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Organizaciones obreras

Con la revolución industrial el capital se aceleró muy rápido, y la igualdad jurídica y política no
implicaba una igualdad de oportunidades.

Polarización:

Minoría:

Propietaria burguesa

Primeras organizaciones obreras:

La indefensión en la que vivían los obreros y su vulnerabilidad ante accidentes o enfermedades


hicieron que se unieran de una manera solidaria y se protegieran entre ellos.

A principios del siglo XIX evolucionaron sindicatos o Trade Union, formaron un frente común obrero
donde los representantes luchaban por los intereses de los obreros ante los patrones, mediante el
recurso de las huelgas.

Los primeros sindicatos legales surgieron en Inglaterra en 1824.

Algunos obreros se rebelaron contra el sistema fabril y los cambios sociales que esto originó. Su
inconformidad los llevó, incluso a las destrucciones de algunas máquinas. El movimiento más
renombrado fue el Ludismos, derivado de su impulsor Ned Ludd en 1830.

Más tarde (1838), surgió en Inglaterra el movimiento del Cartismo, el cual formó una asociación y
elaboró la llamada Carta del pueblo, documento que pedía una auténtica igualdad entre trabajadores
y propietarios.

En aquel momento esos principios parecían una amenaza para el orden establecido, por lo que el
parlamento inglés rechazó sus peticiones.
Socialismo utópico.

En paralelo a las organizaciones obreras se gestó el socialismo utópico, teoría que, al buscar
sistemas equitativos y justos creó doctrinas reformistas y románticas.

Sus autores fueron Claude-Henri Saint-Simon, Luis Blanc, François Charles Fourier en Francia y
Robert Owen en Inglaterra.

Claude-Henri de Saint-Simon creía que la fuente de la riqueza y el fundamento de la sociedad


radicaban en la ciencia y en la industria.

Así, proponía una reestructuración de la sociedad que permitiera que los científicos e industriales
dirigir el resto de la comunidad. Confiaba en la buena fe y el entendimiento de las clases ociosas,
quienes voluntariamente cedieran el poder a las clases productoras.

Louis Blanc, pensaba que para erradicar la miseria habría que crear empresas estatales que
sustituyeran a las compañías privadas. Gracias al apoyo del gobierno francés logró la creación de los
llamados talleres nacionales.

Esa experiencia duró unos meses debido a los conflictos entre trabajadores, por una parte, y el
descontento de la burguesía por la otra parte.

Charles Fourier, estaba convencido que la desaparición de la desigualdad pasaba por crear una
sociedad organizada en falansterios: unidades de trabajo concebidas como cooperativas en la que
sus beneficios serían repartidos con equidad entre sus miembros.

Robert Owen, introdujo en sus fábricas una serie de reformas, como la reducción de la jornada
laboral a 10 horas y media; la prohibición del trabajo a los menores de 12 años; el aumento de los
salarios y escuelas para los hijos de los obreros.

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