son también muy
fuertes, pero, de todos modos, de rango inferior. Toda suerte de animales viene enseguida:
los burros, los perros. Entre los tonalti más débiles, se encuentran los guajolotes, las
gallinas… Alguien que se supone tiene un tonalli fuerte es señalado como tonalchicahuac,
“alma fuerte”. Él no conoce el miedo o el temor. Así el cuentista dice de la mujer-piedra
evocada líneas atrás: “Como su tonalli era piedra ella tampoco tenía miedo” (como tetl itonal,
también a’mo momauhtiaya).

La fuerza de los tonalti determina las vocaciones que se manifiestan en la diferenciación


social. Así ciertos tonalti predisponen [a las personas] a posiciones de poder, otros a las de
ladrones, otros a las de brujos. Las creencias que se asocian a esta jerarquía gravitan
alrededor de aquello que se llama en la literatura el nahualismo.

El nahualli, transformación de lo humano en no humano

El nahualli, potencialidad de un tonalli fuerte

Esta palabra hace fortuna, tanto en el mundo indígena como en el mundo mestizo
mexicano. En Cuacuila, es a la vez el nombre general para todos los hombres que tienen el
poder de transformarse en meteoro o en bestia, y aquel dado más específicamente a
aquellos que se vuelven animales: jaguar, puma, zopilote, etc. He aquí la definición dada
Un nahualli, es un hombre que se convierte en animal. Posee mucha fuerza. Por eso puede
volverse rata, y en animal con cuernos, aun en serpiente. El otro día, un hombre vio una cosa
como un sol o una estrella que pasó alto volando e iluminando con mucha luz. El hombre
dijo que era un nahualli7.

Transformarse se dice cuepa, en forma reflexiva; el verbo significa “voltear algo” en la


forma transitiva. Se emplea también un verbo que significa “cambiar de vestiduras”:
“Entonces ellos se revistieron, se transformaron en nahualti” (Entonces omopatlaque’,
omocuepque’ de nahualti).

Los nahualti son ambivalentes: todos son peligrosos, aunque no todos sean
obligatoriamente malignos, volveremos sobre este punto. Mas, algunos tienen malas
intenciones, sobretodo aquellos que se convierten en animales salvajes. Se transforman así
para realizar actos condenables, principalmente para robar las cosechas, las aves de corral y
el ganado, pero también para parrandear y comer juntos. Más raramente, atacan a las
mujeres para violarlas. Pero, buenos o malos, todos pueden valerse de su poder para
perjudicar a sus enemigos y aun matarlos, es ahí donde radica el verdadero peligro.

Fulano estaba en los campos cuando vio un animal que parecía un burro. Tuvo miedo e
intentó dispararle pues traía con él una pistola. Pero el tiro no salió. Cuarenta y siete días
después, un hombre del pueblo le dijo: “Tú me querías disparar el otro día, ¿no es así?”.
Fulano sintió entonces mucho miedo. Se asustó aun más de saber que saber que el nahualli lo
había reconocido durante su encuentro con el animal nahualli8.

El nahualli, es sobre todo un tonalchicahuac, que usa su fuerza para transformarse. En las
historias de nahualti, la referencia al tonalli es muy frecuente, cuando se llega a lo más vivo
del tema.

Un joven hombre pobre era jornalero […] Trabajaba en la milpa con otros dos muchachos.
Ellos le decían todas las tardes: “Espéranos aquí”. Y en la mañana encontraba en la choza del
campo un puerco, o alguna otra vianda. Estos dos muchachos eran nahualti. Ellos se
transformaban en jaguares. Fuerte era su tonalli9…

Operan su transformación por la noche realizando diversos ritos. Se menciona aquel de


saltar siete veces por encima de un fogón encendido. En ciertos casos, deben ayunar por
siete días. Todavía en la misma historia, el joven hombre, igualmente convertido en jaguar,
bebe la sangre de un puerco, a pesar de las advertencias de sus compadres, y ya no puede
volver a convertirse de nuevo en un hombre completo.
El jaguar se fue, vio un puerco, lo mató. Pero el sabor de la sangre le gustó, pues era animal, y
la bebió. En la mañana se convirtió en hombre, pero su cabeza continuó siendo de jaguar.
Fue a ver a sus dos amigos que le dijeron:

“Vamos a tratar de devolverte tu cara de cristiano, pero eso va a ser difícil”. Fueron a ver
al zopilote rey. Este último dijo: “Para empezar es necesario que el muchacho se quede siete
días sin comer…”10

Muchas veces se reúnen y actúan en grupo, como vemos en estas historias. Su lugar de
reunión es la cima de las montañas, y su momento, la noche. El nahualli es de hecho la cara
no-humana y nocturna de cada persona después de que, literalmente, esta “se haya
volteado”. Hace 400 años, los informantes de Sahagún no dijeron nada distinto: “nahualli
mochihuaya… quitoznequi amo tlacatl”, se hace nahualli… lo que quiere decir no-hombre11.

Las diversas clases de nahualti

Diversas formas de nahualti deben ser distinguidas:

El xihnahualli o también [llamado] tlenahualli. Los informantes dicen que es una gran
bola de fuego que se puede ver por la noche; que es el más “fuerte” de todos; que
vuela más alto que el tlahuepoche (ver más abajo), e incluso llega “hasta Jesucristo” (lo
que podría significar: “hasta la divinidad solar”); que puede penetrar a su gusto en las
montañas, la tierra y cualquier otro obstáculo; que se desplaza a toda velocidad. Un
informante precisa: “Parte como un telegrama”; otro dijo: “sale a una velocidad
supersónica. Le basta sólo una hora para darle la vuelta al mundo”. Algunos no los
describen como bolas de fuego, sino como seres “con cuerpo luminoso, cabeza
grande, amplias orejas y vientre abultado, que se desplazan por los aires con los pies
juntos y las manos tendidas detrás de la cabeza como si fueran a echarse un clavado”.
Los xihnahualli se reúnen por la noche en la cima de las montañas después de haberse
transformado saltando siete veces por encima de un fogón.

Los xihnahualli, según se dice, son los “curanderos del mundo”. Son enviados por
Dios y por Roma (Santa Roma) para impedir que el mundo se pierda. Cada pueblo
tiene sus xihnahualli guardianes. Son las “almas” más fuertes, las más valientes. Su
número es de tres o seis por poblado. Son hombres o mujeres. El presidente de la
República y los generales son xihnahualti, tal como se nos dijo expresamente. A pesar
de su envestidura divina, los xihnahualti pueden ser peligrosos, pues pueden utilizar su
fuerza para vengarse de sus enemigos, devorándolos a media noche.
El tlahuepoche. Son gente que se transforma por la noche en seres de luz, hombres o
mujeres. Cuando es una mujer se distinguen sus largos cabellos. En la noche, se les ve
jugar y acoplarse. Cada veinte días toman su forma de tlahuepoche y salen en grupos de
siete o múltiplos de siete, o aun cifras que terminan en siete. El tlahuepoche es
sobretodo peligroso para los niños, a quienes chupa la sangre. Otros informantes
parecen dar igualmente el nombre de tlahuepoche a seres con forma animal (perros,
gatos, burros, pájaros nocturnos). Mas, todos están de acuerdo en el hecho de que los
tlahuepoche atacan sobre todo a los niños. Estas creencias se encuentran ampliamente
difundidas, no solamente entre los indígenas, sino también entre las clases populares
mestizas. Una mujer criolla de Xilocuautla cuenta que en la noche, el tlahuepoche se
para sobre el techo de la casa y baja su lengua, que es como un hilo, para chupar la
sangre de los niños. Para deshacerse de él, es necesario “cortarle la lengua” con
tijeras, y se ven entonces las gotitas de sangre saliendo del hilo cortado. Los niños son
calabazas (tzilacayo’ tli) para el tlahuepoche, según ella.

Hay otros remedios para defenderse de los tlahuepoche. Si se les encuentra en la noche
por el camino, y ellos tratan de impedirle que pase y matarlo, es necesario ponerse
rápidamente la ropa al revés, camisa y pantalón. Así ellos ya no pueden nada contra
uno. Es preciso proceder del mismo modo cuando se encuentra a nahualti. La idea del
“volteo” o “cambio de vestiduras”, sugerida por el vocabulario de la transformación,
se encuentra aquí

Los informantes no han explicado más claramente la diferencia entre los xihnahualti y
los tlahuepoche. Hemos reproducido sus propios términos. Los más ancianos distinguen
netamente los dos tipos. Los más jóvenes manifiestan más confusión. En todo caso,
ninguno parece ver contradicción alguna entre el hecho de que los tlahuepoche sean luces o
animales, aunque esta aproximación de sujetos pertenecientes a “reinos” diferentes nos
sorprenda. Sin emprender un desarrollo que nos conduciría demasiado lejos en la
cosmogonía indígena, señalemos que esto no es contradictorio para los nahuas. Dicen, en
efecto, como sus vecinos de otras etnias y como sus ancestros precolombinos, que “las
estrellas son animales”. Podemos concluir que, para ellos, luces nocturnas y animales
provienen de una misma clase de fenómenos.

Las circunstancias de vida en las que los indígenas invocan la intervención del
nahualismo se resume a dos tipos de caso: 1) Las pérdidas, los robos, las agresiones de
animales o aun un simple encuentro nocturno con una bestia no son más que venganzas de
enemigos o vecinos con los que se está en conflicto; se descubre así que ellos son nahualti.
2) La presencia de uno de los elementos siguientes: el poder político, la potencia
(incluyendo la mágica), el prestigio, un rango social elevado, la valentía, la fuerza física o
moral, la sabiduría designan a una persona, hombre o mujer, como nahualli.

Cómo conocer la naturaleza del tonalli

Cómo conocer su propio tonalli

La mayoría de las veces, el tonalli permanece oculto a todos, aun para aquel de quien es
el “alma”. En principio, las personas no saben a qué especie pertenece su tonalli, ni cual
individuo, cosa o animal, les corresponde, ni en donde se encuentra. Sin embargo, bajo
ciertas condiciones, este conocimiento puede producirse.

Este aparece en dos casos: ya sea que se “sepa” porque el tonalli que uno posee lo
coloca entre las personas particularmente clarividentes, o porque este es revelado, a la
ocasión de un incidente (enfermedad, encuentro, etc.). En todo caso, uno no lo evocará
jamás en la vida corriente y ello se mantendrá como un secreto íntimo.

Un individuo que posee un tonalli fuerte conoce en general su especie. Pero ella también
puede ser revelada por alguien más, principalmente por un nahualli. Cuando alguien conoce
su tonalli, puede tomar su forma. Así él mismo se vuelve a su vez nahualli. El cuento sobre
jaguares que ya hemos citado precisa.

El jornalero también tenían un tonalli de jaguar, pero él no lo sabía. Los dos nahualti lo
ayudaron a transformarse en jaguar…

Las personas que tienen tonalli de la misma especie pueden leer mutuamente sus
propios pensamientos. En un cuento, que involucra a un hombre y su hija, el padre adivina
los pensamientos y actos de su infante pues “él tiene el mismo tonalli, el mismo corazón, Él
conoce su tonalli” (quipiya mismo itonal, icorazón, Tonalmatiya). Recíprocamente, la joven
muchacha sabe tan pronto lo que hace su padre.

El tonalli puede ser trasmitido a través de la herencia. Es por lo menos lo que el propio
cuento nos hace presuponer. Una pregunta planteada a la cuentista sobre el por qué de esta
telepatía condujo a la respuesta: “porque era su hija”.

Cómo los otros conocen el tonalli

Sin tomar en cuenta que aquellos que tienen un mismo tonalli se “saben” mutuamente,
las personas ordinarias pueden interpretar ciertos indicios que les permiten adivinar la
especie del tonalli de alguien más. De hecho, a veces hay signos visibles. Algunos son
aportados por el calendario, otros por marcas sobre el cuerpo, por la gemelidad, por
particularidades surgidas al nacimiento, y para concluir por los comportamientos. Muy
pocos entre ellos han sido recogidos durante nuestra investigación, que podría sin duda ser
completada sobre este punto, en las poblaciones vecinas, otros signos han sido
registrados12.

Considerando al calendario, los nahuas dicen que la fecha de nacimiento de un niño


puede a veces indicar su naturaleza y su destino. Así los hijos nacidos en Año Nuevo, es
decir antes del amanecer del primero de enero, estarán destinados a morir ricos.
Encontramos ahí una huella, ciertamente muy empobrecida, de las creencias precolombinas
sobre la determinación del destino por la fecha de nacimiento, relatadas entre otros en el
horóscopo azteca llamado tonalpohualli.

Si se ven ciertas marcas corporales, los miembros y un cuerpo más velludos que la
norma indígena indican un tonalli de fiera. Mas no todas las particularidades físicas se
interpretan de esta manera. Algunos se dice que resultan de accidentes “sobrenaturales”
acontecidos durante el embarazo, como el labio leporino, la ausenta de nariz, de dedos, etc.
y no indican nada sobre la naturaleza del tonalli.

La gemelidad marcada por un signo o un nacimiento múltiple, es generalmente una


indicación importante. Se piensa que la espiga de cabello de un niño icuayolo (“el corazón de
la cabeza”), predice, si es doble, capacidades particulares. En este caso, el niño será “muy
inteligente”. Pero este signo no ha sido puesto en relación con una especie particular de
tonalli, en las informaciones recogidas. Otro ejemplo, los gemelos (coatl) tienen un poder
particular que es de provocar esguinces (xoxalli). Ellos también pueden curarlos.

Entre los comportamientos, un tonalli de “fuego” (xihnahualli) se reconoce en que la


persona no come carne. De una manera más general, todo comportamiento que sale de lo
ordinario permite hacer suposiciones sobre la naturaleza del tonalli de alguien.

Bajo los aspectos anteriormente descritos (destino, carácter innato, doble no humano
del individuo, así como la capacidad de transformarse en nahualli) el tonalli aparece como
una entidad a la vez interior y exterior a la persona. Detalles, de los cuales algunos figuran
en las citas de cuentos que aquí reprodujimos, sugieren que en Cuacuila se considera que su
sitio corporal está en la cabeza, tal como esto ha sido observado en otras poblaciones
nahuas de México (la mujer-piedra tiene dolor de cabeza, la mujer-topo también, el hombre
jaguar conserva una cabeza animal, etc.)13. Mas la información no ha sido recogida
explícitamente durante la investigación de 1970. Entidad externa, el tonalli forma parte de
mundos a la vez natural y sobrenatural, que paren estar reunidos en una sola categoría por
los nahuas: lo no-humano.

Otra característica importante del tonalli, tomado en los sentidos precedentes, es que la
acción humana no puede actuar sobre él. No obstante ciertos individuos pueden utilizar la
naturaleza “fuerte” que les es dada para transformarse en su doble. Tal es al menos una
interpretación que podemos dar de la etnografía recogida. Bajo estos aspectos, tonalli puede
ser traducido por “esencia”, como la emplea la filosofía.

El individuo nunca existe solo. Es lo que los otros ven en él, lo que le saben y lo que le
suponen. Finalmente, son siempre los otros quienes le revelan su tonalli. Discurso sobre el
Universo, sobre los tipos de hombres, sobre lo innato y lo adquirido, el tonalli permite tanto
una legitimación de las jerarquías sociales y del poder, como una interpretación de los
elementos privados y públicos que pueden cuestionarlos.

París, 1988.

1 Ver una síntesis y una reciente propuesta de interpretación en López Austin, A., Cuerpo humano e ideología. Las
concepciones de los antiguos nahuas, UNAM, México, 1980.
2 Tonalli o tonalle, si se prefiere transcribir así la pronunciación local, que es intermediaria; plural: tonalti, o

tonalte. Los mismos señalamientos son válidos para nahualli y nahualti, empleados más adelante. La ortografía
adoptada para el náhuatl es una adaptación de la utilizada en la lengua clásica. Es conveniente aplicarle la
pronunciación del español antiguo.
3 A pesar del tiempo que ha pasado desde la colección de datos, la etnografía de los nahuas de esta región

sigue estando poco desarrollada. Dos obras abordan cuestiones vecinas al tema aquí tratado. Una es anterior a
nuestra estancia: se trata de Montoya Briones, J. Atla. Etnografía de un pueblo náhuatl, INAH, México, 1963. La
otra es, por algunos años, posterior: Tuynman-Kret, M. The development of health care in the process of modernization.
A sociological research in the villages of Chiconcuautla and Cuacuila, two rural societies in the Sierra Norte de Puebla in
Mexico., ICA publication 56, Instituut voor Culturele Antropologie en Sociologie der Niet-westerse Volken,
Leiden, 1982.
4 Se nos deberá excusar por no desarrollar este punto en el marco del presente texto. Un aspecto del tonalli,

visto como entidad fluctuante, es evocado a propósito de las concepciones nahuas de la educación, en
Chamoux, M.-N. “Apprendre autrement”, in Demain l’artisanat, IUED-PUF, Ginebra-París, 1986.
5 Historia contada en español y reconstituida a partir de notas.
6 “Nepaca’ se tetl. Ne’ niqistoc. De repente ino itonal yes. Chuhue tiquita’” Tos, pero itla’ca, cana i se omr ora sancuel, oa’

sique’ ompa, ica seton tetl huan mach quitoa’: “Pos nele, ca’ se ye’ itonal ino”. Tonces otlehcoque’ ipan se tepetl huan moca’
cahuato, ipan moca’ cahua’ para quitlapanesque in tetl. Oquitaque’ inin sihuatl opehque’ quimaca’ quimaca’ quimaca’ nica im
in fuerza yehuan. Pero icuac i la cinco de la mañana apenas otlapan tepitziton tetl. Oquitlapanque’. Pero itla’ca (…). Ic
otlanes. Nepan sihuatl oi’sac; yopeh tza’tzi in icha mach quicocoa itzonteco, quicocoa itzonteco (…). Quen a’mo quicocoa
itzonteco? Yoquitlapanili’ que ni… Como yoquitlapanque tetl, yotlapan ca’si itzonteco…” (trascripción de grabación). Las
citas en náhuatl provienen de documentos recogidos en campo por Marie-Noëlle Chamoux.
7 “Se nahualli quitoa’ mach ye’ tlacatl que mocuepa yolcatl. Qupiya miaqui chicahualistli. Ic ino cualli mocuepas se quimichi

ihuan cualli mocuepas se cuacohu, tla’mo se coatl. Ocse tonalli se tlacatl oquitac se tlamantli que se tonalli oquis sitlalli mach
opanoc ipani quipatlantaya ihuan xotlaya ica miaqui tletl. Ini tlacatl oqui’to que se nahualli ocatca” (texto dictado).
8 Historia contada en español y reconstituida a partir de notas.
9 Historia contada en español y reconstituida a partir de notas.
10 Historia contada en español y reconstituida a partir de notas.
11 Los extractos de la obra de fray Bernardino de Sahagún sobre los nahualti son muy seguido reproducidos.

Ver por ejemplo López Austin, p. 418 y 419.


12 Ver por ejemplo sobre los totonacos de la pequeña zona nahua estudiada aquí: Ichon, A. La religion des
Totonaques de la Sierra, CNRS, París, 1969.
13 López Austin, op. cit.

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