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AMAR Y SENTIRNOS AMADOS

PADRES, HIJOS Y HERMANOS.


EBOOK ESCRITO POR SARA PÉREZ-TOMÉ ROMÁN


Título: AMAR Y SENTIRNOS AMADOS PADRES, HIJOS Y
HERMANOS.
http://www.sophya.es

Diseño, edición y maquetación: Gabinete Sophya

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¿Sabes actuar en
conciencia para mantener
vivos los cuatro amores de
tu familia cada día?

ÍNDICE
P á g . 4 Los 4 amores de la familia.

P á g . 4 Los 4 afectos de los hijos.

P á g . 8 Los 5 amores de hermanos.

P á g1. 3 La clave de ser hijo único

LOS 4 AMORES
DE LA FAMILIA

¿Conoces los cuatro amores de la


familia?

Sólo ciertas y determinadas circunstancias muy


graves justificarían el hecho de partir en dos una
familia.

Los cuatro amores exclusivos en cada


familia son:

El amor de la madre y del padre entre sí.


El amor de la madre a cada uno de sus hijos.
El amor del padre a cada uno de sus hijos.
El amor de la madre y del padre por cada uno de sus hijos.

Cuando se parte en dos una familia, se dejan de recibir de estos 4 amores por lo menos el
primero y casi siempre se desequilibra alguno de los demás.

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El primer amor da sentido y es causa y efecto de todos los demás anteriores, por
este motivo las rupturas son profundamente dolorosas.

El amor del padre y de la madre entre sí, justifica en nuestros hijos el sentido de
su existencia, pues entienden que ellos fueron fruto natural de haber sido
queridos y deseados por el amor de sus padres entre sí.

Cuando se parte en dos el matrimonio, también acaba partiéndose en muchos


trozos la familia entre sí:

hijos, hermanos, abuelos, primos, amigos comunes, vecinos.


La ruptura es mucho mas que una mera división en dos partes.


Cuando se habla de familia y más en concreto del matrimonio,


la suma de 1+1; no es igual a 2, es mucho más.

Por eso cuando los dos


sumandos dejan de
sumarse, no restas dos
sino mucho más que
dos.

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LOS 4 AFECTOS
DE LOS HIJOS

Hay padres que viven como si no tuvieran hijos… y


también hay hijos, que se comportan como si no
tuvieran padres. Lo uno puede llevar a lo otro
fácilmente.

Ser padre no resulta fácil cuando eres consciente


de que tener hijos y educarlos es mucho más que
llevarles a un buen colegio y cuidarles de que estén
lo más sanos posible.

Si solo nos ocupamos de su sostenimiento material y


no les dedicamos tiempo y cariño mutuo, los hijos
entienden que sus padres son sólo un proveedor de
calidad y bienestar.

«Los hijos llegan a ver a los padres como alguien


de quien aprovecharse de las donaciones materiales
que recibe de su familia»

Ser padres desde esta perspectiva tampoco es nada fácil educarles, porque los hijos solo lo
material no les satisface suficientemente ya que en el fondo piensan que siempre se
merecen más cosas de las que se le da, y que ellos mientras tanto no tienen que sentirse
en la obligación de tener que agradecernos ni debernos nada a nosotros como sus padres.

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Debemos conseguir educar a los hijos no sólo como un espacio afectivo donde no
sólo los padres son sus «dispensadores» materiales.

Debemos conseguir que entiendan que también tienen «su» responsabilidad


personal y moral de apoyar y alimentar los afectos familiares enfocados hacia el
crecimiento y mantenimiento del amor que reciben de sus padres.

¿Cuántos y cuáles deben ser estos afectos de los hijos para con sus
padres?:

1. El cariño y afecto de cada hijo a su padre vivo o en su


memoria.
2. El cariño y afecto de cada hijo a su madre viva o en su
memoria.
3. El cariño y el afecto de cada hijo a la unión de sus padres,
mientras esta prevalezca.
4. El cariño y el afecto de los hijos hacia su la vida familiar
del día a día.

En las familias no se debe convivir y estar unidos solo por la


necesidad o por ser la solución más barata. Debemos aspirar a mucho
más que al confort y el bienestar que nos brinda esta sociedad.

«Lo importante de nuestras familias


"está en lo invisible"
como decía El Principito»

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LOS 5 AMORES
DE HERMANOS

El roce y trato en común nos lleva al cariño y no


existe cariño si no hay amor anteriormente.

Gran parte del cariño que se tienen los hermanos


depende del cariño que se tienen sus padres y del
cariño que los hermanos reciben de sus padres y
de la familia como grupo.

Hablar de querer a «todos los hijos por igual» a


veces puede ser un tema complejo de vivir.

Para intentar «ser justos con los hijos» no debemos


«dar y querer a todos los hijos lo mismo», sino» a
cada uno lo que necesita» en cada momento.

Esta forma de «querer a la medida» puede ser difícil de mantener con


equilibrio y sin perjudicar a nadie.

Pero será más eficaz si el amor de los padres, es también una relación
sana y equidistante entre ellos como pareja.

Las relaciones básicas entre iguales que se ven en las familias son:

La relación en el matrimonio debe ser una relación afectiva basada en el apoyo y


respeto mutuos.
La relación entre hermanos debe sustentarse en el apoyo y la confianza que da la
convivencia estrecha desde la infancia.

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Habitualmente tenemos o hemos tenido padres y hermanos que nos han querido o
nos quieren mucho. ¿Puedes mejorar el amor entre iguales con tus hijos y entre tus
hermanos?

Repasa tu infancia hasta tu vida actual y si crees que es mejorable el amor que das a
los que te rodean, intenta superarte y con ello mejorarte.

Los hermanos son más que amigos, son otra cosa, igual que los
padres no son nuestros mejores amigos.
Son una relación diferente a todas.

Tu padre y tu madre, tú y tu hermano o hermanos os queréis desde la igualdad de


afectos, aunque a veces haya diferencias porque las que te puedas separar, pero que con
el tiempo y esfuerzo se matizan con cariño y los recuerdos de la vida de familia.

Características de los cinco amores entre hermanos:

1. Compartes lo básico y lo accesorio todos los días, con los que son iguales a ti.
2. Poseer algo por selección o elección, sin sentirte el único propietario de lo
que tienes.
3. Disfrutas de la variedad de opiniones, sin peligro a que te excluyan por
pensar diferente.
4. Repartes sentimientos de alegría, culpa o tristeza entre los tuyos.
5. Decidir juntos las soluciones y/ o responsabilidades ante las diferentes
situaciones de la familia.

Estas 5 formas de amor entre los hermanos, también nos van a ayudar a querer y
comprender mejor a los demás y pensar antes y más fácilmente en positivo sobre
lo que te une a los demás más, que lo que te separa de la gente.

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Padres e hijos deben sentirse responsables de mantener unida a
toda la familia como un grupo privado, ya que no cuidar e intentar
mantener esta unidad, supone el riesgo de que se produzcan
divisiones parecidas a lo que ocurre en una guerra civil.

Las guerras civiles todos sabemos lo injustas y


desproporcionadas que acaban siendo entre
iguales, es donde, por desgracia puedes
aprovecharte de la información privilegiada que
has recibido en la intimidad familiar, para hacerle
daño al otro y así acabar siendo superior a fuerza
de debilitar al otro desde el desamor.

Esta desigualdad entonces mata los sentimientos


de fraternidad de los miembros que componen
cada familia.

Cuando unos padres crean una familia con hijos,


quieren querer a sus hijos por igual para que
entre ellos aprendan a querer quererse como
iguales entre sí.

El amor de los padres entre sí suele estar íntimamente relacionado con el cariño
que se tienen entre sí los hermanos. Este tipo de amor que es a la vez educativo y
formativo no se sustituye por nada ni con nadie.

Amor y cariño unidos están o no están y en consecuencia, se sienten o no se


sienten.

El ser o tener hermanos no solo se sabe y se conoce, también se siente intensa e


internamente y por lo tanto se suele querer en consecuencia.

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LA CLAVE DE
SER HIJO ÚNICO

LA CLAVE DE SER HIJO ÚNICO, ESTÁ EN


LOS PADRES

En las familias que tienen un solo hijo,


habitualmente se suele querer encontrar un motivo
concreto por el que ese hijo no ha tenido hermanos,
y lo mas natural suele ser que la razón de ser hijo
único está en sus padres.

En nuestra sociedad Occidental el hecho de tener un solo hijo no se debe, como en China
a una «medida política» impositiva, sino principalmente a 4 motivos:

Problemas de fecundidad.
Elección personal deliberada de los padres.
Problemas económicos.
Problemas de enfermedad en los padres o en el hijo.

Esta «elección» sin duda tiene matices muy vinculados a la armonía


conyugal.

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Esta armonía conyugal depende a su vez de varios factores:

físicos, psicológicos, afectivos, emocionales y económicos


que son los que van comportando determinadas decisiones a la hora de tener o no
tener más hijos.

Estos factores determinantes están a su


vez condicionados algunas veces por
problemas laborales, de espacio en la vivienda, de inseguridades y/o miedos
aprehendidos anteriormente… o simplemente por acuerdo mutuo.

Por eso cuando la gente etiqueta socialmente a los «hijos únicos» como seres in-
solidarios, solitarios, niños-adultos,… es como si encontráramos la causa de su actuar en
ellos mismos, cuando la causa primera está en las circunstancias que les llevaron a sus
padres a tomar una decisión en muchos casos irreversible, y donde según como hayan
sido las circunstancias cuando se tomó la decisión de no tener mas hijos, la primera
víctima es el propio hijo, que en algunas situaciones singulares de su entorno hace lo que
puede y no lo que quiere con su situación familiar.

El hecho de tener una familia con un solo hijo no


es sólo una decisión «cuantitativa», «cualitativa »
o de «aptitudes» sino de «actitudes»

Las etiquetas sociales que tenemos sobre el modelo


de familia de «hijo único», suelen ser injustas,
incompletas y reprobables, pero sobre todo porque a
quien se le pone la etiqueta negativa es al hijo y no a
sus padres.

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Los padres tienen una gran
responsabilidad afectiva y emocional en su
toma de decisiones sobre tener o no tener
más hijos.
Muchos de ellos con el paso del tiempo
llegan a arrepentirse pero ya es demasiado
tarde para tener más hijos.

Es importante poder sopesar siempre y a tiempo la decisión de no tener más hijos,


no solo porque existe la posibilidad de equivocarse sino también que más tarde no
pueda ser.
Esta decisión mediatiza a tu hijo de por vida el no poder disfrutar de lo que es
tener hermanos y poder quererlos.

Si no decidimos por «actitudes» sino por «aptitudes», tener «un hijo único» pone
en riesgo la felicidad presente y futura de toda la familia.

Nadie debiera instrumentalizar el hecho de tener un hijo más, sólo para darle un
hermano a vuestro hijo. Un hijo más no arregla crisis matrimoniales, ni tampoco
un hijo mas educa bien, a otro ya nacido antes.

«La clave de la
decisión está en las
actitudes de los
padres»

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