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historia
Los orígenes: Grecia y Roma
Latín personare, se remonta al teatro griego y romano; «sonar a través de,
resonar», se aplicaba a las máscaras de los actores porque su voz
resonaba a través de ella.
Prósopon, en griego, significa literalmente «lo que se pone delante de los
ojos» ; Los actores representaban a su personaje utilizando una máscara
(el prósopon) que les identificaba ante el público como intérpretes de un
determinado papel.
En el derecho romano, per se sonans, es decir, como quien habla por sí
mismo y tiene voz propia. Exepto los esclavos eran considerados como
animales o cosas y ni los bárbaros (los extranjeros), ni los hombres no
nobles ni, por supuesto, las mujeres tenían derechos similares, sino
limitados al igual que su reconocimiento social.
El cristianismo: la invención de la
persona
El fundamento principal y primario fue de orden social y humano y consistió
en el rechazo sistemático de cualquier posible discriminación, «todos sois
hijos de Dios por medio de la 18 fe en Cristo Jesús. Porque todos los que
fuisteis bautizados en Cristo os habéis revestido de Cristo. Ya no hay
diferencia entre judío y griego, ni entre esclavo y libre, ni entre varón y mujer,
porque todos vosotros sois uno solo en Cristo Jesús». Es decir, la persona es
la sustancia individual de naturaleza racional.
La escolástica
Recogió y aceptó la definición boeciana: la persona se valora, y mucho, pero no
se emplea como un concepto filosófico original que determina e influye en los
demás elementos de la antropología, sino que se entiende como un tipo
especial de sustancia: la más perfecta dentro del mundo si se trata de los
hombres y la sustancia perfecta en absoluto si se trata de Dios. Esto teniendo
en cuenta que la persona no fue estudiada técnicamente como un ser
esencialmente diverso de los demás, y por eso necesitado de unas categorías
específicas, sino como un ser de la naturaleza aunque especial