Está en la página 1de 45

EL ANILLO

Basada en la novela “El anillo” de Danielle Steel

1
PERSONAJES

Kassandra: Mujer de 30 años, esposa de Walmar y madre de Ariana y Gerhard

Walmar: Banquero de 65 años, esposo de Kassandra y padre de Ariana y Gerhard

Ariana Joven: Muchacha de 19 años, hija de Walmar y Kassandra

Ariana Vieja: Mujer de 44 años, Ariana 25 años después

Manfred: Teniente del Ejército de 39 años y enamorado de Ariana

Noel: Joven de 25 años, hijo de Ariana y Manfred

Gerhard Joven: Adolescente de 16 años, hijo de Walmar y hermano de Ariana

Gerhard Viejo: Hombre de 41 años, Gerhard 25 años después

Tamara: Joven de 23 años, enamorada de Noel

Brigitte: Joven de 22 años, amiga de Tamara e hija de Gerhard y Giselle

Giselle: Mujer de 40 años, esposa de Gerhard

Max Joven: Amigo de la Familia

Max Viejo: Esposo de Ariana 25 años después

Anna: Criada de la familia y niñera de los hijos de Walmar y Kassandra

Berthold: Mayordomo de la familia

Dietrich: Capitán del ejército

Hildebrand: Teniente del Reich

Jean Pierre: Amigo de Manfred

Campesino 1: Transeúnte 1

Campesino 2: Transeúnte 2

Soldado 1: Transeúnte 3

Soldado 2: Transeúnte 4

Matrona: Del cuartel de mujeres

2
ACTO I

Escena I:
La escena comienza en la habitación de Kassandra, ubicada al extremo derecho del escenario, Kassandra se
encuentra acostada en su cama, con heridas en la cara y en los brazos y está mirando fijamente al techo, sin
querer ni poder hablar; junto a la cama, está una mesa de noche y su esposo Walmar está sentado, quien la mira
fijamente y luego le cambia las compresas de agua tibia que ella tiene en la cabeza; después, ella reacciona a los
cuidados de su marido y lo mira a los ojos.

WALMAR: Kassandra, ahora tienes que hablar. Tienes que contármelo todo. ¿Qué sucedió?

KASSANDRA: (Ensimismada) Te he deshonrado. (Walmar menea la cabeza y le coge una mano)

WALMAR: No seas tonta. Querida, cuéntame. Debes contármelo todo. Tengo que saber lo que pasó.
Anna me dijo gritando que algo terrible te había ocurrido y que te encontrabas tendida, casi sin vida, en
el suelo del dormitorio; por eso, vine corriendo a la habitación y pude comprobar que estabas viva (abraza
a Kassandra), pero estás golpeada y maltratada; por eso necesito saber ¿qué fue lo que sucedió?

KASSANDRA: (Llena de temor y angustia) Iba a…matarme…, a violarme… Le dije… quién era.

WALMAR: ¿Quién fue?

KASSANDRA: Ellos… se lo llevaron… (Horrorizada) se llevaron a Dolff…., lo golpearon…, le…. Estaba


sangrando…, y entonces lo… arrastraron…por las escaleras… (Con lágrimas en sus ojos) uno de ellos se
quedó en la habitación… conmigo. Le dije…, le dije… (Walmar la mira con una patética expresión) Creyeron
que yo también era judía.

WALMAR: Hiciste bien en decirles quién eras, si no lo hubieras hecho, ahora estarías muerta.
(Mintiéndole con el fin de tranquilizarla) Es posible que a él no lo maten, pero seguramente te habrían matado
a ti. (Él la toma nuevamente en sus brazos y Kassandra llora desconsoladamente por un momento, luego Walmar
la recuesta suavemente en las almohadas) Ahora tienes que dormir. Me quedaré a tu lado toda la noche.
(Walmar apaga la luz de la mesa de noche).

Apagón y transición sonora

Escena II:
Mismo lugar, siguiente día por la mañana. Kassandra está despierta, sentada, en silencio con la mirada perdida el
en techo, luego de unos instantes entra Walmar a la habitación por el lateral del fondo derecho.

WALMAR: ¿Te encuentras mejor? (ella sigue mirando fijamente al techo, y luego cierra los ojos) ¿quieres
tomar algo? (ella niega con la cabeza) quizá te haría bien tomar un baño caliente. (Se hace un silencio,
Kassandra sigue pensativa por un momento y luego busca la mirada de su esposo).

KASSANDRA: (Angustiada) ¿Y si vienen a matarte a ti y a los niños?

WALMAR: No seas absurda, no vendrán. (Tratando de consolarla) Kassandra querida…, nosotros


estamos a salvo.

3
KASSANDRA: No es cierto. Te matarán porque yo les dije quién era. (Preocupada) Vendrán aquí…y
los matará… les harán de todo…y…

WALMAR: (Interrumpe levantando el volumen) No vendrán, cálmate. (Le toma la cara y la obliga a mirarlo)
No vendrán, sé razonable. (Con más calma) Yo soy banquero, ellos me necesitan. No se atreverán a
hacerme ningún daño a mí ni a mi familia. ¿No te dejaron marchar ayer cuando les dijiste quién eras? (Ella
aprueba con la cabeza)

KASSANDRA: Te he deshonrado…, te he deshonrado…, te he deshonrado…

WALMAR: (Vuelve a interrumpir levantando el volumen) ¡Basta! Ahora todo ha pasado. Fue una pesadilla,
una horrenda pesadilla, pero ya pasó. ¡Llegó el momento de despertar! (se calma y espera un momento)
Tengo que ir a la oficina un par de horas, para celebrar la reunión con los belgas, y luego volveré y me
quedaré a tu lado todo el día. ¿Estarás bien? (Ella afirma con la cabeza nuevamente y Walmar se inclina hacia
su esposa y le besa los dedos de la mano izquierda) Te amo, Kassandra. Y todo volverá a ser como antes
(Walmar sale de la escena por el mismo lateral que entró, Kassandra se queda pensativa).

Escena III
Luego de unos momentos entra Anna, la criada, viene con una bandeja de mimbre blanca, cubierta con una nívea
servilleta de encaje, en la cual se le sirve todas las mañanas. Trae un jarroncito con una rosa roja de tallo largo y
el juego de porcelana de Limoges que fue el favorito de la abuela de Kassandra. Anna deja eso junto a la cama y
sale, Kassandra no dice nada cuando la ve llegar y mucho menos cuando Anna se va, solo le llama la atención el
diario introducido en el cesto lateral de la bandeja. Kassandra lo toma y busca noticas sobre Dolff, lee cada página
y en la última hoja encontró la noticia, luego de encontrarla, la lee en voz alta.

KASSANDRA: Dolff Sterne, un novelista, ha sufrido un accidente con su Bugatti y perdió la vida. (Con
rabia y dolor, mirando el periódico con furia) Mentirosos, son unos mentirosos, a mi amado Dolff lo mataron
ustedes. (Piensa por unos momentos en un largo silencio y conmovida por lo que leyó se levanta sin ánimo de la
cama y sale por el lateral del medio derecho, luego de un momento, suena un efecto de sonido de grifo de una
bañera)

Transición sonora de tiempo y apagón corto

Escena IV
Entra Walmar a la escena, busca a Kassandra en la habitación, debajo de la cama y al notar su ausencia, vuelve
a salir y entra luego con una llave, sale por el lateral que Kassandra salió antes, suena efecto de sonido de abrir
puerta

WALMAR: (Voz en off desde el lateral, conmocionado, triste y desesperado por lo que ve) No, no, no,
Kassandra, ¿qué hiciste? (Luego entra con lágrimas en sus ojos y una mirada de tristeza, con Kassandra en sus
brazos, toda mojada, ensangrentada y muerta).

Apagón

Escena V
Se proyecta la frase: DIEZ AÑOS DESPUÉS, se enciende el lado derecho del escenario, Walmar y Max se
encuentran en la sala de la casa conversando suavemente, hay dos sillas, una da la espalda al lateral de fondo
derecho, en donde se encuentra sentado Max; y en la otra, que está enfrente de esta, se encuentra Walmar,
también hay una mesa en medio de las dos sillas y una mesa larga vieja con una bandeja plateada que tiene una

4
botella de coñac. Suena el efecto de sonido de toque de puerta interior, los hombres dejan de hablar, queda un
pequeño silencio, Walmar se levanta de su silla, después se oyen los pasos de Ariana devolviéndose e
inmediatamente Walmar la llama.

WALMAR: ¡Ariana! (Suena efecto de abrir puerta, de inmediato Max limpia sus lágrimas, baja su cara, la
hunde en sus manos, Ariana asoma la cara y hace una pequeña sonrisa por el lateral del medio derecho)

ARIANA: ¿Papá? ¿Puedo pasar? (Ariana mira a Walmar esperando su respuesta y él aprueba que pase con un
movimiento de cabeza)

WALMAR: Acércate, Ariana. (Ariana pasa por el lado de Max y se detiene, mientras eso pasa, Max separa
las manos de su rostro)

ARIANA: Max… ¿Qué ha ocurrido? (Ariana se arrodilla frente a él y le tiende los brazos, Max se inclina hacia
ella y se abrazan fuertemente por unos segundos, Ariana busca consolarlo a través del abrazo, luego se sueltan)

MAX: Muchas gracias…Lo lamento…

ARIANA: Lo comprendemos, Max. (Walmar se acerca a la mesa larga y sirve una copa de coñac que le
ofrece a Max, este último la coge y toma un sorbo, luego se limpia las lágrimas) ¿Se trata de Sarah? (Max la mira
a los ojos)

MAX: Están todos… (Max pasa saliva con una expresión de tristeza máxima) muertos (suspira y coloca la
copa encima de la mesa del medio) Los cuatro…, Sarah y los niños…

ARIANA: (Angustiada) ¡Dios mío!... ¿estás seguro? (Max confirma con la cabeza)

MAX: Me dijeron que debería estar agradecido, que ahora podría comenzar una nueva vida con una
mujer de mi propia raza. ¡Oh, Dios mío…! ¡Oh, Dios mío, mis hijos…! (Vuelven a abrazarse y ella deja caer
unas lágrimas por sus mejillas)

WALMAR: (Interrumpe la escena) Max, escucha. Ahora tienes que pensar con claridad. ¿Qué vas a hacer?

MAX: ¿Qué quieres decir?

WALMAR: ¿Acaso crees que puedes seguir viviendo aquí? ¿Ahora? ¿Ahora que lo sabes?

MAX: No sé…, no sé… años atrás ya quise marcharme. En el 38, se lo dije a Sarah…, pero ella no
quiso…, sus hermanas, su madre…siempre me decía lo mismo. Y después que se los llevaron, me quedé
porque tenía que encontrarla. Pensé que si averiguaba dónde estaba, podría hacer un trato con ellos,
podría… ¡Oh Dios mío, debí imaginarlo!

WALMAR: Eso no habría cambiado las cosas, ¿no es así? (Walmar mira a su amigo con una mirada de
tristeza y dolor) Pero ahora conoces la verdad, y si te quedas aquí, te atormentarán, vigilarán lo que haces,
adónde vas, con quién te ves y en qué lugar. Durante años has sido una persona sospechosa, a causa de
Sarah, y ahora tienes que marcharte sin perder momento.

5
MAX: (Menea la cabeza negando la propuesta) Supongo que aún no me doy suficientemente cuenta de que
todo ha terminado, de que…, de que ella…, de que ya no hay nadie a quien buscar. (Recuesta su cabeza
en la silla pensativo) pero, ¿adónde iría?

WALMAR: A cualquier parte de Suiza, si puedes llegar allí. Después quizás a Estados unidos. Pero sal de
Alemania, Max, pues si te quedas aquí te aniquilarán. (Walmar baja la voz como si fuera un pensamiento que
solo él puede oír y mirando hacia el frente del escenario suavamente dice:) como aniquilaron a Kassandra…, y
antes que a ella, a Dolff.

MAX: (Max hace como si no hubiese escuchado lo último que Walmar dijo y mueve la cabeza) No puedo irme.

WALMAR: ¿Por qué no? (Walmar se molesta y se enfurece de repente) ¿Por qué eres muy patriota? ¿Por
qué amas a la patria que te ha dado tanto? Santo Dios, hombre, ¿qué puede tenerte aquí? ¡Por todos los
diablos, sal del país!

ARIANA: (Los observa asombrada de lo alterado que está su padre, luego se dirige a Max) Max, quizás papá
tenga razón. Tal vez puedas regresar algún día.

WALMAR: (Como consejero) Si eres sensato, no debes volver. Comienza una nueva vida en otra parte,
en cualquier parte, Max, en cualquier parte, pero vete de aquí antes de que todo se derrumbe sobre tu
cabeza.

MAX: (Mira a Walmar con aire sombrío) Ya se ha derrumbado.

WALMAR: (Exhala un hondo suspiro y se sienta en su silla otra vez, sin apartar la vista de su amigo) Sí, lo sé,
Pero Max, aun te queda tu propia vida, ya has perdido a Sarah y a los niños. (Los ojos de Max se llenan de
lágrimas) Por ellos y por ti mismo debes seguir viviendo. ¿Por qué agregar otra tragedia, una nueva pérdida?

MAX: ¿Cómo podría salir del país?

WALMAR: No lo sé. Podríamos pensarlo, supongo que con toda la confusión que reina estos días,
simplemente podrías desaparecer. De hecho, (pensativo organizando el escape en su cabeza) si te marchas
ahora, inmediatamente, podrían suponer que la noticia te ha trastornado, que saliste huyendo o que te
quitaste la vida, cualquier cosa. En un primer momento, no sospecharían nada. Más adelante, tal vez.

MAX: (Con sarcasmo) ¿Y qué quieres decir con eso? ¿Qué salga esta noche de tu casa y comience a
caminar hacia la frontera? ¿Con qué? ¿Con mi cartera portadocumentos, el abrigo y el reloj de oro de mi
abuelo?

WALMAR: (Mueve la cabeza queriendo decir que sí) Tal vez

MAX: ¿Hablas en serio? (Ariana los observa horrorizada)

WALMAR: Sí, hablo muy en serio. Creo que deberías irte ahora.

MAX: ¿Esta noche?

WALMAR: Tal vez no esta misma noche, pero lo antes posible, en cuanto estén listos los papeles. No
obstante, creo que deberías desaparecer esta noche. (Toma un sorbo de coñac y le pregunta) ¿Tú qué opinas?

6
MAX: Sí, tienes razón. Me marcharé. No sé adónde…, ni cómo. (Max no aparta la mirada de Walmar)

WALMAR: (Mira a Ariana) Ariana, ¿te importaría dejarnos solos ahora?

ARIANA: ¿Quieres que me vaya papá?

WALMAR: Puedes quedarte si quieres. Si comprendes la importancia de guardar sobre esto el más
absoluto silencio. No debes hablar de esto con nadie, ni con Gerhard, ni con la servidumbre, con nadie,
ni siquiera conmigo. Lo que ocurra, ocurrirá en secreto, y cuando todo haya terminado será como si
nunca hubiese ocurrido. ¿Está claro?

ARIANA: Perfectamente, papá.

WALMAR: Muy bien, Ariana. (Luego voltea a mirar a Max) y con respecto a ti, esta noche saldrás de aquí
por la puerta principal, simulando estar todavía más trastornado que cuando llegaste, y simplemente te
desaparecerás. Te dirigirás hacia el lago, y más tarde regresarás aquí. Yo mismo te abriré la puerta cuando
la casa quede a oscuras. Te quedarás aquí un par de días y luego te marcharás con la máxima discreción,
cruzarás la frontera hacia Suiza. Y entonces, amigo mío, nadie volverá a saber de ti. ¡A empezar una nueva
vida!

MAX: (Preocupado) ¿Y cómo voy a solventar los gastos? ¿Podrás retirar mi dinero del banco?

WALMAR: (Menea la cabeza) No te preocupes por eso, lo único que debes hacer es volver aquí esta
noche. Y después, llegar a la frontera, yo me encargo del dinero y los papeles.

MAX: (Impresionado y sorprendido) ¿Conoces a alguien que pueda resolver esas cosas?

WALMAR: Sí, así es…Hace cosa de seis meses llevé a cabo ciertas averiguaciones, por si acaso… se
presentaba una eventualidad…, (Ariana mira la situación con asombro al oír las palabras de su padre) ¿Estamos
de acuerdo? (Max afirma moviendo la cabeza) ¿Te quedas a cenar? Después podrás retirarte a la vista de
todos.

MAX: Está bien. ¿Pero dónde me ocultarás? (Walmar se queda pensativo un rato y después interrumpe
Ariana)

ARIANA: En la habitación de mamá. (Walmar la mira con expresión reprobadora y Max se da cuenta de las
miradas) ¡Papá, es el único lugar al que nadie se acerca! Allí estará seguro, y yo podré ordenarlo todo
cuando Max se haya ido. Nadie se enterará jamás. (Walmar hace un pequeño silencio y se queda pensativo
por un momento, luego Ariana interrumpe) ¡Padre, es la mejor opción para esta situación!

WALMAR: (Con voz angustiada) Supongo que no queda otra alternativa.

MAX: Lamento ser un problema para ti, Walmar.

WALMAR: No seas absurdo. Lo que queremos es ayudarte. (Luego le sonríe amablemente) Tal vez un día
nos ayudarás a nosotros.

MAX: ¡Muchas gracias amigo!, ¿y es que… sinceramente has pensado en salir del país, Walmar?

7
WALMAR: (Dudoso) No estoy muy seguro de poder hacerlo. Yo soy más notorio que tú. Me tienen
vigilado, me conocen y me necesitan más que a ti. El tilden Bank es importante para el Reich, es un dogal
en torno a mi cuello, pero también es mi salvación. Un día quizás se convierta en el arma que apunte a mi
cabeza. Pero si llegara el caso, haría lo mismo que tú. (Ariana se sorprende al oír a su padre pero lo escucha
atentamente, no había sospechado que él pensara en la opción de huir. Cuando Walmar termina de hablar, suena
el efecto de sonido de toque de puerta y llaman)

Berthold llama desde el lateral: ¡La cena está servida! (Los tres reaccionan al llamado y quedan en silencio, luego
salen por el lateral que fueron llamados)

Apagón y efecto de sonido de transición y paso del tiempo

Escena VI
Se enciende la habitación de Kassandra, allí se encuentra Max sentado en la cama pensativo, suena efecto de
sonido de abrir puerta, Max reacciona preocupado de que sea alguien de la servidumbre, luego entra Ariana por
el lateral de la puerta y él se tranquiliza al verla.

ARIANA: ¡Hola!

MAX: (Le sonríe) Siéntate (le señala la silla que está cerca de la cama)

ARIANA: (Se sienta) ¿Has comido? (Max deniega con la cabeza) Eso supuse, toma (le alcanza un
emparedado que lleva escondido en un bolsillo de su falda) Pero, ¿estás bien?

MAX: Estoy muy bien. (Se come el emparedado con ansiedad y Ariana lo mira con ternura) No tenías que
haberte molestado (Le sonríe) pero me alegro que lo hayas hecho.

ARIANA: (Sonríe y habla) El plan de papá hasta ahora ha salido bien, qué bueno que anoche hayas logrado
entrar a casa luego de que todos se han dormido, tenía miedo de que nos descubrieran, pero…, (Orgullosa)
mi padre siempre sabe cómo hacer las cosas bien. (Max asiente con la cabeza, luego Ariana con ojos tristes
mira a Max) ¿Has pensado a dónde vas a ir?

MAX: Más o menos…, Creo que tu padre tiene razón. Primero a Suiza. Luego, tal vez a Estados Unidos…,
mi padre tenía un primo allí. Ni siquiera sé si aún vive; pero es un punto de partida.

ARIANA: ¿No volverás nunca más a Alemania? (Max deniega con la cabeza y Ariana se sobresalta
sorprendida) ¿Nunca, Max?

MAX: Nunca. (Suspira profundo) No quiero volver a ver todo esto nunca más. (Ariana se queda pensativa
y después con una sonrisa en la cara, Max habla) ¿Vendrán a verme, tú y tu papá a Estados Unidos después
de la guerra?

ARIANA: (Ríe suavemente) Para eso parece que falta mucho tiempo.

MAX: Espero que no. (Después Max extiende el brazo y le toma la mano derecha a Ariana, ella se inclina
lentamente, le besa suavemente la frente y luego, con la mano izquerda, le acaricia con ternura los cabellos,
mientras Max sigue teniéndole la mano derecha, más tarde habla) Es mejor que te vayas ya, es peligroso que
tú estés acá, podrían descubrir el plan de tu padre.

8
ARIANA: Tranquilo, ya me voy. No pretendo demorarme para no dar sospechas. (Luego, los dos se
abrazan por un momento y Ariana sale por el lateral de la puerta, después suena el efecto de sonido de puerta.
Max se queda pensativo en la habitación)

Transición de tiempo y apagón corto

Escena VII
Se enciende la luz y Max se encuentra en otra posición a la que estaba antes, se ubica de espalda al lateral de la
puerta, suena el efecto de abrir la puerta, él reacciona, camina rápidamente y sale por el lateral del baño de la
habitación, entra Walmar con los papeles del viaje y un pasaporte alemán en la mano y llama.

WALMAR: ¿Max?..., Soy Walmar, ¿Dónde estás?

MAX: (Entra al escenario por el lateral que salió con expresión de tranquilidad por saber que era su amigo)
Aquí, estaba en el baño.

WALMAR: (Entregándoles los documentos a su amigo en sus manos) Un excelente trabajo, ¿no? (Luego se
sienta en la misma silla que lo hizo Ariana en la escena anterior)

MAX: (Max mira el pasaporte fascinado y luego a Walmar) ¡Ernst Josef Rei! Ahora este será mi nombre,
¡Qué impresiónate, Walmar! ¿Cómo lo conseguiste?

WALMAR: Utilicé la fotografía de tu pasaporte.

MAX: Hasta el sello oficial estampado parece auténtico.

WALMAR: Sí, lo sé. Fue un gran trabajo.

MAX: ¿Y ahora qué sigue?

WALMAR: Un mapa y un poco de dinero. También tengo un salvoconducto. Podrás llegar cerca de la
frontera en tren. Y Después, amigo mío, tendrás que valerte por tus propios medios. Pero creo que
podrás lograrlo… (Busca entre su saco un sobre)… con esto (le entrega el sobre a Max y también el mapa)
No me atreví a retirar una cantidad mayor, para evitar que alguien pudiera comenzar a hacerse preguntas.

MAX: (Mira con admiración y agradecimiento a Walmar) ¿Hay algo en lo que no hayas pensado, Walmar?

WALMAR: Espero que no. Me temo que soy un poco neófito en estos quehaceres. Pero creo que puede
resultar una buena práctica.

MAX: ¿Piensas realmente en abandonar el país? (Walmar permanece pensativo) ¿Por qué deberías irte tú?

WALMAR: Por varias razones… Quién sabe lo que sucederá…, en qué momento perderán el control.
Y ahora tengo que pensar en Gerhard también. En otoño cumplirá dieciséis años, si la guerra no termina
pronto, pueden movilizarle. Entonces nos iremos. (Se queda pensando en su familia)

MAX: (Examinado el pasaporte) Walmar, ¿qué puedo hacer para agradecerte todo esto?

9
WALMAR: Ponerte a salvo. Comenzar una nueva vida. Eso será suficiente.

MAX: Eso no es nada. ¿Querrás que te haga saber dónde me encuentro?

WALMAR: Con discreción. Mándame solo la dirección. Sin nombre alguno. (Max afirma con la cabeza)
El tren parte de la estación a medianoche. (Busca en su bolsillo y le entrega las llaves de un carro a Max) En
el garaje, detrás de la casa, encontrarás un viejo Ford azul, era de Kassandra. Por milagro todavía funciona,
yo mismo lo verifiqué esta mañana. Creo que los criados dan una vuelta en él, de vez en cuando, para
mantenerlo en funcionamiento. Tómalo, ve a la estación y déjalo allí. Por la mañana, denunciaré que lo
han robado. Para entonces tú ya estarás lejos. Esta noche nos acostamos temprano, para que no haya
problemas; solo es esperar que cuando tú te marches, a las once y media, todo el mundo esté durmiendo.
Y eso, amigo mío, es todo.

Escena VIII
Suena efecto de sonido de abrir puerta y entra Ariana a la escena

ARIANA: (A Walmar) Hola padre, ¿está todo bien?

WALMAR: (Sonríe) Así es mi querida Ariana.

ARIANA: (A Max) ¿Te vas ahora, Max?

MAX: Dentro de unas horas…Tu padre acaba de…. (Dudoso) no sé qué decir, Walmar.

WALMAR: Max, ¡Buena suerte! (Estrecha la mano de Max fuertemente, despidiéndose; luego sale de la
escena. Ariana y Max se acercan y se toman de las dos manos uno enfrente del otro y se miran a los ojos)

MAX: Cuídate, querida. Hasta que volvamos a vernos.

ARIANA: Te quiero. Que Dios te acompañe.

MAX: Volveremos a vernos cuando todo esto haya terminado. (Le sonríe a Ariana) Tal vez en Nueva York.

ARIANA: (Ríe quedamente) Estás loco.

MAX: Quizá, pero yo también te quiero (Se miran por un momento, después se abrazan y se besan
suevamente, luego se vuelven a abrazar fuertemente)

Apagón.

Escena IX
Se proyecta la frase: UN MES DESPUÉS, se enciende el lado izquierdo del escenario donde está la sala, en escena
se encuentra Walmar sentado en una silla leyendo, luego de un momento entra Ariana.

ARIANA: ¿Tuviste alguna noticia, padre?

WALMAR: (Comprendiendo de quién se trataba la pregunta) No, ninguna. Pero ya llegará. Puede llevarle
algún tiempo instalarse en un lugar y hacérnoslo saber.

10
ARIANA: Eso tú no lo sabes. (Se deja caer en la butaca enfrente de su padre) Tal vez esté muerto.

WALMAR: (Pensativo y con expresión triste) Tal vez o tal vez no. Pero, Ariana, ahora él está lejos de
nosotros. Hará su propia vida, dondequiera que se encuentre. No puedes seguir aferrada a su recuerdo.
Nosotros sólo somos parte de la vieja vida que él ha abandonado. (Espera un momento y pensativo dice)
¿Te has enamorado de él, Ariana?

ARIANA: (Nerviosa) No…, no lo sé. Yo..., Es sólo que estaba preocupada.

WALMAR: Comprendo. Espero que no lo estés. Resulta difícil dictaminar con respecto a estas cosas,
pero... (Con duda) en tiempos como los actuales, es mejor preservar nuestro amor para días más propicios.
En época de guerra, en circunstancias difíciles, todo se tiñe de un cierto romanticismo que a menudo
resulta irreal y no perdurable. Quizá vuelvas a verle dentro de muchos años y le encuentres
completamente cambiado. Es posible que en nada se parezca al hombre que recuerdas de hace unos días.

ARIANA: Eso lo comprendo…; lo sé, padre.

WALMAR: Me alegro. (Suspira profundamente). Además, podría ser peligroso amar a un hombre en la
posición de Max…, Ahora ha huído. Un día no muy lejano puede verse perseguido por los nazis. Y si te
ataras a él, podrían perseguirte a ti también. Aun cuando no sufrieras daño alguno, el dolor podría
destruirte, como en cierta medida el dolor causado por la pérdida de Sarah casi lo destruyó a él.

ARIANA: (Molesta) ¿Cómo pueden mortificar a la gente a causa de aquellos a quienes aman? ¿Cómo
puede alguien saber de antemano cuál es el lado justo y cuál no lo es? (Walmar se queda pensativo por un
instante, luego Ariana interrumpe) ¿Padre?

WALMAR: Tienes que olvidarlo. Podría ser peligroso para ti. (Le hace una severa mirada, pero Ariana no
baja los ojos)

ARIANA: También fue peligroso que le ayudaras, padre.

WALMAR: Eso es diferente. Aunque en cierto sentido tienes razón. Pero yo no estoy atado a él con
ese lazo, el lazo del amor. (Se inclina hacia ella) Y espero que tú tampoco lo estés. (Ariana no dice nada y
baja la mirada al piso, con duda Walmar habla) Ariana, voy a decirte algo de lo que nunca quise hablarte
antes. Acerca del precio del amor. Acerca de los nazis..., acerca de tu madre. (Ariana levanta la cara y lo
mira a los ojos). No pretendo juzgarla ni criticarla. No le guardo rencor. Tampoco te hablo de esto para
que te sientas avergonzada. (Suspira) Tu madre y yo nos amábamos profundamente. Pero nos casamos
cuando ella era muy joven. Yo la amaba, pero no siempre la comprendía. En algunos aspectos, era distinta
de las mujeres de su época. Cuando tú naciste quiso cuidarte ella misma, pero eso era algo inaudito, me
parecía una tontería. Por lo tanto te colocamos a Anna como niñera, y creo que eso afectó profundamente
a tu madre. A partir de entonces siempre pareció estar un poco perdida. Cuando ya llevábamos diez años
casados, conoció a un hombre, un hombre más joven que yo, su nombre era Dolff. Fue un escritor muy
famoso, bien parecido e inteligente, y tu madre se enamoró de él. Lo supe casi desde un principio. Incluso
desde antes, quizá. La gente me decía que se les veía juntos. Y yo descubrí algo diferente en sus ojos. Algo
vivo, henchido de emoción y felicidad de nuevo, algo maravilloso. (Pasa saliva) Y creo que, en cierto modo,
eso me hizo amarla todavía más. La tragedia de Kassandra no fue el haberse enamorado de otro hombre
estando casada, sino el hecho de que su país había caído en manos de los nazis y que el hombre a quien
amaba tan desesperadamente era judío. Yo la previne, por su bien y por el de su amado, pero ella no
quiso abandonarle. Y tampoco quiso abandonarnos a nosotros. A su manera, se mantuvo fiel a ambos. No

11
puedo decir que su relación con aquel hombre me causara nunca un verdadero sufrimiento. Ella me
demostraba la misma devoción de antes, tal vez más. Pero esa devoción también se la brindaba a él. Incluso
cuando dejaron de publicarle sus obras, incluso cuando le marginaron y, por último... (Su voz se quiebra,
se hace un pequeño silencio, luego prosigue) Incluso cuando lo mataron. Tu madre estaba con él el día que
le apresaron. Lo sacaron a rastras de la casa, lo golpearon y, cuando descubrieron a tu madre, la...
golpearon también..., y tal vez la habrían matado si a ella no se le hubiese ocurrido decirles quién era.
Entonces la dejaron en paz, y ella volvió a casa. Cuando yo llegué aquí, todo cuanto podía decir era que
me había deshonrado y que le aterraba pensar que podían causarnos algún daño. Consideró que tenía que
ofrendar su vida para salvar la nuestra... y que no podía seguir viviendo después de lo que le habían hecho
a él. Asistí a una reunión que se prolongó por espacio de dos horas, y cuando regresé a casa, (con tristeza)
ella..., estaba muerta, en el cuarto de baño de sus aposentos. (Señala hacia la dirección de la habitación de
Kassandra) Ésta, Ariana, es la historia de tu madre, que amaba a un hombre a quien los nazis deseaban ver
muerto. Ella no pudo soportar la dolorosa realidad que le habían mostrado..., no pudo seguir viviendo con
el horror, la brutalidad y el miedo…Por eso, en cierto sentido, ellos la mataron. Del mismo modo que,
en cierto sentido, podrían causar tu muerte, si decides correr el riesgo de amar a Max.. No lo hagas...
(Con voz de súplica y llanto) Por Dios te lo ruego, Ariana..., no lo hagas... (Coloca sus manos en la cara y llora,
Ariana se le acerca, temblando y en silencio, luego él separa sus manos de la cara y se abrazan.)

ARIANA: Lo siento..., oh, papá, lo siento..., lo siento…, Papá, no llores, te lo suplico... Lo siento... No sé
lo que sucedió... ¡estoy tan confundida! Era algo tan extraño tenerle allí en aquella habitación..., en nuestra
casa, oculto, asustado. Quise ayudarle. Sentí pena por él.

WALMAR: Yo también. (Dejan de abrazarse y se toman de las manos, uno enfrente del otro) Pero debes
olvidarle. Un día encontrarás un hombre para ti. Un buen hombre, y espero que sea el hombre adecuado,
en una época mejor.

ARIANA: (Mueve la cabeza para afirmar a su padre mientras se limpia unas lágrimas que tenía en su cara)
¿Crees que volveremos a verle de nuevo?

WALMAR: Quizás algún día. (Se sueltan de la mano) Eso espero. Ahora, cariño, mientras estemos en
guerra, debes tener cuidado.

ARIANA: Lo tendré. Te lo prometo. (Ambos sonríen) Además, no pienso abandonarte jamás.

WALMAR: Ese sentimiento también cambiará algún día.

Apagón y efecto de sonido de paso del tiempo

Escena X
Se proyecta la frase: TRES MESES DESPUÉS, se enciende el extremo derecho del escenario, la escenografía
cambia, ahora es el cuarto de Gerhard, se puede dejar la misma cama, solo cambian las sábanas, se cambia la
silla y la lámpara de la mesa de noche, se adecúa como una habitación de un joven. Ariana y Gerhard están en
escena, ella está arrodillada con la cara en la cama llorando, sosteniendo en su mano la citación al ejército Nazi
que le ha llegado a Gerhard; y él sentado en la silla muy pensativo. Luego entra Walmar por el lateral de la puerta,
al verlo Ariana habla

ARIANA: (Triste y angustiada) No pueden llevárselo, ¿verdad, papá?

WALMAR: (Angustiado) Sí que pueden.

12
GERHARD: (Con voz nerviosa y triste) Entonces eso quiere decir que tengo que ir.

WALMAR: Sí, eso quiere decir, Gerhard. (Mira a sus hijos con ternura, luego habla con sarcasmo) Debes
sentirte orgulloso de servir a tu patria.

ARIANA: ¿Has perdido el juicio? (Gerhard y Ariana miran a su padre horrorizados)

WALMAR: Silencio. (Se dirige suavemente hacia la puerta, sale por el lateral que entró y suena el efecto de
sonido de cerrar la puerta, después vuelve entrar al escenario con un dedo sobre los labios, se ubica lejos de la
entrada, les indica que se acerquen y luego murmura en voz baja) No irás.

GERHARD: (Asombrado y fuerte) ¿No? (Walmar le indica que baje la voz, después con una pequeña sonrisa
en el rostro Gerhard vuelve a hablar) ¿Lo has arreglado?

WALMAR: No. (Menea la cabeza con grave expresión) No pude. Nos marcharemos de aquí.

GERHARD: (Se sorprende de nuevo) ¿Cómo? (Walmar y Ariana intercambian miradas de entendimiento)
¿Cómo lo conseguiremos?

WALMAR: Mañana te llevaré a Suiza. Diremos que estás enfermo en casa. No tienes que incorporarte
hasta el jueves, o sea hasta dentro de tres días. Te acompañaré hasta la frontera y te dejaré con un amigo
mío en Lausana, o en Zúrich si es necesario. Luego volveré a buscar a tu hermana. (Mira tiernamente a su
hija y le acaricia la mano)

GERHARD: (Confundido) ¿Por qué no viene con nosotros? (Walmar menea la cabeza).

WALMAR: No puedo arreglarlo todo con tanta premura, y si ella se queda aquí nadie sospechará que
abandonamos el país para siempre. De cualquier manera, regresaré al cabo de veinticuatro horas, y luego
partiremos juntos para no volver. (A sus dos hijos) Pero tienen que guardar absoluto y completo silencio
con respecto a esto. Nuestra vida depende de ello. ¿Comprenden? (Ambos afirman con un movimiento de
cabeza) Gerhard, he encargado un pasaporte diferente. Lo utilizaremos en la frontera, si es preciso. Por
ahora quiero que te muestres resignado a ingresar en el ejército. Es más, quiero que te comportes como
si estuvieras contento, incluso dentro de esta casa.

GERHARD: ¿No confías en los criados?

WALMAR: No, estando la vida de ustedes en juego. (Gerhard se encoge de hombros)

GERHARD: De acuerdo.

WALMAR: No prepares ninguna maleta. Compraremos todo lo que precisemos allí.

GERHARD: ¿Llevamos dinero?

WALMAR: Ya tengo dinero depositado allí. Sólo lamento haber esperado tanto. Jamás debimos volver
después de las vacaciones. (Exhala un profundo suspiro)

ARIANA: No podías saber lo que ocurriría. ¿Cuándo volverás de Suiza, papá?

13
WALMAR: Partiremos hoy por la mañana..., estaría de regreso en dos días por la noche. Y tú y yo nos
iremos la noche siguiente, después de haber ido yo al banco todo el día. Diremos que salimos a cenar, y
ya no regresaremos. Será necesario recurrir a un poco de intriga para hacer creer a la servidumbre que
Gerhard se incorporó al ejército sin despedirse. Si logras evitar que Anna entre en la habitación de
Gerhard mañana y pasadomañana, podremos decir que se marchó en dos días demasiado temprano como
para ver a nadie. Si tú y yo permanecemos aquí, nadie sospechará nada. Procuraré estar de vuelta a la
hora de cenar.

ARIANA: ¿Qué les dijiste en el banco?

WALMAR: Nada. No tendré que dar explicaciones por mi ausencia. Actualmente se celebran tantas
reuniones secretas, que no tendré necesidad de justificarme. ¿De acuerdo?... ¿Está todo claro? La guerra
casi ha llegado a su fin, hijos, y cuando termine los nazis lo arrastrarán todo en su caída. No quiero que
esté aquí ninguno de ustedes dos cuando llegue ese momento. Ha llegado la hora de marcharnos.
Podremos recoger las cosas más adelante…., (A Gerhard) Gerhard, reúnete conmigo en el café de la
esquina de mi oficina a las once de la mañana. Desde allí nos iremos juntos a la estación. ¿Está claro?

GERHARD: Sí.

WALMAR: Ariana, Mañana te quedarás aquí y cuidarás de Gerhard, ¿no es cierto?

ARIANA: Completamente, padre. ¿Pero cómo saldrá Gerhard de casa por la mañana, sin ser visto?

WALMAR: Saldrá a las cinco, antes de que alguien se haya levantado. ¿De acuerdo, Gerhard?

GERHARD: De acuerdo, padre.

WALMAR: Ponte ropa de abrigo para el viaje. El último tramo tendremos que hacerlo a pie.

ARIANA: (Preocupada mirando a Walmar a los ojos) ¿Tú también, padre?

WALMAR: Yo también. Y estoy en condiciones de hacerlo, gracias. Probablemente mucho más que este
muchacho. (Despeina los cabellos de su hijo y se dispone a salir de la habitación, antes de abandonar el escenario,
les sonríe y habla) No se preocupen. Todo saldrá bien. Y un día volveremos a Alemania. (Sale, vuelve a
entrar, después habla) Ariana, te espero en un momento en la sala, debo darte las últimas indicaciones
antes de nuestra partida.

ARIANA: De acuerdo, padre, allí estaré. (Walmar sale y suena el efecto de sonido de abrir la puerta)

GERHARD: Ya oíste hermanita, papá te estará esperando, así que ve pronto.

ARIANA: Sí Gerhard, ya voy. Tú quédate acá y prepárate para tu partida. (Sale por el lateral que salió su
padre, suena el efecto de cerrar la puerta, Gerhard se queda en escena sentado en la cama pensativo, poco a
poco se va oscureciendo la parte de la habitación de él y se va iluminando el otro extremo que corresponde a la
sala de la casa)

14
Escena XI
Entran Walmar y Ariana juntos al escenario por el lateral de la puerta, Walmar trae un libro en su mano, Ariana
viene pensativa con expresión de preocupación, entonces él habla

WALMAR: No te preocupes, estaré aquí de vuelta en dos días. Y Gerhard estará a salvo.

ARIANA: No es Gerhard quien me preocupa, sino tú.

WALMAR: No seas tonta. ¿No confías en tu viejo padre?

ARIANA: Más que en nadie de este mundo.

WALMAR: Bien. Porque así es precisamente como yo confío en ti. Y por eso, mi querida Ariana, voy a
decirte y mostrarte algunas cosas, cosas que un día quizá puedan serte muy útil. Creo que se trata de un
secreto que debes conocer. Las cajas fuertes de esta casa están en mi dormitorio, en el de tu madre
Kassandra y en la biblioteca. En la caja fuerte de tu mamá, están todas las joyas que fueron de ella, un día,
todas serán tuyas.

ARIANA: ¿Por qué me estás diciendo esto ahora, justo antes del día que partirás para hacer desaparecer
a Gerhard?

WALMAR: Porque te quiero y es mi deseo que sepas cómo cuidar de ti misma si debes hacerlo. Si algo
sucediera, debes decirles que no sabías nada de esto. Diles que creías que Gerhard estaba enfermo en su
habitación y que no tenías idea de que se hubiera ido. Diles cualquier cosa. Miente. Pero protégete, con
tu claro juicio y con esto (Busca en un bolsillo de su saco, saca una pequeña pistola y una docena de fajos de
billetes nuevos y se los entrega) Si cae Alemania, ese dinero no valdrá nada, pero las joyas de tu madre
siempre podrán sacarte de un apuro. Ahora, mira esto (abre el libro que trae y muestra que dentro de él se
encuentran dos anillos, el de compromiso de su madre con un enorme esmeralda, y otro de diamantes, al verlos,
Ariana extiende la mano y los toca, luego Walmar coje el anillo de la esmeralda y habla) Siempre llevaba este
anillo.

ARIANA: Lo recuerdo

WALMAR: (Sorprendido) ¿De veras?..., Recuerda que están aquí si lo necesitas, (cierra el libro) el libro
permanecerá en la habitación de Kassandra donde ha estado durante estos 10 años. Haz buen uso de él,
querida, y su memoria será bien honrada. (Ariana afirma con la cabeza, luego se abrazan y Walmar le da un
beso en la frente a su hija)

Apagón y transición de tiempo

Escena XII
Se pasa un telón por delante de la escenografía ya dispuesta, con el fin de taparla, se ilumina adelante del escenario
que simulará la calle. La iluminación es de noche, suena efecto de sonido de madrugada, de llegada de un tren,
de pasos y voces en una estación de tren. Walmar y Gerhard entran al escenario por el lateral izquerdo, vienen
cansados del largo viaje que realizaron en tren, Walmar entra arreglándose la gorra, subiéndose el cuello de la
chaqueta, luego con un momiviento de cabeza señala el otro extremo del lateral. Gerhard entra bostezando. Juntos
caminan suavemente por el escenario.

WALMAR: ¿Tienes hambre?

15
GERHARD: (Se encoge de hombros) Estoy bien. ¿Y tú?

WALMAR: Toma. (Le da una manzana que saca del bolsillo de su chaqueta, Gerhard le da un mordizco, en
silencio avanzan hasta el otro extremo del escenario y salen)

Se oye a lo lejos el rumor de patrullas fronterizas y efectos de sonido de paso de tiempo. Después aparecen dos
campesinos que salen desde el mismo lado del escenario que salieron anteriormente Walmar y su hijo, pero por
la pierna de adelante. Caminan para salir por el otro lateral, antes de llegar al final, aparecen otra vez Walmar y
su hijo, al encontrarse los cuatro, uno de ellos mueve la cabeza saludando a Walmar, después salen por el lateral
que entraron Walmar y Gerhard, sin mencionar nada. Ellos siguen caminando lentamente, sigue sonando efecto
de sonido de calle y paso de tiempo; antes de salir, Walmar saca un alicate del bolsillo.

WALMAR: Llegamos, yo voy a quitar este alambre de puas que divide Alemania de Suiza, por ahora, tú
cuida que no venga nadie, trataré de hacerlo lo más rápido posible, yo te aviso cuando haya terminado y
pasado esto, ya estaremos en tierra Suiza. Allá todo es diferente a como es actualmente Alemania. Vamos
a ser libres y disfrutaremos de una buena vida hasta que la guerra termine, o tal vez hasta mucho después.
(Sale y Gerhard se queda mirando hacia el otro lado por un momento, suena efecto de romper alambres de puas
y después, Walmar habla en off: ¡Vente ya, ya podemos pasar¡ Gerhard reacciona y sútilmente sale del escenario
por el mismo lateral que su padre).

Apagón

Escena XIII
Se vuelve a correr el telón con el que se tapó la escenografía de atrás, destapándola. Se proyecta la palabra:
SUIZA, Se enciende la zona derecha del escenario, ahora es el cuarto de la pensión en donde Gerhard esperará
a Walmar y a Ariana, la cama se mantiene, se hacen cambio de las sábanas y solo hay una pequeña mesa cerca
de la cama. Entran al escenario Walmar y Gerhard, el padre analiza la habitación y después Gerhard habla

GERHARD: Gracias, papá..., gracias. (Le echa los brazos al cuello, Walmar lo abraza durante un momento, y
luego se separa de él lentamente)

WALMAR: Está bien. Ahora estás a salvo. Aquí estarás cómodo. (Se acerca con paso ágil a la mesa, extrae
un pedazo de papel y un lapicero de su chaqueta) Voy a darte la dirección y el número de uno de mis amigos
banqueros de acá, el cual conozco muy bien.., (pasa saliva) por si acaso Ariana y yo nos demoramos.
(Gerhard reacciona con asombro y preocupación, Walmar hace caso omiso de su expresión) Es sólo una
precaución…, Y te dejaré la cartera; contiene papeles y un poco de dinero. No creo que necesites mucho
en estos dos días. (Gerhard se entristece y luego se vuelven a barzar y se despiden) No pongas esa cara de
preocupación. Ahora trata de dormir un poco. Cuando despiertes, almuerza bien, sal a dar un paseo y a
admirar la ciudad. Este es un país libre, Gerhard, sin nazis con brazales. Disfruta. Y Ariana y yo estaremos
aquí mañana por la noche.

GERHARD: ¿Crees que Ariana podrá hacer la caminata desde Lórrach?

WALMAR: Lo hará. Le diré que no se ponga zapatos de fantasía con tacones altos. (Gerhard sonríe entre
las lágrimas y abraza fuertemente a su padre)

GERHARD: ¿Puedo acompañarte a la estación?

16
WALMAR: No, jovencito, lo que debes hacer ahora es acostarte.

GERHARD: ¿Y tú?

WALMAR: (Exhausto, menea la cabeza) Dormiré durante el viaje de regreso hasta Basilea y
probablemente en todo el trayecto hasta Berlín. (Se miran largamente, embargados por la emoción. Y luego
de un pequeño silencio, Gerhard habla)

GERHARD: Adios padre. (Walmar saluda con la mano a su hijo por última vez y sale del escenario por el
lateral de la puerta de la habitación, luego suena el efecto de abrir y cerrar la puerta, Gerhard se queda pensativo
en la habitación luego de ver salir a su padre, se acuesta en la cama, finalmente se queda dormido)

Apagón.

Escena XIV
Se proyecta la palabra: ALEMANIA en el otro lado del escenario. Se enciende la luz y es la misma escenografía
que ha estado siempre en ese lugar, simulando la sala de la familia. El teléfono está descolgado, entra Berthold,
un hombre anciano que es el mayordomo de la familia; detrás de él, entra Ariana.

BERTHOLD: (Dirigiéndose hacia el teléfono) Llaman por teléfono desde el despacho de su padre. Al
parecer, se trata de algo urgente. Conteste por favor.

ARIANA: Bueno, muchas gracias. (Berthold sale del escenario por el lateral que entró, Ariana se dispone a
atender la llamada) Diga. (espera un momento como si dijeran su nombre) Sí, soy yo, ¿ocurre algo? (Escucha
con atención lo que dicen al otro lado del teléfono, reacciona como si no supiera nada de lo que le dicen) ¿Está
usted segura? Tal vez tuvo que asistir a otra reunión. ¿Tiene eso alguna importancia? (Sigue reaccionando a
la llamada, espera un poco y luego vuelve a hablar) Entonces es posible que le entendiera mal. ¿Dónde se
encuentra mi padre ahora? (reacciona extrañada) Por supuesto que no sé endónde está en estos momentos.
Probablemente tuvo alguna otra reunión. Estoy segura de que la llamará más tarde. (luego de un silencio y
con expresión de asombro e ira) debo tomarme la libertad de recordarle que las andanzas nocturnas de mi
padre no le interesan a usted, ni a Berthold, ni a mí. (reacciona a las disculpas que dicen al otro lado del
teléfono con una expresión de duda) Tranquila, pero no haga suposiciones de la vida privada de mi padre,
además, el ministro de Hacienda no debe ser el único hombre importante con quien mi padre se
entrevista. En verdad, no comprendo por qué le dá tanta importancia. Dígale simplemente a la gente de
Munich que momentáneamente no puede ponerse en contacto con él, y en cuanto llegue a casa le diré
que la telefonee. Estoy segura de que no tardará en regresar. (Espera un momento) Sí señora, por supuesto
que le diré que la llame. Hasta luego. (Ariana cuelga el teléfono. Y antes de salir del escenario entra Berthold y
Anna cuchicheando acerca de Gerhard, ella trae en sus manos una camisa del joven).

Escena XV

ARIANA: (Gritando y preocupada) ¿Qué están haciendo con esa camisa de Gerhard en sus manos?

ANNA: (Acusando a Ariana) ¿Dónde está Gerhard?

ARIANA: ¿Cómo puedo saberlo? Probablemente estará escondido en alguna parte en la planta baja.
Pero recuerdo haberles dicho claramente que...

BERTHOLD: (Interrumpe) ¿Y dónde está su padre?

17
ARIANA: ¿Cómo dice? (Comienza poco a poco a subir el volumen, reprochándoles las preguntas) Lo que haga
o deje de hacer mi padre a ustedes no les importa. (Suspira y sigue) Y en cuanto a Gerhard, probablemente
se ha ido a cualquier lugar. La última vez que miré estaba en su cuarto.

ANNA: (Con mirada de desconfianza) ¿Y cuando fue eso?

ARIANA: Hace un momento, antes de bajar a atender la llamada, he estado cuidándolo durante estos
días, recuerda que te dije que estaba enfermo y no quería salir de cama, pues permaneció ahí todo este
tiempo, yo soy testigo de eso. Seguramente no me vio cuando salió del baño y decidió salir de su
habitación. Compréndanlo, ha estado encerrado por horas, necesita tomar aire fresco.

ANNA: Y ¿Por qué la cama estaba como si nadie hubiera dormido ahí?, Ese muchacho no se ha hecho la
cama en toda su vida.

ARIANA: Se la hice yo mientras él se duchaba. Ahora, si me disculpan, quisiera quedarme sola acá en la
sala, para leer un rato y descansar de la larga jornada que tuve cuidando a Gerhard durante estos días que
él estuvo enfermo y no salió de su habitación.

BERTHOLD: Por supuesto. (Sale junto a Anna, Ariana busca un libro y luego se sienta en una silla, pensativa
se coloca a leer, luego de un rato, interrumpen su lectura tocando la puerta)

Escena XVI

ARIANA: Ahora no, estoy ocupada. (Sigue sumergida en su lectura, luego reacciona a la voz que escucha)

HILDEBRAND (En Off): ¿De veras? Entonces debe disculpar esta intrusión en su espacio, señorita.

ARIANA: (Confundida) No comprendo (sale y abre la puerta, luego regresa y detrás de ella, el teniente
también entra al escenario)

HILDEBRAND: Me temo que debo pedirle perdón

ARIANA: No tiene por qué, Teniente. (Se alisa los rubios cabellos para recogerlos en un impecable moño, y
se arregla el vestido)

HILDEBRAND: El capitán consideró que sería más práctico que fuese a verle a su despacho, en vez de
jugar a tomar el té aquí con usted.

ARIANA: ¿Sucede algo grave, Teniente? ¿A qué se debe su grata visita?

HILDEBRAND: Tal vez sí, pero no lo sabemos, vamos a dejar que sea usted quien nos lo diga a nosotros.
Vamos, acompáñeme. (Sumisa, Ariana sale de escena, seguida por el teniente).

Apagón y transición de paso de tiempo

Escena XVII
Se cierra el telón que ya se movió antes, se proyecta la palabra: SUIZA y se enciende la parte de adelante del
escenario, simulando las calles de la frontera entre Alemania y Suiza con iluminación de día. Por el lateral que

18
salieron antes Walmar y Gerhard, vuelve a aparecer Walmar, mira hacia la dirección que sale, como analizando
lo que ve y tratando de que nadie lo vea, está cansado, le duelen todos los músculos del cuerpo, tiene un aspecto
sucio y mal vestido. Comienza a andar sutil y suavemente con el fin de no producir ningún ruido, se agacha y
comienza a gatear lentamente tratando de llegar al otro extremo del escenario, cuando va en la mitad del escenario
aparecen dos soldados por el lateral hacia donde se dirige, lo ven y él no tiene más remedio que levantarse y
saludarlos.

SOLDADO 1: Eh, abuelo, ¿adónde va? ¿A incorporarse al ejército en Berlín? (Walmar sonríe
estúpidamente)

SOLDADO 2: (Amartilla su arma y le apunta al corazón a Walmar) Sí, ¿Para dónde se dirige el señor?

WALMAR: A Lórrach.

SOLDADO 1: Por qué?

WALMAR: (Con expresión de susto, angustiado y dudando) Mi hermana vive allí.

SOLDADO 2: ¿ De veras? ¡Qué bien! (Agita su arma de nuevo en dirección al pecho de Walmar y con un
movimiento de cabeza le indica al otro que lo requise. El soldado 1 le abre la chaqueta, le toca los bolsillos y luego
la camisa)

WALMAR: Tengo los papeles en orden.

SOLDADO 1: ¿Oh, sí? Vamos a ver. (Walmar se lleva la mano al bolsillo, pero antes de que sus dedos se
introdujeran en él, el soldado 1 nota algo alargado y abultado oculto bajo el brazo derecho de él). ¿Qué es esto,
abuelo? ¿Nos estabas ocultando algo? (Lanza una áspera risotada y hace un guiño a su amigo, luego ambos
soldados le abren la camisa de un tirón, pero no sospechan nada porque la tela está sucia y arrugada, no notan
la excelente calidad de la tela que han rasgado. Más tarde encuentran su billetera camuflada, y los soldados
quedan estupefactos al ver una fortuna de billetes grandes y chicos, y sus ojos se fueron abriendo
desmesuradamente a medida que contaban el dinero)

SOLDADO 2: (Con sarcasmo) ¿Le llevaba esto al Señor Hitler, Abuelo? (Los soldados sueltan una carcajada
en burla, luego se quedan contemplándolo, Walmar guarda silencio y mantiene la mirada hacia el piso con
expresión de ira. Los dos soldados intercambian una rápida mirada y luego se disponen a matarlo. El soldado 1 se
hace a un lado y el soldado 2 dispara su arma, suena efecto de sonido de disparo. Walmar cae sin vida en el piso.
Los soldados cogen su dinero, lo arrastran por los pies hasta sacarlo del escenario por el lateral que entraron.

Apagón.

19
ACTO II

Escena I:
Se abre el telón, se proyecta la palabra: ALEMANIA, se enciende la parte donde estaba la sala de la familia y la
escenografía cambia, ahora es el despacho del comandante, hay un escritorio, unas sillas cerca de él, y se mantiene
la mesa de la sala de la familia, allí hay recipientes con bebidas. Cuando se enciende la luz, en escena se encuentra
Dietrich y Ariana

DIETRICH: (Interrogando a Ariana) ¿Y usted pensó que su padre estaba en una reunión secreta, señorita?
¿de veras? ¡qué interesante! ¿con quién? (El capitán Dietrich la observa de arriba abajo con interés). ¿Con quién
dijo que pensaba que se había reunido su padre?

ARIANA: (Sin muestras de miedo, ni de ira, ni de exasperación. Se limita a contestar sus preguntas,
educadamente, con serenidad y con una inconmovible postura de gran dama) No tengo ni la menor idea de
quién era la persona que mi padre debía ver, Capitán. No suele hacerme partícipe de sus secretos
profesionales.

DIETRICH: ¿Y usted cree que tiene secretos?

ARIANA: Sólo en relación con las operaciones que lleva a cabo para el Reich.

DIETRICH: ¡Qué manera más encantadora de decirlo! (Se recuesta contra el respaldo del asiento y enciende
un cigarrillo) ¿Le apetece una taza de té?

ARIANA: (Meneando la cabeza) No, gracias, capitán.

DIETRICH: ¿Una copa de jerez quizá?

ARIANA: No, gracias, capitán.

DIETRICH: Está bien, entonces hábleme de esas reuniones secretas de su padre....

ARIANA: Yo no dije que tuviera reuniones secretas. (Tratando de ocultar lo que sabe) Lo único que sé es
que algunas noches regresa a casa bastante tarde.

DIETRICH: Tal vez haya una mujer involucrada en esto

ARIANA: Lo siento, capitán, no lo sé.

DIETRICH: Claro que no. (Con sarcasmo) ¡Qué torpeza por mi parte el sugerirlo!..., (Intimidándola) ¿Y su
hermano, Señorita? ¿También asiste a reuniones secretas?

ARIANA: Por supuesto que no. Mi hermano sólo tiene dieciséis años.

DIETRICH: Pero tampoco asiste a las reuniones de las juventudes, ¿No es cierto, Señorita? ¿Es posible
entonces que su familia no sienta simpatía por el Reich como previamente habíamos pensado?

ARIANA: Eso no es cierto, capitán. Mi hermano tuvo muchas dificultades con los estudios, además sufre
de asma, y claro..., desde la muerte de mi madre...

20
DIETRICH: (Interrumpe) Y, ¿cuándo murió su madre?

ARIANA: Hace diez años, capitán.

DIETRICH: Ya. ¡Qué conmovedor que el muchacho aún se acuerde de su madre. Debe de ser un joven
muy sensible! (Ariana asiente con la cabeza y desvía la mirada) ¿Demasiado sensible para entrar en el ejército?
¿Podría ser que él y su padre hubieran desertado en esta hora en que su patria más necesita de todos sus
hombres?

ARIANA: Lo dudo. Si hubiesen hecho una cosa semejante, ¿por qué me habrían dejado aquí?

DIETRICH: Dígamelo usted, Señorita. Y de paso, quizá pueda decirme algo acerca de un amigo llamado
(con intriga y persuación) Máx.. Maximilian Thomas. Un joven que solía visitar a su padre de cuando en
cuando, ¿o acaso la visitaba a usted?

ARIANA: Era un viejo amigo de mi padre.

DIETRICH: Que escapó de Berlín hace tan sólo cuatro meses. Como detalle interesante, desapareció
precisamente la misma noche en que robaron uno de los automóviles de su padre, el cual fue encontrado,
por supuesto, en efecto estado, frente a la estación ferroviaria de Berlín. Una feliz coincidencia, claro.

ARIANA: No creo que el robo del auto tuviera nada que ver con Máx.. (El capitán da una larga chupada
a su cigarrillo)

DIETRICH: Ahora hablemos de nuevo de su hermano. ¿Dónde supone usted que puede estar?
(Intimidándola) Tengo entendido que le estuvo cuidando durante los últimos dos días porque tenía un
fuerte resfriado. (Ariana asiente con la cabeza) Y luego, como por arte de magia, cuando usted bajó a la
planta baja para responder una llamada telefónica, el muchacho desapareció. ¡Qué fastidiosa manera de
comportarse! Sin embargo, lo que me pregunto es si no desapareció varios días antes. ¿Como ayer por la
mañana quizá, alrededor de la hora en que su padre se marchó de su despacho? ¿Cómo calificaría usted
esa coincidencia?

ARIANA: Como muy improbable. Mi hermano estuvo en casa todo el día de ayer, toda la noche pasada
y esta mañana.

DIETRICH: (Con total sarcasmo) Y cuán afortunado es tener una hermana tan leal como usted. Tengo
entendido que le estuvo protegiendo con el mismo celo que una joven leona protege a sus cachorros.
(Ariana reacciona a todo lo que le dice y se da cuenta que él sabe todo eso gracias a sus sirvientes, trata de
controlar para que el capitan no se de cuenta de su desilusión y rabia por esa traición, él sigue presionándola) Lo
que me intriga, es que según parece su padre y su hermano se marcharon, dejándola a usted aquí, tal vez
para evitar que el muchacho se incorporara al ejército, o tal vez con algún propósito mucho más avieso.
Pero sea cual fuere la razón, lo que parece evidente es que la han abandonado, querida. Y no obstante,
usted les protege. ¿Acaso es porque sabe que su padre volverá? Presumo que de eso se trata. De lo
contrario, temo no comprender su renuencia a hablar.

ARIANA: (Airada y con irritación) Ya hemos hablado bastante tiempo, pero ocurre simplemente que no
tengo las respuestas a las preguntas que me formúla. Sus acusaciones son infundadas, y suponer que mi
hermano y mi padre han escapado sin mí es ridículo. ¿Por qué harían una cosa semejante?

21
DIETRICH: En verdad, mi querida jovencita, no creo que lo hayan hecho. Y por eso precisamente vamos
a esperar y ver qué pasa. Y cuando su padre vuelva, él y yo hablaremos de negocios.

ARIANA: ¿De qué clase de negocios? (Lo mira con recelo).

DIETRICH: Digamos que sería una pequeña transacción, Su encantadora hija por..., bueno…, no es
necesario entrar en detalles. Me complacerá convenirlo con su padre cuando regrese. Y ahora, señorita,
si me disculpa le pediré al teniente Hildebrand que la acompañe a su habitación.

ARIANA: (Sorprendida y triste) ¿A mi habitación? Entonces, ¿no puedo volver a mi casa?

DIETRICH: (Menea la cabeza enérgicamente, conservando su intolerable y falsa sonrisa) No. Me temo que
preferimos brindarle nuestra hospitalidad, por lo menos hasta que vuelva su padre. Haremos lo posible
para que se sienta cómoda en su... habitación.

ARIANA: Comprendo.

DIETRICH: Sí. (La mira con sombría expresión) Supongo que a esta altura de los acontecimientos ya
comprende. Debo ofrecerle a su padre mis cumplidos cuando le vea, es decir, si lo llego a ver. Tiene una
hija extraordinaria, encantadora, inteligente y muy bien criada. No ha llorado, implorado ni suplicado. En
verdad, me ha complacido enormemente compartir esta tarde con usted. (Ariana lo mira fulminántemente
sin ser descubierta por él, después, el capitán oprime un botón situado en un costado del escritorio y no hay
respuesta del teniente, vuelve a apretar el timbre pero no sucede nada) Según parece, nuestro teniente está
ocupado; creo que tendremos que buscar a otra persona para que la acompañe a su habitación. (Irritado,
el capitán se dirige hacia la puerta. Suena el efecto de abrir puerta de oficina y grita en Off: “Von Tripp, ¡venga!”,
después entra nuevamente al escenario seguido de el teniente Manfred Von Tripp, un hombre alto con duras
facciones y con una larga y estrecha cicatriz en su mejilla)

Escena II:

DIETRICH: Von Tripp, ¿dónde diablos están los otros?

MANFRED: Creo que salieron a comer. Son..., (Mira el reloj y luego a su capitán) Se está haciendo tarde.

DIETRICH: ¡Cerdos! Sólo piensan en llenar el estómago. Está bien, no se preocupe. Lo hará usted. Y
por cierto, ¿por qué no fue con ellos? (Mira con fastidio a Manfred, quien respondió a la mirada de su superior
con una ligera y frígida sonrisa)

MANFRED: Esta noche estoy de servicio, señor.

DIETRICH: Llévela abajo, pues (Señalando a Ariana). Ya he terminado con ella.

MANFRED: Sí, señor. (Se dirige hacia donde está Ariana y le habla) ¡De pie!

ARIANA: ¿Cómo dice?

DIETRICH: (Con actitud de poder) El teniente le ha ordenado que se ponga de pie, Señorita; así que, tenga
la bondad de hacer lo que dice. De lo contrario, me temo... Bueno, usted sabe, sería muy embarazoso...(Se

22
lleva la mano al látigo de montar que cuelga de su cintura. Ariana se pone inmediatamente de pie) Que pase una
buena noche. (Ariana no responde)

MANFRED: (Coje a Ariana firmemente por el brazo y en tono seco le dice) Sígame y haga exactamente lo
que le diga. No me gusta tener que bregar con los prisioneros, y mucho menos si son mujeres. Por su
bien, y por el mío, le ruego que no complique esta situación. (Salen del escenario)

Dietrich se queda en escena buscando en su despacho documentos sobre Walmar y su familia, busca con
desespero en los cajones de su escritorio y no encuentra nada, luego enciende otro cigarrillo, se levanta de su
puesto y camina por el escenario pensativo, está planeando algo para sacarle información a Ariana; luego oprime
nuevamente su botón del escritorio, pero no hay respuesta de Hildebrand, lo presiona por varias veces y
desesperado vuelve a salir por el lateral de la puerta, en off grita: “Von Tripp venga nuevamente”, luego entra y
detrás de él aparece Manfred, quien ya ha llevado a Ariana a su celda

DIETRICH: Teniente, necesito que mañana vuelva a traer a esa señorita a mi oficina, vamos a hacer que
hable y nos diga en dónde está su padre y su hermano; estoy seguro que mi sospechas son ciertas. Si es
así, Walmar tendrá que explicarnos muy bien sus razones para hacerlo, pero eso no hará que perdonemos
su traición a Alemania.

MANFRED: ¡Como ordene usted, Capitán!

DIETRICH: Ah, y otra cosa, cuando regrese Hildebrand, dígale que quiero verlo

MANFRED: Muy bien, señor (Sale del escenario y el Capitán se queda mirándolo salir)

Apagón y transición de paso del tiempo

Escena III:
Se proyecta la frase: UN MES DESPUÉS, se enciende el mismo lugar del escenario, en escena se encuentra Dietrich
sentado en su escritorio, suena efecto de sonido de abrir puerta y entra Manfred junto a Ariana quien luce muy
diferente a lo que estaba en la escena anterior, ahora está insegura y nerviosa, débil y sucia. Dietrich la mira con
una especie de repugnancia.

DIETRICH: Señorita, lamento decirle que nuestra hospitalidad con usted, ha llegado a su fin. Pues me
temo que no nos sirve para nada. Me he enterado que no quiso colaborar con las necesidades de Hildebran
cuando fue a visitarla a su celda, entonces si no colabora dando información de su hermano, ni supliendo
las necesidades de nosotros, para qué tenerla acá, además, mantener a alguien prisionero con el objeto
de obtener un rescate deja de tener sentido cuando no hay nadie que esté dispuesto a pagarlo, y entonces
se convierte en una molestia. Ya no existe ninguna razón para seguir alimentándola y alojándola aquí. El
teniente Von Tripp la acompañará hasta su casa y allí, usted dispondrá de una hora. Podrá recoger sus
pertenencias y luego se marchará. No podrá llevarse nada de gran valor de la casa, ni dinero, ni joyas, sólo
las cosas de uso personal que pueda precisar en un futuro inmediato. Después, tendrá que cuidar de sí
misma. (Ariana lo mira sin poder creer lo que escucha) Vivirá usted en el cuartel de mujeres y trabajará como
todo el mundo.

ARIANA: (Con voz débil) ¿Qué pasará ahora con la casa de mi padre?

23
DIETRICH: (La ignora por unos segundos observando unos papeles que tiene en su escritorio, luego levanta su
cara y la mira) Será ocupada por el general Ritter y sus cuatro complacientes mujeres que ha elegido en el
transcurso de estos últimos cinco años. Estoy seguro de que el general será feliz allí.

ARIANA: (Con tristeza y nostalgia) Yo también estoy segura de ello.

DIETRICH: Eso es todo, Señorita. Preséntese al cuartel a las cinco de la tarde. Cabe agregar que esta
disposición cuartelaría es opcional. Es libre de adoptar otro... modo de vida dentro del ámbito del ejército,
por supuesto. (A Manfred) Y usted Von Tripp, ya sabe qué tiene que hacer con ella.

MANFRED: (Al Capitán) Así es, Señor. (A Ariana) Ya escuchó señorita, andando, debo llevarla a su casa.

ARIANA: ¿Quiere decir que tiene que llevarme al cuartel?

MANFRED: El Capitán dijo que…

DIETRICH: (Interrumpe) Primero deben ir a la casa de su padre a recoger sus cosas, ya se lo había dicho.

MANFRED: Vamos, ahora debemos irnos. (Toma a Ariana y salen del escenario, Ariana está débil y no tiene
ánimo de caminar, lo hace muy lento)

Apagón y transición de paso de tiempo

Escena IV:
Se pasa nuevamente el telón por delante de la escenografía, con el fin de taparla; se proyecta la Frase: UNA
SEMANA DESPUÉS, se enciende el extremo de adelante del escenario, simula ser la calle fuera del edificio del
cuartel de las mujeres, entra Ariana por el lateral derecho, viene barriendo muy concentrada y trae unos guantes
de gamuza marrón para trabajar, por el otro extremo entra Manfred con un aire autoritario, con los hombros
echados hacia atrás, la cabeza muy erguida, como quien se dispone a hacer una declaración de capital importancia,
se acerca a Ariana y habla

MANFRED: ¿Señorita?

ARIANA: (Sin mucho ánimo y apartando un largo mechón de cabello que cuelga ante sus ojos) ¿Sí, teniente?

MANFRED: Tenga la bondad de ir a buscar su valija.

ARIANA: (Confundida) Mi ¿qué?

MANFRED: Su maleta.

ARIANA: ¿No puedo quedarme con ella? De modo que alguien quiere mi maleta. Muy bien, que se la
quede. No pienso ir a ninguna parte por algún tiempo.

MANFRED: (Cordialmente) Me ha entendido mal. (Ariana sigue sin entender) En realidad, está usted
completamente equivocada, pues va a ir a otra parte.

ARIANA: ¿De veras? (Lo mira con un súbito terror, luego piensa y cambia su expresión, emocionada habla)
¿Han encontrado a mi padre?

24
MANFRED: Lo siento. (Ariana coloca cara de pavor y buscando tranquilizarla dice) No tema, estará usted a
salvo.

ARIANA: (Con temor y desconfianza, se aferra al mango de la escoba) ¿Qué quiere decir con eso de que
estaré a salvo?

MANFRED: (Menea la cabeza y murmura) Confíe en mí. (Trata de tranquilizarla con la mirada, pero ella
sigue mostrándose desesperadamente asustada) Ahora haga el favor de hacer la maleta.

ARIANA: ¿Qué le diré a la jefa? Aún no he acabado de barrer.

MANFRED: Yo se lo explicaré. (Ariana asiente con la cabeza y sale por el mismo lateral que entró, Manfred
se queda en el escenario observando cómo se aleja, luego habla solo) ¿qué demonios estoy haciendo?..., ay todo
sea por proteger a esta joven del loco general Ritter. (Luego entra al escenario la Matrona y habla).

Escena V

MATRONA: Buenas tardes, Teniente, ¿se le ofrece algo? He visto que ha hablado con una de las
señoritas y luego la vi a ella entrar, podría contarme ¿qué sucede?

MANFRED: Debemos transferir a la joven. Ya sabe, son ordenes y debemos hacerlas cumplir.

MATRONA: Ah claro, sí señor. Comprendo con claridad de qué se trata. Entonces así es. Ya asignaré a
otra muchacha para que termine la labor que ella estaba realizando. (Ariana aparece en escena, trae una
maleta y la Matrona le habla) Ya sabe señorita, obedezca todo lo que el teniente le ordene. (Ariana asiente
con la cabeza y la matrona se despide de mano del teniente y sale por el lateral que entró)

MANFRED: (A Ariana) Entonces vamos (Comienza a caminar hacia el lateral que entró, luego lo sigue Ariana
y ambos salen del escenario)

Apagón

Escena VI
Se abre el telón que cerró la escenografía, se ilumina la parte derecha del escenario y la escenografía cambia, es
también un cuarto, pero ahora más básico, solo está la cama y una mesa de noche, simulando ser un cuarto
pequeño que Manfred tiene en su casa. Entra Manfred al escenario por el lateral derecho.

MANFRED: Entre, por favor. (Ariana entra al escenario con la maleta que tenía en la escena anterior, mira
con interés la habitación, luego Manfred la mira con afecto) Y esta es su habitación.

ARIANA: Muchas gracias, Teniente.

MANFRED: ¿Por qué no se sienta? Debe estar exhausta. (Le indica la cama con la mano, ella mira por unos
instantes, después se sienta muy rígida en el borde) Quisiera explicarle algo. No creo que lo comprenda. La
traje aquí porque creí que estaba usted en peligro. Usted es una mujer muy bonita, o más bien debería
decir una joven muy bonita. ¿Cuántos años tiene? ¿Dieciocho? ¿Diecisiete? ¿Veinte?

ARIANA: Diecinueve.

25
MANFRED: No anduve muy lejos, pero hay personas a quienes eso no les importa. Como nuestro amigo
Hildebrand aquella noche que trató de sobrepasarse con usted, menos mal yo llegué para salvarla. A él le
importa un comino que tuviera usted doce años. Y hay otros que son igual o peor que él. ¿Me comprende,
Señorita?

ARIANA: No, señor.

MANFRED: Bien, esta mañana se me ocurrió que existía la posibilidad de que la obligaran a... juntarse
con el general... (Ariana reacciona sorprendia y con horror) Me parece que ésa no sería una manera muy
adecuada de comenzar una nueva vida. Por eso la traje aquí.

ARIANA: (Con desespero y angustia) ¿Me obligarán a ir a vivir con él mañana?

MANFRED: No, eso no es probable. El general nunca hace esfuerzo alguno por conseguir algo. Si se
hubiese quedado usted en el cuartel, se la habría llevado con él a la nueva casa de él, o sea, a la casa de su
padre, pero habiéndose marchado de allí no tiene nada que temer. (Piensa) ¿Le importa eso? ¿Hubiese
preferido irse con él a fin de volver a su propia casa?

ARIANA: (Menea la cabeza) No habría podido soportar verla invadida por gente extraña, y... (pasa saliva)
antes quisiera estar muerta que tener que vivir con él.

MANFRED: (Asiente y sonríe) ¿Qué le parece la decisión que he tomado?

ARIANA: Supongo que está bien.

MANFRED: Lamento que tengan que suceder estas cosas. Ha sido una guerra atroz... para todos
nosotros…. (Cambiando de tema y señalando la salida) Venga. Le mostraré la cocina.

ARIANA: (Sonríe) En realidad, no he cocinado nunca en mi vida. No hubo necesidad. Siempre había
tenido sirvientes que se encargaban de hacerlo.

MANFRED: No se preocupe. Yo le enseñaré. No la obligaré a recoger hojas ni a fregar cuartos de baño,


tengo una mujer de la limpieza que viene a hacer todas esas cosas, pero sería realmente grato para mí
que, como parte de nuestro arreglo, se ocupara usted de cocinar. ¿Le parece que sabrá hacerlo?

ARIANA: (Suspira) Supongo que sí. ¿Y con respecto a lavar y planchar la ropa?

MANFRED: Sólo tendrá que ocuparse de la suya. Eso es realmente, sólo cocinar. (Con una pequeña
sonrisa extira su mano para saludarla, Ariana mira con asombro, lentamente y con timidez le alcanza su mano)
Espero que un día, lleguemos a ser amigos, Ariana. Aquí no está usted prisionera, ¿sabe? Me pareció que
era lo más razonable que podía hacer... para su bien. Espero que lo comprenda.

ARIANA: (Le sonríe y luego con expresión de no entender, pregunta) ¿Qué es lo que quiere decir?

MANFRED: Sí, eso quiero decir. (La mira con ternura) ¿Realmente pensó que me comportaría como el
general? ¿No cree que eso hubiese sido jugar sucio? Ya le dije que no es mi prisionera. De hecho... (hace
una gentil reverencia y se cuadra) la consideraré mi invitada. Bienvenida a su nuevo hogar. (Sale)

Apagón y transición de tiempo corto

26
Escena VI
Se ilumina la parte izquierda del escenario, que sigue siendo el despacho de El Capitán, entra Dietrich y luego
Hildebrand.

DIETRICH: Y bien, ¿dónde demonios está la chica?... (mira a Hildebrand con fastidio) Von Tripp dijo que
la llevó al cuartel la semana pasada. ¿Qué dijo la jefa?

HILDEBRAND: Que se ha ido.

DIETRICH: ¿Qué diablos quiere decir con que «se ha ido»? (Se enfurese) ¿Se ha escapado?

HILDEBRAND: No, nada de eso, capitán. Alguien se la llevó. La jefa dijo que era un oficial, pero no
recordaba su nombre.

DIETRICH: ¿Consultó el parte diario? (Lo mira fijamente)

HILDEBRAND: No. ¿Debo volver?

DIETRICH: No importa. Si se ha ido, se ha ido. El general encontrará media docena de chicas más
antes de una semana. Y esa conejita quizá no valga el precio que puede costar. Siempre existe la posibilidad,
por remota que sea, de que regrese su padre algún día. Y si Ritter la hubiese incorporado a su harén, lo
pagaríamos caro. (Coloca los ojos en blanco, y Hildebrand se echa a reír)

HILDEBRAND: ¿Cree realmente que el viejo aún está con vida? (Mira al capitán con interés)

DIETRICH: No, no lo creo. Ahora retírese. (Hilderbran sale del escenario y Dietrich hace una llamada al
cuartel de mujeres, espera un momento y luego habla) Buena tarde, con el Capitán, quiero saber quién sacó
hoy a una de las muchachas que entraron la semana pasada al cuartel, se llama Ariana, (espera un momento
y luego dice con asombro) ¿Von Tripp?, Bueno, muchas gracias. (Cuelga, sale por el lateral, grita: “¡Von Tripp!”,
y vuelve a entrar, detrás de él aparece Manfred)

Escena VII

MANFRED: ¿Sí, señor?

DIETRICH: Manfred, por casualidad hablé con la matrona del cuartel.

MANFRED: ¿Ah?

DIETRICH: Sí, «ah». ¿La tiene en su casa?

MANFRED: (Afirma con la cabeza) Sí, así es.

DIETRICH: Puedo preguntarle ¿por qué?

MANFRED: La deseaba, señor.

27
DIETRICH: Eso me parece comprensible, por supuesto, ¿pero sabía usted que el general Ritter también
la deseaba?

MANFRED: No, señor, no lo sabía. Aunque el día que la acompañé a sacar sus cosas, nos encontramos
con él en el vestíbulo de la casa, pero él no dijo nada que me hiciera suponer que….

DIETRICH: Está bien, está bien, no se preocupe. Pero, ¿sabía usted que puedo obligarlo a entregarla?

MANFRED: Espero que no lo haga, señor.

DIETRICH: No lo haré, Von Tripp, estése tranquilo. Me alegro de verle vivo de nuevo. (Le sonríe)
Celebro que se interese por algo. Hace tres años que vengo diciéndole que eso era todo lo que usted
necesitaba.

MANFRED: Sí, señor. (Sonríe) Gracias, señor.

DIETRICH: De nada. Ritter lo tiene bien merecido. Es el más viejo de todos y siempre consigue las
chicas más jóvenes. No se preocupe, le mandaré otra. Esta le mantendrá contento unas cuantas semanas.
(Le indica a Manfred que salga, él sale y Dietrich se queda en su despacho)

Apagón.

Escena VIII
Se proyecta la frase: MESES DESPUÉS, se enciende el otro lado del escenario, sigue siendo el cuarto que Manfred
le dio a Ariana anteriormente. Entra Manfred seguido por Ariana, ambos traen sus anillos de bodas. Luego él habla

MANFRED: Ariana, mi amor, necesito hablar contigo. Necesito que me pongas demasiada atención a lo
que te diré. Luego de la explosión que sucedió en la iglesia donde nos casamos ya hace unos días, y
analizando la situación que estamos viviendo en Alemania, es tiempo de hablarte de algo muy serio.

ARIANA: ¿De qué se trata, Manfred?

MANFRED: Quiero dejar establecido un plan para ti, con el fin de que sepas qué hacer en el caso de
que suceda algo terrible. Quiero que de ahora en adelante estés preparada en todo momento. Ariana...,
hablo en serio, debes hacerme caso.

ARIANA: (Asiente con la cabeza) Está bien, lo haré.

MANFRED: Ya sabes en qué lugar guardo el dinero y el revólver. Si llega a suceder algo,… quiero que
lo tomes todo y que junto con los anillos de tu madre que sacaste de tu casa el día que saliste de la celda,
huyas de Alemania.

ARIANA: (Confundida) ¿A dónde?

MANFRED: Hacia la frontera..., en el Volkswagen hay un mapa. Y quiero que siempre mantengas el
depósito lleno de gasolina. En el garaje tengo una lata de reserva. Llena con ella el depósito antes de partir.

ARIANA: (Confirma con la cabeza dudando) Pero, ¿cómo crees que puedo ser capaz de hacer una cosa
semejante? ¿Crees que cogeré el carro y te dejaré aquí, Manfred?

28
MANFRED: Ariana, tal vez debas hacerlo. Si tu vida corre peligro, quiero que te marches. No tienes
idea de lo que será esta ciudad si la invaden las tropas aliadas. Habrá actos de pillaje, saqueos, asesinatos,
violaciones...

ARIANA: Hablas como si estuviéramos en los siglos tenebrosos de la Edad Media.

MANFRED: Ariana, ésta será la época más tenebrosa que el país haya conocido nunca, y si por alguna
razón no puedo volver a tu lado te encontrarás completamente desamparada aquí. Yo puedo quedar
atrapado en el Reichstag, por ejemplo, durante semanas... o por varios días, en el mejor de los casos.

ARIANA: (Con sarcásmo) ¿Y crees realmente que me dejarán salir del país, en ese ridículo carro, con los
anillos de mi madre y tu revólver? ¡Manfred, tú estás loco!

MANFRED: (Un poco molesto) Tú debes estar loca, maldita sea! ¡Escúchame! (Toma a Ariana, Ariana
reacciona) Quiero que llegues lo más lejos que puedas con el coche y que luego lo dejes abandonado.
Entonces, corre, camina, arrástrate, roba una bicicleta, ocúltate entre los arbustos, pero sal de esta
condenada Alemania. Los aliados ya se encuentran al oeste de Berlín, en toda la extensión hasta la frontera
francesa, y pienso que en Francia estarás a salvo. Podrás llegar allí a través de las líneas aliadas. No creo
que te sea posible en estos momentos llegar a Suiza, Ariana. Quiero que trates de llegar hasta París.

ARIANA: (Pasmada) ¿Hasta París? Pero París está a mil kilómetros de distancia, Manfred.

MANFRED: Lo sé. Y no importa cuánto tiempo tardes en llegar allí, sino que tienes que llegar. En París
tengo un amigo, un compañero de escuela.

ARIANA: ¿Qué te hace pensar que aún sigue allí?

MANFRED: Según las noticias que me han llegado en el curso de los pasados seis años, me atrevería a
decir que no se ha movido de París. Cuando era niño tuvo poliomielitis, lo cual le salvó de ser movilizado
por nuestro ejército y por el suyo. Es secretario de cultura, y ha llevado de cabeza a nuestros funcionarios.

ARIANA: (Intrigada) ¿Crees que está en la Resistencia?

MANFRED: Conociendo a Jean Pierre, diría que existe esa posibilidad. Pero en ese caso es lo bastante
listo como para tener discreción. Ariana, si hay alguien que pueda ayudarte, ese alguien es Jean Pierre. Y
sé que te mantendrá a salvo hasta que yo pueda reunirme contigo. Quédate en París si él te lo aconseja,
o ve donde él crea que debes ir. Confío en él con toda mi alma. (La mira con expresión de ternura) Lo que
quiere decir que puedo confiarte a él. (Le entrega un papel) Mira, este es el nombre completo.

ARIANA: ¿Jean Pierre de Saint Mame? (Compungida dobla la nota)…¿Y luego qué?

MANFRED: Espera. No será por mucho tiempo. (Le sonríe dulcemente). Te lo prometo. Pero a partir de
este momento quiero que estés siempre preparada. El revólver, los anillos, el dinero, la dirección de Saint
Mame, ropa de abrigo, comida suficiente para llevarte y el depósito del coche lleno de combustible.

ARIANA: Sí, mi teniente. (Le sonríe ligeramente y lo saluda, pero él no le devuelve la sonrisa)

MANFRED: Espero que nunca lo necesitemos, Ariana.

29
ARIANA: Yo también…, Después de la guerra, quiero tratar de encontrar a mi hermano.

MANFRED: Claro que sí, haremos cuanto nos sea posible. Pero, por ahora dime, ¿si estás preparada?

ARIANA: Sí.

MANFRED: Ya tengo que volver al Reichstag. Quieren que todos los hombres disponibles se encuentren
allí para defender el edificio. No sé cuándo estaré de vuelta. Ahora tienes que portarte como una
mujercita. Quédate aquí, pero si ocupan la ciudad recuerda todo lo que te dije.

ARIANA: ¿Cómo lograré huir si ocupan la ciudad?

MANFRED: Dejarán salir a los evacuados, sobre todo a las mujeres y los niños. Siempre lo hacen.

ARIANA: ¿Y tú?

MANFRED: Me reuniré contigo cuando todo haya terminado…, Ahora, tengo que irme. (Se abrazaron
en silencio durante un momento corto, luego Ariana habla)

ARIANA: (Nerviosa) Manfred...

MANFRED: (La calla con un tierno beso, luego menea la cabeza; por último vuelve a hablar) No digas nada,
amor mío. Ahora tengo que irme, pero regresaré pronto. Estaré bien, te lo prometo.

ARIANA: (Triste) Si algo te pasara, Manfred, me moriría.

MANFRED: (Sonriendo) Nada me pasará, te lo prometo. (Se abrazan y luego él sale del escenario, Ariana se
queda pensativa)

Apagón y efecto de sonido de paso del tiempo.

Ariana sale del escenario en el apagón. Suena efecto de sonido de radio en donde dan noticias sobre la situación
de Alemania, también suenan disparos y explosiones, se vuelve a encender el escenario, se oye por la radio la
noticia de la muerte de Hitler y más tarde el cese del fuego en Alemania, luego sigue sonando disparos a lo lejos
y después hay un silecio súbito indicando que la guerra acabó. Luego vuelve a entrar al escenario Ariana y se coloca
ropa para salir en busca de Manfred, se pone una chaqueta, después guarda un revólver, vuelve a salir del
escenario y se apaga nuevamente el escenario.

Escena IX
Se pasa el telón que tapa la escenografía de atrás, y se enciende el lado de adelante del escenario, suenan efectos
de sonido de calle, apesar de que la guerra terminó, se oyen a lo lejos gritos y voces de personas, el escenario
simula ser una calle de Berlín. El cuerpo de Manfred sin vida, ensangrentado y con la ropa destruída está en la
mitad del escenario, luego por el lado derecho entra Hildebrand quien pasa cojeando lentamente en dirección
hacia la salida del otro lateral, viene herido, con su ropa rota, pensativo y con expresión debastada por la caída de
Alemania; reacciona a ver el cuerpo de Manfred, se detiene por un momento mientras lo mira con asombro,
después, sigue caminando y habla para él mismo:

HILDEBRAND: ¡Pobre Von Tripp!

30
Inmediatamente Ariana entra por el lateral izquierdo, ignorando la presencia del cuerpo sin vida de su marido,
reacciona al ver a Hildebrand y le dice:

ARIANA: ¿Dónde está Manfred? Hildebrand, Hildebrand, ¿Dónde está? (Hildebrand señala hacia donde
está el cuerpo sin vida de Manfed y sigue caminando, después sale por el lateral izquierdo. Ariana reacciona al
ver a Manfred, se acerca a él y le limpia la cara con un pañuelo, llora su muerte y luego de unos momentos, se
limpia las lágrimas, se levanta y dice) Debo irme, se lo prometí a él; ya no tiene sentido seguir en Alemania.
(Sale del escenario con afán)

Apagón y efecto de sonido de paso del tiempo.

Escena X
Se quita el telón, se proyecta la frase: FRANCIA, DÍAS DESPUÉS y se enciende la parte izquierda del escenario, la
escenografía cambia, ya no es el despacho del teniente sino, la sala de la casa de Jean Pierre, en escena están
Jean quien se encuentra en silla de ruedas y Ariana que ahora tiene expresión de enferma, cansada y sin mucho
ánimo.

JEAN: ¿Estabas enferma antes de salir de Berlín?

ARIANA: No.

JEAN: Debes de estar rendida por el viaje.., y el sufrimiento. Luego haré que te vea un médico. Pero
primero quiero saber todo lo que pueda acerca de tu hermano. Su descripción, estatura, complexión y
peso. Luego, adónde se dirigía, qué ropa llevaba, cuáles eran exactamente sus planes, a quién conocía...

ARIANA: De la estación de Lórrach debían dirigirse a la frontera suiza, por donde cruzarían hasta Basilea;
allí tomarían otro tren hasta Zurich, y luego mi padre volvería a buscarme.

JEAN: Y en Zurich, ¿qué?

ARIANA: Nada. Simplemente tenía que esperar.

JEAN: Y después, ¿qué pensaban hacer los tres juntos?

ARIANA: Ir a Lausana, a casa de unos amigos de mi padre.

JEAN: ¿Sabían ellos que ustedes pretendían ir?

ARIANA: No estoy segura. Tal vez papá no quiso telefonearles desde casa o de la oficina. Quizá pensaba
ir a verles directamente cuando llegara a Zurich.

JEAN: ¿Sabes si le dejó a tu hermano su número de teléfono?

ARIANA: No podría asegurarlo.

JEAN:¿Y tú nunca tuviste noticias de ninguno de ellos, de esos amigos, de tu hermano, de tu padre?

31
ARIANA: (Negando con la cabeza) De ninguno de ellos. Además Manfred dijo que estaba seguro de que
mi padre estaba muerto…, Pero mi hermano...

JEAN: (Interrumpe) Ariana, tranquilízate. En realidad, no hay ninguna noticia. Te diré lo que he averiguado,
pero es menos que nada. El muchacho ha desaparecido.

ARIANA: (Con voz temblorosa) ¿Ha muerto?

JEAN: Tal vez. No lo sé. Esto es todo lo que averigüé. Telefoneé al hombre que Mafred me dijo hace
unos días, pero no hubo respuesta; entonces, logré hablar con un empleado del banco del amigo de tu
padre y me dijo que él y su esposa fallecieron en un accidente de automóvil precisamente dos días antes
de que tu padre y tu hermano salieran de Berlín. El matrimonio no tenía hijos, la casa se vendió, y ninguno
de los nuevos propietarios ni de los asociados del amigo de tu padre en el banco han tenido noticias de
tu hermano. Es posible que tu padre haya dejado al muchacho y regresara a buscarte a ti, y que por el
camino le mataran. En cuyo caso, es casi seguro que tu hermano resolvió finalmente comunicarse con el
amigo de tu padre y entonces se enteró de que habían muerto, él y su esposa. Luego supongo que pudo
haber hecho una de estas dos cosas: ponerse en contacto con el banco o bien aceptar que debía valerse
por sus propios medios, arremangarse y ponerse a trabajar en cualquier parte, simplemente para
sobrevivir. Pero no hay ni rastros de él, Ariana, ni en Zurich, ni en el departamento central de policía, ni
en los bancos de Lausana. Ni siguiera hay rastros de Máx, el amigo de tu padre. He probado todas las vías
habituales y también he recurrido a algunos de mis mejores contactos. Nadie supo darme razón del
muchacho. Eso tanto puede ser buena como mala señal.

ARIANA: ¿Usted qué cree, Jean Pierre?

JEAN: Que él y tu padre murieron juntos, en algún lugar entre Lórrach y Basilea…., Ariana, debemos
seguir adelante.

ARIANA: Pero hacia ¿dónde?... ¿Para qué... y por qué? (Triste y airada) No quiero seguir adelante. Ya no.
No ha quedado nadie. No tengo a nadie sino a mí misma.

JEAN: Ya es suficiente. Es lo mismo que me sucede a mí.

ARIANA: (Asombrada) ¿A usted también?

JEAN: Mi esposa era judía. Cuando los alemanes ocuparon París, se la llevaron, a ella y a... (Se le quiebra
la voz y gira la silla de ruedas, alejándose de Ariana)…, A nuestra hijita. (Hay un corto silencio, traga saliva y
vuelve a hablar más tranquilo) Se me ocurre algo que podrías hacer. Siempre que tengas el valor suficiente.
Depende de ti. Pero si yo fuese más joven, lo haría. Me iría lejos de todos estos países que han sido
bombardeados, asolados, destruidos. Me marcharía y comenzaría una nueva vida y eso es lo que creo que
deberías hacer tú.

ARIANA: (Levanta la cara) Pero ¿adónde podría ir?

JEAN: A Estados Unidos. Hay un barco de refugiados que parte mañana. Ha sido fletado por una
organización de Nueva York. Sus miembros irán a recibir el barco al puerto y ellos te ayudarán a instalarte
allí.

ARIANA: ¿Y qué pasará con la casa de mi padre en Alemania? ¿Cree que podría recuperarla?

32
JEAN: ¿Realmente lo deseas? ¿Podrías vivir allí? Suponiendo que pudieras recuperarla, que lo dudo. Pero,
¿Para qué? Es mejor que inicies una nueva vida

ARIANA: Pero…, ¿y Gerhard? ¿No cree que pudo haberse ido a Lausana después de todo? O
suponiendo que se hubiese quedado en Zurich, ¿no le parece que si viajara hasta allí tal vez podría
encontrarle?

JEAN: De lo que estoy seguro, Ariana, es de que no existe absolutamente ningún rastro de él, y si
estuviera vivo los habría. Creo que ocurrió lo que te dije. Él y tu padre deben de estar muertos. (Ariana
se entristese y bota unas lágrimas)

ARIANA: (Menea la cabeza lentamente, mira a Jean, piensa y luego asiente, impulsada por las ganas de
sobrevivir se limpia la cara y dice) Está bien, me iré para Estados Unidos a hacer mi nueva vida, lejos de toda
esta desgracia que asotó a Europa. (Le extiende la mano para extrecharse con Jean, después mirándolo a los
ojos vuelve a hablar) Gracias.

Apagón.

Escena XI
Se proyecta la frase: ESTADOS UNIDOS, UN AÑO Y MEDIO DESPUÉS; se enciende el otro lado del escenario y
la escenografía cambia, ahora solo hay tres sillas como de una sala de espera, simulando ser el vestíbulo del
consulado de Alemania en Estados Unidos, se oyen efectos de sonido de personas hablando y oficinas, en una de
las sillas, está sentado Max, leyendo un libro, después entra Ariana lententamente al escenario con un bebé en
brazos, viene mirando a su bebé y cantándole una canción tierna para hacerlo dormir, al escuchar su voz, Max
reacciona al reconocer su timbre, baja el libro y habla

MAX: (Dudando) ¿Ariana?

ARIANA: (Reacciona con asombro al volverlo a ver) ¡Oh, Dios mío! (Max se levanta de la silla y juntos se
abrazan fuertemente, luego toma al bebé en sus brazos, ambos sonríen al volverse a ver luego de tanto tiempo y
vuelven a abrazarse)

MAX: Siéntate, Ariana. (Ambos se sientan y comienzan a hablar) ¿Dónde está tu padre y tu hermano?

ARIANA: Están muertos, Max.

MAX: (Reacciona a lo que oye y luego pregunta) ¿Cómo sabes eso?, lo último que averigüé fue que tu padre
y Gerhard habían huido de Alemania y nunca regresaron… ¿Trataste de encontrarlos cuando terminó la
guerra, Ariana?

ARIANA: (Deniega con la cabeza) Realmente no, no supe cómo hacerlo. Mi esposo me dijo que tenía la
seguridad de que mi padre estaba muerto. Y después me puse en contacto con un amigo suyo en París,
un hombre que dirigía una especie de organización de ayuda a los refugiados. Siguió todas las pistas
posibles, tratando de encontrar algún rastro de ellos, en especial de Gerhard. (Suspira hondamente) Incluso
intentó saber algo de ti, pero sin resultado... Ni rastro de ti ni de Gerhard (piensa) Espera…, no hubo
rastos de ti pero estás vivo, (emocionada) posiblemente mi hermano también lo esté.

33
MAX: No exactamente, a lo mejor se haya ido lejos de Suiza, sin embargo es mucho más probable que
esté muerto…, Después de la guerra los busqué, regresé a Berlín, para tratar de encontrar a tu padre y
los empleados del banco me dijeron lo que había sucedido.

ARIANA: ¿Qué te dijeron?

MAX: Que había desaparecido. Y que posteriormente todo el mundo comprendió que se había marchado
para salvar a Gerhard de la movilización. No hay absolutamente ningún indicio de tu padre ni de Gerhard.
Una vez, en Suiza, la camarera de un hotel lo reconoció en una fotografía que yo tenía de él, lo encontró
parecido a un muchacho que se había alojado allí hacía cosa de un año, pero no estaba segura y, después
de contemplar la fotografía durante un rato, aseguró que no era el mismo muchacho. Volví a Suiza y me
pasé tres meses buscándoles. (Lanza un hondo suspiro) Creo que la patrulla fronteriza los descubrió, Ariana.
Esa es la única explicación razonable. Si estuviesen vivos, finalmente habrían vuelto a Berlín. Y eso no
ocurrió. Me he mantenido en contacto con gente de allí. (Ariana reacciona con tristeza, luego él le pasa un
brazo por los hombros y con la otra mano le acaricia el cabello, después vuelve a hablarle) ¿Sabes? Es
sorprendente. Sabía que habías venido a Estados Unidos, Ariana, pero nunca imaginé que volvería a verte.

ARIANA: (Sorprendida) ¿Lo sabías? ¿Cómo?

MAX: Como te dije, los estuve buscando a los tres. Tuve que hacerlo. A tu padre le debía la vida,
(Agradecido) nunca podré olvidar aquella velada..., ¡Ha pasado tanto tiempo!

ARIANA: Ha sido un largo camino para ambos. Pero tú lo recordabas. Y yo también…, Cuéntame ahora,
¿Cómo supiste que había venido a Estados Unidos?

MAX: No lo sé. Fue una corazonada. Pensé que era lógico suponer que si habías logrado sobrevivir a la
caída de Berlín, no te habrías quedado en Alemania. Como esposa de un oficial alemán... Como ves, lo
sabía. (con intriga) ¿Te obligó a casarte con él?

ARIANA: No, Max. Era un hombre extraordinario. Él me salvó la vida, Max.

MAX: (Guarda silencio pensativo por un momento y luego dice) Alguien me dijo que le habían matado. De
modo que pesé en distintas posibilidades, y Francia era una de ellas. Los funcionarios de emigración en
París tenían registrado haber extendido papeles de viaje temporales a tu nombre. Así supe la fecha en que
partiste de Francia. Y seguí tus pasos hasta Saint Mame.

ARIANA: ¿Qué te impulsó a llevar a cabo una búsqueda tan intensa?

MAX: Consideré que estaba en deuda con tu padre, Ariana. Contraté a un detective para que te buscara
en cuanto llegué de vuelta a Berlín. Y de tu padre y de Gerhard.... no pudo encontrarse pista alguna. Pero
tú…, sabía que estabas viva, y no me resignaba a darme por vencido.

ARIANA: Entonces, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué no me buscaste aquí? Seguro que Jean Pierre debió
decirte que había venido a Nueva York.

MAX: Me lo dijo. Me dio el nombre de una familia de Nueva Jersey. Les escribí y me contestaron que ni
siquiera llegaron a conocerte. Reconocieron haber aceptado ser tus padrinos, pero que luego cambiaron
de idea. Me escribieron que desconocían quiénes se habían hecho cargo de ti y nadie parecía saberlo. La
gente que se quedó con los archivos de Saint Mame en París no tenían idea de dónde estabas. Sólo meses

34
después, cuando volví a Nueva York, una persona de la Organización Femenina de Ayuda a las Víctimas
de la Guerra me habló de los Liebman. Pero cuando fui a conversar con ellos personalmente, las cosas se
volvieron confusas.

ARIANA: ¿Qué te dijeron?

MAX: Dijeron que jamás te habían visto y que no sabían dónde estabas. La señora Liebman manifestó
que recordaba tu nombre, pero que no tenía más información que darme.

ARIANA: (Meneando la cabeza) Mentira, me hospedaron allá, me cuidaron por bastante tiempo porque
pensaban que yo era judía, su hijo Paul y yo nos enamoramos y luego nos casamos, (desesperada) pero un
día cuando descubrieron mis fotos con Manfred, me sacaron a la calle porque yo soy Alemana; no les
importó que en ese momento yo estaba embarazada (Mira con ternura al bebé que lleva en brazos)…., Pero
eso ya no importa, Max. Finalmente me has encontrado.

MAX: ¿Y ahora?

ARIANA: Estoy esperando el divorcio. El juicio terminará dentro de un mes.

MAX: Lo lamento, Ariana. ¿Qué más puedo decir?

ARIANA: La culpa fue mía. No debí haber procedido como lo hice, pero fui una estúpida y una tonta.
Sólo lo siento porque ahora les he perdido a todos, y eran una gente muy especial. Ruth me salvó la vida..,
y la de Noel.

MAX: Tal vez un día cambien de actitud.

ARIANA: Lo dudo.

MAX: (Sonriendo) ¿Y el pequeño? ¿Cómo se llama?

ARIANA: Noel. (Ariana le sonríe) Nació el día de Navidad.

MAX: Qué maravilloso regalo para ti! (luego, mira a Ariana con ternura y pregunta) ¿Hubo alguien a tu lado?
(Ella niega lentamente con la cabeza) Lo siento, Ariana.

ARIANA: ¿Y a ti cómo te fue?

MAX: Gracias a las pinturas que Walmar me regaló la noche que escapé de Alemania, pude seguir con
vida durante la guerra, me permitieron comer y también asistir a la Facultad de Derecho para revalidar
mi título cuando llegué aquí, a los Estados Unidos. Permanecí en Suiza hasta el fin de la guerra,
desempeñando los más insólitos trabajos, viviendo al día, esperando, hasta que llegó el Día de la Victoria,
en que vendí la última de las pinturas, y poco tiempo después partí hacia Estados Unidos. Y ahora, por fin,
volveré a ser abogado y por eso me encontraba aquí. Quiero establecer mi propio bufete y luego llegar a
un acuerdo con el consulado para hacerme cargo de las muchas demandas que recibirían en el futuro…,
No me haré rico, pero me ganaré la vida. ¿Y tú? ¿Lograste salvar algo, Ariana?

ARIANA: La piel, unas pocas joyas... y las fotografías de Manfred.

35
MAX: ¿Has pensado alguna vez regresar a Alemania, Ariana?

ARIANA: Realmente, no. No tengo allí nada más de lo que tengo aquí. Ahora ya no tengo a nadie,
excepto a Noel. Y aquí le aguarda una buena vida.

MAX: Así lo espero. (Mira al niño sonriendo con ternura, después coge con todo cuidado a Noel de los brazos
de su madre y le acaricia el cabello, Ariana sonríe)

Apagón.

36
ACTO III
Escena I
Se proyecta la frase: 25 AÑOS DESPUÉS. Se ilumina el lado izquierdo del escenario, la escenografía cambia, ahora
es la sala de la nueva casa de Ariana en Estados Unidos, Entra Max viejo quien es seguido por Ariana vieja

MAX VIEJO: Dime, Ariana, después de todos estos años, ¿estás dispuesta a tomar mi nombre?

ARIANA VIEJA: (Asombrada) Pues claro. ¿Por qué no habría de estarlo? (Se sientan en las sillas)

MAX VIEJO: No lo sé. (Se encoge de hombros) ¡En estos días las mujeres son tan independientes! Pensé
que tal vez preferirías seguir siendo Ariana Tripp.

ARIANA VIEJA: Yo preferiré ser tu esposa, Max, la señora Thomas. (Le sonríe amablemente) Ya es hora.

MAX VIEJO: Lo que más me gusta de ti, Ariana, es que siempre tomas las decisiones con tanta rapidez...,
Esta vez sólo has tardado veinticinco años. (Ambos sueltan una pequeña risa)

ARIANA VIEJA: Debía estar segura (Vuelve a sonreir, después cambiando de tema) Oye Max, quiero saber
tu opinión acerca de algo que me tiene intrigada.

MAX VIEJO: Claro, cuéntame.

ARIANA VIEJA: (Preocupada) ¿Te parece que Noel ha tomado en serio lo de Tamara?

MAX VIEJO: Podría ser, pero lo dudo. No creo que esté lo suficiente maduro como para sentar cabeza.

ARIANA VIEJA: Espero que no. Aún no tiene veintiséis años.

MAX VIEJO: (Sonriendo) ¿Y qué edad tenías tú cuando lo tuviste a él?

ARIANA VIEJA: Eso fue diferente, Max. Yo tenía tan sólo veinte años, pero estábamos en guerra y....

MAX VIEJO: (Interrumpe) ¿Crees realmente que te habrías quedado soltera hasta los veintiséis años si
no hubiese sido por la guerra?..., Al contrario, yo creo que te habrías casado en seguida.

ARIANA VIEJA: Oh, Max, aquél era otro mundo! ¡Otra vida!...

Escena II
Entra Noel al escenario, viene de la calle

NOEL: (Interrumpe) Y bien, muchachos, ¿cuándo es la boda? ¿han fijado ya la fecha?

ARIANA VIEJA: (Reacciona a la voz de su hijo, luego contenta dice) Bueno (sonríe a Max y luego a Noel)
Hemos estado pensado que podría ser en Navidad. ¿Qué te parece?

NOEL: Estupendo. Podría ser antes de mi cumpleaños. (Sonríe tímidamente) ¿Será una gran boda? (Se
sienta junto a ellos)

37
ARIANA VIEJA: No, por supuesto que no. (Riendo) ¡A nuestra edad! Sólo invitaremos a unos pocos
amigos. (Guarda silencio y se queda pensativa por un rato)

NOEL: (Interrumpe) Me pregunto si podría invitar a…, (Ariana lo ignora perdida en sus pensamientos)
¡Madre!.., ¡Madre!

ARIANA VIEJA: (Reacciona al llamado de Noel) ¡Disculpa! ¿Me decías algo?

MAX VIEJO: Noel te preguntaba que si podría invitar a alguien a la boda

NOEL: Así es, a una amiga ¿Crees que estaría bien?

ARIANA VIEJA: (Mira a Max y con la mirada de dá a entender que sabe de quién se trata) Claro, querido.
(Sonríe) ¿La conocemos nosotros?

NOEL: Sí. Te la presenté a ti y a Max este verano, el día de mi graduación. ¿Se acuerdan de Tammy?
(Aparenta indiferencia al hablar de ella, pero se nota nervioso)

MAX VIEJO: La arrebatadora Rapunzel de largos cabellos negros, si no estoy equivocado. Tamara, ¿no
es así?

NOEL: Sí. (Mira con agradecimiento a Max)

ARIANA VIEJA: (Sonriendo) Yo también la recuerdo. La joven estudiante de Derecho... que había
terminado su primer año.

NOEL: Exacto. Bien, la he traído hoy a casa porque quiero presentarlos formalmente, está afuera
esperando que yo la haga pasar, y ya que los he oído hablar de su boda, pensé que posiblemente le gustaría
asistir a su boda.

MAX VIEJO: Claro, Noel. Por supuesto, de eso no hay duda.

ARIANA VIEJA: Hazla pasar, ¿cómo se te ocurre dejarla allá afuera?

Escena III
Noel sale afanado y vuelve con Tamara cogidos de gancho

NOEL: ¿Te acuerdas de Tammy, madre?

ARIANA VIEJA: Me acuerdo. (Le hace a Tamara una afectuosa mirada)

NOEL: Tal vez debería repetir las presentaciones. Después de todo, el día de la graduación no hubo
mucho tiempo para conversar. (A Tamara señalando a Ariana) Mi madre, la futura señora de Maximilian
Thomas, (Señalando a Max) mi padrastro, Max Thomas, y (Señalando a Tamara) mi amiga, Tamara Liebman.

ARIANA VIEJA: (Sorprendida) Liebman... ¿Estás emparentada con Ruth y Samuel Liebman?

TAMARA: (Intrigada por la pregunta, mueve la cabeza afirmando) Eran mis abuelos, pero fallecieron hace
muchísimo tiempo. Yo no llegué a conocerles.

38
ARIANA VIEJA: ¡Oh! Entonces, tú eres...

TAMARA: La hija de Paúl y Marjorie Liebman. Y mi tía Julia vive en Londres. Quizá también la conozca.

ARIANA VIEJA: (Perdida, con duda) Sí...; (Cambiando de tema y con deseos de salir) Bueno, Bienvenida
seas, estás en tu casa, Tamara. Max y yo (él reacciona a lo que oye y aprueba todo con un movimiento de
cabeza) tenemos que seguir organizando las cosas de la boda. Fue un gusto volver a verte. (Le pide a Max
que salgan y juntos salen del escenario)

TAMARA: (Pensativa) Tu madre me detesta.

NOEL: (Reacciona) ¿Qué dices?

TAMARA: ¿Viste la cara que puso cuando oyó mi apellido? Casi se desmaya al saber que soy judía. ¿No
se lo habías dicho?

NOEL: No creí que tuviera que hacerlo, ¡demonios! Tammy, estamos en la década del setenta. Ser judío
no es un crimen.

TAMARA: Tal vez no lo sea para ti, pero lo es para ella. Como el hecho de que fueses alemán lo fue
para mis padres. ¡Pero por lo menos yo se los advertí!..., ¿Cómo es posible que no comprendas lo que le
pasa a tu madre? ¡Es una antisemita, por todos los diablos, y tú no lo sabías!

NOEL: No, ¡no lo es! ¡La próxima vez dirás que mi madre es nazi!

TAMARA: Noel, tú no comprendes nada.

NOEL: Lo que comprendo perfectamente es que te has dejado influir por todas las patrañas que dicen
de todos los alemanes. Nosotros nada tenemos que ver con esta lucha, Tammy. No fue nuestra guerra.
Nosotros somos personas, negras, blancas, coloradas, amarillas, judías, irlandesas, árabes. Somos
norteamericanos..., en eso reside toda la magnificencia de este país. Todas esas otras tonterías ya no
tienen ninguna importancia.

TAMARA: La tiene para ellos.

NOEL: (La acerca a él y la abraza) Pero no la tiene para mí. ¿Puedes creer eso? (Ella asiente con la cabeza)
Y esta noche voy a hablar con mi madre para comprobar si tienes razón.

TAMARA: Sé que tengo razón, Noel.

NOEL: No estés tan segura de ello.

TAMARA: Es mejor irme. No quiero molestar más a tu madre.

NOEL: No lo haces, quedáte otro rato.

TAMARA: No Noel, mejor hablamos mañana.

39
NOEL: Está bien, si es tu decisión, vete.

TAMARA: Te quiero. (Se abrazan)

NOEL: Yo también. (Ella sale del escenario)

Escena IV
Entra Ariana vieja nuevamente, quien viene a buscar algo en la sala

ARIANA VIEJA: Noel, tú has visto…, (Con asombro) ¿A dónde se ha ido tu amiga? Estaba muy bonita.
Parece una chica excelente.

NOEL: (Dudoso) Ella cree que no te gusta, madre. Porque es judía. ¿Es eso cierto?

ARIANA VIEJA: (Baja la cara) Lamento que crea eso, Noel. (Vuelve a mirar a su hijo) Pero no, no es por
eso.

NOEL: (Airado y dolido) Entonces ella tiene razón: no te gusta.

ARIANA VIEJA: Yo no he dicho eso. Tamara me parece una buena chica. Pero, Noel... (lo mira a los
ojos) Tienes que dejar de verla.

NOEL: ¿Qué? ¿Estás bromeando?

ARIANA VIEJA: No.

NOEL: Bien, ¿entonces qué es exactamente lo que está pasando? Ya tengo casi veintiséis años, ¿y tú
vienes a decirme a quién puedo y a quién no puedo ver?

ARIANA VIEJA: Te lo digo por tu propio bien.

NOEL: (Molesto) No tienes por qué meter las narices en mis asuntos.

ARIANA VIEJA: (Triste) Lamento oírte decir eso. Pero el hecho es que cuando su padre averigüe lo de
ustedes, tú te enterarás de algo que herirá tus sentimientos, Noel. Por lo tanto, mejor será que lo sepas
ahora.

NOEL: (Gritando angustiado) ¿Por qué? Y ¿qué demonios sabes tú acerca de su padre?

ARIANA VIEJA: Yo estuve casada con él cuando llegué a Estados Unidos, Noel.

NOEL: No comprendo.

ARIANA VIEJA: (Con ternura) Lo sé. Y lo siento. Creí que nunca sería necesario que lo supieras.

NOEL: Pero, ¿no estabas realmente casada con mi padre?

ARIANA VIEJA: Sí, pero cuando llegué aquí, viuda y asustada, estaba tremendamente enferma. Vine en
un barco patrocinado por la Organización Femenina de Ayuda a las Víctimas de la Guerra, la cual ya no

40
existe pero, para ese entonces era muy importante. Hice amistad con una mujer adorable...Ruth Liehman.
Ella era la abuela de Tammy. Y resolvieron llevarme a vivir con ellos. Se portaron maravillosamente bien
conmigo. Me cuidaron hasta que recobré la salud, me lo dieron todo y me brindaron su amor. Pero
también creían que yo era judía… Fui lo bastante tonta como para no sacarles del error. (Hay un pequeño
silencio y luego mira fijamente a su hijo) Los Liebman tenían un hijo. Había vuelto del Pacífico porque estaba
herido, y se enamoró de mí. Entonces yo tenía veinte años, y él sólo veintidós. Y después de conocer a
tu padre, él parecía... un muchachito. Pero era tierno y la chica con la que había estado comprometido
durante la guerra acababa de casarse con otro. Y entonces... (traga saliva) descubrí que estaba embarazada
de ti, Noel. Resolví dejarles y tenerte a ti, pero algo... No sé qué sucedió... Paúl insistía en pedirme que
me casara con él, y todo parecía tan simple. Yo no tenía nada que darte, y si me casaba con Paúl podría
dártelo todo…, Pensé que... él podría darte todo lo que yo no podía, y yo siempre le estaría
agradecida…(Se seca las lágrimas con la mano). Pero dos semanas antes de que tú nacieras, volvió
inesperadamente a casa y me encontró mirando las fotografías de tu padre y se descubrió todo. No pude
mentirle más. Le conté la verdad. Y entonces supo que tú eras hijo de Manfred y no de él…, Ese día se
marchó de casa y yo no volví a verle nunca más. Sólo se comunicó conmigo por medio de su abogado.
Nunca más volví a ver a ninguno de ellos. Para ellos yo era una nazi.

NOEL: (Le acarició el cabello a Ariana) Ellos no pueden hacernos nada, mamá, ni a mí ni a Tammy. Los
tiempos han cambiado.

ARIANA VIEJA: Eso no importa.

NOEL: Sí que importa. Para mí.

ARIANA VIEJA: ¿No estás enfadado porque no te lo haya dicho nunca, Noel?

NOEL: (Negando con la cabeza) Enfadado no, madre, sólo sorprendido. (Sale del escenario, Ariana se queda
pensativa)

Apagón.

Escena V
Se proyecta la frase: OCHO MESES DESPUÉS. Se ilumina nuevamente la sala de la casa de Ariana. Max viejo
está sentado leyendo un libro, luego llama a Ariana.

MAX VIEJO: ¡Ariana, mi amor!

ARIANA VIEJA (en off): Espérame, ya voy.

MAX VIEJO: Apúrate. Noel está por llegar.

Entra Ariana

ARIANA VIEJA: Ya, (Agitada) ya llegué. Tú sabes que luego de nuestra boda ya hace seis meses, guardé
este anillo de mi madre, pero ya está acá, listo para entregárselo hoy a Tamara. (Suena efecto de sonido de
toque de puerta, ambos reaccionan al llamado) Justo a tiempo.

Escena VI
Entran Noel y Tamara tomados de la mano

41
MAX VIEJO: Bienvenidos, siéntense, Ariana quiere darles un regalo.

NOEL: Gracias, Max. (Se sientan en el sofá, mientras Ariana y Max están en una silla cada uno)

ARIANA VIEJA: Así es, este es mi detalle (Abre un libro y saca uno de los anillos de Kassandra que logró
sacar de su casa, Noel y Tamara reaccionan al verlo)

TAMARA: ¡Oh, Dios mío, oh..., oh, no! (Mira a su alrededor con estupor, primero a Noel, luego a Ariana y
seguidamente a Max, que la contempla con una amplia sonrisa, y de inmediato busca la mano de Noel)

NOEL: Es tu anillo de compromiso, querida. Vamos, pruébatelo.

TAMARA: (Se coloca el anillo y con emoción y admiración habla) Oh, Ariana, gracias! (Abraza a Ariana)

ARIANA VIEJA: Vamos, vamos, querida. Ahora es tuyo. Que te traiga toda la felicidad del mundo.
(Sonríe a ambos y luego los besa)

MAX VIEJO: ¡Felicidades muchachos! Y a ¿dónde piensan ir luego de la boda?

NOEL: A Europa.

MAX VIEJO: ¿A qué lugar?

TAMARA: A París, a la Riviera, a Italia, y luego Noel quiere llevarme a Berlín.

ARIANA VIEJA: Es una hermosa ciudad. Al menos lo era. ¿Cuánto tiempo estarán de viaje?

TAMARA: (Suspira) Alrededor de un mes.

MAX VIEJO: ¿Qué harán en la Riviera?

TAMARA: Trataremos de ver a una chica que conocí en la facultad, su nombre es Brigitte. Pero primero,
tenemos que sobrevivir a la boda

ARIANA VIEJA: Será maravilloso, te lo puedo asegurar.

Apagón.

Escena VII
Se proyecta la frase: FRANCIA, CINCO MESES DESPUÉS. Se enciende el lado derecho del escenario, la
escenografía cambia, ahora es la sala de la familia de Brigitte, hay sillas, una mesa y un escritorio. En escena está
Brigitte quien reacciona al sonar la puerta, sale de escenario y luego entra nuevamente en compañía de Noel y
Tamara

BRIGITTE: Pasen. (Grita para adentro de la casa) Padre, madre, ya han llegado. (Luego entran Gerhard viejo
y Giselle, los padres de Brigitte)

GERHARD VIEJO: Bienvenidos

42
TAMARA: Muchas gracias Señor (se acerca y le entrega una caja de regalo) Mire, hemos traído este
pequeño obsequio para la familia en agradecimiento de resivirnos en su casa, viene desde Estados Unidos
(Mientras hace esto, deja ver el anillo que Ariana le regaló y al verlo, el hombre reacciona, lo mira fijamente y le
toma la mano)

BRIGITTE: Es bonito, ¿verdad, papá? (Mira de nuevo el anillo, mientras Giselle, su madre, se muestra
indiferente, y solo se atreve a recoger el regalo que trajeron)

GERHARD VIEJO: Es maravilloso. ¿Puedo verlo?

TAMARA: (Lentamente se lo quita del dedo y se lo entrega con una sonrisa) Es un anillo de compromiso que
me regaló Noel.

GERHARD VIEJO: ¿De veras? (Mira a Noel) ¿Dónde lo compraste, Noel? ¿En Estados Unidos?

NOEL: Era de mi madre.

GERHARD VIEJO: ¿En serio?

NOEL: Es una larga historia familiar que ella podría explicarle mejor que yo, si algún día viniera usted a
Nueva York.

GERHARD VIEJO: Sí, sí. Algunas veces voy a Nueva York... (Emocionado) Me encantaría visitarla.
Acabamos de inaugurar una sección de joyería en la galería, ¿sabes? Me interesaría mucho cualquier otra
alhaja que pudiera tener.

NOEL: No creo que quiera desprenderse de nada, señor, pero conserva otro de los anillos de mi abuela.

GERHARD VIEJO: (Abriendo los ojos) ¿ De veras?

TAMARA: Sí, tiene uno con una esmeralda fabulosa.

GERHARD VIEJO: Tienen que decirme qué puedo hacer para ponerme en contacto con ella.

NOEL: Por supuesto. (Extrae una libretita y un lápiz de su bolsillo, luego anota la dirección y el número de
teléfono de su madre) Estoy seguro de que se alegrará de verle si alguna vez va a visitarla a Nueva York.

GERHARD VIEJO: ¿Estará allí durante el verano?

NOEL: Claro que sí…, Muchas gracias por brindarnos su casa, pero podría disculparnos a mi esposa y a
mí, este viaje nos agotó mucho y nos gustaría poder descansar.

GERHARD VIEJO: Ay sí, qué pena mi molestia, estan en su casa. (Noel, Tamara y Brigitte salen del
escenario, caminando hacia su cuarto)

GISELLE: No empieces de nuevo con esa tontería, ¿Me oyes? vi cómo mirabas el anillo de esa chica.

43
GERHARD VIEJO: Si su suegra tiene otro, podría ser una magnífica adquisición para la galería. De
cualquier manera, esta semana tengo que ir a Nueva York.

GISELLE: ¿Ah, sí? ¿Para qué? No lo habías mencionado antes.

GERHARD VIEJO: Hay un coleccionista que quiere vender un excelente Renoir. Quiero verlo antes
de que lo ponga oficialmente en venta.

GISELLE: Está bien.

Escena VIII
Sale del escenario, Gerhard viejo se queda pensativo e inmediatamente entra Brigitte, él reacciona al verla

GERHARD VIEJO: Me gustan tus amigos de Nueva York, Brigitte.

BRIGITTE: A mí también me gustan, papá. Son muy simpáticos.

GERHARD VIEJO: (Con expresión de fecilidad como si estuviera tramando algo) De hecho, ¿sabes algo?...
Mañana por la mañana pienso ir a Nueva York

BRIGITTE: ¿Por negocios?

GERHARD VIEJO: Así es.

BRIGITTE: ¿Puedo acompañarte?

GERHARD VIEJO: ¿Qué te parece si lo dejamos para el próximo viaje? Esta vez será un poco agitado.
Se trata de una operación bastante difícil. Y no creo que me quede mucho tiempo.

BRIGITTE: ¿De veras me llevarás la próxima vez, papá?

GERHARD VIEJO: Sí, te lo prometo. (Sale del escenario y es seguido por Brigitte)

Apagón

Escena IX
Se proyecta la frase: ESTADOS UNIDOS. Se enciende la parte izquerda del escenario y la escengrafía sigue siendo
la misma, la sala de la casa de Ariana en Estados Unidos. Ariana está en escena, suena el teléfono, ella reacciona
y contesta, luego habla con otra persona al otro lado de la línea

ARIANA VIEJA: Sí, con ella. (Espera y escucha lo que le dicen al otro lado, después alterada dice) ¿Ocurre
algo malo? (Escucha con atención y reacciona a lo que le dicen, luego de un momento interrumpe al que le habla
al otro lado) El anillo de la esmeralda no está en venta. (espera un momento, reflexiona y dice) sin embargo,
si a usted le interesa verlo, quizá podría pasar un momento por mi casa. (Espera) De acuerdo, acá lo
espero.

Apagón

44
Escena X
Se ilumina nuevamente el escenario y Ariana está en escena, suena el efecto de sonido de timbre de puerta

ARIANA VIEJA: ¿Quién es?

GERHARD VIEJO (en off): Soy el señor Goddard, el que llamó hace un momento. (Ariana reacciona y
sale a abrir, luego entran ambos al escenario)

ARIANA VIEJA: Buen día, Señor Goddard, bienvenido a mi casa. ¿Me decía que quiere ver el otro anillo?
Pues lamento decirle que no está en venta, era de mi madre y ha pertenecido por generaciones a mi
familia, no sería capaz de desaserme de él.

GERHARD VIEJO: Estás igual de bella como la última vez que te vi

ARIANA VIEJA: ¿Perdón? ¿Nos conocemos?

GERHARD VIEJO: ¿No eres hija de Kassandra y Walmar?

ARIANA VIEJA: (Con duda y asombro) ¿Cómo sabe usted eso? (Luego piensa y reacciona al darse cuenta
que es su hermano) Dios mío! ¡Dios mío! ¡Eres tú! ¡Oh, Gerhard! He tenido que esperar muchos años para
volverte a ver, pensé que estabas muerto

GERHARD VIEJO: Igualmente yo, pero la espera terminó. (Se abrazan fuertemente)

Apagón final.

45

También podría gustarte