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La insensatez de tratar de perfeccionar un estado en valores, es algo que puede

considerarse un proceso quimérico, inverosímil e inconcebible para una efectividad donde


el designio de una sociedad es enigmática, donde el cambio por una paz se vuelve
inconquistable y el terrorismo se efectúa como principal resonante para el para el fin de la
humanidad.
Es por ello, que el autor Juan Diego en su columna de opinión:" ¿qué hacer con el
ESMAD?" Argumenta que las fuerzas antidisturbios durante años, y más en momentos
álgidos de manifestaciones públicas, han llamado la atención generando combatividad y
siendo el principal detonante de la impetuosidad en la nación. Según el autor , parte de un
desconocimiento profundo sobre la gestión de multitudes sobre dichas fuerzas, pues
suponen erróneamente que estos siempre cometen excesos y que su sola presencia
incita la violencia por parte de los manifestantes.
El autor cuestiona los ataques contra civiles ocurrieron en ciertas regiones del país ,
donde se daba a conocer las inconformidades del pueblo, donde por fuera de la ley,
disparan gases lacrimógenos sin control, y brutales ataques con palos, golpes y patadas
por parte de su repertorio.
Por otro lado, el autor repercude de acuerdo con la Política de Operaciones Estratégicas y
Servicios Policiales, que su principal función es “asistir a las unidades policiales a nivel
nacional en la prevención y control de manifestaciones y disturbios, contando con
personal altamente calificado en administración y mediación, en la protección de los
derechos fundamentales, que permita el orden, la seguridad y la tranquilidad de los
habitantes de Colombia”. Según exterioriza, “los miembros de la ESMAD están
capacitados en técnicas de control y manejo de multitudes, derechos humanos, derecho
internacional humanitario, primeros auxilios, sociología y asuntos colombianos”.
Asimismo hace alusión al número de eventos acumulados hasta la actualidad, que
combina asesinato, tortura, detención arbitraria, arresto ilegal, destrucción de propiedad
civil, ataques indiscriminados con gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, así
como elementos prohibidos por el derecho internacional humanitario.
Es así que concluye, un cambio por parte de estos, para la construcción de dichos
derechos y sobre cómo ponerle demarcaciones a una actitud y a unas acciones que rayan
con lo criminal e inaceptable donde se lucha por la paz, pero la violencia cada vez esta
mas cerca de nosotros.

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