Está en la página 1de 1

P. Segundo Llorente, SJ (1906-1989), misionero 40 años en Alaska.

“Llegó el día de la Ascensión. La novena del Espíritu Santo es el tiempo ideal para hacer los
Ejercicios. En mi retiro, pared por medio del sagrario, me dispuse a hacer los Ejercicios con
toda paz. Tenía muchos deseos de hacer estos Ejercicios. Presentía que Dios me iba a dar
mucha luz sobre la vida espiritual, y así fue. A medida que pasaban las horas fui dando
boqueadas, y antes de terminarlos morí al mundo y a sus pompas y vanidades. Daba gusto
vivir muerto. El último día me asesté golpes de gracia, tiros de gracia que me acabaron de
matar del todo. Y así muerto para el mundo y lo mundano y vivo para Cristo llegamos a
Pentecostés con aires de triunfo y de victoria. ¿Qué me podría perturbar a mí? Ya nada. ¿Qué
puede perturbar a un muerto? Nada.”

También podría gustarte